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Una generación con capacidad de reconocimiento.

Todos en algún momento llegamos a pensar que la venganza, el odio son la única solución
y es muy comprensible porque todos somos seres humanos, por más diferentes aspectos
o pensamientos que tengamos. Pero cuando nos ponemos a pensar en una persona que
vivió la guerra, empuño armas, que sembró minas, que extorsionó ¿podrá ser capaz de
cambiar, y dejar todo eso atrás? Puede ser muy difícil para algunas más que a otros, pero
si es la meta todo se puede cumplir. Nadie puede sentir el dolor que sienten las familias
de las víctimas ni decirles a esas mismas que borrón y cuenta nueva. ¡No! Como es el caso
de la esposa de una de las víctimas de la masacre de remedios (Nacional, 2013) “esa
noche que lo sacaron a él iban por mucha gente […] entonces cuando yo desperté,
entonces lo llamé, ya él estaba despierto también, pero él estaba ahí callado […] bueno,
entonces preguntaron “que dónde ésta Carlos Rojo”, él se levantó y le dijeron: “Me hace
el favor y se viste y se lleva los papeles”, él no hablaba nada, él era callado. Entonces se
vistió y salieron. En la sala de la casa había unos zapatos de los muchachos, le quitaron los
cordones y le agarraron las manos, entonces a mí me dijeron que me recogiera en una
pieza de estas con los niños, y cerraron la puerta. Cuando ya fueron a salir con él uno de
los muchachos lo llamó, entonces él lo único que les dijo fue: “Adiós hijos, manéjense bien
con su mamá” […]”. Acontecimientos como estos son el desenlace de una historia, pero el
comienzo de una diferente, así como cuando se cierra un ciclo y se comienza otro, el
recuerdo del anterior queda, pero ya no con odio ni rabia sino con mirada de perdón de
poder mirar al pasado y saber que sí, vivieron esas situaciones pero que ahora viven
diferente que empezaron a construir pedazo por pedazo y lo más importante dieron el
mayor de los pasos, La Aceptación que para la mayoría es lo más difícil.
Todos merecemos una oportunidad, porque, así como todos los que nos solemos llamar
“normales” las tenemos, ellos, los reinsertados también las tienen, porque son capaces de
afrontar su realidad, su pasado y su futuro. A la hora de la verdad no somos tan
diferentes, todos tenemos boca, ojos, nariz, oídos, manos etc. Todos tenemos sueños,
anhelos, aspiraciones y así mismo Miedos, a ser juzgados, a no ser aceptados e incluso
llegar a estar solos. A pesar de que su pasado los atormenta diariamente porque vivimos
en una sociedad rencorosa y que al que piensa distinto o se ve diferente ya lo juzgan, no
es justo. Pero así y todo se arriesgan a ese mundo, sabiendo que sí, algunos los van a
juzgar como otros los van a integrar.
Después de todo, cualquier cosa se puede esperar de Colombia, no es así, 6.367.862 Votos
por el Sí y 6.428.487 votos por el No. Pero lo más sorprenderte es resaltar estos resultados
de pueblos que han sufrido esta guerra de frente, en el portón de sus casas, nos han dado
una lección de perdón y anhelo de paz, algo tan interesante de analizar en donde nos
damos cuenta que el principal factor de impedimento del cambio es la falta
reconocimiento hacia el otro, miren nada más que ejemplo nos dan ellos:
Caloto: Si 72,9% No 27%
Cajibio: Si 71,1% No 28%
Miraflores: Si 85% No 14%
Silvia: Si 73% No 23%
Barbacoas: Si 73% No 26%
Tumaco: Si 71% No 28,8%
San Vicente de Caguan: Si 62% No 37%
Apartado: Si 52% No 47%
Mitú: Si 77% No 22%
Valle del Guamez: Si 86% No 13%
Macarena: 73 % No 39%
Puerto Asís: Si 57% No 42%
Turbo: Si 56% No 43%
Toribio: Si 84% No 15%
Bojaya: Si 96% No 4%
(2016, 2016)

Interesante resultado, lo que más sorprende es como esa enseñanza que nos brindan esos
pueblos víctimas de la violencia es tan directa, pero lastimosamente muy pocos logran
aprender de ella y eso es el reflejo de que continuamos siendo un pueblo indolente el cual
a pesar de que se le brindan las herramientas para cambiar, prefiere decir No, a una
oportunidad de cambio. Es entonces donde se enmarca la realidad en que viven esos
colombianos que votaron por él No. Viven en una burbuja, la cual les decía “si votan por el
Si están apoyando a unos terroristas y al gobierno de Santos y si votan por el No, no nos
vamos a volver como Venezuela y de igual forma un voto por el No es seguir apoyando a
nuestro Ex Presidente Álvaro Uribe”. Paren, despierten, esto no era una disputa por ver
cuál partido era mejor o cual presidente o ex presidente tenía más apoyo, No. Esto era
para parar 50 dolorosos años de guerra, una guerra que trae consigo dolor, lagrimas,
sangre y a pesar de que hoy esa sangre puede que no sea nuestra era de un colombiano y
si nos hacemos llamar colombianos hoy era el momento para demostrar amor, gratitud,
humildad y esperanza por la patria. Quitémonos la máscara, esa misma que hace que nos
olvidemos de nuestro pasado, esa mascara que lo único que causa es que repitamos los
mismos errores. Quizás tenga una mirada opuesta a muchas personas que leerán este
ensayo, o quizás algunas me apoyaran, pero lo importante es saber que tengo claros mis
objetivos y es que aun mantengo la esperanza de luchar contra la indolencia ciudadana,
que ayudare en todo ese proceso de despertar colombiano, para que los jóvenes que
hacen parte de mi generación y de las próximas que vendrán tengan un mejor horizonte y
tengan una patria la cual amar y no destruir como se ha venido haciendo. Que 50 años de
guerra queden en la historia y que estas nuevas generaciones construyamos una Colombia
decidida a dar el paso, con capacidad de reconocimiento, aceptación, igualdad y sobre
todo solidaridad y respeto. Pongamos un poquito de nuestra parte y escribamos un nuevo
capítulo para así cambiar pensamientos al igual que realidades.

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