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das de alegria, de desencanto, de toda clase de emocio. nes. jDolor, alegria! Lo que el nifio de esta expresa en el papel, simple despliegue de su guarda relacién con el hombre; no es materia extrafia; no da origen a cuadros parasitarios. Estas Manifestacig. nes brotan del escolar como brotan de el SUS Ufias 0 sy nariz, en tanto que el contacto con las letras Tesultanteg de nuestra altamente sofisticada civilizacién, Produce efectos parasitarios. Manera Animo, a= BEEZ Lee LEZLE=—_LZE BK Bape Le Nt \ \ \" \ \ \ En el momento en que logramos la vinculacién del arte pedagégico con lo entraiiablemente cercano al animo y al coraz6n humanos, logramos asimismo apor- tarle lo espiritual, sin que se le convierta en ponzofia. He ahi pues, primero, el diagnéstico que comprueba que nuestra civilizacion se halla permeada de carcinomas, y luego la terapia. ;Cudl es? jPedagogia Waldorf! La pedagogia Waldorf no tiene otra configuraci6n. El mismisimo modo de pensar que suele aplicarse en medi- cina, se aplica a la cultura. Y asi, ustedes ven aplicado en un caso especial Jo que les dije hace unos dias*: que la entidad humana recorre, de abajo hacia arriba, la secuen- cia alimentacién-terapia-desarrollo espiritual, y que la Pedagogia ha de considerarse como medicina traducida * Véase la 10" conferencia. 229 Escaneado con CamsScanner alo espiritual. Esto se destaca con Particular agudeza, si pretendemos buscar la terapia para ta cultura tera ia jnconcebible si no es como pedagogia Waldorf. vers Ya se imaginan ustedes la honda Preocupaci6n que se jente, si uno no solamente ahonda estas conexiones, sino si, con base en ellas, ha tratado de consolidar practica- mente la educacién Waldorf, y si, bajo el efecto general que el carcinoma cultural ha producido en la Europa Central, se observa ahora el surgimiento de situaciones que probablemente pongan en grave peligro a lo que es pedagogia Waldorf practica, incluso quizé la hagan imposible’. No debiéramos rechazar esta clase de pensamientos; debiéramos admitirlos para que nos impulsen a colabo- rar en la terapia de nuestra cultura, por doquiera que todavia sea posible. Con fundamento en la ciencia espiri- tual, sefialé en el ciclo de conferencias de Helsingfors, afio de 1913, la inferioridad de Woodrow Wilson, poste- riormente convertido en idolo terrenal para muchas per- sonas civilizadas, y con respecto a quien, obligadas por la elocuencia de los hechos, apenas ahora empiezan a adquirir cierta claridad. Y el mismo destino de mis aseve- rciones relativas a Wilson, lo tuvo también lo que, en 1914, dije sobre el carcinoma civilizatorio. Asi sucedié a las cosas de entonces; hoy sucede lo mismo ante los Sintomas alarmantes de nuestro tiempo: jla gente conti- a durmiendo! Mas a nosotros nos conviene despertar, ie, (ittoposofia contiene todos los impulsos para el lo despertar cultural. He ahi mis palabras finales. ee dann EO OE N ¢. Pug fies que esta advertencia se hizo apenas dos dias des- hi fallido cuartelazo de Hitler, efeméride clave del adve- ienty c lel nacional-socialismo en Alemania. 230 Escaneado con CamScannel

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