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CAPITULO Wi 4. LA ADICCION COMO SINTOMA De antemano conviene aclarar que la adiccién o la toxicomania es esencialmente un sintoma. Los s{ntomas requieren un andlisis pormenorizado ya que estén plurideterminados. Los sintomas son ta consecuencia de uno o varios conflictos que no se han resuelto y permanecen reprimidos o son negados, disociados y separados en parte, de la vivencia de su existencia. Desplazados desde su origen hasta lugares desde los que no se puede ni sospechar su manantial, y pueden ocasionar angustia. Los sintomas tienen un lenguaje oculto, una significacién que hay que descifrar, puesto que proceden de conflictos nacidos en el incons- cienie, Para descifrarlos es menester comprenderlos, esa es la tarea de toda terapia y parte del objetivo de este libro; es decir, la comprensién de una enfermedad unas veces declarada y otras hasta patrocinada y exaltada. -jOiga!, —comenta un lector «objetivo»— no me hable de la existencia del inconsciente, hableme de las condiciones objetivas sociales y deje que la-publicidad nos maneje con ia habilidad con que lo hace y que le da el saber que existe el inconsciente. {Qué contradiccién!, verdad? Deberia haberme callado. Los sintomas, podemos analizarlos como fruto de la relacién alterada y perturbada entre sistemas de la organizacién interna de la mente, como fue descrita por Freud y que, resumiendo serfan: el conjunto de funciones y operaciones mentales que forman el Yo, que pueden entrar en conflicto coi el-conjunto de funciones y representaciones interiori- zadas jJamadas Supery6 o Superego y con el Ello. El Ello seria aquella parte reservorio de las pulsiones y los instintos de la especie humana. (Para el lector interesado en el significado de alguna palabra técnica Je sera util mirar un diccionario de psicologia o de psicoanalisis.) Los conflictos pueden pues estar producidos entre estos sistemas interrelacionados entre si por complejas representaciones inconscientes. Un conflicto basico en los adictos es el buscar la satisfaccidn de 40 ¢POR QUE NOS DROGAMOS? deseos que, en si mismos, no pueden ser satisfechos. El objetivo, el destino de este deseo, es algo que se perdié en el pasado y que, nunca mis sera encontrado. Esta necesidad que no va a encontrar contento, nos explicarfa el porqué, finalmente, el fumar se transforma en un acto compulsivo, sin sentido y que ya no es una apetencia, sino un tito. Eb. un ritual obsesivo donde: esa-parte que se perdié, que siempre es uno mismo, ya no se encuentra, aunque se desplace sobre objetos substitu- tivos y compensatorios. Un sintoma, el de la adiccién, que el adicto no podré curar por su misma esencia y origen en la fantasia inconsciente. Un cigarrillo no ‘seria nada sin la ficcién que se ha montado sobre él. El objeto de su anhelo no es la droga sino la satisfaccién de las fantasfas-envolturas creadas acerca-de la misma (siémpre un objeto perdido), y estas fanta- sfas tiene por finalidad la sutura de la distancia entre ef deseo de la droga y la causa de ese afan compulsivo, desconocido para el adicto en su misma esencia. Es ua goce imposible que crea mas ansiedad porque es un. conten- tamiento.que fracasaré una y otra vez. La curacion vendria si el sujeto aceptara que ninguna satisfaccién es completa y, desde luego, no lo puede ser un deseo hacia un objeto parcial y tan primario. Aunque como itemos viendo mis adelante, esto es asi y mucho mAs complejo. Pero, curémonos ahora mismo de nuestra parte preci- pitada, impaciente ¢ incapaz de tolerar la frustraci6n que nos produce a todos las cosas complejas. Con respecto al Yo, digamos que puede estar globalmente débil o tener algunos fallos parciales o éstar desarrollado demasiado fraccio- nariamente, en este caso... «predomina la pulsién de muerte». Didier Anzieu (1981). Puede estar la persona a merced del Superyé tiranico —como una parte de conciencia primitiva que, entre otras cosas, funciona por la ley del talién—, que no perdona fallos y da Ingar a la melancolfa. Este Superyé primitivo es tan tandtico que no acepta los propios deseos y acusa sin piedad los mas mfnimos defectos. Es por lo cual algunas personas saben. que se estén matando, al drogarse, y no obstante lo hacen. En otros casos el Supery6 es demasiado flojo para sujetar los ““impuilsos‘ dentro de Ja ley compartida de la familia, del padre, de la ética social-sana, en cuyo caso el beber o tomar drogas es un sintoma de esta flojera. Beben o fuman para controlarse. Puede la droga ser usada para tratar de frenar los impulsos prohibidos por el Superyé; en esta ocasi6n, la droga tendria una finalidad, la de auxiliar de Ja conciencia en st funci6n frenadora y de control, Aigunas personas tratan de liberarse de una angustiosa opresién de esta parte de la conciencia primitiva sofocante que proveca sensacién LA ADICCION COMO SINTOMA 4l de agobio, vivido por lo general como emocién inconsciente de culpa y de opresién, Les agobia depender de Jos seres queridos y no de una sustancia que acaba con ellos lentamente. A veces, se trata de personas que se idealizan en secreto, que aspiran a algo grandioso pero que setyen fracasados y tienen vergiienza de sf mismos al no dar Ia taila. Se imaginan que es el exterior el que exige, y esta situacién crea tensién, cobardia, miedo al exterior. Viven el drama de creerse grandiosos pcro no pueden demostrarlo. Esta doble vivencia, por lo general, es «tratada» mediante licor, tabaco 0 cualquier otra droga. . Ejemplo: una grandisima fumadora, hasta el edema en las cuerdas bucales, descubre que la tensién que precipita el deseo de fumar se Ie produce porque tiene el convencimiento de que debe tomar una actitud y unas decisiones familiares propias de hombres y... ella es una mujer; un papel éste denigrado por Ja cultura familiar. Siendo femenina se desprecia por serlo, puesto que los varones de esa casa han podido estudiar y crecer, y las mujeres de la familia no, No tiene autoestima, teme su papel de mujer ante los hombres aunque, por considerarios a su vez y en el fondo inferiores, decide ser maternal con ellos. jCudnto tiene que agradecer la tabacalera a esta mujer! Una situacién de tensién en la que se ataca y se denigra. Un complejo de inferioridad no confesado mi reconocido, que da lugar a una idealizacién y exaltacién compensatorias secretas y que la con- vierten, por otro lado, en inaccesible para los hombres. O, dicho de otra manera, hay personas que oscilan de animo, desde la depresién a Ja exaltacién segiin se identifiquen con un polo u otro de su personalidad. Esto suele ser una fuente permanente de tensién y, ._fundamentalmente, por eso fuman o beben, aunque no conocen el fundamento de tamaiias oscilaciones. En este caso, el 4nimo bajo tiene su origen en la conciencia secreta de pertenecer a una género denigrado por su propia madre. En algunas personas esa idealizaci6n se mantiene latente gracias a que no emprenden esa tarea en la que, «si ellos quisieran triunfarfan». Proyectan su omnipotencia en un futuro potencial, la omnipotencia que siempre se pierde al dejar la infancia y que no se puede enterrar. Si una persona transforma una sustancia comin, abusando de ella, en una droga es porque ha sido capaz de idealizarla; no ha variado la naturaleza fisica de la misma, pero ja ha engrandecido y yealzado como simbolo y como herramienta-m4gica. Puede idealizar sus ganas, su jnstinto, tanto como el objeto de su adiccién. ” Estas luchas secretas crean opresién, dolor de cervicales, de espalda, uiceras y dem4s sintomas, aunque ellos no se deben sd{o_a. esta, natu- ralmente. Una opresi6n y una culpa que, en determinadas personalida~ des, les puede Nevar hasta ia delincuencia. Una exigencia que degenera 42 gPOR QUE NOS DROGAMOS? en melancolia y en esa especie. de suicidio lento ignorado por et sujeto que es toda toxicomania crénica. Podemos ver sintomas psicolégicos en todos los humanos, y adicciones y, toxicomanias en personas aparentemente fuertes y normales o en sujetos de una extremada fragilidad en su economia narcisista, Podeméds verlos drogindose, como. consecuencia de las jdentificaciones con figuras familiares ~o sus sustitutos— enfermos a su vez. En este supuesto, la droga representa lo idealizado-alucinado pero no real. Podemos ver también sintomas de drogadicci6n, en circunstancias © momentos personales favorables y.hasta muy favorables en lo eco- némico, en lo familiar, social o profesional. Pues wna.cosa es la fachada y.otra'elinterior.. Oo . : Todos podemos enfermar cuando nos. sobrepasan los conflictos © no podemos dar las respuestas adaptadas a la. realidad interna o externa. : - Y, todos podémos caer en la «acciéa», como descarga y huida del interior dé nosotros mismos, a fin de difuminar los afectos penosos 0” duros del contacto con la realidad. Esto seria lo que.ocurre durante las reuniones de empresa, en las que piden fumar como algo, urgente, indispensable para soportar Jas tensiones originadas por recelos, des- confianzas y exigencias consustanciales a todo grupo. con supuesto basico de dependencia. ‘ : Otra sohicién es endurecer el cardcter, negando la existencia de las - propias.contradicciones y representar una racionalidad que.no se pose. Un joven, empieza. tempranamente el camino de la droga como su padre. Otro nose identifica con , Jo tiene como receptor de sus taras, lo rechaza, se identifica con una madre perturbada, se. hace trayestt y acaba en el cementerio por efecto de Ja jeringuilla. ; Este tiltimo caso es'el ejemplo observado con tanta frecuencia por aquellas’ personas que tenemos amplia experiencia de. una primera visita médica, donde e} enfermo viene porque, finalmente, los familiares consiguen una entrevista, como suele ocurrir. con los enfermos psico- somiaticos, con los psicéticos o con los de trastornos del cardcter. No vienen ellos solos, porque tio son «traidgs» por ninguna funcién cuida- dora de'sf mismos. Luego aclararemos por qué. Para’ estos adictos, qué son llevados a las consultas.o. que visitan._ una sola. vez al.especialista, los placeres que les da Ja droga no pueden competir con el pequeio bienestar de sentirse comprendidos una sola vez por un’ profesional, y-menos esperar un tiempo de anilisis de si mismos, pata obtener un placer que no. pueden pensar siquiera que existe: el de la conciencia gozosa y plena de si, No pueden dejar algo que’ ya han idealizado como fuente de goce, de «curacién» y potenciado por una cultura grupal que pretende solu- cionar problemas. LA ADICCION COMO SINTOMA B Mucho de lo que digamos de Jas adicciones 0 de las toxicomanias se podra manifestar de otras enfermedades, leves 0 graves, puesto que asi mismo suelen ser también sintomas; todas ellas pueden participar y osibiemente to hacen, de las defensas masivas contra la vivencia e jndagacién de uno o varios conflictgs mentales. Si se hace asf es para mantener un equilibrio mental fragil’ La vida espiritual es demasiado compleja y no esta al alcance de la xsona sola. Conocerla y autoanalizarse sin ayuda de un experto es parto dificil; por tanto, el resultado del «autotratamiento», como del autoandlisis, siempre es precario y provisional. : - ¥ por si esto fuera poco, la capacidad en las personas para negar el hecho de estar enfermos de la mente es infinita y hasta grotesca. yCudntas veces bemos ofdo que ellos no se consideran enfermos, ni adictos? En los lecos de manicomio, es decir,-en el gran grupo de las esquizofrenias y de los trastornos del cardcter, vemos la carencia ab- soluta de conciencia de estar enfermos, A mayor perturbacién menos conciencia de enfermedad. Un hombre extremadamente colérico, que ha fumado muchisimo y lo sigue haciendo incluso después del segundo infarto de miocardio, camenta en la visita médica: «Yo muerdo el cigarro puro, estoy que muerdo, yo me reconozco, tengo muy mala leche porque me gustan Jas cosas muy legales y en mi trabajo tengo que tragatme sapos, por eso sé que si vuelvo a trabajar me va a dar el tercer infarto, sé que debo dejar de fumar, pero no puedo». Aqui vemos el predominio de la oralidad y una aparente conciencia ~ de lo que le ocurte, pero es un falso saber, un saber disociado y usado como mascarada. Posteriormente descubrimos que mantiene una doble moral, (podria afirmarse que es ejemplo vivo de la falta de ética). Considerarse —disociéndose-—- como muy légal; ya lia tenido su coste © para él, Est4 omnipotentemente critico con el afuera, en discordia, critica y descalifica a la gente que le rodea porque ve en los demas la absoluta y tremenda viga de su deshonestidad y de sus chapuzas. La posesién de tanta fuerza moral y ejemplaridad que sélo él se cree, le ba costado ya dos infartos. Si los cardidlogos le prohiben fumar y cambiar de cardcter y no lo hace, ges un suicidio? Digamos que esta negacién —disociando—- de su persona le crea una tensién insoportable que debe «calmar» con tabaco. Si alguien pretende autocurarse comiendo, bebiendo, fumando o tomando otras drogas, lo que hace es «actuar» algo, «hacer» algo, pero no elaborar ni pensar lo que le pasa” Por otra parte, si las drogas no curan y el individuo lo sabe, nos estamos enfrentando a una carencia de la capacidad para claborar mentalmente los conflictos, y a una disociacién del conocimiento 0 de la informacidn que se tiene sobre la accién t6xica de la droga. Aa POR QUE NOS DROGAMOS? Se afirma con la teorfa y con las declaraciones de principios, lo que se niega con el comportamiento. Si preguntaramos a todos ellos, la respuesta undnime sera que no pueden remediarlo, porque es una compulsién, un trastorno en el control de sus impulsos. La declaracién de que lo hacen porque es un placer, confesando al tiempo que debieran dejar ese placer ya que les perjudica y en algunos. casos los mata, es la demostracién del tipo de relacién que mantienen consigo mismos y con el conocimiento: disociada y ambivalente. Si la angustia’es comtin —la fuente principal— a casi todos los sintomas, queda por averiguar por qué una persona se encamina hacia una adicci6n, una droga, una enfermedad psicosomatica, un compor- tamiento asocial, etc. Pues todos son intentos de ‘autocuracién o al menos de estabilizacion personal. Las drogas en general, se toman como suplencia a un estado de- pfesivo. Aparecen como remedios al fracaso de los sistemas normales de defensa. ~ : «La toma severa de drogas se encuentra a menudo entre los desordenes severos del cardcter, en los borderlines o en personalidades con una organizacién psicética de la personalidad; y entre los que toman drogas' de manera crénica se encuentra una patologia severa del Yo. Por eso ef vinculo entre la toma de drogas’ y patologia deberia’ser tenido en cuenta.» De Angelis (1975). : Debe ponernos én guardia esta eita, por dos razones: La primera es que este tipo de personalidades no seran susceptibles de beneficiarse de cualquier campafia'antidroga; y la segunda, que lo mas probable es que no se pueda hacer nada por ellos porque, entre otras cosas, como hemos dicho més’ arriba, no tienenconciencia ‘de estar enfermos. El gran fumador citado, mordiendo el tabaco, que va ya a por su tercer infarto, seria en su rigidez, en: la- exigencia de «su ley a los - dems», en su mirada, que'uno siente puede descontrolarse agresiva- mente-y cometer alguna accién viclenta, y en su carencia de dudas _ sobre quién tiene la ley y la moral, una organizacién rigida psicética. La patologia de su Yo consiste en que no ha sido capaz, después de estar cincuenta afios sobre sus pies, de darse cuenta de la realidad de los demés, y modificar su caracter hacia la flexibilidad, ni de diagnos- ticar los fundamentos de su violencia, ni su falta de control emocional como una enfermedad, y no sélo eso sino que idealiza esa capacidad de «poner las peras al cuarto». Su propia idealizacién, su sentido de la justicia y de la verdad, le ha autorizado a poder cabrearsé siempre que le ha venido en gana. Pero, no tengamos envidia a estas personas que dicen y hacen lo que quieren porque les produce tanta angustia su destructividad que nece- 1A ADICCION COMO SINTOMA “5 sitan morder el tabaco como «medicacién», aplicindola ademas siempre que Jas cosas no les van bien, que es casi siempre. «... depresi6n y ansiedad en gran cantidad de adictos, igualente una severa depresién de la que la persona trata de defenderse mediante diversos mecanismos o manidbras, negacién masiva, hipomanfa o rasgos obsesivos-compulsivos.» Krystal y Ranskin (1970), Después de una reunién con su director, unos mandos intermedios quedan todos tan deprimidos que se van a comer y algunos se embo- srachan para tapar, mediante una alegria quimica, un sentimiento de cobardia colectiva ante el jefe brutal, desconsiderado y egofsta, al que ademés estén tapando su incompetencia. Y, a propésito de las causas de la drogadiccién, aqui tenemos algunas: las regresiones, Ja alteracién emocional, el ataque a la salud mental que determinadas personas hacen sobre otras, todos los dias, en el ambiente laboral; o familiar, o escolar, donde ia autoestima y la imagen de si mismos resultan atacadas, desde posiciones de poder y abusando de la dependencia inapelable. Wurmser describe en 1981 que el uso de drogas es utilizado por personas que tienen un intenso sentimiento de soledad, de vacio y depresi6n, para tratar de defenderse del impacto de esos sentimientos, para eliminar o reducir Ja rabia por las limitaciones, la vergiienza por Ja debilidad e impotencia, para remediar el sentimiento de ser heridos y rechazados y para mantener un mundo infantil de cosas idealizadas. Se utiliza el efecto de algunas drogas para tratar de paliar la falta de sentido, de metas y de valores personales que, posiblemente, han sido sustituidos por los de la pandilla o por Jos criterios creados por algunos intoxicadores de la mente. Las drogas dan la apariencia de control a quien esta flaco del mismo, dan una ifusoria apariencia de reaseguramiento ante las angustias de castracién (el «paquete» que te hard famosg). Este vacfo lo sienten los creadores pero no se drogan ni intentan taparlo, se lo curan trabajando y creando. «Tenfa miedo de mf. Y por eso bebfa alcohol antes de dormir. Para olvidarme... La soledad alcohdlica ¢s angustiosa... Si no hubiera escrito me habria convertido en una incurable det alcohol.» «Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujera, en soledad casi total y descubrir que s6to la escritura te salyard... Una inmensidad vacia.... Delante de nada... Creo que la persona que escribe no tiene idea respecto‘al libro, que tiene fas manos-vacfas, la cabeza vacia, y que, de esa aventura del libro, sélo conoce fa escritura desnuda, sin futuro, -lejana.» Esto lo escribe Margarita Duras, Escribir (1993), Por tanto, debemos saber que ese fondo de adictos que todos tenemos, en el que faltan cosas, fondo depresiva, de inmaduros es, no 46 ZPOR QUE NOS DROGAMOS? obstante, necesario para hacer una obra creadora, para conseguir algo en la vida. La concentracién emocional, intelectual, exclustva, necesaria para lograr el pleno desarrollo humano y profesional, es quiza de la misma indole que la perseverancia. adictiva. Al adicto le angustia en exceso ese hueco, necesita urgentemente,_ taparlo, tratarlo, anestesiarlo, No le acontece algo distinto al comin de los mortales, pero tiene miedo de su interior y lo tapa de seguido. «,. Su uso para elevar la autoestima y satisfacer un deseo sexual arcaico...» eguramente son personas que nunca estimaron dema- siado las relaciones de objeto, Se hallan fijados a Ja necesidad narci- «sista pasiva... los objetos no son para ellos otra cosa que proveedores de suministros... No toleran 1a tensién, las situaciones de espera.» Fenichel (1945). «Me ha parecido poder postular la existencia de una sexuali- dad primitiva, dotada de aspectos sddicos y fusionales, que podian estar en el origén’ de fas regresiones psicosomaticas que pueden considerarse como defensas contra las vivencias mortiferas. En un universo donde la no distincién entre yo y ef otro se esfuma, no hay nada més. que un: cuerpo para los dos...:Un’ aspecto’ de la’ soluci6n adictiva. de una naturaleza u otra, de una sustancia‘o de otra... Se trata de una descarga sexual compulsiva de los momentos de estréss Yo también he propuesto el termino sexualidad. adictiva»y Joyce McDougal (1987). Respecto del primer parrafo de Joyce McDougall, puedo poner un. ejemplo. Un sefior adicto al dinero.--usandolo como intento de. curacién de una depresi6n crénica latente— con abundantes somatizaciones, cuando pierde un negocio, debido a su necesidad de dominio sobre los otros a causa de sus tendencias. s4dicas, se agarra a su mujer. manteniendo. una vez y otra relaciones sexuales durante varios dias seguidos y varias veces al dia. Es lo que podfamos llamar sexomania. Cambia una adiccién por otra. Creo que la vivencia-fantasia es que tiene un cuerpo pata dos y por eso dispone de éI segtin su capricho, ignorando el estado mental en que se queda ella: muy malo como cabria esperar. Y, por otra parte, muy fusionade debe estar cuando no se pregunta si a otro ser humano le pueden apetecer relaciones de esa indole. . _ EI sefor en. cuesti6n vivid. la. ruina. stibita del. padre. Ahora un negocio perdido conlleva para él la fantasia de la ruina de-mevo, de acabar como el padre qued6. El.dinero es un seguro anti-catastrofes. ’. En realidad, lo que esié en gu interior es un padre deteriorado y arruinado. Un padre despreciado por pobre y por otros motivos deri- vados de su edipo personal. A. ADICCION COMO SINTOMA 47 Acercarse a una pérdida econémica es verse como su padre arruina- do y despreciado por él desde muy temprano en Ia vida, es ser un pombre castrado; de ahf su necesidad de comprobar con sus actos sexuales imperiosos, que no lo esta. El tener mucho dinero es un antidepresivo para él. Toda persong que tiene destruido en su interior un ser tan importante como el padre, puede deprimirse y se sentira pobre y vacio, el dinero es un «medicamento» contra la impotencia, la fragilidad y la muerte (se es tanto mas fragil, cuanto menos padre y madre buenos se tienen interiorizados). Las drogas para él son: la sexualidad, el trapicheo y las tensiones sadomasoquistas que conlleva ese uso del dinero para disminuir la posibilidad de acabar como el padre desvalorizado, ademas de otras variadas fantasfas, Si no lo gana esta irascible, grosero, violento, ner- vioso, con dolores corporales, con hambre (sindrome de abstinencia); y por el dinero es capaz, como el toxicémano, de abandonar todo vinculo; no conozco a nadie cuando hay una peseta de por medio, por una peseta mato a mi padre, poderoso caballero es don dinero. Incluso es poderoso sobre su mujer y sobre los otros, con el poder que da el uso narcisista de los objetos y las personas. Cuando no puede demos- trarlo se deprime y recurre ala sexualidad como una droga, un antide- presivo, como un lugar donde demuestra que domina y no es dominado, comprobacién de un poder anal, donde el placer es el de dominar, que no el sexual. La sexualidad como adiccién existe, y como en todas las adicciones el sujeto’ puede perder el interés por las demas cosas. Conoci un caballero que se gast6 un considerable patrimonio personal en prosti- tutas, hasta que se qued6 sin un duro. En otro caso, un alcohdlico crénico, a sus cincuenta y muchos afios, mantiene relaciones con su esposa todos los dias porque tiene una celotipia crénica: comprueba ante cada acto: sexual que es mds hombre que su supuesto e imaginario rival, le excita la escena de encontrarse desplazado por otro, escena que él desearia presenciar y -que es el fundamento de sus celos. Al verlo en pareja se comprueba algo comin, que ella le induce esos celos porque seria terrible para la misma sentirlos ella. Asi lo confiesa mds adelante, aunque esta confesién es, como suele ocurrir, algo que tardard afios en modificarse. No es facil cambiar una pareja con semejante nivel de satisfaccién perversa. La sexualidad a diario es una droga para él. Si no la satisface, se deprime y. piensa que su mujer no lo quiere y se emborracha por tanto. También debemos tomar en consideracién el aspecto de la droga como un arma que se usa, en la fantasia —o en la realidad— para atacar a alguien, a los que la prohiben: es la fuerza y el atractivo de lo prohibido. “ . Sabemos que personas con una identidad poco estable necesitan de 48 ¢POR QUE NOS DROGAMOS? la libertad para decir no, aunque sea para matarse con la droga. Su conflicto consciente parece fundamentarse en sentir que le estén prohibiendo, En realidad, todo toxicémano sabe que él mismo se prohibe y se permite, es consciente. de hacerse mal y que Ja prohibicion esta’ dentro de sy persona aunque la ‘proyecte fuera’ porque le falta 14, capacidad de sintesis e integraci6n dentro de su’ Yo de la conciencia de sus aspectos conflictivos personales. Ciertamente, se siente atacado y controlado por su propia-conciencia acusadora. ee En el caso de los jovenes puede tratarse' incluso, del juego pervertido de hacer a los padres 0 pefsonas’ cercanas qué se preocupen, conte- niendo, haciéndose cargo de’ los aspectos sanos del sijeto, cosa frecuente en las familias y las parejas como’ veremos—. para. que se encarguen de prohibir Jo que’ Ja persona debieta prokibitse ella misma, Un marido con’ 280. de colesterol, 9 de Acido tirico y 130 de zlucemia, provoca a la espdsa para que le recuerde-cabreada todas las mafianas. que no debe: tomar: dos huevos: feitos, la’ mantequilla y la mermielada'-untadas’ sobre los: bollos*y. ademas’ que ‘no’ se’ marche ‘al trabajo en coche, que-esté sdlo’a seiscientos metros de casa. En fin, las cosas. que un abogado competente: como él debe sobradamente saber, Todo lo que.él'no se prohibe'y que debiera saber hacer a sus 54 aiios. Le irsita: que desde‘la -majiana le sermoneen, és-decir, le irrita ofr lo que él mismo deberia’ decirse: Le, enoja sabetse adicto a la comida. Y, seguramente le molesta ser muy inteligente en los asuntos ajenos y esiar cercano a’ la estupidez en relacién con su propia salud. Asi. considerada-la droga es sintoma 0 expresién del intento de liberacién de la autoridad y simbolo de protesta y rebelién, ~~ El adicto tiene un lazo afectivo idealizado transferido al téxico, y un vinculo agresivo con lo denigrado, proyectado y depositado'dentro de la familia, que posteriormente desplazara a’ la’ sociedad, en‘la cual repetira esto nuevamente, y se asociaré a los que son como él consti- tuyendo: un grupo autoidealizado: Lo bueno idealizado sera para esa pandilla o grupo, y sobré ef resto de la’ sociedad: depositardn ‘sus excrementos mentales-para denigrarla; en: esta ultima’ parcela veran los representantes del padre o dela madre denigrados y ‘atacados. Estos padres atacados, denigrados, suclen ser vividos bajo los disfraces de, sociedad, leyes, gran capital, en los banqueros, en los curas y la iglesia, en-los representantes de la autoridad y-el poder, en los negros, los extranjeros, etc. we . Estas maniobras proyectivas son fuente y origen de placeres primi~ tivos y por tanto: idealizados; de ahf esa alegria particular y ¢] aire de superioridad de las personas que viven de las clasificaciones sociales y de las protestas mediante la droga... . Es imposible definir un tipo de personalidad especifica detras del sintoma de la drogadiccion, de la conducta toxicémana. Vemos en los IA ADICCION COMO SINTOMA 49 adictos los mismos problemas y situaciones que pueden conducir en otras personalidades a distintas soluciones personales y/o salidas hacia otros sintomas. Incluso a adaptaciones, al menos externamente, exitosas titiles. Al menos digo, porque para que exista una toxicomanfa o una adicciOn es necesario un grado de ogganizacién patolégica, de neurosis © una desorganizacién momentanea, y puede serlo sdlo de una parte de la personalidad como por ejemplo del nucleo perverso o del micleo psic6tico pudiendo el resto de Ja personalidad mantenerse como normal y hasta creadora. Las personas que recurren a esta «curacién» tienen algo: distinto, el no saber, en el fondo, lo que es el bien para ellos; y por eso, con una parte de su personalidad van al encuentro de la muerte. Una mujer fuma muchisimo, pero especialmente cuando sale con Jas amigas, Descubre que necesita fumar cuando esta con ellas, después de analizarlo comprende al fin que la agresividad que le despiertan est4 producida por la envidia que les tiene y el vacio que le deja el ver en ellas Jo que se imagina o le parece envidiable, quedandose ella de forma inconsciente con lo degradado y lo intitil, y sintiéndose inferior a ellas. Todo esto le crea una tensién que calma fumando. Estoy mostrando en pinceladas a los personajes de este libro. En parte lo hago asi para preservar su intimidad y porque destaco de ellos s6lo lo que atafie al tema que estamos tratando aqui. La persona normal no tiene adicciones ni toxicomanfas, excepto, como es obvio, en algunos momentos ocasionales y para soportar situaciones dificiles, Un hombre tiene la costumbre de beber-cuando llega a casa y no esta su esposa, bebe por no declararle a su llegada lo fragil y lo vacio que se siente en su ausencia, Ha tardado mucho tiempo en detectar y reconocer esta parte como perteneciéndole, ante’ a vefa en su mujer a Ja que trataba como a la fragil y desorientada. Bebe y-no le dice después a la mujer lo mucho que la quiere y la necesita y la sensacion de vacio que. tiene al estar en la casa esperandola. Una fragilidad y una dependencia amorosa sana y verdadera, que al no ser aceptada e¢ integrada como suya es sustituida por una bebida que una emisora predica todas las noches... «jA solas lo mejor es estar con...!», «jlos mejores momentos con...!» Por eso, en esta soledad donde falta alguien porque no han sido capaces de encontrar o de conservar el amor; la propaganda, vieja comadte de] alma humana recomienda, «jun poco de M... es mucho!» o «jen las horas bajas con..t» Por eso decia el lector antes, que dejara en paz el inconsciente y mucha gente lo hace (por supuesto, todos los sabios de las condiciones sociales objetivas). Pero saben que son manejados y manejan con su propaganda que se basa en la existencia del inconsciente y en sus leyes, mediante camparias de todo tipo. 50 gPOR QUE NOS DROGAMOS? {Si alguien necesita un suplemento falico puede Hamarse normal? Para muchos, esto es lo que pueden representar una copa o un cigarro y asi lo explican en su propaganda de viriles aventuras a lomos de caballos o aupados en duros y resistentes todo-terreno en la fuerza del toro con unos ostensibles «cataplines» en el horizonte de nuestra carreteras y es cosa dé hombres el. tomar determinado brandy. Tener problemas forma paste de Ja vida, pero resolverlos mediante las técnicas adictivas no es normal. Puede pretenderse sobresalir, tener todo, estar en todo, set completo, ser perfecto, no equivocarse; a esta situacién podiamos lamarla de- manda de un suplemento falico, deseo de completud narcisista 9 un intento fallido de resolver una situaci6n depresiva de fondo. Este intento de compensacién en sf mismo crea tensién, ansiedad, pero curarla mediante alcohol, u otras drogas, ges normal?. El deseo de tanta superioridad no podra. obtenerse, mi mantenerse a largo’ plazo y produgiré pronto la depresién del narcisista que se mira al éspejo y se ve-lejos de su refalgente imagen y sé hunde. Vendr4 la depresion que aqueja’al que no logra tener y ser todo, la depresién que luego sera «tratada» mediante la droga de turno. ‘Vemos siempre un contexto depresivo en el que se buscan «solu- ciones» mediante la adiccién. Creo que va quedando claro que utilizar drogas para resolver _ problemas’ 0’ situaciones personales es un modo de actuacién, no es una_elaboracién, Es un actuar en el exteriot lo que debiera-ser algo intimo y elaborado. Cuando esta situacién vital se resuelve de manera compulsiva, mecénica, repetitiva, podemos estar ante un tipo determi- nado de caricter al que se refiere la cita que sigue. En estos casos, la adiccién.es solo.un.sintoma....0 = «Los caracteres acting-out que presentan una falta generalizada de control de impulsos, caética combinacién de impulsos y defensas en muchas areas... y la personalidad nareisista que subyace bajo los " sfritomas de’ adicci6n se transforma en un pronéstico serio.» Otto Kernberg (1979). Esta personalidad tan caética que describe e] autor puede estar perfectamente camuflada detras de unas.copas, una bulimia, una ideo- logia u otra camisa de fuerza de ese descontrol, pudiendo pasar inad- vertido para el sujeto y para el espectador. vette Como vemos, es necesarié tener en cuenta en qué personalidad se ha instalado la droga y cual es su psicodindmica personal antes de embarcarnos en su tratamiento, de la misma manera que en otro tipo de dificultades animicas o sintomaticas es necesario tener claro qué personalidad subyace a la patologia y lo que se oculta bajo el sintoma LA ADICCION COMO SINTOMA 51 yaane de ello depende el tipo de abordaje profesional que serd necesario aplicar. P No olvidemos que la adiccién es s6lo un sintoma y una manera de supervivir y vincularse al mundo. Una necesidad de conservar vinculos con algo malo, una incapacidad de Xincularse a lo bueno. Una falla en ja discriminacién entre lo bueno y lo malo. Se pueden curar de Ja droga siempre que se llegue a poder prescindir de la necesidad de los vinculos masoquistas y t6xicos que atan, empo- precen y engafian, interfiriendo en el degustar de los auténticos placeres, que hacen pasar Ja apariencia de bondad por la autentica bondad, la alegria quimica por Ja alegria autentica. Han pasado por su vida per- sonas valiosas, objetos buenos, oportunidades excelentes y sencillamente no Jas han visto. No pueden anticiparse para comprender lo que sera de ellos a largo plazo si siguen relaciondndose de manera adictiva: fallo en la funcién de anticipacién yoica. Las drogas, de todo tipo, tienen mds poder que la propia vida, que el amor, que la maternidad pues, van mds alld del principio del placer. Una madre joven previamente adicta a ia heroina, la deja transito- riamente cuando se queda embarazada pero antes de terminar la Jac- tancia, abandona a la nifia en manos del marido acabando en. un centro de toxicémanos. Al cabo de un tiempo, sale rehabilitada si bien se descubre, en el estudio de Ja misma, su cardcter narcisista fronterizo; cuando no toma Ja droga tampoco la hija le produce placer especial y se encamina otra vez a la droga que representa la aspiracidén a una vida que no es la real pero donde espera encontrar lo ideal, lo completo, la eliminacién de los problemas, la anestesia de culpas, malestares y obligaciones. Observamos en la entrevista que esté mentalmente ausente, emo- cionalmente congelada, no habla de sus sentimientos, y por tanto, no habla de sf misma, esta tapada por la negaci6n, la regresi6n, la dis- ociacién, los mecanismos manfacos —me mira con cara de perdonavi- das—, me ignora como objeto de su relacién porque est4 anudada a un vinculo narcisista. Esté indiferente, como la persona que ha tenido una gran pérdida y no puede iniciar de nuevo la corriente del vivir; pero esta pérdida no ha sido real, en a droga trata de encontrar lo que nunca ha perdido porque no ha existido. aunque en su mente narcisista cree que puede tenerlo. Tratando de indagar éste su estado ailimico concluimos que desea unirse a algo que s6lo el nareisismo cree poder recrear, io unificante y diddico, lo impensable, lo irrepresentable, «un placer de muerte». La pulsién de muerte es io mas pulsional porque carece de los frenos y demas obstaculos que las otras pulsiones van a encontrar. 52 ZPOR QUE NOS DROGAMOS? Poner en juego su vida es lo mas intenso que siente, y yo le comento que preservar la vida propia es tener en cuenta a los otros. Le da igual vivir. En realidad, vivir pata ella es estar con la sola vida fisiolégica, como ha sido su acto de procreaci6n pero, muerta a los afectos. Desea sobrevivir a base de mecanismos protomentales como diria Bion. &_ En su aparente frialdad y distancia, por otra parte, se percibe un sobrante de excitaciones internas que no puede mentalizar, como le pasa a los histéricos y los hipocondrfacos. CAPITULO IV 4 LOS TOXICOS Y SU VALOR SIMBOLICO Los toxicos representan la maldad temida; negada pero idealizada, donde se ha colocado esa parte que, de no ser porque esté en el afuera, se transformarfa en alguna de las formas de autodestrucci6n directa, de hipacondria 0 de conversién somatica. Esto explica el porqué dicen que son conscientes que el licor les dara Ja muerte pero no lo dejan; 0, que la comida, el tabaco, el trabajo les estan agotando, pero siguen con ello, Si les falta la droga, en el periodo de abstinencia, reaparece lo que pretenden curar, en forma de somatizaciones, hipocondria, irritabilidad —las mis de las veces sédica~—, ansiedad, etc, A prtopésito de la maldad, en unas declaraciones, el escritor Manuel Vazquez Montalban, se expresa de la siguiente manera: «A veces necesito un perfodo de cierta maldad personal y me dedico a beber, pera luego lo dejo y recupero La virtud y me convierto de nuevo en un escritor normativo, incapaz de decir groserfas...» (La hora bruja, de la revista de P.S.N.) El mal que con el licor viene de fuera, es preferible al mal que esté dentro que no tiene nombre, aterrorizando por fantasmagérico, y es por lo que defensivamente se externaliza y se inocula dentro del objeto de la adiccién. Ya es sélo algo malo que esta fuera y no dentro del psiquismo. Los hipocondrfacos tratan de localizar ese mal en el cuerpo, el adicto lo hace en el exterior concretado en una sustancia, como también lo hace el paranoico con su petsecucién procedente del afuera. Son distintas modalidades de relacin con lo malo que. muestran la inde- ., fensién del sujeto y su particulares necesidades. ~ “L6s' hipocondriacos sufren al no saber qué es lo que les va a conducir a la muerte, incapaces de liberarse, en su imaginacién, de un cancer u otra malhadada enfermedad, aunque para curarse, por cierto, deben dejar los mecanismos de idealizacién y de negacion de su con- dicién de personas y aceptar que se moriran como todos —cosa pro- 34 POR QUE NOS DROGAMOS? fundamente negada por ellos—, de igual forma que los adictos sienten fas cosas como exageradamente malas o como ideales, sintiendo todas sus emociones en grado extremo, hasta el punto de temer la muerte ante una leve sefial. F| adicto seria el hipocondriaco que ha logrado sacar de su cuerpp, el temor de lo que le que puede matar depositandolo en el exterior, con la fantasia de ser controlado y controlable; y lo peor de todo; revestido o disfrazado de bueno, de libertad y.de liberacién. Fantdstica confusion entre lo bueno y lo malo que esta en la base de todas estas conductas adictivas. {No es acaso una de las caracteristicas de las perversiones, el transformar lo bueno en malo?: El sutilisimo y viejo caldo criado en afioso roble, teniendo por madre un vino viejo, profundo en aromas y sabores, algo tan valioso convertido en una simple y ordinaria borra- chera. La necesidad y el placer del airé puro, metamorfoseado ‘en gusto por el abrasador y negro humo del tabaco. Se suele decir «se ‘mata‘a trabajar», trabajan hasta el infarto- y-n0. pueden hacer otra cosa... y cuando: Hegan a casa, les pone irascibles el haber dejado el quehacer narcisista en’ que’han’ convertido su trabajo profesional, les irrita volver a ser seres.corrientes, ocupAndose dé cosas pequefias.: Toda’ cosa que se convierte en’ droga representa la recupe- racién de un objeto narcisista, en este caso el trabajo. ° Cosas, sustancias, habitos que quedan desinvestidos del sentimiento y significaci6n afectiva, con lo que se vuelven invasores y pierden el matiz, la cualidad-destructiva para la conciencia del sujeto; ta: senso- rialidad, asf mismo, ha perdido su significaci6n como el mundo exterior, acompafiada de una’ desestimacién. de Ia realidad en sus aspectos destructores y t6xicos y eso és posible por un rehusamiento.del Superyé. en cuanto instancia paterna, Esto. se: da, como ‘digo, .en todas las adicciones al juego, a la velocidad, al sexo, a las sustancias quimicas, al peligro, al dolor. Los adictos confian en que la maldad tenga mas fuerza que la bondad, la temen pero en secreto idealizan'su poder y quien lo repre- senta; esto creo que esta en relacién con el niicleo paranoico: de su personalidad y de su fijacién a lo que les hace dajio. También debe investigarse la entrega melancélica. Escucho de una mujer muy joven, a la que se l¢ cae el cabello y a la que Je ha dicho el dermatélogo que debe dejar de fumar, de beber y de consumir grandes cantidades de café, pues todo ello: contribuye a-crearle el problema: pues si me quedo calva y me muero tanto mejor. Un buen ejemplo de la entrega del blanquisimo y delicado cuello al colmillo del 4vido vampiro, del Conde Dracula. Si fuera sana pelicula sentiriamos igual inquietud ante la entrega pasiva y masoquista de que esta haciendo gala la joven. LOS TOXICOS ¥ SU VALOR SIMBOLICO 55 Diré un alcohdlico: «Estoy triste porque mi jefe me ha dicho tiéndose que habia lefdo que a los nifios “poca cosa” de Esparta los tiraban por un acantilado... como si supiera lo débil que me siento.» Era un toxicémano en fase de tama de conciencia de su debilidad basica tapada mediante el tabaco y la cerveza. Temblaba ante el sadismo de su jefe dirigido sin duda hacia la parte de nifio fragil que todo ser humano aiberga en su ser y a la que pretendfa proteger con su pertenecfa a la empresa fuerte; ahora se ve amenazado por las palabras de su jefe, equivalentes al caer fuera de los paternos brazos del jefe y del seno materno-empresa que lo sostienen. Cuando se esta dentro de un grupo, inconscientemente se pueden temer cosas como caer fuera de los brazos institucionales y quedarse sin proteccién. En este caso descrito se trataba de un jefe que con sus propias bravatas (defensas manfacas), depositaba dentro del subordinado su propio temor (su ntcleo fébico), induciendo una regresién que acabaria por parte del subordinado en la toma de licor. Esta operacién inconsciente, necesaria para el jefe (pues ahora ya no seria él, el débil castrado), al inducir y depositar sobre cl subordinado su fragilidad mental, le permite dominarlo y substituir con la fuerza lo que no puede aportar con su sabiduria profesional. Hablamos de- uno de esos mandos imprescindibles, que despachan hacia arriba y qué nunca permiten a sus subordinados acceder a la oficina de su superior. Claro, que su superior es igual a él y entre todos transforman una empresa en una institucién centrada en los mecanismos de control, poder, dependencias innecesarias, temores per- secutorios, etc. que no en una empresa basada en la competencia profesional. Y, no me cansaré de expresar como esto es una de las fuentes mds importantes de la necesidad de drogas, y una de las causas sociales de toma de tas mismas. Nuestro hombre, en otro sentido, idealizaba a su jefe por’t] poder de desequilibrar la salud mentai de la gente y la de 61 mismo como subordinado, con esa fuerza psicopatica desde la posicién de superio- ridad en el organigrama;.y, algtn dia, si no se remedia, él hard lo mismo, identificandose con el agresor, y lo justificard igualmente, cuando liegue al mismo nivel en el organigrama. Este subordinado alcohélico, tenfa repartida la persecucién y lo malo de su intetior, entre la hipocondria, los t6xicos, su jefe, su mujer y al principio del tratamiento, masivamente., en.¢l terapeuta. Estaba atado adictivamente por tanto a la bebida, al tabaco ya la parte mas patolégica de su jefe. Primero abandoné los téxicos pero, le costé mucho tiempo comprender 4a verdadera naturaleza adictiva a.lo malo que Ja relacién con su superior reactivaba. Cuando los terapeutas explicamos lo que esta debajo de las con- 56 POR QUE NOS DROGAMOS? ductas de los adictos, de los toxicémanos, podria aducirse que estamos describiendo una situacién vital que coincide con el momento en que acuden al tratamiento porque, hay millones de gentes que se drogan o. son adictas y no patecen presentar nada de esto, al menos, eso se dice. Creo que esto no es asi, por eso incluyo ejemplos de mi experiencia d8- ciudadano que escucha y ve lo. que hay detras de estas conductas, y la verdad es que coincide plenamente a lo que oimos cuando estamos en la situacién adecuada para Ja escucha profesional, otra cosa, es que no se sea consciente.de ello 0 no Se quiera ver.” wo «...n0 hay perfiles psicol6gicos médulos fijos de conflictos internos © fases especificas de secuencias del desarrollo que puedan ponerse de antemano como factores determinantes en Ia historia de la droga- diccién o de las adicciones.» Zinberg (1975). Sabemos que la marginacién que causa estragos empieza en: el hogar, entre los hijos' preferidos:y los qué no lo’son’ tanto, a través de los hijos que lenan o no:las expectativas narcisistas de alguno de Tos padres. La combinatoria posible ‘no acaba aqui. Los gitanos han estado siempre marginados, pero se. han manejido con su cante, con solidarias y familiares costumbrés, con el amor-que se tiénen entre ellos, con’ el respeto a sus mayores, han’ tenido paro, pero los especialistas no podemos afirmar que hayan tenido drogadictos - entre ellos. Si el 46% de los accidentes de trafico de Madrid en’ los fines de semana, se dan en el distrito centro de Madrid y en torno a los locales de moda y cuya causa evidente es el alcohol. No me vayan a decir que «la pasta» que cuestan esos centros la pueden pagar los marginados. Y son doscientos accidentes de tr4fico en una sola ciudad y en un solo fin de semana. Lo cual complica mas el problema y obliga a considerar cada caso en particular sin la ayuda dé recetarios de causas y de . topicos como el de la marginalidad y/o las condiciones externas: Deberfa tomarse mds en serio ef tema de las causas originadas desde el interior de la persona, de ta familia, de la pareja. Ello conduciria ala protecci6n; por parte de todos, de estos vinculos; en cuyo caso, se hubiera luchado por conseguir una ley de proteccién a la: no nacido y del recién nacido, se hubiera eliminado Ia telebasura y la violencia televisiva que esta demostrando ser una de las ¢ausas de la violencia. Pero“ no manejando,’ como creo’ que’ se hace, las’ causas externas, como lemas, como frases propagandisticas, 0 como datos ttiles para demostrar una capacidad superior de explicaci6n, que a su ver, justificar4 un instinto de ddminio y de control social —-«por nuestro bien», eso si— Incluso muchas investigaciones parecen estar ciegas. Una de ellas dice que las personas que se drogan estan en situacién de ia, ‘del . LOS TOXICOS ¥ SU VALOR SIMBOLICO 57 estréss. Inmediatamente cualquiera puede justificarse, dado que la causa del mismo esta en Ja sociedad, en las grandes ciudades, en la manera de vivir y de trabajar, pero esto no es asf del todo. No hace falta una escucha especializada para ver un obrero manual, que el pobre tiene una tos cronicay con abundante expectoracién, y fatiga producida por una bronquitis crénica, fumando sin parar, mani- festando que el médico Je ha dicho que deje el tabaco por el factor alérgico ¢ irritativo del humo, comenta que como se tiene que morir de todas maneras, que no lo va a dejar, porque no tiene ningtin vicio nada mAs que éste y, ademas, no se imagina sin fumar. Lo cual nos habla de Ja precariedad pulsional y del grado de desfallecimiento de sus instintos erdticos al finai de estos estados de adiccién. Su impudica declaracién de pobreza instintiva como una muestra de a dénde van a parar finalmente en su vida, el amor, el sexo,.. Traténdose de un hombre todavia joven con dos nifias pequefias podrfamos pensar en: {suicidio?, ,asesinato?. Cualquier cardidlogo nos puede demostrar que entre lo enfermos que han tenido un infarto de miocardio por fumadores solo el 25% de ellos deja el tabaco. El significado de las adicciones Hemos visto personas muy. perturbadas, hasta con complicaciones somiticas y, sin embargo, tomaban sustancias inofensivas Depende de. la impregnacién que inconscientemente se le dé op. cit. (1932). 7” Sabemos que se dan adicciones con placebos, lo cual demuestra que el factor de sobrevaloracién psicolégica que se le atribuye, puede transformarlo en muy téxico cuando no lo es. Un placebo, una capsula que sélo tiene bicarbonato, puede curat quicr cosa en los experi- mentos médicos controladgs si el enfermo cree que es una medicina. Y por lo mismo, el tabaco puede sedar, estimular, impulsar, frenar, despejar, embotar, tapar cl hambre, dar placer y amargura y un sinfin, de cosas contradictorias y opuestas, que de ninguna manera figuran entre las propiedades farmacolégicas del mismo. Una sefiora necesita tomarse después de cenar dos cafés cargados porque si no, no duerme. Las adicciones son muy frecuentes en personas orales, La oralidad significa una relaci6u compleja en torno a Ja necesidad de los otros, a un nivel afectivo vigente todavia desde los primeros meses de su vida. Es muy notoria en ellos su necesidad de_recibir y su poca capacidad de alimentarse, porque no «saborean» las cosas. Sus relaciones suelen ser precipitadas, voraces, ansiosas, urgentes, atolondradas diria, sin profundidad, salpicadas de momentos de sadismo verbal reprimido en algunos casos; pueden escupir las palabras con verborrea insustancial, imeticulosa, excesiva y con una capacidad enorme de transmitir emo- 58 gPOR QUE NOS DROGAMOS? ciones malignas en ellas, o de guardar silencios defensivos con la fantasfa de destruir mediante la palabra. Podriamas seguir con las caracteristicas de cada persona, segtin las clasificaciones psicopatolégicas, el grado de fijacion a niveles primitivos de su desarrollo; pero, tampoco nos ayudaria porque nos harfamos una‘, idea demasiado simple del acontecer psiquico y esto no quiero favore~ cerlo, porque al final creeremos demasiado en las clasificaciones y las etiquetas diagnésticas: Si se puede’ decir’ que las’ drogas pueden ‘ser cosas, sustancias, vinculos, ideas, creencias, ideologias, pertenencias, fillaciones, j juegos, etc., con'las que los adictos tratan de modificar su grado de conciencia y évitar estados. disféricos, ansiosos, de vacio, de soledad, depresivos, de tensidn, de frustracién; de sustitucién de pérdidas y de compensacién de fallos en su estructura, Para dotarlas de semejantes y extraordinarias cnalidades curativas seven obligados:a hacer una serie de inaniobras: inconscientes' que hagan cambiar estas ‘cosas o sustancias de como son én realidad, en sf mismas, para darles una significacién adaptada a sus necesidades. Esta puede considerarse la primera definicién de adicién y de droga. Por mediacién de la toma de drogas, o a las adicciones en un sentido amplio, se puede contener una psicosis latente que sobrepasaria y aplastaria al yo si se dejasen las mismas. También a causa de la toma’ de drogas se puede desartollar una psicosis.. Deben ser evaluados, por tanto, muchos factores de la personalidad antes de'su abordaje y, su tratamiento, Es necesario saber’ valorar !o que puede significar para la persona, como mecanismo de compensacién mental, una pertenencia, un-vinculo, la significacién sobrevalorada dé tina idéologia, el trabajo, los téxicos. Por eso, en’ ocasiones, el drogadicto se defenderé y con razon, si ponemos en cuestién su'mecanismo de «curacién» que para él es vital. En el otro extremo, existen personas normales que se procuran satisfaccién mediante drogas y por medio de ellas intentan ef control . de niicleos primitivos y perturbados que todos tenemos y que salen, cuando nos desquiciamos. Ademis, lo hacen tan bien que pasan des- apercibidos como adictos. Esto no se suele analizar a veces ni en las terapias y més si se tiene la «suerte» de utilizar drogas aceptadas socialmente. Uno es tildado de drogado si despierta alarma social. La eleccién de enfermedad La persona normal, no desconocedora de lo que atafie a su vida emocional no necesita anestesiar sus deseos, ni potenciarlos, puede 5 wsguaans 108. TOXICOS ¥ SU VALOR SIMBOLICO 59 sponerlos, derivarlos, desplazarlos, sustituirlos, negarlos o evitarlos, empleando estos mecanismos de defensa en cantidad moderada y de forma no rigida ni permanente. El enfermar podemos considerarlo un fracaso de los mecanismos de defensa normales. Los conflictos pueden ser expresados en el 4rea de la mente y dar Jugar a trastornos mentales, o manifestatse en el drea exterior dando jugar a conductas alteradas; asimismo pueden hacerse notorios en e} grea del cuerpo en forma de sindromes de conversién o afecciones jcosomiaticas, pardlisis histéricas, determinadas descargas epilépticas, etcétera. El adicto tiene conflictos al ser desconocedor en Jo que atafie a su vida emocional, con lo que desea, con lo que siente, con lo que le gustaria expresar. Necesita la estimulacién del deseo reprimido, (mu- chos utilizan el vino ante el temor de no tener deseos hacia el otro sexo) 0 la «narcosis» del mismo, en expresién prestada de Sylvie le Poulichet (1987). Hay personas que tienen todo el dia la cantidad suficiente de alcohol como para estar sobradamente atontados, para no actuar, no desear, no sufrir, posponer lo que deben o para evitar su satisfaccién y atreverse con lo que sobrios no podrian. Forma todo ello un conjunto de actuaciones masoquistas, de las que se arrepienten pero de las que no saben resguardarse. La causa de las tensiones que necesitan ser tratadas con drogas son en su mayorfa deseos primarios, no expresables, ni a veces simbo- lizables, es lo que se transforma en acciones compulsivas o en la somatizacién con la que el cuerpo traduce y refleja las inhibiciones de los impulsos, de las fantasfas no satisfechas, de los deseos truncados, de los proyectos no natos, Y aqui nos enfrentamos con otro de los misterios que queda abierto, ja eleccién de la enfermedad. Dos hermanos gemelos, uno alcohdélico hasta la muerte y el otro sdlo con somatizaciones episédicas. Vistos los dos en profundidad, nos encontramos uno con rasgos mas psicop4~ ticos, el otro, con un Superyé severo, con un cardcter obsesivo no consolidado que le impide la descarga de los mismos impulsos que tiene el hermano y contra los que él ha luchado con éxito toda su vida, dandole un caracter disciplinado y eficaz. : El deseo en el histérico esté en grado de insatisfaccién porque él esti-dividido. Una parte infantil de 6! desea cosas y otra parte las prohibe. Tiene pues dos placeres. Un desgo fuerte y su contrario, por Jo que suele dar lugar a una personalidad muy frenada, reprimida y simultaneamente descontrolada. Forma parte del goce erético histérico masoquista desear intensa- mente y cortar, frenar la satisfaccién de s{ mismo y del compaiiero. En el obsesivo se enfrenta a una satisfaccién imposible porque lo 60 éPOR QUE NOS DROGAMOS? que desea debe ser reprimido y contratrestado mediante rituales y otras maniobtas como la intensa racionalizaci6n, el aislamiento emocional, que constituyen fa parte mis visible de la obsesion, El juego de deseo y freno, crea una gran tensién, que sera-«tratada» con Ja droga de turno, “ 4 Es mucho lo que ge puede decir de las condiciones de la satisfaccién de los deseos en la génesis de las adicciones segin el tipo de persona- lidad por lo que, de:hecho; el tema que venimos exponiendo de la eleccion de enfermedad quedar4 ampliado en el siguiente capitulo. CAPITULO V PERSONALIDAD Y ADICCION No existe una estructura de personalidad estable que conduzca a la adiccion. «... muchos de los factores que tomamos como patognoménicos para el uso de drogas, se pueden encontrar en pacientes neurdticos con o sin uso de drogas y estos factores pueden encontrase también en la depresi6n, detincuencias y psicosis...» Hartmann (1969). Debemos, pues, explicarnos en cada caso la psicodinamica intrap- siquica de este fendmeno tan universal, teniendo en cuenta la conste- Jacién psiquica que representa cada caso, cada persona, cada situacién particular, Las generalizacioues debemos tomarlas a modo de un plano des- criptivo del individuo; pero, no olvidemos que cualquier teorfa es como un mapa, sin é] no sabemos a donde vamos ni doride estamos, pero el mapa no es la regi6n, ni las costumbres, ni el clima, en sf mismos. ‘Lo que resulta importante antes de hacer tratamientos o ir a Ia vemodelacién de la conducta es“saber Ja estructura de ‘a persona, cimientos y situacién general de los puntos vitales inestables, mal constituidos o en peligro de derrumbe, y esto es una de las finalidades de este estudio. Voy a mostrarles algunas tipologias de personalidad y la relacién especifica que establecen con la droga, resaltando algunas Pinceladas’ de su personalidad. El cardcter oral, el nicleo oral subyace a muchas adicciones, se manifiesta. en-una-manera de reaccionar que consiste en rechazar lo malo personal colocandolo fuera y reteniendo lo bueno idealizandolo; lo cual, conlleva el confundir Jo exterior, lo odiado y al otro. Le interesa lo que produce beneficio y placer: Todo lo experimenta en términos de comer o ser comido. Su intensa avidez puede provocar fuertes mecanismos defensivos que, hasta pueden dar lugar a una 62 gPOR QUE NOS DROGAMOS? manera de ser basada en esa defensa contra la avidez: el caracter esquizoide, que aparenta wna distancia y falta de pasién que no tiene 0 ja provocacién masoquista a ser rechazado por su manera pegajosa 0 exigente de pedir. La anorexia, otro conflicto con la oralidad, serfa por un lado ja lucha contra esa avidez y por otra. un ideal corporal, de tipo histérico, como el querer ser. la otra idealizada. de las revistas de moda: un cuerpo desconectado, deshabitado. de. emociones, admirado y.que no despierte pasiones carnales. Personas que no acaban de enterrar los aspectos infantiles, ni de superar la idealizacién de un mundo infantil que ya perdieron y al que no renuncian. Si los impulsos orales son muy agresivos se pueden volver coutra el sujeto y, éste, se nos aparece melanc6lico. Anorexia melancélica, en Ja que el sujeto fantasea haber atacado oralmente. La avidez genera la envidia, como ya deseribio Quevedo en nuestro Siglo de Oro: a envidia esté:flaca porque muerde y no come.. ninguna cosa buena Ie entra de Tos dientes para sdentro.» M. Klein (1957) Por su Parte escribe: La persona envidiosa es insaciable, Nunca puede quedarse sa~ tisfecha, porque su envidia proviene de su interior y por eso siempre encuentra un objeto. en quien. centrarse.». «La finalidad primordial de la voracidad (que. yo creo est en. la. condicién. depredadora, det ser humano, de acabar con: los recursos, de reivindicar del que tiene, mis allé de un limite) es vaciar por completo, chupar hasta secar y devorar.. y la envidia en el sentido més profund significa destruir su capacidad creadora.» : En el aspecto positivo, este. nticleo-oral, representa un movimiento hacia los otros como fuente de satisfaccién, como impulso narcisista pero como apetito de vivir. En términos generales el oral es exigente y quiere todo de inmediato, ¢s insaciable, impaciente, celoso. Sera crédulo, abierto, generoso, incapaz de decir que no y quedandose a menudo en proyectos o dejando las cosas-a:medio hacer. Su vida’ arhorosa’ es intensa pero’ superficial: La omnipotencia y 1a bésqueda ‘del’ parafso perdido le aferran a las utopias y le mantienen reivindicativo, «me deben, quiero tener, son mis deréchos, soy inocente y bueno como.un- nifio y.no-‘tengo deberes ni obligaciones para con los demas que estan en deuda permanente conmigo». En las parejas y en la familia desean ser adivinados, porque no PERSONALIDAD Y ADICCION 63 saben pedir a nivel adulto, Son como nifios mimades, exigentes, egojstas, ero sin sentido de culpabilidad por ello. Se puede considerar c6mo determinados fébicos, pueden utilizar el cigarto, el alcohol o cualquier otra droga como un sistema de proteccién frente al temido exterior con el que tignen conflictos, como consecuencia de que perciben la realidad exterior demasiado sobrecargada de sus propias proyecciones, pueden tener una grandiosidad secreta y el deseo de ser distinguidos por las demas. Una persona vive de manera superficial, no puede escribir, se ha bloqueado su capacidad de hacerlo, no puede abrazar a su madre, ni un sinfin de cosas mas. No poder, evitar, huir, angustiarse, fumar, beber o tomar pastillas, tener miedo de los colectivos, relacionarse siempre con la misma gente: esa parece ser su rutina vital. Se trata de evitar que el mundo que Jo rodea lo sobrepase, que sus emociones y su mundo intimo le ahogue; con Io cual, lleva un tipo de vida de acci6n, pero no puede leer, ni reflexionar, ni amar. Hay un tipo de f6bico que suele organizar, si puede, un sistema de poder absoluto, de aislamiento fisico, rodeado de sus adictos para combatir su angustia, su temor no reconocido a los de abajo, a los del afuera, esperando recibir noticias de la realidad empresa- rial lo mAs sintéticas y simples posibles y desde luego sus fieles sc guardarén mucho de decirle determinadas cosas. El se encargaré de realizar pactos y relaciones, con personas que van a halagar su fragil narcisismo.’ Terminara convenciéndose de que todo lo bueno que se ha hecho’ en la empresa es por éJ. Pero est4 “fuera de la rea- lidad, en la realidad de los logros pasados que no en lo que ya no ve, ni oye, El fébico teme el encuentro bumano, «fumo para romper el hiclo», «ofreces una copa para Caléntar el ambitnte» ‘expresiones que nos hablan de angustia latente, del bloqueo ante los semejantes y de vacio vital. Situacién exterior «helada y frfa» sobre la cual han proyectado, de antemano, aspectos del interior de sf mismos. Veamos un ejemplo de esto. Un directivo f6bico, (aunque é] se sorprenderia de este diagnéstico), se instala en la planta noble, haciendo anilisis de la realidad empresarial © sobre informes procedentes del nivel siguiente a él. Los otros niveles los evita con mil justificaciones ya que él, como otros fébicos, no eucuentra una raz6n para enterarse dle lo que pasa hablando directa- mente con todos los niveles laborales de la empresa. Prefiere la proteccién que dan los informes, los papeles, las cuentas, . los nimeros, la seguridad de saber a sus segundos sometidos, y en cierta manera temerosos, que por cierto evitaran informarle de aquellas cosas que le van a cabrear, como de hecho ocurre desde hace afios. Gasta dinero en consultorias externas para saber lo que opinan los 64 POR QUE NOS DROGAMOS? clientes, pero tiene miedo de hablar con ellos. directamente. Esta metido en la accién y confiesa que no tiene tiempo para reflexionar. Cuando se trata asf (parcial y sectariamente la realidad) para con- servar el poder, ocurren cosas muy patoldgicas dentro de las organiza- ciones, teniéndose mucha necesidad de calmar la ansiedad con drogas como el tabaco y e} alcohol. ° ‘ Se enfrenta mal a esa situacién de impotencia y de disminucién ante Ja vida que é] siente padecer; cansado y tenso al.compensar su complejo de inferioridad, como se suele decir, tratando de dar miedo. Y por lo tanto, ante estas situaciones, toma drogas —comida excesiva, vino, tabaco y tranquilizantes— para «curarse» de estos temores fébicos y claustrofébicos. Co : Para él, mucho dinero, mucho poder, mucho control, mucha mani- pulacién, son una garantia de no ser atrapado por sorpresa, de no ser atacado de improviso, de no ser débil ni dependiente; por eso sus subordinados se ven obligados a depender, estar regresivos y parasitados con todo lo que él teme de sf mismo, inoculados de su propio miedo; se.ven obligados a su vez a consumir drogas y calmantes. Hay personas que tienen una enorme capacidad de crear crisis emocionales en las organizaciones. ee : 2 Pero toda solucién postiza, como lo es el uso.de drogas, no Tesuelven: el problema y cada vez se necesitara mas droga, mas poder, «mis ° estat en todos fos ajos», hasta que al final, se abandona toda cosa. que no séa.conseguir la droga, la herofna, el alcohol, la conquista det poder, del dinero, al precio del aislamiento de la vida que fluye alrede- dor. : : m . “ Tenemos la cabeza cuadriculada y no vemos que wna persona en - una acera, borracho tod el di iente, sucio-y con una botella al lado es igual a otro qu perdido. todo interés’ que no sea. por su trabajo, su rentabilidad, su ideologia, su poder, ambos estén aislados del contacto con la vida. Tan dificil es sacar de, su estado de intoxicaci6n a uno como a otro. Ninguno de ellos tendra conciencia de su estado interior, =~ os . Otra caracterfstica de la personalidad —terreno propicio para la adiccién— la encontramos en los que podfamos lamar a@bandénicos, 0 sindrome de abandono. La avidez abandénica es insaciable, jlimitada, angustiada. Personas que han tenido fracasos y pérdidas de vinculos muy prematuros en su desatrollo, tratardin ante otras posibles nuevas pérdidas de sustituirlas por, objetos —materiales.o no-—. a. los. que. atribuyen poderes reparadores de esa situacién intima de vacfo, mediante el establecimiento de vinculos adictivos. Una novia parece en el plano consciente un personaje necesitado de la vida real, pero seguramente, examinado de cerca, poseera muchas de las caraeterfsticas de, por ejemplo, la madre narcisista, insegura que no pudo atarse a su bebé PERSONALIDAD Y¥ ADICCION: 65 con toda la intensidad requerida, por causa de su propia inseguridad. Ahora esta mujer tan apasionadamente necesitada por este joven insegu- ro con las mujeres, ser4 en lo mas profundo, una mujer que tampoco resiste una vinculaci6n intensa y prolongada a causa de haber vivido Ja temprana separaci6n de los padresyAmbos tienen deseos propios de personas traumatizadas y por eso se unen y no se vinculan, Esta posesién a medias del otro, la pérdida presentida, ¢] mismo temor compartido, es lo que ie da a Ja relacién su particular dramatismo. Para é] no existe otra mujer, como tampoco encuentra otro placer que el fumar. Una mujer que habja sido abandonada, por muerte de Ja madre y de Ja abuela, a édad muy temprana, hace una carrera profesional en el mundo del espectaculo, pero pierde a un ser querido, a su tfa, que la acogi6 al quedarse huérfana. A partir de ese momento se afana a la cocaina, hasta abandonar ella, a su vez, a su marido y a su nifia de meses, Para esta mujer la muerte de la tia con Ja que se habia criado, le borra la importancia de los dos vivos fundamentales que le quedan en su hogar y trata de «curarse» de esa pérdida con la cocafna. Igualmente abandona otro vinculo importante, su trabajo, que le daba ademas substanciasos ingresos. Algunas personalidades hipocondriacas, por su parte, para combatir Ja depresion latente, su temor a la muerte y persecucién por enferme- dades malignas, su miedo a que unos entes informes, incontrolables y omnipotentemente destructivos que flotan en sus mentes y que necesitan de Ja concrecién de los mismos en lo corporal, para controlarlos y que no maten, pueden automedicarse constantemente, con la fantasfa de encontrar poderes' tanto curativos como venenosos o magicos en los medicamentos, ¢ intentaran encontrar su malignidad escudrifiando entre Jos prospectos la confirmacién de sus sospechas de toxicidad, de con- traindicaciones y dafios que pueden causarles. Sin embargo, ingerisin cualquier potingue de un curandero sin rechistar, por el elemento magico que le atribuyen y miraran con la lupa de Ja desconfianza paranoica lo que venga del médico, aunque sea famoso y acreditado... A males magicos, soluciones y medicamentos magicos. Es el compo- nente magico atribuido a Jos farmacos, como base de la adiccién a los medicamentos. Este pensamiento magico suele ser 1a consecuencia de una crianza con una madre sobreprotectora, insegura, bastante ocupada con sus propios conflictos que le conducen a ser autoritaria y a no gozar con su marido, que permanece en un papel secundario, como un hijo mas. Este nifio, ya adulto, no puede ser substrafdo de la enorme influencia materna y permanece identificado con la omnipotencia y la inseguridad de la madre, tomando, a su esposa como a madre fuerte, idealizada - interesadamente por é}. Su entereza es usada con fines narcisista y 66 gPOR QUE NOS DROGAMOS? protectores de su personalidad infantil, Eila a su vez, con mucha fre- cuencia, vive de forma vicariante su propia debilidad en él. Los que tienen un buen sistema de defensa paranoico tratan de conservarlo mediante adicciones a drogas fisicas, psiquicas 0 con la pertenencia adictiva a instituciones que tengan un sistema garantizado de echar siempre la culpa a los otros. Grupos formados bajo la premisa de que se justifica su cxistencia porque siempre hay gente mala a la que hay que atacar. Nutriendo esas organizaciones que tienen muy claro contra quién hay que luchar pero a los que jamas les oiremos una autocritica piblica. Especialistas institucionalizados en localizar al culpable siempre en el exterior, como grupos de ataque-fuga que'son. En esas organizaciones, por tanto, los paranoicos no se apercibirin que lo son, se sentirén liberados al colocar colectivamente fuera de ellos y de maanera institucionalizada lo malo, la’ culpa, la responsabilidad. Como les pasa a los-paranoicos de manicomio se viviran. como los buenos, los que tienen la raz6n los que defienden.a: los desfavorecidos, Pleitean. los paranoicos —convencidos como estan de poscer la raz6n— para combatir la sinraz6n fuera de ellos, y en’ este sentido, la droga que les tiene tapada la enfermedad es la organizacién paranoico- reivindicativa 0 dogmatica, poseedora de las verdaderas claves dé la inteleccién, de la bondad, de lo hueno, de Ia justicia social, etc. Organizaciones que no tienen dentro de ellas esa bondad que pre- dican. Tan dificil resultaré convencerlos, para que vean la viga también en su ojo, como al paranoico pleiteador de manicomio. La.seguridad, Ja reivindicacién, la lucha con el exterior, sera Ja droga que los mantiene _ «sanos», Y- el criticarlos puede ser tan peligroso para la vida o la hacienda, como con los paranoicos de manicomio, esos que leemos en los periédicos que han matado de una pufialada a alguien que les hizo una critica. Cogicron un hacha y mataron a su padre o a su madre porque les negaron una peticién o les hicieron una critica: Asi viene en los periddicos y asi sucede. Cualquier persona: puede desiruirse en una tentativa fallida de regulacién y control de sus conflicts internos mediante Jas adicciones. Conductas y rasgos de caracter de los toxicémanos En el anilisis de los toxic6manos nos hemos encontrado con ca- racteristicas de érdenes muy diferentes y sin embargo, comunes y presentes en casi todos ellos, ya scan consumidores de drogas duras 0 blandas, y toleradas o no por la sociedad. A continuacién enumero e intento describir algunas de ellas: PERSONALIDAD Y ADICCION 67 Conducta compulsiva en busca de gratificaciones regresivas, se joma la droga compulsivamente o se pretende frenar el descontro! emocional mediante ella por deficiente control de los impulsos, espe~ cialmente en crisis 0 exacerbaciones del conflicto narcisista subyacente, como ocurre en los bebedores ocasignales en los que una herida en su autoestima les precipita en el acto compulsivo. Falta de tolerancia a las frustraciones, que en la mayoria de las ocasiones no son en realidad tales, pero el sujeto las convierte en traumaticas. Inestabilidad afectiva dado que tienen ideas contradictorias de lo que son y desean. Defensas primitivas porque atribuyen a las drogas poderes sobrena- turales y que surten efectos sobre el organismo que en sf mismas no poseen, todo es debido al caracter primitivo de esa relacién, Alteraciones de la identidad, este punto creo que todo el mundo lo tiene claro o debiera tenerlo. Da Ja casualidad que la mayorfa de la propaganda de las drogas legales esta basada en el poder de las mismas de dar una identidad definida. dJuicio alterado de su realidad por exceso 0 por defecto de antovalo- racién. Existen licores que basan su propaganda en este fallo de la personalidad. Sintomas que nos hablan de alteraci6n o patologia de Jos sistemas y6icos afectados por la excesiva carga que supone el uso abusivo de las proyecciones. Se sienten débiles y sin valor y lo tienen, _ pero lo han transferido a otros, al licor, a los perfumes, al dinero. Fallos en las sublimaciones, por eso mismo la publicidad les excita por el Jado del sexo mecdnico, ex6tico en parafsos agrestes, solitarios. Son personas que se aburren con los productos de la cultura humana y por eso, toda su juerga acaba en el bar. Igualmente encontraremos frecuentemente la triada: regresién, oralidad y narcisismo. En esta triada estan basados los anuncios de Jos cigarrillos americanos. Freud (1905) hizo notar ya, en tan temprana fecha, el papel impor- ~ tante de la oralidad en estados adictivos: en algunos casos debe haber una disposicién constitucional uniendo la adiccién con formas de per- version oral.. De este aspecto oral también escribieron Glover (1928), Rado (del 1933 al 57) que hablaba del papel de las sustancias de la adiccién para restaurar temporaimente | balance narcisista. Fenichel (1945), Merloo (1952) y Hartmann (1969). - Si fumar es una perversién oral y respiratoria; el beber y comer compulsivo suélen serio de Ia funcién alimenticia. Suele tratarse de personas mal estructuradas y desorganizadas en algunos aspectos de sus relaciones (objetales), con 0 sin pasiones autén- ticas, pero siempre guardando la pasién mas secreta para lo adictivo que, a su vez, contribuird a su incapacidad para adaptarse a su grupo 68 gPOR QUE NOS DROGAMOS? social o a un trabajo regular como fuentes de satisfaccién y de rela- ciones vinculares. Esta conflictiva hace que este tipo de personas, cuando estan en terapia no la utilicen adecuadamente, pueden faltar a ella con:una despreocupacién que ningtin otro paciente se atreverfa. Ellos estén apasionados con su droga y ninguna otra cosa les resulta, tan atrayente. Le Los drogodependientes'éfearan para la siguiente generacién la mar- ginacién y pobreza derivadas de su incompetencia afectiva para dar a su prole lo que ellos no tienen; saldré afectada como ellos, en su capacidades.de dar amor, de estabilidad, constancia en las relaciones, en la capacidad de tolerar las frustraciones. En suma,-con su fragilidad mental, crearan detras:de ellos familias donde luego veremos la mar- ginalidad y seguramente ya. no obsetvaremos s6lo causas econdémicas y sociales, porque estas seran generadas por individuos que han vivido en la precariedad de cuidados parentales. El rechazo social de‘los toxicémanos, en gran parte, es debido al sentimientoque nos’ provocan de’ exclusién, al encerrarse’ con’ algo més valioso, fuerte y excitante que nosotros. Se trata; a-veces, de’ personas sin ideales realistas; aunque puede tratarse de organizaciones psiquicas pseudo-obsesivas que dan siempre la apariencia de maximo realismo —aspecto éste muy frecuente en los grandes obesos por ejemplo— pero, sin originalidad en las relaciones afectivas, que:-acaban agotandose. Pueden: engafiar con ¢] disfraz de hiperactividad que es més bien un intento de reaseguramiento por la via de los hechos y de la descarga _ motora: Tienen siempre una nota depresiva de fondo con necesidad de de- pender de grupos y de jefes y con una relacién poco valorada hacia los iguales.. Situacién: sobre Ia que esta basada Ja propaganda de alguna marca de cafés para la horas bajas, también la publicidad de algunas bebidas, marcas de cigarrillos y pantalones vaqueros que resaltan el aspecto altanero, pseudoviril y solitario, Una bebida se anuncia sabiendo uno de los problemas de los alcohdlicos, su crénica desconfianza en la propia capacidad de seducir, colocando a un actor, Clark Gable, pro- totipo de seductor, para que se identifique licor igual a virilidad y capacidad de conquista. El ser débil que ve ese anuncio debe concluir que aquel fue exitoso con’las mujeres porque bebfa ese licor. La plaga de drogadiccién nunca en.otras épocas de la humanidad tuvo tal profusi6n como actualmente porque los medios que se emplean ‘para vender nunca se emplearon con Ja contundencia y conocimiento de causa con que se aplican ahora. En, estructuras depresivas ‘por lo general \os hallaremos utilizando maniobras defensivas, negaciones masivas: por ejemplo, el bulimico ara vez conectaré su vacio amoroso, su incapacidad de amar, su PERSONALIDAD ¥ ADICCION 69 temor bastante general a todo, debido a que esta oculto bajo el «trata- piiento» por la ingesta. Los muy gordos parecen convencerse de que estin felices y trataran de que no aflore 1a depresién latente que les conduce a la comida. Es de sobra conocida la depresiéi latente, tan facilmente observable en ef aicoholismo, por lo que muchos psiquiatras mandan antidepresivos para el tratamiento del mismo. Es conocida por los médicos la depresion que aflora cuando un gordo deja de comer. Este aspecto depresivo fue muy trabajado por Rado (1957) y Hart- mann (1969), De él se aprovecha siempre la propaganda de bebidas y otros productos. Influenciables, aunque no siempre por lo bueno (con lo que no suelen identificarse, ni apenas percibir). Suelen descargar sus aspectos desvalorizados sobre Ja familia a la que dejan perder o no la aprovechan como fuente de gratificacién, creando a su alrededor scudofamilias en los grupos donde conviven. Es el ejemplo que relata en su estudio antropolégico Juan F. Gamella (1990). Llegan a convertir las empresas en seudofamilias y en seudo-hogares, en detrimento de sus verdaderas hogares que en el fondo no les interesan y en el caso del libro citado, Julién, traspasa los aspectos idealizados y fuertes del padre a los com- pafieros de fechorfas, es decir a la pandilla. En las empresas, vemos cémo tampoco son capaces de detectar a Jos mejores hombres a los que promocionar, si es que no los desprecian; porque lo normal, lo simplemente bueno, ni lo detectan o Io asemejan a «mea-tristes», «meapilas», ingenuidad, afeminamiento, etc. Uno de ellos comentaba que habia leido tltimamente algunas bio- * grafias de Nerén y Tiberio, y algo de novela negra; le pregunté que Por qué no biogratias de. santas. o de cientificos, y se puso a refr con desprecio ante semejante tonterfa. «Los santos y los sabios —decfa— son seres aburridos, sin atractivo, cumplidores de su deber, todo exac- tamente como mi padre despreciado por mi madre, cumpliendo abu- rridamente su deber como los santos y se murié.» El vivié una infancia dura, viendo como el padre era burlado y ridiculizado por una madre autoritaria, cualidades que desprecia cuando las descubre. en la empresa donde trabaja 9 en la sociedad; pero, luego en su versién literaria le Parecen, los autoritarios, algo interesante y fascinante, como le parecfa su madre, reconoce que los tiranos sf tienen esas cualidades maternas que tanto Je atraen en la literatura. Protestaba de ella y su cardcter pero Ieatraen los personajes detras . _ de los cuales esta su madre porque no conffa, de verdad, en el fondo de su coraz6n, en las bondades del trabajo, de Ja profesionalidad, de la normalidad, de la comida y la bebida normal dado que representan el aburrido mundo del padre castrado. Esta tergiversacién de placeres est4 muy dentro de la mente de los adictos.

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