Está en la página 1de 9
SALUD PARA TODOS Es una publicacién de G.ILD.APS. - Asociacién Civil Grupo de Investigacién y Ditusién de la ‘Atenci6n Primaria de la Salud. Personerfa Juridica N° 000634/87. Sus paginas seran destinadas a todos los integrantes del equipo de salud y a toda persona o grupo interesados en el tema, en ellas tendrén cabida quienes deseen expresar sus ideas y aportes para la defensa y el ejercicio del Derecho a la Salud de los pueblos. COMITE EDITOR Aloén, Ricardo Méndez, Héctor Pérez, Josefina Gonzalez Moran, Oscar Pelién, José ‘Szmoisz, Sara CONSEJO DE REDACCION Alonso, Antonio Pellizzari, Marla Rigolo, Estela Dobrovsky, Emesto Plaza, Alba Suarez, Nélida Fuchs, Analia Revere, Mario Vuegen, Silvia CORRESPONSALES Dra, Luz Vazquez - San Migue! de Tucumén - Pcia. de Tucuman Dr. Angel Uslenghi - San Miguel de Tucumdn - Pcia. de Tucuman Dra. Ana Marla Cortes - San Salvador de Jujuy - Poia. de Jujuy Dra. Adela Sare - Salta - Pcia. de Salta Lic. Alberto Derlindati - Gral. Giemes - Pcia. de Salta Dr. Daniel Salinas - Resistencia - Pcia. de Chaco Dr. Antonio Garcfa - Neuquén - Pcia. de Neuquén Dr. Luis Olarte - Neuquén - Pcia. de Neuquén Dr. Rodolfo Lombardelli- Esquei - Pcia. de Chubut Dr. Alejandro Montes - Puerto Madryn - Pcia. de Chubut Dr. Eloy Garcia - Comodoro Rivadavia - Pcia. de Chubut Lic. Claudia Laub - Cérdoba - Pcia, de Cordoba Lic. Julia Bravi - Mendoza - Pcia. de Mendoza Dr. Edgardo Condeza Vaccaro - Concepeién - Rep. de Chile Dr. Ramiro Echeverria Tapia - Quito - Rep. del Ecuador Lic. Rosa Borrel - Sto, Domingo - Rep. Dominicana Dra. Luz Angela Artunduaga Charry - Managua - Rep. de Nicaragua Lic. Marfa Isabel Turcios - Managua - Rep. de Nicaragua Dr. Osvaldo Lazo - Lima - Rep. del Peri Dr. César Lip - Lima - Rep. del Pert Dra, Maria |. Rodriguez - Washington DC - EE.UU. EDITOR RESPONSABLE Pelion, José Las opiniones que se expresan en los articulos publicados son de exclusiva responsabilidad de los autores. Los ‘materiales de esta odicién pueden ser reproducidos total o parcialmente citindose la fuente y remitiendo copia a laredaccién. Corespondencia: Giribone 1260 - C.P, 1427, Buenos Aires, Rep, Argentina, tel. 851-3907 y 553-2088, RLPILN® 134675 Serie: La enfermedad en la Historia AMERICA: LAS ENFERMEDADES DE LA CONQUISTA (2° Parte) Profesoras Silvia Reigada y Laura Sacchetti Trabajos extenuantes, enfermedades mor- tales, violencia ejercida sobre los americanos invadidos por conquistadores que, a la fuerza de sus armas sumaron, sin saberlo, la presencia de agentes infecciosos desco- nocidos en estas tierras. Resulta dificil obtener informacién precisa sobre las enfermedades en América antes de la llegada de Colén. Indicios de afecciones y muertes por epidemias se encuentran en céddices aztecas, pero no podriamos establecer cuales fueron sus causas zhambrunas y malas cosechas o infecciones transmitidas en cadenas de seres humanos como en Europa? Tras la conquista, los ancianos negaban incluso que hubiera habido enfermedad alguna en el pasado; asf lo expresan en el Chilam Balam de Chumayel: "Entonces no habia enfermedad; no tenlan los huesos doloridos; no ten/an fiebres altas; no tenfan viruela.. En esa época la humanidad vivia tranquila. Los extranjeros lo cambiaron todo cuando legaron aqui". (1) Ante la erisis provocada por la llegada de los espafioles, el parrafo exalta de modo idilico el pasado, Tal vez no deba interpretarse como ausencia total de enfermedad, sino como ex- presién de repudio a la conquista. Habiamos sefialado en el articulo anterior la gran mortandad generada por las enfer- medades (en el contexto de otros elementos ya analizados), frente a las cuales los indigenas no presentaban inmunidad. Los europeos tras- ladan virus y microbios que actéan como una guerra bacteriolégica involuntaria. La gran virulencia de la enfermedad se relaciona con esa falta de inmunidad, Cuanto més aislada ha vivido la comunidad, mas destructivamente se manifiesta e! contagio de los agentes pa- tégenos. En general los investigadores coinciden en sefialar que las Antillas y zonas tropicales de las costas continentales se han mostrado mas petmeables al acceso de epidemias, frente a una mayor resistencia en las mesetas andinas. Entre las epidemias y enfermedades que se "desataron* encontramos registro sobre vi- ruela, tifus, malaria, tracoma, fiebre amarilla, sarampién, gripe, neumonia, sifilis y otras venéreas, paperas. LA PRIMER EPIDEMIA: VIRUELA Desde la Edad Media, Europa fue afectada por esta enfermedad eruptiva de consecuen- cias devastadoras. Las frecuentes guerras de aquellos siglos tanto como las expediciones al Cercano Oriente, difundieron su presencia por €l territorio europeo. Cuando la expansién trajo alos espaholes a las islas antillanas, surgid un nuevo espacio para la propagacién de ta enfermedad. En 1517 la enfermedad aparecié en la isla Espafiola, la primera en que se establecieron Colén y sus hombres, utilizéndola como base de operaciones con proyeccién al resto del Caribe. Recientes excavaciones en el ce- menterio indigena de Juandolio, en la costa S.E. de la isla, permiten conocer un lamative caso de enterramiento colectivo que presenta evidencias de muerte por epidemia. Segtin el investigador dominicano Marcio Veloz Maggiolo, durante el periodo indohispanico en Santo Domingo el problema de las enferme- dades fue posiblemente mas importante como ‘causa directa de muerte que algunas formas de trabajo forzado. En 1520 la viruela aparecié en Méjico, segiin Las Casas, con la expedicion de Pantilo de Narvaez, enviada desde Cuba para refuerzo de las tropas de Hernan Cortés. La campatia contra la capital de los aztecas y la epidemia que la acompafié, son narradas por los informantes de Fray Bernardino de Sahagin. El primer intento de Cortés de apoderarse de Tenochtitlén habla acabado en un fracaso, teniendo que replegarse en busca de refuerzo con los que superar la inferioridad numérica con respecto a los indigenas. Fue en ese tiempo que la poblacién se vio afectada por la viruela, llamada hueyzahuat! o hueycocoliztli por los aztecas. Las fuentes indigenas tes- timonian sobre esta epidemia, "gran destrui- dora de gente’, su sintomatologia, duracién, zonas en las que aparecié y hacia dénde se vextendié: "Cuando se fueron los espafioles de México y atin no se preparaban los espafioles contra nosotros primero se difundié entre nosotros una gran peste, una enfermedad general. Comenzé en “Tepethuit!" (13er. mes). Sobre nosotros se extendié: gran destruidora de gente. Algunos bien los cubrié, por todas partes de su cuerpo se extendié. En la cara, en la cabeza, en el pecho, etcétera”. "Era muy destructora enfermedad. Muchas gentes murieron do ella. Ya nadie podia andar, no mas estaban acostados, tendidos en su cama. No podian moverse, no podian volver el cuello, no podian hacer movimientos de cuerpo; no podian acostarse cara abajo, ni acostarse sobre la espalda, ni moverse de un lado a otro. Y cuando se movian algo, daban de gritos. A muchos dio la muerte la pegajosa, apelmazada, dura enfermedad de granos". "Muchos murieron de ella, pero muchos solamente de hambre murieron: hubo muertos por el hambre: ya nadie tenia cuidado de nadie, nadie de otros se preocupaba”, “A algunos les prendieron los granos de lejos: esos no mucho sufrieron, no murieron muchos de eso. Pero a muchos con esto se les echd a perder la cara, quedaron cacarafiados, quedaron caca- rizos. Unos quedaron clegos, perdieron la vista”. “EI tiempo que estuvo en fuerza esta peste duré sesenta dias, sesenta dias funestos. Comenzé en Cuatlan: cuando se dieron cuenta, estaba bien desarrollada. Hacia Chalco se fue la peste. Y con esto mucho amengué, pero no cesé del todo”. "Vino a establecerse en la fiesta de Teotleco y vino a tener su término en la fiesta de Panquetzaliztli. Fue cuando quedaron limpios de la cara los guerreros mexicanos"(2) Desde el tertitorio mejicano la viruela se extendié a Guatemala. Los relatos del Chilam Balam maya la mencionan de este modo en las. tuedas de katunes proféticos: "Grandes seran los montones de calaveras y habré Ixpom kakil, virvelas gruesas"(3) La epidemia se extiende por América Cen- tral y se presume que llega a Peri ain antes que Pizarro. Los cronistas informaron acerca de una epidemia diffcil de identificar, que afecta al imperio inca hacia 1524-26. Guaman Poma de Ayala dice que se trata de viruela o rubeola; Pachacuti explica que el rostfo de las victimas presentaba una erupcién cuténea a la que denomina "caracha’. Entre los afectados se encontré el mismo emperador Huayna Cépac. Hacia 1558-59 se declara otra epidemia de viruela, que segin algunos cro-nistas habria afectado a Lima y segtin otros, a todo el pals. En 1585 una nueva epidemia se desata en el Cuzco. El historiador Nathan Wachtel supone que se expande de Este a Oeste, ya que por los documentos hallados se sabe que el cénsul de la ciudad de Huamanga hace cerrar ese mismo afio el camino que viene de Cuzeo. El flagelo llega a Lima en 1586. Los datos del Hospital para Indios de Santa Ana referencian de 14 a 16 muertos diarios por la enfermedad durante dos meses. La epidemia se traslada hacia el Norte, llega a Quito en 1587, donde mueren 4.000 personas en 4 meses, sobre todo nifios. Las fuentes insisten en que no ataca a los espafoles. Esta epidemia fue la mas virulenta del Perd, por su combinacién con otras, como veremos mas adelante. En 1589 el vitrey Conde de Villar dejaba testimonio de que: 15 "enfermedad de viruelas y sarampién que en este reino habla comenzado a hacer dafo y en particular en los valles de trujillo"(4) En la década de 1580 sucesivas epidemias de viruela azotan la zona andina. Son numerosos los documentos que testimonian su virulencia en un radio que circula de Cuzco a Lima y Quito, de Cartagena a Bogota y nuevamente desde Quito y Lima hasta Chile. El Padre Guevara telata la presencia de viruela en el Paraguay, adonde pudo llegar posiblemente desde Pert, durante los ditimos afios del siglo XVI. El cronista trata de encon- trar las causas posibles de las incalculables muertes y apelar a la desnudez y falta de aseo de los indigenas, aunque admite que no conoce el por qué de la predisposicién al contagio: “Traténdose de una enfermedad desconocida antes del descubrimiento y en vista de los estragos y el mal que hacia, los caciques o jefes de tribus, convencidos de Ia inutilidad de sus remedios, los abandonaban sin abrigo, a la intemperie, cercanos a un depésito natural de agua y les dejaban bulbos o raices para su alimentacién y fuego”. “Las muertes entre los indigenas son incalculables, por la falta de aseo, desnudez, poca facilidad para traspirar y més que toda una inexplicable predis- posicién a contraer la enfermedad, que siempre revestia carécter grave...” (5) Por supuesto, es necesario sefialar que los efectos de las enfermedades se refuerzan en un complejo causal que incluye como elementos interrelacionados el hambre y la guerra, Complejo causal que ya resultaba claro para los mismos cronistos. Por ejemplo, Thomas Gage, un inglés que recorrié Méjico en el siglo XVII, describe de este modo los efectos del sitio de Méjico: *..pero la pérdida de los mexicanos fue horrorosa: ademas de los que perecieron por hambre y de los que arrebats la peste, murieron 2 manos de sus enemigos mas de ciento veinte mil personas y una parte considerable de la nobleza, que casi toda acudié a la defensa de la capital"(6) También existen algunos datos para el 4mbito brasilefio: el antropélogo Marvin Harris menciona, por ejemplo, el caso de la co- munidad Tupinamb4, cercana a Bahla, que habria visto afectada dos tercios de su poblacién por un brote de viruela en 1562. TIFUS Una especie de tifus, denominado en Méjico, matlazahuat! (del nahuat!, matlaum: contagioso y zahuatl: erupcién) constituia una fibre que cubria el cuerpo de manchas rojas. En la altiplanicle mejicana ocasioné estragos similares a la viruela. Sus efectos fueron devastadores especialmente en 1545. Ya en 1541 fray Bernardino de Sahagén decia que a causa de esta “pestilencia grandisima y universal... en toda Nueva Espafia murid la mayor parte de la gente que en ella habia"(7) En 1576 el matlazahuat! vuelve a repetirse, expandiéndose en todo el pais y segin algunos autores podria haber causado mas de dos millones de muertes. En Peri se observa que en numerosos casos las epidemias coinciden con las mejicanas. En 1546 hay una gran epidemia, El ctonista Pedro Cieza de Leén, quien fuera soldado y participé en la conquista peruana, narra en sus crénicas que la misma se propagé desde el Cuzco a todo el pals y que los sintomas de la enfermedad son primero dolores de cabeza y fiebre muy alta; més tarde el dolor se desplaza hacia la oreja izquierda y el afectado moria en 2 6 3 dias. Por su parte, el inca Garcilaso de la Vega sefiala que la epidemia habia sido precedida por una epizootia® que destruyé los rebafios de llamas entre 1544 y 1545. UNA ENFERMEDAD CONTROVERTIDA: SIFILIS El debate sobre el origen de la sifilis no ha sido resuelto. Un grupo de investigadores piensa que es de origen americano y que fueron los marinos de Colén los que Ia llevaron a Europa al volver dal viaje del descubrimiento; otro grupo afirma que la siflis estaba presenta en Europa desde hacia tiempo. Y desde alli pasa a América, Resumiremos los argumentos presentados por ambos en apoyo de sus respectivas teorias: TEORIA DEL ORIGEN AMERICANO - Entre 1494 y 1496 hubo en Europa un estallido epidémico que afecté particularmente a las tropas mercenarias que sitiaban Népoles. Este ejército de 30.000 hombres habia sido reclutado en toda Europa y entre sus miembros habria algunos espafoles recién regresados de América. La gravedad y rapidez con que el mal se generalizé por toda Europa sugiere que la poblacién afectada no habia tenido contacto previo con el mal. - Por otra parte, estudios paleopatolégicos realizados en esqueletos americanos revelan lesiones que podrfan considerarse sifilticas. TEORIA DEL ORIGEN EUROPEO - Desde la antigledad grecorromana los documentos describen sintomas de esta enfermedad, bajo el término “lepra*. En la Edad Media abundan las referencias a una llamada “lepra venérea" y “lepra congénita’. Considerando que la lepra no se contagia sexualmente ni se transmite en forma con- génita, probablemente se trate de sffilis. - Los cruzados regresaron de sus expedi- ciones a Medio Oriente trayendo "unglento sartaceno", preparado con mercurio muy usado por los 4rabes para el tratamiento de la 16 *lepra’. Actualmente se conoce que el mercurio no tiene efectos sobre la lepra real pero se lo ha usado en el manejo de la si i - El ejército de mercenarios que sitiaba Napoles no fue el Gnico factor responsable de la epidemia de fines del siglo XV. En 1490 el Papa Inocencio Vill ordené cerrar todos los asilos para leprosos de la Orden de San Lazaro, con lo que muchos pacientes que no tenfan lepra sino sffiis se repartieron por toda Europa. La evolucién de la enfermedad da cuenta que luego de esta etapa epidémica, altamente devastadora, entré en un perfode crénico, convirtiéndose en endémica. Se piensa que un tipo ancestral de treponematosis, a través de los siglos, se ha adaptado paulatinamente en diferentes regiones del mundo en que los factores climaticos, etnolégicos, sociales y econémicos han condicionado una diferente epidemiologia, susceptibilidad de! huésped y las variaciones clinicas de este mal. De hecho ‘en 1540 encontramos en Méjico funcionando el Hospital Real de las Bubas, fundado por fray Juan de Zumérraga, para la atencién de los eniermos pobres del entonces llamado "morbo glico” debido a la nocividad y contagio que segtn el fraile tiene la enfermedad en esa zona. MALARIA Y FIEBRE AMARILLA Las regiones tropicales, con su clima calido y himedo, fueron ambientes propicios para ‘que, a las enfermedades ya mencionadas, se agregaran otras. En el caso de la malaria, el agente infec- closo es el plasmodio malariae; el hombre es el nico reservorio importante, aunque ciertos monos pueden albergar al agente. La enferme- dad se transmite por la hembra del mosquito anofeles. Los estudiosos estén de acuerdo en sefialar que el agente infeccioso fue intro- ducido al escenario americano a través de eu- ropeos y esclavos africanos, aunque no puede definirse claramente el momento y el lugar de irrupcién. Producidas ciertas adaptaciones en 7 la cadena infecciosa, la malaria tuvo consecuencias destructivas en las tierras bajas tropicales, produciendo una importante baja de su poblacién, En cuanto a la fiebre amarilla, los conoci- mientos hasta el presente no permiten asegu- rar si su origen es africano o americano. La confusién respecto a su origen tiene que ver con el hecho de que fue primeramente iden- tificada en América y s6lo reconocida en Africa a fines del siglo XVIII. Pero estudios pos- teriores refutaron la hipétesis anterior, afirmando que su vector, el mosquito aedes aegypti, no existia en América y que habria llegado en algin tonel de agua a bordo de unas de las tantas embarcaciones que, cargadas de esclavos, partian de las costas africanas. Quienes sostienen la teoria del origen afticano aducen que esta enfermedad se present6 por primera vez en América en 1648, con epidemias en !a peninsula de Yueatén y en La Habana. El mal afecté indiscriminadamente a todas las razas. Los ‘europaos no tenfan inmunidad, de alll que la "yellow Jack", como la denominaban los marineros, fuera tan temida por quienes navegaban mares tropicales. El *vomito prieto” 0 fiebre amarilla, de gran incidencia en las costas, asolé por ejemplo la regién de Panamé, de tal modo que los galeones reducfan la permanencia en el puerto de Nombre de Dios y se lleg6 a decir que “ir a Panama es ira la muerte". OTRAS ENFERMEDADES EPIDEMICAS Existen referencias de otras enfermedades que afectaron con virulencia a los indigenas. En todos los casos, las muertes fueron frecuentes como consecuencia de la presencia de una poblacién lo bastante densa y sin contactos previos con las enfermedades como para mantener viva la cadena dal contagio. EI sarampién, topitonzahuatl, segin los mejicanos, acredita su presencia hacia 1529 en las Antillas, luego en Méjico en 1531 y de alli se difunde hacia Amética Central. La gripe, que afecta Europa hacia 1557, ‘cruza el Atlintico y recrudece sus efectos on América. No sélo las enfermedades letales prove- nientes de Europa afectaron nuestro conti- mente. Por el contrario, ciertas afecciones endémicas presentes en él Viejo Mundo que no causaben dafios graves, se transformaban en letales entre los americanos, que carecian de defensas en sus organismos: difteria y peperas irrumpieron regularmente durante los siglos XVLy XVIL. Tal vez la situacién de violencia més pro- longada de la conquista fue el sitio de Tenoch- titln, que duré aproximada- mente 3 meses, tras lo cual F——¥ Cortés y los suyos entraron en E—/ la capital. El siguiente docu- F—J mento relaciona la angustia con F=f el hambre sutrido y de alll las = enfermedades que diezmaron a by Jos sitiados: == "Y todo ef pueblo esta- -=7 ba plenamente angustiado, F< pura padecia hambre, desfalle- F2° cia de hambre. No bebian FL 2, agua potable, agua limpie, FW sino que beblan agua de -——\ salitre. Muchos hombres -=———\ murieron, murieron de -=——— resultas de la disenterla. FR Todo lo que se comla eran [= lagantijas, golondrinas, la = envoltura de las mazorcas, Ia grama salitrosa. Anda- ban masticando semillas de colorin y lirios acudticos y relleno de construccién y cuero y piel de venado, Lo asaban, lo requemaban, lo tostaban, lo chamuscaban y lo comian, Algunas yer- bas asperas y atin barro. Nada hay como este to- tmento tremendo es estar sitiados. Domind totalmente el hambre. Poco a poco ‘nos fueron repegando a las paredes, poco a poco nos fueron haciendo ir retro- cediendo” (2) Fuente: Hablamos dicho con anterioridad que la epidemia més grave en la zona peruana en el siglo XVI se declara hacia 1585-91 y que en 1585 se produjo un brote de viruela en Cuzco. Pero la gravedad de la epidemia se debe a que a la viruela se van a agregar otras enfer- medades. En efecto, una segunda epidemia Mega desde el Norte: Panama y Bogota afiadiéndose a la viruela. Se trataria de bubé- nica o tifus, no se determina con precisién. El padre jesuita Arriaga describe sus efectos sefialando que: * Virvela” Tifus —> “Gripe” os o 00Km 183." Potosi 9} Las epidemias de 1586 a 1589 en el Perd (viruela, titus, “gripe") Nathan Wachtel. Los vencidos: los indios del Peru frente a Ja conquista (1530/70), Editorial Alianza, Madrid, 1976, "el cuerpo de las victimas se cubria de piistulas, éstas destrulan la garganta im- pidiendo el paso de los alimentos y consumlan los ojos. Los enfermos exhalaban un olor {étido y se hallaban tan desfigurados que sélo podian hacerse reconocer por su nombre" (8) Finalmente se suma a ellas una tercera epidemia que actéa desde Potosi, hacia el Norte, reforzando los efectos de mortalidad al encontrarse con las anteriores. Se tratarfa de una variedad de gripe y el virrey Villar describe sus sintomas como tos, resfrio y fiebre. Los documentos testimonian otras pato- logfas. De hecho cualquier enfermedad tiene {facil acceso por la no existencia de una barrera de defensa inmunolégica y contribuye de ese modo a la gran crisis demogréfica a la que nos hemos referido en nuestfo articulo anterior. Resulta interesante corroborar la opinién de algunos informes espafioles acerca de las, causas de las epidemias; por ejemplo, nos relata una crénica de 1593 de Bravo de Santiles: ‘La ciudad de Zamora y las minas de Nambiza, del distrito de aquélla, estan cubiertas de oro, como la Bizcaya lo esté de hierro, y este oro es de mas de 22 quilates. Habla aqui un Arca real y oficiales reales, pero como los enco- menderos han consumido en estas minas més de viente mil indios que habia y como Dios, por sus pecados, les envi6 de tiempo en tiempo varicela, rubéola y diarreas, que los destruyeron, no debe haber mas de quinientos indios de diversas edades"10) Gomo vemos, la explicacién medieval sigue teniendo vigencia: la enfermedad es un castigo de Dios. Claro que en este caso no plantea la crisis del hombre frente a la mortalidad que sacude el centro mismo de su existencia, ya que los europeos no fueron practicamente afectados, sino que da lugar a interpretar el castigo de Dios como un elemento de refuerzo de la accién colonial que expresa la justificacién ideol6gica de la conquista: frente a los "cuestionables habitos” de los indigenas, 19 producto de su falta de “oultura’, la misi6n civiizadora es una finalidad inobjetable. Creemos que el cronista Fernandez de Oviedo lo expresa claramente en su "Historia de las Indias": "Ademés, las gentes de este pais son naturalmente holgazanas, viciosas, de poco trabajo, melancélicas, cobardes, sucias, de mala condicién, mentirosas, de ninguna constancia ni firmeza... Muchos de ellos, por placerles y como pasatiempo, se dieron muerte con veneno, para no trabajar. Otros se ahorcaron con sus propias manos. Y a otros, les sobrevi- nieron tales enfermedades, que en breve tiempo murieron... Por mi parte, yo me inclino a creer que ‘uestro Seffor permiti6, por los grandes, enormes y abominables pecados de esta gente-salvaje, ristica y. bestial, que fueran arrojados y desterrados de la superficie de la tierra..."(11) Finalmente, para los europeos, la enter: medad en si misma parece haber funcionado como un reeducador agente de la cultura que, sumado a la derrota de las autoridades nativas, la persecucién a los antiguos dioses y el resquebrajamiento del orden social, contiguré el cuadro traumatico de desestruc- turacién del mundo americano. NOTAS (1) Book of Chilam Balam of Chumayel, traduccién al inglés de R. Roy, Washington, 1933. Citado en Mc Neil, William: Plagas y Pueblos, Siglo XI Editores, Madrid, 1984. Pag. 201. (2) En: Literatura de! México Antiguo. Los textos en lengua nahuatl. Edicién, estudios introductorios y versiones de textos de Miguel Leén Portilla. Biblioteca Ayacucho, Venezuela, 1978, Pag. 422. (8) En: EI Libro de los Libros de Chilam Balam. Traduccién de textos paralelos por Alfredo Barrera Vasquez y Silvia Rendén. Fondo de Cultura Econdmica, México, 1984. Pag. 75. (4) Carta del Virrey Conde de Villar a S.M., 19 de abril de 1589, citada por Manuel Burga: De la = ‘encomienda 2 la hacienda capitalista. El valle E del Jequetepaque dal siglo XVI al XX. Instituto e Estudios Peruanos, Lima, 1976. Pag. 67. © En: Carrefo, Carlos. Higiene y Medicina Preventiva. Epidemiologia y Profilaxis, Editorial ElAteneo, Bs. As., 1948. Pg, 259, (©) En: Thomas Gage, Nuevo conocimniento de las Indias Occidentales. Fondo de Cultura Econémica, México, 1982. Pg. 156. En: Chavez, Ignacio. México en la cultura médica. FCE, México, 1987. Pag. 49. (©) _ En: Literatura de! México Antiguo. Op. cit. Pag. 431, (@) En: Wachtel, Nathan: Los vencidos: los indlos del Perit frente a la conquista (1530-70). Editorial Alianza, Madrid, 1976. Pag. 150, (10) En: Ruggiero Romano: Los conquistadores. Editorial Huemul, Bs. As. 1978. Pag. 110, (11) En: Ruggiero Romano: Op. Cit. Pag. 111. BIBLIOGRAFIA Armijo Rojas, Rolando: Epidemiologia Volumen Il, Epidemiologia aplicada. Inter-Médica Editorial, Bs. As, 1976. Bennassar, Bartolomé: La América espafola y la América portuguesa (siglos XVI-XVII) Sarpe, Madrid, 1985. Carrefio, Carlos: Higiene y Medicina Preventiva, Epidemiologia y Profilaxis. Editorial El Ateneo, Bs. As., 1946, Cieza de Ledn, Pedro: La Crénica del Peri. Espasa-Calpe S.A., Coleccién Austral, Madrid, 1982, Sra. edicién. Chavez, Ignacio: México en la cultura médica. Fondo de Cultura Econémica, México, 1987. Chaunu, Pierre: Historia de América Latina. Eudeba, Bs. As., 1964. El Libro de los Libros de Chilam Balam. Traduccién de sus textos paralelos por Alfredo Barrera Vasquez y Silvia Rendén; basada en ol estudio, cotejo y recons- truccién hechos por el primero, con intro- ducciones y notas. FCE, México, 1984, Gage, Thomas: Nuevo reconocimiento de las Indias Occidentales. FCE, México, 1982. Harris. Marvin: Raza y trabajo en América. El desarrollo histérico en funcién de la = explotacién de la mano de obra. Ediciones Siglo Veinte, Bs. As., 1973. Konetzke, Richard: América Latina Il, La época colonial. Historia Universal Siglo Veintiuno, Vol. 22. Siglo XXI, Madrid, 1971. La Conquista de México segin las ilustraciones del cédice Florentino con textos adaptados por Marta Dujovne y montaje + grafico de Lorenzo Amengual; Editorial Nueva Imagen, México, 1978. Literatura del México Antiguo. Los toxtos en lengua nahuati. Edicién estudios intro- ductorios y versiones de textos de Miguel Leén Portilla. Biblioteca Ayacucho, Vene- zuela, 1978. Los estudios histéricos en América Latina. Ponencias, acuerdos y resoluciones. Vol. |- Tomo I. Il Encuentro de Historiadores latinoamericanos y del Caribe. Universidad Central de Venezuela, Facultad de Huma- nidades y Educacién. Escuela de Historia, 1979. Lo’ materiales arqueolégicos como fuentes para la investigacién historica. (Ponencia N? 32) Marcio Veloz Maggiolo. Rea. Dominicana. Mc Neill, William H.: Plagas y Pueblos. Siglo Veintiuno Editores, Madrid, 1984. Pérez Tamayo, Ruy: Enfermedades viejas y enfermedades nuevas. Siglo Veintiuno Editores, México, 1985. Romano Ruggiero: Los conquistadores. Ed. Huemul, S.A., Bs. As., 1978. Visién de los Vencidos, Relaciones indigenas de la conquista. Introduccién, seleccién y notas: Miguel Leén Portilla. Universidad Auténoma de México, México, 1987. Wachtel, Nathan: Los vencidos: los indios del Pert frente a la conquista (1530-70). Madrid, Alianza, 1976. 20

También podría gustarte