Dominga Mendoza es la orgullosa abuela de Francisco, quien se encuentra estudiando
el primer año de la carrera de diseño gráfico. Para apoyarlo e incentivar sus estudios decide comprarle una Tablet con las funcionalidades necesarias para estudiar dicha carrera. Así adquirió a través de la plataforma de Tecnoar S.A. aquella que consideraba que contenía los requisitos necesarios para las necesidades de su nieto. El pago fue realizado con tarjeta de crédito y recibida en el domicilio de Dominga el día 28 de julio. Inmediatamente avisa a su nieto quien entusiasmado y presuroso se dirigió a la casa de su abuela. Pero al abrir el paquete y encender la Tablet advierte que en realidad no tenía los requisitos de software y hardware que necesitaba, razón por la cual la Sra. Mendoza el día 29 de julio notifica a la empresa vendedora que deseaba resolver el contrato, de acuerdo a lo previsto en el art. 1110 del Código Civil y Comercial de la Nación. A lo solicitado, la Empresa vendedora se excusó diciendo que su política de devolución y cambio exige que el producto no sea probado como condición para su restitución y que en todos casos el Dec. N° 198/94 reglamentario de la Ley 24.240 de Defensa al Consumidor establece como condición para ejercer la facultad resolutoria, que el producto no haya sido utilizado. Esta actitud negativa de la empresa, y ante la insistencia de la misma en la facultad de resolver el contrato y devolver la Tablet, la llevó a realizar un reclamo ante la oficina de Defensa al Consumidor donde se fijó una audiencia conciliatoria a la cual la Empresa no asistió. La actitud del proveedor, obligó a la compradora a iniciar acciones legales las que culminaron con condena contra Tecnoar S.A. a la devolución del precio recibido y la condena por daños punitivos y daño moral.