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I

Vuelvo a conversar con una amiga después de 2 años. Mi jefa quiere mandarme de vacaciones
y busco amistades en otras partes del Perú. Ella responde bien. Charlamos. Me vacila y yo la
vacilo. Me paso de la línea y me dice que ‘me va a sacar la …’ ¡pues! ahora practica jiu jitsu. Le
mando una foto mía entrenando y se empila. Me dice que mejor ya no me ‘saca la …’. Yo que
he entrenado y acondicionado ayer y hoy, tengo el cuerpo maltrecho. En eso me veo
respondiendo: ‘¡Ya…! Entonces yendo pa’llá le metemos su treno…’. Me veo haciendo lo que
no hice en Brasil, entrenar, pero también me veo mintiendo.

- ¿O sea, trenas allá, pero acá,so hue… nada de nada? – me lanzo.

Alisto mis cosas y le digo a mi mamá que hoy toca.

II

Llego con una idea que aprendí en un post de una figura mundial de jiu jitsu, Tom DeBlass: ‘no
quemes tu cuerpo, no es necesario. Si el tiempo te da para entrenar dos veces a la semana,
hazlo. Y si tu entrenador tiene dudas al respecto, piensa en buscarte otra escuela’ (traducción
libre). No quiero quemarme. Tengo otros planes y sinceramente de a pocos me ha entrado el
complejo de la edad, cosa que debo de desahuev… Pero quiero cuidarme, ¿no? Recorro la
avenida La Mar moviendo mi cuerpo con los estiramientos. Veo el atardecer y le meto una
foto.

III

Hoy ha venido poca gente. Hago mis calentamientos y procedemos a repasar una técnica que
aprendimos ayer. Simple y efectiva. La practico con mi partner. Un lado primero, de ahí otro
lado. Hasta ahí todo bien. Incluso aquella variante en que hay una transición de la guardia
cerrada con mano enganchada para terminar con la cabeza del contrincante debajo de tus
piernas y ejercer palanca. Sí, es difícil el arte de escribir complicados movimientos corporales.

La sesión de técnica ya acabó. Ha estado bien. Pero hay poca gente y mis ilusiones de
respetuosamente pedir ‘chepi’ se acabaron. Apenas somos 5 hombres y una mujer. Si digo
‘paso’, mano… Ahí está complicado.

IV

Inicio el sparring con una idea muy buena, controlar mi cuerpo, no ser explosivo, no
desgastarte, pensar más que hacer. Por supuesto mi oponente me domina. Y no busco dar
guerra. Como buen faixa branca iniciante, busco sobrevivir. Aprender de la mecánica del
cuerpo, de los agarres. Incluso de los inofensivos agarres en la cinta de mi oponente desde la
parte de atrás. La idea en bloque es una sola: ¡desprender a esta garrapata de mí! Pero
pensando.

Hacemos sparring 3 veces durante los 5 minutos de sesión. Me libro de dislocarme el brazo al
él aplicarme una palanca, pero con la entereza de quien sabe que es sólo sparring. Agradezco.
Cierre. Final. En todas me venció, pero yo he prestado atención a la fuerza de mi “bridge”.
Realmente hace saltar a quien está encima mío. Así que esos ejercicios de pierna me pueden
salvar en un futuro cercano.

Suena el pitido y agradezco y me asincero: “mano, ¿terminó?”. “Sí”. “P…, al fin. Y yo que no
quería sparrear…”.

Apenas es el primer tiempo.

Me designan a un nuevo sparring. Esta vez es un compa menudo y joven. Esos podrían ser los
peores: se saben jóvenes, se saben ágiles. Yo, carajo, me veo aplicando las técnicas o el buen
saber de un viejo zorro: ponerte recio y no dejar que te baile. Sí, como aquellos viejos de las
canchas de loza de fulbito.

Quiere aplicar sus movidas, pero soy recio y pongo fuerza. Él es solo técnica y baile. Quiere
intentar voltearme, buscar, abrir los espacios, pero, cholo, entreno fuerza desde hace 2 años,
mano. Ahí estás en pierde.

No solo eso. Aprendí a explotar la cadera para el pase de guardia o simplemente para movilizar
mis extremidades inferiores hacia otro lado. Y eso hago. Como los cracks, carajo.

Me veo saltando, manteniendo la presión de mis brazos, sujetándolos, sobre los suyos y veo la
espalda. Aplico, mi hermano, puro instinto y lógica. Busco la espalda. Meto mis piernas, abro
espacios y, Eureka, lo tengo en posición mataleón. Como diría mi causa Maicelo: “Fuite’”.

VI

El hijo del profe, que esta vigilando los sparrings, viene a hacerle coach:

- Mano, vigila la muñeca. Mano, aquí. Mano, acá.


- Oe, papu -intervengo -. ¡Yo también soy alumno por sia…!
- Ya, tú voltea la muñeca… ¡Eso!
- Mano, disculpa, pero es lo que sé. No te paltees.
- No, normal…- me dice mientras busco su rendición. Su asfixia.

Mi llave no funciona. Sé llegar, pero no se terminar. ¡La historia de mi vida! Hahaha. Él quiere
hacerme una llave con sus pies. Si tuviera más fuerza, dolería. Pero aguanto “como los
machos”.
No sé cómo, pienso, pero en aras de mi conservación me digo: “causa, puedo estar en esta
posición tooodo el tiempo del mundo”. Pero lo veo y no está respondiendo el con… Me palteo
y lo suelto. El hijo del profe le mete un cachetadoncito. “Causa, estás morado”, le dice
mientras el petiso abre los ojos, sonriendo.

- Oe, maaano, ¿qué fue…? – pregunto.


- Una dormidita pe mano…

31-05-22

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