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El ejército francés se ha abatido con mucha bizarría; su general en jefe se ha

portado con torpeza en el ataque; las armas nacionales se han cubierto de


gloria…puedo afirmar con orgullo que ni un sólo momento volvió la espalda al
enemigo el ejército mexicano, durante la larga lucha que sostuvo” Esta es una
fracción del parte que rindió el general Ignacio Zaragoza al gobierno de la
República el 5 de mayo de 1862.

Hablaré sobre aquella victoria del general Ignacio Zaragoza en la ciudad de


Puebla y de la trascendencia de este suceso en nuestro país.

México ha sentido el amargor de las injusticias y de las incomprensiones y para


defenderse ha regado todo su suelo con la sangre de sus hijos para dejar a la
posteridad una patria libre y soberana.

Todo empezó cuando el Presidente de México en ese entonces, Benito Juárez


suspendió los pagos de la deuda externa por dos años ya que el país tenía una
crisis financiera, por lo que los franceses, españoles e ingleses vinieron a
México con el fin de cobrarse a la fuerza la deuda. España e Inglaterra llegaron
con sus buques de guerra a Veracruz, pero después de llegar a un acuerdo con
el presidente Juárez se retiraron. Sólo Francia con la ambición de conquistar a
nuestro país continuó con la Invasión, así que el gobierno mexicano se vio
obligado a repeler a los invasores, que después de varias batallas se
enfrentaron en Puebla. Las tropas francesas estaban muy bien equipadas y eran
mucho más grandes que el ejercito Mexicano; por lo que Benito Juárez convocó
a toda la población a que luchara, así se formó un ejército de aproximadamente
4800 hombres.

En la mañana del 5 de mayo de 1862 aparecieron las tropas invasoras


comandadas por el general Laurencez y reforzadas por los conservadores
mexicanos avanzando contra los fuertes de Loreto y Guadalupe. La batalla la
ganó el Ejército mexicano con Ignacio Zaragoza un estratega militar con mucha
experiencia e inteligencia que dirige de manera sensata y conservadora una
batalla en desigualdad de recursos. Las tropas mexicanas estaban mal
alimentadas, tenían poco armamento y no estaban entrenadas, pero contaban
con mucho valor y orgullo para enfrentar al enemigo. Los franceses quedaron
más que sorprendidos, no podían creer que un puñado de indios zapoaxtlas sin
armas, sin elementos y sin una preparación académica militar derrotara a un
ejército tan superior, considerado el más poderoso del mundo.

Esta gloriosa acción de las armas mexicanas en la Batalla de Puebla es un buen


ejemplo de que cuando se tiene espíritu de lucha, valor e inteligencia se puede
salir triunfante, sin importar lo difícil que sea algo o las adversidades que se nos
interpongan en el camino.
La defensa de la soberanía que se consiguió en Puebla hoy se traduce en el
derecho que tenemos todos los mexicanos a decidir nuestro destino de manera
democrática. Ayer la soberanía se defendía con armas. Hoy la soberanía se
defiende con democracia, con la toma de acuerdos, con negociar o ceder, éstos
son actos de patriotismo real que benefician a la población.

Por eso recordemos esta fecha por lo que es, una muestra clara de nuestra
cultura como mexicanos, de personas que luchan sobre la pobreza, sobre la
falta de oportunidades, sobre la corrupción, la delincuencia y sobre tantos
problemas sociales que aquejan a nuestra Patria. Los nuevos enemigos de mi
país están aquí mismo aparecen todos los días en las notas informativas y para
que este país sea fuerte y crezca se necesita la participación de todos, debemos
de tener el compromiso social de trabajar día con día por el bienestar de toda la
ciudadanía.

México es un país fuerte ¡Podemos Lograrlo!

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