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C A PÍTULO UNDÉCIMO

LAS REPARTICIONES MUNICIPALES

1. GENERALIDADES
Las municipalidades necesitan de toda una organización para
cumplir sus finalidades.
Disponen así de una secretaría municipal, de una secretaría
comunal de planificación y coordinación, vulgarmente denomi-
nadas Serplac; unidad de servicios de salud y educación, unidad
encargada del desarrollo comunitario, unidad encargada de obras
municipales, unidad de aseo y ornato, unidad de tránsito y trans-
porte público, unidad encargada de administración y finanzas,
unidad encargada de control y unidad de asesoría jurídica (párrafo
5º, título I, Ley Nº 18.695).
Además, las municipalidades podrán tener un administrador
municipal siempre que así lo decida el concejo a proposición del
alcalde, debiendo dicho administrador poseer un título profesio-
nal. El administrador municipal será el colaborador directo del
alcalde en las tareas de coordinación y gestión permanente del
municipio, y en la elaboración y seguimiento del plan anual de
acción municipal (art. 30, Ley Nº 18.695).
A continuación nos referiremos en forma somera a las prin-
cipales reparticiones municipales.

2. L A SECRETARÍA MUNICIPAL Y LA SECRETARÍA COMUNAL


DE PLANIFICACIÓN

A. El cargo de secretario municipal


Es inherente a la función municipal, ya que es el ministro de fe
del municipio.

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El art. 20 de la ley orgánica le asigna tres funciones importan-


tísimas: a) Dirigir las actividades de la secretaría administrativa del
alcalde y del concejo; b) Desempeñarse como ministro de fe en
todas las actuaciones municipales, y c) Recibir, mantener y trami-
tar, cuando corresponda, la declaración de intereses establecida
por la Ley Nº 18.575. En cumplimiento de la función reseñada
primeramente le corresponderá al secretario municipal tanto la
redacción de acuerdos del concejo y de los decretos alcaldicios y su
codificación, como asesorar a las referidas autoridades municipales
en la redacción de oficios y de los más diversos documentos. En
muchas normas dispersas del ordenamiento jurídico municipal
veremos actuando al secretario municipal como ministro de fe
en forma expresamente determinada, por ejemplo, en el art. 78
de la ley orgánica, con motivo de la vacante de un concejal; en el
desempeño de secretario de las sesiones del concejo, art. 85 de
la referida ley; tratándose de las certificaciones con motivo de la
interposición de un reclamo de ilegalidad, art. 140, letra d) de la
mencionada Ley Nº 18.695, etc.
B. Secretaría comunal de planificación
Ella cumple funciones de asesoría del alcalde y del concejo en
materias de estudios y evaluación, propias de la competencia de
ambos órganos municipales.
Es así que le corresponderá:
a) Servir de secretario técnico permanente del alcalde y del
concejo en la formulación de la estrategia municipal, como asimis-
mo de las políticas, planes, programas y proyectos de desarrollo
de la comuna;
b) Asesorar al alcalde en la elaboración de los proyectos del
plan comunal de desarrollo y del presupuesto municipal;
c) Evaluar el cumplimiento de los planes, programas, pro-
yectos, inversiones y el presupuesto municipal, e informar sobre
estas materias al concejo, a lo menos semestralmente;
d) Efectuar análisis y evaluaciones permanentes de la situación
de desarrollo, con énfasis en los aspectos sociales y territoriales;
e) Elaborar las bases generales y específicas para los llama-
dos a licitación, previo informe de la unidad competente, de
conformidad con los criterios e instrucciones establecidos en el
reglamento municipal respectivo;

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f) Fomentar vinculaciones de carácter técnico con los servicios


públicos y con el sector privado de la comuna, y
g) Recopilar y mantener la información comunal y regional
atingente a sus funciones.
Es importante destacar que en esta unidad estará adscrito un
asesor urbanista, quien, poseedor del título universitario correspon-
diente, deberá: a) Asesorar al alcalde y al concejo en la promoción
del desarrollo urbano; b) Estudiar y elaborar el plan regulador
comunal, promoviendo las modificaciones necesarias y preparar los
planos seccionales para su aplicación; c) Informar técnicamente las
proposiciones sobre planificación urbana intercomunal, formuladas
al municipio por la Secretaría Regional Ministerial de Vivienda y
Urbanismo (ver al respecto el art. 21 de la Ley Nº 18.695).

3. UNIDAD DE OBRAS MUNICIPALES, ASEO Y ORNATO, TRÁNSITO


Y TRANSPORTE PÚBLICO, ADMINISTRACIÓN Y FINANZAS

A. Unidad de Obras Municipales


Esta unidad está a cargo de un director de obras municipales,
funcionario municipal que goza de cierta autonomía dentro de
los parámetros que le imponen la Ley General de Urbanismo y
Construcciones –DFL Nº 458−, la ordenanza general, las ordenan-
zas locales y finalmente el plan regulador de la comuna.
Es así que el alcalde, aunque sea la suprema autoridad mu-
nicipal, no puede entrometerse en el otorgamiento de permisos
de edificación, recepción definitiva, aprobación de loteos y sub-
divisiones, aprobación de ventas por pisos, etc.
El director de obras municipales está sujeto a la fiscalización
y supervigilancia técnica del secretario general del Ministerio de
la Vivienda y Urbanismo, denominado comúnmente Seremi, y
en contra de los otorgamientos o denegaciones de permisos de
edificación, los afectados pueden reclamar ante el Seremi de la
Vivienda dentro del plazo de 30 días, según lo dispuesto en el
art. 12 del DFL Nº 458.
A esta Unidad de Obras Municipales, entre otras funciones,
le corresponden las siguientes:
a) Velar por el cumplimiento de las disposiciones de la Ley Ge-
neral de Urbanismo y Construcciones, del plan regulador

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DERECHO MUNICIPAL CHILENO

comunal y de las ordenanzas correspondientes, para cuyo


efecto gozará de las siguientes atribuciones específicas:
1º. Dar aprobación a las subdivisiones de predios urbanos y
urbano-rurales.
2º. Dar aprobación a los proyectos de obras de urbanización
y construcciones.
3º. Otorgar los permisos de edificación de las obras anterior-
mente señaladas.
4º. Fiscalizar la ejecución de dichas obras hasta el momento
de su recepción.
5º. Recepcionar las obras ya citadas y autorizar su uso.
b) Fiscalizar las obras en uso, a fin de verificar el cumplimiento
de las disposiciones legales y técnicas que las rijan.
c) Aplicar normas ambientales relacionadas con obras de cons-
trucción y urbanización.
d) Confeccionar y mantener actualizado el catastro de las obras
de urbanización y edificación realizadas en la comuna.
e) Ejecutar medidas relacionadas con la vialidad urbana y rural.
f) Dirigir las construcciones que sean de responsabilidad muni-
cipal, sean ejecutadas directamente o por terceros, y
g) En general, aplicar las normas legales sobre construcción y
urbanización en la comuna.
El director deberá tener la calidad de ingeniero civil, arqui-
tecto, constructor civil o ingeniero constructor civil.
B. Unidad encargada de la función de ornato y aseo
Esta unidad es la que a veces se denomina “Aseo y Jardines”.
El aseo, función tradicional municipal, conlleva la recolec-
ción y disposición final de las basuras. Tanto esta función como
la del ornato, que se refiere al cuidado de parques y jardines,
el municipio las puede llevar a cabo directamente o a través de
concesionarios de los respectivos servicios.
C. Unidad encargada de la función de tránsito y transporte público
El director respectivo también goza de cierta autonomía respecto
del alcalde, ya que en el desempeño de sus funciones debe estarse
a las normas de la Ley General del Tránsito.

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LAS REPARTICIONES MUNICIPALES

Sus funciones básicamente son:


a) Otorgar y renovar licencias para conducir vehículos;
b) Determinar el sentido de la circulación de vehículos en
coordinación con los organismos de la administración del Estado
competentes;
c) Señalizar adecuadamente las vías públicas, y
d) En general, aplicar las normas generales sobre transporte,
tránsito y transporte público en la comuna.
D. Unidad encargada de administración y finanzas
Esta unidad se denomina en algunas municipalidades Dirección
de Rentas Municipales y Finanzas, o bien Dirección de Patentes
y Dirección de Personal, que se llevan en forma separada.
Esta unidad tiene las siguientes atribuciones:
a) Asesorar al alcalde en la administración del personal de la
municipalidad.
b) Asesorar al alcalde en la administración financiera de los
bienes municipales, para lo cual está dotada de las siguientes
funciones específicas:
1º. Estudiar, calcular, proponer y regular la percepción de
cualquier tipo de ingresos municipales;
2º. Colaborar con la Secretaría Comunal de Planificación en
la elaboración del presupuesto municipal;
3º. Visar los decretos de pago;
4º. Llevar la contabilidad municipal en conformidad con las
normas de la contabilidad nacional y con las instrucciones
de la Contraloría General de la República al respecto;
5º. Contratar la gestión financiera de las empresas munici-
pales;
6º. Efectuar los pagos municipales, manejar la cuenta corrien-
te bancaria respectiva y rendir cuentas a la Contraloría
General de la República, y
7º. Recaudar y percibir los ingresos municipales y fiscales que
correspondan.
c) Informar trimestralmente al concejo sobre el detalle mensual
de los pasivos acumulados desglosando las cuentas por pagar
por el municipio y las corporaciones municipales. Al efecto,
dichas corporaciones deberán informar a esta unidad acerca de
su situación financiera, desglosando las cuentas por pagar.

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DERECHO MUNICIPAL CHILENO

d) Mantener un registro mensual, el que estará disponible para


conocimiento público, sobre el desglose de los gastos del mu-
nicipio. En todo caso, cada concejal tendrá acceso permanente
a todos los gastos efectuados por la municipalidad.
e) El informe trimestral y el registro mensual a que se refieren
las letras c) y d) deberán estar disponibles en la página web
de los municipios y, en caso de no contar con ella, en el portal
de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo
en un sitio especialmente habilitado para ello.
La Dirección de Personal deberá ceñirse al Estatuto de los
Funcionarios Municipales, Ley Nº 18.883.4
A su vez la Dirección de Rentas y Finanzas deberá actuar dentro
del marco de la Ley de Rentas Municipales, Decreto Ley Nº 3.023
y sus modificaciones.5

4. UNIDAD JURÍDICA MUNICIPAL


A. Generalidades y funciones
A la unidad encargada de la asesoría jurídica le corresponderá
prestar apoyo en materias legales al alcalde y al concejo. Además
informará en derecho todos los asuntos legales que las distintas
unidades municipales le planteen, las orientará periódicamente
respecto de las disposiciones legales y reglamentarias, y mantendrá
al día los títulos de los bienes municipales.
Podrá asimismo iniciar y asumir la defensa, a requerimiento
del alcalde, en todos aquellos juicios en que la municipalidad
sea parte o tenga interés, pudiendo comprenderse también la
asesoría o defensa de la comunidad cuando sea procedente y el
alcalde así lo determine.
Además, cuando lo ordene el alcalde, deberá efectuar las
investigaciones y sumarios administrativos, sin perjuicio que tam-
bién puedan ser realizados por funcionarios de cualquier unidad
municipal, bajo la supervigilancia que al respecto le corresponda
a la asesoría jurídica (art. 28, Ley Nº 18.695).

4
Diario Oficial de 29 de diciembre de 1989.
5
El Decreto 2.385, de 30 de mayo de 1996, publicado en el Diario Oficial de
20 de noviembre de 1996, fijó su texto definitivo.

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El director jurídico es de la exclusiva confianza del alcalde, al


igual que lo son los encargados de las unidades de salud, educa-
ción y desarrollo comunitario (art. 47, Ley Nº 18.695).
Estimamos que esta norma, en lo que al director jurídico se
refiere, atenta contra la estabilidad e independencia que debe
tener este funcionario.
B. Fundamento
El ordenamiento jurídico determina las bases legales de todo
régimen municipal,6 y no podría ser de otro modo, ya que la
administración se encuentra ligada al Derecho por el principio
de la legalidad administrativa, y es en virtud de este principio
que debe existir una compatibilidad o conformidad de la Admi-
nistración con el ordenamiento jurídico7 y si consideramos que
el municipio es un órgano descentralizado del Estado, tenemos
que este principio de la legalidad administrativa es igualmente
válido e importante para la actividad municipal.
La legalidad de la administración –como expresa García
de Enterría– no es una simple exigencia a ella misma, que pu-
diese derivar de su condición de organización burocrática y
racionalizada, sino que también “una técnica que garantiza la
libertad”, ya que “toda acción administrativa que fuerce a un
ciudadano a soportar lo que la ley no autoriza o le impida hacer
lo que la ley le permite, es una agresión a la libertad de dicho
ciudadano”.8
Siendo el municipio un órgano descentralizado del Estado, le
es plenamente aplicable el principio de la legalidad administrativa,
y es justamente en este punto donde adquiere un relieve de suma
importancia la labor de los asesores letrados de los municipios,
ejercida a través de sus departamentos jurídicos, ya que su misión
es contribuir a encauzar jurídicamente el quehacer municipal,
de suyo tan complejo.

6
Evolución jurídica del régimen municipal chileno, Editorial Jurídica de Chile,
1973, p. 19.
7
“Consideraciones sobre el contenido del principio de la legalidad administrativa”,
Alfonso Valdebenito Infante, Juan E. Palma Jara, en Anuario de Derecho Administrativo,
1975/1976, Ediciones Revista de Derecho Público, Universidad de Chile, p. 154.
8
“Sobre los derechos públicos subjetivos”. García de Enterría, en Anuario de
Derecho Administrativo, 1975/1976, Ediciones Revista de Derecho Público, Univer-
sidad de Chile, pp. 67 y ss.

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DERECHO MUNICIPAL CHILENO

Corresponde, pues, al asesor jurídico municipal señalar al


alcalde y a los funcionarios municipales los límites entre las atri-
buciones regladas y las “discrecionales”, e indicar cuándo un
acto puede o no hacerse, desde el punto de vista legal. Ésta es
una labor difícil y a veces incomprendida, ya que como dice el
municipalista Carlos Mouchet: “Quizás no falten funcionarios
que miren con fastidio a los letrados, por considerar que con sus
exigencias y dudas legales ponen obstáculos para una desembara-
zada acción administrativa, olvidando que las normas reguladoras
de la actuación de los agentes del Estado no sólo protegen a éste
sino también a aquéllos”.9
Es este principio de la legalidad administrativa el que trae por
consecuencia que los municipios deban contar con una adecuada
asesoría jurídica, que es tanto más necesaria si se considera que el
campo de acción de las municipalidades abarca distintas materias
de la más diversa índole, que rebasan el ámbito estricto del Dere-
cho Administrativo, y comprenden tópicos propios del Derecho
Tributario y del Derecho Urbanístico, entre otros. En las grandes
ciudades el quehacer municipal se torna aún más dinámico y los
problemas adquieren magnitudes importantes, abarcando puntos
que tocan no solamente a la defensa de los intereses municipales,
sino que además a la asesoría en lo relativo al desarrollo socioeco-
nómico de la comuna, considerado como un proceso integral, y
en el cual el municipio debe jugar un papel preponderante.
C. Naturaleza de la asesoría jurídica municipal
Al tenor de las disposiciones que fijan la normativa de la asesoría
jurídica municipal, se llega a la conclusión de que la labor que de-
sarrollan los departamentos jurídicos municipales forma parte de la
llamada “administración consultiva” y se traduce en una actividad
preparatoria de la manifestación activa de la administración. Ma-
rienhoff sostiene al respecto que, dada la naturaleza de los órganos
consultivos, sus dictámenes: a) no tienen fuerza ejecutoria, pues no
son “actos administrativos” stricto sensu; b) no constituyen un acto
jurídico; c) no obligan al órgano ejecutivo. La substancia de dicho

9
“Funciones de los órganos estatales de asesoramiento jurídico”, trabajo pre-
sentado por Carlos Mouchet al Primer Encuentro Nacional de Asesores Letrados
de Municipios celebrado en Buenos Aires del 5 al 9 de octubre de 1970.

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dictamen se tornará obligatoria, pero no por obra del dictamen


en sí, sino como consecuencia del acto administrativo que emita
la administración activa aceptando dicho dictamen.10
De lo anterior se desprende que los dictámenes que emita un
organismo consultivo, como son los departamentos jurídicos muni-
cipales, no crean ninguna relación de Derecho, aun en el supuesto
que el organismo ejecutivo tenga el deber de consultarlo, como
ocurría en nuestra legislación positiva en el caso contemplado en
el art. 30, letra b), del Decreto Ley Nº 1.289, sobre Ley Orgánica
de Municipios y Administración Comunal,11 y actualmente en el
art. 28 de la Ley Nº 18.695 Orgánica Constitucional de Municipa-
lidades y es por eso que Enrique Sayagués Laso sostiene en forma
coincidente con los pareceres a que nos hemos referido, que “la
opinión que expresa el órgano consultante no es un acto adminis-
trativo, sino meramente un juicio que no obliga al órgano que debe
dictar el acto. Por su misma naturaleza no constituye un elemento
integrante del acto, sino una formalidad previa...”.12
La circunstancia de que la labor de los departamentos jurídicos
sea meramente consultiva no significa restarle en modo alguno
importancia a su cometido, como ya hemos destacado. A este
respecto, nos hemos limitado a dejar constancia de la naturaleza
jurídica que tiene este asesoramiento.
Hemos dicho que el asesoramiento en estudio es eminen-
temente consultivo y no crea una relación de derecho, siendo
naturalmente de suma importancia, porque aun cuando sea con-
sultivo contribuye a orientar la actividad municipal en el ámbito
de la legalidad. Es interesante examinar a continuación si estos
dictámenes tienen un carácter público o reservado. Estimamos
que por regla general estos informes deben ser reservados, pues
usualmente tienen un sentido limitado al campo interno de la ad-
ministración municipal, y por otra parte su publicidad anticipada
en forma indiscriminada implicaría emitir un criterio que el alcalde
o las autoridades municipales puedan en definitiva no compartir,
corriéndose además el peligro de que pudieran ser esgrimidos
por particulares en contra de la administración municipal.
10
Marienhoff, Tratado de Derecho Administrativo, tomo I, pp. 94 y ss. Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 1965, pp. 94 y ss.
11
Publicado en el Diario Oficial de 11 de enero de 2000.
12
Enrique Sayagués Laso, Tratado de Derecho Administrativo, tomo II, Montevi-
deo, 1959, p. 444.

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Lo anterior no obsta a que determinados dictámenes, que


en razón de su contenido se prestan para la elaboración de una
doctrina o contribuyen a la formación de una jurisprudencia
administrativa, sean susceptibles de ser publicados. Pero será el
alcalde, como superintendente de los servicios municipales y jefe
superior de la municipalidad, el que decidirá la publicidad que
se les otorgue a dichos informes jurídicos.
Lo que se ha dicho respecto de los dictámenes es extensivo
a los propios abogados municipales, quienes deben guardar la
debida reserva de sus actuaciones funcionarias.
D. La asesoría jurídica en el municipio chileno
En la historia del municipio chileno nos encontramos, desde sus
inicios, con la preocupación constante de las autoridades edilicias
de no apartarse del ordenamiento jurídico.
Es así que durante la Colonia, los cabildos –antecesores de
nuestras actuales municipalidades− contaban dentro de sus fun-
cionarios con el procurador de la ciudad, que la representaba
legalmente ante el cabildo “para conseguir su derecho y justicia,
y las demás pretensiones que por bien tuvieren”.13
Si estudiamos las actas del Cabildo de Santiago, veremos que
el procurador de la ciudad desempeñaba un rol preponderante
y de mucha relevancia. Sin embargo, el cabildo contaba además
con un asesor letrado, que a veces era un funcionario de la Real
Audiencia, que solía desempeñar ambos cargos.14

13
Recopilación de Leyes de Indias, Ley I, tít. II, Lib IV.
14
En el Acta del Cabildo de Santiago de 13 de agosto de 1706 aparece que don
José Fajardo, que se desempeñaba como asesor letrado de dicho Cabildo, era a su
vez abogado de la Real Audiencia, y en el Acta de la sesión de 16 de diciembre de
1707 se deja constancia de que “se acordó por los dichos señores –refiriéndose a
los miembros del Cabildo– por propuesta que hizo el señor General don Agustín
Carrillo de Córdova, Corregidor y Justicia Mayor de esta ciudad, que al licenciado
don José Fajardo, Asesor de este Ilustre Cabildo, por el trabajo de asistir a todos
los cabildos y asimismo de sentenciar las causas, se le aumenten cincuenta pesos
más, pareciendo conveniente y justo a los señores de la Real Audiencia y que para
ello el señor Procurador General con testimonio de lo acordado, se hizo presente
en dicha Real Audiencia para que pesadas las razones que mueven a este Ilustre
Cabildo se determine si se podrá y convendrá aumentar los dichos cincuenta pesos
más para que este Ilustre Cabildo proceda a la determinación” (pp. 49 y 139, Actas
del Cabildo de Santiago, tomo XXV, publicado por la Sociedad Chilena de Historia
y Geografía, Imprenta Universitaria, año 1935, Santiago de Chile).

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LAS REPARTICIONES MUNICIPALES

Con el transcurso del tiempo se confunde el cargo de procu-


rador de la ciudad con el de asesor letrado, y es así que este cargo
de procurador de la ciudad que aparece creado con el primer
cabildo en Chile, esto es, con el Cabildo de Santiago, el año 1541,
es reemplazado por el procurador municipal, en la Ley Orgánica
de Municipalidades de 1854, que le otorga el carácter de asesor
letrado, señalándole como principales deberes el representar y
defender a la municipalidad en juicio y fiscalizar la percepción
e inversión de las rentas municipales, y velar por la conducta de
los empleados municipales.
En el régimen municipal vigente bajo nuestro anterior siste-
ma institucional, a los abogados municipales les correspondía
una labor importantísima dentro de la vida del municipio, ya
que no sólo asesoraban al alcalde y demás funcionarios muni-
cipales, sino que cumplían análoga labor con las corporaciones
edilicias. Las obligaciones y deberes de los abogados munici-
pales se encontraban contenidas en los arts. 98, 99 y 101 de la
Ley Nº 11.860,15 y consistían fundamentalmente en defender
en juicio a la municipalidad y al alcalde, informar en derecho
todos los asuntos legales y administrativos que la municipalidad
o el alcalde les solicitaren e intervenir en los sumarios adminis-
trativos que el alcalde ordenare instruir, correspondiéndoles,
en aquellas municipalidades cuyos alcaldes fueren designados
por el Presidente de la República, asistir a las sesiones de la
corporación con derecho a voz, pero no a voto, siendo su deber
representar las ilegalidades de que adoleciera algún proyecto,
ya sea para pedir su rechazo o aplazamiento, debiendo escla-

15
La primera Ley Orgánica de Municipalidades, bajo nuestro régimen inde-
pendiente, es la del 8 de noviembre de 1854, dictándose otra posterior el 12 de
septiembre de 1887, y luego la del 22 de diciembre de 1891, denominada “Ley de
la Comuna Autónoma”. En este siglo, el Decreto Ley Nº 740, de 7 de diciembre
de 1925, y las Leyes Nos 5.357, 6.245, 6.587, 6.827, 7.196, 7.756, 7.767 y 8.121 que
fueron refundidas por el Decreto Supremo 5.655, de 14 de noviembre de 1945 del
Ministerio del Interior, para dictarse posteriormente la Ley Nº 11.860, publicada en
el Diario Oficial de 14 de septiembre de 1955, y que con algunas modificaciones
rigió el sistema municipal chileno hasta la dictación del Decreto Ley Nº 1.289, sobre
Ley Orgánica de Municipios y Administración Comunal, publicado en el Diario
Oficial de 14 de enero de 1976, y después la Ley Nº 18.695, Orgánica Constitucional
de Municipalidades, que rige en la actualidad.

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DERECHO MUNICIPAL CHILENO

recer los puntos legales que la corporación o algunos de sus


miembros pidiere.16
En la actualidad, la Ley Nº 18.695, que fijó el texto de la nueva
Ley Orgánica de Municipalidades, en su art. 28 se refiere a la ase-
soría jurídica municipal en términos semejantes a los contenidos
en la anterior legislación.
En la Ley Nº 18.695 aparece un tanto disminuida la labor
que se le asigna al departamento jurídico, ya que no aparece en
él ninguna norma que haga obligatoria su asesoría respecto del
alcalde o del concejo municipal.
Las funciones que la nueva Ley Orgánica de Municipalida-
des encomienda al departamento jurídico, están básicamente
contenidas en el art. 28 de la Ley Nº 18.695, a lo que nos hemos
referido anteriormente.
Nuestro país está viviendo un profundo cambio institucional en
el cual se aspira a la elaboración de normas positivas adecuadas a
esta nueva época. Difícil es la tarea para el jurista municipal, pues
debe colaborar en la elaboración del nuevo Derecho positivo, pero
sin descuidar su obligación de señalar la vigencia del anterior en
tanto no sea abrogado o modificado. La transformación que ha
tenido el Derecho Municipal en nuestro país ha sido profunda y
se ha cambiado toda la estructura del régimen municipal, modifi-
cándose los procedimientos y prácticamente cambiándose toda la
normativa municipal. Por vía de ejemplo, podemos decir que en
los últimos años se han dictado una nueva Ley Orgánica Municipal
y una nueva Ley General de Construcciones y Urbanización, que
se ha derogado el Estatuto de los Empleados Municipales, que
se rigen ahora por un nuevo Estatuto, y que se ha actualizado la
Ley de Rentas Municipales, entre otras (Ley Nº 20.033). Toda la
legislación municipal ha cambiado y queda aún mucha tarea por
realizar. La misma Ley Orgánica Municipal tiene que ser imple-
mentada con diversos reglamentos. En esta tarea les corresponde
a los juristas municipales un papel preponderante no sólo en
colaborar en la elaboración de las nuevas normas, para que se

16
Sobre los deberes de los abogados municipales, véase Tomás Puig Casano-
va, “Personalidad de Derecho Público de la Municipalidad”, memoria de prueba,
Santiago de Chile, 1965, pp. 118 a 121.

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LAS REPARTICIONES MUNICIPALES

adapten a las exigencias del momento, sino para velar posterior-


mente por su correcta interpretación y fiel aplicación.
La importancia que tiene la labor que realiza el abogado
municipal nos hace concluir que debe existir una doble preocu-
pación de las autoridades al respecto y que debe traducirse, por
una parte, en darles estabilidad a estos asesores jurídicos para que
puedan realizar con independencia de criterio y con acopio de
experiencia su tarea y, por otra, el deber del Estado de preocu-
parse de la formación especializada de estos profesionales con
una adecuada capacitación.17-18-19

5. L A JUSTICIA DE POLICÍA LOCAL


Importante función cumple la justicia de policía local, que se
encuentra inserta dentro de la estructura municipal.
La Ley Orgánica de los Juzgados de Policía Local es la Ley
Nº 15.231, cuyo texto definitivo, refundido, coordinado y siste-
matizado fue fijado por el Decreto Supremo Nº 307, publicado
en el Diario Oficial 30.070 de 23 de mayo de 1978.
El art. 4º de dicha ley dispone que los jueces de policía local
serán designados por la municipalidad que corresponda, a pro-
puesta en terna de la Corte de Apelaciones respectiva, la que
obviamente deberá abrir un concurso público al efecto cuando
se produjere una vacancia del cargo de juez de policía local o se
creare un nuevo juzgado de este tipo.
Los jueces de policía local si bien son funcionarios munici-
pales y se rigen en general por las normas del Estatuto de los
Funcionarios Municipales, Ley Nº 18.883, son independientes
de toda autoridad municipal en el ejercicio de sus funciones,
17
En nuestro país, el abogado municipal no es un funcionario de carrera, sino
de la exclusiva confianza del alcalde. La Municipalidad de Santiago tiene organizado
desde muy antiguo un excelente Departamento Jurídico, con una valiosa biblioteca,
ficheros adecuados y otros implementos.
18
En general, en los países hispánicos del continente americano no existen
garantías de estabilidad para estos funcionarios. Fernando Albi, Derecho Municipal
comparado del mundo hispánico, Ed. Aguilar, Madrid, 1955, p. 325.
19
Sobre la organización de los departamentos legales en las ciudades de Es-
tados Unidos de Norteamérica puede consultarse la obra de William B. Munro,
Municipal Administration, cap. VI, Nueva York, 1935, pp. 76 y ss.

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según expresamente lo prescribe el art. 8º de la Ley Nº 15.231,


pero están sujetos a la supervigilancia directiva, correccional y
económica de la Corte de Apelaciones.
El resto del personal del juzgado de policía local, incluido su
secretario, se rigen por las normas estatutarias contenidas en la
Ley Nº 18.883.
El título II de la Ley Orgánica Nº 15.231, se refiere en sus
arts. 13 y 14 a la competencia de estos tribunales, los que conocen
ciertas faltas penales y en general todas las infracciones de los
preceptos que reglamentan el transporte por calles y caminos y el
tránsito público, y además todas las infracciones a las ordenanzas,
reglamentos, acuerdos municipales y decretos alcaldicios.
El legislador estableció además que a estos tribunales les co-
rresponde el conocimiento de las infracciones a la Ley de Rentas
Municipales, a la Ley General de Urbanismo y Construcciones, y
a su Ordenanza General, a la Ley de Pesca, a la Ley de Protección
al Consumidor, entre las principales.
El procedimiento ante estos tribunales es muy expedito y
eficaz, se realiza en una audiencia de prueba, y las sentencias
son apelables ante las Cortes de Apelaciones respectivas (art. 32,
Ley Nº 18.287).
El procedimiento ante los juzgados de policía local se encon-
traba primitivamente contemplado en la propia Ley Nº 15.231,
pero posteriormente se contempló una ley especial para estos
efectos, que es la Ley Nº 18.287, publicada en el Diario Oficial
de 7 de febrero de 1984.
Cabe destacar que el procedimiento puede empezar por de-
nuncia o querella, y que ante los juzgados de policía local se
puede hacer efectiva la responsabilidad civil que emane de la
contravención denunciada.
Finalmente, diremos que en este procedimiento la prueba se
ofrece de acuerdo a las reglas de la sana crítica y que en él pueden
impetrarse medidas precautorias.
Las multas que impongan los jueces de policía local irán a
beneficio de la respectiva municipalidad.
No ahondaremos más en esta materia, ya que ella es propia
del Derecho Procesal.

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