Está en la página 1de 1

¿Cómo en su sangre pudo haber tanta ventura para mí, si yo sus penas agravé y

de su muerte causa fui?


¿Hay maravilla cual su amor, morir por mí con tal dolor? ¿Hay maravilla cual su
amor, morir por mí con tal dolor?

Nada retiene al descender sino su amor y deidad. Todo lo entrega: gloria, prez,
corona, trono, majestad.
Ver redimidos es su afán, los tristes hijos de Adán. Ver redimidos es su afán, los
tristes hijos de Adán.

Mi alma, atada en la prisión, anhela redención y paz. De pronto vierte sobre mí la


luz radiante de su faz.
Cayeron mis cadenas; vi mi libertad, y te seguí. Cayeron mis cadenas; vi mi
libertad, y te seguí.

También podría gustarte