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MI HERMOSO ERROR CAP 1

—No lo puedo creer– dije evitando soltar las lágrimas que ya se habían
acumulado en mis ojos.
—Lucia, nena, por favor, no quise...
—¡¿AHORA ME DIRÁS QUE NO QUISISTE ACOSTARTE CON
ELLA?!–gritando lo interrumpí ya con las lágrimas corriendo por mis
mejillas.
En mis palabras solo había un sentimiento; Rabia, rabia que crecía más
y más.
— En serio, amor, en serio no quise...– me miró con súplica en su
mirada, pero yo no estoy dispuesta a perdonar esto.
–Aquí termina todo, Gael – había resignación en su mirada– adiós.
Y salí de su casa tan rápido como pude, visualicé mi auto, me dirigí
hacía él.
Empecé a conducir a casa, mientras lo hacía, mi mente solo podía
pensar en los últimos meses con Gael.
«Pensar que dos años de relación se fue a la basura en menos de veinte
minutos «
Todo por una infidelidad que de ningún modo pienso perdonar...
Escucho el sonido de mi celular que indica que estoy recibiendo una
llamada, miro la pantalla y el nombre de mi hermana aparece en él.
—Hola liana, ¿qué pasa? – pregunto al descolgar.
—¿hola líana? ¿En serio? -está un poco alterada, y no la culpo acaba
de dar a luz a su primera hija y eso la tiene un poco- mucho- estresada–
papá está enojado, dice que si no llegas antes de que lo haga el sujeto
al que invito a casa te va a....
—¡Mierda! Lo olvidé, pero ya estoy llegando, dile que no se preocupe–
dije rápidamente cortando la comunicación y secando mi rostro.
Ya solo faltaba una cuadra para llegar a casa. Papá nos había dicho
que hoy llegaría un hombre que quería invertir en alguna de las
petroleras de él, y que lo había invitado a casa ya que dicho sujeto vivía
en Los Ángeles, y él no tenía intenciones de viajar cuando su segunda
hija acababa de dar a luz a su tercera nieta.
Al parecer el sujeto está muy interesado en hacer negocios con mi
padre, puesto que no se opuso ni puso peros para viajar desde Los
Ángeles hasta Nueva York.
Al llegar a casa estacionó el auto y bajo de éste, al abrir la puerta lo
primero que veo son dos cabelleras castañas corretear hacia mí.
—¡Tía! – dice antonella alargando la “A”– te extrañe. – Antonella es la
segunda hija de Alejandro mi hermano mayor, solo tiene dos años, pero
es muy inteligente y hermosa, tiene los ojos verdes al igual que todos
en la familia excepto mi madre y como mencione antes una hermosa
melena castaña con uno que otro mechón rubio.
—pero si solo fueron unos minutos, pequeña – dije intentando ocultar la
tristeza en mi voz, mientras la tomaba en brazos y dejaba muchos besos
en su cara.
–pero igual te extrañamos, tía– ese fue Liam, es el hijo mayor de mi
hermano, y también el nieto mayor de mi padre, tiene cuatro años
también es muy guapo, estoy segura que al crecer será un rompe
corazones, sus ojos también son verdes solo que un poco más oscuros
que los del resto de la familia y su pelo también es castaño, pero a
diferencia de su hermana, esté es rizado.
—¿Dónde estabas lucía? – mi padre me mira con un gesto severo en el
rostro.
—lo siento papá, se me ha olvidado, pero ya estoy aquí – dije
avanzando hasta él y depositando un beso en su mejilla, sonrió.
—está bien pequeña, pero ve a prepararte rápido, en unos minutos
llegara el señor Evans, dame a esta pequeña princesa, la llevare con
sus padres.
—ok, papá–Murmuré mientras dejaba a antonella en sus brazos y lo
veía irse con Liam, siguiéndole.
Al subir las escaleras voy por al pasillo en el que se encuentra mi
habitación la cual está junto a la de mi hermana, al pasar por el frente
escuchó el llanto de la pequeña Sophie.
«para tener solo una semana de vida, llora muy fuerte»
Decido preguntar si necesitan ayuda y doy dos toques en la puerta,
inmediatamente Louis -el esposo de mi hermana y padre de Sophie-
aparece detrás de ella con un gesto de cansancio plasmado en su
rostro.
—¡Oh! Lucía ¿te puedo ayudar en algo?
—Lo mismo pregunto, Louis ¿quieren que los ayude?
—¡Si! – grita liana desde adentro– por favor, hermanita llévate a Sophie,
mientras nos preparamos para la comida, estamos cansados– me mira
con cara de súplica, asiento y ella me tiende a la bebé que lleva una
pijama de conejitos, se ve tan tierna.
Salgo de la habitación de liana y me voy a la mía, al entrar dejo a Sophie,
-la cual extrañamente no ha llorado- en la cama rodeada de almohadas
y entro al baño para ducharme.
Al salir veo a la bebé dormida, entro al closet y me visto con un vestido
ajustado en la parte de arriba y falda suelta, color azul, dejo mi cabello
castaño claro suelto y me hago un maquillaje que resalte mis ojos
verdes, al final me coloco unos tacones negros y listo.
Me recuesto en mi cama mirando a la hermosa bebé que yace dormida
a mi lado, Sophie tiene los ojos verdes también, y su pelo es negro y
abundante como el de su padre, tiene facciones muy delicadas, que la
hacen parecer una muñequita.
—Luci, papá dice que bajes rápido– dice mi hermana entrando a mi
habitación– ¡oh por dios! ¡La dormiste! ¡¡Hermana te amo!!– dice al ver
a su hija dormida en mi cama, yo solo río y niego a la vez que me levanto
y ella toma a la bebé.
Salimos de la habitación juntas, liana se detiene en su habitación para
dejar a Sophie en su cuna y sale rápidamente.
—vamos, papá debe estar enojado– dice y me toma de la mano.
Al llegar a la planta baja nos encontramos a Alejandro.
—Apúrense, Evans, acaba de ingresar al comedor. – dijo con el ceño
fruncido.
entramos juntos al comedor, ya todos estaban sentados y eso hicimos
nosotros.
—Disculpe la impuntualidad de mis hijas señor Evans.

MI HERMOSO ERROR CAP 2

¿Señor? Este hombre de señor no tiene nada, por lo mucho me debe


llevarme unos tres años, el hombre es guapo, lo que le sigue a eso. Es
alto, aun estando sentado, su cabello es totalmente rubio, y sus ojos
son azules, un azul muy intenso.
—No se preocupe señor Montenegro, además, en el caso de que
alguien se tuviera que disculpa serían ellas ¿No es así? – dijo
sacándome de mis pensamientos, con su mirada fija en mí.
—Ah...si– dije un poco nerviosa–disculpé nuestra impuntualidad, señor
Evans.
Él me miraba fijo, mi hermana también se disculpó, pero él ni siquiera la
miró, sus ojos estaban puestos en mí ¡Maldita sea! Me está poniendo
nerviosa.
La comida transcurrió normal, mientras el resto estábamos comiendo
papá, mi hermano y Evans hablaban de negocios.
Mis pensamientos iban a Gael, me encontraba triste por ello, yo lo
quería, pero no estoy dispuesta a perdonarle una traición más. En varias
ocasiones, sentí la mirada de Evans sobre mí, pero no le di importancia
mi cerebro solo podía pensar en alguna idea para decirle a mi familia
que mi relación con Gael había terminado.
—hija, ¿te sientes bien? – la pregunta de mi padre y salgo de mi burbuja
de mis pensamientos, todos estaban mirándome.
— Si papá– traté de sonreír.
— Estás pálida princesa, ¿quieres retirarte? – solo asentí, estaba
segura que si decía una palabra más se me saldrían las lágrimas.
—puedes hacerlo pequeña, luego iré a tu habitación – asentí
nuevamente y me disculpé con el resto, Evans me miraba y eso me
hacía sentir más incómoda.
Subí las escaleras corriendo antes que las lágrimas salieran, al llegar a
mi habitación cerré la puerta y coloqué el pestillo luego me tiré en la
cama y empecé sacar todas las lágrimas que había estado reteniendo
hasta ahora.
.....
Me desperté por unos incesantes golpes en la puerta, me levanté
rápidamente y la abrí.
— ¿Que pasa pequeña? ¿estabas llorando? – fue lo primero que
pregunto mi padre al verme.
Lo único que pude hacer fue abrazarlo. Él solo correspondió a mi abrazo
y no preguntó más.
—Necesito decirles algo papá– dije con voz temblorosa, él asintió y
salimos de la habitación.
Ya estábamos todos; mis hermanos, mi madre y mi padre. Me miraban
impacientes y eso me puso más nerviosa aún.
—He terminado con Gael– dije de la nada, todos estaban sorprendidos
en especial mi padre, yo solo mordía mi labio inferior en un bajo intento
por mantener mis lagrimas a raya.
—Pero ¿por qué? ustedes estaban bien...–dijo mi padre.
—Sólo...ya no somos nada papá – dije bajando la mirada al sentir
lágrimas rebeldes en mis mejillas.
—¿Que te hizo ese bastardo lucía? – preguntó mi hermano con enojo.
Liana se levantó de su lugar y me abrazó, y ya no pude evitar las
lágrimas.
— Dios, mi pequeña bebé – chillo mi madre y luego sentí sus brazos
alrededor de mi hermana y yo, a nuestro abrazo se unió mi padre y
luego mi hermano y lloré aún más.
.....
Me encontraba en mi habitación, después de confesarle a mi familia
todo, cada quién volvió a lo suyo. Alejandro estaba enojado, decía que
cuando lo viera le rompería la cara.
—Luci, hermanita, ¿estás bien? – pregunto mi hermana entrando a la
habitación.
—Si – dije en un susurro intentando sonreír, ella me miró y se recostó a
mi lado.
—No te preocupes pequeña, todo estará bien –me dijo, yo sonreí. Liana
era mayor que yo por tres años, pero siempre fuimos muy unidas, ella
aparte de mi hermana también era mi mejor amiga.
— ¿Y papá? – pregunté tratando de evitar el tema. Ella sonrió triste y
besó mi frente.
—Esta con Ale, Louis y el señor Evans en el despacho.
—¿Señor? de señor no tiene nada lía, ¿acaso no lo has visto? por lo
mucho debe tener tu edad– dije y ella río.
—Si, lucí, lo sé, pero él no ha pedido que lo llamen de otra forma– me
dijo con una mirada divertida.
—Bueno, en fin, ¿cuánto tiempo se quedará aquí? – pregunté.
—Por lo que escuché, tres semanas y no se quedara aquí en la casa, si
no en la pequeña casa que está en el jardín, tonta–dijo rodando los ojos
yo imité su gestó y las dos reímos.
—Bueno, ¿y Sophie? Qué raro, no está llorando –reí y ella hizo lo
mismo.
—Esta, con mamá, antonella, Liam, y Kate en la cocina, subí para que
bajaras a cenar– dijo levantándose y dirigiéndose a la puerta – ¡rápido
floja! Papá y los chicos llegarán pronto. – y se fue riendo.
Me metí al baño y me duche, al salir escuchó mi celular, lo busco con la
mirada y lo tomó. Es Valeria, mi amiga de toda la vida.
—Hola vale...– no término de hablar ya que escucho el estruendo
musical del fondo.
—Luucii– grita emocionada- lucí, te estoy esperando, ¡pronto partirán el
pastel! – gritó haciéndome recordar que hace dos días le había
prometido que iría al cumpleaños de su novio.
—lo siento, Valeria, en media hora estoy ahí, espérame– dije y ella soltó
un «más te vale» y seguidamente corto la llamada.
Me apresuré a vestirme colocándome un conjunto de lencería negro, un
vestido rojo ceñido a mi cuerpo que hacía que se vieran cada una de
mis curvas, unos tacones de agujas negros. Me maquille sencillamente
y listo.
«De algo te ha servido estudiar moda, lucía»
Me dije al ver mi reflejo en el espejo de cuerpo completo que había en
mi armario.
Tomé un bolso de mano negro y metí mi celular, dinero y mi labial rojo.
Tomé las llaves de mi auto y salí de la habitación.
Al llegar a la planta baja visualizó a mi padre, mi cuñado, mi hermano,
la esposa de éste y a el “Señor Evans” conversando en la sala de estar
de la casa.
—Buenas noches – y al solo mencionar dichas palabras, tengo la
mirada de todos en mí, Pero la más penetrante de todas ellas es la de
Evans.
—Princesa ¿vas a salir? – pregunto mi padre al mirarme.

MI HERMOSO ERROR CAP 3

— Si papá, iré al cumpleaños del novio de Valeria.


—hija...– iba a poner objeción, pero lo la esposa de mi hermano lo
interrumpió.
—lamento mucho, que tu relación con Gael acabara, lucí– le sonreí.
— Gracias, Kate, pero ya no importa– Sonreí encogiéndome de
hombros, tratando de restarle importancia.
—Tiene una hija muy linda, señor Montenegro. –dijo de la nada Evans
Y me sonrojé inmediatamente.
—Lo sé, Evans, Lo sé – dijo mi padre mirándome con amor– No
regreses tan tarde, princesa, por favor – habló dirigiéndose a mí.
—Está bien papá, regresaré pronto– dije sonriendo y haciendo camino
hacia la puerta principal.
Al pasar al lado de Evans esté me miró más de lo debido, el hombre me
pone nerviosa, su mirada aún más. Al salir el aire frío me golpea
completamente, me subí a mi auto rápidamente, enciendo la calefacción
y emprendo mi camino hacia la casa del novio de mi amiga.
Al llegar estacionó el auto, tomo mi bolso, las llaves y bajo, al llegar a la
entrada veo a Valeria caminar rápidamente hacía mí.
—¡Joder! Lucía me dijiste que estarías desde el principio de la fiesta –
me mira con ojos acusadores mientras yo sonrió a modo de disculpa–
ah por cierto estas ¡hermosa! – grita, para luego arrastrarme hacía
dentro– ¡hoy vas a follar duro! – volvió a gritar haciéndome reír a
carcajadas.
—Ya basta, Valeria, me sacaras el brazo– Grité por el sonido de la
música para que soltara mi brazo al cual estuvo sujetada los últimos
treinta minutos arrastrándome de un lugar a otro.
—ahhgs, ¡que exagerada eh! – río mientras me daba una copa con más
alcohol– ¡anda toma!
........
llevo aproximadamente dos horas en este lugar, y eh bebido todo lo que
Valeria me ha ofrecido, y sí, estoy borracha, ¿para qué negarlo? Y lo
único que tengo en el estómago es un pedazo de pastel que comí
cuando llegué.
Le he contado a val, sobre lo que ha pasado con Gael, desde entonces
ha estado más empeñada en presentarme a cuanta persona de sexo
masculino se nos cruce en el camino.
—Mira, Lucí ¡prueba este! – me tendió un vaso lleno de una bebida azul.
Lo tomé y asentí sonriendo.
—¡Esta bueno! –grité de vuelta, ella sonrió y asintió. En la mesa en la
que estábamos solo estaba ella, Diego-su novio- los dos mejores
amigos de Diego, Ignacio, Raúl y yo.
Desde que nos presentó ambos han intentado coquetear conmigo, pero
solo los ignoró.
—Anda, lucía, no seas así, solo quiere bailar contigo – me insistía
Valeria, llevaba como una hora insistiendo.
—¡Esta bien! ¡Está bien! ¡Ya! – acepté, ella sonrió victoriosa y le dijo a
Ignacio, esté se levantó de su asiento y me tendió la mano con una
mirada coqueta– solo una canción. – sentencié.
—Solo una canción, lucía– afirmó y yo asentí. Fuimos hasta la pista de
baile improvisada, y empezamos a movernos al ritmo de la canción,
Ignacio colocó una de sus manos en mi espalda baja y con la otra
sostuvo una de mis manos, mientras que la otra yacía en su pecho.
—Entonces eres la más pequeña del clan Montenegro– dijo sacando un
tema de conversación al aire.
— No, en realidad, soy la hija menor del matrimonio Montenegro. La
más pequeña del clan Montenegro tiene una semana de vida– dije sin
más.
—¡Oh! Pues... ¿tienes novio? – mi cara cambio de un momento a otro
y lo miré seria.
—No– dije secamente, separándome de él y caminando hacía la mesa.
Sentí que alguien tomaba mi brazo y giré.
—Oye lu, si te molesto mi pregunta...lo siento ¿ok? – me miró apenado
y yo solo le Sonreí.
—Tranquilo Ignacio, solo no quiero hablar de eso ¿está bien? – él solo
asintió y luego sonrió tomó mi mano y nos dirigimos a la mesa donde
estaban los demás
Estuve otro rato más con los chicos y Valeria, ya estaba completamente
borracha, saqué de mi bolso el móvil para mirar la hora.
Eran las tres y media de la madrugada y yo ya me quería ir.
—¡val! – Grité para que me escuchará, ella se giró para verme– ¡me voy
a ir, adiós! – dije un poco- mucho - Mariada.
—¿Que? No, no conducirás en ese estado, lucí, estas borracha– dijo y
llamó a Ignacio– oye, ¿podrías llevar a lucía a su casa? Esta muy
borracha y no puede conducir así.
—Pero, val ¡mi auto!
— Yo te lo llevaré a tu casa ¿sí? – asentí de mala gana.
—Está bien lu, ven, te llevaré a casa– me dijo Ignacio, solo asentí y me
enganché a su brazo puesto que sentía que en cualquier momento me
daría de bruces contra el piso.
Él rodeo mi cintura y nos encaminamos hacia la salida, una vez a fuera
nos abrimos paso entre la gente hasta llegar a una camioneta blanca
muy bonita, me subió al asiento del copiloto seguidamente él subió al
del piloto y arrancó rumbo a mi casa.
Unos minutos más tarde estaba estacionado frente a mi casa.
—¿Quieres que te lleve hasta la puerta? – lo miré y reí.
—No, gracias puedo sola, gracias por traerme nacho– y volví a reír
bajándome de la camioneta como pude, lo escuche reírse y saque mi
dedo corazón en su dirección, su risa se hizo más fuerte,
contagiándome a mí de ella.
—hasta luego, hermosa– lo mire con una ceja levantada y el solo se
encogió de hombros, encendió el auto, y se despidió una vez más con
la mano, imité su gestó y esperé que desapareciera de mi vista, cuando
lo hice giré sobre mis talones y avance hasta la casa.
Me sentía muy mareada y en cualquier momento devolvería lo poco que
he comido en el día.
Mientras caminaba hacía el jardín, tropecé con una roca y paso lo que
sabía que pasaría en cualquier momento; Caí de bruces contra el suelo,
la pantalla de mi celular quedo hecha trizas debido a que cuando intenté
que mi cara no diera contra el suelo interpuse mis manos olvidando
completamente que en una de ellas estaba el celular.
—¡maldita sea! Lucía, acabas de dañar tu celular– me reprendí en un
susurro.
—Oh, miren la niña de papi, dice malas palabras.
MI HERMOSO ERROR - CAP 4

Al escuchar esa voz la cual solo había oído un par de veces talvez, mi
piel se erizó, giré y lo observé, llevaba unos pantalones de chándal gris
y una franela de algodón negra, su cabello Rubió estaba desordenado
y me miraba burlón.
-No soy ninguna niña de papi- dije tratando que mi voz no sonará como
la de una borracha.
Trate de caminar lejos de él, pero un mareo causó que me tambaleara,
cuando creí que caería sentí un brazo rodear mi cintura, levanté la
mirada y me detuve en sus ojos.
-Además de decir malas palabras, la niña está ahogada en alcohol - dijo
con sorna.
-No es su problema señor Evans- la borrachera estaba hablando por mí,
claro está.
Él solo sonrió y me miró directo a los ojos, su mirada iba de ellos a mis
labios y de mis labios nuevamente a mis ojos, Traté de separarme
empujándole un poco pero solo conseguí que me apretara con más
fuerza que la anterior.
Nuestros rostros estaban tan cerca que nuestras respiraciones se
mezclaban, Evans se acercó aún más y me besó.
El beso me tomó por sorpresa, no lo esperaba, su ritmo era acelerado
casi me costó seguirle. Gemí intencionalmente y él soltó mis caderas
para tomar mi mano y encaminarnos a la casa del jardín, una vez dentro
cerró la puerta detrás de mí y me pego contra ella besándome
ferozmente.
Volvió a romper el besó esta vez llevándome casi a rastras a la
habitación principal de la casa. Cuando entramos cerró la puerta y puso
el pestillo.
Me tiró sobre la cama y abrió mis piernas para acomodarse entre ellas
cuando lo hizo pude sentir su erección en mi sexo provocando que
gimiera.
Evans paso sus manos por la parte de abajo de mí y luego lo sentí bajar
el cierre del vestido para a continuación sacarlo por arriba de mi cabeza.
Pase mis manos por su torso aún vestido desde arriba hacía bajo, al
llegar a la orilla de su camiseta tire de ella hacia arriba hasta que
desapareció de mí campo de visión, lo mismo hice con su pantalón,
mientras el dejaba besos desde mis labios hasta mis pechos.
A mí solo me quedaban mis pequeñas bragas de encaje negro y a él su
bóxer también de color negro.
—ya no puedo más— susurró con la voz ronca por la excitación, gemí
y él bajo mis bragas continuamente su bóxer y se hundió en mí.
Jadee al sentirlo, empezó a moverse dentro de mí creando un vaivén
de placer en mi interior.
Pronto la habitación se llenó de jadeos y gemidos de ambos. Su ritmo
aumentó un poco más.
—Quise hacer esto apenas te vi— dijo en un susurro.
No respondí nada, sólo podía sentir mi liberación cada vez más y más
cerca.
-Vamos nena, vente, vente para mí - y solo esas palabras bastaron para
liberarme en un perfecto orgasmo.
Evans me penetro un par de veces más y sentí como alcanzó el clímax
aún dentro de mí.
Se tiró a mi lado, mirándome con sus impresionantes ojos azules, sentía
que mis ojos se cerrarían en cualquier momento.
......
los rayos del sol me despertaron, trate de abrir los ojos, pero un dolor
agudo en la cabeza se encargó que los volviera a cerrar rápidamente.
Los vuelvo a abrir con cuidado y observó que no estoy en mi habitación,
me siento en la cama rápidamente al hacerlo la sabana se resbala
exponiendo así mi cuerpo desnudo.
Cojo la sabana nuevamente para tapar mi cuerpo y me levanto, cuando
lo hago miró mi ropa tirada por todo el lugar y suelto una maldición.
encuentro mis bragas cerca de la cama y las agarro colocándomelas y
luego hago lo mismo con el sostén que estaba un poco más lejos.
Cuando tomó el vestido del piso y estoy a punto de ponerlo en mi cuerpo
la puerta de la habitación se abre dejando ver el rostro de ¿el señor
Evans? ¿Me acosté con el señor Evans? Rápidamente le echo un
vistazo al lugar y ¡SI! ¡MALDITA SEA ME ACOSTE CON EL SOCIO DE
MI PADRE EN MI MALDITA CASA DE JARDÍN!
Me grité internamente tratando de tapar mi cuerpo con el vestido que
aún traía en las manos.
—¡oh! ¡Vamos lucía! Ya he visto cada parte de tu cuerpo—me dijo con
una sonrisa seductora.
Me puse el vestido rápidamente bajo su atenta mirada y luego me puse
en busca de mis zapatos.
—¡Maldita sea! ¿dónde están? —susurré para mí misma hasta que vi
uno.
Lo tomé y me lo estaba poniendo cuando levante la mirada y lo vi con
una mirada picara fue entonces cuando los recuerdos llegaron a mi
como flashes e inmensamente me sonroje.
—veo que ya has recordado algo—dijo burlón haciendo que mi
vergüenza se aumentará un mil por ciento.
Visualicé mi otro zapato y lo cogí poniéndomelo y saliendo rápidamente
de la casa.
—¡Dios! ¡Me he acostado con un hombre del cual no sé ni siquiera su
nombre de pila! -—dije en un susurro-grito cuando ya había cruzado él
umbral de la puerta de entrada.
—James, lucía — dijo y yo me giré sobresaltada y confundida— mi
nombre es James— añadió y volvió a sonreír seductoramente, yo me
giré y seguí caminando aún más sonrojada.
Me había escuchado ¡Maldita sea! Y ni siquiera me había dado cuenta
que estaba detrás de mí. Al llegar a casa todo estaba en silenció eran
aproximadamente las seis de la mañana. subí las escaleras
sigilosamente hasta llegar a mi habitación miré él reloj que estaba al
lado de mi cama y si, eran las seis y media.
Me acosté en mi cama tratando de dormir un poco antes del desayuno,
pero mi mente se empeñaba en revivir los recuerdos de la noche
anterior una y otra vez.
Cuando se hicieron las ocho de la mañana me encerré en el baño, hice
mis necesidades y luego me duche, salí directo al armario me puse unos
jeans ajustados una camiseta blanca y unos botines negros de tacón,
tome mi cabello en una coleta alta y me maquille un poco.
Al llegar al comedor di los buenos días y me senté, no miré nunca a
James, pero si podía sentir su mirada en mí, al terminar todos se
levantaron justo en el momento en el que escuché la bocina de mí auto
y supe que Valeria había llegado pase corriendo junto a mi padre y a
James.
Al salir miré a val y salí corriendo para abrazarla.
- ¡Te traje tu coche sano y salvo! - dijo gritando - pero ahora me voy a
quedar para conocer a la pequeña de liana y darnos un chapuzón en la
alberca— añadió emocionada y yo reí tomándola de la mano y
avanzando con ella a la casa.
.....
Lía y val estaban nadando y yo estaba en unas de las tumbonas
probando mi celular nuevo. Sophie comenzó a llorar y liana me grito que
le diera el biberón.
La tomé en brazos y mientras le daba el biberón la arrullaba para que
se durmiera. Sentí la mirada de alguien en mí y al girarme lo ví parado
bajo el umbral de la puerta que conecta el patio trasero con la casa.

MI HERMOSO ERROR - CAP 5


Dos semanas Después...
No puedo creerlo, esto no me puede estar pasando ¡No!
Levanté la mirada de mis manos que estaban en el lavamanos y miré
mi reflejo en el espejo, tenía los ojos rojos por haber llorado los últimos
diez minutos.
En las últimas semanas había tratado de mantenerlo a raya, lo ignoraba
cada que podía, James trato en varias ocasiones acercarse a mí pero
yo no le hacía caso alguno, hasta que hace unos días dejó de insistir.
Presa de un impulso y la rabia del momento salí de mi habitación
cerrando sigilosamente la puerta de está para no despertar a nadie-
puesto que eran la una de la madrugada- y casi corriendo salí de la
mansión en dirección a la casa del jardín, llevaba los puños apretados,
tanto que por un momento creí que rompería el aparato que llevaba en
una de ellas.
Al llegar a la casa toqué tan fuerte como lo permitía la rabia que corría
por mi torrente sanguíneo.
James abrió la puerta adormilado y con el ceño fruncido, su expresión
cambio totalmente al verme. Confusión y enojo eso era lo que había en
su cara.
—¿Qué quieres Lucía? - preguntó notablemente cabreado, lo empuje a
un lado y entre a la sala de estar de la casa, él cerró la puerta y se giró
para mirarme— dime que quieres de una puta vez, tengo que trabajar
temprano.
-Estoy embarazada - dije de una vez.
.....
P.O.V James.
Estoy embarazada
Esas dos palabras resonaron en mi mente desde que Lucía las
pronunció ¡Maldita sea, no!
—¡Di algo imbécil! — gritó desesperada y apuntó de llorar.
—¿Embarazada? ¿es mío? —pregunté y ella me miró con odio.
—¡No maldito imbécil, solo vine a decirte para ver si querías ser el
padrino! — respondió con ironía— ¡por supuesto que es tuyo! — gritó.
Estaba sin palabras esto no podía estar pasándome a mí, yo tenía una
vida en los ángeles y en una semana regresaría a ella, ¡Maldito sea el
momento en que me acosté con ella!
—¡¿Es que acaso no te cuidas?!— grité enojado.
Ella dejó de aguantar las lágrimas y se derrumbó frente a mí, era la
primera vez en estas dos semanas que la veía tan vulnerable.
Yo tengo una vida en los ángeles, no puedo llegar simplemente de la
noche a la mañana y decirles a mis padres sobre todo a mi papá que
voy a tener un hijo y que además no es de mi prometida de hace cuatro
años.
Pero no puedo irme sabiendo que dejaré un hijo y que no lo volveré a
ver jamás, simplemente no puedo.
Lucía me gusto desde la primera vez que la vi, es una mujer muy
hermosa, sus ojos verdes son llamativos, su pelo castaño es tan largo
que le llega hasta la parte baja de la espalda, y ¡dios! Su cuerpo es
perfecto, tiene curvas en los mejores lugares. Pero no es ella la mujer
que quiero para ser la madre de mis hijos.
Por el tiempo que he estado aquí sé que su familia es conservadora, su
padre es muy estricto, pero ella es su debilidad por las veces que he
hablado con ellos -su padre y hermano- sé que ella es su pequeña
princesa, son una familia muy conservadora, su hermana y hermano
han tenido hijos después de haberse casado y estoy seguro que a eso
es lo que ella le teme; teme decepcionar a su padre y que su hijo no
tenga una figura paterna.
Y eso lo voy a usar a mi favor.
—Tienes una semana para preparar todo y venir a vivir a los ángeles—
su cara era de sorpresa total.
—¿que? ...ah... ¡no! — dijo con la sorpresa aún plasmada en su rostro.
—Escucha lucía, sabes muy bien que tu padre se enojara contigo
cuando se lo digas—ella me miraba atenta tratando de limpiar las
lágrimas que cada vez eran más y más— yo solo estoy aquí por tres
semanas y ya solo me queda una y lo mas probable es que terminé
antes, escucha, no volveré más, si quieres que tu hijo tenga un padre
que vea por él, que lo cuide, es mejor que te vengas a los ángeles. —
asintió limpiando sus lágrimas.
—Está bien—dijo y salió, antes de hacerlo dejo algo sobre la mesa, me
acerqué y era una prueba de embarazo que estaba en positivo.
-dios, ¿qué he hecho? -susurre para mí mismo.
Las cosas van a cambiar, y al llegar a los ángeles le dejare algunos
puntos claros a lucía. No puedo causarle otra decepción a mi padre, no
más, se lo prometí después de su segundo infarto por mi culpa...
Tomé la prueba de embarazo y la vi una vez más, la metí en un bolsillo
en mi maleta y me acosté de nuevo en la cama.
- ¡Dios! ¡voy a ser padre! - dije con aún sin poder creerlo.
Un bebé es una gran responsabilidad
A mi mente llegó la imagen de Lucía aquel día en la alberca con la
pequeña de Louis en brazos, se miraba muy tierna. Rápidamente mi
cabeza empezó a imaginar a Lucía así pero que, en vez de la hija de su
hermana y Louis, era un bebé nuestro. Mi bebé.
«Mi bebé»
Una sonrisa triste se dibujó en mis labios porque ciertamente no
esperaba esto para un hijo mío.
MI HERMOSO ERROR - CAP 6

Al salir de la casa del jardín, me encaminé rápidamente a mi habitación,


¿cómo no me di cuenta antes? los mareos, las náuseas, eres una
estúpida, Lucía.
Al llegar a mi habitación, cerré la puerta y le puse el pestillo, me acosté
en la cama y de nuevo empecé a llorar, ¿qué iba hacer ahora? Mi padre
se enojará mucho, se decepcionará de mí, lo sé, no les puedo decir que
mi hijo es de James.
No quiero que mi hijo crezca sin un padre, no quiero, por eso acepte la
propuesta de James, no es justo para mi bebé que crezca sin un papá.
-voy a tener un hijo de Alguien del cual solo se su nombre- dije molesta
conmigo misma.
Hace tres años mis abuelos paternos fallecieron en un accidente de
autos, y toda su fortuna nos las dejo a mis hermanos y a mí, a mi padre
solo le dejaron el manejo de las empresas.
Todo lo que tenía me lo había comprado mi padre, por eso nunca hice
uso de ese dinero, pero al parecer había encontrado el momento para
hacerlo.
Tomé mi laptop y empecé a buscar casas en venta en los ángeles,
después de un rato buscando conseguí una que me gustó mucho.
Envíe un mensaje al Gmail que estaba en la información de la casa y
cerré la laptop. Gire la mirada hacía la alarma que yacía en mi mesa de
noche, 01:45 am. Me dispuse a dormir un rato y cerré los ojos.
.....
Me desperté por las náuseas, y salí corriendo al baño, vomité todo lo
que había comido el día anterior bajé la palanca del escusado y me dirigí
al lavamanos, cepillé mis dientes y me metí a la ducha.
Al salir, del baño reparo mi vista en la alarma que marcaba la hora,7:15
am, me metí a al armario me coloque unos shorts cortos de jean, una
camisa de algodón rosa y mis converse negras, deje mi cabello suelto.
Salí y me encontré a mi hermana en el pasillo.
-Hola lucí-me saluda con una sonrisa, yo trató de sonreírle, pero creo
que más bien salió una mueca.
-Hola liana, ven, vamos al comedor antes que vengan por nosotras -río
un poco y abrió la boca para decir algo, pero la cerró y no dijo nada.
Al llegar al comedor todos estaban sentados en sus respectivos
asientos, yo me senté como siempre al lado de Liam, y mi hermana al
lado de su esposo.
James estaba sentado frente a mí, baje la mirada, simplemente no
quería mirarlo.
- ¿Te sientes bien lucía-- preguntó Alejandro mirándome con el ceño
fruncido?
-Si ale, ¿por qué? -pregunté intentando sonreír.
-Estas pálida, princesa- dijo mi madre observándome fijamente,
Alejandro asintió dándole la razón a mamá.
-Son imaginaciones suyas-Sonreí-Estoy bien- añadí bajando la mirada.
-No, Lu, si te miras pálida, ¿enserio estas bien? - pregunto Kate
uniéndose a mi hermano y madre. Sentía la mirada de James fija en mí,
haciendo que mis nervios aumentarán en sobremanera.
-En serió, estoy bien-Sonreí-Talvez sea porque no dormí muy bien-
mamá asintió dudosa y Alejandro no dijo nada más.
Todos empezamos a comer en silenció, hasta que mi padre lo rompió.
-Hoy se cierra el contrato Evans, ¿te iras hoy mismo? - rápidamente
levanté la vista hacía mi padre y luego lo miré a él quien también me
miraba.
-Así, es señor Montenegro, me iré en la noche- dijo sin más y volvió a
poner su atención en Su plato.
Intenté volver a probar algo de la comida, pero ya no podía, tenía
nauseas que luego se convirtieron en arcadas, pedí permiso para
levantarme y salí casi corriendo del comedor hacía las escaleras, subí
estás rápidamente hasta llegar a mi habitación y entrar al baño.
Expulsé lo poco que había comido, me lavé los dientes y la cara sentí
los pasos de alguien en la habitación y salí del baño.
Cuando salí del baño miré a James sentado en la orilla de mi cama,
había cerrado la puerta.
- ¿qué quieres James? - dije mirándole a la cara.
-Como habrás escuchado me voy en la noche, el contrato lo firmaré en
unas horas-me dijo como si estuviera hablando con una niña pequeña-
no tengo mucho tiempo le dije a tu familia que iría al baño, necesito
hablar contigo antes de irme, ve al aeropuerto a las ocho de la noche,
adiós - y salió cerrando la puerta detrás de él.
Quedé mirando el lugar por donde se había ido, la verdad James es un
hombre muy guapo, es como una cabeza más alto que yo y su cuerpo
está muy bien formado, las facciones de su cara son completamente
masculinas pero lo que más le resaltan son sus ojos azules tan
profundos, también sus labios gruesos y rojos, su cabello rubio...es todo
un galán.
¡Ya basta lucía!, ¿qué está pasando contigo? No te puede gustar, ¡no,
no y no!
Me reprendí mentalmente, desecho todos los pensamientos de mi
cabeza y tomo la laptop que esta sobre mi cama para revisar mi correo.
Los vendedores de la casa en los ángeles me han respondido y dicen
que aún está disponible, envió un mensaje de vuelta y me envían la
información de una cuanta de banco para transferir el dinero.
Hago la transferencia y me llega otro Gmail.
La casa es suya señorita Montenegro. ¿Cuándo la esperamos para
firmar los documentos de propiedad y entregarle las llaves?
-BRTC
El lunes en la tarde
-LM.
Perfecto señorita, hasta el lunes y que tenga un buen fin de semana.
-BRTC
Muchas gracias, igualmente.
-LM
cierro la laptop, me recuesto sobre la cama, no puedo evitar sonreír con
tristeza; ya tengo una casa, ahora tengo que decirle a mi familia sobre
mi embarazo, lo haré después que regresé del aeropuerto y el lunes me
iré.
Mi vida ha dado un giro de 180°. hace un mes todo estaba bien,
entonces llega James Evans y lo descontrola todo en un abrir y cerrar
de ojos.
-Todo estará bien, pequeño- murmuro acariciando mi vientre inexistente
e ignorando el sentimiento de soledad y vacío que ha inundado mí
pecho.

MI HERMOSO ERROR - CAP 7

Pasé el resto del día con antonella, Liam, Sophie y Lìana, Kate salió con
mamá y nos pidió que cuidáramos a los niños.
Hace dos horas que llegaron y se llevaron a los niños a sus respectivas
habitaciones, y liana se había retirado hace unos minutos para darle de
comer a Sophie.
Me giró para poder ver la hora en el reloj de alarma que está al lado de
mi cama. 7:30 pm el aeropuerto está a cuarenta minutos de casa, si
quiero llegar a tiempo es mejor que vaya ahora.
Me levanté de la cama, tomé una chaqueta y las llaves del auto, bajé
las escaleras corriendo y fui directamente a la salida, me subí al auto y
arranque.
Mis nervios aumentaban cada vez más, principalmente por las palabras
que James me diría y culminando con que al regresar le diría todo a mi
familia.
Cuando llegué al aeropuerto busqué en un lugar para estacionarme y
salí del auto caminando rápidamente al interior del lugar.
Las puertas del aeropuerto se abrieron automáticamente y entré
apresurada, al entrar había gente caminando de un lugar a otro y mucho
ruido.
Sentí una mano enroscarse en mi antebrazo y giré asustada chocando
con la mirada azulada de James.
Me miró por una pequeña fracción de segundos y luego me jalo hasta
una cafetería del aeropuerto.
—¿Qué es lo que quieres James? Habla rápido —dije una vez que ya
estábamos sentados uno frente al otro en una mesa.
—Ten— me tendió un celular, lo miré confundida— es para estar
comunicados, no me llames de ningún otro teléfono que no sea esté,
solo lo usaras para llamarme a mí ¿Comprendes? —asentí mientras
tomaba el celular.
—Perfectamente— respondí con seriedad.
—¿Que has hecho con respecto a irte a vivir a los ángeles? — preguntó
con interés.
—Acabo de comprar una casa—dije evitando su mirada.
- ¿Que dice tu familia respecto a eso? ¿cuándo te irás a los ángeles?
—volvió a preguntar.
—Aún no le eh dicho nada a mi familia, ni siquiera que voy a tener un
bebé —dije en voz baja—y me iré a los ángeles el lunes en la mañana.
—Entiendo, el jet saldrá en unos minutos, tengo que irme, te llamaré en
cuanto llegué para saber que tal te ha ido, ¿sí? —asentí, él se levantó
y se fue a la sala de abordaje.
Cuando desapareció de mi vista, me levanté y caminé hasta mi auto,
subí, y conduje de nuevo hasta casa.
Mientras más me acercaba mi corazón latía aún más rápido a eso se le
unieron las ganas inmensas de vomitar y las lágrimas que cada vez se
acumulaban más y más.
—Tranquila, tranquilízate lucía, tal vez estas exagerando un poco— me
dije en un bajo intento de calmar mis nervios y las lágrimas que
amenazaban con salir.
Pero estaba segura que no estaba exagerando en nada, sabía muy bien
que no reaccionarían bien.
llegué y estacioné el auto, me quedé unos minutos dentro,
reconsiderando la primera idea que pasó por mi mente cuando James
me dijo que me fuera a los ángeles: decirles que me iría a vivir a los
ángeles ocultándoles que estoy embarazada y decírselos una vez que
ya estuviera instalada en California.
«No suena tan mal después de todo»
—Eso sería muy cobarde de tu parte, lucía— susurré— ¡basta! Hazlo
de una vez, termina con esto rápido— dije dándome ánimos para bajar
del auto y entrar a la casa.
Bajé tomando el celular que me había dado James y las llaves. Caminé
hasta llegar a la puerta y la abrí. En la sala de estar estaban Papá y
mamá sentados uno al lado del otro, Alejandro con Kate, liana y Louis,
este último sostenía a una ya dormida Sophie en sus brazos. mis
nervios crecieron más si es que eso era posible.
-Bu...buenas noches- dije en susurro audible y la mirada baja.
-Buenos Noches- respondieron al unísono.
Me encontraba parada en medio del recibidor, con los ojos llenos de
lágrimas, había abierto la boca un par de veces, pero nada, era como si
las palabras se negaran a salir de mi garganta, mamá se había
levantado de su lugar y ahora mismo me estaba abrazando los demás
solo me miraban con preocupación.
—¿Que pasa lucí? ¿Por qué estás así? — preguntó mi hermano.
—¿Que sucede princesa? —pregunta mi padre preocupado.
—Estoy embarazada — dije sin más, sin tacto alguno. todos me miraban
sorprendidos, sentí el cuerpo de mi madre tensarse y separarse
rápidamente de mí.
Mi hermano y mi padre se levantaron de sus lugares, la expresión en
sus ojos ya no era sorpresa si no, enojo.
—¿Qué? —murmuro papá atónito - ¡¿QUE MIERDA HAS DICHO
LUCÍA?!- gritó haciéndonos sobresaltar a todos, Liana corrió hacía mí y
me abrazó.
-Estoy embarazada, papá— repetí tratando de no llorar.
—¡MALDITA SEA! — volvió a gritar esta vez golpeando fuertemente la
mesa de centro del recibidor la cual era de vidrio y quedo hecha añicos
en el piso.
—¡VOY A MATAR A GAEL, AHORA SI LO MATO! — gritó mi hermano
ardiendo en colera y dirigiéndose a la puerta.
—Gael...no es el padre— dije antes de que saliera. Se detuvo en seco
y se giró hacia mí al igual que mi padre que estaba dándome la espalda.
Mi madre lloraba, liana solo estaba abrazándome en cuanto a Kate y
Louis, desaparecieron ya no estaban en el lugar donde los encontré.
—¿Como que Gael no es el padre? — preguntó mi padre, en su mirada
había decepción, rabia, enojo y otras muchas emociones que no supe
distinguir. Pero de todas ella la que más dolía era la decepción.
—No padre, Gael no es el papá de mi bebé—escuché un golpe en la
pared, Alejandro había estrellado su puño en está y sus nudillos estaban
sangrando mi madre corrió hacía él y trató de detenerlo.
—¿Quién es el padre Lucía? — preguntó mi padre tratando de no gritar,
yo bajé la mirada y no dije nada. —¿no me dirás quién es el padre?
Negué con la cabeza y el soltó una maldición.
—Perfecto— dijo con decepción y dolor en sus palabras— tienes una
semana para largarte de mi casa.

MI HERMOSO ERROR - CAP 8

-Leo...-murmuro mamá en dirección a papá, quién hizo un ademán con


la mano para que mamá guardara silenció.
-No, Alejandra, no permitiré que una malagradecida siga viviendo bajo
mi techo- dijo a mamá quién dejó caer más lágrimas en sus mejillas. -
¡ahora largo de mi vista! -me gritó sin mirarme a la cara.
Salí corriendo escaleras arriba, Cuando llegué a mí habitación cerré la
puerta poniendo el pestillo y me tiré en la cama llorando como nunca lo
había hecho.
Me dolía el rechazo de mi padre hacía mí ante la situación más aun
sabiendo que con mis hermanos su relación no fue la misma.
Y soy plenamente consciente de que no hice las cosas bien como
Alejandro y Liana, pero talvez en lo más adentró de mi corazón
esperaba, aunque sea compresión de su parte. Comprensión que talvez
yo no merecía.
Sabía que mi padre no reaccionaría bien ante la situación, y aunque ya
estaba planeando irme, el que él me echara del lugar que he
considerado mi hogar desde el día uno de mi nacimiento me dolía y
desgarraba el alma de una manera inimaginable, me dolía fuertemente
su rechazo para conmigo e indirectamente hacía mi hijo.
Unos toques en la puerta me sacaron de mi doloroso ensimismamiento.
abrí la puerta y unos brazos me rodearon con fuerza era Liana. Al
reconocer sus brazos lo único que hice fue aferrarme más a ella y llorar
aún más.
Alejandro venía con ella, él estaba parado detrás de lía sin ninguna
expresión en su rostro, pero a los segundos se unió a nuestro abrazo.
-tranquila lucí, no es tan gravé, Talvez papá no hablaba en serio, eres
su adoración, lo sabes -dijo Liana tratando de que me calmara, negué
tratando de limpiar mis lágrimas, pero cuando lo hacía más brotaban de
mis ojos.
- ¿cuánto tiempo tienes, pequeña? - preguntó Alejandro tratando de
mantener su enojo a raya. No pude evitar mirarlo con amor, él es solo
seis años mayor que yo, siempre nos hemos llevado bien, de pequeña
decía que él era mi super héroe favorito después de papá. Sonreí con
tristeza al recordar esos días.
-Dos semanas - pronuncié con un poco de dificultad por el llanto. Ale
me miró y asintió.
- ¿A nosotros tampoco nos dirás quién es el padre? - negué bajando la
mirada.
- ¿Por qué, lucí? -preguntó liana.
-No quiero hablar de eso, lía por favor...- dije con súplica en la voz,
ambos asintieron y empezaron a hablar de trivialidades haciendo un
intento por subirme el ánimo, pero no lo consiguieron.
Hace unos cuantos minutos mis hermanos se retiraron de mi habitación
y otros menos en los que estoy escuchando gritos que provienen de la
habitación de mis padres, los cuales están peleando por mi culpa.
El sonido de un celular que no es el mío hace que me sobresalte y
comience a buscarlo lo encuentro a unos centímetros de mi lugar, es el
teléfono que me dio James.
En la pantalla hay dos letras; J.E. Deslizo mi dedo para responder la
llamada y me llevo el celular al oído.
- ¿hola? - mi voz sale pastosa y quebrada debido al llanto.
- sí, James ¿qué pasa? - preguntó queriendo terminar con la llamada
rápidamente.
- ¿Como te ha ido con tu familia? ¿ya les dijiste? - preguntó
-Si, ya lo he hecho, no me fue muy bien, papá me ha echado- dije
tratando de no volver a llorar.
- ¡oh! Lo siento mucho-dijo- pero de todos modos lo ibas a hacer ¿no?
- preguntó simple.
No sé para que se lo dices, a él no le importa tus problemas familiares,
solo limítate a hablar de lo único que los une.
-Si, de igual manera lo iba a hacer- dije en un susurró haciéndole caso
a mi yo interno.
- bien...emm... Oye te eh apartado una cita con una amiga ginecóloga
para el lunes en la tarde-me sorprendieron sus palabras ¿por qué?
Pues, porque simplemente no creí que mi hijo le importara y que la única
razón por la que había decidido hacerse cargo de él era para estar bien
consigo mismo y no cargar en la consciencia el abandono de un hijo
suyo.
Pero al parecer, talvez solo talvez...no era así después de todo.
-Oh, está bien- dije una vez que había salido a mi estupefacción.
sonaron dos golpes en mi puerta y me despedí de James diciéndole que
le hablaría luego.
- ¡Mi bebé! - chillo mi madre una vez que le había abierto la puerta. Sus
mejillas estaban empañadas debido a las lágrimas que seguían saliendo
de sus mejillas.
-Tranquila madre, estoy bien - dije tratando de sonreír, pero estoy
segura que hice una mueca.
-No te preocupes, princesa, yo convenceré a tu padre para que te
quedes en casa- dijo y yo negué con lágrimas nuevamente. Sabía que
mi madre podría convencer a papá, pero no era justo, porque al hacerlo
se ganaría un problema y de igual manera yo me iría.
-No, mamá, está bien, yo de todos modos me iré - dije ella me miró con
tristeza.
- ¿A dónde irá, cielo? -preguntó ahogando un sollozo.
-Los Ángeles - dije y ella soltó un sollozo que me rompió en corazón.
- ¿por qué tan lejos, hija? -volvió a sollozar-yo te compraré una casa
aquí, princesa, por favor no te vayas, no tan lejos- suplicó y solo pude
llorar.
Mamá tenía una dependencia absurda hacia nosotros, no quería que
nosotros- mis hermanos y yo- Nos separáramos de ella, por este motivo
la razón por la que mis hermanos con parejas e hijos aún vivían en casa,
simplemente ella no quería que se fueran.
-He comprado una casa allá, mamá, con la herencia que de los abuelos.
-susurré.
- ¿Te irás con el padre de tu hijo? -la miré rápidamente.
-Es complicado, mamá- ella asintió y no dijo más.
-Es tan duro ver que un hijo se vaya y saber que ya no lo veras como
antes- dijo entrecortada- y menos cuando es la más pequeña ¡mi bebé!
- añadió sollozando.
-Tengo 24 años, madre hace tiempo que dejé de ser una bebé - dije
sería sin demostrar emoción alguna- me iré el lunes al amanecer -
concluí finalmente. Ella sollozo más fuerte y salió de la habitación
dejando un beso en mi frente y asintiendo.
Es hora de crecer, lucía, hora de crecer y empezar a construir un futuro
para ti y tu hijo.

MI HERMOSO ERROR - CAP 9

En mí último fin de semana en casa fue uno de los peores, no salí de mi


habitación, ni siquiera para comer, mamá, Liana o Alejandro lo llevaban
a mi habitación y allí me alimentaba.
Todo el fin de semana lo pase organizando todos los detalles de la
mudanza. En ningún momento de esos dos días miré a papá, el sábado
en la mañana le pregunté a Lía por él y solo me dijo que se había ido al
trabajo.
En este momento me encontraba en la que hoy dejaría de convertirse
en mi habitación, eran las cinco de la mañana, en la de la casa estaban
mis maletas, tomé mi bolso y salí.
Mamá, Liana, Louis, Alejandro, Kate, Antonella, Liam y hasta Sophie en
su pequeña carriola. Todos estaban allí excepto papá. Sonreí triste al
ver la cara de mamá llena de lágrimas y las del resto entristecidas.
—Te vamos a extrañar tanto, bebé– dijo mi madre envolviéndome en
un abrazo llenó de cariño.
—Tiiaa, no te vayas, yo...yo no quiero que te vayas...por favor –habló
antonella llorando, se me rompió el corazón al escucharla.
—Lo siento, pequeña, pero tengo que hacerlo...–dije secando sus
lágrimas. Liam estaba abrazado a las piernas de su padre tratando de
ocultar sus lágrimas, lo tomé de uno de sus bracitos atrayéndolo hacía
mí y colocándome a su altura.
—No llores, bebé, yo los llamaré, ¿sí? – le dije intentando levantarle el
ánimo.
—yo te voy a extrañar tía – dijo y me abrazó fuerte, le di un beso en su
cabellera y me levanté miré Alejandro que me miraba con los ojos
empañados y lo abracé.
—Tu siempre serás mi segundo héroe favorito, ale– le dije llorando con
una sonrisa triste. –Te voy a extrañar tanto.
—Y tu mi pequeña hermanita favorita, princesa– habló y dejo un beso
en mi frente– también te voy a extrañar mucho, lucí.
Lo solté y me giré en dirección a Liana, quien estaba llorando
inconsolablemente.
—Lo siento, lía...te voy a extrañar como a nadie– ella asintió aún
abrazada a mí – cuida mucho a Sophie y háblale de mí, has que me
recuerde y por favor visítame, con todos, te prometo que algún día te
contaré todo, por favor...despídeme de papá – añadí al final ella solo
asintió y dijo que me extrañaría, le di un beso a Sophie y me despedí de
mis cuñados.
Los empleados ya se habían encargado de meter las maletas en auto
que me llevaría al aeropuerto, me encaminé hacía el auto con todos
siguiéndome los pasos, antes de subirme al auto me despedí de todos
de una vez más con la mano y me senté en los puestos de atrás.
Inconscientemente levanté la mirada hacía la ventana que daba justo
en la habitación de mis padres y lo miré, apenas y se podía ver su rostro
por culpa de las cortinas, él no se dio cuenta que lo miraba gracias a las
ventanas polarizadas de la camioneta.
Mi padre estaba allí viendo cómo me marchaba y no había bajado ni
siquiera para despedirse con un “Adiós lucía” eso me dolía y mucho.
Eché un último vistazo a la que había sido mí casa, mi hogar, toda la
vida, mientras el auto avanzaba y yo me quedaba con la imagen de mis
hermanos, sobrinos, cuñados y madre despidiéndome con las manos
en la entrada de aquella imponente casa y el rostro de mi padre
escondido detrás de las cortinas de su habitación.
La última imagen de mi familia en mi antigua casa.
«De ahora en adelante seremos solo tu y yo»
Dije en mi mente acariciando mi vientre plano. Al llegar al aeropuerto fui
directamente a la sala de abordaje. El domingo en la tarde Había
hablado con James y habíamos quedado en que a las seis de la mañana
su Jet privado estaría esperando por mí en el aeropuerto y una vez en
los ángeles el llegaría por mí.
Y así era, al llegar el jet estaba listo para despegar, el piloto estaba
esperando por mí, terminé todo el chequeo pertinente y nos dirigimos -
el piloto y yo- hacía el jet.
Una vez adentro me abroche el cinturón tal y como me había ordenado
Carlos -el piloto-recostando mi cabeza en la ventanilla del jet y mirando
lentamente como esté empezaba a alejarme del lugar donde estaba mi
familia, mis amigos, mi vida...
«Talvez este cambio sea bueno»
Me dije a mi misma en un bajo intento por hacer desaparecer el
sentimiento de soledad y nostalgia que se había apoderado de mí en el
momento exacto en el que el jet había dejado de tocar el suelo.
.....
Hace como dos horas que el Jet había aterrizado en Los Ángeles, dos
horas en las que estuve esperando a James frente al aeropuerto con
todas las maletas a mi alrededor.
Eran las doce del medió día cuando una camioneta negra estacionó
frente a mí. La quedé mirando desconfiadamente hasta que vi a James
bajar por la puerta del conductor.
—Lo siento, no pude desocuparme antes– dijo a modo de saludo. Yo lo
miré y me alcé de hombros restándole importancia, aunque por dentro
estaba realmente cabreada.
James metió todas las maletas que pudo en el maletero de la camioneta
y el restó en la parte de atrás del auto. Me abrió la puerta del copiloto
invitándome a subir y luego rodeó el vehículo y subió al asiento del piloto
nuevamente, se puso en marcha y pronto nos vimos atrapados en el
tráfico.
—¿Como has estado? ¿Qué tal estuvo el viaje? – preguntó rompiendo
el incómodo silencio que nos había empezado a invadir.
—He estado bien, gracias, y el viaje también estuvo bien– dije sin más.
—Umm...y ¿a dónde vamos? – preguntó de nuevo. Le tendí un papel
dónde había anotado la dirección de mi nueva casa, él asintió y no dijo
nada más.
Nos introducimos a una villa privada, las casas eran grande y estaban
un poco -mucho- alejadas unas de otras, el lugar era muy bonito, todo
estaba limpió y tranquilo.
James detuvo el auto en frente de mi nueva casa que en persona se
veía mucho más grande y bonita que en fotos.
—Aquí es, está es tu nueva casa– habló él, lo miré y asentí.
Mi nueva casa.

MI HERMOSO ERROR - CAP 10

Hay que admitir que la casa era hermosa y muy grande para una sola
persona. Cuando le pregunté a donde iríamos y me tendió el papel con
la dirección del lugar, me sorprendí no me esperaba que su padre
enojado le hubiera comprado una casa tan bien ubicada y bonita.
Si enojado le compro está casa, talvez si estuviera feliz le compraría el
palacio de Inglaterra
—La verdad me esperaba un lugar más pequeño, puesto que me habías
dicho que tu padre estaba enojado por la noticia – dije posicionándome
a su lado.
—¿Y qué te hace pensar que fue mi padre quien compro la casa? –
preguntó con el ceño fruncido.
—pues, que tú eres la “princesita” de papá y tienes todo lo que deseas,
cuando lo deseas y en el lugar que deseas– dije con desdén.
—No soy la “princesita” de papá, como dices– dijo ya un poco roja por
el enojo se ve muy tierna cuando se enoja – esta casa la he comprado
yo con la herencia que me dejaron mis abuelos al morir– me miro mal,
con una pizca de tristeza en sus hermosos ojos verdes –además, para
el momento que la compré mi padre no sabía de mi embarazo, imbécil–
añadió con odiosidad.
No voy a negar que me sorprendió que la princesita tuviera dinero para
comprar esté lugar. O sea, es una de las mejores casas del lugar, en
una de las mejores villas privadas de los ángeles, Y sin el dinero de su
padre.
Iba a decir algo cuando un auto deportivo estacionó detrás de mi
camioneta, lucía y yo nos giramos poniendo nuestra atención en la
persona que bajaba del auto. Era un hombre que se quedó mirando a
la MADRE de mi futuro hijo más tiempo del necesario.
—buenas tardes, soy Mauricio Sandoval, El agente de bienes raíces
que está a cargo de vender la casa, tú debes ser lucía Montenegro, un
gustó– dijo tendiéndole la mano a lucía, quien se la aceptó sonriendo y
asintiendo– ¿y usted es? – preguntó dirigiéndose a mí.
—El padre de su hijo— dije sonriendo inocentemente mientras sentía la
mirada de lucía en mi perfil y el cuerpo del tipo que tenía en frente
erguirse y sonreír forzadamente.
—Amm...bueno entremos a la casa para proceder la firma del
documento – dijo seriamente.
Lucía asintió siguiéndole los pasos hasta la entrada de la casa y yo iba
tras ella.
Al entrar a la casa era mucho más bonita que por fuera, todo estaba
decorado en colores Blanco, Negro y Dorado el piso era de mármol
blanco era un lugar muy bonito para vivir.
Él hombre y lucía tomaron asiento en un sofá negro en forma de L y
empezaron a leer documentos yo tomé asiento al lado de lucía y esperé
a que ellos dos terminaran. Al final lucía firmo el dichoso contrato y él le
entregó las llaves.
El tipo se despidió y salió de la casa rápidamente.
Es el momento. Dije una vez que por fin me encontraba solo con lucía.
—Tengo que aclararte unas cosas— ella asintió y sentó frente a mí
mirándome—mira, tú y yo estamos de acuerdo que lo que paso entre tu
yo fue algo de una noche, pero que debido a nuestra irresponsabilidad
ahora seremos padres, la verdad yo no pedí serlo y no quería serlo, pero
tampoco puedo hacer como si no sé nada y seguir con mi vida sabiendo
que en algún lugar del mundo hay un hijo mío. – dije haciendo todo lo
posible para que ella entendiera.
—Sé que lo que pasó entré tú y yo fue un error y....
—¡Si! ¡Eso! ¡Un error! Eso es lo que es ese bebé, un error que no debió
pasar, pero que a fin de cuentas paso y no podemos hacer nada más
que aceptarlo– dije sin pensar en mis palabras y vi rápidamente como
la tristeza y decepción pasaban por sus expresivos y hermosos ojos,
para luego dar paso a lagrimas que no salieron de sus orbes, bajo la
mirada y asintió. Me sentía una mierda, pero era la verdad, ese hijo era
un error que había distorsionado la vida de ambos en solo tres semanas
de gestación.
—Lo siento lucía, pero yo tengo una vida, Una novia la cual es mi
prometida desde hace más de cuatro años– al escuchar eso levantó su
mirada rápidamente y me miró inexpresiva, pero había otra cosa en su
mirada llorosa que no supe distinguir. –una familia a la cual no puedo
llegar de la noche a la mañana y decirles dicha noticia, soy el dueño de
todas las empresas Evans y la noticia de que voy a tener un hijo con
una mujer que no es mi prometida, dañaría mi imagen pública.
—¿Entonces? ¿qué es lo que pretendes hacer? – habló con dureza en
sus palabras. – Mira, Yo no te pido que te hagas cargo de mi hijo
económicamente, solo te pido que estés presente en su vida, nada
más–dijo firme y segura.
—No estoy diciendo que no me haré cargo, solo que debes aceptar que
no estaré todo el tiempo disponible, yo tengo una vida a la que debo
atender.
—Supongo que no tengo otra opción ¿no? – preguntó decepcionada –
Ya de nada me serviría negarme cuando estoy a miles de kilómetros de
mi casa, de mi familia, supongo que tendré que acostumbrarme a vivir
bajo tu sombra con mi hijo. —asintió desviando la mirada— Si, entiendo,
tú estarás con él, con la única condición que nadie sepa que es tu hijo.
— puso sus ojos nuevamente sobre los míos —Bien. — aceptó con
enojó. Me sorprendió el hecho de que entendiera perfectamente lo que
yo quería que entendiera.
—Perfecto, vendré por ti a las cinco y media de la tarde para ir con la
ginecóloga. — dije levantándome y caminando a la salida, ella venía
detrás de mí.
Al llegar a la puerta, giré el pomo y me detuve en la parte de afuera
cuando ella habló.
—¿Sabes, James? Yo también tenía una familia, una casa, una vida, la
cual abandone por este “error”— dijo tocando su vientre plano y
haciendo énfasis en la palabra error—y perdón, fue muy iluso de mi
parte pensar que tú también abandonarías algo de eso que yo
abandoné por esté bebé, que a fin de cuentas solo es un “error” que no
debió existir– continuó recalcando la palabra y sonriendo triste– pero te
entiendo ¿sabes? Yo tampoco querría arriesgar todo por alguien que
conozco hace poco y que solo de casualidad terminará siendo la madre
de tu hijo. La única diferencia entré tú y yo es que soy yo la que llevo el
niño dentro de mí y no puedo salir corriendo así cómo así y tan solo de
pensar en abortar me dan náuseas, yo no puedo acabar con su vida,
porque muy en el fondo lo quiero, y sé que terminaré adorándolo,
aunque haya descontrolado mi vida por completo. — Miró mis ojos con
fijeza y sonrió — Adiós James, te espero a las cinco. – y cerró la puerta
antes que las lágrimas acumuladas en sus ojos se desbordaran por sus
mejillas sonrojadas.
No puedo negar que todo lo que dijo de algún modo me descolocó, ella
dejó todo, solo para darle un padre a su hijo, el cual solo podía ofrecerles
dinero y las migajas de su tiempo, simplemente yo no podía estar con
ellos, aunque quisiera, mi vida...mi padre, me obligaba a que fuera
diferente. La única persona de mi familia que sabía que iba a tener un
hijo era mi madre y solo porque se lo dije en medio de una borrachera,
pero ella me guardaría el secreto, aunque no estaba de acuerdo con
que mantuviera a mi hijo en secreto.
No puedo estar con mi hijo del modo que él necesitara.

MI HERMOSO ERROR - CAP 11

Me dolió, me dolió de una manera inimaginable, todas las palabras de


James se colaron en mi mente y de ahí no han querido salir.
Saber que él no puede dejar ni siquiera una cosa de las que yo he
dejado atrás por mi hijo, duele, duele tanto o más que el rechazó de mi
padre.
Mi hijo no era deseado, pero me duele saber que sera prácticamente un
secreto en la vida de su padre, ¡Maldita sea! yo deje todo en nueva york
para que mi hijo tuviera un padre y él sale con eso.
¡Si!¡eso! ¡un error!...
Esas palabras eran las que más rondaban mi mente y dolían en mi
pecho. Yo no me refería a mi hijo como un error, El error era lo que
había pasado entre nosotros, no el bebé, él no tiene la culpa de lo
estúpidos que fuimos James y yo.
Pero así era como él lo veía, como un error...
Estaba en mi nueva habitación, faltaban pocos minutos para que James
pasara por mí e ir a la cita con la ginecóloga.
Desde que James se fue he llorado por sus palabras, hasta hace un
momento que me obligué a calmarme para que él no se diera cuenta.
aunque mis ojos estaban rojos todavía.
Escuché el timbre y me levante de la cama, salí de la habitación y
caminé por el pasillo hasta las escaleras, las baje y miré el gran recibidor
muy bien decorado.
«fue una buena idea comprar la casa amueblada así no tendrás que
hacer nada más que preocuparte por tu nueva meta»
De nuevo el timbre me hizo regresar en mi nuevamente. Me apresuré a
la puerta y era James.
Es obvio que sería él, nadie más sabe dónde vives.
- ¿Estas lista? - preguntó mientras tecleaba en su celular, asentí seria y
salí de la casa cerrando la puerta a mis espaldas.
Los dos empezamos a caminar uno al lado del otro hacia el auto que
estaba estacionado en frente que supongo era de él. No era la misma
camioneta de hace unas horas, esté era un Audi negro.
Me abrió la puerta del copiloto y entré sin dirigirle mirada alguna, a los
pocos segundos él entró y puso el auto en marcha, el ambiente estaba
tan tenso que se podría cortar fácilmente con un cuchillo.
-Oye, Lucía, lo siento...no fue mi int...- empezó a hablar, pero yo lo
interrumpí.
-Tranquilo, James, no debes arrepentirte de haber dicho lo que sentías,
cada quien es dueño de sus sentimientos...- le dije sonriendo
hipócritamente, sí, me dolía lo que había dicho, pero eso era algo
irrelevante para él y ya no quería seguir con la guerra campal que había
entre ambos, después de todo nos tenemos que llevar bien.
-En serio, lo siento- dijo y no habló más hasta que paramos en una
clínica muy grande - llegamos- murmuró y salió, yo también salí antes
que él abriera mi puerta.
Ambos nos adentramos al lugar y él se detuvo en recepción donde
había una mujer atendiendo detrás de un escritorio de mármol.
-Buenas tardes, ¿en qué les puedo ayudar? - dijo la mujer con una
sonrisa.
- Tenemos una cita con la doctora Jonson- respondió James- a nombre
de James Evans.
La mujer empezó a rebuscar en una computadora.
-James Evans, si, aquí esta, la doctora Jonson los está esperando en el
piso tres, sala de maternidad, consultorio quince- dijo rápidamente, sentí
la mano de James tomando la mía y una corriente extraña me recorrió
de pies a cabeza, tal parece que él también sintió lo mismo porque me
miró con extrañeza en su mirada y luego se encamino a grandes
zancadas al ascensor.
Al llegar al tercer piso buscamos la sala de maternidad y continuamente
el consultorio quince, al llegar había una mujer joven en un escritorio
que estaba al lado de la puerta que tenía una placa con el nombre de la
doctora, la chica llamó y dijo el nombre de James y luego nos hizo pasar.
- ¡James! ¡Es un gusto verte! Has estado perdido últimamente - dijo muy
afectuosa mientras lo abrazaba.
-Hola Ximena, he estado trabajando mucho, lo siento- dijo James
separándose del agarré de la doctora que rápidamente puso su atención
en mí -Ella es Lucía, la madre de mi futuro hijo- añadió presentándome,
la doctora me tendió una mano sonriente murmurando un " mucho
gusto".
-Muy bien, entonces procedamos a ver cómo ha estado ese pequeño,
ven, Lucía, recuéstate aquí - dijo palmeando una camilla- Súbete la
camisa, esto estará un poco frío, ¿bien? - asentí y ella coloco un gel frío
en mi vientre, luego encendió unas pantallas y conecto un pequeño
aparato.
Mis nervios habían florecido en el instante que había entrado a esté
lugar y mi corazón latió más rápido cuando la doctora empezó con su
trabajo, James estaba parado al lado de la doctora expectante a las
pantallas en las que hasta ahora solo habíamos visto rayones negros,
blancos y grises.
- ¡Aquí esta! ¡Miren! - dijo la doctora señalando un punto exacto en la
pantalla el cual pude distinguir a duras penas, ese era mi bebé era tan
chiquito, no pude hacer más nada que reír de la emoción y aguantar
lágrimas en mis ojos, inconscientemente miré a James y su expresión
no la pude distinguir, él solo miraba la pantalla fijamente y luego
apareció una sonrisa sobre la comisura de sus labios.
-Esta en perfecto estado- las palabras de la doctora me hizo quitar la
mirada rápidamente de James y posarla en ella-te anotare algunas
vitaminas que tienes que empezar a tomar desde hoy, ten- me tendió
una servilleta para limpiarme el gel y se fue a su escritorio, James la
siguió y ella empezó a escribir en una libreta. Una vez que termino de
escribir arranco la hoja y se la dio a James quien se la metió en el bolsillo
interno de su saco.
-tienen que venir el próximo mes-sonrió.
-Ximena, ya sabes. No puedes decir nada de esto- dijo james cuando
estábamos a punto de salir del consultorio.
- No te preocupes James, no diré nada ni, aunque quisiera, pudiera
hacerlo, ya sabes, políticas de la clínica - James río y asintió y nos
dirigimos al estacionamiento.

MI HERMOSO ERROR - CAP 12

Cuatro meses después...


Hoy se cumple oficialmente cuatro meses desde que llegué a esta
ciudad, y muchas cosas han pasado en este tiempo.
En el segundo mes, Lía, Ale, Kate, Louis, mamá y los niños vinieron a
visitarme, nos divertimos mucho, le pregunté a Lía por papá y me dijo
que aún estaba molesto. No quise saber más.
En este tiempo contrate personal para mi casa, luna, la señora
encargada del mantenimiento del lugar y sus “ayudantes” Karla y Merci,
dos guardias para la seguridad de la casa, Jean y José, y por último
marco el chofer que James insistió que contratara porque dice que
cuando tenga el vientre más abultado no podre conducir.
En cuanto a James, viene dos veces a la semana, nunca se ha quedado
a dormir excepto una vez que llegó borracho a la casa con un gorrito de
bebé amarillo, juro que me dieron ganas de llorar cuando dijo que había
elegido ese color porque no sabía que sexo sería, ese fue el único día
que se quedó en casa toda la noche.
Ahora sé muchas cosas más sobre él, por ejemplo; que no me lleva tres
años, si no siete, si, siete años, James tiene 31 y yo 24, se veía mucho
más joven cuando lo conocí. Es hijo único y está comprometido con la
hija de uno de los socios mayoritarios de su empresa, Irina, ese es su
nombre.
Está obsesionado con agradar a su padre por alguna razón la cual
desconozco completamente. En cuanto a nuestro hijo, creo que le ha
tomado un poco de cariño desde la segunda consulta con Ximena,
consulta en la cual pudimos oír los latidos del corazón del bebé. Ahora
cada vez que viene a casa trae alguna cosa para mí hijo, ya hasta ha
empezado a decorar su habitación la cual decidimos que será la que
está en frente de la mía.
Por otro lado, nuestra convivencia no es la mejor hay veces que me
hace enojar tanto por algo que dice o cualquier otra cosa y término
echándolo de la casa después entra con las llaves que le he dado y me
pide disculpas. No nos la llevamos bien, pero hacemos lo que podemos.
En cuanto a mi nueva meta, va muy bien, ya he comprado un edificio
que está en etapa de remodelación, y si todo sigue como hasta ahora
la inauguración de la nueva empresa de moda y diseño estará lista para
después del nacimiento de mi hijo.
El sonido de la puerta principal siendo abierta me hace regresar de mi
ensimismamiento, giró la vista y miro a James entrando con un estuche
de biberones en sus manos.
—Mira, Lucía, he comprado esto en el centro comercial hace dos días,
es un estuche de biberones, mira– dice ya sentado a mi lado, abriendo
el pequeño estuche con cuatro biberones– esté, es para la leche– dijo
señalando el más grande que es de color blanco y tiene pelotitas de
colores dentro de la tapa al igual que los demás –esté es para cualquier
otra bebida como jugo o otra cosa– esta vez señalo el mediano– este
para el agua– dijo señalando el más p chico, que medía talvez lo mismo
que mi dedo índice– y este otro, para las medicina.– dijo enseñando uno
más pequeño que el otro.
—¿Como sabes cuál es para qué? – fue lo primero que me vino a la
mente.
—Me lo dijo la dependienta de la tienda– dijo inocentemente guardando
los biberones nuevamente en el estuche– ¡Hey! ¡tú! – llamo a Merci,
quien rápidamente llegó hasta nosotros – lleva esto a la habitación de
mi hijo– dijo tendiéndole el estuche a Merci quien los tomo y se fue en
dirección a las escaleras – ¿estas lista? – me preguntó.
—si —dije tomando mi bolso, celular y levantándome del sofá. Nos
subimos en su auto y arrancó rumbo a la clínica— deberías ser más
respetuoso con las personas— él sabía perfectamente que me refería a
la forma en la que le “pidió” a Merci que guardara los biberones, pero
solo se encogió de hombros sin decir nada al respecto, en pocas
palabras; no le importaba.
Puse los ojos en blanco, era un engreído. Quizás si hubiese más
confianza entre nosotros intentaría hacer que por lo menos se disculpe
con Merci, pero nosotros no éramos ni siquiera amigos, así que solo me
límite a mirar por la ventana.
Hoy era nuestra cita con Ximena y estaba un poco más ansiosa que las
veces anteriores, puesto que, en la última consulta, nos había dicho
que, si teníamos suerte, hoy sabríamos él sexo del bebé.
—Estas ansiosa por saber que será ¿Verdad? – preguntó con una
sonrisa y asentí.
—La verdad, sí, me emociona saber que será– dije tocando mi vientre
ya abultado. Él río y me miró unos segundos sonriendo luego volvió a
poner su mirada en la carretera y su rostro se puso serió.
No entiendo sus cambios de humor.
Minutos después estábamos estacionando en la clínica, bajé y él lo hizo
después, se colocó a la par mía y avanzamos juntos hasta recepción,
hicimos lo mismo que todas las veces anteriores hasta encontrarnos en
el consultorio de Ximena quien nos saludó a ambos con un abrazo.
—Recuéstate, querida—dijo con la sonrisa, que nunca se le borraba
nunca o por lo menos yo nunca la había visto sin su hermosa sonrisa –
si hoy tenemos suerte, sabremos que es este pequeño.
James y yo asentimos y ella colocó el característico gel en mi vientre y
comenzó a mover el aparato de un Lugar a otro sobre él.
—Aquí esta...– dijo concentrada.
—¿Que es xime? – pregunto James mirando la pantalla.
—¿Puedes ver qué es? – pregunte con esperanzas.
—¡Felicidades! ¡tendrán una pequeña niña! – mis ojos se llenaron de
lágrimas de felicidad al oír eso.
¡Voy a ser mamá de una niña!
Rápidamente miré a James quien también me miraba y en sus ojos
pude distinguir felicidad y otra emoción que no supe como distinguirla,
sus ojos se llenaron de lágrimas que no derramó.
—¡Dios! ¡Voy a tener una hija! — dijo con la voz conmocionada Ximena
río y yo también.
—Una niña muy sana— dijo sonriente.
Yo Sonreí asintiendo y bajando de la camilla una vez que había
terminado de limpiar el gel de mi vientre.
James y yo salimos del lugar sonriendo sin decir nada, nos subimos en
el auto y nos adentramos en la autopista, cuando teníamos que girar
para ir a casa, James siguió de largo.
—¿A dónde vamos? — le pregunté observándole.
—Al centro comercial ¿para qué esperar más? ya sabemos que será,
es momento de hacer las compras para mi bebé.
MI HERMOSO ERROR - CAP 13

Felicidad, tristeza y culpa esos eran los sentimientos que predominaban


en mi interior. Estaba feliz porque saber que tendría una niña era algo
que me hacía feliz sin explicación alguna, triste porque sabía que no
estaría con ella como quisiera, y culpa por todo lo que le he hecho a
Lucía que indirectamente afectaba a mi pequeña.
En estos cuatro meses habían pasado muchas cosas que han marcado
mi vida, y sin dudas las más influyentes fueron él día que Lucía llegó a
los ángeles, su llegada dio paso a ver a mi hija por primera vez y
escuchar su corazón.
Ese día después de comprarle las vitaminas y demás cosas que Ximena
le había recetado, dejé a lucía en su casa y me fui a mi departamento,
una vez allí empecé a quitarme en la chaqueta del traje y cuando lo tiré
al sofá, escuché como algo plástico caía de él e iba a parar al piso.
Lo tomé y miré que era el CD que Ximena me había dado- ese donde
supuestamente estaban grabados los latidos de mi hijo- caminé hacía
mi habitación con él en la mano, lo metí en el lector de CD de mi laptop
y presioné Reproducir.
Un sonido leve de pálpitos se empezó a escuchar y mi respiración se
contrajo, ¡eran los latidos de mi hija!
Desde ese momento algo en mi pecho creció y supe que ese bebé sería
mi perdición, que amaría tanto a ese niño que ese sería mi castigo y
ahora que sé que será niña, estoy plenamente consciente de ello.
Desde el instante uno en que escuché su corazón latir la amé.
Luego de escuchar sus latidos que, para mí, parecían melodías, tomé
el CD y lo metí en una caja donde aún estaba aquel pedazo de plástico
que lucía había dejado sobre la mesa de la casa que estaba en el jardín
de su familia el día que me confesó que mi más grande error y adoración
venía en camino.
Además, del amor que cada día crecía más hacia mi hija, me di cuenta
de algo que me tenía aún más agobiado que todo lo que me había
pasado.
Me enamore de lucía.
Hace tres meses que me di cuenta que lucía no era lo que yo creía que
era cuando la conocí- la típica hija menor, mimada y consentida de papi-
ella era una mujer que valía la pena, sé que está buscando la manera
de superase y se trae algo entre las manos aún no sé qué es, pero sé
que en algún momento ella me lo dirá.
No sé, como me enamoré de ella, simplemente pasó y cuando me di
cuenta ya era muy tarde, solo sé que de un momento a otro quería que
esos días a la semana cuando iba a visitarla se hicieran más largos,
estar todos los días allí, eso era lo que quería, pero no podía.
Cuando supe que tenía 24 me sorprendió, pensé que era más joven, su
cara y la inocencia en su mirada me hizo creer eso.
Por otro lado, Irina cree que tengo una amante, dice que ya no soy él
de antes y estoy de acuerdo con ella, desdé hace tres meses que estoy
enamorado de lucía y hace tres meses que estar junto a Irina se me
hace fatídico, asfixioso.
Irina es la hija mayor del socio mayoritario de la empresa de mi padre,
estamos comprometidos desde hace cuatro años, por petición de mi
padre, con el único fin de que la empresa completa nos pertenezca ya
que Irina será la dueña de dichas acciones, una vez que su padre se
retiré. No voy a negar que al principio la relación era divertida pero luego
se volvió algo rutinario que acabo con mi paciencia y comencé a
acostarme con cuanta mujer que me gustara se me pusiera en el
camino.
Y es aún más estresante para mí estar con ella, ahora que sé y tengo
claro cuáles son mis sentimientos hacía la madre de mi hija.
Pero no puedo estar con ella, eso sería algo que haría enojar a mi padre
y no puedo hacerlo, no puedo decepcionarlo. No cuando a causa mía a
estado al borde de la muerte. Simplemente no puedo...
—James...no tienes que hacer esto, si quieres puedo venir yo sola otro
día– las palabras de lucía me sacan de mi ensimismamiento.
—Tranquila, quiero hacerlo– le hago saber mientras entró en el
estacionamiento subterráneo del centro comercial. – quiero comprarle
muchas cosas a mi hija– añado mirando sus hermosos ojos verdes que
me encantaron desde el primer instante en que lo mire.
Ojalá mi hija tenga sus ojos...
Dije en mi interior sonriendo, ella me miró y luego asintió esquivando mi
mirada, me molestaba que hiciera eso, lo odiaba. Estacioné el auto en
un lugar Disponible y bajé, escuchando segundos después como la otra
puerta era abierta y luego la cerraban. Caminé rápido sintiendo sus
pasos apresurados detrás de mí, estaba cabreado porque ella me había
esquivado la mirada.
—¡James! —gritó a mis espaldas—¡No camines tan rápido! Como no
eres tú quien está embarazado... —dijo después, haciéndome parar
abruptamente, me giré y ella venía agitada hacía mí, se veía hermosa
con su vientre tan abultado ese en donde llevaba a mi pequeña bebé.
Le faltaban como dos pasos para llegar a mí cuando uno de sus tacones
decidió fallarle, me apresure hasta ella inmediatamente y la tome por la
cintura antes que callera al piso.
— Te he dicho que ya no puedes estar usando esos tacones, Lucía,
¿qué hubiese pasado si yo no estuviera cerca? ¡Te hubieras hecho
daño! — dije reprendiéndola con sus caderas aún entré mis brazos y
ella levanto su mirada hasta mis ojos, era tan pequeña que ni siquiera
con tacones tan altos lograba ganarme en tamaño.
—Esto no hubiese sucedido si tu no estuvieras casi corriendo
dejándome atrás— respondió un poco enojada, mientras me miraba a
los ojos y su aliento chocaba en mi cara.
No lo pude soportar más, había estado reteniendo durante más de tres
meses las ganas que tenía de besarla, y su cercanía, sus ojos puestos
en los míos y su aliento rozando mi boca fue la gota que derramó el
vaso. No logré aguantarme más y la besé.

MI HERMOSO ERROR - CAP 14

Me sorprendí en el instante en que sus labios tomaron los míos y los


movía con fiereza, pero pronto mis labios reconocieron los suyos y
empezaron a moverse como que si de un baile sincronizado se tratará.
James mordió mi labio inferior haciendo que soltara un gemido de dolor
que murió en cuanto sentí su lengua rozar la mía. Esté hombre besaba
tan bien, lo sabía, aunque el recuerdo de sus labios con los míos esa
noche no estaba claramente en mi memoria, esté si lo recordaré
perfectamente.
Me separé por falta de aire y lo miré a los ojos, estaban más oscuros,
sus azules intensos ahora eran mucho más...
Me sostuvo la mirada varios segundos y luego me soltó la cintura, tomó
mi mano y se dispuso a caminar nuevamente sin decir nada más.
Tampoco mencioné nada, solo deje que me guiara hacia donde sea que
me llevaba.
Entramos a una tienda solo para bebés, al parecer quería llevarme a un
lugar en específico de la tienda, y si, paramos en un lugar dónde sólo
había cunas.
—Me gusta esa—dijo normal, tranquilo, como si no hubiese pasado
nada, lo miré más tiempo de lo debido intentando descifrar algo en su
mirada, pero nada. Me rendí y Miré a la dirección que apuntaba con el
dedo, era una cuna hermosa era en forma de U, blanca y tenía una
especie de cortina de maya rosa donde claramente se podía ver hacía
el interior de la cuna.
—Ésta muy bonita, pero ¿no crees que es muy pronto para comprar la
cuna? — pregunté mirándolo.
—Talvez, pero es mejor estar preparados ¿no? – dijo sonriente,
mirándome con algo que no logré distinguir.
Sólo asentí, su mirada, la forma en que me miraba me inquietaba. Lo
escuché llamar a una mujer que al parecer trabajaba allí puesto que le
pidió la cuna, y otros muebles para decorar la habitación, pago y dio la
dirección de mi casa para que los enviaran allí.
Nos dirigimos a la sección de ropa para niñas, fue mi turno de elegir,
compré, bueno, James compró, él no quiso que yo pagará nada porque
dijo algo así como que quería ser él quien le comprara todo por primera
vez. Compramos vestidos, muchos vestidos, pijamas de animalitos y
colores, bodys con frases y otros que no decían nada, eso sí, casi todo
era rosado o colores femeninos por petición de James.
Después vendría sin él y le compraría cosas de todos los colores.
Ya casi se haría de noche, pasamos mucho tiempo en el centro
comercial y eso lo podían afirmar todas las bolsas y paquetes que
llevábamos, al final me dio hambre y James me invitó a comer, la
pasamos muy bien, talvez si James dejara de ser tan pesado nuestra
relación sería mejor. El beso vino a mi mente, tenía que aprovechar
preguntarle ahora porque ya no lo vería hasta el viernes.
—Oye... ¿No dirás nada? – pregunté mirando su perfil mientras
conducía. El me dirigió una mirada rápida junto a una hermosa sonrisa.
—¿Qué quieres que diga? La pasé muy bien contigo, Lucía, cuando
eres menos pesada eres más agradable— dijo con burla riendo y
mirando nuevamente la carretera.
—¡Oh! Mira ¡justo pensaba lo mismo de ti! – respondí burlona, aunque
era cierto, el río aún más y negó con la cabeza– pero ahora habló en
serió, sabes a que me refiero...
—¿Que esperas? ¿Qué me disculpé? —asentí — pues no, Lucía, no,
¿ahora resulta que debo disculparme por besar a la madre de mi futura
hija? Esa bebé no está allí gracias al espíritu santo, hicimos muchas
cosas más para que ella estuviera allí.
Dijo, y sentí mis mejillas arder por sus palabras quité la mirada de su
perfil anguloso y la fijé en la ventanilla que estaba en mi lugar.
—Sabes muy bien las circunstancias, por las que ella está aquí, y sé
muy bien lo que ella significa para ti...
—Llegamos—dijo serió y enojado, sé que ha cambiado mucho estos
últimos meses, pero no puedo, simplemente no puedo olvidar en algún
momento no solo rechazó mentalmente a mi hija, sino, que también se
refirió a ella como un error.
Bajó del auto dando un portazo, lo miré caminar mientras maldecía
hacía la puerta de entrada de mi casa, suspiré mientras cogía mi bolso
y celular el cual comenzó a sonar entre mis dedos y miré la pantalla, era
Lázaro el hombre que me está ayudando con la remodelación de mi
futura empresa. Deslicé el dedo por la pantalla del celular, mientras
abría la puerta del auto, salí y la volví a cerrar.
— ¡Lucí! ¡Linda! —sí, Lázaro es gay— es para darte el informe de las
nuevas instalaciones que ya están listas, pero he perdido mi laptop y
con ella tu correo, preciosa, ¿me lo vuelves a pasar?
—Claro, Lázaro, no hay problema — dije entrando a la casa y
Encontrándome con James sentado en el sillón con un vaso entre sus
manos, me veía atentamente, pero con el ceño fruncido— te lo paso por
WhatsApp, en un momento, descuida— dije subiendo las escaleras de
una vez, no deseaba estar con un James que tenía una mirada que
claramente decía no te mato porque tienes a mi hija dentro tuyo
— Gracias, princesa, es por eso que te amo— Río.
—También te amo Lázaro —dije riendo y cortando la comunicación.
—¿Así que lo amas? — me giré rápidamente hacia la puerta de mi
habitación dónde estaba James con su rostro rojo por el enojo.
No estaba tan enojado cuando lo deje abajo...
—¿Qué es lo que quieres James? Ya no quiero pelear contigo, estoy
cansada– dije dándole la espalda y recogiendo mi bolso de la cama para
llevarlo al clóset.
—¿Quién es Lázaro? —preguntó enojado, ¿porque estaba tan
molesto?
—¿Que te importa, James? —su rostro se enrojeció aún más y yo decidí
responder no por miedo ni mucho menos, sólo no quería pelear con él
— es un amigo, ok, ahora quiero bañarme y dormir, ¿puedes retirarte?
—no se movió, su expresión se había relajado un poco pero aún seguía
enojado– ¿por favor? –—insistí, en vez de irse, entró y se apresuró
hasta mí, mi celular volvió a sonar y alcance a ver en la pantalla que
esta vez era liana quien llamaba, él también miró el celular.
—Porqué quería— lo miré confundida— el beso, lucía, lo hice porque
me moría de ganas por besarte– añadió, ya la llamada se había
cortado— querías un porque ¿no? Bueno, ahí está, buenas noches,
Lucía que descanses— besó mi frente y cuando hizo ademan de irse,
pero lo detuve tomando su mano y colocándola justo en el lugar donde
mi pequeña había pateado.
Su expresión fue de sorpresa total, él nunca la había sentido, eso fue
algo que había estado experimentando desde hace algunos días y me
guardé para mí, en algunas ocasiones pateaba mientras James estaba
conmigo, pero nunca se lo dije.
La cara de James era una de sorpresa absoluta, pero esta pasó a una
de emoción, mi bebé empezó a patear aún más provocando un poco de
dolor, pero nada que no pudiera soportar.
—¡Gracias! ¡Gracias! Lucía—dijo James abrazándome por primera vez
desde que llegué a los ángeles, y para que negarlo, me gusto tanto
como me sorprendió.
— No me agradezcas, También merecías sentirla, después de todo
también es tu hija—le dije encogiéndome de hombros tratando de
quitarle importancia. —buenas noches, estoy cansada. —le Sonreí, el
asintió y se retiró me acerqué a la ventana y unos minutos después vi
como subía al auto y se retiraba.
Hoy fue un día lleno de sorpresas...

MI HERMOSO ERROR - CAP 15

Ayer en la noche, después que James se fue, le envíe mi cuenta Gmail


a Lázaro y le devolví la llamada a Liana, sólo quería saber cómo me
había ido con la doctora.
Le conté que iba a tener una niña y se puso a gritar como histérica
diciendo que le había ganado a Alejandro, al parecer ambos hicieron
una apuesta de no sé cuántos dólares por ver quien aceptaba con el
sexo de mi bebé, apuesta cuya ganadora fue liana.
Me reí durante casi toda llamada de las cosas que hacían los niños y
Liana me decía.
Por un momento sentí mucha nostalgia de estar allá, con ellos, pero las
cosas eran complicadas y no podía quedarme estancada.
Liana me dijo que Hoy vendrían a casa, ella, Louis, Alejandro, Kate y
todos mis sobrinos. Me puso muy feliz saber que volvería a verlos
después de tanto tiempo. Hicimos planes para ir a la playa, tenía ganas
de ver a Sophie, la última vez que la miré en persona tenía dos meses
y estaba tan linda y grande, ahora tenía cuatro, y aunque Liana me
enviaba fotos de ella y también de Liam y Antonella, no era lo mismo
que tocarlos y sentirlos a tu lado.
—¿A dónde señora? —preguntó marco una vez que ya me había subido
al auto. Le dije a donde iríamos y encendió el auto arrancando hacia la
que sería mi empresa en poco tiempo.
Escuché el sonido del celular dentro de mi cartera y lo cogí, no era mi
teléfono personal, sino, al que James me llamaba.
—¿sí? — respondí descargando la llamada.
—¿Dónde estás? — fue su respuesta.
—¿Voy a un lugar? ¿qué pasa James?
—¡Joder lucía! ¿estas conduciendo? —pregunto un poco alterado.
—No, James, marco está conmigo ¿ahora me puedes decir que
quieres? — respondí harta de sus preguntas, antes no era así.
—Está tarde iré a tu casa...— ¿QUE? No, no es que no quiera que vaya
a mi casa, pero es raro, él nunca va excepto los días que tiene que ir,
que son los lunes y los viernes, hoy es martes.
—Amm, James, no, no puedes venir— le dije tratando de que no se
ofendiera.
—¿que? ¿por qué? — preguntó un poco enojado
—no es que no quiera que vayas, pero mis hermanos llegarán hoy y ya
sabes...
—¡oh! Está bien ¿cuánto tiempo estarán aquí?
—Hasta el lunes en la tarde.
—ok, está bien, adiós —contesto un poco molesto. En realidad, no
entendía sus cambios de humor, él era tan raro...
Guardé el celular nuevamente en mi bolso. No entendía para nada a
James, no entiendo sus actitudes, no entiendo su insistencia por
comunicarnos por un celular que solo tiene su número y sé que él tiene
otro que solo utiliza para llamarme a mí, cuando salimos a un centro
comercial repleto de personas que bien algunas de ellas podrían haber
sido periodista, simplemente no lo entiendo.
—llegamos señora lucía — miré por la ventana el imponente edificio.
Baje del auto y caminé la distancia que había entre el auto y la entrada
del edificio, al entrar logre visualizar a Lázaro quien estaba dándole
órdenes a unos chicos que cargaban un sofá.
Cuando se giró hacia mí y su mirada choca con la mía, sonrió de oreja
a oreja caminando rápidamente hacía mí. Cuando llegó hasta mí me
rodeó con sus brazos y beso mis mejillas.
—¡Linda! ¿Como estas? ¿Como este este pequeño? — preguntó
sonriente.
—Pequeña, lazo, es una pequeña— le dije sonriendo él me miro con
una sonrisa mientras se llevaba las manos a la boca y ahogaba un gritó
de emoción, dio saltos en círculos haciéndome reír mientras decía
cosas sobre lo que iba hacer con mi hija cuando Creciera.
Pasé casi todo el día en el edificio hasta que se hicieron las tres de la
tarde y tuve que ir al aeropuerto a recoger a mis hermanos. Al llegar los
esperé en el lugar en el que habíamos acordado encontrarnos y unos
minutos después estábamos todos besándonos y abrazándonos.
Nos subimos al auto, Lía, Louis, yo y Sophie que iba en mis brazos,
Alejandro, Kate, Liam y Antonella, venían en un taxi porque ya no
entraban en el auto.
Al llegar a casa, todos estábamos alegres, lía no dejaba de acariciar mi
barriga y decir que había crecido más desde la última vez que me vio.
El resto de la tarde la pasamos jugando con los niños y en la noche
cenamos y después de una plática todos nos fuimos a dormir.
En éste preciso instante estaba acostada en mi cama, pero no tenía
sueño, solo pensaba en el beso con James hasta que escuche la puerta
abrirse con cuidado y rápidamente gire la vista hacía ella. Vi la cabellera
castaña de liana asomarse y sonreír.
—Hola– dijo entrando y acostándose a mi lado— ¿tampoco tienes
sueño? —negué con la cabeza y ella río. —mamá te envía saludos,
besos y muchos abrazos, dijo que no pudo venir porque no quería dejar
a papá solo, ya sabes...
—Entiendo, Lía—Sonreí.
—¿Como te ha tratado la vida estos meses?
—Bien, ¿recuerdas el proyecto del cual te hablé la última vez que
vinieron? – ella asintió mirándome atenta—pues va de lo mejor, Lázaro,
el hombre que se está encargando de arreglar el edificio dice que si todo
sigue como hasta ahora en siete meses estaremos inaugurando el
lugar. —dije emocionada.
—¡Eso suena muy bien lucí! —dijo sonriendo— ¿quién lo diría? — la
miré confundida— la menor de los Montenegro viviendo a miles de
kilómetros del resguardo familiar, y apuntó de convertirse en toda una
empresaria— me miró con nostalgia. abrí la boca para decir algo, pero
ella se adelantó—Estoy orgullosa de ti hermanita — dijo tocando mi
nariz y sonriendo, ya sentía las lágrimas en mis ojos– ¡solo mírate!
Enserio creí que tú, como Ale y yo criarías a tus hijos en casa, que tus
bebés crecerían con sus primos. ¿te confieso algo?—preguntó y asentí
— la verdad, Ale y yo no creímos que tu llegarías a esto, recuerdo que
el día que nos dijiste lo que pretendías estudiar, creímos que siempre
vivirías del dinero de papá— la miré mal—lo siento, hermana, pero es
la verdad, y acepto que nos equivocamos, mírate ahora, tienes una casa
propia, cosa que Ale y yo no vamos a tener nunca ni aunque
quisiéramos y ahora menos que mamá está un poco histérica con el
tema, vives sola, y como ya dije antes serás empresaria, te admiro,
¿sabes?, estoy orgullosa de ti pequeña.
—Gracias, Liam, te amo. — dije entrecortada por el llanto, todo lo que
liana me había confesado hacía que me sintiera orgullosa de mí misma,
todas sus palabras significaban mucho para mí.

MI HERMOSO ERROR - CAP 16

Estaba enojado ¿para qué negarlo? Ayer cuando fui a la casa de Lucía
y no la encontré fue la basé de mi enojo, salí de ahí, no sin antes decirle
a la señora de limpieza que no dijera que había estado allí.
Cuando la llamé y me dijo que no podía ir a su casa mi molestia creció
un poco más, hasta que me explico que sus hermanos irían, pero
cuando me dijo que se devolverían el lunes de la próxima semana mi
enojo incremento no podría ir el viernes y eso me descolocó, quería
verla y saber que tendría que esperar hasta la próxima semana me
enojaba, pase todo el día de ayer enojado por esa razón y todavía hoy
seguía molesto.
El sonido del teléfono de mi oficina me hizo regresar en mí.
—¿¡QUE?!—Grite de mala manera a mi secretaria.
—Señor Evans, tiene una llamada de una tienda del centro Comercial
Blue Moon ¿se la pasó? – Le dije que me la pasara y eso hizo.
—Bueno días, Soy James Evans, ¿qué necesita? – hable firme.
—Buenos días, señor Evans, soy Lauren Smith, la dependienta de la
tienda baby sweet, donde usted encargó una cuna y otros muebles, le
hablo porque nos ha surgido un inconveniente con la dirección que
usted nos dio para enviar los muebles, ¿será que puede repetírnosla?
Por favor. — habló la chica.
Es una buena excusa para volver a llamar a lucía sin que se le haga
extraño...
Una sonrisa se formó en mi rostro ante la idea. Le volví a dar la dirección
a la mujer y enseguida saqué del bolsillo interno de mi saco el celular-
ese que solo usaba para llamar a lucía — busqué su contacto el cual
era el único en ese celular y marqué a su número.
—¿Hola? — escuchar su voz me hizo sonreír, su voz estaba llena de
risa, supe por qué al escuchar risas de niños, y supuse que estaba con
sus sobrinos.
—¡Hey! ¿qué haces? —respondí amigable.
—Estoy preparando algunas cosas con los niños para ir a la playa,
James, ¿se te ofrece algo? —y esa era exactamente algo que me
enojaba, que ella fuera tan indiferente para conmigo. Cada vez que le
hablaba por teléfono su forma de contestarme era como que, si quisiera
terminar con la conversación rápidamente y la verdad no la culpo,
después de todo lo que le dije e hice, pero aun así duele que la mujer
de la que éstas enamorado ni siquiera quiera hablarte, es jodidamente
doloroso.
—Bien— dije volviendo a mi estado de enojo que ya se estaba haciendo
habitual en mí — sólo llamo para avisarte que en pocos minutos irán a
entregarte la cuna y las otras cosas que compramos para la bebé– hablé
más que enojado.
—¡Oh! Es cierto, de hecho, te iba a llamar para preguntarte que había
sucedido, puesto que quedaron en enviarlos el mismo día – respondió
con simpleza.
—Habían perdido la dirección, adiós, que les vaya bien en la playa– le
dije, no quería que siguiera contestándome como si estuviera obligada
a hacerlo.
—Adiós, James, que tengas un buen día —y corto la llamada, no pude
evitar sonreír con esas simples palabras. Siempre era así cuando se
trataba de lucía, mis emociones se disparaban hasta el punto en que un
día llegué a creer que me estaba volviendo un bipolar, y es que no era
para menos, cuando estaba con ella, estaba feliz, luego decía o hacía
algo que me enojaba y a los pocos minutos nuevamente estaba
sonriendo. Me estaba volviendo loco.
......
Eran las ocho de la noche, preparé mis cosas y salí de la oficina, todo
estaba oscuro hace dos horas que los empleados se habían ido, bajé
en el ascensor, salí al vestíbulo, saludé al guardia, me subí a mi auto y
conduje hasta la casa de mi madre donde me encontraría a Irina y su
familia debido a que mi madre había organizado una cena con toda su
familia a petición de mi padre.
Al llegar estacioné el auto en la acera del frente y bajé vi el auto de los
padres de Irina y supe que ellos ya estaban en el lugar. Suspiré y seguí
caminando hasta llegar a la puerta y tocar, tenía llaves de la casa de
lucía, pero no tenía las del lugar que fue mi casa alguna vez, que irónico.
—Joven Evans, Adelante — dijo Merci, la señora de limpieza — Buenas
noches, joven.
—Buenas noches, Merci— la saludé sonriendo y me encaminé hasta la
Sala de estar de la parte trasera que era donde Merci me había dicho
que estaban todos.
—Bue...
—¡Cariño! Te estábamos esperando para cenar — me interrumpió Irina
enroscando sus brazos en mi cuello y besando mi cara, yo solo trataba
de separarla de mí me ponía incomodo que hiciera eso.
—Ven hijo, toma asiento, justo estaba hablando con tus suegros que
teníamos que elegir una fecha para la boda—habló mi padre con una
sonrisa radiante, yo solo lo miraba sorprendido.
—padre, no veo el porqué de la prisa...
—Pues, yo si James, ya tienen casi cinco años de compromiso, ya es
hora del casamiento— me interrumpió Lorenzo el padre de Irina.
—Si amor, en cinco meses cumpliremos los cinco años de
compromiso— dijo Irina entusiasmada— ¡tengo una idea! La boda será
el día que cumplamos los cinco años de compromiso.
—Me parece una muy buena idea hija— habló su madre levantando una
copa.
—Estoy de acuerdo— concordó mi padre luego el señor Lorenzo y
después las hermanas de Irina. Miré a mi madre buscando un consejo
y ella sólo me esquivó y levantó su copa, Luego lo hizo Irina y por último
yo. Todos gritaron felices un salud menos mi madre que sólo bebió de
su copa sin dirigirme ninguna mirada.
—¡Es oficial! ¡La boda será en cinco meses! — dijo mi padre sonriendo.
—Si, padre la boda será en cinco meses. — hablé con un nudo en el
estómago.
No quería casarme, Sabía que hacerlo significaba dejar a lucía y a mi
hija, pero tampoco podía negarme, no cuando mi padre me miraba con
felicidad y orgullo.

MI HERMOSO ERROR - CAP 17

Cinco meses después


No puedo creer que ya hayan pasado nueve meses desdé que llegue a
Los Ángeles, Fueron muchas cosas vividas durante este corto lapso.
Hoy oficialmente estoy entrando al último mes de embarazo y eso me
tiene con las emociones a flor de piel, por un lado, estoy emocionada y
feliz porque pronto conoceré a mi pequeña y por otro lado tengo miedo,
miedo porque sé y estoy plenamente consciente de que nada será fácil.
James ha estado mucho más raro ahora.
Después de que mis hermanos se marcharan el vino a casa esa misma
noche, estaba tomado, pero no completamente borracho, me abrazo, y
me dijo incoherencias, cosas como: "Yo no me quiero ir" "no está en mis
manos " "perdón" y "Perdóname" esas fueron las pocas cosas que pude
entenderle.
Estaba triste, se podía notar en su voz, pero yo no quise intervenir, temía
que me gritara o se enojara. Sinceramente no entendí ninguna de sus
palabras al final solo me dio un besó en la frente y salió de la casa.
Desde entonces viene todos los días, una vez le pregunté por qué lo
hacía cuando antes solo venía dos veces a la semana y su repuesta fue
"ahora tu embarazo está más avanzado, tengo que estar siempre
contigo " y eso fue todo, no pregunté más y él tampoco añadió algo.
-Señora, el señor Lázaro acaba de llegar, esta esperándola en el
recibidor- dijo Merci en la puerta de mi habitación.
-Enseguida bajo, Merci, gracias - dije sonriéndole, ella asintió y se
marchó, me levante del sofá dónde estaba Sentada con un poco de
dificultad gracias a mi enorme vientre, que parecía que en cualquier
momento iba a reventar, tome mi bolso y me dirigí al recibidor.
-Linda, te ves preciosa-dijo Lázaro al verme, íbamos a ir a una fiesta en
su departamento, más bien era una pequeña celebración entre amigos,
celebraríamos que el hermano menor de Lazo ahora era un abogado
graduado con honores,
-También estas muy guapo, lazo- dije con una mirada pícara y el río.
-No más que tú, ese vestido hace que tu vientre se vea sexy-dijo
sonriendo y yo reí aún más, mientras caminábamos hasta su auto para
luego subirnos y marcharnos rumbo a su departamento.
Al llegar ya estaban un grupo de amigos de los chicos, conocía a la
mayoría, eran amigos cercanos de Lázaro y Manuel -el hermano de
Lázaro- que había conocido gracias a ellos, los saludé a todos y me
senté en una mesa con Lázaro, Manuel y otros.
Habían pasado alrededor de unas cuatro horas, me dolía el vientre,
quizás por el cansancio y ya me quería ir, pero no quería decirle a
Lázaro que me llevará él estaba muy feliz con su hermano, así que me
despedí tomé mis cosas y bajé al living del edificio, le pedí al guardia
que me pidiera un taxi y así lo hizo, me senté en unas bancas que
estaban junto a la puerta a esperar el taxi, mire la hora que estaba en el
reloj de la pared, 02:57am suspire y seguí mirando al frente. Mi celular
sonó y rebusque en mi cartera, pero no era el mío, si no el que James
me había dado.
-Hola, James-hablé sin ganas, descargando la llamada. Los dolores en
mi vientre bajo estaban incrementando.
- ¿Dónde estás, lucía, porque no estás en tu casa? - hablo enojado
¡Dios! ¿Como coño sabía que no estaba en casa?
-Vine a una celebración en la casa de un amigo, pero ya me voy- le dije
por qué no tenía ánimos de llevarle la contraria.
-Joder Lucía, éstas embarazada, ¿no lo entiendes? ¿Dónde estás? iré
por ti- le envié la ubicación y corté la llamada.
Minutos después llego el Uber, le pedí disculpas al conductor y lo
despaché, el hombre se fue un poco enojado y lo entendía, no debe ser
agradable trabajar en la madrugada y que encima te hagan perder el
tiempo.
James llegó después que el señor del Uber se fue. Lo vi salir del auto y
caminar hacia mí, llevaba puesto un traje, como siempre, pero en vez
de corbata, esta vez llevaba un moño alrededor de su cuello, sin duda
venía de una gala o fiesta elegante.
......
-Eres muy inconsciente, ¿cómo puedes andar a estas horas de la noche
en la calle? ¿Sabes que pones en riesgo a la bebé? -tenía lo que
llevábamos de camino regañándome, yo sólo asentía, los dolores en mi
vientre ahora eran más fuertes y estaba empezando a asustarme.
- ¡Ya basta James! ¡Ya entendí! ¿bien? - grité tratando de no mostrar mi
dolor a través de las palabras.
-Estas poniendo la vida de mi hija en riesgo, ¿lo entiendes no puedo
simplemente quedarme de brazos cruzados a esperar que algo malo
suceda- dijo estacionando el auto en frente de la casa, bajé enojada y
dando un portazo, él también lo hizo y se interpuso en mi camino.
-No vengas ahora a fingir que te importamos, James, sé que sólo haces
esto por obligación y para liberar tu consciencia de una carga, desde
siempre ha sido así, ya no tienes que fingir más- era mi enojó quien
estaba hablando por mí, pero a fin de cuentas esa era la verdad, es lo
que él dijo meses atrás, es lo que él ha demostrado, sí, en este tiempo
puede que le haya tomado un poco de cariño a mí hija, pero eso no quita
que para él mi bebé sea un error.
Vi dolor pasar por su mirada, para luego darle paso a una cara de
inmenso enojo. Asintió una sola vez con la mandíbula apretada y el
rostro rojo. Se abrió paso y camino a grandes zancadas hasta su auto,
cuando abrió la puerta, sentí un líquido caliente correr por mis piernas.
Mi fuente se había rotó
Mi ritmo cardiaco se aceleró a un mil por ciento, y mire a James que se
estaba subiendo al auto.
-Ja... ¡James! ¡James! - el miedo en mi voz se podía notar a un millón
de distancias, él se giró rápidamente y me miró su mirada recorrió mi
rostro que de seguro estaba pálido, bajé mi mirada hacía mis piernas y
él también lo hizo- Ja-James- tenía lágrimas en mis ojos y otras en mis
mejillas. Cuando se dio cuenta de lo que pasaba se apresuró hasta mí.
-Tranquila, Lucía, Tranquila- dijo un poco alterado, cargándome y
colocándome en el asiento del copiloto de nuevo, yo solo murmuraba
su nombre con miedo y apretando los ojos por el dolor que sentía. -
Tranquila, pequeña, No durará mucho tiempo, iremos a la clínica - lo
escuché decir mientras conducía. Entonces caí en cuenta de lo que
estaba pasando.
Iba a conocer a mi hija por fin

MI HERMOSO ERROR - CAP 18

Todo lo que lucía me había dicho dolió como el demonio, pero no tenía
nada que reclamar eso hizo que mi enojó creciera de repente. Cuando
la escuché gritar mi nombre y luego ví sus piernas mojadas y el miedo
plasmado en su rostro, supe lo que estaba pasando Lucía iba a dar a
luz.
—James, duele—gimió, estaba entrando a la clínica, ya había llamado
a Ximena y nos estaba esperando con su equipo para llevarla
directamente a la sala de partos.
La miré y su rostro estaba comprimido por el dolor, había lágrimas en
sus mejillas y eso provocó que un sentimiento de culpa se colara en mi
interior, porque talvez si yo no la hubiese alterado tanto ella no estaría
dando a luz ahora, ¡por dios! ¡Solo tiene treinta y siete semanas!
Al llegar la tomé en brazos y me dirigí hacía la puerta dónde tal y como
Ximena había dicho, estaban ella, dos enfermeras y un enfermero con
una camilla, rápidamente la subieron y la llevaron por un pasillo, yo solo
los seguía tratando de no soltar su mano, la metieron en un lugar y
Ximena me sacó, dándome instrucciones de ir a otro lugar donde me
darían un uniforme y luego regresar ahí si quería estar presente en el
parto.
Una vez que ya estaba preparado me fui a la sala de partos, Lucía
estaba pujando, mientras Ximena le gritaba que lo hiciera más fuerte,
me acerqué a ella y le di un beso en la frente, sus ojos bañados en
lágrimas me miraron y pude ver todo el dolor que sentía.
—¡Lucía! ¡Tienes que hacerlo rápido! —gritó Ximena, algo andaba mal
lo podía ver en su cara. Tenía miedo.
—Tú puedes pequeña, vamos, hazlo– Murmuré– a la cuenta de tres
¿está bien? — ella asintió y le hice señas con los dedos a Ximena—
uno...dos... tres! — cerró los ojos con fuerza, soltando algunas lágrimas,
su rostro se enrojeció y yo solo podía mirarla hasta que escuché el llanto
de un bebé, mi mente reaccionó enseguida, y giré mi mirada hasta
encontrarme con la de Ximena que entre sus manos sostenía un
pequeño cuerpecito que agitaba sus menudos brazos.
—¡Felicidades! — gritó Ximena con una sonrisa, tendiéndome a la bebé
la cual lloraba con desesperación.
La tomé nervioso, sinceramente nunca había cargado un bebé en toda
mi vida, Ximena me ayudó a hacerlo bien y una vez que la sostuve sin
ayuda, la miré, su piel era blanca, tenía los ojos cerrados, no podía ver
su color, pero su cabello era Rubió como el mío, sus mejillas eran
regordetas y tenían un fuerte color carmín, era hermosa, mis ojos se
llenaron de lágrimas y todo el amor que había sentido por ella los últimos
meses creció mucho más, convirtiéndose también en adoración, en ese
preciso instante supe que ya no necesitaba nada del mundo porque yo
estaba sosteniendo lo único que quería para mí, lo único que quería en
todo el mundo. Ella era mi mundo.
—Quiero verla, James— Las palabras de lucía me hicieron girar la
mirada que antes estaba sobre mi princesa para posarla en ella que
parecía muy cansada. Avance hasta ella y puse a mi pequeña en frente
suyo. Al verla sonrió y besó su frente y luego se desmayó.
Las maquinas empezaron a sonar y Ximena me saco del lugar con una
enfermera, Mi pulso se aceleró y empecé a gritar el nombre de lucía
intentando pasar nuevamente al lugar donde ella estaba, pero la
enfermera no me dejaba.
—Señor, no se preocupe, la señora estará bien, solo está cansada, fue
un parto difícil— dijo, yo la miré desconfiado —tenemos que llevar a la
bebé a revisión, ¿dónde están sus cosas? —preguntó y caí en cuenta
que no habíamos traído ninguna de las cosas de mi bebé.
—lo siento, esto fue de improvisto, pero ya alguien traerá las cosas de
la pequeña.
—Está bien, usaremos los pañales que hay en la clínica entonces —dijo
quitándome a la bebé de los brazos— estaremos en la sala de recién
nacidos.
Hace varios minutos que había llamado a marco y le había ordenado
que trajera el bolso que lucía tenía preparado para cuando esté día
llegará.
.........
Actualmente me encontraba mirando a mi hija desde el pasillo gracias
al cristal que permitía la vista al lugar donde se encontraban los recién
nacidos, a parte de ella solo había dos niños más y eran varones. Aún
no tenía noticias de lucía y la incertidumbre me estaba matando, la
clínica me había registrado como el representante legal de mi pequeña,
puesto que al parecer lucía aún no había despertado, marco había
llegado hace unos minutos me entrego el bolso y se retiró.
—Es hermosa, James, es idéntica a ti— dijo Ximena tocándome el
hombro.
—¿Como esta lucía, Ximena? —fue lo primero que pregunté al girarme.
—Está bien, solo fue un desmayo— dijo tranquila— ven, siéntate—
señaló las bancas que estaban frente al cristal—Fue un parto algo difícil,
James, sí Lucía hubiese tardado un poco más, tu hija se hubiese
asfixiado, pero gracias a dios está bien ¿te dieron el acta de nacimiento?
—Si — Murmuré sacando el papel que la enfermera me había
entregado-ese que afirmaba que yo además del padre era el
representante de mi bebé- y tendiéndoselo– tienes que firmarlo.
—Si, lo sé — dijo sacando un lápiz de tinta de su bolsillo y firmando el
papel —veo que aún no le han puesto un nombre— dijo al ver la línea
donde tenía que estar el nombre de mi bebé vacío.
—Aún no lo hemos decidido—Sonreí.
—Te dije que pesaría cinco kilos, pero no me Creíste.
—lo siento, ganaste tu esta vez, Xime, ¿puedo ver a Lucía? —pregunté
un poco nervioso.
—Por supuesto James, ya está en una habitación, le diré a la enfermera
que traslade a la bebé hasta allá y en la mañana se podrán ir— dijo
sonriendo, llamó a una enfermera que se trajo consigo la cuna donde
estaba mi pequeña y se encamino hasta una habitación, dejó la
pequeña cuna con mi hija dentro a un lado de la cama donde yacía lucía
dormida, y se marchó, no sin antes darme instrucciones de cómo darle
el biberón por si se despertaba con hambre.
Me acerque a la cama donde estaba lucía y acaricie su rostro sonrojado
por el esfuerzo de hace unas horas. Mire la hora en mi reloj y eran las
cinco de la mañana.
—Te amo, lucía— se sintió de maravilla decirlo y aunque sabía que ella
no lo recordaría, se sentía liberador, le di un leve beso en los labios y
ella se removió un poco, me separé rápidamente, aún estaba dormida,
me acerque a la cuna donde estaba mi hija y besé su frente, luego me
senté en el sillón que estaba en frente de la cama mirándolas a las dos.
A mis princesas.

MI HERMOSO ERROR - CAP 19

El llanto de un bebé me despertó, miré hacía dónde provenía el llanto y


miré una pequeña cuna transparente dónde estaba una bebé vestida
con un pijama rosado, la bebé movía sus bracitos en el aire mientras
lloraba. No era cualquier bebé era mi bebé.
Miré aún adormilada, el resto de la habitación que no era la mía hasta
que visualicé a James dormido en un sofá frente a la cama dónde yo
estaba.
—James— lo llamé, mi voz sonó rasposa por no haberla usado. No se
despertó, el lugar donde estaba se veía incomodo, sus piernas
sobresalían del sofá. — ¡James! — dije un poco más alto, él se removió,
pero no se levantó y el llanto de mi bebé ya estaba empezando a
desesperarme—¡JAMES! — grite fuerte haciendo que él se
sobresaltara y cayera al piso, reí.
—¿ah? ... ¿qué? — dijo en un tono somnoliento y confundido. Observé
por la ventana que estaba en la habitación y por la luz que se filtraba
deduje que serían aproximadamente las siete u ocho de la mañana.
—la pequeña está llorando ¿qué tiene? — dije tratando de moverme,
pero todo mi cuerpo dolía.
—Amm...la enfermera dijo que si lloraba sería por hambre, también me
enseñó a preparar el biberón — dijo acercándose a la cunita y tomando
a la bebé, la arroyo un poco y luego me la tendió — pero no aguantara
más, dale pecho mientras preparo el biberón— añadió serió, yo tome a
mi hija sintiendo la emoción de que la tenía en brazos por primera vez
y le di pecho, me sentía muy feliz, por fin podría verla, ya que en la sala
de partos casi no pude distinguirla.
James empezó a sacar unas cosas de la pañalera y yo giré mi atención
a la hermosa bebé que estaba en mis brazos, era idéntica a James,
tenía sus facciones, mucho más afeminadas pero las suyas al fin, su
cabello era rubio, como el de él. Era hermosa y no había sacado nada
de mí, por un momento sentí miedo de que al presentársela a mi familia
se dieran cuenta quien es el padre.
—Creo que está listo— me sobresalte al escuchar su voz tan de
repente. Estaba tendiéndome un biberón con leche dentro. — yo se lo
daré, para que descanses otro rato.
Asentí y saqué mi pecho de la pequeña boca de mi princesita. Él la tomó
con mucho cuidado, como si temiera que en cualquier momento se
rompiera. Le colocó un pequeño babero rosa, y se puso sobre el hombro
una mantita del mismo color, destapó el biberón y se lo introdujo a la
boca, ella succionaba torpemente mientras él la veía atento, como si
ella fuera su adoración.
No seas tonta, lucía, estás viendo cosas donde no las hay, recuerda
que, para él, tu bebé es un error. Sólo esta ayudándote para estar bien
consigo mismo.
Las palabras de mi subconsciente me hicieron borrar la sonrisa estúpida
que se me había formado en el rostro. Lo miré una vez más y nuestras
miradas se encontraron, sentí chispas recorrer mi cuerpo entero, me
dirigió una sonrisa de medio lado ocasionando un millón de emociones
en mi interior, pero no demostré nada, sólo lo miré con seriedad y evité
su mirada. No podía caer en su juego, sabía muy bien el tipo de hombre
que era James.
A los pocos minutos volvió a acostar a la pequeña en la cuna y se acostó
nuevamente en el sofá, sentía como se movía a cada momento.
—Si quieres te puedo dar un espacio en la cama, James— le propuse,
no quería que estuviera incomodo por mi culpa.
—Es una cama muy pequeña lucía, no vas a estar cómoda...
—No importa james, ven— le dije firme, él se levantó del sofá y camino
hasta la cama, yo le hice espacio y él se recostó. Del traje que tenía
hace unas horas solo llevaba el pantalón y la camisa la cual tenía
arremangada hasta los codos.
Me coloque de lado tratando de proporcionar más espacio y él también
lo hizo.
—Que descanses Lucía — susurró, su aliento caliente rozo la parte
trasera de mi oído causando que todos los bellos de mi piel se erizarán.
—Descansa, James—repetí un tanto nerviosa.
.......
Nos encontrábamos de camino a casa, estábamos en los asientos de
atrás con la pequeña en medio de ambos, estaba un poco enojada
porque cuando estaba firmando el alta me di cuenta que James había
firmado el acta de nacimiento como representante legal de la niña.
—Lo siento, Lucía, pero la enfermera dijo que tenía que ser así —Se
excusó, ya no quería pelear, así que sólo asentí.
—Ya no importa, solo quiero llegar a casa y descansar. Luego si quieres
te puedes ir, no quiero causarte molestias —dije, él me miró y luego
negó con la cabeza.
—No me iré, Lucía, estaré con ustedes esta semana. – Sorpresa, eso
era lo que había en mi rostro, pero me obligué a ver hacía otro lado y
no demostrarla.
—Llegamos señor—Marco, habló en dirección a James. James Abrió la
puerta de su lado y tomó la silla de bebé dónde estaba la pequeña, la
saco y se la tendió a marco. Luego se aproximó hasta mi puerta y me
saco con mucho cuidado.
Una vez afuera, rodeó mi cintura con sus brazos y empezamos a
caminar lentamente hacía la casa, marco, que iba delante de nosotros
con la bebé, abrió la puerta y tras ella, estaban Luna, Karla y Merci,
sonrientes, las tres se acercaron a la bebé y la miraron.
—Es hermosa, señora Lucía —dijo luna, sin quitarle los ojos de encima.
—¡Dios! ¡Es la bebé más linda que eh visto! — Habló merci.
—Es idéntica a usted, señor— le dijo Karla a James—Al parecer fue
usted quien hizo todo el trabajo durante su creación — añadió, al
escuchar su comentario sentí el calor en mis mejillas, Luna dio un
pequeño golpe en el brazo y ella se quejó, Levante la mirada para ver a
James y estaba aguantando una carcajada.
Seguimos nuestro, camino hasta mi habitación en donde marco había
dejado a la bebé y James me recostó en la cama.
—Por fin, alguien que me da un poco de crédito— hablo haciendo que
mi atención se posara en él. Solo podía ver su espalda, puesto que
estaba acomodando a la bebé en una cuna pequeña que estaba en mi
habitación ella dormiría allí los primeros días, luego se iría a su
habitación, que, por cierto, ya estaba lista.
—¿Disculpa? —no entendía a lo que se refería.
—Que por fin alguien me da un poco de crédito, o sea, Tú te quedaste
dormida después de su “procreación” yo me dormí después por eso se
parece a mí — dijo con burla haciendo comillas con los dedos.
—Estaba borracha, estúpido, talvez si ese no hubiese sido mi estado en
ese momento, nunca me hubiera acostado contigo— o por lo menos no
tan rápido, para que negarlo, James era un hombre que cualquier mujer
querría para ella, era un hombre muy guapo, y estoy segura que de
cualquier modo terminaría entre sus sábanas, el único problema esa
noche fue mi estado de embriaguez que no me dejó razonar para
cuidarnos como era debido.
Me miró de solayo y lo escuché reír, me di la vuelta y cerré los ojos, no
quería seguir hablando con él.

MI HERMOSO ERROR - CAP 20

—Si madre, lo sé...El viernes madre...lo sé mamá...adiós. —la voz de


James me despertó, estaba hablando con su madre. Estaba de
espaldas a mí, mirando por el ventanal, cuando se giró su mirada se
conectó con la mía y sonrió de medio lado ¡dios! Esa era mi sonrisa
favorita de parte de él.
—¿Como estas? — preguntó y había un deje de tristeza en su voz.
—Bien ¿le diste de comer a la bebé? — asintió.
—¿Sabes? No podemos seguir llamándola así lo miré confundida–
pequeña, bebé...con adjetivos, ¿entiendes? – asentí.
—Estaba pensando en llamarla Luciana...
—No, yo quiero elegir su nombre– lo pensé un momento y luego asentí,
total, si no me gustaba el nombre que le pusiera me negaría y listo. —
Harley, ese será su nombre.
La verdad era un nombre muy bonito, Harley Luciana me gustaba se oía
muy bien.
—Me encanta, Harley Luciana, así se llamará, ¿te gusta? – asintió
sonriente.
—Si, el lunes, iremos al registro y su nombre será ese Harley Luciana
Evans– sonrió y yo también lo hice.
—Señora, su hermana está al teléfono — dijo la señora luna bajo el
umbral de la puerta de mi habitación que permanecía abierta.
—¡Dios! ¡No le he dicho a mi familia! — dije en un grito-susurro se me
había olvidado por completo avisarles sobre el nacimiento de mi bebé.
—Por favor, no les digas, por lo menos no ahora– lo mire confundida—
Si, se lo dices querrán venir ahora mismo, y yo quiero estar esta semana
con u.…mi hija. —había súplica en su mirada eso causo que yo sólo
asintiera y murmurara un está bien.
la señora Luna me dio el teléfono y lo coloque sobre mi oreja.
—¿hola? — hablé
—¿Como estas lucí? —pregunto y mis nervios crecieron.
—B-Bien, lía ¿por qué? — río y yo me relaje un poco.
—Porque acabas de entrar a tu último mes de embarazo tonta, tu hija
nacerá a finales de abril —si supiera...a finales de abril, esa era la fecha
que Ximena tenía programada para el nacimiento de mi niña, pero las
cosas no salieron como esperaba.
—Si, lo sé, ¿cómo esta Sophie? — pregunté evitando el tema. Y
empezamos a hablar de cosas triviales hasta que colgamos.
James estaba en el pasillo atendiendo una llamada, entre cuchicheos.
Tenía ganas de ir al baño, pero sentía que al poner un pie en el piso me
daría de bruces contra él. No me quedo de otra que pedirle ayuda a
James.
—James—lo llamé y enseguida apareció por la puerta con el Celular
pegado a la oreja. —necesito ir al baño, y necesito tu ayuda —Murmuré.
—Adiós Irina, hablamos luego...— dijo al teléfono y no pude evitar
enojarme un poco, ¿por qué? No sé, simplemente me enojé al escuchar
su nombre.
Se aproximó hasta mí, me tomó de la cintura con delicadeza, mis pies
no tocaban el piso por lo alto que él era. No era necesario cargarme,
pero no dije nada. Se metió en el baño conmigo a cuesta.
—¿Puedes tu sola? —Preguntó, su a aliento chocaba con mi cara.
—Siento que al tocar el piso me caeré, estoy algo mareada y me duele
todo el cuerpo — el asintió. Y bajo su otro brazo ese que no me sostenía
y con sus dedos bajo un poco el dobladillo de los shorts de dormir. —no
veas. — le dije sería.
—No estoy viendo — susurró sin quitar su mirada de mis ojos. una vez
que término bajarme el short y las bragas me sentó en la taza del baño,
sin quitar su mirada de la mía, el llanto de mi pequeña nos sacó de
nuestra burbuja y salió cerrando la puerta detrás de él.
Tenía ganas de bañarme, pero para eso, no le pediría ayuda a él.
—¿Ya? —pregunto detrás de la puerta.
—¿Le puedes decir a la señora Luna que venga por favor? — fue mi
respuesta.
—¿Estas bien? — volvió a preguntar.
—Si, sólo quiero ducharme— respondí con simpleza.
—Está bien...pero ¿quién es luna? — negué con la cabeza, no puede
ser que en todo el tiempo que tiene viniendo a esta casa no se sepa el
nombre de la señora de limpieza.
—La señora que me trajo el teléfono hace un momento, James– el
murmuro un ah ok y luego sentí la puerta de la habitación abrirse. A los
pocos minutos la señora Luna toco la puerta del baño y luego entró. Me
ayudó a despojarme de la ropa y a ducharme con mucho cuidado, luego
salió a la habitación y trajo un conjunto de pijama y unas bragas me
ayudo a colocarme las prendas y después a salir del baño.
Cuando salimos del baño, visualice a James con mi bebita en sus
brazos, él la miraba y pasaba sus dedos por sus mejillas, hasta que se
dio cuenta de nuestra presencia y camino hacía nosotras, me tomó
nuevamente de la cintura y me llevó hasta la cama.
—Les subiré el almuerzo en un momento —dijo Luna y se retiró
cerrando la puerta de la habitación detrás de ella.
—¿Qué hora es? ¿Por qué lloraba mi bebé? — pregunté, él se sentó
del otro lado de la cama recostando su espalda en el espaldar de ella.
—Son las dos y media de la tarde, y nuestra bebé estaba llorando
porque tenía el pañal sucio— dijo haciendo énfasis en la palabra
nuestra, decidí ignorarlo.
—¿Le cambiaste el pañal? —asintió —¿Sabes cambiar pañales?
—Tu empleada me ayudo a hacerlo, la que dijo que había hecho todo
el trabajo — dijo riendo sin quitar la mirada de la bebé.
—¿Me la prestas? —me miró con el ceño fruncido y luego me la puso
con cuidado en los brazos, esta era la segunda vez que tenía a mi hija
en brazos, Y me encantaba tenerla.
.......
Eran las ocho y cincuenta de la noche, James y yo habíamos pasado
todo el día en la habitación hasta hace como una hora que James se
retiró alegando que iría por algo de ropa a su departamento y vendría
pronto.
Harley había estado llorando desde que él se había marchado, y
habíamos hecho de todo- Luna, Karla, Merci y yo- para calmarla, pero
nada funcionaba, y por lo que dijo Luna, era porque en el poco tiempo
que tenía de vida ya se había acostumbrado a los brazos de James, y
¿cómo no? Él se la había pasado todo el día con ella en brazos, y la
entiendo, esos ¡brazos eran cómodos!
—¿Que está pasando? —preguntó James sobresaltándonos a todas
por su inesperada llegada, ni siquiera había sentido cuando abrió la
puerta. — ¿Por qué llora la bebé? —preguntó de nuevo caminando
hacía mí que estaba tratando de calmarla, traía en el hombro un bolso
negro y lo dejo caer en el piso para quitarme a Harley de los brazos,
quién al sentirse entre los brazos de su padre nuevamente, poco a poco
dejo de llorar.
—Se lo dije, señora, la pequeña Harley está acostumbrada a los brazos
del señor—dijo Luna, haciendo que desvíe mi mirada de mi hija con las
mejillas sonrojadas por el llanto, hacia ella.
De algún modo, tengo que quitarle esa costumbre, James no estará con
nosotras todo el tiempo.
MI HERMOSO ERROR - CAP 21

—¿Cuánto tiempo te vas a quedar? —preguntó lucía haciendo que


pasara mi mirada del televisor hasta ella.
—Hasta el viernes—dije y puse la mirada en mi pequeña que dormía
plácidamente en mis brazos. No había querido separarse de mí, cuando
lo hacía lloraba.
—Ok, Mañana vendrá unos amigos, quieren conocer a Harley—
escuchar el nombre de mi hija saliendo de sus labios por primera vez,
hizo que algo extraño se removiera en mi interior y una sonrisa se formó
en mis labios.
—¿Que amigos? ¿Tenías amigos aquí antes de venir? — pregunté con
curiosidad.
—No, james, son amigos que conozco de hace unos meses —
Respondió distraída.
—Bien, pero que sea en la tarde, a esa hora iré a la oficina y no quiero
dejarte sola.
—Está bien, pero mañana es sábado ¿Trabajas los fines de semanas?
— preguntó mirándome esta vez.
—No, pero tengo que arreglar unas cosas. —ella asintió y no dijo nada
más puso su atención nuevamente en el televisor.
Ciertamente era así, tenía que ir para dejar algunas de las cosas en
cuanto a trabajo se refiere, listo.
Me encontraba mal, sabía que lo que tenía pensado hacer no era justo,
ni para mí, ni para nadie. Pero no podía hacer otra cosa.
Mi estrés crecía con el pasar de las horas y todo esto, venía por un solo
motivo mi boda, mi boda con la mujer que yo no quería para mí, la
maldita boda sería en una semana, el domingo para ser exactos. Esta
mañana mientras lucía dormía mi madre me llamó preguntándome
porque me había marchado de la fiesta- esa donde todos los invitados
festejaban mi futuro enlace matrimonial menos yo- le dije que mi hija
había nacido y me felicitó con tristeza, también le dije que estaría con
ella hasta el viernes y lo único que hizo fue recordarme que mi padre
está muy feliz con la boda.
Sabía muy bien que era lo que seguía después de la maldita boda y sin
duda eso era lo que más odiaba, eso me tenía con los ánimos por el
piso, esa es la verdadera razón por la que le dije a lucía que no le dijera
nada a su familia. Sabía que si se los decía ellos iban a venir y se iban
a quedar mucho tiempo, y era yo quien necesitaba ese tiempo.
Lucía se removió a mi lado y la miré se había quedado dormida, me
había dicho que cuando me fuera a dormir lo hiciera en una de las
habitaciones del pasillo, pero no lo haré, yo dormiré aquí y mañana le
inventare una excusa.
Me levanté y fui a acostar a Harley en la pequeña cuna rosada que
estaba en frente de la cama. La coloque y puse una de las almohaditas
a un lado de ella y la acobije con una manta rosa. Se quejo un poco pero
no se despertó, Me aseguré que estuviera bien dormida y le di un beso
en la frente.
Me acosté al lado de Lucía con uno de mis brazos bajo mi nuca y la otra
en mi pecho, estaba un poco incomodo, porque no me gustaba dormir
en pijama, y si me la quitaba para dormir en bóxer como me gustaba, lo
más probable era que Lucía me matara al despertar.
Sentí a lucía removerse de nuevo y después sus brazos enroscarse en
mi torso, me tense al instante o talvez era la sorpresa, gire mi vista hacía
ella y seguía dormida profundamente, la mire otro rato más, ella era
hermosa, muy hermosa.
Un extraño sentimiento de felicidad se coló en mi pecho al sentirme así,
tan cerca suyo sin ninguna otra intención que sólo dormir, nunca me
había quedado “Solo a dormir” en la cama de una mujer. Y fue cuando
comprendí que ahí estaba mi felicidad, en el mismo lugar donde estaba
mi hija y la mujer que amaba.
El llanto de Harley me despertó, miré la hora en el reloj de la mesita de
noche 3:30am. Lucía seguía dormida y con casi toda ella encima de mí,
reí por lo bajo.
Y pensar que cuando esta despierta no me quiere ni hablar.
Me levante con cuidado de la cama y tomé a Harley quien estaba
chupando desesperadamente su chupón, y eso hizo que cayera en
cuenta que mi pequeña tenía hambre.
Me las ingenié como pude para prepárale el biberón con ella en mis
brazos y ciertamente me estaba volviendo un experto.
La alimente y luego de sacarle los gases tal y como Lucía me había
mostrado la acosté en su cuna, pero no quería estar allí, así que sin otra
opción la llevé hasta la cama y la acosté entre lucía y yo con uno de sus
peluches que parecía un gusano alrededor, pero comenzó a llorar de
nuevo.
—¿Que pasa princesa? — susurré y la tomé de nuevo en brazos y se
calmó al instante, así la puse sobre mi pecho, con su pequeña cabeza
justo en el lugar donde se escuchaban perfectamente los latidos de mi
corazón y se quedó tranquila.
Se durmió y enseguida me vino a la mente que en todo el tiempo que
llevaba aquí no había abierto los ojos porque si no estaba dormida
simplemente no quería hacerlo, aunque el tiempo de vida que lleva es
de exactamente un día dijo mi consciencia, seguro mañana los abrirá.
Cuando ya estaba por dormirme, lucía volvió a pasar su brazo por mi
torso dejando su mano justo al lado de mi pequeña pero esta vez
también subió su pierna encima de la mía.
Y era así como volvía a reafirmar que está era mi felicidad y lo mucho
que la extrañaría. Éste sin duda era mi lugar en el mundo, el lugar donde
estaban las mujeres más importantes para mí.
Enseguida el sentimiento de felicidad fue empañado por el de tristeza,
esa que mis pensamientos, malos pero sinceros dejaban a su paso.
Decidí arrancarlos de mi cabeza y pensar en ellos luego, ahora solo iba
a disfrutar esté momento, esté donde soy feliz porque tengo a Lucía y
Harley entre mis brazos.

MI HERMOSO ERROR - CAP 22

Hoy se cumple la primera semana de vida de mi princesa de ojos azules,


sí, tiene los ojos de su padre, tal y como todo lo demás, Cuando abrió
los ojos fui la primera en observarlos y la verdad eso era lo que yo quería
que sacara de James, solo eso, no todo...
Está semana que he estado conviviendo con James, me gusto, me
gusto saber que al final del día él estaría con nosotras en el mismo lugar,
que dormiría en mi cama.
La primera noche que durmió en casa, amanecí abrazada a él, Harley
estaba en su pecho y me quede observándolos unos minutos,
imaginando como sería nuestras vidas si él y yo estuviéramos juntos,
pero solo fueron segundos, Cuando caí en cuenta que había dormido
en mi cama cuando le había advertido que no lo hiciera lo levanté e
insulte, fue nuestro primera pelea del día y se excusó diciendo que si se
había ido a dormir a otra habitación pero que luego escucho el llanto de
Harley y se levantó a por ella, y que quedarse dormido en mi cama fue
mera coincidencia.
Pero después lo dejé dormir en mi cama porque la verdad no me
molestaba, al contrario. En cuanto a su humor, últimamente no es el
mismo, su ánimo a decaído un poco, y ciertamente me da miedo
preguntarle y que me responda de una mala manera.
En cuanto a Harley, cada día se apega más a él, en toda esta semana
he llegado a cargarla una o dos veces por día y es solo para
amamantarla, ella simplemente quería y reclamaba a llanto los brazos
de James.
—Lucía, apresúrate— dijo tocando la puerta y sacándome de mi repaso
mental, eran la siete de la mañana y él me estaba presionando para que
dejará mi baño.
—James, Cada habitación de este pasillo tiene baño, también hay uno
en la planta baja ¿por qué quieres usar el mío? —dije desde adentro.
—Porque sí, esté es el que me gusta — dijo simple.
—Pues, Entonces tendrás que esperar porque me voy a duchar — dije
y escuché un bufido de su parte.
Me adentre a la ducha cerrando las puertas de cristal y encendiendo la
regadera, me estaba duchando cuando sentí una mirada penetrante en
mí, me giré y choque con la mirada de James, estaba haciendo pis.
—¡¿Qué haces aquí?!— le grité tapando con las manos las partes
esenciales de mi cuerpo.
—te dije que necesitaba ir al baño— dijo, se lavó las manos y salió del
baño.
James era un hombre muy difícil de descifrar y de alguna manera yo
podía entenderlo. Salí del baño envuelta en un albornoz blanco y una
toalla en mi cabello. Me acerqué a la cuna donde mi hija aún dormía
plácidamente y luego me dirigí al armario para vestirme.
Al salir ya vestida, escuche el agua artificial del baño y supuse que
James se estaba duchando, las manitas de Harley se movían, Ya
estaba despierta, me acerque a ella y la tomé en brazos para darle
pecho.
Luego de darle pecho a mi bebé, la llevé a su habitación y le cambié el
pañal y la ropa. Regresé de nuevo a mi habitación con ella en mis brazos
y James ya estaba vestido. Se acerco a mí y me quitó a la bebé de los
brazos dejando un Beso en su frente.
—Me iré en la noche—Dijo mientras desayunábamos sobre la cama,
asentí y giré mi vista al televisor. La verdad era que no quería que se
fuera, de una u otra manera, esta semana me había acostumbrado a él,
a nuestras rutinas en las mañanas, nuestras peleas sin sentidos... a
dormir con él, y además de eso tenía un mal presentimiento.
—Lo sé —susurré
—Vamos al parqué que está cerca. —su petición me sorprendió, el
parqué estaba frente a la villa era un parqué privado, es decir pertenecía
a las personas que vivíamos aquí, casi nadie iba, la mayoría eran
adolescente que vivían en este lugar y madres amas de casas con niños
pequeños.
—Aah...ok—dije aún sorprendida, la verdad es que necesitaba un
respiró de estar encerrada y ahora más que estaba completamente
curada.
Preparamos a Harley juntos y la colocamos en una de sus carreolas con
su cobijita afelpada de color blanco. Decidimos ir caminando ya que el
parqué no era tan lejos.
—Las...la voy a extrañar— dijo una vez que ya estábamos caminando
en el parqué. Lo miré confusa.
—No la verás como hasta ahora, pero a aun así podrás verla cuando
quieras— respondí a sus palabras que se me antojaban a despedida,
pero deseché la idea inmediatamente.
—No lo entiendes — susurró mirándome fijo, con esa mirada que decía
algo que yo no podía descifrar y luego sonrió con una sonrisa que
parecía triste. Pero no dijo nada más, solo siguió caminando y cambió
el tema de conversación.
......
Habíamos pasado un muy buen día en el parqué, comimos helado y
hablamos de trivialidades, me había mostrado fotos del momento en el
que mi pequeña salió de mí, y donde estaba en un lugar donde había
otros recién nacidos, de vez en cuando se paraba en un lugar solo para
tomarle una foto a Harley.
Ya estábamos en casa, él estaba terminando de meter su ropa en el
mismo bolso que había traído una semana atrás cuando su celular sonó
y el salió a contestar.
Cuando estaba a punto de salir para ir a la cocina lo escuché hablar y
me quedé quieta en mi sitió.
—Lo sé mamá...ya me iré... ¡lo sé, madre, lo sé! ¡Sé de sobra que el
domingo será mi maldita boda! — dijo en un susurro-grito haciendo que
mi cuerpo se congelara.
No puede ser, no ahora...
Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero rápidamente me las sequé y entré
de nuevo a la habitación, tomando a mi bebé en los brazos. A los pocos
segundos, entró él, estaba enojado, se podía notar por la tonalidad roja
que estaba en su cara.
—Me tengo que ir — dijo seco, él estaba molesto, pero yo más y no solo
molesta, también estaba decepcionada.
Lo seguí hasta la acera donde estaba su auto con Harley en los brazos,
él se giró y me miró con nostalgia, besó la frente de Harley con un beso
tembloroso, parecía que en cualquier momento iba a llorar.
—Adiós, Lucía —se despidió con voz ronca, dando un besó en mi frente
y acariciando mi mejilla. Luego se dio la vuelta y empezó a caminar
hacía el auto.
—Yo...te doy dos opciones, James— dije una vez que logré conectar el
cerebro con la boca, él se paró en seco pero no se dio la vuelta—Puedes
perder todo ahora, todo eso lo que algún día dijiste que no perderías por
ella... sé que la quieres,—dije al borde de las lágrimas y la voz entre
cortada— ganarás mucho más de lo que perderás, o puedes irte en este
momento y seguir conservando lo que tienes ahora, pero te juró que a
mi hija no la volverás a ver jamás, ella no se merece que la tengas como
un secreto.
No dijo nada, solo ví como su espalda se tensaba y apretaba los puños.
—Te estoy dando opciones, James—Volví a hablar ansiando saber su
respuesta — puedes quedarte y perder ahora y ganar después, más,
mucho más, o puedes irte y ganar ahora para perder después. – volví a
repetir.
Su única respuesta fue, avanzar hasta el auto sin mirar atrás en ningún
momento, se subió y estuvo unos minutos allí, dándole esperanzas a mi
corazón que de alguna manera creía que en cualquier momento saldría
y se quedaría con su hija y conmigo. Pero no fue así, el motor de su
auto sonó y mis esperanzas murieron, salió a toda velocidad de mi vista,
Causando que todas las lágrimas que había retenido hasta ahora
salieran frenéticamente.
Sólo miraba el lugar por donde se había ido con su hija entre mis brazos
tan ausente de lo que sucedía y mi corazón hecho pedazos por su
decisión, Porque aún que no lo quería aceptar yo estaba malditamente
enamorada de él.
Estaba enamorada de James Evans, El padre de mi hija.

MI HERMOSO ERROR - CAP 23

Tenía que irme, pero pensaba regresar y no dejaría a mi hija


desprotegida, El lunes después que registramos a Harley le di una
Tarjeta a lucía, la cuenta era mía, yo tenía el control de ella, Ahí le
pasaría dinero dos veces al mes.
Las palabras de Lucía antes de marcharme de su casa me enojaron y
entristecieron más, yo quería elegir la primera opción, era la primera vez
que estaba dispuesto a abandonar todo por alguien, pero simplemente
no podía, la vida de mi padre estaba en juego.
Habían pasado dos días desdé ese en el que dejé a mi hija por
salvaguardar la vida de mi padre, desde entonces mi cuerpo actúa por
inercia, estaba deprimido y eso sin duda era porque en esta semana me
había acostumbrado a Harley...a Lucía.
-Hijo, siento mucho lo que está pasando - dijo mi madre mientras me
ayudaba con el corbatín de la camisa, yo solo miraba atentó a otro lugar-
piensa que esto lo estas haciendo por tu padre, mi amor.
-Yo la quiero madre, Las quiero- corregí- Harley, ella es tan pequeña y
hermosa, se parece mucho a ti, pero tiene mis ojos, todos dicen que es
igual a mí, pero en realidad es a ti a quién se parece. - dije recordando
la carita de mi princesa.
-Es que tú y yo nos parecemos mucho mi amor, de tu padre solo tienes
sus ojos - dijo sonriendo triste con lágrimas en los ojos.
-Mira, madre- dije separándome de ella y buscando en el bolsillo del
pantalón mi celular, lo saqué y le mostré una foto de Harley cuando aún
estaba en la clínica- no esa dónde solo tenía segundos de vida, esa que
me pasó Ximena- si no otra donde yacía vestida por las enfermeras.
- ¡Dios! ¡Es preciosa! - sollozo al verla derramando unas lágrimas- lo
siento tanto, hijo.
-En poco empezará la ceremonia, espero que ya estén listos- dijo mi
padre apareciéndose de repente en la puerta, mamá le dio la espalda
rápidamente tratando de que papá no se diera cuenta que estaba
llorando.
-Así es padre, bajaré en unos minutos - mi padre asintió y salió, detrás
de él salió mamá, Dejándome sólo en aquella habitación que hace años
había dejado de usar.
Hoy era domingo, sí, el día de mi maldita boda, Miré por el ventanal que
daba hacía el jardín y pude observar a los pocos invitados que
habíamos solicitado, la mayoría eran familia de Irina, de mi familia solo
estaban Papá, mamá y Erik, mi mejor amigo al cual consideraba mi
hermano. también estaban unos que otros periodistas.
Mi mente viajó al momento más duró de mi vida. Después que lucía me
dijera aquello, solo quería regresar con ella y mi hija al interior de la casa
y meterme en la cama con ellas dos en mis brazos, pero mi padre vino
a mi mente y eso me impulso a caminar sin mirar atrás, sabía que si lo
hacía, me quedaría ahí con ellas, porqué eso era lo que en realidad
quería, una vez en el auto, las miré, Lucía estaba sosteniendo las
lágrimas en sus ojos, y mi bebita Yacía dormida en sus brazos, mis
lágrimas abandonaron mis ojos, una vez que comprendí que en esa
casa estaba dejando todo lo que quería en el maldito mundo.
Salí rechinando los neumáticos, sentía que si me quedaba un momento
más ya no podría irme, y mi padre me necesita, limpié mis lágrimas y
traté de ignorar por completo el sentimiento de pérdida y dolor que tenía
en el pecho aquel que aún me acompañan.
Busqué el celular con el que sólo llamaba a lucía y marqué su número.
- ¿Qué es lo que quieres? - en su voz solo se podía distinguir
resentimiento, y me dolió, pero la entendía. El llanto de Harley de fondo,
me preocupó y solo quería estar allí para calmarla.
- ¿Por qué llora? - pregunté en un susurro.
- ¿Por qué llora maldito imbécil? - dijo con odio- está llorando porque el
maldito hombre que tiene por padre, se fue después que ella se había
acostumbrado a que sólo ese imbécil la cargara todo el maldito día -
estaba enojada, lo que le seguía a eso, Estaba mal diciendo más de una
vez en una sola oración y eso significaba todo el odio que ahora me
tenía.
Saber que mi hija lloraba porque necesitaba de mí, porque quería que
yo estuviera con ella, me destrozaba aún más de lo que ya estaba.
-Lo sien...
-Tú te fuiste, James, y nadie te obligo a hacerlo, yo te ofrecí opciones y
tú ya hiciste tu elección, ahora no vuelvas a llamar, de algún modo yo
podre sola con mi hija.
Y cortó, sus palabras solo hicieron que una lágrima rebelde resbalara
por mi mejilla, la limpie rápidamente al oír que le puerta de la habitación
se abría, mi madre entró por ella e hizo que bajará, lo hice y nos
dirigimos al jardín dónde estaba un altar improvisado y seguidamente el
señor que nos casaría.
La ceremonia empezó, mire a Irina con un vestido blanco dirigirse a
paso lento hacía mí, en mi rostro no había ninguna emoción, solo estaba
ahí mirando al frente con la seriedad plasmada en mi cara, mientras mi
mente divagaba en los recuerdos de la semana que pasé con Lucía y
mi hija, en como Lucía me abrazaba con sus piernas y brazos mientras
dormía, en como Harley se acurrucaba en mi pecho cuando ya no
quería dormir en su cuna, en sus hermosos ojos que aunque no fueran
como los de su madre eran preciosos, en la manera en cómo Lucía la
miraba cuando la amamantaba...
- ¿Señor Evans? - las palabras del juez me saco de mis pensamientos,
el señor me miraba atento al igual que Irina que sin darme cuenta ya
estaba a mi lado con cara de preocupación y las demás personas que
estaban en el lugar.
- ¿perdón? - dije, no entendía lo que estaba pasando.
-Que, si acepta a la señorita Irina Caoba, para amarla y respetarla y
estar con ella en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las
malas, hasta que la muerte los separé -Dijo, y yo quedé sorprendido, no
me di cuenta cuando la ceremonia había avanzado tanto. Todos me
miraban atentos, volteé a ver a mis padres, mi madre lloraba y no era
por felicidad, en cambio mi padre tenía una sonrisa de oreja a oreja, Erik
me miraba negando, Además de mi madre él era el único que sabía de
la existencia de mi Hija.
-Acepto. - dije de una vez mi madre lloró aún más y mi padre río mientras
aplaudía, luego nos tocó firmar el acta de matrimonio y después el beso,
un beso por el cual no sentí nada.
- ¡Felicidades hijo! - dijo mi padre- es hora de empezar tu nueva vida al
lado de tu esposa en Texas, te encargaras de las empresas que están
allá.
Dijo Feliz, mientras yo me hundía más en mi miserable vida.

MI HERMOSO ERROR - CAP 24

Que James decidiera a una mujer por encima de mi hija, nuestra hija,
era doloroso, muy doloroso.
Su rechazo a Harley no era, la única razón por la que dolía tanto. Me
dolía saber que se casaría con otra mujer.
Sin querer hacerlo terminé enamorada de él, era una estúpida por
hacerlo, yo sabía desde el momento que llegue aquí quien era él, sabía
que estaba comprometido y aún más que él no dejaría nada por Harley,
menos por mí...
Pero ¿que podría hacer? Exacto, nada, solo quedaba darle vuelta a la
página, y olvidar que estaba enamorada de un hombre que no sentía
absolutamente nada por mí, Talvez si no me hubiera dado cuenta de mi
sentimiento hacía él, las cosas serían más fácil.
Después que él se marchó sin decir una sola palabra, me introduje al
interior de mi casa, caminando directamente hasta la habitación, me
acurruqué bajo, las sabanas de mi cama con mi pequeña a centímetros
de mí. Y me dormí, a la madrugada Harley se despertó hambrienta, le
di pecho y traté de dormirla otra vez, pero fue imposible, ella sólo lloraba
y lloraba, sabía perfectamente que era lo que ella quería; su padre, cada
madrugada después que yo acababa de alimentarla, en la tomaba y la
arrullaba hasta dormirla, y era eso lo que ella quería, era eso lo que
reclamaba a llantos. Yo traté de hacerlo como él lo hacía, pero nada
funcionaba, ella sólo lloraba.
Era domingo y desde que James se fue sólo he descansado unas pocas
horas, en la casa solo hay silencio Cuando Harley esta dormida, y eso
sólo sucede cuando se cansa de llorar. Ayer por la noche llamé a mi
madre y le dije sobre el nacimiento de mi hija, obviando el hecho de
decirles que esté había sido hace una semana, se los diría cuando ellos,
estuvieran aquí, y eso sería en unas cuantas horas.
—Disculpe, señora– dijo Karla. interrumpiendo mis pensamientos.
Rápidamente puse mi dedo índice sobre mis labios en señal de que
hiciera silenció para no despertar a mi niña– lo siento, señora, pero es
que el joven Lázaro la busca– susurró, yo asentí murmurando un
enseguida bajo y ella se retiró.
Me puse el albornoz de mi pijama y eché un vistazo a la pequeña cuna
de Harley antes de salir de la habitación. Bajé las escaleras y me fui
directamente a la sala de estar, donde Lázaro estaba sentado con una
taza de café en sus manos.
—Ser madre, no te sienta nada bien– río y yo le saque el dedo corazón
haciendo que su risa aumentara. No había dormido bien en los últimos
dos días ¿Que esperaba?
—No estoy de humor para tus chistes, Lázaro, ve al grano, no he
dormido en dos días, así que no hagas que descargue mi frustración en
ti– dije sería, él levanto sus manos en señal de rendición y me invitó a
sentarme.
—Bien, ¡Felicidades Lucía! – grito de repente– Oficialmente la
remodelación del edificio, estará lista en un mes y medio –
Definitivamente esa noticia, me subió el ánimo, después que James lo
había puesto por él suelo. una sonrisa se dibujó en mis labios y lo abrace
dándole las gracias. Ciertamente no esperaba que terminarán tan
pronto, cuando todo indicaba que no sería así.
—¡Perfecto! Empezaremos con la organización de la fiesta ¿bien? – dije
rápidamente, al parecer le había costado entenderme, pero lo hizo y
asintió – ¡dios! Esta noticia me hace tan feliz.
Lázaro estuvo un rato más conmigo y antes de irse miró Harley, hace
poco que se había ido y yo estaba en el living principal con algunos
documentos, ya había encontrado una organizadora de eventos, que
empezaría con todo desde hoy. El timbre de la casa sonó y me levante
para abrir la puerta.
Al abrirla, estaba toda mi familia ahí, Liam y Antonella corrieron hasta
mí y me abrazaron, yo también los abracé haciéndome a un lado para
que todos pasarán, y así lo hicieron.
Mis pequeños sobrinos estaban tan grandes, Liam había crecido un
poco más al igual que Antonella, Ambos estaban grandes y preciosos.
Me separé de ellos, tomándolos de las manos y reparé mi atención en
los demás, Mamá traía en sus brazos un osito rosa, y otras muchas
bolsas de regalos estaban en el piso, me acerqué a ella y la abracé
dejando un pequeño beso en su mejilla, y ella murmuró un “felicidades,
bebé, ya eres mamá” y yo reí.
Ale, y Kate, fueron los siguientes en abrazarme y felicitarme, ellos
también traían regalos, luego Louis se acercó y me felicitó, Dándome a
Sophie, mi pequeña sobrina de ya nueve meses recién cumplidos, quien
estaba dormida y yo le di un pequeño beso en su frentecita.
—¿Y Liana? – pregunté al no verla por ningún lado.
—Está a fuera con...verificando que saquen todas las maletas. – dijo
Alejandro, dirigí mi vista hacía la puerta y vi que uno de los guardias
estaba metiendo las maletas a la casa.
—¡Tía! ¡tía! ¿Dónde está mi nueva prima? – preguntó Liam eufórico.
—¿Quieres verla? – pregunté sabiendo de ante mano su respuesta.
—¡Siiii! – dijo al unísono con Antonella ocasionando que todos riéramos.
—Bien, pero tiene que ser en silencio, porque si se despierta se va a
enojar y luego llorará mucho, ¿bien? – digo, él asintió y con la mano que
no sostenía a Sophie, tomé su manito y empezamos a subir las
escaleras con el resto de mi familia siguiéndonos.
Al llegar a la habitación, abrí la puerta con cuidado de no hacer ruido y
entré, acosté a Sophie en mi cama, y luego seguí caminando hasta su
pequeña cuna, mi madre, hermano y cuñados rodearon la cuna, Mamá
tenía a Antonella en los brazos para que pudiese ver bien a Harley y
Liam, la estaba viendo perfectamente desdé su lugar.
Harley dormía plácidamente, su chupete se estaba deslizando un poco
de sus labios, Mamá la miraba con lágrimas en sus ojos murmurando lo
hermosa que era. Ale me miró como si aún no pudiera creer que su
hermana pequeña fuera madre y yo solo le Sonreí.
—Es preciosa, – dijo Alejandro viéndola fijamente, y de repente frunció
el ceño, automáticamente mis nervios florecieron– No se parece a ti, de
hecho, su rostro se me hace conocido. – dijo mirándome, mi corazón
pálpito mucho más fuerte y le dedique una sonrisa Tratando de no
mostrar mis nervios.
—Es hermosa, Lucí – dijo Kate, haciendo que le agradeciera
mentalmente, le Sonreí y asentí.
—Es cierto lucía, aunque ciertamente no se parece a ti– dijo Louis con
una sonrisa en su rostro.
—¡Parece una princesa, tía! – esta vez fue Antonella, que dijo en un
tono de voz, bajito pero eufórico. yo solo reí.
—ciertamente parece una princesita, – dijo mi madre ahogando un
sollozo– ¡Dios! ¡Mi bebé ahora tiene una bebé! – añadió haciéndonos
reír a todos, pero luego sus lágrimas cayeron, y me acerque para
abrazarla.
—Yo la voy a cuidar, tía, como mi papi dice que debo cuidar a Anthy y
Sophie, también la cuidaré a ella. – dijo Liam, haciendo que mi corazón
diera un vuelo ante sus inocentes palabras y lo miré con mucho más
amor del que ya le tenía.
—Así es campeón– lo alabó su padre, haciendo que en su hermoso
rostro apareciera una gran sonrisa.
Después todos salimos de la habitación, antes de salir le coloque el
gusano de Harley alrededor de Sophie, asegurándome de que no se
cayera de la cama.
Nos encontrábamos, todos en el living principal de la casa, Liam estaba
sentado en mis piernas y aún Liana no había aparecido y eso estaba
empezando dar curiosidad, conociéndola, no hubiese esperado un sólo
minuto de haber llegado para subir a ver a Harley.
—¡Vamos! – Dijo liana apareciendo por la puerta, su voz se escuchaba
enojada, pero no hablaba en dirección a ninguno de nosotros, si no, a
alguien que estaba del otro lado de la estrada– ¡vamos! ¡Entra ya! –
demandó jalando por el brazo a la otra persona que enseguida apareció
en mi campo de visión.

MI HERMOSO ERROR - CAP 25

Nuestras miradas se conectaron, y el nerviosismo creció en mi pecho.


—Papá – susurré mirándolo fijo, él me miró y en su mirada no había
ninguna expresión o al menos yo no distinguí ninguna. En todos estos
meses que habían pasado lo había visto, ni siquiera había hablado con
él y ahora verlo así, a sólo unos pasos de mí, me parecía tan irreal,
después de tanto tiempo sin mirarlo, él estaba aquí. Se veía tan extraño
y a la vez tan familiar, ya no tenía barba y se veía un poco más joven.
—Buenas Tardes – dijo con su voz que tanto había extrañado, mi
corazón aleteaba rápidamente haciendo que se me fuera un poco difícil
respirar con normalidad. Todos respondieron, menos yo que no podía
hacer otra cosa que mirarlo.
—¡Lucí! ¡Felicidades hermanita! – dijo una feliz Liana, corriendo hacía
mí y abrazándome– ¿Dónde está? Quiero verla, no, queremos verla,
¿Verdad papá? – preguntó y él asintió. Me levanté del sofá y hasta
ahora no me había fijado que todos nos miraban a papá y a mí.
Subíamos las escaleras sólo nosotros tres, los demás se habían
quedado abajo. Yo aún no salía de mi estupefacción, pero estaba
haciendo todo lo posible para que no se notara.
—¡Oh! Pero miren quien está aquí, mi pequeña niña– dijo Liana mirando
a su bebé que dormía tranquilamente en mi cama.
Papá no había dicho ni una sola palabra y eso hacía que mis nervios
aumentarán más. Seguimos caminando hasta llegar a la cuna de
Harley, Liana quiso tomarla, pero yo la frene rápidamente.
—No la despiertes, estoy cansada. – le dije y ella asintió, pero su mirada
decía que en cualquier momento la despertaría.
—Es hermosa, lucí, y déjame decirte que no se parece a ti– río con burla
y yo la miré mal– ya, hermanita, es una broma, pero en serio. No se
parece a ti...
Dijo detallándola mejor, yo solo rogaba a dios internamente para que no
se dieran cuenta de quien era su padre. Papá la miraba atento, sin decir
ni una palabra, sólo la miraba.
Salimos de la habitación y enseguida nos reunimos con el resto en el
living yo volví a tomar asiento al lado de mamá, trayendo de nuevo a
Liam a mis pierna y lía se sentó a mi lado, papá tomó asiento al lado de
Alejandro.
—¿Estuviste sola durante el parto, mi amor? –pregunto mi madre.
—No, madre, el padre de mi hija estuvo conmigo – respondí, y papá y
Alejandro me miraron atentos.
—¿Nunca nos dirás quién es el padre lucí? – preguntó Alejandro y yo
negué – no entiendo porque proteges su identidad si de igual manera
se hace cargo de la pequeña, ¿acaso es casado? No entiendo, Lucía,
dinos algo. – dijo a modo de súplica y exigencia.
—Es mejor así, Alejandro, que no lo entiendas, eso es lo mejor —digo
porque no quiero tratar el tema, ya que si lo hago sé que terminaré
llorando – mejor cambiemos el tema, ¿sí? Éste nos dejará peleados y
nos vemos muy poco para desaprovechar el tiempo en peleas– añadí
sonriéndole, y él asintió.
—y ¿Como se llama? ¿Te decidiste por Luciana? – pregunto Liana,
tratando de aligerar el ambiente y consiguiendo.
—Harley, Lía, su nombre es Harley Luciana– digo sonriendo.
—¡Es hermoso! ¡Me encanta! – dijo– pero ¿porque él Harley? Creí que
su nombre de pila sería Luciana. – preguntó.
—Se lo puso su padre, Líana, y a mí me gustó y por eso ahora se llama
así – respondí y ella asintió.
—¿Ya la has registrado? ¿Le ha puesto su padre el apellido? – pregunto
Louis, sin ningún filtró. Y asentí y le Sonreí.
—Así es, Louis. – asintió y pase mi mirada a Liam que se había dormido
en mis brazos.
—¿De qué color tiene los ojos, hija? ¿Son verdes como los de todos
ustedes? – esta vez fue mi madre quien preguntó.
—Son azules, madre, Harley, tiene los ojos azules.
—¿Azules? Eso es raro, en la familia Montenegro, puesto que todos son
de ojos color verdes– dijo mi madre extrañada y era cierto, todos en la
familia de mi padre tenían los ojos verdes, ningunos se había salvado
de ese color jamás, hasta ahora.
—¿Segura que esa pequeña es tuya, Lucí? – dijo Kate, bromeando–
¿Talvez te la cambiaron al nacer? – añadió y yo reí.
—Te aseguró que no es así, Kate, estoy cien por ciento segura que esa
bebé es mía – dije recordando el parecido enorme que tenía con su
padre. Sonreí.
Después de ver a Harley despierta, todos se sorprendieron al ver el
color de sus ojos. Luego cenamos y después de que mi madre y
hermanos convencieran a papá de quedarse en la casa y no irse a un
hotel, todos nos fuimos a dormir, pero yo no tenía sueño, estaba
esperando a que mi pequeña se despertará y darle de comer. Me
levanté de la cama y me dirigí a la cocina en busca de un vaso con agua,
pensando en la reacción de todos cuando les dije la verdadera fecha de
nacimiento de Harley, Todos se enojaron, sobre todo Líana, papá no
dijo nada, solo me miraba.
Abrí el refrigerador y saqué una jarra de cristal llena de agua, me serví
en un vaso y mientras me la bebía encendí el televisor y lo dejé en un
canal de noticias.
Un ruido me hizo girar sobresaltada, era mi padre quien acababa de
ingresar a la cocina.
—Lo siento, no quería asustarte. – dijo y sentí mi corazón acelerarse,
Era la primera vez en mucho tiempo que me dirigía la palabra.
—N-No fue nada– no pude evitar que el nerviosismo se notara en mi
voz. Él asintió y tomó un vaso para luego servirse agua, La tomó
lentamente y dejó el vaso en el lavador.
—Escucha, lucía– dijo y yo lo miré atenta– no esperes una disculpa de
mi parte, porque no la habrá, aún creó febrilmente que no estas
preparada para esto, pero lo estas intentando y eso es lo que vale, Sigo
estando enojado hasta la médula contigo, no hiciste las cosas bien
¿Comprendes? – asentí con la mirada gacha– de mi parte, sólo puedo
ofrecerte una tregua, pero esto no significa que algo entre nosotros
cambie, yo sigo enojado contigo, por tus actos irresponsables, así que
no te equivoques. No creo que la pequeña que descansa en tu
habitación tenga la culpa de tus estupideces. ¿Aceptas? – preguntó
tendiéndome su mano, yo asentí y la tomé, después de todo, esto era
un avancé – buenas noches, hija– añadió después y salió de la cocina.
Me quedé otro rato en la cocina. Mientras jugaba con el agua que aún
quedaba en mi vaso.
Está mañana el magnate James Evans, ha contraído matrimonió. –al
escuchar esas palabras que venían de la televisión, me quedé estática,
y por inercia, tomé el mando del televisor y subí el volumen.
La mañana de hoy, domingo, primero de septiembre del presente año,
el magnate James Evans, ha contraído matrimonio con la hija mayor y
heredera del socio mayoritario de la empresa principal con sede aquí en
Los Ángeles –a este punto ya mis lágrimas habían salido, apagué el
televisor, para no seguir torturándome más y me dirigí a la mi habitación,
con el alma destrozada de nuevo Y era así, como la felicidad por tener
a mi familia aquí y la noticia que me dio Lázaro, se iba a la mierda. Era
así como James lograba empañar la felicidad que tenía durante el día.
Y justo lo único bueno que él había traído a mí vida empezó a llorar,
haciendo que yo limpiara mis lágrimas, para ir a calmar las de ella.
Cuando la tuve en mis brazos una vez más, comprendí que
definitivamente, ella era lo único bueno que James Evans había traído
a mi vida.

MI HERMOSO ERROR - CAP 26

Me desperté por el llanto de Harley, ayer en la noche después de darle


de comer se volvió a quedar dormida, eso era un logró, ya que
significaba que no extrañaba a James.
Me levanté de la cama y miré la hora en mi celular que estaba a mí lado
08:32am caminé hasta la cuna de Harley y la calmé acunándola en mis
brazos.
—Lucía– me llamó Liana entrando a mi habitación con Sophie en los
brazos, aún estaban en pijama– dice mamá que te prepares que
saldremos al centro comercial con los niños, – añadió acercándose a
mí, Sophie miraba a Harley atentamente y eso me hizo sonreír. – Aún
no te perdonó que nos hayas avisado de su nacimiento una semana
después – me miró mal.
—Ya te expliqué lía...
—Igual, no te lo perdonó. – dijo sería, poniendo a Sophie en mis brazos
y tomando en los suyos a Harley. – tu si eres hermosa, no como tu
mami, ella es fea– dijo en dirección a Harley con voz de niña, mi
pequeña solo la miraba fijamente.
Después que Lía salió de mi habitación fui al baño y preparé la pequeña
tina de Harley para bañarla antes de salir. Luego la vestí y la acosté en
la cuna de su habitación.
Después que me duché y vestí fui al dormitorio de mi bebé y le di su
biberón, después de dejarla dormida de nuevo bajé al comedor y
desayuné con toda mi familia.
—¡Apresúrate Lucía! – Grito mi madre desde el piso de abajo, yo estaba
a punto de bajar las escaleras con la pañalera rosa de Harley en mi
hombro, y mi pequeña niña en los brazos. Al verme sonrió.
—Lo siento mamá, Vamos– dije una vez que llegué a su lado, ella asintió
y tomó la carriola para meterla en el maletero del auto.
Una vez afuera, mamá tomó una de las camionetas más grandes y nos
subimos todas, ella era la que conduciría. En el auto íbamos; Kate con
Antonella y Liam, Líana con Sophie, yo y Harley, y mamá.
—Primero vamos a ir al super mercado, compraremos algunos
ingredientes que faltan para la cena que aré esta noche, – dijo mamá
encaminándose al super que había en el centro comercial, Kate iba
detrás de ella, con Liam y Antonella de cada mano, lucía delante de mí
con la carriola donde iba Sophie, y yo detrás de ella con Harley en su
carriola.
Nos detuvimos frente al supermercado y mamá entró, con Kate y los
niños siguiéndole los pasos, yo me senté en unas bancas frente a la
entrada del super, sabía que mamá se tardaría mucho con la compra
de los ingredientes, y yo no estaba de ánimos para caminar.
—¿No entrarás lucí? – pregunto Líana, en la entrada del lugar. Negué
con la cabeza dándole una sonrisa, que más bien, parecía una mueca
triste. Ella se acercó a mí, y tomó asiento a mi lado. Me sonrió con una
sonrisa maternal al mismo tiempo que colocaba un mechón de mi largo
cabello castaño detrás de mi oreja.
—Yo sé que tienes algo que no te deja ser feliz, ni siquiera porque tienes
a esté pequeño regalo contigo– dijo acariciando la mejilla de mi bebita,
y no pude evitar que mis lágrimas se asomaran en mis ojos, ella me
regalo una sonrisa triste – yo soy tu hermana, lu, te conozco mejor que
nadie en esta familia, y sé que no te gusta compartir tu dolor, ni que las
personas a tu alrededor se den cuenta de lo que en realidad sientes,
pero a veces es bueno compartir eso con alguien– yo solo me obligaba
a mantener las lágrimas en mis ojos.
—No estoy lista para hacerlo ahora, lía – dije en un susurro. Ella me
miro y sonrió de una manera dulce.
—¿Tiene que ver con el padre de Harley? – pregunto con cuidado, como
si de alguna manera la pregunta me fuese hacer daño. Asentí una sola
vez– No te preocupes hermanita, todo estará bien, y recuerda que
cuando necesites desahogarte, aquí estará está hermosa psicóloga,
para ofrecerte una cita gratis – dijo con una sonrisa tratando de alivianar
el ambiente, y la verdad, no sé, si es porque ella fuera psicóloga u otra
cosa, pero Líana, tenía ese don de hacer sentir bien a las personas
después de una conversación con ella.
—Gracias, Líana, lo tendré en cuenta – reí y ella lo hizo también.
—¡Mira! ¿vez esa joyería de ahí? – asentí mirando el lugar que señalaba
con su dedo– anny, fue una vez ahí, y le llevó a su pequeño una cadena
de oro, son personalizadas y las entregan al instante, ¿qué tal si vamos
y encargamos unas para nuestros bebes? – pregunto alegré, sabía que
mamá se tardaría mucho así que asentí y ambas empezamos a caminar
hacia allá, empujando la carriola de nuestras niñas.
—Por favor, Escriban el nombre de las niñas aquí – dijo el chico detrás
del mostrador a quien le habíamos encargado las esclavas, con el
nombre de nuestras niñas, y en la parte de atrás su fecha de nacimiento.
Líana tomó el lápiz y escribió; Sophie Vermontes 20-11-2017. Y luego
me entregó el lápiz. El nombre Completo de Harley era Harley Luciana
Evans Montenegro, ese era el nombre que salía en su acta de
nacimiento y en todos sus documentos, pero yo no podía simplemente
colocar en aquel papel “Harley Evans” si lo hacía todos se darían cuenta
de la verdad. Eso era algo que me dolía, el no poder ni siquiera decir el
verdadero a apellido de mi bebé.
Harley Montenegro 24-08-2018 fue lo que puse en aquel papel, que
luego le regresamos al chico. Nos sentamos en el living de la tienda y
esperamos que nos llamaran.
Minutos después...
— Señora Líana Vermonte– dijeron desde el mostrador y ambas nos
giramos– Ya están listos sus encargos. – añadió y nos dirigimos hasta
él.
Nos tendió dos cajitas de terciopelo negro, diciéndonos cual era de
quién, la abrí y en ella estaba una pulsera de oro rosa, Tenía escrito en
unas perfectas letras corredizas Harley Montenegro la tomé del lugar
acolchonado dónde estaba y la giré mirando perfectamente los dígitos
con su fecha de nacimiento en la parte de atrás, se la mostré a Líana y
ella me mostró la de Sophie que era exactamente igual, solo con su
nombre en vez de el de Harley.
~•~
Después de varias horas en el centro comercial, por fin estábamos
acabando de llegar, habíamos dejado las bolsas en el auto para que
marco y los demás las bajaran.
—¡oh dios! Estoy tan cansada – dije sentándome en el sofá con Harley
en mis brazos, la miré y tenía sus ojitos azules igual a los de James,
abiertos– ¿tienes hambre mi amor? – le pregunte sabiendo que no me
contestaría – estaré en mi habitación madre, bajaré luego– mi Madre
asintió y me despedí de mi hermana y cuñada. Cuando iba a subir las
escaleras la voz de mi padre hizo que me detuviera en seco.
—Lucía, – no fui la única que giro a verlo, mi madre, hermana y cuñada,
también lo hicieron –ha llegado esto para tí– dijo posicionándose frente
a mí, tendiéndome una caja de color rosa, muy bien sellada.
La tomé y Murmuré un gracias y luego seguí mi camino hasta mi
habitación con mi bebé en brazos.

MI HERMOSO ERROR - CAP 27

Al llegar a la habitación, dejé la caja que mi padre me había entregado,


sobre la mesita de noche, acosté a Harley en mi cama y Comencé a
desvestirla, dejándola solo con un pañal.
Me quite toda la ropa, sólo me deje la ropa interior y cerré la puerta de
la habitación con pestillo, me senté en la cama, justo al lado de mi
pequeña y tomé la caja. No tenía remitente, sólo era una pequeña caja
de color rosa.
El destape, dentro había una un pedazo de papel.
Solo te pido que la cuides y le hables de mí.
-James Evans.
Sólo eso bastó para que las lágrimas brotarán, seguí buscando en las
demás cosas que había en la caja, tomé un estuche rojo de terciopelo
y lo abrí, en él había una esclava, decía el nombre de Harley, pero con
su verdadero apellido, solloce, cerré la cajita, y abrí otra, está era una
pequeña y delicada cadenita, con una medallita en forma de corazón.
No abrí ninguna de las otras cajitas que había, sólo volví a tapar la caja
donde venían todas ellas, y tome cinta adhesiva de la mesita de noche
y presa de un impulso y la rabia del momento la Sellé a mala gana, me
levante de la cama y me dirigí al armario, una vez allí dentro abrí la
puerta de uno de los clósets y metí la caja en lo más profundo de él, me
fui a la cama y me coloque en posición fetal dejando salir todas mis
lágrimas en un llanto silencioso.
—Eres un maldito– susurré para mí misma– si quisieras a mi hija, como
dices, no te hubieses ido, no hubieses elegido a alguien más por encima
de ella, pero te juró, que todo esto que siento por ti, lo voy a enterrar, te
lo juró, James. – sentencié, más que una promesa para él, era una
promesa para mí. Yo voy a seguir adelante, voy a seguir adelante con
mi hija, y aunque me cueste, me voy a olvidar de ese hombre. Para mi
será, como si nunca lo hubiera conocido.
Me giré levemente, quedando frente a mi bebé, que yacía despierta, con
sus ojos azules mirándome, sus ojos hacían que James apareciera en
mi mente de nuevo, y supe que no sería fácil olvidarlo, no cuando mi
hija, heredó sus mismos ojos y que cada vez que ella me mirará él
estaría presente.
~•~
No supe en qué momento me quede dormida, sólo sabía que en esté
preciso instante me estaba levantando por un incesante sonido, el cual
venía de una las mesitas de noche, empecé a buscar el alarmante
reproductor del sonido rápidamente, para que no despertará a Harley.
Al abrir la última gaveta, de la mesita de noche encontré el celular que
James me había dado - ese que metí en ese lugar el domingo después
de hablar con James, - Miré el celular, fijamente era una llamada de él,
miré a Harley removerse, así que lo tomé y colgué la llamada para luego
bajar el volumen de las notificaciones. Me volví a acostar sobre la cama
y dejé el celular sobre la mesa de noche junto al mío, miré a Harley,
parecía un Angelito. El celular vibró sobre la mesa, y levante el rostro
observando que era un mensaje de WhatsApp.
Solo quiero saber cómo están, Lucía.
Era el contenido del mensaje, no respondí, Volví a guardar el teléfono,
pero está vez en la primera gaveta.
Ya se había ido, no entendía por qué tenía que buscarnos de nuevo, Yo
sólo quería olvidarme de él. Sólo quería que me dejará, nos dejará en
paz.
Harley hizo sonidos con su boca, llamando mi atención, su chupete, se
había salido de sus labios. ya era hora de su biberón, así que deseche
todos mis pensamientos y quite las lágrimas nuevas de mis ojos, y me
dirigí a la mesa que estaba en mi habitación, donde se encontraban la
leche, biberones, y un termo con agua tibia, le preparé su leche y le di
de comer, luego la bañe y la vestí con un pequeño bodi rosa, y salí de
la habitación dejándola en la pequeña cuna dormida.
Cuando llegué al living, no había nadie, así que caminé hasta donde se
escuchaban las risas de mis dos sobrinos mayores. Llegué hasta las
puertas corredizas del patio trasero, miré a mi familia que estaba
sentada en unas de las mesas al lado de la piscina, mientras que
Antonella y Liam corrían por todo el patio, y la pequeña Sophie, gateaba
sobre una manta que estaba tendida sobre el piso del lugar.
—Lucía, pequeña, ven– dijo mi madre al verme, caminé hasta ellos y
me senté entre mi madre y Alejandro.
—Y ¿papá? – pregunté cuando no lo encontré por ningún lado.
—Está tomando una siesta. – dijo mi madre, y todos empezamos a
hablar.
Habían pasado como una media hora, la plática con mi familia me hacía
muy feliz. Extrañaba tanto esto.
—Iré, a ver a Harley, regreso en un momento – anuncie mientras me
levantaba de mi lugar y empezaba a caminar hacia el interior de la casa.
Subí por las escaleras y me adentré en el pasillo donde estaban sólo
tres habitaciones y una de ellas era mía, la otra de Harley y la restante,
era la que usaba liana cada vez que venía de visita. Esas eran las
habitaciones más grandes y cómodas.
Al llegar a la puerta de mi habitación, está estaba abierta, escuché
pequeños sollozos y me asusté, cuando estaba a punto de entrar
observé la figura de mi padre con mi bebé en los brazos, mientras
trataba de calmarla, rápidamente mi ritmo cardiaco aumentó y sentí
unas inmensas ganas de llorar, pero me obligué a no hacerlo, y avancé
hasta él, toqué su hombro y él giró sobresaltado.
—Estaba, llorando y como no vi a nadie la tomé para calmarla, lucí–dijo
aún meciéndola en sus brazos – es muy hermosa, hija, aunque no se
parezca a ti, me hace recordar a cuando estabas así de chiquita– dijo
con nostalgia y yo Sonreí – Creo que quiere con su mami. – añadió
dándole un beso en la frente y luego me la regreso. Empezó a caminar
hacía la puerta.
—Gracias papá– dije antes de que saliera – por calmarla mientras yo
no estaba – añadí y él asintió y continuó caminando, me gire a ver la
cara de Harley que me miraba fijo.
—A pesar de todo, te amo, Lucía– dijo de repente y yo me sobresalte,
pensé que ya se había ido. – A pesar de todo, nunca dejaré de hacerlo,
porque eres mi hija, eres mi bebé, mi bebé grande, pero mi bebé al fin–
a este punto ya sentía las lágrimas sobre mis mejillas– solo...solo dame
un poco de tiempo...– sonrió y se fue. Sonreí por la alegría que dieron
sus palabras.

MI HERMOSO ERROR - CAP 28

Dos semanas después...


Habían pasado tres semanas desdé que llegó mi princesa al mundo y
le dio color a mi vida, Dos desdé que James se fue, Y una desdé que
mi familia decidió marcharse nuevamente a su hogar.
Las cosas con Harley han ido bien, he aprendido a acoplarme en esto
de la maternidad y creó que lo estoy sobrellevándolo muy bien, Me he
aprendido de memoria su rutina, que básicamente se basa en;
Levantarse en las mañanas para tomar su leche materna, ducharse,
tomar su biberón y luego se vuelve a dormir Hasta el mediodía, al
despertar se toma otro biberón y otra baño, se queda despierta un rato
y luego toma su siesta a eso de las cuatro de la tarde, hasta las ocho
de la noche que se despierta únicamente que a tomar otro biberón y un
poco de leche de mis pechos, para luego volver a dormir hasta el otro
día.
Desde hace una semana ha empezado a dormir en su habitación, y
debo decir que no le ha costado mucho, pero si se despierta en la
madrugada llorando, es por una pesadilla, para calmarla tengo que
llevarla a mi habitación y recostarme en mi cama, con ella sobre mi
pecho, pero su cabecita tiene que quedar justo en el lugar donde está
mi corazón. Talvez sea ese sonido el que la calma del todo, pero
después que está allí no se quiere ir a su cuna.
Con el pasó de los días se parece más a James. James es un tema de
conversación que sólo está en mente, todos, exactamente todos los
días, llama, pero yo nunca respondo sus llamadas, Después que desiste
con las llamadas, empieza con los mensajes por WhatsApp, pero ni
siquiera los he leído, solo escucho cuando llegan en la noche y obligó a
mí cerebro a ignorarlos.
En cuanto a mis sentimientos hacía él; El amor y el rencor- en partes
iguales- son los que predominan. Me hice una promesa y es lo que estoy
haciendo todo lo posible por cumplirla; Mi vida se ha reducido a cuidar
de Harley, Trabajar en la fiesta de apertura de la empresa, que, por
cierto, tiene fecha para el quince de mayo. Todo esto lo hago para que
mi cabeza se ocupé de otras cosas que no sea James Evans.
Marco- el chofer- se ha ido, y su única explicación fue una disculpa. En
fin, en casa sólo han quedado Cinco personas de servicio.
- ¡Hey! ¿Puedes ponerme atención? - Preguntó retóricamente, Lázaro,
que estaba en mi casa y tenía a una Harley despierta sobre sus brazos.
-Te estoy escuchando- Mentí, me miro mal y yo me encogí de hombros.
- ¿Entonces? - lo miré con duda- ¡Ves! Menos mal me estabas
escuchando - dijo un poco molesto - te decía que unos amigos míos
periodistas quieren estar en la fiesta de apertura del edificio, ¿Me das
autorización para que ellos ingresen?
-Por supuesto, lazo, mientras más prensa vaya al evento, mejor. - digo
sonriendo.
-Lo mismo pensé...- sonrió - es decir, mientras más periodistas, más
reconocimiento, y eso es muy bueno para las nuevas empresas.
-Por eso eres mi amigo- dije burlona, el río- bueno, en cuanto a la fiesta,
todo está perfectamente, Hilary, la organizadora, tiene todo en sus
manos, o eso fue lo que ella me dijo.
-Oye, y ¿no piensas asociarte con alguien? - lo miré confundida- quiero
decir; Una vez que la empresa arranqué y empecemos a producir, si
alguien quiere invertir en la empresa, ya sea, comprando acciones u
otro modo, ¿Tu que harás? - me miró esperando una respuesta.
-Pues, la verdad, Yo no quiero compartir eso con nadie, o por lo menos
no ahora, - respondí - es decir; es mi empresa y tú más que nadie sabe,
todo lo que he hecho, para llegar hasta esté punto- el asintió con una
sonrisa- en fin, la conclusión es que no, las acciones de Fashions Luce,
serán mías completamente- añadí finalmente.
-Lo sabía - sonrío - y la verdad, es que te lo mereces, mereces el éxito
para ti sola, por lo menos durante un tiempo - dijo y yo asentí sonriendo-
me tengo que ir lucí, Mi madre viene a casa hoy, y si no llego antes que
ella empezará a reñirme- dice besando la frente de mi bebé y luego la
mía. Me regreso a Harley y salió de la casa.
-Vamos, a ducharnos, bebé - dije sonriendo a mi princesita, que también
hizo amago de una, eso era algo nuevo que hace unos días empezó
hacer.
Me dirigí a mi habitación y al entrar la dejé sobré la cama y le quite la
ropa, dejándola en pañales, les coloque almohadas a los lados y luego
empecé a quitarme la ropa quedando sólo en ropa interior.
Preparé el agua de la tina a una temperatura prudente para que Harley
estuviera sin ningún problema y cuando estuvo lista, salí del baño, y fui
por mi bebita.
-Vamos, pequeña - susurré tomando su cuerpecito en mis manos y
luego me encaminé con ella al baño. Le quite el pañal, y yo también
acabe desnuda completamente, y me introduje a la tina con ella.
Después del baño de tina con mi hija, le puse un pijama blanco de Lily,
le di su biberón y luego se durmió y la acosté en la cuna de su
habitación.
Me encontraba en mi cama, viendo la televisión, cuando el celular que
yacía guardado en la gaveta de la mesita de noche, empezó a sonar, mi
corazón comenzó a latir apresurado, como siempre pasaba cada vez
que el maldito celular sonaba.
Trate de ignorarlo, en serio trate de hacerlo, pero ya no pude más. Me
estire hasta lograr abrir la pequeña gaveta y sacar de ella el teléfono
que vibraba incesantemente en mis dedos.
En la pantalla estaban esas iniciales que durante los últimos meses
aparecían en esa misma pantalla cuatro veces a la semana; J. E. La
llamada se cortó y pude ver en la basé de notificaciones, el signo de
llamadas perdidas y mensajes sin leer, con mi dedo tembloroso bajé la
barra y le di clik en las llamadas, inmediatamente pude observar el
centenar de llamadas que James había hecho durante las últimas dos
semanas.
Salí de la aplicación de llamadas y entre en la de WhatsApp, hay había
un total de 221 mensajes, todos ellos venían de un sólo y único chat.
J.E.
Abrí el chat e inmediatamente pude leer todos los mensajes.
Solo quiero saber cómo están
-J.E.
Quiero verla, lucía, por favor.
-J.E.
¿Está bien?
-J.E.
Por favor responde
-J.E.
Eran los que más se repetían, mi corazón dio un vuelco furioso y
empezó a latir aún más fuerte, al ver en la barra verde donde estaban
sus iniciales un en línea que casi fugazmente se convirtió en un
escribiendo...
Mi cerebro no quiso responder a mis suplicas por presionar el botón
para suspender la pantalla y hace no mirar el mensaje que estaba a
punto de recibir, pero sinceramente, yo no quería que reaccionará, no
por ahora, ciertamente mi curiosidad era más grande que el miedo a
leer lo que sea que él estaba escribiendo, Y esta vez no quería
quedarme con la duda. El celular sonó indicando que había recibido un
mensaje, en mis ojos se acumularon lágrimas aún sin leerlo, ya sea por
el miedo que sentía, -un miedo a no sé qué, en realidad- o por la idea
de saber que él está al otro lado del celular que tengo en mis dedos, y
que sin duda alguna es lo más cerca que hemos estados en las últimas
dos semanas.
¡Una foto! Es lo único que te pido, muéstrame cómo está, dime que es
lo más nuevo que ha hecho...por favor lucía, te lo suplico.
-J.E.
Para cuando terminé de leerlo, mis lágrimas ya estaban recorriendo mis
mejillas. Y mi cerebro sólo pudo pensar en una respuesta que sabía le
dolería mucho y rápidamente tecleé en el celular la que sería mi única
respuesta hacía él. La única que tendría, por lo menos ahora.
No te imaginas todo lo que te éstas perdiendo.
-L.M.

MI HERMOSO ERROR - CAP 29

Un mes después...
Estaba emocionada y nerviosa a la vez, hoy era el día en que Fashions
Luce abriría sus puertas.
En este mes, muchas cosas han estado muy bien-dentro de lo que
cabe- Con respeto a Harley, mi pequeña princesa, estaba muy grande
para su edad- un mes y dos semanas- hace una semana la llevé al
pediatra y la doctora ha dicho que es una niña muy saludable.
Cada día es aún más parecida a James, su cabello ha empezado a
crecer más y su tonalidad rubia sigue siendo la misma, por alguna razón
pensé que su cabello cambió de color con el tiempo, pero aún sigue
siendo rubio.
Mi familia, no han regresado desdé la última vez. Pero yo iré en para el
cumpleaños número uno de Sophie que será pronto.
En cuanto al padre de Harley... Desdé la última vez que respondí un
mensaje de él, no eh vuelto a encender ese celular, puede que talvez
esté dañado por el tiempo que lleva apagado y escondido en la primera
gaveta de mi mesa de noche. En este tiempo muy pocas veces he
pensado en él- porque he obligado a mi cerebro a que no lo haga- la
mayoría de las veces que él viene a mi mente son después de dejar a
Harley profundamente dormida en su cuna, esas dónde ya no me queda
más nada que hacer y recostada sobre mi cama, mi mente se obliga a
traerlo de nuevo a mis recuerdos.
—Señora, el señor Lázaro ha llamado y dice que pasara por usted en
hora y media– me sobresalte al escuchar la voz de Luna en la puerta
del baño de mi habitación dónde me estaba terminando de maquillar.
—Gracias, Luna, ¿Harley, no se ha despertado? – le pregunte, ella
asintió mirándome a través del espejo.
—Se ve muy Hermosa, señora, estoy segura que va a ser la más
hermosa de la fiesta, – sonrió, y yo le agradecí con una sonrisa.
Mi vestido era largo, de color negro, tenía un escote en la espalda que
llegaba un poco más arriba de la parte baja de ella. Mi cabello, que
normalmente estaba lacio, hoy se encontraba en perfectas
ondulaciones, y mi maquillaje lo había hecho con el único propósito de
resaltar mis ojos verdes.
Una vez que terminé de vestirme, maquillarme y calzarme los tacones
de agujas negros, Me dirigí a la habitación de mi bebé, Harley estaba
acostada boca abajo con su cabecita levantando, Sonreí al recordar la
primera vez que logró hacer eso.
—Hola, princesa– susurré al llegar al borde de su cuna, ella intento
girarse al reconocer mi voz, pero no lo logró, reí por ello y la tomé en
mis brazos hasta dejarla boca arriba.
Solo vestía un pañal, Luna me había dicho que ya la había duchado,
tomé su vestidito color negro como el mío, que ya había apartado, junto
con las medias pantys y la vestí.
Cuando terminé de vestirla, le coloqué un lazo de color negro con blanco
sobre su rubia melena, También puse zarcillos de oro rosa en sus
orejitas y por último su pequeña plaquita que había mandado a hacer
junto a Líana.
Preparé una pañalera con sus cosas y la dejé sobre la carriola que
llevaremos a la fiesta. Fui por mi bolso a mi habitación y bajé con Harley
a al recibidor.
En un principio había acordado con Luna en que ella se quedaría con
mi pequeña cuando esté día llegará, pero luego que mi familia me
confesó que no podrían venir, quise que ella estuviera ahí, quería sentir
a la persona más importante para mí allí, quería saber que ella estaba
a tan solo algunos pasos de mí en el momento en que cortara el listón.
El timbre sonó y continuamente una ajetreada Merci apareció y abrió la
puerta, seguidamente un muy elegante Lázaro se abrió paso hasta mí
besando mis mejillas y luego la frente de Harley. Tomo la carriola de mi
pequeña y la subió al maletero del auto, coloqué a Harley sobre su silla
de autos y la aseguré, continuamente, Lázaro y yo subimos y
emprendimos camino hasta el edificio en una plática muy agradable.
—¿Nerviosa? – pregunto él mirándome, No supe a que se refería hasta
que levanté mi rostro hacía él y luego al frente dónde una multitud de
periodistas estaban tomando fotos al auto. En seguida los nervios que
estaba logrando apaciguar en el camino, renacieron, pero esta vez con
más intensidad.
—Pensé que serían menos. – comente mirándolo con reproche.
—Si te fijas bien, te dará cuenta que los hombres de seguridad que
contratamos están tratando de mantenerlos alejados del perímetro
dónde están los invitados y los otros diez periodistas que si tienen Pase
al evento – Explicó y si, era así, a una considerable distancia había una
fuerte cantidad de personas, esperando nuestra llegada, pero teníamos
el auto rodeado de aproximadamente unos cincuenta periodistas con
cámaras, menos mal que el auto donde estábamos tenía vidrios
polarizados.
—¿Entonces? Tenemos que encontrar una buena opción para poder
salir, No puedo sacar a Harley con todos ellos así de desordenados–
dije y el asintió y quedo mirando un solo lugar, eso hacía cada vez que
estaba pensando, y en ese momento una idea paso por mi mente– ¡Ya
sé! Comunícate con el jefe de seguridad y pídele que hagan un
perímetro organizado con estás personas.
—¿Quieres decir, que pueden estar en el evento? – pregunto incrédulo.
—Si, bueno, mientras el discurso y el tiempo que estemos acá a fuera,
una vez todos los invitados y periodistas con autorización estén dentro
del lugar, ellos se quedarán afuera, es todo lo que podemos ofrecerles–
digo, Lázaro levanta el intercomunicador que comparte con el jefe de
seguridad y en unos minutos ya todos están ordenados.
—¿Lista? – pregunta Lazo y yo asiento, el salé del auto y yo aprovechó
desabrochar los cinturones de la silla de Harley.
Lázaro abre la puerta del copiloto de su Audi y me tiende su mano, la
tomó y salgo del auto de una manera muy elegante, luego se dirige a la
puerta trasera y toma a Harley cubriéndola completamente con una
manta rosa, para que ninguna foto de ella se filtre, por lo menos no
ahora.
Empezamos a caminar hasta dónde están los invitados, yo con mi brazo
enredado con el suyo y él con Harley en el otro brazo, de Harley solo se
puede visualizar un poco de su regordeta pierna enfundada en medias
blancas.
Al llegar saludamos a los invitados que estaban más cerca del lugar
donde estaba el podio. Una vez allí tomo el micrófono y lo acerco a mis
labios, mis nervios han aumentado mucho más y solo me dispongo a
mirar a Lázaro el cual me sonríe de una manera conciliadora, en un
intento de darme ánimos, mientras sostiene a mi pequeña aún cubierta
por la manta.
—Buenas noche a todos, Mi nombre es Lucía Montenegro– es lo
primero que digo, siguiendo al pie de la letra el discurso que durante la
última semana había ensayado– en primer lugar, quiero darles las
gracias por estar hoy en este lugar– lo flashes empiezan,
descolocándome un poco– Como bien se les informa en tarjeta de
invitación, esté es un evento con el fin de hacer aperturas a este edificio,
que con ayuda de Lázaro Brown y su equipo, es lo que hoy tienen frente
a ustedes. Está es un edificio que pronto será una empresa con fines
de crear diseños exclusivos para nuestra clientela, Tengo fe en ello,
Está en mis manos que así sea, y doy mi palabra que está será una de
las mejores marcas en el mundo.– tomo las tijeras y me dirijo hacía la
puerta donde hay un listón rojo y lo cortó con una enorme sonrisa–
Bienvenidos a Fashions Luce– digo finalmente y todos aplauden y
entran ordenadamente, el living está decorado elegantemente en el
lugar hay mesas y una pista de baile. Todo ha quedado espectacular.
—¿Te gusta? – la pregunta de Lázaro me hace girar para mirarlo, sonrió
y asiento– está pequeña quiere salir de esta manta– dice y yo río
quitándole la manta de encima a Harley, si mi familia no se dio cuenta
de nada, talvez ellos tampoco lo hagan. – ven, te presentare a varias
personas que te van a convenir en esto de los negocios.

MI HERMOSO ERROR - CAP 30


La fiesta había empezado hace alrededor de dos horas y en todo ese
tiempo he estado conociendo personas que Lázaro me ha presentado,
estás personas son muy influyentes en el mundo de los negocios, él los
conoce por que ha trabajado con ellos, y como él dijo hace varias horas,
me convenía aceptar tener amistad con estas personas, pero de
ninguna manera yo aceptaría esa petición, principalmente porque; yo
me valdría de mi misma para sacar esta empresa adelante, me había
preparado para ello, y segundo, porque; de ninguna manera tendría una
amistad con alguien solo porque me "conviene".
-Lázaro, estoy cansada, déjame en paz- digo tratando de que me suelte
y me dejé sentar por primera vez en toda la fiesta.
-Espera, lucí, eres exagerada ¡eh!, solo uno más y ya, te lo prometo -
dijo sonriéndome, no sé cómo no podía estar cansado había estado
caminando toda la fiesta al igual que yo, pero él tenía a Harley en sus
brazos la cual en algún momento había encontrado paz sobre la música
y ahora yacía dormida con su pequeña cabeza escondida en el hueco
del cuello de Lázaro.
Llegamos hasta una mesa dónde estaban dos hombres y tres mujeres,
Lázaro los saludó y todos le devolvieron el saludo alegremente.
-Señor Gonsteins- dijo y el hombre se levantó sonriente, un hombre con
aproximadamente unos treinta años, cabello totalmente negro, ojos
azules claros, y un cuerpo que se veía muy bien formado a pesar de
estar enfundado en un traje muy elegante. Una palabra para describirlo
sería guapo, pero no tanto como...
- ¡Brown! amigo, es un placer coincidir nuevamente contigo- su voz era
ronca, todo él gritaba masculinidad.
-El gusto es mío, señor, miré, ella es Lucía Montenegro- dijo Lázaro
presentándome, el señor me miro atentamente y luego sonrió.
-Un gustó, Preciosa- dijo tendiendo su mano, y yo le di la mía, él la tomo
y deposito un casto beso sobre el dorso de ella.
-El gustó es mío, señor Gonsteins- dije con una sonrisa.
Una vez terminada la presentación, me fui junto con Lázaro a nuestra
mesa, no sé en qué momento Lázaro envió a alguien por la carriola, solo
sabía que en esté preciso instante mi pequeña dormía plácidamente en
ella.
- ¡Ya basta Lázaro! Deja de mirarme así - dije ya harta de sus miradas
pícaras hacía mí, sabía porque lo hacía, pero había tratado de ignorarlo
todo esté tiempo.
-Vas a tener un novio- canturreo burlón, yo puse los ojos en blanco y
me hice la desentendida.
- ¿De que estas hablando? - pregunté, aun sabiendo perfectamente a
que se refería.
-¡Oh Vamos! Lucí, ¿ahora me dirás que no te diste cuenta de la manera
en que el señor Gonsteins te miraba? O las miradas de solayo que te
ha estado dirigiendo desdé que estamos acá. le gustas Lucía - concluyó
alegre y yo lo fulmine con la mirada. - ok, ya, no mencionaré más el
tema. Iré a saludar a unos amigos- dijo pícaro y se dirigió hacia ellos.
Me dispuse beber de mi copa, mientras miraba a todas las personas
que estaban en el lugar, los periodistas fotografiaban todo y algunos,
solo me hacían fotos a mí y a la carriola de Harley, estaba consciente
de que ellos tenían muchas fotos de mi pequeña en esa cámara.
-Buenas noches, me permite hacerle compañía - miré al dueño de la
voz y Sonreí.
-Por supuesto, señor Gonsteins- dije y él sonrió sentándose a mi lado.
-Aaron- dijo y lo miré confundida - Llámame Aaron- dice sonriendo, tiene
una hermosa sonrisa, por cierto.
-Está bien Aaron.
- ¿así que Lucía Montenegro? La hija de Leonardo Montenegro- Asentí.
- ¿Como sabes quién es mi padre o que yo soy su hija? - Fue la pregunta
que salió de mis labios.
-Sinceramente me acabo de enterar que eres hija de Leonardo, Y
bueno, Lo conozco desdé aproximadamente un par de años, estuve en
su casa, bueno en la del jardín. Fui a cerrar algunos negocios con tu
padre, pero nunca te conocí. Solo a tu Padre, un muy buen hombre, tu
madre, que me hizo sentir todo ese tiempo en familia, también a
Alejandro y a su esposa, Kate, que estaba embarazada, también al
pequeño Liam- dijo sonriendo y yo también lo hice- y ¡por supuesto!
¿Como olvidar a Líana y Louis? eran tan agradables, Tu padre me
hablaba tanto de ti, que me dio curiosidad conocerte, pero al final, no
tuve el gustó, hasta ahora, claro. - culminó sonriente.
Recuerdo que para ese tiempo yo estaba empezando mi relación con
Gael, y nos habíamos ido a celebrar nuestro segundo mes de novios a
Orlando, También recuerdo una llamada de papá dónde me preguntó si
regresaría a tiempo para conocer a un amigo de negocios de él, pero
Jamás me hubiera imaginado que esa persona sería Aaron.
-Estaba de vacaciones para ese entonces - dije sin más, él asintió.
-Pero, dime lucía, ¿cómo está tú familia? ¿Como es que mi querida
Alejandra te dejó volar tan lejos del nido familiar? - al parecer si conocía
a mi madre y muy bien...- digo, recuerdo que cuando estaba en tu casa,
tu hermana le comentó algo sobre irse a vivir a otro lugar con Louis, y
ella dijo que ninguno de sus hijos se iría jamás de esa casa, ¿cómo es
que te ha dejado a ti, la más pequeña del clan, salir de allí? A ver
cuéntame. - reí por su entusiasmo.
-Bueno, yo estoy aquí por una razón que esté momento no te diré - él
Río y asintió - en cuanto a mi familia, están muy bien, Como supondrás,
Kate, tuvo una niña que ahora tiene dos años y pronto cumplirá los tres,
Antonella, ese es su nombre, Liam sigue siendo el único nieto varón,
Alejandro y Líana, siguen viviendo en la casa de mis padres junto con
sus familias propias. ¡Ah! y Liana y Louis, tienen una bebé, Sophie,
cumplirá su primer año pronto- terminé de hablar con una sonrisa.
-Eso es Fantástico, recuerdo que Louis, siempre me hablaba de querer
formal una familia con tu hermana - yo asentí - y ¿tú? ¿Es tuya? -
preguntó señalando a Harley. Sonreí y asentí mirándola - estás casada-
afirmó - ¿quién es su padre? - y la imagen de James apareció en mi
mente borrando la sonrisa que en mis labios había.
-Mi hija no tiene padre, Aaron, y no estoy casada. - dije seria y él me
miró apenado.
-Aa... Yo... Lo siento, lucí - dijo con sus mejillas sonrojadas causándome
ternura y reí levemente - ¿Es por eso que ya no vives en tu casa?
Recuerdo que tu padre era muy conservador- dijo con cuidado y yo solo
me límite a asentir.
La fiesta había pasado sin ningún sobresalto, había salido muy bien de
hecho, sin duda alguna hice una amistad-de mi parte - con Aaron, Me
había contado algo de su vida; Tenía, treinta y dos años, vivía aquí en
Los Ángeles, es dueño de una Empresa que se encarga de organizar
eventos y una petrolera- la cual está asociada con una de las petroleras
de mi padre- Sus padres están muertos, y tiene una Hermana, la cual
me presento hace unas horas, Rose, era su nombre.
Eran las dos de la madrugada, hace ya cinco horas, había regresado a
Harley a casa, La cual estuvo un buen tiempo en los brazos de Aaron.
-Me quiero ir- dije hacía Lázaro.
-Está bien, ten- dijo dándome las llaves del auto- ve con cuidado, me
avisas cuando llegues, ¿ok? - asentí y le di un beso en la mejilla.
Me despedí de Rose y Aaron, luego salí del edificio, afuera seguían
varios periodistas que no tenían autorización de entrar. Al llegar al auto
quité los seguros y cuando estoy apuntó de entrar escucho que alguien
grita mi nombre y giró, Aaron.
-¿Qué pasa?- preguntó, él colocó una mano en su pecho intentando
reparar su respiración.
- ¿Quieres tomar un café mañana? ¿conmigo? - yo lo miré y Sonreí,
sólo será un café con un amigo después de todo. - puedes llevar a
Harley, me cae muy bien esa pequeña - dice jugando. Yo reí.
-Está bien Aaron, te esperó a las diez de la mañana en mi casa, te
pasaré la ubicación por WhatsApp, ya tengo tu número - dije recordando
haber intercambiado nuestros números de teléfono y él río y asintió,
dejando un beso en mi mejilla.
Me subí al auto y conduje hacía mi casa.

MI HERMOSO ERROR - CAP 31

—Señora, la pequeña Harley, se ha despertado– me avisó Merci, desdé


el otro lado de la puerta del baño. Eran las ocho de la mañana.
—Ok, Merci, por favor pídele a Luna que preparé su biberón, mientras
término de ducharme.
—si, señora. – murmuró y luego escuché sus pasos hasta que la puerta
de la habitación fue cerrada.
Terminé de ducharme, coloqué mi albornoz de baño sobre mi cuerpo y
salí de la habitación en dirección a la de mi princesa. Al llegar la miró
acostada sobre su cuna haciendo pucheritos.
—¿Que pasa mi amor? ¿Quieres leche de mamá? – dije con voz
aniñada, tomando su pequeño cuerpo y pegándolo al mío en la posición
perfecta para amamantarla mientras espero su biberón.
—Aquí está, señora– dice Luna entrando a la habitación de Harley.
—Gracias, Luna– Sonreí y tomé el biberón varios minutos después.
Saqué mi seno de la boca de mi pequeña e introduje el biberón con su
leche. Después de alimentarla le di un baño y luego la vestí y me la llevé
a mi habitación, dónde pedí mi desayuno, la verdad, todo el tiempo
comía allí dentro, ¿La razón? Odiaba tener que sentarme en una mesa
donde no había nadie más aparte de mí.
Después de haber terminado con mi desayuno, llevó la bandeja a la
cocina donde hablo unos minutos con las chicas y luego subo a mi
habitación nuevamente.
Odiaba estar así, estar sin hacer nada porque sabía perfectamente a
dónde me llevaría mi mente y odiaba eso por estar como ahora; sentada
en el suelo con la espalda recostada de la cama y el celular, no el mío,
si no, EL CELULAR entre mis Dedos esperando a que encendiera
completamente.
Enseguida que el teléfono vuelve a tomar señal, las notificaciones de
llamadas y mensajes de WhatsApp no se hacen esperar y el celular
empieza a sonar una y otra vez, hasta que se calla.
389 llamadas perdidas y la más reciente fue de hace unos minutos,
1427 mensajes sin leer.
Y empecé a leer, mis lágrimas caían conforme más leía, y me odiaba
por ello, me odiaba por ser una masoquista que al primer intento que
tiene, saca todo lo que le recuerda a él, aun sabiendo que le dolerá
como la mierda, aun sabiendo que llorará por ello.
Es duro saber que ya casi ni pasaba por mi mente y tuve que hacer esto
de nuevo y caer nuevamente en ese abismo, creí que ya estaba bien,
que ya no lo quería, pero ahora...
regresaré por ella.
-J.E.
Fue el último mensaje, enviado ayer en la tarde. Está equivocado si creé
que volveré a caer en su juego, el no verá a Harley.
El sonido de mi celular, me saca de mis pensamientos y enseguida
guardo el que tengo sobre mis manos en el mismo lugar que siempre,
pero esta vez sin apagarlo. Tomó mi celular, que está en la cama justo
al lado de Harley, y lo desbloqueó rápidamente.
Hola preciosa, estaré en tu casa en pocos minutos
-Aaron Gonsteins.
A ver el mensaje rápidamente me levanté de mi lugar y corrí hasta el
baño, lavé mi cara y me hice un maquillaje muy leve para ocultar que
hace poco estuve llorando, luego me dirigí al armario y me vestí con
unos Jean ajustados de color azul y tiro alto, una camiseta de mangas
largas blanca y unos pequeños botines negros. Preparé la pañalera de
Harley y luego bajé las escaleras con mi bolso y el de Harley en los
hombros y ella en mis brazos, una vez abajo la coloqué en la carriola
que estaba en la sala de estar y me senté en el sofá esperando la
llegada de Aaron.
Ahora me encontraba camino a un restaurante en el auto de Aaron con
mi pequeña atrás y sosteniendo una muy agradable conversación con
él.
—Llegamos, preciosa ¿Te gusta el lugar? – lo miré y luego al lugar y
asentí sonriente.
Bajamos del auto y yo sostenía a mi bebé mientras Aaron sacaba la
carriola del maletero y luego ambos caminamos hasta el
establecimiento.
—¿Cuantos meses tiene esta princesita? – preguntó, ya estábamos
dentro del local y sentados en una mesa, el sostenía alegremente a una
Harley muy despierta.
—En una semana cumplirá dos meses– Sonreí al recordarlo.
—Se ve más grande– dijo mirándome a los ojos y yo asentí – tienes
unos ojos muy bonitos, Lucía. – añadió y rápidamente mis mejillas se
tiñeron de rojo.
—Gracias– dije sin saber que más decir y él sonrío.
Pasamos la tarde juntos, después que salimos del restaurante, fuimos
al parque y ahí estuvimos un rato más, luego fuimos a cenar. Ya íbamos
camino a mi casa mientras ambos hablábamos de trivialidades.
—Espero verte pronto, preciosa– dijo y yo asentí, a esté paso iba a
volverme un tomate, puesto que ha pasado todo el día halagándome. –
y a ti también, princesita, salúdame a tu familia ¿Ok? – añadió besando
la frente de Harley y luego la mía. Lo vi marcharse hasta desaparecer
de la calle y luego entre a mi casa.
Me di un baño junto a Harley le di de comer y luego le puse su pijama,
está noche dormiría conmigo.

MI HERMOSO ERROR - CAP 32

Un mes después...
Este último mes, había sido muy bueno, mi pequeña Harley tiene ya dos
meses y en cuatro días cumplirá los tres, con respecto a mi empresa;
Está creciendo como espuma, en tan solo un mes, hemos sacado varios
modelos de ropa, y prendas para la colección de verano, los
inversionistas no se han hecho esperar, al ver la evolución de la
empresa muchos han llegado a mi oficina proponiendo comprar algunas
acciones, pero como dije al principio; por ahora no quiero tener socios.
Aaron, se ha vuelto un amigo muy cercano, de hecho, será el padrino
de Harley en su bautizó, que será junto con su cumpleaños número uno.
Sé y estoy plenamente consciente de los sentimientos que tiene Aaron
hacía mí, Los cuales no son únicamente para una amistad, pero hasta
ahora no hay dicho ni hecho nada con respecto a eso, y espero que no
lo haga nunca, porque la verdad, no me gustaría perder su amistad por
un sentimiento no correspondido.
En cuanto a James se refiere, Es un tema que he aprendido a dejar en
tercer plano, No voy a negar que aún duele, duele irme a dormir por las
noches y escuchar como el celular suena, y la verdad no me atrevo a
siquiera bajarle el volumen a las notificaciones, porqué sé que en cuanto
vuelva a tener ese celular en mis manos no podré resistirme a leer los
mensajes nuevamente, y ya no quiero llorar por ello.
En este momento me encontraba en el Jet privado de mi padre, Hoy
después de casi un año regresaba a Nueva York, Y lo hacía por Sophie,
hoy era su cumpleaños número uno y no quería faltar.
Harley yacía dormida en su silla portátil a mi lado, ya casi llegábamos,
estaría en casa de mi familia desdé hoy- viernes -hasta el domingo en
la tarde, que retornaría a Los Ángeles, para seguir trabajando.
Varios minutos después me encontraba en el área de revisión con
Harley, y un hombre con nuestras maletas iba detrás de nosotras.
Después de terminar con las revisiones y papeleos, me dirigí a la salida
del lugar donde Alejandro me esperaba junto a Antonella, Liam y
Sophie. Cuando logre verlos los salude con una sonrisa y luego nos
subimos al auto y Alejandro empezó a conducir hacía casa.
—Mamá, está preparando tu comida favorita – dijo mirándome y
colocando su mirada nuevamente en la carretera, yo Sonreí– Es
increíble ya ha pasado casi un año desdé que te fuiste – susurro con
nostalgia.
—Yo tampoco lo puedo creer, Ale. – Susurré de vuelta con una sonrisa
y giré el rostro al escuchar las risas que venían de los asientos de atrás
del auto dónde venían mis sobrinos, los cuales estaban riendo por los
pucheros que hacía Harley.
Escuché que Alejandro soltó un suspiro y lo miré. Estaba atento a la
carretera. Después de un momento visualicé la casa, Una emoción
extraña me recorrió completa al mirarla después de tanto tiempo, casi
un año sin pisar el lugar materno que por mucho tiempo llegué a
considerar mi hogar. Sonreí triste y miré a mi bebé que miraba atenta a
sus primos. Está sería la primera vez que Harley venía a casa de sus
abuelos.
—Bienvenida de nuevo a tu hogar, princesa – dijo Alejandro
estacionando el auto en frente de la casa, lo miré y Sonreí. Esté fue mi
hogar.
—Gracias, Ale– dije y miré a Harley– También hay que darle la
bienvenida por primera vez a está princesa – dije y él asintió mirándola.
—Esa es una de las razones por las que mamá está tan emocionada
por tu regreso – río y salió del auto abriendo la puerta de atrás y
tomando a Harley en brazos junto con Antonella y Liam, yo bajé y tomé
a Sophie y así todos caminamos al interior de la casa, no sin antes
enviar a alguien por las maletas.
—¡Mis bebés! – fue lo primero que escuché cuando la puerta se abrió y
continuamente, unos brazos que conocía de sobra me envolvieron a mí
y a Sophie.
—Hola, mamá – Murmuré aún rodeada con sus brazos. Luego que nos
separamos ella fue por Harley, yo saludé a todos.
En casa no sólo estaba mi familia, también estaba la familia de Louis;
sus padres, hermana, hermano, cuñados y sobrinos que sólo eran tres,
todos mayores que Sophie.
Los padres y hermana de Kate, también estaban, la hermana de Kate
tenía dos hijos, ambos varones de siete años, eran gemelos.
Mamá me dirigió a mi antigua habitación después de saludar a todos,
dijo que tenía que ducharme y cambiarme para el almuerzo. Al entrar a
la habitación todo estaba tal cual lo había dejado, excepto que al lado
izquierdo de la cama había una pequeña cuna de madera. Sonreí al
saber que habían pensado en Harley.
—Tu padre se la ha comprado, estaba muy emocionado ante la idea de
tener a Harley por primera vez en casa– dijo en un susurro. Y yo Sonreí
alegre.
—Gracias madre, bajaré en unos minutos – ella asintió y me devolvió a
Harley antes de dirigirse hacia las escaleras.
Después que mi madre se fue, me introduje al cuarto de baño y en el
había una pequeña tina rosa de bebé, bañé a Harley y luego la vestí
con un simple bodi blanco con flores. Luego de terminar de bañarme me
coloqué un short de Jeans una camiseta rosa y salí hacía el living con
Harley en mis brazos.
Todos seguían conversando en el living, yo tomé asiento al lado de
Líana y acomodé a Harley en mis piernas.
—Está muy linda tu niña Lucía –Comentó Bruno, el hermano Mayor de
Louis, le Sonreí y miré a Harley.
—Muchas gracias, Bruno, tus pequeñas también están hermosas y
grandes– el río y asintió mirando a sus niñas de cinco y cuatro años
jugar con Liam, Antonella, Los gemelos; Daniels y Danny, mariana y
Gabriel, los dos últimos son hijos de la hermana de Louis.
—¿Cuantos meses tiene? – Pregunto, Lorena, la hermana del medio de
Louis.
—En cuatro días cumple lo tres meses, lore– ella asintió y sonrió.
seguimos hablando.
Los miré a todos, Mamá y papá hablaban con los padres de Kate y
Louis, los niños estaban armando un rompecabezas en la mesita de
centro del living, Mientras Alejandro, Kate, Líana, Louis, Bruno, Lorena,
Katie -Hermana mayor de Kate- y yo hablábamos de trivialidades,
Sophie sostenía las manitas de Harley, mientras hacía muecas con su
cara y Harley se reía.
Estar así, fue algo que me llenó de felicidad, y sin duda estás reuniones
en familia eran unas de las cosas que más extrañaba cuando estaba en
L.A, aquí siempre estaría acompañada de toda mi familia, y allá sólo
éramos Harley y yo.

MI HERMOSO ERROR - CAP 33

Después de que todos pasamos al comedor, nos pusimos a preparar y


decorar el Jardín del frente para la fiesta de Sophie, pero faltaron
algunas cosas, y esa era la razón por la que Líana y yo, nos
encontrábamos en el centro comercial, con nuestras hijas.
-Harley está enorme- Hablo Lía - la última vez que la miré en persona
estaba tan chiquita - añadió con una sonrisa.
-Sophie también está enorme, no puedo creer que ya tenga un año,
cuando me fui de aquí ella estaba recién nacida- ella río y asintió,
llegamos hasta una tienda, Lía entro sola, y yo me quedé con las
carreolas en la entrada del lugar.
Estaba parada sosteniendo las dos carreolas dónde yacían las dos
niñas dormidas, hasta que sentí un golpe en mi espalda y giré un poco
molesta, choque con una mirada de ojos grises.
- ¿Lucía? - me miraba como si hubiese visto un fantasma y la verdad,
estoy segura que mi rostro tenía exactamente esa misma expresión.
-Gael- Susurré, había pasado un año desdé la última vez que lo miré,
pero seguía igual, se había dejado crecer la barba, pero todo él seguía
igual.
-Papá ya no quelo caminar- dijo una pequeña vocecita, lo miré, era un
niño de aproximadamente un año y medio muy parecido a él, hasta tenía
un el mismo color de ojos y el mismo lunar en la mejilla derecha.
Estaba sorprendida, nosotros terminamos hace un año y él tiene un hijo
de casi dos años o talvez más. Es decir; Yo sabía que Gael me fue infiel,
y no solo una vez, fueron más de las que puedo contar en tan sólo dos
años de relación, pero aun así me sorprende que tenga un hijo.
-¿Como estas lucí? - preguntó mientras tomaba a su pequeño clon en
brazos - lo último que supe de ti, fue que te fuiste a vivir a los Ángeles.
-Así es, Gael, desde hace un año estoy viviendo en Los Ángeles- afirmé
con una sonrisa - ¿Es tu hijo? - le pregunté para confirmar.
-Ah...sí, se llama Santiago- dijo mirándolo y un poco apenado, tiene
vergüenza, lo sé, lo conozco perfectamente, tiene vergüenza de aceptar
ante mí, que el pequeño es su hijo, porque de esa manera estaría
aceptando que me fue infiel cuando aún éramos novios.
El llanto de Sophie, hizo que dejara de mirarlo y ubicar mi vista en ella,
la tomé y la calme para que no despertara a Harley, Gael la miraba con
atención.
- ¿Es la hija de Liana y Louis? - asentí - es muy parecida a Líana. ¿y
ella? ¿También es tu sobrina? - Pregunto mirando la carriola donde
estaba Harley. Reí y negué.
-No, ella es mi hija, Harley, tiene tres meses- su cara fue algo similar a
la mía cuando vi al pequeño Santiago.
- ¿Tu hija? ¿Tres meses? - pregunto atónito - ¿Es mía? - esa última
pregunta hizo que quitará la mirada de Sophie rápidamente y observarlo
a él.
- ¿Que? ¡NO! no, no, tú no eres el padre de mi hija- dije rápidamente,
sus facciones se relajaron en cuestión de segundos y pude escuchar
como soltaba el aire retenido en sus pulmones.
-¡Oh! ¿Y estas casada? ¿desde cuándo? - yo negué.
-No estoy casada - afirme- pero seguro que tu si- asintió.
-Tengo que irme, Lucí, fue un placer volver a verte...- Harley empezó a
llorar y metí a Sophie ya calmada en su carriola y tomé a Harley. - tiene
los ojos azules - susurro- es extraño, no saco los ojos de color verde
como toda tu familia- añadió y asentí.
-Tiene los ojos de su padre - fue lo único que dije.
-ah...ok... Hasta pronto lucía - y se alejó hacía otro lado.
Varios minutos después lía salió con algunas bolsas y nos dirigimos al
estacionamiento donde estaba el auto.
Ella colocó a las niñas en sus respectivas sillas y subió a asiento del
copiloto, subí y empecé a conducir nuevamente hacía La casa de mis
padres, mientras le contaba a líana, la conversación que había tenido
con Gael.
-¿Entonces, para el momento en que terminaste con él, su hijo tenía
como unos seis meses?- preguntó aún con dudas, ya casi llegábamos
a casa.
-Así es...- digo concentrada en el camino, escucho como bufa y yo río.
-¿De qué te ríes? ¡Gael es un maldito! - yo reí aún más.
-Me río, porque talvez hace un año, que tuviera un hijo me dolería, pero
ahora, ciertamente me da igual- ella asintió y luego río. Estacioné el auto
detrás de uno que sabía perfectamente de quien era, miré a Líana
buscando una afirmación y ella asintió con una sonrisa, rápidamente me
bajé del auto escuchando la carcajada de parte de Líana así que saqué
mi dedo corazón a su dirección y seguí corriendo hacia el interior de la
casa.
Cuando entré, la miré sentada con el vientre abultado de al menos cinco
meses y empecé a gritar.
-¡Dios! ¡No puedo creer que no me lo hayas dicho! - ella río y me
envolvió en un abrazo que inmediatamente correspondí.
-Era una sorpresa, Lucí - susurro en mi oído con voz dulce. Yo no hice
más, que abrazarla más fuerte, porque las videollamadas, los mensajes
y llamadas comunes no eran suficientes.
-Te he extrañado, val- susurré de vuelta, ella soltó una pequeña risa.
-Yo también, Lucí, perdóname por no ir en todo esté año, el trabajo no
me da tiempo de nada, y justo cuando diste a luz, me enteré que mi
bebé venía encaminó y Diego no quiso que me esforzará - negué con
la cabeza e hizo un gesto tratando de restarle importancia -Por cierto
¿dónde ésta tu pequeña?
-¡Lucía! ¡Ayúdame! - los chillidos de Líana vienen desdé la puerta, de
dónde la veo entrar lentamente con las dos pequeñas en sus brazos y
las pañaleras en los hombros, unos de los hombres que trabajan en el
área de afuera trae todas las bolsas.
Me acerco a ella y tomo a las dos niñas bien despiertas en mis brazos,
lía deja los bolsos sobre un sofá y le da órdenes a hombre de que la
siga y esté así lo hace.
-Te presentó a Harley, mi bebé - digo al mismo tiempo que giró y quedo
al frente de Valeria, ella rápidamente coloca la mirada en Harley y la
mira con ternura, para luego arrancarla de mis brazos.
-¡Dios! ¡Es Hermosa! - dice sin quitarle los ojos de encima- ¡Más que en
fotos! Pero, pensé que había esperanzas de que se pareciera a ti, pero
¡no!
Reí y nos sentamos en el sillón más cercano y empezamos a hablar de
las cosas que nos habíamos perdido una de la otra.
-¿Que vas a tener, Vale?- ella sonrió y toco su vientre de cinco meses
y medio.
-Un niño, se llamará León - Sonreí.
-y ¿Diego? - pregunté de vuelta.
-Viene en unos minutos cuando terminé el trabajo, Su madre está un
poco enojada con él, porque tendrá un bebé - confesó un poco triste.
-No te preocupes, al final, solo importa tu opinión y como te sientes tú,
respecto a tu hijo- le Sonreí con cariño - Diego te apoya ¿Cierto? -
asintió acariciando las mejillas de Harley- ¿entonces? No hay nada de
malo en eso, ya verás que al final de todo esto, esa señora terminara
adorando al pequeño León - ella sonrió y asintió.
-Y ¿tu? - la miré con duda- ¿nunca me dirás quién es el padre de esta
princesita? - preguntó y bajé la mirada a Sophie, que jugaba con mis
dedos- ¿es Ignacio? - preguntó en un susurro y yo levanté la mirada
para encontrarme con la suya que me miraba esperando una respuesta,
negué frenéticamente.
-¡No! ¡Por supuesto que no! ¿por qué piensas eso? - mi rostro mostraba
absoluto horror, ¿Como podría pensar que Ignacio es el padre de
Harley?
-Pues, lo siento...pero es que me puse a sacar cuentas, y puede que
Harley sea su hija, ustedes estuvieron casi todo el tiempo juntos y tú
estabas muy borracha, Lucí - dice y mira a Harley- ¿La verdad? Harley
no se parece a él ni nadie de su familia, pero conozco a un tío de él que
tiene los ojos azules, no como los de ella, pero son azules- culminó.
-Te puedo asegurar, que Ignacio no es el padre de Harley- dije muy
segura, y ella asintió.

MI HERMOSO ERROR - CAP 34

El fin de semana en casa de mis padres estuvo muy bien, después de


la fiesta de cumpleaños de Sophie, los adultos nos quedamos en el
Jardín, al otro día, casi al amanecer, Louis, empezó a llorar, cabe
destacar que estaba completamente borracho, en fin, ¿el motivo de su
llanto? Que su hija había cumplido un año, decía incoherencias como;
mi bebé está creciendo muy rápido, yo no quiero que ella crezca y
muchas otras cosas más.
El sábado en la tarde, la pasamos todos juntos en Familia, como hace
tiempo no lo hacíamos, nos quedamos toda la tarde en la piscina, papá
no quería separarse de Harley todo ese fin de semana Harley fue de él
completamente, y el último día, el domingo, nos quedamos en casa,
pero esta vez Valeria se nos unió, hasta la tarde que me despedí de
todos y de nuevo Alejandro me llevó a Aeropuerto, pero está vez nos
acompañó Líana y Valeria.
Hoy lunes, me encuentro en mi oficina, con Harley dormida en su silla
de auto que yace en el sofá negro junto a la puerta del baño que está
en mi oficina.
El teléfono que me comunica con mi secretaria suena, y quito mi vista
de los diseños que tengo sobre mis manos y tomo el teléfono.
-Dime, Laura.
-Señora Montenegro, tiene una llamada del señor Gonsteins ¿se la
pasó? - dice
-Si, por favor. - espero un momento y luego el mismo teléfono empieza
a sonar y lo tomó de nuevo.
- ¡Preciosa! te he estado llamando al celular, pero no respondes - dice
apenas descuelgo la llamada.
-Lo siento, Aaron, está mañana lo he dejado en casa, estaba un poco
retrasada y no me di cuenta.
-No te preocupes preciosa, sólo quería decirte que iré por ti a la una,
para almorzar, ¿Esta bien?
-A la una está bien, adiós, Aaron- me despedí.
-Adiós preciosa, que pases buen día, te quiero- no me dio tiempo de
reaccionar a sus palabras, para cuando lo hice él ya había colgado la
llamada.
Deje de pensar en eso, y continúe con mi trabajo, Harley se despertó y
me levanté a darle su biberón, después a cambiarle el pañal y
continuamente, su vestido, por un bodi de mangas largas, color rosa y
le coloque una diadema en su cabecita, dónde para los pocos meses
que tenía, su cabello rubio y lacio, estaba creciendo rápidamente, pronto
podría hacerle Colitas.
......
-Señora, el señor Gonsteins, está aquí - habló Laura, por el teléfono una
vez que yo había descolgado.
-Hazlo pasar, por favor. - y corté.
-Hola, preciosa- fue lo primero que dijo al entrar, yo le Sonreí, y él a mí,
luego se dirigió a Harley y la tomó en brazos dejando un beso en su
frente - hola princesa, te extrañe mucho- murmuro hacía ella, y luego
posó su vista en mí - a ti también te extrañe, ¿Lista? - sonreí.
-Lista - afirmé él tomó la pañalera de mi bebé y la colocó en su hombro
y con su mano libre tomó la silla de auto.
Yo abrí la puerta de la oficina y ambos salimos, caminamos hacía el
ascensor y subimos, presioné el botón del piso principal y esperamos.
- ¿Como te fue con tu familia? - Harley había recostado su cabecita en
el hueco de su cuello, últimamente está un poco decaída.
-Bien Aaron, todos te envían saludos, dicen que cuando quieras puedes
ir a visitarlos- digo con una sonrisa, cuando les hable de Aaron a mi
familia, mientras estaba en Nueva York, todos me miraban pícaramente,
sobre todo mi padre, yo sabía que era lo que él estaba pensando.
-Algún día iremos los tres juntos, talvez en tu cumpleaños -reí, aún
faltaba mucho para mi cumpleaños.
-Aún falta mucho para mi cumpleaños. - dije con una sonrisa, mientras
veía las puertas del ascensor abrirse.
-Lo sé, y cumplirás veintiséis - dijo alegre- pero si quieres, podemos ir
en navidad - propuso, mientras Caminábamos a Las puertas de salida
de la empresa.
-Me parece bien, pero para año nuevo, ellos vendrán a mi casa- dije y
él asintió.
-Es perfecto, Ahora tendré una razón, para salir de mi oficina en la
navidad y año nuevo- esa confesión me dejó un poco descolocada,
sabía de antemano que él no celebraba la navidad ni nada de eso desdé
que sus padres murieron, él mismo me lo dijo, su hermana lo invitaba a
las reuniones que hacía en su casa, pero simplemente él no asistía, sólo
enviaba regalos para sus sobrinos, y un mensaje de disculpas para su
hermana, y luego pasaba todo ese tiempo en su oficina hasta que se
acababa el mes y con él, también el año.
-Yo haré que está navidad, sea buena para ti, te lo prometo- le hice
saber el me abrazó por los hombros y luego seguimos caminando así
hacía la salida; El con el bolso de mi pequeña en su hombro y mi bebé
en su brazo derecho, yo le quité la silla portátil y ahora la llevaba yo,
mientras que con su brazo izquierdo abrazaba mis hombros.
Apenas salimos del edificio, un flash interrumpe mi visión, y empezamos
a caminar más rápido. En la entrada de mi empresa había muchos
periodistas, los Flashes empezaron a hacerse más incesantes y Aaron
me abrazó más contra su cuerpo, hasta que llegamos al auto y abrió la
puerta de los pasajeros me pidió la silla de Harley, colocó la silla en el
auto y luego me dijo que subiera de copiloto y así lo hice, mientras
estaba en mi lugar pude ver como él terminaba de colocar a Harley en
la silla y se aseguraba que está estuviera bien puesta.
Se subió al auto y empezó a conducir, alejándonos de murmullo de
gente.
-Ya esto se está saliendo de control, ahora se la pasan casi todo el día
allí afuera ¡no se cansan! - dije un poco molesta, eso de los periodistas
en la entrada de la empresa, empezó a suceder dos días después del
primer lanzamiento de ropa, desdé ese día todos se reúnen allí fuera.
-Tranquila, preciosa- dijo con calma - sé lo fastidioso que pueden llegar
a ser, pero de alguna manera son ellos los que nos traen publicidad a
los empresarios, y mira el lado bueno; si ellos están ahí esperando por
ti, solo para tomar unas fotos es porque vas muy bien, si esto sigue
como va, hasta ahora, en un año o talvez menos, tu marca será
reconocida a nivel mundial.
-Si, lo sé, pero es que a veces asfixian- digo.
-Entonces te daré un consejo, convoca a una rueda de prensa, ¿No has
dado ninguna desdé el lanzamiento de la marca? - negué- entonces
hazlo, allí mismo en las instalaciones de la empresa, eso los calmara un
poco. - añadió con una sonrisa.
-Gracias, le diré a Lázaro que convoqué una para el miércoles- le hice
saber.
- ¿Lázaro? ¿Lázaro Brown? -asentí- ¿acepto trabajar contigo?
-Así es, Ahora es el organizador de eventos y asesor de imagen de
Fashions Luce. - dije orgullosa.
-Eso sí que es un logró, ¡Felicidades! - dijo y yo reí.
Al llegar al restaurante, nos ubicamos en una mesa y continuamos
conversando animadamente.

MI HERMOSO ERROR - CAP 35

Luego del almuerzo con Aaron, me trajo de vuelta a la empresa, ya no


había tantos periodistas, sólo unos cinco al parecer los guardias de la
entrada habían logrado disiparlos.
Le comenté a Lázaro sobre la rueda de prensa y estuvo de acuerdo, dijo
que era lo mejor, que eso lograría que estuvieran al margen por un
tiempo y ahora estaba trabajando para que la sala de conferencias
estuviera lista para el miércoles en la mañana.
Yo estaba estacionando en mi casa, le di las llaves a Jean para que
guardara el auto en el garaje y entre a la casa, subí a mi habitación con
mi pequeña en brazos, la cual aún estaba un poco decaída, estaba
empezando a preocuparme, la bañe y le puse un pijama rosa, la acosté
en su cuna después de darle de comer, aunque casi no bebió nada de
su biberón.
Salí y fui a mi habitación, me duché y me puse un pijama, salí a la cocina
y me encontré a Merci preparando café.
-¡Oh! Señora, no la escuche llegar- le Sonreí.
-Llegue hace poco Merci, y ¿las demás? - pregunté al no ver ni a la
señora Luna ni a Karla.
-Pues, Karla aún no a regresado de su día libre que fue el domingo en
la mañana - dijo, asentí con la cabeza, después hablaría con Karla - y
La señora Luna, se fue a dormir a las siete -río por lo temprano que se
fue a dormir Luna- me estoy preparando un café ¿quiere uno? - asentí
con una sonrisa y ella también lo hizo- ¡ah! Casi se me olvidaba, está
tarde llegó esto para usted- dijo y me tendió un pedazo de papel, era
una carta, pero no tenía ningún remitente. La tomé y la guardé en el
bolsillo de mi albornoz de pijama, más tarde la leería.
Después de hablar con merci un rato, subí las escaleras y fui a la
habitación de mi bebé, ya dormida, Salí de su habitación, y me fui a la
mía, al entrar miré la hora en mi celular 10:16pm había estado hablando
con Merci por dos horas. Cuando me quité el albornoz para introducirme
bajo las cobijas, la carta de la que ya me había olvidado salé del bolsillo
del albornoz y va a parar al piso.
La tomó y vuelvo a mirarla, no tiene ningún remitente, ni siquiera algo
que indique de dónde viene, simplemente está en blanco.
Me siento en la cama, empiezo a abrirla, hasta que de ella saco otro
pedazo de papel perfectamente doblado lo tomó y empiezo a
desenvolver, hasta que observó la letra y al reconocerla mi corazón se
detiene y reanuda su marcha a una velocidad inaudita.
Te escribo esta carta porque sinceramente ya no sé cómo hacer para
contactarte, ¿por qué no contestas mis mensajes? Solo los lees y eso
pasa muy pocas veces, Lucía, hoy nuestra pequeña cumple tres meses
y en todo este tiempo no he estado con ella, no la he visto, solo quiero
saber de ella.
Sé que hice mal, y no merezco ni siquiera tu lástima, pero te suplico que
por favor me dejes verla, solo es una foto, lucía, solo una foto, no te pido
más.
En estos momentos sé que para ti soy él ser más despreciable sobre la
faz de la tierra, pero créeme cuando te digo que todo tiene una
explicación, que si no me hubiera encontrado en la situación en la cual
estaba mi decisión habría sido sin duda estar con Harley, porque desde
el primer momento que la miré, que la tuve en mis brazos, la amé, la
amo como nunca he amado.
Por favor lucía...solo una foto.
-James Evans.
No entendía porque todo lo relacionado con él era sinónimo de llanto
para mí, hasta una simple maldita carta ocasionaba lágrimas. No
entiendo, porque tiene que insistir tanto, todo pareciera una maldita
broma de su parte, justo cuando lograba pasar una semana sin James
en mi mente ocurriría esto, es un maldito, eso es lo que es, él ya ha
elegido, eligió a su esposa, sobre su hija, ¿¡por qué mierdas no nos deja
en paz?!
Talvez si él nos dejará de una maldita vez en paz mis sentimientos hacia
él no serían los mismos, ya se habrían extinguidos, pero no, ahí siguen,
están alerta para aparecer en el momento en que mi cabeza invoque su
imagen, para volver a aparecer aún más fuerte, más grande que la vez
anterior.
Tomé la carta y la arrugue tirándola en el pisó, me acurruque en mi cama
tratando de no volver a soltar ni una sola lágrima más por él.
......
El llanto de Harley se escuchaba lejos, pero luego empezó a
intensificarse, me levanté y busqué mi celular en la cama para ver la
hora, pero no lo encontré, aún en estado de inconsciencia estire mi
brazo hasta abrir la primera gaveta de la mesita de noche a mi lado,
rebusque en ella hasta sentir con mis dedos el celular, lo encendí y miré
la hora adormilada 12:54pm salí de la cama, y coloqué el celular sobre
la mesita y salí a la habitación de Harley.
Al llegar podía escuchar sus pequeños sollozos, me acerco rápidamente
a su cuna y la miré, tenía las mejillas completamente sonrojadas, más
de como normalmente las tenía, todo mi sueño se esfumó enseguida
que note que mi bebé tenía fiebre, era la primera vez que se enfermaba,
me asusté mucho, salí corriendo rápido y fui a buscar mi celular que
estaba en el piso de mi habitación, y con los nervios a mil, marque el
número de Ximena, y corrí a la habitación de Harley Nuevamente.
- ¿Bueno? - respondió la llamada un poco adormilada.
-Ximena, Harley tiene fiebre, ¿Que hago, es grave? - respondí
rápidamente con nervios, nunca había lidiado con un niño enfermo, y
claro que sabía que Harley se iba a enfermar en cualquier momento,
pero no lo tenía previsto tan pronto.
-Lucía, lo primero que tienes que hacer es calmarte, - dijo tranquila yo
trate de hacerlo- tranquila es normal. - eso hizo que mis nervios se
aplacaran un poco.
-Está bien, está bien.
-¿En cuánto tiene la Fiebre?- rápidamente tomé el botiquín del baño de
Harley y le Murmuré a Ximena que esperará un poco, coloque el
termómetro bajo el bracito de Harley y luego lo saque.
-Tiene treinta y ocho grados -dije viendo el termómetro.
- ¿Sabes a que se deba la fiebre? - negué sabiendo que ella no podría
verme.
-No- respondí.
-¿Le has puesto vacunas? - su pregunta me hizo recordar que el sábado
mis hermanos llevarían a los niños con el médico de la familia para las
vacunas y terminé colocándole a Harley la vacuna que le faltaba.
-Si, el sábado en la mañana- digo hacía ella.
-Es por eso, algunas vacunas tienden a dar malestares a los niños,
tranquila, mañana en la tarde seguro estará bien- afirmó.
-Está bien- y colgó.
Le di un poco de medicina a Harley y luego la tomé y la llevé a mi
habitación, dejé mi celular en la mesita de noche y me acurruqué con
mi bebé.
......
Harley ha estado quejándose, todo esté tiempo ya son las dos y media
de la madrugada y se acaba de dormir, aún tiene un poco de fiebre, por
eso no he dormido solo, mantengo los ojos cerrados por que ya no
puedo mantenerlos abiertos, estoy luchando con todas mis fuerzas por
no dormirme.
Escuchó el celular sonar y estiro mi brazo aún con los ojos cerrados,
hasta la mesita de noche, tocó el celular que está vibrando y lo traigo
hacía mí por inercia, descuelgo aún con los ojos cerrados.
-¡Dios! ¡Lucía!

MI HERMOSO ERROR - CAP 36

Sólo falto escuchar esa voz que hace mucho no escuchaba para que
todo el sueño se esfumara de mi sistema.
Abrí los ojos rápidamente y lo miré estaba allí del otro lado de la pantalla
mirándome atentamente, yo no pude moverme, mi cuerpo estaba en
trance, mi mente solo podía fijarse en el hombre que estaba en la
pantalla, con su cabello rubio como el de Harley desordenado, su barba
crecida de unas tres semanas más o menos, que lo hacía ver mayor de
lo que en realidad era, sus ojos azules me miraban como que, si de algo
extraordinario se tratase, su piel blanca. Realmente James Evans era
un hombre muy guapo.
Ya había olvidado el parecido increíble que tiene con Harley,
definitivamente Harley había sacado todo de su padre.
-Yo...Luce...yo ...lo siento -estaba borracho, eso se podría notar a
kilómetros de distancia, pero eso no hizo que pasara por alto el
sobrenombre con el que se había dirigido hacía mí; Luce, la única
persona que me llamaba así era mi abuela, cuando ella murió nunca
más alguien se dirigió a mí con ese diminutivo.
-James- susurré y caí en cuenta que el celular que tenía en mis manos
era el que él me había dado y no el mío.
- ¿Es ella? ¿Es Harley? - rápidamente mire el pequeño cuadro donde
se veía mi imagen, Encontrándome a mí misma completamente
despeinada, con ojeras y una cara de impresión, y si, efectivamente a
un costado de esa imagen, muy apenas se podía mirar una de la mejilla
sonrojada de mi bebé, Y rápidamente quite el celular de ese sitió
impidiéndole la casi nula vista de mi hija. - Por favor, Luce, solo quiero
verla, sólo eso, ¿porque sus mejillas están rojas? ¿Está enferma? - sus
palabras apenas se entendían por la borrachera.
-Adiós, James- su rostro fue de horror absoluto y una lágrima salió de
uno de sus ojos, haciendo que mi corazón doliera por verlo así, pero
decidí ignorar el sentimiento.
-Te lo suplicó, Luce, solo...solo quiero hablarte- Yo estaba sosteniendo
las lágrimas en los ojos estaba segura que si decía una palabra está
acabarían en mis mejillas.
- ¿James? ¿con quién hablas? - era la voz de una mujer, con solo
escuchar esa voz supe quién era, era su esposa y mi enojo creció de
pronto, lo miré girar la cabeza hacía atrás y luego me miró.
-Te escribiré ¿bien? - No dio tiempo alguno a que yo diera una negativa,
al terminar de decir esas palabras corto la llamada.
Con un inmenso enojo seque las lágrimas no derramadas de mis ojos y
me obligue a salir del trance en el que mi cuerpo se sumergió en el
momento que volvió a escuchar la voz de James.
Giré mi vista hacía mi bebé, ya no tenía fiebre, pero sus mejillas seguían
teñidas de rojo. me volví a recostar y sólo pude pensar en James, en el
parecido que Harley tiene con él, sinceramente no sé cómo aún nadie
se ha dado cuenta de quien es el padre de Harley.
El sonido del celular me saco de mis cavilaciones y la verdad, no sabía
porque estaba haciendo aquello, pero estaba tomando el celular y en
este momento estaba a punto de leer el mensaje, talvez la parte
razonable de mi cerebro aún estaba dormida y mi cuerpo solo estaba
actuando por inercia, pero aun así voy a aprovechar el momento dónde
no tengo miedo de leer un mensaje de James.
Luce, perdón, perdóname, yo solo quiero ver una foto de la niña, quiero
saber si aún tiene mis ojos, quiero saber que está bien.
√√
Está bien. Solo es fiebre.
√√
-L.M.
¿Porque no has gastado el dinero que he enviado para ella?
√√
-J.E.
Desdé que él se fue, envía dinero a una cuenta que está registrada a su
nombre, La cantidad que envía es totalmente absurda para la
manutención de un solo niño, es decir; en esa cuenta debe haber una
pequeña- gran - fortuna, James envía dinero dos otras veces a la
semana desdé que se fue, pero yo no he hecho uso de él.
Mi hija no necesita tu dinero.
√√
-L.M.
Respondí con simpleza porque en realidad a mi hija no le hace falta. De
él para Harley yo solo quería una cosa; un padre, y él no estuvo
dispuesto a dárselo.
No seas orgullosa Lucía, tú no trabajas, la herencia de tus abuelos no
te durara toda la vida.
√√
-J.E.
No lo necesita.
√√
Quiero verla lucía...
√√
- J.E.
Tu renunciaste a ese derecho, el maldito día que te fuiste sin mirar atrás,
ese donde me dejaste sola con Harley en los brazos cuando solo tenía
una semana de vida, desde ese momento para Harley no existes.
-L.M.
Mis lagrimas salían desbordadas por mis mejillas.
Luce, por favor, no tienes idea de cómo me duele que digas eso, ella
también es mi hija.
√√
¿Ahora es tu hija? ¿Ya dejo de ser el error? Lamentó informarte que tu
error ya no es tuyo, ese error al que tu rechazaste al principio, hoy es
una niña hermosa, James, no sabes cuánto te has perdido, hoy en día
tu error es mi adoración. Buenas noches.
√√
-L.M.
Tomé el celular y lo tiré al piso, haciendo añicos la pantalla, así no me
molestará, esa era la única forma de cortar totalmente la comunicación
con él. Ya era el momento de dejar a James Evans de una vez por todas
en el lugar dónde el mismo había decidido quedarse; En el pasado.
-Te odio, te odio- dije apretando los dientes. Me repetiría lo mismo cada
segundo, hasta que todo el maldito amor que sentía por él, quedará en
el olvidó y mientras eso pasaba todo ese amor lo ocultaría bajo una
fachada de odio que a fin de cuentas no era totalmente una fachada.
Eso es lo que haría de ahora en adelante sólo me enfocaría en Harley
y mi empresa.

MI HERMOSO ERROR - CAP 37

Cinco meses después...


Cinco meses habían cinco meses, cinco meses en los que mi empresa
ha crecido a nivel internacional, proporcionándome la posibilidad de
abrir tiendas exclusivamente para la venta de todos los productos
Fashions Luce, por los momentos estás boutique están; en Nueva York,
Los Ángeles, Seattle y Florida, y solo una en el extranjero- por los
momentos- está se encuentra ubicada en la capital de México.
Harley, mi pequeña niña, hoy está cumpliendo ocho meses. Harley, es
una niña muy activa, traviesa, le gusta reír, siempre está alegre, y su
sonrisa es la más hermosa que hay en el mundo, ya está tratando de
decir algunas palabras, pero hasta ahora, solo balbucea incoherencias.
Su cabello rubio ha crecido un poco más, ahora le llega un poco más
arriba de sus pequeños hombros, ya se le pueden hacer colitas.
En cuanto a mi familia, La última vez que fui, fue en año nuevo.
—¡Hey! ¡Lucía! – Lázaro llamó mi atención y yo lo miré atenta de nuevo,
estábamos en mi oficina hablando sobre algo que tenía que ver con la
tienda de México – como te decía; Al parecer la administradora de la
boutique, está Presentando problemas con los envíos.
—¿Como así? – simplemente no podía ser, yo tenía un personal de
confianza que se encargaba exclusivamente de que los envíos se
fueran completos.
—No lo sé, esa es su queja, y si esto sigue así, Tendrás que viajar para
arreglar el problema, ya son tres veces la misma queja, Lucía, no es
normal...– dijo, esto se tenía que arreglar, yo no quería viajar tan lejos
con Harley.
Asentí y acordamos que, si las cosa seguían así en la boutique de
México, yo tendría que viajar.
Hoy después que saliera de la empresa, tenía que ir al super mercado,
puesto que, Luna, Karla y Merci, estaban de vacaciones por un mes, las
tres, y yo tenía que hacer todo su trabajo, por lo menos el de cocinar,
de la limpieza se encargaba una muchacha de unos dieciocho años,
Celina, es su nombre, ella viene solo dos veces a la semana.
.......
Cuando el reloj de mi celular marco las cinco de la tarde, tomé a Harley
de su silla de auto, dónde estaba dormida desdé hace un rato y luego
salí.
Para cuando llegué al auto Harley estaba llorando porque la desperté a
medio camino, la senté en la silla de nuevo y la aseguré, seguidamente
metí su chupete en su boca y le di un juguete, rápidamente se calmó y
se colocó toda su atención en el juguete.
Conduje hasta el centro comercial donde estaba el supermercado y
estacioné el auto, tomé mi celular, mi bolsa y luego fui por Harley y la
cargué hasta el interior del centro comercial.
Ya estaba con Harley comprando las cosas, ella estaba sentada en los
asientos para niños que traían los carritos del super, terminé de comprar
las cosas y fui a la caja para pagar, me formé en la pequeña fila que
había para pagar delante de mí, solo había unas cinco personas.
Harley empezó a llorar, así que la tomé en mis brazos, mientras que
seguía avanzando, Harley se quedó tranquila mirando por encima de
mis hombros.
Cuando llegó mi turno de pagar saqué la tarjeta de crédito y se la
entregué a la cajera, Harley se reía a carcajadas por la persona que
estaba detrás de mí, así que cuando me toco pagar miré a esa persona.
Me encontré con unos ojos de color ámbar, en su mirada había dulzura
y de alguna manera me sentí familiarizada con ella, era una señora de
aproximadamente unos cincuenta años, pero muy bonita, su cabello era
rubio y le llegaba hasta los hombros, claramente se podía notar que era
una señora muy elegante.
—Disculpa– dijo con un poco de vergüenza– no fue mi intención
incomodarla...
—No, no se preocupe, muchas gracias, por distraerla– agradecí con una
sonrisa, La señora tenía un parecido a alguien que yo conocía pero no
lograba distinguir a quién.
—¿Es tu hija? – asentí– ¿Como se llama?
—Harley– algo extraño pasó por su mirada, no supe reconocer que fue
exactamente, ella pasó su mirada de nuevo a Harley y la miró de una
manera extraña y la bebé le sonrió con inocencia.
Después de pagar me dirigí al estacionamiento dónde esperaría a
Aaron, quien me había pedido que así lo hiciera. Vi su auto acercarse y
luego de estacionar y salió de los asientos de pasajeros, al parecer trajo
a su chofer.
Cuando Harley se dio cuenta de su presencia empezó a saltar en mis
brazos con emoción, ella le había tomado mucho cariño a Aaron y cada
vez que lo miraba se emocionaba y levantaba los brazos para que él la
cargará. Apenas estuvo con nosotras Aaron tomó a la niña con una
enorme sonrisa, como cada vez que la miraba. Besó la cabecita de la
bebé en sus brazos y luego mi mejilla.
—Nos iremos en mi auto– dijo, hoy cenaría en mi casa – Carlos, se
llevará el tuyo ¿Esta bien?
— Si– Murmuré acariciando la mejilla de Harley que había recostado su
cabeza en el pecho de Aaron.
Nos subimos al auto y emprendimos camino hacia mi casa, con Aaron,
todo seguía igual, sólo éramos amigos y esperó que así sea siempre,
por los momentos mi corazón y mente estaban puestos en Harley y mi
empresa.
Aaron sin duda se había ganado un lugar no solo en mi vida y sino
también en la Harley, y eso tenía un valor muy especial para mí, y me
dolía saber que en cualquier momento iba a sufrir por mí culpa, porque
de todos los hombres que había conocido a lo largo de mi vida Aaron
Gonsteins era uno que valía toda la pena del mundo.

MI HERMOSO ERROR - CAP 38

-Adiós Harley- dijo Aaron despidiéndose de Harley que yacía en su


andadera, Mi bebé lo miró y sonrió, sabía reconocer su nombre, y cada
vez que lo escuchaba de alguien como un saludo sonreía, pero cuando
lo interpretaba como un regaño hacía pucheros muy tiernos, mi niña era
muy inteligente. - adiós preciosa.
-Hasta luego, Aaron, nos vemos mañana- dije con una sonrisa.
-Iré a tu oficina, para preparar todo con Lázaro- Rodé los ojos, en una
semana sería mi cumpleaños número veintiséis, la verdad, pensaba
hacer solo una pequeña celebración con mi familia y amigos más
cercano, pero él me había convencido de hacer algo más grande. - no
pongas esa cara, preciosa, te lo mereces, además será tu primer
cumpleaños conmigo, déjame consentirte, ¿Sí? - dijo poniendo una cara
a la cual no podía negarme.
-Pero yo no quiero hacer nada Aaron, sólo mi familia, Lázaro, su
hermano, tú y Rose. - dije intentando una vez más.
-Te prometo que solo seremos, personas conocidas- dijo levantando su
brazo derecho- ¿está bien? - asentí y él dio un último beso a mi frente
y se dirigió a la puerta de entrada y salió cerrando la puerta a sus
espaldas.
Me gire hacía Harley que jugaba con una muñeca que Aaron le acababa
de regalar por su cumplemés y le hice una mueca graciosa,
ocasionando que riera a carcajadas y yo también lo hice.
La tomé y subí las escaleras para prepararnos e ir a la cama.
......
El sonido del timbre de la entrada me despertó, miré la hora en mi celular
y eran las cinco de la mañana, ¿Quién podría ser a estas horas?, tomé
el albornoz rosa pálido de la pijama, y antes de salir a abrir, lave mis
dientes y cara, de pasó di una vista rápida a la habitación de Harley, aún
seguía dormida.
Bajé las escaleras y me dirigí a la entrada. Por una ventana por dónde
se coloca la luz del exterior, pude ver que el sol aún estaba muy opaco,
ni siquiera había amanecido del todo.
-¿Papá?- la pregunta salió por si solo de mis labios, estaba sorprendida
de verlo en mi casa sin ningún aviso de antemano y sobre todo a estas
horas, él se hizo paso por la puerta y entro al recibidor, cerré la puerta
y lo miré-¿Por qué no me dijiste que venias? Te hubiera preparado la
habitación - dije.
-Sólo vine de pasó, hija, vine a resolver algunos negocios- otra sorpresa
en lo poco que va de día ¿por qué? Pues, por el simple hecho de que
mi padre no viajaba nunca, por negocios, él invitaba a los hombres con
los que tenía negocios a casa, de esta manera evaluaba el interés que
tenían ellos en invertir con él, eso fue lo que un día le dijo a Alejandro-
y no quería irme sin hablar contigo antes- ok, ya entendía porque había
venido.
-Dime papá - dije sentándome en el sillón, él también lo hizo, pero en
frente de mí.
-Perdón - tercera sorpresa del día, en realidad no sabía a lo que se
refería, y talvez mi cara se lo hizo saber ya que continuó - perdón,
perdón, por lo que te hice Lucí, te eché de casa cuando tu más
necesitabas de mí, pero me dolió, hija, y de alguna manera pensé que
contigo sería igual que con Líana; que te irías, pero regresarías tal y
como ella lo hizo- dijo ocasionando que las Lágrimas se acumularan en
mis ojos.
Su disculpa me daba una alegría que no podría explicar. En todo este
tiempo habíamos estado en tregua, como él había propuesto en un
principio, pero todo era como si siguiéramos peleados, él sólo me
hablaba para lo estrictamente necesario, pero con Harley eres
totalmente diferente, a ella la trataba como a mí cuando era pequeña,
Cuando me llamaba era solo para preguntar por ella, y de alguna
manera me había adaptado a su trato para conmigo, pero extrañaba
enormemente la relación que tenía con él en el pasado, y de antemano
sabía que esta conversación sería la reconstrucción de dicha relación.
-Papá, no tienes que disculparte - respondí en un susurró entre cortado
por las emociones que surcaban en mi pecho.
-Claro que sí, mi amor, éstos últimos meses, está culpabilidad que
siento, no me deja dormir, siento que fui muy injusto contigo - iba a
hablar pero él me interrumpió colocando un dedo al frente - déjame
hablar Lucía, yo fui muy injusto contigo... yo quería lo mejor para ti y
cuando nos confesaste que estabas embarazada sentí muchas cosas,
pero la que más se acentuaba era la decepción, estaba muy
decepcionado, y cuando te negaste a mencionar el nombre del padre,
El enojó se mezcló con decepción, Por eso...por eso te eché de la casa,
pero creí que regresarías, cuando tú madre me dijo a donde irías, solo
pude pensar que talvez te demorarías un poco más que líana, pero que
al final ibas a regresar creí que te habías ido por un berrinche, aunque
fui yo quién te pidió que te marcharas creí que no lo harías.
-El día que te fuiste,- continuó - yo estaba en mi habitación, observé
detenidamente como te subías al auto, tenía la pequeña esperanza de
que salieras de él antes que se marchara- ese día vino a mi mente, y
con él la imagen de mi padre con su rostro apenas visible por estar
escondido detrás de una cortina- cuando el auto avanzó contigo dentro
sentí que se llevaba una parte esencial de mí en él, pero no hice nada
para detenerte, sólo me quedé allí parado mientras veía el auto
marcharse hasta desaparecer de mi vista. Pronto el tiempo empezó a
pasar y yo estaba convencido de que regresarías, pasó una semana,
que pronto se convirtió en un mes y luego en dos, te extrañaba, Lucía,
pero lo guardé para mí, el tiempo siguió pasando hasta que ya habían
pasado nueve meses y fue cuando te volví a ver.
Estaba llorando, estábamos llorando, papá también lo hacía conmigo,
esto era algo que atesoraría en mi mente.
> Hoy solo eh venido a pedirte perdón, solo quiero decirte que te amo y
nunca he dejado de hacerlo, ¿Sabes? Hace un año, no creí que
llegarías a tanto, y créeme, hija, cuando te digo que toda la decepción
que sentí en algún momento, hoy en día se a transformado en absoluto
orgullo y admiración, estoy completamente orgulloso de ti, princesa- a
este punto, mis lágrimas estaban en mis mejillas y aún seguían
cayendo- Debo admitir que pensé que no llegarías a este punto, cuando
te demorabas en regresar a casa, yo solo deseaba que la herencia de
mi madre se te acabara, creí que de esa manera regresarías pronto,
pero no fue así...
-No tengo nada que perdonarte papá, y gracias, no sabes lo mucho que
significa para mí que estés orgulloso de mí - dije tratando de que mi voz
sonara bien, y lo abracé, mientras lloraba en su hombro.
-Regresa a casa, hija, ven con mi princesita a vivir de nuevo con
nosotros, en tu hogar, de dónde no debiste salir nunca- no podía creer
lo que me estaba proponiendo, durante los primeros meses de mi
estadía en Los Ángeles, no hubiera dudado ni un segundo en aceptar
su propuesta, pero ahora era diferente, Ahora tenía una empresa y otras
cosas por las que no podía aceptar.
-Papá, ahora tengo una empresa, no puedo simplemente dejarla e irme-
susurré en su dirección.
-Sabes muy bien que puedes ocuparte de ella desdé Nueva York, Lucía-
dijo mirándome a los ojos.
-Lo siento papá, talvez está propuesta la hubiera aceptado con los ojos
cerrados si hubiera llegado hace unos meses atrás, pero ahora no,
padre, he aprendido a querer esté lugar, está casa, ahora esté es mi
hogar, no puedo, no quiero irme, no ahora- dije sincera, el me miró,
sonrió y asintió.
-Te entiendo, bebé, es difícil desprenderse de un lugar que te ha dado
tanto, que te ha sobre guardado, dónde has tenido momentos malos,
pero también buenos- asentí recordando lo difícil que fue irme de mi
hogar donde viví mi infancia, dónde dejé mi niñez para empezar una
vida de adulta- Pero, aun así, cuando quieras regresar a casa, dónde
está tu familia, serán recibidas con las los brazos abiertos.

MI HERMOSO ERROR - CAP 39


Después de nuestra conversación, papá fue a ver a Harley a su
habitación mientras yo me preparaba para ir a acompañarlo hasta el
aeropuerto. Hora y media después estábamos despidiéndonos.
Ahora estaba en mi oficina, estaba feliz porqué por fin después de una
año y siete meses la relación con mi padre había vuelto a ser la misma.
El teléfono de la oficina comenzó a sonar sacándome de mis
pensamientos, contesté la llamada mientras veía a Harley jugando en
el pequeño corral para bebés que había traído a mi oficina desdé que
ella cumplió los cinco meses.
—Señora, el señor Lázaro y el señor Aaron están aquí– aviso Laura.
—Hazlos pasar, por favor– dije y mientras los esperaba despeje un poco
mi escritorio.
Cuando la puerta se abrió, ambos entraron, me dirigieron una sonrisa y
luego Aaron saco a Harley del corral, Lázaro beso su cabello y luego se
sentó frente a mí seguidamente de Aaron con Harley en sus piernas.
—Preciosa, de antemano te avisamos que ya tenemos todo casi listo,
lo único en lo que queremos que nos ayudes es en elegir el lugar y que
nos hagas una lista de invitados– Habló Aaron.
—El lugar puede ser en el jardín de atrás de mi casa – Lázaro anotó en
una pequeña libreta y luego asintió.
—¿A quién vas a invitar? Lucí – preguntó Lazo.
—A mi familia, Rose, su esposo y los niños, y ustedes, por supuesto. –
ambos me miraron mal y yo levanté las manos exasperada– bueno,
entonces encárguense ustedes y no me pregunten nada más.
—Eso haremos, adiós preciosa – dijo Aaron levantándose y dejando a
Harley en el lugar donde estaba hace unos momentos.
—Adiós nena– se despidió Lázaro hacía mí, y yo le Sonreí, Aaron me
guiño un ojo y seguidamente fue detrás de Lázaro, cerrado la puerta a
sus espaldas.
Mi mente me llevó a recordar mi último cumpleaños, fue cuando cumplí
los veinticinco, tenía siete meses de haber llegado a esta ciudad, mis
hermanos y Madre, me habían hecho una llamada telefónica para
felicitarme, eso fue lo único bueno de ese cumpleaños. Me sentía sola,
Con mi familia siempre organizábamos fiesta e invitábamos a todos mis
amigos, en esté lugar no tenía a nadie para entonces, sólo a Lázaro y
estaba de viaje, recuerdo haber llorado horas en mi habitación, hasta
que escuché la puerta principal de la casa abrirse y baje a ver quién era,
una vez en la sala de estar pude ver a James sentado en el sofá con la
cabeza entre las manos.
Mencioné su nombre, y él levanto su mirada encontrándose con la mía
a medio camino, rápidamente después que me miró frunció el ceño y se
acercó, yo baje mi rostro y él tomó mi quijada en sus manos y levanto
mi cara, me preguntó el porqué de mi llanto y yo le respondí con un “No
estaba llorando” en su mirada podía ver que no me creía, pero aun así
asintió y se alejó, nunca le dije que ese día era mi cumpleaños, ni mucho
menos que lloraba porque me sentía sola.
Esa conversación quedó inconclusa, como todo lo que tenía con él.
El llanto de Harley hizo que saliera de mis pensamientos e ir por ella,
saqué su papilla ya preparada y un babero de la pañalera, y me senté
en el sofá con ella en las piernas y empecé a darle de comer.
Harley sin duda es una niña hermosa, Su cabello rubio, hace un perfecto
encaje con su tez blanca y mejillas rosadas, y sus ojos son sin dudas
los ojos más hermosos que en mi vida había visto, son tan azules, con
algunas líneas negras los hacen ver tan exótico.
Mi padre dice, todos sus nietos son parecidos los unos con los otros,
pero que en cada uno hay algo diferente, por ejemplo; En Liam, sin duda
es su cabello rizado, ni en la familia de mi padre y menos en la de mi
madre habían descendientes con esa característica, en Antonella, mi
padre dice que su marca de nacimiento es lo que la diferencia a ella del
resto, y es que es cierto, Mi pequeña sobrina tiene una marca de
nacimiento en forma de corazón en su antebrazo izquierdo, Con
respecto a Sophie; sin duda su cabello totalmente negro es lo que la
diferencia a ella, en la familia de mi padre y en la de mi madre nadie
tiene ese color, en ambas familias, el color natural de cabello, es
castaño, bien sea, oscuro o claro, pero jamás alguien en ninguna de las
familias había tenido el cabello tan negro, Para culminar, papá dice que
con Harley es aún más diferente, ya que; Sus ojos son azules, en su
familia todos tienen ojos verdes, y en la de mamá, todos son de ojos
ámbar o marrones. También él color de su cabello, Harley es totalmente
rubia, y en mi familia eso no era algo “Normal”.
—Preciosa– hablo Aaron Entrando a la oficina– he venido por mis
princesas favoritas para ir a almorzar.
—Sólo espera un momento – Sonreí guardando todo y limpiando a
Harley con una toallita húmeda. Aaron se acercó y tomó a Harley de mis
brazos y la cargo terminando de limpiar su boquita con la toalla,
mientras yo terminaba de recoger sus cosas y mi bolso– Listo, vamos.
—Andando, – sonrió – ya hemos acabado con todo respecto a tu fiesta
de cumpleaños, preciosa– dijo entrando al ascensor.
—¿Me dirás que es lo que han decidido? – pregunté el me miró a los
ojos y luego miró a Harley en sus brazos y beso su frente.
—Tu cumpleaños es el viernes, y ese mismo día será tu fiesta, en el
Jardín trasero de tu casa. Los invitados son pocos, todos conocidos, tal
y como te lo prometí. – dice sonriente y toma mi mano para salir del
edificio en busca de su auto.
Un Flash, y luego otro golpean mi vista, siento que Aaron acelera su
paso y intensifica su agarré en mi mano, hasta llegar a su auto. Hace
una semana habíamos lanzado la colección primavera-verano, de ahí
su presencia en el lugar, aún no habíamos dado una rueda de prensa.

MI HERMOSO ERROR - CAP 40

Ocho meses, ocho malditos meses que me había perdido de la vida de


mi hija, y lo único que tenía de ella eran fotos, fotos de cuando estaba
recién nacida.
Estos últimos ocho meses de mi vida se han basados, en ir a la empresa
de mi padre aquí en Texas, luego regresar a las diez de la noche al
departamento que comparto con Irina, siempre trato de llegar tarde,
porque ciertamente, la convivencia con esa mujer no sé me da, de más
está decir que no dormimos justos, desde que llegamos a esté lugar se
lo hice saber, cada quien tiene su propia habitación, trato en la medida
de lo posible no verla ni cruzar ni una sola palabra con ella, ¿Por qué?
Pues, por la única razón que veo en ella el motivo que me obligó a
separarme de lo único que en realidad quería, que en realidad quiero.
Los primeros meses, fueron los más difíciles y los complicaba más el
saber que Lucía, mi Luce, no contestaba ni mensajes ni llamadas de mi
parte, ni siquiera para hablar sobre Harley.
Estoy plenamente consciente de su rencor hacía mí por no elegir la
decisión correcta en el momento que ella me presento las opciones.
Todo esté tiempo no he visto a mi hija ni una maldita vez, y me duele
saber que, en este momento, Harley no sepa quién soy yo, la
incertidumbre me mata cada vez que pienso en que Lucía decida
rehacer su vida con otra persona, que mi hija le diga papá a otro hombre.
Y lo peor de todo es que el sacrificio no valió la pena, puesto que hace
un mes, Irina me dijo que iría a dormir a casa de una amiga y gracias a
esa razón decidí regresarme al apartamento más temprano que lo
habitual, al llegar escuché gemidos y jadeos que venían de su
habitación, me dirigí allí y abrí la puerta sorpresivamente, encontrándola
en pleno acto sexual con un hombre que se veía mucho más joven que
ella.
Gracias a eso, hoy estoy firmando el divorcio, Y después de esto,
dirigirme con todas mis malditas maletas al aeropuerto. Había hecho
todo lo posible para que el maldito papel estuviera listo en poco tiempo
y se retrasaron un mes.
La última vez que en realidad tuve una conversación con Lucía, fue hace
cinco meses, estaba completamente borracho creo que había estado
bebiendo dos días seguidos, que contestará la llamada me sorprendió,
pero cuando la miré con los ojos cerrados deduje que ella no sabía a
quien le había contestado la llamada, después cuando observé la mejilla
roja a un costado suyo, mi corazón se aceleró era mi hija, mi bebé, solo
pude ver su mejilla y un poco de su cabello rubio regado en su rostro.
Luego de enviarle mensajes a Lucía intenté llamarla, pero desde
entonces contestaba la operadora y pensé que había apagado el celular
como lo había hecho antes, pero hasta ahora no lo ha encendido y estoy
empezando a creer que se ha deshecho de él.
Desde entonces no había vuelto a saber de ellas hasta que una tarde
de la semana pasada mi madre me llamó diciendo que creía haber visto
a mi hija y a su madre en un supermercado. ¿Como dedujo que Harley
era mi Harley? Pues, cuando le hice la pregunta su única respuesta fue;
“Esa pequeña es tu clon, es igual a ti cuando estabas así de pequeño”
No voy a negar que me llené de orgullo cuando dijo eso, saber que mi
bebé seguía pareciéndose a mí me llenó de satisfacción, mamá también
me describió a la mujer que estaba con Harley y sin duda eran mis
mujeres, y mi felicidad subía con cada palabra hasta que me dijo que
en el estacionamiento, estaba con un hombre que tenía a Harley
cargada mientras yo no podía ni siquiera verla, y después que culminara
con un “y se subió a su auto con la bebé y se marcharon los tres juntos”
Me enojé, sentía unos enormes celos, no quería que alguien más
cargara a mi hija, no quería que nadie más mirará a mi Luce.
Eso no lo iba a permitir, y esa era una de las razones por las que en
este momento me estaba subiendo al Jet, yo regresaría por lo que me
pertenece y talvez, si todo salé bien le confiese a mi Luce mis
sentimientos hacía ella.
En estos últimos meses, papá había enfermado de nuevo, hace tres
meses tuvo un infarto muy grave, esté sucedió en la calle, al caer al piso
uno de sus pulmones se vio afectado por el golpe, ahora no puede
moverse a ningún sitio a menos que sea con una cápsula de oxígeno.
Está grave, y saber que no estuve con él me llena de remordimientos.
Por otro lado, se ha enterado que tengo una hija, aún sigue enojado,
pero ha exigido conocerla, no sé con qué fin, ya que dice que Harley es
un error en mi vida y aunque le he pedido que no se refiera hacia mi hija
de esa manera, aún lo hace, y me llena de importancia saber que en
algún momento yo también la llamé así.
......
Justo en este momento estaba bajando del Jet, el viaje se me había
hecho largo, pero al fin estaba pisando el suelo de la ciudad donde
estaba mi familia, eran las seis de la tarde, y lo primero que haré será ir
a ver a mi hija.
Aún conservaba las llaves que en un principio mi Luce, me había dado
para entrar y salir de su casa libremente, y las usarías porque sabía que
lucía no me abriría la puerta.
En la entrada del aeropuerto me estaba esperando Juan, el chofer de
mi madre. El hombre salió del auto, y metió todas mis maletas en el
maletero del auto, yo me senté en el asiento de pasajeros y a los
segundos el entró, le dije la dirección y emprendió marcha hacía la casa
de mis princesas.
Cada minuto, mi ritmo cardiaco subía más, estaba nervioso, mis manos
sudaban, la última vez que me sentí así fue el día del nacimiento de mí
pequeña bebé.
Cuando páramos en la entrada de la villa y el vigilante pidió mi
identificación se la tendí, al parecer me reconoció ya que sonrió y dió un
asentimiento de cabeza, cuando la barra amarilla que impedía nuestro
acceso al interior de la villa subió, Juan aceleró, hasta que ordené que
se detuviera.
En esté instante estaba frente a la casa de dónde había salido hace
ocho meses, el lugar se miraba tan distinto e igual a la vez, me sentía
completamente nervioso, sentía que en cualquier momento mi corazón
saldría disparado de mi pecho.
Frente a la casa había una línea larga de autos, y dentro se podía
escuchar música que al parecer venía del patio trasero, por un momento
quise irme y regresar después, pero las ganas de verlas, de ver cuanto
había crecido Harley, de mirar su rostro, sus mejillas regordetas, eso
era algo que deseaba tanto, que salí del auto rápidamente y caminé
hasta la entrada.
Saqué las llaves del bolsillo lateral de mi pantalón, y la introduje en la
cerradura, giré la llave y la puerta cedió rápidamente, entré lentamente
y eché una mirada por todo el recibidor no había nadie, pero del patio
de atrás se escuchaba perfectamente la música y sobre ella risas de
niños.
Cuando estaba por avanzar a las escaleras para ver desdé el ventanal
que daba hacía el patio, alguien salió de la nada por el pasillo que daba
a la cocina y la sala de estar trasera.
No era cualquier figura, era Lucía, mi luce, tenía su cabello castaño
suelto, le llegaba hasta la parte baja de la espalda, llevaba puesto un
vestido azul oscuro de mangas largar, mi Luce estaba hermosa.
Pero se miraba diferente, en su mirada – que ahora estaba llena de
sorpresa– algo se miraba diferente, ya no era la misma niña que cuando
me fui, ahora se veía más madura, su cuerpo seguía igual de perfecto
a excepción de sus pechos que ahora se veían más grande, más
apetecibles que la última vez.
Me miraba atentamente, en sus ojos claramente podía mirar, muchos
sentimientos, pero su expresión era de sorpresa y enojo, su boca se
había abierto varías veces, pero en ninguna de ellas había logrado decir
una palabra, así que decidí tomar la iniciativa.
—Hola, luce.

MI HERMOSO ERROR - CAP 41

No podía estar pasando, él no podía estar allí parado a sólo unos pasos
de mí, no, ¡definitivamente no! es solo el alcohol que he consumido lo
que me está haciendo tener alucinaciones.
-Hola, luce- dijo e inmediatamente mi corazón se desesperó aún más,
él estaba ahí, no era una ilusión, James estaba aquí.
Solo me quedé ahí, mirándolo sin decir una solo palabra, Trataba de
decir algo, pero las palabras morían en mi garganta, hasta que de pronto
por mi mente paso todo lo que había pasado, todo el dolor que sentí por
su culpa y mi sorpresa se esfumó para darle espacio a un inmenso
enojo.
-¿Qué haces aquí? - pregunté con desprecio en la voz- Lárgate de mi
casa- añadí, no quería que estuviera aquí, no tenía ningún maldito
derecho a estar aquí, a aparecerse de la nada después de tanto tiempo
y volver a poner mi mundo de cabezas, ese que desde hace cinco
meses había estado bastante equilibrado.
-Luce, solo quiero hablar - susurró, estaba nervioso, se podía notar a
kilómetros de distancia. ciertamente no sé porque lo hice, talvez mirarlo
después de tantos meses me removió muchas cosas e hizo que la
vulnerabilidad hiciera meya en mí, o quizás fue el alcohol que tenía en
mi sangre, pero, asentí hacía él y con la mirada hice que me siguiera
hasta el despacho que tenía en casa.
Estaba nerviosa, no lo puedo negar, pero eso sería algo de lo que él no
se daría cuenta, seguí hasta la silla giratoria que estaba detrás del
escritorio de cristal y me senté, luego él lo hizo en frente de mí.
-Que sea rápido, por si no te has dado cuenta tengo invitados- hablé
sería, en cada palabra que decía se podía notar claramente el enojo y
rencor que tenía hacía él.
-Quiero ver a mi hija- dijo sin filtro, yo negué. Lo que estaba pidiendo
era algo que no quería que pasara, él en pasado la rechazo, la
abandonó, ¿Por qué viene ahora, cuando ya no lo tenía todo el maldito
día en la cabeza?
-No. - declaré sin dudar un solo segundo-De ninguna manera vas a ver
a mi hija- no lo entendía, ¿Por qué buscarnos, si fue él mismo quien se
marchó?
- ¡Soy su padre, Lucía! - dice en un susurró-grito golpeando con la palma
el escritorio.
-Si, eres su padre- afirmé manteniendo fría delante de él- él maldito
padre que la abandonó, cuando apenas tenía unos días de nacida- dije
con desdén, mirándolo con desagrado.
-Tenía que hacerlo. -susurró mirando hacía otro lugar.
-Yo te ofrecí opciones; Ganar y perder primero, o Perder y ganar mucho
más después. Ambos sabemos cuál fue tu elección.
-Luce, por favor...- escuchar ese diminutivo de nuevo de su boca hizo
que en mi interior algo se accionara, pero decidí ignorar el sentimiento.
-No me vuelvas a llamar así. - dije totalmente sería.
-Lo siento. - murmuró - pero por favor, lucía, te daré lo que quieras, sólo
quiero verla, quiero...
- ¿Qué es lo que crees? - lo interrumpí con furia en la voz- Yo no soy
uno de tus malditos socios, ni Harley una empresa, por la cual vendrás
a mí y me ofrecerás dinero para poder tenerla.
-No quise decir eso- dijo un poco molesto- sólo déjame verla...solo unos
minutos, no más.
Definitivamente estaba borracha, no puedo creer lo que estoy a punto
de hacer. Asentí y reí sarcástica levantándome de la silla.
-Hoy seré el hada de los deseos y te concederé uno a ti; Traeré a Harley,
y podrás estar con ella el resto de la noche, pero después que él ultimo
invitado se haya ido, por ahora espera aquí - dije y cuando estaba a
punto de cruzar el umbral de la puerta, él tomó mi muñeca y me jalo
hasta chocar con su pecho, haciendo que mis nervios se volvieran más
grandes.
-¿Volverás?- susurró a tan cerca que su aliento choco con mi rostro,
hipnotizándome por unos segundos.
-Yo no soy tú, James, a diferencia de ti, si tengo palabra. - susurré cerca
de sus labios, me solté y salí casi corriendo de allí, subí las escaleras,
me encerré en mi habitación, tenía que asimilar lo que había pasado.
Un par de lágrimas se deslizaron por mis mejillas sin poder detenerlas.
Él no tenía ningún derecho a estar aquí, a volver justo cuando mis
sentimientos por él ya casi no existían, esos sentimientos que
renacieron con más fuerzas cuando me saludó hace unos minutos.
Esto no podía estar pasándome, Además de todo era un maldito con
suerte, se viene a aparecer justo cuando mi familia decide regresarse
después de la fiesta a Nueva York, los únicos que se quedarán serán;
Líana, Louis y Sophie, y ni siquiera se quedarían en casa, sino en un
hotel, puesto que en cinco días será su aniversario de bodas y quieren
celebrarlo en familia.
Me dirigí al baño, lave mi cara y repase el maquillaje para que nadie se
diera cuenta que había estado llorando. Bajé de nuevo las escaleras y
me dirigí al Jardín.
.......
Ya eran casi las doce de la noche, mi familia, se habían ido hace cuatro
horas al aeropuerto, ni siquiera esperaron a partir el pastel, Líana y su
familia, también se habían marchado, ya no había nadie, sólo Aaron él
cual estaba a punto de marcharse.
-Adiós, preciosa- me beso la mejilla y luego beso la frente de mi
pequeña que yacía muy despierta en sus brazos - adiós, princesita.
-Buenas noches Aaron, nos vemos mañana - Sonreí intentando ocultar
mi nerviosismo por lo que sucedería después que él se marchara.
-Pasaré por ustedes en la mañana para ir a desayunar ¿está bien? -
sólo pude asentir, mi cabeza solo podía pensar en lo que acontecería
una vez que él se marchara. - Buenas noches. - se despidió y volvió a
besar nuestras frentes para continuar marcharse. Lo miré caminar hasta
adentrarse a su auto y luego emprender camino hacía su casa, cerré la
puerta y luego miré a Harley.
Mi princesa me sonrió, era muy tarde para que estuviera despierta, pero
había dormido hace unas horas y luego se despertó y no quiso volver a
dormir, talvez de alguna manera sabía lo que pasaría.
Deje mis pensamientos de lado y comencé a caminar hacía el
despacho, una vez frente a la puerta de esté me detuve en secó para
tratar de calmar mis nervios, o en su defecto, que no se notaran.
Reacomode a Harley en mis brazos, de manera que quedará mirando
por detrás de mí y tomé el pomo de la puerta, expulse el aire que había
retenido en los pulmones y la abrí.
James se sobresaltó y rápidamente posicionó su mirada en la mía, tenía
los ojos rojos, desvío su mirada hacía el pequeño cuerpo en mis brazos
y la miró, en sus ojos pude ver muchas emociones, pero las que
dominaban eran el amor, ternura y dolor.
-Harley- susurró, mi pequeña se removió en mis brazos al reconocer su
nombre y se giró hasta mirarlo, lo miró por unos segundos y le sonrió,
como lo hacía con todas las personas que pronunciaban su nombre.

MI HERMOSO ERROR - CAP 42

James, estiró los brazos para tomar a Harley, pero ella se negó,
colocándose del mismo modo que cuando entramos; Dándole la
espalda a James.
En su rostro, pude ver dolor, le dolía el rechazó inconsciente de Harley,
pero no era para menos, Harley era una niña que tomaba confianza
rápidamente, pero no se iba con las personas que acababa de conocer,
así como así.
—Lucía...– murmuró, en sus ojos pude ver que estaba pidiendo mi
ayuda, y ¡Dios! Soñé tantas veces con tenerlo así; rogándome, pero
aunque de alguna manera me daba un poco de Satisfacción, en lo más
profundo de mi ser me dolía, mis sentimientos hacía él siguen siendo
los mismo, aunque me empeñará en ocultarlo, y mentirme a mí misma
repitiéndome una y otra vez que lo odiaba, la verdad es que James
seguía siendo el hombre al cual amaba de una manera inexplicable.
—¿Que esperabas, James? – escupí con rencor, porque, aunque lo
amaba, mi enojo con él no disminuía ni un centímetro– ¿qué te irías
luego regresarías y Harley te recibiría con los brazos abiertos? – bajo la
mirada, tenía los ojos completamente húmedos, pero las lágrimas no
salían de sus ojos. – Ella no aceptará estar contigo así nada más...
—Soy su padre, Lucía– escupió un poco enojado, reí sarcásticamente.
—Si, eres su padre, el padre que la abandonó apenas nació. – repetí
sería, recalcando cada palabra– Harley no quiere estar contigo, ¿Sabes
por qué? – bajo la mirada hacía el piso– porque no te conoce, Tu hija
no te conoce, no sabe quién eres, para Harley tu sólo eres una persona
más en el mundo.
—Ya entendí, Lucía, sé a dónde quieres llegar...
—Perfecto. – murmuré e hice que Harley me mirará, la acerque a James
y luego él la sostuvo, Harley hizo un puchero que indicaba que estaba
a punto de llorar– Tranquila, bebé, estoy aquí – Sonreí y eso hizo que
se calmará, aunque miraba a James desconfianza.
En cambió James, la miraba como si fuese lo más hermoso que hubiera
en el mundo, luego besó su frente y sonrió, Harley, tomó entré sus
pequeñas manitos el dijo que cargaba de la cadena de oro que tenía
James en su cuello y empezó a jugar con ella.
Él se separó de mi lado, y camino con ella en sus brazos hasta llegar al
sofá negro que estaba en la pequeña sala de estar del despacho, yo,
por otro lado, me senté en la silla detrás del escritorio, mirándolos a
ambos, siendo testigo de cómo James la miraba, y los incontables
besos que dejaba en su frente o cabello, en cómo le susurraba cosas
mientras sonreía, y lo inevitable que era no darse cuenta el parecido
impresionante entre ambos.
Por un momento dejé que mi imaginación hiciera estragos con mi
mente, Imaginando en cómo sería una vida con James y Harley juntos,
en lo diferente que sería todo si no hubiéramos hecho las cosas como
las hicimos, no pude evitar que mi mente imaginara La familia que
pudimos haber sido si ninguno de los dos nos hubiéramos equivocado
tanto.
La pequeña carcajada de Harley, me regresó de mis cavilaciones
mentales e hizo que pusiera mi atención en ellos. Harley reía mientras
James, hacía caras raras y graciosas, que a mí también me robo una
sonrisa.
Por lo que queda de noche, solo por ese tiempo voy a dejar que él
disfrute de ella, Mañana, ya no sería así, mañana las cosas serían
diferentes. Volví a colocar mi atención en ellos, Harley ahora lo miraba,
con confianza, mientras reía.
.......
Lentamente abrí mis ojos, al abrirlos por completo me di cuenta que no
estaba en mi habitación, y que estaba sentada sobre la silla de mi
despacho.
Los recuerdos del día anterior vinieron a mi mente, y rápidamente eche
un vistazo al despacho, encontrándolo vacío, no había nadie en él a
excepción de mí, Mi corazón se aceleró por el miedo, por mi mente
pasaron muchas cosas, una de ellas, era que James había esperado
que me durmiera para robarse a mi hija.
Me levanté rápidamente de la silla y sentí muchas ganas de llorar, hasta
que un pedazo de papel llamó mi atención, estaba sobre el escritorio,
rápidamente lo tomé.
Estaremos en una de las habitaciones de arriba.
-James.
Mis nervios se aplacaron un poco y salí del lugar casi corriendo, Cuando
llegué a la planta alta, empecé a buscarlos, hasta encontrarlos en la
habitación continua a la mía.
James estaba recostado en la cama, ya no traía la chaqueta de cuero,
ni la franela que traía ayer, sólo un pantalón, Harley ya no traía la blusa
de Jeans ni la falda blanca que tenía puesta al día anterior, un pañal,
eso era lo único que vestía su pequeño cuerpo, que yacía dormido sobre
el pecho de su padre, verlos de esa manera me llenó de nostalgia, pero
decidí ignorar el sentimiento y dirigirme a mi habitación para ducharme.

MI HERMOSO ERROR - CAP 43

Salí de la ducha y me dirigí al armario, me vestí con unos jeans


ajustados una blusa azul y unos tacones negros, me hice un maquillaje
leve y por último arreglé mi cabello dejándolo suelto.
Salí de la habitación y me dirigí a dónde James y Harley dormían, El
tiempo de James con Harley ya había caducado. Al llegar a mi destino
abrí la puerta e incliné la cabeza dando un vistazo al interior de la
habitación.
No había nadie, el lugar estaba vacío, mis nervios volvieron a aparecer,
pero no con la misma intensidad que cuando desperté, Me giré sobre
mis talones cuando escuché la risa de mi pequeña, el sonido provenía
del interior de la habitación de Harley.
Cruce hasta el otro lado del pasillo y entré a la habitación, Harley estaba
en su cuna, James estaba tratando de ponerle un bodi, mientras hacía
muecas graciosas, ese era el motivo de la risa de mi bebé, ninguno de
los dos había reparado en mí, así que una vez que James logró su
objetivo- colocar la prenda en el cuerpo de Harley- me decidí a entrar.
—Se ha acabado tu tiempo, James- al escuchar mi voz se giró
encontrando su mirada con la mía a medio camino - es hora de irte. - su
expresión era de tristeza, pero yo no permitiría que eso me
amedrentará, él había sido mucho peor que yo.
—Buenos días, Luce– lo miré mal al volver a escuchar el alías
nuevamente de sus labios – perdón, Lucía– hizo énfasis en mi nombre,
yo simplemente decidí ignorarlo, se giró y besó la frente de Harley a
modo de despedida y se dirigió hacia mí.
Ambos salimos de la habitación de mi bebé y tomamos camino hacía
las escaleras. Caminábamos uno al lado del otro sin decir nada, en
varias ocasiones abrió la boca para decir algo, pero luego la cerraba y
seguía el camino en silencio.
—Regresaré en la tarde...
—De ninguna manera- lo interrumpí en seco - En realidad no sé porque
razón te permití mirarla ayer, la verdad es que ni eso te mereces- me
miraba atento sin ninguna expresión, solo me miraba- sea cual sea la
razón por la que te permití mirar a Harley, recuerdo muy bien que te dije
que la verías el resto de la noche, no cuando quisieras. Deberías estar
agradecido porque has pasado más tiempo del acordado con ella- su
rostro se estaba enrojeciendo del enojo- no regreses James.
—Vendré en la tarde. - inquirió con la voz tensa, y se giró mientras
caminaba hacía la puerta de entrada.
—Si vuelves a pisar mi casa te juro que llamaré a la policía - se detuvo
en seco, pero no se giró sólo estaba parado, ahí, en medio del recibidor
dándome la espalda la cual empezaba a bajar y subir a un ritmo más
veloz. –ya obtuviste lo que pediste, ya viste a Harley, ¿qué es lo que
quieres ahora?
—Quiero a mi hija- respondió dándose la vuelta y mirándome por fin-
quiero convivir con ella, quiero poder llevarla a que conozca a mi familia-
sentenció, estaba enojado, sin ningún derecho, pero enojado, yo reí
cínicamente mientras negaba negué.
-¿Ahora ya no es el error que tiene que estar oculto para no dañar tu
imagen?- cuestioné con desdén, él me miraba mal, pero no me importo.
-Lucía - pronunció mi nombre a modo de advertencia y yo reí con burla.
-¿Que creías, James? ¿Qué regresarías y pedirías a Harley y yo te la
cedería, así como así? - pregunté con burla- ¿Es que acaso tu esposa
ya sabe que tienes una hija? ¿Tu familia? - mi enojó crecía en
sobremanera de sólo pensar que él me estaba pidiendo llevarse a mi
hija a un lugar dónde su esposa estaría.
-Mi familia sabe que tengo una hija- pronunció y mi enojo se desbordo.
No era posible que estuviera insinuando que definitivamente pensaba
llevar a mi hija con su esposa.
-¿¡Y que creíste!? ¿¡Que vendrías aquí y te llevarías a Harley para que
este junto con tu esposa!?-pregunté atónita y él se acercó.
-¡No tengo esposa, maldita sea!- respondió con el mismo tono de voz
que yo, reí con hipocresía.
- ¿Me crees estúpida? - me miro confundido, me enojé más, se estaba
haciendo el desentendido- ¡yo lo vi!, miré el noticiero justo cuando
estaban reportando que el “magnate de los negocios James Evans
había contraído matrimonio”- Hablé de un modo muy cabreado, diciendo
exactamente lo que decía el noticiero.
—Ya no estoy casado- dijo mirándome con cuidado - me divorcie ayer.
- me quedé atónita con la boca abierta, él había abandonado a Harley
por un matrimonio que no llegó ni a un año.
—Dejaste a Harley por una mujer con la que no estuviste casado ni
siquiera por un año- reí con rabia, él iba a decir algo, pero lo interrumpí
ante la idea que surco mi mente- por eso estás aquí ¿Verdad? Porque
ella te dejo, de otro modo jamás hubieras regresado - su tensión
aumento un poco más.
-No Lucía, estoy aquí porque ansiaba estar con Harley...cont... -Lo
interrumpí con una carcajada de burla.
-Renunciaste a tu hija por una mujer, por una mujer con la cual te ibas
a casar, renunciaste a Harley por un matrimonio que no duro ni un año-
reí, pero mi risa derrochaba rabia, rencor...
—Tu no entiendes nada Lucía...– pronunció enojado.
—Tampoco me interesa saber– dije con sequedad, ya no quería verlo–
termina de largarte de una maldita vez de mi casa y no vuelvas más. –
hablé firme.
—Vendré en la tarde, Lucía– repitió del mismo tono que yo.
—Pones un pie en mi casa y te juro que voy a llamar a la policía...
—A la policía– murmuró completamente enojado– ¿Quieres llevar esto
por el tema legal? Bien. Pondré una demanda en un tribunal familiar –
dijo, y yo reí sarcástica.
—¡Hazlo! De igual manera saldrás perdiendo– dije con burla– veamos
qué juez le dará el derecho de convivir con un niño a un hombre que
abandonó a su hija. Imbécil.
—Te equivocas, pequeña– dijo igualando la burla en su voz– Yo no
abandoné a Harley, eso lo confirma una cuenta dónde bien sabes que
hay una fortuna, lo confirma el apellido que está en su acta de
nacimiento y todos sus demás documentos. Legalmente yo soy el
representante de Harley, yo no perdería absolutamente nada, lucía, es
más, con esas pruebas yo puedo hacer que seas tú quién la visite dos
veces a la semana, así que no me provoques, no lo hagas, nena.
Mi corazón se aceleró aún más y de pronto sentí unas inmensas ganas
de llorar, James tenía razón, ¡maldita sea! Que si, él enviaba dinero todo
el tiempo, Harley tenía su apellido, legalmente eso no era un abandono.
Sentí miedo en el momento que dijo que si quería podría quitármela, él
no tenía derecho a eso, no lo tenía.
—¡ERES UN MALDITO, JAMES EVANS! ¡TE ODIO! ¡TE ODIO! – grité
exasperada sacando todo lo que en ese momento sentía por él– pero
eso no te lo voy a permitir – hablé más calmada– no te voy a permitir
que me quites a mi hija, de ninguna manera harás eso.
—Entonces, no lo hagas más difícil, Luce, déjame estar con la niña, de
otro modo me veré obligado a hacerlo.

MI HERMOSO ERROR - CAP 44

El sonido del llanto de Harley, se escuchó de pronto, haciendo que entre


James y yo, hubiera una tregua de por lo menos unos minutos. Ambos
nos miramos desafiantes por una fracción de segundos, hasta que por
fin encontré la manera de conectar mi cuerpo con el cerebro y emprendí
camino hacia mi hija, él venía detrás de mí, podía sentir sus pasos a mis
espaldas.
Al llegar a la habitación de Harley, estaba parada sobre el colchón de
su cuna, mientras se sostenía del borde para no caerse, su rostro
estaba rojo por el llanto, al parecer nada había pasado, talvez sólo
escucho mis gritos y se asustó. Me acerco a ella, con James pisándome
los talones y estiró mis brazos hacía ella y los recibe gustosa.
Ya en mis brazos, trato de calmarla un poco para dejarla de nuevo sobre
su cuna, pero en el proceso, Harley, se estira sobre mi hombro con los
brazos extendidos hacía adelante; Harley, quiere que la cargue su
padre.
James la toma y yo me giró para mirarlos, mi pequeña se acurruca en
su pecho, escondiendo su pequeña carita entre el hueco del cuello de
James, y él la arrulla mientras palmea delicadamente su espalda.
El llamado de la sangre quizás, talvez eso es lo que pasa, Harley no
puede tomarle cariño a James, no de nuevo, ella no se puede apegar a
él, sería difícil para mi bebé tener que volver a adaptarse nuevamente a
que su padre no esté con ella, sería difícil para ella que James se vuelva
a ir...que la vuelva a abandonar.
—Creo que tiene hambre luce...– habló sacándome de mis
pensamientos, yo asentí e hice un ademán para que me siguiera
escalera abajo.
—Espera aquí, iré a la cocina a preparar su biberón – dije una vez que
ya habíamos llegando al recibidor principal, el asintió y tomó asiento en
el sofá.
Caminé a la cocina y una vez allí empecé a preparar el biberón de
Harley. Harley quería un padre, y yo estaba consciente de que
necesitaba uno, pero simplemente no podía confiar en alguien que ya
una vez nos ha fallado, en cualquier momento James podría irse de
nuevo, y no era justo para Harley, no era justo para mí, pero no tenía
otra opción, sí yo no dejaba que él estuviera o por lo menos conviviera
con mi pequeña, llevaría esto por el rango legal, y ¡maldita sea! James
tenía todas las de ganar, yo no permitiría que él me quitara a mi hija.
El sonido del calentador de biberones me aviso que el biberón de Harley
ya estaba listo, lo tomé y salí de la cocina rumbo al recibidor, al llegar,
los miré a los dos, el sostenía a Harley con cariño, mientras acariciaba
su rostro y ella sonreía.
—Ya no te voy a dejar, princesa, ya no más, lo prometo – dijo mirándola
encantado, en ese momento decidí salir del lugar dónde estaba.
—No le prometas cosas a la niña, que sabes muy bien que no serán
ciertas – inquirí con odiosidad, él giró su mirada hacía mí, hasta que me
posicioné frente a él.
—¿Que te hace pensar que no son ciertas? – dijo con un deje de enojo,
entregándome a Harley para que le diera de comer.
—Tus acciones anteriores...– respondí rápidamente, él soltó un suspiro
apoyando todo su peso sobre el espaldar del sofá dónde estaba
sentado, y no dijo nada más, sólo observaba detenidamente como
Harley tomaba de su biberón y una que otra vez pasaba su mirada a mí.
Una vez que Harley terminó de comer me levanté de mi lugar y empecé
a caminar con ella en brazos por todo el living mientras le daba
suavemente en la espalda para sacar sus gases.
—Luce...– llamó mi atención y giré a mirarlo, quedando demasiado
cerca de él, pero no hice ningún movimiento para separarnos y él
tampoco – Luce, no quiero pelear contigo, solo te estoy pidiendo
compartir tiempo con Harley, es mi derecho, no más, no quiero alejarla
de tí. Solo quiero poder cuidarla, cargarla, tenerla conmigo, no más–
sus palabras eran calmas, no había ninguna otra intención en ellas, y
yo asentí, pero no lo hice porqué en realidad quería hacerlo, claro que
no, lo hice, porque sabía que, si me negaba, él pondría todo su empeño
en ganar un casó dónde lo más probable es que él fuera el beneficiado
en cuanto a los días que Harley tuviese que compartir con ambos.
—Lo pensaré, James, aunque no te lo merezcas, te prometo que lo
pensaré – dije con calma y obligada, no me gustaba sentirme de la
manera en que me estoy sintiendo ahora; manipulada, obligada a hacer
algo que no quiero...Vulnerable ante él.
—Es todo lo que quería escuchar– dijo en un susurro, tomando la carita
de Harley delicadamente en sus manos y dejando un casto beso en su
frente– hasta luego mi amor– se refirió a ella– regresó en la tarde Luce–
esta vez lo dijo hacía mí, ya no pelearía con él por la forma en que me
decía, era algo imposible, de igual manera siempre lo volvía a repetir.
Yo asentí sin ganas hacía él, me ofreció una media sonrisa para
continuamente caminar hacía la puerta de entrada, yo estaba ahí
parada en medio del recibidor viendo cómo se marchaba, pensando en
si en realidad regresaría.
—¿Quién mierda eres tú? – profirió un enojado James hacía la puerta
de entrada que yacía abierta, pero no se veía a quien le hablaba ya que
la persona estaba en la parte de afuera.
—Lo mismo pregunto– Aaron, era Aaron, su tono de voz era uno
completamente confundido.
Miré como Aaron, hacía aún lado a James y se habría pasó para
adentrarse a la casa, sin esperar respuesta alguna de parte de su parte,
cuando nos miró sonrió abiertamente.
—¡Preciosa! – Exclamó llegando hacía mí y besando mi frente, Harley
aprovecho la cercanía y se abalanzó sobre los brazos de Aaron, los
cuales la recibieron gustosos– ¡Mi princesita hermosa! – dijo besando
su carita mientras ella reía a carcajadas– ¿quién es él? – preguntó
mirándome con duda.
—ah...
—El padre de Harley, James Evans– me interrumpió presentándose a
sí mismo, lo miré se había acercado a nosotros, su rostro estaba
completamente rojo y no sabía porque exactamente.
Aaron giró su rostro hacía mí, estaba sorprendido, muy sorprendido, sus
ojos grises se habían abierto más de lo normal.
—¿El padre de Harley? – preguntó hacía mí.
—Si, así es. – respondió James, causando mi enojo.
—¡Cállate James! – dije enojada.
—Me dijiste que Harley, no tenía padre. – volvió a decir Aaron.
—Es una larga historia, Aaron. – pronuncié en un susurro bajando la
cabeza.
—Una larga historia que termina en que yo soy el padre de la bebé y no
quiero que la vuelvas a cargar– escuché hablar a James y
continuamente casi arrebatar a Harley de los brazos de Aaron que lo
único que hacía era mirarme fijó.
—Lo siento, Lucí, tengo que asimilar esto, nos vemos después – dijo y
se encaminó hasta la puerta de entrada dónde segundos después
desapareció por ella.

MI HERMOSO ERROR - CAP 45

Estaba enojado, me enojó de una manera increíble que el tal Aaron


llegará a casa de Mi luce y entrará como perro por su casa, me enojó
aún más la forma en la que la llamó; preciosa, ¡Imbécil! Pero en
definitiva algo que me dolió y enojó en partes iguales fue la manera en
que Harley se lanzó a sus brazos, a mí apenas me conocía, y me duele
pensar que todo el tiempo que no estuve con mi bebé él se lo haya
robado, y sé que es mi culpa, pero ¡mierda! No lo puedo evitar.
Los celos me están matando. Una vez que el tipo ese, salió de la casa
de Mis princesas, Luce me miró de una mala manera, pero estaba
enojado y no me importó en lo absoluto, le regresé a Harley, y con el
mayor enojó de toda mi vida salí de la casa y me subí al auto y emprendí
camino a casa de mis padres.
No quise en ningún momento amenazarla con respecto a que le quitaría
a Harley, yo no quería hacerlo, sería una jugada sucia de mi parte, pero,
yo era un hombre muy precavido y sabía que Lucía no daría su brazo a
torcer con respeto a mis visitas a Harley.
Es por eso que una semana antes de regresar, contacte a mi abogado
y le comenté el caso, y fue él quien me dijo que, si la madre de mi hija
no quería compartir conmigo lo que por ley me pertenecía, podía
demandarla y tendría un noventa y nueve por ciento de ganar el caso,
puesto que; Yo enviaba dinero para la manutención de Harley y había
documentos que garantizaban que la niña tenía mi apellido, eso ante la
ley no se consideraba un abandono.
Yo no quería llegar a tales extremos con ella, no quería que pensará
que yo le iba a arrebatar a Harley de los brazos, pero ella se lo busco.
Cuando llegué a la casa de mis padres estacioné el auto y bajé de él
para después encaminarme a la puerta principal, Al entrar estaba mi
madre en el sillón del recibidor leyendo algo en su celular.
-¡Mi amor!- vociferó al instante que me miró.
-Buenos días, madre- dije mientras ella me envolvía en sus brazos, yo
correspondí el gestó dejando un pequeño beso en su cabeza.
-¿Dónde has dormido, James? Juan me dijo que te dejó en una casa,
luego llamé a tu departamento y nadie contesto- preguntó con un dejé
de enojo.
-Lo siento por no venir antes, mamá, -me disculpé - he dormido con mi
hija- añadí sonriente, ella me miró con alegría.
-Me alegro por ti, mi amor, pero ¿la madre te dejo así, tan fácil? -
preguntó con curiosidad.
-No, pero eso es irrelevante ahora, madre- respondí intentando no darle
importancia.
-Está bien, ¿Cuándo la traerás a casa? - cuestionó cambiando de tema
drásticamente.
-No lo sé, talvez sea pronto- dije rascando mi nuca- ¿Y papá? ¿Como
ha estado? - pregunté al no verlo por ningún lado.
-Ha estado estable, aún está un poco enojado contigo, en este momento
debe estar en la habitación - asentí.
-Me iré a duchar madre, bajaré para desayunar contigo - ella sonrió y
asintió, la verdad el que mi padre estuviera enojado conmigo era algo
que me descolocaba un poco, pero era lógico que estuviera enojado,
hace poco más de un mes fue cuando se enteró de la existencia de
Harley ¿Como? Pues, nos escuchó a mamá y mí hablar sobre mi bebé.
.....
Después de una larga ducha, decidí salir del baño, me vestí y una vez
listo me dirigí al comedor. Cuando llegué al lugar ya mis padres se
encontraban sentados en la mesa, mi madre sonrió al verme, a
diferencia de mi padre que lo único que hizo fue un asentimiento de
cabeza en forma de saludo.
-Buenos días, padre- dije devolviéndole el saludo y sentándome en la
silla continúa a la de él y frente mamá.
-Buenos días, James- después de su saludo una mujer de la cual no
sabía su nombre, llegó a la mesa y empezó a servir el desayuno y todos
empezamos a comer en silencio.
-Iré al centro comercial, ¿necesitan algo? - preguntó mi madre
interrumpiendo el incómodo silencio que se había hecho en la mesa.
-No, Daisy, no necesito nada- dijo mi padre tomando su mano por
encima de la mesa y ofreciéndole una sonrisa.
-Daniels, de igual manera te compraré algo, ¿Y tú, James? - preguntó
hacía mí.
-No necesito nada, madre- ella puso cara de fastidió, entonces una idea
cruzó por mi mente haciéndome Sonreír- pero si quieres te puedo dar
mi tarjeta de crédito- hablé sacando la billetera del bolsillo de mi
pantalón, sabía que mamá quería ir al centro comercial porque se
aburría en casa, pero no tenía nada que comprar en el lugar- quiero que
le compres todo lo que quieras a mi hija, juguetes, ropa, zapatos,
diademas, lo que quieras madre- hablé tendiendo mi tarjeta en su
dirección, ella acepto emocionada.
-¡Por supuesto! ¡Le compraré de todo a mi nieta! - inquirió con
entusiasmo, papá veía la escena sin ninguna expresión en su rostro.
Después que termináramos de desayunar mamá se retiró al centro
comercial feliz, papá se sentó en la sala de estar principal a leer un
periódico y yo subí a la habitación en busca de mi portafolios y saco,
para irme a la empresa.
-Quiero hablar contigo - dijo mi padre cuando estaba a punto de salir de
la casa, yo me giré hacía él.
-Padre, lo siento, vendré en la tarde, estoy retrasado para llegar a la
oficina y tengo mucho trabajo- dije y me giré de nuevo.
-¡Ahora!- levantó la voz y yo decidí hacerle caso para que no se alterará,
me dirigí hasta él y coloque mi portafolios sobre el sofá y luego me senté
frente a mi padre.
-¿Qué es lo que sucede, papá?- pregunté.
-¿Cuando vas a traer a la niña?- su pregunta tan directa me hizo mirarlo
detenidamente buscando una emoción en su rostro, pero nada, estaba
totalmente serió.
-No lo sé padre, su madre está muy enojada, ni siquiera quiere
permitirme a mí mirarla- dije mirando otro sitio.
-Si yo estuviera en su lugar hubiera hecho exactamente lo mismo que
ella, fuiste un cobarde al abandonar a tu hija- lo miré sorprendido,
¿primero me decía que Harley era un error en mi vida y ahora que yo
era un cobarde por haberla dejado? No lo entendía, definitivamente no.
-Lo sé, padre- fue todo lo que dije.
-Quiero que traigas a la niña cuanto antes aquí, quiero conocerla-
pronunció y volvió a leer el periódico dando por terminada nuestra
conversación.
-Bien. - tomé el portafolio y salí de casa rumbo a la empresa. Mi padre
era sumamente extraño, primero decía una cosa y luego otra, tampoco
entendía su insistencia por conocer a Harley.
Ahora tenía que convencer a Lucía para que me dejará traer a Harley a
casa.
Eran las cuatro de la tarde, hace dos horas aproximadamente mi madre
me llamó al celular avisándome que todas las cosas que había
comprado para Harley estaban en mi departamento, así que en este
momento estoy entrando a mi casa, en busca de todo eso para llevarlo
con mi princesa.
El trabajo en la empresa estuvo pesado, pero me motivaba la idea de
que al final de la jornada podría ver a mi hija.
Cuando entré al recibidor del departamento, lo encontré repleto de
bolsas, todas eran rosas o de algún otro color femenino, también había
juguetes, muñecas, biberones, pulseritas de oro.
Tomé todas las bolsas como pude y las llevé por el ascensor a mi auto,
me subí y conduje hacía la villa dónde estaban mis princesas.

MI HERMOSO ERROR - CAP 46

Estaba entrando a la villa, venía del hotel dónde se estaba hospedando


mi hermana, allí había pasado todo el día desdé que Aaron y James se
fueron de mi casa.
Tocando el tema de Aaron he estado marcándole a su celular durante
todo el día, pero me manda directamente a buzón de voz, está enojado,
lo comprendo, yo le había dicho que Harley no tenía padre, pero al
parecer el no entendió bien, puesto que creyó que James estaba
muerto.
Deseché todos mis pensamientos en el momento que la barra de
entrada de la villa apareció en mi campo de visión, así que, baje la
ventanilla y saque mi identificación para que Ramón- el portero de
seguridad de la villa- la mirará, después que se aseguró que en
definitiva era yo, hizo que la barra se subiera permitiéndome el pase a
mi domicilio.
Estacioné el auto en la acera del frente porque tenía planeado salir
luego por algo de comida rápida para cenar, ya que hoy no me apetecía
cocinar, salí del auto y abrí la puerta del pasajero para sacar a mi
pequeña. James había dicho que vendría en la tarde, y deseaba
enormemente que ya hubiese venido y al no encontrarnos se hubiera
marchado.
Cuando salí del auto, ya con Harley en los brazos y también su pañalera,
un auto se estacionó detrás del mío, no lo conocía, en realidad nunca lo
había visto, pero se estaba estacionando en el frente de mi casa.
No le tomé importancia, así que preferí caminar del lado contrarió del
auto hacía el interior de mi casa, pero luego la puerta del vehículo fue
abierta y no pude controlar mi curiosidad así que sin resistirme más giré
la vista.
¡Maldita sea! ¿¡Porque nada de lo que pido me sale bien?!
James Evans estaba saliendo del coche con una sonrisa tan sínica que
me dieron ganas de vomitar.
—Buenas tardes, Luce– dijo con un tono burlón lo que hizo que rodará
los ojos, hoy venía enfundado en un traje y ¡dios! Le quedaba de
maravilla, pero eso era algo que de mi boca nunca escucharía – mira,
he traído muchos regalos para mi princesa, ¡Hey! ¡Tú! – dijo llamando a
un muchacho que estaba del otro lado de la Callé – te daré doscientos
dólares si metes todas las bolsas que están en el auto a la casa.
—Por supuesto– dijo el chico entusiasmado y James saco el dinero de
la billetera y se lo tendió el chico lo recibió gustoso y empezó a tomar
varías bolsas del interior del auto de James.
—Ven aquí, princesa– habló James, tomando a Harley en sus brazos
quién rápidamente se acurrucó en su pecho– vamos Luce, abre la
puerta que ya viene el chico– añadió y sin dirigirle una sola palabra abrí
la puerta y entré siendo seguida por él y Harley y continuamente el
chico, que apenas entró busco un lugar para dejar las bolsas y volvió a
salir en busca de más.
—Harley no necesita nada– hablé por primera vez, sentándome en el
sofá, y sacando de la pañalera de Harley el biberón con agua.
—Es un regalo, Luce, la quiero consentir, no más, por favor, acéptalo–
dijo mirándome a los ojos, yo solo asentí ante la intensidad de su
mirada.
—Está bien, ahora me la puedes dar un momento, necesito darle de
beber.
—Yo le daré– dijo y le di el biberón, el lo destapó y lo llevó directo a los
labios de Harley. – tenemos que hablar, ahora que por fin estamos
teniendo una conversación sin gritos– añadió y yo volteé mi mirada
hacía el chico que volvía a entrar con más bolsas.
—¿Qué quieres hablar? – pregunté queriendo dejar el tema de una vez.
—¿Trabajas? – preguntó de pronto y yo lo miré confundida– es decir;
todo esté tiempo has sido tu quien a mantenido a Harley, ya que no has
gastado ni un sólo dólar del dinero que yo envió, ¿Como haces?
¿trabajas, aún tienes la herencia de tus abuelos o tus padres te envían?
– añadió nuevamente.
—Trabajo– respondí simple, el me miró con sorpresa y formo una
pequeña “o “con sus labios carnosos y rojos.
—¡Oh! Bien, y ¿en qué trabajas? ¿con quién se queda Harley? – volvió
a cuestionar me removí un poco incomoda y miré de nuevo al chico que
traía más bolsas, al parecer James había comprado muchas cosas...
—Respuesta a la primera pregunta: No te importa– hable con odiosidad,
si él no sabía cuál era mi trabajo yo no se lo diría– Respuesta para la
segunda; se viene conmigo al trabajo.
—Ok, ¿que estabas celebrando ayer? – volvió a preguntar, ya me
estaba hartando del interrogatorio.
—Mi cumpleaños, James, ya basta de preguntas, di lo que quieres de
una vez– sabía perfectamente que quería pedirme algo.
—¿Tu cumpleaños? – asentí – no lo sabía– susurró.
—No importa, sólo habla de una vez por todas, antes que me arrepienta
de hablar civilizadamente contigo– asintió limpiando la boca de Harley.
—Listo, señor, ya no queda ni una bolsa en su auto– interrumpió el chico
cuando James estaba apuntó de hablar– hasta luego y que pasen muy
buenas noches– añadió sonriente.
—Gracias, buenas noches– dije y James sólo asintió hacía él, y el chico
salió de casa cerrando la puerta detrás de él.
—Mis padres quieren conocer a Harley– dijo de la nada, rápidamente lo
miré buscando alguna señal de broma, pero no, estaba hablando en
serio.
—Amm, no, ¿Como que quieren conocer a Harley? ¿En serió les dijiste
a tus padres que tienes una hija? – Hablé sorprendida, él me había dicho
que sus padres ya sabían de la existencia de mi bebé, pero en realidad
no le creí.
—Por supuesto que es en serió, ¿creíste que te estaba mintiendo? –
preguntó un poco molesto y yo me encogí de hombros en respuesta –
en fin, ¿entonces que dices?
—James, no lo sé. – dije, no me sentía cómoda con que él se llevará a
mi pequeña, sé que es su padre y no le hará daño, pero, aun así, no
tenía la suficiente confianza en él como para poner en sus manos a mi
pequeña sin que por mi mente pase que no vuelva a verla jamás.
—Por favor, Luce, mis padres me están presionando con respecto a
eso, si quieres también puedes venir – sorpresa absoluta, esa era mi
expresión, me estaba proponiendo ir a su casa, con sus padres.
—¿Para que iría yo? ¿Para ver en tu casa a la mujer por la cual dejaste
a mi hija? No gracias – respondí con sequedad.
—Lucía, esa mujer ya no es mi esposa por lo mismo no tiene nada que
hacer en casa de mis padres, anda, por favor, sólo serán unos minutos,
Luce– sabía que no era su esposa, ya me lo había dicho, pero sólo
quería confirmar que no estaría en el mismo lugar que mi hija.
—Está bien ¿Cuándo? –acepte con duda, él Sonrío, me arrepentiría de
esto, estoy segura, y lo peor de todo es que ni siquiera sé porque lo
hago, ¿no se suponía que yo estaba enojada con él?
—Ahora mismo – dijo y lo miré de nuevo.
—Estás loco, ¿cómo que ahora? – pregunté atónita.
—Es lo mejor, a mal paso darle prisa ¿no? – dijo levantando a Harley y
besando sus regordetas mejillas.
—Está bien...– Murmuré mirando el piso, tenía razón después de todo;
a mal paso darle prisa– Bien, vamos.

MI HERMOSO ERROR - CAP 47

James estaba estacionando el auto en frente de una casa muy hermosa,


en una villa parecida a donde estaba mi casa sólo que a diferencia de
aquella está estaba muy cerca de la playa, la cual era privada.
La casa era hermosa, grande, no era una casa, esté lugar era una
mansión, sí, eso era, en definitiva, era tan grande como mis nervios en
este momento.
—Sólo serán unos, minutos, James– volví a decir por décima vez en lo
que teníamos de viaje.
—Si, luce, lo sé, sólo unos minutos, mis padres conocerán a mi princesa
y listo– asentí y solté el aire que había retenido en los pulmones. –
tranquila, luce, no comen gente– murmuró en tono burlón y miré mal
haciendo que él levantará los brazos y después se estirara entré
nuestros asientos para sacar a Harley y su pañalera de los asientos
traseros del auto.
Salí del auto con mi bolsa y celular en las manos, tratando de aplacar
mis nervios en la medida de los posible. A los pocos segundos James
se posicionó a mi lado con mi bebé en brazos, y la pañalera en su
hombro derecho.
—Vamos– susurró y empezamos a caminar hacía la puerta de entrada,
a las afueras del lugar había unos tres o cuatro hombres de seguridad,
que miraron a James con respeto y a mí con curiosidad.
Al llegar a la puerta, James sacó unas llaves del bolsillo lateral de su
pantalón y las introdujo en la cerradura de la puerta, que rápidamente
se abrió, él dio un pasó adentro de la casa y luego me invitó a hacer lo
mismo.
Así que, con los nervios a millón, decidí hacerlo, una vez adentró, nos
encontrábamos en el recibidor de la casa. Por lo que se podía apreciar
desdé el lugar, la casa era muy, muy hermosa, el piso era de mármol
blanco, igual al de mi casa, pero en este lugar los colores que
predominaban eran el blanco y el negro.
En el recibidor no había nadie, la casa estaba en completo silencio,
James camino hasta situarse al lado de un mueble, donde dejo el bolso
de Harley y yo lo seguí hasta quedar por lo menos unos tres pasos
separada de él.
De pronto, una señora muy elegante apareció detrás de una pared, era
la misma señora que estaba en el supermercado la otra vez, esa misma
con la que Harley se carcajeaba mientras yo pagaba nuestras compras.
La señora nos miró sorprendida por unos segundos que parecieron
eternos, mientras yo la miraba con duda, hasta que comprendí; la
señora se parecía tanto o más que Harley a James, talvez en el
supermercado no me di cuenta por lo rápido que fue nuestra interacción,
pero está señora era la madre de James, la abuela de mi bebé.
—¿Hijo? – dijo y con esa palabra confirmé mis sospechas.
—Buenas noches, madre– saludó James– ellas son Harley, mi hija y
Lucía, su madre– añadió.
—Buenas noches, señora– dije, y ella le sonrió aún sorprendida.
—Daisy, pequeña, llámame Daisy– dijo y asentí con cautela. –¡Oh!
¡Dios! – exclamó reparando en Harley que yacía acurrucada en el pecho
de James con su chupete en la boca– ¿Me permites cargarla? –
pregunto hacía mí, yo sólo asentí.
La señora se acercó a James posicionándose frente a Harley, que la
miró con curiosidad.
—Ven princesita, yo soy tu abuela– dijo en un tono de voz muy dulce
que hizo que Harley abandonara el lugar que al parecer se había vuelto
su favorito, y alzando sus pequeños bracitos en dirección a la señora.
—¡Oh! No te imaginas cuanto quise tenerte así mi amor– dijo la señora
Daisy, con Harley ya en sus brazos – Llamaré a tu padre, le encantará
conocer a está princesa– dijo con alegría saliendo del recibidor a quien
sabe dónde, lo que hizo que me desesperara un poco.
—Tranquila, luce, mi madre no le hará daño a mi bebé, ella la adora,
ven siéntate– dijo tomando mi brazo y encaminándome a un sofá, pero
yo deshice su agarre debido a la corriente de emociones que esté
provoco en mí.
—Creo que esto no fue buena idea, estas yendo muy rápido– dije en un
susurro y él me miró atentó, con duda– quiero decir; que esto de venir
aquí para que tus padres conozcan a Harley no fue buena idea, ¿Quién
me asegura a mí que a la primera de cambios tú no te irás de nuevo? –
dije arrepentida de haber venido a esta casa.
—No me iré, luce, no esta vez, te lo juro por lo más hermoso que tengo
en la vida que es mi hija, te lo juró – aseguró tomando mis manos, lo
que causo que esas corrientes eléctricas regresarán, lo miré a los ojos,
en su mirada había sinceridad, pero yo no podía creerle, me negaba a
hacerlo y que luego me dejara rota como lo hizo meses atrás.
—Buenas noches– dijo una voz masculina un poco ronca, que hizo que
retirará mis manos entrelazadas con las de James rápidamente y mirará
al dueño de aquella voz.
—Buenas noches, señor– dije levantándome del sofá, con los nervios
florecidos nuevamente, el señor que tenía delante de mí, era un hombre
que derrochaba elegancia y pulcritud por cada poro de su piel, un
hombre alto, con el cabello lleno de hebras blancas con uno que otro
mechón rubio, su postura era la de un hombre que se ejercitaba muy
bien en su juventud, un hombre que sin duda era muy guapo, pero lo
que más llamó mi atención fueron sus ojos, esos que eran los mismo
que poseía James y Harley, sin duda el señor era el padre de James.
—Buenas noches, padre, ella es lucía, la madre de mi hija– habló James
sacándome de mis cavilaciones.
—Un gusto señorita, yo soy Daniels Evans– fue entonces cuando caí
en cuenta que el señor traía un cilindro de oxígeno en un pequeño
carrito que arrastraba, el cual estaba conectado a una pequeña
manguerita que estaba en su nariz.
—El gusto es mío señor– dije con una sonrisa tímida estrechando la
mano que me había ofrecido– si quiere, puede llamarme Lucía, no es
necesario que me hablé de usted.
El señor asintió y se sentó frente a nosotros seguidamente de la señora
Daisy que traía a mi hija en sus brazos, la cual al ver a James de nuevo
se abalanzó sobre él.
—Entonces, Lucía, está bien– sonrió – ¿Así que eres tu la madre de
está princesita?
—Así es, señor Daniels– dije como una sonrisa.
—En nombre de mi hijo te pido una disculpa, por lo que te ha hecho
pasar– habló con un poco de enojo dirigido al hombre a mi lado.
—No sé preocupe, señor, usted no tiene nada que ver con las
decisiones de James– dije con comprensión y él me sonrió.
—¡Ah! ¡Claro! –exclamó la señora Daisy de repente llamando la
atención de todos– ¿¡Como no me di cuenta antes!? ¡Ni siquiera cuando
te miré en el super mercado me di cuenta! – volvió a exclamar– ¡tú eres
Lucía Montenegro la dueña de la empresa y boutiques Fashions Luce–
añadió al final y yo sólo pude asentir.
Sentía la mirada de James y la del señor Daniels en mí.
—¿En serio? – Preguntó el señor Daniels y yo Asentí– Felicidades
entonces, has sabido sacar una empresa que fue reconocida
internacionalmente en tan sólo ocho meses, y con una hija pequeña que
estabas criando tu sola, eso es algo admirable, mis respetos– dijo con
un asentamiento y me sentí orgullosa de mí misma al saber que un
hombre con una gran trayectoria en el mundo de los negocios como él,
de algún modo me admiraba.
—Muchas gracias, señor Daniels, significa mucho que esas palabras
vengan hombre como usted.
—Te invitó a cenar, pequeña, así podremos hablar más, sobre las
empresas y por supuesto de esta hermosa pequeña– miré a James, él
me miraba sorprendido, esa era la única expresión en su cara. A
diferencia de él, sus padres si me caían muy bien así que en vista de
que él sólo me miraba sin decir nada acepté.

MI HERMOSO ERROR - CAP 48

La cena en casa de los padres de James había salido muy bien, los
señores son muy agradables, la señora Daisy se encariño con Harley
en el poco tiempo que estuvo con ella, al igual que el señor Daniels.
En la cena hablamos mucho sobre cada uno, el más callado era James,
al parecer si que le había sorprendido lo de mi trabajo, casi ni habló,
sólo respondía a preguntas que le hacían sus padres con un simple si o
no.
Por lo que hablamos, sé que la señora Daisy es una mujer que se
encarga de la imagen pública de su esposo e hijo, tiene 53 años, pero
se conserva muy bien, ya que aparenta menos edad, También organiza
eventos de caridad para recolectar fondos para orfanatos u otras
instituciones que ameriten ayuda económica.
En cuanto al señor Daniels, cabe destacar que es una persona muy
amable. Es un hombre magnate de negocios, era lo poco que sabía de
él antes de la cena; El señor se retiró de las empresas hace casi un año
por motivos de salud, traspasándole el dominio y administración de
estás a su único hijo, también sé que la causa de que ahora lleve un
cilindro de oxígeno a todos lados, es porque hace poco tuvo un infarto
en la calle y al caer su lastimo un pulmón o algo así.
También me habían hecho prometerles, que en algún momento volvería
a llevarles a Harley, la verdad me costó mucho acceder, pero son unas
buenas personas, en realidad no parecen los padres de James, son tan
diferentes a él, bueno, en cuanto a emociones y sentimientos, porqué
definitivamente James es igual a sus padres, más a su madre.
-Así que dueña de una empresa. - habló por fin después que teníamos
varios minutos en el camino.
-Así es. - Murmuré en afirmación y él asintió.
-Escondes muchas cosas, Luce, nunca me hubiera imaginado que
serías dueña de una empresa diferente a las de tus padres- confesó y
yo volteé a verlo.
-Pues, es una realidad, y mi empresa es una maravilla, todo en ella es
perfecto. - dije con orgullo - tus padres son muy agradables, juró que si
no te parecieras a ellos crearía que eres adoptado - cambié el tema
drásticamente.
-¿Por qué lo dices, Luce? - preguntó con interés.
-Porque ellos son tan, tan amables, y agradables, en cambio tú, pues
eres, tú - dije y me encogí de hombros el me miró y luego río.
-Iremos a mi departamento, un momento - dijo de pronto y lo miré.
-¿No vives con tus padres?- pregunté y él negó,- ¡oh! Creí que sí, ¿por
qué vamos a tu departamento? - volví a preguntar.
-Pues, porqué necesito un baño urgente, ya que el vino que nuestra
pequeña tiro sobre mí está empezando a poner mi piel asquerosamente
pegajosa- dijo y reí al recordarlo.
Estábamos a punto de pasar a la mesa para cenar, pero por obvias
razones los padres de James no tenían sillas para bebés en su casa,
así que James fue por la silla de auto de Harley y antes de sentarnos
en la mesa yo la coloqué en silla, la cual dejé sobre un sofá que estaba
en el comedor.
Mientras cenábamos y hablábamos Harley empezó a gimotear en clara
señal de que no quería estar en la silla para autos, así que James fue
por ella y la trajo a la mesa, sentándola sobre sus piernas, Harley,
intentaba una y otra vez tomar los tenedores que estaban sobre la
mesa.
En un pequeño instante James aflojó su agarré en ella, así que; se
impulsó hacía la mesa por los tenedores y en cuanto los tomó y los trajo
hacía ella y por accidente movió la copa de vino de James que se fue a
bajo empapando sus pantalones y parte de su camisa blanca, en cuanto
a Harley sólo se ensució un poco de su hermoso bodi amarillo.
Es por eso que ahora solo llevaba puesto una pequeña camiseta de
algodón blanca.
-¿Y por qué no te cambiaste en casa de tus padres? ¿no tienes ropa en
esa casa? - pregunté después de mi risa.
-En casa de mis padres solo tengo trajes para el trabajo...-Dijo parando
el auto en frente de un gran edificio.
-Te espero aquí, ve rápido - dije, porque no quería subir a su casa.
-Vamos luce, me daré un baño, tardaré como unos quince minutos,
vamos, bájate- dijo estirándose para abrir mi puerta- anda nena, sal- lo
miré mal por la forma en que se refirió a mí, pero salí de todos modos.
Una vez afuera del auto, esperé a que él saliera para entrar al edificio,
cuando se posicionó a mi lado con mi niña en brazos empezamos a
caminar hacia el interior del edificio. Subimos el ascensor en silenció y
el presiono el botón de la última planta.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron un recibidor amplió y
decorado en colores marfil y dorado apareció en mi campo de visión, en
el lugar sólo había una puerta, supuse que esa sería la del apartamento
de James.
-¿Es tuyo el edificio?- pregunté mientras que Caminábamos a la única
puerta del lugar, ya sabía la respuesta, digo; No a cualquiera se le da
un piso completo para vivir.
-Es uno de los edificios de mi padre - respondió con simpleza abriendo
la puerta.
Si el recibidor, era precioso el interior del lugar lo era aún más, de sólo
entrar, se podía ver una pared completa de cristal, donde las cortinas
estaban sujetas proporcionando una vista espectacular hacía el mar, el
departamento estaba decorado con los mismos colores del recibidor de
afuera, sólo que en este lugar también había color negro.
-Por aquel lado está la cocina, si quieres algo tómalo, estas en tu casa,
por allá esta la sala de estar, también hay una pared como esa, solo que
con vista a la ciudad- dijo señalándome un pasillo que daba hacía el otro
extremo del lugar, yo solo asentí a todo lo que decía. - yo estaré en mi
habitación, ésta por ahí- dijo señalando otro pasillo en dirección
contraria al que me había señalado antes.
James me tendió a Harley y yo la tomé luego él camino por el último el
pasillo que me había mostrado antes, hasta que lo perdí de vista.
Me encamine con Harley en brazos hacía el lugar por dónde me dijo que
estaba la cocina por un vaso con agua. La cocina era espaciosa, como
todo el lugar.
Después de beber agua salí de la cocina y me encamine hacía en la
sala de estar, y sí, también había una pared de cristal, pero a diferencia
de la otra está daba una hermosa vista a la ciudad, y que gracias a que
era de noche era aún más preciosa por todas las luces de la ciudad.
Allí estuve por unos minutos, incluso Harley había caído en el limbo del
sueño, habían pasado unos quince minutos y James no parecía, así que
decidí salir rumbo al recibidor.
Cuando llegué James, venía saliendo del pasillo con una camiseta a
medió poner, es decir; solo estaba vestido con unos pantalones y la
camiseta estaba pasando por su cabeza, por lo que no podía verme,
pero yo si tuve una vista panorámica de su perfecto torso, pero casi
inmediatamente sentí las mejillas calientes y decidí ver otro sitió antes
que él se diera cuenta que estaba mirándolo.
-¡Luce!- exclamo al verme- me has sorprendido, se ha dormido, mi
pequeña - dijo acercándose mí y tomándola en sus brazos, pero antes
de separarse me dio una sonrisa cínica y burlona, haciendo saber que
ya sabía el porqué de mis mejillas sonrojadas.
El trayecto a casa lo hice en silencio, estaba avergonzada, no quería
hablar con él. Cuando llegamos a mi casa ¡Por fin! Abrí la puerta y el
entró directo hacía las escaleras con Harley en los brazos, la iba a llevar
a su cuna.
Yo me senté en el sofá mirando todas las bolsas que aún estaban en el
living de la casa, con la idea de arreglarlas mañana, escuché pasos
provenientes de las escaleras y giré el rostro hacía allí.
James venía bajando rápidamente, venía hacía mí, y yo me levanté,
cuando llego hasta mí se detuvo a centímetros de mi cuerpo, su
cercanía me ponía nerviosa, así que di un paso hacía atrás intentando
separar nuestros cuerpos, pero antes que lo hiciera, él tomó mis
caderas tan fuerte que choque en seco con su duro pecho, y me besó.

MI HERMOSO ERROR - CAP 49

El beso era rápido, desesperado, pero luego tomó un ritmo lento, yo sólo
estaba allí, sorprendida, no sabía que hacer ni como manipular mis
sentimientos ante la revolución de emociones que sentía en mi interior.
Cuando logré por fin ser consciente de lo que estaba sucediendo, puse
mis manos en su pecho y puse todas mis fuerzas para empujarlo.
Sólo logré moverlo unos centímetros, y lo miré directo a los ojos, había
en ellos una emoción que no logré distinguir además del deseó
claramente visible en su rostro.
—Esto está mal...– Murmuré aún cerca de sus labios– ¡Esto está mal,
James! – grité en un susurro y alejándome de la nada, al mismo tiempo
que pasaba la mano por mi largo cabello y le daba la espalda caminando
en dirección contraria a la de él.
—Luce...– murmuro en un susurró.
—Vete – exigí enojada conmigo misma por lo que en ese momento
estaba sintiendo.
—Luce...– volvió a murmurar.
—¡VETE! ¡VETE, JAMES! – grité histérica, al borde del llanto. Caminé
hasta la puerta principal y la abrí para que él saliera.
—Luce, yo...– dijo ya del otro lado de la puerta.
—Vete...– ya tenía lágrimas corriendo por mis mejillas, él me miró con
culpa en su mirada– por favor– añadí a modo de súplica, él trago grueso
y asintió marchándose de con la cabeza baja.
Al cerrar la puerta lo primero que hice fue sentarme en el piso con la
espalda pegada a ella, y lloré.
Lloré por el beso, lloré porque él se había ido, por todo lo que sentí, por
todo lo que siento, por el amor y el odio que le tengo...lloré por todo.
Eran las seis de la mañana, no he podido dormir ni un solo instante
desdé lo que paso ayer, la mayor parte de la noche la pasé llorando y
cuando no, paseaba de mi habitación a la de Harley tratando de
olvidarme del beso, pero todo era en vano.
Me levanté de la cama sintiendo un dolor agudo en las sienes, producto
de todas las lágrimas derramadas horas atrás. me introduje al baño, y
miré mi reflejo en el espejo, una mujer, ojerosa, con los ojos y nariz rojos
por haber llorado, tristeza, dolor, eso era lo que reflejaba el espejo, esa
mujer era la misma de hace ocho meses.
Deseché esos pensamientos y me desvestí rápidamente metiéndome a
la ducha, no quería rememorar todo eso, no quería escarbar el pasado.
Cuando acabé con mi aseó personal, fui a hacer el de mi hija, y también
a alimentarla.
Una vez de haber terminado con Harley, bajé con ella en brazos, y la
dejé en un corral con juguetes y yo me senté en un sofá con la mirada
en ella, pero la mente concentrada en un recuerdo que no dejaba de
divagar mi mente y pronto me encontré llorando nuevamente.
Ya no podía seguir así, si no sacaba todo lo que tenía por dentro iba a
explotar, necesitaba ayuda, y sola no la iba a conseguir, así que; metí
mi mano en el bolsillo de mi short de estar por casa y marqué el número
de la única persona que sabía que no me iba a juzgar.
—¡Hola hermanita, buenos días! – respondió radiante, y por un
momento envidie su felicidad.
—Buenos días, Lía – traté en la medida de lo posible que mi voz no
sonará estrangulada, pero fallé de una manera increíble, puesto que
hasta un sonido lastimero salió de mi garganta.
—¿Qué pasa, lucí? ¿Estás bien? ¿Harley? – su tono risueño cambio a
uno preocupado en cuestión de segundos.
—¿Recuerdas cuando me dijiste que cuando necesitara una psicóloga
te no me cobrarías la cita? – dije tratando de reír en medio de mi llanto,
para relajarla un poco.
—Por supuesto, pequeña, pero solo por ser tú– murmuró más tranquila
y en un tono maternidad y conciliador– ¿voy o vienes? – preguntó
después.
—Ven, por favor– dije con lágrimas nuevas en la cara.
—Estaré allí en quince minutos nena, no te preocupes – y cortó la
comunicación.
Miré a Harley de nuevo, ella me miraba con sus grandes ojos azules, y
luego me sonrió, una sonrisa que le dio un pequeño suspiro de paz a mi
corazón.
........
La puerta principal sonó y salí corriendo para abrirla, Líana estaba del
otro lado de la puerta con Sophie en sus brazos y una pañalera en sus
hombros, no resistí más y la abracé aferrándome a ella, que como pudo
me devolvió el abrazo, no pude contener las ganas de llorar, al sentir la
pequeña mano de Sophie acariciar mi cabello en una acción que
pretendía ser conciliadora.
—Dime que pasa Lucí, me estás preocupando– dijo Líana una vez que
ya nos habíamos sentados en el sofá mirando hacía las niñas su
jugaban animadamente en el corral, ajenas a todas las cosas en el
mundo.
—Pasa de todo, Lía, pasa que ya no puedo más, que ya no sé si
obedecer a la razón o al corazón, ya no toleró está situación – respondí
con enojo hacía mí por sentirme tan vulnerable por un simple beso,
mientras quitaba las lágrimas de mis mejillas con rabia.
—Tranquila, lucí – vociferó Lía – pero dime, pequeña ¿cuál es la
situación que no toleras? – cuestionó atenta.
—Pues, ¡está! Está donde tengo que dividirme entré los que quiero y
debo hacer– respondí – está dónde está primero la razón que los
sentimientos, esa es la situación en la que estoy desdé hace mucho
tiempo– terminé diciendo.
—Tiene que ver con el padre de Harley– no fue una pregunta, sino, una
afirmación, me sorprendí ante la manera tan rápida de descubrir las
cosas solo con analizar unos segundos. Asentí sin decir una sola
palabra –bien, para ayudarte, necesito que me cuentes todo, Lucía,
absolutamente todo, desde que todo esto empezó. – aclaró poniendo
énfasis en cada palabra y yo volví a asentir, le contaría todo a líana,
absolutamente todo.
MI HERMOSO ERROR - CAP 50

-¿James Evans? ¿el mismo que fue a casa? - inquirió como que si aún
no creyera lo que le estaba diciendo, yo sólo me límite a asentir -¡Dios!
¡Claro! ¡por supuesto que es él! ¿Como no me di cuenta antes? Harley
es idéntica a él- dijo más para sí misma que para mí - Por eso él maldito
se vino antes de lo planificado, es por eso que te viniste tan lejos, ¡por
él! Soy una estúpida, todos los somos, las respuestas a todo estaban
en nuestras narices y ninguno nos dimos cuenta. - dijo al final un poco
molesta.
-Lo siento. - Murmuré.
-Ok, ok, me voy a calmar, pero necesito que me cuentes todo, lucía,
quiero saber todo- yo sólo asentí.
-Todo empezó el día que terminé mi relación con Gael- empecé a
redactar la historia bajo su atenta mirada, pero yo sólo miraba a Harley
y Sophie- estaba mal, Lía, me sentía miserable, pero eso es
irrelevante...el punto es que Valeria me llamó al celular, porque le había
prometido que iría a la fiesta de cumpleaños de Diego, la cuestión es
que yo no estaba de humor para salir de fiesta pero tampoco quería
romper mi promesa- continúe perdiéndome en mis recuerdos- Fui a la
fiesta y entre conversaciones y risa, me embriague tanto que Valeria
tuvo que pedirle a uno de sus amigos que me llevará a casa.
«Cuando Ignacio me dejo en las afueras de la casa se marchó, y luego
yo me adentré al patio delantero, donde me caí y alguien me ayudó a
levantarme; James- continúe -No sé cuál fue exactamente la pequeña
conversación que tuvimos allí, sólo sé que terminó en un beso, y de lo
demás sólo recuerdo pequeñas fracciones. Al día siguiente desperté en
la cama de la habitación principal de la casa del Jardín, completamente
desnuda, y fue entonces cuando caí en cuenta que me había acostado
con un hombre del cual para entonces no sabía ni su nombre - a este
punto ya tenía la cara completamente mojada, giré a ver a Lía y ella me
miraba conciliadoramente.
-¿Luego que pasó lucí?- inquirió tierna.
-Pues, luego yo trataba de evitarlo a toda costa, hasta que a las dos
semanas me enteré del embarazo y antes de que todos en la casa se
despertaran, impulsivamente fui a la casa del jardín y se lo dije.
-¿Cuál fue su reacción?- preguntó de nuevo.
-Sorpresa, eso fue lo primero que pasó por su rostro en el instante que
se lo dije- hablé rememorando aquel momento - al final, aceptó hacerse
cargo del bebé, pero con una condición- volví a decir y ella me miraba
interrogante - se iba a hacer cargo del bebé siempre y cuando me viniera
a vivir aquí.
-Por eso lo hiciste...
-Lía, yo no quería que mi hija creciera sin un padre, y así lo hice, pensé
de alguna manera que todo estaría bien que mi hijo tendría un padre y
una madre, que tendría dos pares de abuelos, así como Sophie, Anthy
y Liam...Me equivoque, Cuando llegamos aquí, él me aclaro las cosas
me dijo que se haría cargo del bebé pero que no esperará nada más de
su parte, él estaba comprometido- solloce.
-¡Es un maldito!- dijo enojada.
-Que un hijo con alguien que no es su prometida dañaría su imagen-
continúe ignorando su comentario - por lo tanto, mi hijo sería su hijo
dentro de las paredes de esta casa, que los único que sabríamos que
el tenía un hijo seríamos él y yo, nadie más, que para él mi hijo era un
error.
-¡Dios mío! ¡Es un maldito hijo de puta! -volvió a decir.
-Me sentía como una mierda, humillada, miserable...sola. Me había
venido de mi ciudad para que mi hija tuviera un padre y al final no lo
tuvo...
-¿Las abandonó?- preguntó atónita yo sólo solté más lágrimas y traté
de regular mi voz.
-Al principio, venía dos veces por semana, Después del quinto mes de
embarazo venía un poco más seguido, y me había dado una tarjeta de
crédito que solo era para la bebé, se puede decir que estuvo durante el
embarazo, el día que Harley nació de casualidad estaba con él, cuando
salimos del hospital pensaba llamarlos a ustedes, pero él me suplicó
que no lo hiciera que quería estar la primera semana con Harley y si
ustedes venían no podría hacerlo. Yo solo accedí sin poner objeción
alguna.
-Cobarde.
-Al terminar la semana él se fue, a los pocos días supe que se había
casado y luego no volvió - dije con una sonrisa, limpiando mis lágrimas
y encogiéndome de hombros en un gesto que pretendía restarle
importancia a mis palabras, pero no tuve resultado alguno. -hasta el
viernes, James regreso, me pidió ver a Harley y...
-Se lo concediste. - afirmo y yo asentí - ¡eres una tonta lucía! - mis
lágrimas salieron con más fuerzas- lo siento, lo siento, hermana, no
quise gritarte, pero no debiste hacerlo.
-Al día siguiente me arrepentí y le dije que no quería que se volviera a
acercar a Harley.
-¿Como reaccionó?- preguntó.
-Dijo que si no dejaba que viera a Harley me demandaría y que sí quería,
técnicamente sería yo quién la visitaría dos veces a la semana.
-Es un maldito, mil veces maldito, pero se Equivoca- dijo entonces la
miré- el las abandonó un juez no puede permitir eso ¡él la abandonó!
-Lo mismo pensé, Lía, pero James ha enviado dinero a Harley en todo
este tiempo, además Harley lleva su apellido, eso ante la ley, no se
considera un abandonó. - dije con desánimo.
-¿El apellido de Harley no es Montenegro?- negué.
-Su nombre es Harley Evans, Pero eso no viene al caso ahora.
-Cierto, dime ¿Que harás ahora? - preguntó.
-Lo dejaré ver a Harley- afirmé y ella me miró de una manera que
claramente decía que me estaba equivocando- no es mi elección, Líana,
tengo que hacerlo, además creó que él la quiere...
-Bien, Lu, pero dime si todo eso ya lo has asimilado ¿qué es lo que está
mal? - preguntó un poco convencida de mis palabras anteriores.
-Ayer, me pidió llevar a Harley con sus padres- dije sintiendo lágrimas
nuevas en mis ojos, ella asintió atenta a mis palabras - no quise, me
rehusé, por eso propuso que yo podría ir con ellos y acepte, los
planeado era que los señores Evans vieran a la niña y regresar a casa,
pero no fue así, los señores son muy agradables, trataron a Harley como
a una princesa, y a mí muy amablemente, son buenas personas, el
punto es que nos invitaron a cenar y no quise rechazarlos, al final de la
cena me pidieron que llevara a Harley. La noche iba perfectamente,
hasta que llegamos aquí...
-¿Qué fue lo que pasó lucí?
-Me besó, me besó y el maldito beso terminó por sacar de lo más
profundo de mi corazón todo el sentimiento que cuando se marchó me
obligue a olvidar...
-Te enamoraste del padre de Harley- afirmó y yo asentí llorando- ¡oh
por dios! ¡Es ese el problema, la división que hay en tu corazón! - asentí.
-Yo lo amaba, me enamore de él, pero jamás sé lo dije- ella me miraba
con compasión. -ahora no sé qué hacer todo mi mundo se ha puesto de
cabeza, ya no puedo con esto, ¿Qué es lo que se supone que tengo
que hacer Lía? - pregunté desesperada.
-Primero que nada; cuéntale todo a nuestra familia- abrí mis ojos de
repente- escucha, si en realidad James, quiere a Harley, él dará la cara
ante nuestra familia - asentí - en cuanto a tus sentimientos hacía él,
pienso que él no merece nada de todo lo que sientes por él, ha sido
contigo un verdadero Imbécil, pero si es lo que tú quieres; inténtalo, yo
te apoyaré estaré aquí para ti, para lo que necesites, ya es hora de hacer
callar a la razón y darle el dominio de palabras al corazón, has una
tregua entre ellos, confiésale tus sentimientos, si te besó es porque
quizás siente algo por ti, pero no te vayas de cabeza en cuanto a eso,
hazlo con calma, pero eso sí; ponlo en período de prueba, no te puedes
arriesgar a que una vez más se vaya.

MI HERMOSO ERROR - CAP 51

Hace diez minutos que líana se fue de mi casa, minutos en los que he
estado pensando en todo lo que me había dicho el sonido del teléfono
fijo rompí el silenció de la casa y me levanto para contestar.
—¿Hola? – digo al descolgar.
—Luce, luce...– su voz hizo que mi corazón saltara velozmente. Voy a
obedecer todo lo que me dijo mi hermana que hiciera, le voy a confesar
los sentimientos que tengo hacía él.
—Tengo que hablar contigo – dije en un tono un poco inseguro.
—Si, nena, yo también, estaré allí en unos minutos – dijo y colgó.
Solté el aire que mis pulmones habían retenido y acto seguido tomé a
Harley del corral dónde aún estaba y la llevé conmigo escalera arriba.
Ya en mi habitación la dejé sobre la cama y me recosté con ella,
intentando aplacar los nervios de lo que sucedería cuando James
llegará.
.......
El timbre de la puerta principal sonó y me levanté sobresaltada de la
cama, mirando a Harley que me miraba con curiosidad debido a mi
reciente acto.
—Todo está bien, amor– susurré más para mí misma que para ella.
Tomé a Harley en mis brazos y fui directo a la puerta principal.
—Buenos días, luce– dijo un poco nervioso cuando ya había abierto la
puerta, Harley empezó a hacer ruidos y estirar los brazos hacía él para
que la tomará, James la tomó dejando un beso en su cabello y luego se
hizo paso entrando al interior de la casa.
—Bueno días – dije cerrando la puerta y mirándolo de nuevo, él tenía la
mirada en las bolsas que aún yacían en el living de la casa.
—¿Por qué no has arreglado eso? – preguntó.
—No he tenido tiempo, mañana se incorporan las mujeres de servicio,
ellas lo harán – dije simple y él asintió.
—Quiero hablarte luce– murmuró y yo asentí temerosa de sus palabras,
él dejó a Harley en el mismo corral del que hace unos minutos yo la
había sacado y se sentó en el sofá frente a él, palmeando el lugar a su
lado para que yo tomará asiento, y así lo hice.
—Yo– empezó a hablar– Lucía, no te pediré disculpas por lo de ayer,
porque la verdad yo quería hacerlo y entiendo si a ti te molestó, pero no
me disculparé. – dijo tan rápido que casi no lo entendí, pero me estaba
diciendo que él quería besarme, eso sin dudas hizo que me animara un
poco más para decirle que lo quería –Yo... ¡Dios! ¿por qué es tan difícil?
– dijo para sí mismo, se estaba irritando era claro por la tonalidad roja
que había en sus mejillas– yo te quiero lucía.
Me quede estática, mirándolo fijo, buscando algún tipo de burla o
mentira en su mirada, pero nada, en sus ojos, en su cara, lo único que
había era nervios y ¿Miedo?
—yo entiendo Luce–– volvió a hablar justo cuando yo estaba por
hacerlo– créeme que entiendo si tu no sientes por mí ni el uno por ciento
de lo que yo siento por ti, yo te hice mucho daño; te separé de tu familia
dándote un expectativa falsa de lo que sería tu vida aquí, te trate mal,
en ocasiones hasta te humille, las abandoné, pero créeme, nena, yo me
arrepiento de todo lo que te hice de todo el daño que te causé– para
esté punto yo ya tenía la cara inundada de lágrimas – sé que soy un
maldito cobarde por no dar la cara ante tu familia desdé el primer
momento en que supe de la existencia de nuestra hija, un maldito hijo
de puta por no renunciar ni siquiera a la mínima parte de lo que tu
renunciaste por Harley, un maldito mil veces maldito por creer en algún
momento que Harley era un error en mi vida– él tenía lágrimas sin
derramar en sus ojos – Me retractó de mis palabras, maldigo el día que
esas palabras salieron de mi boca, me maldigo a mí mismo por haber
pensado eso, pero aunque lo haga sé que esas palabras no se borraran
de tu mente, por eso escucha bien, pequeña, quiero que estó también
se grabe en tu cabeza; Harley es el error más hermoso que ha llegado
a mi vida, el error que más amo en todo el puto mundo, ella es mi
Hermoso error.
Y con eso todo lo que sentía por él había crecido de una manera
increíble, fue por eso que hice lo que hice; lo besé, lo besé con todo el
amor que había estado reteniendo hacía él, él se sorprendió ante mi
acto pero en segundos ya estaba tomando mi cara entre sus grandes
manos y profundizando el besó.
—También te quiero James– te quiero y te perdonó – cerré los ojos con
fuerza y él pego su frente a la mía logrando que nuestras narices se
rozaran.
—Gracias, mi Luce–, gracias, gracias, gracias– susurró pasando sus
pulgares por mis mejillas mojadas– te prometo, te juro por dios, que haré
todo lo posible por no volver a lastimarte, pequeña, ni a ti ni a Harley,
haré todo lo que sea necesario para ser merecedor de ustedes, lo juro–
dijo con los ojos apretados y yo solo asentí.
—Por favor no lo hagas, porque no te perdonaré.
—Lo prometo– dijo y Harley empezó a llorar reclamando los brazos de
su padre.
Me limpié la cara y luego miré a Harley que ya estaba siendo levantada
por James, los miré a ambos. Talvez si existía una pequeña esperanza
para que mi hija tuviera una familia compuesta, esa familia que todo
niño merece.
Sonreí no había una manera de explicar la felicidad que sentía en ese
momento, visualizando a mi hija, con su padre, el cual era el hombre
que yo quería, riendo jugando, a mi lado, Como una verdadera familia.
Familia, de pronto recordé lo que líana me había dicho, tenía que decirle
a James.
—James– pronuncié su nombre atrayendo su atención a mi –
¿Reconocerás a Harley ante todos como tu hija? – pregunté temerosa
de su respuesta.
—Por supuesto Luce–, ella es mi hija, todo el mundo debe saberlo – dijo
tiernamente.
—¿Hasta mis padres? – volví a cuestionar.
—Ellos principalmente– dijo y yo sentí un peso menos sobre mis
hombros –a ellos le debo una disculpa muy grande, y estoy dispuesto a
enfrentar cualquier consecuencia ¿cuándo puedo contactarlos? –
preguntó finalmente.
—El fin de semana estarán aquí– Murmuré pensativa.
—El fin de semana confesaré todo, no quiero que tú digas nada, déjame
a mí hablar con ellos ¿Bien? – asentí.
........
Estaba en mi habitación mirando algunos diseños que tenía que
presentar mañana en la empresa, mientras James cuidaba a Harley en
su habitación.
—Ya la he dormido – dijo él entrando en la habitación haciendo que
llevara mi vista de los papeles entre mis manos a él.
—Gracias– Sonreí y él se acercó hasta llegar a mi lugar y posicionarse
a mi lado.
—No tienes nada que agradecer, Luce, Harley también es mi hija– dijo
y yo asentí devolviendo la mirada a los papeles – por cierto, papá ha
pedido verlas de nuevo, está noche– lo miré de nuevo.
—Está bien...– dije.
—Luce– me llamó y lo miré nuevamente – ¿nosotros? – lo miré
confundida– quiero decir; ¿que pasara con nosotros? ¿Habrá un
nosotros al final de la historia? – preguntó, yo lo miré con ternura.
—Paso a paso, James, no apresuremos las cosas, sólo deja que fluyan
¿Si? – asintió – por los momentos estas aprueba, no me iré de cabeza
respecto a ti, no quiero tener que llorar por ti de nuevo – volvió a asentir
con un poco de culpa, pero yo no puedo hacer nada con respecto a eso,
es lo que yo siento y no puedo mentirle.

MI HERMOSO ERROR - CAP 52

—¿Entonces que hay que hacer lazo? – pregunté sabiendo la respuesta


de ante mano.
—Tienes que viajar, Lucí, se irán tú y el supervisor del área de
empaquetacion y envíos– dijo – es lo mejor, Lu, estando tu allá las cosas
se van a descubrir rápidamente, el jet de la empresa estará esperando
por ustedes a las cinco de la tarde en el aeropuerto, en México los estará
esperando la administradora de la boutique.
—¿Hoy mismos? – pregunté sorprendida, él asintió – ¿cuánto tiempo
estaremos allá?
—Hasta que se descubra la razón de la desaparición del producto, Lucí.
– dijo y yo asentí resignada. – los esperaré en el aeropuerto– fue lo
último que dijo antes de salir de la oficina.
Tendría que ir.
Decidí adelantar las cosas e ir a la oficina de Aaron, tomé a Harley y la
coloqué aún dormida en la carriola.
Estaba estacionando en frente de la empresa de Aaron, bajé del auto
junto con Harley a la cual dejé nuevamente en la carriola y me dirigí con
ella a cuestas al interior de la empresa, al llegar a recepción saludé y
subí al ascensor que en cuestión de segundos me dejó en la planta más
alta del edificio, esa donde Aaron tenía su oficina.
Cuando salí del ascensor me fijé que la secretaria de Aaron no estaba
en su sitio de trabajo y aproveché ir directo a la oficina.
Una vez frente a las puertas de caoba toque un par de veces hasta que
escuche su voz permitiéndome el pasé, abrí la puerta lentamente y acto
seguido saque aire de los pulmones y entré.
Él levanto su mirada azulada, hasta que chocó con la mía, su semblante
- antes tranquilo y sereno- cambio a uno enojado y decepcionado en
cuestión de segundos.
—Estoy ocupado Lucía, te agradecería mucho si por favor te retiras de
mi oficina – hablo frío, regresando su miranda en los papeles que tenía
en sus manos.
—Solo quiero hablar contigo, Aaron, prometo que no serán mas de
cinco minutos– dije un poco descolocada por su tono, ya que nunca
antes, me había hablado de esa manera, de hecho, no recuerdo ni una
sola vez que anteriormente me haya llamado por mi nombre, siempre
su manera para dirigirse a mi eran “pequeña, o preciosa”
—Está bien, habla Lucía – aceptó.
—Sé que tienes razón en estar enojado conmigo, no te dije la verd....
—¡Me mentiste! –gritó interrumpiendo y enseguida Harley empezó a
llorar, y él se aproximó a ella para tomarla en brazos y calmarla – ¡Joder!
¡Me dijiste que el padre de Harley estaba muerto!
—No, te equivocas, te dije que mi hija no tenía padre, fuiste tú quién
creyó que estaba muerto. – dije recordando perfectamente el día que
preguntó por el padre de Harley.
—Pero no me lo aclaraste, Lucía, no me dijiste, “No, no Aaron, el padre
de mi hija no está muerto, sólo estoy enojada con él y por eso digo que
Harley no tiene padre”– dijo con burla poniendo una voz aguda.
—Pues, ¡lo siento! Sé que estuvo mal no aclararte desde él principió
que James no estaba muerto– dije ya irritada por su comportamiento. –
pero no quería hacerlo, No quería hablar de él.
—Siempre supiste lo que yo sentía por ti, Lucía, aunque yo no te lo
dijera, siempre lo supiste– dijo acercándose con mi bebé ya tranquila y
posicionándose frente a mí, estaba tan cerca que podía oler su perfume
perfectamente.
—Yo lo siento...– Murmuré, no quería hablar de ese tema.
—Y yo como un imbécil creyendo que no me prestabas atención por la
muerte del papá de Harley– dijo dolido– que sólo tenía que darte tiempo
para que tú superaras su muerte y que una vez que eso sucediera, yo
estaría ahí, para ti, para ser el padre que a la larga Harley
necesitaría...pero no, al parecer a ti te costaba mucho aclararme las
cosas.
—Lo siento mucho, Aaron– dije sintiéndome culpable, porque sí le
hubiera sido clara con él desdé el principio, él no se hubiera hecho
ilusiones conmigo– lo siento tanto, yo no quería tocar ese tema, tenía
miedo de perder tu amistad, porque te quiero mucho Aaron.
—Pero no de la manera que yo quiero que me quieras, no de la manera
que yo te quiero a tí Lucía– dijo y me sentí aún más culpable por
causarle ese dolor– dime una cosa, ¿Sientes algo por el padre de
Harley?– preguntó y yo bajé la cabeza no quería responderle eso–
responde Lucía– exigió y yo asentí – eso era todo lo que quería saber,
y no te preocupes, seguirás conservando mi amistad, porqué yo también
te quiero, Lucía, pero no esperes que todo sea como antes– dijo
finalmente y yo asentí triste y con las lágrimas al borde, lo ví agacharse
para poner a la pequeña devuelta a la carriola y una vez que la aseguró
besó su cabecita– esperó que seas la niña más feliz del mundo,
princesa – le dijo acariciando su mejilla, luego se levantó y besó mi
frente– Adiós, preciosa espero que tú también seas muy feliz con tu
familia.

MI HERMOSO ERROR - CAP 53

—Está bien, James, pero tengo que asegurarme de algunas cosas


como, por ejemplo; ¿dónde va a dormir? ¿te quedara en tu
departamento o en casa de tus padres?
—Como te dije antes; mi madre ha mandado a preparar una habitación
para Harley en su casa y otra en le mía, por lo tanto, en mi casa hay
una cuna que puedo mover a mi habitación mientras Harley está en mi
departamento.
—¿Te quedarás en tu departamento? – asintió. – te escribiré como
puedes preparar el biberón en un papel. ¿Tienes ropa de cuna? – me
miró confundido– cobijas, paredes acolchonadas para que no se golpeé
cuando ruede...
—Ah, no, pero se las puedo comprar ahora mismo– dijo rápidamente.
—Descuida, creó que en alguna parte del armario de Harley hay
algunas nuevas – dije cerrando la maleta y dejándola sobre la cama. –
ven, vamos a buscarlas– dije y salí de mi habitación con él pisándome
los talones.
Al entrar en la habitación de Harley, quien apenas vio a James se
levantó sosteniéndose del borde de la cuna, dando pequeños saltitos y
balbuceando palabras incoherentes para que esté la tomara en brazos.
James la sacó de la cuna y mientras le hacía mimos y besaba una y otra
vez su cabellera rubia cada vez más larga, y yo me introduje en el
armario buscando entre los closets las cobijitas rosadas que había
comprado hace tiempo y que nunca Harley había estrenado.
—Allá ésta – dije cuando la visualicé en lo más alto de uno de los
closets– James ¿Puedes venir?
—¿Que pasa luce? – preguntó entrando al armario con Harley.
—Son aquellas, bájalas, no alcanzó – dije quitando a Harley de sus
brazos. Él lo único que hizo fue estirar los brazos y tomar el bulto con
ropa de cuna en él.
—Bien, vamos a tu casa, para asegurar todo. – el asintió y salimos del
armario. Antes de salir de la habitación de Harley él tomó su pequeña
maleta junto con la pañalera lista, eran la una y media de la tarde y yo
ni siquiera había almorzado.
—Espera, iré por mis cosas para irme al aeropuerto después que salga
de tu casa. – dije.
—Te espero abajo– asentí.
Entre a mi habitación tomé la maleta y mi bolso, junto con el cargador
de mi teléfono y audífonos. Bajé las escaleras y no miré por ningún lado
ni a James ni a mi hija, supuse que ya ambos estarían afuera y decidí
salir de una vez.
James estaba poniendo a Harley sobre la silla para bebés en su auto,
cuando término de asegurarla y se dio la vuelta, se fijo en mi, y se
aproximó a mí rápidamente hasta quitar la maleta de mis manos y
subirla al maletero del auto.
Nos subimos y él empezó a conducir hacía su departamento, todos
íbamos en silencio incluso Harley que no estaba balbuceando cosas
como de costumbre.
Cuando llegamos al edificio, James estacionó el auto en frente de éste
y bajó directo al maletero, yo desabroche los cinturones de Harley y la
traje hacía mí, bajándome con ella de una vez.
—Vamos, nena– dijo él con la maleta de Harley en una mano y la
pañalera rosa en su hombro.
Nos adentramos en el edificio y tomamos el ascensor hasta su piso,
cuando entramos en el interior del edificio, James siguió caminando
directo hacía un lugar y yo no hice más que seguirlo.
Entramos a una habitación muy masculina y supuse que era la de él al
reconocer su perfume impregnado en la habitación.
—Ésta es mi habitación, allí podemos colocar la cuna– dijo señalando
un lugar frente a la gran cama King size.
— Si, pero ¿dónde está la cuna? – pregunté.
—En la otra habitación, sígueme–dijo dejando la maleta y la pañalera
sobre su cama y saliendo de la habitación, Harley se había dormido
durante así que antes de salir la deje sobre la cama y la rodee con
almohadas.
Salí de la habitación y entre con James a la habitación continua a la de
él, en ella había un montón de cosas, las paredes estaban pintadas de
rosado, pero lo demás estaba todo desordenado.
—Ayer pintaron las paredes, y las demás cosas las trajeron está
mañana, la decoradora dice que mañana estará lista. Mira ahí está la
cuna– dijo después señalando una cuna blanca. – ayúdame a sacarla.
Entre los dos la tomamos de extremo a extremo y la sacamos
cuidadosamente de la habitación y del mismo modo la metimos a la de
James.
—¿Dónde está la ropa de cuna? – pregunté cuando ya habíamos
logrado colocar la cuna en la habitación.
—Aquí está– dijo pasándomela, coloque todo en su lugar y en minutos
la cuna estaba lista.
—Trae a Harley– le dije y él la tomó en sus brazos y la metió en la cuna–
perfecto, ¿Qué hora es?
—Las dos y quince– dijo y yo asentí – ¿A qué hora tienes que estar en
el aeropuerto?
—A las cinco, ¿dónde vas a meter la ropa de la bebé? – pregunté
cambiando de tema.
—En el armario, con la mía – dijo simple y yo reí.
—Bien, vamos te ayudaré a guardarla– el asintió y tomó la maleta y nos
introdujimos al armario.
Después que guardamos todas las cosas de Harley en el Armario de
James, los dos nos sentamos en el sofá del living.
—¿Tienes hambre? – pregunto.
—No te imaginas cuanta, creo que ni siquiera he desayunado – dije.
—Tienes que cuidarte Luce, no es bueno para ti empezar el día sin nada
en el estómago– dijo caminando hacía donde recuerdo quedaba la
cocina, no quería quedarme sola así que me levanté del sofá y lo seguí.
Me senté en una de las banquetas altas de la barra americana
mirándolo moverse de un lugar a otro. hasta que puso un plato con tres
sándwiches frente a mí junto con un vaso coca cola y él se sentó frente
a mí con otro plato.
—Tengo hambre, pero no me voy a comer todo esto– le hice saber
mirando el plato repleto.
—¿Es mucho? – preguntó sorprendido y yo asentí tomando dos de los
sándwiches y poniéndolos en su plato, y luego comencé a comer.
Mientras comíamos hablábamos animadamente, hasta que en un acto
desafortunado el líquido restante de mi bebida fue a parar a mi vestido
rosa pálido.
—¡Joder! – me queje en voz alta, viendo como mi vestido cambiaba de
color rápidamente.

MI HERMOSO ERROR - CAP 54

—Tranquila, luce, tal vez se pueda arreglar – dijo James acercándose a


mí con un pañuelo húmedo y pasándolo por la mancha haciendo que el
vestido se manchara más.
—No, basta, James, ¡lo estás dañando más! – dije un poco molesta.
—Lo siento, solo pretendía ayudarte– dijo y yo lo miré.
—Si, lo sé, siento haberte gritado– me disculpé –¿Puedes hacerme un
favor? – él asintió – ¿puedes ir por mi maleta y prestarme un baño?
—Claro, al final de este pasillo ésta un baño, pero estarás más cómoda
en los baños de algunas de las habitaciones, son más grandes, ven te
llevaré a uno– dijo y tomó mi brazo encaminándome a una de las
habitaciones en el pasillo contrarió dónde estaba su habitación. – usa lo
que quieras, en el clóset del baño hay toallas y si quieres ducharte hay
jabones en barra y líquidos en las repisas del baño.
—Solo me quitaré el vestido. – puntualice y él asintió.
—Ok, vendré pronto, iré por tu maleta. – dijo y salió de la habitación
cerrando la puerta a sus espaldas, me senté un momento en la cama
hasta que oí la puerta principal abrirse y luego cerrarse.
Mire mi vestido de nuevo, había una enorme mancha negra en el torso
y parte de la falda, me lo quite quedando sólo con el brasier de encaje
negro y bragas a juego. Me introduje al baño de la habitación, para ver
si podía hacer algo por mi vestido.
Abrí el grifo y enseguida el agua salió, metí el vestido al lavamanos para
que se remojara un poco mientras buscaba en el interior de las repisas
jabón para restregar en la mancha. Cuando encontré uno líquido eché
un poco del contenido en el área más afectada y empecé a restregar,
pero nada, la mancha no cesaba.
Me rendí cuando llevaba alrededor de dos minutos restregando y no
veía resultado, así que enojada conmigo misma por la torpeza me
pegué con las palmas de las manos en las mejillas dejándolas rojas. Me
eche agua en la cara y luego me la seque con una toalla.
Saqué el vestido del lavamanos y lo exprimí para luego tirarlo al cesto
de basura.
Cuando salí del baño, James estaba entrando a la habitación con mi
maleta, cuando me miró abrió los ojos sorprendidos y fue cuando caí en
cuenta que estaba desnuda e intenté taparme con las manos.
—¡Salte James! – dije, pero él se quedó allí mirándome con la mirada
dilatada, de pronto empezó a acercarse hasta quedar a sólo centímetros
de mí.
—Luce, sé que iríamos poco a poco, pero no me puedes pedir eso
ahora– susurró tan cerca de mí que su aliento chocaba con él mío
llenándome de excitación ante sus palabras, su cercanía y él calor que
amenaza su cuerpo.
—James– intenté decir algo, pero antes que me diera cuenta ya la
lengua de James se debatía por abrirse pasó hacía mi boca.
Le concedí la petición cuando sus dientes aprisionaron mi labio inferior
y sin poder evitarlo gemí cuando sentí su calidad legua adentrarse en
mi cavidad bucal.
James bajó sus manos que estaba sobre mis mejillas y las deslizó por
mis costados hasta llegar a mis nalgas y apretarlas con fuerza causando
que otro gemido saliera de mis labios. Sus labios bajaron por mi cuello
hasta mi clavícula, para luego empezar el mismo camino hasta mis
labios, luego alzó mis nalgas haciendo que lo rodeara con mis piernas,
volví a gemir al sentir su erección completamente dura chocar con mi
centro.
Caminó conmigo a cuestas hasta que sentí mi espalda en la cama.
James no paraba de besar mi cuello, labios y clavícula, y de acariciar
mis piernas.
De un momento a otro se separó de mi abruptamente, y se quitó la
camisa dejando su perfecto torso al descubierto, luego se desabrocho
los pantalones para continuamente bajarlos quedando únicamente con
un bóxer negro que se ajustaba perfectamente a su redondo trasero.
.........
Estábamos entrando al aeropuerto, venía con James y Harley, no quería
separarme de ellos, haría todo lo posible para que el regreso del viaje
fuera pronto.
Cuando visualice a Lázaro junto a Anthony, el supervisor del área de
envíos y todo eso, sentí como mi alegría había bajado un poco más,
porque en sí, su disminución fue cuando subí al auto de James sabiendo
cual sería el destino del viaje.
—Tranquila, pequeña– dijo James Parándonos a mitad de camino en
sus brazos llevaba a Harley, ya despierta – sólo son unos días, el tiempo
pasa rápido, y cuando regreses aquí estaremos nuestra hija y yo,
esperándote – me sonrió y yo hice un intento de sonrisa.
Y continuamos caminando hasta llegar a donde estaba Lázaro y
Anthony, a los cuales saludé con un intento de sonrisa y les presenté a
James como el padre de mi hija, Lázaro me miró con una cara de que
pronto hablaríamos de esto, y Anthony pasaba su mirada de mi a James
en un gesto de sorpresa.
—Pensé que el padre de la pequeña Harley era el señor Aaron
Gonsteins– dijo y Lázaro lo golpeó con el codo, Mientras James lo
miraba con ganas de matarlo, me acerqué rápidamente a él.
—Tranquilo, James, sólo es un comentario – dije intentando calmarlo.
—¿Por qué dice eso? – dijo en un susurró enojado.
—Porque Aaron y yo éramos muy amigos y siempre estaba con
nosotras, creo que es por eso– dije, pero él aún estaba enojado– no le
hagas caso James. Por favor.
—Lucí, ya es hora– dijo Lázaro.
—Cuídala James– dije sin poder evitar que mis ojos se llenaran de
lágrimas, era la primera vez que me separaba de Harley desdé su
nacimiento.
—Tranquila, amor, no llores– al parecer su enojo había disipado– no
llores, luce, yo la cuidaré con mi vida, aquí te estaremos esperando
cuando regreses.
—Lucí – volvió a llamar Lázaro.
Besé la frente de mi bebé que no entendía lo que estaba pasando y
luego dejé un besó en los labios de James mirando sus ojos llenos de
tristeza y caminé hacía Lázaro que me dio el boleto de avión y
seguidamente empecé a caminar con Anthony hacía la sala de
abordaje.
Miré por última vez hacía atrás y me encontré con la mirada de James
que movió sus labios en un entendible “te amo” con esa imagen los
perdí de vista.

MI HERMOSO ERROR - CAP 55

Lo primero que hice al entrar a la habitación fue sacar el cargador y mi


celular del bolso y conectar el cable a un toma corriente y continuamente
conectar el celular al otro extremo del cargador.
Lo encendí y enseguida empezaron a llegar mensajes de WhatsApp de
Lázaro, Líana y James.
Esperé que el celular tomará un poco más de carga para poder usarlo
y mientras esperaba me metí al baño de la habitación, me deshice de
toda la ropa y me introduje a la ducha, minutos después salí del cubículo
para ducharse y me envolví en un albornoz con el logo del hotel, me
acerque al lavamanos y me lave los dientes.
Salí del baño y saqué algo de ropa de mi maleta y me vestí con un short
de pijama y una camisa de tiros a juego, luego me metí a la cama y tomé
el celular que yacía en unas de las mesitas de dormir justo dónde lo dejé
cargando.
Entré directamente en la aplicación de WhatsApp y leí el mensaje más
reciente, Que era de Lázaro.
Lucí, cuando vayas a la boutique tienes que pasar primero por la
agencia de investigación que te dejaré bajo este mensaje, les explicaras
el caso y ellos se encargaran...tú solo pon presión en los empleados, si
es uno de ellos los que se están robando las prendas caerán de
inmediato, Anthony ya sabe qué hacer. √√
Bajó el mensaje había una dirección, mañana antes de ir a la boutique
pasaré por allí.
Está bien, Lazo, te mantendré al tanto de todo. Buenas noches. √√
Respondí el mensaje de Lázaro y luego salí de su chat y entre en el de
Líana.
Si no llamó a tu casa no me entero que estás de viaje, mala hermana.
Llámame cuando puedas. √√
A ella opte por llamarla, así que presione el botón en la barra verde
superior y enseguida la llamada empezó.
—¿Hola? – su voz era adormilada.
—Hola lía– respondí burlona.
—Ahg, lucí, ¿porque me haces esto? Acabó de dormir ¡por dios! – dijo
y yo reí.
—Fuiste tú la que dejo un mensaje diciendo que te llamara cuando
pudiera, pues yo puedo ahora– dije burlona y ella soltó una maldición.
—¿Dónde estás? ¿Como es posible que me haya enterado que estas
de viaje por la señora Luna?
—Lo siento, lía, el viajé no estaba preparado, sólo salió de la nada–
expliqué.
—¿Y Harley? ¿La llevaste contigo? – preguntó.
—No, la dejé con su padre– el silencio se hizo presente del otro lado de
línea – No podía traerla a México era un viaje muy largo, James
prácticamente suplicó para que la dejará con él, y bueno, él la cuidara
bien Lía, sus padres también la quieren mucho, estoy segura que con
ellos estará bien. – dije después que esperé varios segundos por una
palabra de ella, pero no dijo nada.
—Está bien, hermanita, no te preocupes, te conozco y sé que no
pondrías en riesgo a Harley, sólo pon en pie mi consejo; no te vayas de
cabeza respecto a James.
—Si, lo sé – mentí, con James, ya me había ido de todas las formas
posible, pero no se lo diría a Líana.
—¿Cuándo regresas? ¿Le planteaste la idea de confesarle todo a la
familia? – preguntó interesada.
—Si todo salé como esperó, el viernes en la mañana estaré volando a
Los Ángeles– dije – y ese mismo día te espero en casa, todos estarán
allí, incluso James que confesara todo– añadí.
—Bien, Lucí, el viernes en la tarde estaré allí, hasta luego.
—Hasta luego, Lía – y corte.
Rápidamente salí del chat de Líana y revisé el último mensaje, el que
era de James.
Princesa, cuando llegues por favor llama. √√
Sonreí y rápidamente hice lo mismo que con líana, pero en vez de una
llamada común haría una de vídeo, presione el botón y enseguida su
imagen adormilada con mi bebé aún despierta a su lado apareció en la
pantalla.
—¡Hola mi amor! – exclame hacía Harley que me miraba con curiosidad
–¿Por qué no estás dormida princesa? – pregunté sabiendo que no me
respondería, pero para mi sorpresa sonrió.
—Hola, James...si yo también te quiero. –dijo con sarcasmo y yo reí.
—Hola para ti también James– dije aun riendo–¿Por qué Harley no está
dormida? Ya son casi las once. –añadí más sería.
—Ella no quiere dormir sola, he intentado toda la noche dormir
cómodamente en su cuna, pero esa cosa definitivamente no está hecha
para personas de mi tamaño– dijo y reí al imaginarlo dentro de la cuna–
hasta que hace dos minutos, me di cuenta que podía acostarla conmigo
en la cama, y justo cuando ambos estábamos a esto– hizo casi una nula
separación entre su dedo índice y pulgar– de dormir, llamaste– añadió
con una sonrisa
—Lo siento, pero si quieres que duerma más rápido has lo que te dije
que hicieras cuando tenía una pesadilla – asintió.
—¿Como llegaste luce? ¿Todo bien en el avión? ¿El imbécil con el que
te fuiste no hizo ninguna estupidez? – preguntó.
—Llegué hace poco, todo estuvo perfecto en el avión– dije enumerando
sus preguntas– y no, de hecho, Anthony es muy divertido – el rodó los
ojos y yo reí– Llamaré, luego James, mañana tengo que levantarme
temprano, recuerda darle el biberón a Harley a las seis y media, el
segundó a las diez de la mañana, al medio día tienes que prepararle
sopa de zanahorias, a las siete de la noche otro biberón, a las ocho la
cena y antes de dormir otro biberón – asintió rodando los ojos.
—Lo sé, nena, lo tengo todo bajo control, de hecho, mi madre me ha
enseñado a preparar comida de Bebés y mañana irá conmigo al trabajo.
—Bien– dije sonriendo– hasta mañana, James. – dije y cuando estaba
a punto de colgar la llamada...
—Luce– dijo y yo regrese mi vista hacía él de nuevo– te extraño nena...–
dijo mirándome fijo y yo le regalé una sonrisa nostálgica – Te amo. — y
colgó.

MI HERMOSO ERROR - CAP 56

—Buenos días – dije frente a todo el personal de la boutique, eran un


total de veinte personas; cinco dependientas, dos cajeras, tres de
personas de limpieza, cinco que se encargaban del almacén, dos
supervisores, una administradora, la señora Marta y su asistente. – es
un placer conocer al personal de está boutique en particular, lástima que
no sea en las mejores circunstancias – añadí, todos me miraban
atentos. A mí lado estaban Anthony y dos policías, uno de ellos era el
amigo de Lázaro – Como ya todos sabrán; desdé hace un tiempo las
prendas importadas de la sede principal de fashión luce se han estado
“perdiendo” por ello he aquí los caballeros que nos ayudaran con el
pequeño inconveniente. Es todo lo que diré, por ahora vuelvan a sus
deberes.
Dicho esto, todos se dieron la vuelta murmurando cosas entre sí. Me
giré hacía los policías; Roger y Joshua, y Anthony.
—¿Por dónde empezaremos? – pregunté.
—Hay que visualizar muy bien las cosas– hablo Roger y yo lo miré
confusa– la tienda tiene un total de veinte empleados– dijo y yo asentí
– la mayoría de éstos son mujeres, son sólo cuatro hombres; uno de
ellos tiene que estar implicado en el asunto. Nuestro recorrido empezará
por el almacén, Vamos– añadió después y todos le seguimos, Anthony
llevaba en una carpeta con documentos con el total de prendas y
artículos que se había estado enviando desdé la empresa hasta aquí en
los últimos dos meses, con eso comprobaríamos el total del contenido
perdido.
Al llegar al almacén, que era el lugar dónde tres de los únicos cuatros
hombre trabajan, Anthony empezó a hacer su trabajo, tras de él íbamos
los demás, los chicos que allí estaban nos miraban de vez en cuando,
entre ellos solo había una mujer de aproximadamente mi edad, opté por
acercarme a ella.
—Hola, buenos días – dije amablemente al llegar a su lugar.
—Buenos días, señora Montenegro– respondió a mi saludo con una
sonrisa, mientras colocaba una caja llena de ropa en una repisa.
—¿Como te llamas? – pregunté.
—Soy Marcela Ruiz– respondió alegré.
—¿Tienes mucho tiempo trabajando aquí? – cuestioné de regreso. –
¿Qué piensas de la situación de las prendas perdidas?
—Tengo un mes trabajando en este lugar– respondió risueña– y bueno,
con respecto al robo de la mercancía, me parece que las personas que
lo están haciendo deberían obtener un castigo...– dijo después un poco
más seria.
—¿No tienes idea de quien pueda ser? – pregunté y ella negó.
—La verdad, no, yo casi no tengo amigos acá, y como verá, en mi lugar
de trabajo solo hay hombres a parte de mí, los cuales siempre están
hablando de a quien se follaron ayer, y el día antes de ese...en fin, es
por eso que trato de mantener distancia con ellos. – dijo rodando los
ojos.
—¡Señorita lucía! – el llamado de Anthony hizo que me despidiera de la
chica e ir hasta ellos. – venga, vamos a la oficina, ya tenemos el total
de las prendas perdidas.
—¿Ya? – asintió y junto con los policías empezó a caminar hacía la
oficina de Marta.
—Cada caja con mercancía que enviábamos de la empresa llegaba
aquí con sólo la mitad de las prendas– habló Anthony una vez que ya
estábamos, Roger, Joshua, Marta, mary- la asistente de Marta - Él y yo
instalados en la oficina de Marta.
—¿Desde hace dos meses? – pregunté con los ojos abiertos, si se
estaban robando las mercancías desdé hace dos meses y la mitad de
cada caja estás personas han de tener un muy buen dinero ganado.
Anthony asintió, yo sólo reaccioné pasando mi mano por mi cabello en
una clara señal de frustración.
—¿Cada cuanto son los envíos de mercancía? – preguntó Joshua.
—Los viernes de cada semana – respondí un poco irritada, sentía una
punzante palpitación en las sienes.
—Tienen un buen dinero– exclamó Roger– bueno, si es que venden los
productos....
—Muy bien, terminemos la plática y empecemos a buscar al ladrón –
dije molesta y saliendo de la oficina, necesitaba un café urgente.
Llevaba casi una semana en México, pero hoy era mi último día aquí.
En este pequeño lapso de tiempo hemos logrado muchos avances con
respecto al ladrón de la boutique.
Por ejemplo; uno de ellos era que Anthony y yo íbamos en un taxi
camino a la estación de policías para hacer oficial la denuncia y
encarcelaran a los dos culpables.
Daniela y juanes, ellos eran los ladrones. Daniela; tiene 22 años, lleva
trabajando en la tienda desde hace cuatro meses, el mismo tiempo que
la boutique lleva abierta, es la cuñada de Juanes. Con respecto a
Juanes; tiene 30 años, y estaba trabajando en la boutique desdé hace
dos meses, él trabajaba en el área del almacén.
Ambos en complicidad robaban las prendas para venderlas en una
tienda pirata del novio de Daniela, Saul, es su nombre, cabe destacar
que también está retenido.
En todo este tiempo que he estado aquí no ha pasado un sólo día que
no hable con James y miré a Harley por llamadas de video, hablamos
todas las mañanas antes de irnos al trabajo y todas las noches antes de
irnos a dormir, pero hoy se acabaría la distancia, para las cinco de la
tarde Anthony y yo estaríamos aterrizando en Los Ángeles.
Lo que sin duda me ha dolido más de este viaje ha sido que ayer mi
princesa cumplió su noveno mes de vida y yo no estuve con ella.
—Llegamos señorita– la voz de Anthony me saco de mis pensamientos,
asentí y bajé del taxi.
Lo esperé afuera del auto y una vez que lo sentí posicionarse a mi lado
empecé a caminar con él siguiéndome los talones, quería terminar con
esto cuanto antes, necesitaba, ansiaba, ver, tocar, sentir a mi bebé entre
mis brazos...necesitaba a James, los necesitaba a ambos.
Cuando estuvimos dentro del lugar, esperamos unos cuantos minutos y
luego nos atendieron, puse la denuncia y coloque un abogado que sería
mi representante legal en todo este asunto y así yo no tendría que
volver.
Cuando salimos de la estación de policías, nos dirigimos en otro taxi a
la boutique, dónde nos despedimos del personal y luego Marta nos llevó
en su auto hasta el hotel, dónde tomamos todas nuestras pertenencias
y volvimos a abordar el auto, pero esta vez con destino al aeropuerto.
Minutos después Anthony y yo estábamos subiendo al Jet de la
empresa el cual apenas estuvimos listos despegó en dirección al lugar
dónde hoy viernes se reuniría toda mi familia, literalmente.
—Señorita– hablo Anthony desde su asiento que estaba frente al Mío,
lo miré mal, tenía casi toda la semana diciéndole que dejara de
hablarme de usted– lo siento, Lucía ¿estas contenta con la sentencia
que le van a dar a Daniela, Juanes y Saul? – preguntó de pronto – quiero
decir; dos años me parece muy poco para pagar su deshonestidad...
—Está bien así, Anthony – lo interrumpí, a fin de cuentas, ese tiempo
encerrados les haría entender que Estuvo mal lo que hicieron– dime
¿Este fin de semana verás a tus hijos? – pregunté cambiando el tema
drásticamente.
—Esta noche los esperaré en mi casa– dijo con una sonrisa, que yo
devolví con Nostalgia.
—También estoy ansiosa por llegar y volver a ver a mi pequeña...–
Murmuré y él sonrió tierno– no creí que en este viaje tendría que
quedarme tanto tiempo...
—Sólo fueron cuatro días...– dijo riendo.
—¡Cuatro días que no estuve con mi bebé! – dije con dramatismo y él
volvió a reír – además ayer Harley cumplió nueve meses y no estuve
con ella. – añadí un poco triste, Él solo suspiro y ambos nos quedamos
callados durante el resto del viaje.
Cuando el avión aterrizó en Los Ángeles mi corazón empezó a latir
desbocado. Salí del Jet con Anthony a la par mía, ambos nos
Introducimos al área de abordaje y después de las revisiones, salimos
de la sala y fue entonces cuando los miré.
Apenas salí de la sala de abordaje miré a James, estaba buscándome
con la mirada, en sus brazos llevaba a mi princesita que traía puesto un
short de Jeans y una blusa blanca con una rosa en un costado y una
hermosa diadema en su cabecita, esa ropa seguro se la había
comprado James.
Cuando la mirada de James chocó con la mía me sonrió de una manera
que nunca olvidaría, le devolví la sonrisa y me gire hacía Anthony, me
despedí de él y empecé mi camino hacía James y Harley.
Él también venía hacía mí, por cuya razón nos encontramos a medio
camino, apenas los tuve frente a mí los abrace, los apreté tanto contra
mí, que por un momento creí que rompería mis brazos.
—Te extrañé tanto, princesa–susurró cerca de mis labios y luego me dio
un corto beso en los labios, Harley hizo un sonido con sus labios– Te
extrañamos – corrigió riendo y separándose un poco y fue entonces
cuando tomé a mi bebé en brazos y la aprete contra mi pecho, sintiendo
de la nada unas inmensas ganas de llorar.
—No llores amor, ya estás aquí, con nosotros – dijo James, cuando las
lágrimas salieron de mis ojos abrazándome y besando mi frente.
—Los extrañé tanto. – susurré con la voz entre cortada por las
emociones.

MI HERMOSO ERROR - CAP 57


Miré a Karla subir las escaleras con Sophie en brazos y Liam y Antonella
siguiéndole, hasta que desaparecieron en el pasillo de la segunda
planta, cuando estuve segura de que ellos ya no podían escuchar nada
de lo que hablaríamos aquí, giré sobre mis talones y empecé a caminar
hacia dónde estaba mi familia sentada.
Después de saludarlos a todos me senté en uno de los sofás
individuales que justo quedaba frente al sofá dónde papá estaba
ubicado.
—¿Qué es lo que querías decirnos, Lucí? – preguntó Alejandro
poniendo sus codos sobre sus rodillas y entrelazando sus dedos,
mientras me miraba atentamente, causando que mis nervios crecieran
aún más, si es que eso era posible.
Yo no respondí al instante, sólo lo miré y luego volteé el rostro en
dirección a Lía, buscando en ella algo que me dijera que estaba bien lo
que diría a continuación, cuando nuestras miradas chocaron ella me
regalo una pequeña sonrisa de complicidad y apoyo junto con un
asentimiento de cabeza.
—Eso sobre el padre de Harley– solté de la nada, en el lugar se hizo un
silencio sepulcral, todos se quedaron en silencio, talvez fue por el tema,
o quizás la sorpresa que después de tanto tiempo estaban apuntó de
descubrir quién es el padre de mi pequeña.
—Sé que ha pasado mucho tiempo desdé que todo esto pasó– volví a
hablar cuando comprendí que nadie hablaría – pero quiero aclararle
varios puntos...
—¡Habla de una maldita vez, lucía! – gritó Alejandro ya un poco molesto,
Kate acarició su espalda y eso logró calmarlo un poco.
—El apellido de Harley no es Montenegro como les dije a todos que era
o por lo menos no el primero– dije empezando por lo más irrelevante
para tratar de calmarme– Me vine a esta ciudad porque él es de aquí y
yo quería que mi hija tuviera un padre.
—¿Se hace cargo de Harley? – preguntó mi padre quien hasta ahora
solo se había mantenido callado, pero con el ceño fruncido – ¿vive
contigo? ¿Acaso es tan cobarde como para irse cuando nosotros
venimos? – inquirió enojado.
—Se hace cargo de Harley, padre– afirme bajando la mirada ante la
suya que me miraba con enojado– No vive aquí, él estuvo conmigo
durante todo el embarazo y el nacimiento de la bebé, también la primera
semana de vida de Harley, de ahí el hecho de que no los llamará en el
momento exacto que di a luz.
Mi padre dio un suspiro largo mientras sostenía el puente de su nariz
con los dedos, y continúe contándoles todo, omitiendo una que otra
parte de la historia. mamá solo me miraba atenta a cada palabra que
decía, Líana me sonreía cada vez que la miraba, Alejandro solo me
miraba con enojo, pero más que para mí, su molestia era con el padre
de Harley, y por último estaban Louis y Kate, quienes se mantenían al
margen de todo, ellos solo escuchaban mi relato, y una que otras veces,
al igual que Líana, también me ofrecían sonrisas cariñosas y
comprensivas.
—Es decir; Una semana después que Harley nació el imbécil esté se
marchó por ocho meses, casi nueve, y lo único que hacía era enviarte
dinero para los gastos de la bebé– Repitió Alejandro, para reafirmar lo
que anteriormente le había dicho, asentí – ¡Vaya! Por lo menos no nos
salió tan hijo de puta como para largarse casi todo el tiempo que tiene
su hija de vida y no enviarle ni un solo centavo ¿no? –añadió con ironía.
—¡Ya basta, Alejandro! ¡deja a tu hermana en paz! – habló mamá en mi
defensa.
—¿Ahora la vas a defender madre...
—¿Con que fin se fue? – preguntó papá interrumpiendo a Alejandro, lo
miré confundida ante su pregunta – Es decir; ¿Por qué se fue?
¿Trabajo? ¿Alguna otra mujer? ¿Es acaso que tiene más familia? – que
James se había ido con su esposa era algo que omitir decir, al igual que
estuvo casado.
—Trabajo, padre– respondí con simpleza, haciendo un encogimiento de
hombros. Él asintió.
—¿Ahora si nos dirás quién es? – volvió a cuestionar y esta vez fue mi
turno de asentir.
—Debe estar por llegar, papá – justó cuando acabé de decir la oración
la puerta de entrada se abrió y todos miraron en su dirección.
Casi al instante de que la puerta se abriera, apareció James, quien se
estaba aflojando la corbata, pero cuando miró a todas las personas que
lo miraban a él, su brazo fue a parar a un costado suyo, y se colocó en
una postura rígida.
Todos lo miraban confundidos, hasta que al parecer fue mamá la
primera que se dio cuenta que el hombre al que todos estaban mirando
como si fuera la última persona en el mundo que verían cruzar el umbral
de la puerta de mi casa, era el padre de su nieta menor, y un fuerte
jadeo escapó de garganta, el cual fue ahogado rápidamente por las
palmas de sus manos que se posicionaron sobre su boca, mientras nos
miraba a James y a mí de hito a hito con los ojos más abiertos de lo
normal.

MI HERMOSO ERROR - CAP 58

El lugar quedo en silenció por unos segundos que se me hicieron


eternos, hasta que fue mi padre que aún enojado había estado
manteniendo una extraña calma, habló.
—¿Evans? – inquirió mi padre aún sin entender el porqué de la
presencia de James en el lugar. – ¿qué significa esto, Lucía? –volvió a
preguntar cuando el entendimiento surco sus facciones y giró su rostro
hacía mí para que afirmará lo que ya él había descubierto.
No dije nada, solo bajé el rostro mirando mis pies descalzos sobre el
piso de mármol frío, y luego de varios segundos asentí sosteniendo
lágrimas en los ojos y levanté el rostro chocando con su mirada
inexpresiva de otro sentimiento que no fuera enojo.
—Si padre– afirme sosteniéndole la mirada. –James es el padre de
Harley.
Apenas terminé de decir el nombre de mi hija, Alejandro corrió hasta el
lugar de James, propinándole un fuerte golpe en la mandíbula, pero
James no hizo ni dijo nada sólo se quedó quieto mirando a un Alejandro
completamente cabreado y luego de unos instantes asintió, como dando
a entender que de una u otra manera él se merecía ese golpe.
Luego que se estuvieron mirando por varios segundos sin mediar
palabra alguna Kate, caminó hasta Alejandro y lo tomó por el ante brazo,
encaminándolo hasta el lugar donde estaba al principio.
—Eres un maldito, Evans– soltó mi hermano con desdén– ¡un maldito
hijo de puta! – gritó con mucho cabreo.
James lo miraba atentamente a los ojos, mientras se quitaba la sangre
que estaba empezando a salir del interior de su labio inferior.
—Yo sólo me disculparé por lo que en realidad creó que he hecho mal.
– habló él por primera vez mirando a todos en la sala– que es haber
alejado a Lucía y nuestra hija de ustedes, que al igual que mis padres y
yo, también son su familia, lo demás es irrelevante para ustedes, son
temas privados que sólo nos incumben a mí y a Luce–– dijo tranquilo.
—¡¿Como que no nos importa, imbécil?!– estalló Alejandro en un fuerte
gritó que me sobresaltó– ¡¿abandonaste a tu hija con apenas una
semana de vida, maldita sea?!
—¡YO NO ABANDONE A MI HIJA, MALDITA SEA! – gritó James de
regresó completamente furioso perdiendo toda la calma que había
estado tratando de mantener.
—¿ah no? – preguntó Alejandro con sarcasmo–¿entonces como se le
llama a irte solo porque si, dejando a una niña recién nacida y regresar
casi un año después?
—No me fui por que quisiera, Montenegro, yo quería, quiero a Harley–
corrigió – pero sabía que luce, la cuidaría bien, por eso me decidí hacer
todo lo necesario para preservar la salud de mi padre, es por eso que
me fui, por eso hice lo que hice– confesó mirándonos a todos, así que
era por eso, se casó con la tal Irina por que su padre se lo había pedido
y no quería alterar la salud del señor Daniels con una negativa de su
parte, pero ¿por qué no me lo dijo? Yo lo hubiera entendido....
—Eso no justifica lo que hiciste, Evans, bien podía haber dado la cara
ante nosotros, por lo menos presentarte ante la familia como el padre
de mi nieta– dijo mi padre en una muy, muy extraña calma, en realidad
no esperaba esta reacción de su parte.
—Estoy de acuerdo con usted señor Montenegro– respondió James
mirándolo – aceptó mi cobardía, pero no era algo opcional para
entonces. Yo quería conocer a mi hija, y también estaba muy seguro
desdé el primer momento que Luce me dijo de su embarazo que me
haría cargo del niño que venía en camino, es por eso que le propuse
que se viniera acá, yo no tenía planeado irme de los ángeles y mucho
menos una semana después del nacimiento de mi hija.
Aclaró, mi padre al igual que el resto de la familia lo miraban
desconfiados, pero no dijeron nada.
—He aprendido de mis errores, y he regresado por mi hija, por Luce,
porque quiero darle un hogar a Harley, un hogar donde sus padres estén
con ella– esto último lo dijo caminando hasta mí y pasando su brazo por
mi cintura y pegando su cuerpo al mío, dejando en claro lo que ahora
éramos.
Mi familia quedo atónita, todos menos Líana, que a pesar de que no
quería a James, sonreía, sonreía para apoyarme, al igual que Louis, que
estaba a su lado.
—¡Maldita sea, Lucía! – vociferó mi hermano de nuevo. – Apenas volvió
ya lo perdonaste, ¿eres estúpida o qué?
—¡Ya basta Ale! – le gritó Kate de vuelta– deja a Lucí tranquila, ella es
lo suficientemente adulta como para saber qué hacer con su vida –
añadió y le Sonreí a modo de agradecimiento.
—Bien– dijo mi padre y luego carraspeo– yo no cometeré el mismo error
que en el pasado, Lucía, solo lo dejaré estar, de todos modos, cualquier
cosa yo estaré aquí para ti, pequeña, estaré preparado para consolarte
a ti, y matarlo a él. – sus palabras hicieron que las lágrimas que había
aguantado durante toda la reunión salieran, me separé de James, y corrí
hasta sus brazos, que enseguida me rodearon con amor.
—Gracias, padre, que confíes en mí significa mucho, te amo– susurré
para que sólo él escuchará. Me sentía feliz que él, aunque no estuviera
de acuerdo con todo esto me estuviera apoyando.
—Yo te amo más, princesa, solo quiero verte feliz y si él te da por lo
menos una mínima parte de esa felicidad, estoy de acuerdo en que por
lo menos intenten formal una familia– susurró de igual manera que yo,
dejando un beso en mi cabeza – pero si te hace más daño del que ya
te a causando no respondo ¿ok? – asentí. Sentí los brazos de mamá
envolverme también, y luego un beso de su parte en mi mejilla derecha.
—Yo también, te apoyo amor, estaré aquí para ti siempre. – susurró con
amor maternal.
—Gracias, mamá –Fue lo único que respondí para abrazarla también, y
darle un beso.
Me separé de mis padres, y volví mi mirada hacía Alejandro que era el
único que hasta ahora no había dado ninguna clase de aprobación a mi
relación con James. Cuando nuestras miradas chocaron, me miró unos
segundos sin decir nada, luego volteo la mirada a la de papá.
—Éstas cometiendo un gran error, padre, talvez él sólo quiere volver a
hacerle daño a Lucí y tu éstas dejándolo entrar a su vida, así como así,
después de todo el daño que le hizo a mi hermana – dijo y casi
inmediatamente de haber terminado su palabrería, giró sobre sus
talones e hizo un movimiento brusco logrando que dé está manera el
agarré que tenía Kate sobre él se desvaneciera, y una vez libre se
encaminó rápidamente hacía el pasillo que daba a la sala de estar
trasera de la casa.

MI HERMOSO ERROR - CAP 59

Me encontraba en mi habitación con James y Harley. Mientras mi


pequeña jugaba y al mismo tiempo miraba su caricatura favorita, yo
estaba posicionada de rodillas y entre las piernas de James curando su
labio roto.
James estaba sentando en el borde de la cama, con una expresión de
alegría.
-¡Aag!- exclamó en un jadeo.- con cuidado luce, el alcohol sobre una
herida abierta arde ¿sabías?
-Lo siento, talvez si dejarás de moverte no te lastimaría - dije con
obviedad y él puso los ojos en blanco.
-Listo- dije después de unos minutos, me levanté del piso mientras
tomaba todo alcohol y la cajita de algodón y los metía en el botiquín de
primeros auxilios.
Con el botiquín en la mano me dirigí al baño y lo guarde en su lugar,
cuando estaba a punto de dar la vuelta para regresar a la habitación,
sentí los brazos de James rodearme desdé atrás.
-Esto es un nuevo comienzo luce, te prometo que voy a hacer todo lo
posible para que tú y nuestra bebé sean felices- susurró mirándome
directo a los ojos- por eso quiero hacer las cosas bien esta vez, amor,
ahora que tu familia te apoya en esto, que la mía te conoce y te ha
tomado cariño—Hizo una pequeña pausa—quiero que seas mía luce,
quiero que seas mi esposa, cásate conmigo, amor. - dijo ansioso, yo
sólo lo miré sorprendida.
Todo estaba pasando tan rápido que por un momento me sentí
abrumada, presionada, pero tan rápido como esos sentimientos
aparecieron en mi interior los deseché, era esto lo que yo quería,
después de todo ¿no? Quería darle una familia a mi hija, una familia
dónde no fuéramos sólo ella y yo, dónde también estuviera su padre,
definitivamente sí, era esto lo que yo quería. Formal una familia con
James.
-Si quiero, James- dije al borde del llanto sintiendo una enorme felicidad-
Si quiero casarme contigo- reafirme aún un poco descolocada.
Él enseguida me abrazo aún más fuerte y me besó, con amor, con
deseo...con ternura, definitivamente yo no quería ir o estar en otro lugar
que no fuera aquí con él, en el lugar que nos hizo daño, pero también
nos está regalando los momentos más felices que recordaré en toda mi
vida.
Mientras lo besaba una risa escapó de mis labios haciendo que nos
separáramos y que él me mirará burlón con una ceja levantada.
-¿Se puede saber el motivo de su risa señorita?- cuestionó con burla.
-Pues que aparté de que me pidieras matrimonio antes de siquiera
preguntarme si quería ser tu novia, me has pedido que me case contigo
en el baño de mi habitación. - volví a reír y él río conmigo -para nada
cliché, eso marca la diferencia- está vez solté una carcajada.
-Prometo que cuando te de el anillo, va a hacer muy cliché - dijo con
una sonrisa mientras besaba mi cuello y él ya conocido nudo se
empezaba a formar en mi vientre bajo, cuando una pequeña risa que
provenía de la habitación hizo que empujará a James.
-Has dejado a Harley sola, - dije mirándolo acusatoriamente, mientras
yo salía del baño con él detrás de mí.
-Estaba mirando peppa la cerdita- lo miré con burla al escucharlo decir
el nombre de la caricatura.
-No me mires así Luce, en todo el tiempo que estuvo conmigo, tenía que
colocarle la caricatura cuando se ponía inquieta. Ya hasta me sé la
canción de intro- reí ante sus palabras, llegando hasta el lado de mi
bebé y acostándome a su lado.
Harley se levantó de su lugar quedando sentada sobre la cama y luego
se abalanzó sobre mí, quería leche, así que se la di y ella empezó a
succionar en mientras miraba la televisión.
James se acostó a nuestro lado, me miraba fijamente, y yo le ofrecía
una que otra sonrisa cuando nuestras miradas se conectaban.
-Te amo luce- dijo de la nada, lo que hizo que yo pusiera toda mi
atención en él. Me miraba como si en el mundo no hubiera otra cosa
mejor que mirarme, su mirada decía tantas cosas que al final ni siquiera
pude comprenderlas, pero solo una era clara, en sus ojos había una
promesa.
-Yo también te amo, James- fue lo único que respondí y él se estiró para
besar mis labios, apretando el pequeño cuerpo de nuestra pequeña con
el de ambos.
Se sentía bien estar así, con él, con mi bebé, saber que a fin de cuentas
si tendría una familia propia me llenaba de satisfacción
-Voy a preparar el biberón de Harley, cuídala- dije una vez que ya nos
habíamos separados.
Me separé de Harley y se la tendí a él la tomó gustoso dejándola
acostada con la cabeza en su hombro. Y salí de la habitación.
Cuando estaba casi al final del pasillo escuché la risa de Louis, lía y
Sophie, salir de unas de las habitaciones, y Sonreí. Mis padres estaban
en su habitación, al igual que Kate y los niños en la suya, después de la
reunión todo subimos a las habitaciones, el único que quedo en la planta
baja fue Alejandro, pero seguramente ya había subido y en este
momento estaba con sus hijos y esposa.
Cuando llegué a la cocina le pedí a Luna que prepara el biberón y luego
salí del lugar y me senté en uno de los sofás de la sala de estar para
esperar el biberón.
Escuché las puertas corredizas del patio trasero ser abiertas y por
inercia giré mi rostro hacía el sonido, Alejandro entró a la casa con la
camisa que traía hace unas horas en las manos, cuando su mirada
chocó con la mía, me ignoró y siguió su camino, pero antes que
desapareciera de mi vista le llamé.
-¿Qué es lo que quieres lucía?-su tono de voz era más tranquilo, seguía
enojado pero no como hace un rato.
-Solo quiero hablar contigo, hermano- hablé de vuelta.
-Habla, pero que sea rápido. - dijo sentándose en el sofá frente al mío.
-Solo quiero que me apoyes, no te pido nada más, Ale, quiero que estés
de acuerdo con esto, porque con o sin tu consentimiento lo haré.
Alejandro, no quiero pelear contigo, yo te quiero...
-Tranquila, princesa, yo te voy a apoyar, pero no me pidas que trate de
tener una amistad con Evans por qué no lo voy hacer, te quiero- se
levantó y seguidamente empezó a caminar hasta desaparecer de mi
vista.
Eso era un comienzo...
MI HERMOSO ERROR - CAP 60 (FINAL)

Tres meses después....


Han pasado tres meses desdé que le pedí matrimonio a mi luce, y dos
desdé que nos casamos. La boda fue algo muy sencillo a petición de
luce, yo quería una gran boda, pero ella se empeñó en que no fuera así,
y logró convencerme de que hiciéramos todo más sencillo cuando dijo;
Entiende James, si lo hacemos más simple todo será más rápido... Fue
por eso que acepté, pero, aunque no fue una enorme boda como yo
quería todo estuvo perfecto.
La boda se hizo en la playa, una pequeña ceremonia dónde solo
estaban las personas más allegadas a nosotros, los padrinos Fueron mi
cuñada favorita, con la cual ahora me llevó muy bien; Líana y el padrino
fue mi mejor amigo Erik, quien también se convertirá en el padrino de
Harley, hoy para ser exacto.
Por supuesto, hoy es un día muy muy especial puesto que tal día como
hoy logré amar de una manera inimaginable. Hoy es el cumpleaños
número uno de mi princesa y se lo celebraremos junto a su bautizó.
-¿James y la bebé?- preguntó mi luce saliendo del baño con una toalla
en la cabeza.
-Está con sus abuelos, amor- hablé levantándome de la cama y
caminando hacía ella con una sonrisa pícara.
-Pues, deberías ir por ella, es hora de vestirla para irnos a la iglesia -
dijo cerrando los ojos con fuerza debido a los besos mojados que estaba
dejando sobre su cuello.
-Aún tenemos mucho tiempo, princesa - Murmuré sabiendo con
exactitud cuál era la hora mientras me encaminaba con ella a la cama.
.....
Había dejado la habitación para que luce se pudiera vestir sin ningún
otro impedimento, Me encontraba bajando las escaleras para buscar a
mi hija e ir a vestirla junto con su madre.
Cuando llegué al recibidor visualicé a todos allí; Mis padres, lo padres
de luce, Lía, Louis, Erik, Kate, Alejandro y los niños.
Con Alejandro las cosas están mucho mejor que hace unos meses, es
decir; por lo menos ahora nos hablamos, y en una que otra ocasión lo
hemos hecho entre risas y bromas. Creo que por fin le ha quedado claro
que mis intenciones con mi Luce son las mejores.
—Pa-pá– murmuro mi princesita apenas me miró, yo sonreí y casi
inmediatamente recordé cuando lo dijo por primera vez. Luce quería
matarme puesto que esa fue la primera palabra coherente que salió de
la boca de mi pequeña.
—Ven amor– hable en su dirección cuando mi padre la bajo de su
regazo y la posicionó en el piso donde ella con un poco de dificultad
empezó a caminar hacia mí. – vamos princesa, ya casi, ven con Papá –
dije y ella río y cuando estuvo un poco más cerca de mí se lanzó a mis
brazos.
—James, tenemos que estar en la iglesia en pocos minutos, ustedes
tienen que llegar a las diez de la mañana– hablo mi madre– nosotros
nos vamos, espero que no lleguen tarde. – esto último lo dijo
apuntándome con el dedo índice en señal de advertencia y acto
seguido; todos se levantaron de sus lugares y salieron de la casa.
Una vez que los perdí de vista, giré sobre mis talones y empecé a
caminar rumbo a las escaleras con Harley en mis brazos.
Cuando abrí la puerta de la habitación, visualicé a luce sentada en la
cama ya vestida, al parecer se estaba ajustando los zapatos.
—¡Mi amor! – exclamó al ver a Harley mientras se levantaba y me daba
una estupenda vista de su silueta enfundada en un hermoso vestido
blanco y ajustado, la parte de adelante le llegaba como a cinco dedos
sobre las rodillas y la parte trasera tenía una pequeña cola no tan larga
y de tela más delgada, su cabello largo estaba rizado en perfectas
ondas y sus tacones eran muy altos, pero aún con ellos puestos no
lograba sobrepasar mi estatura.
—Esta hermosa, princesa– dije tomándola de la cintura y pegándola
más a mí, ella levanto sus manos y las colocó alrededor de mis mejillas
para continuamente besar mis labios.
—Gracias, amor– dijo con ternura después de romper el beso mientras
pasaba su dedo pulgar por mis labios, talvez tratando de quitar algún
rastro de pinta labios de mi boca. – pero ahora tienes que prepararte, si
no, llegararemos tarde– dijo separándose un poco y estirando los
brazos en dirección a Harley. –yo me llevaré a ésta princesa para
vestirla, ven Harley. – dicho esto, Harley se fue a sus brazos y luego
ambas abandonaron las habitación cerrando la puerta a sus espaldas.
caminé hacía el baño para tomar una ducha y después vestirme, para
luego marcharnos a la iglesia.
........
Estaba viendo mi reflejo en el espejo de cuerpo completo que estaba en
el armario, estaba conforme con lo que veía.
Mi celular empezó a sonar en aviso de una llamada, lo tomé y respondí,
era mi madre.
—¿Que pasa madre? – pregunté apenas descolgué.
—¡James faltan veinte minutos para que empiece el bautizo! ¿Que
están esperando para venir? – dijo al borde de la histeria– recuerda que
luego de la ceremonia debemos estar en el salón de fiesta
—Si, madre, lo sé, llegaremos a tiempo, no te preocupes. – dije y colgué.
Salí de mi habitación y fui a la de Harley, al entrar la mire acostada en
su cuna, ya estaba vestida, tenía el hermoso vestido blanco que luce
había diseñado para ella, sus piernitas regordetas estaban enfundadas
por unas panty medias blancas y en su pequeña cabeza repleta de
cabello rubio, había una preciosa diadema, me acerque a su cuna para
mirarla más de cerca.
Cuando Harley me miró sonrió y estiró sus bracitos para que la cargara
y así lo hice.
—Estas hermosa, bebé– susurré besando su frente.
—Un le faltan los zapatos...– dijo la voz de mi otra princesa a mis
espaldas, me giré a su dirección y la miré, en sus pequeñas y delgadas
manos llevaba unos pequeños zapatitos blancos, yo le sonreí. –
tenemos que apresurarnos, tu madre me acaba de llamar, ésta un
poco... ¿histérica? – dijo y yo reí.
—Si, lo sé amor, a mi también me llamó, pero le colgué, apresuremosno
.......
—Aún no puedo creer que ya haya pasado un año desde que Harley
nació – dijo luce de la nada, estábamos en el auto, camino a la iglesia.
—¿Que estabas haciendo tú a esta hora el año pasado? – pregunté con
interés, ella se quedó un momento pensando y luego sonrió.
—Estaba con Lázaro en casa, él me estaba convenciendo de que
asistiera a la fiesta de su hermano, ¿y tú? ¿que estabas haciendo? –
preguntó, yo la miré por unos segundos y regrese la mirada al frente
donde logre visualizar la iglesia.
Me quede callado por unos minutos, sentía la mirada de Luce sobre mí,
pero decidí no decir nada, cuando Llegué a la iglesia aparque el auto y
apagué el motor.
—¿No me dirás nada? – dijo después de varios minutos de silencio, giré
mi rostro hacía el de ella, se estaba enojando, a Luce no le gustaba que
la ignorara.
—Luce, si te lo digo no te gustara...
—James, ya no importa, ahora estás conmigo, sea lo que sea que
estabas haciendo a esta hora el año pasado, ya no tiene importancia–
dijo, y yo suspiré y asentí.
—Estaba teniendo sexo lucía. – solté de la nada, luce me miró sin
expresión alguna en su rostro– eso hice con varias mujeres hasta la
tarde, que fui a la casa de mis padres y tuve una fuerte discusión con
ellos por la maldita fiesta que estaban organizando por el compromiso
con Irina, y el resto del día lo pasé en esa maldita fiesta, hasta que ya
no pude más y fui por ti, no estabas en tu casa, por eso te llamé y ya
sabes lo que paso después...
Ella me miró, y luego sonrió mientras acarició mi rostro.
—Ya eso no importa, amor, ahora lo único que importa es que estas
aquí, con nosotras y que ya no te irás. –esto último lo dijo con un deje
de tristeza, tomé su rostro, besé sus labios y luego su frente.
—Te aseguró que no me iré de tu lado ni, aunque me muera princesa
tú y Harley son mi hogar, mi vida...mi todo. – le hice saber, Harley y
Lucía eran lo único importante para mí.
—Te amo, James– dijo, sonreí.
—Yo te amo más princesa, no te imaginas cuánto...– dije besando su
frente. – vamos a salir, o llegaremos tarde. – ella río y acto seguido; me
estiré desde mi asiento hasta el de Harley, desabroché los cinturones
de su silla y la tomé y después los tres salimos del auto.
Apenas salimos del auto, mi madre y la de luce nos abordaron con
regaños y sacando a Harley de mis brazos, se encaminaron con ella
hacía las puertas de la iglesia con luce y yo siguiéndole los pasos.
Cuando entramos una melodía muy dulce empezó a resonar por toda la
iglesia, y mi madre junto con la de luce y mi bebé en brazos volvieron
su andar despacio, y lo mismo hicimos luce y yo.
Estaba nervioso, no sé porque exactamente, solo sé que mis nervios
eran por algo bueno. En la iglesia estaban muchas personas, todas eran
conocidas, pero los que realmente importaban estaban en las primeras
bancas, ahí estaba toda mi familia, nuestra familia, la mía y la de mi
Luce.
Cuando llegamos al altar donde, Liana, Erik y el padre nos esperaban,
con una sonrisa. Luce y yo nos colocamos al lado de Erik, y mi madre y
la señora Alejandra al lado de Liana, dejando al padre en medio de
todos.
Miré a luce quién inútilmente trataba de reprimir las lágrimas y tomé su
mano, enseguida su mirada se posó en mí y me sonrió, su sonrisa era
algo impresionante, con solo sonreírme ella lograba hacerme feliz.
Todo el procedimiento del bautizo de mi pequeña siguió tal cual como
mi madre y suegra habían planeado, luego de la ceremonia todos nos
dirigimos a nuestros respectivos autos y nos marchamos al apartado
donde celebraríamos el cumpleaños y bautizo de uno de mis más
grandes amores.
Dos horas después...
—Lucía– la voz de Liana llamó la atención de todos los presentes en la
mesa– Hermana, ya han traído la...
—¡Oh! espera un momento– la interrumpió Luce, había algo en la
mirada de ambas que gritaba que estaban escondiendo algo. – ten,
James, cuida a Harley un minuto– dijo colocando a mi pequeña bebé en
mis piernas, para luego salir casi corriendo junto a su hermana hacía el
camino que parecía ser el de los baños del apartado.
—Permíteme a Harley, hijo, el fotógrafo le hará más fotos– dijo mi madre
tomando a Harley y llevándosela a quien sabe dónde.
—¿Sabes que es lo que esconden Lucia y Liana? – pregunte hacía
Louis quien era mi único acompañante en la mesa.
—Ni idea de lo que traman esas dos, hermano– dijo y dio un sorbo a su
bebida y yo imité su acción.
Varios minutos de espera después mire a Luce y Liana aparecer por el
mismo camino por el cual habían desaparecido, ambas parecían estar
contentas.
—¡Tenemos buenas noticias! – exclamó Lía apenas llegaron a la mesa.
—Lía...– estaba más que claro que lo que dijo era una advertencia para
su hermana quien rápidamente entendió– ¿y Harley? – preguntó hacía
mí mientras se sentaba a mi lado.
—Mi madre se la llevo, para tomarle más fotos– dije mirándola fijo,
tratando talvez de encontrar en sus ojos lo que sea que me estaba
ocultando.
—¡Yo iré por todos! – gritó Liana con mucha emoción, para luego salir
de mi campo de visión.
—Nena, ¿qué pasa amor? – pregunté tomando sus mejillas entre mis
manos.
—Nada, James– susurró con una sonrisa pícara– no sucede nada,
amor.
Asentí, sabía que me estaba mintiendo, pero no la presionaría, talvez
cuando lleguemos a casa me lo diga.
—¡Listo! Ya están todos– gritó Liana, varios minutos después cuando
por fin, logro reunir a toda la familia.
—Habla rápido, Liana, los niños quieren ir a jugar– hablo mi suegro un
poco molesto por el misterio de su hija mayor.
—¡Estoy embarazada! – soltó de la nada y todos en la mesa quedamos
en silenció por unos segundos hasta que fue Louis quién reaccionó
primero y con Sophie en los brazos se levantó y abrazó a su esposa,
murmurándole cosas al oído.
Enseguida las lágrimas de Liana salieron, y acto seguido todos los
demás nos levantamos para felicitarlos por el nuevo miembro de su
familia.
..........
Ya la fiesta había culminado, eran las diez de la noche y apenas
estábamos llegando a casa, luce seguía igual, casi no había hablado
durante el resto de la fiesta. Su actitud feliz pero misteriosa estaba
empezando a despertar mi curiosidad
—Llevaré a Harley a su cuna, te esperó en la habitación – dijo apenas
entramos al interior de la casa, yo asentí y me dirigí a la cocina por algo
de beber.
Después de beber un vaso de agua y guardar algunas cosas que
habíamos traído de la fiesta, me encamine a mi habitación.
Cuando llegué a la habitación, entré y enseguida Luce apareció en mi
campo de visión con una pequeña cajita blanca en las manos y con una
enorme sonrisa.
—ten, es para ti – dijo tendiéndome la pequeña caja.
—¿Para mí? – pregunté confundido y ella asintió–¿qué es?
—Ábrela y descúbrelo– dijo riendo, miré aún más confundido por su
misterio, pero hice caso a su petición.
Dentro de la cajita había ¿un gorro de bebé? Y un... ¿Test de
embarazo? ¿acaso era para lia6na? La miré aún más confundido que
antes y ella río.
—No entiendo luce, ¿es de Liana? –su risa fue aún más fuerte y yo solo
la miraba desconcertado.
—¡Vamos a ser Papás de nuevo, James! – mi corazón dio un salto uno
que solo podía gritar felicidad y mi cuerpo reaccionó por si solo y cuando
caí en cuenta ya tenía a luce dando vueltas en mis brazos, mientras
besaba su rostro y ella reía sin parar– Liana y yo lo sospechábamos
desde hace dos semanas y decidimos hacernos el test juntas y el de
ambas salió positivo.
—¿Por qué no me lo dijiste apenas lo supiste? – pregunté dejándola en
el suelo, pero aún con mis brazos alrededor de su cintura.
—No lo sé, tal vez quería darte una sorpresa– dijo mirándome a los ojos
y luego puso su cabeza en el hueco de mi cuello y la sentir suspirar– o
quizás, solo tenía miedo a tu reacción...–añadió en un susurro inseguro
y me sentí una mierda, pero merecía que una pequeña parte de ella aún
desconfiara de mí.
—No tienes que temer, amor, yo no volveré a hacer lo que hice antes,
no te dejaré, no las dejaré ni a ti, ni a Harley, ni a este bebé– dije tocando
su vientre completamente plano– ni, aunque mi vida dependiera de ello,
tú y nuestros hijos son lo único que me hace feliz y no pienso renunciar
a esa felicidad.
—¿Ni aunque en algún momento fuésemos tu más grande error? –
pregunto rememorando lo que alguna vez dije.
—Entonces serian mis más hermosos errores– respondí sincero– esos
que sin duda estoy dispuesto a volver a cometer si de igual manera este
momento se volviera a repetir. –dije y limpiando las lágrimas de mi
princesa.
—Te amo, James– dijo sonriéndome con lágrimas en los ojos.
—Yo te amo a ti, amor, a ti y a nuestros bebés.
FIN.

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