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ESTRATEGIAS PARA LA ESCRITURA DE ENSAYOS

FILOSÓFICOS

Adrián Ratto (coord.)


Damián Canali
Javier Freixas
Juan Goldín
Cecilia Piérola

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA Y FILOSOFÍA


COLEGIO NACIONAL DE BUENOS AIRES
2015
SUMARIO

Introducción 3
1. Los géneros académicos 4
2. El ensayo: breve reseña histórica 5
3. Cómo componer un ensayo 6
4. El título 10
5. Estructura del ensayo 11
6. Condiciones que debe satisfacer un ensayo 15
7. Autoevaluación 16
8. Bibliografía, referencias y notas al pie 17
9. Ejemplos 20
Apéndice: abreviaturas de uso frecuente en trabajos científicos 27
Bibliografía 28

2
INTRODUCCIÓN
La primera pregunta que seguramente se nos plantea es qué es eso de escribir un
ensayo. Se trata, básicamente, del ejercicio de poner por escrito, de manera
fundamentada, una idea personal, una vez que se ha investigado sobre ella, se ha
reflexionado y se la ha puesto en relación con otras.
Poner por escrito una idea personal, enunciado así, parece tratarse de algo
relativamente sencillo, pero en cuanto ponemos manos a la obra nos encontramos con
que la cosa tiene cierta complejidad. Las ideas son acciones del pensamiento que,
podemos decir, poseen vida propia: la misma idea que a veces se presenta de manera
difusa, otras resulta plenamente clara; en ocasiones, nos parece singular, única, pero
luego la reconocemos vinculada con pensamientos ajenos. Más aún, cuando intentamos
decir eso que habíamos pensado, no siempre resulta sencillo encontrar las palabras
adecuadas; a menudo las palabras que usamos sugieren algo parcialmente distinto de lo
pensado. Finalmente, así como el intento de traducir al lenguaje coloquial esa suerte de
unidad viva del pensamiento que es una idea implica una transformación rica y
compleja (no es lo que ocurrió en nuestra mente lo que finalmente expresamos), así
también el intento de traducir la idea al lenguaje escrito implica una transformación a
menudo mayor. ¿Cómo hacemos para que el efecto que nos produjo pensar esa idea que
nos interesó e inquietó se produzca también en nuestro público, cuando llegue el
momento de ponerla por escrito?
El ensayo, por otra parte, consiste en algo que va más allá de un mero informe en
el que planteamos una serie de opiniones personales tal como nos van saliendo, sin
mayor fundamentación, o una recopilación de ideas ajenas. Se espera que haya una
perspectiva personal, en cierto modo creativa y, a la vez, crítica. Se requiere de un
proceso argumentativo: tendremos que dar razones de lo que sostenemos e incluso de
las preguntas que nos planteamos. Dicho de otro modo, deberemos justificar nuestras
ideas.
A pesar de estas dificultades, o tal vez en razón de ellas, la escritura de un ensayo
puede constituir un verdadero desafío. Alguna transformación inevitablemente va a
producirse entre lo que pensamos inicialmente y lo que terminemos escribiendo. Esta
transformación, sin embargo, no tiene por qué implicar un empobrecimiento de nuestra
idea original. Por el contrario, la idea, a medida que vayamos reelaborándola durante la
escritura, a medida que reconozcamos que nunca pensamos en soledad, que siempre lo
hacemos en diálogo y en tensión, habrá de volverse más compleja, más rica en
relaciones, más concreta y, en ocasiones, incluso, más viva.
Como escribe el filósofo-ensayista español Fernando Savater:

En su origen, el ensayo es la opción del escritor que aborda un tema cuyo


tamaño y complejidad sabe de antemano que le desbordan. El ensayista no es
un invasor prepotente, ni mucho menos un conquistador de la cuestión
tratada, sino todo lo más un explorador audaz, quizá sólo un espía, en el peor
de los casos un simple fisgón. "Ensayar" es realizar de modo tentativo un
gesto que uno aún no sabe cumplir con plena eficacia: como el niño que
quiere comer solo y cuya madre le ha cedido la cuchara se lleva un trago
tembloroso de sopa a la boca, convencido de que nunca logrará acabarse todo
el plato sin ayuda. También ensaya el actor el papel para cuya representación
aún no ha llegado la hora; y cuenta con la simpatía del público escaso que
asiste a su esfuerzo, unos cuantos amigos que tienen más de cómplices que de

3
críticos severos1.

Cuando escribimos un ensayo, entonces, sabemos que no habremos de exponer un


tratado sobre un tema que dominamos con certeza sino que, por el contrario, nos
animaremos a la experiencia de “ver qué pasa” a medida que vayamos poniendo por
escrito aquello que seguimos pensando, precisamente, a medida que escribimos, sin
certezas, necesitando de quienes nos lean o nos escuchen con ganas de pensar en
conjunto. En un mundo en el que quienes se animan realmente a pensar no temen
reconocer el carácter provisional de sus propias certezas, no es extraño que gran parte
de la escritura intelectual, crítica y filosófica en el presente tenga carácter ensayístico.
En las páginas que siguen procuraremos entonces ofrecerles algunas pistas que les
permitan introducirse en este universo fascinante y tan actual que es la escritura de
ensayos. Encontrarán sugerencias diversas, que les proponemos tomarlas como tales y
nunca como un método que deben seguir sin salirse del camino. De hecho, este
documento es el resultado de la puesta en común, de la reflexión, la experiencia y las
lecturas de cinco docentes de filosofía. Se ha discutido, se han buscado acuerdos y
hemos aprendido, nos hemos enriquecido, en el proceso mismo de escritura en común.
Este documento, en cierto modo, posee también algún rasgo ensayístico. Esperamos que
les resulte provechoso en el inicio del camino de escritura que emprenderán.

1. LOS GÉNEROS ACADÉMICOS

Antes de abordar las cuestiones relativas al ensayo, puede resultar útil, para evitar
confusiones, presentar una sucinta caracterización de algunos géneros académicos, que
comparten con el ensayo algunos aspectos, pero se diferencian en otros:

La monografía: Una monografía es el tratamiento por escrito de un tema sobre el que


se ha realizado un trabajo de investigación. De acuerdo con sus contenidos, las
monografías suelen ser de dos tipos: (1) monografías críticas: trabajos donde quien
escribe intenta defender una posición particular sobre el tema o problema elegido; (2)
monografías expositivas: textos cuyo objetivo es desarrollar, comparar o exponer un
tema. En este último caso, quien expone no pretende presentar una tesis propia. En toda
monografía se espera que se demuestre con cierta objetividad el manejo de un corpus
teórico determinado sobre un problema circunscripto.

La tesis: Es un trabajo de investigación original de mayor extensión que una


monografía. No existen diferencias significativas entre la metodología utilizada en la
elaboración de una monografía y en una tesis. La diferencia entre ambas se encuentra en
la extensión y el alcance de la investigación. La elaboración y defensa de una tesis
permite la obtención de títulos de grado y posgrado. Existen diferentes tipos de tesis:
tesis de licenciatura, maestría y doctorado.

El informe: Este tipo de trabajo se utiliza en aquellas disciplinas cuyo objeto es la


realidad tal como se presenta en el “campo” o en el laboratorio. El trabajo describe con
un lenguaje preciso y objetivo los aspectos investigados sobre un fenómeno natural o
cultural. Además de la descripción del objeto de estudio, el informe debe presentar, con
cierta prudencia, las conclusiones que se desprenden de las observaciones y señalar

1
F. Savater, El Arte de Ensayar. Pensadores imprescindibles del siglo XX, Barcelona, Galaxia
Gutenberg, 2008, p. 11.
4
aquellos aspectos o fenómenos que deben ser estudiados con mayor profundidad.

El ensayo: El género ensayístico es compartido por la literatura y la filosofía. En el


ensayo literario predominan los elementos expresivos y retóricos del lenguaje, las
impresiones de quien escribe acerca de un tema y las afecciones que esas experiencias le
produjeron. Esto es lo que sucede, por ejemplo, en El pintor de la vida moderna (1863),
de Charles Baudelaire o en Aguafuertes porteñas (1933) de Roberto Arlt. El ensayo
filosófico, en cambio, tiene como propósito principal la justificación de una idea. En
este género se presenta y defiende una posición personal acerca de un tema o un
problema. En el ensayo filosófico el autor puede adoptar un estilo personal, utilizar un
lenguaje informal, incorporar juicios de valor y, eventualmente, prescindir del aparato
crítico externo (notas, bibliografía, etc.), lo cual no lo dispensa del rigor y la coherencia
expositiva.
A continuación nos ocuparemos de este último tipo de ensayo desde diferentes
ángulos: su historia, su estructura, sus características, etc.

2. EL ENSAYO: BREVE RESEÑA HISTÓRICA

Si bien la raíz etimológica del término se encuentra en el vocablo latino exagium,


que remite al acto de pesar, medir 2, la palabra essais se originó en Francia en el siglo
XVI con el sentido de “prueba” o “tentativa”. Según el diccionario de la Real Academia
Española (RAE), “ensayo” significa: “escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas sin
necesidad de mostrar el aparato erudito”.
Se suele ubicar el origen del género en los Ensayos (Essais) de Michel de
Montaigne (1533-1592), publicados en 1580 [algunos años después, en 1597, Francis
Bacon publicó sus Ensayos (Essays), tras las huellas de Montaigne]. Sin embargo, hay
quienes hacen retroceder el nacimiento del género a la Antigüedad Greco-latina3, porque
consideran que son ensayos tanto los diálogos de Platón, como las epístolas de Cicerón
o las confesiones de San Agustín, entre otros trabajos.
Acaso se pueda admitir que los trabajos antiguos y renacentistas sirvieron a
Montaigne como modelos, no obstante, parece que sus Ensayos introducen algunos
elementos novedosos. En efecto, mientras que los trabajos clásicos y renacentistas
reflejan erudición, buscan exhaustividad en el tratamiento de los temas y tienen un fin
pedagógico-didáctico, el libro de Montaigne no se presenta como el escrito de un
erudito, ni tiene la pretensión de agotar el tema en cuestión. Tampoco tiene un fin
didáctico-pedagógico, otorgando libertad a quien lee para discrepar con el contenido.
Por otra parte, como señala María Elena Arenas Cruz4, mientras que los textos clásicos
transmiten un contenido, dejando la autoría en el anonimato, los Essais colocan al sujeto
en el centro de la escena. Quien escribe duda y reflexiona con libertad sobre el tema
escogido.
Para hacer más precisa y cercana esta idea, podemos apropiarnos de algo que
cierta vez propuso Michel Foucault a propósito de los textos filosóficos. El filósofo

2
Para un análisis etimológico pormenorizado del término, véase F. Berlan, “Essai(s): fortunes d’un mot et
d’un titre”, en P. Glaudes (dir), L’essai: métamorphose d’un genre, Toulouse, Presses Universitaires du
Mirail, 2002, pp. 1-17.
3
Cf. C. García Gual, “Ensayando el «ensayo». Plutarco como precursor”, Revista de occidente, n° 116,
1991, pp. 25-42.
4
Cf. M. Arenas Cruz, Hacia una teoría general del ensayo. Construcción del texto ensayístico, Castilla-
La Mancha, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1997, p. 70.
5
francés sugirió que era posible dividirlos en dos grandes grupos: los “libros verdad”, en
los que se desplegaría un complejo sistema deductivo con el fin de tratar de manera
objetivamente verdadera alguna cuestión, y, por otra parte, los “libros experiencia”,
escritos con el fin de provocar una transformación. Dijo Foucault:

Los libros que escribo representan para mí una experiencia que espero sea lo
más rica posible. Al atravesar una experiencia, se produce un cambio. Si
tuviera que escribir un libro para comunicar lo que ya sé, nunca tendría el
valor de comenzarlo. Escribo precisamente porque no sé todavía qué pensar
sobre un tema que atrae mi atención. Al planearlo así, el libro me transforma,
cambia mi punto de vista. En ese sentido, me considero más un
experimentador que un teórico […]. Cuando escribo, lo hago, por sobre todas
las cosas, para cambiarme a mí mismo y no pensar lo mismo que antes5.

Los “libros experiencia” serían entonces aquellos que fueron escritos con la
intención de producir una transformación que acontecería, en primer lugar, en quien
porta la pluma. Si retomamos la contraposición que antes señalábamos entre los textos
antiguos y renacentistas y los trabajos de Montaigne, vemos que puede ponerse el
acento fundamentalmente en la consistencia expositivo-argumentativa del texto ─en la
medida en que hubiera criterios objetivos previamente definidos─ o bien puede
promoverse la escritura de ensayos a modo de experiencia. Ésta es la idea que aquí
seguimos. No se trata, de ningún modo, de resignar consistencia argumentativa ni
“racionalidad” en el tratamiento de un problema, sino de poner el acento en que
acontezca algún tipo de transformación: en primer lugar en quien escribe; en segundo
lugar, también, en aquellos para quienes escribe. Podríamos denominarlos,
parafraseando a Foucault, ensayos experiencia.

3. CÓMO COMPONER UN ENSAYO


Si bien no existen recetas para escribir un texto, y mucho menos un ensayo, dado
que este material está pensado para quienes están comenzando un camino y, tal vez,
enfrentándose a la blancura del papel (o de la pantalla) por primera vez, nos animamos a
sugerir algunas ideas que nos han servido a nosotros, el equipo a cargo de esta ficha, en
los pasos que hemos dado hasta ahora.
Ante todo, es necesario señalar que un ensayo filosófico requiere un proceso de
elaboración y, por lo tanto, la dedicación de una determinada cantidad de tiempo. No se
piensa, en el sentido que queremos darle a este verbo, en la tanda publicitaria de un
programa televisivo, ni tampoco en la charla por WhatsApp. “Pensamos” cuando nos
detenemos en silencio, cuando conversamos comprometidamente con otras personas,
cuando analizamos profundamente un problema o cuando actuamos conscientemente.
“Pensamos”, sobre todo, cuando re-pensamos. Y para ello se necesita tiempo.

Momentos previos a la escritura. Prepararse para ser afectado por el tema

En primer lugar, antes de iniciar la escritura, es necesario dejarse interpelar por el


mundo, por otras personas y por nuestras experiencias. Para eso, sugerimos:

 Llevar siempre una libreta a mano. Esto nos ayudará a retener al menos una
5
M. Foucault, El yo minimalista y otras conversaciones, Buenos Aires, La Marca, 2003, p. 9.

6
imagen tenue de situaciones que percibimos a nuestro alrededor, que, por algún
motivo, nos afectaron o llamaron nuestra atención. Otras veces lo que nos
interpela es una “conversación ya empezada”, es decir, nos convoca a decir algo
una lectura o un diálogo con el que nos encontramos. Asimismo, es importante
tomar nota de las ideas huidizas que transitan nuestras mentes. Es probable que,
si no las anotamos en el momento, ese contenido no pueda ser recuperado en el
futuro. Todo esto ─impresiones, percepciones y pensamientos fugaces─ merece
ser garabateado en nuestra libreta, incluso antes de tener un tema.

 Elegir un tema que nos resulte interesante. El ensayo filosófico no versa


únicamente sobre el objeto en sí, sino sobre la relación de quien escribe con ese
objeto. De modo que es fundamental tener alguna relación con el tema para que
nuestra pluma sea fecunda. A su vez, si estamos dando nuestros primeros pasos
en la escritura ensayística, sugerimos elegir temas modestos, asuntos acotados6.
Si elegimos temas muy amplios, o pretendemos tocar todo lo concerniente a un
mismo tema, es probable que no logremos hacerlo en la extensión de un ensayo
o que llevemos adelante un tratamiento esquemático y superficial del problema.

 Estar predispuestos a observar situaciones relacionadas con nuestro tema. A


veces puede ser útil realizar salidas especiales, con cámara fotográfica en mano,
lápiz y papel de dibujo. También puede ser significativo para nuestro trabajo el
diálogo con personas que puedan darnos información o presentarnos puntos de
vista sobre el tema que nos interesa.

 Leer sobre el tema. Puede ayudarnos a pensar sobre el tema elegido tanto ver
películas y leer literatura, como analizar noticias periodísticas o recorrer
muestras de arte. Llevar un registro de las lecturas que hacemos (ya sea en forma
de fichas o apuntes), particularmente de frases o fragmentos que nos parezcan
pertinentes y de ideas que nos vayan surgiendo de las lecturas será muy útil.
También será importante que reconstruyamos en nuestros apuntes las estructuras
argumentativas que sostienen las ideas del texto leído. En estas notas, así como
en las de nuestra libreta, habrá comentarios de diferente orden de generalidad.
Algunas serán notas generales, otras serán más específicas. En este momento de
nuestro trabajo intelectual esto es normal. Luego vendrá el período de
organización de las ideas.

 Conversar con otrxs7. Dialogar sobre el tema con diferentes personas va a


6
Veamos, a modo de ejemplo, algunos títulos de ensayos de Montaigne: “De la ociosidad”, “Del hablar
pronto o tardío”, “De la firmeza”, “Castigo de la cobardía”. Nótese que se trata de asuntos cotidianos,
pasibles de un recorte abarcable en un pequeño ensayo, en M. de Montaigne, Ensayos, Buenos Aires,
Losada, 1941.
7
Queremos ser coherentes con nuestras convicciones acerca de la igualdad de géneros (de todos los
géneros). A su vez, entendemos al lenguaje como un instrumento flexible y cambiante, por lo cual no
sentimos especiales ataduras a su uso actual, más que las necesarias para la legibilidad. Hemos intentado,
en consecuencia, redactar de modo tal de no suponer ningún género específico en quienes lean este texto,
y en frases en que estilísticamente era muy inapropiado evitar la marca de género, nos hemos inclinado
por usar una "x", indicando que nos referimos a personas de cualquier género, incluidos aquellos géneros
que no se reconocen en la binorma hegemónica (varón/mujer). Para una guía práctica sobre el tema, véase
M.-J. Pérez Cervera, Manual para el uso no sexista del lenguaje, México, Comisión Nacional para
Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, 2011. Disponible en línea:
http://tese.edu.mx/documentos2004/2306_UIHOHKE.pdf. Para una perspectiva crítica, véase S. Santoro,
7
enriquecer nuestra perspectiva acerca del problema elegido. De igual modo,
intentar explicar lo que estamos pensando nos puede ayudar a ordenar las ideas y
encontrar los vacíos en nuestro hilo argumentativo.

Esquema y resumen. La arquitectura del texto

Luego de tener algunas ideas sobre lo que queremos decir, es importante


planificar y bocetar el texto. Esto consiste en hacer una lista de afirmaciones que
busquemos sostener y subtemas que queramos tratar. Luego intentaremos acomodar esa
lista en un orden lógico, donde se encadenen las afirmaciones y las palabras sueltas.
Conviene armar el esqueleto del texto de lo general a lo particular. El esquema
global del trabajo seguramente comience con un planteo del problema, continúe con un
desarrollo de las ideas y argumentos y finalice con las conclusiones del texto. Luego nos
ocuparemos del orden de los temas y subtemas. Si nuestro ensayo contiene varios
subtemas, debemos pensar cuál sería el orden apropiado para presentarlos y tratarlos.
Este orden puede responder a diferentes criterios, pero debe tener alguno.
Eventualmente, puede tratarse de un orden temporal, por ejemplo, si estamos analizando
el desarrollo de un concepto en la historia del pensamiento o los cambios en la
manifestación de una costumbre cultural. El orden más preciado en un ensayo filosófico
será el lógico o argumentativo. Es decir, comenzar por un problema cuyo tratamiento
implique el siguiente problema, y así continúe el encadenamiento.
Es importante en el momento de planificar el trabajo tener presente cuál es el
límite de palabras (si existe esa condición) que deberíamos respetar.
La presentación final de esta etapa del trabajo será algo así como un índice oculto
de nuestro texto, con cierto nivel de detalle. Además, como resultado de esta etapa se
podrá vislumbrar cuál es el objetivo y la tesis del trabajo.

Primer borrador completo. La composición del ensayo

Ya podemos empezar a redactar nuestro ensayo, desarrollando los temas y


argumentos de cada ítem listado en aquel esquema. El objetivo es escribir una primera
versión del trabajo, que luego puliremos.
Aquí nos gustaría introducir algunas sugerencias para la composición:

 El ensayo no debe contener solo descripciones, opiniones o creencias. El


elemento principal debe ser el argumento. En este sentido, cada vez que estemos
argumentando, debemos poner cuidado en que lo que decimos que se sigue de lo
anterior efectivamente se siga. Es decir, que lo que dijimos líneas atrás brinde
buenas razones para convencer de lo que decimos a continuación. Es importante
que los argumentos sean novedosos, es decir, que se trate de ideas originales.
Esto no quiere decir que no podamos referirnos o mencionar argumentos que no
sean propios sino que debemos afirmar ideas nuestras. Por ejemplo, se puede
criticar un argumento ajeno o defenderlo de objeciones; se pueden dar nuevas
razones, ejemplos y contraejemplos para defender o criticar una tesis ya

“La encrucijada del lenguaje no sexista”, en S. Chaer y S. Santoro (comp), Las palabras tienen sexo II.
Herramientas para un periodismo de género, Buenos Aires, Artemisa Comunicación Ediciones, 2010.
Disponible en línea: http://doctoradosociales.com.ar/wp-content/uploads/2013/04/laspalabrastienensexo
II-LAUDANO-pp40.pdf.

8
conocida; se pueden contrastar dos puntos de vista preexistentes, sometiéndolos
a nuevos análisis de puntos débiles y fuertes; se puede elucidar o explicitar lo
que creemos que alguien afirmó de manera no explícita. En fin, se pueden hacer
muchas cosas originales, que nunca son creaciones a partir de la nada, sino que
siempre se trata de una reinvención a partir de recursos que han abonado nuestra
reflexión.

 Un recurso argumentativamente muy útil es la anticipación de posibles


objeciones a nuestra tesis. Si hemos pensado bien el asunto y lo hemos
compartido con otras personas, seguramente ya sabemos lo que nos pueden
decir, qué críticas se pueden hacer a nuestra posición y qué argumentos se
pueden contraponer a los nuestros. Entonces, hacer un espacio en el desarrollo o
en las conclusiones para desplegar las posibles objeciones de la manera más
honesta posible es muy valioso. Si verdaderamente tenemos un fuerte
compromiso con el pensamiento, debemos elegir los mejores argumentos y
objeciones que se nos presenten. No debemos mostrar las objeciones débiles o
fáciles de contestar, sino las más interesantes y críticas. Y, si estamos en
condiciones, darles respuesta del modo más convincente. En caso de que haya
alguna objeción a la que aún no sabemos cómo responder, es signo de
honestidad intelectual confesar que todavía no tenemos una solución, que tal
solución queda para próximos trabajos, y aclarar por qué, a pesar de la objeción,
es valioso seguir sosteniendo nuestra tesis o nuestra presentación del problema
(recordemos que un ensayo filosófico no necesariamente debe “concluir” con
una solución del asunto, sino que puede consistir también en una novedosa
presentación de un problema filosófico).

 Es importante que en el trabajo la voz de quien escribe no se confunda con las


voces de otros personajes. Asimismo, debe ser claro el objetivo del ensayo en
relación con esas otras voces.

 Es necesario mencionar siempre las fuentes que se citen o utilicen. Cabe señalar
que las citas no deben incluirse de manera arbitraria en el trabajo sino utilizarse
para apoyar algo que se pretende demostrar. Por eso, debemos ser capaces de
valorar la calidad de las diferentes fuentes, ya sea que las tomemos de una
biblioteca o de Internet.

 Claridad y concatenación. Si bien los recursos retóricos y poéticos pueden ser


muy agradables, sugerimos a lxs nóveles autorxs que intenten expresarse con
claridad. El objetivo siempre debe ser que nuestra audiencia comprenda con la
mayor precisión posible lo que queremos afirmar y nuestras razones para ello.
Esto se logra si intentamos redactar oraciones no muy extensas, párrafos con
unidad conceptual, si usamos los términos con el mismo significado cada vez
que aparecen y con precisión, y si concatenamos las oraciones de manera
coherente.

 Se deben evitar los coloquialismos, las palabras propias de un grupo particular


de personas (“hablar en código”), y la gramática de la oralidad (por ejemplo, es
importante evitar la segunda persona del singular; aunque cuando hablamos
digamos “si tenés amistades deberías confiar en ellas”, escribiremos “si unx
9
tiene amistades…”, o “si tenemos amistades…”, o alguna otra fórmula
apropiada para el texto escrito). Esta sugerencia debe ser matizada a la luz de
nuestro ensayo. Hay ocasiones en las que puede ser pertinente una escritura con
registro oral o coloquial, por razones de estilo. Pero, en cualquier caso, debe ser
una decisión tomada con criterio de autoría, y no algo que se nos escape.

La escritura final. Correcciones, revisión y últimos preparativos

Al finalizar la versión preliminar, deberíamos dejarla reposar un rato, incluso unos


días. Esto nos despejará y alejará de errores que hubiéramos podido cometer, vicios de
la escritura y demás problemas. Transcurrido ese tiempo, sugerimos leer el texto (leerse)
en voz alta. La sonoridad de nuestra propia pluma podría proponernos cambios,
correcciones y otras ideas. Asimismo, es bueno conseguir que otras personas lean
nuestro escrito y puedan aportarnos comentarios acerca de él.
En esta etapa debemos atender a las cuestiones de edición que se nos hayan
pedido, tales como cantidad de palabras, tipografía, espaciado, sistema de notas y citas,
etc. También debemos hacer una última revisión ortográfica y gramatical. Otras tareas
de edición son: hacer la portada, confeccionar el índice definitivo y armar la
bibliografía.

4. EL TÍTULO
Si bien no hay recetas universalmente válidas, encontrar un buen título para un
texto constituye a menudo un hallazgo bastante más difícil de lo que a primera vista
podría suponerse, e implica, además, un ejercicio creativo. Por tales motivos, no está de
más que les propongamos algunas sugerencias al respecto.
En principio, una posibilidad es que el título tenga la forma de un enunciado o de
una pregunta. Conviene evitar cuestiones demasiado generales y ambiciosas. De manera
clara, el título debe sugerirnos, con una afirmación o con una pregunta, el problema en
el que se centrará nuestro ensayo. Tal vez pueda anticipar nuestra idea, la posición que
habremos de sostener, o tal vez plantee simplemente la cuestión que abordaremos. Es
importante, además, que el título resulte atractivo para quien habrá de leernos. Entre el
título y los primeros párrafos del ensayo se pone en juego, a menudo, el interés que
habrá de despertar en nuestro auditorio. Si nuestro texto logra captar su atención,
habremos dado un buen primer paso.
A menudo sucede que al escribir los primeros borradores no tenemos aún
totalmente clara cuál será la posición que terminaremos sosteniendo, a veces incluso nos
resulta imprecisa la idea que finalmente expondremos en el ensayo. Esto tiene que ver
con las transformaciones que acontecen, como decíamos en la “Introducción”, entre el
pensamiento y el texto escrito. Por ese motivo, conviene que nos manejemos sin un
título, o con uno provisorio, hasta que estemos llegando al final de la escritura. Ahí sí
sabremos cuál puede ser un buen título para nuestro ensayo. Es posible que
conservemos el título provisorio o que lo modifiquemos.

10
5. ESTRUCTURA DEL ENSAYO
¿Qué podemos entender por la estructura de un ensayo? Una estructura es, en
principio, un conjunto de elementos con una cierta organización. Esa organización hace
que el lugar que ocupa cada una de las partes esté estrechamente vinculado con el que
ocupan las demás y cumpla una función en la solidez que adquiere el conjunto. Esta
idea, que puede aplicarse a cualquier objeto material (natural o artificial), adquiere
especial importancia cuando lo que se trata de estructurar son nuestros pensamientos y,
más aún, cuando queremos que esa articulación quede plasmada en un texto.
Como todo lo que se hace con el lenguaje, un texto es algo que se da en el tiempo.
En relación a la estructura, debemos notar que el orden de las ideas en el texto no
necesariamente es el orden temporal en que se nos ocurrieron, o en que las escribimos.
Remitámonos para ello a las sugerencias para componer un ensayo, del apartado 3. Sin
embargo, el orden en que aparecen las ideas en el texto sí es aquel en que van a ser
recibidas por quienes lo lean. Por lo tanto, la estructura se devela de a poco a medida
que se avanza en la lectura. Sólo al final, cuando revisamos el recorrido, o incluso
recién luego de repetirlo más de una vez, las conexiones se advierten en su conjunto y
cada detalle adquiere su sentido, su función. Ahora bien, a la hora de escribir un texto
debemos anticipar esa estructuración, adelantarnos a los distintos momentos de ese
recorrido para poder acompañar a nuestro público hacia el destino de nuestras
conclusiones. Es decir, la estructura del texto debe ser pensada de manera integral antes
de ser escrito el texto, y debemos tener en mente que va a ser el camino que le
indiquemos a quien lea, para acompañar la reflexión.
No existe una única manera de organizar la estructura de un ensayo. La que
proponemos a continuación trata de combinar los tres momentos clásicos de toda
organización textual: introducción, desarrollo y conclusión.

Introducción

Como todo comienzo, éste es el momento inaugural en el que debemos presentar


aquello que queremos analizar. Es decir, se trata de explicitar nuestro problema de
manera tal de involucrar a quien nos lea, de conmoverlx, de hacer que a esa persona
también le importe el tema. Para ello, sugerimos partir de una situación que nos resulte
significativa. Esta situación puede darse en una experiencia más o menos cercana, o
bien provenir de otra fuente, como un texto literario, una narración mítica o la escena de
una película. En cualquier caso, se trata de cierto estado de cosas en el que advertimos
algo extraño, algo nuevo, algo que nos sorprende y a partir del cual se disparan una serie
de preguntas que movilizan nuestra reflexión. Esto puede corresponderse con lo que nos
pasó en los primeros pasos de nuestro acercamiento al tema, que mencionamos en el
apartado 3.

Veamos una serie de ejemplos:

a) Vivo, en mi colegio, rodeada por pancartas que piden por educación. Quiero saber, por lo
tanto, cuál es la función de la escuela en las sociedades y qué será, efectivamente, “educación”;
pues si no sabemos qué es lo que pedimos, difícilmente podamos conseguirlo. En principio, me
doy cuenta que es una de las raíces sobre las que crecemos, teniendo el poder de determinar
rasgos de la sociedad, la cuestión será ahora: ¿qué modelo logrará desarrollar?

b) Es curioso ver cómo los griegos ven la creación del hombre pensante como un crimen contra
11
los dioses. En el mito de Prometeo sobre la creación del hombre, Zeus encarga a Epimeteo y a
su hermano Prometeo la tarea de repartir las facultades entre los seres vivos, para que pudieran
defenderse de los peligros mundanos. Epimeteo las distribuye rápidamente en los animales
brutos y deja al hombre desamparado frente a las amenazas de los dioses. Entonces, Prometeo
roba la sabiduría de las artes de Atenea junto con el fuego de Hefesto y se los obsequia al
hombre. Pero Zeus descubre el robo y lo castiga por otorgarles facultades divinas a simples
creaciones suyas, lo que las pone a su nivel. Luego, los hombres desarrollan las artes para crear
las herramientas que los ayudarán a alimentarse, pero no pueden defenderse de las bestias ni
organizarse en grupos porque carecen del arte de la guerra, que Zeus les obsequia para que
puedan crear las ciudades.
Podemos hacer una analogía entre este antiguo mito y la creación de nuevas tecnologías por
parte del hombre. ¿Qué es la tecnología? Una herramienta de la que se sirve el ser humano para
habitar el mundo. ¿Qué hace el ser humano cuando inventa una de estas “herramientas”?

c) Imaginemos, por un segundo, un mundo completamente vigilado: cámaras en todos lados, en


lugares privados y en públicos, y hasta en la calle -supuestamente para “combatir la
inseguridad”-, los teléfonos “pinchados”, una red llamada Internet, que sepa todo sobre todos y
mediante la cual todos sepan sobre todo, tarjetas electrónicas, que faciliten muchas tareas como
el pago de sueldos o del transporte, pero que a la vez dejen establecido cuánto gana una persona,
qué compra con eso o a dónde va, y no sólo eso, sino que el comportamiento de las personas se
ponga en función de todos estos elementos y exponga su privacidad al mundo entero mediante
sus hábitos. Un segundo… ¿Están pensando lo que yo estoy pensando? Creo que acabo de
describir nuestro mundo. Así es, vivimos en un mundo vigilado...

En estos tres fragmentos podemos advertir tres formas de convocar la atención del
lector. Las situaciones presentadas pueden ser reales, como en el caso de A y C, o bien
ficcionales o narrativas, como en el caso de B (en el que se toma como referencia el
mito de Prometeo), pero todas ellas reclaman nuestra atención y hacen que las
preguntas, a la hora de ser planteadas, resulten pertinentes y significativas. Y hablando
de preguntas, detengámonos en ellas por un momento...
Tal vez lo que haga de este momento del ensayo algo efectivamente filosófico sea
el tipo de preguntas que se plantean. ¿Cómo es, entonces, una pregunta filosófica?
Antes que por su contenido o su tema, una pregunta filosófica lo es por su forma y sus
efectos. En primer lugar, se trata de una pregunta auténtica, legítima. Quien pregunta
filosóficamente lo hace movido por la inquietud y la voluntad de saber. Esto, que puede
parecer una obviedad, resulta crucial en este momento del ensayo porque quien se
interroga no esconde una respuesta “bajo la manga”. No se trata de preguntas retóricas o
pseudopreguntas que anticipen su propia respuesta. Veamos algunos ejemplos en
relación a las situaciones presentadas más arriba:

a) ¿Cuál es la relación entre educación y control? ¿Puede hablarse de una “educación para la
libertad”? ¿Educar es crear o reproducir?
b) ¿La tecnología forma parte de la definición del hombre? ¿Cuál es la relación entre naturaleza
y cultura cuando es mediada tecnológicamente?
c) ¿Hasta qué punto necesitamos la vigilancia? ¿Podemos escapar a ella? ¿Queremos hacerlo?
¿Cómo transforma la vigilancia nuestra relación con los otros?

Tal vez los principales efectos de estas preguntas sean la desautomatización o


desnaturalización y la inquietud. Una pregunta filosófica hace que nos detengamos en
algo que, si no estuviera bajo el tono de una interrogación, tal vez pasaría inadvertido,
en tanto naturalizado. Las preguntas desarman, desmontan la inercia del mundo y ponen
nuestra cabeza a trabajar. Surgen, entonces, la curiosidad y las ganas de responder.
12
Pero, quizá, lo más interesante sea que esa respuesta se sabe precaria, contingente,
necesitada de argumentos que la apuntalen. De modo que debemos buscar razones para
sostenerla ante otras respuestas posibles. Así, la introducción puede cerrarse con la
presentación de una posible respuesta o una hipótesis que invite a quien nos lee a
sumergirse en el desarrollo del ensayo para conocer los argumentos en los cuales se
apoya.

Desarrollo

El desarrollo constituye el cuerpo principal del ensayo. Aquí se despliegan los


argumentos y las estrategias argumentativas, que sirven para sostener la idea/hipótesis
que se pretende demostrar/defender. Es también el escenario de una discusión, donde
quien escribe se enfrenta a las otras respuestas posibles a la pregunta inicial. Un
desarrollo sólido combina argumentos positivos, a favor de la propia hipótesis, con
contra-argumentos, que discutan y refuten las tesis contrarias a la que se desea sostener
Un ensayo en el que predomine la refutación pierde interés porque parece no tener nada
propio para decir. A su vez, un ensayo que no discuta con otras ideas puede estar siendo
indiferente a respuestas relevantes al mismo problema.
A continuación presentamos esquemáticamente, a modo de síntesis, algunas
estrategias argumentativas y contra-argumentativas:

Estrategias argumentativas (a favor de Estrategias contra-argumentativas


la propia hipótesis) (para refutar otras ideas)

Desmentir o refutar: rechazar con Hacer concesiones: a veces, más efectivo


fundamentos la posición contraria a la que y honesto que rechazar de plano una
se desea sostener. posición contraria a la nuestra, es
reconocer en ella alguna buena razón para
sostenerla, y luego discutirla.
Dar ejemplos: Los ejemplos se emplean Dar contraejemplos: se trata de dar
para ilustrar lo que se desprende de un ejemplos que muestren la inconveniencia
argumento. Sirven para ilustrar nuestra o las dificultades a las que conduce una
idea, y no para reemplazar la posición contraria a la que procuramos
argumentación. Un ejemplo oportuno sostener. La estrategia consiste en extraer
puede resultar valioso, también, como conclusiones que se derivan de la posición
modo de persuasión (es decir, para que con la que estamos discutiendo y mostrar
nuestros lectores acepten o, cuanto menos, con ejemplos que se trata de conclusiones
se acerquen a nuestra posición). falsas (“si la posición dada fuera
Una serie de ejemplos diversos puede verdadera, debería darse tal o cual
constituir un buen argumento inductivo, situación; y tal situación no se da, como lo
para sostener, con cierta probabilidad, muestra este contraejemplo”). Una
nuestra conclusión. conclusión falsa no puede seguirse
De manera más certera, los argumentos válidamente de premisas verdaderas, por
deductivos que partan de premisas lo cual, si hicimos bien la derivación de
aceptadas por el público otorgan conclusiones, esto prueba que al menos
fundamentos concluyentes para nuestra una de las premisas de las que partimos (la
conclusión. posición opuesta a la nuestra) es falsa.

Citas: siempre pensamos en diálogo y en Las citas de autoridad para refutar:


13
Estrategias argumentativas (a favor de Estrategias contra-argumentativas
la propia hipótesis) (para refutar otras ideas)

tensión con otrxs. Puede resultar útil que también puede recurrirse a la cita de
la argumentación de nuestro ensayo haga alguna autoridad reconocida en el tema de
alguna referencia a textos de autorxs con nuestro ensayo para poner en cuestión una
reconocimiento en el tema, junto con posición diferente a la nuestra. Pero la cita
quienes pensamos, aun cuando podamos de una autoridad nunca es suficiente por sí
disentir con ellxs. Es posible también sola. No vale en sí misma como
recurrir a citas extraídas de otros ámbitos argumento. Es necesario siempre procurar
culturales o periodísticos. Cada vez que otras razones argumentativas más allá de
tomamos un texto literalmente apoyarnos en determinada autoridad.
corresponde ponerlo entre comillas.
Además, en todos los casos es necesario,
luego, hacer la referencia a la fuente
correspondiente.
Realizar analogías/comparaciones: Por sí Las analogías y comparaciones pueden
solas las comparaciones no permiten servir también para ampliar nuestra
inferir categóricamente ninguna estrategia contra-argumentativa, si las
conclusión. De todos modos, pueden usamos para mostrar argumentos similares
servir para enriquecer nuestra a los que queremos refutar, pero que el
argumentación, permitiendo ilustrar público no aceptaría.
nuestro punto de vista. De un modo
similar funcionan los ejemplos.
Proponer metáforas: Si bien no es una
estrategia propiamente argumentativa, sí
lo es en términos expositivos. En
ocasiones, una metáfora puede resultar
oportuna para ayudarnos a presentar una
idea. Pero, no se debe olvidar que las
metáforas no son más que una suerte de
giro poético en un texto básicamente
argumentativo.
Señalar causas o consecuencias posibles y Señalar consecuencias indeseables que
deseables que podrían desprenderse de la podrían desprenderse de la posición
posición que pretendemos sostener. contraria a la que procuramos sostener.
Paráfrasis de textos trabajados: no es Señalar contradicciones o inconsistencias:
conveniente que un ensayo se encuentre no resulta de ningún modo sencillo
atiborrado de citas. La paráfrasis consiste encontrarlas pero, entre todas las
en decir con palabras propias las ideas de estrategias contrargumentativas posibles,
un texto determinado (el cual hay que el ejercicio de buscar contradicciones o
referir, entonces, como corresponde). inconsistencias en la posición que
enfrentamos puede resultar una de las más
eficaces. De todos modos, hay que tener
siempre la prudencia de no caricaturizar la
posición que buscamos refutar, sino
estudiarla con atención, analizando
detenidamente sus argumentos.

14
Conclusión

La conclusión del ensayo será el lugar en el que se sintetice el recorrido realizado


en la lectura. Una buena conclusión combina elementos expositivos, argumentativos y
reflexivos. Es decir, es el momento apropiado para señalar cómo los distintos
argumentos sostienen la hipótesis planteada, que debe volver a presentarse con la mayor
claridad posible. Un buen cierre de la argumentación puede incluir también una revisión
y discusión de las posibles objeciones a la propia tesis, de manera de no dejar flanco sin
cubrir ante un auditorio suspicaz o incrédulo. Pero, también la conclusión puede
expandir la reflexión al plantear derivaciones del tema principal y señalar, así, el camino
para nuevas investigaciones a desarrollar en el futuro.

6. CONDICIONES QUE DEBE SATISFACER UN ENSAYO

Es necesario que haya coherencia entre los tres momentos del ensayo: la
introducción, el desarrollo y el cierre. Es decir, lo que se anuncia en la introducción
tiene que estar encadenado con lo que se desarrolla en la parte argumentativa del cuerpo
del ensayo; la conclusión, a su vez, tiene que desprenderse de dichos argumentos. No
debe afirmarse en la conclusión algo que no ha sido planteado antes, o que no guarde
ninguna conexión con lo planteado previamente. De lo contrario, estaríamos
introduciendo información nueva que nos quitaría credibilidad. No se trata de divagar
sobre todo lo que sabemos sobre algún tema. Los problemas y las preguntas de los que
partimos tienen que ser concretos, y deberíamos asegurarnos entonces de que el ensayo
se ciña a esos problemas y preguntas. Conviene entonces formular, al comienzo del
trabajo, el problema o la cuestión principal a la que deseamos enfrentarnos, y
mantenerlas en mente todo el tiempo. No debería, entonces, haber nada en el ensayo que
no se vincule, de alguna manera más o menos directa, con esas cuestiones. Lo demás
conviene que sea desechado.
Además, el trabajo debe ser consistente. Un ensayo será consistente cuando sus
partes estén bien conectadas desde el punto de vista lógico. Es decir, se alcanza la
consistencia cuando la conclusión se desprende lógicamente de los argumentos
presentados en el desarrollo del texto y no se advierten contradicciones o falacias.
Hay que hacer el intento, por otra parte, de no dejar ninguna afirmación sin
justificar: tendríamos que intentar convencer, con buenos argumentos, a nuestra
audiencia acerca de nuestra posición sobre el problema que estamos abordando. No
debemos dar por obvias nuestras afirmaciones y nuestros planteos, por eso es que es
necesario argumentar.
Por otra parte, es importante prestar atención a la cohesión del ensayo. Se trata,
básicamente, de que haya una correcta articulación entre las oraciones y párrafos del
ensayo. Es necesario tener en cuenta para ello el uso de conectores que resulten
adecuados en función del tipo de vinculación que queremos lograr en nuestra
argumentación. Algunos de estos conectores pueden ser los siguientes:

 Aditivos: establecen una relación de coordinación entre oraciones; es decir,


se usan para añadir ideas. Algunos ejemplos: en primer lugar…, en segundo
lugar…, además, a continuación, en otro orden de cosas, al mismo tiempo,
de la misma manera.
 Disyuntivos: plantean la posibilidad de opción entre dos o más ideas, a veces
15
sugieren incluso que es necesario optar entre una de ellas. Algunos ejemplos:
o, u, o bien... o bien…
 Adversativos: expresan oposición o contraste entre ideas. Algunos ejemplos:
pero, no obstante, sin embargo, pese a lo expuesto, en cambio.
 Causales: indican una relación de causalidad entre ideas. En un texto
argumentativo como el ensayo, hay una relación causal, por ejemplo, entre el
desarrollo del ensayo y la conclusión. Algunos ejemplos de conectores que
conectan causalmente oraciones o párrafos distintos: por esta causa, debido
a, en consecuencia, en conclusión. Ejemplos de conectores causales en el
interior de una misma oración pueden ser: porque, pues.
 Temporales: indican una relación de anterioridad, simultaneidad o
posterioridad en el tiempo. Por ejemplo: De anterioridad: antes, al principio,
inicialmente. De simultaneidad: a la vez, mientras, al mismo tiempo. De
posterioridad: más tarde, después, posteriormente.

En función de lo que hemos dicho más arriba, es importante tener en cuenta todos
estos elementos en los diversos momentos de la redacción de nuestro trabajo (en
especial en las diferentes instancias de relectura a lo largo de los distintos borradores).

7. AUTOEVALUACIÓN

Al terminar de escribir el ensayo, antes de su entrega, puede resultar útil la


realización de un ejercicio de autoevaluación. Para ello es necesario plantearse una serie
de preguntas que pueden orientarnos con el fin de que este ejercicio resulte fructífero.
Les sugerimos en este momento tener presentes algunas de las propuestas que les hayan
resultado más significativas cuando leyeron los puntos 3, 4 y 5 de este documento.
Puede resultar útil retomarlas y escribirlas como preguntas que puedan formularse a
ustedes mismxs.
A modo de ejemplo, supongamos que han hecho uso intenso de internet para
escribir su ensayo. En el apartado “Cómo componer un ensayo” hemos dicho que este
uso está obviamente permitido, pero debemos cuidar la distinción de la calidad de las
diferentes fuentes. Pues bien, si esta indicación les resultara significativa, pueden
preguntarse: ¿He elegido con criterio qué tomar en cuenta y qué desechar de internet?
“Sí”, “no”, “más o menos”, ustedes verán en ese momento cómo responder y, en todo
caso, procurarán, si fuera necesario, revisar y ajustar aquello que resulta más “flojo”. De
este modo, puede confeccionarse una lista de preguntas que no debería ser ni muy
extensa ni tampoco demasiado breve, para revisar el trabajo.
Con el fin de ofrecerles una ilustración, vamos a citar el ejemplo de una lista de
preguntas que hemos tomado de un Manual para estudiantes de la escuela secundaria.
Dicen las autoras:

Un ensayo argumentativo es el resultado final escrito de un trabajo individual en el


cual se aborda un tema problemático, se consideran críticamente posibles respuestas
y se concluye con una toma de posición fundamentada […]. (Antes de entregar):
Realicen una autoevaluación del trabajo confeccionado considerando los siguientes
16
puntos:

 ¿Hice énfasis en cuestiones de fundamentación? ¿Procuré evitar un trabajo


meramente descriptivo?
 ¿Consideré y analicé lo más profundamente posible distintas respuestas al
interrogante, tomando en cuenta argumentos y contra-argumentos?
 ¿Expresé mi opinión o me limité a repetir lo que otros han dicho sobre el
tema?
 ¿Propuse ejemplos variados? ¿Me cuidé de evitar errores en los ejemplos que
propuse?
 ¿Establecí, donde fuera pertinente, relaciones con otras áreas del programa?
 ¿Me expresé de manera clara, evitando los saltos de ilación y las
incoherencias?
 ¿Evité las generalizaciones infundadas, los prejuicios y las falacias al
argumentar?
 ¿Incluí las citas bibliográficas de las fuentes que usé?

Si respondieron afirmativamente a todas las preguntas previas, conviene que lo


relean para estar seguros de que no se han deslizado errores de impresión y, ahora sí,
pueden entregarlo8.

Como les decíamos, éste es sólo un ejemplo (de todos modos, significativo, pues
es el resultado de largos años de experiencia de las docentes que escribieron dicho
manual). Pueden formularse otras preguntas que resulten valiosas para ustedes.
Si las preguntas estuvieran bien planteadas, les permitirán examinarse de un modo
sensato, evitando tanto una autocomplacencia demasiado cómoda, como un juicio
excesivamente severo acerca del trabajo que han escrito.

8. BIBLIOGRAFÍA, REFERENCIAS Y NOTAS AL PIE


Bibliografía y referencias bibliográficas

La bibliografía final y las referencias bibliográficas son recursos a disposición de


quien escribe para dar cuenta del marco conceptual en el que se inscribe el trabajo y del
proceso de investigación realizado. La bibliografía es la sección final del trabajo. En
dicha sección se colocan las obras consultadas, por orden alfabético. En cambio, las
referencias bibliográficas son notas que indican la obra a la que pertenece la cita o
paráfrasis utilizada en el texto.
Existen diferentes maneras de presentar las referencias bibliográficas y la
bibliografía final. Quien escribe el texto debe elegir uno de los formatos y mantenerlo a
lo largo del trabajo. Entre los formatos más utilizados se encuentran: a) sistema
llamada-nota y b) sistema autor-año9.

a. Sistema llamada-nota

En este sistema las referencias se colocan en el pie de la página (notas al pie) o al


final del texto (notas al final). La llamada es el signo (número, asterisco o letra) que se
coloca dentro del texto y se reproduce en el pie de la página o al final del trabajo. La

8
M. Frassineti de Gallo y G. Salatino, Filosofía. Esa búsqueda reflexiva, Buenos Aires, A-Z editora,
2006, pp. 365-368.
9
Acerca de las ventajas y desventajas de cada uno de los sistemas, véase M. Botta, Tesis, tesinas,
monografías e informes, Buenos Aires, Biblos, 2007, p. 76.
17
nota contiene información sobre la fuente utilizada.
Las referencias se formulan de la siguiente manera: a) Libros: Autoría, título (en
cursiva), lugar, editorial, año y n° de página/s; b) Libros escritos por varixs autorxs:
Nombre de la primera persona del grupo et al., título (en cursiva), lugar, editorial, año;
c) Artículos publicados en una compilación: Autoría, nombre del artículo (entre
comillas), nombre de quien compiló, título del libro (en cursiva), lugar, editorial, año y
n° de página/s; d) Artículos publicados en revistas científicas: Autoría, nombre del
artículo (entre comillas), nombre de la revista (en cursiva), n° y/o volumen, año y n° de
página/s; e) Artículo publicado en un periódico o en una revista de difusión: Autoría,
nombre del artículo (entre comillas), nombre del periódico o revista de difusión (en
cursiva), lugar, fecha y n° de página/s.

Ejemplos:

a) Scavino, D., La filosofía actual. Pensar sin certezas, Buenos Aires,


Paidós, 2000, p. 76.
b) Glavich, E., et al., Notas introductorias a la filosofía de la ciencia,
Buenos Aires, Eudeba, 2001, p. 78.
c) Traverso, E., “Historia y memoria. Notas sobre un debate”, en M. Franco
y F. Levín (eds.), Historia reciente. Perspectivas y desafíos para un
campo en construcción, Buenos Aires, Paidós, 2007, p. 74.
d) Ginzo, A., “Las aporías de la utopía. Progreso y primitivismo en
Diderot”, Anales del seminario de Historia de la Filosofía, n° 14,
1997, p. 71.
e) Saer, J., “Cuando un escritor se pone a leer”, Clarín. Suplemento de
Cultura, Buenos Aires, 14 de noviembre de 1999, p. 3

Abreviaturas más comunes10

Ibidem y op. cit.: cuando la nota corresponde a una cita de un texto ya


mencionado (1) de manera inmediatamente anterior se escribe: Ibidem, ibid.
o ib. (2), que quiere decir “en el mismo lugar”. Si la cita corresponde a la
misma obra pero a una página diferente (3) se escribe op. cit. y el n° de
página. En el caso de que exista una referencia intermedia a otra obra (4) se
escribe: la autoría, la abreviatura op. cit. y el número de página.

Ejemplos:

1) Scavino, D., La filosofía actual. Pensar sin certezas, Buenos Aires,


Paidós, 2000, p. 76.
2) Ibid.
3) op. cit., p. 7
4) Scavino, op. cit, p. 89

b. Sistema autoría-año

Este sistema presupone la presencia en la bibliografía final de los datos


bibliográficos de todos los textos mencionados en el trabajo. Esto permite prescindir de
10
Ver más adelante el apéndice sobre las abreviaturas utilizadas en trabajos científicos.
18
las notas (al pie o al final) de referencia 11 y de las abreviaturas ibid. y op. cit.,
permitiendo una lectura más fluida. La referencia se coloca en el cuerpo del texto, luego
de la cita, mencionando solamente el apellido del autor, el año del libro y la página de la
cita.

Ejemplos:

Raúl García sostiene que en la filosofía de Deleuze “no hay ninguna


instancia trascendental, ni Dios, ni el Ser, ni siquiera la Estructura” (García,
1999: 76).

Si se adopta este sistema, la bibliografía final se debe presentar de la siguiente


manera: a) Libros: Autoría, año (entre paréntesis), título (en cursiva), lugar y editorial;
b) Artículos publicados en una compilación: Autoría, año (entre paréntesis), nombre del
artículo (entre comillas), nombre dequien compiló, título del libro, lugar, editorial y n°
de páginas; c) Artículos publicados en revistas científicas: Autoría, año (entre
paréntesis), nombre del artículo (entre comillas), nombre de la revista (en cursiva), n°
y/o volumen y n° de páginas.

Ejemplos:

1) García, R. (1999), La anarquía coronada. La filosofía de Gilles Deleuze.


Buenos Aires, Colihue.
2) Traverso, E. (2007), “Historia y memoria. Notas sobre un debate”, en M.
Franco y F. Levín (eds.), Historia reciente. Perspectivas y desafíos
para un campo en construcción. Buenos Aires, Paidós, pp. 67-96.
3) Ginzo, A. (1997), “Las aporías de la utopía. Progreso y primitivismo en
Diderot”, Anales del seminario de Historia de la Filosofía, n° 14, pp.
43-71.

Fuentes, bibliografía secundaria y citas

Las fuentes y la bibliografía secundaria son documentos y trabajos de


especialistas que permiten a quien investiga obtener información sobre el tema que será
el objeto de su ensayo. Las citas son pasajes que se extraen de una obra para corroborar
o contrastar lo expresado.
Las citas pueden ser directas o textuales (1) o indirectas (2). La cita directa es
aquella que reproduce fielmente las palabras de quien citamos. En cambio, la cita
indirecta es aquella en la que se reproduce una idea ajena con las propias palabras. Si la
cita es directa y breve (1.a) se inserta en el texto entre comillas, colocando al final de la
misma la referencia bibliográfica o, según el sistema de referencia adoptado, la llamada
que remite a la nota de referencia. En el caso (1.b) de que la cita sea directa y extensa
(más de 4 renglones) se separa del cuerpo del texto, dejando un espacio al principio y al
final de la misma y un margen mayor. Finalmente, si la cita es indirecta (2) se coloca en
el cuerpo del texto, pero, en este caso, sin comillas. En este último caso se debe colocar
la abreviatura “cfr.” o “cf.” (abreviatura de cónfer, forma imperativa del verbo latino
conferre, que significa literalmente “compara”) al comienzo de la referencia
bibliográfica.
11
Las notas de discusión se conservan.
19
Ejemplos:

1.a. En otro trabajo Löwith afirma que “la filosofía de la historia depende
enteramente de la teología de la historia, en particular del concepto
teológico de la historia como una historia de perfección y salvación”
(Löwith, 1968: 10).

1.b Como bien señala Ehrard, La Mettrie rechaza el finalismo tanto en el


plano de la física como en el plano de la ética

¡Qué antiestoicos seremos! Ellos son filósofos tristes, severos, duros;


nosotros seremos alegres, dulces complacientes. Todo alma, ellos
hacen abstracción de su cuerpo; todo cuerpo, nosotros haremos
abstracción de nuestra alama. Ellos se muestran inaccesibles al placer
y al dolor; nosotros nos gloriamos de sentir una cosa y la otra (...)*
Nosotros no dispondremos en absoluto de lo que nos gobierna, ni
ordenaremos nada a nuestras sensaciones: reconociendo su imperio y
nuestra esclavitud, trataremos de serles agradables, persuadidos de que
es allí donde yace la felicidad de la vida (La Mettrie, 2005: 28).

* los puntos entre paréntesis (…) indican que en la cita se omite parte
del pasaje.

2. Karl Löwith afirma que no existe una ruptura entre las concepciones
providencialista y progresista de la historia (cf. Löwith, 1968: 10).

* Si se opta por el sistema llamada-nota las referencias se colocan en todos los casos al
pie de la página o al final del trabajo.

Notas

Las notas se colocan en el pie de página, al final del trabajo o en el cuerpo del
texto. Las notas se clasifican de la siguiente manera:

a) nota de referencia: presenta los datos bibliográficos de una cita directa o


indirecta.
b) nota explicativa: amplia algunos aspectos de una cuestión tratada en el cuerpo
del texto.
c) nota de reenvío: hace referencia a otra parte del texto o a otra obra. En este
último caso se indica otro libro, donde se corrobora la información del texto o se
presenta una discusión crítica al respecto. En general se encabeza la nota con
alguna de las siguientes abreviaturas: “cf.”, “véase” o “ver”.

9. EJEMPLOS

Finalmente, les ofrecemos dos ensayos, acompañados por una serie de


comentarios en el margen. Fueron escritos por estudiantes del Colegio Nacional de
Buenos Aires para la Olimpíada de Filosofía de la República Argentina (organizada por
la Universidad Nacional de Tucumán, con el auspicio del Ministerio de Educación de la
Nación). No los proponemos como modelos de un buen ensayo filosófico (más allá de
20
que encontramos aciertos interesantes en ambos). Ya sabemos que todo ensayo implica
una búsqueda de lectura, reflexión y escritura personales. Los ofrecemos, entonces, tan
sólo con el fin de ilustrar algunos de los conceptos e ideas que hemos expuesto
previamente en este documento.

La identidad emocional
Por Santiago12

¿Quién soy? Esta pregunta seguramente le ha podido sacar el sueño a más de una Introducción: se plantea el
persona. La búsqueda de lo que nos define, y nos diferencia a la vez del otro, no es interrogante sobre el que se
va a reflexionar: ¿es
fácil y varía para cada persona. ¿Podremos encontrar la respuesta en las pasiones, en razonable afirmar que lo que
lo que nos gusta y disgusta? Y aunque hallemos una respuesta, ¿por cuánto tiempo nosotros somos coincide con
será válida? ¿No estaremos cambiando todo el tiempo? nuestras pasiones, en la
medida en que éstas tienen un
carácter dinámico (y cambian
entonces “todo el tiempo”)?

Para este propósito trataremos en este ensayo a las pasiones de forma diferente a la Clarificación de conceptos. A
partir de este párrafo se
tradicional. Se las debe entender como lo que nos gusta, lo que amamos y lo que elucida el uso que se le dará
detestamos, pero de forma consciente. Es decir, como conceptos racionalizados de al término “pasión”.
nuestras emociones. Exposición previa al
desarrollo del problema y a
la respuesta argumentativa
que se dará al mismo.
No ha de confundirse, sin embargo, a las pasiones con las emociones. Aquí
presentamos a estas últimas, como fenómenos que son percibidos por nuestra Búsqueda de precisión
conceptual: se distingue
conciencia y que son externos a la misma. Estas emociones son impresiones, como “pasión” de “emoción”.
diría Hume, intuiciones muy fuertes, que suceden en un momento dado, son
circunstanciales y no eternas. Una vez que han sucedido, son guardadas en nuestra Se realiza una paráfrasis del
memoria e integradas a nuestro entendimiento. Nuestra conciencia podrá acceder a texto trabajado de Hume.
estas memorias cuando sea necesario.
Es decir, que nuestras emociones efímeras son percibidas, racionalizadas, y luego se Elaboración de la definición
crean conceptos a partir de ellas. Llamo, entonces, pasión a la racionalización de la de pasión.
memoria de un conjunto de emociones. Por lo tanto, las pasiones no son emociones a
largo plazo, y no conllevan esa inevitabilidad y esa alienación que se les suelen
adjudicar, sino que son construcciones que hace el yo racional a partir de la
experiencia de las emociones propias. Son la conceptualización de un fenómeno
cerebro-corporal, y digo corporal porque puede haber síntomas físicos igualmente,
como el aumento de la frecuencia cardíaca, el llanto y la coloración de las mejillas,
entre otros.

Las pasiones están altamente relacionadas con la memoria. Son en realidad anhelos de Continúa la búsqueda de
emociones que hemos sentido, y que evocamos conscientemente cuando pensamos en precisión conceptual. Aquí se
trabaja el vínculo de la pasión
las circunstancias en las que sucedieron. Es común también asociarlas a algún objeto, con la memoria.
actividad o persona y las evocamos al pensar en ellos. Entonces reiteramos conductas
para tratar de revivir emociones.
Vale aclarar que la memoria no siempre es invocada voluntariamente, sino que
accedemos a ella todo el tiempo, sin necesidad de tener la voluntad de recuperar
recuerdos. Es más, es probable que cuanto más nos esforcemos en recordar algo en

12
Santiago y Trilce son los nombres de pila de lxs autorxs de ambos ensayos.

21
particular, más nos cueste recordarlo. Las emociones son recordadas con particular
nitidez, envolviendo todos los recuerdos, de tal forma que recordar una emoción es
casi como volverla a experimentar. La racionalidad radica en cómo relacionamos la
emoción recobrada con el entorno en que sucedió.
Estas pasiones, que tenemos guardadas en la memoria y de las cuales somos Aquí encontramos la tesis o
conscientes regularmente, nos otorgan una “identidad emocional”. Es decir que las posición que se defiende en el
ensayo, en respuesta al
pasiones nos ayudan a contestar a nosotros mismos la pregunta de quiénes somos (de problema planteado en el inicio
hecho, es muy común que cuando alguien se presenta diga las cosas que le gustan y del mismo.
las que detesta), y nos permiten tener una suerte de constancia sentimental. Está
identidad que buscamos en nuestras pasiones es la que, una vez la hayamos definido,
pretendemos proyectar a futuro.
Pongamos ahora un par de ejemplos, para aclarar un poco los conceptos. Si yo dijera
que me apasiona bailar tango, lo que en realidad quiero decir es que cuando pienso en Ejemplificación del concepto
de pasión que se está
bailar tango me acuerdo de ciertas emociones que tuve bailando tango y que confió utilizando, así como de su
que sucederán de vuelta al volver a bailar. Si yo dijera que amo a cierta persona, lo vínculo con la memoria.
que en realidad quiero decir es que cuando pienso en esa persona me vienen de la
memoria ciertas emociones que tuve estando con ella y que confió que volverán a
suceder. Una vez que he definido mis pasiones, trato de aceptarlas y actuar en
consecuencia.
¿Qué pasa cuando estas sensaciones no se vuelven a producir? Porque puede suceder, Señalamiento de una posible
y sucede. No siempre recibimos las emociones que esperábamos, y nuestra identidad inconsistencia. Planteamiento
del problema que se va a
emocional se puede ver cuestionada. resolver. A partir de aquí
comienza la parte
argumentativa del ensayo.

Esto implica que las pasiones poseen el mismo problema que los demás juicios
basados en la experiencia: carecen de universalidad. Aquellas emociones que uno
haya percibido y que relaciona con alguna actividad, objeto o individuo, aunque haya
sido numerosas veces, no hay nada que nos garantice que volverán a producirse la
próxima vez que interactúe con el supuesto causante de la emoción.
Supongamos que una persona ha probado de chico el apio y no le ha gustado. En diez Ejemplificación y primera
años no la ha vuelto a probar, y huye de él cada vez que se le presenta, porque el hipótesis para responder a la
posible inconsistencia: el
recuerdo del asco que le produjo lo azota cada vez que piensa en él. Sin embargo, un prejuicio.
día un amigo le dice que el apio es la verdura más rica del mundo y que debe probarla.
El hombre se detiene a reflexionar y considera que su aberración por el apio es
prejuiciosa, ya que está basada en una memoria antigua. Decide entonces probar
nuevamente el apio, que para su sorpresa, le resultó agradable.

Puede ser también que nos hayamos confundido del causante de la emoción. Ésta es Segunda hipótesis: error
producto del total de las circunstancias, y al tratar de aislar al causante en una cosa, se respecto del estímulo que causó
la emoción.
pueden tomar como despreciables elementos del contexto que no lo son. Ya criticaba
Hume el principio de causa y efecto. Sería entonces la pasión que definimos, una Se recurre nuevamente a una
interpretación equivocada de nuestros sentimientos. autoridad filosófica. No se la
cita textualmente sino que se
realiza una paráfrasis.
Cuando las emociones que esperábamos no son las recibidas pueden suceder al menos
dos cosas. Una es la negación: desconfiamos de nuestra experiencia del momento, Recapitulación del desarrollo.
creyendo a esta la equivocada y no a nuestras expectativas. Priorizamos nuestras
concepciones previas (prejuicios) antes que la experiencia del momento, nos
engañamos a nosotros mismos para no tener que desarmar la identidad que hemos
construido para nosotros.
Lo otro que puede suceder es que nos cuestionemos nuestra pasión. Quizás lo que
tanto nos gustaba, ya no nos satisface. Esto suele acarrear la decepción y la generación
de un vacío al no saber ya quiénes somos. Es, sin embargo, una excelente oportunidad
22
para sentarse a reflexionar, vivir experiencias nuevas, y emprender la búsqueda de
nuevas pasiones para poder reconstruir nuestra identidad emocional.
No obstante, debemos evitar caer en el escepticismo. Que las emociones que nos Respuesta a la posible
producen ciertas actividades, personas u objetos puedan cambiar, no significa que inconsistencia.
deban hacerlo, y lo más probable es que no lo hagan. Sería un error pretender ignorar
nuestras pasiones, bajo la premisa de que existe la posibilidad de que estén
equivocadas; porque existe la posibilidad aun mayor de que no lo estén.
En fin, hemos tratado a la pasión como una conceptualización de las emociones que se Conclusión: el ensayo finaliza
sienten y que permiten crear al hombre una identidad emocional. Ésta, a pesar de lo afirmando la idea planteada a
modo de tesis y su consistencia
que se pueda pretender, no es inmutable, sino dinámica. Nuestros sentimientos pueden en relación con el carácter
cambiar en cualquier momento, en menor o mayor medida, redefiniendo nuestro ser. dinámico de las pasiones (que
Es nuestra misión estar pendientes de estos cambios y recibirlos con los brazos era el problema planteado en la
abiertos. introducción).

Sobre la naturaleza del pensamiento TÍTULO: Como vemos, el


título, sin ser una pregunta
explícita, presenta un tema de
Por Trilce manera clara y concreta. La
expresión “sobre” da a
entender el carácter
exploratorio del escrito y nos
predispone a iniciar un
recorrido en búsqueda del
sentido de un concepto.

¿Razón o sentimientos? Trazamos nuestro ser en la frontera entre estos dos INTRODUCCIÓN:
conceptos y es por esto que su alianza nos es invisible. No somos capaces de pensar sin
- La pregunta inicial, además
el romántico abismo que nos imponen las dicotomías. Y es así como el lenguaje binario, de captar la atención de quien
idéntico al de las computadoras, encierra al discernimiento, ahogándolo en la lee, marca la dicotomía que
mediocridad. articulará todo el ensayo.
El propósito en la vida debe ser encontrar las incongruencias del sistema, la unión de -Por otra parte, la primera
persona del plural en la que
lo incoherente, puesto que es el absurdo lo que nos despierta de la somnolencia en la están escritos estos primeros
que nos sumerge la cotidianidad. párrafos tiene el mérito de
Son pocas las instancias en la vida diaria que nos permiten ver la síntesis de los incluir al auditorio en la
términos que creemos antagónicos. Es necesario tomar distancia y reflexionar, lograr reflexión que comienza a
una perspectiva integral para entender lo que nos rodea y lo que nos constituye. desplegarse.
- Finalmente, a la manera de
un manifiesto, toma posición
firme sobre el tema a tratar y
esa opinión firme es la que
dispara en quien lee la
necesidad de conocer los
argumentos que la sostienen.
En Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes habla de la espera como
una situación donde los sentimientos (la angustia) trastocan la razón:

“[…] desencadenó la angustia de la espera. Comienza entonces el primer acto; CITA DE AUTORIDAD
está ocupado por suposiciones: ¿y si hubiera un malentendido sobre la hora,
sobre el lugar? Intento recordar el momento en que se concretó la cita, las Aquí la cita de autoridad
precisiones que fueron dadas. ¿Qué hacer (angustia de conducta)? ¿Cambiar de funciona al mismo tiempo
como instrumento para
café? ¿Hablar por teléfono? ¿Y si el otro llega durante esas ausencias? Si no me
introducir nuevos conceptos y
ve lo más probable es que se vaya, etc. El segundo acto es el de la cólera; dirijo como ejemplificación de lo
violentos reproches al ausente: “siempre igual, él (ella) habría podido que ocurre cuando los
perfectamente…”, “Él (ella) sabe muy bien que…” ¡Ah, si ella (él) pudiera estar sentimientos predominan sobre
allí para que le pudiera reprochar no estar allí! En el tercer acto, espero la razón.
(¿obtengo?) la angustia pura: la del abandono; acabo de pasar en un instante de
la ausencia a la muerte; el otro está como muerto: explosión de duelo: estoy
23
13
interiormente lívido.”
ANÁLISIS DE CITA
Se ve cómo las proposiciones lógicas se mantienen pero las dimensiones se tornan
disparatadas. La angustia absorbe la capacidad de acción y crea un ambiente de Aquí el análisis de la cita
desesperación. Los sentimientos toman territorio sobre la razón, pero de manera permite precisar su sentido y
ver cómo de hecho funciona
oculta, se infiltran sigilosamente bajo disfraces de racionalidad. Mantienen el método, como una ejemplificación.
la forma y cambian su contenido, creando así una incongruencia que pasa
desapercibida.

Frente a esta angustia, el capital ha encontrado un negocio. Con redes sociales, APLICACIÓN DE
celulares inteligentes y toda la tecnología al servicio de la comunicación, la espera se CONCEPTOS
pierde: no hace falta más que levantar el teléfono y llamar, o mandar un mensaje de
Los conceptos presentados y
texto, un Whatsapp, una nota de audio, etc. Pero la desesperación se cuela de todas analizados en la cita anterior
formas. En realidad, sólo cambia la dimensión del tiempo y del espacio. Hoy tenemos son ahora aplicados para
la obligación de estar pendientes de posibles encuentros virtuales, porque si no, se pensar una situación concreta y
desencadena la angustia y el reproche. Es un fenómeno social que sostiene la cotidiana que puede ser común
hipercomunicación a partir de este miedo a la espera. tanto para la autora como para
quienes leen.

El neurólogo Oliver Sacks presenta en su libro Los ojos de la mente un caso PARÁFRASIS + CITA
inverso al de Barthes: el síndrome de Capgras. Las personas que lo padecen son DIRECTA
capaces de reconocer racionalmente un rostro, pero no generan una sensación de
familiaridad emocional con el mismo. En este caso los sentimientos se retrotraen y En estos dos párrafos se
combinan estos recursos para
queda la razón desnuda, incapacitada. Se desarticula la comprensión, todo se torna poder presentar de manera
insustancial, falso. El conocimiento racional no es verdadero si no lo acompaña el sintética la posición del autor
sentimiento de familiaridad. No se asimila al otro, sino todo lo contrario, se genera que se ha tomado como
una sensación de otredad máxima. referencia.

“La identificación se basa en el conocimiento; la familiaridad se basa en el


sentimiento; pero ninguna de las dos cosas implica la otra. Las dos tienen bases
14
nerviosas diferentes y pueden disociarse”

Por más que en el cerebro puedan reconocerse áreas específicas, incluso grupos de
neuronas dedicadas a cumplir roles determinados: “El cerebro es más que un conjunto ANÁLISIS Y CITA
de módulos autónomos (…). Cada una de estas áreas funcionalmente especializadas DIRECTA
debe interactuar con decenas o cientos de otras, y su integración total crea algo
parecido a una orquesta enormemente complicada con miles de instrumentos, una Como en el caso anterior, aquí
también se presenta un análisis
orquesta que se dirige a sí misma y cuya partitura y repertorio cambian de la cita, pero esta vez se
continuamente”. 15 refuerza con ciertos pasajes
literales del autor citado.
El síndrome de Capgras es una patología que sufren algunos individuos, pero no es
difícil pensarla en el plano social. Hannah Arendt ya esbozó la banalidad del mal: los PARÁFRASIS +
grandes sistemas de crueldad masiva no se generan por una voluntad siniestra de hacer ANALOGÍA
el mal, sino, sencillamente un sistema de burocracia y la alienación que ésta implica.
Mediante una paráfrasis se
El odio, la xenofobia y la discriminación son motores que obligan a los demás presentan conceptos de la
sentimientos a replegarse, son amputados, dejando a la razón abandonada en una filósofa Hannah Arendt para
estructura estática, funcionando como una máquina vacía, sin límites, donde el sostener, a partir de ellos, una
pensamiento queda impotente. analogía entre el síndrome de
Capgras, a nivel individual, y
ciertas situaciones que ocurren

13
Barthes, Roland, Fragmentos de un discurso amoroso, Buenos Aires, Siglo XXI, 2006. p. 91.
14
Sacks, Oliver, Los ojos de la mente, Barcelona, Anagrama, 2010 p. 120
15
Op. cit., p. 118. La cursiva me corresponde.
24
a nivel social.

Esto es lo que permite que Israel envíe misiles dirigidos a escuelas y hospitales de EJEMPLIFICACIÓN
Gaza; que sus blancos sean niños, mujeres y ancianos; que se busque el exterminio de
la población civil mediante la utilización de fósforo blanco. El pueblo judío Aquí la referencia a la guerra
desterrado, perseguido, víctima de un holocausto, hoy es culpable de un genocidio (y a una guerra en particular)
termina de completar la
contra los palestinos. argumentación por analogía al
Las guerras son empresas que producen una ablación de los sentimientos, similar a ofrecer una situación concreta
lo que ocurre con el síndrome de Capgras. Se pierde la sensación de familiaridad, la que ilustra aquella
identificación con el otro. Sólo somos capaces de expresarnos en cifras, contamos el comparación inicial que al
principio sólo se sostenía en
número de muertos. una cita de autoridad indirecta.

Pero “cuando la guerra se va, la poesía vuelve” 16, decía Artaud. Lo irreal y lo real,
lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido, la vigilia y el sueño, se cruzan y PARÁFRASIS Y CITA
se entrecruzan, se funden y se confunden; las relaciones entre ambos mundos llamados DIRECTA.
opuestos se han hecho más profundas y angustiosamente lúcidas como nunca antes en
la poesía, según Nerval17. Los surrealistas comprendían desde lo más hondo que el En los párrafos que siguen
estos recursos se utilizan para
inconsciente nos domina, por eso vivían con un pie en los sueños y el otro en el suelo, introducir los conceptos de
en la más dura realidad, la cotidiana, la que tiene implicaciones políticas. En su distintos poetas surrealistas
estrecha relación con el mundo se opone y protesta contra él; a través del arte se hace acerca de la poesía. Estos
un espacio para la libertad. conceptos permitirán pensar el
arte como una forma de
En la conferencia La evidencia poética que pronuncia Paul Eluard, con motivo de síntesis entre razón y
la primera exposición internacional del surrealismo en Londres en 1936, dice que la sentimientos.
poesía lejos de ser para la exclusividad de algunos eruditos, debe ser hecha por todos y
para todos.

“Si bien la poesía a la que yo me refiero se expresa seguido en palabras, ningún


oro medio le está vedado. El surrealismo es un estado de espíritu (…) No hay
dualismo entre la imaginación y la realidad, todo lo que el hombre puede concebir y
crear proviene de la misma vena, es de la misma materia que su carne, que su sangre y
18
del mundo que lo rodea.”

En este mismo discurso plantea una situación bellísima donde en medio de la


guerra, los disparos, los bombardeos y la muerte, dos amigos corren desde
campamentos enemigos a fundirse en un abrazo fraternal.

“(…) El artillero alemán Max Ernst bombardeaba las trincheras donde yo, soldado
de infantería francés, montaba guardia. Tres años después nosotros somos los mejores
amigos del mundo entero y luchamos por la misma causa: la emancipación del
hombre”

El surrealismo lucha contra aquella otredad que diferencia a los humanos, que no
permite que se identifiquen como hermanos. Y resuena el poema de Eluard Liberté

Y por el poder de una palabra


Vuelve a comenzar mi vida
Sólo nací para conocerte
Para nombrarte

16
Millard-Chary, Claude, L’imaginer guerrier dans la poétique surréaliste, p. 73. Disponible en
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/homso_00184306_1993_num_107_1_26
83 (14/08/2014 23:45).
17
Nerval, Gérard, Les filles de feu. La Pandora. Aurelia, Paris, Gallimard, 1989, p 227.
18
Eluard, Paul, L’evidence poétique, en http://www.lettresvolees.fr/eluard/documents/
Conference_Caron.pdf.
25
Libertad

Ya sea por su presencia agobiante o por su ausente ubicuidad, los sentimientos CONCLUSIÓN
arraigan e impulsan el pensamiento, empapándose de racionalidad para lograr una
estructura lógica. La angustia de Barthes que nos hunde en el desespero y en el Aun cuando no hay ninguna
constante miedo a la espera o el síndrome de Capgras y la guerra deshumanizadora expresión que lo indique de
manera explícita, los tres
son instancias donde el Todo queda disgregado, desarticulado. No hay que perder de párrafos finales pueden
vista la orquesta enormemente complicada que describe Sacks donde cada módulo pensarse como la conclusión
autónomo se integra con otros para crear algo mayor. En realidad nada existe apartado del ensayo. En ésta, se retoman
e independiente; siempre se puede encontrar el puente, aunque sea desde su exilio, los conceptos presentados a lo
largo del trabajo y se vuelve a
desde el afuera, o quizás también desde el adentro, desde el inconsciente. hacer hincapié en la tesis
La perspectiva surrealista es revolucionaria porque visualiza una síntesis inicial: la necesidad de una
multiplicadora. Hace estallar el orden categórico y se deshace de la idiosincrasia síntesis que medie entre los
escrupulosa: desnuda la arbitrariedad y refunda el caos creador. extremos racionales y
Es de esta manera como hay que re-flexionar, volver sobre el objeto de nuestro emocionales. A esa síntesis se
la denomina, como ya lo
pensamiento con plena consciencia de la unión entre razón y sentimientos. Entender lo señalara el título, pensamiento,
indivisible de estas naturalezas que oponemos abre las posibilidades frente a aquello y su ejercicio es lo que se
impensable. Debemos adueñarnos de nuestro propio pensamiento, no permitir que la llama aquí re-flexión.
alienación nos lo sustraiga porque es lo único que nos mantiene libres. Pero hoy en día
un conformismo feroz lo reduce, lo aísla y lo encierra. Es necesario librarnos entonces
de los preconceptos que encarcelan al pensamiento, deshacernos de las falsas verdades
como lo es el antagonismo entre razón y sentimiento.

26
APÉNDICE
ABREVIATURAS DE USO FRECUENTE EN TRABAJOS CIENTÍFICOS

cap., caps. capítulo/s


cf. cónfer, comparar, consultar
col. columna. También colección
ed. edición (primera, segunda, etc.).
e.g. exempli gratia: por ejemplo.
fig., figs. figura/s
fo., fol, f., ff. folio/s
ib., ibid., en el mismo lugar (es decir, en la misma obra y en la
ibidem misma página)
i.e. id est, esto es, es decir.
infra véase más adelante en el texto
loc. cit. loco citato, lugar citado
op. cit. obra ya citada de la misma autoría
sig., sigs., ss. siguiente/s
sec. sección
sic. escrito así por quien se está citando
n. del a. nota de quien escribe
n. del e. nota de quien edita
n. del t. nota de quien traduce
núm, n° número/s
p., pp. página/s
t. tomo
tr. persona que traduce
v. ver, véase
vol., vols. volumen / volúmenes

27
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