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El Ángel Gabriel visitó a María y le dijo que iba a tener un bebé

llamado Jesús. Este niño sería el hijo de Dios.


María le dijo a José lo que Gabriel le había contado, así que se
prepararon para la llegada de este bebé tan especial.
María y José tuvieron que viajar hasta Belén para registrarse en el
censo y ella tuvo que viajar sobre un burro.
Un buen posadero de Belén alojó a María y a José en su establo
para que pasaran la noche.
El niño Jesús nació en el establo.
Al mismo tiempo, un ángel se apareció a unos pastores. Él les dijo
que el hijo de Dios había nacido en Belén.
Los pastores caminaron hasta Belén para ver al niño Jesús.
Lejos de allí, en el este, Tres Reyes Magos vieron una estrella
brillante en el cielo. Ellos sabían que significaba que el nuevo rey
había nacido así que siguieron a la estrella.
Por el camino, pasaron por el palacio del rey Herodes. Herodes
tenía curiosidad sobre el nuevo rey, así que preguntó a los Reyes
Magos para que le dijeran dónde estaba el niño Jesús.
Los Reyes Magos llegaron a Belén y le dieron al niño Jesús oro,
incienso y mirra.
Esa noche, los Reyes Magos tuvieron un sueño en el que se les
advertía que no dijeran dónde se encontraba el niño Jesús. Y no
volvieron al palacio del Rey Herodes.
Herodes empezó a buscar al niño Jesús y ordenó que todos los
bebés de Belén fueran asesinados.
José tuvo un sueño donde un ángel les decía que llevara a María y
a Jesús a Egipto.
María y José viajaron hasta Egipto con el niño Jesús y consiguieron
estar a salvo.

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