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a paso
Un terreno vacío, donde todo está por hacer, puede generar tanta
ansiedad como la que siente un pintor ante una tela en blanco.
¿Por dónde comenzar? Evita la tentación de empezar a actuar ya.
Es cierto que ver el espacio que rodea la casa cubierto de tierra,
cascotes y restos de obra resulta deprimente, pero ten en cuenta
que, por muy duro que te sea no hacer nada, el primer paso,
absolutamente imprescindible para hacer realidad un jardín, es
observar y pensar.
Una vez trazado el plano del jardín, las distintas zonas han de marcarse sobre la parcela. Abajo, árboles
en cepellón. El tipo de árboles y su ubicación en el jardín deben valorarse y decidirse con calma.
Copyright: Samuel Mann y María Losseau
PASO 1: OBSERVAR Y PENSAR CON CALMA
• Medir la parcela. Una vez que hayas observado bien, conozcas los pros y
contras del terreno y tengas claro el uso que quieres darle al jardín, es el
momento de trazar un plano a escala. Para ello, mide bien la parcela: se trata de
una tarea sencilla, a menos que el solar presente desniveles o tenga ángulos
complicados.
Los estilos paisajistas, en los que imperan las formas sinuosas, sOlo funcionan
realmente bien en espacios grandes. Exigen mucha dedicación, pero resultan
espectaculares.
Una vez decidido el estilo, hay que elegir los suelos de las zonas de estar, los
pasos y los caminos. El grado de uso que se les dará es clave.
• Los enlosados, ya sea sobre solera o directamente sobre una cama de arena, son
muy funcionales y cómodos. Si son sobre solera de hormigón habrá que tener
muy claras la forma y las dimensiones, así como prever todos los pasos de agua y
luz, ya que cualquier modificación posterior resulta muy complicada. La segunda
opción es más sencilla y económica y permite que la hierba crezca entre las losas.
• Las gravas y gravillas (ver Verde es Vida nº 54, páginas 41-43), de muy fácil
instalación, permiten hacer cambios sin grandes dificultades; son limpias,
reducen la aparición de malas hierbas y ayudan a mantener la humedad del suelo.
Ofrecen mucha flexibilidad para integrar la plantación. Para delimitarlas se suele
recurrir a chapas metálicas o traviesas de madera. Si se trata de un camino largo o
de una zona por la que se transitará mucho, unas losas de piedra sobre la grava
facilitarán el paso.
• Las plantas tapizantes son una alternativa al césped, pero para zonas de poco
pisoteo.
• Para las vallas puedes escoger entre setos formales, que deberás podar al
menos dos veces al año; setos informales de arbustos iguales o diferentes, que se
pueden integrar en el diseño; o trepadoras, que son las que menos espacio útil
restan al jardín y en algunos casos pueden aportarte el aroma de sus flores.