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EL NINO DEL DIBUJO Estudio psicoanalitico del grafismo y sus funciones en la construcci6n temprana del cuerpo 5. LA FORMACION DE LA SUBJETIVIDAD. Y SUS TIEMPOS. SU RECONSTRUCCION MEDIANTE EL DIBUJO En sus recientes Estudios clinicos, Ricardo Rodulfo' con- ceptualiza tres puntos de inflexién en la estructura de la subjetividad, puntos de inflexién que gravitan en relacion con tres espacios fundamentales, que el autor designa como lugares de aposentamiento para dicha subjetividad, Tespectivamente: * cuerpo materno * espejo * hoja de papel (designacién convencional, tan valida como la de cualquiera de sus numerosos equivalentes, el pizarr6n, por ejemplo, o la mesa de trabajo donde el nifio arma escenas de juego, escribe escenas de juego, podriamos decir). En cada uno de estos lugares de aposentamiento hay que considerar Ja interaccién compleja y reciproca de los registros de lo Real, lo Simbélico y lo Imaginario, pro- puesta por Lacan. Por otra parte, estos lugares no estan dados, no le son Prefabricados generosamente al nifio: en realidad, éste debe construirlos con los materiales de su constitucién bio- logica sumados a los materiales ofrecidos por el mito fami- liar a través de las funciones materna, paterna, fraterna, tc, La paradoja es que al erigir estos lugares para anidar va Produciendo simulténeamente su propia corporeidad en tanto que subjetiva. 73 ante sucesion temporal simple en que : lugares nO debe engafiarnos, pues d vn el modelo geolégico de Freud retroactian los unos sobre los ot transmiten sus realizac jones y mo desma oe de cada uno de estos Jugares or ap , : hazaita de la subjetividad, cotid ee mp mas de las veces, pero colosal en ‘Sus efectos: el espli de estos tres modos ee 4 especie es necesaric e haya un pleno orden humano, j rs as wanes detenido en la evocacion de esta t cidn, que a su vez retoma elementos basicos de la cologia de Piera Aulagnier,? se debe a la medida permite acotar y amojonar el salto, el acceso, mas fabricacién de la hoja de papel a través del protoc del mamarrachear. La apare sentan dichos coexisten como ¢ “eapas de lava", de crecimiento. Otras veces, la fascinacién por los en si mismos, su variedad y colorido, por las partic des de su composicién, vela la trascendencia de cién simbélica crucial que es la construccién de un en tanto hoja, pizarrén, tela o lo que fuere. ’ La cria humana, desde el momento de su nacit de atravesar multiples peripecias para constituirse —a de procesos en principio abiertos, inacabados— en apuntalado en el organismo, pero irreductible a él. Re berintico, entramado por marchas y contramarchas, ido por detenciones, tanto como por saltos pronos| Pero impredecibles en su direccién tiltima. Reco atravesado jams lin ante todo, diferente Recorrido en fin, Ocasién en que eva aventura, Asi, Pasos... cada vez pel Teabierta, emprendido siempre una el nifto se arroja y es arrojad las primeras palabras... 108 } datos de una empresa contin! 74 bién, un dia, primeros dibujos, apertura al papel. Y tambien, seth » constata una diferencia cualitativa importante con todo Bere rior. Estas primerisimas producciones graficas, figu- 2 eal tiempo que inician una profunda inflexién en la rales, a! yidad sin precedentes, nos permiten, al retomar en subjetividad sin prece feet 1 un nuevo 4mbito viejas problematicas ya liqu idadas 0 al menos medianamente atravesadas en otras instancias, algo que podemos asimilar a obtener verdaderas fotogra- fias’... de momentos pretéritos, de combates apenas extin- guidos, que se actualizan ante el papel atin vacio o atin por constituir y un abanico de colores} Espacio blanco que se poblara de marcas, trazos, archiescrituras... letra, en fin, bajo las apariencias del mamarracho en desorden. ;Hecho simple del crecimiento? Antes bien, resonante acontecimiento vital; he aqui la pul- sion encarnada en lo que antes de su paso era una simple “caja de pinturitas”. Doble juego, deciamos, del crear y del re-crear, como si empezando algo nuevo recomenzara desde un hipotético cero la constitucién de su ser-en-el-mundo. iQué se juega entonces para el nifio en la experiencia de dar a luz sus pri- meros balbuceos de trazo? Para reflexionar y seguir el complejo itinerario de este tiempo inaugural para el psicoanalisis hemos tomado Prestado no sélo un término sino un modelo a la geologia, siguiendo a Tosquelles? (sin olvidar el concepto del ello en Freud). Se trata del magma.‘ Recordemos sucintamente Sus caracteres esenciales: “Masa Toja fundida, de grado liquido, que contiene en si misma de una manera radical- mente inestable elementos en estado sdlido y gaseoso. Infraestructura de la corteza terrestre, corresponde a lo ori- 8inario de Jo cual, en formaciones sucesivas, se va des- faa el resto, a través de Pequeiias y grandes catas- _ Ennuestro modelo, Clones mas arcaicas qui Sralica. Trétase de for compuestas por traz el magma corresponde a las sensa- ‘ desembocan en la representacién maciones figurales atin no figurativas, ‘Os que en su futura geometrizacién se 75 ran lineas y circulos, masas que tienden al 6yalo, , llenadas otras, pero siempre sin verdadera acién interna. , Estrictamente, estas producciones sin argumento cuerpo transpuesto y sirven para darnos una idea de las p merisimas vivencias del recién nacido. Por supuesto, f trazados tormentosos estan atin lejos de constituirse una imagen del cuerpo reconocible por el nifio como tal, ¢ decir, hechos de especularidad. En cambio, les co ponde bien el concepto de lo informe (Winnicott)5, ma y trazos de los cuales se desprenden, en una cinética vaje, fragmentos en curso de diferenciacién. Otra reflexion que valoriza estos mamarrachos inici les es la que hace Francoise Dolto, ¢ quien los conceptualiza como las primeras y més precoces representaciones pla i cas del sentimiento del vivir. Vale la pena subrayarlo, da que en el uso comiin el término “garabato” o “mamarra cho” es algo cargado de ambivalencia. Pareceria tratars de desperdicios sin sentido, de cosas que no vale la pe guardar y que una ojeada ligera desecha, a la espera di detenerse en “verdaderos” dibujos. Pero he aqui na menos que el logro narcisista mas fundamental que p concebirse; el sentimiento de vivir, respira a través de ellos y de su desordenada expansi6n. Son “continuidad exister cial” (Winnicott) en trazo, vida que se apodera de lo que gracias a ella funcionaré como hoja de papel para sentarse. En su tiltimo libro, la psicoanalista inglesa Frances Tus tin? reconstruye, a partir de su sostenida experiencia nifios afectados por patologias graves, que en los co zos de lo que ella designa como el “propio-ser-sentid éste es vivenciado como maraiia de fluidos y de g@ hecho que la autora fundamenta en que un medio a es el originario de la especie, a lo cual se agrega que los p meros alimentos extrauterinos, asi como las primeras exC!® ciones, también responden a las categorias de lo liquido ) de lo gaseoso. Teniendo esto en cuenta, Tustin sostiet como hipétesis que “cabe esperar que las sensaciones 4 76 ciadas a flotar en un elemento liquido se prolonguen hasta convertirse en parte de la imagen corporal inicial”. En mi opinién, el andlisis minucioso del grafismo infantil, especialmente el centrado en los primeros tiempos de toma de posesién de la hoja a través de un profuso tra- bajo de trazos, confirma estas ideas de la psicoanalista inglesa. Formas difusamente fetales, incluidas y como sus- pendidas en masas irregulares y mucho més grandes, for- mas cuyas variaciones y amontonamientos evocan los de las nubes, se vuelven legibles en una perspectiva psicoana- Iitica siempre que ésta les conceda tanta atencién como toda la atencién que en su momento Freud dedicara a esas pequefias y aparentemente anarquicas variaciones en los dichos y comportamientos cotidianos. Si todo se desarrolla razonablemente bien en la historia de la constitucién subjetiva del nifio, este magma de sensa- ciones es sepultado por la represién originaria. Pero hay que aclarar enseguida que este sepultamiento no es una disolucién. Forma un verdadero basamento que responde justamente por la continuidad existencial. El entretejido de este basamento dibuja una red de marcas diferenciales que componen lo mis arcaico de la corporeidad, fijaciones de lo pulsional que Piera Aulagnier ha conceptualizado como pictogramas. Precisamente los dibujos mds tempranos nos ofrecen la oportunidad de aprehenderlos, de reconstruir su presencia silenciosa, a tra- vés de los garabatos en su permanente dispersién dina- mica. Esto nos ayuda a su vez a perseguir el hilo de este tejido pictogramatico laberintico y opaco al sentido a tra- vés de posteriores dibujos ya més evolucionados, asi como a través de modelados, de fantasias y de suefios... Alternativamente, en los pacientes afectados por pato- logias de suma gravedad, la permanencia en esos estados en los que predomina la condicién de lo liquido y de lo gaseoso, y sobre todo el fracaso del trabajo de metaforiza- cién que los desliteralice, trae como consecuencia la pro- dhiccién de acciones delirantes, tales como el trepar sin fin, el aletear, el andar exclusivamente en puntas de pie, etc.* 77 Proponemos entonces considerar el mama) 0 Jenitud que caracteristicamente ocupa y des) P © de la hoja, como una representacién marc mero en categorizar Freud fue el pri aad Biron su condicién de escritura pictogran Jo cual Je da una dimensién tépica en la metapsico] sicoanallti establecida su movilidad polimérfi psicoanalitica, y FS " f . cual refiere a la dimensién dindmica en esa misma psicologia, hay que subrayar ahora que este g. magma no es sdlo masa sino primordialmente ene “reservorio” (Freud), sustrato de toda circulacién y formacién energética ulterior. Esto completa su en la mencionada metapsicologia. Ese trazo desbocado que arroja la mano del ni: hoja no solamente entonces ocupa espacio y co! lugares de conflicto sino que es simultaneamente el pulsional esculpida en los mas diversos montajes trazada, ‘ Iremos puntuando algunas de sus posibles escans a través de distintos materiales clinicos. Esta prodi (figura 6) fue realizada por un niito de cinco afios en sion transferencial, lo cual da como resultado el miento de un trazo muy primitivo en su concepcién, Lo que emerge es una tipica formacién arcaica sin di Tenciacién alguna establecida, sin relato en el plano | Brafico ni en el plano de lo verbal, con la tinica propi de la continuidad que se Presenta como informe, i rente y ajena al estar al servicio de alguin contenido deté minado. ¥ __Podemos decir que la oposicién clasica forma/con nido se desvanece 0, mejor atin, que no esta en oj nes, funcionando solamente la de la continuida Supuesto, ésta es una continuidad en movimiento una policromia que en el cédigo visual traspone masa Sensaciones pertenecientes a otros cédigos, como el el auditivo, etc. Primeras simbolizaciones corpora tooo, de lo himedo, del Tuido, del silencio, re vez envuelven y penetran al nijio. 78 Cabe destacar asimismo el vigor del trazo, el goce en el uro trazo, que leva a su paroxismo el desencadena- miento de lo energético, ligado en este material concreto al Jevantamiento de una tepresién, con el consiguiente aho- 10 y posibilidad de liberacion de lo pulsional que Freud conceptualizé en su estudio sobre el chiste. a Las figuras 7 y 8 corresponden a los primeros balbu- ceos sobre la hoja de dos nifios muy pequefios. Ademas de Jas caracteristicas apuntadas para la figura 6, y que la repe- ticion confirma, podemos afiadir la presencia de trazos breves, discontinuos y de mayor grosor, que perfilan la presencia de lo sélido en ese magma difusamente fluido y 0. Obsérvese asimismo en la figura 8 cémo algunos de estos trazos discontinuos tienden a espiralarse, pero sin que esa tendencia Ileve atin a lo circular, lo cual cobra importancia a la luz de lo que expondremos a continua- ci6n. El mamarracho-magma sufre una primera transforma- cién (figura 9) en el sentido de cierta articulacion diferen- cial: presencia repetitiva en el marco de una envoltura general, de trazos que se aproximan a la redondez y a lo oval, insinuando a través de movimientos en espiral pri- meros cierres de una masa sobre si misma como corpuscu- Jar. Recordemos que, al respecto, segiin Francoise Dolto, la primera forma de representacién de procesos intelectuales en curso aparece en los grafismos como una linea enros- cada sobre si misma, prolongando el trazo en espiral. Pondremos a prueba esta afirmaci6n a lo largo de la secuencia grafica de Flavia, tomandola como una hipétesis de trabajo, para volver inteligibles estas producciones. Si pools asi, constatamos la repetida insistencia de un vimiento espiralado, con especial nitidez margen derecho de la hoje Se eS El espontdneo crecimiento de estos trazos se adelanta a pega re yo del nifio para reconocerse como su , confiriéndoles asi el sello de una unificacién bajo la 79 cante que Se los Pa de la ejecucién, el nino at pio, pasado el momento Ge jento especular, devo) ’ Peos, no hay reconocim ve ene dimension fundante. 4 Jos a su dimen: te, aunque atine ya a nombrarse | EO eouyos no puede sostener en el ei ora de una significaci6n, asignandole otra a siera ue las declaradas en el tiempo de la oe No se rata de un mero déficit o de una i 4 enji una dimensién més funda: Es que esta en juego e ai a del sentido. Se trata, en cambio, de estabilizar, nerario de mil repeticiones, primordialmente ‘una Cc dad y enseguida la continuidad de las primeras fo En este texto grafico, retroactivamente a las fig siguen, es posible reconocer la primera eme nueva estructura subjetivamente fundamental: la El primer efecto manifiesto en la hoja, concon con los esbozos de entubamiento, es la desaparici magma como tal (figuras 10 y 11). De hecho, esta desaparicién es sdlo fenom realidad el magma se va disolviendo en las d Nes que a la vez sustenta y lo reprimen. Y pro deamientos de diferentes tamafios que podemos tubos en un corte transversal. * Subrayemos el desplazamiento estructural: se Superficie ininterrumpida, que hasta ahora consti Primera aprehensién pictogramatica del cuerpo, al a tubo que efectii A as ie : 7a ‘ua una primera discontinuis definids pcre en los grafos como prime » —'scteta, que reproduce la funcién de . sonifit hegemonia de un sign! dad en nente-conteni especifico de] cuerpo visc ees El cu = ae 0 a ‘ erpo-tul . presurarme a acla Nido no se halla a: Bs rar que este co ti <. intemo/externo, ieee lo todavia abe Clon es el de la — epto valid Tesulta ininteligible i | Figura 2 ¢ vinSiy Figura 7 Figura 23 Figura 27 cecal Ty, 4 $039 OF Figura dL Figura 42. Se vepite (38) para eonservar Figura 43 Figura 45 Figura 49 Figura 53 Figura 69 Figura 65 Asi un nifio Jatente, en ae ae el Pie expos con boca y sin ano, boca de la cual parterun Seccondente ie (aieaaaaeea! Pecho desprende, como un desvio, oro tubo que retorna a aquélla, De la misma manera y por la misma reversibilidad, Freud fue el primero en descubrir, el contenido del ao puede sex alin vestodn inettet Justamente es esta riidad la que hace imposible sostener, mas que por very breves anticipaciones la exenGimclsaien gate eae vrvstemno. Es lo que, en otras palabras, Sami-Ali* ha dene a eco “inclusions rect eTacaaiaae ance espacial inconsciente”. Se ‘a estos primeros entubamientos les a eas larga historia, puesto que en este primer nivel de plasmacion gréfica estan atin muy lejos de arfloularas & Io especular. Hard falta un trabajo de alargamiento del tubo para que esta articulacién se consume, Lo que he inferido a través del grafismo infantil a lo largo de mi trabajo sostenido con pequefios pacientes, en relacién con el momento del cuerpo-tubo, es corroboradie Por las inferencias de psicoanalistas como Frances Tustin tn el analisis de los materiales de pacientes autistas,¥ Ricardo Roduifo en sus tesis sobre el jugar y David Resenfeld entre otros, al estudiar los estados de repre- iin on pacientes adultos, en los que su cuerpo era sentido ‘como un sistema de tubos. Sines detenemos en el delirio del presidente Schreber, 0s ies humanos pero en grade enen E coe aspecto del delirio de ar como cue uci deliante de este segue 81 arte del nifio. ¥ aun doblemente, si tomamos. oat te aoe ae > Jos materiales la dimensién del relato. Si lo queremos, a * bre tos i? testimonia ese “ise vivir delaras when ce ao feu ite sorprender el misterio de un 1 cote hannah rn por cme em rend milo de sistema de caferias' Gr escurrirse del agua 5 nento delta Ie lo pin icoe)syensan sep iy, aif gun tila ee wen Sear ano os e Eetagiltl De este modo, podemos Ges ier 1 Brerpe come frayecto de la segunda masa redondeada entrando a alo- = jane en la primera, metéfora de un psiquismo. ey Jie asume la propiedad de lo que antes sélo anatémica- é Bev cn manic cipro aa a? i :boz6 del cus Pi at ; F fo, relativo al de las figuras, que on oe juefo, relativo al tamafio de las figuras, sr caners mse Bese praute atv el aoe ae ae eee lpia unidas por los brazos constituyendo un solo cuerpo. comport de as figuras Enel siguiente grafismo (figura 13) hemos de puntuali- A parti I' magma, zar que, en relacién con el magma, la parte representada proceso: los restos del mat Por elciculotiende a hacerse mas paver pasando a destacarse més las lineas que enmarcan ya en forma nitida tun cuerpo. Las rayas de la primera figura se transforman en bra- 20s-claramente especificados, piernas que nose hallan aag Mepuati2s del tronco, es decir, la unidad piernas-tronce fade pa nette constituye un tubo, pero en este caso atrave, taurin 2especular, dominio éste en el cual no se ha fem, Fadicalmente la. diferenciseion entre 0 de cas Et €l telato que hace el nifo, se insisiec sPecto de esta no diferenciocione as ifn: Tiene patas largas ee "BAS Porque es grande, y una © {POF qué se los taper “or qué se los '@P6?” es una construccién de pen- 83 camiento producida atin en el espacio de inclusiones procas. Al interrogarme sobre sus propios pensamient el nifto considera su reversibilidad. La causa de sus p mientos no es “interna” a si mismo. La interioridad fanciona como categoria separada de la exterior un ejemplo de tubo: el contenido de sus pensar en el continente materno de la transferencia. ‘Otro aspecto emergente en este grafico es el corporal, evidenciado en el coloreado del trot verde, tendiente a establecer una cierta envol que empieza ya a cubrir lo visceral. a A diferencial del magma, aqui nuestr tiene una intencién explicita al iniciar s nene; trdmite que una vez logrado le y agrega que sus extremidades : “grande” (observamos alli en pleno ideal). E En este punto del tran: pudiendo “asir” Ja imagen inc no se “olvida” de que el dibu chado” al Otro: el rebalsan su superficie hoja El observador corriente podra im, ” ‘if = x lidad del nifo para realizar su trabajy mas de ie aod amante de la proljidad podré corregirlo, porque "ee alte del espacio convencional. Sin embargo, los Fsleosncalls conocemos muy bien esta “operacin” através de ln sent tun sujeto en construccién se sale de si para poblar ony expci-fuer, que de ea manera por prinera ver iia inaugurado, y la denominamos sién 4 inagura royeccién sensorial primaria En esta grafica, las rayas cumplen 3 7 por condensaci dos funciones: por un lado, sirven a los fines de la ines «i6n, lo que Ricardo Rodulfo denomina “la conctenenns de una superficie continua”. Por otro lado, estas misina rayas, que desbordaron los limites corporales, sirven a los fines de representar el movimiento desiderative, mov, miento que ya se hacia presente en el magma, Ven obrando secuencialmente mayor diferenciacin, pero « vez mantienen intacta su energia. waa Y Pasan a invadir el resto de Ja ahora si correspon- ica “lo escupo-lo ie | en su texto sobre la di trago”, planteada por Freud en ot pequefto, para constituirse saludablemente, slo, e int texpulsar lo malo, proyecténdolo,e i reer ae cer aac figuras anteriores se especiica mis atin e Stas rayas del dibujo anterior se a Jos cuadrados que brotan de las cabezas farted producciones, junto con sentido para mi a la afirmacién ¢ én su bello capitulo acerca de nos dice que a pesar de Ja aparent casa y los distintos elemento ningiin momento de hacia el espacio exterior: proyectivos pueblan tece en el grafismo corresponde a un proceso central en la estructuracion subjetiva que es inherente a la separacion del Otro primordial. Las ruedas de la casa marcan la humanizacién del objeto y, a la vez, la proyeccién del factor dinémico, ya que son el equivalente de las piernas. tos gréficos constituyen una transformacién del magma inicial: encontramos en ellos los mismos elementos de los cuales parte nuestra pequefia investigadora, pero ahora agrupados, desplazados, transformados y recom- puestos en un “todo” distinto, Los elementos corpusculares iniciales dan lugar al cuerpo por yuxtaposicién de zonas redondeadas; las lineas se organizan en distintas superficies, dando soporte al smo cuerpo y a la casa El andlisis que realiza Frances Tustin en relacién con la emergencia de la cruz en el momento en que los pequefios pacientes abandonan Ja envoltura autista y experimentan la sensacién primera de su cuerpo erecto es un buen Punto de partida para precisar uno de los aspectos pre: sentes a ser descifrado en los trazados de las ventanas con ue los nifios pueblan sus primeras representaciones de la casa, Lo pulsional parece una varita magica que va tocando {os cuerpos y transformando cada una de sus partes en dm eaah® erogena. El movimiento desiderativo es el que te MICEPO Al Bujeto, en el entricto sentido pslconnalitico del Fine cl Pecuetio, a través de este trénsito subjetivo, iw acceder a ess corporeidad erdgena, Hemos de puntunlizar que este grafiemo no eatd une hecho pulsién: observemos que 1o pulsional manegl 2 t#e8e sobre ta cara devenida rostro, no asl Foca tue atin permanecen como pufios, nl fon 28 ahora nuestra lente a ta superficie del row plea “mine nl “ven” sino que por afiadidura de lo 6p ean Invistiendo un objeto exterior virtual, mirada juegan tas arquead, / todo un verdadero dispositive ejay 87 k nicacién con el mundo. “Ventanas muta un comune ma ", auténticos chorros de ob ee tiene en la cot 0s también abiertos al mundo que le permitieron tos muy tempranos con les objeto prints conjunta con los otros canales que le dieran eu tueditas de la serie, verdadera energia, cat mico, pura deseancia, enmarcan ahora la boca habla de su papel central en el tramite de s en otro sentido, ponen en evidencia el lo intrincacién pulsional, de la verdadera erdégenas. r a gorros y las chimeneas se andlogo trazado. Ello pone de naria del proceso de pensamiento, El p caracteristico de la cabeza, esta. corporal; de alli, el tipico humo. tiene que ver en la eae ir pensar; el pensar en tanto fur bilita todo ulterior pe humo, trazo vital, La clave nos la proporcona ia funcign de la sefal de trénsito, ya que slat praropeda,'a nifa la define como “prohibido estacionae’ Prokibido estacionar que en la organizacin espacial ae la grafica se emplazaré, decisivamente, entre el “cuerpo de la casa" y el “cuerpo de la pequefia’. Se prohibe a la nifia seguir estacionada junto al edifi- Gio, situacién que puede ser comparada con la de Michelle, Gera Get ncOs veremos mas adelante, quien, a difererec, de Flavia, por la misma época permanece inelton y eclip- Gu & el cuerpo matemo, vale decir, excesivarmene esta. cionada en él. Examinemos ahora la consecuencia subjetiva de que se Trance Gate “Prohibico estacionar’. En privser término, se tbandonmat, 7°20 inequivoco la diferenciacién sexual, abandonando la simetria naciente que no distingue a la Toon, del varén. Blementos como la form de la cabellera, tres mottos, el ves + significan, de un modo il Parte, su movimi to de identificacién en la I marca el punt ‘ cate punto In dere te ianigicacion peculiar donde tno «8 ry la identificacion emergent Be co cae coctrtz el OMEN) veer cativamente se pucbla el interior del eu coronas de alta Inensidad de color, mbajer —al igual que Tred 10 i ce can os ver indicadores de la intensidad Nbidinal P anos y genitals, rg altighinos nuestra atencl6n a ahora en un edificio de departamen tacién de los pisos que lo com que Ja nina define como “lad cuerpo del edificio es corre sidn del propio, Cada uno d Glacién especifica, La la tida y en un desplazam superior de la hoja, 1a Este pasaje hacka arti dencia del desarrollo. félico inviste el pen Ja valorizacién simbdlicas.. El aceptar la p Ja nifia ocupe abo hhoja: es Ia protagor ei | Flavia: La mama esté arriba, Ja nena en Ja escalera, en el piso, el paps, No Jacion no se cémo la censura opera culdando que la formu ‘a, por ejemplo, el papa y la nena, orginizacion del grafico, padre ¢ hija estan muy prOximos, emparejados, al tiempo que la nia se sitia al ple de Ja misma escalera en la que Ja madre ‘ocupa los peldafios supertores, xalera” podemos reconocer el itinera- rio de la Identificaci6n: el cardcter complejo del Edipo, su forma doble en tanto positivo y negativo, amén de los equilibrarientos permanentes ¢ inestables entre el deseo y Ia censura que se manifiestan en el enorme corazén que vincula a madre e hija, contrapesando la cercania de bata al Pi La madee ha sido enviada lejos, pero en un honroso Puesto de preminencia al estar en Ia parte superior de ia Hoh Por olra parte, un examen mds atento nos ta mueatry én Jos aires, no terminada de apoyar en los peldafios: Podria caerse de allt, Conviene subray, ain como se verifiea el pasaje del Ser al tener: f Uuctura misma del grafico, la forma de |i nia no se confunde con la del padre, Para “tenerlo’, Fat mantiene una conexién con la Padre (el largo hilo) y Pree cluce algunos de sus raspos, "Ser como la mamé Part cumplir el deseo ed{pico en relacion con el paps, 9, informe det mamarracho, {ue fue nuestro punto de Partida, se ha met fexuady, °° '* Metamorfoseady en triangularizacion i. 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