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preparese para Te mater Tel fr lelbecleF tole g malpensantes * ee aCatcy ] pen B ' reece) cy i. r {\: be ec ty pierre preset) Reece Re ec 338 1448/5 Se ee OLE aE CRS) soso 15 ~ acoso 1 ost 2000 entiss: Bryan Magee Traduccién de Mercedes Guhl y Roberto Palacio 2Es la inteligencia necesariamente confusa? La pregunta pareceria absurda, si no fuera porque leyendo ciertos textos contemporaneos de filo- sofia y demés disciplinas humanisticas uno se lleva esa impresion. La confusién, sin embargo, tiene raices hist6ricas y sociales que en el siguien- te ensayo el profesor inglés examina, por una vez, con meridiana claridad. 6 encontvarme m: cl presupuesto de que la filosofia ¢s una rama de la li- teratura, De hecho, en mi juventud con frecuencia me hallaba entre gente —inteligente y educada pero sin entrenamiento en filosofia— que pensaba que el fil6- sofo era alguien dedicado a expresar sus actitudes hacia las cosas en general, de la misma forma en que puede hacerlo un ensayista, 0 incluso un poeta, pero mis sis- teméticamente, y quiza, a mayor escala: menos propen- 50 a opinar que el ensayista, menos emotivo que el poe- ta, mas riguroso que ambos, y quiza mis imparcial. Con l filésofo, asi como con los otros dos, Ia calidad de la a menudo que ahora con cscritura era parte esencial de fo mds importante. De la misma manera en que el ensayistay el poeta tenfan un estilo distintivo que era claramente propio, y que era parte integral de lo que estaban expresando, también lo tenia el fildsofo. Y asf como serfa evidentemente un sin- sentido decir de alguien que es un mal escritor pero un sta, 0 un mal escritor pero un buen poeta, con toda seguridad lo ha de ser decir que alguien es un imal escritor pero un buen filésofo. Esta actitud, por supuesto, es completamente errada como lo demuestran algunos de los grandes filésofos. Aristoteles esté catalogado entre los més destacados de todos los tiempos, pero todo lo que queda de su trabajo son apuntes de sus lecciones, tomadas por él o por uno desus disefpulos. ¥ como podria esperarse de unos apuin- tes, son indigeribles, densos, carentes de mérito litera- rio, Sin embargo, son maravillosa filosofia_y han hecho buen er Justo 15 ~AcosTo BEL 2990 de Aristoteles una de las figuras clave de la civilizacién occidental, La sabiduria convencional ha sostenido por lar- go tiempo que el filésofo mAs sobresaliente desde los anti- guos griegos es Immanuel Kant, pero no puedo creer que alguien haya considerado a Kant un buen escritor y menos un gran maestro del estilo: para alguien que ha lefdo la obra de Kant, esta idea serfa tan dificil de entender como algunos pasajes de su trascendental deduccién de las cate- gorias. El fundador del empirismo moderno y de la teorla politica liberal moderna, John Locke, es otra figura central de Ia filosofia occidental, pero escribe de una manera que Ja mayoria de la gente parece encontrar aburrida y pedeste. Estos ejemplos —uno de cada una de las tres lenguas con més tradicién en filosofia blecer el punto de que la calidad de Ia prosafilos6fica que Jeemos no guarda una conexién necesaria con st valor co- imo filosoffa. No hay ninguna ley que diga que la filosofia no puede estar bien escrita, y de hecho algunos filésofos han sido muy buenos escritores, Una media docena han sido grandes eseritores, sin que esto los haga mejores fil6- sofos. Platén es ampliamente consicerado el mejor expo- nente de la prosa griega que ha legado hasta nuestros dia pero esto no lo converte en un mejor filésofo que Arist6- teles, y la gente que lo considera como tal no lo admira por cLestilo. En cualquier caso, sucede que las obras que Aris- tételes publicé durante su vida fueron admiradas por su belleza a lo largo y ancho del mundo antiguo. Cicerén des- cribié los escritos de Arist6teles como un todo lo que nos ha llegado son apuntes basados en una cuarta parte de sus escritos. Aun asi, la filosofia contenida en estos apuntes ha tenido una importancia incalculable. En el mun- do germanoparlante, Schopenhauer y Nietesche estin con- siderados dentro de los mejores escritores de prosa alema- na, tal vez.con la excepeién de Goethe; sin embargo, esto no los hace mejores filésofos que Kant. Claro esti que la calidad de la escritura sf hace una dife- rencia pata los lectores. Leer a algunos fildsofos es un plae cerzademis de los que ya he mencionado, Berkeley y Hume ceninglés; Descartes, Pascal y Rousseau en francés, san Agus- tin en latin, Leer sus obras en traducciones sigue siendo un placer. En el siglo xx hubo filésofos que recibieron con jus- ticia el premio Nobel de literatura: Bertrand Russell, Jean aul Sartre, Henri Bergson. Obviamente, es més atractivo estudiar a fildsofos como éstos que a aquellos cuyos escri- tos son pesados. Pero esto no hace que los primeros sean mejores filésofos. @Hlemos de decir entonces que el estilo no importa en filosofia? No me atreveria a decir tal cosa. Esto se debe a son suficientes para esta jo de oro”. Pero po {que sostengo que la claridad y la comunicacién son de ‘gran importancia. Me parece que es una tragedia cultu- ral que las obras de Kant sean leidas por tan pocas per- sonas aparte de los estudiantes de filosofia y sus profe- sores. Estas obras son Ia puerta de entrada a las altas es- feras dela filosofia, lo mismo que el célculoes una puerta de entrada a las altas matemiticas. Pero-es poco proba- ble que incluso un lector extremadamente inteligente pueda sacar mucho de ellas, a menos que tenga un ba- ‘gaje muy amplio en filosofia, A Macaulay alguna vez le mandaron la primera traduccién al inglés de la Critica de la razén pura, y en su diario escribié: “Tra pero Ia encontré completamente ininteligible, como si hubiera sido escrita en sénscrito... Deberia ser posible Ede leerla ‘explicar una verdadera teoria de ta metafisica en pala- bras que yo pueda entender. Puedo entender a Locke, y « Berkeley, ya Hume, a Reid y a Stewart. Puedo enten- der los escritos académicos de Cicerén y la mayor parte de Platén..” Cualquiera que haya sido un estudiante dedieado de filosofia simpatizars con el comentario de Macaulay. Esto explica por qué nunca estaremos en posicién de esperar que la filosofia de Inmanuel Kant se convierta en parte del mobiliario mental de toda persona bien edueada de la manera en que la filosofia de Descartes yeosto 15 -A008T0 1 BFL 3000 forma parte del mobiliario mental de todo francés bien educado. Gn este asunto de la claridad y la inteligibilidad en filosofia parece que hubiera ciclos, 0 movimientos pen dulares, al igual que sucede en tantas otras éreas. Luego de un periodo en el que la oscuridad est de moda, suele venir una reaccién en contra de esa oscuridad, y una nueva gene- racién de filésofos haré un intento deliberado por escribir con mayor claridad. Pero luego de eso, con el tiempo, la claridad entrars una vez més en decadencia, hacia la oscu- ridad, hasta que se dé la siguiente reaccién. Mi vida adulta ha transcurrido durante la mayor parte de uno de esos ciclos. Sé que Gran Bretafia es una pequeiia isa, y que un ejemplo tomado de alles algo provinciano, pero lo estre- cho de su foco puede precisar el punto. Cuando entré a estudiar ala universidad en 1949 los filésofos que vivian en Gran Bretafia, y cuyas obras eran le(das por todos los que estuvieran interesados en l G. E, Moore, Wittgenstein, Karl Popper, Isaiah Berlin, J. L. Austin, Gilbert Ryle y A. J. Ayer. Todos ellos, a excep- cién de Wittgenstein y Austin, eseribian de una manera que resultaba de interés para cualquier persona inteligen- te, y casi todos eran més lefdos por fuera de los circulos académicos que dentro de ellos. Russell, en especial, ejer- ‘ia una enorme influencia sobre la opinién independiente, y en sus tltimos aiios se convirtié en un fcono para la ju ventud radical. El y Ayer escribieron muchos textos perio. Aisticos y se volvieron famosos por sus programas de radio y televisién, no s6lo por expresar sus puntos de vista sobre cuestiones generales de actualidad, sino también por su defensa de una determinada forma de abordar ciertos ast. tos. Moore fue, probablemente, el intelectual que tuvo ma- yor influencia sobre el geupo de Bloomsbury. Popper tuvo gran influencia sobre generaciones posteriores de polti- cos y también sobre muchos cientificos activos, varios de los cuales llegaron a recibir el premio Nobel Hoy en dia, los herederos de esos fildsofos, quienes ocu- pan los mismos puestos y cétedras en las universidades, no se mueven denteo de un rango tan amplio de roles. En con- junto, sus escritos no resultan atractivos, 0 siquiera accesi- bles, para lectores no filésofos. Hay que reconocer, con jus- ticia, que la enorme expansi6n de la educacién superior ‘ocurtida en los dltimos cineuenta aos a lo ancho del mun- do desarrollado, les ha dado a estos fil6sofos un publico profesional que es varias veces mayor de lo que sola ser en el pasado, Pero el hecho es que estos fil6sofos no parecen tener la expectativa, y ni siquiera el deseo, de que sus obras nateria, eran Bertrand Russell, sean leidas por un ptiblico diferente de sus colegas y estu- diantes. Més atin los que somos capaces de entender lo que escriben harfamos un esfuerzo vano si buscéramos en sus textos los rasgos estilisticos de un Platén o un Hume. La verdad es que muchos de los filésofos destacados de hoy en da son objeto de quejas a nivel privado centro del eireulo «le sus propios colegas debido a la aridex. de sus eseritos. Segiin el diccionario de filosoffa de Daniel Dennett, que pese a no estar oficialmente publicado ha cireulado am pliamente, uno de estos filésofos le da nombre a un modo de eseritura en el que, a medida que el autor se interna en tuna frase, el fin de ésta se vuelve mas y més remote, Por mi propia experiencia, sé que cuando tales senti- mientos se expresan en los circulos profesionales, casi siem pre evocan la siguiente respuesta: esos cambios en la forma de escribir filosofia han sido impuestos por cambios en el tema mismo. Ea los tiltimos cincuenta afos, el andlisis con- ceptual ha aleanzado tal grado de refinamiento, y el andli- sis logico ha llegado a tal nivel de sofisticacién técnica, que hoy en dia no es realista aspirar a tener un piiblico no ini- ciado. Si s6lo quienes cuentan con las herramientas técni- cas van a ser capaces de leer los textos, entonces el filésofo puede ahorrarse mucho tiempo y esfuerzo en sus eseritos si parte del nivel de preparacién técnica de estos lectores. No considero que este argumento sea vilido, pues pre- suipone una perspectiva insosteniblemente estrecha de Ia filosofia, Pero incluso si aceptamos tal perspectiva, creo que el argumento sigue careciendo de validez. Cuando enu- ‘meré a los personajes destacados de la generacién anterior, cité slo a dos de ellos que con frecuencia escribieron de tuna manera que resultaba inaccesible para un lector no es- pecializado. Estos dos eran Austin y Wittgenstein. Sin em- argo, considero que ambos, a su modo, eran buenos es- critores. En sus andlisis conceptuales, Austin traz6 distin- ciones de un refinamiento poco comin en una prosa que siempre resultaba clara, y a veces también ingeniosa. Lo ‘que desanimaba al lector no especializado no era el estilo, sino el propésito mismo de Austin, En cuanto a Wittgens- tein, estoy tentado a clasifcarlo como un gran maestro del estilo, El alemsn no es mi lengua matecna, pero en su Thac- tatus he encontrado algunos de los ejemplos més fascinan- tes luminosos que he visto de prosa en aleman. Esas frases desconcertantes dejan una marca de fuego en la mente del lector, y muchas de ellas permanecen alli para el resto de la vida, En estos casos, la barrera para el lector no especializa- do es in dificultad para determinar lo que muchas de estas frases significan, pero la prosa misma es incandescente. Las frases en las Investigaciones flosdficas no tienen esa fiera in- tensidad, pero estin marcadas por una considerable Alistineién de estilo. No me resulta claro que los intere- ses de los fildsofos importantes ce hoy en dia sean mu cho més sofisticados que los de Wittgenstein, como para ‘que tengan que ser expresados en frases intrincadas y carentes de sonoridad Cuando examinamos fa historia de Ia filosofia, encontramas que siempre se ha ofrecido la misma ex- lidad. En la primera mitad del siglo x1x, la filosofia tenia més im- ccusa durante sus fases ciclicas de inaccesi portancia en el mundo germanoparlante que en cual- quiet otro lugar de Europa; alli estuvo dominada suce- sivamente por Fichte, Schelling y, luego, de una mane- +12 totalmente abarcadora, por Hegel. Cada uno de estos de hoy un sinéni- imo de oscuridad. En ese momento, la exeusa estindar tres nombres sigue siendo hasta el di para esta oscuridad era que el trabajo de estos filésofos cra de gran profundidad, logrando nada menos que la develacién de los secretos del universo. Esperar que st escritura fuera clara era nada menos que ser cindido, un filisteo intelectual. Generaciones enteras de fil6so- fos profesionales contempordneos suyos escribicron de tuna manera similar, y ofrecieron la misma excusa, Podemos echar un vistazo a algunas de estas olvida- das figuras en contextos no filoséficos. Hay una en la autobiografia de Richard Wagner, educado en Dresde y Leipzig en las décadas de 1820 y 1830. Al escribir so- bre sus dias de estudiante, dice: “Asistf a charlas sobre estética dadas por uno de los profesores mas jévenes, ome 15 ~ Agosto 1 et 2000 tun hombre de apellido Weisse...a quien habia conocido en Ia casa de mi tfo Adolf... En esa ocasién esctché una con- versacién entre estos dos hombres sobre filosofia y filéso- fos que me impresioné muy profundamente, Recuerdo «que Weisse justificaba la muy criticada falta de claridad en estilo de sus escritos aduciendo que los problemas més profundos del espiritu humano no pueden ser soluciona- dos para el beneficio del vulgo. Esta méxima la acepté ense- guida como el principio rector de todo lo que yo escribia En alguna ocasin, recuerdo que mi hermano mayor Al- bert estaba especialmente enardecido por el estilo de una carta que yo le habia escrito de parte de mi madre, y me hi- zo saber su temor de que yo estuviera perdiendo la razén”, Otro pasaje, también relacionado con Wagner, viene de la autobiografia del pintor Friederich Pecht. Al escribir acerea dle sus dias en Dresde con Wagner en Ia década de 1840, di- ce: “Un dia lo visité y lo enconteé ardiendo de pasion por la Fenomenologia de Hegel, acerca de la cual me coment6 con su tipiea extravagancia que era el mejor libro jams publi- cado. Para probarlo me leyé un pasaje que lo haba impre- sionado especialmente. Como yo no lo entendi del todo, le pedi que lo leyera de nuevo, luego de lo cual ninguno de los dos lo pudo entender. Lo ley6 una tercera vez y una cuarta hasta que al final nos miramos el uno al otro y esta- amos en carcajadas” Finalmente hubo una reaccién de los fil6sofos contra Los libros de Schopen- hhauer contienen muchos improperios contra Fichte, Sche- ling y Hegel. Acerca de los Fildsofos profesionales mas co- ‘munes y corrientes de es0s dias, como Weisse, Schopenhauer esta manera de escribir filos escribié: “Para ocultar su carencia de verdaderas ideas, mu- chos construyen para si mismos un aparato impositivo de palabras largas y compuestas, intrincadas expresiones y fra- ses florida, expresiones nuevas y jams escuchadas, que, puestas juntas, componen una jerga extremadamente difi- cil que suena muy culta. Sin embargo, con todo esto no di cen, precisamente, nada”. No podia ver cosa alguna en la naturaleza de la filosofia 0 en el carécter de la lengua ale- ‘mana que justificara tal escritura, y ante la ausencia de cual- quier modelo aceptable de escritura para la filosofia en lengua alemana, se dispuso a escribirla de la manera en que ‘Hume habia escrito filosoffa en inglés, Después de los gran- des idealistas alemanes, todos los ilésofos sobresalientes de idliados y finales del siglo x1x —Kierkegsard, Schopen- hhauer, Mars (al menos en parte un filésofo) y Nietzsche— cscribian conscientemente en contra de Hegel, y todos ellos fueron magnificos excritores. No veo cémo alguien fami- liarizado con los escritos de Kierkegaard y Schopenhauer pueda argiir de alguna forma que su claridad y distineién de estilo opacan su profundidad, sutileza o sofisticacién (aunque sf puedo entender cémo tales cargos puedan ha- cerse quiz4 en contra de Marx 0 de Nietasche). En Gran Bretafia ocurrié un ciclo no muy distinto a fic rales del siglo xrx y principios del xx. Hubo un largo pe- ‘iodo en el cual la ortodoxia reinante entre los filésofos Fue tuna forma de neohegelianismo. Algunos nombres asocia- dos con ésta incluyen a Green, Bosanquet, McTaggart y Bradley. En general, su forma de escribir estaba atada a la de Hegel. Bertrand Russell y G. E, Moore fueron forma- dos en esta tradicién, Hoy en dia generalmente se olvida que la primera pieza de prosa independiente de Russell fue una disertacién neohegeliana sobre los fundamentos de la geometri ci6. Con el paso del tiempo, él y Moore se rebelaron cons una obra que él posteriormente descono cientemente contra su herencia filos6fica. Una parte esen- ial del programa que estos jévenes rebeldes proclamaron fue a necesiclad de claridad en la escritura filos6fica. Ellos mismos se habjan entrenado admirablemente para cum- plir con este requerimiento, especialmente Russell, convir tiéndose en un escritor extraordinario, luego de lo cual lograron persuadir con éxito a toda una generacién de fi- lésofos a que siguieran su ejemplo, Como lo dijo Stuart Hampshire, refiriéndose al estilo de Russell: “Es cuestién de no oscurecer, de no dejar bordes borrosos; de asurnir la tarea de ser completamente clato, de tal manera que los ert0- Fes que uno cometa puedan ser vistos; le nunca ser pom pposo o evasivo. Es cuestién de nunca manipular los resul- tados, nunca usar retérica para lenar las brechas, nunca usar una frase convenientemente clusiva, como si uno tocara dos. tres notas y dejara una ambigtiedad sobre cudl de ellas esti tocando”, Karl Popper alguna vez me dijo que habfa adoptado a Russell como su modelo, de la misma manera en que Schopenhauer habia adoptado a Hume; Popper dijo algo en este sentido que nunca he olvidado. “No es simplemente una cuestién de claridad, es una euestion de étiea profesional”. Schopenhauer es el pensador més penetrante a la hora de diagnosticar las causas de la falta de claridad en los es- critos filos6ficos. Lo explicé como la convergencia de dos desarrollos que de otro manera se hubieran mantenido se- parados. El primero fue la profesionalizacién de la filoso- fia, Esta profesiona peto por cientos de afios después del final de la Edad Me- jzacién ahora la damos por sentada, dla, ninguno de los grandes filésofos fue un acaclémico, Las universidades bien establecidas siguieron ensefiando filosofia durante este perfodo, pero los grandes filbsofos Justo 15 Aoosro 1 DEL. 2000 B cstaban por fuera de las universidades y ninguno de ellos censeiié filosoffa: Hobbes, Descartes, Spin: 2, Locke, Berkeley, Hume, Rousseau, Como lo dijo Schopen- hauer: “Muy pocos filésofos han sido profesores de filoso- fia, ¢ incluso menos profesores de filosofia han sido filéso- fos”. ‘Tanto a Spinoza como a Leibniz se les ofrecieron ci- tedeas, pero.ambos las rehusaron. Hume fue candlidato para dos cétedras, pero no obtuvo ninguna de las dos. El primer ‘gran filésofo después de la Edad Media en ser un profesor uuniversitario fue Kant, y nunca ensefié su propia filosofa, 2a, Leib Kant y los famosos idealistas fueron profesores, pero des- pus de ellos los ilésofos mas importantes de mediados y finales del siglo x1x (el mismo Schopenhauer, Kierkegaard, Marx, Nietzsche) no fueron acadlémicos, como tampoco lo fue el filbsofo briténico més importante del siglo xrx, John Stuart Mill. Bl siglo xx fue el primer siglo desde la Edad Media en el cual la mayoria de los filésofos destacados fue~ ron académicos, La profesionalizacion de la filosofia es ast de reciente Schopenhauer ya habia percibido desde el comienz0 que este proceso tendria algunas consecuencias indeseables. No es de esperar que en un determinado momento —uno esti tentado a pensar que en un determinado siglo— vaya a haber més que un pufiado de pensadores verdaderamente originales en filosofia, asf que gc6mo van a dejar su huella los otros miembros de la profesién? Como académicos de carrera, su sustento depende de los salarios y pensiones de su universidad, el nivel de los cuales, a su vez, depencle det grado de promocién, La mayoria de ellos tienen cényuges e hijos que sostener. En cualquier caso, quieren progresar, lograr reconocimiento, tener acceso a las posiciones distin- _guidas y alos titulos, como cualquier persona ambiciosa en ‘cualquier profesién. Pero dado el hecho, pues tal es la na- turaleza de las cosas, de que sélo unos pocos de ellos son pensadores creativos de verdadera importancia, gcémo lo- -rardn su propésito estos académicos? Eseneste punto en donde viene al caso el segundo de los desarrollos seftalados por Schopenhauer. Schopenhauer estaba inclinado a considerar a Kant como el filésofo més arande de todos los tiempos, con la posible excepcién de Plat6n. Pero su filosofia es tan dificil de desentrafiar que casi nadie puede entenderla en una primera lectura. Esto hizo que el ptiblico aleman de su momento, y del periodo inmediatamente posterior, aceptara por primera vez. que una obra filos6fica que resultaba incomprensible para ellos pudiera ser, no obstante, una obra genuinamente profun- da, y que si ellos no la entendian, no era por culpa del es- critor sino de ellos mismos. Esta nueva situacién abrié una, JUNIO 15 -AoosT0 1 DEL 2000 doble oportunidad para los académicos inescrupulosos: podian escribir de una forma pseudokantiana, la cual, si cra suficientemente ininteligible, seria aceptada como pro- funda por esa razén, al mismo tiempo que su oscuridad cui- dadlosamente cultivada esconderta ante sus lectores el he- cho de que no se estaba dicienddo mucho. La primera per- sona en aprovecharse de esta oportunidad, de acuerdo con Schopenhauer, fue Fichte, quien escribié su primera obra filos6fica, Hamada Criticn de toda revelacién, y la publicé andnimamente con el editor de Kant en 1792. Por el estilo, cl tema,el titulo, la fecha, la identidad del editor y el an mato del autor, se supuso erréneamente que el libro era la cuarta Critcn de Kant, y fue alabado como tal. Fichte salt ala fama cuando se revel6 su autor y terminé siendo pro- fesor de Filosofia en la Universidad de Jena. Este acto les sefial6 el camino a gencraciones posteriores de aspirantes a cargos en la academia. Schopenhauer describié la costum- bre que habia comenzado: “Fichte fue el primero en echar mano y en hacer uso ce dicho privilegio; Schelling lo igualé {en este propésito y pronto fueron sobrepasados por un jército hambriento de torpes escribidores sin intelecto ni honestidad, Pero la mayor insolencia para traer a colacién puros sinsentidos, para garabatear redes de palabras locas y huecas, como sélo se habia visto antes en manicomios, aparecié finalmente con Hegel”. sos filésofos ciertamente estaban haciendo lo que Scho- Penhauer dijo que estaban haciendo: escribiendo de una for ‘ma oraculay, diseiada para dejar estupefactos alos lectores y hacertos tomar lo simple por lo difieil Sin embargo, a mi juicio, étos eran filésofos que valfan la pena, que tenfan algo importante para decir pero que lo dijeron de una ma- neta extremadamente deshonesta. El resto de los miembros de la profesién, que escribia de una manera similar pese a no tener nada qué decir, era el que metecta las erticas de Schopenhauer. Nunca debemos suponer que por emplear los trucos de tun charlatn se deja de tener talento genuino. Hay varios ‘caminos en la vida en los cuales no es extrafio ver estas dos cosas juntas: la actuacién, la direecién musical, las artes en general; el liderazgo politico; de hecho, en las figuras so- bresalientes en todos los aspectos de la vida. Veo a Fichte, Schelling y Hegel como esta clase de gente. Fichte mostré las cartas en un momento de su carrera. Perdié su puesto cn la Universidad de Jena y creyé que iba a tener que ga- narse la vida por el resto de sus dias escribiendo para un pi- blico no académico; entonces escribié un libro destinado a inteoducir a ese piblico a las ideas centrales de su filosofa El libro, que se publicé en 1800, se Hama Die Bestimmung or pu de cid tr de de des Menschen, traducido al espaiiol como El destino del hom- bre. Esté leno de argumentos para rumiar, escrito de una manera totalmente distinta a sus obras anteriores: en ver- dad, esti escrito magnificamente, la prosa es clara, sin afec- taciones y profunda, Pienso que es un gran libro, de un iéritoliterario sorprendente, suficente para poner a Fich- te entre los filésofos de primera linea, Luego, st podta es-

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