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LAS CONSECUENCIAS EN DE LA INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCIÓN

DEBIDO AL CORONA VIRUS

La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en el sector de la


construcción, que es sensible a los ciclos económicos. Sin embargo, en el lado positivo,
la construcción tiene mucho potencial para estimular la recuperación, gracias a su
potencial para crear puestos de trabajo; y a su vez, las medidas de recuperación pueden
apoyar la transformación del sector hacia la sostenibilidad y la digitalización. La
cooperación tripartita y el diálogo social, junto con las normas laborales internacionales,
son fundamentales para promover una recuperación del sector de la construcción
centrada en el ser humano, tras la crisis.

¿Cómo afecta la COVID-19 a la construcción de vivienda? El acceso a vivienda de


calidad y como consecuencia la alta tasa de vivienda informal es uno de los principales
retos que enfrentan las ciudades de América Latina. Un estudio del BID estima que, en
América Latina, más de 5 millones de familias dependen de otras familias para acceder
a una vivienda, más tres millones viven en viviendas precarias y por lo menos 34
millones de familias no cuentan con acceso a infraestructura de servicios básicos.

La crisis del COVID-19 ha evidenciado la alta vulnerabilidad que los hogares


informales enfrentan al contar con condiciones precarias como hacinamiento y falta de
acceso a servicios de agua y saneamiento. Esto está demostrando la importancia de
invertir en infraestructura de vivienda que atienda a las poblaciones vulnerables, así
como mecanismos y reformas que contribuyan a reducir los déficits de vivienda.

La paralización de la industria de construcción por el COVID-19 se ve reflejado en altos


niveles de desempleo. El sector construcción en América Latina representa una parte
importante del gasto en inversión pública y una fuente significativa de empleos. En
promedio, los países latinoamericanos invierten el 28% del gasto total en infraestructura
pública de transporte, incluye transporte terrestre, ferroviario, aéreo y otros; y el 19.7%
en construcción de viviendas y de servicios comunitarios como redes de suministro
público de agua y alumbrado eléctrico. Según la OIT, en América Latina, al 2018 el
sector construcción empleó directamente al 7.5% de la PEA.

Además, la inversión en construcción tiene un efecto multiplicador en la economía,


generando empleo indirecto y dinamiza otras industrias que forman parte de la cadena
de producción. Así mismo, este sector emplea una alta proporción de la población no
calificada y vulnerable socioeconómicamente que depende de los ingresos diarios,
afectando a poblaciones que no cuentan con un “colchón económico” que les permita
mantenerse por un tiempo prolongado.

Permitir que las empresas de construcción que se encontraban realizando obras públicas
quiebren, implica altos costos para reanudar las obras y mayores retrasos en su
culminación. Por ejemplo, el Ministerio de Vivienda estima que contratar a una empresa
nueva para retomar la construcción de una obra que se encuentra en un 60% de avance
implica un costo mucho mayor que cubrir el 40% faltante de la obra. Esto podría
resultar en la incapacidad de los gobiernos en completar las obras a mediano plazo.
El Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento de PERÚ publicó lineamientos
de prevención y control frente al COVID-19 que se deben implementar para el reinicio
de actividades en el sector construcción. Los lineamientos incluyen, entre otros, realizar
una evaluación de descarte (control de temperatura corporal y pulsioximetria, e
identificación de síntomas) a todos los trabajadores que ingresen a las obras, instalar
paneles informativos, mantener una distancia de 1.5 metros entre todo el personal o
programar turnos de trabajo, proveer productos de higiene, garantizar el uso de
mascarillas y guantes de látex, utilizar equipos de protección personal, y realizar la
limpieza y desinfección diaria de todo el sitio de construcción y equipos.

Además de determinar protocolos y lineamientos que requieren medidas de


distanciamiento social, limpieza y desinfección dentro de las obras, la experiencia
internacional resalta la importancia de comunicar estos lineamientos a través de guías
fáciles de entender, así como cursos de inducción a los trabajadores. Complementar las
medidas dentro de la obra con medidas que promuevan la seguridad en el transporte
público, realizar análisis de riesgos en los sitios de construcción y consensuar las
medidas entre empresas, clientes y trabajadores también son fundamentales para la
efectiva implementación.

Tanto los protocolos como las medidas fiscales y financieras son necesarias para la
reactivación del sector construcción. Es clave tener en cuenta que toda medida de
política pública debe ser adaptada y replicada considerando el contexto de cada país.
Muchas de estas medidas están siendo efectivas a corto plazo y podrán contribuir a que
las empresas y los proyectos que iban en marcha puedan sobrevivir a la crisis. Sin
embargo, es necesario que los gobiernos también piensen en reformas del sector
vivienda a mediano y largo plazo. Reformas que permitan incrementar el acceso a
vivienda de calidad, especialmente dirigido a poblaciones vulnerables.

Conclusiones
Estamos entrando a una economía diferente, donde el centro de gravedad será el
conocimiento y en los que se valorará muy especialmente la ética y por tanto la
confiabilidad de los profesionales y las empresas. La reactivación del sector
construcción deberá partir de la integración de todos sus actores para lograr un mismo
objetivo que es el desarrollo de la industria, dejando atrás modelos fracasados y
permitiendo al Estado cumplir su rol de gran facilitador de las inversiones.

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