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Los criollos de Santiago al enterarse de la captura

y traslado de Rojas, Ovalle y Vera se indignaron con


el gobernador, ya desprestigiado por un escándalo rel
acionado con contrabando, por lo que la Real Audiencia
finalmente consiguió que con fecha 16 de julio, Garcí
a Carrasco renunciara al cargo y le entregara el mando
del reino a Mateo de Toro y Zambrano, anciano de 83 a
ños. O'Higgins por su parte estimó que había llegado e
l momento de la lucha por lo que decidió prepararse par
a ella. Se reunió con el comandante de Dragones de la F
rontera y le propuso ejecutar su plan de organizar la d
efensa militar de la región de Concepción formando dos
regimientos de caballería y con sus inquilinos de Las C
anteras el regimiento N.° 2 de La Laja.

Durante la Patria Vieja


Artículo principal: Patria Vieja (Chile)
Cuando O'Higgins supo lo acontecido en Santiago el 1
8 de septiembre de 1810, hechos que habían significad
o la instauración de una Junta de Gobierno en la que
Juan Martínez de Rozas figuraba como uno de los vocale
s, partió de inmediato a Concepción a entrevistarse con é
l, obteniendo por parte de este la seguridad que propond
ría y lucharía por el establecimiento de la libertad de
comercio y el llamado a elegir un Congreso de represen
tantes para involucrar a todo el pueblo en la acción re
volucionaria que veía venir; para lo anterior era necesar
io preparar el país militarmente para afrontar una guerra
contra las fuerzas realistas que seguramente enviaría el
virrey del Perú, como lo había hecho con Chuquisaca y Qu
ito, ofreciéndole desde ya las que él había formado en la
Isla de La Laja.

Rozas, una vez en Santiago e integrado a la Junta de


Gobierno obtuvo la aprobación de un plan de defensa del r
eino, plan ideado con la asesoría del coronel de ingenieros
Juan Mackenna, también antiguo y estrecho colaborador de
Ambrosio O'Higgins. La Junta con fecha 28 de febrero de
1811 nombró a Bernardo O'Higgins teniente coronel del 2.º
Regimiento de Caballería de Milicias Disciplinadas de La
Laja, que se denominaría Lanceros de la Frontera. Este n
ombramiento le causó gran dolor y desilusión pues como co
ronel del regimiento, Rozas nombró a su cuñado.

Pasada la desilusión inicial causada por su postergación


en el mando del regimiento formado por él, solo pensó en
prepararse para poder ejercer adecuadamente su función
militar y para ello, le pidió apoyo y consejo al coronel
Juan Mackenna, militar de reconocido renombre, a quien n
o conocía personalmente, pero que sabía profesaba sus mism
as ideas de libertad y en quién confiaba plenamente. Macke
nna, al cabo de dos meses le envió de respuesta un escrito
que semejaba un manual de instrucción militar, escrito y
consejos que indudablemente le sirvieron mucho en su desem
peño futuro.

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