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5.2- Lo privado y lo publico Uno de los elementos del encuadre espacio-vincular tiene que ver con el lugar en que comienzan los encuentros (aunque también suele ser importante el lugar en que finalizan). El lugar de encuentro suele pactarse en el momento del contrato, y resulta significativo el hecho de que los encuentros empiecen en un psiquidtrico, a la salida del hospital de dfa o del anilisis del paciente, en su casa o en un lugar publico. Asu vez, los cambios de lugar de encuentro informan acerca de la evolu- cién del paciente y de la relacién con el Acompafiante. Ademés, pueden consti- tuir una forma de intervencién (por ejemplo, proponiendo que los encuentros empiecen en el portal en vez de en la casa). En lo que se refiere a la evolucién del paciente, imaginese que en un primer momento los encuentros empiecen en su casa, y que a partir de determinado momento acuerdan encontrarse en el portal, y luego en una cafeteria que hay alli cerca, Estas variaciones pueden brindar informacién acerca de una mayor motivacién e implicacién por parte del paciente, un mayor nivel de autonomia y capacidad para explorar espacios y situaciones desconocidos, etc. Ya en lo que se refiere al vinculo terapéutico, estos cambios en el aspecto espacial del encuadre pueden estar reflejando el establecimiento de un vinculo significativo y confiable, asi como un nivel mayor de alianza terapéutica. Otras veces se producen cambios en sentido inverso, es decir: al comienzo los encuentros empiezan en lugares puiblicos, y con el tiempo pasan a empezar en lugares mds protegidos, por lo general Ia casa del paciente. Estos cambios pueden deberse a la necesidad de estar en espacios mds conocidos, homogé neos y previsibles; 0 a que determinados “movimientos” familiares ¢ internos estén fomentando el repliegue y bloqueo de los procesos de individuacién. 123 LEONEL DOZZA DE MENDONCA. También pueden derivar de la dificultad del Acompaftante para contener al paciente en espacios piiblicos. En definitiva, sea cual sea la evolucién de este aspecto del encuadre (y también puede ser significativo el que no haya cambios en este sentido a lo largo del tiempo), importa destacar que una de las funciones del aspecto espacial del encuadre es brindar referencias para pensar acerca la evolucién del paciente y de la relacién terapéutica. Estas referencias para pensar modulan y orientan la actitud mental y conductual del Acompafiante. 5.2.1- En el contexto hogarefio-familiar Es bastante frecuente que los Acompafiamientos empiecen en casa del paciente (cf. Braga, 1987, 15). Este es el primer gesto adaprativo que hace el ‘Acompafiante, entre otras cosas debido a que sobre todo los pacientes graves suelen dejar bastante claro que, como el Acompaftance no vaya a su encuentro, no habré encuentro. Por lo canto, éste seria un elemento espacio-vincular del encuadre, es decir: que al Acompafiante le corresponde irl encuentro del paciente, en su espacio. Esce punto de partida atraviesa la configuracién vincular que se establece entre paciente, Acompafiance y familia“. De parte del Acompafante (sobre todo el novato), mucha confusién, dado ue sus esquemas de referencia, teoria, formacién, defensas y rituales relacio- nados con la actitud profesional, daban por sentado la organizacién del espacio, de su espacio, Sin embargo, ahora su tarea le impone acudir al espacio del otro, (des)organizado por el oto, La “batalla” tendri lugar en terricorio ajeno, en el FEA fa hom de establecer el contrato (primera entrevista con los familiares, 2 veces con la presencia dl paciente), resulta imporeancesostene la idea seg la cual el Acompafante “no iene” consulta, mis alla de que sea psicdlogo o psicoanalista. Las primeras entrevistas deben realzare en alguno de los lugares del émbieo de inervencién del Acompariante (hogar, alguna Cafeteria tranquila, ec). Sepin mi experiencia, un primer contacto en la consulta luego tende 4 intensificar sobre todo las ansiedades de los familiares en fo que respecta a la presencia del ‘Acompafante en el hogar. i, de forma consciente o inconsciente, en psicoansliss los pacientes *prefieren” no-tener contacto con su analista fuera de la consulta, cabe tener en cuens que en la Clinica de lo Cotidiano la consulta puede representar el afuera del Acompaitamiento. No obstante, en situaciones puncuals, y sobre codo en la medida en que los familiares ya s¢ han habieuado ala presencia del Acompariante, ste puede suger tener alguna reunién en h consulta, si considera conveniente tener un expacio més protegido o que favoreza el tomar distancia paa poder pensar deze otro lugar Por lo dems, ls ntervenciones deben tenet ugar «en los espacios propios de la Clinica de lo Cotidiano. 126 ENCUADRE: TIEMPO Y ESPACIO. cual uno se encuentra mas expuesto y perdido debido a que tiene menos posi- bilidades de administrar las variables. Todo ello tiende a resultar ansigeno para el que realiza esta labor. Assu vez, imaginese que durante afios el paciente y su familia pasaron por diversos tipos de tratamiento (en relacién alos cuales, probablemente, ya cenian unas defensas “bien planificadas”). Cabe suponer que, por lo menos en cierta medida y a nivel de la fantasia, la autoridad y funcién del profesional estaban asociadas al hecho de que tenian que acudir a un espacio de tratamiento. De pronto, resulta que es el profesional quién acude, mientras a ellos les corres- ponde organizar no sélo nuevas defensas, sino también el espacio para recibir al Acompafiante. Al contrario de lo que corresponde esperar del encuadre organizado por el profesional, aqui no cabe suponer que la organizacién del espacio contribuird al proceso terapéutico (aunque si contribuye, dado que brinda informacién acerca del funcionamiento familiar). En términos practicos, el Acompafante suele encontrarse con una gran diversidad de situaciones, entre las cuales podria mencionarse: nadie le abre la puerta cuando llega, o tardan en abrirla; o bien el paciente no se encuentra en casa, se encierra en su habitacién o sc le ocurre “jugar al escondite”. No es poco frecuente que eche al Acompafiante de su casa. A su vez, puede que la familia decidié cambiar la disposicién de los muebles justo durante la hora del Acompaiiamiento; o dejan al Acompafiante esperando en el salén (“sala de espera”) durante varios minutos, a veces con la compaiifa del-perro que no parece demasiado amigable. ‘A fin de cuentas, resulta que !a “organizacién” del espacio, por el paciente y la familia, es una manifestacién de la organizacién defensiva interactiva. Se trata de un “(antiencuadre” que a la vez es sintoma. Invariablemente se producen situaciones de “tira y afloja”. Sila paradoja de la actuacién contratransferencial destaca aquellas situaciones en que conviene “aflojar”, ahora el destaque recae en aspectos de la actitud mental y conduc- tual en que corresponde “tirar”; es decir, disponer de recursos que posibil “habitar profesionalmente” el espacio familiar-hogarefio, y asegurar en lo posible el mantenimiento del encuadre terapéutico. Esta cuestién condujo a una discusién polémica en lo que se refiere a la ética en Acompafamiento Terapéutico. en 125

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