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Llegamos a donde teníamos que llegar. Entramos y hacemos la pregunta.

Intentamos
negociar el precio y salimos en pierde. Pero es temprano y hay que recordar viejos tiempos.
3:00 am.
Dejamos las cosas de valor y separo un billegas de S/. 20. Más que suficiente. Hacemos el
recorrido por Washington, pasamos el cine Tauro y aparecimos por Zepita. Tres manchas
blancas a lo lejos. Nuestras manos bien chapadas, pero ambos con gran irresponsabilidad a
cuestas.
Uso la vieja receta y camino derrochando lisura. Pasamos por el local del Fonavi y ella me
dice:
- Me siento segura caminando contigo.
"Es que seguro sales con puro gil", pensé con una luca de celos para mis adentros.
- Tranqui - le respondo.
Cerramos el circuito y cruzamos Bolivia para ir a la pequeña tienda abierta en una calle
vigilada por un gran edificio y por una grande casona en declive. Ambos espacios, más esa
carestía de luz, dan palta.
Hay una mancha de metaleros en la tienda. Hago el pedido y pago exacto. Ya a estas
alturas, hay que resignarse. Suelto con dramatismos: "Cualquier cosa, chapas la chela y
corres. Yo ya perdí haha"
Tenemos suerte y la madrugada permanece serena. De vuelta al nido, nos espera el
obsequio de la intimidad

13-03-22

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