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El concepto de representación pone de relieve la idea de que los afectos y emociones

que se actualizan en los procesos educativos escolares no surgen como respuesta directa
a los estímulos presentes, sino que se encuentran claramente mediatizados por las
representaciones que alumnos y profesores han elaborado de ellos. Entre estas
representaciones se destaca la representación que la persona tiene de sí misma, sue
autoimagen o autoconcepto.
El autoconcepto postula la idea del yo como objeto de conocimiento en sí mismo y
tiende a concebirse como una noción pluridimensional, que engloba representaciones
sobre distintos aspectos de la persona (apariencia y habilidades físicas, capacidades y
características psicológicas, capacidades de relación interpersonal y social,
características socio-morales).
Entre los diferentes componentes de la representación de uno mismo encontramos el
autoconcepto académico que se refiere a la representación que el alumno tiene de si
mismo como aprendiz, como persona dotada de determinadas características o
habilidades para afrontar el aprendizaje en un contexto educativo.
En general estas percepciones acerca de nosotros mismos nos implican afectivamente.
En este sentido la autoestima hace referencia a la evaluación afectiva que llevamos a
cabo de nuestro autoconcepto en sus diferentes componentes, es decir, como se valora y
se siente la persona en relación a las características que se autoatribuye. De este modo
las personas se distinguen entre si en función del carácter

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