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Diferencia entre consentir y cuidar a los hijos.

Cuantas veces no hemos escuchado esto, ¿los estaré malcriando?, ¡es un chillón porque lo estas
consintiendo!, se viene la culpa y la vergüenza, de talvez estar actuando mal y ser un mal padre,
pero a veces se llega a confundir demasiado ya que el brindar amor y calidez a nuestros hijos no
es malo. Existieron épocas en las que abrazar a un hijo o brindar cariño era signo de mimar y,
por ende, de malcriar. Aunque a veces es mejor dar menos que más, ya que en exceso todo
perjudica. También deben existir limites desde un principio, la educación y el cariño no están
peleados, es indispensable que haya normas y límites. Ya que a veces dar mucho cariño y pocos
limites, puede haber un desborde en el cual hay menos respeto para el adulto y el niño si
resulta convirtiéndose en un como dirían “malcriado”.
A veces no se trata de que un día te digo que no puedes hacer algo y después si puedes hacerlo,
porque fui más flexible, porque puede existir una confusión de límites, ya que no tendrá
sentido poner reglas si nosotros como padres las vamos a romper, hay que ser firmes pero
amables a la vez.
Como padres debemos dejar a los niños experimentar todas las emociones, ya que todas son
válidas, la rabia, la tristeza, la frustración, la perdida, el fracaso… si no los dejamos
experimentar por miedo a que se sientan tristes o lastimados, o por pena a evitar un
espectáculo en público, y cede el adulto, estaremos cayendo la sobreprotección y déjame
decirte que puede que creas que le estás haciendo un bien pero más que bien un daño, ya que
en un futuro ese hijo no podrá ni hacerse un huevo y hará una rabieta hasta a su pareja por
algo que no le gusta o le frustra. Hacerles las cosas a los niños es no dejar que aprendan,
mientras que dejarlos que aprendan y se equivoquen es parte de su evolución, para su
aprendizaje, ensayo y error. Hay que dar cariño y amor, pero también hay que aprender a decir
NO.
Y no serás una mala madre ni el un mal hijo o hija. Tanto los padres aprenden de sus hijos,
como los hijos de ellos, no dejes que sus rabietas, lloros lo destruyan, aprende a cómo manejar
las rabietas, y podrán decir lo que quieran las demás personas en el supermercado o en la plaza
¿pero acaso las veras de nuevo?, acaso sabrán como hacerlo o lo harán mejor, o ¿acaso ellos no
hicieron una rabieta de niños? Concéntrate en tu hijo y en como calmarlo, ¿Cómo?
Comprendiéndolo, cuidándolo, anticipándolo, sin dejar que sea el mismo quien se consienta.
Y cuando haga algo bien también está bien motivarlo, hacerle ver que él debe estar orgulloso
de sus logros, no tanto los padres porque el logro es de ellos no de nosotros. Y si a veces
pueden obtener un reconocimiento, porque a veces esos valen más que los propios premios.
Enséñale a que el premio es tener confianza en sí mismo, porque tú lo respetas y lo admiras.

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