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ELIGE EL POEMA QUE MÁS TE GUSTE

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LA AMISTAD ES UN CANASTO

La vida es como un canasto


que tú tienes que tejer
hay juncos buenos y malos
y los tienes que escoger.

Según vas poniendo juncos


el cesto se va formando
y dentro de él vas metiendo
momentos buenos y malos.

También tendrás que elegir


entre muchos seres vivos
y en el cesto meterías
los que tú creas amigos.

Cuando el cesto este formado


estás en tu plenitud
y deberás elegir
de lo que metiste tú.

La vida sigue adelante


y el cesto se irá rompiendo
tu seguirás disfrutando
porque aún no lo estarás viendo.

Con el paso de los años


se romperá mucho más
y será justo el momento
que te empiece a preocupar.

Porque al contemplar el cesto


cada vez con menos juncos
comprobaras que tu tiempo
de terminar está a punto.

Y trataras de vivir
lo que a ti no te dio tiempo
mas no podrás resistir
pues ya no te queda cesto.

Quiero que sirva el poema


a los que están empezando
a tejer juncos al cesto
que lo hagan disfrutando.

Que valoren esas cosas


que en el cesto van metiendo
y que se valgan de ellas
para feliz, seguir siendo.

Que disfruten con la gente


que eligieron por amigos
que les quieran les respeten
y les den mucho cariño.

Porque si lo haces así


cuando tu cesto se rompa
el cariño y el amor
las ilusiones, la fe
y las ganas de vencer.

Quedaran dentro del cesto


para siempre por los restos
y también tu quedaras
en el corazón de todos.

Los seres que te quisieron


te ayudaron y te dieron
en esta vida alegría
para terminar viviendo.

TODO Y TODOS TENEMOS UN PRECIO PUESTO

Todo y todos en la vida


tenemos un precio puesto
para que en cada momento
aceptemos lo dispuesto.

La gente dice creída


yo no me vendo por nada
pero al final es la vida
la que te ordena y te manda.

Qué bonito es presumir


cuando nadie te hace ofertas
de que no te venderías
en esta vida de apuestas.

Pero cuando alguien oferta


algo a cambio que interesa
nos tragamos el orgullo
y agachamos la cabeza.

Si tienes mucho dinero


es más fácil aguantar
más me gustaría verte
pasando necesidad.

Las ideas que tú tienes


al momento cambiarían
pensarías diferente
y ya no presumirías.

Por eso es muy peligroso


en esta vida decir
de esta agua que está aquí
yo nunca pienso beber.

Porque mientras nadie oferte


aguantar bien fácil es
mas si me dan lo que quiero
como todos yo caeré.
Y tratare de buscar
una nueva explicación
algo que no encontrare
pues no tiene solución.

SOÑAR EN LA VIDA

Quiero soñar en la vida,


y no quiero despertar,
porque la vida en mi sueño,
es más justa que en verdad.

Sueño con verdes paisajes,


limpios,
sin contaminar,
donde llenar los pulmones,
de aire puro de verdad.

Sueño con comida fresca,


con productos naturales,
con cosechas de la huerta,
con frutas y cereales.

Quiero soñar en la vida


y no quiero despertar,
porque la vida en mis sueños,
es más justa que en verdad.

Sueño con personas buenas,


que ayudan a los demás,
sencillas y solidarias,
que no hacen daño jamás.

Sueño con un mundo justo,


donde no hay desigualdades,
tampoco ricos ni pobres,
pues todos somos iguales.

Quiero soñar en la vida,


y no quiero despertar
porque la vida en mis sueños,
es más justa que en verdad.

Sueño con amor sincero


donde manda el corazón,
sin intereses a cambio,
porque no tienen valor.

Y sueño con que mis sueños,


se convierten en verdad,
por eso quiero soñar
y no quiero despertar.
LA NIÑA DE GUATEMALA ( José Martí)

Quiero, a la sombra de un ala,


contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;


y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dio al desmemoriado


una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas


obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...

Ella, por volverlo a ver,


salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.

Como de bronce candente,


al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...

Se entró de tarde en el río,


la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,


la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.

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