Está en la página 1de 17
Evolucionismo Fue en los paises hegeménicos de lo que llamamos Europa, y hace menos de ciento cincuenta ‘afios (to- mando nuestro 1980 como referencia), donde se dio la posibifidad de! surgimiento de disciplinas de pretension , clentifica —de acuerdo a los postulados cartesianos— , que intentaran la explicacién de § ides y diferen- cias en los fenémenos socio-culturales, y elaboraran una teoria general de la humanidad desvinculada de condicionamientos mitico-religiosos. Ello no significa que antes, en los “mundos separa-_ dos” previos al “descubrimiento” o cubrimiento, por parte de los europeos, del resto del mundo, no existieran y se desarrollaran concepciones basadas en la obser- vacion y !a acumulacion de conocimientos: tanto acerca de lo humano en general como de lo propio y lo extrafio, lo similar y io diverso entre pueblos y culturas. Pero las mismas, ademas de ser limitadas, se hallaban dema- stado condicionadas por fas particulares cosmovisio- nes y antropovisiones de base mitico-religiosa de ios tuspectivos pueblos. Poco antes de con zi it | us dispersos y espontaneos —e Tasos mas en la utiiccion de lo exdtico y el escapismo de lo propio, o en |uuticulares misticismos, que en las pretensiones de uh «iber” clentifico que por entonces se generaba en el va «idente europeo para todas las disciplinas. Pensado- 1, atsladas dei campo intelectua! —filosofico, juridico, jolitica y ecénomico-~- herederos, en general, del ilu- imuusmo, € informaciones acumuladas a partir de datos «i vijeros, cronistas, aventureros, misioneros, espias, wininistradores de colonias y coleccionistas de anti- sjedides y rarezas, pueden considerarse como pre- lirures y antecedentes inmediatos del surgimiento de 19 una antropologia y una suciologia de pretension cientifica. El “hilo conductor” fue el concepto de evolucian. Basado en la “idea de fa sore natural, que permite ordenar las formas vivas de tal modo que se capte intuitivamente el paso de una a otra”, incluyendo tanto ia afirmacion de un “naturalismo anticreacionista” y la idea del “progreso indefinido”, cuanto el principio de la “geleccion natural”, y sumado a la creencla en la unidi- reccionalidad que va “de lo simple alo complejo” o de “Jo homogéneo a lo heterogéneo’, surgias Ome princi pio directivo dentro de la nueva cosmovision burguesa europea, para la naciente problematica cientifica occidental. El concepto de evolucién estuvo presente en todas partes entre 1830 y 1840, animando las investigaciones yias reflexiones en los dominios mas diversos, ¥ dando unidad, junto al positivismo, al pensamiento occidental de! siglo XIX. No fue casual por tanto el encuentro tedrico entre Spencer y Darwin (ambos ingieses, filo- sofo social el uno y naturalista 9 bidlogo el otro) que concibieron sus respectivas obras (Estatica Social, 1850, y E/ origen de Jas especies, 1859, respectiva- q fente) en forma independiente dentro del comun esp ritu de su época. El concepio no era totaimente original, pues se puede rastrear su germen en pensadores anteriores de distin- tas partes del mundo, pero silo fue su aplicacion siste- matica a los fendmenos observables. De la misma ma- nera, en las especulaciones tedricas de los fildsofos europeos del siglo anterior encontramos ya gran parte! de las ideas que guiarian la interpretacion de los hechos socioculturales. Asi Montesquieu, Condorcet, Turgot y Saint-Simon (como mas tarde Comte) enire los france- ses. y David Hume y ‘Adam Smith entre los britanicos, ya destacaban la importancia de las instituciones @sludiaban a las sociedades humanas como “sistemas naturales” y sefalaban las ventajas del “metodo empi- tico o inductive , intentando formular “leyes sociales en funcidén de “etapas de “evolucion” 0 “progreso”, descubiertas mediante lo que juego se liamariat alana. todo compara tivo, aunque desembocaria en lo que en definitiva seria una historia conjetural de la humanidad. En todo el pensamiento occidental de la segunda mitad det siglo pasado, encontramos intentos de deter- minacion de fos origenes de las formas socioculturales de las sociedades modernas y de construccién de tipo- logias y modelos en los cuales pudiera ubicarse la totalidad de las sociedades conocidas. Esto llevd, en la mayor parte de los casos, a la postulacion de fases, etapas o estadios por los que deberian pasar todos ios grupos humanos, en fos que se podrian ubicar todas las sociedades, tanto antiauas como contemporaneas. y a 'os que corresponderian niveles mas “primitivos” 0 avanzados” segun cual hubiera sido la velocidad al- canzada de su evolucion o cambio progresivo. Surgie- ton asi las.primeras tesis gradualistas que se proyec- tan incluso hasta nuestra actualidad. Una perspectivaetnocentrista'guiaba laconstruccion ie estas teorias y hacia evidente para la mayor parte de los investigadores (antropdlogos de escritorio —“arm- chair anthropologists"— en su mayoria, y sin posibili- «lad de formacion académica como tales en su totali- «hid) que la élite europea de su época era la represen- {inte de la fase mas evolucionada o deseable escalén tinal, ubicando a fas sociedades que mas parecian dife- rite ella en los mas bajos peldafios de la escala. Aun Mts, para algunos, {a sociedad victoriana de los afios: 10 oxpresaba la viva imagen de la ‘culminacion de este pertioular proceso evolutivo en tanto la Gran Bretafia y’ ° 1 hur juesia dominaban el sistema mundial. Su postu- hace ideologieo fue, pues, el de la superioridad dela ywihsacion occidental sobre todas las demas conoci- +lus o por conocer. ~ (1, wlementos de una sociedad que no concordaran cur ol miedelo correspondiente a fa etapa en la que hive oietes arbitrariamente. habia sido ubicada, eran nappa, como supervivencias,‘relictos de estadios istutinne (una suerte de residuos © vestigios anacroni- 1a del j.r.ida) 0 como productos del préstamo cultural 21 reconocian jetes por derecho divino; el dominio de los | rales diferentes pueden producir respuestas diversas sacerdotes limitaria por entonces el desarrollo de ta J por parte del hombre, siendo el cruce, la fusion y la mente humana, hasta que el fin de esta etapa marcaria acumulacion de los elementos culturales 'o que deter- el inicio de “la libertad”. : mina el desarrollo. De esta afirmacion surgié !a idea de Klemm, sin poder desprenderse de criterios racistas, ~provincias geograficas”, relativamente homogéneas consideraba que existian “razas activas” y “pasivas"; en su interior. ambas eran complementarias pero mientras las pri- Aceptando fa atirmacion del principio de que la cul- meras eran capaces de pasar por si mismas de una J ura evoluciona de lo simple a lo complejo, Bastian etapa a otra, las segundas (en que incluia negroides, ] predicd la influencia del grupo social en el pensamiento mongoloides, egipcios, finlandeses, hindues y estratos | ue! individuo y sostuvo la conveniencia de aplicar los bajos de las sociedades europeas) séio lo podian hacer vonocimientos de la antropologia a ia administracion por imitacisn o al ser sometidas por las razas activas. colonial. Insistié ademas en la necesidad de recolectar Este autor sostuvo también la existencia de una reia- datos etnograficos antes de que la “civilizacion” mo- cién directa entre el ambiente geografico y el hombre | derna acabara con la diversidad cultural y se intereso que lo habita, en correspondencia con ciertos determi- | vivamente en la cosmovision de los hombres de dife- nismos geograficos en boga, sobre todo, entre los tentes lugares y épogas. k vo, El jurista suizo J. J. Bachofen{1815-1 887) publico en alemanes. 4 n e x ‘Theodor Waitz (1821-1864) se opuso, en cambio, a 1861 su obra Das Mutterrecht postulando la preexis- tal concepcidn, considerando que fa influencia del am- lencia de Ia linea de ascendencia materna, a la que biente, sibien es importante, no esprevalente, negando — seguin él corresponderia un sistema matriarcal, sobre la al mismo tiempo las posiciones que sostenian una di- linea de ascendencia paterna y el sistema legal patriar- versidad en la capacidad ingénita determinada por fac- J cal. Para este autor, la ginecocracia habria sido un tores raciales. Baso el diverso desarrolio cultural de los. reflejo del culto primario a una deidad femenina: la pueblos en su propia historia, subrayo el papel del Madre-Tierra. Trazo un esquema compieto de !a hipo- genio como factor del progreso —sosteniendo que éste tética evolucion de las instituciones relacionadas al pa- existe en todos los pueblos a la vez que se nego a rentesco, con una supuesta promiscuidad primitiva, a considerar sin mas a tos negros como una especie la que habria sucedido una rebelidn femenina que trajo inferior. La obra. de Waitz se caracteriza por la actitud consigo el matrilinealismo y ei matriarcado, ademas de critica y prudente que adopta ante los datos aportados posibilitar el desarrotic del cultivo (de invenci6n feme- por las fuentes a su disposici6n y por la utilizacién de un nina). Concluida esa etapa, las mujeres habrian perdido método mas estricto y cauteloso, a pesar de que se su superioridad en los asuntos domésticos 0 su poder encuentran en ella algunos ejemplos de los errores mas politico, sagdn las zonas, triunfando de ese modo la comunes propios de la epoca. paternidad como principio mas elevado, los dioses ce- “< /Adolt Bastian, también germano nacido en 1826, via- lestes y el patriarcalismo. Bachofen no distingue matrili jéro incansable y hurafio ratén de biblioteca, fue funda- nealidad de matriarcalismo, pero conecta muchas ve- dor de varios museos y uno de los organizadores de la ces acertadamente los sistemas de filiacion con las Sociedad de Antropotogia, Etnologia y Prehistoria de formas particulares de religion. Si bien este autor se Berlin. Curiosamente, fue firme opositor al evolucio- bas, para apoyar sus teorias, en la interpretacion de nismo bioldgico, e igualmente firme defensor de la evo- textos de la antigdedad clasica, utilizo también datos lucion cuitural, paralela. Sostuvo a partir de {a unidad obtenidos en sociedades no europeas. El aporte princi- psiquica de la humanidad que sdlo circunstancias natu- pal de su obra estuvo dado por la puntualizacion de la 24 existencia en muchas so i 1 ciedades de un si gescondencie matrilineal. . seme “° ina ae, nas tarde, un abogado escocés, J. F. Mc Len- fenytte -1881) desarrollarfa, independientémente de’ ae ideas aproximadas a las suyas. Defensor del p ial sma, Mc Lennan creia ver supervivencias en hi its formas simbdlicas existentes en una cultura i autor se embares también en la formulacién de en loorla de ta evolucion de fos sistemas de paren- louce, acutando los términos exogamiay endogamia (vor al tosipocte de estos y otros términos, el acapite Garon eit a Parentesco y Familia). Asi, por ejem- pa. oxen geome las tribus mas primitivas se- jumas. Como las mujeres se ubteni: e lenian por el obo 0 la fuerza, estos pequefos grupos de familias foe Cee omens en guerra. De esa antigua prac- quedado, como “supervivencia” il o, encia” en etay posteriores, el rituai del “rapt fi mu to de la novia”, i lado, dado que las relaci A tones Ga , elaciones serian, ent if cas. Seguin la secuenci or. de a sito x ia de este autor, de la promiscuidad primitiva si tr ‘ “una po @ habria pasado a una . : 4 po~ andr atgmeey a4 Jap Handa fraternal surgiria el a ; jue al no.con cual era el padre de cad Hu la aacondenca u la indivi debid ser contada por linea mat. a Be een , contada p terna. De la mism: - pert anaele al “levirato" y a ia costumbre de deals Paterno con la misma palabr: j como supervivencias de la “poli anata oars 0 oliandria fraternai” ios hijos de una mism: re ria @spose. la Madre compartii Para Mc Lennan, como Pare rr lagen tr n a Morgan, la aparicién - ‘ror al derecho paterno estaria en relacion directa el desarrollo de la propiedad Drivada. Otro fendmen i t 10 socio-cultural cuya explicacid n icacie z tento proparcionar Mc Lennan fue ef totemismo, que eta 0 etapa universal de las mismo constituiria una su- gua adoracién a planias y culturas, sosteniende que el pervivencia de una anti animales. i Ce ee Bani 1818-188), norteamericano, y uno i OS entre los antropdlogos, gr. quizas a la popularizacion que de sus tosis “sobre al 26 desarrollo de la propiedad hiciera ‘Federico Engels; flue un observador directo-de los lroquesés, y un teorico uedicado fundamentaimente al estudio de la organiza- vn social. Intentd, él también, trazar un esquema ge- ueral de ia evolucion de la humanidad, ta cual habria pasado, seguin su concepto, de un estadio de salva- smo a.uno de barbarie y de alli a uno de civilizacion vinculados entre si “en una secuencia de progreso”. «ue consideraba “natural y necesaria” Si bien ciertos agregados humanos habrian existido en estado de salvajismo contemporaneamente con wtros en estado de barbarie € incluso con otros en ustado de civilizacion, la sucesion natural preconizada l-abria sido —segun Morgan— historicamente verda- ‘lara en el conjunto de la familia humana hasta el esta- sho aleanzado por cada rama respectivamente. Algunos la habrian recorrido solo en parte (barbaros) y otros sipenas habrian quedado en las proximidades del punto de partida (salvajes). Morgan divide tos periodos del salvajismo y la barba- tie en tres subperiodos o estadios: inferior, medio y wuperior, caracterizando a cada uno de ellos por un conjunto de rasgos supuestamente correlacionados, teferentes a actividades economicas, instituciones po- liticas y costumbres sociales, El paso de un estadio a otro estaria dado por un invento o descubrimiento sig- nificativo: asi el del estadio inferior al medio del salvajismo, por la adquisicion de subsistencia a base de pescado y el conacimiento del uso del fuego; el del me- dio al superior, por la invencion del arco y laflecha; elde ste al inferior de la barbarie, por la invencion o practica delarte de laalfareria. La domesticacion de animales en elhemisferio oriental, y el cultivo a base de riego junto al empieo de adobe y piedra en la arquitectura en el orien- tal, marcan el paso del estadio inferior al medio de la barbarie: ef trabajo del nierro sefiala el pasaje dei medio al superior y ef empleo de un alfabeto fonético y la produccion de registros fiterarios, el de éste a la civilizacién. Este esquema de Morgan, delineado en su obra La sociedad primitiva, no sdlo se presenta demasiado 27 general y dogmatico, sino que demuestra desconoci- miento total de hechos ciertos que ya estaban en su época documentados, asi como frecuentes interpola- Clones arbitrarias 0 extrapolaciones osadas alli donde se Carecia de datos auténticos. En su trabajo sobre Sistemas de consanguineidad y afinidad, Morgan inaugura el estudio de ios sistemas de parentesco come rama de la sociologia comparada, reuniendo una enorme cantidad de datos ai respecto. Su método de indagar los usos de tai caracter a Partirde Un individuo (al que denominaba Ego) se ha convertido en técnica de uso generalizado. Segun su particular concepcion, después de la supuesta “promiscuidad pri- mitiva” se habrian dado cinco tipos de familia (tres. principales y dos intermedios). En la familia consangui- nea, todos ios miembros de una generacién se haflarian afectados por el matrimonio colectivo. La familia puna- lua (0 turanida) seguiria a aquélla, distinguiéndose de Ja misma por la exclusion del matrimonio entre herma- Nos uterinos y posteriormente entre hermanos colatera- les o primos de primero a tercer grado; la familia sin- diasmica basada en ia pareja pero aun sin caracter exclusive, y la familia patriarcal basada en la poligamia (poliginia), serian tipos intermedios, para arribar al fina ‘a familia monogama (eri realidad solo supuesta o legal- mente) de las sociedades civilizadas. Aunque esta secuencia se comprobara luego como arbitraria y no universal, Morgan tiene el mérito de haber proporcio- nado las bases iniciales para el estudio de las‘relacio- nes de parentesco, asi como el de haber sido el primero en sefalar el papel que la drganizacién clanica parece haber desempefado en Ia historia de la humanidad. En cuanto a las etapas de evolucién general, natural, necesaria y unilineal sefialadas, no se contenté con caracterizar a cada una de ellas en su supuesto pro- greso mediante una invencién, practica o costumbre, | sino que afirmo para cada una de ellas la interconexion de rasgos y caracteristicas en todos los ambitos de la vida cultural. Esos aspectos de relacién, que describio con detalle, llamaronta atencin de K. Marx y F. Engeis, quienes quedaron impresionados por el abordaje mi-te- 28 @ los estudios del norteamericano, debido a tae sete venia a confirmar el principio marxista de que las instituciones sociales no son eternas ni inmutables sino que se dan de una determinada manera en deter- minadas circunstancias histéricas como resultado ge precisas condiciones socioeconomicas. Engels (1820- 1895) aprobs ta tesis de Morgan y la incorporo en bloque a lo que luego vendria a ser el marxismo orto- doxo u oficial, que termino dogmatizando aquellas ideas. Seguin Engels, Morgan habria venido a demos- trar que ni siquiera la familia como institucién estaba excluida de aquel principio. Se interesd en las relacio- nes precisas que Morgan habia establecido entre la organizacion familiar y otros aspectos de la cultura como, sobre todo, la propiedad privada. Asi, para En- gels, en la sociedad sa/vaje existirian relaciones socia- les de cooperacién., en total igualdad incluso sexual, basadas en la propiedad-colectiva de los medios de produccién y, por lo tanto, inexistencia de Familia y Estado. En la barbarie, se produciria una revolucion social, a partir de un sistema opresivo de clases emer- gentes basado en ja propiedad privada y, con fo que llam6 “la gran derrota historica del sexo femenino”, se habria abolido el derecho materno, sustituyéndose por el paterno, con su secuela de subordinacion y obedien- cia por parte de la mujer y los hijos. La sociedad civili- zada aparece asi fundada en la posesion privada de la propiedad, la division en clases y la expiotacion ‘del hombre por el hombre”. . Aunque el mas resonante, este no fue el unico caso aplicacion de las tesis evolucionistas. Baste recordar para ello, el esquema similar empleado por nies argentino Domingo Faustino Sarmiento en su Fa cundo o Civilizacion y Barbarie, en terminos {ain lamentablemente prevalentes por razones del interés de los sectores dominantes herederos de laconquista y la colonizacién) en que los nativos o indigenas eran considerados “salvajes” y nuestro mestizo y unico bio- tipo nacional, el gaucho, como “barbaro™. ; Henry Sumner Maine (1828-1888) fue un jurista in glés, perteneciente a la administracion colonial brita- 29 cion a sectores particulares especificos de fa realidad Socal (como el del paso del predominio de los vincales er parentesco al de los vinculos territoziales). otto varie ives, de Gulia priniva, seat para muchos en el mas lucido ‘representey fe a inh yente pensador de la antropologia de su aoe a cand ante eslucios prehistoricos como de ingi ioe ee g 2 reugion, parentesco, arte y organizacioén 80: , Su Obra se caracteriz6 por un acercamiento critice tales como animism i a 10, exogamia local, te imi: timons ents primos cruzados. te u definicién de cultura como: 5 conj 1 , »canjunto comple; gue iretuye conocimiento, creencias, ane merely S, y otras capacidades y habit s iridos| a los adquiri Bor el fombre como miembro de la sociedad" rd e Sn 1) paso a ser clasica. 7 i bien acepto las ideas de! evolucionismo, afirmando} unilineal), aportando s pruebas del contacto ent blos y del préstamo cultural. Empleo ciertos cterios dk 30 distincién para las similitudes debidas a la dispersion, distinguiéndolas de las que no lo serian (complejidad del fenédmeno, y proximidad de los lugares en que se repite) a pesar de que a veces empled en sus explica- ciones conceptos vagos que no alcanz6 a precisar. Se ocupé de elaborar métodos de interpretacion y siempre estuvo atento a la multiplicidad de factores intervinien- tes en los distintos fendmenos socioculturales. Si bien no siempre siguio sus propias advertencias metodoldgi- cas, como ——por ejemplo— en sus estudios de religion, sus aportes indujeron a Lowie a considerarlo la figura mas importante de la antropologia del sigio XIX, afir- mando que contribuyd a sustituir “el concepto metafi- sico y arcaico de causa por el mateméatico de funcion”, que abriria caminos a desarrollos posteriores de estas ciencias. Friedrich Ratzel'(1844-1904), continuando con latra: dicién germana del determinismo geografico y si- guiendo 1a linea del evolucionismo limitado de Bastian y Waitz, se nego a adherir acriticamente a los postulados de la evolucién paralela y los grandes esquemas de progreso necesario, dedicando su atencion a la in- fluencia del medio sobre las culturas y ala distribucion geografica de las mismas. Gedgrato por formacion, si bien no postula una respuesta automatica del hombre al medio, ingiste en la influencia de este ultimo. Ratzel veia al mundo como una superficie cruzada constante- mente por multitud de grupos humanos en migracion que se contaclaban con frecuencia entre si provocando el surgimiento de centros 0 polos de desarrollo cultural y “zonas marginales’’. Dedico gran atencidn alahistoria y delined tedricamente los criterios sobre los que habria que apoyarse para probar un echo de difusién. Pero, en fa practica, lego a postular la conexion de hechos muy alejados entre si, justificada por su teoria de la constante movilidad geografica de la humanidad. Las advertencias de Tylor y Ratzel no tuvieron, sin embargo, inmediata repercusi6n. Sir James Frazer (1854-1941)—por ejemplo—difundic graciasa sugran talento literario, una antropologia todavia apegada aun rigido paralelismo, al empleo inescrupuloso 0 simplista 3 del método comparativo y ala superiicial interpretacion psicoldgica de costumbres 6 instituciones. En su libro La Rama Dorada de 1890, que fuera “best-seller” hasta hace unos treinta ahios en nuestras librerias, pos- tula tres etapas universales de evolucion: magia, reti- gion y ciencia. La magia, que dominaria at hombre en Sus comienzos, consideraria a la naturaleza como “una serie de sucesos que se desarrollan en un orden inva- riable sin la intervencion de un agente personal” (Fra- Zer; J., 1890) Seguin él, con el tiempo, los miembros mas inteligentes de la sociedad se habrian percatado de que las leyes que la magia suponia y empleaba para Modificar la naturaleza eran falsas, generando en con- secuencia la creencia en la existencia de seres espiri- tuales con poderes superiores a los dei hombre. Esta etapa terminaria al demostrarse que estas ideas eran también itusorias, entrando asi ef hombre en la etapa cientifica. Frazer distinguié dos principios dei pensa- miento magico: un principio homeopatico, que supone una relacién entre objetos o acciones semejantes, y un * Principio contagioso, que supone que las cos:'3 que estuvieron en contacto pueden seguir afectandos - mu- tuamente después que dejan de esiarlo. Seleccionando y clasificando el material, lose su- cionistas lograron un conjunto bastante sdlido de di ‘os etnograficos y buscaron dar a los fendmenos socioc 1l- turales explicaciones socioidgicas, abandonando «9 gran medida aquellas meramente basadas en princi pios teologicos 0 en la psicologia individual. Se crearon muchos términos que, pulidos posterior- mente, se siguen empleando. El concepto de cultura fue definido por primera vez por Klemm (en aleman) y luego por Tylor (en inglés) en la forma en que aun hoy se utiliza. Este mismo autor, asi como Waitz, Bastian y Sumner Maine, hicieron observaciones metodolégicas que anunciaban tas que mas tarde sefaiaria el ger- mano-norteamericano Franz Boas cuando, en 1896, lanza su ataque al abuso del método comparativo, iniciando la crisis del evolucionismo y el desarrollo de las teorias difusionistas (que se exponen en el acapite siguiente). En muchos de estos autores del siglo XIX 32 esta presente también el germen de las Saal funciona- listas en auge en la mitad del siglo XX. vor aban- Si bien la sistematica antropologiea’ gelatin it 0 tos, Meio c dond muchos de os conceptos, met Hai é autores ligados al ev | interés que sustentaron los g ce i 6 ilos. Asi es como en. i nismo, empied muchos de ellos. Asi mo, on las ienta joni: funcionalistas e incluss orientaciones difusionistas, is Gluso en is ncuentran evidentes ras : otras posteriores, se en Kientes raslos ¢ i ito evolucionista. influencias de! pensamient G Sena ie rechazo hacia los dete: Ee sengt ite en la mayor parte de iales y geograficos, presen’ | ios encritotes del evolucionismo, seria rescatada como i E terior. ropia por la antropologia post | ; ° a eeorigtruccion conjetural ve a Wieinae fp lentes lla, ta deten mente abandonada y, con ella, nr ni volucion del géner: { de etapas en ta hipotética ¢' i a humano y re aplicacién exclusiva del mere compat ine ionismo, como ‘9. Sin embargo el evolucionismo, ° tal siglo XIX, continud inficetorianda ar eae del per i lo nto occidental en nuestro sigt i" cuentran remoras de ello en el desarrollismo, e nat: xismo ortodoxo y otras tesis gradualistas (todas deriv: jel mismo Occidente). . _ ae een se fue abandonando la creencia en la oe tencia de un progreso natural, saree Foe Oy eb i ¥ de la cultura, - ario, para todos los aspectos dose Estos progresos. practicamene sooa a fecnolo- a — consider: ia, Oo —mas propiamente— consic I ces Ao: ya come aprioristicamente positivos sino como sim: inte acumuiativos. ; : Pier etnocentrisme dejo de inundar tan relations iterpreiaciones de t biemente, al menos, las in ee ROD ; y la propia cultura occidental gos de campo; y Dia Ct eel iucidos de sus ejempl de ocupar para !os mas pints a sto progreso pari escalon mas alto del supues! conver. : ente una cultura Mas tirse en lo que es: simplem 3s oe | por su parte, paulat otras. La realidad cultura tamer n manos de los Investig: dejo de ser atomizada e' aadorth jas instituciones, a dar lugar al estudio de ‘ 4 : Comportamtiento, valores y codigos simodlicos en el 33 contexto propio €n que cada una de ellas se da, diacré- nica y sincronicamente. 7 Pero muchas de sus ideas basicas ni siquiera fueron olvidadas para siempre y asi en nuestros tiempos he- MOs visto surgio lo que se ha dado en llamar un neo- evolucignismo. A mediados de nuestro sigio XX, Leslie A. White ¢ Propone volver a las grandes generalizaciones ‘relativas a la evolucién cultural y medir el grado de desarrollo de cada sociedad segun la variedad y abun- dancia de las fuentes de energia que domina. Et criterio. utilizado, si bien admite la multilinealidad en la mayor parte de fos aspectos de la cultura, carece, sin em- bargo, de significacién para un gran numero de sociedades. : V. Gordon Childd afirmaria mas tarde que la evoiu- clon posee una irreprimible fuerza y que el total destino de la historia de la humanidad esta condicionade porias grandes revoluciones (invencién de la escritura, revolu- cion agricola, vida urbana, etc.). Por su parte, ‘alph Lintonlafirma la existencia de un continuum cultural que atraviesa toda la historia, y afirma que cada cultura resume todos los cambios de! pasado Y¥ posee poten- ciaimente en si la continuacion del desarrollo. En nues- tra América, el brasiiefio’ Darcy Ribeiro creo un es- quema general de evolucién multiineal para la totalidad de las sociedades humanas. Definiendo las caracteris- ticas de las distintas etapas por las que pasaria una sociedad de acuerdo a su tipo, y en reiacién con su tipologia de las configuraciones histéricas americanas, mencionara posibilidades de “adecuacidn histérica” y “aceleracién evolutiva” segtin se trate de un “desarro- llo” generado externamente o.de uno autogenerado. Estos modernos esquemas neoevolucionistas, si bien admiten y presentar una mayor complejidad que los de sus antecesores, suponen igualmente muchas veces un cierto sacrificio de la realidad en favor de la respectiva teoria. Aparte de los errores de aquellas y estas concepcio- nes que podemos sefialar faciimente hoy dia en virtud de la distancia, las criticas y la autocritica, resulta evi- dente ja fuerza con que aquellas tesis impregnaron y 34 condicionaron el pensamiento occidental prevalente, y continuan haciendolo —auin en nuestra actualidad— a través de muchas teorfas socioldgicas, politicas y eco- némicas: neo-evolucionistas, neo-positivistas, neo- marxistas, neo-capitalistas, desarrollistas, modemizan- tes, etc. Mas aun, por ef largo tiempo que toma la difusién de los desarrollos tedricos desde el campo de la ciencia hacia la informacién general, las ideas hasta aqui tratadas se hallan todavia plenamente vigentes entre el comun de la gente, aun cuando en los mismos circulos académicos que les dieron origen (y las impu- sieron) ya se hallen desacreditadas 0 demostradas falsas y arbitrarias. ore definitiva, los mayores aportes de todas las ver- tientes evolucionistas pueden resumirse en dos aspec- tos: 1) que el cambio (aunque no precisamente pro- greso 0 evolucion positiva como ellos sostenian) es imposible de desmentir, si bien puede disentirse acerca de sus relaciones causales, condicionantes, etc. y 2) “que ese cambio implica y se da como un paulatino y firme proceso (hoy diriamos que no precisamente post- tivo) de apropiacién o dominacién de la naturaleza por parte del hombre. _ on Para terminar, sefialernos que si bien el evolucio nismo no tuvo exponentes directos en la Republica Argentina, sus ideas se expresaron a través del posi vismo prevalente, tanto en las aproximaciones “socio- \dgicas” de Sarmiento, Alberdi y José ingenieros, como en los estudios antropoldgicos de Florentino Ameghino (18541911), Juan B. Ambrosetti (1865—1817) y otros mas tarde. Difusionismo -El difusionismo surge como reaccién a las ideas evo- lucicnistas irmperantes en el Siglo XIX, a las que los in- | vestigadores de esta nuevacorriente consideraran me- ras abstracciones arbitrarias de la historia humana, que siende diversa y compleja, quedaba reducida en las § teorfas de aquéllos a un simple esquema de evolucion unilateral. i Aunque se desarrollé 0 tuvo su apageo como teoria | especifica hacia 1920, ciertas ideas difusionistas ha- bian sido expresadas ya en pleno siglo XIX por Hamy en Francia, Schultz-Sellack en Alemania y Pitt-Rivers, Buckland e incluso Tyler en Inglaterra, entre otros. Ya hemos mencionado también cémo en 1896 Franz Boas invita a una mayor prudencia en la comparacion de } elementos y fendmenos culturales que presentan simili- tudes observables en sociedades diversas, sefialando la ilicitud de inferir por'ese solo hecho que dichas ‘ Sociedades se encontrarian en un mismo nivel evolu- tivo, y proponiendo, en contraposicion a la historia con- | jetural de los evolucionistas, una reconstruccion histé- ‘ica rigurosa de los procesos formativos de las instituciones. Si bien la escasa inventiva humana se convierte luego en una especie de dogma difusionista, ya habia 4 sido sefalada, aunque con cautela, por Tylor y Ratzel . 7 (este ultimo sobre todo en relacién a la difusion o distri. buci6n geografica de los artefactos). También en Ratzel i encontramos ya ia consideracién, como prueba del } contacto e intercambio cultural, de la semejanza de | ciertos rasgos sin que importe la distancia que sepaiea j las culturas que los contengan. Si bien Ratzel modera- “f damente consideraba asi sdlo a los elementos indivi- duaies, se llegé_@ casos extremos como el expresadc | Por su discipulo, Frobenius; quien atribuyé un misme origen a las culturas de Océania y del Atrica occidenta 4 sin tener en cuenta en absoluto el extensa espacio que i las separaba. 98 de los que iniciaron o adhirieron a los princi- pio sionistas, comenzaron sus trabajos.a partir de 1a obseryacion de similitudes entre. objetos pertenecien- les a distintas culturas, ante la necesidad de seleccio- harlos y clasificarlos en los museos etnograficos surgi- dos en los paises hegeménicos de Europa a partir del saqueo del resto del mundo. Ello trajo como conse- cuencia un@ caracteristica tipica y constante en los ustudios clasicos de los difusionistas: el acento puesto en lo que comunmente se denomina cufiira material. La critica difusionista a tas tecrias evolucionistas se «centré en algunos postulados tedricos y metedoldgicos, localizandose primordialmente en la idea evotucionista de desarrolto independiente y paralelo de las socieda- des. Los difusionistas sostuvieron que la invencién se a pocas veces en la historia humana, y que, por tanto, ora mas realista creer que un objeto se ha inventado luna sola vez y en una Sociedad y época determinadas, 4 partir de lo cual se ha diseminaco en el proceso natural de expansion y contacto entre las distintas so- ciedades, que pensar que un mismo objeto se ha po- dide inventar en distintas sociedades simultaneamente o en diferentes épocas. El concepto de difusidn tratara asi de proporcionar una interpretacién aiternativa del desarrollo cultural; io que antes se intentaba explicar por evolucion independiente y paralela, $e_explicara entonces por las consecuencias de! contacto cultural entre los pueblos. La complajidad dei desarrollo cultural resultaré en adelante, para estos autores, de tas multi- ples influencias e interrelaciones establecidas entre las distintas culturas en sus procesos expansivos. El pra- grese cultural —en el que de cualquier manera insis- tieron conforme a la misma raiz positivista que el evolucionismo— no seria comun posibilidad de ios hombres, sino consecuencia del intercambio. Segun estas corrientes, al producirse “un contacto entre dos culturas, se establece un intercambio de ras~ gos (minimo componente cultural segun la formula que elabora C. Wissler) y, con mayor frecuencia, de com- plejos o conjuntos de rasgos asociados, que pasan a formar parte de la cultura que los ha tomado en calidad 37 adaptan no sdlo a las necesidades, sino también al modo de vida global de la cultura que los. adquiere; y 2) que siempre sé produce una transformacion de los siementos areeios et préstamo para su mejor adapia- a cultura que los recil i in- cise Ne maura 4 cibe, pudiendo cambiar in- res escuelas sustentaron los principios que lua englobaron como difusionistas. as istorico cultursles germanas {alemana y vienesa), {a hiperdifusionista in- glesa, y la escuela americaria. Al igual que otras orientaciones difusionistas, los re- presentantes de la Escuela Hisidrico Cultural Ale- mana (en Sus dos ramas) se opusieron ala idea de una evolucién unilineat de las culturas insistiendo en los procesos de intercambio y contacto o préstamo cultural, basados en una visién policéntrica de !a historia cultu- ral. No obstante no dejan de observarse en algunos de sus trabajos regabios de interpretacién tipicos del evo- lucionismo. La consideracion de la invencién es pract camente nula en sus interpretaciones. A semejanzade los britanicos y a diferencia de los norteamericanos, tanto F. Graebner como el Padre Schmidt, conspicuos representantes de esta escuela en sus.ramas alemana 4 y vienesa respectivamente, compartieron la concep- | cion de una teoria globalizante del intercambio cultural que abarcaria el mundo entero a partir de unos pocos centros criginarios. Sostuvieron que las culturas actua- les son transformaciones producidas a través del con- tacto y la difusién de un pequefio numero de culturas o -f ciclos culturales (““Kulturkreise”) originales, supuesta- mente establecidos en aigtin lugar de Asia central: A ” partir’ de alli se habrian difundido como complejos ‘ culturales {y.no como simples elementos, pues sus.‘ expositores se opusieron a la idea de difusién de rasgos. ' culturales aislados) 4 otvas partes del globo, donde aun » aR Wy hoy —a pesar de las naturales transformaciones producidas— seria posible su identifigacion. La civilizacion se articularia para ellos en esferas 0 circulos Culturales con similitudes en las creencias. la tecnologia y las estructuras socioecondmicas, cuyo pa- tecido estaria dado por un “yinculo organico™ deGr- gen histéricd” Aunque no por aquel origen ni estas conclusiones, uno de sus mayores hallazgos fue sena- lar que las culturas actuales serian el fruto de sucesivas mezclas (a excepcion, segtin Schmidt, de los pigmeos de Africa de su época). En general estos autores germanos se esforzaron més que sus colegas norteamericanos por considerar las realidades culturales en su complejidad total, en no atomizarlas en rasgos culturales aislados con lo que se perderla esa aprehensién global, poniendo en cambio el acento en la estrecha interrelacion existente entre los elementos componentes de una cultura. este reconoci- miento de Ia interrelacion cultural se expresa y eviden- cia en la nocién de cfrculo cultural. empleada por los seguidores de la Escuela Hist6rico Cultura! Alemana y Vienesa, segtin la cual en dichas esferas en que se articularian las civilizaciones, todos Tos elementos com- ponentes-—creencias, costumbres, instituciones, cultu- ra material, etc.— se hallan unidos por un lazo “organi- co” cuyo origen es historico porque surgieron er un solo cefitro a partir del cual comenzaron su expansion. De alli que el método elegido fuera el histérico-cultural; de alli también la notoria adopci6n, en sus teorias, de crite- rios geograficos tipicos del pensamiento germano ante- rior. Mas alla de cual fuera {a causa de su interdepen- dencia, la idea que subyace en !a nocién es que un complejo cultural es mucho mas que la mera suma 0 yuxtaposicién de elementos 0 rasgos culturales. En época arcaica, los “circulos" de base habrian sido : tres: el de fos cazadores-recolectores, et de los agricul- tores. "primitivos” y pastores nomades, y el dé los agri- cultores con centres urbanos y organizacion social de tipo aristocratic. “Fritz Graebner (1877-1934), el maximo represen- tante de la Escuela Alemana, comenzo a elaborar sus 39 teorias a partir de sus estudios sobre Oceania. En su libro DieMethode der Ethnologie (1910), Graebner se mostro atento a la complejidad del préstamo cultural y fue él quien sefalé que éste no se realizaria a través de elementos culturales aislados sino de conjuntosocom- . Plejos. En consecuencia diria que cuando encontra- Mos en culturas distintas un objeto que posee ya no un elemento, sino un conjunto de ellos similar, con proba- bilidad podremos inferir un origen comun, Graebner fue también quien tuvo en cuenta, al analizar el préstamo Cultural, el proceso de seleecién de complejos y/o de sus elementos componentes que realiza la cultura que los asimila, y la celeridad de dicha asimilacién de acuerdo al tipo de complejo y elementos en cuestion ya las caracteristicas de fa cultura que los adopta. Asi- mismo expioré en sus trabajos el fendmeno de muta- cién de los complejos adquiridos, para su mejor adap- tacion a la cultura que los recibe. - Bajo estos mismos principios y similares lineas de ~“ orientacién tematica, el Padre Wilhem Schmidt; nacido en Herde en 1868, propulsé en Austria una rama de la Escuela Alemana conocida luego como:Escuela Vie- Nesa: Es notable en la obra de este erudito —Director det Museo Pontificio para las Misiones en Roma, profe- sor en Viena, Director del Instituto de Antropologia de Médling y fundador de la célebre Revista Anthrapos— la vastedad tematica de sus estudios que cubren tanto aspectos tecnoldgicos, lingiiisticos y de religion compa- tada, coro socioldégicos y Prehisioricos. Se interesé, al igual que Graebner aunque con mayor dominio de las totalidades culturales, por el desarrolio histérico-cultural de la humanidad, adhiriendo a la teo- tia de los “ciclos culturales” esbozada. Acérrimo oposi- tor al evolucionismo, no pudo sin embargo escapar a Sus influencias. En su teoria del desarrollo de la institu- cidn matrilineal ubica, si bien no a todos, a algunos pue- blos en un esquema tipicamente evolucionista Por lo que fuera ampliamente criticado ya que, como afirma R. H. Lowie: “debemos rechazar tal esquema como algo 'y que no es un apice mas empirico que el de Morgan” (Lowie, R. H., 1975; p. 233). 40 EI Padre Schmidt, si bien ng_realizé_personalmente trabajos de campo, inculcé en.sus discipuios la necesi- dad de estudios por lapsos prolongados, incluso proporcionandoles los temas a investigar y las orienta- ciones metodaldgicas a seguir. Tal es el caso de’ Gusindé,{sacerdote nacido en Breslau en 18 que luera Profesor .de la Universidad de Chile siendo muy joven, quien, tras las sugerencias de su maestro, tea- lizd en ta Argentina y en Chile los célebres estudios sobre los “Ona” y los Yamana expuestos en sus Die Selk’nam (1931) y Die Yamana (1937) que atin espe- ran su traduccion y edicién en espafo! pues son funda- mentales para una parte de nuestras raices culturales en_el Cono Sur americano. . En un periodo de escasa actividad antropolégica en Francia, la obra de}G. Montandon, aparece como una rama de la escuela germana. Si bien se mostré opositor ala idea de coincidencia entre raza y cultura, en su obra encontramos matices bioldgicos que revelan tanto la influencia de su formacion original como antropdlogo fisico como la continuidad de ideas antes expuestas por otros autores franceses al respecto. En su libro L'olo- génese cuilturelle; traité d'ethnologie cyclo- culturelle et d'ergologie systematique (1934), ad- hiere ala teoria de los "Kulturkreise”, sin presentar mas pruebas que sus colegas germanos para fundamentar su validez, pero es mds moderado que éstos en la consideracion y aceptacién posible de un desarrollo cultural independiente. No obstante el reconocimiento de innegables apor- tes a la antropoiogia cultural realizados por estos au- tores —tomo la necesidad de no atomizar ia realidad’ cultural, la importancia dada a la interrelacién de los fendmenos culturales, una mayor rigurosidad metodo- ldgica y sobre todo Ia insistencia en fa realizacion de profundos trabajos de campo y la acumulacion de im- presionantes cantidades de datos etnograficos de todo el mundo conocido entonces— los conocimientos ac- tuales emanados de innumerables trabajos de campo, efectuados en diferentes sociedades y culturas, han, refutado ampliamente los postulados en que se basan’ > Smith (1871-1937), anatomista abocado luego a elu- cubraciones pseudo-antropologicas, comenzé sus es- \udios a partir de la observacion de aparentes similitu- des entre objetos y creencias del Egipto clasico y otras manifestaciones de diversas culturas de distintas par- tes del globo. Para Smith, quien vivid un tiempo en El Cairo, la invencién como hecho extremadamente raro y lo plausible en circunstancias muy especiales, no se los te6ricos de esta escuela. Su téoria de los “ciclos cul- turales”, aunque sean elias sdlo centros de irradiacion, €s tan globalizante y endeble como la de Sus colegas | britanicos (que se expone mas adelante), y tan fsque- _Matica y poco empirica como la de sus adversarios * evolucionistas. Asi, los “Kulturkreise” aparecen como axiomas de ignoto origen y formacion. Cuestiones fun- damentaies, como: éde qué manera se originan esos supuestos “ciclos culturales"? qué pruebas hay de que hayan sido tales o cuales? épor qué algunos ele- Mentos conforman los complejos difundidos yno otros? écual es el método empleado para su reconocimiento?, quedaron y quedan sin explicacion. Sus “circulos cultu- rales” no fueron mas que abstracciones clasificatorias, una mera induccion especulativa a partir de realidades de su época. Las supuestas interrelaciones de. comple- jos culturales que habrian dado lugar a las culturas actuales, resuttaron consirucciones arbitrarias tantoen § lo que se refiere a la seleccién de los rasgos y a la manera en que se habrian ido entremezclando, como a las secuencias temporaies establecidas ensu supuesta expansion, lo cual quita todo vestigio de veracidad a las conclusiones establecidas a Partir de ello. Como diria mas tarde C. Lévi-Strauss: “los ‘ciclos’ y los ‘complejos’ culturates de tos difusionistas son, como los ‘estadios’ de los evolucionistas, el fruto de una abstraccién que nunca podra ser corroborada Por testimonios. Su histo- tia no pasa de ser Conjetural 0 ideoldgica” (Lévi- Strauss, C., 1972). Sin duda, algunos de los discipulos y seguidores originarios de estos autores, siguiendo las orientaciones de sus Maestros pero apoyados en la experiencia de trabajos de campo que no tenian aqué- los, realizaron estudios de mayor solidez. La expresién britdnica de estas ideas se manifesté en lo que se dio en jlamar hiperditusionismo o heliocen- trismo inglés. Aunque las teorias de G. Elliot Smith y'su discipulo W. J. Perry son casi fantasticas, por la exage- racion a, la que llevaron los Principios difusionistas, tuvo adherentes en Gran Bretatia haciai1920 yextrahos 0 extravagantes seguidores en muchas “partes del mundo. . 42 habria dado en el mundo mas que en Egipto. A partir de iullf, elaboré una delirante teoria panegipcia que consi- dera a Egipto como unico centro de invencion e irradia- cion, y alas demas culturas como derivadas a partir de elementos difundidos desde alli. Su discipulo Perry fue aun mas lejos llegando a afirmar, en su libro Los hijos de! Sol (1923), que todo fue inventado una sola vez, en una época determinada —hace siete mil afios—, in- cluso tal vez por un solo hombre y, por supuesto, en Egipto (de alli la denominacién de heliocentrismo” a partir de “helio” como significacion de “sol''). Si bien el anglosajon W. H. R- Rivers (1864—1922) | hizo aportes interesantes a la antropolog} sobre todo enlo referente a trabajo de.campo, en suuitima etapa de investigacion se unid a fa dupla Smith-Perry al dedi- carse a la elaboracion de hilarantes interpretaciones de historia cultural, lo que ha derivado en que distintos expositores coincidan en ubicarto dentro del hiperdifu- sionismo inglés. Tendencias de este tipo no se han perdido aun en nuestra actualidad, y asi pueden sefia- larse como siguiendo esta linea las deliciosas aventu- ras dei sueco Thor Heyerdhal y alguno de sus seguidores. . x Aun mas graves siguen siendo para nosotros algu- nas interpretaciones no ya panegipcias sino _pan- vikingas que los harian aparecer incluso en medio del Chaco paraguayo o en Tiwanaku, demostrando una intencional ignorancia de “datos arqueologicos e historico-culturaies sin duda derivada de la particular ideclogia racista de supuestos “Buetios Buea es Siguiendo.las orientaciones de! germano- - merieano Franz Boas) ia Escuela Americana de An- tropologia Cultural alcanzo su apogeo en los Es- 43 tados Unidos junto a la, necesidad, cada vez mas sen- tida, de.efectuar investigaciones de campo que otorga- ran una mas ¢ adecuada base empirica a las teorias. Fue sin embargd C V issler quien aun habiendo recibido la influencia de Boas, mas se acercd al difusionismo ger- _ mano de Schmidt y Graebner. Los primeros trabajos de los norteamericanos iueron _de tipo regional y extensivo (como ios de Boas en la costa pacifica del Canada, de Kroeber en el sudoeste, y de Lowie en las praderas centrales, ambos de Estados Unidos), centrando el andlisis en la distribucién de ras- gos culturales. Poco a poco, se fueron limitando los objetivos de tas investigaciones ya que en general, en estos estudios de distribucién espacial de rasgos cultu- rales, se trataba de verificar hipétesis de historia cultu- tal. Los trabajos se fueron centrando en zonas geografi- camente restringidas en las cuales se llevaban a cabo minuciosos andlisis de rasgos y complejos culturales; | luego se comparaban dichos complejos presentes en distintas culturas y, dentro de ellos, la presencia, trans- formaciones, 0 eventual ausencia, de cada ung de los { fasgos analizados. Mediante este método, tipico de + | estos trabajos, se trataban de inferir relaciones histori ‘cas de contacto entre las poblaciones estudiadas. Estudios frecuentes de esta escuela sé centtaron tanto en procesos de difusién cultural (tales los det “horse complex’ o complejo del caballo) como enias disimiles ddaptaciones de un mismo complejo cultural ef Vatias culturas (como los cultos proféticos: la Danza de los Espiritus, La Danza del Sol, e! culto al Peyote, ete.). ‘Conceptos acufiados por esta escuela, tales como las nociones de rasgo cultural, complejo cultural. e incluso el mas criticado de area cultural y sus deriva- ciones —como la existencia de cufturas marginales, etc. son atin de empleo y, en algunos casos, de utili- dad en distintos analisis antropologicos, aunque no ya tal vez en los mismos estrictos sentidos 0 para sitnilares intereses con que. fueron aplicados por sus creadores. iE Franz Boas (1 358- 1942); fisico y gedgrato de origen man, fue quien marcd las lineas basicas de orienta- cion sobre las que luego algunos de sus discipulos (como A. L. Kroeber, R. H. Lowie, A. Lesser, L. Spier y C. Wissler) desarrollaron el difusionismo en tos Estados Unidos. Pero no fueron las unicas; en su cuantiosa obra (aunque fuera mas bien un generador de ideas y forma- dor de profesionales que autor de fibros), compuesta por monografias, articuios y ensayos, encontramos también ideas que anticiparon el funcionialismo —tal la necesidad de considerar la cultura como totalidad, como conjunto de aspectos integrados— asi como in- terpretaciones Hipicas dF lo. que mas tarde se denomina- ria Psicologia cultural‘desarrollada por otros de sus discipulos (como M. Mead, R. Benedict, R. Linton, E. Sapir, etc.). Su mayor obra se ha hecho manifiesta a través de Ja catedra y de los profesionales que contri- buyd a formar. Los trabajos de Boas se orientaron hacia la etnogra- fia a partir de una expedicion a la Tierra de Baffin y la Columbia Britanica (1883-1884) que marcé el co- mienzo de las expediciones antropoldgicas en América y en la que recogio una cantidad extraordinariamente detallada de datos culturales sobre los esquimales y otros pueblos. Como para muchos de los tedricos del difusionismo, es innegable la influencia que en Boas ejercid su experiencia laboral en museos etnograficos (Berlin, 1885/6 y Nueva York, 1895),Se_ opuso. comé ~ sus colegas a la idea evolucionista de desarrollo cultu- ral independiente y rechaz6 todo tipa de generalizacion aprioristica acerca dé a historia cultural de la humani- dad. Sostuvo que la diversidad cultural es tan antigua como las culturas mismas y que fa historia de cada pueblo se debe tanto a influencias externas como a sus propias fuerzas internas de transforrnacion; de alli su inmsistencia en la realizacion de profundos estudios in- tensivos, previos a todo tipo de generalizacién. En contradecion con lo antedicho, Boas llego en algun momento a trazar un cuadro general de ta historia cultural americana en el que Hego a afirmar que habria dos complejos culturales originales: las culturas caza- doras det Articc, et noroeste y California, y las culturas cultivadoras desde el sur de México ai Pert; las cultu- fas restantes serian marginales de aquellas y resultado de la influencia y la transformaciéna partirde esta ultima region. Este esquema tipicamente difusionista, aunque de menor rigidez que los expuestos antes, peca de generalizaciones casi tanto como aquélios No obs- tante, hay que reconocer que Boas no centro su interés en este tipo de reconstrucciones de historia cultural como lo hicieron sus colegas germanos o britanicos, Caracteriza a Boas su insistencia en la rigurosidad metodoldgica y la busqueda de pruebas concretas dei contacto cultural. Consideraba que se deben buscar complejos culturales y no semejanzas aisiadas, y ras- trear su diseminacion continua a través del territorio analizado. Hacia especial hincapié en la diversidad y complejidad cultural aun ‘entre las culturas. mas anti- guas y “primitivas”; y reiteraba que la comparacién de elementos culturales debe tener en cuenta el contexto en que los mismos se insertan. Por eso las “compara: ciones” pueden efectuarse solamente dentro de un : area cultural’ (esfera espacial y temporal definible en base a los hallazgos que indiquen fa homogeneidad de ,fasges y compiejos culturales). Slo con base en dichas limitaciones pueden buscarse nexos hitéricos, recons- truyendo ademas, los eslabones intermediarios entre las situaciones culturales que se pretende relacionar. Remarco asimismo la necesidad de no limitarse alas si- militudes 9 uniformidades, sino sefalar también las diferencias. El hecho de encontrar Pruebas de contacto entre dos o mas culturas no era para Boas el fin de la investigacion sino su inicio: lo importante era para él poder llegar a saber por qué esos tasgos y complejos fueron seleccionados e internalizados por la cultura que los adquirid y la forma en gue se realiz6 dicha adquisicién. Llevo a cabo extensos trabajos de campo, el mas importante de ios cuales fue ja Jesup North Pacific Expedition, organizada por él para probar su hipdtesis de conexion cultural entre Siberia y Norteamérica. Den: tro de los principios metodologicos que deberian guiar el trabajo de campo, sostuvo la necesidad de: 1) la descripcion sistematica y total de todos los objetos y a6 hr ee i ¢ ' fendmenos culturales observables; 2) el conocimiento del idioma de la cultura en estudio para sumas acabada comprensi6n; 3) que el andlisis dé'los elementos cultu- rales debe tener en cuenta su conexion con el conjunto cultural al que pertenecen; y 4) determinar la distribu- cion geografica de cada elemento en el area cultural circundante. - . Junto a estudios etnoldgicos amplios, efectus traba- JOS arqueolégicos, como lingiiisticos y de antropologia fisica, marcando para las orientaciones americanas la necesidad de integrarios todos en los estudios de antro- pologia cultural. Como diria mas tarde Lévi-Strauss, el. antropologo “...debe hacer la historia de sociedades Sobre las que solamente poseemos datos que desani- ‘marian al historiador’; pero de hecho, las investigacio- nes rigurosas de Boas sdlo captan Ja historia del ins: tante fugitivo, “una microhistoria que no llega a conec- tarse con el pasado en mayor medida que la macrohis- toria del evolucionista o dei difusionista” germano. Fue. C..Wissler (1870-1947), quien también trabajo en el Museo de Historia Natural de Nueva York, el que acuféd —ademas del término rasgo cultural, ya mencionado— fas nociones de érea cultural y area tempora/ con las que se introdujo la consideracion de !a correspondéncia espacio-tiempo (age-areay en los andlisis. difusionistas nortéamericanos. La nocién de area cultural” se representa generalmente como cons- tituida por un nucleo, centro o foco de irradiacién, acuyo derredor se observa una zona mas amplia donde los rasgos y complejos que caracterizan al area en cues- tidn van apareciendo con menor frecuencia, encontran- dose en la periferia elementos difusos y entremezcla- dos con rasgos de areas culturales aledanias (de donde habrian surgido los mas modernos conceptos de mar- ginalidad cultural). En realidad, el concepto de “drea cultural” fue empleado por Wissler para estudiar una region especifica y tiene tanto o mas que ver con los aspectos geograficos que con los culturales de dicha region, lo cual dificulta o imposibilita su aplicaci6n a otras zonas de caracteristicas fisicas y culturales dis- tintas. No obstante, su empleo se generaliz6 como ins-

También podría gustarte