muy descontenta rumiaba una vaca de Don Bosco que de todo se lamentaba:
¿Podré ser alguna vez
tan veloz como el caballo o graciosa como el pez o elegante como el gallo?
Un día esta pobre vaca
tomó una decisión: ya no sería más vaca sino gallo de la pasión.
Contenta, de madrugada, asomó por la ventana su narizota rosada y sacudió su campana.
El hijo del granjero
asustado despertó y hasta el gallinero su grito se escuchó.
Don Bosco llegó corriendo
y aclaró la confusión, diciendo la siguiente cuestión:
“Vaca, estás en un error
al querer ser otro animal. Tú tienes la gran labor de suplir la leche maternal. Por eso en la creación Dios a cada animal dio un rol para evitar la confusión. Lenguaje y Comunicación 1º Básico