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Permitir que las empresas de construcción que se encontraban realizando obras públicas
quiebren, implica altos costos para reanudar las obras y mayores retrasos en su
culminación. Por ejemplo, el Ministerio de Vivienda estima que contratar a una empresa
nueva para retomar la construcción de una obra que se encuentra en un 60% de avance
implica un costo mucho mayor que cubrir el 40% faltante de la obra. Esto podría
resultar en la incapacidad de los gobiernos en completar las obras a mediano plazo.
El Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento de PERÚ publicó lineamientos
de prevención y control frente al COVID-19 que se deben implementar para el reinicio
de actividades en el sector construcción. Los lineamientos incluyen, entre otros, realizar
una evaluación de descarte (control de temperatura corporal y pulsioximetria, e
identificación de síntomas) a todos los trabajadores que ingresen a las obras, instalar
paneles informativos, mantener una distancia de 1.5 metros entre todo el personal o
programar turnos de trabajo, proveer productos de higiene, garantizar el uso de
mascarillas y guantes de látex, utilizar equipos de protección personal, y realizar la
limpieza y desinfección diaria de todo el sitio de construcción y equipos.
Tanto los protocolos como las medidas fiscales y financieras son necesarias para la
reactivación del sector construcción. Es clave tener en cuenta que toda medida de
política pública debe ser adaptada y replicada considerando el contexto de cada país.
Muchas de estas medidas están siendo efectivas a corto plazo y podrán contribuir a que
las empresas y los proyectos que iban en marcha puedan sobrevivir a la crisis. Sin
embargo, es necesario que los gobiernos también piensen en reformas del sector
vivienda a mediano y largo plazo. Reformas que permitan incrementar el acceso a
vivienda de calidad, especialmente dirigido a poblaciones vulnerables.
Conclusiones
Estamos entrando a una economía diferente, donde el centro de gravedad será el
conocimiento y en los que se valorará muy especialmente la ética y por tanto la
confiabilidad de los profesionales y las empresas. La reactivación del sector
construcción deberá partir de la integración de todos sus actores para lograr un mismo
objetivo que es el desarrollo de la industria, dejando atrás modelos fracasados y
permitiendo al Estado cumplir su rol de gran facilitador de las inversiones.