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BREVIARIOS

del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

213
LA ESTRUCTURA
DE LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS
Traducción de
CARLOS SaLÍS SANTOS
La estructura
de las
revoluciones cientifícas
por

THOMAS S. KUHN

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


MÉXICO
ex libris eltropical
Primera edición en inglés, 1962
Segunda edición, 1970
Primera edición en español, 1971
Decimoctava reimpresión, 2002
Segunda edición, 2004 ÍNDICE
Segunda reimpresión, 2004

Kuhn, Thomas Samuel Prefacio .


La estructura de las revoluciones científicas f Tho- 9
mas Samuel Kuhn; trad. de Carlos Solís Santos. - 2" ed. 1. Introducción: un papel para la historia 23
- México: FCE, 2004 II. El camino hacia la ciencia normal . . 35
352 p. ; 17 x 11 cm - (Colec. Brev!arios ; 213) . III. Naturaleza de la ciencia normal . . .
Título original The Stracture ofSClentlfic RevolutlOns 57
ISBN 968-16-7224,.() IV. La ciencia normal como solución de
rompecabezas . . . . . . . . . . . . . . 76
l. Ciencia - Historia 2. Ciencia - Filosofía 1. Solís
Santos, Carlos, tr. 11. Ser 111. t V. La prioridad de los paradigmas. . . . 89
VI. Las anomalías y el surgimiento de los
LC Q175. K95 Dewey 082.1 B84 V. 213 descubrimientos científicos . . . . . . 102
VII. Las crisis y el surgimiento de las teo-
Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx rías científicas . . . . . . . . . . . . . . 123
www.fondodeculturaeconomica.com VIII. La respuesta a la crisis . . . . . . . . . 141
Te!. (55)5227-4672 Fax (55)5227-4694
IX. La naturaleza y la necesidad de las
Diseño de portada: R/4, Pablo RuJfo revoluciones científicas . 164
X. Las revoluciones como cambios de la
Título original: The Structure o( Scientific Rev.0lutions
Edición autorizada por The Umverslty of Chlcago Press, visión del mundo . . . . . . . . . . . 193
Chicago, IlIinois, E. U. A. XI. La invisibilidad de las revoluciones 231
© 1962, 1970, The University of Chicago Press. XII. La resolución de las revoluciones
Todos los derechos reservados
243
XIII. El progreso a través de las revoluciones 268
D. R. © 1971, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Epílogo 1969 . . . . 290
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F. Índice de materias
www.fondodeculturaeconomica.com 349
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-incluido el diseño tipográfico y de portada-,
sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico,
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ISBN 968-16-7224-0 (segunda edición)


ISBN 968-16-0443-1 (pnmera edición)
Impreso en México· Printed in Mexico

7
PREFACIO

EL SIGUIENTE ensayo constituye el primer informe


completo que se publica sobre un proyecto con-
cebido originalmente hace casi quince años. En
aquella época yo era un estudiante de doctorado
de física teórica próximo ya a terminar mi tesis
doctoral. Mi primer contacto con la historia de la
ciencia me lo proporcionó la afortunada partici-
pación en un curso experimental de la universi-
dad sobre física para no científicos. Para mi gran
sorpresa, el verme así expuesto a las teorías y
prácticas científicas periclitadas minó de modo
radical algunas de mis concepciones básicas
acerca de la naturaleza de la ciencia y de las razo-
nes de su éxito particular.
Esas concepciones eran las que yo había ex-
traído anteriormente en parte de mi propia edu-
cación científica y en parte de un viejo interés vo-
cacional por la filosofía de la ciencia. En cierta
medida esas nociones, a pesar de su utilidad pe-
dagógica y de su plausibilidad en abstracto, no
lograban encajar con la empresa que ponía de
manifiesto el estudio histórico. A pesar de ello,
eran y siguen siendo fundamentales en muchas
discusiones sobre la ciencia, por lo que su falta
de verosimilitud merecería un examen concien-
zudo. El resultado de ello fue un cambio en mis
planes profesionales que me hicieron pasar de la
física a la historia de la ciencia y luego, de una
manera gradual, de los problemas históricos rela-
9
10 PREFACIO PREFACIO 11

tivamente simples a las preocupaciones de carác- de los demás estudiosos recientes qué aspecto
ter más filosófico que me habían llevado inicial- ofrecía el pensamiento científico en un periodo
mente a la historia. Con la excepción de unos en que los cánones de este pensamiento eran
cuantos artículos, este ensayo constituye la pri- muy distintos de los dominantes hoy en día. No
mera de mis obras publicadas en la que dominan obstante la tendencia a poner en tela de juicio al-
estas primitivas preocupaciones mías. En parte gunas de sus interpretaciones históricas concre-
es un intento de explicarme a mí mismo y a mis tas, sus obras, junto con La gran cadena del ser de
amigos cómo me vi llevado inicialmente de la A. O. Lovejoy, han sido las más importantes tras
ciencia a su historia. las fuentes primarias a la hora de dar forma a mi
La primera oportunidad que tuve para desarro- concepción de lo que pueda ser la historia de las
llar con alguna profundidad las ideas que vaya ideas científicas.
exponer me la proporcionó un periodo de tres Con todo, durante aquellos años pasé la mayor
años como Junior Fellow de la Society of Fellows parte del tiempo explorando campos que aparen-
de la Universidad de Harvard.* Sin ese periodo de temente carecían de relación alguna con la histo-
libertad, la transición a un nuevo campo de estu- ria de la ciencia, aunque ahora la investigación
dio hubiera resultado mucho más difícil y tal vez descubre en ellos problemas semejantes a los que
no hubiera tenido lugar. En aquellos años dedi- la historia ponía ante mis ojos. Una nota hallada
qué parte del tiempo a la historia de la ciencia por casualidad me llevó hasta los experimentos
propiamente dicha. En particular, proseguí el es- mediante los cuales Jean Piaget ha iluminado no
tudio de los escritos de Alexandre Koyré y me sólo los diferentes mundos del desarrollo infantil,
topé por vez primera con los de Émile Meyerson, sino también el proceso de transición de cada
Hélene Metzger y Annelise Maier.! Este grupo ha uno de ellos al siguiente. 2 Uno de mis colegas me
mostrado con mayor claridad que la mayor parte indujo a leer artículos de psicología de la percep-
"T. S. Kuhn fue Junior Fellow de 1948 a 1951. La Society
of Fellows fue creada (e inicialmente financiada) en 1933 por Identidad y realidad, Madrid, Reus, 1929]); Hélene Metzger,
el exrector de Harvard, A. 1. Lowell. Era una institución pio- Les doctrines chimiques en France du début du XVII' siécle ¿¡ la
nera en EUA que permitía a sus miembros seguir con libertad fin du XVIIIe siecle (París, 1923) y Newton, Stahl Boerhaave et
programas hechos a su medida, sin necesidad de obtener gra- la doctrine chimique (París, 1930); y Annelise Maier, Die Vor-
dos, a fin de contrarrestar la excesiva especialización exigida ldllfer Galileis im I4. Jahrhllndert eStudien zur Naturphiloso-
por el doctorado y permitir la exploración de otros terrenos. phie der Spatscholastik"; Roma, 1949).
Los candidatos eran propuestos por las facultades de todo el 2 Dos series de investigaciones piagetianas resultaron ser
país, aunque la mayoría procedían de Harvard [T.]. especialmente importantes al mostrar conceptos y procesos
1 Fueron especialmente influyentes los Études Galiléennes que surgen también directamente de la historia de la ciencia.
de Alexandre Koyré (3 vols., París, 1933 [traducción española, Se trata de The Child's Conception 01' Callsality, traducido por
Estudios galileanos, Madrid, Siglo XXI, 1980]); Identité et Rea- Marjorie Gabain (Londres, 1930 [traducción española, La cau-
lité de Émile Meyerson, traducidos por Kate Loewenberg salidad física en el niño, Madrid, Espasa Calpe, 1934]) y Les
(Nueva York, 1930 [traducción española de Joaquín Xirau. 11Otions de mouvement et de vitesse chez l'enfant (París, 1946).
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ción, especialmente de los psicólogos d~ la Ges- serie de ocho conferencias públicas pronuncia-
talt, otro me introdujo en las especulacIOnes de das durante el mes de marzo de 1951 sobre "La
B. L. Whorf sobre los efectos dellengmtje sobre búsqueda de la teoría física". Al año siguiente
la visión del mundo, mientras que W. V. O. Quine comencé a enseñar historia de la ciencia propia-
me descubrió los rompecabezas filosóficos de la mente dicha y, durante casi una década, los pro-
distinción analítico-sintético. 3 Ésta es la clase de blemas de formarme en un campo que nunca ha-
exploración aleatoria que permite la society of bía estudiado sistemáticamente me dejaron poco
Fellows y sólo gracias a ella pude dar con la mo- tiempo para seguir articulando de manera explí-
nografía casi desconocida de Ludwik Fle ck , Ents- cita las ideas que me habían conducido original-
tehung und Entwicklung einer wissenschaftlichen mente a él. Afortunadamente, sin embargo, esas
Tatsache (Basilea, 1935 [traducción esp~ñola, La ideas resultaron ser una fuente de orientación
génesis y desarrollo de un hecho científIco, Ma- implícita y de estructuración de los problemas en
drid, Alianza, 1986]), un ensayo que anticipa mu- gran parte de mis enseñanzas más avanzadas.
chas de mis propias ideas. Junto con urla obser- Por consiguiente he de expresar las gracias a mis
vación de otro Junior Fellow, Francis X. Sutton, estudiantes por las inapreciables lecciones que
la obra de Fleck me hizo darme cuentil de que me dieron tanto sobre la viabilidad de mis puntos
podría ser necesario situar esas ideas en la socio- de vista como sobre las técnicas requeridas para
logía de la comunidad científica. Aunque )os )ec- comunicarlas de manera electiva. l..os mismos
tores no encontrarán en lo que sigue mtJchas re- problemas y orientación dan unidad a la mayoría
ferencias a tales obras y conversaciones, tengo de los estudios predominantemente históricos y
contraídas con ellas más deudas de las que puedo aparentemente diversos que he publicado desde
ahora expresar o evaluar. el final de mi beca. Varios de ellos tratan acerca
Durante mi último año como Junior Fellow del papel esencial desempeñado por una u otra
tuve una primera ocasión de poner a prueba mi metafísica en la investigación científica creadora.
idea de ciencia, aún en fase de desarrollo, gracias Otros examinan el modo en que las bases experi-
a la invitación para dar unas conferencias en el mentales de una nueva teoría resultan acumula-
Instituto Lowell de Boston. El resultado fue una das y asimiladas por personas comprometidas
con una teoría incompatible más antigua. Al ha-
3 Los artículos de Whorf han sido posteriormente reunidos
por John B. Carrol!, Language Thought and Rea/ilY- Selected
cerlo, describen el tipo de desarrollo que he de-
Writings of Benjamin Lee Whorf (Nueva York, 1956 [traduc- nominado más abajo el "surgimiento" de una nue-
ción española, Lenguaje, pensamiento y realidad, Barcelona, va teoría o descubrimiento. Se dan además otras
Círculo de Lectores, 1999]). Guine ha presentado sus puntos conexiones similares.
de vista en "Two Dogmas of Empiricism", reimpreso en From La etapa final del desarrollo de este ensayo em-
a Logical Point of View (Cambridge, Mass., 19537;, pp. 20-46
[traducción española, "Dos dogmas del empirismO, en Desde pezó con una invitación para pasar el año 1958-
un punto de vista lógico, Barcelona, Ariel, 1963, pp. 49-81). 1959 en el Center for Advanced Studies in the Be-
14 PREFACIO PREFACIO 15

havioral Sciences." Una vez más pude prestar los de problemas y soluciones a una comunidad
una atención exclusiva a los problemas analiza- de profesionales. Una vez que hubo encajado en
dos más adelante. Y lo que es más importante, el su sitio esta pieza del rompecabezas, escribí rápi-
hecho de pasar un año en una comunidad forma- damente un borrador de este ensayo.
da predominantemente por científicos sociales No hay por qué contar aquí la subsiguiente his-
me puso ante problemas inesperados relativos a toria de ese borrador, aunque debería decir dos
las diferencias existentes entre esas comunidades palabras sobre la forma que ha mantenido a tra-
y las de los científicos naturales entre los que me vés de las revisiones. Hasta terminar y revisar a
había formado. Me sorprendió en especial el nú- conciencia la primera versión, pensaba que el
mero y la amplitud de desacuerdos patentes en- manuscrito aparecería exclusivamente como un
tre los científicos sociales acerca de la naturaleza volumen de la Encyclopedia of Unified Science.
de los problemas y métodos legítimos de la cien- Inicialmente, los editores me habían solicitado
cia. Tanto la historia como la experiencia me ha- esta primera obra, luego me exigieron firmemen-
cían dudar de que los que se dedican a las ciencias te el cumplimiento del compromiso y por último
naturales poseyesen respuestas a tales cuestiones esperaron los resultados con extraordinario tacto
más firmes o más duraderas que las de sus colegas y paciencia. Me siento muy en deuda con ellos,
de las ciencias sociales. Aun así, de algún modo especialmente con Charles Morris por apretar las
la práctica de la astronomía, la física, la química tuercas esenciales y aconsejarme sobre el manus-
o la biología normalmente no revela las contro- crito resultante. Con todo, las limitaciones de es-
versias sobre cuestiones fundamentales que tan a pacio de la Encyclopedia me obligaban a presentar
menudo parecen hoy endémicas entre, por ejem- mis puntos de vista de forma extremadamente
plo, psicólogos o sociólogos. Los intentos por des- condensada y esquemática. Aunque los aconteci-
cubrir la fuente de tal diferencia me llevaron a mientos posteriores han relajado un tanto tales
darme cuenta de la función que desempeña en la restricciones, haciendo posible una publicación
investigación científica lo que desde entonces he simultánea independiente, esta obra sigue siendo
dado en llamar "paradigmas". Considero que és- un ensayo más bien que el libro hecho y derecho
tos son logros científicos universalmente acepta- que el tema acabará por exigir.
dos que durante algún tiempo suministran mode- Puesto que mi objetivo fundamental es provocar
un cambio en la percepción y evaluación de los
" En 1954 la Fundación Ford estableció en la universidad datos corrientes, el carácter esquemático de esta
de Stanford el Centro de Estudios Avanzados sobre Ciencias de primera presentación no tiene por qué ser una
la Conducta bajo la dirección de R. W. Tyler. La idea era reu- cortapisa. Más bien lo contrario, pues los lectores
nir a estudiosos prometedores de las universidades y centros
de investigación para darles la ocasión de profundizar en su
cuyas investigaciones los hayan preparado para
formación, ampliar su perspectiva y realizar un trabajo origi- el tipo de reorientación aquí defendida, hallarán
nal [T.]. la forma de ensayo más sugerente y fácil de asi-
16 PREFACIO PREFACIO 17

milar. Pero también tiene sus desventajas, las cua- portantes. Por ejemplo, la distinción que esta-
les justificarán que señale desde el comienzo el blezco entre periodos preparadigmáticos y pos-
tipo de ampliaciones, tanto en alcance como en paradigmáticos en el desarrollo de la ciencia re-
profundidad, que espero poder incluir finalmente sulta demasiado esquemática. Cada una de las
en una versión más larga. Hay disponibles mu- escuelas cuya competencia caracteriza el periodo
chas más pruebas históricas de las que he tenido primitivo se ve guiada por algo muy parecido a
ocasión de explotar en lo que sigue. Además esas un paradigma, a la vez que en los periodos poste-
pruebas provienen tanto de la historia de las cien- riores hay circunstancias, aunque esporádicas,
cias biológicas como de la de las físicas. La deci- en las cuales pueden coexistir pacíficamente dos
sión de ocuparme aquí tan sólo de las últimas paradigmas. La mera posesión de un paradigma
proviene en parte del deseo de volver más cohe- no es un criterio plenamente suficiente para la
rente este ensayo y en parte del terreno en que transición evolutiva que se discute en el capítulo n.
soy ahora competente. Además, la visión de la y lo que es más importante, si se exceptúan algu-
ciencia que voy a desarrollar aquí sugiere la po- nas breves consideraciones hechas de pasada, no
tencial fecundidad de algunos nuevos tipos de in- he dicho nada de la función del progreso tecnoló-
vestigación tanto históricos como sociológicos. gico o de las condiciones externas sociales, eco-
Así, por ejemplo, merece un estudio detallado el nómicas e intelectuales en el desarrollo de las
modo en que las anomalías o violaciones de las ciencias. Con todo, no hay más que echar un vis-
expectativas atraen cada vez más la atención de tazo a Copérnico y al calendario para descubrir
la comunidad científica, así como el surgimiento que las condiciones externas pueden contribuir a
de la crisis que puede provocar el repetido fra- transformar una mera anomalía en fuente de una
caso a la hora de dar acomodo a una anomalía. crisis aguda. El mismo ejemplo puede servir para
O también, si es correcto que cada revolución ilustrar el modo en que las condiciones externas
científica altera la perspectiva histórica de la co- a las ciencias pueden influir en el abanico de al-
munidad que la sufre, tal cambio de perspectiva ternativas abierto a quien trata de poner fin a una
habría de afectar a la estructura de los textos y crisis proponiendo una u otra reforma revolucio-
publicaciones de investigación posrevoluciona- naria. 4 Estimo que la consideración explícita de
rias. Como posible indicador de que se ha produ- 4 Estos factores se discuten en T. S. Kuhn, The Copernican
cido una revolución habría que estudiar uno de Revolution: Planetary Astronomy in the Development ofWes-
esos efectos, a saber: el cambio de la distribución tern Thought (Cambridge, Mass., 1957), pp. 122-232,270-271
de la bibliografía técnica citada en las notas de [traducción española, La revolución copernicana, Barcelona,
los informes de investigación. Ariel, 1978, y reediciones posteriores, pp. 170-182 Y 343-344).
Se pueden ver ejemplos de otros efectos de las condiciones
La necesidad de hacer una exposición drástica- intelectuales y económicas externas sobre el desarrollo sus-
mente condensada me ha obligado asimismo a tantivo de la ciencia en mis artículos "Conservation of Energy
postergar la discusión de algunos problemas im- as an Example of Simultaneous Discovery", Critical Problems
18 PREFACIO PREFACIO 19

este tipo de efectos no habría de modificar las prin- Los fragmentos autobiográficos con que se abre
cipales tesis desarrolladas en este ensayo, si bien este prefacio servirán para ver que soy capaz de
no cabe duda de que habría añadido una dimen- reconocer mis deudas principales tanto con las
sión analítica de importancia primordial a la com- obras de los profesionales como con las institu-
prensión del avance de la ciencia. ciones que han contribuido a conformar mi pen-
Finalmente, aunque tal vez sea lo más im- samiento. Trataré de saldar el resto de mis deu-
portante de todo, las limitaciones de espacio han das mediante citas en las páginas que siguen. No
afectado drásticamente mi tratamiento de las im- obstante, nada de lo que he dicho ni de lo que
plicaciones filosóficas de la visión de la ciencia diré podrá ofrecer más que un pálido atisbo del
históricamente orientada que presenta este ensa- número y naturaleza de mis deudas personales
yo. Está claro que existen esas implicaciones y he para con muchas personas cuyas sugerencias y
tratado tanto de señalar como de documentar las críticas han apoyado y orientado en diferentes
más importantes, si bien por regla general me he momentos mi desarrollo intelectual. Ha transcu-
abstenido de discutir en detalle las diferentes po- rrido mucho tiempo desde que comenzaron a to-
siciones adoptadas por los filósofos contemporá- mar forma las ideas de este ensayo, y la lista de
neos sobre las cuestiones implicadas. Allí donde aquellos que pueden hallar propiamente señales
me he mostrado escéptico, en general lo he hecho de su influjo en sus páginas casi coincidiría con
más bien respecto a una actitud filosófica que a la lista de mis amigos y conocidos. En las presen-
alguna de sus expresiones plenamente desarrolla- tes circunstancias he de limitarme a las influen-
da, razón por la cual quienes conozcan y trabajen cias más significativas que ni siquiera una memo-
dentro de una de esas posiciones articuladas tal ria deficiente podría suprimir jamás del todo.
vez puedan estimar que no he comprendido bien Quien por vez primera me introdujo en la his-
su posición. Creo que se equivocarían, aunque toria de la ciencia fue James B. Conant, a la sa-
este ensayo no está pensado para convencerlos a zón rector de la Universidad de Harvard, con lo
ellos. Para emprender esa tarea habría hecho falta que inició la transformación de mi concepción
un tipo de libro mucho más largo y muy distinto. acerca de la naturaleza del avance de la ciencia.
Desde que comenzó dicho proceso, se ha mostra-
in the History of Science, ed. Marshall Clagett (Madison, Wis- do generoso con sus ideas, con sus críticas y con
consin, 1959), pp. 321-56 [este artícu\ü se puede ver ahora
como capítulo 4 de T. S. Kuhn, The Essential Tension, The su tiempo, incluyendo el tiempo preciso para leer
University of Chicago Press, 1977; traducción española, La y sugerir importantes cambios en el borrador del
tensión esencial, México, FCE, 1981, y reediciones posteriores]; manuscrito. Leonard K. Nash, con quien he ense-
"Engineering Precedent for the W¿rk of Sadi Camot", Archi- ñado durante cinco años el curso de orientación
ves intemationales d'histoire des sciences, XIII (1960), pp. 247-
274. Por tanto considero secundaria la función de los factores histórica iniciado por el doctor Conant, ha sido un
externos tan sólo en el contexto de los problemas analizados colaborador aún más activo durante los años en
en este ensayo. que mis ideas empezaron a tomar cuerpo, por lo
20 PREFACIO PREFACIO 21

que lo he echado mucho de menos durante las intelectuales a mi trabajo por caminos que quizá
etapas posteriores de su desarrollo. Por fortuna, yo sea el último en reconocer, aunque en diversa
no obstante, su función como caja de resonancia medida también han hecho algo más importante,
creativa, y más aún, fue desempeñada después de cual es permitir y aun alentar mi devoción por el
que me fui de Cambridge por mi colega de Berke- trabajo. Quienquiera que se haya enfrentado a un
ley, Stanley Cavell. Siempre ha sido para mí una proyecto como el mío se dará cuenta de cuánto
constante fuente de estímulo y ánimo el que Ca- les ha tenido que costar en muchas ocasiones. No
vell, un filósofo preocupado principalmente por sé cómo agradecérselo.
la ética y la estética, hubiese llegado a conclusio-
nes tan coincidentes con las mías. Es además la T. S. K.
única persona con la que alguna vez he sido ca- Berkeley, California
paz de explorar mis ideas sin terminar las frases. Febrero de 1962
Ese modo de comunicación es testigo de un en-
tendimiento que le ha permitido indicarme cómo
afrontar o vadear algunos obstáculos importan-
tes con los que me topé cuando preparaba mi pri-
mer manuscrito.
Tras la redacción de esa versión, muchos otros
amigos han echado una mano con su reformula-
ción. Creo que me perdonarán que sólo nombre a
los cuatro cuyas contribuciones resultaron ser más
decisivas y de mayor alcance. Se trata de Paul K.
Feyerabend de Berkeley, Ernest Nagel de Colum-
bia, H. Pierre Noyes del Lawrence Radiation La-
boratory y mi alumno John L. Heilbron, que a
menudo ha trabajado en estrecha colaboración
conmigo en la preparación de la versión final para
las prensas. He hallado extraordinariamente útiles
sus reservas y sugerencias, pero no tengo la me-
nor razón para creer (y sí algunas para dudar) que
ni ellos ni los mencionados anteriormente aprue-
ben en su totalidad el manuscrito resultante.
Mi agradecimiento final hacia mis padres, mi
mujer y mis hijos ha de ser de muy distinta clase.
Todos ellos han aportado también ingredientes
1. INTRODUCCIÓN:
UN PAPEL PARA LA HISTORIA

Sl SE CONSIDERASE como algo más que un acervo


de anécdotas o como algo más que mera cronolo-
gía, la historia podría provocar una transforma-
ción decisiva en la imagen de la ciencia que aho-
ra nos domina. Dicha imagen ha sido extraída
inicialmente, incluso por los propios científicos,
sobre todo del estudio de los logros científicos aca-
bados tal como se registran en los clásicos y, más
recientemente, de los libros de texto en los que
cada nueva generación científica aprende la prác-
tica de su oficio. Sin embargo, es inevitable que
el objetivo de tales libros sea propagandístico y
pedagógico, de manera que la idea de ciencia que
de ellos se desprende no tiene más probabilida-
des de describir adecuadamente la empresa que
los ha producido de lo que las tiene la imagen de
la cultura nacional extraída de un folleto turísti-
co o de un manual del idioma. Este ensayo trata
de mostrar que hemos sido engañados por ellos
en aspectos fundamentales. Su objetivo es bos-
quejar el concepto totalmente distinto de ciencia
que puede surgir de los registros históricos de la
propia actividad investigadora.
Con todo, ni siquiera la historia nos proporcio-
nará ese nuevo concepto si los datos históricos si-
guen buscándose y examinándose principalmen-
te para responder a las preguntas planteadas por
el estereotipo ahistórico extraído de los textos de

23
24 UN PAPEL PARA LA HISTORIA UN PAPEL PARA LA HISTORIA 25

ciencia. Por ejemplo, a menudo tales textos han tíficos. Se ha dedicado a estas tareas una buena
parecido dar a entender que el contenido de la dosis de investigación y en parte aún se le sigue
ciencia queda ejemplificado exclusivamente por dedicando.
las observaciones, leyes y teorías descritas en sus En época reciente, no obstante, unos cuantos
páginas. Casi con la misma regularidad, se han historiadores de la ciencia han venido encontran-
interpretado esos mismos libros en el sentido de do cada vez más difícil desempeñar las tareas
que los métodos científicos son sencillamente los que les asigna la concepción del desarrollo-por-
ejemplificados por las técnicas de manipulación acumulación. Como cronistas de un proceso de
utilizadas al recoger los datos del texto, junto con incremento descubren que, a medida que aumen-
las operaciones lógicas empleadas para relacio- ta la investigación, resulta más arduo y no más
nar esos datos con las generalizaciones teóricas sencillo responder a preguntas del tipo: ¿Cuándo
del propio libro de texto. El resultado de ello ha se descubrió el oxígeno? ¿Quién fue el primero
sido un concepto de ciencia con profundas impli- en concebir la conservación de la energía? Cada
caciones acerca de su naturaleza y desarrollo. vez más, algunos de ellos sospechan que sencilla-
Si la ciencia es la constelación de hechos, teo- mente se trata de un tipo de preguntas inadecua-
rías y métodos recogidos en los textos al uso, en- do. Quizá la ciencia no se desarrolle mediante la
tonces los científicos son las personas que, con acumulación de descubrimientos e invenciones
éxito o sin él, han intentado aportar un elemento individuales. Al mismo tiempo, esos mismos his-
u otro de esa constelación concreta. El desarrollo toriadores encuentran cada vez más dificultades
científico se convierte así en el proceso gradual a la hora de distinguir los componentes "cien-
mediante el cual esos elementos se han sumado, tíficos" en las observaciones y creencias pasadas
uno a uno y en combinación, al acervo siempre de lo que sus predecesores habían tildado despre-
creciente que constituye la técnica y el conoci- ocupadamente de "error" y "superstición". Cuan-
miento científicos. Además la historia de la cien- to más pormenorizadamente estudian, por ejem-
cia se convierte en la disciplina que registra esos plo, la dinámica de Aristóteles, la química del
incrementos sucesivos no menos que los obstácu- flogisto o la termodinámica del calórico, más con-
los que han inhibido su acumulación. Así pues, el vencidos se sienten de que esas visiones de la na-
historiador que se ocupa del desarrollo científico turaleza antaño corrientes no eran globalmente
parece tener ante sí dos tareas principales, por consideradas ni menos científicas ni más el pro-
un lado determinar quién y en qué momento des- ducto de la idiosincrasia humana que las hoy en
cubrió o inventó cada uno de nuestros actuales día vigentes. Si esas creencias pasadas de moda
hechos, leyes y teorías y, por otro, describir y ex- han de tenerse por mitos, entonces los mitos se
plicar el cúmulo de errores, mitos y supersticio- pueden producir con los mismos tipos de métodos
nes que han inhibido la acumulación más rápida y pueden ser sostenidas por los mismos tipos de
de los constituyentes de los modernos textos cien- razones que hoy conducen al conocimiento cien-
26 UN PAPEL PARA LA HISTORIA UN PAPEL PARA LA HISTORIA 27

tífico. Si, por una parte, se han de tener por cien- de un punto de vista usualmente muy distinto
cia, entonces la ciencia ha dado cabida a cuerpos que el de la ciencia moderna, que confiera a tales
de creencias completamente incompatibles con opiniones la máxima coherencia interna y la ma-
las sostenidas hoy en día. Dadas estas alternati- yor adecuación posible a la naturaleza. Cuando
vas, el historiador ha de elegir la última. Las teo- se ve a través de las obras resultantes, obras cuyo
rías pasadas de moda no son acientíficas en prin- mejor ejemplo tal vez sean los escritos de Alexan-
cipio porque hayan sido desechadas. Con todo, dre Koyré, la ciencia no parece en absoluto la mis-
esta decisión hace difícil ver el desarrollo científi- ma empresa que aquella de la que hablaban los
co como un proceso de acumulación. La misma autores de la vieja tradición historiográfica. Estos
investigación histórica que muestra las dificulta- estudios históricos sugieren, siquiera sea por im-
des a la hora de aislar los inventos y descubri- plicación, la posibilidad de una nueva imagen de
mientos individuales da pie para albergar pro- la ciencia. Pues bien, este ensayo trata de dibujar
fundas dudas acerca del proceso acumulativo a dicha imagen volviendo explícitas algunas de las
través del cual se pensaba que se habían gestado implicaciones de la nueva historiografía.
esas contribuciones individuales a la ciencia. ¿Qué aspectos de la ciencia se harán prominen-
El resultado de todas esas dudas y dificultades tes en el transcurso de este esfuerzo? En primer
es una revolución historiográfica en el estudio de lugar, al menos en el orden de presentación, está
la ciencia, por más que aún se encuentre en sus la insuficiencia de las directrices metodológicas
primeros estadios. Gradualmente, y muchas ve- para dictar por sí mismas una única conclusión
ces sin darse plenamente cuenta de que lo están sustantiva a muchos tipos de interrogantes cien-
haciendo, los historiadores de la ciencia han co- tíficos. Si se le pide que examine fenómenos eléc-
menzado a plantear nuevos tipos de preguntas y tricos o químicos a un individuo que sea lego en
a trazar líneas de desarrollo científico distintas y a esos campos pero que sepa en qué consiste ser
menudo escasamente acumulativas. Por el con- científico, podrá alcanzar de manera legítima una
trario, en lugar de buscar las contribuciones per- u otra de un cierto número de conclusiones in-
manentes de una ciencia antigua a nuestro es- compatibles. Entre esas posibilidades legítimas,
tado presente, tratan de mostrar la integridad las conclusiones particulares a las que llega están
histórica de esa ciencia en su propia época. No se determinadas probablemente por su experiencia
preguntan, por ejemplo, por las relaciones de las previa en otros campos, por accidentes en su in-
opiniones de Galileo con las de la ciencia mo- vestigación y por su propia preparación indivi-
derna, sino más bien por la relación entre sus dual. ¿Qué creencias acerca de las estrellas, por
opiniones y las de su grupo; esto es, sus profeso- ejemplo, aporta él al estudio de la química o la
res, contemporáneos e inmediatos sucesores en electricidad? ¿Cuál de los muchos experimentos
las ciencias. Además insisten en estudiar las opi- imaginables relevantes para el nuevo campo de-
niones de dicho grupo y las de otros similares des- cide realizar en primer lugar? ¿Y qué aspectos del
28 UN PAPEL PARA LA HISTORIA UN PAPEL PARA LA HISTORIA 29

fenómeno complejo que de ahí resulta le llaman cho comprometido en un momento dado. La in-
la atención como especialmente pertinentes para la vestigación efectiva difícilmente comienza antes
dilucidación de la naturaleza del cambio químico de que la comunidad científica considere haber
o de la afinidad eléctrica? Al menos para el indi- obtenido respuestas firmes a preguntas como las
viduo, aunque en ocasiones también para la co- siguientes: ¿Cuáles son las entidades fundamen-
munidad científica, las respuestas a preguntas de tales de que se compone el universo? ¿Cómo in-
este jaez son a menudo determinantes esenciales teractúan éstas entre sí y con los sentidos? ¿Qué
del desarrollo científico. Por ejemplo, en el capí- preguntas se pueden plantear legítimamente acer-
tulo 11 señalaremos que las primeras etapas del ca de tales entidades y qué técnicas se pueden em-
desarrollo de la mayoría de las ciencias se han plear para buscar soluciones? Al menos en las
caracterizado por una competencia continua en- ciencias maduras las respuestas (o lo que sustitu-
tre algunos modos de ver la naturaleza, cada uno ya a las respuestas) a este tipo de preguntas se ha-
de ellos parcialmente derivado de los dictados de llan firmemente engastadas en la iniciación edu-
la observación y método científicos y todos ellos cativa que prepara y califica a los estudiantes
más o menos compatibles con ellos. Lo que dife- para practicar la profesión. Dado que esa educa-
renciaba a esas diversas escuelas no era esta o ción es rigurosa y rígida, dichas respuestas llegan
aquella falla del método (todas ellas eran "cientí- a atenazar profundamente la mente de los cientí-
ficas"), sino lo que daremos en llamar sus modos ficos. El hecho de que lo hagan contribuye en gran
inconmensurables de ver el mundo y de practicar medida a explicar tanto la peculiar eficiencia de la
en él la ciencia. Las observaciones y la experien- actividad investigadora normal, como la dirección
cia pueden restringir y han de restringir drástica- en la que avanza en cualquier momento específi-
mente el abanico de creencias científicas admisi- co. Al examinar la ciencia normal en los capítu-
bles, pues de lo contrario no habría ciencia. Mas los 11, III Y IV, habremos de describir finalmente
por sí solas no pueden determinar un cuerpo par- esa investigación como un intento esforzado y en-
ticular de tales creencias. Hay siempre un ele- tregado por forzar a la naturaleza a entrar en los
mento aparentemente arbitrario, compuesto de compartimentos conceptuales suministrados por
casualidades personales e históricas, que consti- la educación profesional. Simultáneamente nos
tuye una parte componente de las creencias abra- preguntaremos si la investigación podría tener
zadas por una comunidad científica dada en un lugar sin tales compartimentos, sea cual sea el
momento dado. elemento de arbitrariedad que exista en su origen
Con todo, tal elemento de arbitrariedad no indi- histórico y tal vez en su desarrollo subsiguiente.
ca que cualquier grupo científico pueda practicar Con todo, ese elemento de arbitrariedad está
su oficio sin algún conjunto de creencias hereda- presente y también él posee un importante efecto
das. Tampoco hace menos importante la conste- sobre el desarrollo científico, que se examinará
lación particular con la que el grupo está de he- con detalle en los capítulos VI, VII Y VIII. La cien-
3G UN PAPEL PARA LA HISTORIA UN PAPEL PARA LA HISTORIA 31

cia normal, la actividad en que la mayoría de los produce un cambio en los compromisos profesio-
científicos emplean inevitablemente casi todo su nales se conocen en este ensayo como revoluciones
tiempo, se asienta en el supuesto de que la co- científicas. Se trata de los episodios destructores-
munidad científica sabe cómo es el mundo. Gran de-la-tradición que complementan a la actividad
parte del éxito de la empresa deriva de la disposi- ligada-a-la-tradición de la ciencia normal.
ción de la comunidad para defender dicha supo- Los ejemplos más obvios de revoluciones cien-
sición, pagando por ello un considerable precio tíficas son esos episodios famosos del desarrollo
si fuera necesario. Así, por ejemplo, es frecuente científico que ya a menudo se han venido tildado
que la ciencia normal suprima novedades funda- de revolucionarios. Así pues, en los capítulos IX y
mentales porque necesariamente son subversivas x, donde se examina por vez primera de modo
en lo que respecta a sus compromisos básicos. directo la naturaleza de las revoluciones científi-
No obstante, en la medida en que esos compro- cas, nos ocuparemos reiteradamente de los prin-
misos mantienen un elemento de arbitrariedad, cipales puntos de inflexión en el desarrollo cientí-
la naturaleza misma de la investigación normal f1co ligados a los nombres de Copérnico, Newton,
asegura que la novedad no será suprimida duran- Lavoisier y Einstein. Estos episodios muestran
te mucho tiempo. En ocasiones, un problema nor- de qué tratan todas las revoluciones científicas
mal, esto es, un problema que habría de resolver- con mayor claridad que la mayoría de los demás
se mediante reglas y procedimientos conocidos, episodios de la historia de la ciencia, al menos de
resiste el reiterado asalto de los miembros más las ciencias físicas. Todas ellas exigieron el recha-
capaces del grupo bajo cuya responsabilidad cae. zo por parte de la comunidad de una teoría cien-
En otras ocasiones, un equipo experimental dise- tíf1ca en su día reverenciada en favor de otra in-
ñado y construido para la investigación normal compatible con ella. Todas ellas produjeron un
deja de funcionar del modo esperado, revelando consiguiente desplazamiento en los problemas
una anomalía que, a pesar de los repetidos esfuer- susceptibles de examen científico y en las normas
zos, no se puede ajustar a las expectativas profe- con las cuales la profesión determinaba qué ha-
sionales. De esta y otras maneras similares, la bría de contar como un problema admisible o
ciencia normal se extravía una y otra vez, y cuan- como solución legítima de un problema. Además,
do ello ocurre, esto es, cuando la profesión ya no todas ellas transformaron la imaginación científi-
puede hurtarse durante más tiempo a las anoma- ca de una manera que en última instancia debere-
lías que subvierten la tradición corriente de la mos describir como una transformación del mun-
práctica científica, entonces comienzan las inves- do en el seno del cual se lleva a cabo el trabajo
tigaciones extraordinarias, que finalmente llevan científico. Tales cambios, junto con las controver-
a la profesión a un nuevo conjunto de compro- sias que casi siempre los acompañan, constitu-
misos, a una nueva base sobre la cual practicar la yen las características definitorias de las revolu-
ciencia. Los episodios extraordinarios en los que se ciones científicas.
32 UN PAPEL PARA LA HISTORIA UN PAPEL PARA LA HISTORIA 33

Estas características surgen con especial clari- único suceso científico que posee un impacto re-
dad del estudio, digamos, de la revolución newto- volucionario sobre los especialistas en cuyo do-
niana o de la revolución química. No obstante, minio tiene lugar. Los compromisos que rigen la
una de las tesis fundamentales de este ensayo es ciencia normal no sólo especifican los tipos de
que también se pueden extraer del estudio de mu- entidades que contiene el universo, sino que ade-
chos otros episodios que no fueron tan obviamen- más dan a entender indirectamente cuáles no
te revolucionarios. Así, para el grupo profesional contiene. Aunque este aspecto exigirá un examen
más restringido afectado por ellas, las ecuaciones más detallado, se sigue que un descubrimiento
de Maxwell resultaron tan revolucionarias como como el del oxígeno o el de los rayos X no se limi-
las de Einstein, y consiguientemente fueron reci- ta a añadir un nuevo elemento a la población del
bidas con resistencia. La invención de otras teo- mundo científico. En última instancia acaba te-
rías novedosas evoca regular y adecuadamente la niendo ese efecto, aunque eso no ocurre hasta
misma respuesta por parte de algunos de los es- que la comunidad de profesionales haya reeva-
pecialistas sobre cuya área de competencia espe- luado los procedimientos experimentales tradi-
cializada inciden. Para estas personas, la nueva cionales, haya alterado su concepción de las enti-
teoría entraña un cambio en las reglas que regían dades con las que ha estado familiarizada mucho
la práctica de la ciencia normal anterior. Por tan- tiempo y en el proceso haya mudado la red teórica
to resulta inevitable que ponga en tela de juicio mediante la cual trata con el mundo. Los hechos y
gran parte del trabajo científico que dichas perso- las teorías científicos no son categorías separables,
nas habían realizado ya de manera satisfactoria. excepto tal vez dentro de una única tradición de
Por esta razón la nueva teoría, por más restringi- práctica de la ciencia normal. Por esta razón un
do que sea su rango de aplicación, nunca o rara descubrimiento inesperado no es puramente fác-
vez se limita a ser un mero añadido a lo que ya se tico en su alcance, y por ese motivo el mundo del
conocía, pues su asimilación exige la reconstruc- científico no sólo se transforma cualitativamen-
ción de la teoría previa y la reevaluación de los te sino que también se enriquece cuantitativa-
hechos anteriores, un proceso intrínsecamente mente merced a las novedades fundamentales
revolucionario que rara vez lleva a cabo una sola sean fácticas o teóricas.
persona y nunca de la noche a la mañana. No es Esta concepción ampliada de la naturaleza de
de extrañar que los historiadores hayan tenido las revoluciones científicas es la que se pergeña
dificultades a la hora de determinar con preci- en las páginas que siguen. Hay que admitir que
sión el momento en que ha tenido lugar este pro- dicha extensión fuerza el uso ordinario. Sin em-
ceso que se extiende en el tiempo y al que su vo- bargo, seguiré denominando revolucionarios in-
cabulario les induce a considerar como un suceso cluso los descubrimientos, porque lo que hace
puntual aislado. que la concepción ampliada se me antoje tan im-
La invención de nuevas teorías no constituye el portante es precisamente la posibilidad de rela-
34 UN PAPEL PARA LA HISTORIA UN PAPEL PARA LA HISTORIA 35

cionar la estructura de dichos descubrimientos Illación conceptual buscada aquí. Hay todo un
con, pongamos por caso, la de la revolución co- arsenal de dicotomías disponibles que sugieren
pernicana. La discusión anterior indica de qué que propiamente hablando la historia no puede
modo se desarrollarán las nociones complemen- hacer tal cosa. Demasiado a menudo decimos
tarias de la ciencia normal y de las revoluciones que la historia es una disciplina puramente des-
científicas en las nueve secciones que siguen a criptiva. Con todo, las tesis sugeridas más arriba
continuación. El resto del ensayo trata de dar res- son a menudo interpretativas y algunas veces
puesta a las tres cuestiones centrales restantes. normativas. Una vez más, muchas de mis genera-
El capítulo XI, al examinar la tradición de los li- lizaciones versan acerca de la sociología o de la
bros de texto, considera por qué las revoluciones psicología social de los científicos; sin embargo,
científicas han sido antes tan difíciles de ver. El algunas al menos de mis conclusiones pertenecen
capítulo XII describe la competencia xevolucio- a lo que tradicionalmente es la lógica o la epis-
naria entre los partidarios de la vieja tradición de temología. Incluso se puede haber dado la impre-
la ciencia normal y los que se adhieren a la nue- sión de que en el párrafo precedente he violado la
va. De este modo considera el proceso que de al- influyente distinción contemporánea entre "el
gún modo habría de sustituir en una teoría de la contexto de descubrimiento" y "el contexto de
revolución científica a los procedimientos de con- justificación". ¿Esta mezcla de campos y preocu-
firmación o falsación con los que estamos fami- paciones diversos puede indicar algo más que
liarizados debido a nuestra imagen usual de la una profunda confusión?
ciencia. La competencia entre diferentes segmen- Habiéndome formado intelectualmente con es-
tos de la comunidad científica constituye el único tas y otras distinciones similares, difícilmente
proceso histórico que da lugar de hecho al re- podría ser más consciente de su alcance y de su
chazo de una teoría previamente aceptada o a la fuerza. Durante muchos años consideré que ver-
adopción de otra. Finalmente, el capítulo XIII plan- saban acerca de la naturaleza del conocimiento y
teará de qué modo el desarrollo a través de re- aún supongo que, apropiadamente reformuladas,
voluciones puede ser compatible con el carácter tienen algo importante que decirnos. Sin embar-
aparentemente único del progreso científico. Aho- go, mis intentos de aplicarlas, siquiera sea grosso
ra bien, a esta pregunta el presente ensayo sólo modo, a las situaciones de hecho en las que se ad-
ofrecerá una respuesta a grandes rasgos, pues di- quiere, se acepta y se asimila el conocimiento han
cha respuesta depende de las características de la hecho que parezcan extraordinariamente proble-
comunidad científica, lo que exige mucha más in- máticas. Más que distinciones lógicas o metodo-
vestigación y estudio. lógicas elementales, con lo que serían previas al
No cabe duda de que algunos lectores se ha- análisis del conocimiento científico, parecen ser
brán preguntado ya si un estudio histórico tiene más bien parte integrante de un conjunto tradi-
la posibilidad de llevar a cabo el tipo de transfor- cional de respuestas sustanciales a esas mismas
36 UN PAPEL PARA LA HISTORIA

preguntas respecto de las cuales se han plantea-


do. Esta circularidad no las invalida en absoluto,
pero las convierte en partes de una teoría y, al ha-
cerlo, las somete al mismo escrutinio que se apli- n. EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL
ca regularmente a las teorías en otros campos. Si
han de tener como contenido algo más que una
pura abstracción, entonces dicho contenido ha EN ESTE ENSAYO ciencia normal significa la in-

de descubrirse observando su aplicación a los da- vestigación basada firmemente en uno o más lo-
tos que tratan de dilucidar. ¿Cómo podría dejar gros científicos pasados, logros que una comuni-
de ser la historia de la ciencia una fuente de fenó- dad científica particular reconoce durante algún
menos a los que se podría pedir legítimamente que tiempo como el fundamento de su práctica ulte-
se aplicaran las teorías acerca del conocimiento? rior. Hoy en día tales logros se recogen en los li-
bros de texto científicos, tanto elementales como
avanzados, aunque rara vez en su forma original.
Dichos libros de texto exponen el cuerpo de la teo-
ría aceptada, ilustran muchas o todas sus aplica-
ciones afortunadas y confrontan tales aplicaciones
con ejemplos de observaciones y experimentos.
Antes de que tales libros se hicieran populares a
comienzos del siglo XIX (incluso en fechas más
recientes en las ciencias que han madurado des-
pués), muchos de los famosos clásicos de la cien-
cia desempeñaban una función semejante. La Fí-
sica de Aristóteles, el Almagesto de Tolomeo, los
Principios y la 6ptica de Newton, la Electricidad
de Franklin, la Química de Lavoisier y la Geolo-
gía de Lyell, junto con muchas otras obras, sir-
vieron durante algún tiempo para definir los pro-
blemas y métodos legítimos de investigación para
las sucesivas generaciones de científicos. Eran ca-
paces de hacer tal cosa porque compartían dos
características esenciales. Sus realizaciones care-
cían hasta tal punto de precedentes, que eran ca-
p,aces de atraer a un grupo duradero de partida-
nos alejándolos de los modos rivales de actividad

37
38 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL 39

científica, V a la vez eran lo bastante abiertas para Dado que en este ensayo el concepto de para-
dejarle al grupo de profesionales de la ciencia así digma aparecerá a menudo en lugar de toda una
definido todo tipo de problemas por resolver. serie de nociones familiares, habremos de expla-
En adelante me referiré con el término paradig- varnos un tanto sobre las razones de su introduc-
mas a los logros que comparten estas dos carac- ~ión. ¿Por qué el logro científico, en cuanto nú-
terísticas, término que se conecta estrechamente cleo del compromiso profesional, es previo a los
con el de ciencia normal. Al elegir este término, diferentes conceptos, leyes, teorías y puntos de
es mi intención sugerir que algunos ejemplos vista que de él se puedan extraer? ¿En qué senti-
aceptados de práctica científica efectiva, ejem- do constituye el paradigma compartido una uni-
plos que incluyen conjuntamente leyes, teorías, dad fundamental para el estudioso del desarrollo
aplicación e instrumentación, suministran mode- científico, unidad que no se puede traducir com-
los de los que surgen tradiciones particulares y pletamente a los componentes lógicamente ató-
coherentes de investigación científica. Son las micos que podrían funcionar en su lugar? Cuando
tradiciones que el historiador describe con rú- encontremos en el capítulo v respuestas a estas
bricas tales como "astronomía tolemaica" (o "co- cuestiones y otras similares, ellas resultarán fun-
pernicana"), "óptica corpuscular" (u "óptica on- damentales para comprender tanto la ciencia
dulatoria"), etc. El estudio de los paradigmas, normal como el concepto asociado de paradig-
incluyendo entre ellos algunos mucho más espe- ma. La discusión más abstracta, no obstante, se
cializados que los nombrados arriba a guisa de asentará sobre una exposición previa a ejemplos
ejemplo, preparan fundamentalmente al estu- de ciencia normal o de paradigmas en acción. En
diante para convertirse en miembro de la co- concreto, ambos conceptos relacionados se clari-
munidad científica particular en la que habrá de ficarán reparando en que puede haber un tipo de
trabajar más adelante. Puesto que en ella se en- investigación científica sin paradigmas, o al me-
cuentra con personas que aprendieron los funda- nos sin alguno tan inequívoco y tan absorbente
mentos de su campo con los mismos modelos como los mencionados antes. La adquisición de
concretos, su práctica subsiguiente rara vez des- un paradigma y del tipo de investigación más
pertará discrepancias expresas sobre cuestiones esotérico que éste permite es un signo de madu-
fundamentales. Las personas cuya investigación rez en el desarrollo de un campo científico dado.
se fundamenta en paradigmas compartidos se Si el historiador rastrea en el tiempo el conoci-
encuentran comprometidas con las mismas re- miento científico de un grupo seleccionado de
glas y normas de práctica científica. Dicho com- fenómenos relacionados, lo más probable es que
promiso y el aparente consenso que produce son encuentre alguna variante menor de un patrón
prerrequisitos de la ciencia normal; esto es, del ilustrado aquí con la historia de la óptica física.
nacimiento y prosecución de una tradición inves- Los libros de texto actuales le cuentan al estu-
tigadora particular. diante que la luz está formada por fotones, esto
40 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL 41

es, entidades mecánico-cuánticas que muestran do alguno entre la remota antigüedad y el final
algunas características de las ondas y algunas de del siglo XVII que exhiba un punto de vista único,
las partículas. La investigación procede de acuer- aceptado por todos, acerca de la naturaleza de la
do con ello, o más bien de acuerdo con la carac- luz. En lugar de ello, nos encontramos un dife-
terización más elaborada y matemática de la que rente número de escuelas y subescuelas rivales,
se deriva esta acostumbrada descripción verbal. la mayoría de las cuales abrazaba una variante u
No obstante, esa caracterización de la luz apenas otra de las teorías epicureístas, aristotélicas °
tiene medio siglo. Antes de que la desarrollaran platónicas. Un grupo consideraba que la luz cons-
Plank, Einstein y otros a comienzo de este siglo taba de partículas que emanaban de los cuerpos
[siglo xx], los textos de física enseñaban que la materiales; para otro, era una modificación del
luz era un movimiento ondulatorio transversal, medio interpuesto entre el cuerpo y el ojo; otro
una concepción enraizada en un paradigma que explicaba la luz en términos de una interacción en-
en última instancia derivaba de los escritos óp- tre el medio y una emanación del ojo, dándose
ticos de Young y de Fresnel a comienzos del si- además otras combinaciones y modificaciones de
glo XIX. Tampoco la teoría ondulatoria fue la pri- estas ideas. Cada una de las escuelas correspon-
mera que abrazaron casi todos los practicantes dientes se apoyaba en su relación con alguna me-
de la ciencia óptica. Durante el siglo XVIII el para- tafísica concreta y todas ellas hacían hincapié en
digma de este campo lo suministraba la 6ptica el conjunto particular de fenómenos ópticos que
de Newton, que enseñaba que la luz estaba com- su propia teoría explicaba mejor, distinguiéndo-
puesta por corpúsculos materiales. En aquella los como observaciones paradigmáticas. Otras
época, los físicos buscaban pruebas, cosa que no observaciones se abordaban con elaboraciones
hacían los primeros teóricos ondulatorios, en la ad hoc o quedaban como problemas relevantes
presión ejercida por las partículas de luz al cho- para investigaciones ulteriores. 2
car con los cuerpos sólidos. 1 En diferentes momentos todas estas escuelas
Estas transformaciones de los paradigmas de hicieron contribuciones significativas al cuerpo
la óptica física constituyen revoluciones científi- de conceptos, fenómenos y técnicas de los que
cas y las sucesivas transiciones de un paradigma Newton extrajo el primer paradigma de la óptica
a otro mediante una revolución constituyen el física aceptado de manera casi uniforme. Cual-
patrón usual de desarrollo de la ciencia madura. quier definición de científico que excluya al me-
Sin embargo, no es el patrón característico del nos a los miembros más creativos de estas diver-
periodo anterior a la obra de Newton, siendo ese sas escuelas, excluirá también a sus sucesoreS
contraste el que aquí nos interesa. No hay perio- modernos. Esas personas eran científicos. Sin em-
I Joseph Priestley, The History and Present State of Disco-
veries Relating to Vision, Light, and Colours (Londres, 1772), 2 Vasco Ronchi, Histoire de la Lumiere, trad. Juliette Taton
pp. 385-390. (París, 1956), caps. ¡-IV.
42 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL 43

bargo, quien examine una panorámica de la ópti- de la filosofía mecánico-corpuscular que guiaba a
ca física anterior a Newton podría concluir per- la sazón toda la investigación científica. Además,
fectamente que, por más que los practicantes de todos ellos formaban parte de teorías científicas
este campo fuesen científicos, el resultado neto reales, de teorías que se habían extraído en parte
de su actividad no llegaba a ser plenamente cien- de experimentos y observaciones y que parcial-
cia. Al ser incapaz de dar por supuesto un cuerpo mente determinaban la elección e interpretación
común de creencias, cada autor de óptica física de los problemas ulteriores sometidos a investi-
se veía obligado a construir de nuevo su campo gación. Con todo, por más que todos los experi-
desde sus fundamentos. Al hacerlo, la elección de mentos fuesen eléctricos, y por más que la mayo-
las observaciones y experimentos que apoyaban ría de los experimentadores leyesen las obras de
su punto de vista era relativamente gratuito, pues los demás, sus teorías sólo presentaban un pare-
no había un conjunto normal de métodos o de cido de familia. 3
fenómenos que todo autor de óptica se viese obli- Siguiendo la práctica del siglo XVII, un grupo
gado a emplear y explicar. En estas circunstan- primitivo de teorías consideraba la atracción y la
cias, el diálogo de los libros resultantes se dirigía generación por fricción como los fenómenos eléc-
a menudo tanto a los miembros de otras escuelas tricos fundamentales. Este grupo tendía a tratar
como a la naturaleza. Este patrón no es desusado
hoy en día en algunos campos creativos, y no es 3 Duane Roller y Duane H. D. Roller, The Development ofthe

incompatible con descubrimientos e inventos de Concept of Electric Charge: Electricity {rom the Greeks to Cou-
lomb (Harvard Case Histories in Experimental Science, Case
importancia. No es, sin embargo, el patrón de des- 8; Cambridge, Massachusetts, 1954); Y 1. B. Cohen, Franklin
arrollo adquirido por la óptica física después de and Newton: An Enquiry into Speculative Newtonian Experi-
Newton y que para otras ciencias es, hoy en día, mental Science and Franklin's Work in Electricity as an Exam-
familiar. pie Thereof (Filadelfia, 1956), caps. VII-XII. Para algunos de los
La historia de la investigación eléctrica en la dctalles analíticos del párrafo que sigue en el texto estoy en
deuda con un artículo aún sin publicar de mi alumno John L.
primera mitad del siglo XVIII nos suministra un Heilbron. Se puede encontrar una explicación algo más ex-
ejemplo más concreto y mejor conocido del modo tensa y precisa del surgimiento del paradigma de Franklin, aún
en que se desarrolla una ciencia antes de adquirir pendiente de publicación, en T. S. Kuhn, "The Function of
su primer paradigma universalmente aceptado. Dogma in Scientific Research", en A. C. Crombie (ed.), "Sym-
posium on the History of Science, University of Oxford, July
Durante dicho periodo había casi tantos puntos 9- 15 1961", que publicará Heinemann Educational Books
de vista acerca de la naturaleza de la electricidad [Véase A. C. Crombie (ed.), Historical Studies in the Intellec-
como experimentadores eléctricos importantes, lual, Social and Technological Conditions for Scientific Disco-
personas como Hauksbee, Gray, Desaguliers, Du l'cry and Technical lnvention from Antiquity lo the Present,
Fay, Nollet, Watson, Franklin y otros. Sus diver- Hcinemann Educational Books, 1963, pp. 347-369. El artícu-
lo de Kuhn se ha traducido al español como un folleto, La fun-
sos conceptos de electricidad tenían algo en co- C¡Óll del dogma en la investigación científica, Universidad de
mún: se derivaban en parte de una u otra versión Valencia, Servicio de Publicaciones, 1980.]
44 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL 45

la repulsión como un efecto secundario debido a gieron por división y recombinación de especiali-
algún tipo de rebote mecánico, posponiendo así dades ya maduras, las situaciones antes bosque-
lo más posible tanto la discusión como la inves- jadas son históricamente típicas. Aunque entraña
tigación sistemática del nuevo efecto d~ la con- continuar utilizando la desafortunada simplifica-
ducción eléctrica, recientemente descubIerto por ción que etiqueta un episodio prolongado en el
Gray. Otros electricistas (el término es suyo) con- tiempo con un nombre único y hasta cierto pun-
sideraban que la atracción y la repulsión eran to arbitrario (por ejemplo Newton o Frank1in),
manifestaciones igualmente elementales de la sugiero que algunos desacuerdos fundamentales
electricidad, por lo que modificaron consiguien- de carácter similar caracterizan, por ejemplo, el
temente sus teorías y su investigación. (De hecho, estudio del movimiento antes de Aristóteles y de
este grupo es considerablemente pequeño, e in- la estática antes de Arquímedes, el estudio del ca-
cluso la teoría de Franklin no explicó nunca del lor antes de Black o de la química antes de Boyle
todo la repulsión mutua de dos cuerpos cargados y Boerhaave, yel de la geología histórica antes de
negativamente.) Sin embargo, encontraban las Hutton. En algunas partes de la biología, por
mismas dificultades que el primer grupo para ejemplo en el estudio de la herencia, los primeros
explicar simultáneamente todo lo que no fueran paradigmas universalmente aceptados son aún
los efectos de conducción más simples. Con todo, más recientes, siendo aún una cuestión abierta
tales efectos suministraron el punto de partida de qué partes de la ciencia social habrían adquirido
un tercer grupo, cuyos miembros tendían a ha- ya tales paradigmas. La historia sugiere que el
blar de la electricidad como de un "fluido" que camino hacia un firme consenso en la investiga-
podría discurrir por los conductores más bien ción es extraordinariamente arduo.
que como un "efluvio" que emanase de los no Sin embargo, la historia también sugiere algu-
conductores. Este grupo, a su vez, tenía dificulta- nas razones para las dificultades que se interpo-
des a la hora de reconciliar su teoría con algunos nen en dicho camino. En ausencia de algún pa-
efectos atractivos y repulsivos. Tan sólo gracias al radigma o de algún candidato a paradigma, es
trabajo de Franklin y sus seguidores inmediatos probable que parezcan igualmente relevantes to-
surgió una teoría capaz de explicar con facilidad dos los hechos que podrían corresponder al des-
aproximadamente igual casi todos estos efectos y arrollo de una ciencia dada. Como resultado de
por consiguiente pudo suministrar y suministró ello, la primitiva recogida de datos es una activi-
a la siguiente generación de "electricistas" un pa- dad mucho más aleatoria que la familiar en el
radigma común para su investigación. desarrollo científico posterior. Además, en ausen-
Excluyendo campos como el de las matemáti- cia de una razón para buscar algún tipo particu-
cas y el de la astronomía, en los que los primeros lar de información más recóndita, la primitiva
paradigmas datan de la prehistoria, y excluyendo recolección de hechos se limita usualmente a la
asimismo aquellos que, como la bioquímica, sur- multitud de datos que está al alcance de la mano.
46 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL 47

El conjunto resultante de hechos contiene los que detalles en los que los científicos del futuro halla-
son accesibles a la observación y experimenta- rán fuentes especialmente reveladoras. Así por
ción casuales junto con algunos de los datos más ejemplo, casi ninguna de las primitivas "histo-
esotéricos obtenibles de artes ya establecidas, rias" de la electricidad mencionan el hecho de
como la medicina, el cómputo del calendario y la que las partículas atraídas por una barra de vi-
metalurgia. Dado que las artes son una fuente drio frotado rebotan de nuevo. Tal efecto parecía
fácilmente accesible de hechos que no se podrían ser mecánico y no eléctrico. 5 Además, puesto que
haber descubierto por casualidad, la tecnología la recolección casual de hechos rara vez dispone
ha desempeñado a menudo una función vital en del tiempo o de las herramientas para ser crítica,
el surgimiento de nuevas ciencias. las historias naturales yuxtaponen a menudo des-
Pero si bien este tipo de recolección de hechos cripciones como las de más arriba con otras que
ha resultado esencial para la gestación de mu- hoy somos totalmente incapaces de confirmar,
chas ciencias importantes, quienquiera que exa- como, por ejemplo, el calentamiento por antipe-
mine, por ejemplo, los escritos enciclopédicos de ristasis (o por enfriamiento).6 Sólo muy de tarde
Plinio o las historias naturales de Bacon, descu- en tarde, como ocurre en los casos de la estática,
brirá que lo que producen es un cenagal. Hasta la dinámica o la óptica geométrica antiguas, los
cierto punto, dudamos de calificar como científi- hechos recogidos con tan escasa guía de las teo-
cas a las obras resultantes. Las "historias" baco- rías preestablecidas hablan con la suficiente cla-
nianas del calor, el color, los vientos, la minería, ridad como para permitir que surja un primer
etc., están llenas de informaciones, algunas de las paradigma.
cuales resultan arcanas. Sin embargo, yuxtapo-
nen hechos que andando el tiempo resultarán re- , Roller y Roller, The Development, pp. 14, 22, 28, 43. Sólo
veladores (por ejemplo el calentamiento por mez- después de la obra recogida en la última de estas citas, los
efectos repulsivos se reconocieron en general como de carác-
cla) junto con otros (por ejemplo, el calor de las ter inequívocamente eléctrico.
pilas de estiércol) que durante una buena época 6 Bacon (Novum Organum, pp. 235, 337) dice, "el agua lige-

serán demasiado complejos para integrarse en ramente templada se congela más fácilmente que la muy fría".
alguna teoría. 4 Además, puesto que cualquier [Traducción citada, p. 352.] Este hecho, mencionado desde
Aristóteles (Meteoros, 248b31) hasta Descartes (Meteoros, fin
descripción tiene que ser parcial, las historias na- del primer discurso), se conoce ahora como efecto Mpemba
turales típicas tienden a omitir de sus listas enor- pOI· el estudiante tanzano que llamó la atención sobre él en
memente circunstanciales precisamente aquellos los años sesenta del siglo pasado, gracias al cual se ha obser-
vado en varios laboratorios de EVA. La explicación del efecto
4 Véase el bosquejo de una historia natural del calor en el en términos de evaporación, convención, contenido gaseoso y
Novum Organum, vol. VIII de The Works of Francis Bacon, olros factores dista de ser concluyente. (T.)] Para una explica-
J. Spedding, R. L. ElIis y D. D. Heath (eds.) (Nueva York, CiÓn parcial de la historia antigua de esta extraña observación
1869), pp. 169-203 [traducción española, La gran restaura- n;ase Marshall Clagett, Giovanni Marliani and Late Medieval
ción, Madrid, Alianza, 1985, pp. 200-226]. Phvsics (Nueva York, 1941), cap. v.
48 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL 49

Es ésta la situación que crean las escuelas típi- vos, varios de ellos concibieron la idea de embo-
cas de los primeros estadios del desarrollo de una tellar el fluido eléctrico. El fruto inmediato de sus
ciencia. Ninguna historia natural se puede in- esfuerzos fue la botella de Leyden, un artilugio
terpretar en ausencia de al menos algún cuerpo que jamás hubiera podido ser descubierto por
implícito de creencias teóricas y metodológicas una persona que explorara la naturaleza de modo
entrelazadas que hagan posible la selección, la casual o aleatorio, y que fue de hecho desarrolla-
evaluación y la crítica. Si este cuerpo de creen- da independientemente por al menos dos investi-
cias no está ya implícito en la colección de he- gadores a comienzos de la. década de 1740.7 Casi
chos, en cuyo caso disponemos de algo más que desde el comienzo de sus investigaciones eléctri-
de "meros hechos", entonces ha de tomarse de fue- cas, Franklin se preocupó especialmente de expli-
ra, quizá de una metafísica dominante, de otra car este aparato tan extraño y que resultaría ser
ciencia o de circunstancias personales e históri- particularmente revelador. Su éxito en esta tarea
cas. No es de extrañar, por tanto, que en los pri- suministró el argumento más efectivo para con-
meros estadios de desarrollo de una ciencia, dis- vertir su teoría en un paradigma, por más que fue-
tintas personas describan e interpreten de modos ra aún incapaz de explicar todos los casos cono-
diferentes el mismo rango de fenómenos, aunque cidos de repulsión eléctrica. 8 Para ser aceptada
usualmente no se trate exactamente de los mis- como paradigma, una teoría debe parecer mejor
mos fenómenos concretos. Lo que es sorpren- que sus competidoras, pero no tiene por qué ex-
dente y también quizá único en los campos que plicar todos los hechos a los que se enfrenta y de
llamamos ciencia es que tal grado inicial de di- hecho nunca lo hace.
vergencia acabe desapareciendo hasta tal punto. Lo que hizo la teoría de la electricidad como
En efecto, desaparecen en muy considerable fluido para el subgrupo que la sostenía, lo hizo
medida y, por lo que parece, de una vez por todas. más tarde el paradigma de Franklin para todo el
Además, su desaparición está normalmente pro- grupo de los electricistas. Sugería qué experi-
vocada por el triunfo de una de las escuelas pre- mentos merecería la pena hacer y cuáles no por-
paradigmáticas que, debido a sus propias creen- que se dirigían a manifestaciones de la electrici-
cias y preconcepciones características, prestaba dad secundarias o demasiado complejas. Pero el
atención tan sólo a una parte restringida de aque- paradigma hizo la tarea de una manera mucho
lla masa de información desmesurada e informe. más efectiva en parte porque el fin del debate en-
Los electricistas que consideraban a la electrici- tre escuelas acabó con las constantes reiteracio-
dad como un fluido y que, por tanto, hacían hin- nes de los aspectos fundamentales y en parte por-
capié en la conducción, suministran un excelente
7 Roller y Roller, The Deve/apment, pp. 51-54.
ejemplo a este respecto. Inspirados por su creen- 8 El caso problemático era la repulsión mutua de los cuer-
cia, que difícilmente podía enfrentarse a la cono- pos cargados negativamente, sobre el cual véase Cohen, Fran-
cida multiplicidad de efectos atractivos y repulsi- Uirz and Newtan, pp. 491-494,531-543.
50 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL 51

que la confianza en que se hallaban en la ví~ co- () basada en paradigmas, pero antes de ello he-
rrecta animó a los científicos a emprender tIpOS mos de reparar brevemente en cómo el surgimien-
de trabajo más precisos, más esotéricos y más to de un paradigma afecta a la estructura de un
costosos. 9 Libres de la preocupación por todos y rrrupo que trabaja en un campo. Cuando en el
cada uno de los fenómenos eléctricos, el grupo transcurso del desarrollo de la ciencia natural,
unido de los electricistas podría examinar con una persona o un grupo produce por primera vez
mucho más detalle ciertos fenómenos selectos, una síntesis capaz de atraer a la mayoría de los
diseñando para la tarea un equipo experimental profesionales de la siguiente generación, las es-
muy especializado y utilizándolo de una manera cuelas más antiguas desaparecen gradualmente.
mucho más sistemática y obstinada de lo que los En parte su desaparición está provocada por la
electricistas habían hecho antes. Tanto la reco- conversión de sus miembros al nuevo paradigma,
gida de hechos como la articul.ación teóri~a. s,e pero siempre hay algunas personas que se afe-
convirtieron en actividades estrIctamente dIrIgI- rran a uno u otro de los viejos puntos de vista y
das, por lo que la efectividad y la eficie~cia, de la simplemente son eliminados de la profesión, que
investigación eléctrica aumentó consIgUIente- a partir de entonces ignora sus trabajos. El nuevo
mente, apoyando así una versión social de la agu- paradigma entraña una nueva y más rígida defi-
da consigna metodológica de Francis Bacon se- nición del campo. Los que no quieren o no pue-
gún la cual "la verdad emerge más fácilmente del den acomodar su trabajo a él han de proceder
error que de la confusión", 10 aisladamente o unirse a otro grupo.1l Histórica-
En el siguiente capítulo examinaremos la natu- mente, lo normal es que se hayan limitado a per-
raleza de esta investigación estrictamente dirigida manecer en los departamentos de filosofía en los
que se han gestado tantas de las ciencias especia-
y Habría que señalar que la aceptación de la teoría de Fran-
les. Como muestran estas indicaciones, a veces
klin no acabó totalmente con los debates. En 1759 Robert
Symmer propuso una versión de dicha teoría que recurría a basta con que reciba un paradigma para que un
d~s fluidos, y durante muchos años los electricistas se dividie- grupo que antes se interesaba solamente en el
ron entre si la electricidad era un solo fluido o dos. Pero los estudio de la naturaleza se transforme en una pro-
debates sobre este tema no hacen más que confirmar lo que fesión o al menos en una disciplina. En las cien-
se ha dicho antes acerca del modo en que un logro reconocido
universalmente une a la profesión. Aunque continuaron di-
cias (aunque no en campos como la medicina, la
vididos sobre este punto, los electricistas concluyeron rápid~­ tecnología o el derecho, cuya principal razón de
mente que ninguna prueba experimental tenía la menor POSI-
bilidad de distinguir las dos versiones de la teoría las cuales, 11 La historia de la electricidad suministra un excelente ejem-
por lo tanto, eran equivalentes. Tras ello ambas escu~las po- plo que se podría encontrar en las carreras de Priestley, Kel-
dían explotar, y de hecho lo hicieron, todos los benefiCIos ofre- \in y otros. Franklin nos informa de que Nollet, quien a mitad
cidos por la teoría de Franklin (ibidem, pp. 543-546, 548-554). de siglo era el electricista continental más influyente, "vivió lo
10 Bacon, Novum Organum, p. 210 [traducción española, bastante para verse convertido en el último de su secta, con la
p.232]. l'\cepción del Sr. D.- su alumno v discípulo inmediato" (Max
52 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL 53

ser se encuentra en una necesidad social externa), ocupa su grupo. Y, en la medida en que lo hace,
la formación de revistas especializadas, la fun- sus informes de investigación comenzarán a trans-
dación de sociedades de especialistas y la exigen- formarse en modos cuya evolución ha sido muy
cia de un lugar especial en el currículum se aso- poco estudiada, aunque su resultado moderno es
cian normalmente con la recepción inicial por obvio para todos y opresivo para muchos. No será
parte del grupo de un paradigma único. Al menos frecuente que sus investigaciones se sigan inclu-
así ocurrió entre el momento, hace siglo y medio, vendo en libros dirigidos a cualquiera que pueda
en que se desarrolló por vez primera el patrón interesarse en el tema del campo, como el libro
institucional de especialización científica y el mo- de Franklin Experiments... on Electricity o el de
mento muy reciente en que la parafernalia de la Darwin, Origin of Species. Por el contrario apare-
especialización adquirió un prestigio propio. cerán normalmente en forma de artículos breves
La definición más rígida del grupo científico po- dirigidos exclusivamente a los colegas profesio-
see otras consecuencias. Cuando el científico in- nales, las personas de las que se puede suponer
dividual puede dar por supuesto un paradigma, que tienen conocimiento de un paradigma com-
ya no necesita construir de nuevo su campo en partido y que resultan ser las únicas capaces de
sus obras principales, partiendo de los primeros leer los artículos a ellas dirigidas.
principios y justificando el uso de cada uno de los Actualmente, en el terreno de las ciencias, nor-
conceptos introducidos. Eso puede quedar para malmente los libros o bien son textos o bien son
el autor de libros de texto. Dado un libro de texto, reflexiones retrospectivas sobre un aspecto u otro
no obstante, el científico creador puede iniciar su de la vida científica. Lo más probable es que el
investigación donde ese termina, concentrándose científico que lo escriba encuentre que su reputa-
exclusivamente en los aspectos más sutiles y más ción profesional disminuye en lugar de aumentar.
esotéricos de los fenómenos naturales de que se Sólo en los antiguos estadios preparadigmáticos
Farrand [ed.J, Benjamin Franklin's Memoirs [Berkeley, 1949], del desarrollo de las diversas ciencias ordinaria-
pp. 384-386). Con todo, resulta más interesante la resistencia mente los libros poseían la misma relación con
de escuelas enteras en medio de un creciente aislamiento de los logros profesionales que aún tienen en otros
la ciencia profesional. Considérese por ejemplo el caso de la campos creativos. Y solamente en aquellos cam-
astrología, que fue en tiempos parte integrante de la astrono-
mía. O considérese la prosecución a finales del siglo XVIII y co-
pos que aún utilizan libros, con o sin artículos,
mienzos del siglo XIX de una tradición otrora respetada de como vehículo de comunicación de la investiga-
química "romántica". Trátase de la tradición discutida por ción, las líneas de la profesionalización se hallan
Charles Gillispie en "The Encyclopédie and the Jacobin Philo- aún tan débilmente trazadas que las personas
sophy of Science: A Study in Ideas and Consequences", Criti- ordinarias pueden aspirar a seguir el progreso
cal Problems in the History of Science, Marshall Clagett (ed.)
(Madison, 1959), pp. 255-289; Y"The Formation on Lamarck's leyendo los informes originales de los profesiona-
Evolutionary Theory", Archives internationales d'histoire des les. Tanto en matemáticas como en astronomía los
sciences, XXXVII (1956), 323-338. informes de investigación cesaron ya en la a'nti-
54 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL 55

güedad de resultar inteligibles al público educa- cadas del siglo XVIII poseían mucha más infor-
do general. La investigación en dinámica se v~l­ mación sobre los fenómenos eléctricos de la que
vió asimismo esotérica al final de la Edad MedIa tenían sus predecesores del siglo XVI. Durante el
para recuperar la comprensibilidad general tan medio siglo posterior a 1740 no se añadieron mu-
sólo brevemente al comienzo del siglo XVII, mo- chos tipos nuevos de fenómenos eléctricos a sus
mento en que un nuevo paradigma sustituyó al listas. No obstante, en aspectos importantes, los
que había guiado la investigación medieval. La escritos eléctricos de Cavendish, Coulomb y Volta
investigación eléctrica comenzó a necesitar una en el último tercio del siglo XVlIl parecen mucho
traducción para las personas comunes antes del más lejanos de los de Gray, Dufaye incluso Fran-
final del siglo XVlIl y la mayoría de los campos de klin de lo que los escritos de estos descubridores
la física dejaron de ser generalmente accesibles eléctricos de comienzos del siglo XVIII lo están de
en el siglo XIX. En esos dos mismos siglos se pue- los del siglo XVI. 12 En algún momento entre 1740
den detectar transiciones similares en diferentes y 1780 los electricistas fueron capaces por vez
partes de las ciencias biológicas, y en algunas primera de dar por supuestos los fundamentos
áreas de las ciencias sociales pueden estar tenien- de su campo. A partir de ese momento, procedie-
do lugar perfectamente hoy en día. Aunque se ron a abordar problemas más concretos y recón-
ha convertido en un lugar común, sin duda ditos y cada vez en mayor medida expusieron sus
aceptable, deplorar la creciente brecha que se- resultados en artículos dirigidos a otros electricis-
para al científico profesional de sus colegas de tas, más bien que en libros escritos para el mun-
otros campos, se ha prestado muy escasa aten- do culto en general. Adquirieron como grupo lo
ción a la relación esencial que media entre dicha que habían logrado los astrónomos en la antigüe-
brecha y los mecanismos intrínsecos al avance de dad y los estudiosos del movimiento en la Edad
la ciencia. Media, los de la óptica física a finales del siglo xvn
Desde la antigüedad prehistórica, un campo de y los de la geología histórica a comienzos del XIX.
estudio tras otro ha ido cruzando la línea diviso- Esto es, lograron establecer un paradigma que
ria que media entre lo que el historiador llamaría
12 Los desarrollos posteriores a Franklin incluyen un enor-
su prehistoria como ciencia y su historia propia-
me aumento en la sensibilidad de los detectores de carga, las
mente dicha. Estas transiciones a la madurez po- primeras técnicas confiables y ampliamente difundidas para
cas veces han sido tan repentinas o tan inequívocas medir la carga, la evolución del concepto de capacidad y su
como podría haber dado a entender mi explica- relación con una noción recientemente refinada de tensión
ción necesariamente esquemática. Pero tampoco eléctrica y la cuantificación de la fuerza electrostática. Sobre
todos ellos véase Roller y Roller, The Development, pp. 66-81;
han sido históricamente graduales, es decir coex- W. C. Walker, "The Detection and Estimation of Electric Char-
tensivas con todo el desarrollo de los campos en ges in the Eighteenth Century", Annals o{ Science, 1 (1936),
los que se han dado. Los autores sobre temas de pp. 66-100; YEdmund Hoppe, Geschichte der Elektrizitat (Leip-
electricidad a lo largo de las primeras cuatro dé- ¡;g, 1884), Parte 1, caps. IU-IV.
56 EL CAMINO HACIA LA CIENCIA NORMAL

demostró ser capaz de guiar la investigación de


todo el grupo. Exceptuando la perspec~i~~ que da
ver las cosas retrospectivamente, es dIfIcIl hallar III. LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL
otro criterio que declare con tanta claridad que
un campo dado constituye una ciencia.
¿ CUÁL ES entonces la naturaleza de la investiga-
ción más profesional y esotérica a que da lugar
la recepción de un paradigma único por parte de
un grupo? Si el paradigma representa el trabajo
que ha sido realizado de una vez por todas, ¿qué
otros problemas deja para que los resuelva el gru-
po cohesionado? Tales cuestiones parecerán tan-
to más urgentes si reparamos ahora en un aspecto
en el que los términos empleados hasta el mo-
mento pueden llamar a error. Según su uso es-
tablecido, un paradigma es un modelo o patrón
aceptado y este aspecto de su significado me ha
permitido apropiarme aquí del término paradig-
ma a falta de otro mejor. Pero como pronto que-
dará claro, el sentido de 'modelo' y 'patrón' que
permite dicha apropiación no es exactamente el
mismo que se usa al definir paradigma. En gra-
mática, por ejemplo, amo, amas, amat es un pa-
radigma porque muestra el patrón que se ha de
usar al conjugar un gran número de otros verbos
latinos para producir por ejemplo laudo, laudas,
laudat. Según esta aplicación normal, el paradig-
ma funciona permitiendo la repetición de ejem-
plos cada uno de los cuales podría servir en prin-
cipio para sustituirlo. Por otro lado, en la ciencia
un paradigma rara vez es un objeto que se pue-
da replicar. Por el contrario, es un objeto que
debe articularse y especificarse ulteriormente
en condiciones nuevas o más rigurosas, al modo

57
58 LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL 59

de una decisión judicial aceptada que sienta pre- aspectos. Las operaciones de retoque ocupan a la
cedente. mayoría de los científicos a lo largo de sus carre-
Para mostrar cómo puede ser así hemos de re- ras. Constituyen lo que llamo aquí ciencia nor-
conocer hasta qué punto el paradigma puede ser mal. Si se examina detenidamente, sea histórica-
notablemente limitado tanto en amplitud como mente o en el laboratorio contemporáneo, dicha
en precisión en el momento en que surge. Los empresa parece ser un intento de meter a la fuer-
paradigmas alcanzan su posición porque tienen za a la naturaleza en los compartimentos prefa-
más éxito que sus competidores a la hora de re- bricados y relativamente inflexibles suministra-
solver unos cuantos problemas que el grupo de dos por el paradigma. Entre los objetivos de la
científicos practicantes considera urgentes. Tener ciencia normal no hay ninguno que exija nuevos
más éxito, con todo, no es lo mismo que ser com- tipos de fenómenos, y en realidad los que no
pletamente afortunado en la resolución de un encajan en esos compartimentos frecuentemente
único problema ni notablemente afortunado con ni siquiera se ven. Tampoco entra normalmente
un gran número de problemas. El éxito de un pa- entre los objetivos de los científicos inventar teo-
radigma en sus momentos iniciales consiste en rías nuevas, y a menudo son intolerantes con las
gran medida en una promesa de éxitos detectable inventadas por otros. 1 Por el contrario, la investi-
en ejemplos seleccionados y aún incompletos, gación en la ciencia normal se orienta a la articu-
como es el caso con el análisis del movimiento de lación de los fenómenos y teorías ya suministra-
Aristóteles, el cómputo de las posiciones planeta- dos por el paradigma.
rias de Ptolomeo, la aplicación de la balanza de Quizá sean defectos. Las áreas investigadas por
Lavoisier o la matematización del campo electro- la ciencia normal son minúsculas, por supuesto,
magnético de Maxwell. La ciencia normal consiste pues la empresa que ahora se discute posee una
en la actualización de dicha promesa, actualiza- visión drásticamente reducida. Sin embargo, ta-
ción que se logra extendiendo el conocimiento de les restricciones surgidas de la confianza en un
aquellos hechos que el paradigma exhibe como paradigma resultan ser esenciales para el des-
especialmente reveladores, aumentando la medi- alTollo de la ciencia. Al centrar la atención en un
da en que esos hechos encajan con las prediccio- rango pequeño de problemas relativamente eso-
nes del paradigma, así como articulando más aún téricos, el paradigma obliga a los científicos a in-
el paradigma mismo. vestigar algunas partes de la naturaleza con un
Pocas personas que no sean de hecho científi- detalle y una profundidad que de otro modo sería
cos practicantes de una ciencia madura se darán inimaginable. Además la ciencia normal incorpo-
cuenta de hasta qué punto un paradigma deja sin ra un mecanismo que asegura el relajamiento de
hacer una gran cantidad de trabajo de retoque de
este tipo, o lo fascinante que puede ser la ejecu- 1 Bernard Barber, "Resistance by Scientists to Scientific Dis-
ción de dicho trabajo. Hay que comprender estos COvery", Science, CXXXVI (1961), pp. 596-602.
60 LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL 61

las restricciones que atan a la investigación cuan- la resolución de problemas, el paradigma ha he-
do el paradigma del que derivan deja de funcio- cho que merezca la pena determinarlos no sólo
nar de manera efectiva. En este punto los científi- con mayor precisión, sino también en una mayor
cos comienzan a comportarse de modo distinto y variedad de situaciones. En una época u otra, es-
cambia la naturaleza de los problemas que inves- tas determinaciones fácticas significativas han
tigan. Sin embargo, entre tanto, en el periodo en incluido, en astronomía, la posición y magnitud
el que el paradigma tiene éxito, la profesión habrá estelar, los periodos de eclipses de las binarias y
resuelto problemas cuyos miembros difícilmente de los planetas; en física, los pesos específicos y la
se habrían imaginado y que nunca se hubieran compresibilidad de los materiales, las longitu-
planteado sin el compromiso con el paradigma. des de onda y las intensidades espectrales, las
y al final una parte de los logros resulta siempre conductividades eléctricas y los potenciales de
ser permanente. contacto; y en química, la composición y los pe-
A fin de mostrar con mayor claridad qué se en- sos de combinación, los puntos de ebullición y la
tiende por investigación normal o basada en pa- acidez de las soluciones, las fórmulas estructura-
radigmas, permítaseme ahora tratar de clasificar les y la actividad óptica. Los intentos de aumen-
y ejemplificar los problemas de que consta prin- tar la precisión y amplitud con que se conocen
cipalmente la ciencia normal. Por motivos de los hechos de este jaez ocupa una fracción sig-
conveniencia pospondré la actividad teórica y co- nificativa de la bibliografía de la ciencia experi-
menzaré con la recogida de hechos, esto es, con mental y observacional. Una y otra vez se han di-
los experimentos y observaciones descritos en las señado para tales propósitos aparatos especiales
revistas técnicas con las que los científicos infor- complejos, y la invención, construcción y des-
man a los colegas de su profesión acerca de los pliegue de tales aparatos han exigido talentos de
resultados de su investigación corriente. ¿Sobre primera línea, abundante tiempo y considerable
qué aspectos de la naturaleza informan normal- apoyo financiero. Los sincrotrones y los radiote-
mente los científicos? ¿Qué determina su elec- lescopios no son sino los más recientes ejemplos
ción? Y dado que la mayor parte de la observación de hasta qué extremo son capaces de ir los que
científica consume mucho tiempo, equipo y dine- trabajan en la investigación si hay un paradigma
ro, ¿qué motiva a los científicos para proseguir que les asegure que los hechos que buscan son
con su elección hasta alcanzar una conclusión? importantes. De Tycho Brahe a E. O. Lawrence,
Creo que hay sólo tres núcleos normales de in- algunos científicos han alcanzado gran reputa-
vestigación científica fáctica que no son distintos ción no por la novedad de sus descubrimientos,
siempre ni de manera permanente. En primer lu- sino por la precisión, confiabilidad y amplitud de
gar, está la clase de hechos que, según ha mos- los métodos que han desarrollado para determi-
trado el paradigma, son especialmente revelado- nar de nuevo un tipo de hecho previamente co-
res de la naturaleza de las cosas. Al utilizarlos en nocido.
62 LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL 63

Una segunda clase, aunque mucho menOl~ de demostrar la predicción copernicana de la para-
determinaciones fácticas se orienta a aquellos he- laje anual; la máquina de Atwood inventada ini-
chos que, aunque a menudo carezcan en sí mis- cialmente casi un siglo despu,és de los Principios
mo de mucho interés, con todo se pueden com- para ofrecer la primera demostración inequívoca
parar directamente con predicciones extraídas de de la segunda ley de Newton; el aparato de Fou-
la teoría paradigmática. Como veremos en segui- cault para demostrar que la velocidad de la luz es
da, cuando pase de los problemas experimentales mayor en el aire que en el agua, o el gigantesco
a los teóricos de la ciencia normal, no suele ha- contador de centelleo designado para demostrar
ber muchas áreas en las que una teoría científica la existencia del neutrino, todos estos equipos
pueda compararse directamente con la naturale- experimentales especiales y muchos otros simila-
za, especialmente si está formulada de manera res ponen de manifiesto el enorme esfuerzo e in-
predominantemente matemática. Sólo tres áreas genio que ha exigido la producción de un acuer-
de este tipo son aún accesibles a la teoría gene- do cada vez más estrecho entre la naturaleza y la
ral de la relatividad de Einstein. 2 Además, inclu- teoría. 3 Este intento de demostrar el acuerdo re-
so en esas áreas en que es posible la aplicación, presenta un segundo tipo de trabajo experimen-
ésta exige a menudo aproximaciones teóricas y tal normal y depende de un paradigma de mane-
experimentales que limitan gravemente el acuer- ra más obvia que el primer tipo. La existencia del
do esperable. La mejora de dicho acuerdo o el paradigma plantea el problema a resolver, y a me-
hallazgo de áreas nuevas en que se pueda demos- nudo la teoría del paradigma está directamente
trar el acuerdo representan un reto constante a la implicada en el diseño del aparato capaz de re-
habilidad y la imaginación del experimentador y solver el problema. Sin los Principios, por ejem-
del observador. Los telescopios especiales para plo, las mediciones hechas con la máquina de
Atwood no habrían significado nada en absoluto.
2 El único punto de contacto tradicional que aún se acepta
de manera general es la precesión del perihelio de Mercurio.
El desplazamiento hacia el rojo en el espectro luminoso de las 3 Para dos de los telescopios paralácticos véase Abraham
estrellas distantes se puede derivar de consideraciones más Wolf, A History orScience, Technology, and Philosophy in the
elementales que la relatividad general, y lo mismo puede de- Eighteenth Century (2 a ed., Londres, 1952), pp. 103-105. Para
cirse de la curvatura de la luz en torno al Sol, una cuestión la máquina de Atwood véase N. R. Hanson, Patterns al' Disco-
hoy en día un tanto debatida. En cualquier caso las medicio- ver)' (Cambridge, 1955), pp. 100-102, 207-20S [traducción es-
nes de este último fenómeno siguen siendo equívocas. Muy pañola, Patrones de descubrimiento, Madrid, Alianza, 1977,
recientemente puede haberse añadido un punto de contacto pp. 205-20S]. Para los dos últimos equipos experimentales es-
adicional: el desplazamiento gravitatorio de la radiación de peciales, véase M. L. Foucault, "Méthode générale pour mesu-
Mossbauer. Tal vez haya pronto otros en este campo ahora rer la vitesse de la lumiere dans l'air et les milieux transpa-
activo tras un largo periodo de letargo. Para una exposición rents. Vitesses relatives de la lumiere dans l'air et dans l'eau "
del problema puesta al día aunque breve, véase L. 1. Schiff, Comptes rendus... de I'Académie des sciences, XXX (1S50), ~~:
"A Report on the NASA Conference on Experimental Tests of 551-560; y C. L. Cowan Jr. el al., "Detection of the Free Neutri-
Theories of Relativity", Physics Today, XIV (1961). 42-4S. no: A Confinnation", Science, CXXIV (1956), pp. 103-104.
64 LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL 65

Creo que un tercer tipo de experimentos y ob- ciente de Joule, de la carga del electrón, etc. Pocos
servaciones agotan las actividades de acoplO de de estos esfuerzos complejos se habrían concebi-
hechos de la ciencia normal. Consta del trabajo do, y ninguno de ellos se habría llevado a cabo
empírico emprendido para articular la teoría p~­ sin una teoría paradigmática que definiera el pro-
radigmática, resolviendo algunas de sus ambI- blema y garantizara la existencia de una solución
güedades residuales y permitiendo la resolución estable.
de problemas sobre los que anteriormente se ha- Sin embargo, los esfuerzos destinados a articu-
bía limitado a llamar la atención. Esta clase re- lar un paradigma no se restringen a la determina-
sulta ser la más importante de todas, y su descrip- ción de constantes universales, sino que, por ejem-
ción exige que la subdividamos. En las ~iencias plo, se pueden orientar a la obtención de leyes
más matemáticas, algunos de los expenmentos cuantitativas. Se encuentran en esta categoría la
orientados a la articulación se dirigen a determi- ley de Boyle, que relaciona la presión con el vo-
nar constantes físicas. La obra de Newton, por lumen de un gas; la ley de Coulomb de la atrac-
ejemplo, indicaba que la fuerza entre dos mas~s ción eléctrica, y la fórmula de Joule que relaciona
unidad a la distancia unidad habría de ser la mIS- el calor generado con la resistencia eléctrica y la
ma para todos los tipos de materia en todas las,po- corriente. Quizá no sea obvio que se precise un
siciones del universo. Pero los problemas que el se paradigma para descubrir leyes de este tipo. A me-
planteaba se podían resolver sin estimar siquiera nudo oímos que se descubrieron al examinar las
la magnitud de esta atracción, la c~nstante de. la mediciones tomadas por ellas mismas, sin ningún
gravitación universal; y durante el sIglo postenor compromiso teórico; pero la historia no ofrece
a la aparición de los Principios, nadie ideó nin- apoyo alguno a un método tan excesivamente ba-
gún aparato que fuera capaz de determinarla. La coniano. Los experimentos de Boyle no eran con-
famosa determinación de Cavendish en la década cebibles (y de ser concebidos hubieran recibido
de 1790 tampoco fue la última. Debido a su posi- otra interpretación, de recibir alguna) hasta que
ción central en la teoría física, gran cantidad de se interpretó el aire como un fluido elástico al
experimentalistas sobresalientes se han plantea- que se podrían aplicar todos los conceptos ela-
do como objetivo mejorar los valores de la cons- borados en la hidrostática. 5 El éxito de Coulomb
tante gravitatoria con redoblados esfuerzos. 4 Otros
ejemplos del mismo tipo de trabajo continuado 5 Para el pleno transplante a la neumática de los conceptos
incluirían las determinaciones de la unidad aS- de la hidrostática, véanse The Physical Treatises of Pascal, tra-
tronómica, del número de Avogadro, del coefi- ducción 1. H. B. Spiers y A. G. H. Spiers con introducción y
notas de F. Barry (Nueva York, 1937). [Véase la traducción
4 J. H. P[oynting] revisa unas dos docenas de mediciones de española de los tratados sobre el vacío en B. Pascal, Obras, Ma-
la constante gravitatoria entre 1741 y 1901 en "Gravitation drid, Alfaguara, 1961, pp. 722-787, Y en B. Pascal, Tratados de
Constant and Mean Density of the Earth", Encyclopaedia Bn- pneumática, Madrid, Alianza, 1984.] La introducción original
tannica (11 a ed., Cambridge, 1910-1911), XII, pp. 385-389. de Toricelli del símil "vivimos sumergidos en el fondo de un
66 LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL 67

dependió de la construcción de aparatos especia- ocupan más de los aspectos cualitativos de la re-
les para medir la fuerza entre cargas puntuales. gularidad de la naturaleza que de los cuantitati-
(Quienes habían medido anteriormente las fuer- vos. Es frecuente que un paradigma desarrollado
zas eléctricas utilizando balanzas de platillos or- para un conjunto de fenómenos resulte ambiguo
dinarias, etc., no habían hallado en absoluto nin- cuando se aplica a otros estrechamente relacio-
guna regularidad consistente o simple.) Mas ese nados con ellos. Se precisan entonces experimen-
diseño dependía a su vez del reconocimiento pre- tos para elegir una de las maneras alternativas de
vió de que cada partícula del fluido eléctrico ac- emplear el paradigma en la nueva área de interés.
túa a distancia sobre todas las demás. Coulomb Por ejemplo, las aplicaciones paradigmáticas de
estaba buscando la fuerza entre tales partículas, la teoría calórica versaban sobre el calentamien-
la única fuerza que se podría suponer con seguri- to y el enfriamiento por mezclas y por cambio de
dad que era una función simple de la distancia. 6 estado. Sin embargo el calor se podía ceder o ab-
Los experimentos de Joule podrían utilizarse tam- sorber de muchas otras maneras, como por ejem-
bién para ilustrar cómo surgen las leyes cuantita- plo por combinación química, por fricción y por
tivas a través de la articulación de los paradig- compresión o absorción de un gas, ya cada uno
mas. De hecho, la relación entre un paradigma de estos otros fenómenos la teoría podía aplicar-
cualitativo y la ley cuantitativa es tan estrecha y se de diversos modos. Si el vacío tenía una capa-
general que, desde Galileo, tales leyes se han con- cidad de calor, por ejemplo, el calentamiento por
jeturado a menudo de modo correcto con la ayu- compresión podría explicarse como el resultado
da de un paradigma años antes de que se pudiera de mezclar gas con vacío. O tal vez podría deber-
diseñar un aparato para su determinación experi- se a un cambio en el calor específico de los gases
mental. 7 con el cambio de presión, y había además otras
Finalmente, hay un tercer tipo de experimen- diversas explicaciones. Se emprendieron muchos
tos que se orienta a articular el paradigma. Se pa- experimentos para elaborar estas diversas posibi-
rece más que los otros a la exploración y domina lidades y distinguirlas unas de otras. Todos estos
en especial en aquellos periodos y ciencias que se experimentos surgieron de la teoría calórica como
paradigma y todos la explotaron para el diseño
océano de aire elemental" se da en la página 164. Su rápido
experimental y la interpretación de resultados. 8
desarrollo se muestra en los dos tratados principales. Una vez que se hubo establecido el fenómeno del
6 Roller y Roller, The Development, pp. 66-80. calentamiento por compresión, todos los experi-
7 Para ejemplos, véase T. S. Khun "The Function of Measu- mentos ulteriores en el área dependieron así del
rement in Modem Physical Science", ¡sis, LII (1961), pp. 161- paradigma. Dado el fenómeno, ¿de qué otra ma-
193 [puede verse ahora como capítulo 8, pp. 178-224 de T. S.
Khun, The Essential Tension, The University of Chicago Press,
1977; hay traducción española, La tensión esencial, México, 8 T. S. Khun "The Caloric Theory of Adiabatic Compres-
FCE, 1981, y reediciones posteriores]. sion", ¡sis, XLIX (1958), pp. 132-140.
68 LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL 69

nera podría haberse elegido un experimento para pios dieron por supuesta la generalidad de sus
elucidarlo? conclusiones, pues tenían todas las razones para
Pasemos ahora a los problemas teóricos de la hacerlo. No hay otra obra conocida en toda la
ciencia normal que caen casi en las mismas cla- historia de la ciencia que haya permitido simul-
ses que los experimentales y los observacionales. táneamente un aumento tan considerable en la
Por pequeña que sea, una parte del trabajo teórico amplitud y la precisión de la investigación. En el
normal consiste sencillamente en utilizar la teo- caso de los cielos, Newton había derivado las le-
ría existente para predecir información fáctica de yes de Kepler del movimiento planetario, a la vez
valor intrínseco. La composición de efemérides que había explicado algunos aspectos observados
astronómicas, el cómputo de las características en los que la Luna dejaba de obedecerlas. Por lo
de las lentes y la producción de curvas de propa- que respecta a la Tierra, había derivado los resul-
gación de radio constituyen ejemplos de proble- tados de algunas observaciones dispersas sobre
mas de esta clase. Con todo, en general los cientí- péndulos y sobre mareas. Con la ayuda de supo-
ficos los consideran como un trabajo deslucido siciones adicionales aunque ad hoc, también fue
que se ha de relegar a los ingenieros o a los técni- capaz de derivar la ley de Boyle y una fórmula
cos. La mayor parte de ellos nunca aparecen en importante para la velocidad del sonido en el
revistas científicas importantes. Sin embargo, es- aire. Dado el estado de la ciencia en aquel mo-
tas revistas contienen muchísimas discusiones mento, el éxito de estas demostraciones fue tre-
teóricas de problemas que al no científico han de mendamente impresionante. Sin embargo, dada
parecerle casi idénticas. Se trata de las manipula- la presunta generalidad de las leyes de Newton, el
ciones de la teoría que se emprenden no porque número de estas aplicaciones no era grande y
las predicciones a que dan lugar sean intrínseca- Newton prácticamente no desarrolló otras nue-
mente valiosas, sino porque se pueden confrontar vas. Además, comparado con lo que cualquier li-
directamente con los experimentos. Su finalidad cenciado en física puede conseguir hoy en día
es mostrar una nueva aplicación del paradigma o con esas mismas leyes, las pocas aplicaciones de
aumentar la precisión de una aplicación que ya Newton ni siquiera se desarrollaron con preci-
ha sido hecha. sión. Finalmente, los Principios se idearon prin-
La necesidad de este tipo de trabajo surge de cipalmente para su aplicación a problemas de
las inmensas dificultades que a menudo se en- mecánica celeste, sin que fuese en absoluto claro
cuentran al establecer puntos de contacto entre cómo podrían adaptarse a aplicaciones terres-
una teoría y la naturaleza. Dichas dificultades se tres, especialmente a las que incluían movimien-
pueden ejemplificar brevemente mediante un tos bajo resistencia. En cualquier caso, los pro-
examen de la historia de la dinámica después de blemas terrestres ya habían sido abordados con
Newton. A comienzos del siglo XVIII, aquellos cien- gran éxito por todo un conjunto de técnicas dis-
tíficos que hallaron un paradigma en los Princi- tintas desarrolladas originalmente por Galileo y
70 LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL 71
Huygens y expandidas en el continente durante hipotéticas y preliminares. Se trataba de aproxi-
el siglo XVIII con los Bernoulli, D'Alembert y mu- maciones físicas razonables, aunque en cuanto
chos otros. Presumiblemente se podría mostrar aproximaciones restringían el acuerdo esperable
que sus técnicas y las de los Principios eran casos entre las predicciones newtonianas y los experi-
particulares de una formulación más general, mentos reales. Las mismas dificultades aparecen
aunque durante algún tiempo nadie vio muy bien con mayor claridad aún en la aplicación de la teo-
cuál podría ser. 9 ría de Newton a los cielos. Algunas observaciones
Restrinjamos la atención por un momento al telescópicas simples y cuantitativas indican que
problema de la precisión. Ya hemos ejemplifica- los planetas no obedecen del todo las leyes de Ke-
do su aspecto empírico. Se necesitaba un equipo pler, y la teoría newtoniana indica que no debe-
especial, como el aparato de Cavendish, la má- rían hacerlo. Para derivar dichas leyes, Newton se
quina de Atwood o los telescopios mejorados, a había visto obligado a despreciar toda atracción
fin de suminstrar los datos especiales exigidos por gravitatoria excepto la que se da entre cada pla-
las aplicaciones concretas del paradigma newto- neta individual y el Sol. Puesto que los planetas
niano. Por el lado de la teoría existían dificulta- también se atraen mutuamente, sólo es de espe-
des similares para obtener un acuerdo. Por ejem- rarse un acuerdo aproximado entre la teoría apli-
plo, al aplicar sus leyes a los péndulos, Newton se cada y la observación telescópica. 10
vio obligado a tratar la lenteja del péndulo como El acuerdo conseguido resultó obviamente más
una masa puntual a fin de obtener una definición que satisfactorio para quienes lo lograron. Ex-
única de la longitud del péndulo. La mayoría de ceptuando algunos problemas terrestres, ningu-
sus teoremas ignoraban también el efecto de la na otra teoría lo había hecho ni de lejos tan bien.
resistencia del aire, y las únicas excepciones eran Ninguno de quienes cuestionaban la validez de la
9 C. Truesdell, "A Program toward Rediscovering the Ratio-
obra de Newton lo hacía por su escaso acuerdo
nal Mechanics of the Age of Reason", Archive for History of con los experimentos y las observaciones. Con
the Exact Sciences, 1 (1960), pp. 3-36, Y "Reactions of Late Ba- todo, estas limitaciones en el acuerdo legaron
rroque Mechanics to Success, Conjecture, Error, and Failure muchos problemas teóricamente fascinantes a
in Newton's Principia", Texas Quarterly, X (1967), pp. 281-297 los sucesores de Newton. Se necesitaban por ejem-
[véanse los capítulos 1I y III de C. Truesdell, Essays in the His-
tory of Mechanics, Nueva York, Springer, 1968, traducido al plo técnicas teóricas para abordar el problema de
español como Ensayos de historia de la mecánica, Madrid, los movimientos de más de dos cuerpos atrayén-
Tecnos, 1975: "Programa para el redescubrimiento de la me- dose a la vez, así como para estudiar la estabili-
cánica racional de la Ilustración", pp. 89-132, Y "Reacciones dad de las órbitas perturbadas. Los problemas de
de la mecánica del barroco a los éxitos, conjeturas, errores y
fracasos contenidos en el (sic) Principia", pp. 134-174]. T. L.
este jaez ocuparon a muchos de los mejores ma-
Hankins, "The Reception of Newton's Second Law of Motion lO Wolf, A History ofScience, pp. 75-81, 96-101; Y William
in the Eighteenth Century", Archives internationales d'histoire Whewell, History of the Inductive Sciences (ed. rev., Londres,
des Sciences, XX (1967), pp. 42-65. 1847), II, pp. 213-271.
72 LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL 73

temáticos europeos durante el siglo XVIII y co- parte porque en gran medida su significado sólo
mienzos del XIX. Euler, Lagrange, Laplace y Gauss, estaba implícito en sus aplicaciones. En cualquier
todos ellos realizaron sus trabajos más brillantes caso, para las aplicaciones terrestres había un
en problemas orientados a mejorar el acuerdo en- conjunto aparentemente independiente de técni-
tre el paradigma newtoniano y la observación de cas continentales que se antojaban mucho más
los cielos. Muchas de estas figuran trabajaban a poderosas. Por tanto, desde Euler y Lagrange en
la vez en el desarrollo de las matemáticas preci- el siglo XVIII a Hamilton, Jacobi y Hertz en el si-
sas para aplicaciones que ni Newton ni la escuela glo XIX, muchos de los más brillantes físicos ma-
continental contemporánea de mecánica habían temáticos europeos trataron repetidamente de
nunca ensayado. Produjeron, por ejemplo, una reformular la teoría mecánica de una forma equi-
inmensa bibliografía y algunas técnicas matemá- valente aunque lógica y estéticamente más sa-
ticas poderosísimas para la hidrodinámica y para tisfactoria. Esto es, querían mostrar las lecciones
el problema de las cuerdas vibrantes. Estos pro- explícitas e implícitas de los Principios y de la
blemas de aplicación dan cuenta de lo que proba- mecánica continental en una versión lógicamen-
blemente sea el trabajo más brillante y agotador te más coherente que resultara a la vez más uni-
del siglo XVIII. Podrían encontrarse otros ejem- forme y menos equívoca en su aplicación a los
plos examinando el periodo posparadigmático problemas recientemente planteados de la me-
del desarrollo de la termodinámica, de la teoría cánica.!!
ondulatoria de la luz, de la teoría electromagnéti- En todas las ciencias han tenido lugar repeti-
ca o de cualquier otra rama de la ciencia cuyas damente reformulaciones semejantes de un para-
leyes fundamentales sean plenamente cuantitati- digma, pero en su mayoría han producido en el
vas. Al menos en las ciencias más matemáticas, paradigma cambios más sustanciales que las
la mayor parte del trabajo teórico es de este tipo. reformulaciones de los Principios antes citadas.
Pero no todo tiene este mismo carácter. Incluso Tales cambios derivan del trabajo empírico que
en las ciencias matemáticas hay también proble- antes describíamos como orientado a la articula-
mas teóricos de articulación paradigmática; y ción del paradigma. Ciertamente, clasificar este
estos problemas dominan en los periodos en que tipo de trabajo como empírico era algo arbitra-
el desarrollo científico es principalmente cuan- rio. En mayor medida que cualquier otro tipo de
titativo. Algunos de los problemas, tanto de las investigación normal, los problemas de la articu-
ciencias más cuantitativas como de las más cuali- lación del paradigma son a la vez teóricos y em-
tativas, se orientan simplemente a la clarificación píricos; los ejemplos ya puestos se aplicarían aquí
por reformulación. Por ejemplo, los Principios no perfectamente. Antes de que Coulomb pudiera
siempre fueron una obra fácil de aplicar, en parte construir su equipo y hacer con él mediciones,
porque hasta cierto punto mantenían cierto desa- 11 René Dugas. Histoire de la mécanique (Neuchatel, 1950),
liño inevitable en una primera aproximación, y en Libros IV-V.
74 LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL LA NATURALEZA DE LA CIENCIA NORMAL 75

tenía que emplear la teoría eléctrica para deter- fine. Enseguida descubriremos que tales deser-
minar cómo construirlo. La consecuencia de sus ciones se producen, siendo los goznes sobre los
mediciones fue un refinamiento de dicha teoría. que giran las revoluciones científicas. Pero antes
0, una vez más, quienes diseñaron los experimen- de comenzar el estudio de tales revoluciones, pre-
tos que habían de distinguir las diversas teorías cisamos una visión más panorámica de las preo-
del calentamiento por compresión, eran general- cupaciones de la ciencia normal que les preparan
mente las mismas personas que habían inventa- el camino.
do las versiones que había que comparar. Traba-
jaban a la vez con los hechos y con la teoría, y su
trabajo producía no sólo nueva información sino
un paradigma más preciso, obtenido por la elimi-
nación de las ambigüedades que aún conservaba
la forma original con la que comenzaron a traba-
jar. En muchas ciencias, la mayoría del trabajo
normal es de este tipo.
Creo que estas tres clases de problemas: la de-
terminación de los hechos significativos, el enca-
je de los hechos con la teoría y la articulación de
la teoría, agotan la producción bibliográfica de la
ciencia normal, tanto empírica como teórica, pero
no agotan completamente, como es obvio, toda la
bibliografía científica. Hay también problemas
extraordinarios, y bien pudiera ser que su resolu-
ción hiciera que la empresa científica en su con-
junto fuese especialmente valiosa. Pero los pro-
blemas extraordinarios no aparecen cuando uno
quiere, pues sólo surgen en ocasiones especiales
dispuestas por el progreso de la investigación nor-
mal. Por consiguiente, y de manera inevitable, la
inmensa mayoría de los problemas abordados in-
cluso por los mejores científicos, cae usualmente
en una de las tres categorías bosquejadas más
arriba. No se puede llevar a cabo de otra manera
el trabajo siguiendo un paradigma, y abandonar el
paradigma es dejar de practicar la ciencia que de-
LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN 77

Por consiguiente se limitaban a ser meros hechos


inconexos e imposibles de relacionar con el pro-
greso continuado de la investigación eléctrica.
IV. LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN Tan sólo desde un punto de vista retrospectivo
DE ROMPECABEZAS podemos ver, al disponer de un paradigma subsi-
guiente, qué características revelan de los fenó-
menos eléctricos. Por supuesto, Coulomb y sus
TAL VEZ el rasgo más sorprendente de los proble- contemporáneos también disponían de este últi-
mas de la investigación normal con los que nos mo paradigma o de otro que, al aplicarse al pro-
hemos topado hasta ahora sea en cuán escasa me- blema de la atracción, producía las mismas ex-
dida pretenden producir novedades importantes, pectativas. Por este motivo, Coulomb fue capaz
sean conceptuales o fenoménicas. En ocasiones, de diseñar un aparato que dio un resultado asi-
como en la medición de una longitud de onda, se milable por la articulación del paradigma. Pero
conoce todo por adelantado excepto el detalle ésa es asimismo la razón por la cual dicho resul-
más esotérico del resultado, y el margen típico de tado no sorprendió a nadie y por la cual varios
lo que se espera es sólo ligeramente más amplio. contemporáneos de Coulomb habían sido capa-
Quizá las mediciones de Coulomb no tenían que ces de predecirlo por adelantado. Incluso el pro-
haber encajado en una ley inversa del cuadrado; yecto que tiene como fin la articulación del para-
las personas que trabajaban en el calentamiento digma no busca novedades inesperadas.
por compresión esperaban a menudo uno u otro Pero si el objetivo de la ciencia normal no son
de un conjunto de diferentes resultados; sin em- las novedades sustantivas importantes, si el fra-
bargo, incluso en casos como éstos, la variación caso a la hora de alcanzar un resultado anticipa-
de los resultados previstos y por tanto asimila- do es normalmente el fracaso del científico, en-
bles resulta siempre pequeña comparada con la tonces ¿por qué se abordan tales problemas? La
variación concebible en la imaginación. Además, respuesta ya se ha desarrollado en parte. Para los
el proyecto cuyo resultado no cae en este estre- científicos al menos, los resultados obtenidos en
cho margen, normalmente no es más que una fa- la investigación normal son significativos porque
lla de investigación que refleja no cómo es la na- aumentan la amplitud y la precisión con que se
turaleza sino cómo es el científico. puede aplicar el paradigma. No obstante, tal res-
En el siglo XVIII, por ejemplo, se prestaba esca- puesta no puede explicar el entusiasmo y la devo-
sa atención a los experimentos que medían la ción que muestran los científicos por los proble-
atracción eléctrica con instrumentos como la ba- mas de la investigación normal. Nadie dedica
lanza de platillos. Dado que no ofrecían resulta- años al desarrollo, digamos, de un mejor espec-
dos consistentes ni simples, no podían utilizarse trómetro o a la producción de una solución mejo-
para articular el paradigma del que provenían. rada al problema de las cuerdas vibrantes tan
76
78 LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN 79

sólo por la importancia de la información que se mencionar una de ellas. Que el resultado de un
habrá de obtener. Los datos que se consiguen rompecabezas sea intrínsecamente importante o
computando efemérides o mediante ulteriores interesante no es en absoluto un criterio de su
mediciones con un instrumento ya existente son bondad. Por el contrario, los problemas realmen-
a menudo igualmente significativos, pero tales te urgentes, como por ejemplo la cura del cáncer
actividades resultan despreciadas regularmente o el establecimiento de una paz duradera, no son
por los científicos debido a que son en gran medi- a menudo rompecabezas de ningún modo, en
da repeticiones de procedimientos que han sido gran medida porque puede ser que no tengan una
plenamente aplicados anteriormente. Este recha- solución. Considérese un puzzle cuyas piezas se
zo da una pista sobre la fascinación que ejercen han tomado aleatoriamente de dos cajas distin-
los problemas de investigación normal. Aunque tas. Puesto que lo más probable es que el proble-
su resultado se pueda anticipar, a menudo con un ma se resista (aunque podría no ser así) incluso a
detalle tan grande que lo que queda por averiguar la más ingeniosa de las personas, no vale como
carece en sí mismo de interés, el modo de lograr prueba de la habilidad en la solución. En cual-
dicho resultado en gran medida carece de inte- quier sentido usual no se trata en absoluto de un
rés. Resolver un problema de investigación nor- rompecabezas. Aunque el valor intrínseco no es
mal es lograr lo previsto de un modo nuevo, lo que un criterio para juzgar un rompecabezas, sí lo
exige la solución de todo tipo de rompecabezas es que exista con seguridad una solución.
complejos tanto instrumentales como conceptua- Sin embargo, ya hemos visto que una de las co-
les y matemáticos. La persona que conoce el éxi- sas que adquiere una comunidad científica junto
to demuestra ser un experto en resolver rompeca- con un paradigma es un criterio para elegir pro-
bezas, y el reto del rompecabezas es una parte blemas, la existencia de cuyas soluciones se puede
importante de lo que normalmente lo motiva. dar por supuesta en tanto en cuanto el paradig-
Las expresiones rompecabezas y experto en re- ma resulte aceptable. En gran medida son ésos
solver rompecabezas iluminan algunos de los te- los únicos problemas que la comunidad admitirá
mas que han ido pasando a primer plano en las como científicos, animando a sus miembros a
páginas precedentes. Según el significado com- abordarlos. Otros problemas, incluyendo muchos
pletamente normal utilizado aquí, los rompeca- que anteriormente habían sido normales, se re-
bezas constituyen esa categoría especial de pro- chazan ahora como metafísicos, como asunto de
blemas que pueden servir para poner a prueba el otra disciplina o incluso a veces como demasiado
ingenio y la habilidad en dar con la solución. Los problemáticos para que merezca la pena perder
ejemplos típicos son los puzzles y los crucigra- el tiempo con ellos. Llegado el caso, un paradig-
mas, y lo que queremos ahora señalar es el con- ma puede incluso aislar a la comunidad de aque-
junto de características que éstos comparten con llos problemas socialmente importantes que no
los problemas de la ciencia normal. Acabamos de son reductibles a la forma de rompecabezas, de-
80 LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN 81

bido a que no se pueden plantear en términos de individuo implicado en un problema de investi-


las herramientas conceptuales e instrumentales gación normal casi nunca hace alguna de estas co-
que suministra el paradigma. Tales problemas sas. Una vez enzarzado en uno de sus problemas,
pueden constituir motivo de distracción, una lec- su motivación es de un tipo más bien distinto. Lo
ción brillantemente ilustrada por diversos aspec- que representa para él un reto es la convicción
tos del baconianismo del siglo XVII y por algunas de que, si es lo bastante habilidoso, podrá resol-
de las ciencias sociales contemporáneas. Una de ver un rompecabezas que ninguna otra persona
las razones por las que progresa tan rápidamente ha resuelto antes o no lo ha resuelto tan bien. Mu-
la ciencia normal es porque quienes la practican chas de las mejores mentes científicas han dedi-
se concentran en problemas que sólo su falta de cado toda su atención profesional a exigentes
ingenio les impediría resolver. rompecabezas de ese tipo. En la mayoría de los
No obstante, si los problemas de la ciencia nor- casos, un campo de especialización dado no ofre-
mal constituyen rompecabezas en este sentido, ce otra tarea, lo cual no lo hace menos fascinante
no es preciso que nos preguntemos por qué los para el tipo adecuado de adicto.
científicos los abordan con tal pasión y devoción. Pasemos ahora a otro aspecto más difícil y más
Una persona se puede sentir atraída hacia la cien- revelador del paralelismo que hay entre los rom-
cia por todo tipo de razones, entre ellas el deseo pecabezas y los problemas de la ciencia normal.
de ser útil, la emoción de explorar un territorio Para contar como rompecabezas, un problema
nuevo, la esperanza de encontrar orden y el im- ha de caracterizarse por más de una solución se-
pulso de poner a prueba el conocimiento estable- gura. Tienen que existir también reglas que limi-
cido. Estos y otros motivos contribuyen también ten la naturaleza de las soluciones aceptables y
a determinar los problemas concretos que más de los pasos mediante los que han de obtenerse.
tarde lo absorberán. Además, aunque el resultado Resolver un puzzle, por ejemplo, no es sencilla-
sea a veces la frustración, existen buenas razones mente "hacer un cuadro". Un niño o un artista
para que estos motivos lo atraigan inicialmente y contemporáneo podría hacer tal cosa dispersan-
luego lo guíen. l La empresa científica en su con- do algunas piezas escogidas como formas abs-
junto resulta útil de vez en cuando, abre territo- tractas sobre algún fondo neutro. El cuadro así
rios nuevos, introduce orden y pone a prueba producido podría ser muchísimo mejor, y sin du-
creencias largo tiempo aceptadas. No obstante, el da sería más original, que aquel a partir del cual
se ha confeccionado el puzzle. No obstante seme-
1 No obstante, las frustraciones producidas por el conflicto jante cuadro no constituiría una solución. Para lo-
entre la función individual y el patrón general del desarrollo grarla hay que utilizar todas las piezas, las caras
científico pueden ser en ocasiones muy serias. Sobre este
asunto véase Lawrence S. Kubie, "Sorne Unsolved Problerns
plan~s tienen que estar hacia abajo y deben enca-
of the Scientific Career", American Scientist, XLI (1953), pp. J~T sm forzarse hasta que no quede ningún hueco.
596-613; YXLII (1954), pp. 104-112. Esas son algunas de las reglas que gobiernan la
82 LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN 83

solución de los puzzles. Se pueden descubrir fá- sultados experimentales se pudieran correlacio-
cilmente restricciones similares en las soluciones nar de manera inequívoca con la teoría. 2 Hasta
admisibles de los crucigramas, los jeroglíficos, que esas condiciones se hubieron satisfecho, no
los problemas de ajedrez, etcétera. se había resuelto ningún problema.
Si aceptáramos una considerable ampliación Las soluciones admisibles a los problemas teó-
del uso del término regla, de modo que viniera a ricos se ven limitadas por tipos similares de res-
equivaler a "punto de vista establecido" o "pre- tricciones. A lo largo del siglo XVIII los científicos
concepción", entonces los problemas accesibles que trataron de derivar los movimientos observa-
en una tradición de investigación dada muestran dos de la Luna a partir de las leyes del movimien-
algo muy parecido a este conjunto de caracterís- to de Newton y de la gravitación, fracasaron irre-
ticas de los rompecabezas. La persona que cons- misiblemente. Como resultado de ello, algunos
truye un instrumento para determinar las longitu- llegaron a sugerir la sustitución de la ley del in-
des de onda ópticas no ha de darse por satisfecho verso del cuadrado por una ley que se desviaba
con un equipo que se limite a atribuir números de ella a distancias pequeñas. No obstante, para
concretos a líneas espectrales particulares. No se conseguirlo habrían de cambiar el paradigma,
limita a ser un explorador o un medidor. Por el tendrían que definir un nuevo rompecabezas y no
contrario, al analizar su aparato en términos del resolver el viejo. En cualquier caso, los científicos
cuerpo establecido de teoría óptica, ha de mos- mantuvieron las reglas hasta que en 1750 uno de
trar que los números producidos por su instru- ellos descubrió cómo aplicarlas con éxito. 3 Sola-
mento son los que encajan en la teoría como lon- mente un cambio en las reglas del juego habría
gitudes de onda. Si alguna vaguedad residual en ofrecido una alternativa.
la teoría o algún componente no analizado de su El estudio de las predicciones de la ciencia nor-
aparato le impide completar su demostración, sus mal descubre diversas reglas adicionales que ofre-
colegas pueden concluir perfectamente que no ha cen mucha información acerca de los compromi-
medido nada en absoluto. Por ejemplo, los máxi- sos que los científicos derivan de sus paradigmas.
mos de dispersión electrónica que más tarde se ¿ Cuáles podemos decir que son las categorías
identificaron como índices de la longitud de onda principales en las que caen dichas reglas?4 La más
del electrón, carecían aparentemente de signifi- obvia y tal vez la más vinculante se ejemplifica
cado la primera vez que se observaron y se re-
gistraron. Antes de convertirse en mediciones de 2 Para un breve pormenor de la evolución de estos experi-

algo, tuvieron que entrar en relación con una teo- mentos, véase la página 4 de la conferencia de C. J. Davisson
ría que predecía la conducta ondulatoria de la en Les prix Nobel en 1937 (Estocolmo, 1938).
3 W. Whewell, History of the 1nductive Sciences (ed. rev.,
materia en movimiento. E incluso una vez que se Londres, 1847), n, pp. 101-105,220-222.
hubo señalado semejante relación, el aparato hu- 4 Debo esta pregunta a W. O. Hagstrom, cuyo trabajo en el
bo de ser diseñado de nuevo, a fin de que los re- campo de la sociología de la ciencia coincide a veces con el mío.
84 LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN 85

merced a los tipos de generalizaciones que aca- mentos aceptados. El cambio en actitud hacia la
bamos de apuntar. Son enunciados explícitos de función del fuego en el análisis químico desem-
leyes científicas y versan sobre conceptos y teorias peñó una parte vital en el desarrollo de la quími-
científicas. En tanto cuanto sigan siendo respeta- ca en el siglo XVII. 7 Helmholtz se topó en el XIX con
bles, dichos enunciados contribuyen a plantear una gran resistencia por parte de los fisiólogos a
rompecabezas y a limitar las soluciones acep- la idea de que la experimentación física pudiera
tables. Las leyes de Newton, por ejemplo, desem- iluminar su campo.8 y en este siglo [el xx] la cu-
peñaron esas funciones durante los siglos XVIII y riosa historia de la cromatografía química ilustra
XIX, Y en la medida en que lo hicieron, la canti- una vez más la persistencia de los compromisos
dad de materia fue una categoría ontológica fun- instrumentales que ofrecen a los científicos re-
damental para los físicos, y las fuerzas que ac- glas del juego del mismo modo que lo hacen las
túan entre trozos de materia constituyeron un leyes y las teorías. 9 Cuando analicemos el des-
tema dominante de investigación. 5 En química, cubrimiento de los rayos X hallaremos razones
las leyes de las proporciones fijas y definidas po- para compromisos de este tipo.
seyeron durante mucho tiempo una fuerza exac- Menos locales y temporales, aunque no por
tamente similar, planteando los problemas del ello lleguen a ser aún características inmutables
peso atómico, limitando los resultados admisi- de la ciencia, son los compromisos de alto nivel,
bles del análisis químico e informando a los quí- cuasimetafísicos, que tan a menudo exhiben los
micos de qué eran los átomos y las moléculas, estudios históricos. A partir aproximadamente de
los compuestos y las mezclas. 6 Las ecuaciones 1630, por ejemplo, yen especial después de la
de Maxwell y las leyes de la termodinámica es- aparición de los escritos científicos enormemente
tadística tienen hoy en día el mismo dominio y influyentes de Descartes, la mayor parte de los
función. científicos físicos suponían que el universo estaba
Con todo, las reglas de este tipo no constituyen compuesto de corpúsculos microscópicos y que
ni la única variedad ni siquiera la más interesan- todos los fenómenos naturales podrían explicarse
te de las que pone de manifiesto el estudio de la en términos del tamaño, forma, movimiento e in-
historia. En un nivel inferior o más concreto que teracción corpuscular. Este núcleo de compromi-
el de las leyes y teorías, existe por ejemplo una
multitud de compromisos sobre la preferencia de 7 H. Metzger, Les doctrines chimiques en France du début du
tipos de instrumentación y sobre los modos en XVIIe siecle a la fm du XVIII' siecle (París, 1923), pp. 359-361;
que se pueden utilizar legítimamente los instru- Marie Boas, Robert Boyle and Seventeenth-Century Chemistry
(Cambridge, 1958), pp. 112-115.
5 Para estos aspectos de newtonianismo véase l. B. Cohen, 8 Leo Kanigsberger, Hermann von Helmholtz, trad. Francis
Franklin and Newton, cap. VII, esp. pp. 255-257, 275·277. A. Welby (Oxford, 1906), pp. 65 Y66.
6 Este ejemplo se examina ampliamente hacia el final del 9 James E. Meinhard, "Chromatography: A Perspective",
capítulo x. Science, CX (1949), pp. 387-392.
86 LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN 87
sos resultó ser a la vez metafísico y metodológico. pectos de la naturaleza sea por sí mismo o con
En cuanto metafísico, decía a los científicos qué ayuda de sus colegas. Ahora bien, si tal examen
tipo de entidades contenía el universo y cuáles pone de relieve bolsas de aparente desorden, en-
no: sólo había materia con forma y movimiento. tonces éstas le plantean un reto para que refine
En cuanto metodológico, les decía qué aspecto sus técnicas observacionales o para que articule
deberían ofrecer las leyes últimas y las explica- mejor sus teorías. No cabe duda de que aún hay
ciones fundamentales: las leyes habían de especi- otras reglas de este tipo que han sido sostenidas
ficar el movimiento y la interacción de los cor- por los científicos en todos los tiempos.
púsculos, mientras que las explicaciones deberían La existencia de esta poderosa red de compro-
reducir cualquier fenómeno natural dado a la ac- misos conceptuales, teóricos, instrumentales y
ción corpuscular regida por estas leyes. y lo que metodológicos es la fuente principal de la metá-
es aún más importante, la concepción corpuscu- fora que relaciona la ciencia normal con la reso-
lar del universo les decía a los científicos cuáles lución de rompecabezas. Puesto que suministra
habrían de ser muchos de sus problemas de in- reglas que dicen a quienes practican una espe-
vestigación. Por ejemplo, el químico que, como cialidad madura cómo es el mundo y cómo es su
Boyle, adoptara la nueva filosofía, prestaría par- ciencia, podrá concentrarse con tranquilidad en
ticular atención a las reacciones que pudieran los problemas esotéricos que para él definen es-
verse como trasmutaciones. Éstas mostraban con tas reglas y el conocimiento existente. El reto que
más claridad que ninguna otra los procesos de se le plantea profesionalmente es cómo solucio-
reorganización corpuscular que han de subyacer nar el rompecabezas residual. En este y en otros
a todo cambio químico. 10 Se pueden observar efec- aspectos, la discusión de los rompecabezas y de
tos similares del corpuscularismo en el estudio las reglas ilumina la naturaleza de la práctica cien-
de la mecánica, de la óptica y del calor. tífica normal. Con todo, en otro sentido, dicha
Finalmente, en un nivel ligeramente superior, iluminación puede ser significativamente origen
existe otro conjunto de compromisos sin los que de confusión. Aunque como es obvio hay reglas
nadie es un científico. Por ejemplo, el científico que siguen todos los que practican una especiali-
ha de ocuparse por comprender el mundo y por dad científica en un momento dado, tales reglas
extender la precisión y la amplitud con los que se puede ser que no especifiquen por sí mismas todo
ha ordenado. Este compromiso, a su vez, lo lleva cuanto la práctica de esos especialistas poseen en
a examinar con gran detalle empírico algunos as- común. La ciencia normal es una actividad alta-
mente determinada, pero no tiene por qué estar
10 Para el corpuscularismo en general véase Marie Boas,
"The Establishment of the Mechanical Philosophy", Osiris, X completamente determinada por reglas. Por eso,
(1952), pp. 412-541. Para sus efectos sobre la química de Boy- al comienzo de este ensayo introduje los paradig-
le, véase T. S. Kuhn, "Robert Boyle and Structural Chemistry mas compartidos, en lugar de reglas, suposicio-
in the Seventeenth Century", [sis, XLIII (1952), pp. 12-36. nes y puntos de vista compartidos, como la fuente
88 LA CIENCIA NORMAL COMO SOLUCIÓN

de la coherencia de las tradiciones de investi-


gación normal. Las reglas, según sugiero, derivan
de los paradigmas, pero los paradigmas pueden
V. LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS
guiar la investigación incluso en ausencia de
reglas.
A FIN DE DESCUBRlR la relación entre las reglas, los
paradigmas y la ciencia normal, consideremos
para empezar de qué modo aísla el historiador
los núcleos especiales de compromiso que acabo
de describir como reglas aceptadas. Las investi-
gaciones históricas minuciosas de una especiali-
dad dada en un momento determinado muestran
un conjunto de ilustraciones recurrentes y casi
estándar de diversas teorías en sus aplicaciones
conceptualés, observacionales e instrumentales.
Se trata de los paradigmas de la comunidad pues-
tos de manifiesto en los libros de texto, en las cla-
ses y en las prácticas de laboratorio. Los miem-
bros de la comunidad correspondiente aprenden
el oficio estudiándolos y practicando con ellos.
Por supuesto, el historiador también descubrirá
un área en penumbra ocupada por los logros cu-
ya condición es aún dudosa, por más que nor-
malmente esté claro cuál es el núcleo de técnicas
y de problemas resueltos. Al margen de ambigüe-
dades ocasionales, los paradigmas de una comu-
nidad científica madura se pueden detectar con
relativa facilidad.
La determinación de los paradigmas compar-
tidos no es, con todo, la determinación de las re-
glas compartidas. Esto exige un segundo paso
que resulta ser de un tipo ligeramente distinto. Al
emprenderlo, el historiador ha de comparar los
paradigmas de la comunidad entre sí y con sus

89
90 LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS 91

informes ordinarios de investigación. Su objetivo ton, un Laplace, un Maxwell o un Einstein han


al hacerlo es descubrir cuáles son los elementos ofrecido una solución, al parecer permanente, a
aislables, implícitos o explícitos, que los miem- un grupo de problemas sobresalientes, y aún así
bros de dicha comunidad pudieran haber abstraí- estar en desacuerdo, en ocasiones sin ser cons-
do de sus paradigmas más globales, empleándo- cientes de ello, acerca de las características abs-
los como reglas en su investigación. Quienquiera tractas particulares que vuelven permanentes
que haya intentado describir o analizar la evolu- esas soluciones. Esto es, pueden estar de acuerdo
ción de una tradición científica concreta, habrá en la identificación de un paradigma sin estar de
tenido que buscar necesariamente reglas y prin- acuerdo en una plena interpretación o racionali-
cipios de este jaez. Como se indicaba en el capí- zación suya, o incluso sin tratar de ofrecer tal
tulo precedente, casi con toda seguridad tendrá cosa. La ausencia de una interpretación estándar
éxito, al menos en parte. Mas si su experiencia se o de una reducción aceptada a reglas no impedi-
parece a la mía, habrá descubierto que la búsque- rá que el paradigma dirija la investigación. La
da de reglas es mucho más difícil y menos satis- ciencia normal puede determinarse en parte me-
factoria que la búsqueda de paradigmas. Algunas diante la inspección directa de los paradigmas,
de las generalizaciones que utiliza para describir proceso que a veces se ve facilitado por la formu-
las creencias compartidas de la comunidad no lación de reglas y suposiciones, por más que no
presentarán ningún problema. Sin embargo otras, dependa de ella. Ciertamente, la existencia de un
entre las que se incluyen algunas de las utilizadas paradigma ni siquiera necesita entrañar la exis-
antes como ejemplo, parecerán un tanto en exceso tencia de un conjunto pleno de reglas.!
fuertes. Expresadas en esos términos o en cua- Inevitablemente, el efecto inmediato de tales
lesquiera otros que se puedan imaginar, serían enunciados es plantear problemas. En ausencia
sin duda rechazadas casi con toda certeza por al- de un cuerpo competente de reglas, ¿qué es lo
gunos miembros del grupo estudiado. No obstan- que liga a los científicos a una tradición particu-
te, si la coherencia de la tradición de investigación lar de ciencia normal? ¿Qué sentido puede tener
se ha de entender en términos de reglas, hace falta la expresión "inspección directa de un paradig-
alguna especificación de un terreno común en el ma"? Algunas respuestas a estas preguntas fue-
área correspondiente. Como resultado de ello, la ron desarrolladas en parte por el difunto Ludwig
búsqueda de un cuerpo de reglas capaz de funda- Wittgenstein, aunque fuese en un contexto muy
mentar una tradición de investigación normal se
convierte en una fuente de continua y profunda 1 Michael Polanyi ha desarrollado con brillantez una idea

frustración. muy similar, argumentando que gran parte del éxito del cien-
tífico depende del "conocimiento tácito"; es decir, del conoci-
No obstante, el reconocimiento de dicha frus- miento que se adquiere por la práctica sin que se pueda articu-
tración hace posible el diagnóstico de su fuente. lar explícitamente. Véase su Personal Knowledge (Chicago,
Los científicos pueden convenir en que un New- 1958), esp. caps. v y VI.
92 LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS 93

distinto. Dado que dicho contexto es a la vez más dido anteriormente a designar con tal nombre.
elemental y más familiar, será útil considerar pri- Dicho brevemente, para Wittgenstein los juegos,
mero la forma de su argumento. ¿Qué tenemos las sillas y las hojas son familias naturales, for-
que saber, se preguntaba Wittgenstein, para po- madas cada una de ellas por una red de semejan-
der aplicar términos como silla, hoja o juego de zas que se entrecruzan y traslapan. La existencia
manera inequívoca sin provocar discusiones?2 de tal red basta para explicar el éxito que tene-
Se trata de una pregunta muy antigua y que en mos a la hora de identificar el objeto o la activi-
general se ha respondido diciendo que hemos de dad correspondiente. Sólo en el caso de que las
conocer de manera consciente o intuitivamente familias nombradas se traslapen y fundan gra-
qué es una silla o una hoja o un juego. Esto es, dualmente unas en otras, esto es, si no fueran fa-
hemos de captar algún conjunto de atributos que milias naturales, el éxito por nuestra parte a la
todos los juegos y sólo ellos posean en común. hora de identificar y nombrar ofrecería pruebas
No obstante, Wittgenstein concluía que, dado el de la existencia de un conjunto de características
modo en que usamos el lenguaje y el tipo de comunes correspondientes a cada uno de los nom-
mundo al que lo aplicamos, no tiene por qué ha- bres de clase que utilizamos.
ber tal conjunto de características. Por más que Se puede decir algo del mismo estilo de las di-
la consideración de algunos de los atributos com- versas técnicas y los problemas de investigación
partidos por un cierto número de juegos, sillas u que surgen dentro de una única tradición de cien-
hojas nos ayude a menudo a aprender cómo em- cia normal. Lo que éstas tienen en común no es
plear el término correspondiente, no hay un con- que satisfagan algún conjunto explícito o incluso
junto de características que sean simultáneamen- plenamente identificable de reglas y suposiciones
te aplicables a todos los miembros de la clase y que confieran a la tradición su carácter y su do-
sólo a ellos. Por el contrario, enfrentados a una minio sobre la mente científica. Antes bien, deben
actividad no observada anteriormente, le aplica- relacionarse por semejanza y por modelado con
mos el término juego porque lo que estamos vien- una u otra parte del corpus científico que la co-
do mantiene una estrecha "semejanza de familia" munidad en cuestión ya reconoce como uno de
con algunas de las actividades que hemos apren- sus logros establecidos. Los científicos trabajan a
partir de modelos adquiridos a través de la edu-
2 Ludwig Wittgenstein, PhilosophicalInvestigations, trad. cación y de la subsiguiente exposición a la biblio-
G. E. M. Anscombe (Nueva York, 1953), pp. 31-36 [traducción grafía, a menudo sin conocer plenamente o sin
española de A. García Suárez y U. Moulines, Investigaciones necesidad siquiera de saber qué características
lógicas, Barcelona, Altaya, 1999, §§ 65-78]. Sin embargo Witt- han conferido a tales modelos la condición de
genstein no dice prácticamente nada sobre cómo tiene que ser
el mundo para soportar el procedimiento de nombrar que bos- paradigmas comunitarios. Y dado que es así, no
queja. Parte de lo que sigue, por tanto, no se le puede atribuir necesitan un conjunto completo de reglas. La co-
a él. herencia mostrada por la tradición de investiga-
94 LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS 95

ción en que participan puede no entrañar ni si- unidad histórica y pedagógicamente previa que
quiera la existencia de un cuerpo subyacente de las muestra en sus aplicaciones y a través de ellas.
reglas y suposiciones susceptible de ser descu- Una teoría novedosa se anuncia siempre junto
bierto por una investigación histórica o filosófica con sus aplicaciones a algún abanico concreto de
ulterior. El hecho de que normalmente los cientí- fenómenos naturales, sin los cuales ni siquiera
ficos ni se pregunten ni discutan qué es lo que podría ser un candidato a la aceptación. Una vez
hace que un problema o una solución particula- que ha sido aceptada, estas mismas aplicaciones
res sean legítimos, nos induce a suponer que co- u otras distintas acompañan a la teoría en los tex-
nocen la respuesta, aunque sea intuitivamente. tos en los que los futuros practicantes aprende-
Pero podría indicar tan sólo que ni la pregunta ni rán su oficio. No aparecen allí tan sólo como
la respuesta se consideran relevantes para la in- adornos o siquiera como documentación. Por el
vestigación. Los paradigmas pueden ser previos, contrario, los procesos de aprender una teoría
más coercitivos y más completos que cualquier dependen del estudio de aplicaciones, incluyendo
conjunto de reglas de investigación que se pudie- la resolución práctica de problemas, tanto con
ra extraer de ellos de manera inequívoca. papel y lápiz como con instrumentos en ellabo-
Hasta aquí la discusión ha sido puramente teó- ratorio. Si, por ejemplo, el estudiante de la diná-
rica: los paradigmas podrían determinar la cien- mica newtoniana llega a descubrir alguna vez el
cia normal sin la intervención de reglas detecta- significado de términos como fuerza, masa, espa-
bles. Permítaseme ahora tratar de aumentar su cio y tiempo, no lo hace tanto por las definiciones
claridad y su perentoriedad indicando algunas de incompletas, aunque a veces útiles, de su texto,
las razones para creer que los paradigmas operan cuanto por observar y participar en la aplicación
de hecho de esta manera. La primera, a la que ya de dichos conceptos a la solución de problemas.
hemos dedicado suficiente espacio, es la grave di- Este proceso de aprendizaje preparándose y
ficultad con que nos topamos a la hora de descu- practicando continúa a lo largo de todo el proceso
brir las reglas que han guiado a las tradiciones de iniciación profesional. A medida que el estu-
concretas de la ciencia normal. Tal dificultad es diante avanza desde su curso de iniciación hasta
casi la misma que aquella con la que se encuen- su tesis doctoral, los problemas que se le asignan
tra el filósofo cuando intenta decir qué tienen en se vuelven cada vez más complejos y menos plena-
común todos los juegos. La segunda, de la que la mente trillados. Sin embargo, siguen estando tan
primera en realidad es un corolario, se basa en estrechamente moldeados sobre logros anterio-
la naturaleza de la educación científica. Ya debe- res como los problemas que normalmente lo ocu-
ría estar claro que los científicos nunca aprenden pan a lo largo de su posterior carrera científica
conceptos, leyes y teorías por sí mismos, en abs- independiente. Si alguien quiere hacerlo, es muy
tracto. Por el contrario, estas herramientas inte- libre de suponer que en algún punto de este ca-
lectuales se encuentran desde el principio en una mino el científico ha abstraído intuitivamente por
96 LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS 97

sí mismo las reglas del juego; pero no hay muchas sigloXVII Y de la geología de comienzos del siglo
razones para creerlo. Si bien muchos científicos 3
XIX. Además, ese tipo de debates no desaparece
son capaces de hablar con facilidad y propiedad de una vez por todas cuando aparece un paradig-
acerca de las hipótesis concretas e individuales ma. Aunque prácticamente no existen durante
que subyacen a una investigación particular, no los periodos de ciencia normal, reaparecen regu-
están en mejor posición que un lego a la hora de larmente un poco antes y durante las revoluciones
caracterizar las bases establecidas de su campo, científicas, aquellos periodos en que los para-
sus problemas legítimos y sus métodos. Si han digmas primero están siendo atacados y luego
aprendido tales abstracciones, después de todo, están sometidos a cambio. La transición de la
dan muestras de ello principalmente a través de mecánica newtoniana a la cuántica despertó mu-
su capacidad de investigar con éxito; pero seme- chos debates, tanto sobre la naturaleza como so-
jante habilidad se puede comprender sin necesi- bre las normas de la física, algunos de los cuales
dad de recurrir a hipotéticas reglas del juego. todavía siguen. 4 Aún hay personas vivas que re-
A la inversa, estas consecuencias de la educa- cuerdan argumentos similares generados por la
ción científica suministran una tercera razón para teoría electromagnética de Maxwell y por la me-
suponer que los paradigmas guían la investiga- cánica estadística. 5 Y antes aún, la asimilación de
ción mediante un modelado directo así como me- la mecánica de Galileo y Newton dio lugar a una
diante reglas abstractas. La ciencia normal puede especialmente famosa serie de debates con los
avanzar sin reglas sólo en tanto cuanto la comu- aristotélicos, los cartesianos y los leibnizianos
nidad científica pertinente acepte las soluciones acerca de las normas legítimas de la ciencia. 6
concretas a los problemas que ya han sido conse-
guidas sin ponerlas en tela de jucio. Las reglas 3 Para la química, véase H. Metzger, Les doctrines chimi-

por tanto deberían volverse importantes, desvane- ques en France, pp. 24-27, 146-149; Marie Boas, Robert Boyle,
ciéndose la típica falta de interés por ellas, siem- cap. 11. Para la geología, véase Walter F. Cannon, "The Unifor-
mitarian-Catastrophist Debate", ¡sis, LI (1960), pp. 38-55; Y
pre que se considere que los paradigmas o mode- C. C. Gillispie, Genesis and Geology (Cambridge, Massachu-
los son inseguros. Además, eso es exactamente lo setts, 1951), caps. IV-V.
que ocurre. El periodo preparadigmático en par- 4 Para las controversias sobre la mecánica cuántica, véase

ticular está regularmente marcado por debates Jean Ullmo, La crise de la physique quantique (París, 1950),
cap. 11.
frecuentes y profundos acerca de los métodos, 5 Para la mecánica estadística, véase René Dugas, La théorie
problemas y normas de solución legítimos, si bien physique, pp. 158-84, 206-219. Para la recepción de la obra de
sirven más bien para definir escuelas que para Maxwell, véase Max Planck, "Maxwell's Influence in Germa-
producir acuerdo. Ya hemos señalado algunos de ny", enlames Clerk Maxwell: A Commemoration Volume 1831-
esos debates en el caso de la óptica y la electrici- /931 (Cambridge, 1931), pp. 45-65, esp. pp. 58-63; Y Silvanus
P. Thomson, The Life of William Thomson Baron Kelvin of
dad, si bien han desempeñado una función aún Largs (Londres, 1910), n, pp. 1021-1027.
más importante en el desarrollo de la química del 6 Para un ejemplo de la batalla con los aristotélicos, véase
LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS 99
98
Cuando los científicos discrepan acerca de si se nolítica y unificada que ha de sostenerse o caer
han resuelto los problemas fundamentales de su con cualquiera de sus paradigmas así como con
campo, la búsqueda de reglas adquiere una re- todos ellos juntos. Mas, como es obvio, la ciencia
levancia de la que ordinariamente carece. Sin em- rara vez es así, si alguna vez lo es. A menudo,
bargo, en tanto cuanto los paradigmas se man- cuando se consideran conjuntamente todos los
tengan firmes, pueden funcionar sin un acuerdo campos, parece más bien una estructura destar-
sobre la racionalización o sin ningún intento de talada, con escasa coherencia entre sus diversas
racionalización en absoluto. partes. Con todo, nada de lo dicho hasta este pun-
Podemos concluir este capítulo con una cuarta to debería entrar en conflicto con esta observa-
razón para conferir a los paradigmas un carácter ción tan familiar. Por el contrario, sustituir los
anterior al de las reglas y suposiciones compar- paradigmas por reglas haría que la diversidad de
tidas. En la introducción a este ensayo sugería los campos y las especialidades científicas fuera
que se pueden dar revoluciones pequeñas así co- más fácil de comprender. Las reglas explícitas,
mo otras grandes, que algunas revoluciones afec- cuando existen, son normalmente algo común a
tan tan sólo a los miembros de una subespeciali- un grupo científico muy amplio, cosa que no tie-
dad profesional, y que para tales grupos incluso ne por qué ocurrir con los paradigmas. Quienes
el descubrimiento de un fenómeno nuevo e ines- practican campos muy separados, como porejem-
perado puede resultar revolucionario. La sección plo la astronomía y la taxonomía botánica, se edu-
siguiente presentará algunos casos de revolucio- can mediante la exposición a logros muy distin-
nes de ese tipo, distando aún de estar claro cómo tos descritos en libros muy diferentes. E incluso
es que pueden existir. Si la ciencia normal es tan las personas que por estar en el mismo campo o
rígida y si las comunidades científicas son tan ce- en campos estrechamente relacionados, se ini-
rradas como ha dado a entender la exposición pre- cian mediante el estudio de muchos de los mis-
cedente, ¿cómo es que un cambio de paradigma mos libros y logros, pueden adquirir paradigmas
puede afectar sólo a un pequeño subgrupo? Lo bastante distintos en el trascurso de la especiali-
dicho hasta aquí puede haber dado a entender zación profesional.
que la ciencia normal es una empresa única, mo- Considérese, por poner un solo ejemplo, la co-
munidad muy grande y diversa formada por to-
A. Koyré, "A Documentary Story of the Problem of Fall from
dos los físicos. Cada uno de los miembros de este
Kepler to Newton", Transactions of the American Philosophi- grupo aprende hoy, digamos, las leyes de la me-
cal Society, XLV (1955), pp. 329-395. Para los debates con los cánica cuántica y la mayoría de ellos emplean di-
cartesianos y leibnizianos, véase Pierre Brunet, L'introduction chas leyes en algún momento de su investigación
des théories de Newton en France au XVIIle siecZe (Paris, 1971); o enseñanza. Sin embargo, no todos aprenden las
y A. Koyré, From the Closed World to the Infinite Universe
(Ba!timore, 1957), cap. XI [hay traducción española, Del mun- mismas aplicaciones de tales leyes, por lo que no
do cerrado al universo infinito, Madrid, Siglo XXI, 1979]. se ven afectados de igual manera por los cambios
100 LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS LA PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS 101

en la práctica de la mecánica cuántica. En su ca- un físico distinguido y a un químico eminente si


mino hacia la especialización profesional, unos un solo átomo de helio era o no una molécula.
cuantos físicos se encuentran sólo con los princi- Ambos respondieron sin dudar, mas sus respues-
pios básicos de la mecánica cuántica. Otros estu- tas no coincidieron. Para el químico, el átomo de
dian en detalle las aplicaciones paradigmáticas helio era una molécula porque se comportaba
de estos principios a la química, mientras que como tal por lo que respecta a la teoría cinética
otros estudian las aplicaciones a la física del esta- de gases, mientras que para el físico el átomo de
do sólido, etc. El significado de la mecánica cuán- helio no era una molécula porque no mostraba
tica para cada uno de ellos depende de qué cur- un espectro molecular. 7 Presumiblemente, ambas
sos ha hecho, qué textos ha leído y qué revistas personas hablaban de la misma partícula, pero la
estudia. De ello se sigue que si bien un cambio en veían a través de su propia formación y práctica
las leyes de la mecánica cuántica resultará revo- investigadora. Sus experiencias en la resolución
lucionario para todos estos grupos, un cambio de problemas les dictaban qué debía ser una mo-
que incida tan sólo en una y otra de las aplicacio- lécula. No cabe duda de que sus experiencias ha-
nes paradigmáticas de la mecánica cuántica, sólo bían tenido mucho en común, aunque en este
será revolucionario para los miembros de una sub- caso no les dictó lo mismo a ambos especialistas.
especialidad profesional particular. Para el resto A medida que avancemos podremos descubrir lo
de la profesión y para quienes practican otras cien- importantes que pueden ser en algunas ocasiones
cias físicas, el cambio no tiene por qué ser revo- las diferencias de paradigma.
lucionario en absoluto. Dicho en pocas palabras,
aunque la mecánica cuántica (o la dinámica new-
toniana o la teoría electromagnética) sea un pa-
radigma para muchos grupos científicos, no es el
mismo paradigma para todos ellos. Como con-
secuencia, puede determinar de modo simultá-
neo diversas tradiciones de ciencia normal que se
intersectan sin ser coextensas. Una revolución
producida dentro de una de estas tradiciones no
habrá de extenderse también a las demás necesa-
riamente.
Un breve ejemplo del efecto de la especializa-
ción puede conferir una fuerza adicional a esta
. 7 El investigador era James K. Senior, a quien agradezco la
serie de consideraciones. Un investigador que Información verbal. Algunas cuestiones relacionadas con
quería aprender algo sobre qué consideraban los ésta, se abordan en su artículo, "The Vemacular of the Labo-
científicos que era la teoría atómica, preguntó a ratory", Philosophy ofSciencie, XXV (1958), pp. 163-168.
DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS 103

presa nunca vuelve a ser del todo la misma, al


menos la de aquellos especialistas en cuyo campo
particular se encuentran las novedades.
VI. LAS ANOMALÍAS Y EL SURGIMIENTO Hemos de preguntarnos ahora cómo pueden
DE LOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS producirse cambios de este tipo, considerando en
primer lugar los descubrimientos o novedades de
hecho, y luego las invenciones o novedades teóri-
LA CIENCIA normal, la actividad de resolver rom- cas. No obstante, tal distinción entre descubri-
pecabezas que acabamos de examinar, es una miento e invento o entre hecho y teoría, pronto
empresa enormemente acumulativa y eminente- resultará ser extremadamente artificial. Su arti-
mente eficaz en la consecución de su finalidad, ficíalidad constituye una pista importante para
que es la ampliación continuada del alcance y varias de las tesis principales de este ensayo. Al
precisión del conocimiento científico. En todos examinar algunos descubrimientos selectos en el
estos aspectos encaja con toda exactitud con la resto de este capítulo, hallaremos enseguida que
imagen más usual del trabajo científico. Con to- no constituyen sucesos aislados, sino que son epi-
do, falta un resultado típico de la empresa cientí- sodios comunes con una estructura que recurre
fica. La ciencia normal no pretende encontrar con regularidad. El descubrimiento comienza to-
novedades de hechos o de teorías, y cuando tiene mando conciencia de una anomalía, es decir, re-
éxito, no las encuentra. Sin embargo, la investiga- conociendo que la naturaleza ha violado de algún
ción científica descubre reiteradamente fenóme- modo las expectativas inducidas por el paradig-
nos nuevos e inesperados, y los científicos inven- ma que gobierna la ciencia normal. Prosigue lue-
tan una y otra vez teorías radicalmente nuevas. go con una exploración más o menos amplia del
La historia sugiere incluso que la empresa cientí- área de la anomalía, y se cierra sólo cuando la
fica ha desarrollado una técnica inmensamente teoría paradigmática se ha ajustado para que lo
poderosa para producir sorpresas de este tipo. anómalo se vuelva algo esperado. La asimilación
Para reconciliar esta característica de la ciencia de un nuevo tipo de hecho exige un ajuste de la
con lo que se ha dicho hasta aquí, es preciso que teoría que no se limita a ser un añadido, y hasta
la investigación que sigue un paradigma sea un que no se termina dicho ajuste, hasta que el cien-
modo especialmente efectivo de inducir cambios tífico no haya aprendido a ver la naturaleza de un
paradigmáticos, pues a eso es a lo que dan lugar modo distinto, el hecho nuevo no es en absoluto
las novedades empíricas y teóricas fundamentales. un hecho plenamente científico.
Al ser producidas de manera involuntaria por un Para mostrar lo íntimamente que se imbrican
juego regido mediante un conjunto de reglas, su las novedades fácticas y teóricas en el descubri-
asimilación exige elaborar otro conjunto. Tras ha- miento científico, examinaremos un ejemplo par-
berse convertido en parte de la ciencia, esta em- ticularmente famoso, el descubrimiento del oxí-

102
104 DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS 105

geno. Al menos tres personas diferentes tienen mo- do nitroso y en 1775, tras ulteriores pruebas, co-
tivos para reclamarlo como suyo, y otros muchos mo aire ordinario con menos cantidad de flogisto
químicos de comienzos de la década de 1770 pue- de la usual. El tercer pretendiente, Lavoisier, ini-
den haber enriquecido el aire en un recipiente de ció el trabajo que lo condujo al oxígeno después
su laboratorio sin saberlo. I El progreso de la cien- de los experimentos de Priestley de 1774, y es po-
cia normal, en este caso la química neumática, sible que lo hiciera como resultado de las pistas
preparó el camino a una ruptura muy profunda. suministradas por Priestley. A comienzos de 1775,
El primero de los candidatos a haber preparado Lavoisier informó de que el gas obtenido calen-
una muestra relativamente pura del gas fue el bo- tando el óxido rojo de mercurio era "el propio aire
ticario sueco C. W. Scheele. Con todo, podemos completo, sin alteración [excepto que]. .. más pu-
pasar por alto su trabajo dado que no se publicó ro, más respirable".3 Hacia 1777, probablemente
hasta después de que el descubrimiento del oxí- con la ayuda de una segunda pista de Priestley,
geno se hubo anunciado repetidamente en otras Lavoisier había llegado a la conclusión de que el
partes, por lo que careció de efectos sobre el pa- gas constituía una especie distinta, uno de los dos
trón histórico que más nos interesa aquU El si- constituyentes principales de la atmósfera, con-
guiente en reclamar la prioridad fue el científico y clusión que Priestley nunca fue capaz de aceptar.
teólogo británico Joseph Priestley, que recogió el Este patrón de descubrimiento suscita una pre-
gas emitido por óxido rojo de mercurio calentado gunta que se puede plantear acerca de todo fenó-
como una muestra más de una investigación nor- meno nuevo que se haya presentado a la concien-
mal en marcha sobre los "aires" emitidos por un cia de los científicos. ¿Quién fue el primero en
gran número de sustancias sólidas. En 1774 iden- descubrir el oxígeno, Priestley o Lavoisier, si es que
tificó el gas producido de esta manera como óxi- fue alguno de ambos? En cualquier caso, ¿cuán-
do se descubrió el oxígeno? Planteada de esta ma-
1 Un tratamiento aún clásico del descubrimiento del oxíge-
no es el de A. N. Meldrum, The Eighteenth-Century Revolution
nera, la pregunta podría formularse incluso si
in Science. The First Phase (Calcuta, 1939), cap. v. Una revi- sólo hubiera existido un pretendiente. Aquí no
sión reciente indispensable, que incluye un pormenor de la nos interesa en absoluto una respuesta que emita
controversia sobre la prioridad, es Maurice Daumas, Lavoi- un fallo acerca de la prioridad y de la fecha. Sin
sier, théoricien et expérimentateur (París, 1955), caps. I-lII. embargo, el intento de ofrecer un dictamen dará
Para una explicación y bibliografía más cabal, véase también
T. S. Khun, "The Historical Structure of Scientific Discovery", luz sobre la naturaleza del descubrimiento, pues
Science, CXXXVI (l0 de junio de 1962), pp. 760-764 [ahora no existe una respuesta del tipo buscado. El des-
capítulo 7 de The Essential Tension, The University of Chicago
Press, 1967; hay traducción española, La tensión esencial, Mé- 3 J. B. Conant, The Overthrow of the Phlogiston Theory: The
xico, FCE, 1982]. Chemical Revolution of 1775-1779 ("Harvard Case Histories
2 Véase, no obstante, Uno Bocklund, "A Lost Letter from in Experimental Science, Case 2; Cambridge, Massachusetts,
Scheele to Lavoisier", Lychnos, 1957-1958, pp. 39-62, para 1950), p. 23. Este utilísimo folleto reproduce muchos de los
una evaluación distinta del papel de Scheele. documentos pertinentes.
106 DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS \07

cubrimiento no es el tipo de proceso sobre el que ria del calor. 4 ¿Diremos por tanto que el oxígeno
sea adecuado plantear la pregunta. El hecho de aún no se había descubierto en 1777? Algunos se
que se formule (la prioridad en el descubrimien- sentirán tentados de hacerlo, pero el principio de
to del oxígeno se ha puesto repetidamente en tela acidez no se borró de la química hasta después
de juicio desde la década de 1780), es un síntoma de 1810, y el calórico subsistió hasta la década de
del sesgo en la imagen de la ciencia que confiere 1860, mientras que el oxígeno se había converti-
al descubrimiento un papel tan fundamental. Con- do en una sustancia química normal antes de
sideremos de nuevo nuestro ejemplo. La candida- cualquiera de estas fechas.
tura de Priestley a ser el descubridor del oxígeno Está claro que necesitamos un vocabulario y
se basa en la prioridad a la hora de aislar un gas unos conceptos nuevos para analizar sucesos co-
que más tarde se identificó como una especie dis- mo el descubrimiento del oxígeno. Aunque sin
tinta. Pero la muestra de Priestley no era pura, y duda sea correcta, la frase "el oxígeno fue descu-
si sostener en la mano oxígeno impuro equivale a bierto" induce a error al sugerir que descubrir
descubrirlo, entonces eso es algo que hizo cual- algo es un acto único y simple, asimilable a nues-
quiera que haya embotellado alguna vez aire at- tro concepto usual de ver, que asimismo es cues-
mosférico. Además, si Priestley fue el descubridor, tionable. Ésa es la razón de que supongamos con
¿cuándo hizo el descubrimiento? En 1774 creyó tanta facilidad que descubrir, al igual que ver o
que había obtenido óxido nitroso, una especie que tocar, debería ser inequívocamente atribuible a
ya conocía; en 1775 vio el gas como aire desflo- un individuo y a un instante temporal. Mas esta
gistizado, que no es aún oxígeno, ni siquiera un última atribución es siempre imposible, cosa que
tipo inesperado de gas para los químicos del flo- también ocurre con frecuencia con la primera. Si
gisto. La candidatura de Lavoisier puede que sea ignoramos a Scheele, podemos decir con seguri-
más sólida, pero presenta los mismos problemas. dad que el oxígeno no se había descubierto antes
Si le negamos el premio a Priestley, no se lo pode- de 1774, y probablemente diríamos también que
mos otorgar a Lavoisier por el trabajo de 1775, ya había sido descubierto hacia 1777 o poco des-
que lo llevó a identificar el gas como "el propio pués. Pero dentro de esos límites u otros simila-
aire completo". Presumiblemente tenemos que es- res, cualquier intento de fechar el descubrimiento
perar al trabajo de 1776 y 1777 que hizo que La- será inevitablemente arbitrario, porque descubrir
voisier viera no solamente el gas sino también un nuevo tipo de fenómeno es necesariamente un
qué era el gas. Con todo, incluso esta concesión suceso complejo que entraña reconocer tanto que
del premio podría ser objetada, pues en 1777 y algo es, como qué es. Adviértase, por ejemplo,
hasta el fin de sus días, Lavoisier insistía en que
el oxígeno era un "principio de acidez" atómico y 4 H. Metzger, La philosophie de la matiere chez Lavoisier
que el gas oxígeno se formaba solamente cuando (París, 1935); y Daumas, Lavoisier, théoricien et expérimenta-
dicho "principio" se unía con el calórico, la mate- teur, cap. VII.
lOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS 109

que si para nosotros el oxígeno fuese aire desflo- meno violaba las expectativas inducidas por el
gistizado, diríamos sin el menor asomo de duda paradigma. Nótese, no obstante, ya que. será im-
que lo descubrió Priestley, por más que sigamos portante más tarde, que el descubrImIento del
sin saber cuándo exactamente. Pero si tanto la oxígeno no fue en sí mismo la causa del cambio
observación como la conceptualización, el hecho en la teoría química. Mucho antes de que desem-
y la asimilación a una teoría, se encuentran inse- peñara función alguna en el descubrimiento del
parablemente unidos en el descubrimiento, en- nuevo gas, Lavoisier estaba convencido no sólo
tonces el descubrimiento es un proceso que ha de de que algo andaba mal en la teoría del flogisto,
llevar tiempo. Tan sólo cuando todas las catego- sino además de que los cuerpos absorbían al ar-
rías conceptuales pertinentes están dispuestas der una parte de la atmósfera. Eso fue lo que dejó
por adelantado -en cuyo caso el fenómeno no registrado en una nota sellada que depositó ante
sería de nuevo tipo-, descubrir que algo es y des- el secretario de la Academia francesa en 1772. 5
cubrir qué es podrá producirse sin dificultad, ins- El resultado del trabajo sobre el oxígeno fue con-
tantáneamente y a la vez. formar y estructurar mucho más la primitiva sen-
Supongamos ahora que el descubrimiento en- sación de Lavoisier de que algo estaba mal. Le
traña un proceso extenso, aunque no necesaria- comunicó algo que ya estaba preparado para des-
mente largo, de asimilación conceptual. ¿Podemos cubrir: la naturaleza de la sustancia que la com-
d~cir también que entraña un cambio de para- bustión toma de la atmósfera. Tener conciencia
dIgma? No se puede dar todavía una respuesta por adelantado de las dificultades tuvo que ser
general a esta pregunta, pero en este caso al me- una parte significativa de lo que le permitió a La-
nos la respuesta ha de ser afirmativa. Lo que La- voisier ver en experimentos como los de Priestley
voisier anunció en sus artículos desde 1777 no un gas que el propio Priestley había sido incapaz
era tanto el descubrimiento del oxígeno cuanto la de ver. A la inversa, el hecho de que se necesitara
teoría de la combustión del oxígeno. Dicha teoría una revisión importante del paradigma para ver
er~ la pieza clave de una reformulación de la quí- lo que vio Lavoisier, fue la razón principal de que
mIca, tan vasta que generalmente se conoce como PriestIey haya sido incapaz de verlo hasta el fin
la revolución química. Ciertamente, si el descu- de su larga vida.
brimiento del oxígeno no hubiera sido una parte Otros dos ejemplos mucho más breves contri-
consustancial del surgimiento de un paradigma buirán a apoyar lo que se acaba de decir, y a la
nuevo para la química, el problema de la priori- vez nos llevarán de la elucidación de la naturale-
dad con el que empezamos la discusión nunca za de los descubrimientos a la comprensión de
hubiera parecido tan importante. En este, como
en otros casos, la evaluación de un nuevo fenó- 5 La descripción más autorizada de los motivos del descon-
tento de Lavoisier es la de Henry Guerlac, Lavoisier-the Cru-
meno y por tanto de su descubrimiento, varía cial Year: The Background and Origin ofHis First Experiments
con nuestra estimación de en qué medida el fenó- on Combustion in 1772 (Ithaca. Nueva York, 1961).
110 DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS 111

l~s ci:cunstancias según las cuales surgen en la rados según el paradigma del flogisto, mientras
CIenCIa. A fin de presentar los diferentes modos que el descubrimiento de Roentgen comenzó al
en que pueden producirse los descubrimientos darse cuenta de que su pantalla brillaba cuando
elegimos estos ejemplos de manera que difiere~ no debiera hacerlo. En ambos casos, la percepción
entre sí y del descubrimiento del oxígeno. El pri- de la anomalía, esto es, de un fenómeno para el
mero, los rayos X, es un caso clásico de descubri- que el paradigma no ha preparado al investiga-
miento accidental, un tipo de descubrimiento que dor, desempeñó una función esencial al desbro-
se. pr~du~e con mayor frecuencia de lo que los zar el camino para la percepción de la novedad.
CrIterIOS Impersonales de información científica Pero, de nuevo en ambos casos, la percepció? de
nos permiten fácilmente constatar. La historia se que algo iba mal no fue más que el preludIO al
inicia el día en que el físico Roentgen interrum- descubrimiento. Ni el oxígeno ni los rayos X sur-
p!ó .una investigación normal sobre los rayos ca- gieron sin un proceso ulterior de experi~ent~­
tOdICOS porque se había dado cuenta de que una ción y asimilación. ¿En qué punto de la InvestI-
pantalla de platinocianuro de bario que se halla- gación de Roentgen, por ejemplo, habríamos de
ba a cierta distancia de su aparato blindado, bri- decir que se descubrieron de hecho los rayos X?
ll~ba cuand~ se producía la descarga. Investiga- En cualquier caso no en el primer instante, cuan-
CIones ulterIores, que ocuparon siete semanas do lo único que se notó fue una pantalla que bri-
febriles durante las cuales Roentgen práctica- llaba. Al menos otro investigador había visto se-
mente no salió del laboratorio, indicaron que la mejante brillo y no descubrió nada en absoluto,
causa del brillo procedía en línea recta del tubo para su posterior disgusto. 7 También está bastan-
de los rayos catódicos, que la radiación proyec- te claro que el momento del descubrimiento no
taba sombras, que no se podía desviar mediante se puede postergar a algún momento de la última
un imán y muchas otras cosas. Antes de anunciar semana de investigación, cuando Roentgen esta-
su descubrimiento, Roentgen se había convenci- ba explorando las propiedades de la nueva radia-
do de que este efecto no se debía a los rayos cató- ción que ya había descubierto. Lo único que po-
dicos, sino a un agente que presentaba algunas demos decir es que los rayos X aparecieron en
semejanzas al menos con la luz. 6 Wurzburgo entre el 8 de noviembre y el 28 de di-
Incluso un resumen tan breve descubre sor- ciembre de 1895.
prendentes semejanzas con el descubrimiento Sin embargo, hay un tercer campo en el que es
del oxígeno: antes de experimentar con óxido mucho menos visible la existencia de paralelis-
rojo de mercurio, Lavoisier había realizado ex-
perimentos que no produjeron los resultados espe- 7 E. T. Whittaker, A History of the Theories of Aether and
Eleetrieity, 1 (2 a ed., Londres, 1951), p. 358, nota 1. Sir George
6 L. W. Taylar, Physies, the Pianeer Seienee (Bastan, 1941), Thomson me ha informado de un segundo caso. Alertado por
pp. 790-794; Y T. W. Chalmers, Historie Researehes (Landres unas placas fotográficas inexplicablemente veladas,. si.r Wi-
1949), pp. 218-219. ' lliam Crookes estuvo también en la pista del descubrImIento.
112 DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS 113

mas significativos entre los descubrimientos del con sorpresa, sino con pasmo. Lord Kelvin ini-
oxígeno y de los rayos X. Frente a lo que ocurrió cialmente los consideró un truco rebuscado. 8
con el descubrimiento del oxígeno, el de los ra- Otros se sintieron claramente anonadados aun-
yos X, al menos durante una década después del que no dudaran de las pruebas. Aunque la teoría
suceso, no se vio implicado en ninguna hecatom- vigente no prohibiera la existencia de rayos X,
be obvia en la teoría científica. ¿En qué sentido éstos violaban expectativas profundamente en-
entonces se puede decir que la asimilación de di- raizadas. Sugiero que esas expectativas estaban
cho descubrimiento precisó un cambio paradig- implícitas en el diseño y la interpretación de los
mático? Las razones para negar tal cambio son procedimientos de laboratorio establecidos. Para
muy fuertes. No cabe duda de que los paradigmas la década de 1890 el equipo de rayos catódicos
aceptados por Roentgen y sus contemporáneos estaba muy extendido en numerosos laboratorios
no habrían servido para predecir los rayos X. (La europeos. Si el aparato de Roentgen había produ-
teoría electromagnética de Maxwell aún no había cido rayos X, entonces un buen número de otros
sido aceptada de manera general y la teoría par- experimentadores tenían que haber estado pro-
ticularista de los rayos catódicos no era más que duciendo tales rayos durante algún tiempo sin
una de las diversas explicaciones en curso.) Pero darse cuenta. Tal vez esos rayos, que podrían tener
esos paradigmas tampoco prohibían, al menos de perfectamente otras fuentes desconocidas, estu-
modo obvio, la existencia de los rayos X, al modo viesen implicados en conductas que anteriormen-
en que la teoría del flogisto había prohibido la in- te se habían explicado sin hacer referencia a ellos.
terpretación que hacía Lavoisier del gas de Pries- En última instancia, varios tipos de aparatos des-
tley. Por el contrario, en 1895 la teoría y la práctica de hacía tiempo familiares, tendrían que aislarse
científicas aceptadas admitían algunas formas de con plomo en el futuro. Algunos trabajos ya ter-
radiación, como la visible, la infrarroja y la ultra- minados sobre proyectos normales, tendrían que
.violeta. ¿Por qué no se podrían aceptar los rayos X repetirse de nuevo ahora porque los científicos
como una forma más de una clase bien conocida anteriores no se habían dado cuenta ni habían
de fenómenos naturales? ¿Por qué no se acepta- controlado una variable pertinente. Sin duda los
ron, por ejemplo, a la manera en que se aceptaba rayos X abrieron un nuevo campo incrementando
el descubrimiento de un nuevo elemento quími- de este modo el dominio potencial de la ciencia
co? En la época de Roentgen aún se buscaban y normal. Pero además, y ello es ahora lo que im-
se hallaban nuevos elementos para rellenar los porta, cambió algunos campos preexistentes. En
lugares vacíos de la tabla periódica. Su búsqueda ese proceso negaron a tipos de instrumentación
era un proyecto típico de la ciencia normal y su antes paradigmáticos el derecho a dicho título.
hallazgo era un motivo de parabienes y no de sor-
presa. 8 Silvanus P. Thompson, The Life of Sir William Thomson
Sin embargo, los rayos X no sólo se recibieron Baron Kelvin of Largs (Londres, 1910), vol. n, p. 1125.
114 DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS 115

Dicho sea brevemente, de manera consciente o aludiendo, por ejemplo, a la identificación tardía
inconsciente, la decisión de emplear un equipo de la fisión del uranio. Una de las razones por las
experimental particular y usarlo de un modo de- cuales esta reacción nuclear resultó especialmen-
terminado, conlleva la suposición de que sólo se te difícil de reconocer era que las personas que
producirán cierto tipo de situaciones. Existen ex- sabían lo que era de esperar cuando se bombar-
pectativas instrumentales además de teóricas que deaba uranio, eligieron pruebas químicas orien-
a menudo han desempeñado una función decisi- tadas principalmente a los elementos del extremo
va en el desarrollo científico. Una de esas expec- superior de la tabla periódica. 10 ¿Acaso hemos de
tativas forma parte, por ejemplo, de la historia concluir de la frecuencia con que tales compro-
del descubrimiento diferido del oxígeno. Como misos instrumentales resultan engañosos, que la
prueba típica de la "bondad del aire", tanto Pries- ciencia debería abandonar las pruebas y los ins-
tley como Lavoisier mezclaron dos volúmenes de trumentos estándar? Sería un método de inves-
su gas con un volumen de óxido nítrico, agitaron tigación inconcebible. Los procedimientos y las
la mezcla sobre agua y midieron el volumen del aplicaciones paradigmáticas son tan necesarios
residuo gaseoso. La experiencia anterior a partir para la ciencia como las leyes y las teorías para-
de la cual se había desarrollado este procedimien- digmáticas, y poseen los mismos efectos. Inevita-
to estándar, les aseguraba que con aire atmosféri-
co el residuo sería un volumen, y sería mayor para 10 K. K. Darrow, "Nuclear Fission", Bell System Technical

cualquier otro gas (o para el aire contaminado). Journal, XIX (1940), pp. 267-289. El criptón, uno de los dos
principales productos de la fisión, parece no haber sido iden-
En los experimentos del oxígeno ambos hallaron tificado por medios químicos hasta después de que la reac-
un residuo próximo a un volumen y en conse- ción fuese bien comprendida. El bario, el otro producto, fue
cuencia identificaron el gas. Sólo mucho más tar- casi identificado químicamente en un momento posterior de
de, y en parte merced a un accidente, Priestley la investigación porque da la casualidad de que dicho elemen-
abandonó el procedimiento normal y ensayó la to tenía que añadirse a la solución radiactiva a fin de precipi-
tar el elemento pesado que andaban buscando los químicos
mezcla del óxido nítrico con su gas en otras pro- nucleares. La incapacidad de separar el bario añadido del pro-
porciones. Halló entonces que con un volumen ducto radiactivo llevó, después de que la reacción se hubiera
cuádruple de óxido nítrico casi no quedaba resi- investigado durante casi cinco años, al siguiente informe:
duo. Su compromiso con el procedimiento de "Como químicos, esta investigación debería llevamos... a cam-
biar los nombres del esquema [de reacción] precedente, escri-
prueba original, procedimiento sancionado por biendo Ba, La, Ce, en lugar de Ra, Ac, Th. Mas, en cuanto 'quí-
una cuantiosa experiencia anterior, era a la vez micos nucleares' con íntimos lazos con la física, no podemos
un compromiso con la no existencia de gases que dar este salto que contradiría toda la experiencia anterior de la
se comportaran como el oxígeno. 9 física nuclear. Puede ser que una serie de extraños accidentes
Se podrían multiplicar ejemplos de ese tipo vuelvan engañosos nuestros resultados" (atto Hahn y Fritz
Strassman, "Über den Nachweis und das Verhalten der bei der
Bestrahlung des Urans mittels Neutronen entstehended Er-
9 Conant, The Overthrow ofthe Phlogiston Theory, pp. 18-20. dalkalimetalle", Die Naturwissenschafren, XXVII [1939], p. 15).
116 DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS 117

blemente restringen el campo fenomenológico de dida que el experimento y la teoría tentativa se ar-
la investigación científica en cualquier momento ticulan conjuntamente, surge el descubrimiento
dado. Reconociéndolo, hemos de comprender si- v la teoría se convierte en un paradigma.
multáneamente un sentido esencial en el que el . El descubrimiento de la botella de Leyden mues-
descubrimiento de los rayos X exige a un segmen- tra todos estos aspectos así como los otros que ya
to especial de la comunidad científica un cambio hemos observado antes. Cuando comenzó, no ha-
de paradigma y por tanto un cambio tanto en los bía un paradigma único para la investigación eléc-
procedimientos como en las expectativas. Como trica. Por el contrario, competían entre sí algunas
resultado de ello hemos de entender también de teorías, todas las cuales derivaban de fenómenos
qué manera el descubrimiento de los rayos X pa- relativamente accesibles. Ninguna de ellas conse-
reció abrir un extraño mundo nuevo a muchos guía organizar muy bien la gran diversidad de los
científicos, participando de este modo de una ma- fenómenos eléctricos. Esta falla es la fuente de
nera muy efectiva en la crisis que llevó a la física varias de las anomalías que suministran el telón
del siglo xx. de fondo del descubrimiento de la botella de Ley-
Nuestro último ejemplo de descubrimiento cien- den. Una de las escuelas rivales de electricistas
tífico, el de la botella de Leyden, pertenece a un consideraba que la electricidad era un fluido, y di-
tipo que se podría describir como inducido por la cha idea llevó a algunas personas a intentar em-
teoría. A primera vista la expresión podría pare- botellar el fluido sosteniendo un recipiente de vi-
cer paradójica. Gran parte de lo dicho hasta aquí drio lleno de agua en la mano mientras tocaban el
sugiere que los descubrimientos que la teoría pre- agua con un conductor suspendido de un genera-
dice por adelantado forman parte de la ciencia dor electrostático activado. Al separar la botella
normal y no dan lugar a ningún nuevo tipo de he- de la máquina y tocar el agua (o un conductor co-
chos. Por ejemplo, ya he hecho alusión a los des- nectado a ella) con la mano, estos investigadores
cubrimientos de nuevos elementos químicos a lo experimentaban una fuerte sacudida. Con todo,
largo de la segunda mitad del siglo XIX, que pro- estos primeros experimentos no suministraron a
cedían de la ciencia normal en este sentido. Mas los electricistas la botella de Leyden. Tal artilugio
no todas las teorías son teorías paradigmáticas. surgió más lentamente y, una vez más, resulta
Tanto durante los periodos preparadigmáticos imposible decir exactamente cuándo se terminó
como durante las crisis que conducen a cambios su descubrimiento. Los intentos iniciales de al-
paradigmáticos a gran escala, usualmente los cien- macenar fluido eléctrico sólo funcionaron porque
tíficos desarrollan muchas teorías especulativas e los investigadores sostenían el recipiente en sus
inarticuladas que pueden indicar el camino hacia manos mientras se mantenían de pie sobre el sue-
un descubrimiento. No obstante, a menudo ese lo. Los electricistas tenían todavía que aprender
descubrimiento no es exactamente el anticipado que la botella necesitaba no sólo una capa con-
por la hipótesis especulativa y tentativa. Sólo a me- ductora interior sino también otra exterior, y que
118 DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS 119

el fluido en realidad no se almacena en absoluto posición breve y controlada. Muchas de las car-
en la botella. El instrumento que llamamos bote- tas eran normales, pero algunas eran anómalas,
lla de Leyden surgió en algún punto en el curso como por ejemplo un seis de picas rojo y un cua-
de las investigaciones que les enseñaron estas co- tro de corazones negro. Cada pase experimental
sas y les presentaron otros efectos an6malos di- consistía en mostrar una única carta a un solo
versos. Además, los experimentos que conduje- sujeto en una serie de exposiciones cada vez más
ron a su aparición, muchos de ellos tealizados largas. Tras cada exposición se le preguntaba al
por Franklin, fueron los mismos que eXigieron la sujeto qué había visto y el pase terminaba con
revisión drástica de la teoría del fluido, suminis- dos identificaciones correctas sucesivas. 12
trando así el primer paradigma pleno para la elec- Incluso con las exposiciones más breves, mu-
tricidad. 11 chos sujetos identificaban la mayoría de las car-
En mayor o menor medida (correspondiente al tas, y tras un pequeño aumento todos los sujetos
continuo que va del resultado sorprendente al pre- las identificaban todas. En el caso de las cartas
visto), los rasgos comunes a los tres ejemplos de normales, dichas identificaciones eran usualmen-
antes son característicos de todos los descubri- te correctas, pero las cartas anómalas casi siem-
mientos de los que surgen nuevos tipos de fenó- pre se identificaban como normales sin duda o
menos. Dichas características incluyen la concien- perplejidad aparente. Así por ejemplo, el cuatro
cia previa de la anomalía, el surgimiento gradual de corazones negro podía identificarse como cua-
y simultáneo del reconocimiento tant() observa- tro de picas o de corazones. Sin ser conscientes
cional como conceptual, y el consiguiente cambio de dificultad alguna, se hacía encajar la carta in-
de categorías y procedimientos paradigmáticos mediatamente en una de las categorías concep-
acompañados frecuentemente por alguna oposi- tuales dispuestas por la experiencia anterior. Ni
ción. Existen pruebas de que estas misrnas carac- siquiera podríamos decir que los sujetos habían
terísticas forman parte incluso de la naturaleza visto algo distinto de lo que identificaban. Con un
del propio proceso perceptivo. En un experimen- ligero aumento en la exposición a las cartas anó-
to psicológico que merece ser mejor conocido fue- malas, los sujetos comenzaron a dudar y a mos-
ra de su campo profesional, Bruner y Postman trar conciencia de la anomalía. Al verse expues-
pedían a los sujetos experimentales que identifi- tos, por ejemplo, al seis de picas rojo, algunos
caran una serie de cartas de la baraja tras una ex- podían decir: es el seis de picas, pero tiene algo
mal, el negro tiene un borde rojo. Un aumento
11 Para las diversas etapas de la evolución de la botella de adicional en la exposición daba lugar a mayores
Leyden, véase 1. E. Cohen, Franklin and Newtoy¡ an Inquiry dudas y confusión, hasta que finalmente, y a me-
into Speculative Newtonian Experimental Science and Fran-
klin's Work in Electricity as an Example Thereof (Filadelfia, 12 J. S. Bruner y Leo Postman, "On the Perception of In-
1956), pp. 385-386, 400-406, 452-467, 506-507. La última eta- congruity: a Paradigm", Journal of Personality, XVIII (1949),
pa se describe en Whittaker, A History, pp. 50-52. pp. 206-223.
120 DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS 121

nudo repentinamente, la mayoría de los sujetos a algo que ha ido anteriormente mal. Esta con-
hacían la identificación correcta sin ninguna du- ciencia de anomalía inaugura un periodo en el que
da. Además, tras hacer esto con dos o tres de las las categorías conceptuales se ajustan hasta que lo
cartas anómalas, no tenían mayor dificultad con inicialmente anómalo se convierta en lo previsto.
las otras. Sin embargo, unos cuantos sujetos nun- En este punto se ha terminado el descubrimien-
ca fueron capaces de realizar los ajustes precisos to. Ya he insistido en que ese proceso u otro muy
en sus categorías. Incluso con una exposición 40 similar está implicado en el surgimiento de todas
veces mayor que la media exigida para recono- las novedades científicas fundamentales. Permí-
cer las cartas normales, más de 10% de las cartas taseme ahora señalar que al reconocer dicho pro-
anómalas no se identificaban correctamente. Y los ceso podemos finalmente empezar a ver por qué
sujetos que fracasaban entonces experimentaban la ciencia normal habría de ser un proceso tan
a menudo una angustia aguda. Uno de ellos ex- efectivo para producir novedades por más que
clamó: "No sé qué palo es; esta vez ni siquiera pa- sea una empresa que no se dirija a descubrirlas y
rece una carta. No sé de qué color es ni si es una que inicialmente tienda a suprimirlas.
pica o un corazón. Ni siquiera estoy seguro ahora En el desarrollo de cualquier ciencia, lo usual
de cómo es una pica. ¡Cielo Santo!"13 En la sec- es que se considere que el primer paradigma acep-
ción siguiente veremos cómo en ocasiones tam- tado explica con éxito la mayoría de las observa-
bién los científicos se conducen de este modo. ciones y experimentos fácilmente accesibles a
Sea como metáfora o como reflejo de la natu- quienes practican dicha ciencia. No obstante, el
raleza de la mente, este experimento psicológico desarrollo ulterior normalmente exige la cons-
ofrece un esquema maravillosamente simple y trucción de un equipo refinado, el desarrollo de
convincente del proceso de descubrimiento cien- un vocabulario y habilidades esotéricas y un refi-
tífico. Como en el experimento de los naipes, tam- namiento de los conceptos que disminuye pro-
bién en la ciencia la novedad surge contra un tras- gresivamente su parecido con los prototipos de
fondo compuesto de expectativas, no sin ciertas sentido común usuales. Esta profesionalización
dificultades que se manifiestan por la resistencia conduce por un lado a una inmensa restricción
a su aceptación. Inicialmente sólo se experimen- de la visión del científico y a una considerable
ta lo previsto y usual incluso en circunstancias oposición al cambio de paradigma. La ciencia se
en las que más tarde se observará la anomalía. ha tornado mucho más rígida. Por otro lado, en
No obstante, una mayor familiaridad produce la aquellas áreas hacia las que el paradigma dirige
conciencia de que algo está malo remite el efecto la atención del grupo, la ciencia normal lleva a
un detalle en la información y a una precisión de
13 Ibidem, p. 218. Mi colega Postman me dice que por más
que conociera por adelantado todos los detalles acerca del la correspondencia entre teoría y observación, que
aparato y de la presentación, con todo se sentía profunda- no se podría obtener de otro modo. Además, ese
mente incómodo al mirar las cartas incongruentes. detalle y esa precisión en la correspondencia tie-
J 22 DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS

nen un valor que supera a su interés intrínseco,


que no siempre es muy elevado. Sin el equipo es-
pecial construido fundamentalmente para las fun-
ciones previstas, no se darían los resultados que VII. LAS CRISIS Y EL SURGIMIENTO
en última instancia llevan a las novedades. E in- DE LAS TEORÍAS CIENTÍFICAS
cluso aunque exista el equipo, la novedad sólo se
presenta a la persona que, sabiendo con precisión
qué esperar, es capaz de reconocer que algo ha TODOS LOS DESCUBRIMIENTOS que hemos conside-
salido mal. La anomalía sólo aparece contra el rado en el capítulo VI causaron o contribuyeron a
trasfondo suministrado por el paradigma. Cuan- un cambio de paradigma. Además, los cambios
to más preciso y mayor alcance tenga dicho para- en que se vieron implicados estos descubrimien-
digma, será un indicador tanto más sensible de la tos fueron destructivos a la vez que constructi-
anomalía, siendo así una ocasión para el cambio vos. Una vez asimilados los descubrimientos, los
de paradigma. En el modo normal de descubri- científicos fueron capaces de explicar un abanico
miento, incluso la oposición al cambio tiene una más amplio de fenómenos naturales o de explicar
función que se explorará más extensamente en el con mayor precisión algunos de los fenómenos
capítulo siguiente. Al asegurar que el paradigma ya conocidos. Ahora bien, estas ganancias se con-
no se rinda con demasiada facilidad, la oposición siguieron al precio de rechazar algunas creencias
garantiza que los científicos no se distraigan con o procedimientos previamente establecidos, a la
cualquier cosa, y que las anomalías que lleven al vez que se sustituían esos componentes del para-
cambio de paradigma hayan de penetrar hasta el digma anterior por otros distintos. Ya he argu-
núcleo del conocimiento existente. El mismo he- mentado que los cambios de ese tipo están aso-
cho de que sea tan frecuente que la misma nove- ciados con todos los descubrimientos obtenidos a
dad científica significativa surja simultáneamen- través de la ciencia normal, exceptuando tan sólo
te en diversos laboratorios, es un indicio tanto de aquellos nada sorprendentes que han sido antici-
la naturaleza fuertemente tradicional de la cien- pados, excepto en los detalles. Con todo, los des-
cia normal como de la perfección con la que esta cubrimientos no son las únicas fuentes de estos
tarea tradicional prepara el camino para su pro- cambios paradigmáticos destructivo-constructi-
pio cambio. vos. En este capítulo empezaremos a considerar
los desplazamientos semejantes, aunque usual-
mente mayores, resultantes de la invención de
teorías nuevas.
Una vez que ya hemos defendido que en las
ciencias los hechos y las teorías, los descubri-
mientos y los inventos, no son categórica y defini-

123
124 CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS 125

tivamente distintos, podemos esperar cierto tras- ko al estudio del movimiento dependió íntima-
lape entre este capítulo y el último. (La sugeren- mente de algunas dificultades descubiertas por
cia insostenible de que Priestley descubrió prime- los críticos escolásticos en la teoría de Aristóte-
ro el oxígeno y luego Lavoisier lo inventó, no deja les. 2 La nueva teoría de la luz y del color de New-
de tener su atractivo. El oxígeno ya se había ha- ton se originó con el descubrimiento de que nin-
llado como descubrimiento; pronto lo encontra- guna de las teorías preparadigmáticas existentes
remos de nuevo como invención.) Al considerar daban cuenta de la longitud del espectro, mien-
el surgimiento de nuevas teorías, ampliaremos tras que la teoría ondulatoria que sustituyó a la
también inevitablemente nuestra comprensión newtoniana se anunció en medio de un creciente
del descubrimiento. No obstante, el traslape no interés por anomalías relativas a los efectos de
es lo mismo que la identidad. Los tipos de descu- difracción y polarización en la teoría de Newton. 3
brimiento considerados en el capítulo anterior La termodinámica nació de la colisión de dos teo-
no fueron responsables, al menos aisladamente, rías físicas existentes en el siglo XIX, mientras que
de cambios de paradigma como la revolución co- la mecánica cuántica surgió de toda una serie de
pernicana, la newtoniana, la química y la de Eins- dificultades relativas a la radiación del cuerpo
tein. Tampoco fueron responsables de los cambios negro, los calores específicos y el efecto fotoeléc-
de paradigma menores, por ser más exclusiva- trico. 4 Además, en todos estos casos, exceptuando
mente profesionales, producidos por la teoría on-
dulatoria de la luz, la teoría dinámica del calor o 1954), p. 16 [hay traducción española, La revolución cien-
la teoría electromagnética de Maxwell. ¿ Cómo tífica, I500-1750, Barcelona, Crítica, 1985. El pasaje sobre el
"escándalo" citado por Kuhn aparecía en las ediciones de
pueden surgir teorías de este tipo a partir de la 1954 y 1960, pero fue omitido en la de 1983, sobre la que se
ciencia normal, actividad que se dirige aún me- ha hecho la traducción española].
nos a su consecución que a la de los descubri- 2 Marshall Clagett, The Science of Mechanics in the Middle
mientos? Ages (Madison, Wisconsin, 1959), partes lI-lII. A. Koyré mues-
tra unos cuantos elementos medievales en el pensamiento
Si la conciencia de la anomalía desempeña una galileano en sus Études galiléenes (París, 1939), especialmente
función en el surgimiento de nuevos tipos de fe- el volumen I [hay traducción española, Estudios galileanos,
nómenos, a nadie habría de sorprender que una Madrid, Siglo XXI, 1980, cap. ¡J.
conciencia similar, aunque más profunda, sea un 3 Para Newton, véase T. S. Kuhn, "Newton's Optical Pa-

prerrequisito de todo cambio teórico aceptable. pers", en Isaac Newton's Papers and Letters in Natural Philo-
sophy, 1. B. Cohen (ed.) (Cambridge, Massachusetts, 1958),
Sobre este punto creo que las pruebas históricas pp. 27-45. Para el preludio a la teoría ondulatoria véase E. T.
son completamente inequívocas. El estado de la Whittaker, A History, pp. 94-109; y W. Whewell, History of the
astronomía tolemaica era un escándalo antes del Inductive Sciences (ed. rev., Londres, 1847), vol. lI, pp. 396-466.
4 Para la termodinámica, véase Silvanus P. Thompson, Life
anuncio de Copérnico.! La contribución de Gali-
ofWilliam Thomson, vol. I, pp. 266-281. Para la teoría cuánti-
ca, véase Fritz Reiche, The Quantum Theory, trad. H. S. Hat-
1 A. R. Hall. The Scientific Revolution. I 500- I 800 (Londres, field y H. 1. Brase (Londres, 1922), caps. ¡-I1 [hay traducción
126 CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS 127

el de Newton, la conciencia de la anomalía había del todo con las mejores observaciones disponi-
durado tanto y había penetrado tan profunda- bles tanto en el caso de las posiciones planetarias
mente que se puede decir con toda propiedad que como en el de la precesión de los equinoccios.
los campos afectados por ella se hallaban en un La reducción ulterior de esas discrepancias me-
estado de crisis galopante. El surgimiento de teo- nores constituyó gran parte de los principales
rías nuevas se ve usualmente precedido por un problemas de la investigación astronómica nor-
periodo de profunda inseguridad profesional de- mal para muchos de los sucesores de Tolomeo, a
bido a que exige una destrucción a gran escala la manera en que los esfuerzos similares por ha-
del paradigma, así como grandes cambios en los cer coincidir las observaciones celestes con la
problemas y técnicas de la ciencia normal. Como teoría newtoniana suministraron los problemas
sería de esperar, dicha inseguridad está provoca- de investigación normal para los sucesores de
da por la persistente falla a la hora de resolver Newton durante el siglo XVIII. Durante algún tiem-
como se debería los rompecabezas de la ciencia po, los astrónomos tenían todas las razones para
normal. El fracaso de las reglas existentes es el suponer que tales esfuerzos habrían de tener el
preludio de la búsqueda de otras nuevas. mismo éxito que habían tenido los que conduje-
Examinemos para empezar un caso especial- ran al sistema tolemaico. Dada una discrepancia
mente famoso de cambio de paradigma: el surgi- concreta, los astrónomos eran capaces invaria-
miento de la astronomía copemicana. Cuando el blemente de eliminarla merced a algún ajuste
sistema precedente, el de la astronomía tolemai- particular en el sistema de círculos compuestos
ca, se desarrolló inicialmente durante los dos de Tolomeo. Pero, a medida que transcurría el
últimos siglos antes de Cristo y los dos primeros tiempo, quien contemplara el resultado neto del
siglos después de Cristo, resultaba admirablemen- esfuerzo de la ciencia normal de muchos astró-
te eficaz a la hora de predecir las posiciones cam- nomos, podía ver que la complejidad de la as-
biantes de las estrellas y los planetas. Ningún otro tronomía crecía con más rapidez que su preci-
sistema antiguo lo había hecho nunca tan bien. sión, mientras que lo más probable era que la
Para las estrellas, el sistema tolemaico aún se usa discrepancia corregida en un lugar, apareciera en
hoy ampliamente como aproximación práctica, otro. 5
mientras que para los planetas, las predicciones Debido a que la tradición astronómica se vio
de Tolomeo eran tan buenas como las de Copér- repetidamente interrumpida desde fuera y a que,
nico. Pero que una teoría científica sea admira- al carecer de la imprenta, la comunicación entre
blemente eficaz no quiere decir que sea plenamen- los astrónomos era escasa, estas dificultades sólo
te eficaz. El sistema de Tolomeo nunca coincidió lentamente se hicieron reconocibles. Pero acaba-

española de Julio Palacios, Teoría de los Quanta: su origen y 5 J. L. E. Dreyer, A History of Astronomy from Thales to
desarrollo, Barcelona, Imp. Elzeviriana, 1922]. Kepler (2 a ed., Nueva York, 1953), caps. XI-XII.
128 CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS 129

ron notándose y en el siglo XIII, Alfonso X el Sa- cos significativos. Con todo, el fracaso técnico se-
bio podía decir que si Dios- lo hubiera consultado ~uiría siendo el núcleo de la crisis. En una cien-
al crear el universo, le hubiera dado un par de Z:ia madura, y la astronomía lo era ya desde la
buenos consejos. En el siglo XVI, el colega de Co- antigüedad, los factores externos del tipo de los
pérnico, Domenico da Novara, sostenía que nin- mencionados antes son significativos sobre todo
gún sistema tan engorroso e inexacto como había para determinar el momento del fracaso, la faci-
llegado a ser el tolemaico podía representar ver- lidad con que se reconoce y el área en que se pro-
daderamente la naturaleza. Y el propio Copérni- duce por vez primera debido a que recibe allí es-
ca escribió en el prefacio al De revolutionibus que pecial atención. Aunque resulten enormemente
la tradición astronómica que había heredado ha- importantes, este tipo de cuestiones cae fuera de
bía engendrado un monstruo. A comienzos del los límites de este ensayo.
siglo XVI un número cada vez mayor de los mejo- Si todo esto es patente en el caso de la revolu-
res astrónomos europeos reconocía que el para- ción copernicana, pasemos de ella a un segundo
digma astronómico fallaba en la aplicación a sus ejemplo un tanto distinto, la crisis que precedió
propios problemas tradicionales. Tal reconoci- al surgimiento de la teoría del oxígeno sobre la
miento era un requisito previo para el rechazo combustión de Lavoisier. En la década de 1770
copernicano del paradigma de Tolomeo y para la se combinaron diversos factores para generar
búsqueda de uno nuevo. Su famoso prefacio si- una crisis en la química, si bien los historiadores
gue siendo una de las descripciones clásicas de no están plenamente de acuerdo tanto acerca de
un estado de crisis. 6 su naturaleza como de su importancia relativa.
Naturalmente, la falla de la actividad normal Pero en general se acepta que hay dos factores de
de resolución técnica de problemas no fue el úni- la mayor trascendencia: la aparición de la quími-
co ingrediente de la crisis astronómica a la que se ca neumática y el problema de las relaciones de
enfrentó Copérnico. Un tratamiento amplio de la los pesos. La historia de la primera comienza en
cuestión habría de incluir la presión social para el siglo XVII con el desarrollo de la bomba de aire
la reforma del calendario, presión que volvió es- y su uso en la experimentación química. A lo lar-
pecialmente urgente el problema de la precesión go del siglo siguiente, mediante el uso de esa bom-
de los equinoccios. Además, una explicación ple- ba y de otros instrumentos neumáticos, los quí-
na habría de tomar en cuenta la crítica medieval micos se dieron progresivamente cuenta de que
a Aristóteles, el surgimiento del neoplatonismo el aire debía de ser un ingrediente activo en las
renacentista, además de otros elementos históri- reacciones químicas. Mas con unas pocas excep-
ciones, tan confusas que puede ser que no fueran
6 T. S. Kuhn, The Copemican Revolution (Cambridge, Mas-
sachusetts, 1957), pp. 135-143 [hay traducción española, La
excepciones en absoluto, los químicos continua-
revolución copemicana, Barcelona, Arie!, 1978 y 1996, pp. ron creyendo que el aire era el único tipo de gas.
185-195]. Hasta 1756, cuando Joseph Black mostró que el
130 CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS 131

aire fijo (COz) era consistentemente distinto del aire siones de una teoría es un síntoma muy corriente
normal, se pensaba que dos muestras de gas dife- de crisis. Copérnico también se quejaba de ello
rían tan sólo en las impurezas. 7 en su prefacio.
Tras la obra de Black, la investigación sobre La creciente vaguedad y la decreciente utilidad
gases avanzó con rapidez, especialmente a ma- de la teoría del flogisto para la química neumáti-
nos de Cavendish, Priestley y Scheele, todos los ca no fue, sin embargo, la única fuente de la cri-
cuales desarrollaron algunas nuevas técnicas ca- sis a que se enfrentó Lavoisier. Estaba también
paces de distinguir una muestra de gas de otra. muy preocupado por explicar el aumento de peso
Todos ellos, de Black a Scheele, creían en la teoría que la mayor parte de los cuerpos experimentan
del flogisto y la empleaban a menudo en el diseño cuando se queman o calcinan, aumento que cons-
y la interpretación de los experimentos. De he- tituye un problema con una larga prehistoria. Al
cho, Scheele fue el primero que produjo oxígeno menos algunos químicos islámicos sabían que
mediante una compleja cadena de experimentos ciertos metales aumentan de peso cuando se cal-
diseñados para desflogistizar el calor. Sin embar- cinan. En el siglo XVII diversos investigadores ha-
go, el resultado neto de sus experimentos fue tal bían concluido de este mismo hecho que un metal
diversidad de muestras de gas y propiedades de calcinado toma algún ingrediente de la atmósfe-
gases tan complicadas que la teoría del flogisto ra. Pero en el siglo XVII a la mayoría de los quími-
demostró ser cada vez menos útil para abordar la cos le parecía innecesaria tal conclusión. Si las
experiencia del laboratorio. Por más que ninguno reacciones químicas podían alterar el volumen,
de estos químicos sugiriera la necesidad de susti- el color y la textura de los ingredientes, ¿por qué
tuir la teoría, fueron incapaces de aplicarla de no podrían alterar también el peso? El peso no
manera consistente. Para el momento en que La- siempre se consideraba una medida de la canti-
voisier inició sus experimentos sobre aires a co- dad de materia. Además, el aumento de peso con
mienzos de la década de 1770, la teoría del flogisto la calcinación seguía siendo un fenómeno aisla-
tenía casi tantas versiones como químicos neumá- do. La mayor parte de los cuerpos naturales, co-
ticos había. 8 Esta proliferación de diferentes ver- mo la madera, pierden peso al calcinarse, tal y
como deberían, según iba a explicar luego la teo-
a
7 J. R. Partington, A Short History of Chemistry (2 ed., Lon-
ría del flogisto.
dres, 1951), pp. 48-51, 73-85, 90-120 [hay traducción españo- Con todo, durante el siglo XVIII estas respuestas
la, Historia de la química, Madrid, Espasa-Calpe, 1945.] al problema del aumento de peso que eran ini-
8 Aunque se ocupan fundamentalmente de un periodo algo cialmente adecuadas, se hicieron cada vez más
posterior, se puede encontrar una gran cantidad de informa- difíciles de sostener. Los químicos descubrieron
ción pertinente en J. R. Partington y Douglas McKie, "Histori-
cal Studies on the Phlogiston Theory", Annals of Science, 11 cada vez más casos en los que la calcinación iba
(1937), pp. 361-404; III (1938), pp. 1-58,337-371; y IV (1939), acompañada de un aumento de peso. En parte
337-371. ello se debía al creciente uso de la balanza como
132 CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS 133

aparato químico normal, y en parte porque el flogisto. Igual que los problemas de la química
desarrollo de la química neumática hizo posible neumática, los del aumento de peso hacían cada
y deseable conservar los productos gaseosos de vez más difícil saber qué era la teoría del flogisto.
las reacciones. Simultáneamente la asimilación Aunque aún se creía y se confiaba en ella como
gradual de la teoría gravitatoria de Newton llevó instrumento de trabajo, este paradigma de la quí-
a los químicos a insistir en que un aumento de mica del siglo XVIII iba perdiendo gradualmente
peso tiene que significar un aumento de la canti- su condición única. Progresivamente, la investi-
dad de materia. Esas conclusiones no tuvieron gación guiada por él se parecía a la desarrollada
como resultado el rechazo de la teoría del flogis- en las escuelas en competencia del periodo pre-
to, pues dicha teoría podía ajustarse de varias paradigmático, lo que constituye otro efecto típi-
maneras. Quizá el flogisto tuviese peso negativo, co de la crisis.
o tal vez a medida que el flogisto abandonaba el Consideremos ahora como tercer y último ejem-
cuerpo calcinado penetraban en él partículas de plo la crisis en la física de finales del siglo XIX,
fuego o alguna otra cosa. Había además otras ex- que preparó el camino para el surgimiento de la
plicaciones. Pero si el problema del aumento de teoría de la relatividad. Una de las raíces de dicha
peso no llevó al rechazo de la teoría, sí condujo a crisis se puede retrotraer a finales del siglo XVII,
un aumento del número de estudios especiales en cuando algunos filósofos naturales, especialmen-
los que este problema ocupaba un lugar preemi- te Leibniz, criticaban que Newton conservara
nente. Uno de ellos, titulado "Sobre el flogisto una versión puesta al día de la concepción clásica
considerado como una sustancia con peso y [ana- del espacio absoluto. 10 Aunque nunca lo consi-
lizado] en términos de los cambios de peso que guieron del todo, estuvieron a punto de mostrar
produce en los cuerpos con que se une", se leyó que las posiciones y los movimientos absolutos
en la Academia francesa a comienzos de 1772, el carecían de toda función en el sistema de New-
año que se cerró con la entrega de Lavoisier de su ton, y consiguieron sugerir el considerable atrac-
famosa nota sellada al secretario de la Academia. tivo estético que más tarde llegaría a mostrar una
Antes de que se escribiera dicha nota, un proble- concepción plenamente relativista del espacio y
ma que se había mantenido en el borde de la con- del movimiento. Sin embargo, su crítica fue pu-
ciencia de los químicos durante muchos años se ramente lógica. Al igual que los copernicanos pri-
había convertido en un sobresaliente rompecabe- mitivos que criticaban las pruebas aristotélicas
zas sin resolver. 9 Para enfrentarse a él se elabora- de la estabilidad terrestre, no soñaban con que la
ron muchas versiones distintas de la teoría del transición a un sistema relativista pudiera tener
9 H. Guerlac, Lavoisier-the Crucial Year (Ithaca, Nueva
York, 1961). Todo el libro documenta la evolución y el reco- ID Max Jammer, Concepts of Space: The History of Theories
nocimiento de una crisis. Para una descripción clara de la of Space in Physics (Cambridge, Massachusetts, 1954), pp.
situación por lo que respecta a Lavoisier, véase la página 35. 114-124.
134 CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS 135

consecuencias observacionales. En ningún caso falla a la hora de observar el desplazamiento. Ca-


relacionaron sus puntos de vista con ninguno de da una de estas articulaciones suponía que un
los problemas surgidos al aplicar la teoría newto- cuerpo en movimiento arrastra consigo una frac-
niana a la naturaleza. Como resultado de ello, sus ción del éter, siendo lo suficientemente adecuada
puntos de vista murieron con ellos a lo largo de para explicar los resultados negativos no sólo de
las primeras décadas del siglo XVIII, resucitando la observación celeste, sino también de la experi-
tan sólo en las últimas décadas del siglo XIX, mentación terrestre, incluyendo el famoso expe-
momento en que tuvieron una relación muy dis- rimento de Michelson y Morley.11 Aún no había
tinta con la práctica de la física. ningún conflicto que no fuese el existente entre
Los problemas técnicos con los que en última las diversas articulaciones y, en ausencia de téc-
instancia se habría de relacionar una filosofía re- nicas experimentales pertinentes, tal conflicto nun-
lativista del espacio comenzaron a aparecer en la ca se agudizó.
ciencia normal con la aceptación de la teoría on- La situación cambió de nuevo en las dos últi-
dulatoria de la luz a partir aproximadamente de mas décadas de siglo XIX merced a la aceptación
1815, si bien no despertaron crisis alguna hasta gradual de la teoría electromagnética de Maxwell.
la última década del siglo. Si la luz es un movi- El propio Maxwell era un newtoniano que creía
miento ondulatorio propagado por un éter mecá- que la luz y el electromagnetismo en general se
nico regido por las leyes de Newton, entonces debían a desplazamientos variables de las par-
tanto la observación de los cielos como la experi- tículas de un éter mecánico. Sus primeras versio-
mentación en la Tierra se vuelven potencialmente nes de la teoría de la electricidad y el magnetismo
capaces de detectar el desplazamiento a través hacían un uso directo de las propiedades hipoté-
del éter. De las observaciones celestes, sólo las de ticas con las que dotaba a este medio. Aunque las
la aberración prometían tener la precisión sufi- eliminó de la versión final, seguía creyendo que
ciente para suministrar una información relevan- la teoría electromagnética era compatible con al-
te, y por tanto la detección del desplazamiento guna articulación del punto de vista mecánico de
del éter merced a las medidas de la aberración se Newton. 12 El desarrollo de una articulación con-
consagró como un problema de la ciencia nor- veniente fue un reto para él y sus sucesores. Sin
mal. Se construyó una gran cantidad de equipo embargo, en la práctica, como ha ocurrido repeti-
especializado para resolverlo, pero dicho equi-
po no detectó ningún desplazamiento observable 11 Joseph Larmor, Aether and Malter... Including a Discus-
y por tanto el problema fue transferido de los sion of the Influence of the Earth 's Motion on Optical Pheno-
experimentalistas y observadores a los teóricos. mena (Cambridge, 1900), pp. 6-20, 320-322.
12 R. T. Glazebrook, James Clerk Maxwell and Modern Phy-
Durante las décadas centrales del siglo, Fresnel, sics (Londres, 1896), cap. IX. Para la actitud final de Maxwell
Stokes y otros ingeniaron numerosas articulacio- véase su propio libro A Treatise on Electricity and Magnetism
nes de la teoría del éter orientadas a explicar la (3" ed., Oxford, 1892), p. 470.
136 CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS 137

damente en el desarrollo científico, la articula- crisis. 14 En este contexto histórico, surgió en 1905
ción requerida demostró ser inmensamente difí- la teoría especial de la relatividad de Einstein.
cil de realizar. Del mismo modo que la propuesta Estos tres ejemplos son casi del todo típicos.
astronómica de Copérnico, a pesar del optimis- En cada uno de estos casos tan sólo surge una
mo de su autor, provocó una crisis creciente en teoría nueva tras una pronunciada falla en la ac-
las existentes teorías de movimiento; así, la teoría tividad normal de resolución de problemas. Ade-
de Maxwell, a pesar de su origen newtoniano, ter- más, excepto en el caso de Copérnico, en el que
minó produciendo una crisis en el paradigma del los factores externos a la ciencia desempeñaron
que había surgido. 13 Además, el punto en que di- una función especialmente importante, el fracaso
cha crisis se hizo más aguda fue provocado por y la proliferación de teorías que lo anuncian ocu-
los problemas que hemos estado considerando, los rrieron no más de una década o dos antes de la
del movimiento con respecto al éter. formulación de la nueva teoría. La teoría nueva
La discusión maxwelliana de la conducta elec- parece una respuesta directa a la crisis. Nótese
tromagnética de los cuerpos en movimiento no además, aunque esto quizá no sea tan típico, que
había hecho referencia al arrastre de éter y resul- los problemas respecto a los cuales se produjo el
tó muy difícil introducir tal arrastre en su teoría. fracaso eran todos de un tipo que ya había sido
Como resultado de ello, toda una serie de ob- reconocido desde hacía mucho. La práctica ante-
servaciones anteriores, ingeniadas para detectar rior de la ciencia normal tenía todo tipo de razo-
el desplazamiento a través del éter, se volvieron nes para considerarlos resueltos o casi resueltos,
anómalas. Por consiguiente, los años posteriores lo que contribuye a explicar por qué, cuando se
a 1890 fueron testigos de una larga serie de ensa- produjo el sentimiento de fracaso, resultó tan
yos, tanto experimentales como teóricos, para agudo. El fracaso con un nuevo tipo de problema
detectar el movimiento con respecto al éter y pa- es frecuentemente frustrante, aunque nunca sor-
ra incluir en la teoría del Maxwell el arrastre de prendente. A menudo, ni los problemas ni los rom-
éter. Los primeros fracasaron uniformemente, si pecabezas ceden al primer ataque. Finalmente,
bien algunos analistas consideraron equívocos estos ejemplos comparten otra característica que
sus resultados. Los últimos produjeron algunos puede contribuir a exponer las razones para ex-
tanteos prometedores, en especial los de Lorentz plicar el papel primordial que desempeñan las
y Fitzgerald, pero también revelaron otros rom- crisis: la solución de cada uno de ellos había sido
pecabezas y finalmente produjeron precisamente anticipada, al menos en parte, durante un perio-
esa proliferación de teorías competitivas que, co- do en el que no había crisis en la ciencia corres-
mo ya hemos encontrado antes, acompañan a las pondiente, y en ausencia de crisis, tales anticipa-
ciones se habían ignorado.
13 Para la función de la astronomía en el desarrollo de la
mecánica, véase Kuhn, The Copernican Revolution, cap. VII. 14 Whittaker, A History, 1, pp. 386-410; 11, pp. 27-40.
138 CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS 139

La única anticipación completa es también la solver sus problemas, por lo que había llegado el
más famosa, la de Copérnico por parte de Aris- momento de dar la alternativa a un competidor.
tarco en el siglo III a. C. Se ha dicho a menudo que Nuestros otros dos ejemplos no muestran una
si la ciencia griega hubiese sido menos deductiva anticipación completa semejante. No obstante,
y menos dogmática, la astronomía heliocéntrica no cabe duda de que una de las razones por las
podría haber comenzado su desarrollo 18 siglos que las teorías de la combustión por absorción de
antes de lo que lo hizo. 15 Mas eso significa igno- la atmósfera (teorías desarrolladas en el siglo XVII
rar por completo el contexto histórico. Cuando por Rey, Hooke y Mayow) no consiguieran atraer
Aristarco hizo su sugerencia, el sistema geocén- un público suficiente fue porque no establecieron
trico era enormemente más razonable y no tenía contacto con un área problemática reconocible
ninguna carencia que un sistema heliocéntrico en la práctica de la ciencia normal. 16 Y el prolon-
pudiese suplir. Todo el desarrollo de la teoría to- gado olvido por parte de los científicos de los si-
lemaica, tanto sus triunfos como sus fracasos, glos XVIII y XIX de los críticos relativistas de New-
pertenecen a los siglos posteriores a la propuesta ton ha de haberse debido en gran medida a la
de Aristarco. Además, no había ninguna razón ausencia similar de un conflicto.
obvia para tomar en serio a Aristarco. Incluso la Los filósofos de la ciencia han demostrado re-
propuesta más elaborada de Copérnico no era ni petidamente que una colección dada de datos
más simple ni más precisa que el sistema de Tolo- puede ser cubierta siempre por más de una cons-
meo. Las pruebas observacionales disponibles, trucción teórica. La historia de la ciencia indica
como veremos más adelante con mayor claridad, que, especialmente en los primeros estadios del
no justificaban la elección entre ellas. En tales desarrollo de un nuevo paradigma, ni siquiera es
circunstancias, uno de los factores que conduje- muy difícil inventar tales alternativas. Pero la in-
ron a los astrónomos al copernicanismo, factor vención de alternativas es algo que justamente
que no los habría llevado al sistema de Aristarco, los científicos rara vez emprenden excepto du-
fue el reconocimiento de la crisis que había sido rante la etapa preparadigmática del desarrollo de
inicialmente la responsable de la innovación. La su ciencia, y en ocasiones muy especiales a lo lar-
astronomía tolemaica no había conseguido re- go de su subsiguiente evolución. En la medida en
que las herramientas suministradas por el para-
15 Para la obra de Aristarco, véase T. L. Heath, Aristarchus
digma continúan demostrando su capacidad de
of Samas: The Ancient Copernicus (Oxford, 1913), parte 11. resolver los problemas que define, la ciencia se
Para una opinión extrema de la posición tradicional acerca mueve muy aprisa y penetra con gran profundi-
del olvido del logro de Aristarco, véase Arthur Koestier, The dad merced a la utilización confiada de dichas he-
Sleepwalkers: A History of Man 's Changing Vision of the Uni-
verse (Londres, 1959), p. 50 [hay traducción española, Los so-
rramientas. La razón es clara. En la ciencia ocurre
námbulos. Historia de la cambiante cosmovisián del hombre,
Buenos Aires, Eudeba, 1963, p. 51]. 16 Partington, A Short History of Chemistry, pp. 78-85.
140 CRISIS Y SURGIMIENTO DE TEORÍAS

como en las manufacturas: el cambio de herra-


mientas es una extravagancia que se reserva para
las ocasiones que lo exigen. El significado de las
crisis es que ofrecen un indicio de que ha llegado VIII. LA RESPUESTA A LA CRISIS
el momento de cambiar de herramientas.

SUPONGAMOS que la crisis sea una condición ne-


cesaria para el surgimiento de teorías nuevas y
preguntémonos entonces cómo responden los
científicos a su presencia. Parte de la respuesta,
importante por obvia que sea, se puede descubrir
señalando en primer lugar lo que los científicos
no hacen nunca cuando se enfrentan a anomalías
incluso graves y prolongadas. Por más que em-
piecen a perder la fe y a tomar luego en cuenta
las alternativas, no renuncian al paradigma que
los ha llevado a la crisis. Esto es, no consideran
a las anomalías como contraejemplos, aunque lo
sean según la manera de hablar de la filosofía de
la ciencia. Esta generalización no es en parte más
que el reconocimiento de un hecho histórico, ba-
sado en ejemplos como los que hemos puesto an-
tes y en otros que trataremos más extensamente
a continuación. Tales ejemplos sugieren lo que el
examen del rechazo del paradigma del que nos
ocuparemos más adelante descubrirá de manera
más completa: una vez que ha alcanzado la con-
dición de paradigma, una teoría científica sólo se
considerará inválida si hay disponible un candi-
dato alternativo para ocupar su lugar. No hay nin-
gún proceso que los estudios históricos del des-
arrollo científico hayan puesto hasta ahora de
manifiesto que tenga la menor semejanza con el
estereotipo metodológico de falsación por con-
trastación directa con la naturaleza. Esta obser-
141
142 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 143

vación no quiere decir que los científicos no recha- que una irritación menor, será porque contribu-
cen teorías científicas ni que la experiencia y la ven a permitir el surgimiento de un análisis de la
experimentación no sean esenciales en el proceso ciencia nuevo y diferente, para el que ya no sean
que conduce a ello. Lo que quiere decir, y que cons- una fuente de problemas. Además, si se puede
tituirá un punto central, es que el juicio que lleva aplicar aquí un patrón típico que observaremos
a los científicos a rechazar una teoría previamen- más adelante en las revoluciones científicas, en-
te aceptada se basa siempre en algo más que en tonces dichas anomalías ya no aparecerán como
una contrastación de dicha teoría con el mundo. simples hechos. Desde una nueva teoría del cono-
La decisión de rechazar un paradigma conlleva cimiento científico, se asemejarán más bien a las
siempre simultáneamente la decisión de aceptar tautologías; esto es, a enunciados de situaciones
otro, y el juicio que lleva a tal decisión entraña la que no son concebibles de otro modo.
comparación de ambos paradigmas can la natu- Se ha observado a menudo, por ejemplo, que la
raleza y entre sí. segunda ley del movimiento de Newton, por más
Hay además una segunda razón para dudar de que su consecución hubiese exigido siglos de difí-
que los científicos rechacen los paradigmas por cil investigación empírica y teórica, para los com-
enfrentarse a anomalías o contraejemplos. Al prometidos con la teoría newtoniana funciona en
desarrollarla, mi argumentación prefigurará otra gran medida como un enunciado puramente ló-
de las tesis centrales de mi ensayo. Las razones gico que ningún conjunto de observaciones po-
para dudar bosquejadas más arriba eran pura- dría refutar.! En el capítulo x veremos que la ley
mente fácticas; esto es, eran ellas mismas con- química de las proporciones fijas, que antes de
traejemplos a una teoría epistemológica domi- Dalton era un ocasional hallazgo experimental
nante. En cuanto tales, si mi posición es correcta de generalidad muy dudosa, después de la obra de
en este punto, lo máximo que pueden hacer es Dalton pasó a ser un ingrediente de la definición
crear una crisis o, más exactamente, reforzar la de compuesto químico que ningún trabajo expe-
que en gran medida ya exista. Por sí mismas no rimental hubiera podido refutar por sí mismo.
pueden falsar ni falsarán esa teoría filosófica, Algo muy parecido ocurrirá también con la gene-
pues sus partidarios se comportarán del modo en ralización de que los científicos no rechazan los
que ya hemos visto que se conducen los científi- paradigmas cuando se enfrentan a anomalías o
cos cuando se enfrentan a una anomalía. Inge- contraejemplos. No pueden hacer tal cosa si quie-
niarán numerosas articulaciones y modificacio- ren seguir siendo científicos.
nes ad hoc de su teoría a fin de eliminar cualquier Algunas personas sin duda se han visto obliga-
conflicto aparente. Muchas de las modificaciones
I Véase en especial la discusión en N. R.. Hanson, Patterns
y calificaciones pertinentes se encuentran ya de o( Discovery (Cambridge, 1958), pp. 99-105 [hay traducción
hecho en la bibliografía. Por tanto, si estos con- española, Patrones del descubrimiento, Madrid, Alianza, 1977,
traejemplos epistemológicos han de ser algo más pp. 203-212].
144 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 145

das a abandonar la ciencia por su incapacidad traejemplos. Por el contrario, lo que habíamos
para tolerar una crisis, aunque es poco probable llamado antes los rompecabezas que constituyen
que la historia recoja sus nombres. Al igual que la ciencia normal, existen únicamente porque nin-
los artistas, los científicos creadores tienen que ser gún paradigma que ofrezca un fundamento para
capaces en ocasiones de vivir en un mundo des- la investigación científica resuelve nunca por com-
coyuntado, exigencia que en otro lugar he descri- pleto todos sus problemas. Los escasos casos que
to como "la tensión esencial" implícita en la in- han parecido hacerlo (como por ejemplo la ópti-
vestigación científica. 2 Pienso que el único tipo ca geométrica) poco después han dejado por com-
de rechazo paradigmático al que pueden condu- pleto de ofrecer problemas de investigación, con-
cir los contraejemplos por sí mismos es el recha- virtiéndose por el contrario en herramientas para
zo de la ciencia en favor de otra ocupación. Una la ingeniería. Con la excepción de los exclusiva-
vez que se ha hallado un primer paradigma a tra- mente instrumentales, todo problema considera-
vés del cual ver la naturaleza, no existe investiga- do por la ciencia normal como un rompecabezas
ción en ausencia de algún paradigma, por lo que puede interpretarse desde otro punto de vista
rechazar un paradigma sin sustituirlo a la vez por como un contraejemplo y, por tanto, como una
otro es rechazar la propia ciencia. Tal acto reper- fuente de crisis. Copérnico vio como contraejem-
cute sobre la persona, no sobre el paradigma. plos lo que la mayoría de los demás seguidores
Inevitablemente, tal persona será considerada por de Tolomeo habían considerado como rompeca-
sus colegas como "el carpintero que hecha la cul- bezas en la correspondencia entre observación y
pa a sus herramientas". teoría. Lavoisier vio como contraejemplo lo que a
La situación inversa se puede defender al me- Priestley le había parecido un rompecabezas sa-
nos con igual efectividad: no existe investigación tisfactoriamente resuelto en la articulación de la
sin contraejemplos. En efecto, ¿qué distingue a la teoría del flogisto. Finalmente Einstein vio como
ciencia normal de la ciencia en situación de cri- contraejemplos lo que Lorentz, Fitzgerald y otros
sis? Sin duda, no que la primera carezca de con- habían visto como rompecabezas en la articula-
ción de las teorías de Newton y Maxwell. Además,
2 T. S. Kuhn, "The Essential Tension: Tradition and Innova- incluso la existencia de una crisis no transforma
tion in Scientific Research", en The Third (1959) University of por sí misma un rompecabezas en un contrae-
Utah Research Conference on the Identificatimz of Creative jemplo. No existe una línea divisoria tajante, sino
Scientific Talent, Calvin W. Tailor (ed.) (Salt Lake City, 1959),
pp. 162-177 [ahora cap. 9 de T. S. Kuhn The Essential Ten- que mediante la proliferación de versiones del
sion. Selected Studies in Scientific Tradition and Change, The paradigma, la crisis relaja las reglas de resolu-
University of Chicago Press, 1977; hay traducción española, ción normal de problemas en modo tal que ter-
La tensión esencial, México, FCE, 1981]. Para un fenómeno mina permitiendo el surgimiento de un nuevo
comparable entre los artistas, véase Frank Barron, "The
Psychology of Imagination", Scientific American CXCIX (sep-
paradigma. Según creo, sólo hay dos alternativas:
tiembre de 1958), pp. 151-166, esp. p. 160. o bien ninguna teoría científica se enfrenta nun-
146 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 147

ca a un contraejemplo o bien todas las teorías se ¿Qué alternativas o qué competencia habrían de
enfrentan continuamente a contraejemplos. tener? Las aplicaciones dadas en los textos no
¿Cómo es que la situación puede haber pareci- están allí como pruebas, sino porque aprenderlas
do distinta? Esta pregunta conduce necesaria- es parte de aprender el paradigma en que se basa
mente a la elucidación histórica y crítica de la fi- la práctica ordinaria. Si las aplicaciones se ofre-
losofía, y tales temas están aquí excluidos. Pero cieran como pruebas, entonces la propia falla de
al menos podemos señalar dos razones por las los textos a la hora de sugerir interpretaciones al-
cuales la ciencia ha parecido suministrar una ilus- ternativas o de discutir problemas cuyas solucio-
tración tan adecuada de la generalización según nes paradigmáticas no han conseguido producir
la cual la verdad y la falsedad están determinadas los científicos convertiría a sus autores en culpa-
única e inequívocamente por la confrontación en- bles de una tendenciosidad extrema. Pero no exis-
tre enunciados y hechos. La ciencia normal debe te el menor motivo para tal acusación.
esforzarse continuamente, y de hecho lo hace, Volviendo entonces a la pregunta inicial, ¿cómo
por producir un acuerdo más estrecho entre teo- responden los científicos a la conciencia de una
ría y hechos, y dicha actividad puede interpretar- anomalía en la correspondencia entre teoría y
se fácilmente como contrastación o como bús- naturaleza? Lo dicho hasta aquí indica que inclu-
queda de confirmación o falsación. En cambio, so una discrepancia enormemente mayor que la
su objetivo es resolver un rompecabezas para cuya experimentada en otras aplicaciones de la teoría
mera existencia ha de suponerse la validez del no tiene por qué suscitar una respuesta muy pro-
paradigma. El fracaso a la hora de lograr una so- funda. Siempre hay algunas discrepancias e in-
lución desacredita únicamente al científico y no a cluso las más obstinadas acaban respondiendo
la teoría. Aquí se aplica más aún que antes el pro- finalmente a la práctica normal. Muy a menudo
verbio: "es un mal carpintero el que culpa a sus los científicos están dispuestos a esperar, espe-
herramientas". Además, el modo en que la peda- cialmente si hay muchos problemas disponibles
gogía científica embrolla la discusión de la teoría en otras partes del campo. Por ejemplo, ya hemos
con consideraciones acerca de sus aplicaciones señalado que durante los 60 años posteriores al
ejemplares ha contribuido a reforzar una teoría cómputo original de Newton, el movimiento pre-
de la confirmación extraída predominantemen- dicho del perigeo lunar era tan sólo la mitad de lo
te de otras fuentes. Si se le da la más mínima razón observado. Mientras que los mejores físicos ma-
para ello, la persona que lee un texto científico temáticos de Europa seguían luchando sin éxito
será proclive a considerar las aplicaciones como con esta discrepancia de sobra conocida, hubo
pruebas a favor de la teoría, como las razones algunas propuestas ocasionales de modificar la
por las que habría de ser creída. Pero los estu- ley del inverso del cuadrado de Newton. Pero na-
diantes de ciencia aceptan las teorías por la auto- die tomó tales propuestas muy en serio y en la
ridad del profesor y del texto, no por las pruebas. práctica dicha paciencia con una anomalía im-
148 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 149

portante demostró estar justificada. En 1750 Clai- turaleza, Yla mayoría de ellas se arreglan tarde o
raut fue capaz de mostrar que lo único equivoca- temprano, a menudo mediante procesos que no
do habían sido las matemáticas de la aplicación y se habrían podido prever. El científico que se pare
que la teoría newtoniana podía mantenerse como a examinar cualquier anomalía que se le presen-
hasta entonces. 3 Incluso en los casos en los que te, pocas veces hará algún trabajo importante.
los meros errores no parecen en absoluto posi- Hemos de preguntarnos por tanto qué es lo que
bles (tal vez porque las matemáticas implicadas hace que una anomalía parezca merecer un exa-
son más simples o de un tipo familiar y efectivo men colectivo, pregunta que tal vez no tenga una
en otros lugares), una anomalía persistente y re- respuesta plenamente general. Los casos que ya
conocida no siempre induce una crisis. Ninguna hemos examinado son típicos, aunque escasa-
de ellas puso seriamente en tela de juicio la teoría mente reveladores. En ocasiones una anomalía
newtoniana debido a las discrepancias conocidas pone claramente en tela de juicio algunas genera-
desde hacía tiempo entre las predicciones de di- lizaciones explícitas y fundamentales del para-
cha teoría y tanto la velocidad del sonido como el digma, como ocurrió con el problema del arras-
movimiento de Mercurio. La primera discrepan- tre de éter para quienes aceptaban la teoría de
cia se resolvió finalmente, y de manera totalmente Maxwell. 0, como en el caso de la revolución co-
inesperada, merced a experimentos sobre el calor pernicana, una anomalía sin un alcance aparen-
emprendidos para un fin muy distinto; la segun- temente fundamental puede provocar una crisis
da se desvaneció con la teoría general de la rela- si las aplicaciones que impide poseen una impor-
tividad tras una crisis en cuya creación no había tancia práctica particular, en este caso para el
desempeñado papel alguno. 4 Al parecer ninguna diseño del calendario y la astrología. 0, como
de ellas había parecido lo bastante fundamental ocurrió con la química del siglo XVIII, el desarro-
para despertar el malestar que acompaña a las cri- llo de la ciencia normal puede transformar en
sis. Podrían considerarse contraejemplos y aun una fuente de crisis una anomalía que antes sólo
así dejarse de lado para más adelante. había sido una contrariedad, pues el problema de
De ahí se sigue que si una anomalía ha de des- las relaciones de peso adquirió una importancia
pertar una crisis, usualmente ha de ser algo más completamente distinta tras la evolución de las
que una anomalía. Siempre hay dificultades en técnicas de la química neumática. Es de presumir
algún punto del ajuste entre el paradigma y la na- que pueda haber otras circunstancias que puedan
convertir una anomalía en algo particularmente
3 W. Whewell, History of the lnductive Sciences (ed. rev., apremiante, y lo normal es que se combinen va-
Londres, 1847),11, pp. 220-221. rias de ellas. Por ejemplo, ya hemos señalado que
4 Para la velocidad del sonido, véase T. S. Kuhn, "The Calo-
ric Theory of Adiabatic Compression", lsis, XLIV (1958), pp. una fuente de la crisis a la que se enfrentó Copér-
1936-1937. Para el desplazamiento secular del perihelio de nico fue la mera extensión del lapso de tiempo
Mercurio, véase E. T. Whittaker, A History, 11, pp. 151, 179. durante el cual los astrónomos habían luchado
150 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 151

sin éxito con la reducción de las discrepancias incluso se pondrá en tela de juicio lo que antes
residuales en el sistema de Tolomeo. eran soluciones normales a problemas zanjados.
Cuando, debido a estas u otras razones simila- Cuando esta situación se vuelve aguda, en oca-
res, se considera que una anomalía es algo más siones los científicos implicados se dan cuenta de
que otro rompecabezas de la ciencia normal, ha ella. Copérnico se lamentaba de que en su época
comenzado la transición hacia la crisis y la ciencia los astrónomos eran tan "inconsistentes en estas
extraordinaria. La profesión comienza a conside- investigaciones [astronómicas] ... que ni siquiera
rar de manera más generalizada que la anomalía podían explicar u observar la longitud constante
es realmente tal. Un número creciente de las per- del año estacional". "Con ellos -prosigue- es co-
sonas más eminentes del campo le presta cada mo si un artista tomara de diversos modelos las
vez más atención. Si continúa resistiéndose, cosa manos, los pies, la cabeza y los demás miembros
que usualmente no ocurre, muchos de ellos llega- de sus retratos, de manera que cada una de las
rán a considerar su resolución como el objeto de partes estuviera excelentemente trazada, aunque
su disciplina. Para ellos el campo ya no parecerá sin relación con un único cuerpo; y puesto que no
el mismo que antes. En parte, su distinto aspecto encajan entre sí, el resultado será un monstruo
es un simple resultado del nuevo punto en que se más bien que un hombre".5 Einstein, en una épo-
fija la atención científica. Una fuente aún más ca en que no se acostumbraba un lenguaje tan flo-
importante de cambio es la naturaleza divergente rido, se limitó a escribir: "Fue como si el suelo
de las numerosas soluciones parciales que la desapareciese bajo los pies, sin que pareciera ha-
atención colectiva al problema ha puesto sobre el ber por ningún lado unos cimientos firmes sobre
tapete. Los ataques anteriores al problema resis- los que se pudiera edificar".6 Asimismo, en los
tente habrán seguido muy al pie de la letra las re- meses anteriores a que el artículo de Heisenberg
glas del paradigma, pero con la persistente resis- sobre mecánica matricial señalara el camino a
tencia un número cada vez mayor de los ataques una nueva teoría cuántica, Wolfgang Pauli escri-
habrán implicado algunas articulaciones peque- bía a un amigo: "En este momento la física está
ñas o no tan pequeñas del paradigma, todas ellas de nuevo en un estado de terrible confusión. En
distintas, cada una de ellas parcialmente eficaz,
\ Citado en T. S. Kuhn, The Copernican Revolution (Cam-
pero ninguna lo bastante para ser aceptada como bridge, Massachusetts, 1957), p. 138 [hay traducción españo-
paradigma por el grupo. A través de esta prolife- la. La revolución copernicana, Barcelona, Ariel, 1978 y 1996,
ración de articulaciones divergentes que cada vez p. 189; véase N. Copérnico, Sobre las revoluciones de los or-
con mayor frecuencia se considerarán ajustes ad bes celestes, edición de Carlos Mínguez, Madrid, Tecnos, 1987,
hoc, las reglas de la ciencia normal se van hacien- p.9].
6 Albert Einstein, "Autobiographical Note", en Albert Eins-
do cada vez más borrosas. Aunque aún exista un tein: Philosopher-Scientist, P. A. Schilpp (ed.) (Evanston, Illi-
paradigma, pocos de los practicantes mostrarán nois, 1949), p. 45 [hay traducción española, Notas autobiográ-
estar totalmente de acuerdo acerca de cuál es, e ficas, Madrid, Alianza 1984, p. 46].
152 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 153

cualquier caso, me resulta demasiado difícil y de- existente. En otras ocasiones, el problema resiste
searía haber sido un actor de cine o algo por el incluso nuevos enfoques aparentemente radica-
estilo y no haber oído hablar nunca de física". Tal les y entonces los científicos pueden llegar a la
testimonio resulta especialmente impresionante conclusión de que no se hallará una solución en
si se compara con las palabras de Pauli menos el estado actual de su campo. El problema se eti-
de cinco meses más tarde: "El tipo de mecánica de queta y se archiva para una futura generación
Heisenberg me ha llenado de nuevo de esperanza con herramientas más desarrolladas. O bien, fi-
y de alegría vital. Bien es cierto que no ofrece la nalmente, y éste es el caso que más nos interesa
solución al enigma, mas creo que es posible avan- aquí, una crisis puede terminar con el surgimien-
zar de nuevo". 7 to de un nuevo candidato a paradigma y con la
Estos reconocimientos explícitos de un fracaso consiguiente batalla por su aceptación. Este últi-
son extremadamente raros, si bien los efectos de mo modo de clausurar el problema será tratado
la crisis no dependen completamente de su reco- pormenorizadamente en los subsiguientes capí-
nocimiento consciente. ¿Cuáles podríamos decir tulos, pero hemos de anticipar ahora algo de lo
que son esos efectos? Sólo dos de ellos parecen que allí se dirá para completar estas considera-
ser universales. Todas las crisis comienzan con el ciones en tomo a la evolución y anatomía del es-
desdibujamiento de un paradigma y la consi- tado de crisis.
guiente relajación de las normas de la investi- La transición de un paradigma en crisis a uno
gación normal. A este respecto, la investigación nuevo del que pueda surgir una nueva tradición
durante una crisis se parece mucho a la investi- de ciencia normal dista de ser un proceso acumu-
gación durante el periodo preparadigmático, ex- lativo logrado mediante la articulación o extensión
cepto que en el primer caso el núcleo de la dis- del paradigma viejo. Más bien es una reconstruc-
crepancia es a la vez menor y está definido con ción del campo a partir de nuevos fundamentos,
mayor claridad. Además, todas las crisis se cie- reconstrucción que cambia algunas de las gene-
rran de tres maneras posibles. En ocasiones, la ralizaciones teóricas más elementales del campo,
ciencia normal termina demostrando ser capaz así como muchos de sus métodos y aplicaciones
de manejar el problema que ha provocado la cri- ejemplares. Durante el periodo de transición ha-
sis, a pesar de la desesperación de quienes la ha- brá un traslape considerable pero nunca total en-
bían considerado como el final de un paradigma tre los problemas que se pueden resolver con el
viejo y con el nuevo paradigma, pero habrá tam-
7 Ralph Kronig, "The Tuming Point", en Theoretical Physics bién una diferencia en los modos de solucionar-
in the Twentieth Century: A Memorial Volume to Wolfgang los. Una vez consumada la transición, la profesión
Pauli, M. Fierz y V. F. Weisskopf (eds.) (Nueva York, 1960), habrá cambiado su visión del campo, sus méto-
pp. 22, 25-26. Gran parte de este artículo describe la crisis en
la mecánica cuántica en los años inmediatamente anteriores dos y sus objetivos. Un historiador perceptivo, al
a 1925. considerar un caso clásico de reorientación de
154 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 155

una ciencia por cambio de paradigma, lo ha des- otra nueva desarrollada con distintas reglas y en
crito recientemente como "coger el palo por el el seno de un universo del discurso diferente, lo
otro extremo", un proceso que entraña "el mane- más probable es que se produzca únicamente
jo del mismo haz de datos que antes, pero colo- cuando se considera que la primera tradición se
cándolos en un nuevo sistema de relaciones mu- ha extraviado de manera lamentable. De todos
tuas al ponerlos en un marco distinto". 8 Otras modos, esta observación no es más que un prelu-
personas que han notado este aspecto del avance dio a la investigación del estado de crisis y, por
científico han subrayado su semejanza con un desgracia, los interrogantes que plantea exigen
cambio en la Gestalt visual: las manchas sobre el más bien la especialidad del psicólogo que la del
papel que antes se veían como un ave, se ven aho- historiador. ¿Cómo es la investigación extraordi-
ra como un antílope o viceversa. 9 Esta compara- naria? ¿Cómo se vuelve legal la anomalía? ¿Cómo
ción puede llamar a error, pues los científicos no se conducen los científicos cuando sólo son cons-
ven algo como otra cosa, sino que simplemente lo cientes de que algo va fundamentalmente mal en
ven. Ya hemos examinado algunos de los proble- un nivel para el que su formación no los ha pre-
mas provocados por decir que Priestley vio el oxí- parado? Estas preguntas exigen muchas más in-
geno como aire desflogistizado. Además el cien- vestigaciones, y no todas ellas han de ser de ca-
tífico no conserva la libertad que tiene el sujeto rácter histórico. Cuanto sigue será por necesidad
de la Gestalt de pasar una y otra vez de un modo más tentativo e incompleto que lo que se ha di-
de ver al otro. Con todo, dado que el cambio de cho anteriormente.
Gestalt es hoy día tan familiar, resulta un prototi- A menudo surge un paradigma, al menos em-
po elemental, útil para describir lo que ocurre en brionariamente, antes de que el desarrollo de la
un cambio paradigmático a gran escala. crisis haya ido muy lejos o antes de que haya sido
Estas anticipaciones nos ayudarán a reconocer identificada como tal. La obra de Lavoisier sumi-
las crisis como preludios apropiados al surgimien- nistra un ejemplo al caso. Su nota sellada fue de-
to de teorías nuevas, especialmente dado que ya positada en la Academia francesa menos de un
examinamos una versión a escala reducida del año después del primer estudio concienzudo de
mismo proceso cuando nos ocupamos del surgi- las relaciones de peso en la teoría del flogisto y
miento de los descubrimientos. Precisamente por- antes de que las publicaciones de Priestley hubie-
que la creación de una nueva teoría rompe con sen puesto de manifiesto la vasta extensión de la
una tradición de práctica científica e introduce crisis en la química neumática. O también, las
primeras noticias de Thomas Young sobre la teo-
8 Herbert Butterfield, The Origins of Modern Science, 1300- ría ondulatoria de la luz aparecieron en una fase
1800 (Londres, 1949), pp. 1-7 [hay traducción española, Los
orígenes de la ciencia moderna, Madrid, Taurus, 1958 y poste-
muy temprana del desarrollo de la crisis en la
riores, pp. 13-21]. óptica, la cual hubiera pasado casi desapercibida
9 Hanson, Patterns of Discovery, cap. 1. si no fuera porque, sin la ayuda de Young, se ha-
156 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 157

bía convertido en un escándalo científico interna- nuestra imagen dominante de científico. En pri-
cional una década después de su primer escrito. mer lugar, aparecerá a menudo como quien bus-
En casos como éstos, lo único que se puede decir ca al azar, ensayando experimentos sencillamen-
es que una falla menor del paradigma y la inci- te para ver qué ocurre, buscando un efecto cuya
piente relajación de sus reglas de la ciencia nor- naturaleza no puede entrever del todo. A la vez,
mal bastaron para inducir en alguien una nueva dado que no se puede concebir ningún experi-
manera de ver el campo. El proceso intermedio mento sin algún tipo de teoría, durante la crisis el
entre la primera sensación de la existencia de di- científico tratará constantemente de engendrar
ficultades y el reconocimiento de una alternativa teorías especulativas que, de tener éxito, puedan
disponible ha de haber sido en gran medida in- descubrir el camino que conduzca a un nuevo pa-
consciente. radigma y, de no tenerlo, puedan abandonarse
Con todo, en otros casos, como por ejemplo los con relativa facilidad.
de Copérnico, Einstein y la teoría nuclear con- La narración que hace Kepler de su prolonga-
temporánea, transcurre un considerable lapso de da lucha con el movimiento de Marte y la des-
tiempo entre el despertar de la conciencia de las cripción que hace Priestley de su respuesta a la
fallas y el surgimiento de un nuevo paradigma. proliferación de nuevos gases ofrecen ejemplos
Cuando ocurre tal cosa, el historiador puede cap- clásicos del tipo más aleatorio de investigación
tar al menos algunos indicios de en qué consiste producido por la conciencia de la anomalía. 10
la ciencia extraordinaria. Al enfrentarse a una Pero probablemente el mejor ejemplo de todos
anomalía manifiestamente fundamental de la teo- sea el de la investigación contemporánea en teo-
ría, el primer intento del científico será a menudo ría de campos y en partículas fundamentales. En
el de aislarla con más precisión y estructurarla. ausencia de una crisis que hiciera necesario ver
Por más que sea ahora consciente de que las re- hasta qué punto podrían forzarse las reglas de la
glas de la ciencia normal no pueden ser plena- ciencia normal, ¿se hubiera considerado que es-
mente correctas, las forzará todo lo posible aun- taba justificado el inmenso esfuerzo preciso para
que sólo sea para ver dónde y hasta qué punto detectar el neutrino? 0, si las reglas no hubieran
pueden funcionar dentro del área en que se en- fracasado de una manera tan obvia en algún pun-
cuentra la dificultad. Simultáneamente buscará to desconocido, ¿se hubiera sugerido o contrasta-
el modo de amplificar la falla, de hacerla más so-
bresaliente y tal vez también más sugerente de lo 10 Para una descripción del trabajo de Kepler sobre Marte,
que había sido cuando lo pusieron de relieve los véase J. L. E. Dreyer, A History ofAstranomy fram Thales to
experimentos cuyos resultados se creían conocer Kepler (2 a ed., Nueva York, 1953), pp. 380-393. La presencia de
algunas inexactitudes no impide que la monografía de Dreyer
de antemano. En este último esfuerzo, más que ofrezca el material aquí preciso. Para Priestley, véase su pro-
en ninguna otra parte del desarrollo posparadig- pia obra, especialmente Experiments and Observations on Dif:
mático de la ciencia, ofrecerá casi el aspecto de [erent Kinds of Air (Londres, 1774-1775).
158 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 159

do la hipótesis radical de la no conservación de la periodos desempeñaran una función tan crítica


paridad? Como muchas otras investigaciones fí- en el progreso de la investigación los llamados
sicas de la década pasada, estos experimentos experimentos mentales. Como he mostrado en
fueron en parte intentos de localizar y definir la otro lugar, la experimentación mental analítica
fuente de un conjunto aún difuso de anomalías. que tanto lugar ocupa en los escritos de Galileo,
Este tipo de investigación extraordinaria se ve Einstein, Bohr y otros, está perfectamente calcu-
a menudo acompañado por otro, aunque no siem- lada para exponer el viejo paradigma al conoci-
pre. Creo que, particularmente en periodos de miento existente, de tal manera que se aísle la
crisis manifiesta, los científicos se entregan al raíz de la crisis con un claridad inalcanzable en
análisis filosófico como instrumento para desblo- el laboratorio. 12
quear los enigmas de su campo. En general los Con el despliegue de uno o de todos estos pro-
científicos ni precisan ni desean ser filósofos. cedimientos extraordinarios puede ocurrir otra
Ciertamente la ciencia normal tiende a mantener cosa. Al concentrar la atención científica en un
a la filosofía creadora a buena distancia, y proba- área problemática limitada y al preparar la men-
blemente por buenas razones. En la medida en te para el reconocimiento de anomalías experi-
que el trabajo de la ciencia normal se puede lle- mentales con todo lo que significan, a menudo la
var a cabo empleando el paradigma como mode- crisis hace eclosionar nuevos descubrimientos.
lo, las reglas y las suposiciones no necesitan ex- Ya hemos indicado de qué modo la conciencia de
plicitarse. Ya hemos señalado en el capítulo v que la crisis distingue el trabajo sobre el oxígeno de
el conjunto completo de reglas que busca el aná- Lavoisier del de Priestley, y el oxígeno no era el
lisis filosófico no tiene ni siquiera que existir. Mas único gas que los químicos conscientes de la ano-
eso no significa que la búsqueda de los supuestos malía fueron capaces de descubrir en la obra de
(incluso de los que no existen) no pueda ser un Priestley. O también, se acumularon rápidamente
modo efectivo de debilitar del peso de la tradi- nuevos descubrimientos ópticos justamente an-
ción sobre el pensamiento, sugiriendo los funda- tes y durante el surgimiento de la teoría ondula-
mentos de otra nueva. No es un accidente que el
surgimiento de la física newtoniana en el siglo siecle (Neuchatel, 1954), especialmente el capítulo XI. Para
el episodio similar del siglo XIX, véase el libro anterior del
XVII y el de la relatividad y la mecánica cuántica mismo autor, Histoire de la mécanique (Neuchatel, 1950), pp.
en el siglo xx se hayan visto ambos precedidos y 419-443.
acompañados por análisis filosóficos fundamen- 12 T. S. Kuhn, HA Function for Thought Experiments", en

tales de la tradición de investigación contempo- Mélanges Alexandre Koyré, editado por R. Taton y por I. B.
Cohen, que publicará Hermann (París) en 1963. [El libro se
ránea. ll Tampoco es un accidente que en ambos publicó en el año 1964 con el título L'aventure de la science,
Mélanges Alexandre Koyré, vol. n, pp. 307-334. En cualquier
11 Para el contrapunto filosófico que acompañó a la mecá- c~so puede leerse ahora en el capítulo 10 de La tensión esen-
nica del siglo XVII, véase René Dugas, La mécanique au XV1l' CIal, ya citada en la nota 2].
160 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 161

toria de la luz. Algunos, como la polarización por pos y suministran los nuevos datos necesarios
reflexión, fueron el resultado de los accidentes para un cambio fundamental de paradigma. En
que hace probables la concentración del trabajo ocasiones, la forma del nuevo paradigma está
en un área problemática. (Malus, que fue su des- prefigurada en la estructura que la investigación
cubridor, estaba iniciando el trabajo de un ensa- extraordinaria ha dado a la anomalía. Einstein
yo para el premio de la Academia sobre la doble escribió que antes de disponer de un sustituto de
refracción, un tema que todo el mundo sabía que la mecánica clásica, podía ver la interrelación
se encontraba en un estado insatisfactorio.) Otros, entre las anomalías conocidas de la radiación del
como la mancha de luz en el centro de la sombra cuerpo negro, el efecto fotoeléctrico y los calores
de un disco circular, eran predicciones de la nue- específicos.l 4 Lo más normal es que no se vea por
va hipótesis, cuyo éxito contribuyó a transfor- adelantado de manera consciente semejante es-
marla en un paradigma para el trabajo posterior. tructura. Por el contrario, el nuevo paradigma o
y aún otros, como los colores de las ralladuras y una pista suficiente para permitir la articulación
las placas gruesas, eran efectos que se habían vis- posterior surge de repente, a veces en medio de la
to y señalado algunas veces con anterioridad, si noche, en la cabeza de la persona profundamente
bien, al modo del oxígeno de Priestley, se habían inmersa en la crisis. Aquí habrá de quedar como
asimilado a efectos bien conocidos de tal manera inescrutable, y tal vez siempre siga siendo así,
que se impedía que se reconocieran como lo que cuál sea la naturaleza de este estadio final, de qué
realmente eran. l3 Se podría ofrecer una explica- manera el individuo inventa, o descubre que ha
ción similar de los descubrimientos múltiples que inventado, un nuevo modo de conferir orden a
fueron, aproximadamente desde 1896, un acom- los datos ahora unidos. Permítasenos señalar aquí
pañante constante del surgimiento de la mecáni- tan sólo una cosa. Casi siempre las personas que
ca cuántica. han logrado estos inventos fundamentales de un
La investigación extraordinaria puede tener paradigma nuevo, o bien han sido muy jóvenes, o
aún otras manifestaciones y efectos, pero en esta bien han llegado muy recientemente al campo
área apenas hemos comenzado a descubrir las cuya paradigma transforman. 15 Tal vez no hiciera
preguntas que deben plantearse. No obstant~,
14Einstein, "Autobiographical Note".
quizá no se precise más en este punto. Las conSI- 15Esta generalización acerca del papel desempeñado por la
deraciones precedentes deberían bastar para mos- juventud en la investigación científica fundamental es tan co-
trar cómo las crisis a la vez relajan los estereoti- mún que puede constituir un cliché. Además, a primera vista,
casi cualquier lista de contribuciones fundamentales a las
13 Para los nuevos descubrimientos ópticos en general, véa- teorías científicas a la que echemos un vistazo, suministrará
se V. Ronchi, Histoire de la lumiere (Paris, 1956), cap. VIL Para Una confirmación de este extremo. No obstante, esta generali-
la explicación anterior de uno de estos efectos, véase J. Pries- zación está muy necesitada de una investigación sistemática.
tley, The History and Present State of Discoveries Relating to Harvey C. Lehman (Age and Achievement [Princeton, 1953])
Vision, Light and Colours (Londres, 1772), pp. 498-520. suministra muchos datos útiles, pero sus estudios no tratan
162 LA RESPUESTA A LA CRISIS LA RESPUESTA A LA CRISIS 163

falta señalar este punto de manera explícita, pues, lía o a una crisis, los científicos adoptan una acti-
como es obvio, se trata de personas que, al estar tud distinta hacia los paradigmas existentes y la
escasamente comprometidas por la práctica an- naturaleza de su investigación cambia de modo
terior con las reglas tradicionales de la ciencia correspondiente. La proliferación de articulacio-
normal, son particularmente proclives a darse nes competitivas, el deseo de ensayar cualquier
cuenta de que tales reglas ya no definen un juego cosa, la expresión de descontento explícito, el re-
que se pueda practicar, y entonces crean otro con- curso a la filosofía y al debate sobre cuestiones
junto que las pueda sustituir. fundamentales, son todos ellos síntomas de la
La transición resultante a un nuevo paradigma transición de la ciencia normal a la investigación
es una revolución científica, un tema que ya por extraordinaria. La noción de ciencia normal de-
fin estamos preparados para abordar directa- pende más de su existencia que de la de las revo-
mente. No obstante, repárese antes en un último luciones.
aspecto aparentemente elusivo para el que ha
preparado el camino el material de los últimos
tres capítulos. Hasta el capítulo VI, cuando se in-
trodujo por vez primera el concepto de anomalía,
las expresiones revolución y ciencia extraordina-
ria pueden haber parecido equivalentes. Y, lo que
es más importante, ninguna de esas expresiones
pueden haber parecido significar algo distinto de
"ciencia no normal", circularidad que habrá mo-
lestado al menos a algunos lectores. En la prácti-
ca no tendría por qué ser así. Estamos a punto de
descubrir que una circularidad semejante es ca-
racterística de las teorías científicas. Con todo,
molesta o no, dicha circularidad ya no es impro-
pia. Este capítulo del ensayo y los dos precedentes
han aportado numerosos criterios del fracaso en
la actividad científica normal, criterios que no de-
penden en absoluto de que el fracaso sea sucedi-
do por una revolución. Enfrentados a una anoma-
de elegir las contribuciones que entrañen cambios fundamen-
tales en los conceptos. Tampoco investigan las circunstancias
especiales, si las hay, que puedan acompañar a la productivi-
dad científica relativamente tardía.
NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 165

se inician por una sensación creciente, de nuevo


restringid~l a menudo a una pequeña subdivisión
de la comlmidad científica, de que el paradigma
IX. LA NATURALEZA Y LA NECESIDAD existente ha dejado de funcionar adecuadamente
DE LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS en la expl<lración de un aspecto de la naturaleza
hacia el qlle había conducido previamente el pro-
pio paradigma. Tanto en el desarrollo político co-
ESTAS REFLEXIONES nos permiten al fin considerar mo en el científico la sensación de que las cosas
los problemas que dan título a este ensayo. ¿Qué funcionan mal, que puede conducir a una crisis,
son las revoluciones científicas y cuál es la fun- es el requisito previo de la revolución. Además,
ción que desempeñan en el desarrollo de la cien- aunque ha.y que admitir que ello fuerza la metá-
cia? La respuesta a estas preguntas se ha anticipa- fora, dicha paralelismo sirve no sólo para los cam-
do ya en gran medida en las secciones anteriores. bios paradigmáticos importantes, como los im-
Concretamente, la discusión precedente ha puesto putables a Copérnico y a Lavoisier, sino también
de manifiesto que aquí consideramos como revo- para los mucho menores asociados a la asimila-
luciones científicas aquellos episodios de desarro- ción de un. nuevo tipo de fenómeno, como el oxí-
llo no acumulativo en los que un paradigma antÍ- geno o Jos rayos X. Las re~'oJucionescientificas,
gua se ve sustituido en todo o en parte por otro c.omo hemos señalado al final del capítulo v, sólo
nuevo incompatible con él. No obstante, eso no es tIenen que parecer revolucionarias a aquellos cu-
todo y una parte esencial de lo que resta se puede yos paradigmas se ven afectados por ellas. Para
introducir planteando otra pregunta. ¿Por qué ha- los extraños pueden parecer elementos normales
bríamos de llamar revolución a un cambio de pa- del proceso de desarrollo, como las revoluciones
radigma? A la vista de las enormes diferencias balcánicas en los albores del siglo xx. Así por ejem-
esenciales que median entre el desarrollo político plo, los astrónomos podrían aceptar los rayos X
y el desarrollo científico, ¿qué paralelismo puede como un mero añadido al conocimiento, dado
justificar la metáfora que encuentra revoluciones que sus pa.radigmas no se veían afectados por la
en ambos? existencia de la nueva radiación. Sin embargo,
Un aspecto del paralelismo ha que ser ya mani- para persOnas como Kelvin, Crookes y Roentgen,
fiesto. Las revoluciones políticas comienzan con cuyas investigaciones trataban con la teoría de la
la creciente sensación, a menudo restringida a un r~~i~ción o con tubos de rayos catódicos, la apa-
segmento de la comunidad política, de que las nClOn de los rayos X violaba necesariamente un
instituciones existentes han dejado de abordar paradigma. a la vez que creaba otro. Ésa es la ra-
adecuadamente los problemas planteados por un Zón por la cual dichos rayos sólo se podrían des-
medio que ellas mismas han creado en parte. De cubrir si a.lgo iba mal antes en la investigación
manera muy similar, las revoluciones científicas normal.

164
166 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 167

Este aspecto genético del paralelismo entre el ción de las instituciones políticas, esa función de-
desarrollo político y el científico ya no debería pende de que sean acontecimientos parcialmente
prestarse a dudas. Con todo, el paralelismo posee extrapolíticos o extrainstitucionales.
un segundo aspecto más profundo del que depen- Lo que resta de este ensayo se orienta a demos-
de la importancia del primero. Las revoluciones trar que el estudio histórico del cambio paradig-
políticas tienen como objetivo modificar las insti- mático muestra unas características muy simila-
tuciones políticas por caminos que esas mismas res en la evolución de las ciencias. Al igual que la
instituciones prohíben. Por tanto, su éxito precisa elección entre instituciones políticas enfrentadas,
el abandono parcial de un conjunto de institucio- la que se da entre paradigmas rivales resulta ser
nes en favor de otro, y entretanto la sociedad no una elección entre modos incompatibles de vida
está en absoluto plenamente gobernada por insti- comunitaria. Dado que posee este carácter, la elec-
tuciones. Al comienzo, sólo la crisis atenúa la fun- ción no está determinada ni puede estarlo tan
ción de las instituciones políticas, tal como ya he- sólo merced a los procedimientos de evaluación
mos visto que atenúa la función de los paradigmas. característicos de la ciencia normal, pues éstos de-
Un número creciente de individuos se encuentra penden en parte de un paradigma particular, y tal
progresivamente enajenado de la vida política, con- paradigma está en entredicho. Cuando los para-
duciéndose en ella de modos cada vez más insóli- digmas entran, como es necesario que ocurra, en
tos. Después, conforme la crisis se hace más pro- el debate acerca de la elección de paradigma, su
funda, muchas de esas personas se comprometen función es necesariamente circular. Cada grupo
con algún proyecto concreto para la reconstruc- utiliza su propio paradigma para argumentar en
ción de la sociedad en un nuevo marco institucio- defensa de dicho paradigma.
nal. En este punto, la sociedad está dividida en Por supuesto, la circularidad resultante no hace
campos o partidos enfrentados, uno de los cuales que los argumentos sean incorrectos o incluso in-
trata de defender la vieja constelación institucio- efectivos. La persona que utiliza como premisa
nal, mientras que otros buscan instituir una nueva. un paradigma cuando argumenta en su defensa,
Y, una vez que se ha producido la polarización, el no obstante puede mostrar con claridad cómo
procedimiento político falla. Ya que difieren acer- será la práctica científica para aquellos que adop-
ca de la matriz institucional en la que se ha de pro- ten la nueva visión de la naturaleza. Dicha exhi-
ducir y evaluar el cambio político, ya que no re- bición puede ser tremendamente persuasiva, a
conocen un marco suprainstitucional para dirimir menudo totalmente convincente. Con todo, sea
las diferencias revolucionarias, los partidos de un cual sea su fuerza, la naturaleza del argumento
conflicto revolucionario han de apelar finalmente circular es tan sólo la de persuadir. No puede ser
a las técnicas de persuasión de masas, incluyen- lógica o incluso probabilísticamente convincente
do a menudo la fuerza. Aunque las revoluciones para quienes se niegan a entrar en el círculo. Las
han desempeñado una función vital en la evolu- premisas y los valores compartidos por las dos
168 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 169

partes de un debate acerca de los paradigmas no miento científico. En principio, podría surgir un
son 10 bastante generales para ello. Como en las nuevo fenómeno sin chocar destructivamente con
revoluciones políticas, en la elección de paradig- ninguna parte de la práctica científica pasada. Si
ma no hay una norma superior al consenso de la bien el descubrimiento de la vida en la Luna des-
comunidad pertinente. Por tanto, para descubrir truiría hoy día paradigmas existentes (los que nos
cómo terminan las revoluciones científicas, ha- dicen cosas de la Luna que parecen incompati-
bremos de examinar no sólo el impacto de la na- bles con la existencia de vida en ella), no ocurriría
turaleza y de la lógica, sino también las técnicas lo mismo en caso de descubrir vida en algún lugar
de argumentación persuasiva que resultan efica- menos conocido de la galaxia. Por la misma ra-
ces dentro de los grupos muy especiales que cons- zón, una teoría nueva no tiene por qué entrar en
tituyen la comunidad de científicos. conflicto con ninguna de sus predecesoras. Podría
Para descubrir por qué el resultado de la elec- ocuparse exclusivamente de fenómenos antes des-
ción de paradigma nunca se puede decidir in- conocidos, al modo en que la teoría cuántica trata
equívocamente sólo mediante la lógica y la expe- (aunque, y esto es significativo, no de forma ex-
rimentación, habremos de examinar brevemente clusiva) de fenómenos subatómicos desconocidos
la naturaleza de las diferencias que separan a los antes del siglo xx. O también, la nueva teoría po-
partidarios de un paradigma tradicional de sus dría ser sencillamente una teoría de nivel supe-
sucesores revolucionarios. Tal examen constitui- rior al de las conocidas anteriormente, teoría que
rá el tema principal de este capítulo y del siguien- ligaría a todo un grupo de teorías de nivel inferior
te. Con todo, ya hemos señalado numerosos ejem- sin modificar ninguna de ellas de modo sustancial.
plos de tales diferencias y nadie dudará de que la Hoy en día, la teoría de la conservación de la ener-
historia puede ofrecer muchos otros. Lo más pro- gía suministra uno de esos nexos entre la dinámi-
bable no es que se dude de su existencia, sino de ca, la química, la electricidad, la óptica, la teoría
si tales ejemplos suministran información esen- térmica, etc. Se pueden imaginar otras relaciones
cial acerca de la naturaleza de la ciencia, y por lo de compatibilidad entre las teorías viejas y las
tanto habríamos de empezar considerando esta nuevas. Todas y cada una de ellas se podrían ejem-
cuestión en primer lugar. Concediendo que el re- plificar mediante los procesos históricos a través
chazo paradigmático haya sido un hecho históri- de los cuales ha avanzado la ciencia. Si fuese así,
co, ¿muestra algo más que la credulidad y confu- el desarrollo científico sería auténticamente acu-
sión humanas? ¿Hay razones intrínsecas para mulativo. Los nuevos tipos de fenómenos se limi-
que la asimilación de un nuevo tipo de fenómeno tarían a mostrar la existencia de orden en un as-
o de una nueva teoría científica hayan de exigir el pecto de la naturaleza en el que antes no se había
rechazo de un paradigma previo? visto. En la evolución de la ciencia, el conocimien-
Nótese para empezar que, si existen tales razo- to nuevo sustituiría a la ignorancia más bien que
nes, no derivan de la estructura lógica del conoci- al conocimiento incompatible de otro tipo.
170 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 171

Por supuesto, la ciencia (u otra empresa, tal llevarnos hasta este punto, entonces un segundo
vez menos efectiva) podría haberse desarrollado vistazo al terreno que ya hemos cubierto podrá
de este modo completamente acumulativo. Mu- sugerir que la adquisición acumulativa de nove-
chas personas han pensado que así era, y la ma- dades no es ya de hecho que sea rara, sino que en
yoría aún parecen suponer que la acumulación es principio resulta improbable. La investigación
al menos el ideal que el desarrollo histórico ha- normal, que es acumulativa, debe su éxito a la
bría de mostrar si no se hubiese visto distorsio- capacidad de los científicos para seleccionar sis-
nado tan a menudo por la idiosincrasia humana. temáticamente problemas que se pueden resolver
Hay razones importantes para tal creencia. En el con técnicas conceptuales e instrumentales pró-
capítulo x, descubriremos cuán firmemente im- ximas a las ya existentes. (Por esa razón una pre-
bricada está la concepción de la ciencia como ocupación excesiva por los problemas útiles, al
acumulación con una epistemología dominante margen de su relación con las técnicas de conoci-
que considera el conocimiento como una cons- miento existente, puede inhibir con mucha facili-
trucción erigida por la mente directamente sobre dad el desarrollo científico.) No obstante, la per-
datos brutos de los sentidos. Y en el capítulo XI, sona que trata de resolver un problema definido
examinaremos el enorme apoyo que recibe el por las técnicas y el conocimiento existentes no
mismo esquema historiográfico por parte de las se limita a buscar por ahí. Sabe qué es lo que quie-
técnicas efectivas de la enseñanza de la ciencia. re conseguir, y diseña sus instrumentos y orienta
Con todo, a pesar de la inmensa plausibilidad de sus pensamientos de acuerdo con ello. Una nove-
esa imagen ideal, hay razones crecientes para dad inesperada, un descubrimiento nuevo, sólo
preguntarse si realmente puede constituir una podrá surgir en la medida en que sus expectativas
imagen de la ciencia. Tras el periodo preparadig- acerca de la naturaleza y su instrumental resul-
mático, la asimilación de todas las teorías nuevas ten estar equivocados. A menudo la importancia
y de casi todos los tipos nuevos de fenómenos ha del descubrimiento consiguiente será proporcio-
exigido de hecho la destrucción de un paradigma nal a la extensión y carácter recalcitrante de la
previo y el consiguiente conflicto entre escuelas anomalía que lo presagió. Así pues, como es ob-
rivales de pensamiento científico. La adquisición vio, ha de haber un conflicto entre el paradigma
acumulativa de novedades no previstas resulta que revela la anomalía y el que más tarde vuelve
ser una excepción casi inexistente a lo que es la legal dicha anomalía. Los ejemplos de descubri-
regla en el desarrollo científico. Quien tome en miento mediante destrucción de paradigma exa-
serio los hechos históricos ha de sospechar que la minados en el capítulo VI no se limitaron a pre-
ciencia no tiende al ideal sugerido por nuestra sentarnos un mero accidente histórico. No hay
imagen de su carácter acumulativo. Tal vez se otro modo efectivo con el que se puedan generar
trate de otro tipo de empresa. los descubrimientos.
Sin embargo, si los hechos resistentes pueden El mismo argumento se aplica con mayor cla-
172 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 173

ridad aún a la elección de teorías nuevas. En prin- fueran lógicamente compatibles. En el proceso
cipio sólo hay tres tipos de fenómenos sobre los de su asimilación, la segunda ha de desplazar a la
que se podría desarrollar una teoría nueva. El pri- primera. Incluso una teoría como la de la conser-
mero consta de fenómenos ya bien explicados vación de la energía, que hoy día se antoja una
por paradigmas existentes, los cuales rara vez superestructura que sólo se relaciona con la na-
suministran un motivo o un punto de partida turaleza a través de teorías establecidas indepen-
para la construcción teórica. Cuando lo hacen, dientemente, no se desarrolló históricamente sin
como ocurrió con las tres famosas anticipaciones destrucción de paradigmas. Por el contrario, sur-
señaladas al final del capítulo VII, las teorías re- gió de una crisis, uno de cuyos ingredientes esen-
sultantes rara vez se aceptan, dado que la natura- ciales era la incompatibilidad entre la dinámica
leza no ofrece fundamentos para la discrimina- newtoniana y algunas consecuencias reciente-
ción. Una segunda clase de fenómenos consta de mente formuladas de la teoría del calórico. La
aquellos cuya naturaleza está marcada por el pa- conservación de la energía sólo pudo entrar a for-
radigma existente, aunque los detalles sólo se mar parte de la ciencia una vez que se hubo re-
pueden comprender mediante una ulterior arti- chazado la teoría del calórico. l Y sólo después de
culación teórica. Ésos son los fenómenos sobre haber formado parte de la ciencia durante algún
los que investigan los científicos la mayor parte tiempo, pudo llegar a parecer una teoría de tipo
del tiempo; pero dicha investigación se dirige a lógicamente superior que no entraba en conflicto
la articulación de los paradigmas existentes más con sus predecesoras. Resulta difícil concebir có-
bien que a la invención de otros nuevos. Sólo cuan- mo podrian surgir las teorías nuevas sin estos cam-
do fallan estos intentos de articulación, se topan bios destructivos en las creencias acerca de la na-
los científicos con el tercer tipo de fenómenos, las turaleza. Aunque la inclusión lógica sigue siendo
anomalías reconocidas, cuyo rasgo característico una manera permisible de ver las relaciones en-
es su obstinada negativa a dejarse asimilar por el tre teorías científicas sucesivas, resulta histórica-
paradigma existente. Sólo este último tipo da lu- mente implausible.
gar a nuevas teorías. Los paradigmas otorgan a Hace un siglo, creo que hubiera sido posible
todos los fenómenos, excepto a las anomalías, un dejar en este punto la defensa de la necesidad de
lugar en el campo de visión del científico deter- las revoluciones. Sin embargo, desgraciadamente
minado por la teoría. hoy en día no es posible hacerlo, dado que la po-
Pero si se formulan nuevas teorías para resol- sición sobre el tema desarrollada más arriba re-
ver las anomalías en la relación entre una teoría sulta insostenible si se acepta la interpretación
existente y la naturaleza, entonces la nueva teo- contemporánea más extendida acerca de la natu-
ría de éxito ha de ofrecer en algún lugar prediccio-
nes que sean distintas de las derivadas de su pre-
1 Silvanus P. Thompson, Life of William Thomson Baron
decesora. Tal diferencia no podría darse si ambas Kelvin ofLargs (Londres, 1910),1, pp. 266-281.
174 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 175

raleza y función de las teorías científicas. Dicha sustituido en otras aplicaciones. La teoría de Eins-
interpretación, muy ligada al primitivo positivis- tein puede emplearse para mostrar que las pre-
mo lógico y que no ha sido rechazada categórica- dicciones de las ecuaciones de Newton serán tan
mente por sus Sucesores, limitaría el alcance y el precisas como exijan nuestros aparatos de medi-
significado de Una teoría aceptada para que no da en todas las aplicaciones que satisfagan un
tuviera la posibilidad de entrar en conflicto con pequeño número de condiciones restrictivas. Por
una teoría posterior que hiciera predicciones acer- ejemplo, para que la teoría newtoniana sumi-
ca de algunos de los mismos fenómenos natura- nistre una buena solución aproximada, las ve-
les. El caso mejor conocido y más potente a favor locidades relativas de los cuerpos implicados
de esta concepción restringida de las teorías cien- han de ser pequeñas comparadas con la de la luz.
tíficas está sacado de la discusión sobre la rela- En esta y en otras cuantas condiciones, la teoría
ción entre la dinámica contemporánea de Eins- newtoniana parece poderse derivar de la de Eins-
tein y las viejas ecuaciones dinámicas que han tein, de la que por tanto constituye un caso es-
derivado de los Principios de Newton. Desde la pecial.
perspectiva de este ensayo, ambas teorías son Mas, prosigue la objeción, ninguna teoría pue-
fundamentalmente incompatibles en el mismo de entrar en conflicto con uno de sus casos parti-
sentido ejemplificado por la relación entre la culares, y si la ciencia de Einstein parece volver
astronomía copernicana y la tolemaica. En efec- falsa la dinámica newtoniana, ello se debe tan
to, la teoría de Einstein sólo se puede aceptar si sólo a que algunos newtonianos fueron lo bastan-
se reconoce que la de Newton estaba equivocada. te imprudentes como para pretender que la teo-
Hoy en día este punto de vista sigue siendo mino- ría de Newton ofrecía resultados totalmente pre-
ritario. 2 Por consiguiente, habremos de examinar cisos o que era válida a velocidades relativas muy
las objeciones más comunes. elevadas. Dado que no tenían el menor elemento
El meollo de tales objeciones puede exponerse de juicio para pretender tales cosas, al hacerlo
como sigue. La mecánica relativista no puede ha- traicionaron las normas de la ciencia. En la me-
ber mostrado que la dinámica newtoniana estaba dida en que la teoría newtoniana fue en alguna
equivocada porque la mayoría de los ingenieros ocasión una teoría científica verdadera apoyada
todavía usa la mecánica newtoniana con mucho por elementos de juicio válidos, en esa misma
éxito e incluso muchos físicos aún la emplean en medida lo sigue siendo. Einstein sólo pudo mos-
algunas aplicaciones determinadas. Además, la trar que eran erróneas las pretensiones extrava-
adecuación de este uso de la vieja teoría se puede gantes de la teoría, pretensiones que nunca for-
demostrar a partir de la misma teoría que la ha maron parte propiamente de la ciencia. Una vez
purgada de tales extravagancias puramente hu-
2 Véanse, por ejemplo, las consideraciones de P. P. Wiener manas, la teoría newtoniana nunca ha sido pues-
en Philosophy of Science, XXV (1958), p. 298. ta en entredicho y nunca podrá serlo.
NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 177
176

Una variante de este argumento basta para vol- Sin embargo, para salvar las teorías de esta ma-
ver inmune al ataque a cualquier teoría jamás nera, ha de restringirse su rango de aplicación a
usada por un grupo significativo de científicos aquellos fenómenos y a aquel nivel de precisión
competentes. La tan denostada teoría del flogis- observacional con los que ya tratan las pruebas
to, por ejemplo, confirió orden a un gran número experimentales disponibles. 4 Si se llevan las co-
de fenómenos físicos y químicos. Explicaba por sas un paso más allá, lo que es inevitable una vez
qué arden los cuerpos (eran ricos en flogisto) y que se ha llegado a este punto, tal limitación pro-
por qué los metales tenían entre sí muchas más híbe que un científico pretenda hablar "científica-
propiedades en común que sus minerales. En mente" acerca de cualquier fenómeno aún no ob-
efecto, los metales eran todos ellos compuestos servado. Incluso en su forma actual, la restricción
de distintas tierras elementales combinadas con le prohíbe al científico basarse en una teoría en
flogisto y este último, común a todos los metales, su propio campo de investigación cada vez que su
producía sus propiedades comunes. Además, la investigación penetre en un terreno o busque un
teoría del flogisto daba cuenta de algunas reac- grado de precisión para el que la práctica pasada
ciones en las cuales se formaban ácidos por com- sustentada en dicha teoría no ofrezca precedente.
bustión de sustancias como carbono y azufre. Estas prohibiciones resultan lógicamente inobje-
Explicaba también la disminución de volumen tables; pero el hecho de aceptarlas significaría el
cuando la combustión se produce en un volu- fin de la investigación mediante la que la ciencia
men cerrado de aire. La razón es que el flogisto continúa progresando.
emitido por la combustión "arruina" la elastici- A estas alturas, esta observación es también
dad del aire que lo absorbe, a la manera en que el prácticamente una tautología. Sin el compromi-
fuego "arruina" la elasticidad de un resorte de so con un paradigma no podría haber ciencia
acero. 3 Si fuesen esos los únicos fenómenos a los normal. Además dicho compromiso ha de exten-
que los teóricos del flogisto aplicaran su teoría, derse a áreas y grados de precisión para los que
ésta nunca hubiera sido puesta en tela de juicio. no hay un antecedente pleno. Si no fuese así el
Se puede aplicar un argumento similar a cual- paradigma no podría suministrar rompecabe~as
quier teoría que haya tenido éxito alguna vez que no hubieran sido ya resueltos. Aparte de ello,
aplicada a cualquier conjunto de fenómenos. no sólo la ciencia normal depende del compromi-
so con un paradigma, pues si la teoría existente
3 James B. Conant, Overthrow of the Phlogiston Theory pp.
limitara al científico tan sólo a las aplicaciones
13-16; YJ. R. Partington, A Short History of Chemistry, pp. 85-
4 Confróntense las conclusiones alcanzadas mediante un
88 [hay traducción española, Historia de la química, Buenos
Aires, Espasa-Calpe, 1945; véase el final del cap. v]. La exposi- tipo muy distinto de análisis por R. B. Braithwaite, Scientific
ción más completa y completa de los logros de la teoría del
Explanation (Cambridge, 1953), pp. 50-89, esp. p. 76 [hay tra-
ducción española, La explicación científica, Madrid, Tecnos,
flogisto se debe a H. Metzger, Newton, Stahl, Boerhaave et la
1964; véase el cap. lII, pp. 67-105, esp. p. 93].
doctrine chimique (París, 1930), Parte n.
NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 179
178

existentes, entonces no podría haber sorpresas, bIes. Este conjunto ampliado de enunciados se
anomalías y crisis. Pero éstas son las señales que manipula entonces para que den un nuevo con-
indican el camino hacia la ciencia extraordinaria. junto, NI' N 2, N 3, ... , N n , con una forma idéntica a
Si las restricciones positivistas sobre el rango de las leyes del movimiento de Newton, a la ley de la
la aplicabilidad legítima de la teoría se tomasen gravedad y demás. Aparentemente se ha derivado
al pie de la letra, dejarían de funcionar los meca- la dinámica newtoniana de la de Einstein, some-
nismos que le dicen a la comunidad científica qué tida a unas cuantas condiciones límite.
problemas pueden conducir a un cam?io funda- Con todo, la derivación es espuria, al menos en
mental. Y si tal cosa ocurre, la comumdad retor- e~te punto. Por más que los N¡ sean un caso espe-
nará inevitablemente a algo muy similar a su es- Clal de las leyes de la mecánica relativista, no son
tado preparadigmático, situación en la que todos las leyes de Newton. O al menos no lo son, si no
los miembros practican la ciencia, si bien su pro- se reinterpretan dichas leyes de un modo que
ducto neto no se parece gran cosa a la ciencia. hubiera resultado imposible antes de la obra de
¿Es realmente de extrañar que el precio d~l avan- Einstein. Las variables y parámetros que repre-
ce científico importante sea un compromIso que sentan en los E i la posición espacial, el tiempo, la
corre el riesgo de estar equivocado? masa, etc. siguen apareciendo en los Ni; y siguen
y lo que es más importante, en el argumento representando el espacio, el tiempo y la masa
positivista hay una laguna lógica reveladora que einsteinianos. Pero los referentes físicos de esos
nos reintroducirá inmediatamente en la naturale- conceptos einsteinianos no son en absoluto idén-
za del cambio revolucionario. ¿Se puede derivar ticos a los de los conceptos newtonianos que lle-
realmente la dinámica newtoniana de la dinámi- van el mismo nombre. (La masa de Newton se
ca relativista? ¿Cómo sería tal derivación? Imagi- conserva, mientras que la de Einstein es converti-
nemos un conjunto de enunciados El' E 2, E y ... , ble con la energía. Sólo a velocidades relativas
E , tal que todos juntos incorporen las leyes de la bajas se pueden medir ambas del mismo modo, e
te~ría de la relatividad. Estos enunciados contie- incluso entonces no se debe considerar que sean
nen variables y parámetros que representan la lo mismo.) A menos que cambiemos las definicio-
posición espacial, el tiempo, la masa en reposo, nes de las variables de los Ni' los enunciados que
etc. De ellos, junto con el aparato lógico y mate- hemos derivado no son los newtonianos. Si las
mático, se puede deducir todo un conjunto de cambiamos, no podemos decir con propiedad
otros enunciados, incluyendo algunos que se pue- que hayamos derivado las leyes de Newton, al
den contrastar por observación. Para probar la menos no en ningún sentido de derivar actual-
adecuación de la dinámica newtoniana como un mente aceptado por todo el mundo. Por supues-
caso especial, hemos de añadir a los E¡ otros to, el argumento ha explicado por qué durante
enunciados adicionales, como (V/c)2 « 1, que algún tiempo las leyes de Newton parecieron fun-
restringen el rango de los parámetros y las varia- cionar. Con ello ha justificado, digamos, que un
180 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 181

conductor de automóvil actúe como si viviese en sucesora. Por más que una teoría pasada de mo-
un universo newtoniano. Se emplea un argu~en­ da pueda presentarse siempre como un caso es-
to de tipo similar para justificar que se ensen~ a pecial de su sucesora actual, es preciso transfor-
los topógrafos una astronomía centrad~ en l~ TIe- marla para tal fin, y además la transformación
rra. Mas el argumento no ha consegUIdo aun lo sólo puede llevarse a cabo beneficiándose de sa-
que pretendía. Esto es, no ha logrado mostrar que ber qué es lo que ha pasado luego; esto es, con la
las leyes de Newton sean un caso límite de las de guía explícita de la teoría más reciente. Además,
Einstein pues en el paso al límite no sólo han aun cuando dicha transformación fuese un ins-
cambiad~ las formas de las leyes, sino que hemos trumento legítimo para la interpretación de la
de alterar al mismo tiempo los elementos estru~­ teoría antigua, el resultado de su aplicación sería
turales fundamentales de que se compone el um- una teoría tan restringida que sólo podría repetir
verso al que se aplican.. ., lo ya sabido. Debido a su economía, esa repeti-
Esta necesidad de cambIar el sIgmficado de los ción tendría utilidad, pero no bastaría para guiar
conceptos familiares y estableci?os resulta ,cen- la investigación.
tral para el impacto revoluc!onar~ode la teona de Por tanto, demos por supuesto ahora que las
Einstein. Aunque fuesen mas sutlles ~ue los cam- diferencias entre paradigmas sucesivos son tan
bios que mediaron entre el geocentnsmo y el he- necesarias como irreconciliables. ¿Acaso pode-
liocentrismo, entre el flogisto y el oxígeno o e~t;e mos señalar de manera más explícita de qué tipo
los corpúsculos y las ondas, la t.r~nsformaclOn de diferencias se trata? El tipo más visible ya se
conceptual no resultó menos .decIsIvamente de~­ ha ilustrado repetidamente. Los paradigmas su-
tructiva del paradigma antenormente estableCI- cesivos nos dicen cosas distintas acerca de la
do. Incluso podemos llegar a considerarla c?mo población del universo, así como acerca del com-
el prototipo de la reorientación revolucionar~a.en portamiento de esa población. Esto es, difieren
las ciencias. Precisamente porque no entra~o.la acerca de cuestiones tales como la existencia de
introducción de fenómenos o conceptos a~IclO­ partículas subatómicas, la materialidad de la luz
nales, la transición de la mecánica newton~ana a y la conservación del calor o de la energía. Estas
la mecánica einsteiniana ilustra con partIcular son las diferencias sustantivas que median entre
claridad el carácter de la revolución científica los paradigmas sucesivos, y no precisan más ilus-
como un desplazamiento de la red conceptual a tración. Sin embargo, los paradigmas difieren en
través de la cual el científico ve el mundo. otras cosas aparte de la sustancia, pues no sólo se
Estas observaciones deberían bastar para mos- dirigen a la naturaleza, sino que también inciden
trar lo que en otro clima filosófico se hubiera sobre la ciencia que los produce. Son la fuente de
dado por supuesto. Al menos paJ;a los c~entífico~, los métodos, los problemas del campo y de las
resulta real la mayoría de las dIferencIas mam- normas de solución aceptadas por cualquier co-
fiestas entre una teoría científica rechazada y su munidad científica madura en cualquier momen-
182 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 183
to dado. Como resultado de ello, la recepción de la ciencia. Moliere captó el nuevo espíritu adecua-
un nuevo paradigma exige a menudo la redefini- damente cuando ridiculizó al doctor que explica-
ción de la ciencia correspondiente. Algunos de ba la eficacia soporífera del opio atribuyéndola a
los viejos problemas pueden verse relegados a una virtud dormitiva. A lo largo de la segunda mi-
otra ciencia o pueden ser declarados totalmente tad del siglo XVII, muchos científicos preferían de-
"acientíficos". Otros, que antes ni existían o eran cir que la forma redondeada de las partículas de
triviales, pueden convertirse con el nuevo para- opio les permitía calmar los nervios en torno a
digma en el arquetipo mismo de los logros cientí- los cuales se movían. 5
ficos importantes. Y a medida que cambian los En un periodo anterior, las explicaciones en
problemas, cambian también las normas que dis- términos de cualidades ocultas habían formado
tinguen una solución científica real de una mera parte integral del trabajo científico productivo.
especulación metafísica, un juego de palabras o No obstante, el nuevo compromiso del siglo XVII
un pasatiempo matemático. La tradición científi- con la explicación mecánico-corpuscular resultó
ca normal que surge de una revolución científica enormemente fecundo para algunas ciencias, li-
no sólo es incompatible con lo anterior, sino que brándolas de problemas que habían desafiado
a menudo resulta de hecho inconmensurable. cualquier solución aceptable para todo el mundo
El impacto del trabajo de Newton sobre la tra- y sugiriendo sustituirlos por otros. Así por ejem-
dición normal en la práctica científica del siglo XVII plo, en la dinámica, las tres leyes del movimiento
suministra un ejemplo sorprendente de estos efec- de Newton no son tanto el resultado de experi-
tos más sutiles del cambio de paradigma. Antes mentos nuevos cuanto del intento de reinterpretar
de que Newton naciera, la "nueva ciencia" del si- observaciones de sobra conocidas en términos de
glo había logrado al fin rechazar las explicaciones los movimientos e interacciones de corpúsculos
aristotélicas y escolásticas expresadas en térmi- neutros primarios. Consideremos un ejemplo con-
nos de las esencias de los cuerpos naturales. De- creto. Dado que los corpúsculos neutrales sólo
cir que una piedra cae porque su "naturaleza" la podrían actuar mutuamente por contacto, el pun-
lleva hacia el centro del universo empezó a tener- to de vista mecánico-corpuscular de la naturaleza
se por un mero juego tautológico de palabras, orientó la atención científica hacia un tema de es-
cosa que no se había dado antes. A partir de en- tudio nuevo: la alteración del movimiento de las
tonces, todo el flujo de las apariencias sensoria- partículas por choque. Descartes llamó la aten-
les, incluyendo el color, el sabor e incluso el peso, ción sobre el problema y ofreció la primera so-
habría de explicarse en términos de tamaño, for- lución tentativa. Huygens, Wren y Wallis continua-
ma, posición y movimiento de los corpúsculos
elementales de la materia básica. Atribuir otras ; Para el corpuscularismo en general, véase Marie Boas,
"The Establishment of the Mechanical Philosophy", Osiris, X
cualidades a los átomos elementales era recurrir (1952), pp. 412-541. Para el efecto de la forma de las particu-
a lo oculto y por ende era salirse de los límites de las sobre el sabor, véase ibidem, p. 483.
184 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 185

ron con él, experimentando en parte con choques seguidores en el siglo XVIII. Aparentemente la úni-
de péndulos, aunque principalmente mediante la ca salida era rechazar la teoría de Newton por su
aplicación al nuevo problema de características fracaso a la hora de explicar la gravedad, y tam-
del movimiento anteriormente bien conocidas. bién esta alternativa fue ampliamente adoptada.
Finalmente, Newton englobó sus resultados en Con todo, ninguna de estas opiniones terminó
sus leyes del movimiento. La "acción" y la "reac- triunfando. Incapaces ora de practicar la ciencia
ción" iguales de la tercera ley son los cambios en sin los Principios, ora de hacer que dicho trabajo'
la cantidad de movimiento experimentadas por se plegara a las normas corpuscularistas del si-
las dos partes en una colisión. El mismo cambio glo XVII, paulatinamente los científicos aceptaron
de movimiento suministra la definición de la fuer- la opinión de que la gravedad era ciertamente in-
za dinámica implícita en la segunda ley. En este nata. A mediados del siglo XVIII dicha interpre-
caso, como en muchos otros durante el siglo XVII, tación había sido casi universalmente aceptada,
el paradigma corpuscular engendró tanto un nue- siendo el resultado de ello una genuina vuelta
vo problema como una buena parte de la solu- (que no es lo mismo que regresión) a una norma
ción de dicho problema. 6 escolástica. Las atracciones y las repulsiones in-
Sin embargo, aunque gran parte de la obra de natas se unieron al tamaño, forma, posición y
Newton se orientaba a problemas e incorporaba movimiento como propiedades físicas irreducti-
normas derivados de la visión del mundo mecá- blemente primarias de la materia.?
nico-corpuscular, el efecto del paradigma resul- El consiguiente cambio en las normas y en los
tante de su obra fue un cambio ulterior y parcial- problemas del campo de la física resultó una vez
mente destructivo de los problemas y normas más de gran alcance. Para los años de la década
legítimos para la ciencia. La gravedad, interpre- de 1740, por ejemplo, los electricistas podían ha-
tada como una atracción innata entre todo par de blar de la "virtud" atractiva del fluido eléctrico
partículas de materia, era una cualidad oculta en sin desencadenar por ello la burla con que había
el mismo sentido en que lo había sido la "tenden- sido recibido el doctor de Moliere un siglo antes.
cia a caer" de los escolásticos. Por tanto, mien- Al proceder de este modo, los efectos eléctricos
tras que las normas del corpuscularismo perma- comenzaron a presentar progresivamente un or-
necieron vigentes, la búsqueda de una explicación den distinto del que habían mostrado cuando se
mecánica de la gravedad fue uno de los proble- veían como efectos de un efluvio mecánico que
mas más provocativos para quienes aceptaban los sólo podía actuar por contacto. En particular,
Principios como paradigma. Newton le dedicó mu- cuando la acción eléctrica a distancia se convir-
cha atención, y lo mismo hicieron muchos de sus tió en un tema de estudio por derecho propio, los
fenómenos que hoy denominamos carga por in-
6 R. Dugas, La mécanique au XVIIe siec/e (Neuchi'ltel, 1954),
pp. 177-185,284-298,345-356. 7 1. B. Cahen, Franklin and Newton, caps. VI-VII.
186 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 187

ducción pudieron empezar a reconocerse como contentémonos tan sólo con otros dos ejemplos
uno de sus efectos. Anteriormente, en caso de ser mucho más breves. Antes de la revolución quími-
percibidos, se habían atribuido a la acción direc- ca, una de las tareas reconocidas de la qUÍInka
ta de "atmósferas" eléctricas o a las fugas inevita- era explicar las cualidades de las sustancias quí-
bles en cualquier laboratorio eléctrico. La nueva micas y los cambios que sufrían dichas cualida-
manera de ver los efectos de inducción resultó a des durante las reacciones químicas. Con ayuda
sU vez la clave para el análisis que hizo Franklin de unos cuantos "principios" elementales, una de
de la botella de Leyden, y por tanto para el surgi- los cuales era el flogisto, el químico debía expli-
miento de un nuevo paradigma de carácter new- car por qué algunas sustancias son ácidas, otras
toniano para la electricidad. La dinámica y la metálicas, otras combustibles y demás. Se consi-
electricidad no fueron los únicos dominios cien- guieron algunos éxitos en esta línea, pues ya he-
tíficos afectados por la legitimización de la bús- mos señalado que el flogisto explicaba por qué
queda de fuerzas innatas a la materia. También eran tan semejantes todos los metales y podría-
deriva de este aspecto supramecánico del newto- mos haber hecho algo parecido con los ácidos.
nianismo la gran cantidad de escritos del siglo Con todo, la reforma de Lavoisier terminó ba-
XVIII sobre las afinidades químicas y las series de rriendo los "principios" químicos, con lo que ter-
sustitución. Los químicos que creían en estas di- minó por despojar a la química de una capacidad
ferencias de las atracciones entre las diversas es- explicativa real y llena de posibilidades. Se necesi-
pecies químicas planearon experimentos antes taba un cambio de normas para compensar esta
inimaginables y buscaron nuevos tipos de reac- pérdida. Durante gran parte del siglo XIX, la in-
ciones. Sin los datos y conceptos químicos des- capacidad de explicar las cualidades de los com-
arrollados en este proceso, el trabajo posterior de puestos no iba en detrimento de las teorías quí-
Lavoisier, y más especialmente el de Dalton, hu- micas. 9
biera sido incomprensible. 8 Los cambios en las Asimismo, una vez más, Clerk Maxwell com-
normas que rigen los problemas, conceptos y ex- partía con otros partidarios decimonónicos de la
plicaciones permisibles pueden transformar la teoría ondulatoria de la luz la convicción de que
ciencia. En el capítulo siguiente incluso sugeriré las ondas luminosas habían de propagarse a tra-
que en cierto sentido transforman el mundo. vés de un éter material. Así pues, un problema
Se pueden extraer otros ejemplos de estas dife- normal para la mayoría de sus contemporáneos
rencias no sustantivas entre paradigmas sucesi- mejor dotados era el de diseñar un medio mecá-
vos de la historia de cualquier ciencia en casi cual- nico que fuese el soporte de dichas ondas. Con
quier periodo de su desarrollo. Por el momento,
9 E. Meyerson, Identity and Reality (Nueva York, 1930), cap.
10. [La obra original, Identité et réalité, se publicó en París en
8 Para la electricidad, véase ibidem, caps. VIll-IX, y para la 1908 y la tradujo al español Joaquín Xirau, Identidad y reali-
química, véase Metzger, Newton, Sthal, Boerhaave, Parte 1. dad, Madrid, Reus, 1929.]
NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 189
188 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES

todo, su propia teoría, la teoría electromagnética nuo de la madurez y el refinamiento de la con-


de la luz, no ofrecía en absoluto una explicación cepción humana de la naturaleza de la ciencia.!!
del medio capaz de sustentar las ondas lumino- Sin embargo, la tesis del desarrollo acumulativo
sas, y claramente contribuyó a que fuese mucho de los problemas y normas científicos es aún más
más difícil que antes encontrar tal explicación. Al difícil de defender que la de la acumulación de
principio, la teoría de Maxwell fue ampliamente las teorías. El intento de explicar la gravedad no
rechazada por tal motivo. Pero, del mismo modo estaba orientado a un problema intrínsecamente
que había ocurrido con la teoría de Newton, re- ilegítimo, por más que fuese fructíferamente aban-
sultaba difícil prescindir de la de Maxwell, y a me- donado por la mayor parte de los científicos del
dida que alcanzaba la condición de paradigma, siglo XVIII. Las objeciones planteadas a las fuer-
cambió la actitud de la comunidad hacia ella. En zas innatas no eran ni inherentemente acientífi-
las primeras décadas del siglo xx, aunque de nin- cas ni metafísicas en algún sentido peyorativo.
gún modo había sido así, la insistencia de Max- No hay normas externas que permitan un juicio
well en que existía un éter mecánico ofrecía cada de ese tipo. Lo que se produjo no fue ni un endu-
vez más el aspecto de un mero reconocimiento recimiento ni una relajación de las normas, sino
verbal al éter, con lo que se abandonaron los in- un simple cambio exigido por la adopción de un
tentos de diseñar tal medio etéreo. Los científicos nuevo paradigma. Además, tal cambio se ha in-
dejaron de considerar no científico hablar de un vertido desde entonces y podría dar la vuelta una
"desplazamiento" eléctrico sin especificar qué se vez más. En el siglo xx, Einstein consiguió expli-
desplazaba. El resultado de ello fue, una vez más, car las atracciones gravitatorias y dicha explica-
un nuevo conjunto de problemas y normas que a ción ha hecho retomar a la ciencia a un conjunto
la larga terminó teniendo mucho que ver con el de cánones y problemas que, a este respecto en
surgimiento de la teoría de la relatividad. 10 concreto, se parecen más a los de los predeceso-
Estos cambios característicos de la concepción res de Newton que a los de sus sucesores. Asimis-
que tiene una comunidad científica de sus pro- mo, una vez más, el desarrollo de la mecánica
blemas y normas legítimos tendrían menos im- cuántica ha invertido las prohibiciones metodo-
portancia para la tesis de este ensayo si se pudie- lógicas originadas en la revolución química. Aho-
ra suponer que se producen siempre desde un ra los químicos intentan, con gran éxito por cier-
tipo metodológicamente inferior a otro superior. to, explicar el color, el estado de agregación y otras
En tal caso, una vez más, sus efectos parecerían cualidades de las sustancias usadas y producidas
ser acumulativos. No es entonces de extrañar que en los laboratorios. Tal vez esté en camino una
algunos historiadores hayan defendido que la 11 Para un intento brillante y completamente puesto al día
historia de la ciencia registra un aumento conti- de hacer encajar el desarrollo científico en este lecho de Pro-
crustes, véase C. C. Gillispie, The Edge ofObjectivity: An Essay
In the History od Scientifzc Ideas (Princeton, 1960).
10 E. T. Whittaker, A History, 11, pp. 28-30.
190 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 191

inversión similar en la teoría electromagnética. malmente de manera inextricable, teorías, méto-


En la física contemporánea, el espacio no es el dos y normas. Por consiguiente, cuando cambian
substrato inerte y homogéneo empleado tanto por los paradigmas, se dan usualmente desplazamien-
la teoría de Newton como por la de Maxwell; al- tos importantes en los criterios que determinan
gunas de sus propiedades no son muy diferentes la legitimidad tanto de los problemas como de las
de las otrora atribuidas al éter, por lo que quizá soluciones propuestas.
algún día podamos saber qué es un desplazamien- Esta observación nos retrotrae al punto con el
to eléctrico. que empezó el capítulo, pues nos suministra la
Al cambiar el acento de las funciones cognosci- primera indicación explícita de por qué la elec-
tivas de los paradigmas a las normativas, los ejem- ción entre paradigmas rivales plantea regular-
plos precedentes amplían nuestra comprensión mente problemas que no se pueden resolver con
de los modos en que los paradigmas conforman la los criterios de la ciencia normal. En la medida,
vida científica. Anteriormente nos habíamos cen- tan importante como incompleta, en que dos es-
trado principalmente en el examen de la función cuelas científicas discrepen acerca de qué es un
de los paradigmas como vehículos de las teorías problema y qué una solución, será inevitable que
científicas. En este aspecto, funcionan indicán- mantengan un diálogo de sordos cuando discutan
dole al científico las entidades que la naturaleza los méritos relativos de sus respectivos paradig-
tiene o deja de tener, así como de qué manera se mas. En las argumentaciones circulares que nor-
comportan dichas entidades. Tal información malmente resultan de ahí, se demostrará que ca-
suministra un mapa cuyos detalles dilucida la in- da uno de los paradigmas satisface más o menos
vestigación científica madura. Y dado que la na- los criterios propios, mientras que se queda corto
turaleza es demasiado compleja y diversa para según algunos de los dictados por su rival. Exis-
poder ser explorada de manera aleatoria, dicho ten además otras razones para el carácter incom-
mapa es tan esencial para el desarrollo inacaba- pleto del contacto lógico que caracteriza sistemá-
ble de la ciencia como la observación y la experi- ticamente los debates entre los paradigmas. Por
mentación. Merced a las teorías que incorporan, ejemplo, dado que ningún paradigma resuelve ja-
los paradigmas resultan ser una parte constitu- más todos los problemas que define, y dado que
yente de la actividad investigadora. Con todo, son no hay dos paradigmas que dejen sin resolver exac-
también constitutivos de la ciencia en otros as- tamente los mismos problemas, los debates entre
pectos, que es lo que ahora nos ocupa. En concre- los paradigmas siempre entrañan la siguiente pre-
to, nuestros ejemplos más recientes muestran que gunta: ¿Qué problemas resulta más importante
los paradigmas suministran a los científicos no haber resuelto? Al igual que el debate sobre las
sólo un mapa, sino también algunas de las direc- normas rivales, esta pregunta acerca de valores
trices esenciales para levantar mapas. Al aprender sólo se puede responder en términos de criterios
un paradigma, el científico aprende a la vez, y nor- que caen por completo fuera de la ciencia normal,
192 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONI~S

siendo dicho recurso a criterios externos lo que


de manera más clara hace revolucionarios los de-
bates sobre paradigmas. No obstante, también
está en juego algo aún más fundamental que las X. LAS REVOLUCIONES COMO CAMBIOS
normas y los valores. Hasta ahora sólo he defen- DE LA VISIÓN DEL MUNDO
dido que los paradigmas son constitutivos de la
ciencia. Ahora quiero mostrar un sentido según
el cual también son constitutivos de la naturaleza. AL EXAMINAR los documentos de la investigación
del pasado desde el punto de vista de la historio-
grafía contemporánea, el historiador de la cien-
cia puede sentir la tentación de proclamar que
cuando cambian los paradigmas, el propio mun-
do cambia con ellos. Guiados por un nuevo para-
digma, los científicos adoptan nuevos instrumen-
tos, miran en lugares nuevos y, lo que resulta más
importante, durante las revoluciones ven cosas
nuevas y diferentes cuando miran con instru-
mentos familiares en lugares en los que ya antes
habían mirado. Parecería más bien como si la co-
munidad profesional hubiese sido transportada
repentinamente a otro planeta en el que los obje-
tos familiares se viesen bajo una luz diferente,
estando además acompañados por otros que no
resultan familiares. Por supuesto, no ocurre nada
por el estilo; no hay ningún traslado geográfico y
fuera del laboratorio los asuntos ordinarios con-
tinúan normalmente como antes. Con todo, los
cambios de paradigma hacen que los científicos
vean de un modo distinto el mundo al que se
aplica su investigación. En la medida en que su
único acceso a dicho mundo es a través de lo que
ven y hacen, podemos estar dispuestos a afirmar
que tras una revolución los científicos responden
a un mundo distinto.
Las demostraciones conocidas de los cambios

193
194 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 195

en la Gestalt visual resultan muy sugerentes en que habitaba antes. Ésta es otra de las razones
cuanto prototipos elementales de estas transfor- por las que las escuelas guiadas por paradjgmas
maciones del mundo de los científicos. Lo que diferentes siempre se enfrentan a algunos malen-
antes de una revolución eran patos en el mundo tendidos.
del científico, son conejos después de ella. La per- Está claro que los experimentos de la Gestalt,
sona que antes veía el exterior de una caja desde en su forma más común, ilustran tan sólo la na-
arriba, ve luego su interior desde abajo. Las trans- turaleza de las transformaciones perceptivas.
formaciones de este tipo acompañan comúnmen- Nada nos dicen acerca de la función de los para-
te al proceso de aprendizaje científico, por más digmas o de las experiencias previamente asimi-
que en general sean más graduales y casi siempre ladas en el proceso de la percepción. Mas sobre
irreversibles. Al mirar las curvas de nivel, el estu- este particular exjste una abundante bibHografía
diante no ve más que líneas sobre un papel allí psicológica, gran parte de la cual surge del traba-
donde el cartógrafo ve una imagen del terreno. Al jo original del Instituto de Hanover. Un sujeto ex-
mirar una fotografía de una cámara de niebla, el perimental que se pone unos anteojos con lentes
estudiante sólo ve líneas discontinuas y confusas, inversoras de la imagen, inicialmente ve el mun-
mientras que el físico ve un registro de sucesos do cabeza abajo. Al principio su aparato percep-
subnucleares familiares. Es preciso pasar por al- tivo funciona como si hubiese sido entrenado para
gunas de esas transformaciones de la visión antes funcionar sin los anteojos, por 10 que el resultado
de que el estudiante se convierta en un habitante es una desodentación extrema y una aguda crisis
del mundo del científico, capaz de ver lo que ve el personal. Pero, una vez que el sujeto ha comen-
científico y capaz de responder como él. Con to- zado a aprender a manejarse en este nuevo mun-
do, el mundo al que tiene entonces acceso el estu- do, todo su campo visual se invierte, normalmen-
diante no está fijado de una vez por todas ni por te tras un periodo intermedio en el que la visión
la naturaleza del medio, por una parte, ni por la resulta sencillamente confusa. A partir de enton-
naturaleza de la ciencia, por la otra. Más bien ces, se ven de nuevo los objetos como se veían
está determinado conjuntamente por el medio y antes de ponerse los anteojos. La asimilación de
por la particular tradición de ciencia normal en un campo visual previamente anómalo ha reac-
la que el estudiante ha sjdo entrenado. Por con- cionado transformando el propio campo.l Tanto
sjguiente, en tiempos revolucionados, cuando literal como metafóricamente, la persona acos-
cambja la tradición de la ciencia normal, la per- tumbrada a las lentes inversoras ha sufrido una
cepción que tiene el científico de su medio ha de transformación revolucionaria de la visión.
reeducarse; en algunas situaciones familiares, ha
de aprender a ver una nueva Gestalt. Una vez que 1 Los experimentos originales se deben a George M. Strat-
lo haya hecho, el mundo de su investigación pa- ton, "Vision without Inversion of the Retinal Image", Psycho-
recerá ser aquí y allá inconmensurable con aquel logical Review, IV (1897), pp. 341-360, 463-481. Se puede en-
196 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 197

Los sujetos del experimento de los naipes anó- do inmensamente sugerentes los tipos de experi-
malos discutido en el capítulo VI experimentaron mentos descritos antes. N. R. Hanson, en particu-
una transformación muy semejante. Hasta que lar, ha empleado las demostraciones de la Gestalt
aprendieron, gracias a una exposición prolonga- para elaborar algunas de las mismas consecuen-
da, que el universo contenía cartas anómalas, cias de las creencias científicas de las que me
sólo veían el tipo de barajas para el que los había ocupo aquí. 3 Otros colegas han señalado repeti-
equipado la experiencia previa. Con todo, una vez damente que la historia de la ciencia tendría más
que la experiencia ha suministrado las categorías sentido y resultaría más coherente si se pudiese
adicionales requeridas, eran capaces de ver todas suponer que de vez en cuando los científicos ex-
las cartas anómalas en la primera exposición lo perimentan cambios en la percepción como los
bastante larga como para permitir alguna identi- descritos más arriba. Sin embargo, por más que
ficación de cualquier tipo. Hay también otros ex- los experimentos psicológicos sean sugerentes,
perimentos que demuestran que el tamaño, color, en este caso no pueden ser más que eso. Mues-
etc., que se percibe en los objetos presentados ex- tran características de la percepción que podrían
perimentalmente varían también según el entre- ser centrales en el desarrollo científico, pero no
namiento y la experiencia previos del sujeto. 2 Al demuestran que las observaciones precisas y con-
explorar la rica bibliografía experimental de la troladas realizadas por los científicos que investi-
que se han sacado estos ejemplos, surge la sospe- gan compartan en absoluto esas características.
cha de que la propia percepción tiene como pre- Además, la naturaleza misma de esos experimen-
rrequisito algo similar a un paradigma. Lo que ve tos hace imposible una demostración directa de
una persona depende tanto de a qué mira como tal cuestión. Si los ejemplos históricos han de ha-
también de qué le ha enseñado a ver su experien- cer que parezcan pertinentes estos experimentos
cia visual y conceptual previa. En ausencia de tal psicológicos, hemos de reparar antes en qué ti-
aprendizaje, sólo puede darse "una lujuriante y pos de elementos de juicio podemos esperar que
zumbante confusión", para decirlo con las pala- la historia pueda o no ofrecer.
bras de William James. El sujeto de una demostración de la Gestalt sa-
En años recientes, varias de las personas inte- be que su percepción se ha transformado porque
resadas en la historia de la ciencia han encontra- puede cambiar adelante y atrás reiteradamente
contrar una panorámica más al día en Harvey A. Carr, An ln- mientras sostiene en sus manos el mismo libro o
troduction to Space Perception (Nueva York, 1935), pp. 18-57. la misma hoja de papel. Consciente de que nada
2 Véanse los ejemplos en Albert H. Hastorf, "The Influence ha cambiado en su entorno, acaba centrando la
of Suggestion on the Relationship between Stimulus Size and atención no en la figura (el pato o el conejo), sino
Perceived Distance", Journal of Psychology, XXIX (1950), pp.
195-217; así como Jerome S. Bruner, Leo Postman y John Ro- 3 N. R. Hanson, Patterns of Discovery (Cambridge, 1958),
drigues, "Expectations and the Perception of Color", Ameri- cap. r [hay traducción española, Patrones del descubrimiento,
can Journal of Psychology, LXIV (1951), pp. 216-227. Madrid, Alianza, 1977].
198 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 199

en las líneas del papel que está mirando. Incluso luz era "a veces una onda y a veces una partícula"
puede terminar aprendiendo a ver esas líneas sin fue ~n periodo de crisis, un periodo en el que
ver ninguna de las figuras, pudiendo decir enton- algo Iba mal, y que sólo terminó con el desarrollo
ces (algo que antes no hubiera podido decir de de la mecánica ondulatoria y la constatación de
manera legítima) que lo que realmente ve son esas que la luz era una entidad autoconsistente distin-
líneas, aunque las vea alternativamente como un ta tanto de las ondas como de las partículas. Por
pato o como un conejo. Igualmente, el sujeto del tanto, en las ciencias, si las transformaciones per-
experimento del naipe anómalo sabe (o, más exac- ceptivas acompañan a los cambios de paradigma,
tamente, se le puede persuadir de ello) que su no hemos de esperar que los científicos den fe
percepción ha de haber cambiado porque una directamente de dichos cambios. Al mirar la Lu-
autoridad externa, el experimentador, le asegura na, el converso al copernicanismo no dice "acos-
que al margen de lo que viera, estaba mirando tumbraba a ver un planeta, mas ahora veo un sa-
todo el tiempo un cinco de corazones negro. En télite". Tal manera de expresarse daría a entender
amos casos, como en todos los experimentos psi- que en cierto sentido el sistema tolemaico había
cológicos semejantes, la efectividad de la demos- sido correcto en algún momento. Por el contra-
tración depende de que ésta sea analizable de rio, un converso a la nueva astronomía dice, "an-
este modo. A menos que haya una norma externa taño tomaba a la Luna por un planeta (o veía la
respecto de la cual demostrar la existencia de un Luna como un planeta), pero estaba equivocado".
cambio de visión, no podría extraerse conclusión Ese tipo de afirmaciones es recurrente después
alguna cerca de la existencia de posibilidades de las revoluciones científicas. Si ordinariamente
perceptivas alternativas. enmascara un cambio en la visión científica o al-
Sin embargo, con la observación científica la guna otra transformación mental con los mismos
situación es exactamente la inversa. Los científi- efectos, no podemos esperar un testimonio direc-
cos no poseen recurso alguno más allá de lo que to acerca de dicho cambio. Hemos de buscar por
ven con sus ojos e instrumentos. Si hubiese algu- el contrario testimonios indirectos y comporta-
na autoridad superior respecto de la cual se pu- mentales en el sentido de que el científico con un
diese mostrar que su visión se había transforma- paradigma nuevo ve de modo distinto de como
do, entonces dicha autoridad se convertiría en la había visto antes.
fuente de sus datos, mientras que la conducta de Volvamos pues a los datos y preguntémonos
su visión se transformaría en una fuente de pro- qué tipo de transformaciones en el mundo del
blemas, al modo en que la del sujeto experimen- científico puede descubrir el historiador que cree
tallo es para el psicólogo. Surgirían los mismos en tales cambios. El descubrimiento de Urano
tipos de problemas si el científico pudiera cam- debido a sir William Herschel suministra un pri-
biar atrás y adelante como el sujeto de los experi- mer ejemplo que además mantiene un estrecho
mentos de la Gestalt. El periodo durante el cual la paralelismo con el experimento del naipe anóma-
200 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 201

lo. Al menos en 17 ocasiones distintas entre 1690 trella O cometa) suministradas por el paradigma
y 1781, algunos astrónomos, incluyendo a varios anteriormente dominante.
de los más eminentes observadores europeos, ha- El cambio de visión que permitió a los astróno-
bían visto una estrella en posiciones que nosotros mos ver Urano, el planeta, con todo no parece
suponemos ahora que tienen que haber estado haber afectado exclusivamente a la percepción de
ocupadas en aquel momento por Urano. Uno de ese objeto anteriormente observado. Sus con-
los mejores observadores de dicho grupo había secuencias tuvieron más alcance. Probablemen-
visto de hecho la estrella en cuatro noches sucesi- te, aunque los elementos de juicio no son claros,
vas de 1769 sin percatarse del movimiento que el pequeño cambio paradigmático inducido por
podría haber sugerido otra identificación. Cuan- Herschel contribuyó a preparar a los astrónomos
do Herschel observó por primera vez el mismo para el descubrimiento rápido, tras 1801, de nu-
objeto 12 años más tarde, lo hizo con un telesco- merosos planetas menores o asteroides. Debido a
pio mucho mejor fabricado por él mismo. Como su pequeño tamaño, éstos no mostraban la am-
resultado de ello, fue capaz de darse cuenta de pliación anómala que había alertado a Herschel.
que ofrecía el tamaño aparente de un disco lo que Sin embargo, los astrónomos, preparados para el
era al menos inusual para una estrella. Algo an- hallazgo de planetas adicionales, fueron capaces
daba mal, y por consiguiente pospuso la identifi- de identificar 20 de ellos con instrumentos nor-
cación hasta examinar mejor las cosas. Dicho males en los primeros 50 años del siglo XIX. 5 La
examen puso de manifiesto el movimiento de Ura- historia de la astronomía suministra muchos otros
no entre las estrellas y por consiguiente ¡Herschel ejemplos de cambios en la percepción científica
anunció que había visto un nuevo cometa! Tan inducidos por el paradigma, algunos de los cua-
sólo varios meses más tarde, y tras infructuosos les resultan incluso más claros. ¿Acaso podría ser
intentos de hacer encajar el movimiento observa- accidental, por ejemplo, que los astrónomos de
do en una órbita cometaria, Lexell sugirió que la Occidente vieran por primera vez cambios en los
órbita probablemente era planetaria. 4 Una vez cielos, anteriormente inmutables, durante el me-
aceptada esta sugerencia, en el mundo del astró- dio siglo posterior a la propuesta del nuevo para-
nomo profesional había unas cuantas estrellas digma copernicano? Los chinos, cuyas creencias
menos y un planeta más. Un cuerpo celeste que cosmológicas no impedían los cambios celestes,
había sido observado intermitentemente durante habían registrado la aparición de muchas estre-
casi un siglo, se vio de modo distinto después de llas nuevas en los cielos en fechas mucho más
1781 porque, como el naipe anómalo, ya no se po- tempranas. Asimismo, incluso sin la ayuda del te-
día hacer encajar en las categorías perceptivas (es-
5 Rudolph Wolf, Geschichte der Astronomie (Munich, 1877),
pp. 513-515, 683-693. Nótese en particular hasta qué punto la
4 Peter Doig, A Concise History of Astronomy (Londres, explicación de Wolf hace difícil explicar estos descubrimien-
1950), pp. 115-116. los como consecuencia de la ley de Bode.
202 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 203

lescopio, los chinos habían registrado sistemáti- Si podemos quedar satisfechos con el uso coti-
camente la aparición de las manchas solares si- diano del verbo ver, reconoceremos rápidamente
glos antes de que las vieran Galileo y sus contem- que ya nos hemos topado con muchos otros ejem-
poráneos. 6 No fueron las manchas solares y la plos de cambios en la percepción científica que
nueva estrella los únicos ejemplos de cambio ce- acompañan a los cambios de paradigma. El uso
leste que aparecieron en los cielos de la astro- ampliado de percepción y de ver requerirá ense-
nomía occidental inmediatamente después de guida de una defensa explícita, pero permítaseme
Copérnico. Mediante el uso de instrumentos tra- antes ejemplificar su aplicación en la práctica.
dicionales, algunos tan sencillos como un hilo, los Reconsideremos por un momento dos de nues-
astrónomos de finales del siglo XVI descubrieron tros ejemplos anteriores tomados de la historia
repetidamente que los cometas vagabundeaban a de la electricidad. Durante el siglo XVII, cuando
su arbitrio a través del espacio anteriormente su investigación estaba guiada por una u otra teo-
reservado a los inmutables planetas y estrellas.? ría de los efluvios, los electricistas veían una y
La propia facilidad y rapidez con la que los as- otra vez que las motas rebotaban o caían de los
trónomos vieron nuevas cosas al mirar los viejos cuerpos electrificados que las habían atraído. Al
objetos con los viejos instrumentos puede indu- menos eso es lo que los observadores del siglo
cirnos a decir que, después de Copérnico, los as- XVII decían ver, y no tenemos más razones para
trónomos vivían en un mundo distinto. En cual- dudar de sus informes de percepción que de los
quier caso, su investigación procedía como si así nuestros propios. Situado ante el mismo aparato,
fuese. un observador moderno vería una repulsión elec-
Hemos extraído los ejemplos anteriores de la trostática, más bien que un rebote mecánico o
astronomía porque los informes de observacio- gravitatorio, pero históricamente con una sola
nes celestes se expresan frecuentemente con un excepción universalmente ignorada, la repulsión
vocabulario que consta de términos hasta cierto electrostática no fue vista como tal hasta que el
punto puramente observacionales. Sólo en tales aparato a gran escala de Hauksbee amplió enor-
informes podemos esperar encontrar algo que se memente sus efectos. Sin embargo, la repulsión
aproxime a un paralelismo pleno de las observa- tras la electrificación por contacto fue solamente
ciones de los científicos con las de los sujetos uno de los diferentes efectos de repulsión que vio
experimentales del psicólogo. Pero no es necesa- Hauksbee. Mediante sus investigaciones, más bien
rio insistir en tal paralelismo pleno, y tenemos que por un cambio de Gestalt, la repulsión se con-
mucho que ganar relajando nuestras exigencias. virtió repentinamente en la manifestación funda-
mental de la electrificación, siendo entonces la
6 Joseph Needham, Science and Civilization in China, III
(Cambridge, 1959), pp. 423-429, 434-436. atracción lo que hacía falta explicar. 8 Los fenóme-
7 T. S. Kuhn, The Copernican Revolution, pp. 206-209 [en la x Duane Roller y Duane H. D. Roller, The Development, pp.
traducción española, La revolución copernicana, pp. 270-273]. 21·29.
CAMBlOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBlOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 205
204

nos eléctricos visibles a comienzos del siglo XVIII miento del oxígeno, Lavoisier vio la naturaleza
eran más sutiles y más variados que los que veían como mínimo de manera diferente. Y, en ausen-
los observadores del siglo XVII. Una vez más, tras cia de algún recurso a esa hipotética naturaleza
la asimilación del paradigma de Franklin, el elec- fija que "vio de manera diferente", el principio
tricista que miraba una botella de Leyden v.eía de economía nos incita a decir que tras descu-
algo distinto de lo que había visto antes. El artIlu- brir el oxígeno Lavoisier trabajaba en un mundo
gio se había convertido en un condensado~par~ distinto.
el que no era preciso ni la forma de botella nI el VI- Enseguida indagaré las posibilidades de evitar
drio. En lugar de ello pasaron a primer plano las esta expresión extraña, pero antes necesitamos
dos capas conductoras, una de las cuales no ha- otro ejemplo de su uso, derivado éste de una de
bía formado parte del aparato original. Como ates- las partes mejor conocidas del trabajo de Galileo.
tiguan gradualmente tanto. las di~cu,si~:)lles es- Desde la remota antigüedad, la mayoría de las
critas como las representacIOnes plctoncas, dos personas habían visto algún grave oscilando aquí
placas metálicas con un no conductor entre ellas9 y allá colgado de una cuerda o de una cadena
se habían convertido en el prototipo de la clase. hasta terminar deteniéndose. Para los aristotéli-
Simultáneamente fueron descritos de nuevo otros cos, quienes creían que un cuerpo pesado se mue-
efectos de inducción, mientras que otros fueron ve por su propia naturaleza desde una posición
observados por primera vez. alta hasta un estado de reposo natural en otra
Los cambios de este tipo no se limitan a la as- inferior, el cuerpo oscilante estaba simplemente
tronomía y la electricidad. Ya hemos señalado a~­ cayendo con dificultad. Limitado por la cuerda,
gunas de las transformaciones similares de la VI- sólo podría conseguir el reposo en el punto más
sión que se pueden obt~ner de l~ hist?ria de l~ bajo después de un movimiento tortuoso y un
química. Lavoisier, deClamas, VIO oXlg~n? alh tiempo considerable. Por el contrario, cuando Ga-
donde Priestley había visto aire desfloglstlzado lileo veía el cuerpo oscilante, veía un péndulo, un
y donde otros no habían visto nada en absoluto. cuerpo que era casi capaz de repetir el mismo
Con todo, al aprender a ver oxígeno, Lavoisier te- movimiento una y otra vez hasta el infinito. Y al
nía que cambiar también su visión ~e muchas ver tal cosa, Galileo observó además otras propie-
otras sustancias más familiares. Por ejemplo, te- dades del péndulo, construyendo en tomo a él mu-
nía que ver un mineral ~ompuest? all~ donde chas de las partes más significativas y originales
Priestley y sus contemporaneo s hablan VIsto una de su nueva dinámica. Por ejemplo, Galileo deri-
tierra elemental, y se dieron además otros ca~­ vó de las propiedades del péndulo sus únicos ar-
bias semejantes. Como resultado del descubn- gumentos plenos y convincentes sobre la inde-
pendencia del peso y la tasa de caída, así como de
la relación entre la caída vertical y la velocidad
9 Véase el análisis del capítulo VTI y la bibliografía incluida
en la referencia que se cita allí en la nota 9.
terminal de los movimientos por planos inclina-
CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 207
206

dos. 10 Vio todos estos fenómenos naturales de sepamos, que vieron en los movimientos oscila-
modo distinto de como habían sido vistos ante- torios lo que en parte veía en ellos Galileo. Buri-
dan describe el movimiento de una cuerda vi-
riormente.
¿Por qué se produjo ese cambio de visión? Gra- brante diciendo que el ímpetu se imprime en ella
cias al particular genio de Galileo, por supuesto. cuando es golpeada inicialmente; a continuación
Pero repárese en que el genio no se manifiesta aquí el ímpetu se consume en desplazar la cuerda con-
por una observación más precisa u objetiva del tra la resistencia de su tensión; la tensión hace
cuerpo oscilante. Descriptivamente la percepc.ión volver luego a la cuerda a su posición, confirién-
aristotélica es igualmente exacta. Cuando GalIleo dole un ímpetu creciente hasta alcanzar el punto
informó de que el periodo del péndulo era inde- medio del movimiento; tras ello, el ímpetu des-
pendiente de la amplitud, para amplitudes hasta plaza la cuerda en la dirección opuesta, una vez
de 90°, su visión del péndulo lo llevó a ver mucha más en contra de la tensión de la cuerda, y así
más regularidad de la que nosotros podemos des- prosigue un proceso simétrico que puede prolon-
cubrir ahí. 11 Lo que parece haber estado implica- garse indefinidamente. Andando el siglo, Oresme
do más bien fue la explotación por parte del ge- bosquejó un análisis similar de la piedra osci-
nio de las posibilidades perceptivas disponibles lante que hoy se ofrece como la primera discu-
gracias a un cambio del paradigma medieval. Ga- sión de un péndulo. 12 Su punto de vista está muy
lileo no recibió una educación completamente próximo a aquel con el que Galileo abordó ini-
aristotélica. Por el contrario, aprendió a analizar cialmente el péndulo. En el caso de Oresme al
los movimientos en términos de la teoría del ím- menos, y casi con certeza también en el de Ga-
petu, un paradigma tardomedieval que sostenía lileo, se trataba de un punto de vista que había
que la continuación del movimiento de un grave hecho posible la transición del paradigma origi-
se debe a un motor interno implantado en él por nal del movimiento de Aristóteles al paradigma
el proyector que inició su movimiento. Jean Buri- escolástico del ímpetu. Hasta que no se inventó
dan y Nicole Oresme, los escolásticos del siglo XIV dicho paradigma escolástico, el científico no po-
que ofrecieron la formulación más perfecta de la día ver péndulos, sino sólo piedras oscilantes.
teoría del ímpetu, son las primeras personas, que Los péndulos fueron engendrados por algo muy
similar a un cambio de Gestalt inducido por el
10 Galileo Galilei, Dialogues Concerning Two New Sciences,
paradigma.
trad. H. Crew y A. de Salvio (Evanston, IIlinois, 1946), pp. 80-
81, 162-166 [hay traducción española, Consideraciones Y de- No obstante, ¿realmente hemos de describir lo
mostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias, Madrid, que separa a Galileo de Aristóteles o a Lavoisier
Editora Nacional, 1976, pp. 175-178 y 289-292; las páginas de Priestley como un cambio de visión? ¿Veían
del volumen VIII de la edición de las Opere de A. Favaro son
127-129 y 206-208.]
11 lbidem, pp. 91-94, 244 [traducción citada, pp. 190-194 Y 12 M. Clagett, The Science of Mechanics in the Middle Ages

396-398; Opere, VIII, pp. 138-141 y 277-278]. (Madison, Wisconsin, 1959), pp. 537-538, 570.
208 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 209

realme nte estas person as cosas diferen tes cuan- g~rantiza que la crisis se pueda pospo ner indefi-
do miraba n los mismo s tipos de objeto s? ¿Hay mdam ente. Las investi gacion es actual es en cier-
algún sentid o legítim o en el que podam os decir t~s partes de la filosofía, la psicolo gía, la lingüís -
que desarr ollaba n su investi gación en mundo s tlca e inclus o la histori a del arte, coinci den en
distint os? No se pueden poster gar por más tiem- sugeri r que el paradi gma tradici onal está un tan-
po estas pregun tas, pues es obvio que hay otro to sesgad o. El desaju ste se vuelve tambié n cada
modo mucho más usual de descri bir todos los vez más visible por el estudio históri co de la cien-
ejempl os históri cos bosque jados más arriba. Sin cia, hacia el que se dirige aquí necesa riamen te
duda mucho s lectore s prefer irán decir que lo que casi toda nuestr a atenció n.
cambi a con un paradi gma es tan sólo la interpr e- Ningu no de estos temas promo tores de crisis
tación que hace el científ ico de las observ acione s, h~ produ~ido aún una alterna tiva viable al para-
las cuales por sí misma s están fijadas de una vez dIgma epIstem ológico tradici onal, mas empiez an
por todas por la natura leza del medio y del apa- a sugeri r cuáles habrán de ser alguna s de las ca-
rato percep tivo. Según esta maner a de ver las co- racterí sticas de dicho paradi gma. Yo, por ejem-
sas, tanto Priestl ey como Lavois ier vieron ambos plo, soy doloro samen te consci ente de las dificul-
oxígen o, por más que interp retara n sus obser- tad~s crea.da s al d~cir que cuand o Aristó teles y
vacion es de modo distint o. Tambi én Aristó teles GalIleo mIrab an pIedra s oscilan do, el primer o
y Galileo habría n visto péndu los, aunqu e diver- veía una caída obstac ulizad a mientr as que el se-
gían en su interpr etació n de lo que cada uno ha- gundo veía un péndul o. Las misma s dificul tades
bía visto. se presen tan de modo aún más fundam ental con
Permít aseme decir de entrad a que este enfoqu e las frases iniciales de este capítul o: aunque el mun-
tan usual de lo que ocurre cuand o los científ icos do ~o c~mbie con. un cambio de paradi gma, tras él
cambi an su maner a de pensar sobre cuestio nes el Clenllfico trabaja en un mundo distinto . No obs-
fundam entale s no puede ser ni totalm ente erró- tante, estoy conven cido de que hemos de apren-
nea ni una mera equivo cación . Por el contra rio, der a confer ir sentid o al menos a enunc iados
es una parte esenci al de un paradi gma filosófico pareci dos a éstos. Lo que ocurre durant e una re-
iniciad o por Descar tes y desarr ollado al mismo volució n científ ica no es plenam ente reduct ible a
tiempo que la dinám ica newton iana. Dicho para- una re.inte rpretac ión de datos aislado s y estable s.
digma ha sido de utilida d tanto a la ciencia como En pnme r lugar, los datos no son inequí voca-
a la filosofía. Su explota ción, como la de la propia mente esta~les. Un péndul o no es una piedra que
dinámi ca, ha sido fecund a para una compr ensión cae y el oXIgeno no es aire desflog istizad o. Por
fundam ental que tal vez no hubier a podido lo- consig uiente , los datos que los científ icos reco-
grarse de otra maner a. Pero como tambié n indica gen de estos divers os objeto s son ellos mismo s
el ejempl o de la dinám ica newton iana, ni siquie- di~ti~tos, Como verem os ensegu ida. Y lo que es
ra el más sorpre ndente de los éxitos del pasado mas Impor tante, el proces o media nte el cual el
CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 211
210 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO

individuo o la comunidad realiza la transición de Mas la empresa interpretativa, y ése era el pro-
la caída obstaculizada al péndulo o del aire des- blema del penúltimo párrafo, tan sólo puede ar-
flogistizado al oxígeno, no se parece a una i.n ter - ticular un paradigma, no corregirlo. Los paradig-
pretación. ¿Cómo podr~a s~rlo en aus~nCla de mas no pueden ser en absoluto corregidos por la
unos datos fijos que el Clentlfico pueda mterpre- ciencia normal, la cual, como ya hemos visto, en
tar? Más que un intérprete, el científico que abra- última instancia sólo conduce al reconocimiento
za un nuevo paradigma es como la persona que de anomalías y a la crisis. Además, estas crisis no
lleva lentes inversoras. Aunque se enfrenta a la terminan por interpretación y deliberación, sino
misma constelación de objetos que antes, y sabe merced a un acontecimiento relativamente re-
que es así, con todo los encuentra transformados pentino y no estructurado semejante a un cam-
completamente en muchos de sus det~lle~. bio de Gestalt. Entonces los científicos tienden a
Estas observaciones no pretenden mdIcar que hablar de que "las escamas caen de los ojos" o del
no sea típico de los científicos interpretar datos y "destello de luz" que "baña" un rompecabezas an-
observaciones. Por el contrario, Galileo interpre- tes sumido en las tinieblas, lo que permite que sus
taba las observaciones sobre el péndulo, Aristóte- componentes se vean de un modo nuevo que por
les interpretaba las observaciones sobre las pie- vez primera hace posible su solución. En otras
dras que caen, Musschenbroek interpretaba las ocasiones, la iluminación pertinente llega duran-
observaciones sobre una botella llena de carga y te el sueño.J3 No hay ningún sentido ordinario
Franklin interpretaba las observaciones sobre un del término interpretación que se avenga a estos
condensador. Pero todas y cada una de estas in- destellos de intuición a través de los cuales nace
terpretaciones presuponían un paradigma. For- un paradigma nuevo. Por más que tales intuicio-
maban parte de la ciencia normal, una ~mpresa nes, tanto la anómala como la congruente con la
que, como ya hemos visto, tiene por objeto re.fi- ciencia normal, dependan de la experiencia obte-
nar, extender y articular un paradigma ya eXIS- n!da con el viejo paradigma, no están ligadas ló-
tente. El capítulo ll1 ofrecía varios ejemplos en gIcamente o paso a paso con elementos particu-
los que la interpretación desempeñaba una fun- 13 [Jacques] Hadamard, Subconscient intuition et logique
ción central, ejemplos que tipifican la abruma- dans la recherche scientifique (Conférence faite au Palais de la
dora mayoría de la investigación. En cada uno Découverte le 8 Décembre 1945 [AlenJ;on, s.f.]), pp. 7-8. Se pue-
de ellos, y en virtud de un paradigma aceptado; de e~co~trar una .exposición mucho más completa, aunque
el científico sabía qué es lo que era un dato, que restnnglda exclUSIvamente a las innovaciones matemáticas
en la obra del mismo autor, The Psychology oflnvention in th~
instrumentos habrían de utilizarse para obtener- Mathematical Field (Princeton, 1949) [existe una traducción
lo y qué conceptos eran pertinen~es para in~~r­ española de la primera edición de Princeton, 1945, Psicología
pretarlo. Dado un paradigma, la mterpretaclOn de la invención en el campo matemático, Buenos Aires, Espa-
de los datos resulta central en la empresa que lo sa-Calpe, 1947; el título inglés es Essay on the Psychology of
!l/ventlOn In the Mathematical Field].
explora.
212 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 213

lares de dicha experiencia, como habría de ocu- los cuerpos flotantes hizo que el medio no fuera
rrir en el caso de una interpretación. Por el con- esencial; la teoría del ímpetu hizo el movimiento
trario, toman grandes porciones de dich~ expe- si.métrico y duradero, mientras que el neoplato-
riencia y las transforman en el haz mas bIen msmo llamó la atención de Galileo sobre la for-
distinto de experiencia que luego se ligará paso a m~ ~~r~ul.ar del movimiento. 15 Por consiguiente,
paso con el nuevo paradigma, aunque no con el m~dlO umcamente el peso, el radio, el desplaza-
antiguo. mIento angular y el tiempo de cada oscilación,
Para saber algo más acerca de lo que puedan ~ue eran exactamente los datos que se podrían
ser esas diferencias en la experiencia, volvamos mterp~etar para dar lugar a las leyes del péndulo
por un momento a Aristóteles, Galileo y el pén- de Gahleo. Para el caso, la interpretación resultó
dulo. ¿Qué datos hizo accesib~es a cada uno ?e ser .casi innecesaria. Dados los paradigmas de
ellos la interacción entre sus dIferentes paradIg- Gahleo, las regularidades pendulares eran casi
mas y su medio común? Al ver una caída obsta- accesibles a simple vista. Cómo, si no, habríamos
culizada, los aristotélicos medirían (o al menos de ~xplicar el descubrimiento de Galileo de que el
discutirían, ya que los aristotélicos rara vez me- penado de la lenteja es totalmente independiente
dían) el peso de la piedra, la altura vertical a la de la amplitud, descubrimiento que la ciencia
que había sido levantada y el tiempo que emplea- normal surgi~a de Galileo hubo de erradicar y
ba para llegar al reposo. Junto con la resistencia que hoy en dla somos totalmente incapaces de
del medio, ésas eran las categorías conceptuales docume~ta.r. Las regularidades, que no podrían
desplegadas por la ciencia aristotélica cuando se haber eXIstido para un aristotélico, y que de he-
ocupaban de un cuerpo en caída. 14 La investiga- cho la naturaleza no ejemplifica exactamente en
ción normal guiada por ellas no podría haber n.in!?ún sit~o, fueron consecuencia de la experien-
producido las leyes descubiertas po~ Galileo. Lo Cla .mmedIata de una persona que vio a la piedra
único que podría hacer, cosa que hIZO por otro oscIlante a la manera de Galileo.
camino, sería conducir a una serie de crisis de las Tal vez este ejemplo sea excesivamente irreal
que surgió la manera que tenía Galileo de ver la ya <:I~e los aristotélicos no han registrado dis~
piedra oscilante. La obra de Arquímedes sobre CUSlOn alguna sobre piedras oscilantes. Para su
paradigma, se trataba de un fenómeno extraordi-
14 T. S. Kuhn, "A Function for Thought Experiments", en
Mélanges Alexandre Koyré, R. Taton e 1. B. Cohen (eds.), que
nariamente complejo. Sin embargo, los aristotéli-
se publicará en Hermann (Pans) en 1963. [Se publicó en 1964
con el título L'Aventure de la science, Mélanges Alexandre Koy- 15 A. Koyr~, Études Galiléennes (París, 1939), 1, pp. 46-51

ré, París, Hemann, vol. n, pp. 307-334. También se pu?licó [hay tradUCCión española, Estudios galileanos, Madrid, Siglo
como capítulo 10 de The Essential Tension. Selected Studles In XXI, 1980, pp. 66-72]; así como "Galileo and Plato", Journal
Scientific Tradition and Change, The University.?f Chicago (JI the History of Ideas, IV (1943), pp. 400-428 [hay traducción
Press, 1977; traducido al español como La tenslOn esenczal, española, "Galileo y Platón" en A. Koyré, Estudios de historia
México, FCE, 1981.] del pensamiento científico, Madrid, Siglo XXI, pp. 150-179].
CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 215
214

cos sí atendieron el caso más simple de piedras parte estas concepciones, la piedra en caída, al
en caída sin restricciones no ordinarias, y aquí se modo del péndulo, mostraba las leyes que la re-
ponen de manifiesto también las m~smas diferen- gían casi por inspección directa. Galileo no fue
cias de visión. Al contemplar una pIedra que cae, una ~e las primeras personas que sugirieron que
Aristóteles veía un cambio de estado más bien las pIedras caían con movimiento uniformemen-
que un proceso. Para él, las mediciones p~rtine~­ te acelerado. 18 Además había desarrollado su teo-
tes de un movimiento eran por tanto la dIstanCia rema sobre este asunto, junto con muchas de sus
total cubierta y el tiempo total transcurrid?, pa- consecuencias, antes de experimentar con el pla-
rámetros que sumi~istra~ lo que h.oy en dIa.ll~~ no inclinado. Dicho teorema formaba parte de
maríamos no velocIdad, smo velocIdad medIa. u~a red de nuevas regularidades accesibles al ge-
De manera similar, dado que la piedra se veía im- mo en un mundo determinado conjuntamente
pulsada por su naturaleza para alcanzar su punto por la naturaleza y por los paradigmas en los que
de reposo final, Aristóteles veía ~l p~rámetro de se h~~ían educado Galileo y sus contemporáneos.
distancia pertinente en cualqmer mstante del Al V1Vl; en. ese mu~do, Galileo aún podía, cuando
movimiento como la distancia hasta el punto fi- le vema bIen, explIcar por qué Aristóteles había
nal, más bien que la distancia desde el origen del ~isto l~ que había visto. Sin embargo, el contenido
movimientoP Estos parámetros conceptuales mmedIato de la experiencia de Galileo con las pie-
subyacen y confieren sentido a la mayoría de sus dras en caída libre no había sido el de Aristóteles.
conocidas "leyes del movimiento". Con todo, en Por supuesto, no está en absoluto claro que de-
parte gracias al paradigma del ímpetu y en p~rte ?amos. pr~,ocupar~os tanto por la "experiencia
gracias a la doctrina conocida como de la latItud mmedIata , es deCIr, por los rasgos perceptivos
de las formas la crítica escolástica cambió este que un paradigma ilumina hasta el punto de que
modo de ver ~l movimiento. Una piedra movida muestran sus regularidades casi a simple vista.
por el ímpetu adquiría cada vez más í~petu ~ Tales rasgos, obviamente, han de cambiar cuan-
medida que se alejaba de su punto de partIda. ~SI do cambian los compromisos del científico con
pues, el parámetro pertinent~ pasó. a ser la d~s­ los paradigmas, pero distan de lo que ordinaria-
tancia-desde más bien que la dIstanCia-a. Ademas, mente tenemos en mente cuando hablamos de
la noción aristotélica de velocidad se vio dividida los datos brutos o de la experiencia bruta a partir
por los escolásticos en conceptos que poco des- de la cual se supone que se desarrolla la investi-
pués de Galileo se convirtieron en nuestras velo- gación científica. Tal vez la experiencia inmediata
cidad media y velocidad instantánea. Pero cuando debería d,ejarse de lado por ser algo cambiante,
se veía a través del paradigma del que formaban concentrandonos por el contrario en el análisis
de las operaciones y mediciones concretas que
T. S. Kuhn, "A Function for Thought Experiments". .
16
Koyré, Études, n, pp. 7-11 [traducción española, EstudIOS
17
18 Clagett, The Science of Mechanics, caps. IV, VI Y IX.
gali/eanos, pp. 80-84].
216 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 217

los científicos Hevan a cabo en su laboratorio. O tal la investigación normal tan sólo porque prome-
vez se debería Hevar aún más lejos el análisis a ten ofrecer una oportunidad para la elaboración
partir de lo inmediatamente dado. Por ejemplo, fructífera de un paradigma aceptado. Las opera-
podría realizarse en términos de algún lenguaje ciones y las mediciones están determinadas por
de observación neutral, tal vez un lenguaje dise- el paradigma de manera mucho más clara que la
ñado para adecuarse a las impresiones retinianas experiencia inmediata de la que en parte derivan.
que median en lo que ve el científico. Tan sólo de La ciencia no se ocupa de todas las posibles ma-
una de estas maneras podemos aspirar a recu- nipulaciones de laboratorio, sino que por el con-
perar un ámbito en el que la experiencia sea de trario selecciona aqueHas pertinentes para yux-
nuevo estable de una vez por todas, en el que el taponer el paradigma a la experiencia inmediata
péndulo y la caída obstaculizada no sean percep- que el paradigma ha determinado en parte. Como
ciones distintas, sino más bien diferentes inter- resultado de ello, los científicos con distintos pa-
pretaciones de los datos inequívocos suministra- radigmas se enzarzan en diferentes manipulacio-
dos por la observación de una piedra oscilante. nes concretas de laboratorio. Las mediciones que
Pero ¿es la experiencia sensorial fija y neutral? hay que realizar sobre un péndulo no son las per-
¿Acaso son las teorías simplemente interpretacio- tinentes para un caso de caída obstaculizada. Tam-
nes manufacturadas a partir de datos dados? La poco las operaciones pertinentes para elucidar
perspectiva epistemológica que con más frecuen- las propiedades del oxígeno son siempre las mis-
cia ha guiado la filosofía occidental durante tres mas que las precisas para investigar las caracte-
siglos responde con un inmediato e inequívoco rísticas del aire desflogistizado.
¡sí! En ausencia de una alternativa desarroHada, Tal vez algún día se ingenie un lenguaje de ob-
encuentro imposible abandonar del todo tal pun- servación puro; pero tres siglos después de Des-
to de vista. Con todo, ya no funciona de manera cartes nuestras esperanzas en semejante eventua-
efectiva y ahora me parecen inútiles los intentos lidad siguen dependiendo exclusivamente de una
de hacerlo mediante la introducción de un len- teoría de la percepción y de la mente. Y la experi-
guaje de observación neutro. mentación psicológica moderna está produciendo
Las operaciones y mediciones que realiza un con rapidez muchos fenómenos a los que difícil-
científico en el laboratorio no son "lo dado" de la mente puede enfrentarse tal teoría. El pato-cone-
experiencia, sino más bien "lo recogido con difi- jo muestra que dos personas con la misma im-
cultad". No son lo que ve el científico, al menos presión retiniana pueden ver cosas distintas; las
no hasta que su investigación haya avanzado lo lentes inversoras muestran que dos personas con
suficiente y su atención esté bien enfocada. Son distintas impresiones retinianas pueden ver la
más bien índices concretos del contenido de per- misma cosa. La psicología ofrece una gran canti-
cepciones más elementales y, en cuanto tales, se dad de otros elementos de juicio en el mismo
seleccionan para ser escrutadas más de cerca por sentido, y las dudas que de eHo dimanan se ven
218 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 219

fácilmente reforzadas por la historia de los inten- este modo para informar acerca de un mundo
tos de mostrar un lenguaje observacional efecti- plenamente conocido por adelantado puede pro-
vo. Ningún intento de lograr tal objetivo se ha ducir informes meramente neutrales y objetivos
aproximado a un lenguaje de puros preceptos sobre "lo dado". La investigación filosófica no ha
universalmente aplicable. Y aquellos intentos que suministrado aún la más leve indicación de cómo
más se aproximan, comparten una característica habría de ser un lenguaje capaz de tal cosa.
que refuerza notablemente varias de las tesis prin- En tales circunstancias podemos sospechar al
cipales de este ensayo. Desde el comienzo presu- menos que los científicos aciertan en principio y
ponen un paradigma, tomado sea de una teoría en la práctica cuando tratan al oxígeno y a los pén-
científica existente o de alguna fracción del dis- dulos (y quizá también a los átomos y a los elec-
curso ordinario, y luego tratan de eliminar de él trones) como los ingredientes fundamentales de
todos los términos no lógicos y no perceptivos. su experiencia inmediata. Como resultado de la
En algunos ámbitos del discurso, este esfuerzo se experiencia incorporada al paradigma de la espe-
ha llevado muy lejos y con resultados fascinantes. cie, la cultura y finalmente la profesión, el mundo
Ni que decirse tiene que merece la pena prose- del científico se ha poblado de planetas y péndu-
guir con ese tipo de esfuerzos. Pero su resultado los, de condensadores y minerales compuestos,
es un lenguaje que, como el empleado en las cien- amén de otros cuerpos por el estilo. En compara-
cias, incorpora un cúmulo de expectativas acerca ción con estos objetos de la percepción, las lectu-
de la naturaleza y deja de funcionar desde el mo- ras de las varas de medir y las impresiones retinia-
mento en que dichas expectativas se ven defrau- nas resultan construcciones complicadas, a las
dadas. Nelson Goodman señala exactamente esto que la experiencia sólo tiene acceso directo cuan-
cuando describe el objetivo de su libro Structure do el científico dispone que así ocurra con unas u
of Appearance: "Afortunadamente nada más está otras por necesidades especiales de la investiga-
en duda [que los fenómenos que se sabe que exis- ción. Con esto no se quiere sugerir que los pén-
ten]; pues dista de estar clara la noción de casos dulos, por ejemplo, sean las únicas cosas que pue-
"posibles", de casos que no existen aunque po- da ver un científico al mirar a una piedra que
drían existir".19 Ningún lenguaje restringido de oscila, pues ya hemos señalado que los miembros
19 N. Goodman, The Structure of Appearance (Cambridge,
de otra comunidad científica podrían ver una caí-
Massachusetts, 1951), pp. 4-5. Merece la pena citar el pasaje da obstaculizada. Pero lo que se sugiere es que el
más por extenso: "Si todos y solos los residentes de Wilmin- científico que mira una piedra que oscila, no pue-
ton en 1947 que pesan entre 175 y 180 libras son pelirrojos, de tener una experiencia que sea en principio más
entonces 'residente pelirrojo en 1947 de Wilminton' y 'resi-
dente de 1947 en Wilminton con peso entre 175 Y 180 libras' hemos determinado que no existe tal persona .... Afortunada-
pueden unirse en una definición constructiva ... el problema mente nada más se pone en duda, pues la noción de casos
de si 'podría haber habido' alguien al que se aplicara uno de 'posibles', de casos que no existen pero podrían haber existi-
estos predicados pero no el otro no se sostiene ... una vez que do, dista de estar clara".
220 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 221

elemental que ver un péndulo. La alternativa no condensador en lugar de la botella de Leyden o


es alguna hipotética visión "fija", sino la visión a un péndulo en lugar de una caída obstaculizada,
través de otro paradigma que haga que la piedra era sólo una parte de un cambio integral en la vi-
oscilante sea alguna otra cosa. sión científica de una gran cantidad de fenóme-
Todo esto podrá parecer más razonable si re- nos relacionados de carácter químico, eléctrico o
cordamos una vez más que ni los científicos ni dinámico. Los paradigmas determinan al mismo
las personas ordinarias aprenden a ver el mundo tiempo grandes áreas de la experiencia.
a trozos, pieza a pieza. Excepto cuando todas las Con todo, sólo una vez que la experiencia se ha
categorías conceptuales y manipuladoras se en- visto determinada de esta manera, se puede ini-
cuentran dispuestas por adelantado, por ejemplo ciar la búsqueda de una definición operacional o
para el descubrimiento de otro elemento transu- de un lenguaje de observación puro. El científico
ránico más o para descubrir una nueva casa, tanto o el filósofo que se pregunta qué mediciones o qué
el científico como el hombre de la calle seleccio- impresiones retinianas hacen que el péndulo sea
nan grandes áreas completas del flujo de la expe- lo que es, deber ser capaz previamente de recono-
riencia. El niño que transfiere la palabra mamá cer un péndulo cuando lo ve. Si en lugar de ello
de todos los humanos a todas las mujeres y luego viese una caída obstaculizada, ni siquiera se plan-
a su madre, no se limita a aprender lo que signifi- tearía la cuestión. Y si viese un péndulo pero lo
ca mamá o quién es su madre, sino que está hiciera a la manera en que ve un diapasón o una
aprendiendo a la vez algunas de las diferencias balanza oscilante, su pregunta no obtendría res-
que hay entre machos y hembras, así como algo puesta, o al menos no podría responderse del mis-
cerca de cómo se relaciona con él una sola de en- mo modo, pues no sería la misma pregunta. Por
tre todas las mujeres. Como consecuencia de ello consiguiente, aunque las preguntas acerca de las
cambian sus reacciones, sus expectativas y sus impresiones retinianas o acerca de las conse-
creencias, y sin duda gran parte del mundo que cuencias de manipulaciones especiales de labora-
percibe. Por el mismo motivo, los copernicanos torio sean siempre legítimas y en ocasiones inclu-
que negaban al Sol el título tradicional de plane- so extraordinariamente fecundas, presuponen un
ta, no sólo aprendían qué significa planeta o qué mundo ya dividido perceptiva y conceptualmente
era el Sol. Sin duda estaban cambiando el signi- de cierta manera. En cierto sentido tales cues-
ficado de planeta a fin de que pudiera seguir es- tiones forman parte de la ciencia normal, pues
tableciendo distinciones útiles en un mundo en el dependen de la existencia de un paradigma y re-
que todos los cuerpos celestes, y no sólo el Sol, ciben distintas respuestas como resultado del
se veían de modo distinto a como se habían vis- cambio de paradigma.
to antes. Lo mismo se puede decir en el caso de Para concluir este capítulo, olvidémonos en ade-
cualquiera de nuestros anteriores ejemplos. Ver lante de las impresiones retinianas y limitemos
oxígeno en lugar de aire desflogistizado, ver un de nuevo la atención a las operaciones de labora-
222 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 223

torio que suministran a los científicos los indicios A lo largo de la mayor parte del siglo XVIII y has-
concretos, aunque fragmentarios, de lo que ya ta entrado el XIX, los químicos europeos creían
han visto. Ya hemos observado reiteradamente casi universalmente que los átomos elementales
una de las maneras en que tales operaciones de de los que constaban todas las especies de sus-
laboratorio cambian con los paradigmas. Tras tancias químicas se mantenían unidos merced a
una revolución científica, muchas mediciones y fuerzas de afinidad mutua. Así, un trozo de plata
manipulaciones viejas se vuelven irrelevantes y se presentaba cohesión debido a las fuerzas de afi-
ven sustituidas por otras. No se aplican las mis- nidad entre los corpúsculos de plata (hasta des-
mas pruebas al oxígeno que al aire desflogistiza- pués de Lavoisier tales corpúsculos se considera-
do, si bien los cambios de este tipo no son nunca ban a su vez compuestos de partículas aún más
totales. Sea lo que sea lo que ve el científico, des- elementales). Según la misma teoría, la plata se di-
pués de una revolución sigue mirando el mismo solvía en ácido (o la sal en agua) porque las par-
mundo. Además, aunque antes pueda haberlos tículas del ácido atraían a las de la plata (o las
usado de manera diferente, gran parte de su len- partículas de agua atraían a las de la sal) con
guaje y la mayoría de sus instrumentos de labora- más fuerza que aquella con que se atraían entre
torio siguen siendo los mismos que antes. Como sí las partículas de estos solutos. O también, el
consecuencia de ello, la ciencia posrevoluciona- cobre se disolvería en la solución de plata preci-
ría incluye inevitablemente gran parte de las mis- pitándola porque la afinidad entre el ácido y el
mas manipulaciones, realizadas con los mismos cobre era mayor que la afinidad del ácido por la
instrumentos y descritas en los mismos términos plata. Había muchísimos otros fenómenos que se
que empleaba su predecesora prerrevolucionaria. explicaban de la misma manera. En el siglo XVIII,
En el caso de que se hayan transformado estas la teoría de la afinidad electiva era un paradigma
manipulaciones persistentes, el cambio debe re- químico admirable, muy utilizado, y a veces con
sidir o en la relación con el paradigma o en sus gran fecundidad, en el diseño y análisis de la ex-
resultados concretos. Merced a la introducción perimentación química. 2o
de un último ejemplo nuevo, deseo ahora sugerir No obstante, la teoría de la afinidad establecía
que se dan ambos tipos de cambio. Al examinar la línea de demarcación entre las mezclas físicas
la obra de Dalton y sus contemporáneos, descu- y los compuestos químicos de una manera que se
briremos que una y la misma operación, cuando ha vuelto extraña desde la asimilación del trabajo
se conecta a la naturaleza a través de un paradig- de Dalton. Los químicos del siglo XVIII recono-
ma diferente, puede pasar a ser un indicio de un cían dos tipos de procesos. Cuando la mezcla pro-
aspecto completamente distinto de la regularidad ducía calor, luz, efervescencia o algo por el estilo,
de la naturaleza. Además veremos que a veces, en se consideraba que había tenido lugar una unión
su nueva función, las viejas manipulaciones dan
resultados concretos distintos. 20 H. Metzger, Newton, Stahl, Boerhaave, pp. 34-68.
224 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 225

química. Si, por otra parte, las partículas de la niciones. En cierto sentido puede que haya sido
mezcla se podían distinguir visualmente o se po- así, pero ese sentido no es aquel que hace de las
dían separar mecánicamente, se trataba única- definiciones meras conveniencias convencionales.
mente de una mezcla física. Mas estos criterios En el siglo XVIII las mezclas no eran plenamente
tan crudos eran de escasa utilidad en la gran can- distinguibles de los compuestos mediante prue-
tidad de casos intermedios que existían, como los bas operacionales, y quizá no podrían haberlo
de la sal en el agua, las aleaciones, el vidrio, el oxí- sido. Aun cuando los químicos hubiesen buscado
geno en la atmósfera, etc. Con la guía de su para- dichas pruebas, hubieran buscado criterios que
digma, la mayoría de los químicos consideraban hicieran que las soluciones fuesen compuestos.
como químico todo este espectro intermedio, por La distinción entre mezcla y compuesto formaba
la sencilla razón de que consistían en procesos re- parte del paradigma; formaba parte del modo en
gidos por fuerzas del mismo tipo. La sal en el agua que veían su campo de investigación, y en cuanto
o el oxígeno en el nitrógeno eran ejemplos de com- tal resultaba previa a cualquier prueba de labora-
binación química del mismo tipo que la combina- torio, aunque no a la experiencia cumulada del
ción producida por la oxidación del cobre. Los conjunto de la química.
argumentos a favor de considerar las soluciones Pero mientras que la química se veía de este
como compuestos eran muy poderosos. La pro- modo, los fenómenos químicos ejemplificaban le-
pia teoría de la afinidad estaba bien comprobada. yes distintas de las que surgían con la asimila-
Además, la formación de un compuesto explica- ción del nuevo paradigma de Dalton. En concreto,
ba la homogeneidad observada en las soluciones. mientras las soluciones siguieran siendo compues-
Si, por ejemplo, el oxígeno y el nitrógeno estu- tos, por más que aumentase la experimentación
vieran sólo mezclados y no combinados en la at- química, no podría haber producido por sí mis-
mósfera, entonces el gas más pesado, el oxígeno, ma la ley de las proporciones fijas. A finales del
debería depositarse en el fondo. Dalton, que con- siglo XVIII era bien sabido que algunos compues-
sideraba que la atmósfera era una mezcla, nunca tos contenían ordinariamente pesos de sus cons-
logró explicar satisfactoriamente por qué el oxí- tituyentes en proporciones fijas. En el caso de al-
geno no hacía tal cosa. La asimilación de su teo- gunas categorías de reacciones, el químico alemán
ría atómica terminó creando una anomalía allí Richter incluso había constatado las regularidades
donde antes no había habido ninguna. 21 adicionales incluidas hoy en la ley de los equiva-
Existe la tentación de decir que los químicos lentes químicos. 22 Sin embargo, ningún químico
que veían las soluciones como compuestos dife- hacía uso de esas regularidades excepto en las re-
rían de sus sucesores tan sólo en cuestión de defi- cetas, y hasta casi finales de siglo, nadie pensó en
22 J. R. Partington, A Short History ofChemistry, pp. 161-
21Ibidem, pp. 124-129, 139-148. Para Dalton, véase Leonard 163 [en la traducción española, Historia de la química, cap.
K. Nash, The Atomic-Molecular Theory, pp. 14-21. Vlll, Parte IIl, segunda sección].
226 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 227

generalizarlas. Dados los obvios contraejemplos, debido a su propio trabajo en dicha especialidad,
como la sal en agua o el vidrio, no era posible ge- abordaba tales problemas con un paradigma dis-
neralización alguna sin abandonar antes la teoría tinto del de los químicos contemporáneos. En
de la afinidad y repensar los límites del dominio de particular, veía la mezcla de gases o la absorción
la química. Las consecuencias se volvieron explí- de un gas en agua como un proceso físico en el
citas al final mismo del siglo en un famoso deba- que no desempeñaban función alguna las fuerzas
te entre los químicos franceses Proust y Berthollet. de afinidad. Por consiguiente, para él la homoge-
El primero pretendía que todas las reacciones neidad observada de las soluciones constituía un
químicas se producían en proporciones fijas, mien- problema, si bien creía poder resolverlo en caso
tras que el segundo lo negaba. Cada uno de ellos de conseguir determinar los tamaños y pesos re-
reunía a favor de su punto de vista una impresio- lativos de las diversas partículas atómicas de sus
nante cantidad de elementos de juicio experi- mezclas experimentales. Para determinar tales
mentales. Con todo, ambos mantenían sin reme- tamaños y pesos, Dalton terminó acudiendo a la
dio un diálogo de sordos, por lo que su debate era química, suponiendo desde el principio que, en el
por completo inconcluyente. Allí donde Bertho- campo restringido de reacciones que tenía por
llet veía un compuesto que podía variar en las pro- químicas, los átomos sólo se podían combinar
porciones, Proust no veía sino una mezcla física. 23 uno a uno o en alguna otra razón simple entre
Para esta disputa no servía ni la experimentación números enteros. 24 Esta suposición natural le
ni un cambio en la convención definitoria. Am- permitió determinar los tamaños y pesos de las
bos químicos sufrían de un malentendido tan fun- partículas elementales, aunque también convirtió
damental como el que caracterizaba a Galileo y en una tautología la ley de las proporciones cons-
Aristóteles. tantes. Para Dalton, cualquier reacción cuyos in-
Tal era la situación en los años en que Dalton gredientes no entraran en proporciones fijas, ipso
emprendió las investigaciones que llevaron final- {acto no era un proceso químico puro. Así, esa ley
mente a su famosa teoría química atómica. Pero que los experimentos no podrían haber estableci-
hasta los últimos estadios de dichas investigacio- do antes de la obra de Da1ton, una vez que tal
nes, Dalton ni era químico ni se interesaba por la obra se aceptó, se convirtió en un principio cons-
química. Era por el contrario un meteorólogo que tituyente que ningún conjunto de mediciones
investigaba lo que para él eran los problemas físi- químicas podría haber perturbado. Como resul-
cos de la absorción de gases por el agua y del agua tado de lo que tal vez sea nuestro ejemplo más
por la atmósfera. En parte debido a que se había completo de revolución científica, las mismas
formado en una especialidad distinta y en parte manipulaciones químicas establecieron una rela-
23 A. N. Meldrum, "The Development of the Atomic Theory:
(1) Berthollet's Doctrine of Variable Proportions", Manchester 24 L. K. Nash, "The Origin of Dalton's Chemical Atomic
Mernoirs, LIV (1910), pp. 1-16. Theory", ¡siso XLVII (1956), pp. 101-116.
228 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO 229

ción con las generalizaciones químicas muy dis- de practicar la química (él mismo la denominó el
tinta de la que antes habían mantenido. "nuevo sistema de filosofía química"), la cual re-
Ni que decir tiene que las conclusiones de Dal- sultó fecunda con tanta rapidez que sólo fueron
ton fueron ampliamente atacadas cuando se pro- capaces de resistirse a ella unos cuantos de los
pusieron por vez primera. Berthollet, en particu- viejos químicos franceses y británicos. 25 Como re-
lar, nunca se dejó convencer. Teniendo en cuenta sultado de ello, los químicos pasaron a vivir en un
la naturaleza de la cuestión, no tenía por qué ha- mundo en el que las reacciones se conducían de
berlo hecho. Mas, para la mayoría de los quími- modo muy distinto a como lo habían hecho antes.
cos, el nuevo paradigma de Dalton resultó con- A medida que ocurrían estas cosas, se produjo
vincente allí donde Proust no lo había sido, pues otro cambio típico y muy importante. Aquí y allá
poseía unas implicaciones mucho más amplias y los propios datos numéricos de la química empe-
de mayor alcance que un mero criterio nuevo para zaron a cambiar. Cuando Dalton repasó inicial-
distinguir una mezcla de un compuesto. Si, por mente la bibliografía química en busca de datos
ejemplo, los átomos sólo pudiesen combinarse que apoyaran su teoría física, encontró algunos
químicamente en razones simples de enteros, en- registros de reacciones que encajaban, pero difí-
tonces el reexamen de los datos químicos existen- cilmente podría haber dejado de hallar otros que
tes mostraría ejemplos de proporciones múltiples no lo hacían. Las propias mediciones de Proust
además de fijas. Los químicos dejaron de escribir de los dos óxidos de cobre daban, por ejemplo,
que los dos óxidos, digamos del carbono, conte- una razón en peso con el oxígeno de 1.47:1 en lu-
nían 56 y 72% de oxígeno en peso, escribiendo a gar del 2: 1 exigido por la teoría atómica, siendo
cambio que un peso de carbono se combinaría o Proust precisamente la persona de quien cabría
bien con 1.3 o con 2.6 pesos de oxígeno. Al regis- esperar que obtuviese la razón daltoniana. 26 De
trar de este modo los resultados de las viejas ma- hecho, era un fino experimentador y sus opinio-
nipulaciones, saltaba a la vista la razón 2:1, cosa nes atinentes a las relaciones entre mezclas y com-
que ocurría en el análisis de muchas reacciones puestos estaban muy próximas a las de Dalton.
perfectamente conocidas así como en el de otras Mas resulta difícil hacer que la naturaleza encaje
nuevas. Además, el paradigma de Dalton hacía en un paradigma. Por eso los rompecabezas de la
posible asimilar el trabajo de Richter y ver su ple-
25 A. N. Meldrum, "The Development of the Atomic Theory:
na generalidad. Asimismo sugería nuevos experi- (6) The Reception Accorded to the Theory Advocated by Dal-
mentos, en especial los de Gay-Lussac sobre los ton", Manchester Memoirs , LV (1911), pp. 1-10.
volúmenes de combinación que ofrecían a su vez 26 Para Proust, véase Meldrum, "Berthollet's Doctrine of

otras regularidades en las que los químicos ni Variable Proportions", Manchester Memoirs, LIV (1910), p. 8.
La historia detallada de los cambios graduales en las medicio-
siquiera habían soñado con anterioridad. Lo que nes de la composición química y de los pesos atómicos está
los químicos tomaron de Dalton no fueron nue- aún por escribir, aunque Partington, en A Short History of
vas leyes experimentales, sino una nueva manera Chemistry, ofrece muchas pistas útiles.
230 CAMBIOS DE LA VISIÓN DEL MUNDO

ciencia normal resultan tan provocadores y por


eso también las mediciones emprendidas sin un
paradigma rara vez llevan a conclusión alguna.
Por consiguiente, los químicos no podían aceptar XI. LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES
tranquilamente la teoría de Dalton dados los ele-
mentos de juicio, pues en gran parte eran negati-
vos. Por el contrario, incluso una vez aceptada la HEMOS de preguntamos aún cómo se resuelven las
teoría, aún tenían" que meter en cintura a la natu- revoluciones. Con todo, antes de ello parece obli-
raleza, un proceso que acabó por llevarse casi gado el intento de asegurar la convicción acerca de
otra generación. Cuando finalmente se consiguió, su existencia y naturaleza. Hasta ahora he intenta-
incluso la composición porcentual de compues- do mostrar las revoluciones mediante ejemplos,
tos de sobra conocidos era distinta. Los propios los cuales podrían multiplicarse hasta el hartazgo.
datos habían cambiado. Éste es el último de los Sin embargo, la mayoría de ellos, seleccionados
sentidos en los que podemos estar dispuestos a deliberadamente por su familiaridad, no se han
afirmar que, tras una revolución, los científicos tenido de ordinario por revoluciones, sino por
trabajan en un mundo distinto. adiciones al conocimiento científico. Podría ex-
presarse igualmente esta misma opinión de cua-
lesquiera ejemplos adicionales, por lo que pro-
bablemente resultarían inefectivos. Sugiero que
existen excelentes razones por las cuales las revo-
luciones han resultado ser casi invisibles. Tanto
los científicos como los legos toman en gran par-
te la imagen que tienen de la actividad científica
creadora de una fuente autorizada que oculta sis-
temáticamente la existencia y el significado de las
revoluciones científicas, en parte por razones fun-
cionales importantes. Sólo se puede aspirar a ha-
cer plenamente efectivos los ejemplos históricos si
se reconoce y analiza la naturaleza de dicha auto-
ridad. Además, si bien este punto sólo se podrá
desarrollar plenamente en el capítulo final [XIII],
el análisis ahora necesario empezará a señalar
uno de los aspectos del trabajo científico que más
claramente lo distingue de cualquier otra tarea
creadora, exceptuando tal vez a la teología.

231
232 LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES 233

Como fuente de esta autoridad, pienso princi- confianza en los libros de texto era un elemento
palmente en los libros de texto científicos junto que acompañaba de manera invariable al sur-
con las divulgaciones y las obras filosóficas que gimiento de un primer paradigma en cualquier
los toman como modelo. Estas tres categorías campo científico. El último capítulo de este ensa-
(hasta hace poco no había otras fuentes significa- yo defenderá que el control de una ciencia madu-
tivas de información acerca de la ciencia, excepto ra por parte de dichos libros de texto es algo que
la práctica de la investigación) tienen todas ellas distingue de manera significativa su patrón de
una cosa en común. Se remiten a un cuerpo ya desarrollo del de otros campos. Por el momento,
articulado de problemas, datos y teoría; normal- limitémonos a dar por sentado que, hasta un
mente al conjunto particular de paradigmas con punto sin precedentes en otros terrenos, tanto el
el que la comunidad científica está comprometi- conocimiento que las personas ordinarias tienen
da en el momento en que se escriben. Los pro- de la ciencia como el que poseen quienes la prac-
pios libros de texto tienen por misión comunicar tican se basa en libros de texto y en unos cuantos
el vocabulario y la sintaxis de un lenguaje cientí- tipos de escritos derivados de ellos. Con todo, al
fico contemporáneo; las obras de divulgación tra- ser vehículos pedagógicos de la perpetuación de
tan de describir esas mismas aplicaciones en un la ciencia normal, los libros de texto han de escri-
lenguaje más próximo al de la vida diaria, y final- birse de nuevo, en todo o en parte, cada vez que
mente la filosofía de la ciencia, en particular la cambia la estructura de los problemas o las re-
del mundo de habla inglesa, analiza la estructura glas de la ciencia normal. Dicho brevemente, de-
lógica de ese mismo cuerpo acabado de conoci- ben escribirse de nuevo después de cada revolu-
mientos científicos. Si bien un tratamiento pleno ción científica y, una vez reescritos, enmascaran
de la cuestión exigiría ocuparse de las diferencias inevitablemente no sólo la función, sino la exis-
reales que median entre estos tres géneros, lo que tencia misma de las revoluciones que los han pro-
aquí más nos interesa son sus semejanzas. Los ducido. A menos que haya experimentado perso-
tres registran el resultado estable de las revolucio- nalmente una revolución en su propia época, el
nes pretéritas, mostrando de ese modo las bases sentido histórico del científico activo o del indivi-
de la tradición de la ciencia normal vigente. Para duo ordinario que lee libros de texto se extiende
cumplir su función, no precisan suministrar in- exclusivamente al resultado de las revoluciones
formación auténtica acerca del modo en que ta- más recientes del campo.
les bases fueron primero reconocidas y luego acep- Así pues, los libros de texto comienzan trun-
tadas por la profesión. En el caso de los libros de cando el sentido histórico que tiene el científico
texto al menos, incluso existen buenas razones de su propia disciplina, procediendo a continua-
por las que deben ser sistemáticamente engaño- ción a ofrecer un sucedáneo de aquello que ha
sos en estas cuestiones. eliminado. Es típico que los libros de texto inclu-
En el capítulo II señalamos que la creciente yan un poquito de historia, sea en un capítulo
234 LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES 235

introductorio o, más frecuentemente, en referen- tífica no muestran una dependencia obvia del
cias dispersas a los grandes héroes de las épocas contexto histórico de la indagación y en parte
pasadas. A partir de tales referencias, tanto los es- porque, excepto durante las crisis y las revolucio-
tudiantes como los profesionales llegan a sentirse nes, la posición contemporánea de los científicos
como si participaran en de una tradición histórica parece muy segura. Introducir más detalles histó-
muy antigua. No obstante, la tradición derivada ricos, sea de la ciencia presente o de su pasado, o
de los libros de texto de la que los científicos llegan atribuir una mayor responsabilidad a los detalles
a sentirse partícipes nunca ha existido. Por razo- históricos que se presentan, sólo serviría para
nes obvias y muy funcionales, los libros de texto conferir una importancia artificial a la idiosin-
científicos (y demasiadas de las antiguas histo- crasia, error y confusión humanos. ¿Por qué se
rias de la ciencia) aluden tan sólo a aquellas partes habría de dignificar aquello que los esfuerzos
del trabajo de los científicos del pasado que puedan mejores y más persistentes de la ciencia han per-
verse fácilmente como contribuciones al plantea- mitido descartar? La depreciación de los hechos
miento y solución de los problemas paradigmáti- históricos está profunda y tal vez funcionalmente
cos del texto. En parte por selección y en parte por enraizada en la ideología de la profesión científi-
distorsión, los científicos de épocas pasadas se ca, la misma profesión que confiere el máximo
presentan implícitamente como si hubiesen tra- valor a detalles fácticos de otros tipos. Whitehead
bajado en el mismo conjunto de problemas fijos y captó el espíritu ahistórico de la comunidad cien-
de acuerdo con el mismo conjunto de cánones tífica cuando escribió, "La ciencia que titubea a
fijos que se antojan como científicos según la más la hora de olvidar a sus fundadores está perdida".
reciente revolución de la teoría y el método de la Sin emabrgo, no estaba del todo en lo cierto, pues
ciencia. No es de extrañar que los libros de texto las ciencias, al igual que otras empresas profesio-
y la tradición histórica que entrañan hayan de nales, tienen necesidad de sus héroes y de pre-
escribirse de nuevo tras cada revolución científi- servar sus nombres. Afortunadamente, en lugar
ca. Tampoco resulta sorprendente que, en virtud de olvidar a estos héroes, los científicos han lo-
de esta nueva escritura, la ciencia se muestre una grado olvidar o revisar sus obras.
vez más como algo en gran medida acumulativo. El resultado de ello es una tendencia pertinaz a
Por supuesto, los científicos no constituyen el hacer que la historia de la ciencia parezca lineal
único grupo que tiende a ver que el pasado de su o acumulativa, una tendencia que afecta incluso
disciplina progresa linealmente hacia su actual a los científicos cuando consideran su propia in-
posición dominante. La tentación de escribir la vestigación pasada. Por ejemplo, las tres explica-
historia hacia atrás es omnipresente y perenne, ciones incompatibles que dio Dalton del desarro-
mas los científicos se ven más afectados por la llo de su atomismo químico daban a entender
tentación de escribir de nuevo la historia, en par- que estaba interesado desde una época temprana
te porque los resultados de la investigación cien- precisamente en aquellos problemas químicos re-
236 LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES 237

lativos a las proporciones de las combinaciones, formulación pequeña aunque revolucionaria en


gracias a cuya solución se hizo luego famoso. De las preguntas que se planteaban los científicos
hecho, esos problemas parecen habérsele ocurri- acerca del movimiento, no menos que en las res-
do solamente con sus soluciones y, en cualquier puestas que se consideraban capaces de aceptar.
caso, no hasta que estuvo casi terminado su tra- Pero es precisamente ese tipo de cambio en la
bajo creador.! Lo que omiten todas las explicacio- formulación de preguntas y respuestas lo que ex-
nes de Dalton son los efectos revolucionarios de plica, en mayor medida que los nuevos descubri-
aplicar a la química un conjunto de cuestiones y mientos empíricos, la transición de la dinámica
conceptos que anteriormente se limitaban a la fí- aristotélica a la galileana, así como de la galilea-
sica y a la meteorología. Eso es lo que hizo Dal- na a la newtoniana. Al enmascarar tales cambios,
ton, y el resultado de ello fue una reorientación la tendencia de los libros de texto a presentar el
del campo, reorientación que enseñó a los quími- desarrollo de la ciencia de manera lineal oculta
cos a plantear nuevas preguntas y extraer nuevas un proceso que late en el seno de los episodios
conclusiones de los viejos datos. más significativos del desarrollo científico.
Lo mismo se puede decir de Newton, quien es- Los ejemplos precedentes muestran, en el con-
cribió que Galileo había descubierto que la fuer- texto de una sola revolución, los comienzos de
za constante de la gravedad produce un movi- una reconstrucción de la historia que se completa
miento proporcional al cuadrado del tiempo. De con regularidad en los textos científicos posrevo-
hecho, el teorema cinemático de Galileo sólo co- lucionarios. Con todo, en esta tarea de completar
bra esa forma cuando se encuentra engastado en la reconstrucción de la historia está implicado
la matriz de los conceptos dinámicos del propio algo más que la mera multiplicación de las defor-
Newton. Galileo, sin embargo, nunca dijo nada maciones históricas antes ilustradas. Esas distor-
por el estilo. Su tratamiento de los cuerpos que siones hacen invisibles las revoluciones, y la reor-
caen rara vez hace alusión a las fuerza.s, por no ganización del material aún visible en los textos
hablar de una fuerza gravitatoria uniforme que científicos entraña un proceso que, de producir-
provoque la caída de los cuerpos. 2 Al atribuir a se, privaría de función a las revoluciones. Puesto
Galileo la respuesta a una pregunta que los para-
digmas de Galileo no le permitían plantear, la ex- máticos de la filosofía natural, Madrid, Alianza, 1987, vol. I,
pp. 145-146]. El pasaje debería confrontarse con el propio
plicación de Newton oculta el efecto de una re- tratamiento que hace de la cuestión Galileo en sus Dialogues
Conceming Two New Sciences, H. Crew y A. de Salvio (trads.)
1 L. K. Nash, "The Origins of Dalton's Chemical Atomic (Evanston, Illinois, 1947), pp. 154-176 [hay traducción es-
Theory", Isis, XLVII (1956), pp. 101-116. pañola, Consideraciones y demostraciones matemáticas en tor-
2 Para las observaciones de Newton, véase Florian Cajori no a dos nuevas ciencias, Madrid, Editora Nacional, 1976;
(ed.), Sir Isaac Newton's Mathematical Principies of Natural véanse las pp. 284-302, correspondientes a las pp. 202-214
Philosophy and His System of the World (Berkeley, California, del volumen VIII de Le Opere di Galileo Galilei editadas por
1946), p. 21 [edición española de Eloy Rada, Principios mate- A. Favaro].
238 LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES 239

que los textos tienen como finalidad familiarizar tramado de hecho y teoría que el paradigma del
rápidamente al estudiante con lo que la comuni- libro de texto hace encajar con la naturaleza.
dad científica contemporánea cree conocer, tra- ¿Acaso es la constancia de la composición quími-
tan los diferentes experimentos, conceptos, leyes ca, por ejemplo, un mero hecho de la experiencia
y teorías de la ciencia normal establecida lo más que los químicos podrían haber descubierto me-
disociada y lo más sucesivamente que se pueda. diante la experimentación en cualquiera de los
Como herramienta pedagógica, esta técnica de mundos en los que han trabajado los químicos?
presentación es inobjetable. Pero si se combina ¿O acaso lo que Dalton encajó en la primitiva ex-
con el aire generalmente ahistórico de los escri- periencia química global, transformando dicha
tos científicos y con las ocasionales deformaciones experiencia en el proceso, no fue más bien un ele-
sistemáticas discutidas antes, tiende a imponerse mento (indudable para el caso) de un nuevo teji-
poderosamente una firme impresión: la ciencia do de hechos y teorías? 0, de igual modo, ¿acaso
ha alcanzado su estado actual gracias a una serie la aceleración constante producida por una fuer-
de descubrimientos e inventos individuales que, za constante es un mero hecho que los estudiosos
cuando se reúnen, constituyen el cuerpo moder- de la dinámica han buscado siempre, o se trata
no de conocimiento técnico. La presentación del más bien de la respuesta a una pregunta que sur-
libro de texto entraña que los científicos se han gió por vez primera tan sólo en el seno de la teo-
afanado desde el comienzo de la empresa científi- ría newtoniana y que dicha teoría podría respon-
ca en pos de los objetivos particulares incorpo- der a partir del cuerpo de información disponible
rados en los paradigmas de hoy en día. Uno tras antes de que se planteara la pregunta?
otro, en un proceso que a menudo se compara Estas preguntas se plantean aquí acerca de lo
con añadir ladrillos a un edificio, los científicos que parecen ser hechos descubiertos uno a uno
han aportado otro hecho, otro concepto, otra ley según la presentación de los libros de texto. Pero:
u otra teoría al cuerpo de información ofrecido como es obvio, poseen también implicaciones pa-
en el texto científico contemporáneo. ra lo que el texto presenta como teorías. Dichas
Pero no es ése el modo en que se desarrolla la teorías "encajan con los hechos", por supuesto,
ciencia. Muchos de los rompecabezas de la cien- pero eso es así sólo porque toman la información
cia normal contemporánea no existieron hasta previamente accesible y la transforman en he-
después de las revoluciones científicas más re- chos que no existían en absoluto para el paradig-
cientes. Muy pocos de ellos pueden retrotraerse ma anterior. Y ello significa que las teorías no se
hasta los comienzos históricos de la ciencia en la desarrollan paso a paso para encajar con los he-
que ahora aparecen. Las generaciones anteriores chos que estaban ahí todo el tiempo, sino que más
se plantearon sus propios problemas con sus pro- bien surgen junto con los hechos a los que se ade-
pios instrumentos y sus propios cánones de solu- cuan a partir de una reformulación revoluciona-
ción. Lo que ha cambiado es más bien todo el en- ria de la tradición científica precedente, una tra-
240 LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES 241

dición en cuyo seno no regía en absoluto la mis- este error resulta trivial, aunque no más que cual-
ma relación mediada por el conocimiento entre quier otro falsamiento de los datos. Lo que no es
el científico y la naturaleza. trivial, no obstante, es la impresión que se da de
Un último ejemplo clarificará esta explicación la ciencia cuando este tipo de errores se combi-
del impacto de la presentación de los libros de nan y se incorporan a la estructura técnica del
texto sobre nuestra imagen del desarrollo cientí- texto. Como "tiempo", "energía", "fuerza" o "par-
fico. Todo texto elemental de química ha de tratar tícula", el concepto de elemento es un tipo de in-
el concepto de elemento químico. Cuando se in- grediente del libro de texto que muy a menudo ni
troduce esta noción, casi siempre se atribuye su se inventa ni se descubre en absoluto. En concre-
origen al químico del siglo XVII Robert Boyle, en to, la definición de Boyle se puede retrotraer al
cuyo Sceptical Chymist el lector atento hallará menos hasta Aristóteles y se puede seguir hasta
una definición de "elemento" muy próxima a la los textos modernos pasando por Lavoisier. Sin
que hoy en día se usa. La referencia a la contribu- embargo, eso no quiere decir que la ciencia haya
ción de Boyle hace que el neófito sea consciente estado en posesión del moderno concepto de ele-
de que la química no comenzó con las sulfami- mento desde la antigüedad. Las definiciones ver-
das. Además, le enseña que una de las tareas tra- bales como la de Boyle poseen escaso contenido
dicionales del científico es inventar conceptos de científico cuando se consideran en sí mismas. No
este tipo. La atribución resulta un método tre- son especificaciones del significado plenamente
mendamente útil como parte del arsenal peda- lógicas (si es que existen) sino más bien ayudas
gógico que convierte a alguien en científico. Sin pedagógicas. Los conceptos científicos a los que
embargo, ilustra una vez más el patrón de errores apuntan sólo cobran pleno significado cuando se
históricos que engaña a los estudiantes y a las per- relacionan, en el texto o en otra presentación sis-
sonas ordinarias acerca de la naturaleza de la em- temática, con otros conceptos científicos, con
presa científica. procedimientos de manipulación y con aplicacio-
Según Boyle, que estaba completamente en lo nes paradigmáticas. De ahí se sigue que los con-
cierto, su "definición" de elemento no era sino ceptos como el de elemento difícilmente se pue-
una paráfrasis de un concepto químico tradicio- den inventar con independencia del contexto.
nal. Boyle lo presentaba con el único fin de argüir Además, dado el contexto, rara vez hace falta in-
que no existen los elementos químicos. La ver- ventarlos, puesto que ya se encuentran a la mano.
sión que presentan los libros de texto de la con- Tanto Boyle como Lavoisier cambiaron el signifi-
tribución de Boyle está totalmente equivocada cado del "elemento" de manera importante. Sin
desde el punto de vista histórico. 3 Por supuesto, embargo, no inventaron la noción y ni siquiera
cambiaron la fórmula verbal que le sirve de defi-
3 T. S. Kuhn, "Robert Boyle and Structural Chemistry in
nición. Como hemos visto, tampoco Einstein tu-
Seventeenth Century", [sis, XLIII (1952), pp. 26-29. vo que inventar o siquiera redefinir explícitamen-
242 LA INVISIBILIDAD DE LAS REVOLUCIONES

te "tiempo" y "espacio" a fin de conferirles un nue-


vo significado en el contexto de su obra.
¿Cuál fue entonces la función histórica de Boyle
en esa parte de su obra que incluye la famosa XII. LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES
"definición"? Era el adalid de una revolución cien-
tífica que, al cambiar la relación de "elemento"
con la manipulación química y con la teoría quí- Los LIBROS de texto de los que hemos estado ha-
mica, transformó dicha noción en una herramien- blando sólo se producen como consecuencia de
ta muy diferente de la que había sido antes, y en una revolución científica y son el fundamento
el proceso cambió tanto la química como el mun- de una nueva tradición de ciencia normal. Al abor-
do del químico. 4 Fueron precisas otras revolucio- dar el problema de su estructura, hemos dejado
nes, incluyendo la que se centra en tomo a Lavoi- claramente de lado un paso. ¿Cuál es el proceso
sier, para conferir al concepto su forma y función mediante el cual un nuevo candidato a paradig-
modernas. Pero Boyle suministra un ejemplo tí- ma sustituye a su predecesor? Cualquier inter-
pico tanto de los procesos implicados en cada pretación nueva de la naturaleza, sea un descu-
una de estas etapas como de lo que le ocurre a di- brimiento o una teoría, surge en primer lugar en
cho proceso cuando el conocimiento existente se la mente de una o de unas cuantas personas. Son
incorpora a un libro de texto. Esta forma pedagó- ellas las primeras que aprenden a ver la ciencia y
gica ha determinado, más que cualquier otro as- el mundo de manera distinta, y su capacidad para
pecto aislado de la ciencia, nuestra imagen de la realizar la transición se ve favorecida por dos cir-
naturaleza de la ciencia y de la función del descu- cunstancias que no son comunes a la mayoría de
brimiento y de la invención en su avance. los demás miembros de su profesión. Invariable-
mente su atención se ha centrado intensamente
en los problemas que han provocado la crisis; y
usualmente son además individuos lo bastante
jóvenes o lo bastante recién llegados al campo
sacudido por la crisis como para que la práctica
no los haya comprometido tan profundamente
como a la mayoría de sus contemporáneos con la
visión del mundo y las reglas determinadas por
el viejo paradigma. ¿Cómo pueden ser capaces
de convertir a toda la profesión o al subgrupo
4 Marie Boas, en su libro Robert Boyle and Seventeenth-Cen-
profesional pertinente a su modo de ver la cien-
tury Chemistry (Cambridge, 1958), se ocupa en muchos luga-
res de las contribuciones positivas de Boyle a la evolución del cia y el mundo? ¿Qué es lo que han de hacer para
concepto de elemento químico. ello? ¿Qué es lo que hace que el grupo abandone

243
244 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 245

un tradición de investigación normal en favor de parte de la competencia entre dos paradigmas ri-
otra? vales por la confianza de la comunidad científica.
Para captar la perentoriedad de estas preguntas, Si se examina de cerca, esta formulación mues-
recuérdese que son las únicas reconstrucciones tra paralelismos inesperados y probablemente
que puede ofrecer el historiador para responder a significativos con dos de las teorías filosóficas
la investigación del filósofo acerca de la contras- contemporáneas más populares acerca de la veri-
tación, la verificación o la falsación de las teorías ficación. Pocos filósofos de la ciencia buscan aún
científicas establecidas. En la medida en que está criterios absolutos para la verificación de las teo-
dedicado a la ciencia normal, el investigador es rías científicas. Al darse cuenta de que ninguna
una persona que resuelve rompecabezas y no al- teoría puede verse jamás expuesta a todas las
guien que se dedica a contrastar paradigmas. Si pruebas relevantes posibles, no se preguntan si
bien es posible que, mientras busca la solución de una teoría ha sido verificada, sino que se pregun-
un rompecabezas particular, ensaye un cierto nú- tan más bien por su probabilidad a la luz de los
mero de enfoques alternativos, rechazando aque- elementos de juicio actualmente existentes. Para
llos que no arrojan el resultado apetecido, cuando responder a esta pregunta, una importante escue-
lo hace no está contrastando el paradigma. Por el la se ve llevada a comparar la capacidad de dis-
contrario, se asemeja más bien al jugador de aje- tintas teorías para explicar los elementos de juicio
drez que, al enfrentarse a un problema con el ta- disponibles. Esta insistencia en la comparación
blero ante sí, física o mentalmente, ensaya diversas de teorías caracteriza también a la situación his-
jugadas alternativas en busca de una solución. Es- tórica en la que se acepta una nueva teoría. Apun-
tas pruebas, sean las del jugador del ajedrez o las ta muy probablemente a uno de los derroteros
del científico, son pruebas únicamente de ellos por el que deberían proceder las futuras discusio-
mismos, no de las reglas de juego. Sólo son posi- nes acerca de la verificación.
bles en la medida en que se dé por sentado el pro- Con todo, en su forma más común, las teorías
pio paradigma. Por consiguiente, la contrastación de la verificación probabilística recurren todas
del paradigma sólo se da después de que un fraca- ellas a uno u otro de los lenguajes de observación
so persistente a la hora de resolver un rompecabe- puros o neutrales discutidos en el capítulo x. Una
zas notable haya dado lugar a una crisis. E incluso teoría probabilística nos pide que comparemos la
entonces, sólo se da después de que el sentimien- teoría científica dada con todas las demás imagi-
to de crisis haya hecho surgir un candidato a pa- nables para cubrir la misma colección de datos
radigma alternativo. En las ciencias, la situación observacionales. Otra pide la construcción imagi-
contrastadora nunca consiste sencillamente en la naria de todas las pruebas que podamos concebir
comparación de un único paradigma con la natu- que debería superar la teoría científica dada.! Por
raleza, como ocurre con la resolución de rompeca-
bezas. Por el contrario, la contrastación se da como 1 Para un breve bosquejo de las vías principales que condu-
246 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 247

lo que parece, se necesita alguna construcción de dimiento de verificación. 2 En lugar de ello, subra-
este tipo para computar las probabilidades espe- ya la importancia de la falsación, es decir, de las
cíficas, absolutas o relativas, y resulta difícil ver pruebas que, al tener un resultado negativo, exi-
de qué manera podría llevarse a cabo semejante gen el rechazo de una teoría establecida. Está
construcción. Si, como ya he argumentado, no claro que la función así atribuida a la falsación se
puede haber un sistema lingüístico o conceptual asemeja mucho a la que este ensayo atribuye a
que sea científica o empíricamente neutral, en- las experiencias anómalas, esto es, a las experien-
tonces la construcción propuesta de pruebas y cias que, al provocar una crisis, preparan el ca-
teorías alternativas ha de proceder del interior de mino a una nueva teoría. No obstante, las expe-
una u otra de las tradiciones basadas en un para- riencias anómalas no pueden identificarse con
digma. Con tal restricción, no podría tener acceso las falsadoras. En realidad dudo de que estas últi-
a todas las experiencias posibles o a todas las teo- mas existan. Como se ha subrayado ya hasta la sa-
rías posibles. Como resultado de ello, las teorías ciedad, ninguna teoría resuelve nunca todos los
probabilísticas enmascaran tanto como iluminan rompecabezas a que se enfrenta en un momento
la situación en que se plantea la verificación. Aun- dado, ni son a menudo perfectas las soluciones
que, como subrayan, esa situación depende de la ya obtenidas. Por el contrario, es precisamente el
comparación de teorías y de elementos de juicio carácter incompleto e imperfecto del acuerdo exis-
muy amplios, las teorías y observaciones implica- tente entre teoría y hechos el que, en todo mo-
das están siempre íntimamente relacionadas con mento, define muchos de los rompecabezas que
las que ya existen. La verificación es como la se- caracterizan a la ciencia normal. Si todos y cada
lección natural, por cuanto que elige la alternati- uno de los desacuerdos entre hechos y teoría fue-
va más viable de entre las que de hecho existen sen motivo suficiente para rechazar la teoría, to-
en una situación histórica particular. No tiene el das ellas deberían rechazarse en todo momento.
menor sentido preguntarse si esa elección sería la Por otro lado, si el rechazo sólo se justifica por
mejor que se hubiera podido hacer en caso de ha- un desacuerdo serio, entonces los popperianos
ber otras alternativas disponibles o en caso de necesitarán algún criterio de "improbabilidad" o
que los datos hubiesen sido de otro tipo. No dis- de "grado de falsación". Pero si tratan de desarro-
ponemos de herramienta alguna para tratar de llarlo, se encontrarán casi con toda seguridad
responder a tales preguntas. con la misma maraña de dificultades que ha aso-
Karl R. Popper ha desarrollado un modo muy lado a los defensores de las diversas teorías pro-
distinto de enfocar todo este entramado de pro- babilísticas de la verificación.
blemas al negar la existencia de cualquier proce-
2 K. R. Popper, The Logic of Scientific Discovery (Nueva
cen a las teorías probabilísticas de la verificación, véase Ernest York, 1959), esp. caps. I-IV [hay traducción española, La lógi-
Nagel, Principies of the Theory of Probability, vol. 1, núm. 6, de ca de la investigación científica, Madrid, Tecnos, 1962 y reedi-
la International Encyclopedia of Unified Science, pp. 60-75. ciones].
248 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 249

Muchas de las dificultades precedentes pueden Priestley ni la de Lavoisier concordaban exacta-


evitarse reconociendo que esas dos doctrinas do- mente con las observaciones existentes, pocos
minantes y opuestas acerca de la lógica subya- contemporáneos dudaron más de una década an-
cente a la investigación científica han intentado tes de concluir que la teoría de Lavoisier era la
fundir en uno dos procesos en gran medida inde- que ofrecía un mejor acuerdo de ambas.
pendientes. La experiencia anómala de Popper es No obstante, esta manera de exponer las cosas
importante para la ciencia porque alienta a los hace que la tarea de elegir entre distintos para-
competidores de un paradigma existente. Pero la digmas parezca más fácil y más familiar de lo que
falsación, por más que sin duda se dé, no se pro- en realidad es. Si no hubiese más que un conjun-
duce con el surgimiento (o simplemente debido to de problemas científicos, un único mundo en
al surgimiento) de una anomalía o de un caso fal- el que trabajar sobre ellos y un solo conjunto de
sador. Por el contrario, se trata de un proceso normas para solucionarlos, la competencia entre
subsiguiente y separado que muy bien podría lla- los paradigmas podría resolverse de manera más
marse también verificación, dado que consiste en o menos rutinaria por algún proceso del estilo de
el triunfo de un nuevo paradigma sobre el viejo. contar el número de problemas resuelto por cada
Además, la comparación probabilística de las teo- uno de ellos. Mas, de hecho, tales condiciones nun-
rías desempeña una función central precisamen- ca se dan plenamente. Quienes proponen para-
te en ese proceso simultáneo de verificación y fal- digmas rivales siempre mantienen hasta cierto
sación. Creo que esta formulación en dos etapas punto un diálogo de sordos. Ninguna de las par-
posee la virtud de ser muy verosímil, permitién- tes aceptará las suposiciones no empíricas que
donos además empezar a explicar la función del precisa la otra para defender su punto de vista.
acuerdo (o del desacuerdo) entre hechos y teorías Como Proust y Berthollet cuando discutían acer-
en el proceso de verificación. Al menos para el ca de la composición de los compuestos quími-
historiador, tiene poco sentido sugerir que la ve- cos, están abocados en parte a hablar sin enten-
rificación es establecer el acuerdo entre hechos y derse. Por más que cada una de las partes quiera
teoría. Todas las teorías históricamente significa- convertir a la otra a su manera de ver la ciencia y
tivas han concordado con los hechos, aunque só- sus problemas, ninguna de ellas puede aspirar a
lo más o menos. No hay una respuesta más preci- probar su punto de vista. La competencia entre
sa a la pregunta cerca de si una teoría concreta paradigmas no es el tipo de batalla que se pueda
encaja, o de cómo encaja de bien, con los hechos. resolver mediante pruebas.
Pero se pueden plantear preguntas parecidas si Ya hemos visto algunas de las razones por las
las teorías se toman colectivamente o incluso por que los partidarios de paradigmas rivales han de
parejas. Tiene mucho sentido preguntar cuál de fracasar a la hora de establecer un contacto com-
dos teorías rivales de hecho cuadra mejor con los pleto con el punto de vista del otro. Colectiva-
hechos. Así por ejemplo, aunque ni la teoría de mente estas razones se han descrito como la in-
250 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 251

conmensurabilidad de las tradiciones científicas inconmensurabilidad de las normas. Dado que


normales anteriores y posteriores a una revolu- los nuevos paradigmas nacen de los viejos, por lo
ción, por lo que bastará con que las recapitulemos común incorporan gran parte del vocabulario y
aquí brevemente. En primer lugar, los partidarios del aparato, tanto conceptual como manual, que
de paradigmas rivales estarán a menudo en des- había usado antes el paradigma tradicional, si
acuerdo acerca de la lista de problemas que ha de bien rara vez utilizan esos elementos prestados
resolver un candidato a paradigma. Sus normas exactamente a la manera tradicional. En el seno
o sus definiciones de ciencia no son las mismas. de los nuevos paradigmas, los viejos términos,
¿Una teoría del movimiento debe explicar la cau- conceptos y experimentos entran en nuevas rela-
sa de las fuerzas de atracción entre las partículas ciones mutuas. El resultado inevitable de ello es
materiales o debe limitarse a constatar la existen- lo que podríamos llamar, por más que la expre-
cia de dichas fuerzas? La dinámica newtoniana sión no sea del todo correcta, un malentendido en-
fue ampliamente rechazada porque, frente a las tre las dos escuelas rivales. Los legos que hacían
teorías tanto de Descartes como de Aristóteles, burla de la teoría general de Einstein porque el
implicaba el segundo tipo de respuesta a la pre- espacio no podía ser "curvo" (no era el tipo de en-
gunta. Y una vez que se aceptó la teoría de New- tidad que pudiera ser tal cosa), no estaban sim-
ton, la consecuencia fue la abolición de una pre- plemente errados o equivocados. Tampoco lo es-
gunta del campo de la ciencia. Con todo, ésa es la taban los matemáticos, físicos y filósofos que
pregunta que la teoría general de la relatividad trataron de desarrollar una versión euclidea de la
puede vanagloriarse de haber respondido. O tam- teoría de Einstein. 3 Lo que anteriormente se ha-
bién, a medida que la teoría química de Lavoisier bía entendido por espacio era algo necesariamen-
se difundió por el siglo XIX, hizo que los químicos te plano, homogéneo, isotrópico e inafectado por
no se planteasen la pregunta acerca de por qué la presencia de la materia. De no haber sido así, la
los metales son tan semejantes, pregunta que la física newtoniana no hubiera funcionado. Para
teoría del flogisto se había planteado y había re- realizar la transición al universo de Einstein todo
suelto. A la manera de la transición al paradigma el entramado conceptual cuyas hebras eran el es-
de Newton, la transición al de Lavoisier significó pacio, el tiempo, la materia, la fuerza, etc., tenían
la pérdida no sólo de una pregunta permisible,
sino la de una solución alcanzada. Sin embargo, 3 Para la reacción de las personas comunes a la idea de es-
tampoco se trataba de una pérdida permanente. pacio curvo, véase Philipp Frank, Einstein, His Life and Ti-
En el siglo xx, han entrado de nuevo a formar mes, G. Rosen y S. Kusaka (trads. y eds.) (Nueva York, 1947),
parte de la ciencia las preguntas acerca de las pp. 142-146 [hay traducción española, Einstein, Barcelona,
José Janés, 1949]. Para una panorámica de los intentos de
cualidades de las sustancias químicas junto con preservar las ventajas de la relatividad general dentro de un
algunas respuestas. espacio euclideo, véase C. Nordmann, Einstein and the Uni-
No obstante hay más cosas implicadas que la verse, J. McCabe (trad.) (Nueva York, 1922), cap. IX.
252 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 253

que cambiar y establecerse de nuevo en un todo dos distintos. Uno contiene cuerpos entorpecidos
natural. Sólo las personas que hubieran sufrido o que caen lentamente, mientras que otro contiene
dejado de sufrir juntos dicha transformación se- péndulos que repiten sus movimientos una y otra
rían capaces de descubrir exactamente en qué es- vez. En uno, las soluciones son compuestos, mien-
taban de acuerdo o en qué discrepaban. La co- tras que en el otro son mezclas. El uno está en-
municación a través de la frontera marcada por gastado en una matriz espacial plana, mientras
la revolución es inevitablemente parcial. Consi- que el otro lo está en una curva. Al practicar en
deremos, por tomar otro ejemplo, a las personas mundos distintos, ambos grupos de científicos
que llamaban loco a Copérnico por decir que la ven cosas distintas cuando miran desde el mismo
Tierra se movía. No es simplemente que estuvie- lugar en la misma dirección. Una vez más, esto
sen equivocados o muy equivocados, pues parte no quiere decir que puedan ver lo que les dé la
de lo que querían decir con "Tierra" implicaba una gana, pues ambos miran el mundo y lo que miran
posición fija. Su Tierra, al menos, no se podía no ha cambiado. Pero en ciertas áreas ven cosas
mover. Por consiguiente la innovación de Copér- diferentes, y las ven manteniendo distintas rela-
nico no fue solamente la de mover la Tierra, sino ciones entre sí. Por esta razón, una ley que para
que entrañaba más bien un modo completamen- un grupo de científicos ni siquiera puede ser de-
te nuevo de ver los problemas de la física y la as- mostrada, a veces para otro puede parecer intui-
tronomía, el cual cambiaba por necesidad tanto tivamente obvia. Asimismo por ese motivo, antes
el significado de Tierra como el de movimiento. 4 de que puedan aspirar a comunicarse plenamen-
Sin estos cambios, la idea de una Tierra en movi- te, uno u otro de los grupos ha de experimentar la
miento era una locura. Por otra parte, una vez in- conversión que hemos estado denominando cam-
troducidos y comprendidos, tanto Descartes como bio paradigmático. Precisamente porque se trata
Huygens podrían darse cuenta de que el movi- de una transición entre inconmensurables, el pa-
miento terrestre era un problema sin contenido so de un paradigma rival a otro no se puede ha-
científico. 5 cer paso a paso, obligado por la fuerza de la ló-
Estos ejemplos apuntan a un tercer aspecto gica y la experiencia neutra, sino que, como el
muy importante de la inconmensurabilidad de cambio de Gestalt, o bien ocurre de golpe (aun-
los paradigmas rivales. En un cierto sentido que que no necesariamente de modo instantáneo) o
soy incapaz de explicar mejor, quienes proponen bien no ocurre en absoluto.
paradigmas rivales practican su oficio en mun- ¿Cómo se consigue entonces que los científicos
hagan esta transposición? Parte de la respuesta
4 T. S. Kuhn, The Copernican Revolution, caps. 1Il, IV Y VII
es que muy a menudo no se consigue. El coperni-
Uno de los temas principales de todo el libro es hasta qué
punto el heliocentrismo era algo más que una cuestión estric- canismo hizo muy pocos conversos durante casi
tamente astronómica. un siglo tras la muerte de Copérnico, y la obra de
s Max Jammer, Concepts ot"Space, pp. 118-124. Newton no fue universalmente aceptada, espe-
LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 255
254

cialmente en el continente europeo, durante más Estos hechos y otros semejantes son de sobra
de medio siglo tras la aparición de los Principios. 6 conocidos como para que merezca la pena insis-
Priestley nunca aceptó la teoría del oxígeno ni lord tir en ellos, pero precisan una reevaluación. En el
Kelvin la teoría electromagnética, y así con otros. pasado, lo más frecuente es que se tomaran como
Los propios científicos se han percatado a menu- una indicación de que los ci~ntíficos, siendo sólo
do de las dificultades de la conversión. Darwin humanos, no siempre son capaces de admitir sus
escribía en un pasaje especialmente penetrante errores, incluso cuando se les enfrenta a una prue-
del final de su Origin of Species: "Aunque estoy ba estricta. Quisiera defender más bien que en
plenamente convencido de la verdad de las opi- estas cuestiones no viene al caso ni la prueba ni
niones expuestas en este volumen ... , no espero el error. La transferencia del compromiso de un
en absoluto convencer a los naturalistas experi- paradigma a otro es una experiencia de conver-
mentados cuyas mentes están atestadas de una sión que no se puede forzar. Resistir durante toda
multitud de hechos, todos los cuales se han con- la vida, especialmente por parte de aquellos cu-
templado durante el largo transcurso de los años yas carreras productivas los han comprometido
desde un punto de vista directamente opuesto al con una vieja tradición de ciencia normal, no es
mío.... [P]ero miro con confianza al futuro, a los una violación de las normas científicas, sino una
jóvenes naturalistas emergentes que serán ca- indicación de cuál es la naturaleza de la propia
paces de ver con imparcialidad ambos lados del investigación científica. La fuente de la resisten-
problema".7 Asimismo, Max Planck, al contem- cia es la seguridad de que el paradigma más viejo
plar su propia carrera en su Scientific Autobio- terminará por resolver todos sus problemas, que
graphy, comentaba con tristeza que "una nueva la naturaleza se puede hacer encajar en el com-
verdad científica no triunfa convenciendo a sus partimiento suministrado por el paradigma. En
oponentes y haciéndoles ver la luz, sino más bien tiempos de revolución, inevitablemente esa con-
porque sus oponentes acaban muriendo y se des- fianza parece obstinación y terquedad, lo que sin
arrolla una nueva generación que está familiari- duda acaba siendo algunas veces. Pero es también
zada con ella". 8 algo más, pues esa misma confianza hace posible
la ciencia normal o la resolución de rompecabe-
1. B. Cohen, Franklin and Newton, pp. 93-94.
6
zas. Además, sólo gracias a la ciencia normal la
Charles Darwin, On the Origin of Species ... (edición auto-
7
rizada de la sexta edición inglesa, Nueva York, 1889), JI, pp.
comunidad profesional de científicos consigue,
295-296 [hay muchas traducciones españolas, una de las más en primer lugar, explotar el ámbito de aplicación
aceptables es El origen de las especies, Madrid, Espasa-Calpe, y la precisión potenciales del antiguo paradig-
1998, pp. 564-565). ma, y, en segundo lugar, aislar la dificultad a través
8 Max Planck, Scientific Autobiography and Other Papers,
de cuyo estudio puede nacer un nuevo paradigma.
F. Gaynor (trad.) (Nueva York, 1949), pp. 33-34 [hay traduc-
ción española, Autobiografía científica y últimos escritos, Ma- Aun así, decir que la resistencia es inevitable y
drid, Nivola, 2000, p. 38). legítima, que el cambio de paradigma no se pue-
LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 257
256

de justificar con una prueba, no equivale a decir la vez. Algunas de estas razones caen fuera de lo
que no haya argumentos pertinentes o que no se que aparentemente es la esfera plenamente cien-
pueda persuadir a los científicos para que cam- tífica, como por ejemplo el culto al sol que con-
bien de opinión. Por más que en ocasiones se ne- tribuyó a hacer de Kepler un copernicano. 9 Otras
cesite una generación para efectuar el cambio, las dependerán de peculiaridades de la biografía y la
comunidades científicas se han convertido mu- personalidad de cada uno. Incluso en ocasiones
chas veces a paradigmas nuevos. Además, dichas puede desempeñar una función significativa la
conversiones no se dan a pesar del hecho de que nacionalidad o la reputación previa del innova-
los científicos sean humanos, sino porque lo son. dor y sus maestros. 10 Por tanto, en última instan-
Aunque algunos científicos, en particular los más cia hemos de aprender a plantear esta pregunta
viejos y experimentados, puedan resistir indefini- de un modo distinto. Lo que nos interese no se-
damente, la mayoría de ellos pueden ser aborda- rán tanto los argumentos que de hecho conviertan
dos de una u otra manera. Las conversiones se a un individuo u otro, cuanto el tipo de comunidad
producirán de vez en cuando hasta que tras la que siempre, más tarde o más temprano, se recon-
muerte de los últimos resistentes, toda la profe- forma en un grupo único. Con todo, pospondré
sión vuelva a trabajar bajo un único paradigma este problema para el capítulo final, a fin de exa-
aunque ahora sea diferente. Hemos de pregun- minar mientras tanto algunos de los tipos de argu-
tarnos por tanto cómo se induce la conversión y mentos que demuestran ser especialmente efecti-
cómo se resiste a ella. vos en las batallas por el cambio de paradigma.
¿Qué tipo de respuesta hemos de esperar a esta Probablemente el argumento aislado más co-
pregunta? Precisamente porque se plantea acerca mún esgrimido por quienes proponen un nuevo
de las técnicas de persuasión o acerca de argu-
9 Para la función del culto solar en el pensamiento de
mentos y contraargumentos en una situación en Kepler, véase E. A. Burtt, The Metaphysical Foundations of
la que no puede haber una demostración, nuestra Modem Physical Science (ed. rev., Nueva York, 1932), pp. 44-49
pregunta es nueva y exige un tipo de estudio que [hay traducción española, Los fundamentos metafísicos de la
no se ha emprendido antes. Tendremos que acep- ciencia moderna, Buenos Aires, Sudamericana 1960, cap. II
(B)).
tar una exploración muy parcial e impresionista.
10 Para el papel de la reputación considérese lo siguiente:
Además, lo que ya se ha dicho se alía con el resul- lord Rayleigh, en un momento en que su reputación estaba ya
tado de esa exploración para sugerir que cuando bien establecida, presentó a la British Association un artículo
se plantea el problema de la persuasión más bien sobre algunas paradojas de la electrodinámica. Inadvertida-
que de la demostración, el problema de la natu- mente se omitió su nombre la primera vez que se envió el
artículo, y éste fue inicialmente rechazado como obra de
raleza de la argumentación científica no tiene una algún "paradojista". Poco después, con el nombre del autor
respuesta única o uniforme. Los científicos indi- L'll su sitio, el artículo se aceptó con gran profusión de discul-
vidualmente abrazan un nuevo paradigma por pas (R. J. Strutt, cuarto barón Rayleigh, John William Strutt,
todo tipo de razones y normalmente por varias a 7hird Baron Rayleigh [Nueva York, 1942], p. 228).
258 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 259
paradigma sea que pueden resolver los proble- el sorprendente éxito cuantitativo, tanto de la ley
mas que han llevado al viejo a la crisis. Cuando de radiación de Planck como del átomo de Bohr
se puede ofrecer legítimamente, este argumento persuadieron rápidamente a muchos físicos d~
es a menudo el más efectivo de todos. Se sabe que debían adoptarlos aunque, considerando glo-
que el paradigma está en apuros en el terreno balmente la ciencia física, ambas contribuciones
para el que se propone. Estas dificultades se han crearon muchos más problemas que los que re-
sondeado repetidamente y los intentos de elimi- solvieron. ll Sin embargo, decir que se han resuel-
narlas han resultado ser una y otra vez inútiles. to los problemas que provocan una crisis, rara
Se han reconocido y documentado algunos "ex- vez basta por sí mismo, aparte de que no siempre
perimentos cruciales" (aquellos que son capaces se puede decir legítimamente. De hecho, la teoría
de discriminar con particular nitidez entre am- de Copérnico no era más precisa que la de Tolo-
bos paradigmas) antes siquiera de que se hubiese meo y no llevó directamente a una mejora del
inventado el nuevo paradigma. Así, Copérnico calendario. O también, durante muchos años des-
pretendía haber resuelto el problema largamen- pués de su formulación, la teoría ondulatoria de
te insidioso de la longitud del año del calendario; la luz no era ni siquiera tan eficaz como su rival
Newton, haber reconciliado la mecánica terrestre corpuscular para resolver los efectos de polariza-
y celeste; Lavoisier, haber resuelto los problemas ción que fueron una de las causas principales de
de la identidad de los gases y de las relaciones de la crisis en óptica. En ocasiones, la práctica del
peso, y Einstein, haber hecho compatible la elec- perdedor que caracteriza a la investigación extra-
trodinámica con una ciencia revisada del movi- ordinaria producirá un candidato a paradigma
miento. que inicialmente no servirá en absoluto para los
Este tipo de proclamas tienen muchas posibili- problemas que han desencadenado la crisis. Cuan-
dades de tener éxito si el nuevo paradigma mues- do tal cosa ocurre, hay que extraer elementos de
tra una precisión cuantitativa sorprendentemen- juicio de otras partes del campo, como en cual-
te mejor que la de su competidor más viejo. La quier caso se hace a menudo. En esas otras áreas
superioridad cuantitativa de las tablas rudolfinas se pueden desarrollar argumentos especialmente
de Kepler respecto de todas las computadas a par- persuasivos siempre que el nuevo paradigma per-
tir de la teoría tolemaica, constituyó un factor fun- mita predecir fenómenos que habían sido com-
damental en la conversión de los astrónomos al pletamente insospechados bajo la égida del viejo
copernicanismo. El éxito de Newton a la hora de paradigma.
predecir observaciones astronómicas cuantitati- La teoría de Copérnico, por ejemplo, sugería
vas, constituyó probablemente la razón aislada que los planetas deberían ser como la Tierra, que
más importante del triunfo de su teoría sobre sus
competidoras más razonables aunque sistemáti- 11 Para el problema creado por la teoría cuántica, véase F. Rei-
camente cualitativas. Y en este siglo [el siglo xx] che, The Quantum Theory (Londres, 1922), caps. JI, VI-XIX.
260 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 261

Venus debería mostrar fases y que el universo ha- la anomalía de sobra conocida en el movimiento
bría de ser muchísimo mayor de lo que antes se del perihelio de Mercurio, y experimentó el co-
había supuesto. Como resultado de ello, cuando rrespondiente triunfo cuando lo hizo. 14
60 años después de su muerte el telescopio mos- Todos los argumentos a favor de un nuevo pa-
tró de repente las montañas de la Luna, las fases radigma considerados hasta aquí se han basado
de Venus y un número inmenso de estrellas antes en la habilidad comparativa de los competidores
insospechadas, dichas observaciones aportaron a para resolver problemas. Para los científicos, esos
la nueva teoría una gran cantidad de conversos, argumentos son normalmente los más significati-
especialmente entre los que no eran astrónomos. 12 vos y convincentes. Los ejemplos precedentes no
En el caso de la teoría ondulatoria, una fuente deberían dejar ninguna duda acerca de la fuente
principal de conversión profesional resultó aun de su inmenso atractivo. Pero, por razones de las
más drástica. La resistencia francesa se derrumbó que enseguida nos ocuparemos, no son irresisti-
repentinamente, y hasta cierto punto de manera bles ni individual ni colectivamente. Por fortuna,
completa, cuando Fresnel fue capaz de demostrar hay también otro tipo de consideraciones que pue-
la existencia de una mancha blanca en el centro den llevar a los científicos a rechazar un viejo pa-
de la sombra de un disco circular. Se trataba de radigma en favor de otro nuevo. Se trata de argu-
un efecto que ni siquiera él había previsto, si bien mentos que rara vez se hacen del todo explícitos,
Poisson, inicialmente uno de sus rivales, había que apelan al sentido que tienen las personas de
mostrado que era una consecuencia necesaria lo estético o de lo conveniente, de manera que se
aunque absurda de la teoría de Fresnel. 13 Debido dice que la nueva teoría es "más atractiva", "más
a su valor de choque y al hecho obvio de que no adecuada" o "más simple" que la antigua. Tal vez
se han "incorporado" a la nueva teoría desde el esos argumentos sean menos eficaces en las cien-
principio, los argumentos de este tipo resultan cias que en las matemáticas. Las versiones primi-
ser especialmente convincentes. Incluso en oca- tivas de la mayoría de los paradigmas resultan
siones esta fuerza adicional se puede explotar aun crudas y para cuando pueden desarrollar todo su
cuando el fenómeno en cuestión haya sido obser- atractivo estético, la mayor parte de la comuni-
vado mucho antes de que se haya formulado por dad se ha convencido ya por otros medios. Con
vez primera la teoría que lo explica. Así, por ejem- todo, la importancia de las consideraciones esté-
plo, Einstein no parece haber previsto que la re- ticas puede ser decisiva en algunas ocasiones.
latividad general habría de explicar con precisión Por más que a menudo sólo atraigan a unos po-
Para otros ejemplos de este párrafo, véanse las referencias an- 14 Véase ibidem, II (1953), pp. 151-180, para el desarrollo de
teriores de este capítulo. la relatividad general. Para la reacción de Einstein al acuerdo
12 Kuhn, The Copemican Revolution, pp. 219-25 [traducción preciso de la teoría con el movimiento observado del perihelio
española, La revolución copernicana, pp. 219-225]. de Mercurio, véase la carta citada en P. A. Schilpp (ed.), Albert
13 E. T. Wittaker, A History, I, p.10S. Einstein, Plúlosopher-Scientist (Evanston, Illinois, 1949), p. 101.
262 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 263

cos científicos a una teoría nueva, el triunfo final prosigue el debate, la situación es muy otra. Nor-
puede depender en última instancia de esos po- malmente, los opositores de un nuevo paradigma
cos. Si no la hubiesen aceptado rápidamente por pueden pretender legítimamente que incluso en
razones muy particulares, el nuevo candidato a el área de crisis no resulta muy superior a su rival
paradigma podría no haberse desarrollado lo bas- tradicional. Por supuesto que permite manejar
tante como para atraer el favor de la comunidad mejor algunos de los problemas y ha puesto de
científica en su conjunto. manifiesto algunas nuevas regularidades, pero
Para captar la razón de ser de estas considera- sin duda se puede suponer que el viejo paradig-
ciones más subjetivas y estéticas, recuérdese acer- ma se podrá articular para enfrentarse a estos re-
ca de qué versa el debate paradigmático. Cuando tos como ha hecho otras veces antes. Tanto el sis-
se propone inicialmente un candidato a paradig- tema astronómico con la Tierra en el centro de
ma, rara vez ha resuelto más allá de unos pocos Tycho Brahe como las versiones últimas de la
de los problemas que se le plantean, y en su ma- teoría del flogisto eran respuestas a retos plantea-
yoría dichas soluciones distan de ser perfectas. dos por un nuevo candidato a paradigma, y ambos
Hasta Kepler, la teoría copernicana apenas mejo- tuvieron mucho éxito. 15 Además, los defensores
ró las predicciones de las posiciones planetarias de la teoría y de los procedimientos tradicionales
hechas por Tolomeo. Cuando Lavoisier vio el oxí- casi siempre pueden señalar problemas que su
geno como "el propio aire completo", su nueva nueva rival no ha resuelto y que para ellos no son
teoría no podía habérselas en absoluto con los en absoluto problemas. Hasta el descubrimiento
problemas presentados por la proliferación de de la composición del agua, la combustión del hi-
los nuevos gases, extremo que Priestley señaló drógeno era un argumento sólido a favor de la
con mucho éxito en su contraataque. Los casos teoría del flogisto y en contra de la de Lavoisier.
como el de la mancha blanca de Fresnel son ex- y una vez que triunfó la teoría del oxígeno, aún
tremadamente raros. Ordinariamente sólo una no podía explicar la preparación de un gas com-
vez que el nuevo paradigma se ha desarrollado, bustible a partir del carbono, fenómeno que los
se ha aceptado y se ha explotado, se ponen a punto partidarios del flogisto habían señalado como un
esos argumentos aparentemente decisivos, como sólido argumento en favor de su perspectiva. 16
el péndulo de Foucault para demostrar la rota- 15 Para el sistema de Brahe, que era completamente equiva-
ción de la Tierra o el experimento de Fizeau para lente desde un punto de vista geométrico al de Copérnico,
mostrar que la luz se mueve más aprisa en el aire véase J. L. E. Dreyer, A History of Astronomy from Thales to
que en el agua. Una parte de la ciencia normal con- Kepler (2 a ed., Nueva York, 1953), pp. 359-371. Para las últi-
mas versiones de la teoría del flogisto y su éxito, véase J. R.
siste en producir tales argumentos, los cuales no Partington y D. McKie, "Historical Studies on the Phlogiston
desempeñan ninguna función en el debate para- Theory", Annals ofScíence, IV (J 939), pp. 113-149.
digmático, sino en los textos posrevolucionarios. 16 Para el problema representado por el hidrógeno, véase

Antes de que se escriban esos textos, mientras J. R. Partington, A Short History of Chemistry, p. 134 [en la
264 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 265

En ocasiones, incluso en el área de la crisis, el ba- to en las promesas acerca del futuro. La persona
lance de los argumentos a favor y en contra pue- que adopta un paradigma nuevo en una etapa
de estar muy ajustado, mientras que fuera de ella inicial ha de hacerlo a menudo desafiando los ele-
lo normal es que favorezca decisivamente a la mentos de juicio suministrados por la resolución
tradición. Copérnico destruyó la explicación del de problemas. Esto es, debe tener fe en que el nue-
movimiento terrestre consagrada por la tradición vo paradigma tenga éxito con tantos problemas
sin sustituirla por nada; Newton hizo otro tanto como se le plantean, sabiendo tan sólo que el viejo
con la vieja explicación de la gravedad; Lavoisier paradigma ha fracasado con unos cuantos. Una
lo hizo con la antigua explicación de las propie- decisión de este tipo sólo puede tomarse con fe.
dades comunes de los metales, etc. Dicho en pocas Ésta es una de las razones por las que resulta
palabras, si un nuevo candidato a paradigma hu- tan importante que haya antes una crisis. Los
biese de ser juzgado desde el principio por perso- científicos que no han pasado por ella, rara vez
nas obstinadas que examinasen exclusivamente renunciarán a las firmes pruebas de la resolución
la capacidad relativa de resolver problemas, en- de problemas en aras de lo que fácilmente puede
tonces las ciencias habrían de experimentar muy parecer a todo el mundo que es una quimera y
pocas revoluciones importantes. Si añadiésemos que puede acabar siéndolo realmente. Pero la cri-
los contraargumentos generados por lo que ante- sis sólo no basta. Tiene que existir además algún
riormente denominamos la inconmensurabilidad fundamento, aunque no es preciso ni que sea ra-
de los paradigmas, entonces las ciencias no expe- cional ni en última instancia correcto, para tener
rimentarían ninguna revolución en absoluto. fe en el candidato particular elegido. Algo habrá
Pero los debates entre los paradigmas no versan de hacer sentir, al menos a unos pocos científi-
en realidad acerca de su capacidad relativa de re- cos, que la nueva propuesta está en el buen cami-
solver problemas, aunque haya buenas razones no, y en ocasiones eso sólo pueden suministrarlo
para que se planteen en esos términos. Por el con- las consideraciones estéticas personales e inar-
trario, la cuestión es qué paradigma guiará en el ticuladas. En ocasiones las personas se han con-
futuro la investigación sobre problemas que nin- vertido por ellas cuando la mayoría de los argu-
guno de los competidores puede aún alardear de mentos técnicos articulados señalaban en la otra
resolver por completo. Lo que está en juego es la dirección. Cuando se introdujeron por vez primera,
decisión acerca de modos alternativos de practi- ni la teoría astronómica de Copérnico ni la teoría
car la ciencia, y en tales circunstancias dicha de- de la materia de De Broglie poseían muchos otros
cisión se basa no tanto en los logros pasados cuan- motivos importantes para resultar atractivas. In-
traducción española, Historia de la química, véase la sección cluso hoy en día, la teoría general de Einstein
del cap. VII, "La controversia del agua"]. Para el monóxido de atrae a las personas sobre todo por motivaciones
carbono, véase H. Kopp, Geschichte der Chemie, 111 (Brauns- estéticas, atractivo que pocas personas han sido
chweig, 1845), pp. 294-296.
capaces de sentir fuera del campo matemático.
LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES 267
266 LA RESOLUCIÓN DE LAS REVOLUCIONES

No se quiere decir con esto que un paradigma E incluso entonces no podremos decir que se equi-
triunfe en última instancia por algún tipo de esté- vocan. Por más que el historiador pueda hallar
tica mística. Por el contrario, pocas personas aban- siempre personas como Priestley, por ejemplo, .q~e
donan una tradición tan sólo por este tipo de ra- fueron lo bastante irracionales como para resIstlr
zones y a menudo quienes lo hacen resultan estar tanto tiempo como lo hicieron, no podrá .h~l~ar
equivocadas. Pero si un paradigma ha de triun- un punto en el que la resistencia se vuelva Il0gIca
far, ha de conseguir unos primeros partidarios o acientífica. A lo sumo podrá estar dispuesto a
que lo desarrollen hasta el punto de que se pue- afirmar que la persona que continúa resistiend?
dan producir y multiplicar argumentos efectivos. después de que toda la profesión s~ h~ convertI-
E incluso cuando se obtienen tales argumentos, do, ha dejado ipso {acto de ser un cIentlfico.
no resultan individualmente decisivos. Puesto
que los científicos son personas razonables, un
argumento u otro terminará persuadiendo a mu-
chos de ellos; pero no hay uno solo que pueda o
haya de persuadirlos a todos. Más que una única
conversión en grupo, lo que se da es un desplaza-
miento creciente en la distribución de las fideli-
dades profesionales.
Al comienzo, un nuevo candidato a paradigma
puede tener pocos partidarios y en ocasiones sus
motivaciones serán dudosas. Con todo, si son com-
petentes, lo mejorarán, explorarán sus posibilida-
des y mostrarán cómo sería pertenecer a la co-
munidad guiada por él. Y a medida que proceden
por esta vía, si el paradigma está abocado a ga-
nar, el número y la fuerza de los argumentos per-
suasivos en su favor aumentará. Se convertirán
entonces más científicos y proseguirá la explora-
ción del nuevo paradigma. Poco a poco, el nú-
~ero de experimentos, instrumentos, artículos y
hbros basados en el paradigma se multiplicarán.
Convencidas por la fecundidad del nuevo punto
de vista, más personas aún adoptarán el nuevo
modo de practicar la ciencia normal, hasta que
al fin sólo queden unos pocos viejos carcamanes.
PROGRESO Y REVOLUCIONES 269

psicología es una ciencia porque presenta tales y


cuales características, mientras que otros contes-
tan que tales rasgos no son necesarios o suficien-
XIII. EL PROGRESO tes para volver científico un campo. A menudo se
A TRAVÉS DE LAS REVOLUCIONES gasta mucha energía y se despiertan grandes pa-
siones, sin que, visto desde fuera, se tenga la me-
nor idea de por qué. ¿Acaso depende mucho de
LAS PÁGINAS precedentes han desarrollado cuanto una definición de ciencia? ¿Acaso una definición
es posible en este ensayo mi descripción esque- puede decirle a alguien si es o no un científico?
mática del desarrollo científico. Sin embargo, no Si es así, ¿por qué a los científicos naturales o a
pueden ofrecer cabalmente una conclusión, pues los artistas les importa un bledo la definición del
si dicha descripción ha podido captar después de término? Inevitablemente es de sospechar que la
todo la estructura esencial de la evolución conti- cuestión sea más fundamental. Tal vez lo que en
nua de la ciencia, habrá planteado al mismo tiem- realidad se plantea sean preguntas del siguiente
po un problema especial: ¿Por qué la empresa tenor: ¿Por qué mi campo de estudio no progresa
bosquejada antes habría de avanzar uniforme- como lo hace, por ejemplo, la física? ¿Qué cam-
mente de una manera que le está vedada digamos bios de técnicas o métodos o ideología le permiti-
al arte, la teoría política o la filosofía? Las res- rían hacerlo? Con todo, no se trata de preguntas
puestas más comunes a esta pregunta han sido que se puedan responder merced a un acuerdo
refutadas en el cuerpo de este ensayo, por lo que acerca de definiciones. Además, si los preceden-
hemos de concluirlo preguntándonos si es posi- tes de las ciencias naturales son de aplicación al
ble sustituirlas por otras. caso, dejarán de ser una fuente de preocupación
Repárese inmediatamente en que una parte de no cuando se encuentre una definición, sino cuan-
la pregunta es por completo semántica. En con- do los grupos que ahora dudan de su condición
siderable medida el término ciencia se limita a alcancen un consenso acerca de sus logros pa-
aquellos campos que progresan de manera obvia. sados y presentes. Por ejemplo, quizá sea signifi:
Tal cosa se ve con más claridad que en ninguna cativo que los economistas discutan acerca de SI
otra parte en los debates recurrentes acerca de si su campo es una ciencia en menor medid.a .en
es realmente científica una u otra de las ciencias que lo hacen los profesionales de otros dOmInIOS
sociales contemporáneas. Tales debates mantie- de las ciencias sociales. ¿Acaso eso es así porque
nen un paralelismo con los periodos preparadig- los economistas saben qué es la ciencia? ¿O es
máticos de los campos que hoy se consideran más bien porque están de acuerdo en lo que es la
científicos sin el menor asomo de duda. Su gran economía?
problema es cómo definir ese término embarazo- Este punto tiene uno inverso que, aunque no
so. Hay quienes argumentan, por ejemplo, que la sea ya puramente semántico, puede contribuir a

268
PROGRESO Y REVOLUCIONES 271
270 PROGRESO Y REVOLUCIONES

mostrar las inextricables conexiones que median profundidad. E incluso hoy en día, p~ra cambiar
entre nuestras nociones de ciencia y de progreso. una vez más de terreno, parte de la dIficultad con
Durante muchos siglos, tanto en la antigüedad que nos encontramos para ver las profundas dife-
como de nuevo en la Europa moderna, la pintura rencias que median entre la ciencia y la tecnolo-
se consideraba como la disciplina acumulativa. gía se relaciona con el hecho de que ambos cam-
Durante todos esos años, el objetivo del artista se pos poseen como atributo obvio el progreso.
suponía que era la representación. Los críticos y No obstante, el hecho de reconocer que tenda-
los historiadores, como Plinio y Vasari, registra- mos a ver como ciencia cualquier campo en el
ban entonces con veneración las series de inven- que exista un progreso marcado, sólo puede acla-
ciones, desde el escorzo al claroscuro, que hacían rar, pero no resolver, nuestra dificultad actual.
posible representaciones de la naturaleza cada vez Queda el problema de comprender por qué el
más perfectas. 1 Mas ésos eran también los años progreso habría de ser una característica tan no-
especialmente durante el Renacimiento, en lo~ table de una empresa llevada a cabo con las téc-
que se consideraba que no había mayor separa- nicas y fines descritos en este ensayo. Esta cues-
ción entre las ciencias y las artes. Leonardo era tión engloba varias cosas en una, y habremos de
uno de tantos que pasaban libremente de un cam- considerar cada una de ellas por separado. Con
po a otro, campos que sólo más tarde se converti- todo, en todos los casos excepto el último, la re-
rían en terrenos categóricamente distintos. 2 Ade- solución dependerá en parte de invertir nuestra
más, incluso una vez que hubo tocado a fin ese manera usual de ver la relación entre la actividad
intercambio regular, el término arte siguió apli- científica y la comunidad que la practica. Habre-
cándose tanto a la tecnología y a los oficios -que mos de aprender a identificar como causas. lo que
también se consideraban progresivos-, como a la ordinariamente se ha tenido por efectos. SI logra-
pintura y a la escultura. Sólo cuando estas últimas mas hacerlo, la expresión progreso científico e
renunciaron inequívocamente al objetivo de la re- incluso objetividad científica llegarán a parecer en
presentación y comenzaron de nuevo a aprender parte redundantes. De hecho, se ac~ba de ejem-
de modelos primitivos, la ruptura que ahora da- plificar un aspecto de la redundancIa. ¿Progresa
mos por sentada comenzó a adquirir su actual un campo porque es ciencia o es ciencia porque
¡ E. H. Gombrich, Art and Illusion: A Study in the Psycho-
progresa?
logy 01 Pictorial Representation (Nueva York, 1960), pp. 11-12
Preguntemos ahora por qué habría de progre-
[hay traducción española, Arte e ilusión. Estudio sobre la psi- sar una empresa como la ciencia normal y co-
cología de la representación pictórica, Barcelona, Gustavo Gili, mencemos recordando algunas de sus caracte-
1979,p.25]. rísticas más sobresalientes. Normalmente, los
2 Ibidem, p. 97 [143]; también Giorgio de Santillana, "The
miembros de una comunidad científica madura
Role of Art in the Scientific Renaissance", en Critical Problems
in the History o(Science, M. Clagett (ed.) (Madison, Wiscon- trabajan desde un único paradigma o desde un
sin, 1959), pp. 33-65. conjunto estrechamente relacionado de ellos. Las
272 PROGRESO Y REVOLUCIONES PROGRESO Y REVOLUCIONES 273

comunidades científicas distintas muy rara vez de cada una de las escuelas. Se trata del periodo
investigan los mismos problemas. En esos casos que en el capítulo Il se describía como aquel du-
excepcionales, los grupos tienen en común varios rante el cual los individuos practican la ciencia,
paradigmas importantes. No obstante, visto des- si bien los resultados de su empresa no contribu-
de dentro de una única comunidad, sea de cientí- yen a la ciencia tal como la conocemos. y tam-
ficos o de no científicos, el resultado del trabajo bién, durante los periodos revolucionarios en los
creador de éxito es progreso. ¿Cómo no habría que los principios fundamentales de un campo
de serlo? Acabamos de señalar, por ejemplo, que están una vez más en tela de juicio, se expresan
cuando los artistas tenían la representación repetidamente dudas acerca de la posibilidad mis-
como objetivo, tanto los críticos como los histo- ma de un progreso continuo si se adopta uno u
riadores levantaban acta del progreso del grupo otro de los paradigmas opuestos. Quienes recha-
aparentemente unido. Otros campos creativos zaban el newtonismo proclamaban que su creen-
exhiben un progreso del mismo tipo. El teólogo cia en fuerzas innatas haría volver a la ciencia a
que articula el dogma o el filósofo que refina los la Edad Media. Quienes se oponían a la química
imperativos kantianos contribuye al progreso, de Lavoisier sostenían que el rechazo de los "prin-
aunque sólo sea al del grupo que comparte sus cipios" químicos en favor de los elementos de la-
premisas. Ninguna escuela creadora reconoce boratorio significaba el rechazo de explicaciones
que exista un tipo de obra que por un lado sea un químicas ya logradas por parte de quienes se refu-
éxito creativo y, por otro, no sea una contribu- giaban en meros nombres. Aunque expresado con
ción a los logros colectivos del grupo. Si tenemos mayor moderación, parece latir un sentimiento
dudas, como a tantos nos ocurre, acerca de que similar en la oposición de Einstein, Bohm y otros
los campos no científicos progresen, eso no es así a la interpretación probabilística dominante de
porque no progresen las escuelas individuales. la mecánica cuántica. Dicho sea brevemente, sólo
Por el contrario, más bien se ha de deber a que durante los periodos de ciencia normal el progre-
siempre hay escuelas rivales, cada una de las cua- so parece obvio y seguro. No obstante, durante
les pone constantemente en tela de juicio los fun- dichos periodos, la comunidad científica no po-
damentos mismos de las demás. Quien arguye, dría ver de otro modo los frutos de su trabajo.
por ejemplo, que la filosofía no ha progresado, Así pues, por lo que respecta a la ciencia nor-
hace hincapié en que aún hay aristotélicos, no en mal, parte de la respuesta al problema del pro-
que el aristotelismo haya dejado de progresar. greso está sencillamente en el ojo del observador.
No obstante, estas dudas acerca del progreso El progreso científico no es de un tipo diferente
surgen también en las ciencias. A lo largo del pe- del progreso en otros terrenos, pero el hecho de
riodo preparadigmático, cuando se presenta una que la mayor parte del tiempo no haya escuelas
multiplicidad de escuelas rivales, resulta muy difí- rivales que pongan en tela de juicio los objetivos
cil hallar pruebas de progreso excepto el interno y normas de los demás, hace mucho más fácil de
274 PROGRESO Y REVOLUCIONES PROGRESO Y REVOLUCIONES 275

ver el progreso de una comunidad de ciencia nor- consiguiente puede resolver un problema y pasar
mal. Con todo, esto es sólo una parte de la res- al siguiente con más rapidez que quienes traba-
puesta y en absoluto es la más importante. Por jan para un grupo más heterodoxo. Y lo que es
ejemplo, ya hemos señalado que una vez que la aun más importante, el aislamiento de la comu-
recepción de un paradigma ha liberado a la co- nidad científica respecto a la sociedad, le permite
munidad científica de la necesidad de reexami- al científico individual concentrar su atención en
nar constantemente sus primeros principios, los problemas que tiene buenas razones para pensar
miembros de dicha comunidad pueden concen- que será capaz de resolver. Frente a lo que ocurre
trarse exclusivamente en los fenómenos más suti- con el ingeniero, con muchos médicos y con la
les y esotéricos de los fenómenos que le interesan. mayoría de los teólogos, el científico no tiene por
Inevitablemente eso aumenta la efectividad y la qué elegir los problemas debido a que necesiten
eficiencia con las que el grupo como un todo re- urgentemente una solución, sin que se tengan en
suelve los nuevos problemas. Otros aspectos de cuenta las herramientas disponibles para resol-
la vida profesional de las ciencias aumentan aún verlos. También a este respecto resulta instruc-
más esta especialísima eficiencia. tivo el contraste entre los científicos naturales y
Algunos de ellos son consecuencia del aisla- muchos científicos sociales. Estos últimos, pero
miento sin parangón de las comunidades científi- nunca los primeros, tienden a menudo a defen-
cas maduras respecto de las exigencias de los ciu- der la elección del problema que investigan (co-
dadanos y de la vida diaria. Tal aislamiento nunca mo, por ejemplo, los efectos de la discriminación
ha sido completo; se trata más bien de una cues- racial o las causas de los ciclos comerciales) so-
tión de grado. Sin embargo, no hay otras comu- bre todo en términos de la importancia social de
nidades profesionales en las que el trabajo crea- alcanzar una solución. ¿ Cuál de ambos grupos
dor individual se dirija y se evalúe de manera tan esperaríamos que resolviese sus problemas a ma-
exclusiva por otros miembros de la profesión. El yor ritmo?
más esotérico de los poetas o el más abstracto de Los efectos del aislamiento respecto a la so-
los teólogos está muchísimo más preocupado que ciedad más amplia se ven enormemente intensi-
el científico porque las personas comunes aprue- ficados por otra característica de la comunidad
ben su trabajo creador:, si bien tal vez esté menos cientifica profesional, cual es la naturaleza de su
interesado por la aprobación en general. Esta di- iniciación educativa. En la música, en el arte grá-
ferencia resulta ser decisiva. Precisamente por- fico y en la literatura, los profesionales reciben su
que trabaja tan sólo para un público de colegas, educación enfrentándose a las obras de otros ar-
público que comparte sus propios valores y creen- tistas, sobre todo del pasado. Los libros de texto,
cias, el científico puede dar por sentado un único excepto los compendios o manuales de creacio-
conjunto de normas. No tiene por qué preocupar- nes originales, desempeñan tan solo un función
se de lo que piense otro grupo o escuela, y por secundaria. En historia, filosofía y ciencias socia-
276 PROGRESO Y REVOLUCIONES PROGRESO Y REVOLUCIONES 277

les, los libros de texto poseen mayor importancia. educativa, pocos científicos desearían cambiarla.
Pero incluso en estos campos, los libros de curso Después de todo, ¿por qué debería leer el estu-
elementales se complementan con la utilización diante de física, por ejemplo, las obras de Newton,
de antologías de fuentes originales, algunas de las Faraday, Einstein o Schrodinger, cuando todo
cuales son los "clásicos" del campo y otras, los in- cuanto necesita saber sobre dichas obras está re-
formes de investigación contemporáneos que los sumido en algunos libros de texto puestos al día,
profesionales escriben para otros profesionales. de manera más breve, precisa y sistemática?
Como resultado de ello, al estudiante de una de es- Sin querer defender los extremos exacerbados
tas disciplinas se le está llamando constantemen- a los que en ocasiones se ha llevado este tipo de
te la atención sobre la inmensa variedad de pro- educación, no se puede dejar de constatar que en
blemas que han tratado de resolver a lo largo del general ha resultado tremendamente efectivo.
tiempo los miembros de su futuro grupo. Y, lo que Por supuesto, se trata de una educación rígida y
es aun más importante, tiene continuamente an- estrecha, probablemente más que cualquier otra,
te sí algunas soluciones rivales e inconmensura- exceptuando tal vez la teología dogmática. Mas el
bles a dichos problemas, soluciones que en últi- científico está casi perfectamente equipado para
ma instancia tendrá que evaluar por sí mismo. el trabajo de ciencia normal, para la resolución
Compárese dicha situación con la que se da al de rompecabezas dentro de la tradición que define
menos en las ciencias naturales contemporáneas. el libro de texto. Además, se halla asimismo bien
En estos campos, el estudiante depende princi- equipado para otra tarea, cual es la generación a
palmente de libros de texto hasta que, en su ter- través de la ciencia normal de crisis importantes,
cero o cuarto año de trabajo como licenciado, ini- aunque cuando surgen, por supuesto, el científi-
cie su propia investigación. En muchos planes de co no está igualmente bien preparado. Aunque
estudio ni siquiera se exige que los estudiantes las crisis prolongadas se reflejen probablemente
graduados lean obras que no se hayan escrito es- en una práctica educativa menos rígida, la for-
pecialmente para estudiantes. Los pocos que espe- mación científica no está bien diseñada para pro-
cifican la lectura complementaria de artículos y ducir personas que descubran fácilmente un nue-
monografías de investigación, limitan dichas re- vo modo de enfocar las cosas. Pero con tal de que
comendaciones a los cursos más avanzados y a aparezca alguien con un nuevo enfoque que pue-
las lecturas que parten más o menos de allí a don- da ser candidato a paradigma (generalmente una
de han llegado los textos al uso. Hasta los últimos persona joven o alguien recién llegado al campo),
estadios de la educación del científico, los libros la pérdida debida a la rigidez afecta sólo al in-
de texto sustituyen sistemáticamente a los escri- dividuo. Dada una generación en la que realizar
tos científicos creadores que hicieron posibles esos el cambio, la rigidez individual es compatible con
manuales. Dada la confianza que tienen en sus pa- una comunidad que pueda pasar de un paradig-
radigmas, confianza que hace posible esta técnica ma a otro cuando lo exija la ocasión. Resulta com-
278 PROGRESO Y REVOLUCIONES PROGRESO Y REVOLUCIONES 279

patible especialmente cuando esa misma rigidez objeto adecuado de examen profesional la ma-
le ofrece a la comunidad un indicador sensible de yoría de los libros y artículos en los que dicho pa-
que algo ha ido mal. radigma estaba incorporado. La educación cien-
Así pues, en su estado normal una comunidad tífica no utiliza el equivalente de lo que es un
científica es un instrumento inmensamente efi- museo de arte o la biblioteca de clásicos, y de ello
ciente para resolver los problemas o los rompe- en ocasiones se deriva una drástica distorsión de
cabezas definidos por su paradigma. Además, el la percepción científica del pasado de la discipli-
resultado de resolver esos problemas ha de ser na. En mayor medida que los profesionales de
inevitablemente un progreso. No hay aquí pro- otros campos creadores, llega a verlo conectado
blema alguno. No obstante, el reconocimiento de en línea directa con la cumbre actualmente al-
este extremo no hace sino resaltar el segundo as- canzada por la disciplina. Dicho en dos palabras,
pecto del problema del progreso en las ciencias. llega a verlo como un progreso. Mientras perma-
Enfrentémonos a él y preguntémonos por el pro- nezca en el campo, no le cabe otra salida.
greso a través de la ciencia extraordinaria. ¿Por Inevitablemente estas observaciones habrán de
qué el progreso habría de ser también un acom- sugerir que los miembros de una comunidad cien-
pañante aparentemente universal de las revolu- tífica madura son, como el personaje típico del
ciones científicas? Una vez más, resulta muy ins- 1984 de Orwell, víctimas de la historia reescrita
tructivo preguntarse cuál otro habría de ser el por la mano oculta de los poderes fácticos. Ade-
resultado de una revolución. Las revoluciones se más esa sugerencia no resulta del todo inadecua-
cierran con la victoria total de uno de los dos cam- da. En las revoluciones científicas hay tanto pér-
pos opuestos. ¿Acaso ese grupo va a decir alguna didas como ganancias, y los científicos tienden a
vez que el resultado de su victoria no merece el mostrar una peculiar ceguera hacia las prime-
título de progreso? Eso equivaldría más bien a ras. 3 Por otra parte, no podemos dejar en este
admitir que ellos se equivocaron mientras que punto la explicación del progreso a través de re-
sus oponentes estaban en lo cierto. Para ellos al voluciones, pues hacerlo implicaría que en la
menos, el resultado de la revolución ha de ser el ciencia el poder hace el derecho, fórmula que una
progreso y están en una excelente posición para vez más no estaría del todo mal si no suprimiera
asegurar que los miembros futuros de su comu-
nidad vean la historia pasada de la misma forma. 3 Los historiadores de la ciencia se topan con frecuencia
El capítulo XI describía con detalle las técnicas con esta ceguera de un modo especialmente chocante. El gru-
mediante las cuales se llevaba a cabo tal cosa y po de estudiantes que procede de ciencias es con frecuencia el
acabamos de hacer referencia a un aspecto es- grupo al que más recompensa enseñar, pero al comienzo es
también usualmente el más frustrante. Dado que los estu-
trechamente relacionado de la vida científica pro- diantes de ciencias "saben las respuestas correctas", resulta
fesional. Cuando una comunidad científica repu- especialmente difícil hacerlos analizar una ciencia del pasado
dia un paradigma pasado, rechaza a la vez como en sus propios términos.
280 PROGRESO Y REVOLUCIONES PROGRESO Y REVOLUCIONES 281

la naturaleza del proceso y de la autoridad con los problemas sobre los que trabaja han de ser
que se elige entre distintos paradigmas. Si el árbi- problemas de detalle. Más importante: las solu-
tro de los debates entre los paradigmas fuese sólo ciones que lo satisfagan no han de ser sólo perso-
la autoridad, especialmente la autoridad no profe- nales, sino que por el contrario han de ser acep-
sional, el resultado de esos debates podría seguir tadas como soluciones por muchos. Con todo, el
siendo una revolución, pero no sería una revolu- grupo que las comparta no se puede tomar alea-
ción científica. La existencia misma de la ciencia toriamente del conjunto de la sociedad, sino que
depende de investir a los miembros de un tipo es- se trata más bien de la comunidad bien definida
pecial de comunidad con el poder de elegir entre de los colegas profesionales del científico. Aun-
los paradigmas. Hasta qué punto ha de ser espe- que no esté escrita, una de las reglas más fuertes
cial dicha comunidad para que la ciencia sobre- de la vida científica es la prohibición de recurrir
viva y se desarrolle es algo que se pone de manifies- a los jefes de Estado o a la ciudadanía en general
to por la gran inseguridad con que la humanidad en cuestiones científicas. El reconocimiento de la
cobija la empresa científica. Todas las civilizacio- existencia de un único grupo profesional compe-
nes de que tenemos noticia han dispuesto de una tente y la aceptación de su función como árbitro
tecnología, un arte, una religión, un sistema polí- exclusivo de los logros profesionales posee aún
tico, leyes y demás. En muchos casos, esas face- otras implicaciones. Los miembros del grupo, en
tas de la civilización han estado tan desarrolladas cuanto individuos y en virtud de su educación y
como las nuestras. Pero sólo las civilizaciones des- experiencia compartida, han de considerarse los
cendientes de la Grecia helenística han poseído únicos poseedores de las reglas del juego o de al-
algo más que el tipo más rudimentario de cien- gún otro principio equivalente para emitir juicios
cia. Ningún otro lugar ni tiempo ha sostenido las inequívocos. Dudar de que compartan alguno de
especialísimas comunidades de las que surge la esos principios de evaluación equivaldría a ad-
productividad científica. mitir la existencia de normas incompatibles de
¿ Cuáles son las características esenciales de es- evaluación científica, admisión que plantearía in-
tas comunidades? Obviamente, necesitan un estu- evitablemente el problema de si la verdad en las
dio muchísimo mayor, por lo que en esta área ciencias puede de ser única.
sólo son posibles las generalizaciones más pro- Esta pequeña lista de características comunes
visionales. No obstante, han de resultar ya extra- a las comunidades científicas se ha sacado to-
ordinariamente claros algunos requisitos nece- talmente, como debería ser, de la práctica de la
sarios para ser miembro de un grupo científico ciencia normal, que es la actividad para la que
profesional. El científico, por ejemplo, ha de ocu- ordinariamente se instruye al científico. Nótese,
parse de resolver problemas acerca de la conducta no obstante, que a pesar de su brevedad la lista es
de la naturaleza. Además, aunque su preocupa- ya suficiente para segregar a dichas comunidades
ción por la naturaleza po~ea un carácter global, de todos los demás grupos profesionales. Repáre-
282 PROGRESO Y REVOLUCIONES PROGRESO Y REVOLUCIONES 283

se además en que, a pesar de que se haya extraí- ma, la novedad no es un objetivo de las ciencias
do de la ciencia normal, esta lista da cuenta de como lo es de tantos otros campos creadores. Co-
muchos rasgos peculiares de la respuesta del gru- mo resultado de ello, aunque un nuevo paradigma
po durante las revoluciones, y en especial durante nunca o rara vez posea todas las aptitudes de sus
los debates acerca de paradigmas. Ya hemos ob- predecesores, ellos normalmente conservan una
servado que un grupo de este tipo ha de ver como gran cantidad de las partes más concretas de los
un progreso el cambio de paradigma, y ahora po- logros pasados, permitiendo además soluciones
demos darnos cuenta de que en gran medida esa específicas de problemas adicionales.
impresión resulta artificialmente satisfecha, pues Una vez dicho esto, no ha de entenderse que la
la comunidad científica es un instrumento supre- capacidad de resolver problemas sea el funda-
mamente eficiente para maximizar el número y mento único o inequívoco para elegir paradig-
la precisión de los problemas resueltos mediante ma. Ya hemos señalado múltiples razones por las
el cambio de paradigma. que no puede haber un criterio de este tipo. Pero
Dado que la unidad de logro científico es el pro- lo que sí se da a entender es que una comunidad
blema resuelto, y dado que el grupo sabe de so- de especialistas científicos hará cuanto esté en su
bra qué problemas ya han sido resueltos, pocos mano para asegurar el aumento continuo del con-
científicos se dejarán convencer fácilmente para junto de datos que pueda manejar con precisión
adoptar un punto de vista que ponga de nuevo y detalle. En este proceso, la comunidad aceptará
sobre el tapete muchos problemas que ya se han algunas pérdidas y con frecuencia habrán de eli-
solucionado previamente. La propia naturaleza minarse algunos viejos problemas. Además, en
debe minar primero la seguridad profesional ha- muchas ocasiones la revolución limita la ampli-
ciendo que los logros anteriores parezcan proble- tud de las cuestiones profesionales de que se ocupa
máticos. Además, aun cuando haya ocurrido tal la comunidad, aumenta el grado de su especiali-
cosa y se haya presentado un nuevo candidato a zación y mitiga la comunicación con otros grupos
paradigma, los científicos se mostrarán reacios tanto científicos como ordinarios. Aunque no ca-
a abrazarlo a menos que se den dos condiciones be duda de que la ciencia se vuelve más profunda,
importantísimas. En primer lugar, el nuevo can- no tiene por qué hacerse también más amplia, y
didato a paradigma tiene que dar la impresión de cuando esto ocurre, tal amplitud se manifiesta
que resuelve algún problema sobresaliente y re- sobre todo en la proliferación de las especialida-
conocido por todo el mundo que no se puede abor- des científicas y no sólo en el alcance de una úni-
dar de otro modo. Y, en segundo lugar, el nuevo ca especialidad. Con todo, a pesar de estas y aun
paradigma ha de prometer conservar una parte otras pérdidas de las comunidades individuales,
relativamente amplia de la capacidad concreta de la naturaleza de dichas comunidades suministra
resolución de problemas que se ha acumulado en una garantía virtual de que tanto la lista de pro-
la ciencia merced a sus predecesores. Por sí mis- blemas resueltos por la ciencia como la precisión
284 PROGRESO Y REVOLUCIONES PROGRESO Y REVOLUCIONES 285

de las soluciones individuales de los problemas ya a decir hace de ello un proceso evolutivo hacia
no dejarán de seguir aumentando. Al menos la nada. Es inevitable que esta laguna haya pertur-
naturaleza de la comunidad suministra dicha ga- bado a muchos lectores, pues todos estamos pro-
rantía si es que hay algún modo de ofrecer tal co- fundamente habituados a ver la ciencia como la
sa. ¿Qué mejor criterio podría haber que la deci- única empresa que constantemente se aproxima
sión del grupo científico? cada vez más a alguna meta preestablecida por la
Estos últimos párrafos señalan en qué direc- naturaleza.
ciones creo que ha de buscarse una solución más ¿Pero acaso hace falta que exista tal meta? ¿No
fina al problema del progreso en las ciencias. Tal podemos explicar tanto la existencia como el éxi-
vez indiquen que el progreso científico no es exac- to de la ciencia en términos de evolución a partir
tamente como pensábamos que era, pero al mis- del estado de conocimiento de la comunidad en
mo tiempo mostrarán que algún tipo de progreso cualquier momento dado? ¿Acaso sirve de algo
ha de caracterizar inevitablemente a la empresa imaginar que existe una descripción plena, obje-
científica mientras dicha empresa sobreviva. En tiva y verdadera de la naturaleza y que la medida
las ciencias no tiene por qué haber progreso de adecuada de una realización científica es la me-
otro tipo. Para ser más exactos, hemos de aban- dida en que nos aproxima a dicho fin último? Si
donar la idea implícita o explícita de que los cam- logramos acostumbramos a sustituir la evolución-
bios de paradigma llevan a los científicos y a quie- hacia-Io-que-queremos-conocer por la evolución-a-
nes de ellos aprenden cada vez más cerca de la partir-de-lo-que-conocemos, se desvanecerán en
verdad. el proceso un cierto número de problemas emba-
Es hora ya de señalar que hasta hace unas cuan- razosos. En algún rincón de este laberinto debe
tas páginas, el término verdad sólo había apareci- agazaparse, por ejemplo, el problema de la in-
do en este ensayo en una cita de Francis Bacon. ducción.
E incluso en estas últimas páginas ha aparecido Aún no puedo especificar con algún detalle las
tan sólo como fuente de la convicción de los cien- consecuencias de este punto de vista alternativo
tíficos de que no pueden coexistir reglas incom- acerca del avance científico, pero sirve de con-
patibles de hacer ciencia excepto durante las revo- suelo constatar que la transposición conceptual
luciones, cuando la principal tarea de la profesión aquí recomendada está muy próxima a otra em-
es eliminar todos los conjuntos de reglas menos prendida en Occidente hace ahora un siglo. Sirve
uno. El proceso de desarrollo descrito en este en- especialmente de consuelo porque en ambos ca-
sayo ha sido un proceso de evolución desde los sos el principal obstáculo a dicha transposición
inicios primitivos, un proceso cuyos estadios su- es el mismo. Cuando Darwin publicó inicialmen-
cesivos se caracterizan por una comprensión de te su teoría de la evolución por selección natural
la naturaleza cada vez más detallada y refinada. en 1859, lo que más molestaba a muchos profe-
Sin embargo, nada de lo que se ha dicho o se va- sionales no era ni la idea del cambio de las espe-
286 PROGRESO Y REVOLUCIONES PROGRESO Y REVOLUCIONES 287

cies ni la posible descendencia humana del mono. contrario, la selección natural, al operar en un
Las pruebas que apuntaban a la evolución, inclui- medio dado y con los organismos presentes de
da la evolución humana, se habían venido acu- hecho en él, era la responsable del surgimiento
mulando durante décadas, y la idea de evolución gradual pero continuo de los organismos más
había sido sugerida y ampliamente difundida con complejos, más articulados y muchísimo más es-
anterioridad. Por más que la evolución en cuanto pecializados. Incluso los órganos maravillosa-
tal se topara con cierta resistencia, especiaTmente mente adaptados, como el ojo humano y la mano
por parte de algunos grupos religiosos, no era esa humana, órganos cuyo diseño había suministra-
en absoluto la mayor de las dificultades a que se do anteriormente poderosos argumentos en favor
enfrentaban los darwinistas. Esa dificultad surgía de la existencia de un supremo artífice y de un
de una idea que era casi exclusiva de Darwin. To- plan preconcebido, eran el producto de un pro-
das las teorías evolucionistas pre-darwinistas de ceso que avanzaba regularmente a partir de los
sobra conocidas, las de Lamarck, Chambers, Spen- inicios primitivos, pero no hacia meta alguna. El
cer y los Naturphilosophen alemanes, habían en- aspecto más difícil y perturbador de la teoría dar-
tendido que la evolución era un proceso dirigido winista era la creencia en que la selección natu-
a un fin. Se entendía que la "idea" del hombre y de ral, provocada por la mera competencia entre los
la flora y la fauna contemporáneas había estado organismos en aras de la supervivencia, pudiera
presente desde el inicio de la creación de la vida, haber producido al ser humano junto con los ani-
tal vez en la mente de Dios. Tal idea o plan había males y plantas superiores. ¿Qué habrían de sig-
suministrado la dirección y la fuerza rectora de nificar evolución, desarrollo y progreso en ausencia
todo el proceso evolutivo. Cada nuevo estadio del de una meta específica? Para muchas personas
desarrollo evolucionista era una más perfecta tales términos se mostraron de pronto como au-
realización de un plan que había estado presente tocontradictorios.
desde el comienzo. 4 Es fácil llevar demasiado lejos la analogía que
Para muchas personas, la abolición de este tipo conecta la evolución de los organismos con la
de evolución teleológica fue la más importante y evolución de las ideas científicas, pero por lo que
menos aceptable de las sugerencias de Darwin. 5 respecta a las cuestiones planteadas en este capí-
El origen de las especies no reconocía meta alguna tulo final resulta casi perfecta. El proceso descri-
establecida por Dios o por la naturaleza. Por el to en el capítulo XII como la resolución de las re-
voluciones es la selección mediante el conflicto
4 Loren Eiseley, Darwin's Century: Evolution and the Men dentro de la comunidad científica del modo más
Who Discovered lt (Nueva York, 1958), caps. n, IV-V. apto de practicar la ciencia futura. El resultado
5 Para un pormenor especialmente agudo de un notable
conflicto darwiniano sobre este problema, véase A. Dupree,
neto de una sucesión de tales selecciones revolu-
Asa Gray, 1810-1888 (Cambridge, Massachusetts, 1959), pp. cionarias, separadas por periodos de investigación
295-306, 355-383. normal, es el conjunto maravillosamente adapta-
288 PROGRESO Y REVOLUCIONES PROGRESO Y REVOLUCIONES 289

do de instrumentos que llamamos conocimiento rio, es tan viejo como la propia ciencia y sigue sin
científico moderno. Los sucesivos estadios de di- estar resuelto. Pero no es necesario resolverlo en
cho proceso de desarrollo están marcados por un este lugar. Cualquier concepción de la naturaleza
aumento en la articulación y la especialización. compatible con el desarrollo de la ciencia median-
Además, todo este proceso puede haberse produ- te pruebas es compatible con el punto de vista evo-
cido, tal como suponemos ahora que ocurrió con lucionista de la ciencia desarrollado aquí. Puesto
la evolución biológica, sin recurso a una meta es- que esta visión es también compatible con la ob-
tablecida, a una verdad científica fija y permanen- servación minuciosa de la vida científica, hay sóli-
te, de la que cada estadio del desarrollo del cono- das razones para utilizarla en los intentos de resol-
cimiento científico constituye una imagen mejor. ver la multitud de problemas que aún subsisten.
Cualquiera que haya seguido hasta aquí la ar-
gumentación sentirá, no obstante, la urgencia de
preguntar por qué habría de funcionar el proceso
evolutivo. ¿Cómo habría de ser la naturaleza, in-
cluido el ser humano, para que fuese posible la
ciencia? ¿Por qué habrían de ser capaces las co-
munidades científicas de alcanzar un consenso
firme imposible en otros campos? ¿Por qué ha-
bría de perdurar el consenso mediante un cam-
bio de paradigma tras otro? ¿Y por qué el cambio
de paradigma habría de producir invariablemente
un instrumento más perfecto en cualquier sentido
que los conocidos anteriormente? Desde cierto
punto de vista estas preguntas, exceptuando la pri-
mera, ya han sido respondidas, pero desde otro
punto de vista siguen tan abiertas como lo esta-
ban cuando comenzó este ensayo. No sólo la co-
munidad científica ha de ser especial; el mundo
del que dicha comunidad forma parte ha de po-
seer también características muy especiales, y no
estamos ahora en mejor posición que cuando co-
menzamos para saber cuáles han de ser éstas.
Ahora bien, el problema de cómo ha de ser el
mundo para que el ser humano pueda conocerlo
no ha sido creado por este ensayo. Por el contra-
EPiLOGO: 1969 291

ciones en las que actualmente se desarrolla mi pro-


pio pensamiento. 3
Varias de las dificultades clave de mi texto ori-
EPÍLOGO: 1969 ginal se aglutinan en torno al concepto de para-
digma, por lo que mi discusión comienza con
ellas. 4 En la sección que sigue inmediatamente,
HAN PASADO ya casi siete años desde que se publi- sugiero que es deseable separar dicho concepto
có este libro l y entretanto la respuesta de l.os crí- de la noción de comunidad científica, indico có-
ticos y mi propio trabajo ulterior han mejora?o mo se puede llevar a cabo tal cosa y discuto al-
mi comprensión de un cierto número de cuestI<;>- gunas consecuencias importantes de la resultan-
nes planteadas por él. En lo fundamental,. mIS te separación analítica. Considero luego qué es lo
puntos de vista permanecen prácticamente mal- que ocurre cuando se buscan los paradigmas exa-
terados, aunque ahora reconozco que algunos ~s­ minando la conducta de los miembros de una co-
pectos de su formulación inicial han creado dIfi- munidad científica previamente detemzinada. Es-
cultades y malentendidos gratuitos. Puesto q.u.e te procedimiento pone en seguida de relieve que
algunos de esos malentendidos son responsabIli- en gran parte del libro el término paradigma se
dad mía, su eliminación me permite ganar un te-
rreno que en última instancia suministrará el fun- 3 Se hallarán otras indicaciones en dos ensayos míos re-

damento sobre el cual asentar una nueva versión cientes: "Reflections on My Critics", en Imre Lakatos y Allan
Musgrave (eds.), Criticism and the Growth of Knowledge (Cam-
dellibro. 2 Mientras tanto, aprovecho la ocasión de bridge, 1970), y "Second Thoughts on Paradigms", en Frede-
bosquejar las revisiones precisas, de comentar al- rick Suppe (ed.), The Structure of Scientific Theories (Urbana,
gunas críticas reiteradas, y de sugerir las direc- Illinois, 1970 o 1971), ambos en prensa en la actualidad. [Pa-
ra "Reflection" véanse las pp. 231-278 del original inglés; hay
traducción española, "Consideración en torno a mis críticos",
I Este epílogo se preparó inicialmente por sugerencia de mi
en La crítica y el desarrollo del conocimiento, Barcelona, Grijal-
antiguo alumno y viejo amigo, el doctor Shigeru Nakayama
bo, 1975, pp. 391-454. "Second Thoughts" se publicó en reali-
de la Universidad de Tokio, a fin de que se incluyera en su tra-
dad en 1974; pp. 259-282 del original inglés; hay traducción
ducción de la obra al japonés. Le estoy agradecido por la idea,
española, "Segundas reflexiones acerca de los paradigmas",
por su paciencia al esperar que la llevase a término y por su
en D. F. Suppe, La estructura de las teorías científicas, Madrid,
permiso para incluir el resultado en la edición en lengua
Editora Nacional, 1979, pp. 509-533, reeditado en Madrid, UNED,
~=.
2
..'
En esta edición no he intentado reescnblr 51stematica-
.. 1990, pp. 389-421; se puede encontrar también como cap. 12
de La tensión esencial, México, FCE, 1981.] En adelante citaré
mente el libro, limitando las alteraciones a unos cuantos erro-
el primero de estos ensayos como "Ret1ections" y el volumen
res tipográficos y a dos pasajes que contenían e~r.ores ais-
en que aparece como Grr)\vlh oi' Knowledge, y aludiré al se-
lables. Uno de éstos es la descripción de la funclOn de los
gundo ensayo como "Second Thoughts".
Principios de Newton en el desarrollo de la mecánica del siglo
4 Para una crítica especialmente convincente de mi presen-
XVlll, que aparecía más mTiba en las páginas 68-73. El otro se
tación inicial de los paradigmas, véase Margaret Masterman,
refiere a la respuesta a la crisis de la página 153. "The Nature of Paradigm", en Growth ofKnowledge [pp. 59-

290
292 EPÍLOGO: 1969 EPÍLOGO: 1969 293

usa con dos sentidos diferentes. Por un lado, hace cho argumento al problema de la elección entre
alusión a toda la constelación de creencias, valo- dos teorías incompatibles, instando en una breve
res, técnicas y demás, compartidos por los miem- conclusión a considerar que las personas que sos-
bros de una comunidad dada. Por otro, denota tienen puntos de vista inconmensurables han de
un tipo de elemento de dicha constelación, las so- tenerse por miembros de distintas comunidades
luciones concretas a rompecabezas que, usadas lingüísticas, de modo que sus problemas de co-
como modelos o ejemplos, pueden sustituir a las municación han de considerarse como proble-
reglas explícitas como base para la solución de mas de traducción. Se discuten también tres pro-
los restantes rompecabezas de la ciencia normal. blemas residuales en las secciones finales 6 y 7.
El primer sentido del término, llamémoslo el so- El primero toma en consideración la acusación
ciológico, es objeto de la sección 2, más abajo; la de que la visión de la ciencia desarrollada en este
sección 3 se dedica a los paradigmas como logros libro es relativista de pies a cabeza. El segundo
ejemplares pasados. comienza preguntando si mi argumentación ado-
Filosóficamente al menos, este segundo sen- lece, como se ha dicho, de una confusión entre el
tido de paradigma es el más profundo de ambos modo descriptivo y el normativo; concluye con
y las afirmaciones que he hecho en su non:bre unas breves consideraciones sobre un tema que
son las principales fuentes de las controverSIas y merece un ensayo aparte, cual es hasta qué punto
los malentendidos que ha desencadenado el libro, las principales tesis del libro se podrían aplicar
especialmente por la acusación de que hago de la legítimamente a otros campos distintos de la
ciencia una empresa subjetiva e irracional. Estas ciencia.
cuestiones se toman en consideración en las sec-
ciones 4 y 5. La primera de ellas defiende que tér- 1. Los paradigmas y la estructura
minos como subjetivo e intuitivo no se pueden de la comunidad
aplicar con propiedad a los componentes del co-
nocimiento que he descrito diciendo que estaban El término paradigma aparece pronto en las pá-
tácitamente engastados en los ejemplos compar- ginas precedentes y se introduce de un modo in-
tidos. Si bien tal conocimiento, a menos que se trínsecamente circular. Un paradigma es lo que
cambie esencialmente, no es objeto de paráfrasis comparten los miembros de una comunidad cien-
en términos de reglas y criterios, es con todo sis- tífica y, a la inversa, una comunidad científica cons-
temático, sometido a la prueba del tiempo y en ta de personas que comparten un paradigma. No
cierto sentido, corregible. La sección 5 aplica di- todos los círculos son viciosos (más adelante en
este epílogo, defenderé un argumento con una es-
89; traducción española, "La naturaleza de los paradigmas",
en La crítica y el desarrollo del conocimiento, pp. 159-201] Y tructura similar), pero éste es una fuente de difi-
Dudley Shapere,"The Structure of Scientific Revolutions", cultades reales. Las comunidades científicas pue-
Philos~phicalReview, LXXIII (1964), pp. 383-394. den aislarse y deberían serlo sin recurso previo a
294 EPÍLOGO: 1969 EPÍLOGO: 1969 295

los paradigmas. Éstos últimos pueden descubrir- Desde esta perspectiva, una comunidad cientí-
se luego examinando la conducta de los miem- fica consta de profesionales de una especialidad
bros de una comunidad dada. Si hubiera de escri- científica. En una medida sin parangón en la ma-
bir de nuevo este libro, lo empezaría discutiendo yoría de los demás campos, estas personas han
la estructura comunitaria de la ciencia, tema que pasado por procesos semejantes de educación e
recientemente se ha convertido en un tema im- iniciación profesional, merced a lo cual han ab-
portante de la investigación sociológica que los sorbido la misma bibliografía técnica, extrayendo
historiadores de la ciencia están empezando tam- de ella muchas lecciones en común. Normalmen-
bién a tomar en serio. Los resultados prelimina- te las líneas que separan las bibliografías al uso
res, muchos de los cuales aún no se han publicado, marcan los límites de los temas científicos, y de
sugieren que las técnicas empíricas precisas para ordinario cada comunidad posee un tema de es-
su exploración no son triviales, si bien algunas tudio propio. En las ciencias hay escuelas, es de-
están ya disponibles y otras sin duda se habrán de cir, comunidades, que abordan el mismo tema
desarrollar. 5 La mayoría de los científicos en activo desde perspectivas incompatibles. Mas son ahí
responden sin titubeos a las preguntas relativas a más raras que en otros campos; siempre están en
la comunidad a que pertenecen, dando por supues- competencia y ésta normalmente se termina en-
to que hay diferentes grupos, cuya pertenencia está seguida. Como resultado de ello, los miembros de
determinada al menos aproximadamente, los cua- una comunidad científica se ven a sí mismos y son
les se reparten las diversas especialidades exis- vistos por los demás como las únicas personas
tentes. Por tanto supondré aquí que se habrán de responsables de la prosecución de un conjunto
hallar medios más sistemáticos para su identi- de metas compartidas, incluyendo entre ellas la
ficación. En lugar de presentar los resultados pre- formación de sus sucesores. Entre dichos grupos
liminares de las investigaciones, articularé bre- la comunicación es relativamente plena y los jui-
vemente la noción intuitiva de comunidad que cios profesionales, relativamente unánimes. Dado
subyace a la mayoría de los capítulos anteriores que, por otro lado, la atención de las distintas co-
de este libro. Se trata de una noción hoy en día munidades científicas se centra en asuntos dife-
ampliamente compartida por científicos, sociólo- rentes, la comunicación profesional a través de la
gos y por algunos historiadores de la ciencia. línea de separación entre los grupos es en ocasio-
nes ardua y lleva con frecuencia a malentendidos
5 W. O. Hagstrom, The Scientific Communitv (Nueva York, que, de continuar, pueden provocar desacuerdos
1965), caps. IV y V; D. J. Price y D. de B. Beaver, "Collabora- importantes, anteriormente insospechados.
tion in an Invisible College", American Psychologist, XXI
(1966), pp. 1011-1118; Diana Crane, "Social Structure in a tesis de doctorado de la Universidad de Harvard, 1966),
liSIS,
Group oE Scientists: A Test of the 'Invisible College' Hypothe- v "The Micro-Structure of an Invisible College: The Phage
sis", American Sociological Review, XXXIV (1969), pp. 335- Group" (escrito presentado en una reunión anual de la Ameri-
352; N. C. Mullins, Social Networks among Biological Scien" can Sociological Association, Boston, 1968).
296 EPÍLOGO: 1969 EPÍLOGO: J969 297

Las comunidades en este sentido existen, por más recientes de la historia. Lo típico es que pro-
supuesto, en diversos niveles. El más global es duzca comunidades de tal vez un centenar de
la comunidad de todos los científicos naturales. miembros, aunque en ocasiones sean significati-
En un nivel sólo ligeramente inferior, los princi- vamente menos. Usualmente algunos científicos
pales grupos profesionales son las comunidades individuales, especialmente los más capaces, per-
de físicos, químicos, astrónomos, zoólogos y simi- tenecerán a varios de esos grupos sea simultánea
lares. Para estos grandes grupos, la pertenencia o sucesivamente.
al grupo se establece fácilmente excepto en los már- Las comunidades de este tipo constituyen las
genes. Ordinariamente resulta más que suficiente unidades que se han presentado en este libro
el tema más general al que se dedican, la per- como aquellas que producen y validan el conoci-
tenencia a sociedades profesionales, así como las miento científico. En ocasiones, los miembros de
revistas que se leen. Otras técnicas similares ais- dichos grupos comparten paradigmas y, sin ha-
larán a los subgrupos más importantes, como los cer referencia a la naturaleza de esos elementos
químicos orgánicos, y tal vez los químicos de las compartidos, difícilmente se entenderán muchos
proteínas entre ellos, los físicos del estado sólido aspectos de la ciencia descritos en las páginas
y de altas energías, los radioastrónomos y demás. precedentes. Pero no ocurrirá así con otros de
Los problemas empíricos sólo aparecen en el si- esos aspectos, aunque no se hayan presentado in-
guiente nivel de especialización. Para poner un dependientemente en mi texto original. Por con-
ejemplo contemporáneo, ¿cómo se habría de ais- siguiente, merece la pena señalar, antes de aten-
lar el grupo fago antes de que se proclamara pú- der directamente a los paradigmas, toda una serie
blicamente? Para este fin es preciso recurrir a la de cuestiones que solo exigen hacer referencia a
asistencia a conferencias especiales, a la distribu- la estructura de la comunidad.
ción de borradores de manuscritos o pruebas de Tal vez la más sorprendente de ellas sea lo que
imprenta anteriores a la publicación, y sobre todo, he denominado anteriormente la transición del
a las redes de comunicación formales e informa- periodo preparadigmático al posparadigmático en
les, incluyendo las descubiertas en la correspon- el desarrollo de un campo científico. Esta transi-
dencia y en los nexos entre citas. 6 Supongo que ción se ha bosquejado más arriba, en el capítulo n.
es algo que se puede hacer y que se hará, al me- Antes de que tenga lugar, hay algunas escuelas
nos para el mundo contemporáneo y las épocas que compiten por el dominio de un campo deter-
minado. Después, siguiendo la estela de algunos
6 Eugene Garfied, The Use ol Citation Data in Writing the logros científicos notables, el número de escuelas
History alScience (Filadelfia, Institute of Scientific Information, se ve considerablemente reducido, normalmente
1964); M. M. Kessler, "Comparison of the Results of Biblio-
graphic Coupling and Analytic Subject Indexing", American a una, con lo que da comienzo un modo más efi-
Dacumentatian, XVI (1965), pp. 223-233; D. J. Price, "Networks ciente de practicar la ciencia. Este último es en
of Scientific Papers", Science, CIL (1965), pp. 510-515. general esotérico y orientado a la resolución de
298 EPÍLOGO: 1969 EPÍLOGO: 1969 299

problemas, una manera de trabajar qu~ el grupo digamos, la "óptica física" la "electricidad" y el
sólo puede practicar cuando sus miembros dan "calor" hubieran de dar nombre a comunidades
por sentado los fundamentos de su campo. científicas dado que nombran temas de investiga-
La naturaleza de la transición a la madurez ción. La única alternativa que parecía permitir
merece una mayor atención de la que hél recibido mi texto era que todos esos temas han pertenecido
en este libro, especialmente por parte de los que a la comunidad física. Con todo, las identificacio-
se ocupan del desarrollo de las ciencias sociales nes de ese estilo no superarán un examen, tal y
contemporáneas. A tal fin, puede ser útil señalar como mis colegas de historia han señalado reite-
que la transición no tiene por qué aSOciarse (y radamente. Así, por ejemplo, no existía comuni-
ahora creo que no debería hacerse) Con la ad- dad física antes de mediados del siglo XIX, mo-
quisición de un paradigma por vez primera. Los mento en que se formó por la confluencia de
miembros de todas las comunidades científicas, partes de dos comunidades anteriormente sepa-
incluyendo las escuelas del periodo preparadig- radas, las de las matemáticas y la de la filosofía
mático, comparten el tipo de elementos que he natural (physique expérimentale). Lo que hoy en
denominado colectivamente un paradigma. Lo día es el tema de estudio de una única comunidad
que cambia con la transición a la madurez no es amplia, había estado disperso de distintos modos
la presencia de un paradigma.. sino más bjen su por djversas comunjdades en el pasado. Otros te-
naturaleza. Sólo tras el cambio es posible la in- mas más restringidos, como por ejemplo el calor
vestigación normal de resolución de l"Ompeca- y la teoría de la materia, habían existido durante
bezas. Muchos de los atributos de una ciencia largos periodos sin convertirse en el campo espe-
desarrollada que he asociado más arriba con la cial de ninguna comunidad científica única. Sin
adquisición de un paradigma, los trataría ahora embargo, tanto la ciencia normal como las revo-
como consecuencias de la adquisición de un tipo luciones son actividades basadas en la comunidad.
de paradigma que identifica los rompecabezas Para descubrirlas y analizarlas es preciso desen-
que constituyen un reto, suministra pistas para marañar antes la estructura comunitaria de las
su solución y garantiza que los profesionales ver- ciencias que cambia a lo largo del tiempo. En pri-
daderamente listos tengan éxito. Sólo quienes se mera instancia, un paradigma no domina un te-
han sentido envalentonados al ver que ~u propio ma, sino más bien a un grupo de investigadores.
campo (o escuela) posee paradigmas pueden sen- Cualquier estudio sobre la investigación dirigida
tir que se sacrifica algo importante con el cambio. por un paradigma o llamada a destrozar un para-
Una segunda cuestión, más importante al me- digma ha de comenzar localizando al grupo o a
nos para los historiadores, concierne a lti identifi- los grupos responsables.
cación biunívoca que se hace en este libro de las Cuando se aborda de este modo el análisis del
comunidades científicas con los tema~ científi- desarrollo científico, tienden a desvanecerse dife-
cos. Esto es, he actuado reiteradamente como si, rentes dificultades que han atraído la atención de
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la crítica. Algunos comentaristas, por ejemplo, en parte debido a mi vaguedad acerca de la natu-
han utilizado la teoría de la materia para sugerir raleza y tamaño de las comunidades pertinentes,
que exagero drásticamente la unanimidad de los unos cuantos lectores de este libro han llegado a
científicos y su compromiso con un paradigma. la conclusión de que lo que me preocupa princi-
Hasta hace poco relativamente, señalan, esas teo- palo exclusivamente son las revoluciones impor-
rías han sido objeto de continuo desacuerdo y de- tantes, como las asociadas con Copérnico, New-
bate. Estoy de acuerdo con esa descripción, pero ton, Darwin o Einstein. No obstante, un bosquejo
no la tengo por un contraejemplo. Las teorías de más claro de la estructura de la comunidad con-
la materia, al menos hasta 1920, no eran el terre- tribuiría a poner de relieve la impresión más bien
no específico o el tema de estudio de ninguna co- distinta que he intentado crear. Para mí, una re-
munidad científica. Por el contrario, constituían volución es un tipo especial de cambio que entra-
herramientas para un gran número de grupos ña una especie de reconstrucción de los compro-
de especialistas. En ocasiones, los miembros de misos del grupo, pero no hace falta que sea un
diferentes comunidades elegían diversas herra- cambio grande, ni tiene por qué parecer revolu-
mientas y criticaban la elección que habían he- cionario a los de fuera de una única comunidad
cho otros. Y lo que es más importante, una teoría compuesta tal vez por menos de 25 personas. Es
de la materia no es el tipo de tema sobre el que urgentemente necesario que comprendamos este
deban estar necesariamente de acuerdo ni siquie- cambio revolucionario frente al acumulativo,
ra los miembros de una sola comunidad cientí- precisamente porque ocurre de manera tan regu-
fica. La necesidad de un acuerdo depende de qué lar a esta escala pequeña, razón por la cual a sido
es lo que hace la comunidad. La química de la pocas veces reconocido o discutido en los escri-
primera mitad del siglo XIX suministra un ejem- tos de filosofía de la ciencia.
plo al caso. Aunque varias de las herramientas Una última alteración, íntimamente relacio-
fundamentales de la comunidad (las proporcio- nada con la anterior, puede ayudar a facilitar di-
nes constantes, las proporciones múltiples y los cha comprensión. Algunos críticos han puesto en
pesos de combinación) se habían convertido en duda que la crisis, la conciencia común de que
propiedad común como resultado de la teoría ató- algo ha ido mal, preceda a las revoluciones de ma-
mica de Dalton, tras ella era perfectamente posi- nera tan invariable como he dado a entender en
ble que los químicos basaran su trabajo en esas mi texto original. Sin embargo, nada importante
herramientas a la vez que discrepaban, en oca- depende para mi argumento de que las crisis sean
siones con vehemencia, acerca de la existencia de un prerrequisito absoluto para las revoluciones.
los átomos. Basta con que sean el preludio usual que sumi-
Creo que también de disolverán del mismo mo- nistre un mecanismo de autocorrección que ase-
do algunas otras dificultades y malentendidos. gure que la rigidez de la ciencia normal no prosi-
En parte debido a los ejemplos que he elegido y ga eternamente sin que se ponga en tela de juicio.
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Las revoluciones se pueden inducir también de separación. El uso más global es objeto de esta
otras maneras, aunque pienso que rara vez lo son. sección, mientras que el otro se considerará en
Además, señalaría ahora lo que la falta de una la siguiente.
discusión adecuada de la estructura de la comu- Habiendo aislado a una comunidad particular
nidad ha oscurecido antes: no es preciso que las de especialistas mediante técnicas como las que
crisis se generen merced al trabajo de la comuni- hemos estado considerando, puede ser útil pre-
dad que las experimenta y que a veces sufre una guntar: ¿qué es lo que comparten sus miembros
revolución como cónsecuencia de ello. Los ins- que explica la relativa plenitud de su comunica-
trumentos nuevos como el microscopio electró- ción profesional y la relativa unanimidad de sus
nico o las leyes nuevas como las de Maxwell pue- juicios profesionales? A esta pregunta mi texto
den desarrollarse en una especialidad mientras original permite como respuesta: un paradigma o
que su asimilación crea una crisis en otra. un conjunto de paradigmas. Ahora bien para este
uso, no así para el que se discutirá más abajo, el
término resulta inapropiado. Los propios científi-
2. Los paradigmas como la constelación cos dirían que lo que comparten es una teoría o
de los compromisos del grupo un conjunto de teorías, y me alegraría que el tér-
mino pudiese terminar recuperándose para este
Volvamos ahora sobre los paradigmas y pregun- uso. Tal y como se utiliza ordinariamente en filo-
témonos qué es lo que pueden ser. En mi texto sofía de la ciencia, no obstante, teoría connota
original no hay ninguna cuestión que sea más una estructura de naturaleza y alcance mucho
importante ni más oscura. Un lector favorable, más limitados de lo que aquí se necesita. Hasta
que comparte mi convicción de que paradigma tanto el término no se pueda liberar de sus impli-
nombra los elementos filosóficos centrales delli- caciones al uso, evitaré la confusión de adoptar
bro, preparó un índice analítico parcial y conclu- otras. Para los fines presentes sugiero matriz dis-
yó que el término se usa por lo menos de 22 mo- ciplinar, disciplinar porque alude a la posesión
dos distintos. 7 Ahora estimo que la mayor parte común por parte de los que practican una disci-
de esas diferencias se deben a inconsistencias de plina concreta, y matriz porque se compone de
estilo (por ejemplo, las leyes de Newton son a ve- elementos ordenados de varios tipos, cada uno
ces un paradigma, a veces parte de un paradigma de los cuales precisa una especificación ulterior.
yen ocasiones paradigmáticas), por lo que se pue- Todos o la mayoría de los objetos del compromi-
den eliminar con relativa facilidad. Pero una vez so de grupo que mi texto original consideraba pa-
hecho ese trabajo editorial, seguirían existiendo radigmas, partes de paradigmas o paradigmáticos
dos usos muy distintos del término que requieren son constituyentes de la matriz disciplinar y en
cuanto tales forman un todo y funcionan juntos.
7 Masterman, "The Nature of Paradigm", Con todo, no los vamos a discutir como si fueran
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de una pieza. No intentaré dar una lista exhausti- ley, los miembros de la comunidad ya sabían qué
va, si bien señalar los tipos principales de compo- era H, R e J, y estas generalizaciones simplemen-
nentes de una matriz disciplinar no sólo clarifica- te les dijeron algo acerca de la conducta del calor,
rá la naturaleza de mi posición actual, sino que a la corriente y la resistencia que antes no sabían.
la vez también preparará el camino a mi siguien- Pero más a menudo, como indica lo que se ha
te argumento principal. tratado ya en el libro, las generalizaciones simbó-
Denominaré generalizaciones simbólicas a un licas sirven a la vez para una segunda función,
tipo importante de componentes, poniendo la función que de ordinario se separa tajantemente
mira en esas expresiones que los miembros de un en los análisis de los filósofos de la ciencia. Al
grupo despliegan sin contestación o disentimien- modo de f = ma o J = VlR, funcionan en parte
to y que se pueden poner fácilmente en una for- como leyes y en parte también como definiciones
ma lógica del tipo (x)(y)(z) 0 (x, y, z). Son los de algunos de los símbolos que contienen. Ade-
componentes formales o fácilmente formaliza- más, el equilibrio entre sus inseparables fuerzas
bIes de la matriz disciplinar. En ocasiones, se en- legislativa y definitoria cambia con el tiempo. En
cuentran ya en forma simbólica: f = ma o J = VlR. otro contexto, estos puntos merecerían un análi-
Otros se expresan de ordinario mediante pala- sis detallado, pues la naturaleza del compromiso
bras: "los elementos se combinan en proporcio- con una leyes muy distinta de la naturaleza del
nes de peso constantes" o "la acción es igual a la compromiso con una definición. A veces las leyes
reacción". Si no fuese por la aceptación general se pueden corregir poco a poco, pero no las defi-
de expresiones de este jaez, no existirían los pun- niciones, puesto que son tautologías. Por ejem-
tos de anclaje en los que los miembros del grupo plo, parte de lo que exigía aceptar la ley de Ohm
fijan las poderosas técnicas de manipulación ló- era una redefinición tanto de corriente como de
gica y matemática en su empresa de resolución resistencia. Si ambos términos continuaran signi-
de rompecabezas. Aunque el ejemplo de la taxo- ficando lo que habían significado antes, la ley de
nomía sugiere que la ciencia normal puede pro- Ohm no podría haber sido cierta. Por eso levantó
ceder con muy pocas expresiones de este estilo, una oposición tan enérgica, mientras que no ocu-
muy en general la potencia de una ciencia parece rrió así con la ley de Joule-Lenz. 8 Probablemente
aumentar con el número de generalizaciones se trata de una situación típica. En la actualidad
simbólicas que quienes las practican tienen a su sospecho que todas las revoluciones entrañan,
disposición. entre otras cosas, el abandono de generalizacio-
Tales generalizaciones ofrecen el aspecto de le-
8 Para aspectos importantes de este episodio, véase T. M.
yes naturales, pero para los miembros del grupo
Brown, "The Electric Current in Early Nineteenth-Century
a menudo su función no se limita a eso. En oca- French Physics", Historical Studies in the Physical Sciences, I
siones no son más que eso, por ejemplo la ley de (1969), pp. 61-103, Y Morton Schagrin, "Resistance to Ohm's
Joule-Lenz, H = RJ2. Cuando se descubrió esta Law", American Journal ofPhysics, XXI (1963), pp. 536-547.
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nes cuya fuerza había sido anteriormente en par- tarse como una explicación o como una solución
te la de las tautologías. ¿Mostró Einstein que la a un rompecabezas, y, a la inversa, contribuyen a
simultaneidad era relativa o alteró la noción mis- la determinación de la lista de los rompecabezas
ma de simultaneidad? ¿Estaban sencillamente sin resolver y a la evaluación de la importancia
equivocados quienes veían una paradoja en la que cada uno de ellos tiene. Repárese, no obstan-
expresión relatividad de la simultaneidad? te, en que los miembros de las comunidades cien-
Consideremos a continuación un segundo tipo tíficas no tienen por qué compartir ni siquiera los
de componente de la matriz disciplinar sobre el modelos heurísticos, por más que ordinariamen-
que ya hemos hablado extensamente en mi texto te lo hagan. Ya he señalado que la pertenencia a
original bajo rúbricas tales como paradigmas me- la comunidad de los químicos durante la primera
tafísicos o partes metafísicas de los paradigmas. mitad del siglo XIX no exigía creer en los átomos.
En lo que estoy pensando es en los compromisos Designaré aquí como valores a un tercer tipo
compartidos con creencias del tipo de que el ca- de elementos de la matriz disciplinar. Normal-
lor es la energía cinética de las partes constitu- mente los comparten distintas comunidades con
yentes de los cuerpos; que todos los fenómenos más frecuencia de lo que ocurre con las generali-
perceptibles se deben a la interacción entre los zaciones simbólicas o los modelos, por lo que
átomos cualitativamente neutros en el vacío, o contribuyen en gran medida a crear un senti-
también alternativamente a materia y fuerza o a miento de comunidad de los científicos naturales
campos. Si tuviera que volver a escribir el libro, como un todo. Si bien funcionan en todo mo-
ahora describiría tales compromisos como creen- mento, su importancia particular se pone de ma-
cias en modelos particulares y ampliaría la cate- nifiesto cuando los miembros de una comunidad
goría de los modelos a fin de dar también cabida dada han de identificar una crisis o, más tarde,
a los de tipo relativamente heurístico, como que elegir entre modos incompatibles de practicar su
el circuito eléctrico se puede considerar como un disciplina. Probablemente los valores más pro-
sistema hidrodinámico en régimen estacionario, fundamente aceptados afecten a las predicciones,
o que las moléculas de un gas se comportan co- las cuales deben ser precisas; deben preferirse las
mo minúsculas bolas de billar elásticas con movi- cuantitativas a las cualitativas, sea cual sea el mar-
miento aleatorio. Aunque la fuerza del compro- gen de error permisible; deben satisfacerse consis-
miso del grupo varíe a lo largo del espectro que tentemente en un campo dado, etc. No obstante,
va de los modelos heurísticos a los ontológicos, lo hay también valores aplicables a la evaluación de
cual tiene consecuencias que no son triviales, aún teorías en su conjunto, las cuales, antes que nada,
así todos los modelos poseen funciones seme- han de permitir la formulación y solución de rom-
jantes. Entre otras cosas, suministran al grupo las pecabezas, yen la medida de lo posible deberían
analogías y metáforas predilectas o permisibles. ser simples, consistentes y plausibles, esto es, com-
Al hacerlo, ayudan a determinar qué habrá de acep- patibles con otras teorías comúnmente suscritas.
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(Considero ahora como una debilidad de mi texto que el compromiso con ellos sea a la vez profundo
original el que haya prestado tan escasa atención y constitutivo de la ciencia, la aplicación de los
a valores como la consistencia interna y externa valores se ve en ocasiones considerablemente
al estudiar las fuentes de crisis y los factores que afectada por los rasgos de las personalidades in-
intervienen en la elección de teorías.) Existen ade- dividuales y por las biografías que caracterizan a
más otros tipos de valores, como por ejemplo que los miembros de un grupo.
la ciencia debería (o no tendría por qué) ser so- A muchos lectores de los capítulos preceden-
cialmente útil, pero los precedentes servirán para tes, esta característica del funcionamiento de los
indicar lo que tengo en mente. valores compartidos se les ha antojado una debi-
Con todo, hay un aspecto de los valores com- lidad considerable de mi posición. Dado que hago
partidos que merece una mención particular. En hincapié en que aquello que los científicos com-
mayor medida de lo que ocurre con otros compo- parten no basta para dictar un juicio uniforme
nentes de la matriz disciplinar, los valores pue- acerca de cuestiones tales como la elección entre
den ser compartidos por personas que difieren en teorías rivales o acerca de la distinción entre una
su aplicación. Los juicios acerca de la precisión anomalía ordinaria y una anomalía provocadora
son relativamente estables, aunque no del todo de crisis, se me acusa a veces de exaltar la subje-
estables, de una época a otra y de un miembro a tividad e incluso la irracionalidad. 9 Pero tal reac-
otro de un grupo dado. Sin embargo los juicios ción ignora dos características propias de los jui-
.acerca de la simplicidad, la consistencia, la plau- cios de valor en cualquier campo. En primer
sibilidad y similares varían con frecuencia consi- lugar, los valores compartidos pueden ser deter-
derablemente de un individuo a otro. Lo que para minantes significativos de la conducta de un gru-
Einstein era una inconsistencia insoportable en po aunque los miembros de dicho grupo no los
la vieja teoría cuántica, inconsistencia que hacía apliquen del mismo modo. (De no ser así, no ha-
imposible el desarrollo de la ciencia normal, para bría problemas filosóficos especiales sobre la teo-
Bohr y otros no era sino una dificultad que se po- ría del valor o la estética.) No todas las personas
día esperar que acabaría por resolverse por los pintaban igual en los periodos en los que la repre-
medios normales. Lo que es más importante, en sentación era un valor primordial, si bien el pa-
aquellas situaciones en las que han de aplicarse
los valores, si se toman algunos de ellos aislada- 9 Véase en especial Dudley Shapere, "Meaning and Scienti-
mente, dictarán con frecuencia alternativas dis- fic Change", en Mind and Cosmos: Essays in Contemporary
tintas. Una teoría puede ser más precisa, aunque Science and Philosophy, The University of Pittsburgh Series in
menos consistente o plausible que otra, lo que se the Philosophy of Science, III (Pittsburgh, 1966), pp. 41-85;
Israel Scheffler, Science and Subjectivity (Nueva York, 1967);
ejemplifica una vez más con la vieja teoría cuán- y los ensayos de sir Karl Popper e Imre Lakatos en Growth of
tica. En resumen, aunque los valores sean am- Knowledge [en la trad. española, La crítica y el desarrollo del
pliamente compartidos por los científicos y aun- conocimiento, pp. 149-158 Y 203-343 respectivamente).
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trón de desarrollo de las artes plásticas cambió por ejemplares. Con ello me refería inicialmente a
drásticamente cuando se abandonó tal valor. JO las soluciones de problemas concretas que se en-
Imagínese 10 que ocurriría en las ciencias si la cuentran los estudiantes al comienzo de su edu-
consistencia dejara de ser un valor fundamental. cación científica, sea en los laboratorios, en los
En segundo lugar, la variabilidad individual en la exámenes o al final de los capítulos de los libros
aplicación de los valores compartidos puede des- de texto. A estos ejemplos compartidos habría
empeñar funciones esenciales para la ciencia. que añadir además al menos algunas de las solu-
Los puntos a los que se han de aplicar los valores ciones técnicas de problemas, encontradas en las
son también invariablemente aquellos en los que publicaciones periódicas con las que se topan los
se corren riesgos. La mayor parte de las anoma- científicos en sus carreras como investigadores
lías se resuelve por medios normales y la mayoría después de los estudios, las cuales también les en-
de las propuestas de teorías nuevas resultan mal. señan mediante ejemplos cómo se debe hacer el
Si todos los miembros de una comunidad res- trabajo. Las diferencias entre los conjuntos de
pondiesen a cada anomalía como a una fuente de ejemplares suministran a la comunidad la estruc-
crisis o adoptasen cada nueva teoría propuesta tura fina de la ciencia en mayor medida que los
por un colega, la ciencia se extinguiría. Si, por demás tipos de componentes de la matriz disci-
otro lado, nadie reaccionara a las anomalías o a plinar. Así, por ejemplo, todos los físicos empie-
las teorías de nuevo cuño con alto riesgo, no ha- zan aprendiendo los mismos ejemplares: proble-
bría ninguna o muy pocas revoluciones. En cues- mas como el plano inclinado, el péndulo cónico y
tiones de este tipo, el recurso a los valores com- las órbitas keplerianas; instrumentos como el ver-
partidos más bien que a reglas compartidas que nier, el calorímetro y el puente de Wheatstone.
rijan las elecciones individuales puede ser el modo No obstante, a medida que progresa su instruc-
que tiene la comunidad de distribuir los riesgos y ción, las generalizaciones simbólicas que compar-
asegurar el éxito de la empresa a largo plazo. ten se ven ilustradas cada vez en mayor medida
Pasemos ahora a un cuarto tipo de elemento de por distintos ejemplares. Aunque tanto los físicos
la matriz disciplinar, no el único que resta, sino del estado sólido como los de teoría de campos
el último del que me ocuparé aquí, para el cual el comparten la ecuación de Schrodinger, ambos
término paradigma resulta completamente apro- grupos sólo tienen en común sus aplicaciones
piado tanto filológica como autobiográficamente. más elementales.
Se trata del componente de los compromisos com-
partidos del grupo que me indujo en primer lugar
a elegir esa palabra. No obstante, dado que el tér- 3. Los paradigmas como ejemplos compartidos
mino ha cobrado vida propia, lo sustituiré aquí
El paradigma como ejemplo compartido es el ele-
10 Véase antes la discusión del comienzo del capítulo XIiI. mento central de lo que ahora considero el aspec-
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to más novedoso y menos comprendido de este o sus términos, ni acerca de cómo los científicos
libro. Por consiguiente, los ejemplares exigirán de la comunidad conectan esa expresión a la na-
mayor atención que los otros tipos de componen- turaleza. En realidad, el hecho de que la acepten
tes de la matriz disciplinar. Por lo común, los filó- sin discusión y la utilicen como el punto en el
sofos de la ciencia no se han parado a considerar que introducir la manipulación lógica y mate-
los problemas a los que se enfrenta un estudiante mática no entraña por sí mismo que estén en
en los laboratorios o en los textos científicos, pues absoluto de acuerdo acerca de cosas tales como
se supone que se limitan a ejercitar la aplicación su significado y aplicación. Por supuesto que con-
de lo que el estudiante ya conoce. Se dice que no cuerdan en gran medida, pues de lo contrario la
puede en absoluto resolver problemas a menos cuestión se pondría de manifiesto rápidamente
que haya aprendido antes la teoría y algunas re- en la conversación subsiguiente. Pero podemos
glas para su aplicación. El conocimiento científico preguntamos en qué punto y por qué medios han
está embebido en la teoría y las reglas, mientras llegado a ese acuerdo. Enfrentados a una situa-
que los problemas se ofrecen para adquirir soltura ción experimental dada, ¿cómo han aprendido a
en su aplicación. Con todo, he tratado de defen- escoger las fuerzas, las masas y las aceleraciones
der que este emplazamiento del contenido cog- pertinentes?
noscitivo de la ciencia está equivocado. Una vez En la práctica, aunque este aspecto de la situa-
que el estudiante ha resuelto muchos problemas, ción pocas veces se advierta, si es que se hace al-
hacer más no hace sino aumentar su destreza; guna vez, lo que tienen que aprender los estu-
pero al comienzo y durante algún tiempo después, diantes es incluso más complicado que eso. No es
resolver problemas es aprender cosas importan- totalmente exacto que la manipulación lógica y
tes acerca de la naturaleza. En ausencia de di- matemática se aplique directamente a f = ma,
chos ejemplares, las leyes y teorías que ha apren- sino que, bien examinada, dicha expresión resul-
dido anteriormente tendrían escaso contenido ta ser un esquema o esbozo de ley. A medida que
empírico. el estudiante o el científico profesional pasa de
Para aclarar lo que quiero decir, volveré breve- un problema a otro, cambia la generalización
mente sobre las generalizaciones simbólicas. Un simbólica a la que se aplica dicha manipulación.
ejemplo ampliamente compartido es la segunda Para el caso de la caída libre; f = ma se convierte
ley del movimiento de Newton, que en general se en mg = m d 2s/dt2; para el péndulo simple se trans-
escribe como f = ma. El sociólogo, por ejemplo, o forma en mg sen8 = -mi d 28/dt 2; para un par de
el lingüista que descubra que los miembros de osciladores armónicos en interacción se convier-
una comunidad dada emiten y reciben sin pro- te en dos ecuaciones, la primera de las cuales se
blemas la expresión correspondiente, a menos que puede escribir m¡ d 2s/dt2 + kjs j = k2(srsj+d); y
investigue mucho más, no habrá aprendido gran para situaciones más complejas como el girósco-
cosa acerca de lo que significa ya sea la expresión po, adopta aun otras formas cuyo parecido de fa-
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r
milia con = ma es todavía más difícil de descu- laboratorio bien concebido. Tras haber resuelto
brir. Con todo, al aprender a identificar fuerzas, algunas, que pueden variar muchísimo de un in-
masas y aceleraciones en una diversidad de situa- dividuo a otro, ve las situaciones a que se enfren-
ciones 'físicas con las que no se había encontrado ta como un científico con la misma Gestalt que
anteriormente, el estudiante ha aprendido tam- otros miembros de su grupo de especialistas. Para
r
bién a diseñar la versión apropiada de = ma,
con la cual ponerlas en relación, versión para la
él ya no son las mismas situaciones a las que se
enfrentaba cuando inició su formación. Entre-
que a menudo no ha encontrado antes un equiva- tanto ha asimilado un modo de ver contrastado
lente literal. ¿Cómo ha aprendido a hacer tal cosa? en el tiempo y aprobado por el grupo.
Nos ofrece una pista un fenómeno familiar La función de las relaciones de semejanza ad-
tanto a los estudiantes de ciencias como a los his- quiridas se revela asimismo con claridad en la
toriadores de la ciencia. Los primeros señalan historia de la ciencia. Los científicos resuelven
con mucha frecuencia que han leído de cabo a rompecabezas tomando como modelo las solu-
rabo un capítulo de su libro de texto, lo han en- ciones anteriores a otros rompecabezas, a menu-
tendido perfectamente y a pesar de todo tienen do con un recurso mínimo a generalizaciones sim-
dificultades para resolver algunos de los proble- bólicas. Galileo halló que una bola que rueda por
mas del final del capítulo. También con frecuen- un plano inclinado adquiere la velocidad justa
cia, esas dificultades se disuelven del mismo mo- para hacerla volver a la misma altura vertical por
do. El estudiante descubre, con o sin la ayuda del un segundo plano inclinado de cualquier pen-
instructor, una manera de ver su problema como diente, y aprendió a ver esa situación experimen-
similar a otro problema con el que ya se ha en- tal como un péndulo con una masa puntual por
contrado. Una vez vista la semejanza, una vez lenteja. A continuación, Huygens resolvió el pro-
captada la analogía entre dos o más problemas blema del centro de oscilación de un péndulo
distintos, puede interrelacionar los símbolos y físico imaginando que el cuerpo extenso de este
ligarlos a la naturaleza del modo que ya antes ha último estaba compuesto por péndulos puntuales
mostrado resultar efectivo. El esquema de ley, galileanos cuyas ligaduras mutuas pudieran sol-
r
digamos = ma, ha funcionado como una herra-
mienta que informa al estudiante qué semejanzas
tarse instantáneamente en cualquier punto de la
oscilación. Una vez sueltas las ligaduras, los pén-
buscar, señalando la Gestalt en la que ha de verse dulos puntuales individuales oscilarían libremen-
la situación. La consiguiente habilidad de ver una te, si bien cuando cada uno de ellos alcanzara su
variedad de situaciones como semejantes las unas punto más elevado, su centro colectivo de gra-
r
a las otras, como casos de = ma u otra genera- vedad se elevaría tan sólo, como el del péndulo
lización simbólica, es, según creo, lo más impor- de Galileo, hasta la altura desde la que el centro de
tante que adquiere un estudiante al hacer proble- gravedad del péndulo extenso había iniciado la
mas ejemplares, sea con papel y lápiz o en un caída. Finalmente Daniel Bernoulli descubrió
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cómo hacer que el flujo de agua desde un orificio der las relaciones de semejanza y que luego se
se asimilara al péndulo de Huygens. Determínese incorpora a la manera de ver las situaciones físi-
el descenso del centro de gravedad del agua del cas más bien que a reglas o leyes. Los tres proble-
tanque y del chorro en un intervalo de tiempo in- mas del ejemplo, todos ellos ejemplares para los
finitesimal. Imagínese a continuación que luego estudiosos de la mecánica del siglo XVIII, desplie-
cada partícula de agua se mueve de forma inde- gan una única ley de la naturaleza. Conocida co-
pendiente hacia arriba hasta la máxima altura mo el principio de la vis viva, generalmente se
alcanzable con la velocidad adquirida durante enunciaba como; "el descenso actual es igual al
dicho intervalo. El ascenso del centro de grave- ascenso potencial". La aplicación que hizo Ber-
dad de las partículas individuales ha de ser en- noulli de la ley indica cuán importante era. Sin
tonces igual al descenso del centro de gravedad embargo, por sí mismo, el enunciado verbal de la
del agua del tanque y el chorro. De esta forma de leyes virtualmente impotente. Preséntese a un
ver el problema se siguió inmediatamente la velo- estudiante contemporáneo de física que, aunque
cidad de flujo largamente buscada. I I conozca todas las palabras y sepa hacer todos esos
Este ejemplo debería empezar a dejar claro a problemas, emplea hoy en día medios distintos.
qué me refiero cuando hablo de aprender de los Imagínese luego qué habrían de significar todas
problemas a ver situaciones similares entre sí, esas palabras, a pesar de ser de sobra conocidas,
que son objeto de aplicación de la misma ley o para una persona que no tiene la menor idea de
esquema de ley científica. Al mismo tiempo, debe- los problemas. Para esa persona, la generaliza-
ría mostrar por qué aludo al importante conoci- ción sólo podría empezar a funcionar cuando
miento de la naturaleza que se adquiere al apren- aprendiera a reconocer los "descensos actuales" y
los "ascensos potenciales" como ingredientes de
11 Para el ejemplo, véase René Dugas, A History of Mecha- la naturaleza, lo cual entraña aprender, previa-
nics, traducción de J. R. Maddox (Neuchatel, 1955), pp. 135- mente a la ley, algo acerca de qué situaciones pre-
136,186-193, Y Daniel Bemoulli, Hydrodynamica, sive de viri-
bus et motibus fluidoru m, commentarii opus academicum senta la naturaleza y cuáles no. Este tipo de saber
(Estrasburgo, 1738), sección IIl. Para ver en qué medida la no se adquiere exclusivamente por medios verba-
mecánica de la primera mitad del siglo XVIII progresó viendo les, sino que se produce más bien a medida que
la solución de un problema como un modelo para resolver se oyen las palabras al mismo tiempo que se reci-
otro, consúltese Clifford Truesdell, "Reactions of Late Baro-
que Mechanics to Success, Conjecture, error, and failure in ben ejemplos concretos de cómo funcionan cuan-
Newton's Principia", Texas Quarterly, X (1967), pp. 238-258. do se usan; esto es, la naturaleza y las palabras se
[El artículo se recogió luego en el cap. III de C. Truesdell, aprenden al mismo tiempo. Para echar mano una
Essays in the History of Mechanics, Nueva York, Springer, vez más de la útil expresión de Michael Polanyi;
1968; hay traducción española: Ensayos de Historia de la lo que resulta de este proceso es un conocimiento
mecánica, Madrid, Tecnos, 1975, pp. 134-174: "Reacciones de
la mecánica del barroco a los éxitos, conjeturas, errores y fra- tácito que se aprende haciendo ciencia más bien
casos contenidos en el [sic] Principia".] que adquiriendo reglas para hacerla.
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4. Conocimiento tácito e intuición nos sistemático o menos analizable que el cono-


cimiento incorporado a reglas, leyes o criterios
Esta referencia al conocimiento tácito y el consi- de identificación. Por el contrario, lo que tengo
guiente rechazo de las reglas apunta a otro pro- en mente es un modo de conocimiento que se ter-
blema que ha molestado a muchos de mis críticos, giversa si se reconstruye en términos de reglas
a quienes les parecía que daba pie a acusaciones que primero se abstraen de los ejemplares y luego
de subjetivismo e irracionalidad. A algunos lecto- funcionan en lugar de ellos. 0, para decirlo de otra
res les ha dado la impresión de que yo trataba de manera, cuando hablo de que se parte de ejem-
hacer que la ciencia se asentara sobre intuiciones plares para adquirir la capacidad de reconocer
individuales inanalizables más bien que sobre la una situación dada como similar o disimilar a
ley y la lógica. Pero tal interpretación yerra en dos otras que se han visto antes, no estoy sugiriendo
aspectos esenciales. En primer lugar, si hablo des- que se trate de un proceso que en principio no
pués de todo de intuiciones, éstas no son indivi- pueda ser plenamente explicable en términos de
duales, sino que son más bien el patrimonio con- mecanismos neurocerebrales. Por el contrario, lo
trastado y compartido de los miembros de un que quiero decir es que la explicación, por su pro-
grupo con éxito, patrimonio que adquieren los pia naturaleza, no responderá a la pregunta "¿Si-
novicios mediante un entrenamiento que forma milar respecto a qué?" Esta pregunta exige una
parte de su preparación para entrar a formar par- regla, en este caso criterios mediante los cuales
te del grupo. En segundo lugar, no son inanaliza- agrupar ciertas situaciones en conjuntos de se-
bles en principio, sino que por el contrario estoy mejanza, y lo que digo es que en este caso se de-
en la actualidad experimentando con un progra- bería resistir a la tentación de buscar criterios (o
ma de computadora diseñado para investigar sus al menos un conjunto completo de ellos). Con
propiedades en un nivel elemental. todo, no me opongo al método, sino a un tipo par-
Nada tengo que decir aquí sobre ese progra- ticular de método.
ma,12 pero su mera mención debería hacer ver Para llenar de contenido esta tesis debo hacer
cuál es mi posición esencial. Cuando hablo del una breve digresión. Lo que sigue me parece aho-
conocimiento incorporado en los ejemplares com- ra obvio, pero el constante recurso en mi texto
partidos, no aludo a un tipo de conocimiento me- original a expresiones del tipo el mundo cambia
sugiere que no siempre fue así. Si dos personas
12 Se puede encontrar alguna información sobre el tema en están en el mismo sitio y miran en la misma di-
"Second Thougts". ["Second Thoughts on Paradigms", en F. rección, a menos que incurramos en el solipsis-
Suppe (ed.), The Structure of Scientific Theories, Urbana, Uni-
versity ol' Illinois Press, 1974, pp. 459-482; hay traducción es- pp. 389-421. También se puede ver ahora en el cap. 12 de T. S.
pañola; "Segundas reflexiones acerca de los paradigmas", en Kuhn (ed.), The Essel1tial Tensiol1, The University of Chicago
F. Supe (ed.), La estructura de las teorías ciel1ti(icas, Madrid, Press, 1977, traducido al español como La tensión esencial,
Editora Nacional, 1979, pp. 509-533, Y Madrid, UNED, 1990, México, FCE, 1981.]
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mo, hemos de concluir que reciben estímulos muy estímulos, sino por los objetos de nuestras sensa-
similares. (Si ambos pudieran poner sus ojos en ciones y éstos no tienen por qué ser los mismos
el mismo lugar, los estímulos serían idénticos.) para distintos individuos ni para grupos diferen-
Pero las personas no ven estímulos, sino que lo tes. Por supuesto, en tanto en cuanto los indivi-
que sabemos de ellos es enormemente teórico y duos pertenezcan al mismo grupo, compartiendo
abstracto. Por el contrario, lo que tienen son sen- con ello la educación, el lenguaje, la experiencia
saciones y no tenemos la menor obligación de su- y la cultura, tenemos buenas razones para supo-
poner que nuestros dos observadores tengan las ner que sus sensaciones sean las mismas. ¿Cómo,
mismas sensaciones. (Los escépticos deberían re- si no, podríamos entender que su comunicación
cordar que el daltonismo no se detectó hasta que sea tan plena y que sus conductas de respuesta al
lo describió John Dalton en 1794.) Por el contra- medio sean hasta tal punto comunes? Tienen que
rio, entre la recepción del estímulo y la concien- ver cosas, tienen que procesar estímulos de ma-
cia de una sensación tiene lugar una buena dosis nera en gran medida igual. Sin embargo, allí don-
de procesamiento neuronal. Algunas de las pocas de comienza la diferenciación y la especializa-
cosas que sabemos sobre el asunto es que estímu- ción de los grupos, carecemos de elementos de
los muy distintos pueden producir las mismas juicio similares acerca de la inmutabilidad de las
sensaciones, que el mismo estímulo puede pro- sensaciones. Sospecho que sólo la estrechez de
ducir sensaciones muy distintas y finalmente que miras nos lleva a suponer que la vía que va de los
la vía del estímulo a la sensación está en parte estímulos a la sensación es la misma para todos
condicionada por la educación. Los individuos los miembros de todos los grupos.
criados en diferentes sociedades se comportan en Volviendo ahora a los ejemplares y las reglas,
ocasiones como si vieran cosas distintas. Podría- lo que he estado tratando de dar a entender, aun-
mos reconocer que de hecho es así, si no experi- que de forma preliminar, es lo siguiente. Una de
mentáramos la tentación de identificar los es- las técnicas fundamentales mediante las cuales
tímulos con las sensaciones de manera biunívoca. los miembros de un grupo, sea toda una cultura
Repárese ahora en que dos grupos cuyos miem- o una subcomunidad de especialistas en su seno,
bros tienen sistemáticamente sensaciones dife- aprenden a ver las mismas cosas cuando se en-
rentes al recibir los mismos estímulos, en cierto frentan a los mismos estímulos es viendo ejem-
sentido viven en mundos distintos. Postulamos la plos de situaciones que sus predecesores del gru-
existencia de estímulos para explicar nuestras po ya han aprendido a ver como semejantes entre
percepciones del mundo, y postulamos su inmu- sí y diferentes de otros tipos de situaciones. Estas
tabilidad para evitar el solipsismo tanto individual situaciones similares pueden consistir en presen-
como social. No tengo la menor reserva acerca de taciones sensoriales sucesivas del mismo indivi-
ninguna de ambas suposiciones, pero nuestro duo, por ejemplo la madre, que termina recono-
mundo está poblado en primera instancia no por ciéndose a primera vista como lo que es y como
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alguien distinto del padre o la hermana. Pueden 0, para ser más exactos, no podemos hacer tal
ser también representaciones de miembros de fa- cosa hasta después de haber tenido una sensación
milias naturales, como cisnes por un lado y gansos hasta después de haber percibido algo. Entonce~
por otro o, para los miembros de grupos más es- buscamos a menudo criterios y los utilizamos'
pecializados, pueden ser ejemplos de situaciones entonces podemos entregarnos a la interpreta~
newtonianas, esto es, de situaciones que son se- ción, un proceso de deliberación mediante el cual
mejantes por estar controladas por alguna versión elegimos entre distintas alternativas, cosa que no
de la forma simbólica f = ma, siendo distintas de ha~e~os en la percepción misma. Por ejemplo,
aquellas situaciones a las que se aplican, ponga- qmza haya algo raro en lo que hemos visto (re-
mos por caso, los esquemas de leyes de la óptica. cuérdense los naipes anómalos). Al dar la vuelta
Concédase por el momento que ocurra algo de a la esquina, vemos a nuestra madre entrando en
este estilo. ¿Acaso habríamos de decir que lo que una tienda del centro en un momento en el que
se ha adquirido a partir de los ejemplares son re- pensábamos que estaba en casa. Al considerar lo
glas y la capacidad de aplicarlas? Esta descrip- que hemos visto, exclamamos de pronto, "¡No era
ción resulta tentadora porque el que veamos una mamá, puesto que es pelirroja!" Al entrar en la
situación como similar a otras con las que nos tienda vemos de nuevo a la señora y no entende-
hemos topado antes ha de ser el resultado del pro- mos cómo pudimos confundirla con nuestra ma-
cesamiento neuronal que está plenamente regido
por leyes físicas y químicas. En este sentido, una
dre. ° quizá vemos las plumas de la cola de un
ave acuática que está comiendo del fondo de una
vez que hemos aprendido a hacerlo, el reconoci- charca poco profunda. ¿Se trata de un cisne o de
miento de la semejanza ha de ser tan completa- un ganso? Contemplamos mentalmente lo que
mente metódico como el latido de nuestros cora- hemos visto comparando las plumas de la cola
zones. Pero esta misma comparación sugiere que con las de los cisnes y gansos que hemos visto an-
el reconocimiento puede también ser involunta-
rio, un proceso sobre el que no tenemos control.
teriormente. °
tal vez, siendo protocientíficos
sencillamente deseamos conocer algunas carac~
De ser así, no podemos concebirlo propiamente t~rísticas generales (la blancura de los cisnes, por
como algo que resolvamos aplicando reglas y crite- ejemplo) de los miembros de una familia natural
rios. Hablar del reconocimiento en estos términos que ya somos capaces de identificar con facili-
implicaría que tuviésemos acceso a alternativas,
que, por ejemplo, hubiéramos podido desobede- las leyes fuesen como las de Newton y todas las reglas como
cer una regla, aplicar mal un criterio o experi- los Diez Mandamientos. En ese caso, la expresión transgredir
mentar con otra manera de ver las cosas. 13 Eso, una ley carecería de sentido y el rechazo de las reglas no pare-
cería entrañar un proceso que no estuviera gobernado por
según entiendo, es algo que no podemos hacer. leyes. Desgraciadamente, las leyes de tráfico y otros produc-
tos similares de la legislación se pueden transgredir, lo cual
l3 Esta cuestión jamás habría tenido que planearse si todas que facilita la confusión.
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dad. Una vez más, contemplamos lo que hemos percepción en absoluto. En muchos medios, un
percibido anteriormente, buscando lo que tienen grupo que no supiese distinguir a los lobos de los
en común los miembros de una familia dada. perros no duraría mucho. Un grupo de físicos nu-
Todos ellos son procesos deliberativos en los cleares tampoco sobreviviría hoy en día como
que buscamos y empleamos criterios y reglas. grupo de científicos si sus miembros fueran inca-
Esto es, tratamos de interpretar sensaciones ya paces de identificar las trayectorias de las par-
disponibles, tratamos de analizar lo que para tículas alfa y de los electrones. El hecho de que
nosotros ya está dado. Hagámoslo como lo haga- sirvan muy pocos modos de ver es precisamente
mos, los procesos implicados han de ser en últi- lo que hace que sólo sean dignos de ser transmiti-
ma instancia neurológicos, estando por tanto re- dos de generación en generación los que han su-
gidos por las mismas leyes físico-químicas que perado la prueba de la utilidad para el grupo. Asi-
rigen, por un lado, la percepción y, por otro, el la- mismo, podemos hablar de la experiencia y del
tido de nuestros corazones. Mas el hecho de que conocimiento de la naturaleza incorporados en la
el sistema obedezca las mismas leyes en los tres vía que va del estímulo a la sensación, debido a
casos no ofrece ninguna razón para suponer que que han sido seleccionados por su éxito a lo largo
nuestro aparato neuronal esté programado para de la historia.
operar en la interpretación del mismo modo que Tal vez conocimiento sea un término inadecua-
en la percepción, o en ambas del mismo modo do, pero hay motivos para recurrir a él. Lo que se
que en el caso del latido del corazón. A lo que me incorpora al proceso neuronal que trasforma los
he estado oponiendo en este libro es por consi- estímulos en sensaciones posee las siguientes ca-
guiente al intento, tradicional desde Descartes racterísticas: se ha transmitido a través de la edu-
aunque no antes, de analizar la percepción como cación; por ensayo, se ha mostrado más efectivo
un proceso interpretativo, como una versión in- que sus competidores históricos en el medio ha-
consciente de lo que hacemos una vez que hemos bitual de un grupo; y, finalmente, está sujeto a
percibido. cambio tanto a través de una ulterior educación
Por supuesto, lo que hace que merezca la pena como por el descubrimiento de desajustes con el
subrayar el carácter integral de la percepción es medio. Se trata de características que competen
el hecho de que haya tanta experiencia pasada in- al conocimiento, lo que explica que emplee ese
corporada en el aparato neuronal que transforma término. Pero se trata de un uso extraño porque
los estímulos en sensaciones. Un mecanismo per- falta otra característica, pues no tenemos acceso
ceptivo adecuadamente programado posee un directo a qué es lo que conocemos, ni tenemos
valor de supervivencia. Decir que los miembros reglas o generalizaciones con las cuales expresar
de diversos grupos pueden tener percepciones este conocimiento. Las reglas que podrían ofre-
distintas cuando se enfrentan a los mismos estí- cer tal acceso deberían hacer referencia a estímu-
mulos no quiere decir que puedan tener cualquier los, no a sensaciones, y sólo podemos conocer los
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estímulos a través de una teoría refinada. En su me permite eliminar aquí la metáfora. 14 En lugar
ausencia, el conocimiento incorporado a la vía de ello, ofreceré una breve defensa. Ver unas go-
que va del estímulo a la sensación permanece titas de agua o una aguja contra una escala nu-
tácito. mérica constituye una experiencia perceptiva pri-
Aunque obviamente se trata de un planteamien- mitiva para quien no esté familiarizado con las
to preliminar que no tiene por qué ser correcto cámaras de niebla y los amperímetros. Por tanto
en todos los detalles, lo que se acaba de decir exige examen, análisis e interpretación (o bien
acerca de la sensación se ha de entender literal- la intervención de una autoridad externa) antes
mente. Cuando menos se trata de una hipótesis de que se pueda llegar a una conclusión acerca de
acerca de la visión que habrá de someterse a in- electrones o corrientes. Pero es muy otra la posi-
vestigación experimental, aunque probablemente ción de la persona que haya estudiado dichos ins-
no se pueda contrastar directamente. Pero hablar trumentos y haya tenido con ellos mucha expe-
de este modo de la visión y de la sensación tam- riencia mediante ejemplares, y asimismo existen
bién posee aquí funciones metafóricas como en diferencias correspondientes en la manera en
el cuerpo del libro. No vemos electrones, sino que procesa los estímulos que le llegan de ellos.
más bien trayectorias o bien burbujas de vapor Por lo que atañe al vapor del aliento en una fría
en una cámara de niebla. No vemos en absoluto
corrientes eléctricas, sino más bien la aguja de 14 Las siguientes observaciones crípticas tal vez puedan ser-
vir de guía a los lectores de "Second Thoughts" [véase nota 12].
un amperímetro o de un galvanómetro. Sin em- La posibilidad de un reconocimiento inmediato de los miem-
bargo, en las páginas precedentes, especialmente bros de las familias naturales depende de la existencia, tras el
en el capítulo x, me he expresado repetidamente procesamiento neuronal, de un espacio perceptivo entre las
como si percibiéramos las entidades teóricas del familias que han de ser discriminadas. Si, por ejemplo, hubie-
tipo de las corrientes, los electrones y los cam- se un continuo perceptivo de las aves acuáticas entre los gan-
sos y los cisnes, nos veríamos obligados a introducir un crite-
pos, como si aprendiésemos a hacerlo mediante rio específico para distinguirlos. Se puede decir algo similar
el examen de ejemplares, y como si también en de las entidades inobservables. Si una teoría física no admite
esos casos fuese erróneo dejar de hablar de ver la existencia de ninguna otra cosa parecida a una corriente
para hablar de criterios e interpretaciones. La me- eléctrica, entonces un pequeño número de criterios, que pue-
den variar ampliamente de un caso a otro, bastará para iden-
táfora que transfiere ver a contextos de este tipo tificar las corrientes aunque no haya un conjunto de reglas
difícilmente es una justificación válida de tales que especifiquen las condiciones necesarias y suficientes para
pretensiones. A la larga habrá de eliminarse en su identificación. Este punto sugiere un corolario plausible
favor de un tipo de discurso más literal. que puede ser más importante. Dado un conjunto de condi-
El programa de computadora aludido antes ciones necesarias y suficientes para la identificación de una
entidad teórica, dicha entidad puede eliminarse de la ontolo-
empieza a sugerir algunos modos en que ello po- gía de una teoría por sustitución. Sin embargo, en ausencia
dría hacerse, pero ni el espacio disponible ni el de tales reglas, estas entidades no son eliminables; la teoría
alcance de mi actual comprensión del problema exige su existencia.
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tarde invernal, sus sensaciones pueden ser las 5. Los ejemplares, la inconmensurabilidad
mismas que las de una persona corriente, pero al y las revoluciones
ver una cámara de niebla ve (aquí literalmente)
no gotitas, sino las trayectorias de electrones, par- Lo que se acaba de decir sirve también como fun-
tículas alfa y demás. Esas trayectorias son, si se damento para aclarar otro de los aspectos delli-
quiere, criterios que interpreta como indicios de bro, a saber: mis observaciones sobre la inconmen-
la presencia de las partículas correspondientes, surabilidad y sus consecuencias para los científicos
pero esa vía es más corta así como distinta de la que debaten acerca de la elección de teorías suce-
seguida por la persona que interpreta gotitas. sivas. J5 En los capítulos x y XII he argüido que en
Considérese si no a un científico que examina dichos debates, las partes enfrentadas ven inevi-
un amperímetro para determinar el número en el tablemente de modo distinto algunas de las situa-
que se ha detenido la aguja. Probablemente su ciones experimentales u observacionales a las que
sensación sea la misma que la de una persona ambas recurren. Ahora bien, dado que los vo-
corriente, especialmente si esta última ha leído cabularios con que discuten dichas situaciones
antes otro tipo de instrumentos de medición. constan fundamentalmente de los mismos térmi-
Pero el científico ha visto el aparato de medida nos, han de conectar de forma distinta dichos
(de nuevo literalmente) en el contexto de todo el términos a la naturaleza, por lo que su comuni-
circuito y sabe algo acerca de su estructura inter- cación es sólo parcial. Como resultado de ello, la
na. Para él, la posición de la aguja es un criterio, superioridad de una teoría sobre otra no se pue-
pero sólo del valor de la corriente. Para hacer su de probar en el debate. En lugar de ello, he insis-
interpretación sólo necesita determinar en qué tido en que cada una de las partes ha de tratar de
escala se debe leer el instrumento. Para la per- convertir a la otra por persuasión. Sólo los filóso-
sona corriente, por otro lado, la posición de la fos han tergiversado seriamente la intención de
aguja no es un criterio de nada excepto de sí mis- estas partes de mi argumento. Con todo, algunos
ma. Para interpretarla, ha de examinar todo el de ellos han señalado que creo lo que sigue: 16 los
entramado de cables, interno y externo, experi- que proponen teorías inconmensurables no se pue-
mentar con baterías e imanes y demás. En el uso den comunicar entre sí en absoluto; consecuen-
metafórico no menos que en el literal de ver, la cia de lo cual en un debate sobre elección de teo-
interpretación comienza allí donde acaba la per- 15 Los puntos que siguen se tratan con más detalle en los
cepción. Ambos procesos no son uno solo y qué capítulos v y VI de "Reflections" [pp. 427-435 Y 135-449 de la
deja la percepción para que lo complete la inter- traducción española de "Consideración en torno a mis críti-
pretación depende drásticamente de la naturale- cos", en La crítica y el desarrollo del conocimiento, Barcelona,
za y cuantía de la experiencia y del entrenamien- Grijalbo, 1975].
16 Véanse la obras citadas en la nota 9, más arriba, así como
to previos. el ensayo de Stephen Toulmin en Growth of Knowledge [pp.
133-144 de la traducción señalada en la nota anterior.].
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rías no se pueden esgrimir buenas razones, sino Nada de esta tesis relativamente familiar entra-
que en vez de ello las teorías han de elegirse por ña que no haya buenas razones para ser convenci-
razones que en última instancia son personales y do o que tales razones no sean en última instan-
subjetivas; esto es, la decisión a la que de hecho cia decisivas para el grupo. Ni siquiera implica
se llega está provocada por algún tipo de percep- que las razones para la elección sean distintas de
ción mística. Los pasajes en los que se asientan es- las que citan usualmente los filósofos de la ciencia,
tas tergiversaciones han sido responsables de las como la precisión, la simplicidad, la fecundidad y
acusaciones de irracionalidad en mayor medida similares. Lo que habría que sugerir, no obstante,
que cualesquiera otras partes del libro. es que tales razones funcionan como valores, por
Considérense en primer lugar mis observacio- lo que aquellos que convienen en honrarlos, los
nes acerca de la prueba. Lo que he estado tratan- pueden aplicar de manera distinta, tanto indivi-
do de mostrar es muy sencillo y bien conocido dual como colectivamente. Por ejemplo, si dos
por la filosofía de la ciencia. Los debates sobre la personas discrepan acerca de la fecundidad rela-
elección de teorías no se pueden plasmar en una tiva de sus teorías, o sí concuerdan acerca de ello,
forma completamente semejante a las pruebas pero discrepan acerca de la importancia relativa
lógicas o matemáticas. En estas últimas, las pre- para hacer una elección de la fecundidad y el al-
misas y las reglas de inferencia se estipulan desde cance, pongamos por caso, ninguna de ellas pue-
el comienzo. Si hay un desacuerdo acerca de las de ser acusada de haber cometido un error. Tam-
conclusiones, las partes del consiguiente debate poco se puede decir que alguna de ellas se esté
pueden retroceder paso a paso, comparando ca- conduciendo de forma poco científica. No existe
da uno de ellos con las estipulaciones previas. Al un algoritmo neutral para la elección de teorías,
final de dicho proceso, unos u otros han de con- no existe un procedimiento de decisión sistemá-
ceder que han cometido un error, que han viola- tico que, aplicado adecuadamente, haya de lle-
do una regla previamente aceptada. Una vez ad- var a la misma decisión a todos los individuos del
mitido, no hay más que hablar y la prueba de los grupo. En este sentido, es la comunidad de espe-
oponentes resulta irresistible. Tan sólo en el caso cialistas más bien que sus miembros individuales
de que, en lugar de ello, ambas partes descubran la que toma la decisión efectiva. Para entender
que discrepan acerca del significado o la aplica- por qué la ciencia se desarrolla como lo hace, no
ción de las reglas estipuladas, que su acuerdo es preciso revelar los detalles de la biografía y de
previo no ofrece un fundamento suficiente para la personalidad que ha llevado a cada individuo
la prueba, el debate prosigue en la forma que concreto a una elección particular, por más que
toma inevitablemente durante las revoluciones el tema sea fascinante. Lo que hay que entender,
científicas. El debate versa acerca de las premisas sin embargo, es el modo en que un conjunto de
y recurre a la persuasión como preludio a la posi- valores compartidos interactúa con las experien-
bilidad de una demostración. cias particulares compartidas por una comuni-
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dad de especialistas para asegurar que la mayo- mente se conservan los nombres de los conjun-
ría de los miembros del grupo terminará por en- tos. Con todo, la transferencia de un subconjunto
contrar decisivo un conjunto de argumentos más ordinariamente forma parte de un cambio crítico
que otro. en la red de interrelaciones entre ellos. La trans-
Se trata de un proceso de persuasión, si bien ferencia de los metales del conjunto de los com-
presenta un problema más profundo. Dos perso- puestos al de los elementos desempeñó una fun-
nas que perciben de forma distinta la misma si- ción esencial en el surgimiento de una nueva
tuación, aunque a pesar de todo usen el mismo teoría de la combustión, de la acidez y de la com-
vocabulario, cuando discuten han de emplear las binación física y química. Estos cambios se di-
palabras de manera diferente. Esto es, hablan fundieron rápidamente uno tras otro por toda la
desde lo que he dado en llamar puntos de vista química. Por consiguiente, no es de extrañar que
inconmensurables. ¿Cómo habrían de aspirar a cuando se producen tales redistribuciones, dos
entenderse, por no hablar de persuadirse? Inclu- personas cuyo discurso había procedido anterior-
so una respuesta preliminar a dicha pregunta exi- mente con una comprensión aparentemente ple-
ge que se especifique aún más la naturaleza de la na, puedan encontrarse repentinamente con que
dificultad. Supongo que, al menos en parte, es del responden a los mismos estímulos con descrip-
tipo siguiente. ciones y generalizaciones incompatibles. Tales
La práctica de la ciencia normal depende de la dificultades no tienen por qué manifestarse en
habilidad, adquirida a partir de ejemplares, de todas las áreas de su discurso científico, pero sur-
agrupar objetos y situaciones en conjuntos de se- girán y se acumularán con mayor densidad en
mejanza que son primitivos en el sentido de que torno a los fenómenos de los que depende de ma-
el agrupamiento se realiza sin responder a la pre- nera más central la elección de teorías.
gunta "¿Semejantes respecto a qué?" Así pues, Aunque tales problemas se hacen evidentes pri-
uno de los aspectos centrales de cualquier revolu- mero en la comunicación, no son meramente lin-
ción es que cambian algunas de las relaciones de güísticos y no se pueden resolver sencillamente
semejanza. Los objetos que se agrupaban antes estipulando las definiciones de los términos pro-
en el mismo conjunto se reúnen después en otros blemáticos. Dado que las palabras en torno a las
distintos y viceversa. Piénsese en el Sol, la Luna, cuales se acumulan las dificultades se han apren-
Marte y la Tierra antes y después de Copérnico; dido en parte aplicándolas directamente a los
en la caída libre, el movimiento pendular y plane- ejemplares, los participantes en una ruptura de la
tario antes y después de Galileo; o en las sales, comunicación no pueden decir, "Yo empleo la pa-
aleaciones o en una mezcla de azufre y limaduras labra elemento (o mezcla o planeta o movimiento
de hierro antes y después de Dalton. Dado que la no restringido) del modo determinado por los si-
mayoría de los objetos incluso de los conjuntos guientes criterios". Esto es, no pueden recurrir a
modificados siguen agrupándose juntos, normal- un lenguaje neutral que ambos usen del mismo
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modo y que sea adecuado para enunciar sus teo- dentro del grupo y entre los grupos, en primer
rías respectivas o incluso las consecuencias em- lugar pueden tratar de descubrir los términos y
píricas de ambas teorías. La diferencia es en par- las locuciones que, aunque se usen sin proble-
te anterior a la aplicación de los lenguajes en los mas dentro de cada comunidad, con todo constitu-
que no obstante se refleja. yen focos de problemas para las discusiones entre
Las personas que experimentan esas rupturas grupos. (Las locuciones que no presenten tales
de la comunicación han de tener con todo algún dificultades se pueden traducir de manera homo-
recurso. Los estímulos que inciden sobre ellos fónica.) Tras aislar esas áreas de dificultad en la
son los mismos, así como también lo son sus apa- comunicación científica, pueden luego recurrir a
ratos neurológicos generales por distinta que sea sus vocabularios compartidos en la vida diaria en
su programación. Además, excepto en un área un esfuerzo para elucidar aún más sus problemas.
restringida, por importante que sea, de su expe- Esto es, cada uno de ellos puede intentar descu-
riencia, incluso su programación neurológica ha brir qué vería y qué diría el otro al presentarle un
de ser casi idéntica, pues comparten una historia, estímulo al que su propia respuesta verbal sería
excepción hecha del pasado inmediato. Como distinta. Si son capaces de refrenar lo bastante su
resultado de ello, comparten tanto su mundo y tendencia a explicar la conducta anómala como
su lenguaje cotidianos como la mayor parte de su consecuencia de un mero error o locura, con el
mundo y lenguaje científicos. Dado que tienen tiempo podrán llegar a predecir muy bien la con-
tanto en común, deberían ser capaces de descu- ducta del otro. Cada uno de ellos habrá aprendi-
brir muchas cosas acerca de cómo difieren. No do a traducir la teoría del otro y sus consecuen-
obstante, las técnicas precisas no son ni directas cias a su propio lenguaje y, a la vez, a describir en
ni cómodas ni forman parte del arsenal normal su lenguaje el mundo al que se aplica esa teoría.
del científico. Los científicos rara vez las identifi- Eso es lo que hace o lo que debería de hacer co-
can y en pocas ocasiones las usan más del tiempo rrientemente el historiador de la ciencia cuando
preciso para lograr la conversión o para conven- se ocupa de teorías científicas periclitadas.
cerse a sí mismos de que no la van a conseguir. Dado que la traducción, si se practica, permite
En pocas palabras, lo que pueden hacer los que a los implicados en una ruptura de comunicación
se ven envueltos en una ruptura de la comunica- [hay traducción española, Palabra y objeto, Barcelona, Labor,
ción es reconocerse mutuamente como miembros 1968, y Herder, 200l].Sin embargo, Quine parece suponer
de diferentes comunidades lingüísticas y hacerse que dos personas que reciben el mismo estímulo han de tener
entonces traductores Y Al tomar como tema pro- la misma sensación y por consiguiente tiene poco que decir
pio de estudio las diferencias entre sus discursos acerca de hasta qué punto el traductor debe ser capaz de des-
cribir el mundo al que se aplica el lenguaje que se traduce.
17 La fuente ya clásica de la mayoría de los aspectos perti- Para este último punto, véase E. A. Nida, "Linguistics and
nentes de la traducción es W. v. O. Quine, Word and Object Ethnology in Translation Problems", en Del Hymes (ed.), Lan-
(Cambridge, Massachusetts, y Nueva York. 1960), caps. 1 y II guage and Culture in Society (Nueva York, 1964), pp. 90-97.
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experimentar de manera delegada parte de los quirido los vocabularios y compromisos especia-
méritos y deméritos del punto de vista ajeno, lizados de ninguno de los grupos.
constituye una poderosa herramienta para la per- No obstante, los argumentos que se pueden
suasión y para la conversión. Sin embargo, puede enunciar en el vocabulario que ambos grupos usan
ser que la persuasión no funcione y, aunque lo del mismo modo no resultan por lo común deci-
haga, puede no verse acompañada o seguida por sivos, al menos no hasta un estadio muy avanza-
una conversión. Ambas experiencias na son lo do de la evolución de los puntos de vista opues-
mismo, sino que entre ellas media una importan- tos. Entre los ya admitidos en la profesión, pocos
te distinción que sólo recientemente he compren- se dejarán convencer sin algún recurso a las com-
dido de manera plena. paraciones más extensas permitidas por la tra-
Según yo lo veo, persuadir a alguien eS conven- ducción. Aunque el precio a pagar por ello sea a
cerlo de que el punto de vista propio es superior y menudo el uso de frases de gran longitud y com-
que por consiguiente debería sustituir al suyo. plejidad (piénsese en la controversia entre Proust
Eso se consigue en ocasiones sin tener por qué y Berthollet llevada a cabo sin recurrir al término
recurrir a nada parecido a la traducción. En su elemento), muchos resultados de investigación
ausencia, muchas de las explicaciones y enuncia- adicionales se pueden traducir del lenguaje de
dos de problemas aceptados por los miembros de una comunidad al de la otra. Además, a medida
un grupo científico resultarán opacos para el otro. que avanza la traducción, algunos miembros de
Pero normalmente cada comunidad lingüística ambas comunidades podrán empezar también a
puede producir desde el comienzo unos cuantos comprender de manera delegada de qué manera
resultados concretos de investigación que, aun- un enunciado antes opaco podría ser una expli-
que se puedan describir con enunciados compren- cación para los miembros del grupo opuesto. La
sibles del mismo modo para ambos grupos, con disponibilidad de este tipo de técnicas no garan-
todo la otra comunidad los puede explicar aún en tiza, como es natural, la persuasión. Para la ma-
sus propios términos. Si el nuevo punto de vista yor parte de las personas la traducción es un pro-
perdura un tiempo y sigue dando resultados, es ceso amedrentador totalmente extraño a la ciencia
probable que los resultados de la investigación normal. En cualquier caso, siempre hay contra-
verbalizables de este modo tiendan a aumentar. argumentos disponibles y no hay reglas que pres-
Para algunas personas esos resultados solos se- criban cómo alcanzar un equilibrio. Con todo, a
rán decisivos y puede ser que digan: no sé cómo medida que los argumentos se acumulan y se su-
han logrado el éxito los que proponen el nuevo pera con éxito un reto tras otro, sólo la obstina-
punto de vista, pero tengo que aprenderlo; sea lo ción ciega puede explicar a fin de cuentas la re-
que sea lo que hagan, es obvio que está bien. Esta sistencia pertinaz.
reacción se da fácilmente en personas que aca- Siendo esto así, se vuelve crucialmente impor-
ban de llegar a la profesión, pues aún nO han ad- tante un segundo aspecto de la traducción fami-
338 EPÍLOGO: 1969 EPÍLOGO: 1969 339

liar desde hace tiempo a los historiadores y a los ofrecen un clima en el que es más probable que
lingüistas. Traducir una teoría o visión de mundo se produzca. La traducción puede además sumi-
al propio lenguaje no significa apropiársela, pues nistrar puntos de acceso a la reprogramación
para ello es preciso convertirse en un nativo y neuronal que, por inescrutable que sea en estos
descubrir que se piensa y se opera en un lenguaje momentos, ha de subyacer a la conversión. Sin
que antes era extraño, sin que baste simplemente embargo, ni las buenas razones ni la traducción
con traducir. Con todo, no es éste un cambio que constituyen una conversión, que es el proceso
un individuo emprenda o deje de emprender por que hemos de explicar para comprender un tipo
deliberación o elección, por muy buenas que sean esencial de cambio científico.
sus razones para querer hacerlo. Por el contrario,
en algún punto del proceso de aprender a tradu-
cir, se encuentra con que se ha producido el cam- 6. Las revoluciones y el relativismo
bio, con que se ha pasado al nuevo lenguaje sin
haber tomado decisión alguna. O bien, como mu- Una consecuencia de la posición que acabamos
chos de aquellos que se toparon por vez primera, de pergeñar ha perturbado especialmente a algu-
digamos, con la relatividad o la mecánica cuántica nos de los que me han criticado. 18 Encuentran que
a mitad de su vida, se encuentra completamente mi punto de vista es relativista, especialmente tal
persuadido de la bondad del nuevo punto de vis- y como se ha desarrollado en la última sección de
ta, siendo a pesar de todo incapaz de asumirlo y este libro. Mis consideraciones en torno a la tra-
encontrarse cómodo en el mundo que contribuye ducción destacan las razones del cambio. Los que
a conformar. Intelectualmente tal persona ha ele- proponen distintas teorías son como los miem-
gido, aunque se le escape la conversión precisa bros de diferentes comunidades lingüístico-cul-
para que su elección sea efectiva. No obstante, turales. Aceptar el paralelismo sugiere que en cier-
puede utilizar la nueva teoría, pero lo hará como to sentido ambos grupos pueden estar en lo cierto.
un extranjero en un medio extraño, una alternati- Aplicado a la cultura y su desarrollo, esa posición
va que está abierta exclusivamente porque ya hay es relativista.
nativos ahí. Su trabajo parasita el de ellos, pues Pero aplicado a la ciencia puede no serlo y, en
carece de la constelación de técnicas mentales cualquier caso, dista del mero relativismo en un
que los futuros miembros de la comunidad ad- aspecto que se les ha escapado a sus críticos.
quirirán por educación. Como he defendido, tomados como un grupo o
La experiencia de conversión que he compara- en grupos, los que practican las ciencias desarro-
do con un cambio de Gestalt sigue estando, por
consiguiente, en el centro del proceso revolucio- 18 Shapere, "Structure of Scientific Revolutions", y Popper
nario. Las buenas razones a favor de una elec- en Growth of Knowledge [en la traducción española, La crítica
ción suministran motivos para la conversión y y el desarrollo del conocimiento, pp. 149-158.]
340 EPÍLOGO: 1969 EPÍLOGO: 1969 341

lladas son fundamentalmente personas que re- nos útiles a este fin, aunque también importantes
suelven rompecabezas. Aunque los valores que es- como elementos determinantes de la vida cientí-
grimen en momentos de elección entre las teorías fica, serían valores como la simplicidad, el alcan-
deriven también de otros aspectos de su trabajo, ce y la compatibilidad con otras especialidades.
en caso de conflicto entre los valores, la capaci- Estas listas no son aún las precisas, pero no me
dad probada de plantear y resolver rompecabezas cabe duda de que se pueden completar. Si ello es
presentados por la naturaleza es el criterio domi- posible, entonces el desarrollo científico es, como
nante para la mayoría de los miembros de un el biológico, un proceso unidireccional e irrever-
grupo científico. Como cualquier otro valor, la ca- sible. Las teorías científicas posteriores son mejo-
pacidad de resolver rompecabezas resulta ser res que las anteriores para resolver rompecabe-
ambigua en su aplicación. Dos personas que lo zas en los medios a menudo muy distintos en los
compartan pueden diferir con todo en el juicio que se aplican. Esta posición no es relativista y
que emitan al usarlo. Sin embargo, la conducta pone de manifiesto en qué sentido soy un creyen-
de una comunidad para la que sea preeminente te convencido del progreso científico.
será muy distinta de la conducta de aquella para Sin embargo, comparada con la noción de pro-
la que no lo sea. Creo que en las ciencias el eleva- greso más extendida entre los filósofos de la cien-
do puesto concedido a la capacidad de resolver cia y las personas ordinarias, esta postura carece
rompecabezas posee las siguientes consecuencias. de un elemento esencial. Ordinariamente se con-
Imagínese un árbol evolutivo que represente el sidera que una teoría científica ha de ser mejor
desarrollo de las modernas especialidades cientí- que sus predecesoras no sólo en el sentido de ser
ficas desde su origen común en, digamos, la filoso- un instrumento mejor para descubrir y resolver
fía natural y las artes primitivas. Una línea traza- rompecabezas, sino además porque de algún mo-
da hacia arriba del árbol que vaya sin retroceder do constituye una mejor representación de cómo
nunca del tronco a la punta de alguna rama des- es en realidad la naturaleza. A menudo se oye de-
cribirá la sucesión de teorías conectadas por rela- cir que las sucesivas teorías se acercan o se apro-
ciones de filiación. Si consideramos cualesquiera ximan cada vez más a la verdad. Al parecer, este
dos de dichas teorías tomadas de puntos no muy tipo de generalizaciones aluden no a la solución
próximos a su origen, debería ser fácil enunciar de rompecabezas ni a las predicciones concretas
una lista de criterios que permitiesen un observa- derivadas de una teoría, sino más bien a su onto-
dor imparcial distinguir una y otra vez la teoría logía, esto es, a la correspondencia entre las enti-
más antigua de la más reciente. Entre los más dades con las que la teoría puebla la naturaleza y
útiles estarían la exactitud de las predicciones, es- lo que está "realmente ahí".
pecialmente de las predicciones cuantitativas, la Quizá haya otra manera de salvaguardar la no-
proporción entre temas esotéricos y cotidianos, y ción de "verdad" en su aplicación a teorías glo-
el número de distintos problemas resueltos. Me- balmente consideradas, pero ésta no puede fun-
342 EPÍLOGO: 1969 EPÍLOGO: 1969 343

cionar. Creo que no hay un modo de reconstruir Unos cuantos lectores de mi texto original han
expresiones como realmente ahí que sea indepen- señalado que paso reiteradamente del modo des-
diente de las teorías. Se me antoja ilusoria en criptivo al normativo, una transición especial-
principio la idea de una correspondencia entre la mente notoria en algunos pasajes que comien-
ontología de una teoría y su contrapartida "real" zan con la expresión "Pero no es eso lo que los
en la naturaleza. Además, en cuanto historiador, científicos hacen", y terminan pretendiendo que
me impresiona la implausibilidad de ese punto los científicos no deberían hacerlo. Algunos crí-
de vista. No me cabe duda, por ejemplo, de que la ticos pretenden que confundo la descripción
mecánica newtoniana mejora la de Aristóteles y con la prescripción, violando así el venerable teo-
que la de Einstein hace lo propio con la de Newton rema filosófico según el cual es no implica debe. 19
en cuanto instrumento de resolver rompecabezas. Dicho teorema se ha convertido en un lugar co-
Mas en su sucesión soy incapaz de ver una direc- mún que ya no se respeta en todas partes. Algu-
ción coherente de desarrollo ontológico. Por el nos filósofos contemporáneos han descubierto
contrario, en algunos aspectos importantes, aun- importantes contextos en los que lo normativo y
que no en todos en absoluto, la teoría general de la lo descriptivo están inextricablemente mezcla-
relatividad de Einstein está más próxima a la de dos. 20 Es y debe no están siempre en absoluto tan
Aristóteles de lo que cualquiera de ellas está la separados como podía parecer. Sin embargo, no
de Newton. Aunque sea comprensible la tenta- es preciso recurrir a las sutilezas de la filosofía
ción de tildar de relativista a esta postura, me pa- lingüística contemporánea para revelar qué ha
rece un diagnóstico errado. A la inversa, si la po- parecido confuso en mi posición a este respecto.
sición es relativista, no veo que el relativista se Las páginas precedentes presentan un punto de
pierda nada preciso para explicar la naturaleza y vista o teoría acerca de la naturaleza de la ciencia
el desarrollo de las ciencias. y, como otras filosofías de la ciencia, la teoría po-
see consecuencias sobre el modo en que los cien-
tíficos habrían de conducirse si su empresa hu-
7. La naturaleza de la ciencia biera de tener éxito. Aunque no tiene por qué ser
correcta, como ocurre con cualquier otra teoría,
Concluiré discutiendo dos reacciones frecuentes ofrece un fundamento legítimo para repetidos de-
a mi texto original, la primera crítica y la segun- be y debería. A la inversa, un conjunto de razones
da favorable, y ninguna de ellas del todo correc- para tomar en serio a la teoría es que los cien-
ta, según estimo. Aunque ni tienen nada que ver
19 Para uno entre tantos ejemplos, véase el ensayo de P. K.
con lo que se ha venido diciendo hasta aquí ni
Feyerabend en Growth of Knowledge [en la traducción espa-
tienen que ver la una con la otra, ambas han sido ñola, La crítica y el desarrollo del conocimiento, pp. 345-389].
lo bastante comunes como para exigir al menos 20 Stanley Cavell, Must We Mean What We Say? (Nueva
alguna respuesta. York, 1969), cap. l.
344 EPÍLOGO: 1969 EPÍLOGO: 1969 345

tíficos, cuyos métodos se han desarrollado y se- que las he tomado prestadas de otros campos. Los
leccionado por su éxito, se conducen de hecho historiadores de la literatura, de la música, de las
como dice la teoría que debieran hacerlo. Mis ge- artes, del desarrollo político y de muchas otras ac-
neralizaciones descriptivas son pruebas a favor tividades humanas hace tiempo que han descrito
de la teoría precisamente porque también se pue- sus objetos de estudio de la misma manera. Una
den derivar de ella, mientras que para otros pun- de sus herramientas usuales ha sido el estableci-
tos de vista acerca de la naturaleza de la ciencia miento de periodos en términos de rupturas re-
constituyen conductas anómalas. volucionarias del estilo, el gusto y la estructura
No creo que la circularidad del argumento sea institucional. Si he tenido alguna originalidad en
viciosa. Las consecuencias del punto de vista dis- conceptos de este estilo ha sido principalmente
cutido no se agotan con las observaciones sobre por haberlos aplicado a las ciencias, campos cu-
las que descansaba inicialmente. Incluso antes de yo desarrollo se consideraba en general que era
que se publicara por primera vez este libro, había distinto. Posiblemente la noción de paradigma
encontrado que algunas partes de la teoría que como un logro concreto, como un ejemplar, sea
presenta eran herramientas útiles para la explo- una segunda contribución. Sospecho, por ejem-
ración de la conducta y el desarrollo científicos. plo, que algunas de las notorias dificultades que
La confrontación de este epílogo con las páginas rodean a la noción de estilo en las artes podrían
del original puede sugerir que ha seguido desem- disiparse si se pudiera considerar que los cua-
peñando dicha función. Un punto de vista que dros se toman unos a otros como modelo en lu-
sea simplemente circular no puede ofrecer tal gar de producirse conforme a algunos cánones
guía. estilísticos abstractos. 21
Mi respuesta a una última reacción a este libro Con todo, este libro pretendía asimismo esta-
habrá de ser de distinta índole. Algunos de los blecer otra tesis que ha resultado menos clara-
que han disfrutado con él lo han hecho no tanto mente visible para muchos de sus lectores. Aunque
porque iluminara la ciencia cuanto porque in- el desarrollo científico pueda asemejarse al que se
terpretan que sus tesis principales son aplicables da en otros terrenos en mayor medida de lo que
también a muchos otros campos. Entiendo lo que se ha supuesto con frecuencia, también es sorpren-
quieren decir y no desearía desanimarlos en sus dentemente distinto. Decir, pongo por caso, que
intentos de extender esta posición, pero aún así, las ciencias, al menos a partir de un cierto punto
su reacción me ha desconcertado. En la medida
en que el libro describe el desarrollo científico co- 21 Para este aspecto, así como para un tratamiento más por-

mo una sucesión de periodos ligados a la tradi- menorizado de qué hay de especial en las ciencias, véase T. S.
Kuhn, "Comment [on the Relations of Science and Art]",
ción, separados por rupturas no acumulativas, Comparative Studies in Philosophy and History, XI (1969), pp.
no cabe duda de que sus tesis poseen una amplia 403-411. [Ahora se puede encontrar también como capítulo
aplicabilidad. Pero es normal que así sea, dado 14 de La tensión esencial, ya citada.]
346 EPÍLOGO: 1969 EPÍLOGO: 1969 347

de su desarrollo, progresan de un modo vedado a bIes? La comprensión más plena de la ciencia de-
otros campos, no puede estar del todo equivoca- penderá también de las respuestas a otros tipos
do, sea lo que sea lo que se entienda por progre- de preguntas, pero no hay área más necesitada de
so. Uno de los objetivos del libro era el de exami- investigación que ésta. El conocimiento científico,
nar tales diferencias para comenzar a explicarlas. como el lenguaje, o es intrínsecamente propiedad
Considérese, por ejemplo, el reiterado hincapié común de un grupo o no es nada. Para entender-
que se ha hecho antes en la ausencia o, como diría lo necesitaremos conocer las características espe-
ahora, en la relativa escasez de escuelas rivales ciales de los grupos que lo crean y lo utilizan.
en las ciencias desarrolladas. O recuérdense mis
observaciones acerca de la medida en que los
miembros de una comunidad científica dada cons-
tituyen el único público y los únicos jueces del
trabajo de dicha comunidad. O piénsese una vez
más acerca de la naturaleza especial de la educa-
ción científica, acerca de la resolución de proble-
mas como objetivo y acerca del sistema de valores
que despliega el grupo científico en los periodos
de crisis y toma de decisiones. El libro aísla otros
aspectos del mismo tipo, ninguno de los cuales es
necesariamente exclusivo de la ciencia, aunque
todos en conjunto hacen que dicha actividad sea
algo aparte.
Hay aún muchísimo que aprender acerca de to-
dos estos rasgos. Tras haber iniciado este epílogo
subrayando la necesidad de estudiar la estructu-
ra comunal de la ciencia, terminaré subrayando
la necesidad de estudios similares, especialmente
comparativos, sobre las correspondientes comu-
nidades de otros campos. ¿Cómo elegimos y cómo
somos elegidos para formar parte de una comu-
nidad particular, científica o no? ¿Cuál es el pro-
ceso y las etapas de socialización en el grupo?
¿Qué ve el grupo colectivamente como sus fines,
qué desviaciones individuales o colectivas tolera-
rá, y cómo controla las aberraciones impermisi-
ÍNDICE DE MATERIAS

Este índice ha sido preparado por Peter J. Riggs, y tan-


to el autor como el editor esta en deuda con él por reco-
mendar esta añadidura y cuidar la edición.

ad hoc: 44, 69, 142, 150 tes: 193-194,204-205,209,


Alfonso X.: 128 252-253
anomalías: 30,103,118-120, ciencia de libro de texto: 232-
125, 148-150, 157-158, 162, 234
196 ciencia extraordinaria: 150,
Aristarco: 138, 138n 156, 160-162, 259
Aristóteles: 25, 37, 41, 45, 97, ciencia madura: 37, 40, 59,
125,128,133,182,205-206, 129
207-214, 226, 237, 241, ciencia normal: 29-31, 37-38,
250,272 59, 75, 80-82, 91, 93, 96-
Arquímides: 45, 212 100, 146, 149-150, 157, 162-
163,243,255,308
Bacon, sir Francis: 46, 47n, Clairaut: 148
50, 50n, 65, 80,284 comunidad científica: 14, 28-
Black, J.: 45, 129-130 30,79,96-98,116,165,271,
botella de Leyden: 49, 117- 273,278,293-300,307-312
118, 118n, 18~204,220 consenso: 10,45,257,269,288
Boyle, R.: 45, 65, 86, 240-242, conocimiento tácito: 91n, 317
242n Copérnico (y/o copemicanis-
Brahe, Tycho:61,263,263n mo): 17,31,34,38,63,124-
129,131,136-138,145,149,
cajas conceptuales: 29 151, 151n, 165, 199,201-
cambio de Gestalt: 12, 115, 202, 220, 252, 252-253,
121-122,154,193-194,197- 252n, 257-258, 258-259,
198,207,211,253 264,265,301
cambio de paradigma: 148- Coulomb, C.: 55, 65-66, 73,
161, 167 76-77
cambio de visión del mundo: crisis: 116, 125-139, 133-134,
219-220, 252-253, 333-339 144-145,145,149-150,152-
cambios a mundos diferen- 153, 155, 301

349
350 ÍNDICE ONOMÁSTICO ÍNDICE ONOMÁSTICO 351

Darwin, Ch.: 53, 254, 254n, Hutton, J.: 45 óptica: 38-42, 47, 82, 96, 125, rayos X: 33, 85, 110-113, 116,
285-286, 286n, 301 145,259 165
Dalton, J. (y/o química de inconmensurabilidad: 182, resistencia: 122, 150, 255-
Dalton): 143, 186,222-232, 194,249-250,252,253,329- paradigma: 38-40, 44, 49, 51- 256
227n, 235-236,236n, 239 339 52,57,88,89-91,259,261- resolución de rompecabezas:
De Broglie, L.: 265 262,302 78-81,244
Descartes, R. (o cartesiano): Kelvin, lord: 51n, 113, 165, paralaje anual estelar: 63, 63n revoluciones científicas: 31-
47n, 85, 97, 98n, 208, 217, 173n, 254 Pauli, W.: 151-152 34,162-173,178-180
250,252 Kepler, J.: 69, 71, 157, 157n, percepción: 195-198 Roentgen, W.: 110-113, 165
descubrimiento: 103-104, 1]7- 257-258, 257n, 262 Planck, M.: 40, 254, 254n, 259
1]8,171 planeta(s): 61, 126,220 Scheele, C.: 104, 107, 130
Lavoisier, A. (y/o químíca de Popper, sir KarI: 246, 247n,
Einstein, A.: 31-32,40,62,91, Lavoisier): 31, 37, 66,105- 248,309n tensión esencial: 144
124,137,145,151, 156, 159, 106, 109-110, 109n, 112, Priestley, J.: 40n, 51n, 104- teoría cuántica: 99-100, 151,
161, 161n, 174-175, 179- 113-132,145,155,159,165, 106,108-109,112-1]4,124, 160, 169, 189, 308
180, 189,241,251, 251n, 186-187,204-205,208,223, 130,145,154-155,157,159- Tolomeo: 37, 58,126-128,145,
258,260, 261n, 265, 273, 241,249,258,262-264,273 160,204,207-208,249,254, 150,174,199,258,259,262,
277,301,308 Leibniz, G. W.: 97, 98n, 133 262,267 263n
elección paradigmática: 167- lenguaje de observación: 216, problemas esotéricos: 59
168,191-192,243-244,249- 221 proceso acumulativo: 24-27, Urano (planeta): 199-201
250,257 Lyell, sir Charles: 37 102,153,169-171,270
electricidad: 27, 42-45, 47, progreso: 53, 104, capítulo Venus (planeta): 260
48-49,50, 51n, 54, 65, 77, Marte (planeta): 157 X11I (268-289), esp. pp. 269- verosimilitud: 12
96,117,185,203-205 Maxwell, J. c.: 32, 84,91, 97, 271,278
97n, 110, 124, 135-136, 135n, Wittgenstein, L.: 91-92, 92n,
falsación y falseamiento: 141- 145,149,187-188,190 Quine, W. V. O.: 12, 334n 93
142,241,244,247-248 Mercurio (planeta): 148, 148n,
fisión nuclear: 115, 115n 261
flogisto: 105-106, 108-109, movimiento lunar: 69, 83,147
11],131-133,145,154,176, mundos distintos: 209, 204-
180,187,209-210,217,220, 205,209,252-253
250, 263, 263n
Franklin, B.: 37, 42-44, 45, neutrino (partícula): 63, 157
49, 50n, 51n, 53, 55n, 118, Newton, sir Isaac (y/o newto-
186,204,210 nianismo): lIn, 31, 37, 40-
42,45,63-64,68-72,83-84,
Galilei, Galileo: 26, 66, 69, 90-91,95-97, 100, 125, 125n,
97, 124-125, 159, 202, 127, 132-136, 139, 143, 145,
205-206, 206n, 207, 209- 147-148,158,174-175,179-
210,212-215, 213n, 214n, 182,184,186,188-189,190,
226,236-237, 237n, 315, 208, 236-237, 236n, 239,
332 250,253,258,264,273,277,
geología: 37, 55, 97 301,312
La estructura de las revoluciones científicas
se terminó de imprimir y encuadernar en el
mes de diciembre de 2004 en los talleres de
Impresora y Encuadernadora Progreso, S. A.
de C. V. (IEPSA), Calzo de San Lorenzo, 244;
09830 México, D. F. En su tipografía, parada
en el Departamento de Integración Digital
del FCE, se emplearon tipos New Aster de 10
y 8 puntos. La edición, que consta de 5000
ejemplares, estuvo al cuidado de Maribel
Madero Kondrat.

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