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Revelación de Esperanza

Mi tema esta noche es


El pacificador del Apocalipsis

Hace unos años atrás una prestigiosa universidad medica estaba haciendo pruebas de
tolerancia del estrés.
Ellos querían investigar cuánto estrés los seres humanos podían manejar.

¿Cuánta presión podemos manejar sin quebrantarnos?


Ellos decidieron hacer sus experimentos con corderos

Ellos tomaron un cordero y lo pusieron en un corral para que ellos pudieran ver el cordero,
pero él no podía ver hacia afuera.
Estos investigadores colocaron catorce diferentes estaciones de alimentación dentro del
corral.
Entonces los investigadores colocaron electrodos en las estaciones de alimentación.

Al acercarse el cordero a la estación de alimentación y comenzar a comer, los investigadores le


daban un corrientazo eléctrico al cordero.
Ansiosamente el cordero comenzó a correr. Se fue a otra estación de alimentación y comenzó
a comer, pero recibió otro corrientazo.

El cordero salto nerviosamente crispado y aturdido. Comenzó a correr alrededor del corral en
busca de un lugar seguro para comer.

Finalmente, ellos le dieron un corrientazo al cordero en cada estación de alimentos.

El cordero estaba tan nervioso y ansioso; tenia tanto estrés que tambaleó al centro del corral,
empezó a temblar, le dio un ataque nervioso y murió.

La carga de ansiedad fue demasiado grande.


Los investigadores entonces tomaron al gemelo del cordero y lo pusieron dentro del mismo
corral.

Pero, había una diferencia.


Ellos pusieron la madre del cordero dentro del corral con él.

El pequeño cordero fue a la primera estación de alimentación y comenzó a comer. Los


investigadores le dieron un corrientazo al cordero.
¿Qué piensan que hizo el cordero?
¡Miró hacia su madre y dijo “Bah! ¡Bah!”
¡Y la madre le contestó “Bah! ¡Bah!”
Y ese pequeño cordero no salió corriendo de la primera estación de alimentación, sino que
siguió comiendo.

Los investigadores se dijeron, ¿“Que está pasando aquí”?

¡Ellos le dieron otro corrientazo al pequeño cordero, de nuevo miró hacia arriba y dijo, “Bah!
¡Bah!” y la madre dijo, “Bah! ¡Bah!” Y el cordero continúo comiendo.

Los investigadores volvieron a darle un corrientazo de nuevo al cordero.


El pequeño cordero fue hacia donde su mama y la mama oveja le susurro algo en la oreja del
pequeño cordero. 
 
Bueno y aquí es donde la investigación científica comenzó a no tener el mismo efecto
anterior.  
Ellos no saben con exactitud que le dijo la mama oveja al pequeño cordero. 
 
Pero, de todas formas, el pequeño cordero corrió de Vuelta y comió exactamente donde había
estado comiendo. ¿Cuál fue la diferencia?   
 
El primer cordero no tenía ningún lugar a donde correr. 
 
El segundo cordero tenía la seguridad de que alguien estaba ahí. Alguien que podía sobrellevar
las cargas.  
¿Quién puede llevar nuestras cargas cuando los estreses de la vida nos sobrecargan?

¿Quien puede cargar nuestra culpa?


¿Quién puede manejar nuestra preocupación y ansiedad?
¿Quién, en fin, puede darnos seguridad?

¿Hay algún refugio en los tiempos de tormentas en nuestra vida?


En nuestro trauma, ¿hay algún lugar de seguridad a donde podamos correr?
El libro de Apocalipsis nos muestra a Jesucristo en todo Su esplendor y en toda su belleza.   
 
 
Volvamos a repetir nuestro lema para esta serie: 
Si está en la Biblia, yo lo creo.Si no está de acuerdo con la Biblia, No es para mí. 
Esto es cierto porque la Biblia completa revela a Jesús, la verdad. Particularmente es esa
verdad en el libro que va bajo el nombre …. 
 
Apocalipsis 1:1 “La revelación de Jesucristo.”
Apocalipsis 1:5 lo llama a Él-

“El testigo fiel, el primogenitor de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.”

Él entró dentro de la tumba, Él puede darle consuelo a hombres y mujeres cuyos corazones
están quebrantados por la muerte.
Él es rey sobre todos los reyes de la tierra.
Su poder y fuerza son supremos en el universo.

Apocalipsis 12 verso 5 dice,


“Ella dio a luz un hijo varón, que va a regir a todas las naciones con vara de hierro.”

Él es ese hijo varón nacido de María.


Él es el Salvador quien encaró las tentaciones de Satanás y salió victorioso.

Apocalipsis 12:5 continua-


“y su Hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.”

Cristo ascendió al Cielo y Él sigue viviendo para llevar nuestras cargas y ministrar a nuestras
necesidades.
En el capítulo 14,
Jesús vuelve para cosechar la siembra de la tierra:
Apocalipsis 14:14 
 
“Miré y vi una nube blanca. Sentado sobre la nube, uno semejante al Hijo del Hombre,  
Que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz aguda.”

Él reúne a sus creyentes y se los lleva al cielo, pero Él se deshace del pecado y de los pecadores
para siempre.
Él es revelado en Apocalipsis 19 como aquel que monta un caballo blanco, símbolo de
conquista, victoria, y triunfo.

Él es Aquel que nunca ha perdido una batalla.


El general que nunca ha perdido una guerra.
Él es el único que va a derrotar a Satanás.
Desde Apocalipsis 1 hasta Apocalipsis 22 hay un héroe y Su nombre es Cristo Jesús.  
 
Pero de todos los símbolos de Cristo en Apocalipsis, 
El símbolo de un cordero moribundo es uno de los más prominentes y más precioso.   
 
Es encontrado más veces que cualquier otro. 
Jesús es descrito como el Cordero 27 veces en el Apocalipsis. 
 
Apocalipsis 5:6
“Miré, y vi que en medio del trono. . . estaba un cordero como inmolado,”

Un cordero ensangrentado es visto arriba en el cielo, como si hubiera sido muerto, pero aún
está parado en medio del trono.
En Apocalipsis 13:8 Cristo es…

“El Cordero que fue inmolado.”

En edades lejanas de la eternidad, Padre e Hijo se reunieron en consejo divino para venir y
salvar a los seres humanos caídos. En Su infinito amor, el cielo fue preparado para la
posibilidad del pecado.
En Apocalipsis capítulo 12 una bestia tipo-dragón ataca al cordero y les hace la guerra a sus
seguidores.

Pero ellos lo vencen en el verso 11:


Apocalipsis 12:11  
 
“Ellos lo han vencido por medio de la Sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de
ellos, .” 
 
En el libro de Apocalipsis el cordero triunfa sobre el dragón.  
 
El Cordero derrota todos esos poderes que lo atacan a Él y a Sus seguidores.   
El cordero triunfa sobre todo sistema religioso falso.  
Apocalipsis 17:14 
 
“Pelearan contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, 
 
Si tú y Yo estamos del lado del Cordero, ¿de qué lado vamos a estar?    
¡Del lado ganador! 
Porque es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con el son llamados, elegidos y
fieles.”

En el libro de Apocalipsis el cordero gana. Y Satanás pierde. ¡Alabado sea Dios!

¿Por qué Dios, en el libro de Apocalipsis, escogió algo tan indefenso, débil, e inocente como un
cordero para representar a su Hijo?
Vamos a ir hacia atrás y trazar el simbolismo del cordero a través de la Biblia y como ese
simbolismo del cordero baja y toca tu vida hoy en día.  
 
¿Cómo es que el entendimiento del Cordero de Dios te libra de la carga de culpa?  
 
¿Cómo te libera esto del pecado?  
¿Cómo te da esto la seguridad de la vida eterna? 
Volvamos a los días de Adán y Eva. 
Adán y Eva desobedecieron una orden directa de Dios de no comer la fruta del Árbol del
Entendimiento del Bien y el Mal.  
El desobedecer un mandamiento de Dios se llama “pecado.”   
 
Dios le dijo a Adán y Eva que si ellos desobedecían y comían de ese árbol ellos morirían.    
La Biblia dice: Romanos 6:23 
 
“La paga del pecado es la muerte”  
 
Cuando Adán y Eva pecaron, Dios dijo,  
“Deben traer un sacrificio, un sustituto, un cordero que muera en su lugar”  
 
Hablando acerca de los sacrificios en el Antiguo Testamento, Moisés en el Libro Antiguo de
Levíticos dice 
Leviticos 17:11

“. . . y la misma sangre hará expiación de la persona.”


Levíticos 17:11, primera parte

“Porque la vida de la carne en la sangre está. . .”

La Sangre representa vida.


El pago del pecado es la muerte.
La penalidad de desobedecer un mandamiento directo de Dios es la muerte.

Así que el vaciar la sangre del cordero representa el pago de esas deudas.

Siguiendo las instrucciones de Dios, Adán trajo un cordero puro, sin mancha.
Adán miraba a el cordero inocente morir y su corazón fue quebrantado.
A través del Antiguo Testamento, Dios instruyó a Su pueblo a traer sacrificios de animales.

Dios le dijo a los Israelitas que construyeran un santuario-un tabernáculo. Todos los días
sacrificios de animales se llevaban a cabo en el santuario.
¿Qué significaba cuando un pecador llevaba su cordero al santuario? ¿Puede un animal expiar
la vida de un hombre? ¿O todo esto simbolizaba algo más?
Vamos a imaginarnos que en esos días había un Israelita llamado Josías. Josías pasa un coraje
con su vecino y se pelean.

Él le da un golpe a su vecino en la cara y lo tumba al suelo. El pobre hombre tiene la nariz y la


boca ensangrentadas.
Esa noche Josías va a las oraciones vespertinas y tiene la sensación de que ha pecado, una
sensación que ha actuado mal contra su vecino.  
 
Él va a su vecino y le dice “Lo lamento mucho.”  
 
Pero esa culpa descansa sobre Josías y Josías sabe que él debe llevar un cordero al santuario. 
La próxima semana el lleva el cordero-un cordero puro sin mancha.

Josías camina a través del campamento de Israel. Sus vecinos lo ven y saben que él ha pecado.
Él es culpable.
Josías llega al santuario.
Él se arrodilla, pone sus manos sobre la cabeza del animal, confiesa su pecado y le entierra el
cuchillo a través de su garganta.

Mientras lo hace, la sangre corre sobre su rodilla y el animal cae inerte. El cordero muere.
El sacerdote atrapa la sangre en una bacineta.
El animal es puesto sobre el altar de bracero y la carne es consumida.
El sacerdote lleva alguna de la sangre adentro del santuario.

Antes de Josías llegar al santuario, él se sentía sobrecargado bajo el peso de la culpa.


Pero mientras confiesa su pecado sobre la cabeza del animal, algo maravilloso ocurre.

La Biblia nos habla de ello en Levíticos 5:5, 6


“Cuando pecare en algunas de estas cosas, confesará aquello en que pecó.
Y para su expiación presentará a Jehová, como ofrenda de expiación por el pecado que
cometió.”

Cuando Josías confiesa su pecado, la culpa de ese pecado es transferido al animal sacrificado.
El animal se convierte entonces simbólicamente en culpable.

Ya que el pago del pecado es la muerte y debido a que el pecado de Josías es la causa por la
cual debe morir, es el mismo Josías el que debe tomar el cuchillo y matar el animal. El animal
cae muerto.

Su cadáver es colocado sobre el altar y su sangre llevada adentro del santuario y salpicada
sobre el velo entre la Ley de Dios en el Arca del Pacto.
Josías desobedeció y rompió la ley de los diez mandamientos. Él merecía morir. Pero el
sacrificio murió en su lugar y Josías ahora está libre de culpa y penalidad.
¿Por qué Dios requiere esos cientos de miles de sacrificios?
¿Esos animales le dieron vida eterna al pecador?
¿Limpiaron a las personas de sus pecados?
¿O representan simplemente algo más?
¿Señalaban hacia un mejor sacrificio?

En el libro de hebreos en el Nuevo Testamento, encontramos una clave para entender hacia
donde señalaban estos sacrificios:
Hebreos 9:11, 12 
“Pero estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio
y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación.  
Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez
para siempre en El Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”

Y el verso 28:
Hebreos 9:28 
“Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos…”   
 
La sangre del animal sacrificial prefigura la sangre derramada de Cristo. 
Los servicios del santuario en el Antiguo Testamento estaban diseñados para ensenarnos el
plan de salvación de Dios.    
Un número de años atrás una mujer en sus cuarenta asistió a una serie de reuniones como
esta, y llego al predicador para recibir consejo.

Ella cargaba con un gran sentimiento de culpa y no sabía qué hacer.


Le dijo al Pastor, “He hecho algo terrible y tengo dificultad en hablar acerca de ello.”

Le dijo acerca de una relación que tuvo hacia 17 años atrás con un hombre casado que resultó
en un aborto.

“Pastor,” ella dijo, “por 17 años he llevado cargando esta carga de culpabilidad. Esta
culpabilidad está destrozando mi espíritu. Me ha sacado el gozo de mi vida. Yo sé que lo que
hice hace 17 años atrás fue un error trágico, pero yo no puedo traer esa pequeña vida de
vuelta. Está quebrantando mi corazón.”
El Pastor le respondió suavemente, “Sabes que si vivieras en el Antiguo Testamento traerías un
cordero y confesarías tu pecado sobre la cabeza del cordero.

“La culpa seria transferida al cordero y ese cordero moriría por tu pecado, simbólicamente.
“La sangre seria llevada adentro del santuario y tu podrías caminar libre sabiendo que la carga
ha sido levantada de tu espalda.”

El pastor continuo, “Pero no estamos viviendo en el Antiguo Testamento y tu problema es que


no tienes un cordero y no has aceptado a un Salvador.
“Si vienes hacia Él y te arrodillas ante Él y confiesas tu pecado, la carga será levantada de tus
hombros.

“Tu culpa será limpiada porque hubo un cordero-


Y cada cordero o sacrificio señalaban hacia el Cordero de Dios.”

Mirando hacia el Cordero de Dios, ella confesó su pecado en oración a Dios, y aceptó el
sacrificio hecho para ella y encontró arrepentimiento y perdón.
Para primero ser libres de culpa, primero tenemos que reconocerla.

Un pecador en el Antiguo Testamento nunca sería libre de culpa hasta que lo reconociera
llevando su cordero.

Es solamente cuando reconocemos nuestra culpa, y entonces vamos en oración


confesándosela a Dios, y si es necesario, a la persona a quien le hemos fallado, que
encontramos perdón y alivio de la culpa.

Decimos,
“Dios, entiendo que he pecado en contra de ti.
He perdido mi temperamento. Me ha dado coraje.
Me he llenado de lujuria. He sido deshonesto.”

Esto parece un concepto básico, pero frecuentemente pasado por alto. Antes de poder ser
libres de nuestras adicciones y el dolor que nos hace regresar a ellas, debemos estar
dispuestos a parar de esconderlas de Dios.

Cuando reconocemos que somos culpables, entonces tenemos que confesarle a Dios lo
especifico de lo que hemos hecho.

Habiendo hecho esas dos cosas, tenemos el privilegio de aceptar libremente a Jesús, el
Cordero de Dios, como nuestro sustituto.

El pago del pecado es la muerte, pero el versículo tiene más…


Romanos 6:23

“Porque la paga del pecado es muerte, pero la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús,
Señor nuestro.”

El regalo de Dios puede ser aceptado libremente. No podemos pagar por él, no hay una serie
de buenas obras que nos califican para recibirlo.

Cuando un amigo nos ofrece un regalo, no decimos, ¿Qué tengo que hacer para merecerlo?”
Simplemente lo aceptamos.

Habiendo aceptado el regalo, nosotros creemos en las promesas de Dios. El creer no convence
a Dios a hacer algo, Él ya ha hecho todo.

Creer es el acto de escoger continuar aceptando nuestro regalo gratis,

El creer nos proporciona el vinculo que nos lleva a aferrarnos a lo que Dios ha provisto ya
voluntariamente.

Así como un Israelita siguió el plan de Dios en el Santuario hace tiempo atrás, la culpa de su
transgresión fue por fe removida de él. Su culpa fue removida de él. Tu y yo podemos tener
esa misma experiencia.
Si voy a Jesús y le confieso mi pecado, mi carga de culpa es removida. Es transferida de mí
hacia Jesús.

Cristo Jesús, el Cordero Divino fue muerto por ti y por mí. Lo que pasó en la cruz aquel día fue
mucho más que derramar sangre de animales.
Hebreos 9:14 
 
¿“Cuanto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a si mismo sin
mancha a Dios, 
limpiara vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” 
 
Tu conciencia puede ser limpiada.   
Tu culpa puede ser removida. 
Psiquiatras nos dicen que la culpa impide a las personas de vivir el tipo de vida que les permite
ser personas felices, alegres y productivas.
La culpa crea miedo. La culpa crea ansiedad.
La culpa puede devorar el corazón de tu vida.
La culpa puede destruir tu interior.
Pero tú y yo podemos ir a Jesús y arrodillarnos delante de Él y decirle, “Dios, he fallado, sé que
he fallado,
Dios lava mi pecado y remueve esta culpa”

Podemos saber que la sangre de Cristo fue derramada para el perdón de nuestros pecados y
para limpiar nuestras conciencias y para reconciliarnos con Dios.

Creer que Dios verdaderamente hace estas cosas por nosotros, quita nuestras cargas de culpa.
Solamente hay Uno que nos puede quitar nuestra culpa.
Amigos, las personas necesitan perdón hoy.
Lo necesitan desesperadamente.

Porque la culpa nos hace cosas terribles, nos roba de paz y destruye nuestras vidas.

Hay Uno sólo que puede librarnos de nuestros pecados. Hay sólo Uno que nos puede redimir-
Aquel que murió.
2 Corintios 5:21 
 
“Al que no conoció pecado (ese es Dios) lo hizo pecado (ese es Jesús) por nosotros lo hizo
pecado, 
 
¿Porque hizo El esto? 
 
para que nosotros seamos justicia de Dios en él.”  
 
¿Peco Jesús alguna vez? No.   
¿Se convirtió en pecado por nosotros?   
El que nunca conoció pecado se convirtió en pecado por nosotros. 
Cuando Jesús colgó en la cruz Él experimentó mucho más que el dolor de los clavos en sus
manos y pies-

O la corona de espinas en su cabeza.


Fue mucho más que la sangre derramada por su cara.
Fue mucho más que el sufrimiento físico.

Cuando Jesús colgó en la cruz, la oscuridad del pecado lo envolvió a Él. Lo ocultó de la cara de
su Padre. Es por eso que mientras Jesús colgaba ahí, solo, muriendo Él gritó:
Mateo 27:46 
 
“¿Dios mío, ¿Dios mío, porque me has abandonado?” 
 
Jesús estaba cargando con la culpa de la humanidad.

El sintió la condenación del pecado aplastando Su vida.

Todo lo que Jesús podía ver era la culpa del pecado y Él tomó la decisión, mientras él estaba
muriendo en la cruz, de que Él iría a la tumba y llevaría la culpa del pecado, aun si nunca
pudiera salir de ella.

Su única meta era la de salvarnos.


Llevar por nosotros la carga de culpa.

Tu carga puede ser removida hoy.


Efesios 2:8, 9 
 
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no es de vosotros; 
pues es obra de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe.” 
 
La Salvación es un regalo.  
¿Cuándo quiere Dios dártela?  ¡Ahora mismo! 
Cuando por fe declaramos- 
“Señor, dame el regalo de la salvación.  
Vengo ante ti con un corazón abierto.  
Vengo a la cruz,  
Vengo creyendo que Jesús es el Cordero.” 
 
Me arrodillo delante de la cruz.  Te confieso mi pecado.  
La carga de la culpa es levantada de sobre mis hombros.   
Es puesta sobre Jesús. 
¡Yo soy perdonado!  Yo soy redimido. 
1 Pedro 1:18, 19 
 
“Fuisteis rescatados no con cosas corruptibles, como plata u oro, . . . sino con la sangre
preciosa de Cristo . . .” 
 
La Redención es un regalo. 
¿Acaso has desobedecido y hecho aquello que sabias está incorrecto?

Puedes venir ahora.


Ven con toda tu culpa.
Ven con todos tus pecados.
Para hacerlo más sencillo, piensa en estos 
 
5 pasos sencillos para recibir el regalo de la vida eterna. 
1. Acepta el hecho de que Dios te ama.
(Jeremías 31:3)

Jeremías 31:3
“. . . Con amor eterno te he amado; por eso te prolongué mi misericordia.“
2. Reconoce que no te puedes salvar a ti mismo.  (Romanos 3:23, 24) 
 
Romanos 3:23, 24 
 
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y son justificadas
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.” 
3. Cree que Jesús puede y quiere salvarte.  (Juan 3:16) 
 
 
John 3:16

“De tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
en el crea, no se pierda, sino que tenga vida eterna.”

Tú no puedes salvarte a ti mismo. Eso es imposible.


Cree que Dios te ama. Cree que Él te salvará.
4. Confiesa tus pecados a Jesús y cree que estás perdonado. (1 Juan 1:9)
1 John 1:9

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y
limpiarnos de toda maldad.”

Ven ahora mismo. En tu corazón - dondequiera que estés sentado confiésale tus pecados a
Jesús.
Cree que estás perdonado.
5. Reclama su regalo de la vida eterna y decide servirle a Él para siempre. (Juan 3:16)

Gente alrededor del mundo está tomando esta decisión.


Están viniendo por los cientos.
Están viniendo por los miles a Jesús.
Han venido.

Ellos han dicho, “Dios, soy un pecador. Yo sé que no puedo salvarme a mí mismo. Yo no me
puedo redimirme a mí mismo.”

Ellos han llegado declarando, “Señor, tu eres mi Cordero.


Tu eres el Cordero de Apocalipsis.”
Ven conmigo y conoce a este Jesús.  
El limpió al leproso, sanó a los sufridos, y perdonó a los pecadores.
El tocó los ojos del ciego y ellos fueron abiertos.
El destapó los oídos del sordo.
Hombres cojos caminaron. Y el mudo cantó.
Paz y amor y gozo fluían desde su Ser. Los niños amaban estar en su presencia.
Las multitudes querían hacerlo rey. Ellos creían que él iba a guiar sus ejércitos hacia la victoria
contra los romanos.
Días antes de su crucifixión, Ellos celebraron su maravilloso amor

Ellos pensaron que él iba a traer el reino de gloria.


Pero Él no vino a sentarse en un trono terrenal, pero sí a colgar de una cruz de madera, y a
traer el reino de gracia.

Toda su vida, El reveló el amor y la gracia del Padre.


En su presencia la muerte huyó.

Él obró el milagro de la resurrección en cada funeral al que asistió.


Su muerte le proveería vida a la raza entera.
Ven conmigo esta noche, a un lugar hace dos mil años atrás en donde Dios le reveló al
universo entero cuanto le importa.

Es el patio de Pilato, una corona de espinas está incrustada en su cabeza. Mira como la sangre
le corre por Su cara.
Mira la agonía en sus ojos.
Oye el sonido del látigo mientras los soldados romanos le golpean Su espalda.

El justo está siendo condenado como un pecador.


Observa esta escena. Deja que toque tu corazón esta noche.
¿Quién es este que sufre tanto?
Observa mientras soldados fuertes y armados le entierran clavos a través de sus manos.

Él es el que creó el Sol, la Luna y las Estrellas.


¿Quién es este que está colgando en la cruz del Calvario?   
¿Quién es este con clavos en sus manos?   
¿Quién es este que carga con la carga del mundo? 
 
¿Cómo puedes caminar alejándote de un amor como este?                               ¿Puede alguien
darle la espalda a un Dios que los amos de tal manera? 
 
Un Dios que se preocupa tanto por ellos.  
Un Dios que desea salvarlos. 
Juan 3:16 
 
“De tal manera amo Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
en el crea no se pierda más tenga vida eterna.” 
 
Tu puedes tener vida eterna.  
¡El texto dice todo aquel!
No dice un hombre rico o un hombre pobre.
No dice un hombre sabio o un hombre ignorante.
No dice un hombre negro o un hombre blanco.

Dice, TODO AQUEL que crea en Él tendrá vida eterna.


Así como Jesús nos perdona libremente a nosotros, a veces nos invita a perdonar a otros
libremente. Cristo nos ha perdonado, no porque lo merecemos, sino porque el perdonar ha
estado en su corazón todo el tiempo. El es un Dios de perdón.
Hace muchos años atrás, durante un periodo en Rwanda de dolor y angustia, un pastor
cristiano y sus dos hijos fueron brutalmente asesinados por una multitud enfurecida. Su
esposa sobrevivió, pero ella había visto a un hombre joven con un machete matar a uno de sus
hijos antes de ella misma ser atacada y dejada por muerta junto con muchos otros en el patio
de la iglesia aquel día.
El joven que mató a su hijo huyó y se escondió en las montañas, pero después de 3 años ella lo
volvió a ver. En vez de odio, el amor de Dios fluyó de ella hacia el joven quien había sido un
miembro de su iglesia, habiendo sido bautizado por su propio marido. Ella le dijo al joven, “Tú
debes convertirte en mi hijo.” Y ella lo visitaba regularmente en la cárcel y lo cuidada,
visitándolo semanalmente.

Este joven sintió el amor y el perdón de Adele y le rompió el corazón. Él nunca había
experimentado amor de esa manera. Cuando vamos a Jesús, nosotros también, no hemos
experimentado un amor como este antes, aquel que nos conoce mejor nos ama más.
Su gracia, misericordia y perdón están tratando de llegar a donde ti ahora mismo. La salvación
es tuya si la pides, Escucha estas palabras de las Escrituras:
Aocalipsis 22:17 
 
“¡El Espíritu y la Esposa dicen, ‘Ven!’ ¡El que oye diga, ‘Ven!’ 
Y el que tenga sed, venga. El que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.” 
 
 
¿Estás sediento de su amor?
¿Estás sediento por su perdón? - Su misericordia?
¿Estás tan sediento que deseas más y más de su gracia?
¿Has venido a los pies de la cruz donde ese problema de culpa está resuelto de una vez y por
todas?
¿Por qué no vienes a ella ahora mismo?
Ven a el héroe del libro del Apocalipsis.
Y llamalo tu Señor.

Si has venido antes, porque no le rededicas tu vida a Él hoy.

Si le has dedicado tu vida a Él, pero te has alejado, Él está buscando que regreses.

Él está deseando que vuelvas.


Él está solitario sin ti.
Su paz y gozo pueden ser tuyos.

Si nunca lo has aceptado anteriormente - porque no hacerlo ahora mismo. Él te ofrece vida
eterna ahora mismo.

Él dijo, “. . . y al que a mi viene, no lo echo fuera.” (Juan 6:37).

El nunca, nunca, nunca, te echara fuera. Por qué no decir, “Sí Senor, yo ire,” al levantarte
conmigo mientras oramos.

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