“Desde Personaliza concebimos la intervención psicológica como un proceso integral,
abarcando la globalidad de la persona, y garantizando así una repercusión completa y estable en el tiempo.”
Desde los 15 hasta los 18 años aparece la ebullición de la adolescencia, etapa
caracterizada por altibajos emocionales, y por suponer la transición definitiva hacia la edad adulta.
Características generales de la etapa adolescente:
Desarrollo físico: se culmina el desarrollo físico, que se mantendrá en la edad adulta.
Desarrollo intelectual: con el desarrollo de las operaciones formales, aparece la
combinación de diferentes posibilidades. Así, los adolescentes ya proyectan ideas de futuro, se preocupan por la identidad o por cuestiones sociales.
Desarrollo emocional: continúan en la reafirmación de la independencia, el
distanciamiento máximo de los padres en torno a los 15 años, va disminuyendo conforme se acercan a la mayoría de edad, teniéndoles en cuenta para la toma de decisiones sobre su futuro personal.
Desarrollo social: el grupo de iguales abarca un área determinante, y la pertenencia al
mismo se sigue manteniendo como factor fundamental. Las relaciones amorosas cobran mayor importancia, continuando hasta la edad adulta, acompañando a la madurez de la persona.
¿Cómo sé que mi hijo/a necesita ayuda?
Debemos encontrar como señales de alerta algunos de estos indicadores:
Falta de sueño o apetito.
Cambios físicos no atribuibles al desarrollo físico característico de la etapa (aumento o disminución considerable de peso,…) Tristeza, apatía y retraimiento. Problemas de sueño y ansiedad. Conductas adictivas: consumo de sustancias, abuso de tecnologías y videojuegos. Aparición de un bajo rendimiento académico repentino. Dificultades prolongadas en el tiempo respecto al área escolar. Desmotivación en los estudios. Rechazo al instituto Conductas disruptivas tanto en el centro educativo como en el hogar. Falta de respecto a normas y límites. Irascibilidad y conductas agresivas. Falta de motivación ante actividades de ocio y agradables. ¿Cómo ayudar a mi hijo/a?
Desde Personaliza ofrecemos tres programas de intervención distintos, dependiendo de
la causa de las dificultades que han aparecido. Independientemente de ello, ofrecemos la misma manera de proceder.
Primera sesión informativa, totalmente gratuita, en la que nos podréis explicar la
situación y comportamientos que os preocupan y cuáles son los objetivos a conseguir.
Tras la primera entrevista, decidiremos si realizar una evaluación exhaustiva y
completa de las diferentes áreas del adolescente y poder tener claro los objetivos de la intervención; o bien, aplicar determinadas pruebas relacionadas con la problemática, y comenzar la intervención.
Tras ello, elaboramos un Plan de Desarrollo Personal, fijando los objetivos
específicos a conseguir, el cual contempla las diferentes áreas del adolescente: personal, familiar, escolar y social.
Desde el Programa Bienestar:
Problemas de comportamiento y alteraciones de la conducta.
Falta de sueño o apetito, ligados a trastornos de la conducta alimentaria o a alteraciones emocionales. Tristeza, apatía y retraimiento. Trastornos de ansiedad. Conductas adictivas: consumo de sustancias, abuso de tecnologías y videojuegos
Desde el Programa Educacional-Escolar:
Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA-TDAH).
Fracaso escolar. Falta de motivación y carencia de hábitos de estudio. Falta de respeto a las conductas y límites dentro del contexto escolar.
Desde el Programa Social:
Problemas de comportamiento y alteraciones de la conducta.
Problemas de ansiedad y en las relaciones con los demás, debidos a la carencia de habilidades sociales. Acoso escolar o bullying. Conductas de riesgo: consumo de sustancias, adicciones,…
El proceso de intervención se aborda desde un enfoque sistemático, integral,
personalizado (teniendo en cuenta las características de cada persona), y combinando los agentes que fueran necesarios en la intervención (medio social, escuela, familia,…). Nuestro objetivo es una duración de la intervención limitada en el tiempo, con mejoras visibles de las dificultades, y una recuperación total que le permita iniciar de forma saludable la edad adulta.