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Sin duda, el acontecimiento más importante en el sector salud durante los dos últimos años

ha sido la pandemia COVID-19 que ha tenido efectos devastadores para el Perú no solo en
términos de salud, sino también en términos sociales y económicos.
A la fecha, en nuestro país se han reportado 2 185 355 infectados, 199 727 fallecidos con
una tasa de letalidad de 9.14 %. Tenemos que recordar que la pandemia ha puesto en
evidencia las grandes carencias existentes en el sector Salud, La falta de equipos médicos e
infraestructura de calidad evitaron que se pudiera atender la creciente cifra de contagiados
por la COVID-19 en los primeros meses del año del 2020. Sin embargo, este no fue el único
problema que aquejó al sector salud, también fue por La falta de personal médico
especializado, especialmente al interior del país, que agravó la crisis sanitaria.
Como se sabe, uno de los principales bienes usados en el tratamiento y manejo clínico de las
complicaciones que presentan las personas hospitalizadas por Covid-19 es el oxígeno
medicinal. El oxígeno medicinal es calificado como un medicamento que se encuentra
dentro del grupo denominado como gases medicinales, pero en aquella fecha, de pico en
contagios por el virus, hubo una situación de escasez de oxígeno medicinal en las
instituciones de salud a cargo del Estado, que son las primeras responsables de garantizar
dicha disponibilidad, generando que los familiares de las personas hospitalizadas por COVID-
19 busquen desesperadamente este medicamento a través de la compra directa en
proveedores particulares. Entonces, el aumento en la demanda de este bien fue uno de los
factores que provoco, además, de un incremento de su precio en el mercado, llegando a
costar en esas fechas, desde S/. 3, 500 soles hasta de S/. 6,000 soles, convirtiéndolo en un
medicamento inaccesible para las personas de escasos recursos económicos, creando con
ello una situación de afectación en el derecho fundamental a la salud.
Por último, el COVID afecto a otras enfermedades ya que los servicios de salud de rutina
fueron reorganizados o interrumpidos y muchos dejaron de brindar atención a las personas
en tratamiento contra enfermedades como el cáncer, enfermedades cardiovasculares y
diabetes. Provocando tal vez una epidemia paralela de muertes prevenibles de personas con
enfermedades crónicas.

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