Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
—No lo puedo creer– dije evitando soltar las lágrimas que ya se habían
acumulado en mis ojos.
—Lucia, nena, por favor, no quise...
—¡¿AHORA ME DIRÁS QUE NO QUISISTE ACOSTARTE CON
ELLA?!–gritando lo interrumpí ya con las lágrimas corriendo por mis
mejillas.
En mis palabras solo había un sentimiento; Rabia, rabia que crecía más
y más.
— En serio, amor, en serio no quise...– me miró con súplica en su
mirada, pero yo no estoy dispuesta a perdonar esto.
–Aquí termina todo, Gael – había resignación en su mirada– adiós.
Y salí de su casa tan rápido como pude, visualicé mi auto, me dirigí
hacía él.
Empecé a conducir a casa, mientras lo hacía, mi mente solo podía
pensar en los últimos meses con Gael.
«Pensar que dos años de relación se fue a la basura en menos de veinte
minutos «
Todo por una infidelidad que de ningún modo pienso perdonar...
Escucho el sonido de mi celular que indica que estoy recibiendo una
llamada, miro la pantalla y el nombre de mi hermana aparece en él.
—Hola liana, ¿qué pasa? – pregunto al descolgar.
—¿hola líana? ¿En serio? -está un poco alterada, y no la culpo acaba
de dar a luz a su primera hija y eso la tiene un poco- mucho- estresada–
papá está enojado, dice que si no llegas antes de que lo haga el sujeto
al que invito a casa te va a....
—¡Mierda! Lo olvidé, pero ya estoy llegando, dile que no se preocupe–
dije rápidamente cortando la comunicación y secando mi rostro.
Ya solo faltaba una cuadra para llegar a casa. Papá nos había dicho
que hoy llegaría un hombre que quería invertir en alguna de las
petroleras de él, y que lo había invitado a casa ya que dicho sujeto vivía
en Los Ángeles, y él no tenía intenciones de viajar cuando su segunda
hija acababa de dar a luz a su tercera nieta.
Al parecer el sujeto está muy interesado en hacer negocios con mi
padre, puesto que no se opuso ni puso peros para viajar desde Los
Ángeles hasta Nueva York.
Al llegar a casa estacionó el auto y bajo de éste, al abrir la puerta lo
primero que veo son dos cabelleras castañas corretear hacia mí.
—¡Tía! – dice antonella alargando la “A”– te extrañe. – Antonella es la
segunda hija de Alejandro mi hermano mayor, solo tiene dos años, pero
es muy inteligente y hermosa, tiene los ojos verdes al igual que todos
en la familia excepto mi madre y como mencione antes una hermosa
melena castaña con uno que otro mechón rubio.
—pero si solo fueron unos minutos, pequeña – dije intentando ocultar la
tristeza en mi voz, mientras la tomaba en brazos y dejaba muchos besos
en su cara.
–pero igual te extrañamos, tía– ese fue Liam, es el hijo mayor de mi
hermano, y también el nieto mayor de mi padre, tiene cuatro años
también es muy guapo, estoy segura que al crecer será un rompe
corazones, sus ojos también son verdes solo que un poco más oscuros
que los del resto de la familia y su pelo también es castaño, pero a
diferencia de su hermana, esté es rizado.
—¿Dónde estabas lucía? – mi padre me mira con un gesto severo en el
rostro.
—lo siento papá, se me ha olvidado, pero ya estoy aquí – dije
avanzando hasta él y depositando un beso en su mejilla, sonrió.
—está bien pequeña, pero ve a prepararte rápido, en unos minutos
llegara el señor Evans, dame a esta pequeña princesa, la llevare con
sus padres.
—ok, papá–Murmuré mientras dejaba a antonella en sus brazos y lo
veía irse con Liam, siguiéndole.
Al subir las escaleras voy por al pasillo en el que se encuentra mi
habitación la cual está junto a la de mi hermana, al pasar por el frente
escuchó el llanto de la pequeña Sophie.
«para tener solo una semana de vida, llora muy fuerte»
Decido preguntar si necesitan ayuda y doy dos toques en la puerta,
inmediatamente Louis -el esposo de mi hermana y padre de Sophie-
aparece detrás de ella con un gesto de cansancio plasmado en su
rostro.
—¡Oh! Lucía ¿te puedo ayudar en algo?
—Lo mismo pregunto, Louis ¿quieren que los ayude?
—¡Si! – grita liana desde adentro– por favor, hermanita llévate a Sophie,
mientras nos preparamos para la comida, estamos cansados– me mira
con cara de súplica, asiento y ella me tiende a la bebé que lleva una
pijama de conejitos, se ve tan tierna.
Salgo de la habitación de liana y me voy a la mía, al entrar dejo a Sophie,
-la cual extrañamente no ha llorado- en la cama rodeada de almohadas
y entro al baño para ducharme.
Al salir veo a la bebé dormida, entro al closet y me visto con un vestido
ajustado en la parte de arriba y falda suelta, color azul, dejo mi cabello
castaño claro suelto y me hago un maquillaje que resalte mis ojos
verdes, al final me coloco unos tacones negros y listo.
Me recuesto en mi cama mirando a la hermosa bebé que yace dormida
a mi lado, Sophie tiene los ojos verdes también, y su pelo es negro y
abundante como el de su padre, tiene facciones muy delicadas, que la
hacen parecer una muñequita.
—Luci, papá dice que bajes rápido– dice mi hermana entrando a mi
habitación– ¡oh por dios! ¡La dormiste! ¡¡Hermana te amo!!– dice al ver
a su hija dormida en mi cama, yo solo río y niego a la vez que me levanto
y ella toma a la bebé.
Salimos de la habitación juntas, liana se detiene en su habitación para
dejar a Sophie en su cuna y sale rápidamente.
—vamos, papá debe estar enojado– dice y me toma de la mano.
Al llegar a la planta baja nos encontramos a Alejandro.
—Apúrense, Evans, acaba de ingresar al comedor. – dijo con el ceño
fruncido.
entramos juntos al comedor, ya todos estaban sentados y eso hicimos
nosotros.
—Disculpe la impuntualidad de mis hijas señor Evans.
Al escuchar esa voz la cual solo había oído un par de veces talvez, mi
piel se erizó, giré y lo observé, llevaba unos pantalones de chándal gris
y una franela de algodón negra, su cabello Rubió estaba desordenado
y me miraba burlón.
-No soy ninguna niña de papi- dije tratando que mi voz no sonará como
la de una borracha.
Trate de caminar lejos de él, pero un mareo causó que me tambaleara,
cuando creí que caería sentí un brazo rodear mi cintura, levanté la
mirada y me detuve en sus ojos.
-Además de decir malas palabras, la niña está ahogada en alcohol - dijo
con sorna.
-No es su problema señor Evans- la borrachera estaba hablando por mí,
claro está.
Él solo sonrió y me miró directo a los ojos, su mirada iba de ellos a mis
labios y de mis labios nuevamente a mis ojos, Traté de separarme
empujándole un poco pero solo conseguí que me apretara con más
fuerza que la anterior.
Nuestros rostros estaban tan cerca que nuestras respiraciones se
mezclaban, Evans se acercó aún más y me besó.
El beso me tomó por sorpresa, no lo esperaba, su ritmo era acelerado
casi me costó seguirle. Gemí intencionalmente y él soltó mis caderas
para tomar mi mano y encaminarnos a la casa del jardín, una vez dentro
cerró la puerta detrás de mí y me pego contra ella besándome
ferozmente.
Volvió a romper el besó esta vez llevándome casi a rastras a la
habitación principal de la casa. Cuando entramos cerró la puerta y puso
el pestillo.
Me tiró sobre la cama y abrió mis piernas para acomodarse entre ellas
cuando lo hizo pude sentir su erección en mi sexo provocando que
gimiera.
Evans paso sus manos por la parte de abajo de mí y luego lo sentí bajar
el cierre del vestido para a continuación sacarlo por arriba de mi cabeza.
Pase mis manos por su torso aún vestido desde arriba hacía bajo, al
llegar a la orilla de su camiseta tire de ella hacia arriba hasta que
desapareció de mí campo de visión, lo mismo hice con su pantalón,
mientras el dejaba besos desde mis labios hasta mis pechos.
A mí solo me quedaban mis pequeñas bragas de encaje negro y a él su
bóxer también de color negro.
—ya no puedo más— susurró con la voz ronca por la excitación, gemí
y él bajo mis bragas continuamente su bóxer y se hundió en mí.
Jadee al sentirlo, empezó a moverse dentro de mí creando un vaivén
de placer en mi interior.
Pronto la habitación se llenó de jadeos y gemidos de ambos. Su ritmo
aumentó un poco más.
—Quise hacer esto apenas te vi— dijo en un susurro.
No respondí nada, sólo podía sentir mi liberación cada vez más y más
cerca.
-Vamos nena, vente, vente para mí - y solo esas palabras bastaron para
liberarme en un perfecto orgasmo.
Evans me penetro un par de veces más y sentí como alcanzó el clímax
aún dentro de mí.
Se tiró a mi lado, mirándome con sus impresionantes ojos azules, sentía
que mis ojos se cerrarían en cualquier momento.
......
los rayos del sol me despertaron, trate de abrir los ojos, pero un dolor
agudo en la cabeza se encargó que los volviera a cerrar rápidamente.
Los vuelvo a abrir con cuidado y observó que no estoy en mi habitación,
me siento en la cama rápidamente al hacerlo la sabana se resbala
exponiendo así mi cuerpo desnudo.
Cojo la sabana nuevamente para tapar mi cuerpo y me levanto, cuando
lo hago miró mi ropa tirada por todo el lugar y suelto una maldición.
encuentro mis bragas cerca de la cama y las agarro colocándomelas y
luego hago lo mismo con el sostén que estaba un poco más lejos.
Cuando tomó el vestido del piso y estoy a punto de ponerlo en mi cuerpo
la puerta de la habitación se abre dejando ver el rostro de ¿el señor
Evans? ¿Me acosté con el señor Evans? Rápidamente le echo un
vistazo al lugar y ¡SI! ¡MALDITA SEA ME ACOSTE CON EL SOCIO DE
MI PADRE EN MI MALDITA CASA DE JARDÍN!
Me grité internamente tratando de tapar mi cuerpo con el vestido que
aún traía en las manos.
—¡oh! ¡Vamos lucía! Ya he visto cada parte de tu cuerpo—me dijo con
una sonrisa seductora.
Me puse el vestido rápidamente bajo su atenta mirada y luego me puse
en busca de mis zapatos.
—¡Maldita sea! ¿dónde están? —susurré para mí misma hasta que vi
uno.
Lo tomé y me lo estaba poniendo cuando levante la mirada y lo vi con
una mirada picara fue entonces cuando los recuerdos llegaron a mi
como flashes e inmensamente me sonroje.
—veo que ya has recordado algo—dijo burlón haciendo que mi
vergüenza se aumentará un mil por ciento.
Visualicé mi otro zapato y lo cogí poniéndomelo y saliendo rápidamente
de la casa.
—¡Dios! ¡Me he acostado con un hombre del cual no sé ni siquiera su
nombre de pila! -—dije en un susurro-grito cuando ya había cruzado él
umbral de la puerta de entrada.
—James, lucía — dijo y yo me giré sobresaltada y confundida— mi
nombre es James— añadió y volvió a sonreír seductoramente, yo me
giré y seguí caminando aún más sonrojada.
Me había escuchado ¡Maldita sea! Y ni siquiera me había dado cuenta
que estaba detrás de mí. Al llegar a casa todo estaba en silenció eran
aproximadamente las seis de la mañana. subí las escaleras
sigilosamente hasta llegar a mi habitación miré él reloj que estaba al
lado de mi cama y si, eran las seis y media.
Me acosté en mi cama tratando de dormir un poco antes del desayuno,
pero mi mente se empeñaba en revivir los recuerdos de la noche
anterior una y otra vez.
Cuando se hicieron las ocho de la mañana me encerré en el baño, hice
mis necesidades y luego me duche, salí directo al armario me puse unos
jeans ajustados una camiseta blanca y unos botines negros de tacón,
tome mi cabello en una coleta alta y me maquille un poco.
Al llegar al comedor di los buenos días y me senté, no miré nunca a
James, pero si podía sentir su mirada en mí, al terminar todos se
levantaron justo en el momento en el que escuché la bocina de mí auto
y supe que Valeria había llegado pase corriendo junto a mi padre y a
James.
Al salir miré a val y salí corriendo para abrazarla.
- ¡Te traje tu coche sano y salvo! - dijo gritando - pero ahora me voy a
quedar para conocer a la pequeña de liana y darnos un chapuzón en la
alberca— añadió emocionada y yo reí tomándola de la mano y
avanzando con ella a la casa.
.....
Lía y val estaban nadando y yo estaba en unas de las tumbonas
probando mi celular nuevo. Sophie comenzó a llorar y liana me grito que
le diera el biberón.
La tomé en brazos y mientras le daba el biberón la arrullaba para que
se durmiera. Sentí la mirada de alguien en mí y al girarme lo ví parado
bajo el umbral de la puerta que conecta el patio trasero con la casa.
Pasé el resto del día con antonella, Liam, Sophie y Lìana, Kate salió con
mamá y nos pidió que cuidáramos a los niños.
Hace dos horas que llegaron y se llevaron a los niños a sus respectivas
habitaciones, y liana se había retirado hace unos minutos para darle de
comer a Sophie.
Me giró para poder ver la hora en el reloj de alarma que está al lado de
mi cama. 7:30 pm el aeropuerto está a cuarenta minutos de casa, si
quiero llegar a tiempo es mejor que vaya ahora.
Me levanté de la cama, tomé una chaqueta y las llaves del auto, bajé
las escaleras corriendo y fui directamente a la salida, me subí al auto y
arranque.
Mis nervios aumentaban cada vez más, principalmente por las palabras
que James me diría y culminando con que al regresar le diría todo a mi
familia.
Cuando llegué al aeropuerto busqué en un lugar para estacionarme y
salí del auto caminando rápidamente al interior del lugar.
Las puertas del aeropuerto se abrieron automáticamente y entré
apresurada, al entrar había gente caminando de un lugar a otro y mucho
ruido.
Sentí una mano enroscarse en mi antebrazo y giré asustada chocando
con la mirada azulada de James.
Me miró por una pequeña fracción de segundos y luego me jalo hasta
una cafetería del aeropuerto.
—¿Qué es lo que quieres James? Habla rápido —dije una vez que ya
estábamos sentados uno frente al otro en una mesa.
—Ten— me tendió un celular, lo miré confundida— es para estar
comunicados, no me llames de ningún otro teléfono que no sea esté,
solo lo usaras para llamarme a mí ¿Comprendes? —asentí mientras
tomaba el celular.
—Perfectamente— respondí con seriedad.
—¿Que has hecho con respecto a irte a vivir a los ángeles? — preguntó
con interés.
—Acabo de comprar una casa—dije evitando su mirada.
- ¿Que dice tu familia respecto a eso? ¿cuándo te irás a los ángeles?
—volvió a preguntar.
—Aún no le eh dicho nada a mi familia, ni siquiera que voy a tener un
bebé —dije en voz baja—y me iré a los ángeles el lunes en la mañana.
—Entiendo, el jet saldrá en unos minutos, tengo que irme, te llamaré en
cuanto llegué para saber que tal te ha ido, ¿sí? —asentí, él se levantó
y se fue a la sala de abordaje.
Cuando desapareció de mi vista, me levanté y caminé hasta mi auto,
subí, y conduje de nuevo hasta casa.
Mientras más me acercaba mi corazón latía aún más rápido a eso se le
unieron las ganas inmensas de vomitar y las lágrimas que cada vez se
acumulaban más y más.
—Tranquila, tranquilízate lucía, tal vez estas exagerando un poco— me
dije en un bajo intento de calmar mis nervios y las lágrimas que
amenazaban con salir.
Pero estaba segura que no estaba exagerando en nada, sabía muy bien
que no reaccionarían bien.
llegué y estacioné el auto, me quedé unos minutos dentro,
reconsiderando la primera idea que pasó por mi mente cuando James
me dijo que me fuera a los ángeles: decirles que me iría a vivir a los
ángeles ocultándoles que estoy embarazada y decírselos una vez que
ya estuviera instalada en California.
«No suena tan mal después de todo»
—Eso sería muy cobarde de tu parte, lucía— susurré— ¡basta! Hazlo
de una vez, termina con esto rápido— dije dándome ánimos para bajar
del auto y entrar a la casa.
Bajé tomando el celular que me había dado James y las llaves. Caminé
hasta llegar a la puerta y la abrí. En la sala de estar estaban Papá y
mamá sentados uno al lado del otro, Alejandro con Kate, liana y Louis,
este último sostenía a una ya dormida Sophie en sus brazos. mis
nervios crecieron más si es que eso era posible.
-Bu...buenas noches- dije en susurro audible y la mirada baja.
-Buenos Noches- respondieron al unísono.
Me encontraba parada en medio del recibidor, con los ojos llenos de
lágrimas, había abierto la boca un par de veces, pero nada, era como si
las palabras se negaran a salir de mi garganta, mamá se había
levantado de su lugar y ahora mismo me estaba abrazando los demás
solo me miraban con preocupación.
—¿Que pasa lucí? ¿Por qué estás así? — preguntó mi hermano.
—¿Que sucede princesa? —pregunta mi padre preocupado.
—Estoy embarazada — dije sin más, sin tacto alguno. todos me miraban
sorprendidos, sentí el cuerpo de mi madre tensarse y separarse
rápidamente de mí.
Mi hermano y mi padre se levantaron de sus lugares, la expresión en
sus ojos ya no era sorpresa si no, enojo.
—¿Qué? —murmuro papá atónito - ¡¿QUE MIERDA HAS DICHO
LUCÍA?!- gritó haciéndonos sobresaltar a todos, Liana corrió hacía mí y
me abrazó.
-Estoy embarazada, papá— repetí tratando de no llorar.
—¡MALDITA SEA! — volvió a gritar esta vez golpeando fuertemente la
mesa de centro del recibidor la cual era de vidrio y quedo hecha añicos
en el piso.
—¡VOY A MATAR A GAEL, AHORA SI LO MATO! — gritó mi hermano
ardiendo en colera y dirigiéndose a la puerta.
—Gael...no es el padre— dije antes de que saliera. Se detuvo en seco
y se giró hacia mí al igual que mi padre que estaba dándome la espalda.
Mi madre lloraba, liana solo estaba abrazándome en cuanto a Kate y
Louis, desaparecieron ya no estaban en el lugar donde los encontré.
—¿Como que Gael no es el padre? — preguntó mi padre, en su mirada
había decepción, rabia, enojo y otras muchas emociones que no supe
distinguir. Pero de todas ella la que más dolía era la decepción.
—No padre, Gael no es el papá de mi bebé—escuché un golpe en la
pared, Alejandro había estrellado su puño en está y sus nudillos estaban
sangrando mi madre corrió hacía él y trató de detenerlo.
—¿Quién es el padre Lucía? — preguntó mi padre tratando de no gritar,
yo bajé la mirada y no dije nada. —¿no me dirás quién es el padre?
Negué con la cabeza y el soltó una maldición.
—Perfecto— dijo con decepción y dolor en sus palabras— tienes una
semana para largarte de mi casa.
Hay que admitir que la casa era hermosa y muy grande para una sola
persona. Cuando le pregunté a donde iríamos y me tendió el papel con
la dirección del lugar, me sorprendí no me esperaba que su padre
enojado le hubiera comprado una casa tan bien ubicada y bonita.
Si enojado le compro está casa, talvez si estuviera feliz le compraría el
palacio de Inglaterra
—La verdad me esperaba un lugar más pequeño, puesto que me habías
dicho que tu padre estaba enojado por la noticia – dije posicionándome
a su lado.
—¿Y qué te hace pensar que fue mi padre quien compro la casa? –
preguntó con el ceño fruncido.
—pues, que tú eres la “princesita” de papá y tienes todo lo que deseas,
cuando lo deseas y en el lugar que deseas– dije con desdén.
—No soy la “princesita” de papá, como dices– dijo ya un poco roja por
el enojo se ve muy tierna cuando se enoja – esta casa la he comprado
yo con la herencia que me dejaron mis abuelos al morir– me miro mal,
con una pizca de tristeza en sus hermosos ojos verdes –además, para
el momento que la compré mi padre no sabía de mi embarazo, imbécil–
añadió con odiosidad.
No voy a negar que me sorprendió que la princesita tuviera dinero para
comprar esté lugar. O sea, es una de las mejores casas del lugar, en
una de las mejores villas privadas de los ángeles, Y sin el dinero de su
padre.
Iba a decir algo cuando un auto deportivo estacionó detrás de mi
camioneta, lucía y yo nos giramos poniendo nuestra atención en la
persona que bajaba del auto. Era un hombre que se quedó mirando a
la MADRE de mi futuro hijo más tiempo del necesario.
—buenas tardes, soy Mauricio Sandoval, El agente de bienes raíces
que está a cargo de vender la casa, tú debes ser lucía Montenegro, un
gustó– dijo tendiéndole la mano a lucía, quien se la aceptó sonriendo y
asintiendo– ¿y usted es? – preguntó dirigiéndose a mí.
—El padre de su hijo— dije sonriendo inocentemente mientras sentía la
mirada de lucía en mi perfil y el cuerpo del tipo que tenía en frente
erguirse y sonreír forzadamente.
—Amm...bueno entremos a la casa para proceder la firma del
documento – dijo seriamente.
Lucía asintió siguiéndole los pasos hasta la entrada de la casa y yo iba
tras ella.
Al entrar a la casa era mucho más bonita que por fuera, todo estaba
decorado en colores Blanco, Negro y Dorado el piso era de mármol
blanco era un lugar muy bonito para vivir.
Él hombre y lucía tomaron asiento en un sofá negro en forma de L y
empezaron a leer documentos yo tomé asiento al lado de lucía y esperé
a que ellos dos terminaran. Al final lucía firmo el dichoso contrato y él le
entregó las llaves.
El tipo se despidió y salió de la casa rápidamente.
Es el momento. Dije una vez que por fin me encontraba solo con lucía.
—Tengo que aclararte unas cosas— ella asintió y sentó frente a mí
mirándome—mira, tú y yo estamos de acuerdo que lo que paso entre tu
yo fue algo de una noche, pero que debido a nuestra irresponsabilidad
ahora seremos padres, la verdad yo no pedí serlo y no quería serlo, pero
tampoco puedo hacer como si no sé nada y seguir con mi vida sabiendo
que en algún lugar del mundo hay un hijo mío. – dije haciendo todo lo
posible para que ella entendiera.
—Sé que lo que pasó entré tú y yo fue un error y....
—¡Si! ¡Eso! ¡Un error! Eso es lo que es ese bebé, un error que no debió
pasar, pero que a fin de cuentas paso y no podemos hacer nada más
que aceptarlo– dije sin pensar en mis palabras y vi rápidamente como
la tristeza y decepción pasaban por sus expresivos y hermosos ojos,
para luego dar paso a lagrimas que no salieron de sus orbes, bajo la
mirada y asintió. Me sentía una mierda, pero era la verdad, ese hijo era
un error que había distorsionado la vida de ambos en solo tres semanas
de gestación.
—Lo siento lucía, pero yo tengo una vida, Una novia la cual es mi
prometida desde hace más de cuatro años– al escuchar eso levantó su
mirada rápidamente y me miró inexpresiva, pero había otra cosa en su
mirada llorosa que no supe distinguir. –una familia a la cual no puedo
llegar de la noche a la mañana y decirles dicha noticia, soy el dueño de
todas las empresas Evans y la noticia de que voy a tener un hijo con
una mujer que no es mi prometida, dañaría mi imagen pública.
—¿Entonces? ¿qué es lo que pretendes hacer? – habló con dureza en
sus palabras. – Mira, Yo no te pido que te hagas cargo de mi hijo
económicamente, solo te pido que estés presente en su vida, nada
más–dijo firme y segura.
—No estoy diciendo que no me haré cargo, solo que debes aceptar que
no estaré todo el tiempo disponible, yo tengo una vida a la que debo
atender.
—Supongo que no tengo otra opción ¿no? – preguntó decepcionada –
Ya de nada me serviría negarme cuando estoy a miles de kilómetros de
mi casa, de mi familia, supongo que tendré que acostumbrarme a vivir
bajo tu sombra con mi hijo. —asintió desviando la mirada— Si, entiendo,
tú estarás con él, con la única condición que nadie sepa que es tu hijo.
— puso sus ojos nuevamente sobre los míos —Bien. — aceptó con
enojó. Me sorprendió el hecho de que entendiera perfectamente lo que
yo quería que entendiera.
—Perfecto, vendré por ti a las cinco y media de la tarde para ir con la
ginecóloga. — dije levantándome y caminando a la salida, ella venía
detrás de mí.
Al llegar a la puerta, giré el pomo y me detuve en la parte de afuera
cuando ella habló.
—¿Sabes, James? Yo también tenía una familia, una casa, una vida, la
cual abandone por este “error”— dijo tocando su vientre plano y
haciendo énfasis en la palabra error—y perdón, fue muy iluso de mi
parte pensar que tú también abandonarías algo de eso que yo
abandoné por esté bebé, que a fin de cuentas solo es un “error” que no
debió existir– continuó recalcando la palabra y sonriendo triste– pero te
entiendo ¿sabes? Yo tampoco querría arriesgar todo por alguien que
conozco hace poco y que solo de casualidad terminará siendo la madre
de tu hijo. La única diferencia entré tú y yo es que soy yo la que llevo el
niño dentro de mí y no puedo salir corriendo así cómo así y tan solo de
pensar en abortar me dan náuseas, yo no puedo acabar con su vida,
porque muy en el fondo lo quiero, y sé que terminaré adorándolo,
aunque haya descontrolado mi vida por completo. — Miró mis ojos con
fijeza y sonrió — Adiós James, te espero a las cinco. – y cerró la puerta
antes que las lágrimas acumuladas en sus ojos se desbordaran por sus
mejillas sonrojadas.
No puedo negar que todo lo que dijo de algún modo me descolocó, ella
dejó todo, solo para darle un padre a su hijo, el cual solo podía ofrecerles
dinero y las migajas de su tiempo, simplemente yo no podía estar con
ellos, aunque quisiera, mi vida...mi padre, me obligaba a que fuera
diferente. La única persona de mi familia que sabía que iba a tener un
hijo era mi madre y solo porque se lo dije en medio de una borrachera,
pero ella me guardaría el secreto, aunque no estaba de acuerdo con
que mantuviera a mi hijo en secreto.
No puedo estar con mi hijo del modo que él necesitara.
Estaba enojado ¿para qué negarlo? Ayer cuando fui a la casa de Lucía
y no la encontré fue la basé de mi enojo, salí de ahí, no sin antes decirle
a la señora de limpieza que no dijera que había estado allí.
Cuando la llamé y me dijo que no podía ir a su casa mi molestia creció
un poco más, hasta que me explico que sus hermanos irían, pero
cuando me dijo que se devolverían el lunes de la próxima semana mi
enojo incremento no podría ir el viernes y eso me descolocó, quería
verla y saber que tendría que esperar hasta la próxima semana me
enojaba, pase todo el día de ayer enojado por esa razón y todavía hoy
seguía molesto.
El sonido del teléfono de mi oficina me hizo regresar en mí.
—¿¡QUE?!—Grite de mala manera a mi secretaria.
—Señor Evans, tiene una llamada de una tienda del centro Comercial
Blue Moon ¿se la pasó? – Le dije que me la pasara y eso hizo.
—Bueno días, Soy James Evans, ¿qué necesita? – hable firme.
—Buenos días, señor Evans, soy Lauren Smith, la dependienta de la
tienda baby sweet, donde usted encargó una cuna y otros muebles, le
hablo porque nos ha surgido un inconveniente con la dirección que
usted nos dio para enviar los muebles, ¿será que puede repetírnosla?
Por favor. — habló la chica.
Es una buena excusa para volver a llamar a lucía sin que se le haga
extraño...
Una sonrisa se formó en mi rostro ante la idea. Le volví a dar la dirección
a la mujer y enseguida saqué del bolsillo interno de mi saco el celular-
ese que solo usaba para llamar a lucía — busqué su contacto el cual
era el único en ese celular y marqué a su número.
—¿Hola? — escuchar su voz me hizo sonreír, su voz estaba llena de
risa, supe por qué al escuchar risas de niños, y supuse que estaba con
sus sobrinos.
—¡Hey! ¿qué haces? —respondí amigable.
—Estoy preparando algunas cosas con los niños para ir a la playa,
James, ¿se te ofrece algo? —y esa era exactamente algo que me
enojaba, que ella fuera tan indiferente para conmigo. Cada vez que le
hablaba por teléfono su forma de contestarme era como que, si quisiera
terminar con la conversación rápidamente y la verdad no la culpo,
después de todo lo que le dije e hice, pero aun así duele que la mujer
de la que éstas enamorado ni siquiera quiera hablarte, es jodidamente
doloroso.
—Bien— dije volviendo a mi estado de enojo que ya se estaba haciendo
habitual en mí — sólo llamo para avisarte que en pocos minutos irán a
entregarte la cuna y las otras cosas que compramos para la bebé– hablé
más que enojado.
—¡Oh! Es cierto, de hecho, te iba a llamar para preguntarte que había
sucedido, puesto que quedaron en enviarlos el mismo día – respondió
con simpleza.
—Habían perdido la dirección, adiós, que les vaya bien en la playa– le
dije, no quería que siguiera contestándome como si estuviera obligada
a hacerlo.
—Adiós, James, que tengas un buen día —y corto la llamada, no pude
evitar sonreír con esas simples palabras. Siempre era así cuando se
trataba de lucía, mis emociones se disparaban hasta el punto en que un
día llegué a creer que me estaba volviendo un bipolar, y es que no era
para menos, cuando estaba con ella, estaba feliz, luego decía o hacía
algo que me enojaba y a los pocos minutos nuevamente estaba
sonriendo. Me estaba volviendo loco.
......
Eran las ocho de la noche, preparé mis cosas y salí de la oficina, todo
estaba oscuro hace dos horas que los empleados se habían ido, bajé
en el ascensor, salí al vestíbulo, saludé al guardia, me subí a mi auto y
conduje hasta la casa de mi madre donde me encontraría a Irina y su
familia debido a que mi madre había organizado una cena con toda su
familia a petición de mi padre.
Al llegar estacioné el auto en la acera del frente y bajé vi el auto de los
padres de Irina y supe que ellos ya estaban en el lugar. Suspiré y seguí
caminando hasta llegar a la puerta y tocar, tenía llaves de la casa de
lucía, pero no tenía las del lugar que fue mi casa alguna vez, que irónico.
—Joven Evans, Adelante — dijo Merci, la señora de limpieza — Buenas
noches, joven.
—Buenas noches, Merci— la saludé sonriendo y me encaminé hasta la
Sala de estar de la parte trasera que era donde Merci me había dicho
que estaban todos.
—Bue...
—¡Cariño! Te estábamos esperando para cenar — me interrumpió Irina
enroscando sus brazos en mi cuello y besando mi cara, yo solo trataba
de separarla de mí me ponía incomodo que hiciera eso.
—Ven hijo, toma asiento, justo estaba hablando con tus suegros que
teníamos que elegir una fecha para la boda—habló mi padre con una
sonrisa radiante, yo solo lo miraba sorprendido.
—padre, no veo el porqué de la prisa...
—Pues, yo si James, ya tienen casi cinco años de compromiso, ya es
hora del casamiento— me interrumpió Lorenzo el padre de Irina.
—Si amor, en cinco meses cumpliremos los cinco años de
compromiso— dijo Irina entusiasmada— ¡tengo una idea! La boda será
el día que cumplamos los cinco años de compromiso.
—Me parece una muy buena idea hija— habló su madre levantando una
copa.
—Estoy de acuerdo— concordó mi padre luego el señor Lorenzo y
después las hermanas de Irina. Miré a mi madre buscando un consejo
y ella sólo me esquivó y levantó su copa, Luego lo hizo Irina y por último
yo. Todos gritaron felices un salud menos mi madre que sólo bebió de
su copa sin dirigirme ninguna mirada.
—¡Es oficial! ¡La boda será en cinco meses! — dijo mi padre sonriendo.
—Si, padre la boda será en cinco meses. — hablé con un nudo en el
estómago.
No quería casarme, Sabía que hacerlo significaba dejar a lucía y a mi
hija, pero tampoco podía negarme, no cuando mi padre me miraba con
felicidad y orgullo.
Todo lo que lucía me había dicho dolió como el demonio, pero no tenía
nada que reclamar eso hizo que mi enojó creciera de repente. Cuando
la escuché gritar mi nombre y luego ví sus piernas mojadas y el miedo
plasmado en su rostro, supe lo que estaba pasando Lucía iba a dar a
luz.
—James, duele—gimió, estaba entrando a la clínica, ya había llamado
a Ximena y nos estaba esperando con su equipo para llevarla
directamente a la sala de partos.
La miré y su rostro estaba comprimido por el dolor, había lágrimas en
sus mejillas y eso provocó que un sentimiento de culpa se colara en mi
interior, porque talvez si yo no la hubiese alterado tanto ella no estaría
dando a luz ahora, ¡por dios! ¡Solo tiene treinta y siete semanas!
Al llegar la tomé en brazos y me dirigí hacía la puerta dónde tal y como
Ximena había dicho, estaban ella, dos enfermeras y un enfermero con
una camilla, rápidamente la subieron y la llevaron por un pasillo, yo solo
los seguía tratando de no soltar su mano, la metieron en un lugar y
Ximena me sacó, dándome instrucciones de ir a otro lugar donde me
darían un uniforme y luego regresar ahí si quería estar presente en el
parto.
Una vez que ya estaba preparado me fui a la sala de partos, Lucía
estaba pujando, mientras Ximena le gritaba que lo hiciera más fuerte,
me acerqué a ella y le di un beso en la frente, sus ojos bañados en
lágrimas me miraron y pude ver todo el dolor que sentía.
—¡Lucía! ¡Tienes que hacerlo rápido! —gritó Ximena, algo andaba mal
lo podía ver en su cara. Tenía miedo.
—Tú puedes pequeña, vamos, hazlo– Murmuré– a la cuenta de tres
¿está bien? — ella asintió y le hice señas con los dedos a Ximena—
uno...dos... tres! — cerró los ojos con fuerza, soltando algunas lágrimas,
su rostro se enrojeció y yo solo podía mirarla hasta que escuché el llanto
de un bebé, mi mente reaccionó enseguida, y giré mi mirada hasta
encontrarme con la de Ximena que entre sus manos sostenía un
pequeño cuerpecito que agitaba sus menudos brazos.
—¡Felicidades! — gritó Ximena con una sonrisa, tendiéndome a la bebé
la cual lloraba con desesperación.
La tomé nervioso, sinceramente nunca había cargado un bebé en toda
mi vida, Ximena me ayudó a hacerlo bien y una vez que la sostuve sin
ayuda, la miré, su piel era blanca, tenía los ojos cerrados, no podía ver
su color, pero su cabello era Rubió como el mío, sus mejillas eran
regordetas y tenían un fuerte color carmín, era hermosa, mis ojos se
llenaron de lágrimas y todo el amor que había sentido por ella los últimos
meses creció mucho más, convirtiéndose también en adoración, en ese
preciso instante supe que ya no necesitaba nada del mundo porque yo
estaba sosteniendo lo único que quería para mí, lo único que quería en
todo el mundo. Ella era mi mundo.
—Quiero verla, James— Las palabras de lucía me hicieron girar la
mirada que antes estaba sobre mi princesa para posarla en ella que
parecía muy cansada. Avance hasta ella y puse a mi pequeña en frente
suyo. Al verla sonrió y besó su frente y luego se desmayó.
Las maquinas empezaron a sonar y Ximena me saco del lugar con una
enfermera, Mi pulso se aceleró y empecé a gritar el nombre de lucía
intentando pasar nuevamente al lugar donde ella estaba, pero la
enfermera no me dejaba.
—Señor, no se preocupe, la señora estará bien, solo está cansada, fue
un parto difícil— dijo, yo la miré desconfiado —tenemos que llevar a la
bebé a revisión, ¿dónde están sus cosas? —preguntó y caí en cuenta
que no habíamos traído ninguna de las cosas de mi bebé.
—lo siento, esto fue de improvisto, pero ya alguien traerá las cosas de
la pequeña.
—Está bien, usaremos los pañales que hay en la clínica entonces —dijo
quitándome a la bebé de los brazos— estaremos en la sala de recién
nacidos.
Hace varios minutos que había llamado a marco y le había ordenado
que trajera el bolso que lucía tenía preparado para cuando esté día
llegará.
.........
Actualmente me encontraba mirando a mi hija desde el pasillo gracias
al cristal que permitía la vista al lugar donde se encontraban los recién
nacidos, a parte de ella solo había dos niños más y eran varones. Aún
no tenía noticias de lucía y la incertidumbre me estaba matando, la
clínica me había registrado como el representante legal de mi pequeña,
puesto que al parecer lucía aún no había despertado, marco había
llegado hace unos minutos me entrego el bolso y se retiró.
—Es hermosa, James, es idéntica a ti— dijo Ximena tocándome el
hombro.
—¿Como esta lucía, Ximena? —fue lo primero que pregunté al girarme.
—Está bien, solo fue un desmayo— dijo tranquila— ven, siéntate—
señaló las bancas que estaban frente al cristal—Fue un parto algo difícil,
James, sí Lucía hubiese tardado un poco más, tu hija se hubiese
asfixiado, pero gracias a dios está bien ¿te dieron el acta de nacimiento?
—Si — Murmuré sacando el papel que la enfermera me había
entregado-ese que afirmaba que yo además del padre era el
representante de mi bebé- y tendiéndoselo– tienes que firmarlo.
—Si, lo sé — dijo sacando un lápiz de tinta de su bolsillo y firmando el
papel —veo que aún no le han puesto un nombre— dijo al ver la línea
donde tenía que estar el nombre de mi bebé vacío.
—Aún no lo hemos decidido—Sonreí.
—Te dije que pesaría cinco kilos, pero no me Creíste.
—lo siento, ganaste tu esta vez, Xime, ¿puedo ver a Lucía? —pregunté
un poco nervioso.
—Por supuesto James, ya está en una habitación, le diré a la enfermera
que traslade a la bebé hasta allá y en la mañana se podrán ir— dijo
sonriendo, llamó a una enfermera que se trajo consigo la cuna donde
estaba mi pequeña y se encamino hasta una habitación, dejó la
pequeña cuna con mi hija dentro a un lado de la cama donde yacía lucía
dormida, y se marchó, no sin antes darme instrucciones de cómo darle
el biberón por si se despertaba con hambre.
Me acerque a la cama donde estaba lucía y acaricie su rostro sonrojado
por el esfuerzo de hace unas horas. Mire la hora en mi reloj y eran las
cinco de la mañana.
—Te amo, lucía— se sintió de maravilla decirlo y aunque sabía que ella
no lo recordaría, se sentía liberador, le di un leve beso en los labios y
ella se removió un poco, me separé rápidamente, aún estaba dormida,
me acerque a la cuna donde estaba mi hija y besé su frente, luego me
senté en el sillón que estaba en frente de la cama mirándolas a las dos.
A mis princesas.
Que James decidiera a una mujer por encima de mi hija, nuestra hija,
era doloroso, muy doloroso.
Su rechazo a Harley no era, la única razón por la que dolía tanto. Me
dolía saber que se casaría con otra mujer.
Sin querer hacerlo terminé enamorada de él, era una estúpida por
hacerlo, yo sabía desde el momento que llegue aquí quien era él, sabía
que estaba comprometido y aún más que él no dejaría nada por Harley,
menos por mí...
Pero ¿que podría hacer? Exacto, nada, solo quedaba darle vuelta a la
página, y olvidar que estaba enamorada de un hombre que no sentía
absolutamente nada por mí, Talvez si no me hubiera dado cuenta de mi
sentimiento hacía él, las cosas serían más fácil.
Después que él se marchó sin decir una sola palabra, me introduje al
interior de mi casa, caminando directamente hasta la habitación, me
acurruqué bajo, las sabanas de mi cama con mi pequeña a centímetros
de mí. Y me dormí, a la madrugada Harley se despertó hambrienta, le
di pecho y traté de dormirla otra vez, pero fue imposible, ella sólo lloraba
y lloraba, sabía perfectamente que era lo que ella quería; su padre, cada
madrugada después que yo acababa de alimentarla, en la tomaba y la
arrullaba hasta dormirla, y era eso lo que ella quería, era eso lo que
reclamaba a llantos. Yo traté de hacerlo como él lo hacía, pero nada
funcionaba, ella sólo lloraba.
Era domingo y desde que James se fue sólo he descansado unas pocas
horas, en la casa solo hay silencio Cuando Harley esta dormida, y eso
sólo sucede cuando se cansa de llorar. Ayer por la noche llamé a mi
madre y le dije sobre el nacimiento de mi hija, obviando el hecho de
decirles que esté había sido hace una semana, se los diría cuando ellos,
estuvieran aquí, y eso sería en unas cuantas horas.
—Disculpe, señora– dijo Karla. interrumpiendo mis pensamientos.
Rápidamente puse mi dedo índice sobre mis labios en señal de que
hiciera silenció para no despertar a mi niña– lo siento, señora, pero es
que el joven Lázaro la busca– susurró, yo asentí murmurando un
enseguida bajo y ella se retiró.
Me puse el albornoz de mi pijama y eché un vistazo a la pequeña cuna
de Harley antes de salir de la habitación. Bajé las escaleras y me fui
directamente a la sala de estar, donde Lázaro estaba sentado con una
taza de café en sus manos.
—Ser madre, no te sienta nada bien– río y yo le saque el dedo corazón
haciendo que su risa aumentara. No había dormido bien en los últimos
dos días ¿Que esperaba?
—No estoy de humor para tus chistes, Lázaro, ve al grano, no he
dormido en dos días, así que no hagas que descargue mi frustración en
ti– dije sería, él levanto sus manos en señal de rendición y me invitó a
sentarme.
—Bien, ¡Felicidades Lucía! – grito de repente– Oficialmente la
remodelación del edificio, estará lista en un mes y medio –
Definitivamente esa noticia, me subió el ánimo, después que James lo
había puesto por él suelo. una sonrisa se dibujó en mis labios y lo abrace
dándole las gracias. Ciertamente no esperaba que terminarán tan
pronto, cuando todo indicaba que no sería así.
—¡Perfecto! Empezaremos con la organización de la fiesta ¿bien? – dije
rápidamente, al parecer le había costado entenderme, pero lo hizo y
asintió – ¡dios! Esta noticia me hace tan feliz.
Lázaro estuvo un rato más conmigo y antes de irse miró Harley, hace
poco que se había ido y yo estaba en el living principal con algunos
documentos, ya había encontrado una organizadora de eventos, que
empezaría con todo desde hoy. El timbre de la casa sonó y me levante
para abrir la puerta.
Al abrirla, estaba toda mi familia ahí, Liam y Antonella corrieron hasta
mí y me abrazaron, yo también los abracé haciéndome a un lado para
que todos pasarán, y así lo hicieron.
Mis pequeños sobrinos estaban tan grandes, Liam había crecido un
poco más al igual que Antonella, Ambos estaban grandes y preciosos.
Me separé de ellos, tomándolos de las manos y reparé mi atención en
los demás, Mamá traía en sus brazos un osito rosa, y otras muchas
bolsas de regalos estaban en el piso, me acerqué a ella y la abracé
dejando un pequeño beso en su mejilla, y ella murmuró un “felicidades,
bebé, ya eres mamá” y yo reí.
Ale, y Kate, fueron los siguientes en abrazarme y felicitarme, ellos
también traían regalos, luego Louis se acercó y me felicitó, Dándome a
Sophie, mi pequeña sobrina de ya nueve meses recién cumplidos, quien
estaba dormida y yo le di un pequeño beso en su frentecita.
—¿Y Liana? – pregunté al no verla por ningún lado.
—Está a fuera con...verificando que saquen todas las maletas. – dijo
Alejandro, dirigí mi vista hacía la puerta y vi que uno de los guardias
estaba metiendo las maletas a la casa.
—¡Tía! ¡tía! ¿Dónde está mi nueva prima? – preguntó Liam eufórico.
—¿Quieres verla? – pregunté sabiendo de ante mano su respuesta.
—¡Siiii! – dijo al unísono con Antonella ocasionando que todos riéramos.
—Bien, pero tiene que ser en silencio, porque si se despierta se va a
enojar y luego llorará mucho, ¿bien? – digo, él asintió y con la mano que
no sostenía a Sophie, tomé su manito y empezamos a subir las
escaleras con el resto de mi familia siguiéndonos.
Al llegar a la habitación, abrí la puerta con cuidado de no hacer ruido y
entré, acosté a Sophie en mi cama, y luego seguí caminando hasta su
pequeña cuna, mi madre, hermano y cuñados rodearon la cuna, Mamá
tenía a Antonella en los brazos para que pudiese ver bien a Harley y
Liam, la estaba viendo perfectamente desdé su lugar.
Harley dormía plácidamente, su chupete se estaba deslizando un poco
de sus labios, Mamá la miraba con lágrimas en sus ojos murmurando lo
hermosa que era. Ale me miró como si aún no pudiera creer que su
hermana pequeña fuera madre y yo solo le Sonreí.
—Es preciosa, – dijo Alejandro viéndola fijamente, y de repente frunció
el ceño, automáticamente mis nervios florecieron– No se parece a ti, de
hecho, su rostro se me hace conocido. – dijo mirándome, mi corazón
pálpito mucho más fuerte y le dedique una sonrisa Tratando de no
mostrar mis nervios.
—Es hermosa, Lucí – dijo Kate, haciendo que le agradeciera
mentalmente, le Sonreí y asentí.
—Es cierto lucía, aunque ciertamente no se parece a ti– dijo Louis con
una sonrisa en su rostro.
—¡Parece una princesa, tía! – esta vez fue Antonella, que dijo en un
tono de voz, bajito pero eufórico. yo solo reí.
—ciertamente parece una princesita, – dijo mi madre ahogando un
sollozo– ¡Dios! ¡Mi bebé ahora tiene una bebé! – añadió haciéndonos
reír a todos, pero luego sus lágrimas cayeron, y me acerque para
abrazarla.
—Yo la voy a cuidar, tía, como mi papi dice que debo cuidar a Anthy y
Sophie, también la cuidaré a ella. – dijo Liam, haciendo que mi corazón
diera un vuelo ante sus inocentes palabras y lo miré con mucho más
amor del que ya le tenía.
—Así es campeón– lo alabó su padre, haciendo que en su hermoso
rostro apareciera una gran sonrisa.
Después todos salimos de la habitación, antes de salir le coloque el
gusano de Harley alrededor de Sophie, asegurándome de que no se
cayera de la cama.
Nos encontrábamos, todos en el living principal de la casa, Liam estaba
sentado en mis piernas y aún Liana no había aparecido y eso estaba
empezando dar curiosidad, conociéndola, no hubiese esperado un sólo
minuto de haber llegado para subir a ver a Harley.
—¡Vamos! – Dijo liana apareciendo por la puerta, su voz se escuchaba
enojada, pero no hablaba en dirección a ninguno de nosotros, si no, a
alguien que estaba del otro lado de la estrada– ¡vamos! ¡Entra ya! –
demandó jalando por el brazo a la otra persona que enseguida apareció
en mi campo de visión.
Un mes después...
Estaba emocionada y nerviosa a la vez, hoy era el día en que Fashions
Luce abriría sus puertas.
En este mes, muchas cosas han estado muy bien-dentro de lo que
cabe- Con respeto a Harley, mi pequeña princesa, estaba muy grande
para su edad- un mes y dos semanas- hace una semana la llevé al
pediatra y la doctora ha dicho que es una niña muy saludable.
Cada día es aún más parecida a James, su cabello ha empezado a
crecer más y su tonalidad rubia sigue siendo la misma, por alguna razón
pensé que su cabello cambió de color con el tiempo, pero aún sigue
siendo rubio.
Mi familia, no han regresado desdé la última vez. Pero yo iré en para el
cumpleaños número uno de Sophie que será pronto.
En cuanto al padre de Harley... Desdé la última vez que respondí un
mensaje de él, no eh vuelto a encender ese celular, puede que talvez
esté dañado por el tiempo que lleva apagado y escondido en la primera
gaveta de mi mesa de noche. En este tiempo muy pocas veces he
pensado en él- porque he obligado a mi cerebro a que no lo haga- la
mayoría de las veces que él viene a mi mente son después de dejar a
Harley profundamente dormida en su cuna, esas dónde ya no me queda
más nada que hacer y recostada sobre mi cama, mi mente se obliga a
traerlo de nuevo a mis recuerdos.
—Señora, el señor Lázaro ha llamado y dice que pasara por usted en
hora y media– me sobresalte al escuchar la voz de Luna en la puerta
del baño de mi habitación dónde me estaba terminando de maquillar.
—Gracias, Luna, ¿Harley, no se ha despertado? – le pregunte, ella
asintió mirándome a través del espejo.
—Se ve muy Hermosa, señora, estoy segura que va a ser la más
hermosa de la fiesta, – sonrió, y yo le agradecí con una sonrisa.
Mi vestido era largo, de color negro, tenía un escote en la espalda que
llegaba un poco más arriba de la parte baja de ella. Mi cabello, que
normalmente estaba lacio, hoy se encontraba en perfectas
ondulaciones, y mi maquillaje lo había hecho con el único propósito de
resaltar mis ojos verdes.
Una vez que terminé de vestirme, maquillarme y calzarme los tacones
de agujas negros, Me dirigí a la habitación de mi bebé, Harley estaba
acostada boca abajo con su cabecita levantando, Sonreí al recordar la
primera vez que logró hacer eso.
—Hola, princesa– susurré al llegar al borde de su cuna, ella intento
girarse al reconocer mi voz, pero no lo logró, reí por ello y la tomé en
mis brazos hasta dejarla boca arriba.
Solo vestía un pañal, Luna me había dicho que ya la había duchado,
tomé su vestidito color negro como el mío, que ya había apartado, junto
con las medias pantys y la vestí.
Cuando terminé de vestirla, le coloqué un lazo de color negro con blanco
sobre su rubia melena, También puse zarcillos de oro rosa en sus
orejitas y por último su pequeña plaquita que había mandado a hacer
junto a Líana.
Preparé una pañalera con sus cosas y la dejé sobre la carriola que
llevaremos a la fiesta. Fui por mi bolso a mi habitación y bajé con Harley
a al recibidor.
En un principio había acordado con Luna en que ella se quedaría con
mi pequeña cuando esté día llegará, pero luego que mi familia me
confesó que no podrían venir, quise que ella estuviera ahí, quería sentir
a la persona más importante para mí allí, quería saber que ella estaba
a tan solo algunos pasos de mí en el momento en que cortara el listón.
El timbre sonó y continuamente una ajetreada Merci apareció y abrió la
puerta, seguidamente un muy elegante Lázaro se abrió paso hasta mí
besando mis mejillas y luego la frente de Harley. Tomo la carriola de mi
pequeña y la subió al maletero del auto, coloqué a Harley sobre su silla
de autos y la aseguré, continuamente, Lázaro y yo subimos y
emprendimos camino hasta el edificio en una plática muy agradable.
—¿Nerviosa? – pregunto él mirándome, No supe a que se refería hasta
que levanté mi rostro hacía él y luego al frente dónde una multitud de
periodistas estaban tomando fotos al auto. En seguida los nervios que
estaba logrando apaciguar en el camino, renacieron, pero esta vez con
más intensidad.
—Pensé que serían menos. – comente mirándolo con reproche.
—Si te fijas bien, te dará cuenta que los hombres de seguridad que
contratamos están tratando de mantenerlos alejados del perímetro
dónde están los invitados y los otros diez periodistas que si tienen Pase
al evento – Explicó y si, era así, a una considerable distancia había una
fuerte cantidad de personas, esperando nuestra llegada, pero teníamos
el auto rodeado de aproximadamente unos cincuenta periodistas con
cámaras, menos mal que el auto donde estábamos tenía vidrios
polarizados.
—¿Entonces? Tenemos que encontrar una buena opción para poder
salir, No puedo sacar a Harley con todos ellos así de desordenados–
dije y el asintió y quedo mirando un solo lugar, eso hacía cada vez que
estaba pensando, y en ese momento una idea paso por mi mente– ¡Ya
sé! Comunícate con el jefe de seguridad y pídele que hagan un
perímetro organizado con estás personas.
—¿Quieres decir, que pueden estar en el evento? – pregunto incrédulo.
—Si, bueno, mientras el discurso y el tiempo que estemos acá a fuera,
una vez todos los invitados y periodistas con autorización estén dentro
del lugar, ellos se quedarán afuera, es todo lo que podemos ofrecerles–
digo, Lázaro levanta el intercomunicador que comparte con el jefe de
seguridad y en unos minutos ya todos están ordenados.
—¿Lista? – pregunta Lazo y yo asiento, el salé del auto y yo aprovechó
desabrochar los cinturones de la silla de Harley.
Lázaro abre la puerta del copiloto de su Audi y me tiende su mano, la
tomó y salgo del auto de una manera muy elegante, luego se dirige a la
puerta trasera y toma a Harley cubriéndola completamente con una
manta rosa, para que ninguna foto de ella se filtre, por lo menos no
ahora.
Empezamos a caminar hasta dónde están los invitados, yo con mi brazo
enredado con el suyo y él con Harley en el otro brazo, de Harley solo se
puede visualizar un poco de su regordeta pierna enfundada en medias
blancas.
Al llegar saludamos a los invitados que estaban más cerca del lugar
donde estaba el podio. Una vez allí tomo el micrófono y lo acerco a mis
labios, mis nervios han aumentado mucho más y solo me dispongo a
mirar a Lázaro el cual me sonríe de una manera conciliadora, en un
intento de darme ánimos, mientras sostiene a mi pequeña aún cubierta
por la manta.
—Buenas noche a todos, Mi nombre es Lucía Montenegro– es lo
primero que digo, siguiendo al pie de la letra el discurso que durante la
última semana había ensayado– en primer lugar, quiero darles las
gracias por estar hoy en este lugar– lo flashes empiezan,
descolocándome un poco– Como bien se les informa en tarjeta de
invitación, esté es un evento con el fin de hacer aperturas a este edificio,
que con ayuda de Lázaro Brown y su equipo, es lo que hoy tienen frente
a ustedes. Está es un edificio que pronto será una empresa con fines
de crear diseños exclusivos para nuestra clientela, Tengo fe en ello,
Está en mis manos que así sea, y doy mi palabra que está será una de
las mejores marcas en el mundo.– tomo las tijeras y me dirijo hacía la
puerta donde hay un listón rojo y lo cortó con una enorme sonrisa–
Bienvenidos a Fashions Luce– digo finalmente y todos aplauden y
entran ordenadamente, el living está decorado elegantemente en el
lugar hay mesas y una pista de baile. Todo ha quedado espectacular.
—¿Te gusta? – la pregunta de Lázaro me hace girar para mirarlo, sonrió
y asiento– está pequeña quiere salir de esta manta– dice y yo río
quitándole la manta de encima a Harley, si mi familia no se dio cuenta
de nada, talvez ellos tampoco lo hagan. – ven, te presentare a varias
personas que te van a convenir en esto de los negocios.
Un mes después...
Este último mes, había sido muy bueno, mi pequeña Harley tiene ya dos
meses y en cuatro días cumplirá los tres, con respecto a mi empresa;
Está creciendo como espuma, en tan solo un mes, hemos sacado varios
modelos de ropa, y prendas para la colección de verano, los
inversionistas no se han hecho esperar, al ver la evolución de la
empresa muchos han llegado a mi oficina proponiendo comprar algunas
acciones, pero como dije al principio; por ahora no quiero tener socios.
Aaron, se ha vuelto un amigo muy cercano, de hecho, será el padrino
de Harley en su bautizó, que será junto con su cumpleaños número uno.
Sé y estoy plenamente consciente de los sentimientos que tiene Aaron
hacía mí, Los cuales no son únicamente para una amistad, pero hasta
ahora no hay dicho ni hecho nada con respecto a eso, y espero que no
lo haga nunca, porque la verdad, no me gustaría perder su amistad por
un sentimiento no correspondido.
En cuanto a James se refiere, Es un tema que he aprendido a dejar en
tercer plano, No voy a negar que aún duele, duele irme a dormir por las
noches y escuchar como el celular suena, y la verdad no me atrevo a
siquiera bajarle el volumen a las notificaciones, porqué sé que en cuanto
vuelva a tener ese celular en mis manos no podré resistirme a leer los
mensajes nuevamente, y ya no quiero llorar por ello.
En este momento me encontraba en el Jet privado de mi padre, Hoy
después de casi un año regresaba a Nueva York, Y lo hacía por Sophie,
hoy era su cumpleaños número uno y no quería faltar.
Harley yacía dormida en su silla portátil a mi lado, ya casi llegábamos,
estaría en casa de mi familia desdé hoy- viernes -hasta el domingo en
la tarde, que retornaría a Los Ángeles, para seguir trabajando.
Varios minutos después me encontraba en el área de revisión con
Harley, y un hombre con nuestras maletas iba detrás de nosotras.
Después de terminar con las revisiones y papeleos, me dirigí a la salida
del lugar donde Alejandro me esperaba junto a Antonella, Liam y
Sophie. Cuando logre verlos los salude con una sonrisa y luego nos
subimos al auto y Alejandro empezó a conducir hacía casa.
—Mamá, está preparando tu comida favorita – dijo mirándome y
colocando su mirada nuevamente en la carretera, yo Sonreí– Es
increíble ya ha pasado casi un año desdé que te fuiste – susurro con
nostalgia.
—Yo tampoco lo puedo creer, Ale. – Susurré de vuelta con una sonrisa
y giré el rostro al escuchar las risas que venían de los asientos de atrás
del auto dónde venían mis sobrinos, los cuales estaban riendo por los
pucheros que hacía Harley.
Escuché que Alejandro soltó un suspiro y lo miré. Estaba atento a la
carretera. Después de un momento visualicé la casa, Una emoción
extraña me recorrió completa al mirarla después de tanto tiempo, casi
un año sin pisar el lugar materno que por mucho tiempo llegué a
considerar mi hogar. Sonreí triste y miré a mi bebé que miraba atenta a
sus primos. Está sería la primera vez que Harley venía a casa de sus
abuelos.
—Bienvenida de nuevo a tu hogar, princesa – dijo Alejandro
estacionando el auto en frente de la casa, lo miré y Sonreí. Esté fue mi
hogar.
—Gracias, Ale– dije y miré a Harley– También hay que darle la
bienvenida por primera vez a está princesa – dije y él asintió mirándola.
—Esa es una de las razones por las que mamá está tan emocionada
por tu regreso – río y salió del auto abriendo la puerta de atrás y
tomando a Harley en brazos junto con Antonella y Liam, yo bajé y tomé
a Sophie y así todos caminamos al interior de la casa, no sin antes
enviar a alguien por las maletas.
—¡Mis bebés! – fue lo primero que escuché cuando la puerta se abrió y
continuamente, unos brazos que conocía de sobra me envolvieron a mí
y a Sophie.
—Hola, mamá – Murmuré aún rodeada con sus brazos. Luego que nos
separamos ella fue por Harley, yo saludé a todos.
En casa no sólo estaba mi familia, también estaba la familia de Louis;
sus padres, hermana, hermano, cuñados y sobrinos que sólo eran tres,
todos mayores que Sophie.
Los padres y hermana de Kate, también estaban, la hermana de Kate
tenía dos hijos, ambos varones de siete años, eran gemelos.
Mamá me dirigió a mi antigua habitación después de saludar a todos,
dijo que tenía que ducharme y cambiarme para el almuerzo. Al entrar a
la habitación todo estaba tal cual lo había dejado, excepto que al lado
izquierdo de la cama había una pequeña cuna de madera. Sonreí al
saber que habían pensado en Harley.
—Tu padre se la ha comprado, estaba muy emocionado ante la idea de
tener a Harley por primera vez en casa– dijo en un susurro. Y yo Sonreí
alegre.
—Gracias madre, bajaré en unos minutos – ella asintió y me devolvió a
Harley antes de dirigirse hacia las escaleras.
Después que mi madre se fue, me introduje al cuarto de baño y en el
había una pequeña tina rosa de bebé, bañé a Harley y luego la vestí
con un simple bodi blanco con flores. Luego de terminar de bañarme me
coloqué un short de Jeans una camiseta rosa y salí hacía el living con
Harley en mis brazos.
Todos seguían conversando en el living, yo tomé asiento al lado de
Líana y acomodé a Harley en mis piernas.
—Está muy linda tu niña Lucía –Comentó Bruno, el hermano Mayor de
Louis, le Sonreí y miré a Harley.
—Muchas gracias, Bruno, tus pequeñas también están hermosas y
grandes– el río y asintió mirando a sus niñas de cinco y cuatro años
jugar con Liam, Antonella, Los gemelos; Daniels y Danny, mariana y
Gabriel, los dos últimos son hijos de la hermana de Louis.
—¿Cuantos meses tiene? – Pregunto, Lorena, la hermana del medio de
Louis.
—En cuatro días cumple lo tres meses, lore– ella asintió y sonrió.
seguimos hablando.
Los miré a todos, Mamá y papá hablaban con los padres de Kate y
Louis, los niños estaban armando un rompecabezas en la mesita de
centro del living, Mientras Alejandro, Kate, Líana, Louis, Bruno, Lorena,
Katie -Hermana mayor de Kate- y yo hablábamos de trivialidades,
Sophie sostenía las manitas de Harley, mientras hacía muecas con su
cara y Harley se reía.
Estar así, fue algo que me llenó de felicidad, y sin duda estás reuniones
en familia eran unas de las cosas que más extrañaba cuando estaba en
L.A, aquí siempre estaría acompañada de toda mi familia, y allá sólo
éramos Harley y yo.
Sólo falto escuchar esa voz que hace mucho no escuchaba para que
todo el sueño se esfumara de mi sistema.
Abrí los ojos rápidamente y lo miré estaba allí del otro lado de la pantalla
mirándome atentamente, yo no pude moverme, mi cuerpo estaba en
trance, mi mente solo podía fijarse en el hombre que estaba en la
pantalla, con su cabello rubio como el de Harley desordenado, su barba
crecida de unas tres semanas más o menos, que lo hacía ver mayor de
lo que en realidad era, sus ojos azules me miraban como que, si de algo
extraordinario se tratase, su piel blanca. Realmente James Evans era
un hombre muy guapo.
Ya había olvidado el parecido increíble que tiene con Harley,
definitivamente Harley había sacado todo de su padre.
-Yo...Luce...yo ...lo siento -estaba borracho, eso se podría notar a
kilómetros de distancia, pero eso no hizo que pasara por alto el
sobrenombre con el que se había dirigido hacía mí; Luce, la única
persona que me llamaba así era mi abuela, cuando ella murió nunca
más alguien se dirigió a mí con ese diminutivo.
-James- susurré y caí en cuenta que el celular que tenía en mis manos
era el que él me había dado y no el mío.
- ¿Es ella? ¿Es Harley? - rápidamente mire el pequeño cuadro donde
se veía mi imagen, Encontrándome a mí misma completamente
despeinada, con ojeras y una cara de impresión, y si, efectivamente a
un costado de esa imagen, muy apenas se podía mirar una de la mejilla
sonrojada de mi bebé, Y rápidamente quite el celular de ese sitió
impidiéndole la casi nula vista de mi hija. - Por favor, Luce, solo quiero
verla, sólo eso, ¿porque sus mejillas están rojas? ¿Está enferma? - sus
palabras apenas se entendían por la borrachera.
-Adiós, James- su rostro fue de horror absoluto y una lágrima salió de
uno de sus ojos, haciendo que mi corazón doliera por verlo así, pero
decidí ignorar el sentimiento.
-Te lo suplicó, Luce, solo...solo quiero hablarte- Yo estaba sosteniendo
las lágrimas en los ojos estaba segura que si decía una palabra está
acabarían en mis mejillas.
- ¿James? ¿con quién hablas? - era la voz de una mujer, con solo
escuchar esa voz supe quién era, era su esposa y mi enojo creció de
pronto, lo miré girar la cabeza hacía atrás y luego me miró.
-Te escribiré ¿bien? - No dio tiempo alguno a que yo diera una negativa,
al terminar de decir esas palabras corto la llamada.
Con un inmenso enojo seque las lágrimas no derramadas de mis ojos y
me obligue a salir del trance en el que mi cuerpo se sumergió en el
momento que volvió a escuchar la voz de James.
Giré mi vista hacía mi bebé, ya no tenía fiebre, pero sus mejillas seguían
teñidas de rojo. me volví a recostar y sólo pude pensar en James, en el
parecido que Harley tiene con él, sinceramente no sé cómo aún nadie
se ha dado cuenta de quien es el padre de Harley.
El sonido del celular me saco de mis cavilaciones y la verdad, no sabía
porque estaba haciendo aquello, pero estaba tomando el celular y en
este momento estaba a punto de leer el mensaje, talvez la parte
razonable de mi cerebro aún estaba dormida y mi cuerpo solo estaba
actuando por inercia, pero aun así voy a aprovechar el momento dónde
no tengo miedo de leer un mensaje de James.
Luce, perdón, perdóname, yo solo quiero ver una foto de la niña, quiero
saber si aún tiene mis ojos, quiero saber que está bien.
√√
Está bien. Solo es fiebre.
√√
-L.M.
¿Porque no has gastado el dinero que he enviado para ella?
√√
-J.E.
Desdé que él se fue, envía dinero a una cuenta que está registrada a su
nombre, La cantidad que envía es totalmente absurda para la
manutención de un solo niño, es decir; en esa cuenta debe haber una
pequeña- gran - fortuna, James envía dinero dos otras veces a la
semana desdé que se fue, pero yo no he hecho uso de él.
Mi hija no necesita tu dinero.
√√
-L.M.
Respondí con simpleza porque en realidad a mi hija no le hace falta. De
él para Harley yo solo quería una cosa; un padre, y él no estuvo
dispuesto a dárselo.
No seas orgullosa Lucía, tú no trabajas, la herencia de tus abuelos no
te durara toda la vida.
√√
-J.E.
No lo necesita.
√√
Quiero verla lucía...
√√
- J.E.
Tu renunciaste a ese derecho, el maldito día que te fuiste sin mirar atrás,
ese donde me dejaste sola con Harley en los brazos cuando solo tenía
una semana de vida, desde ese momento para Harley no existes.
-L.M.
Mis lagrimas salían desbordadas por mis mejillas.
Luce, por favor, no tienes idea de cómo me duele que digas eso, ella
también es mi hija.
√√
¿Ahora es tu hija? ¿Ya dejo de ser el error? Lamentó informarte que tu
error ya no es tuyo, ese error al que tu rechazaste al principio, hoy es
una niña hermosa, James, no sabes cuánto te has perdido, hoy en día
tu error es mi adoración. Buenas noches.
√√
-L.M.
Tomé el celular y lo tiré al piso, haciendo añicos la pantalla, así no me
molestará, esa era la única forma de cortar totalmente la comunicación
con él. Ya era el momento de dejar a James Evans de una vez por todas
en el lugar dónde el mismo había decidido quedarse; En el pasado.
-Te odio, te odio- dije apretando los dientes. Me repetiría lo mismo cada
segundo, hasta que todo el maldito amor que sentía por él, quedará en
el olvidó y mientras eso pasaba todo ese amor lo ocultaría bajo una
fachada de odio que a fin de cuentas no era totalmente una fachada.
Eso es lo que haría de ahora en adelante sólo me enfocaría en Harley
y mi empresa.
No podía estar pasando, él no podía estar allí parado a sólo unos pasos
de mí, no, ¡definitivamente no! es solo el alcohol que he consumido lo
que me está haciendo tener alucinaciones.
-Hola, luce- dijo e inmediatamente mi corazón se desesperó aún más,
él estaba ahí, no era una ilusión, James estaba aquí.
Solo me quedé ahí, mirándolo sin decir una solo palabra, Trataba de
decir algo, pero las palabras morían en mi garganta, hasta que de pronto
por mi mente paso todo lo que había pasado, todo el dolor que sentí por
su culpa y mi sorpresa se esfumó para darle espacio a un inmenso
enojo.
-¿Qué haces aquí? - pregunté con desprecio en la voz- Lárgate de mi
casa- añadí, no quería que estuviera aquí, no tenía ningún maldito
derecho a estar aquí, a aparecerse de la nada después de tanto tiempo
y volver a poner mi mundo de cabezas, ese que desde hace cinco
meses había estado bastante equilibrado.
-Luce, solo quiero hablar - susurró, estaba nervioso, se podía notar a
kilómetros de distancia. ciertamente no sé porque lo hice, talvez mirarlo
después de tantos meses me removió muchas cosas e hizo que la
vulnerabilidad hiciera meya en mí, o quizás fue el alcohol que tenía en
mi sangre, pero, asentí hacía él y con la mirada hice que me siguiera
hasta el despacho que tenía en casa.
Estaba nerviosa, no lo puedo negar, pero eso sería algo de lo que él no
se daría cuenta, seguí hasta la silla giratoria que estaba detrás del
escritorio de cristal y me senté, luego él lo hizo en frente de mí.
-Que sea rápido, por si no te has dado cuenta tengo invitados- hablé
sería, en cada palabra que decía se podía notar claramente el enojo y
rencor que tenía hacía él.
-Quiero ver a mi hija- dijo sin filtro, yo negué. Lo que estaba pidiendo
era algo que no quería que pasara, él en pasado la rechazo, la
abandonó, ¿Por qué viene ahora, cuando ya no lo tenía todo el maldito
día en la cabeza?
-No. - declaré sin dudar un solo segundo-De ninguna manera vas a ver
a mi hija- no lo entendía, ¿Por qué buscarnos, si fue él mismo quien se
marchó?
- ¡Soy su padre, Lucía! - dice en un susurró-grito golpeando con la palma
el escritorio.
-Si, eres su padre- afirmé manteniendo fría delante de él- él maldito
padre que la abandonó, cuando apenas tenía unos días de nacida- dije
con desdén, mirándolo con desagrado.
-Tenía que hacerlo. -susurró mirando hacía otro lugar.
-Yo te ofrecí opciones; Ganar y perder primero, o Perder y ganar mucho
más después. Ambos sabemos cuál fue tu elección.
-Luce, por favor...- escuchar ese diminutivo de nuevo de su boca hizo
que en mi interior algo se accionara, pero decidí ignorar el sentimiento.
-No me vuelvas a llamar así. - dije totalmente sería.
-Lo siento. - murmuró - pero por favor, lucía, te daré lo que quieras, sólo
quiero verla, quiero...
- ¿Qué es lo que crees? - lo interrumpí con furia en la voz- Yo no soy
uno de tus malditos socios, ni Harley una empresa, por la cual vendrás
a mí y me ofrecerás dinero para poder tenerla.
-No quise decir eso- dijo un poco molesto- sólo déjame verla...solo unos
minutos, no más.
Definitivamente estaba borracha, no puedo creer lo que estoy a punto
de hacer. Asentí y reí sarcástica levantándome de la silla.
-Hoy seré el hada de los deseos y te concederé uno a ti; Traeré a Harley,
y podrás estar con ella el resto de la noche, pero después que él ultimo
invitado se haya ido, por ahora espera aquí - dije y cuando estaba a
punto de cruzar el umbral de la puerta, él tomó mi muñeca y me jalo
hasta chocar con su pecho, haciendo que mis nervios se volvieran más
grandes.
-¿Volverás?- susurró a tan cerca que su aliento choco con mi rostro,
hipnotizándome por unos segundos.
-Yo no soy tú, James, a diferencia de ti, si tengo palabra. - susurré cerca
de sus labios, me solté y salí casi corriendo de allí, subí las escaleras,
me encerré en mi habitación, tenía que asimilar lo que había pasado.
Un par de lágrimas se deslizaron por mis mejillas sin poder detenerlas.
Él no tenía ningún derecho a estar aquí, a volver justo cuando mis
sentimientos por él ya casi no existían, esos sentimientos que
renacieron con más fuerzas cuando me saludó hace unos minutos.
Esto no podía estar pasándome, Además de todo era un maldito con
suerte, se viene a aparecer justo cuando mi familia decide regresarse
después de la fiesta a Nueva York, los únicos que se quedarán serán;
Líana, Louis y Sophie, y ni siquiera se quedarían en casa, sino en un
hotel, puesto que en cinco días será su aniversario de bodas y quieren
celebrarlo en familia.
Me dirigí al baño, lave mi cara y repase el maquillaje para que nadie se
diera cuenta que había estado llorando. Bajé de nuevo las escaleras y
me dirigí al Jardín.
.......
Ya eran casi las doce de la noche, mi familia, se habían ido hace cuatro
horas al aeropuerto, ni siquiera esperaron a partir el pastel, Líana y su
familia, también se habían marchado, ya no había nadie, sólo Aaron él
cual estaba a punto de marcharse.
-Adiós, preciosa- me beso la mejilla y luego beso la frente de mi
pequeña que yacía muy despierta en sus brazos - adiós, princesita.
-Buenas noches Aaron, nos vemos mañana - Sonreí intentando ocultar
mi nerviosismo por lo que sucedería después que él se marchara.
-Pasaré por ustedes en la mañana para ir a desayunar ¿está bien? -
sólo pude asentir, mi cabeza solo podía pensar en lo que acontecería
una vez que él se marchara. - Buenas noches. - se despidió y volvió a
besar nuestras frentes para continuar marcharse. Lo miré caminar hasta
adentrarse a su auto y luego emprender camino hacía su casa, cerré la
puerta y luego miré a Harley.
Mi princesa me sonrió, era muy tarde para que estuviera despierta, pero
había dormido hace unas horas y luego se despertó y no quiso volver a
dormir, talvez de alguna manera sabía lo que pasaría.
Deje mis pensamientos de lado y comencé a caminar hacía el
despacho, una vez frente a la puerta de esté me detuve en secó para
tratar de calmar mis nervios, o en su defecto, que no se notaran.
Reacomode a Harley en mis brazos, de manera que quedará mirando
por detrás de mí y tomé el pomo de la puerta, expulse el aire que había
retenido en los pulmones y la abrí.
James se sobresaltó y rápidamente posicionó su mirada en la mía, tenía
los ojos rojos, desvío su mirada hacía el pequeño cuerpo en mis brazos
y la miró, en sus ojos pude ver muchas emociones, pero las que
dominaban eran el amor, ternura y dolor.
-Harley- susurró, mi pequeña se removió en mis brazos al reconocer su
nombre y se giró hasta mirarlo, lo miró por unos segundos y le sonrió,
como lo hacía con todas las personas que pronunciaban su nombre.
James, estiró los brazos para tomar a Harley, pero ella se negó,
colocándose del mismo modo que cuando entramos; Dándole la
espalda a James.
En su rostro, pude ver dolor, le dolía el rechazó inconsciente de Harley,
pero no era para menos, Harley era una niña que tomaba confianza
rápidamente, pero no se iba con las personas que acababa de conocer,
así como así.
—Lucía...– murmuró, en sus ojos pude ver que estaba pidiendo mi
ayuda, y ¡Dios! Soñé tantas veces con tenerlo así; rogándome, pero
aunque de alguna manera me daba un poco de Satisfacción, en lo más
profundo de mi ser me dolía, mis sentimientos hacía él siguen siendo
los mismo, aunque me empeñará en ocultarlo, y mentirme a mí misma
repitiéndome una y otra vez que lo odiaba, la verdad es que James
seguía siendo el hombre al cual amaba de una manera inexplicable.
—¿Que esperabas, James? – escupí con rencor, porque, aunque lo
amaba, mi enojo con él no disminuía ni un centímetro– ¿qué te irías
luego regresarías y Harley te recibiría con los brazos abiertos? – bajo la
mirada, tenía los ojos completamente húmedos, pero las lágrimas no
salían de sus ojos. – Ella no aceptará estar contigo así nada más...
—Soy su padre, Lucía– escupió un poco enojado, reí sarcásticamente.
—Si, eres su padre, el padre que la abandonó apenas nació. – repetí
sería, recalcando cada palabra– Harley no quiere estar contigo, ¿Sabes
por qué? – bajo la mirada hacía el piso– porque no te conoce, Tu hija
no te conoce, no sabe quién eres, para Harley tu sólo eres una persona
más en el mundo.
—Ya entendí, Lucía, sé a dónde quieres llegar...
—Perfecto. – murmuré e hice que Harley me mirará, la acerque a James
y luego él la sostuvo, Harley hizo un puchero que indicaba que estaba
a punto de llorar– Tranquila, bebé, estoy aquí – Sonreí y eso hizo que
se calmará, aunque miraba a James desconfianza.
En cambió James, la miraba como si fuese lo más hermoso que hubiera
en el mundo, luego besó su frente y sonrió, Harley, tomó entré sus
pequeñas manitos el dijo que cargaba de la cadena de oro que tenía
James en su cuello y empezó a jugar con ella.
Él se separó de mi lado, y camino con ella en sus brazos hasta llegar al
sofá negro que estaba en la pequeña sala de estar del despacho, yo,
por otro lado, me senté en la silla detrás del escritorio, mirándolos a
ambos, siendo testigo de cómo James la miraba, y los incontables
besos que dejaba en su frente o cabello, en cómo le susurraba cosas
mientras sonreía, y lo inevitable que era no darse cuenta el parecido
impresionante entre ambos.
Por un momento dejé que mi imaginación hiciera estragos con mi
mente, Imaginando en cómo sería una vida con James y Harley juntos,
en lo diferente que sería todo si no hubiéramos hecho las cosas como
las hicimos, no pude evitar que mi mente imaginara La familia que
pudimos haber sido si ninguno de los dos nos hubiéramos equivocado
tanto.
La pequeña carcajada de Harley, me regresó de mis cavilaciones
mentales e hizo que pusiera mi atención en ellos. Harley reía mientras
James, hacía caras raras y graciosas, que a mí también me robo una
sonrisa.
Por lo que queda de noche, solo por ese tiempo voy a dejar que él
disfrute de ella, Mañana, ya no sería así, mañana las cosas serían
diferentes. Volví a colocar mi atención en ellos, Harley ahora lo miraba,
con confianza, mientras reía.
.......
Lentamente abrí mis ojos, al abrirlos por completo me di cuenta que no
estaba en mi habitación, y que estaba sentada sobre la silla de mi
despacho.
Los recuerdos del día anterior vinieron a mi mente, y rápidamente eche
un vistazo al despacho, encontrándolo vacío, no había nadie en él a
excepción de mí, Mi corazón se aceleró por el miedo, por mi mente
pasaron muchas cosas, una de ellas, era que James había esperado
que me durmiera para robarse a mi hija.
Me levanté rápidamente de la silla y sentí muchas ganas de llorar, hasta
que un pedazo de papel llamó mi atención, estaba sobre el escritorio,
rápidamente lo tomé.
Estaremos en una de las habitaciones de arriba.
-James.
Mis nervios se aplacaron un poco y salí del lugar casi corriendo, Cuando
llegué a la planta alta, empecé a buscarlos, hasta encontrarlos en la
habitación continua a la mía.
James estaba recostado en la cama, ya no traía la chaqueta de cuero,
ni la franela que traía ayer, sólo un pantalón, Harley ya no traía la blusa
de Jeans ni la falda blanca que tenía puesta al día anterior, un pañal,
eso era lo único que vestía su pequeño cuerpo, que yacía dormido sobre
el pecho de su padre, verlos de esa manera me llenó de nostalgia, pero
decidí ignorar el sentimiento y dirigirme a mi habitación para ducharme.
La cena en casa de los padres de James había salido muy bien, los
señores son muy agradables, la señora Daisy se encariño con Harley
en el poco tiempo que estuvo con ella, al igual que el señor Daniels.
En la cena hablamos mucho sobre cada uno, el más callado era James,
al parecer si que le había sorprendido lo de mi trabajo, casi ni habló,
sólo respondía a preguntas que le hacían sus padres con un simple si o
no.
Por lo que hablamos, sé que la señora Daisy es una mujer que se
encarga de la imagen pública de su esposo e hijo, tiene 53 años, pero
se conserva muy bien, ya que aparenta menos edad, También organiza
eventos de caridad para recolectar fondos para orfanatos u otras
instituciones que ameriten ayuda económica.
En cuanto al señor Daniels, cabe destacar que es una persona muy
amable. Es un hombre magnate de negocios, era lo poco que sabía de
él antes de la cena; El señor se retiró de las empresas hace casi un año
por motivos de salud, traspasándole el dominio y administración de
estás a su único hijo, también sé que la causa de que ahora lleve un
cilindro de oxígeno a todos lados, es porque hace poco tuvo un infarto
en la calle y al caer su lastimo un pulmón o algo así.
También me habían hecho prometerles, que en algún momento volvería
a llevarles a Harley, la verdad me costó mucho acceder, pero son unas
buenas personas, en realidad no parecen los padres de James, son tan
diferentes a él, bueno, en cuanto a emociones y sentimientos, porqué
definitivamente James es igual a sus padres, más a su madre.
-Así que dueña de una empresa. - habló por fin después que teníamos
varios minutos en el camino.
-Así es. - Murmuré en afirmación y él asintió.
-Escondes muchas cosas, Luce, nunca me hubiera imaginado que
serías dueña de una empresa diferente a las de tus padres- confesó y
yo volteé a verlo.
-Pues, es una realidad, y mi empresa es una maravilla, todo en ella es
perfecto. - dije con orgullo - tus padres son muy agradables, juró que si
no te parecieras a ellos crearía que eres adoptado - cambié el tema
drásticamente.
-¿Por qué lo dices, Luce? - preguntó con interés.
-Porque ellos son tan, tan amables, y agradables, en cambio tú, pues
eres, tú - dije y me encogí de hombros el me miró y luego río.
-Iremos a mi departamento, un momento - dijo de pronto y lo miré.
-¿No vives con tus padres?- pregunté y él negó,- ¡oh! Creí que sí, ¿por
qué vamos a tu departamento? - volví a preguntar.
-Pues, porqué necesito un baño urgente, ya que el vino que nuestra
pequeña tiro sobre mí está empezando a poner mi piel asquerosamente
pegajosa- dijo y reí al recordarlo.
Estábamos a punto de pasar a la mesa para cenar, pero por obvias
razones los padres de James no tenían sillas para bebés en su casa,
así que James fue por la silla de auto de Harley y antes de sentarnos
en la mesa yo la coloqué en silla, la cual dejé sobre un sofá que estaba
en el comedor.
Mientras cenábamos y hablábamos Harley empezó a gimotear en clara
señal de que no quería estar en la silla para autos, así que James fue
por ella y la trajo a la mesa, sentándola sobre sus piernas, Harley,
intentaba una y otra vez tomar los tenedores que estaban sobre la
mesa.
En un pequeño instante James aflojó su agarré en ella, así que; se
impulsó hacía la mesa por los tenedores y en cuanto los tomó y los trajo
hacía ella y por accidente movió la copa de vino de James que se fue a
bajo empapando sus pantalones y parte de su camisa blanca, en cuanto
a Harley sólo se ensució un poco de su hermoso bodi amarillo.
Es por eso que ahora solo llevaba puesto una pequeña camiseta de
algodón blanca.
-¿Y por qué no te cambiaste en casa de tus padres? ¿no tienes ropa en
esa casa? - pregunté después de mi risa.
-En casa de mis padres solo tengo trajes para el trabajo...-Dijo parando
el auto en frente de un gran edificio.
-Te espero aquí, ve rápido - dije, porque no quería subir a su casa.
-Vamos luce, me daré un baño, tardaré como unos quince minutos,
vamos, bájate- dijo estirándose para abrir mi puerta- anda nena, sal- lo
miré mal por la forma en que se refirió a mí, pero salí de todos modos.
Una vez afuera del auto, esperé a que él saliera para entrar al edificio,
cuando se posicionó a mi lado con mi niña en brazos empezamos a
caminar hacia el interior del edificio. Subimos el ascensor en silenció y
el presiono el botón de la última planta.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron un recibidor amplió y
decorado en colores marfil y dorado apareció en mi campo de visión, en
el lugar sólo había una puerta, supuse que esa sería la del apartamento
de James.
-¿Es tuyo el edificio?- pregunté mientras que Caminábamos a la única
puerta del lugar, ya sabía la respuesta, digo; No a cualquiera se le da
un piso completo para vivir.
-Es uno de los edificios de mi padre - respondió con simpleza abriendo
la puerta.
Si el recibidor, era precioso el interior del lugar lo era aún más, de sólo
entrar, se podía ver una pared completa de cristal, donde las cortinas
estaban sujetas proporcionando una vista espectacular hacía el mar, el
departamento estaba decorado con los mismos colores del recibidor de
afuera, sólo que en este lugar también había color negro.
-Por aquel lado está la cocina, si quieres algo tómalo, estas en tu casa,
por allá esta la sala de estar, también hay una pared como esa, solo que
con vista a la ciudad- dijo señalándome un pasillo que daba hacía el otro
extremo del lugar, yo solo asentí a todo lo que decía. - yo estaré en mi
habitación, ésta por ahí- dijo señalando otro pasillo en dirección
contraria al que me había señalado antes.
James me tendió a Harley y yo la tomé luego él camino por el último el
pasillo que me había mostrado antes, hasta que lo perdí de vista.
Me encamine con Harley en brazos hacía el lugar por dónde me dijo que
estaba la cocina por un vaso con agua. La cocina era espaciosa, como
todo el lugar.
Después de beber agua salí de la cocina y me encamine hacía en la
sala de estar, y sí, también había una pared de cristal, pero a diferencia
de la otra está daba una hermosa vista a la ciudad, y que gracias a que
era de noche era aún más preciosa por todas las luces de la ciudad.
Allí estuve por unos minutos, incluso Harley había caído en el limbo del
sueño, habían pasado unos quince minutos y James no parecía, así que
decidí salir rumbo al recibidor.
Cuando llegué James, venía saliendo del pasillo con una camiseta a
medió poner, es decir; solo estaba vestido con unos pantalones y la
camiseta estaba pasando por su cabeza, por lo que no podía verme,
pero yo si tuve una vista panorámica de su perfecto torso, pero casi
inmediatamente sentí las mejillas calientes y decidí ver otro sitió antes
que él se diera cuenta que estaba mirándolo.
-¡Luce!- exclamo al verme- me has sorprendido, se ha dormido, mi
pequeña - dijo acercándose mí y tomándola en sus brazos, pero antes
de separarse me dio una sonrisa cínica y burlona, haciendo saber que
ya sabía el porqué de mis mejillas sonrojadas.
El trayecto a casa lo hice en silencio, estaba avergonzada, no quería
hablar con él. Cuando llegamos a mi casa ¡Por fin! Abrí la puerta y el
entró directo hacía las escaleras con Harley en los brazos, la iba a llevar
a su cuna.
Yo me senté en el sofá mirando todas las bolsas que aún estaban en el
living de la casa, con la idea de arreglarlas mañana, escuché pasos
provenientes de las escaleras y giré el rostro hacía allí.
James venía bajando rápidamente, venía hacía mí, y yo me levanté,
cuando llego hasta mí se detuvo a centímetros de mi cuerpo, su
cercanía me ponía nerviosa, así que di un paso hacía atrás intentando
separar nuestros cuerpos, pero antes que lo hiciera, él tomó mis
caderas tan fuerte que choque en seco con su duro pecho, y me besó.
El beso era rápido, desesperado, pero luego tomó un ritmo lento, yo sólo
estaba allí, sorprendida, no sabía que hacer ni como manipular mis
sentimientos ante la revolución de emociones que sentía en mi interior.
Cuando logré por fin ser consciente de lo que estaba sucediendo, puse
mis manos en su pecho y puse todas mis fuerzas para empujarlo.
Sólo logré moverlo unos centímetros, y lo miré directo a los ojos, había
en ellos una emoción que no logré distinguir además del deseó
claramente visible en su rostro.
—Esto está mal...– Murmuré aún cerca de sus labios– ¡Esto está mal,
James! – grité en un susurro y alejándome de la nada, al mismo tiempo
que pasaba la mano por mi largo cabello y le daba la espalda caminando
en dirección contraria a la de él.
—Luce...– murmuro en un susurró.
—Vete – exigí enojada conmigo misma por lo que en ese momento
estaba sintiendo.
—Luce...– volvió a murmurar.
—¡VETE! ¡VETE, JAMES! – grité histérica, al borde del llanto. Caminé
hasta la puerta principal y la abrí para que él saliera.
—Luce, yo...– dijo ya del otro lado de la puerta.
—Vete...– ya tenía lágrimas corriendo por mis mejillas, él me miró con
culpa en su mirada– por favor– añadí a modo de súplica, él trago grueso
y asintió marchándose de con la cabeza baja.
Al cerrar la puerta lo primero que hice fue sentarme en el piso con la
espalda pegada a ella, y lloré.
Lloré por el beso, lloré porque él se había ido, por todo lo que sentí, por
todo lo que siento, por el amor y el odio que le tengo...lloré por todo.
Eran las seis de la mañana, no he podido dormir ni un solo instante
desdé lo que paso ayer, la mayor parte de la noche la pasé llorando y
cuando no, paseaba de mi habitación a la de Harley tratando de
olvidarme del beso, pero todo era en vano.
Me levanté de la cama sintiendo un dolor agudo en las sienes, producto
de todas las lágrimas derramadas horas atrás. me introduje al baño, y
miré mi reflejo en el espejo, una mujer, ojerosa, con los ojos y nariz rojos
por haber llorado, tristeza, dolor, eso era lo que reflejaba el espejo, esa
mujer era la misma de hace ocho meses.
Deseché esos pensamientos y me desvestí rápidamente metiéndome a
la ducha, no quería rememorar todo eso, no quería escarbar el pasado.
Cuando acabé con mi aseó personal, fui a hacer el de mi hija, y también
a alimentarla.
Una vez de haber terminado con Harley, bajé con ella en brazos, y la
dejé en un corral con juguetes y yo me senté en un sofá con la mirada
en ella, pero la mente concentrada en un recuerdo que no dejaba de
divagar mi mente y pronto me encontré llorando nuevamente.
Ya no podía seguir así, si no sacaba todo lo que tenía por dentro iba a
explotar, necesitaba ayuda, y sola no la iba a conseguir, así que; metí
mi mano en el bolsillo de mi short de estar por casa y marqué el número
de la única persona que sabía que no me iba a juzgar.
—¡Hola hermanita, buenos días! – respondió radiante, y por un
momento envidie su felicidad.
—Buenos días, Lía – traté en la medida de lo posible que mi voz no
sonará estrangulada, pero fallé de una manera increíble, puesto que
hasta un sonido lastimero salió de mi garganta.
—¿Qué pasa, lucí? ¿Estás bien? ¿Harley? – su tono risueño cambio a
uno preocupado en cuestión de segundos.
—¿Recuerdas cuando me dijiste que cuando necesitara una psicóloga
te no me cobrarías la cita? – dije tratando de reír en medio de mi llanto,
para relajarla un poco.
—Por supuesto, pequeña, pero solo por ser tú– murmuró más tranquila
y en un tono maternidad y conciliador– ¿voy o vienes? – preguntó
después.
—Ven, por favor– dije con lágrimas nuevas en la cara.
—Estaré allí en quince minutos nena, no te preocupes – y cortó la
comunicación.
Miré a Harley de nuevo, ella me miraba con sus grandes ojos azules, y
luego me sonrió, una sonrisa que le dio un pequeño suspiro de paz a mi
corazón.
........
La puerta principal sonó y salí corriendo para abrirla, Líana estaba del
otro lado de la puerta con Sophie en sus brazos y una pañalera en sus
hombros, no resistí más y la abracé aferrándome a ella, que como pudo
me devolvió el abrazo, no pude contener las ganas de llorar, al sentir la
pequeña mano de Sophie acariciar mi cabello en una acción que
pretendía ser conciliadora.
—Dime que pasa Lucí, me estás preocupando– dijo Líana una vez que
ya nos habíamos sentados en el sofá mirando hacía las niñas su
jugaban animadamente en el corral, ajenas a todas las cosas en el
mundo.
—Pasa de todo, Lía, pasa que ya no puedo más, que ya no sé si
obedecer a la razón o al corazón, ya no toleró está situación – respondí
con enojo hacía mí por sentirme tan vulnerable por un simple beso,
mientras quitaba las lágrimas de mis mejillas con rabia.
—Tranquila, lucí – vociferó Lía – pero dime, pequeña ¿cuál es la
situación que no toleras? – cuestionó atenta.
—Pues, ¡está! Está donde tengo que dividirme entré los que quiero y
debo hacer– respondí – está dónde está primero la razón que los
sentimientos, esa es la situación en la que estoy desdé hace mucho
tiempo– terminé diciendo.
—Tiene que ver con el padre de Harley– no fue una pregunta, sino, una
afirmación, me sorprendí ante la manera tan rápida de descubrir las
cosas solo con analizar unos segundos. Asentí sin decir una sola
palabra –bien, para ayudarte, necesito que me cuentes todo, Lucía,
absolutamente todo, desde que todo esto empezó. – aclaró poniendo
énfasis en cada palabra y yo volví a asentir, le contaría todo a líana,
absolutamente todo.
MI HERMOSO ERROR - CAP 50
-¿James Evans? ¿el mismo que fue a casa? - inquirió como que si aún
no creyera lo que le estaba diciendo, yo sólo me límite a asentir -¡Dios!
¡Claro! ¡por supuesto que es él! ¿Como no me di cuenta antes? Harley
es idéntica a él- dijo más para sí misma que para mí - Por eso él maldito
se vino antes de lo planificado, es por eso que te viniste tan lejos, ¡por
él! Soy una estúpida, todos los somos, las respuestas a todo estaban
en nuestras narices y ninguno nos dimos cuenta. - dijo al final un poco
molesta.
-Lo siento. - Murmuré.
-Ok, ok, me voy a calmar, pero necesito que me cuentes todo, lucía,
quiero saber todo- yo sólo asentí.
-Todo empezó el día que terminé mi relación con Gael- empecé a
redactar la historia bajo su atenta mirada, pero yo sólo miraba a Harley
y Sophie- estaba mal, Lía, me sentía miserable, pero eso es
irrelevante...el punto es que Valeria me llamó al celular, porque le había
prometido que iría a la fiesta de cumpleaños de Diego, la cuestión es
que yo no estaba de humor para salir de fiesta pero tampoco quería
romper mi promesa- continúe perdiéndome en mis recuerdos- Fui a la
fiesta y entre conversaciones y risa, me embriague tanto que Valeria
tuvo que pedirle a uno de sus amigos que me llevará a casa.
«Cuando Ignacio me dejo en las afueras de la casa se marchó, y luego
yo me adentré al patio delantero, donde me caí y alguien me ayudó a
levantarme; James- continúe -No sé cuál fue exactamente la pequeña
conversación que tuvimos allí, sólo sé que terminó en un beso, y de lo
demás sólo recuerdo pequeñas fracciones. Al día siguiente desperté en
la cama de la habitación principal de la casa del Jardín, completamente
desnuda, y fue entonces cuando caí en cuenta que me había acostado
con un hombre del cual para entonces no sabía ni su nombre - a este
punto ya tenía la cara completamente mojada, giré a ver a Lía y ella me
miraba conciliadoramente.
-¿Luego que pasó lucí?- inquirió tierna.
-Pues, luego yo trataba de evitarlo a toda costa, hasta que a las dos
semanas me enteré del embarazo y antes de que todos en la casa se
despertaran, impulsivamente fui a la casa del jardín y se lo dije.
-¿Cuál fue su reacción?- preguntó de nuevo.
-Sorpresa, eso fue lo primero que pasó por su rostro en el instante que
se lo dije- hablé rememorando aquel momento - al final, aceptó hacerse
cargo del bebé, pero con una condición- volví a decir y ella me miraba
interrogante - se iba a hacer cargo del bebé siempre y cuando me viniera
a vivir aquí.
-Por eso lo hiciste...
-Lía, yo no quería que mi hija creciera sin un padre, y así lo hice, pensé
de alguna manera que todo estaría bien que mi hijo tendría un padre y
una madre, que tendría dos pares de abuelos, así como Sophie, Anthy
y Liam...Me equivoque, Cuando llegamos aquí, él me aclaro las cosas
me dijo que se haría cargo del bebé pero que no esperará nada más de
su parte, él estaba comprometido- solloce.
-¡Es un maldito!- dijo enojada.
-Que un hijo con alguien que no es su prometida dañaría su imagen-
continúe ignorando su comentario - por lo tanto, mi hijo sería su hijo
dentro de las paredes de esta casa, que los único que sabríamos que
el tenía un hijo seríamos él y yo, nadie más, que para él mi hijo era un
error.
-¡Dios mío! ¡Es un maldito hijo de puta! -volvió a decir.
-Me sentía como una mierda, humillada, miserable...sola. Me había
venido de mi ciudad para que mi hija tuviera un padre y al final no lo
tuvo...
-¿Las abandonó?- preguntó atónita yo sólo solté más lágrimas y traté
de regular mi voz.
-Al principio, venía dos veces por semana, Después del quinto mes de
embarazo venía un poco más seguido, y me había dado una tarjeta de
crédito que solo era para la bebé, se puede decir que estuvo durante el
embarazo, el día que Harley nació de casualidad estaba con él, cuando
salimos del hospital pensaba llamarlos a ustedes, pero él me suplicó
que no lo hiciera que quería estar la primera semana con Harley y si
ustedes venían no podría hacerlo. Yo solo accedí sin poner objeción
alguna.
-Cobarde.
-Al terminar la semana él se fue, a los pocos días supe que se había
casado y luego no volvió - dije con una sonrisa, limpiando mis lágrimas
y encogiéndome de hombros en un gesto que pretendía restarle
importancia a mis palabras, pero no tuve resultado alguno. -hasta el
viernes, James regreso, me pidió ver a Harley y...
-Se lo concediste. - afirmo y yo asentí - ¡eres una tonta lucía! - mis
lágrimas salieron con más fuerzas- lo siento, lo siento, hermana, no
quise gritarte, pero no debiste hacerlo.
-Al día siguiente me arrepentí y le dije que no quería que se volviera a
acercar a Harley.
-¿Como reaccionó?- preguntó.
-Dijo que si no dejaba que viera a Harley me demandaría y que sí quería,
técnicamente sería yo quién la visitaría dos veces a la semana.
-Es un maldito, mil veces maldito, pero se Equivoca- dijo entonces la
miré- el las abandonó un juez no puede permitir eso ¡él la abandonó!
-Lo mismo pensé, Lía, pero James ha enviado dinero a Harley en todo
este tiempo, además Harley lleva su apellido, eso ante la ley, no se
considera un abandonó. - dije con desánimo.
-¿El apellido de Harley no es Montenegro?- negué.
-Su nombre es Harley Evans, Pero eso no viene al caso ahora.
-Cierto, dime ¿Que harás ahora? - preguntó.
-Lo dejaré ver a Harley- afirmé y ella me miró de una manera que
claramente decía que me estaba equivocando- no es mi elección, Líana,
tengo que hacerlo, además creó que él la quiere...
-Bien, Lu, pero dime si todo eso ya lo has asimilado ¿qué es lo que está
mal? - preguntó un poco convencida de mis palabras anteriores.
-Ayer, me pidió llevar a Harley con sus padres- dije sintiendo lágrimas
nuevas en mis ojos, ella asintió atenta a mis palabras - no quise, me
rehusé, por eso propuso que yo podría ir con ellos y acepte, los
planeado era que los señores Evans vieran a la niña y regresar a casa,
pero no fue así, los señores son muy agradables, trataron a Harley como
a una princesa, y a mí muy amablemente, son buenas personas, el
punto es que nos invitaron a cenar y no quise rechazarlos, al final de la
cena me pidieron que llevara a Harley. La noche iba perfectamente,
hasta que llegamos aquí...
-¿Qué fue lo que pasó lucí?
-Me besó, me besó y el maldito beso terminó por sacar de lo más
profundo de mi corazón todo el sentimiento que cuando se marchó me
obligue a olvidar...
-Te enamoraste del padre de Harley- afirmó y yo asentí llorando- ¡oh
por dios! ¡Es ese el problema, la división que hay en tu corazón! - asentí.
-Yo lo amaba, me enamore de él, pero jamás sé lo dije- ella me miraba
con compasión. -ahora no sé qué hacer todo mi mundo se ha puesto de
cabeza, ya no puedo con esto, ¿Qué es lo que se supone que tengo
que hacer Lía? - pregunté desesperada.
-Primero que nada; cuéntale todo a nuestra familia- abrí mis ojos de
repente- escucha, si en realidad James, quiere a Harley, él dará la cara
ante nuestra familia - asentí - en cuanto a tus sentimientos hacía él,
pienso que él no merece nada de todo lo que sientes por él, ha sido
contigo un verdadero Imbécil, pero si es lo que tú quieres; inténtalo, yo
te apoyaré estaré aquí para ti, para lo que necesites, ya es hora de hacer
callar a la razón y darle el dominio de palabras al corazón, has una
tregua entre ellos, confiésale tus sentimientos, si te besó es porque
quizás siente algo por ti, pero no te vayas de cabeza en cuanto a eso,
hazlo con calma, pero eso sí; ponlo en período de prueba, no te puedes
arriesgar a que una vez más se vaya.
Hace diez minutos que líana se fue de mi casa, minutos en los que he
estado pensando en todo lo que me había dicho el sonido del teléfono
fijo rompí el silenció de la casa y me levanto para contestar.
—¿Hola? – digo al descolgar.
—Luce, luce...– su voz hizo que mi corazón saltara velozmente. Voy a
obedecer todo lo que me dijo mi hermana que hiciera, le voy a confesar
los sentimientos que tengo hacía él.
—Tengo que hablar contigo – dije en un tono un poco inseguro.
—Si, nena, yo también, estaré allí en unos minutos – dijo y colgó.
Solté el aire que mis pulmones habían retenido y acto seguido tomé a
Harley del corral dónde aún estaba y la llevé conmigo escalera arriba.
Ya en mi habitación la dejé sobre la cama y me recosté con ella,
intentando aplacar los nervios de lo que sucedería cuando James
llegará.
.......
El timbre de la puerta principal sonó y me levanté sobresaltada de la
cama, mirando a Harley que me miraba con curiosidad debido a mi
reciente acto.
—Todo está bien, amor– susurré más para mí misma que para ella.
Tomé a Harley en mis brazos y fui directo a la puerta principal.
—Buenos días, luce– dijo un poco nervioso cuando ya había abierto la
puerta, Harley empezó a hacer ruidos y estirar los brazos hacía él para
que la tomará, James la tomó dejando un beso en su cabello y luego se
hizo paso entrando al interior de la casa.
—Bueno días – dije cerrando la puerta y mirándolo de nuevo, él tenía la
mirada en las bolsas que aún yacían en el living de la casa.
—¿Por qué no has arreglado eso? – preguntó.
—No he tenido tiempo, mañana se incorporan las mujeres de servicio,
ellas lo harán – dije simple y él asintió.
—Quiero hablarte luce– murmuró y yo asentí temerosa de sus palabras,
él dejó a Harley en el mismo corral del que hace unos minutos yo la
había sacado y se sentó en el sofá frente a él, palmeando el lugar a su
lado para que yo tomará asiento, y así lo hice.
—Yo– empezó a hablar– Lucía, no te pediré disculpas por lo de ayer,
porque la verdad yo quería hacerlo y entiendo si a ti te molestó, pero no
me disculparé. – dijo tan rápido que casi no lo entendí, pero me estaba
diciendo que él quería besarme, eso sin dudas hizo que me animara un
poco más para decirle que lo quería –Yo... ¡Dios! ¿por qué es tan difícil?
– dijo para sí mismo, se estaba irritando era claro por la tonalidad roja
que había en sus mejillas– yo te quiero lucía.
Me quede estática, mirándolo fijo, buscando algún tipo de burla o
mentira en su mirada, pero nada, en sus ojos, en su cara, lo único que
había era nervios y ¿Miedo?
—yo entiendo Luce–– volvió a hablar justo cuando yo estaba por
hacerlo– créeme que entiendo si tu no sientes por mí ni el uno por ciento
de lo que yo siento por ti, yo te hice mucho daño; te separé de tu familia
dándote un expectativa falsa de lo que sería tu vida aquí, te trate mal,
en ocasiones hasta te humille, las abandoné, pero créeme, nena, yo me
arrepiento de todo lo que te hice de todo el daño que te causé– para
esté punto yo ya tenía la cara inundada de lágrimas – sé que soy un
maldito cobarde por no dar la cara ante tu familia desdé el primer
momento en que supe de la existencia de nuestra hija, un maldito hijo
de puta por no renunciar ni siquiera a la mínima parte de lo que tu
renunciaste por Harley, un maldito mil veces maldito por creer en algún
momento que Harley era un error en mi vida– él tenía lágrimas sin
derramar en sus ojos – Me retractó de mis palabras, maldigo el día que
esas palabras salieron de mi boca, me maldigo a mí mismo por haber
pensado eso, pero aunque lo haga sé que esas palabras no se borraran
de tu mente, por eso escucha bien, pequeña, quiero que estó también
se grabe en tu cabeza; Harley es el error más hermoso que ha llegado
a mi vida, el error que más amo en todo el puto mundo, ella es mi
Hermoso error.
Y con eso todo lo que sentía por él había crecido de una manera
increíble, fue por eso que hice lo que hice; lo besé, lo besé con todo el
amor que había estado reteniendo hacía él, él se sorprendió ante mi
acto pero en segundos ya estaba tomando mi cara entre sus grandes
manos y profundizando el besó.
—También te quiero James– te quiero y te perdonó – cerré los ojos con
fuerza y él pego su frente a la mía logrando que nuestras narices se
rozaran.
—Gracias, mi Luce–, gracias, gracias, gracias– susurró pasando sus
pulgares por mis mejillas mojadas– te prometo, te juro por dios, que haré
todo lo posible por no volver a lastimarte, pequeña, ni a ti ni a Harley,
haré todo lo que sea necesario para ser merecedor de ustedes, lo juro–
dijo con los ojos apretados y yo solo asentí.
—Por favor no lo hagas, porque no te perdonaré.
—Lo prometo– dijo y Harley empezó a llorar reclamando los brazos de
su padre.
Me limpié la cara y luego miré a Harley que ya estaba siendo levantada
por James, los miré a ambos. Talvez si existía una pequeña esperanza
para que mi hija tuviera una familia compuesta, esa familia que todo
niño merece.
Sonreí no había una manera de explicar la felicidad que sentía en ese
momento, visualizando a mi hija, con su padre, el cual era el hombre
que yo quería, riendo jugando, a mi lado, Como una verdadera familia.
Familia, de pronto recordé lo que líana me había dicho, tenía que decirle
a James.
—James– pronuncié su nombre atrayendo su atención a mi –
¿Reconocerás a Harley ante todos como tu hija? – pregunté temerosa
de su respuesta.
—Por supuesto Luce–, ella es mi hija, todo el mundo debe saberlo – dijo
tiernamente.
—¿Hasta mis padres? – volví a cuestionar.
—Ellos principalmente– dijo y yo sentí un peso menos sobre mis
hombros –a ellos le debo una disculpa muy grande, y estoy dispuesto a
enfrentar cualquier consecuencia ¿cuándo puedo contactarlos? –
preguntó finalmente.
—El fin de semana estarán aquí– Murmuré pensativa.
—El fin de semana confesaré todo, no quiero que tú digas nada, déjame
a mí hablar con ellos ¿Bien? – asentí.
........
Estaba en mi habitación mirando algunos diseños que tenía que
presentar mañana en la empresa, mientras James cuidaba a Harley en
su habitación.
—Ya la he dormido – dijo él entrando en la habitación haciendo que
llevara mi vista de los papeles entre mis manos a él.
—Gracias– Sonreí y él se acercó hasta llegar a mi lugar y posicionarse
a mi lado.
—No tienes nada que agradecer, Luce, Harley también es mi hija– dijo
y yo asentí devolviendo la mirada a los papeles – por cierto, papá ha
pedido verlas de nuevo, está noche– lo miré de nuevo.
—Está bien...– dije.
—Luce– me llamó y lo miré nuevamente – ¿nosotros? – lo miré
confundida– quiero decir; ¿que pasara con nosotros? ¿Habrá un
nosotros al final de la historia? – preguntó, yo lo miré con ternura.
—Paso a paso, James, no apresuremos las cosas, sólo deja que fluyan
¿Si? – asintió – por los momentos estas aprueba, no me iré de cabeza
respecto a ti, no quiero tener que llorar por ti de nuevo – volvió a asentir
con un poco de culpa, pero yo no puedo hacer nada con respecto a eso,
es lo que yo siento y no puedo mentirle.