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Los agentes externos son aquellos capaces de producir cambios sobre los
materiales geológicos: el agua en sus tres estados (líquido, hielo y vapor), el
viento, los cambios de temperatura, los gases atmosféricos y los seres vivos. Su
acción produce las distintas formas del relieve que se observan en el entorno,
mediante cuatro procesos: meteorización, erosión, transporte y sedimentación.
Para que un agente externo actúe sobre las rocas y las altere, es necesaria una
energía que lo impulse y mantenga en movimiento. Las fuentes de energía de los
agentes externos son:
La erosión es el desgaste de las rocas por la acción del agua, el viento, el hielo, o
de las partículas que arrastran estos agentes. Asociado y simultáneo a la erosión,
se produce un transporte de los fragmentos arrancados.
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formas del relieve distinto y característico. Así, podemos hablar de la erosión que
producen las olas, de la erosión eólica, de la erosión fluvial, etc.
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• Cementación: como consecuencia de la compactación, el agua retenida en el
sedimento empieza a circular por el mismo, induciendo la precipitación de
productos disueltos que actúan a modo de sustancias cementantes.
2. La Meteorización
La meteorización es la alteración de los materiales de la superficie terrestre por la
acción de la atmósfera, el agua, los cambios de temperatura y los seres vivos. Es
un proceso estático: los materiales que resultan de la disgregación y
descomposición de las rocas no sufren desplazamientos.
2. 1. Meteorización mecánica
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• Expansión térmica: en los climas cálidos se describe un proceso alternativo al
anterior, aunque menos eficaz, según el cual, sucesivos y repetidos ciclos de
calentamiento diurno y enfriamiento nocturno de las superficies de las rocas,
generan un debilitamiento de las mismas debido a las tensiones internas producidas
por los distintos coeficientes de dilatación de los minerales o por el distinto grado
de insolación entre unas superficies y otras.
• Acción mecánica de los seres vivos: las raíces de las plantas se desarrollan hacia
el interior de los macizos rocosos, desplazando los bloques contiguos. También es
significativa la construcción de canales y conductos que realizan muchos
organismos, que remueven cantidades considerables de tierra, facilitando su
posterior erosión por viento y la lluvia.
2. 2. Meteorización química
• Disolución: el agua pura es capaz de disolver algunas rocas salinas formadas por
minerales compuestos por cloruros (halita, silvina, carnalita).
• Oxidación: es común que los objetos de hierro y de acero se oxidan cuando están
expuestos al agua. Lo mismo ocurre con los minerales ricos en hierro. La oxidación
se produce cuando el oxígeno se combina con el hierro para formar óxido férrico. Al
oxidarse, el hierro se hace insoluble y precipita en el medio en el que se encuentre.
A él se debe la coloración ocre-rojiza de la mayor parte de los productos de la
meteorización de la superficie terrestre.
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pérdida de volumen ayudan a la erosión de las rocas e incluso pueden ocasionar
problemas geotectónicos.
• Acción de los seres vivos: ataque químico de sustancias producidas por seres
vivos, como los excrementos de las aves o los ácidos segregados por los líquenes.
Las aguas continentales que discurren sin curso fijo, procedentes de las
precipitaciones, se denominan aguas salvajes. Aparecen cuando el aporte de agua
es superior a la capacidad de absorción del terreno.
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3. 2. Torrentes
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Los ríos son corrientes de agua permanente que discurren por un cauce. El caudal
de un río es la cantidad de agua que circula por él. Se trata de un valor que oscila
en función de los aportes que recibe el río, procedentes de las lluvias, los torrentes,
y el deshielo. El caudal es máximo en épocas de crecida asociadas a fenómenos de
precipitaciones prolongadas, y mínimo en épocas de sequía que pueden llevar
incluso a que se seque completamente el cauce.
A lo largo de ese perfil pueden diferenciarse tres zonas: el curso alto, el curso
medio y el curso bajo.
• El curso alto es la parte superior del río, donde este se encaja en su valle. En esta
zona el agua discurre a gran velocidad debido a la fuerte pendiente, por lo que
predominan los procesos de erosión y transporte. Esto da lugar al ahondamiento
del valle, que adquiere forma de "V", más o menos abierta según el tipo de rocas.
• El curso medio es una zona de menor pendiente y, por tanto, de menor velocidad
del agua. Predomina el transporte aunque también hay erosión y sedimentación. El
valle por el que discurre se ensancha y adquiere forma de artesa. En los márgenes
se deposita una amplia llanura de sedimentos o aluviones.
La acción erosiva que ejerce el río en el cauce y en las orillas puede ser realizada
de diferentes maneras:
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-Por acción hidráulica: la fuerza del agua en movimiento.
-Por corrosión o abrasión: los cantos y arenas transportados golpean las
paredes y el fondo del cauce, haciendo que se desprendan fragmentos de las
rocas que los forman-
-Por rozamiento: los materiales trasportados son fragmentados y desgastados
por rozamiento.
-Por disolución de los materiales sobre los que discurre el agua.
-Carga de fondo: formada por los cantos, de diámetro superior a 2 mm, que
se deslizan o ruedan, sin perder contacto con el fondo. Sus aristas y vértices
se van redondeando. Las arenas, de entre 2 y 0,8 mm de diámetro, son
transportadas por saltación.
-Carga en suspensión: las partículas más finas van inmersas en la corriente.
-Carga en disolución: sustancias disueltas en forma iónica.
Las formas del modelado fluvial son diferentes en cada curso del río:
-En zonas de rocas duras el río excava un valle muy angosto, son frecuentes
las gargantas o desfiladeros.
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-Al no ser uniforme la dureza del lecho
rocoso, en los lugares donde sea más
fácilmente erosionable se forman hoyas
o pilancones circulares, llamados
también marmitas de gigante. Pueden
alcanzar diámetros y profundidades de
varios metros. Se originan gracias a la
acción de desgaste producida por los
cantos atrapados en su fondo que giran
indefinidamente en su interior, movidos
por la corriente.
• En los cursos medio y bajo los ríos recorren pendientes suaves. Se forman valles
amplios con fondo plano (valle en artesa). A ambos lados del cauce se extiende la
llanura aluvial o de inundación. En España se denomina también vega. El río
discurre habitualmente por un canal más o menos encajado en ella, que se
denomina lecho menor. Esporádicamente, en épocas de crecida, el río desborda su
cauce e inunda la llanura aluvial, dejándola cubierta de sedimentos, lo que hace de
ella un terreno propicio para la agricultura; no solo por los aluviones sino también
por la presencia de agua freática a poca profundidad.
Durante las inundaciones, el agua pierde velocidad y deposita sobre el mismo borde
del lecho menor las arenas y partículas más gruesas, en tanto que las arcillas y los
limos se extienden con el agua por la llanura, sedimentándose al volver las aguas a
su cauce o al infiltrarse entre los aluviones. Así se van formando sendos umbrales
en los bordes del lecho menor. En ciertos casos, la llanura de inundación tiene un
perfil suavemente convexo y el lecho menor puede ocupar una altura ligeramente
superior a la de la llanura aluvial circundante, con lo que las inundaciones se
vuelven violentas y catastróficas.
El trazado del río sobre la llanura de inundación adopta dos posibles configuraciones
según el tipo de carga que transporta. En los primeros tramos del curso medio, los
ríos arrastran materiales más gruesos y tienden a formar cauces anastomosados,
bifurcándose y uniéndose repetidas veces. Las acumulaciones de grava que quedan
entre dichos canales se denominan barras longitudinales. Aguas abajo, donde los
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sedimentos son normalmente más finos, el canal es único y el río describe curvas o
meandros.
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5. El modelado kárstico
Las aguas subterráneas, procedentes de la lluvia que se ha infiltrado en el terreno,
pueden disolver algunos materiales, disgregarlos y erosionarlos. El modelado
kárstico es la consecuencia de la combinación de las acciones química y mecánica
que esas aguas realizan. Recibe este nombre porque se estudió inicialmente en la
región del karst, en Eslovenia, donde es muy frecuente.
• Las dolinas son depresiones de contorno circular y forma cónica, que pueden
haberse originado por depresión o por colapso del techo de una gruta. Cuando dos
o más dolinas se unen forman una depresión de contorno irregular llamada uvala.
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• Un poljé es una depresión extensa, de varios kilómetros, con paredes escarpadas
y fondo plano, que se forma por la unión de dolinas. Aparecen cubiertas por
depósitos arcillosos llamados arcillas de descalcificación. Proceden de la
acumulación de la arcilla contenida en la roca caliza, una vez disuelto el carbonato
cálcico.
• Las simas son conductos verticales por donde penetra el agua hacia el interior del
macizo calcáreo.
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6. El modelado costero
Los procesos relacionados con el poder modelador del relieve por parte del mar, se
producen en la costa o litoral, la zona de contacto entre el mar y los continentes.
El medio litoral supone una franja paralela a la costa, puesto que el límite del agua
varía periódicamente con los movimientos de las mareas. Se trata, por tanto, de
una banda intermareal a la que hay que añadir las zonas inmediatamente superior
e inferior, afectadas también por los procesos costeros.
Las olas son movimientos ondulatorios de la superficie del mar, provocados por el
viento. Cuando una ola llega a las aguas superficiales cercanas a la costa, el
movimiento de la parte inferior de la masa de agua se detiene al chocar contra el
suelo. El agua que avanza en la parte superior se acumula sobre el agua de la parte
inferior, así la ola se eleva y se produce la espuma.
Las mareas son ascensos y descensos del agua del mar, que se alternan
aproximadamente cada seis horas. El ascenso se denomina flujo y alcanza un
máximo llamado pleamar. El descenso o reflujo, tiene un mínimo, la bajamar.
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Las corrientes marinas son movimientos de masas de agua marina en un
determinado sentido. Pueden ser superficiales y profundas. Las primeras dependen
del empuje de los vientos dominantes. Las corrientes profundas se deben a
diferencias de temperatura y de salinidad. Ambos tipos de corrientes actúan como
cintas transportadoras oceánicas. Dependen de la desigual distribución de la
radiación solar por la superficie del océano.
Las costas de erosión pueden ser propias del ambiente costero o heredadas. Del
segundo tipo son los fiordos y las rías, originados ambos por la inundación de
antiguos valles glaciares y fluviales respectivamente.
La principal acción erosiva la realizan las olas, bien por sí mismas o mediante el
material que remueven. Las mareas se limitan a ampliar el campo de actuación del
oleaje, al variar continuamente la línea de costa.
Las formas erosivas más características en el litoral son los acantilados y las
plataformas de abrasión. Cuando una ola alcanza un promontorio, el agua penetra
con fuerza por las grietas, comprimiendo el aire que hay en ellas; al retirarse, este
aire comprimido se expande, provocando el resquebrajamiento progresivo de la
roca. El proceso se ve favorecido en rocas fracturadas y su acción es menos notable
en materiales masivos y compactos.
La acción química del agua salada sobre los materiales solubles acelera el proceso
erosivo. Los deslizamientos y desprendimientos en el frente del acantilado
contribuyen también al retroceso paulatino que este sufre. Se forman cuevas, arcos
e islotes.
Los fragmentos de roca que caen al agua, son removidos, triturados y desgastados
por el oleaje, que los reduce de tamaño y los redondea. Estos fragmentos,
impulsados por las olas, ejercen una acción llamada corrasión sobre las rocas del
acantilado. Pueden originarse marmitas.
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Al ser la topografía del fondo marino en la costa un reflejo de la superficie
emergida, sea cual sea la dirección de los frentes de olas, la parte del frente que se
aproxime antes a la costa, a estar sobre una zona menos profunda, tenderá a
frenarse con respecto al resto y, contrariamente, la zona más alejada tenderá a
acelerarse, con lo que se producirá una reflexión en los trenes de olas y una
tendencia de estos a situarse paralelos a la costa, fenómeno que se denomina
refracción de las olas.
Los materiales que son arrancados de las costas y los depositados por los ríos son
transportados por las olas y por las mareas. El avance de las olas y el flujo de la
pleamar arrastran los materiales hacia la costa. El retroceso el oleaje y el reflujo se
los llevan mar adentro. En este continuo ir y venir los materiales no solo se
depositan y se arrastran, sino que continúan erosionándose al chocar unos con
otros. El resultado es la fina arena de las playas.
En el transporte marino se realiza una selección por tamaños de los materiales. Los
cantos y arenas quedan cerca de la costa, y los materiales más ligeros son llevados
mar adentro. Los cantos costeros suelen ser aplanados, debido a la acción de
vaivén de las olas.
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6.4. Las formas de acumulación costeras
Las formas costeras más conocidas son las playas. Están formadas por partículas
de las rocas erosionadas en zonas cercanas, aunque en su composición también
intervienen partículas de carbonato cálcico procedente de la fragmentación de las
conchas de moluscos que se acumulan en el fondo marino.
En las playas se pueden establecer varias zonas según su relación con el nivel del
mar: una zona permanece siempre bajo el agua, sometida a la acción del oleaje; a
continuación, la playa externa o baja, se extiende entre la zona cubierta
permanentemente por el agua y la cubierta en la marea alta; la playa interna se
extiende hasta la línea de llegada del agua en tiempos de tormenta; finalmente,
detrás puede hallarse un acantilado o una zona de dunas.
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Cuando el frente de ola
no es paralelo a la línea
de costa, da lugar a la
corriente de deriva:
cualquier grano
impulsado por la ola
sobre la playa seguirá
la trayectoria del frente
de la ola, pero al
retroceder, no volverá
al mismo punto, sino
que descenderá
siguiendo la línea de
máxima pendiente,
aproximadamente perpendicular a la línea de costa. La llegada de nuevas olas hará
ascender nuevamente la partícula, dando lugar a un movimiento en diente de
sierra, con un avance real paralelo a la costa y en el sentido en el que sople el
viento.
• Costas de inmersión: se
producen por el
hundimiento del continente.
Al principio la costa es
recortada y sigue los valles
y colinas preexistentes, que
forman promontorios, islas
y ensenadas. Al avanzar la
erosión costera se van
formando acantilados en los
promontorios; los procesos
de derivan originan playas
en las bahías y flechas a la
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entrada de estas. Los islotes se unen a la costa por medio de tómbolos. Más
adelante, a medida que progresa la destrucción del acantilado y de los islotes, y se
produce sedimentación en el fondo de las bahías, se producen cordones litorales
que cierran la entrada a estas. Posteriormente el relleno de las albuferas y el
retroceso de los acantilados origina una costa con alternancia de marismas y de
acantilados. Por último, el retroceso del acantilado rectifica la línea de costa y a su
pie quedan largas y estrechas playas prolongadas en extensas plataformas de
abrasión.
El flujo glaciar es una consecuencia del comportamiento plástico del hielo bajo la
acción de la fuerza de la gravedad. El sentido del movimiento es a favor de la
pendiente, pero puede también producirse en terreno llano e incluso a
contrapendiente cuando existe un empuje lateral procedente de zonas más
elevadas, puesto que el hielo, al ser un sólido, es capaz de transmitir dichos
empujes.
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En un glaciar pueden diferenciarse la zona de acumulación, donde las ganancias
superan a las pérdidas por fusión, y la zona de ablación, en la que sucede lo
contrario. El flujo glaciar siempre se produce desde la primera hasta la segunda.
Según como sea la pendiente del lecho rocoso sobre el que se desliza el glaciar, el
movimiento del hielo sufre aceleraciones y frenazos que se traducen en situaciones
compresionales y tensionales en la masa de hielo. Cuando las pendientes son
acusadas, el hielo se estira hasta sobrepasar su límite de plasticidad y en su
superficie aparecen unas grietas llamadas crevasses, cuya profundidad puede llegar
a ser de hasta 100 metros. Entre las grietas quedan delimitados grandes bloques
de hielo llamados seracs. En algunas contrapendientes el hielo pierde velocidad,
aumenta de espesor y queda sometido a esfuerzos de compresión que elevan
bloques y provocan el engrosamiento de la masa de hielo.
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Una excursión por un valle glaciar revela una serie de rasgos notables creados por
el hielo. Las lenguas glaciares que se canalizan por lo que pudieron ser valles
fluviales, alteran la forma de estos, proporcionándoles una sección característica en
“U”, con paredes verticales y fondo plano. La intensidad de la erosión glaciar
depende en parte del espesor del hielo. Por ello, muchos glaciares profundizan sus
valles más de lo que lo hacen sus afluentes más pequeños. Así, cuando los
glaciares acaban retrocediendo, los valles de los glaciares afluentes quedan por
encima de la depresión glaciar principal, y se denominan valles colgados. Los ríos
que fluyen a través de estos valles pueden producir cascadas espectaculares.
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Los nunataks o picos aislados que asoman por encima de los glaciares en casquete,
equivalen a los horns de los glaciares de valle.
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Una vez que los materiales son definitivamente depositados reciben el nombre de
till o tillitas. Estos sedimentos se caracterizan por su gran inmadurez composicional
y textural. Aparecen de forma caótica y masiva, sin estratificar; su granoselección
es nula y los fragmentos mayores presentan formas angulosas.
El viento, como el agua, es capaz de mover las partículas suelas existentes sobre la
superficie. Sin embargo, el transporte del sedimento por el viento difiere del
realizado por las corrientes de agua de dos maneras significativas. En primer lugar,
la menor densidad del viento, en comparación con la del agua, lo hace menos capaz
de elevar y transportar materiales gruesos. En segundo lugar, al no estar el viento
confinado en cauces, puede extender el sedimento a lo largo de grandes áreas, así
como hacia arriba a la atmósfera.
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desplazados hacia delante, hasta que la gravedad los devuelve al suelo. Rebotan
contra el suelo y desalojan a otros granos. Se establece así una reacción en cadena
que llena el aire cercano a la superficie de granos de arena en saltación durante un
tiempo muy corto. Aun cuando los vientos sean muy fuertes, la altura alcanzada
por la arena rara vez excede un metro y normalmente no supera el medio metro.
A diferencia de la arena, las partículas más finas de polvo pueden ser barridas hacia
la atmósfera por el viento. Como el polvo suele estar compuesto por partículas
planas que tienen áreas superficiales grandes en relación con su peso, es fácil para
el aire turbulento contrarrestar el empuje de la gravedad y mantener esas
partículas finas transportadas por el aire durante horas o incluso días, formando la
carga en suspensión.
La erosión eólica es más eficaz en las regiones áridas. Para que el viento sea una
fuerza erosiva eficaz, la sequedad y la ausencia de vegetación son requisitos
previos importantes. La humedad mantiene juntas las partículas y la vegetación las
sujeta al suelo.
El viento cargado de partículas produce la deflación del suelo de donde las toma.
Este proceso produce la pérdida de los componentes más finos del suelo,
permaneciendo los fragmentos rocosos y formándose un desierto de piedras
llamado reg o pavimento desértico. Una vez establecido el pavimento desértico
(proceso que puede durar centenares de años) la superficie queda protegida de la
deflación si no se la perturba. Sin embargo, como esta capaz tiene un groso r de
uno o dos clastos, los vehículos o los animales pueden desalojar el pavimento y
exponer de nuevo a la deflación el material fino situado por debajo.
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La corrasión actúa preferentemente sobre materiales blandos. Sobre paredes
rocosas, el viento cargado de partículas puede llegar a formar arcos naturales.
Otras veces la abrasión crea rocas de formas características llamadas ventifactos.
Como ocurre con las corrientes de agua, el viento deja caer su carga de sedimento
cuando la velocidad desciende y la energía necesaria para el transporte disminuye.
Por tanto, la arena empieza a acumularse en cualquier lugar en el que una
obstrucción situada en el camino del viento ralentice su movimiento.
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registro de rocas sedimentarias, se destruye su forma asimétrica, pero permanece
la estratificación cruzada como testimonio de su origen.
• Barjanes: son dunas solitarias en forma de media luna y con sus extremos
apuntando en la dirección del viento. Se forman cuando los suministros de arena
son limitados y la superficie es relativamente plana, dura y carente de vegetación.
Se mueven lentamente a una velocidad de hasta 15 metros por año. Su tamaño
suele ser modesto, alcanzando las mayores una altura de unos 30 metros.
• Dunas longitudinales: son largas crestas de arena que se forman más o menos en
paralelo al viento predominante y donde el suministro de arena es limitado.
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sentido contrario al viento. Suelen formarse en las costas con abundante arena, en
las que existen fuertes vientos que soplan hacia el interior. Si la cubierta vegetal se
interrumpe en algún punto, la deflación crea una depresión. La arena es
transportada fuera de la depresión y se deposita como un reborde curvo, que se
hace más alto a medida que la deflación aumenta el tamaño de la depresión.
Cuando las dunas se presentan asociadas entre sí, forman campos de dunas, los
llamados desiertos de arena o ergs. En el Sahara septentrional se distinguen dos
grandes ergs contiguos: el Gran Erg oriental y el Gran Erg occidental.
En algunas partes del mundo la topografía superficial está cubierta por depósitos de
limo transportados por el viento, denominado loess. Las tormentas de polvo
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depositaron este material durante periodos de miles de años. La distribución del
loess en el mundo indica que hay dos fuentes principales para este sedimento: los
depósitos desérticos y las llanuras de aluvión glaciares.
El viento también actúa en las regiones próximas a los círculos polares, donde
existen extensas áreas cubiertas de morrenas y sedimentos fluvioglaciares. Cuando
estos materiales dejan de estar protegidos por las nevadas y la vegetación es
escasa o inexistente, los fuertes vientos polares ejercen una importante deflación
sobre los mismos. El loess resultante está constituido por arcillas y limos de diversa
composición y con tonalidades amarillentas. Actualmente existen grandes
acumulaciones de loess formadas por la deflación de las morrenas dejadas por los
glaciares en retroceso durante los últimos 20.000 años. Son abundantes en Europa,
en Canadá y en la Patagonia, pero las mayores acumulaciones se localizan en
China, donde alcanzan espesores superiores a los 100 metros, procedentes del
polvo arrastrado desde las regiones áridas del interior de Asia.
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