1. ¿Cuáles son las lecciones de la Primera Guerra Mundial?
La guerra poco a poco ha ido acotándose a ciertas normas, convenciones y consensos en una búsqueda por humanizar mínimamente los conflictos. El primer Convenio de Ginebra, de 1864, puso las bases de todo el Derecho internacional humanitario desarrollado posteriormente. Antes de la Gran Guerra hubo otras conferencias relevantes que también llevaron a ciertos compromisos hoy quizás vistos con ingenuidad, como no arrojar proyectiles desde globos aerostáticos o torpedos desde submarinos. La prohibición más relevante fue no usar diversos venenos y gases en una guerra, uno de los primeros episodios en la erradicación de las armas químicas. 2. ¿Cómo influyó esta guerra en el Derecho Internacional Público? La Primera Guerra Mundial destruyó imperios, creó numerosos estados-nación, alentó movimientos independistas en las colonias europeas de la mano del principio de autodeterminación, generó nuevas ideas y principios, creó nuevas instituciones, forzó a los Estados Unidos de Norteamérica a devenir, aunque no totalmente hasta la década de los cuarenta del siglo una potencia mundial, y, adicionalmente, estuvo presente en la creación y consolidación de la Unión Soviética y en el ascenso del nazismo. Tuvo, también, un importante impacto en los movimientos sociales y sindicales, precipitando el fin de la primera Internacional y las crisis y divisiones posteriores en la segunda y marcó el renacer del pacifismo y de los movimientos utópicos. Por otro lado, las alianzas diplomáticas y las promesas hechas durante la contienda, en particular relativas a Oriente Medio y Próximo Oriente, quedaron atrás, así como, al menos en parte, el enfoque del equilibro del poder como sistema de gestión de las relaciones internacionales que había surgido con el Congreso de Viena. 3. ¿Cuál es la importancia de la preocupación por la paz en la formación del derecho internacional? En menos de 3 décadas el concepto de cultura de paz ha evolucionado y se ha cristalizado en el Derecho Internacional Público, teniendo como una de sus particularidades fundamentales su carácter multidimensional para la preservación de la humanidad y del planeta. El rechazo a una cultura de la guerra y la aspiración por reemplazarla por una cultura de paz es una visión crítica y propositiva a la historia de la humanidad. La construcción y mantenimiento de la paz ya no debe ser reforzada mediante el armamentismo, sino que través del desarrollo y promoción de la cultura de paz por parte de los Estados y de las organizaciones internacionales, así como de la difusión al interior de las familias, de las escuelas, de las universidades, de las organizaciones comunitarias y de sociedad civil, y de los medios de comunicación y redes sociales.