En el principio de la historia el bien y el mal se interpretan como un prejuicio de

parte de Dios, pero con el pasar del tiempo el tema del bien y el mal es
inabarcable y depende del punto de vista de cada individuo, cuando elegimos
entre distintas posibilidades de actuación o comportamiento, tomamos una
decisión. Las decisiones son inevitables, ya sean buenas o malas.
Comúnmente, y en la práctica cotidiana suelen, utilizarse indistintamente los
términos éticos y morales. Hablamos de personas éticas y morales, de bueno y de
malo, de lícito, de ilícito, de justo y de injusto. Todo radica en la acción humana,
que nos ha llevado a afirmar la importancia de la libertad y de la autonomía en las
acciones y decisiones que el ser humano toma y asume en su vida. En este
sentido, la reflexión se ubica ahora en el valor máximo de las personas en la única
realidad del ser humano: la vida, y en ella problemática. Toda decisión trae
consecuencias, y frutos que pueden ser de bien, o de mal.