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FAIRYTALE Y EL MISTERIO

DE WHISTLENOCK Y
BRINKWOOD.
Leonor Castlevill es la primogénita digna del trono del dúctil pueblo de Whistlenock, su
altivo carácter y volátil lengua hacen de ella una heredera peculiar. Ella no es nada grata a
la vista del resto tal como lo es Khanleth Windsor, heredero a la corona de su padre, el rey
de Brinkwood.

La temporada de la princesa llega tarde, pero segura, luego de unos tantos escándalos y
especulaciones, Leonor hace una ruidosa aparición de la mano con el hijo del rival número
uno de su madre. Debido a los acontecimientos del baile, los reyes de Whistlenock deciden
imponer un castigo a su primogénita, enviarle a Brinkwood para cumplir obligaciones reales.

Su llegada es una consternación para todos, sobre todo para el príncipe Windsor quien no
tolera cruzarse con ella ni una sola vez en los salones del castillo.

Sin embargo; una serie de cartas, conductos escondidos y un pasadizo secreto, une a los
herederos quienes ahora tienen el deber de encontrar respuestas a lo que propone ser el
misterio mejor guardado en la historia de los siete reinos. A medida que avanzan en su
búsqueda de respuestas, descubren que la leyenda de sus pueblos oculta un mundo
esotérico lleno de criaturas fascinantes y místicas llaves.
PREFACIO Y SALUTACION
En los parajes de la época del año quinientos, existió una mortal guerra entre monarquías, piratas y
terratenientes, la lucha duró cincuenta años. Generación tras generación se empedernía con la vil
venganza de quienes dieron origen a una contienda constante de poder. Los pueblos se ciñeron en un
baño sangriento, no había excepciones; desde las grandes aldeas hasta las costas y campos, todo y todos
eran dominados por la crisis y el caos. A medida que la vida se tornaba más complicada, la clase baja
decidió revelarse y clamar piedad, saliendo a las calles sin armas más allá de la esperanza de que sus
hijos pudiesen vivir. Una noche después de una de las grandes masacres, a lo lejos de uno de los
calabozos más temidos se escuchó un grito desgarrador. Todos conocían las profecías y leyendas; sin
embargo, nunca se imaginaron que llegasen a ser reales, gigantes, duendes, hadas y hechiceros llegaron
esa noche a establecer el orden que se ameritaba. Los piratas, monarcas y terratenientes unieron fuerzas
llegando al acuerdo de matar a las criaturas mágicas. Intento tras intento culminaba fallido, llegaron
hasta el momento de la rendición y dieron un alto al fuego. Con la consternación, los líderes dialogaron
con el consejo de las criaturas, acordaron un tratado llamado “Los siete reinos” el cual daba fin a la guerra
sangrienta, entre las tres potencias sociales repartieron el poder monárquico el cual se estableció como
un único orden junto a las fuerzas de seguridad y un consejo de paz fraternal, las tierras se dividieron en
siete grandes reinos y cada monarquía quedó a cargo de uno; las criaturas acordaron permanecer
escondidas hasta que los reinos se encontraran en un peligro inminente, también acordaron espacios en
las tierras, sus espacios estarían escondidos y sellados con su propia magia ofreciendo así la certeza de
nunca volverse a ver con la excepción de los peligros. Las criaturas lanzaron el hechizo para que su
identidad se mantuviera en secreto, toda una generación fue bloqueada de los recuerdos peculiares. El
tratado junto a la información secreta fue escondida hasta que los destinados despertaran del hechizo.
Las criaturas se marcharon y los siete reinos quedaron en paz, los años siguientes fueron los frutos de la
paz, sin guerra y sin pobreza extrema, los reinos se mantenían en un sano balance, y así ha sido hasta la
actualidad, o eso es lo que se creía.

Whistlenock, Brinkwood, Selfingon, Phretarget, Lorgarefting, Cargethill y Osadgrif les dan una cálida
bienvenida. Disfruten de la función.
FAIRYTALE: PIRATAS Y
TESOROS DE LAGRIMAS.
Y dirán, las princesas no deben corretear por los bosques siendo perseguidas por hombres, es una
abominación. Y aquí estoy yo, siendo perseguida por los piratas a quienes robé el tesoro escondido.
¿Mencioné que estos piratas tienen alrededor de seis años?, una situación bastante fuera de contexto,
si me lo permiten decir. Llevo corriendo alrededor de veinte minutos dentro del páramo, y a este ritmo
creo que moriré sudada, llena de mugre y mi cabello llorando por un baño.

Muy bien, es hora de ponerle fin a esto.

Deteniéndome abruptamente, noto que los niños chocan entre sí y caen al suelo lamentando y culpando
el haberse detenido al mismo tiempo. Interrumpo su charla y poso como toda una heredera al trono,
sólo que en este caso yo sería una heredera apestosa.

ㅡ Debemos hablar. ㅡ anuncio tratando de sonar intimidante, idea que resultó fallida porque necesitaba

tomar más aire. Luego de recuperar el aliento en cinco minutos más, hablo nuevamente ㅡ. Yo soy su
futura reina, todo lo que esté en el reino es mío por defecto.

Los niños miraron confundidos y aquello me dibujó una sonrisa, tallé mis uñas en la desgañitada túnica
que me cubría y chasqueé mis dedos captando su atención.

ㅡ Los perdono, sólo si dejan que me quede con las manzanas y el cofre. ㅡ una gloriosa idea vino a mi

mente en este preciso instante ㅡ, también los invitaré a una merienda en el castillo.

Ellos alzan sus miradas dudando de mi palabra, y no los culpo. En esta situación parezco todo menos una
princesa, sin embargo, la apariencia no importa cuando impones respeto. Y claramente no fui la mejor
imponiéndome.

Nada iba tan bien, pero el hecho de escuchar a un corcel acercarse no fue algo que pudiera ayudarme
en la situación.

ㅡ¿Acaso debo convertirme en un pirata para obtener un poco de tu atención, Leonor? ㅡ pude
reconocer aquel tono altivo al instante, el príncipe de Osadgrif había hecho su aparición. Su fornido
cuerpo se acercó a los niños y les entregó el cofre que yo había abandonado detrás, es un ladrón.
ㅡ Ni gobernando los siete reinos obtendrías mi atención, pero admito que el título de pirata te quedaría

mejor. ㅡ cruzo mis brazos e intento acercarme a los pequeños piratas, un brazo golpea mi avance ㅡ.
¿Qué sigues haciendo aquí?

ㅡ Deja los delirios de reina siendo princesa, no vaya a quedarte grande la corona. ㅡ susurra con su

inquebrantable y azarosa sonrisa ㅡ, sigues siendo bastante dulce. Tus modales siguen siendo un

problema, cuando reinemos me ocuparé de eso. ㅡ se gira a los niños antes de que pueda responder a

sus míseras palabras ㅡ. Ustedes pueden huir de esta bestia, me encargaré de controlarla.

ㅡ Ella no es una bestia, señor. ㅡ veo la preocupación en el rostro de uno de los niños quien se acercó ㅡ,
ella es una princesa y puede mandarlo al calabozo por llamarle bestia.

Me escabullo por debajo del brazo que me mantenía quieta y tomo una posición firme del lado contrario,
frente a los niños dándoles la espalda mientras alzo la ceja izquierda y llevo una mano a mi cadera,
dejando caer el peso de mi cuerpo en una pierna.

ㅡ Niños, les presento a la rata de Osadgrif. ㅡ sonríe incrédulo y trata de acercarse pero ágilmente estiro

mi brazo para prohibirle hacerlo ㅡ. Rata que ahora invade a nuestro reino y se hace pasar por un
príncipe, tratándome a mí, a una dama, como a una bestia. ¿Quieren ser verdaderos piratas ayudándome
a deshacerme de él? ㅡ inquiero volteando hacia los pequeños quienes rápidamente asienten y juntos
nos acercamos a nuestra víctima quien parece siquiera inmutarse.

ㅡ No tengo problemas en derrotarlos, par de rufianes. ㅡ advierte infantilmente observando a los

pequeños sin borrar la expresión divertida de su rostro ㅡ, veo que planeas recordar viejos tiempos como

cuando jugábamos al tesoro perdido, ¿no es cierto? ㅡ tose falsamente y veo como toma impulso hasta
subir al árbol que estaba tras nosotros para luego saltar y terminar de frente, sus piruetas y ganas de
intimidar funcionaron con los niños quienes tomaron parte de mi vestido en señal de huida ㅡ Ríndete,

sin ejército no hay guerra. ㅡ murmura y niego repetidamente.

ㅡ Niños, salgan de aquí. ㅡ ordeno.

Ellos asienten y sin preguntarme si estaré bien deciden huir como cobardes, pequeños piratas llorones.
Sin duda la niñez está cada vez más debilucha.

ㅡ Leonor. ㅡ detesto escuchar mi nombre en su voz, es ridículamente encantador y burlesco.


ㅡ Charles. ㅡ aludo de la misma manera, noto que se acerca a mi espacio personal cuando empieza a

caminar a mi alrededor ㅡ, ¿Qué haces aquí? ¿Y el rey? ㅡ las reglas dictaminan que ni príncipes ni
princesas pueden ir a otro reino sin el rey o la reina, eso en caso de obligaciones mayores, y los Githely
no aparecen por tareas menores.

ㅡ Cortejarte no es una tarea mayor, diría que es un castigo. ㅡ sus pasos se detienen a cortos

centímetros de mi espalda ㅡ, para ello no necesito a mis padres, sólo a ti.

Suelto una enorme carcajada debido a su disparate, Charles seguro está muy mal de su cabeza puesto
que nunca aceptaría su cortejo y mucho menos su propuesta a hacerlo; mi madre me desterraría de
Whistlenock.

ㅡ Jamás aceptaría un cortejo y menos de una rata como tú, los circos están en Brinkwood, aquí no
tenemos espacio para ti. Retírate.

ㅡ Leonor, la cosecha se aproxima y creo que tu cumpleaños número veinte también, sin hermanos eres
la única heredera al trono y lamento ser yo quien te abra los ojos, pero a nadie en los siete reinos le
agradas. ㅡ como osa afirmar tal falacia, los siete reinos me aman por completo.

Volteo hacia él y retrocedo.

ㅡ Ni la cosecha ni mi cumpleaños, no pienso participar en la ridícula temporada, tendrán que esperar

más para verme con un vestido rosa; una lástima, con lo bien que me va ese color. ㅡ suspirando me

acerco a palmear suavemente su hombro el cual queda a la altura de mi quijada ㅡ. Incluso participando
en la cosecha, no me fijaría en ti como partido.

Toma mi mano con brusquedad y me aleja de su cuerpo para luego sacudirse justo donde posé mi mano
un segundo atrás. Maldito Charles.

ㅡ Definitivamente el hedonismo es lo tuyo. ㅡ lleva una mano a su cabello para peinarlo hacia atrás ㅡ.
No bromeo respecto a lo de cortejarte, tú quieres fastidiar a tu madre y yo a mi padre, no estaría contigo
porque así lo deseo, sin ofender, pero no me gustan altaneras… ㅡ examina mi vestido y ríe ㅡ mucho
menos mugrosas.

Su lógica apesta, si bien es cierto que no tengo una buena relación con mi madre eso no significa que
quiera sacrificar mi destino y el de reino, gobernando a la par de Githely. Aún no llego al nivel de
desesperación necesario para hacerlo.

ㅡ Es un rotundo no, y si eso era lo que ibas a ir al castillo te recomiendo que no lo hagas, de lo contrario

prepárate para la mayor vergüenza de tu vida como roedor. ㅡ sentencio con firmeza.
ㅡ No planeo rogarte, Leonor. ㅡ se acerca y toma mi mano entre las suyas, el frio contacto hace que

me estremezca por completo ㅡ, pero te prometo que tú sí lo harás. ㅡ besa el dorso de mi palma y se
aleja sin esperar respuesta hasta montar a su mudo corcel.

Blanqueo los ojos y aprovecho a mostrarle el dedo medio mientras corre el rumbo opuesto.

Idiota.

[•••]

ㅡ Leonor Castlevill, detente en este instante. ㅡ gruñe mi adorada madre, volteo a su dirección,

mostrando la sonrisa más falsa de mi mañana ㅡ. ¿Qué sucede contigo?, cada vez te asemejas más a
una pueblerina cualquiera. No veo rastro alguno de princesa en tus harapos, diario recibo quejas de ti.
Tendrás veinte años pronto, compórtate como alguien mayor, sigue las malditas reglas. ㅡ su rostro
reflejaba ira, cada vez que cruzábamos palabras era de este modo, ella gritando y yo agachando mi
cabeza.

ㅡ Madre. ㅡ intento hablar pero ella me interrumpe con un sonoro golpe en mi mejilla.

En realidad, me estaba extrañando de que ella no lo hubiera hecho antes, esta semana muy pocas veces
nos topamos e imagino que algunos cotillas fueron a comentarle lo que sucedió durante.

ㅡ Soy reina no madre, respeta la jerarquía y no me interrumpas. ㅡ escupe con fastidio ㅡ. Ve a darte

un baño, lo necesitas. ㅡ y así una vez más ella se aleja.

Me retiro del pasillo principal con el ardor creciendo en mi mejilla, lugar donde había quedado en
vergüenza una vez más. Me dirijo hacia mi habitáculo, en el recorrido de las escaleras puedo observar
un viejo cuadro de mi abuelo; falleció hace tres años, él era la alegría de nuestro reino, el castillo solía
ser una mezcla de brillantes colores y música todos los días, invitaba a los pueblerinos grandes y
pequeños a bailes y cenas, su humor era tan único que podía hacer parecer la muerte una comedia, mi
abuela le dejó ese encanto según, quisiera tener su fortaleza para afrontar ese tipo de cosas. Todos
conocían a la perfección su nombre, durante su reinado pudo hacer de Whistlenock el lugar digno de
cuentos y leyendas, su presencia era anímica, siempre fue de esas personas cuya sonrisa curaba por
segundos los dolores de una vida. Cuando nos comentaron de su enfermedad buscamos su cura por los
siete reinos, nadie tenía lo necesario para tratar de encontrar medicina para él, lamentablemente luego
de seis meses se rindió en su lucha, murió con la sonrisa en sus labios. Recordamos su partida meses
después de la cosecha, algo irónico que después de la alegría venga la nostalgia. Lo extraño tanto, él me
educó de la manera más singular que alguien puede brindar sabiduría. “Ama, sonríe y cree en la magia”
solía decir, creo que la magia se fue de aquí junto a él. Whistlenock sigue siendo feliz, el castillo se
convirtió en una puerta a los calabozos.

ㅡ De nuevo con el rostro triste, Leonor. ㅡ me giro al ver a mi tía Ophelia observándome desde el final

de las escaleras ㅡ, no preguntaré que sucedió con el vestido, pero me temo que deberé preguntar por
tus lágrimas.

Sonrío y dirijo mi mirada hasta el recuadro.

ㅡ Extraño mucho al abuelo.

ㅡ Todos lo hacemos, papá era un hombre muy querido, pero estoy segura de que se retuerce al vernos
llorar y no sonreír.

Suspiro.

ㅡ Tomaré una ducha, debo lavar mi mugre.

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