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La siguiente figura muestra un ensanche de las zonas productivas hacia abajo, así
como un peso específico del petróleo creciente con la profundidad.
Separación de gas, petróleo y agua en el campo de Cushing, Oklahoma
Imagen tomada de: Dr. Phil. Walter E. Petrascheck y Carlos Castells “Yacimientos
y Criaderos”
Ediciones Omega, S.A. de C.V. Casanova, 220 Barcelona, 1965
Las trampas tectónicas se conocen desde hace mucho, después que se observó
por primera vez en la cuenca de los Apalaches, que el petróleo yacía en líneas
que pronto se reconocieron como anticlinales. Las estructuras solamente poseen
valor práctico cuando están cerradas en la parte dirigida hacia la superficie
exterior.
Los anticlinales pueden ser tan llanos, que el buzamiento de las capas apenas sea
perceptible a simple vista y sólo resulte determinable mediante una serie de
mediciones. Pueden ser simétricos o inclinados. En un anticlinal simétrico, las
superficies productivas se ensanchan con la profundidad. Los anticlinales pueden
ser anchos, estrechos, en forma de baúl, rectos u oblicuos. Las superficies límites
gas-petróleo y petróleo-gas no siempre son completamente horizontales, sino que
descienden ligeramente a partir de la cresta del anticlinal. La zona petrolífera del
flanco más echado de un anticlinal inclinado es más ancha. El desplazamiento de
la cresta en los anticlinales oblicuos posee importancia práctica, ya que el lugar
donde se acumula el petróleo, es decir, el dobles del pliegue, se va corriendo
conforme aumenta la profundidad hacia el flanco más echado. También los
pliegues volcados y tumbados pueden ser petrolíferos.
Anticlinal Simétrico en forma de baúl
Imagen tomada de: Dr. Phil. Walter
E. Petrascheck y Carlos Castells “Yacimientos y Criaderos”
Ediciones Omega, S.A. de C.V. Casanova, 220 Barcelona, 1965
Puede ser apreciable el vuelco de las capas en los flancos de los pliegues
diapíricos. Se dice entonces que están desplomadas. La planta de los diapiros es,
en la mayoría de los casos, redonda u ovalada, pero también puede ser
subtriangular. El núcleo salino puede ser comprimido hasta alcanzar pocos
centenares de metros. Puede también llegar a alcanzar varios kilómetros de
diámetro en cualquier dirección. Los pliegues pueden ser también petrolíferos
cuando están bajo un recubrimiento discordante.
Los sinclinales encierran a veces petróleo pesado, cuando no existen agua ni gas.
Desde los yacimientos primarios, el petróleo puede escaparse hacia arriba, en las
proximidades de anticlinales póstumos, donde se ha acumulado de nuevo en un
plegamiento más débil y reciente. A veces se evade también hacia la superficie,
penetrando en las capas cuaternarias supra yacentes. Allí es arrastrado por las
corrientes de agua freática, para aparecer finalmente en manantiales apartados.
Ocasionalmente, como ocurre en el Terciario reciente de México, dicho petróleo
secundario puede acumularse de nuevo en trampas apropiadas hasta llegar a ser
susceptible de explotación.
Estas aguas que acompañan al petróleo, las aguas marginales, son saladas en la
mayoría de los casos. Su salinidad puede ser superior o inferior a la del agua del
mar. Por regla general no contiene sulfatos, siendo a menudo, en cambio, ricas en
sulfhídrico. Todavía no está claro si la reducción de los sulfatos es debida a la
actividad de las bacterias o a la influencia de los hidrocarburos. Es importante su
contenido en yodo, así como el de bromo. El contenido en yodo puede ser tan
grande que incluso se ha pensado en su aprovechamiento; en todo caso es
considerablemente más elevado que el del agua de mar.
Al mismo tiempo que las aguas marginales que limitan la zona que contiene
petróleo, existe todavía un agua capilar que aparece conjuntamente. Recibe el
nombre de agua adherida. Su cantidad aumenta a medida que decrece la
permeabilidad. Hay arenas petrolíferas cuyos granos están rodeados de una
película de esta agua.
Las pequeñas burbujas de gas son las que ponen en movimiento la emulsión en
los poros de la arena y empujan las gotitas de petróleo hacia arriba o las
desplazan hacia adelante con mucha mayor fuerza de lo que lo haría su
flotabilidad en agua exclusivamente. La lentitud de la migración es, pues,
reconocible debido a que, en pliegues de formación geológica reciente, el petróleo
no se encuentra en la coronación actual de los mismos, sino a mayor profundidad.