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EL PARO Y LA LUCHA OLIGÁRQUICA

Por Gabriel Sarmiento

Antonio Gramci en las Notas sobre Maquiavelo escribió que hay algo
peor que la vanidad de las naciones y esta es la vanidad de los partidos. En
el Ecuador, nuestra historia está llena de ejemplos de estas vanidades de
las corporaciones, los gremios empresariales, llamadas cámaras de la
producción, pero también de la vanidad de los sindicatos, de los gremios,
de las federaciones y confederaciones; es la vanidad de las identidades. A
veces esa vanidad no alcanza para entender los fenómenos sociales y
fundamentalmente los hechos políticos.
Cuando Febres Cordero, en ferviente
discurso frente a 200 mil gentes con crespones
negros en la ciudad de Guayaquil, pronunció su
célebre frase “¡yo no me ahuevo!”, dirigiendo
su diatriba, su mano amenazante y su mechón
alborotado hacia las altas cumbres donde nace
el río Guayas, más de uno en la dirigencia del
Frente Unitario de los Trabajadores FUT de
entonces se imaginó que la diatriba iba dirigida en su contra.
Lo mismo pasa hoy con los incomprensibles ataques del Presidente
Guillermo Lasso al crimen organizado de narcotraficantes, a
quienes responsabiliza del financiamiento del Paro de 18 días dirigido por la
CONAIE. Prestos los dirigentes indígenas reclamaron por semejante
acusación, pronunciada al mismo tiempo que se iniciaban las mesas de
diálogo del gobierno con la CONAIE.
Pero, ¿a quién le dijo Febres Cordero que no le temía, frente a decenas
de miles de testigos? Pocos días después se aclaró el misterio: un grupo de
élite de las FFAA vinieron a Guayaquil y secuestraron al banquero Aspiazu y
se lo llevaron a Quito, donde fue juzgado y condenado a ocho años de
prisión, a pesar de la gigantesca concentración de
guayaquileños en solidaridad con el poderoso banquero.
Eran los tiempos del feriado bancario y León Febres Cordero
y su partido Social Cristiano perdieron la batalla y con ello
perdieron desde el banco de la Producción hasta el nombre
del estadio del Barcelona, que pasó de llamarse Isidro
Romero Carbo a Banco del Pichincha. El gran oligarca debió contentarse con
construir una ciudad amurallada, aunque ahora sería mejor decir
avolquetada, para evitar que vuelvan a huir presidentes acobardados
cuando el movimiento indígena protesta y llega a Quito.
¿A quién le está diciendo el presidente Guillermo Lasso
financiador de paros con plata del narcotráfico? ¿a Leonidas
Iza o a Fidel Egas? ¿A la CONAIE o a sus nuevos enemigos
de la bancocracia quiteña?
Me temo que no es al movimiento indígena, porque el
pensamiento colonial y racista, hoy por hoy supervisado por
el embajador norteamericano, les impide ver otra batalla
que no sea la que libran por el poder, y que es transparente
y visible en la lucha inter oligárquica.
En su loca carrera por obtener el beneplácito
del imperio del norte y de sus instrumentos: el FMI, BM,
etc., los grupos oligárquicos, obsesionados por aprovechar
la nueva mirada hacia América Latina del capital financiero transnacional,
no dudan en acribillarse y acomodar sus fuerzas y ambiciones para mejor
servir a los intereses extranjeros, acomodando los intereses particulares
para esta gran batalla, llegando incluso a acusarse de narcotraficantes.
¿Serán? ¿Terminará llamándose el estadio de la Liga Deportiva Universitaria
Banco de Guayaquil y dejará de llamarse Rodrigo Paz Delgado?
Quién sabe. Lo que sí conocemos con certeza es que la bocanada de
aire fresco que dejó la irrupción del movimiento indígena en la capital de los
ecuatorianos, aleja ese mal olor a naftalina de los ancianos que integran los
grupos oligárquicos y que pretenden imponernos, sí o sí, el modelo
neoliberal, privatizador y destructor del aparato productivo nacional.
El presidente Lasso ha lanzado una
campaña anticorrupción contra los grupos El paro de la
oligárquicos quiteños: la anunciada CONAIE, LA FENOCIN Y
campaña por cobrar 100 millones de LA FEINE que duró 18
dólares, entregados a una sola persona; y, días sigue su propia vía
créditos igualmente millonarios a varias de confrontación,
decenas de ciudadanos deudores de la diálogo y firma de
Corporación Financiera Nacional, “que no acuerdos, que
quieren pagar”, forma parte de este plan constituyen las muestras
de lucha contra la corrupción. A lo que hay tangibles de una lucha y
que agregar, el que se anuncia que en el una victoria del campo
caso de la estafa al ISPOL por 900 popular.
millones de dólares, pronto se develará a
los culpables, y lo que es más importante, estaría por descubrirse la ruta de
ese dinero, en lo que podría ser un gigantesco complot de lavado que
involucraría también a instituciones del sistema financiero privado.
El paro de la CONAIE, LA FENOCIN Y LA FEINE que duró 18 días sigue
su propia vía de confrontación, diálogo y firma de acuerdos que constituyen
las muestras tangibles de una lucha y una victoria del campo popular.
Las confrontaciones entre los grupos oligárquicos de Quito y Guayaquil
son tan reales como el propio paro; y, esa confrontación, que mantiene al
Ecuador en una permanente crisis política, requiere ser aprovechada por la
izquierda y el campo popular, liderado por el movimiento indígena, para
acumular fuerzas y disputar el poder de la República.
Guayaquil, 21 de julio 2022

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