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El joven Engels, y el proletariado industrial inglés durante el siglo XIX


Un estudio crítico del desarrollo de la clase trabajadora en Inglaterra

Índice:

1. Introducción. 2
2. Presentación de la fuente a trabajar. 3
2.1. Presentación del autor de la fuente, Friedrich Engels y del libro a abordar. 3
2.2. Cuestiones básicas del pensamiento engeliano. 5
2.3. Breve problematización de la fuente. 6
3. Breve contexto general del mundo en el que surge el proletariado. 8
3.1. Breve contexto del mundo hacia 1840. 8
3.2. ¿Qué fue la Revolución Industrial? 9
3.3. ¿Qué es el proletariado para Engels, y qué para los autores? 10
4. Las condiciones del proletariado industrial en 1840. 12
4.1. Chaloner y Henderson contra Engels; ¿Tan mal vivían los trabajadores británicos? 12
4.2. Las condiciones del proletariado inglés industrial según Engels y los autores. 15
4.3. Las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras. 20
4.4. Por qué tendría sentido el análisis de fragmentos de la obra de Engels en el aula. 24
5. Reflexiones. 24
6. Bibliografía y webgrafía. 25
6.1. Bibliografía. 25
6.2. Webgrafía. 26

Nota 1: La representación visual que aparece en la portada es una pintura al óleo sobre lienzo del
pintor soviético Mikhail Filimonov, la obra se titula: “Joven Engels en Manchester”, y fue pintada en
1970. La misma fue colocada en la portada por considerar que es una imagen apropiada y sugerente de
los ejes centrales del siguiente seminario-taller.

Nota 2: El libro Las condiciones de la clase obrera en Inglaterra será citado con su año correspondiente
según el año en que escribió tal afirmación.
2

1. Introducción.
El presente seminario-taller está inscripto en el curso de Historia moderna y contemporánea hasta
1914, y pretendemos desarrollar desde una perspectiva crítica y aproximativa las condiciones de la
clase trabajadora industrial1 en Inglaterra durante la década del cuarenta del siglo XIX. El sentido del
trabajo, es problematizar las indagaciones sobre las condiciones materiales de vida del proletariado
inglés, teniendo como punto de aproximación y fuente privilegiada la obra de Friedrich Engels “Las
condiciones de la clase obrera en Inglaterra”, obra escrita entre 1842 y 1844.
Uno de los ejes principales del trabajo será poner en discusión la obra de Engels, siendo la
misma enriquecida y problematizada desde la visión de distintos historiadores contemporáneos,
estando entre ellos algunos de los más destacados en el tema como E. Hobsbawm, E. P. Thompson, y J.
W. Scott. Abordaremos la obra de Engels en tanto producto histórico elaborado por un sujeto
determinado, con subjetividades, intereses, preocupaciones, y desvelos que le eran propios, producto
de un contexto histórico determinado. El otro eje principal del trabajo será el de abordar al proletariado
en tanto clase social, como grupo social determinado, consecuencia y en relación dialéctica a un
momento histórico. De esta forma el proletariado inglés de los cuarenta en Inglaterra será el
protagonista social de este trabajo.
La obra de Engels fue vital para los historiadores que se dedicaron al estudio de la Revolución
industrial, siendo para ellos -en especial para la escuela marxista británica- una fuente obligada y muy
discutida. Consideramos que no podemos quedarnos solamente con las obras de los clásicos, los
historiadores actuales no son mejores ni peores, sino que traen consigo nuevas preocupaciones y
puntos de vista (ej: ambientales y/o de género), permitiendo asì contribuir desde una perspectiva crítica
con nuevos enfoques y saberes, facilitándonos comprender a los proletarios del siglo XIX desde nuevas
ópticas que nos permiten elaborar una visión más total del pasado.
Para concluir, quisiéramos fundamentar por qué entendemos que este tema y de este texto pueden
surgir importantes aportes al docente de historia al abordar la Revolución industrial, en tanto la obra de
Engels puede presentar ricos recursos de época para plantear mediante el empleo de una metodología
que apueste a la narración, el relato en tanto práctica pedagógica puede desarrollar las habilidades
narrativas claves en la conformación de la identidad personal y social, así como la conciencia social, a
pensar históricamente, y en términos de sensibilidad y empatía. (Artagaveytia, Barbero, 2007)2

1
Por razones de acotamiento del objeto de estudio, y entendiendo que existen caracterizaciones como “proletariado
minero”, “proletariado rural”, y refiriendo a que la clase trabajadora en su conjunto es una caracterización muy amplia y
heterogénea, remitiremos en el presente trabajo al proletariado industrial inglés.
2
Desarrollaremos en más profundidad esto en el apartado 4.4. “Por qué tendría sentido el análisis de fragmentos de la obra
de Engels en el aula.”
3

2. Presentación de la fuente a trabajar.


2.1. Presentación del autor de la fuente, Friedrich Engels y del libro a abordar.
Friedrich Engels (1820-1895), autor de “La situación de la clase obrera en Inglaterra” es una de
las figuras más importantes del pensamiento alemán del siglo XIX.3 Fue el hijo mayor de un próspero
industrial textil, dedicó gran parte de su juventud al estudio de la filosofía, especialmente en torno a la
obra del filósofo alemán Hegel, que aunque partidario de la autocracia prusiana; indujo al joven como
a muchos otros a un pensamiento de carácter revolucionario. La fe de Hegel en la razón humana y la
creencia sobre la cual el mundo transcurre en un proceso de constante cambio y desarrollo indujeron a
muchos discípulos del berlinés a no resignarse respecto a la realidad, a luchar contra las injusticias que
de ella emanaban. Si unas instituciones sustituyen a otras, ¿por qué tendría que perdurar eternamente la
autocracia del kaiser, la de los zares, o la de la “dictadura” de la burguesía? El razonamiento dialéctico
hegeliano llevó a algunos jóvenes radicales burgueses a pensar revolucionariamente, siendo conocidos
estos como “jóvenes hegelianos”.
Todo esto llevó a Engels al periodismo radical de la burguesía, este activismo devendría en que
conociera a Karl Marx en 1844, conformando una amistad que duraría a lo largo de sus vidas. Se
convertirían además en un dúo intelectual y activista-revolucionario, artífices del Manifiesto
Comunista en 1848, del socialismo científico, de la doctrina marxista, de la Liga Comunista en la
década de los cuarenta, y de la Primera Internacional Comunista en la década de los sesenta, así como
de muchas obras importantes que se erigen como pilares fundamentales de la corriente marxista.
Ambos buscaron asimilar de la mejor forma posible “todo lo mejor que habían dado hasta ellos los
cerebros más notables de la humanidad”; dando como resultado una concepción concreta de la
filosofía; la del materialismo dialéctico e histórico. Lenin al hablar del aporte de estos autores
sintetizaría en las tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo asignando que el marxismo era la
síntesis de la filosofía alemana, la economía política inglesa,4 y del socialismo francés -los socialistas
utópicos-.5
Es de importancia destacar que tanto la obra de K. Marx como la de Engels deberían ser vistas
como un todo que evolucionó a lo largo del transcurso de sus vidas. K. Marx y F. Engels eran dos
personas con dos personalidades y formas de hacer bien definidas, sin embargo, es difícil comprender
el desarrollo intelectual de Engels sin entender a Marx debido a la intensidad de la amistad que

3
Se hace necesario aclarar que Engels no solo fue un hombre de pensamiento, sino también uno de acción. Participó en las
barricadas junto a los obreros insurgentes tras las insurrecciones en Prusia de 1848 luego de que la Gaceta Renana fuese
censurada por la contrarrevolución.
4
Se dice muy a menudo que fue el propio Engels quien introdujo a Marx en el estudio de la Economía Política. Quizás sin
esta influencia Marx nunca hubiese escrito “El Capital”; su obra cumbre. Una vez muerto Marx, fue Engels quien
emprendió la tarea de redactar y editar los tomos segundo y tercero. (El cuarto tomo no alcanzó a concluirlo)
5
Podría simplificarse como la filosofía, la Economía política, y la teoría del comunismo científico.
4

desarrollaron6. El historiador y biógrafo de Engels, Henrich Gemkow afirmaba que Engels para Marx
no solo fue un científico revolucionario, un luchador de barricada, un exiliado, un luchador por la
democracia, la paz y el socialismo, y un burgués que lo sostuvo económicamente mientras sufría
penurias económicas. Fue también alguien a quien Marx respetó intelectualmente, y con el cual mucho
se había encariñado, Engels era un integrante de la familia Marx, Karl respetaba intensamente la
opinión de Friedrich sobre todos los asuntos, para Karl era todo un triunfo hacer cambiar de opinión a
Engels. El yerno de Marx afirmaría que sobre Engels decía; “Tiemblo —me decía— por miedo de que
pueda sufrir un accidente de caza. Es tan impetuoso; galopa por el campo con las riendas flojas, sin
pararse ante ningún obstáculo." (Lafargue, 2016, p.22)
Es difícil enumerar las tantas concepciones elaboradas por Engels, pero se lo describe
generalmente como alguien muy inteligente, un políglota -al igual que Marx-, pero al mismo tiempo
alguien quien confirió gran parte de sus hallazgos y méritos a Karl, Engels en una carta a un amigo
suyo afirmaba sobre su rol como teórico-revolucionario; “me correspondió el papel de segundo violín”.
El libro de Engels que utilizaremos para analizar será la obra que originalmente se llamó “Die
Lage der Arbeitenden Klasse in England”, escrita entre 1842 y 1844, cuyo escritor sería un Engels con
24 años -misma edad de quien escribe el trabajo-, mientras residía en Manchester, entonces corazón de
la Revolución industrial. El libro originalmente destinado a un público germanoparlante y obrero, fue
traducido a varios idiomas a partir de que el estadounidense Florence Kelley tradujese la obra al inglés
con el permiso de Engels con el título “The Condition of the Working Class in England” recién en
1885, y sería publicado en Londres en 1891. El último prólogo de Engels lo escribiría en 1892. En
cuanto a esto debe señalarse que obras como la aquí reseñada y del marxismo en general tuvieron
escaso público en Europa y en el mundo hasta el siglo XX.7
El método de Engels para recabar información fue a partir de observaciones, entrevistas, análisis
de documentos oficiales. Escapó de su cómoda vida de burgués en las oficinas de su padre y recorrió
los “barrios inmundos” de los obreros comprobando con sus propios ojos la miseria.8 Convencido de
6
Respecto a esta amistad, resulta interesante ver cómo en 1842 Marx y Engels tuvieron un primer encuentro caracterizado
como frío, mientras que a partir del segundo, ya escrita Las Condiciones de la Clase Obrera en Inglaterra es que establecen
un vínculo sólido. Esto no quiere decir que la obra estudiada haya sido la base de tal amistad, pero probablemente puede
resultar como un elemento importante al entender el desarrollo de la misma.
7
Por otra parte, en Rusia existía una preocupación fuerte respecto a estos temas. Hobsbawm afirma; “La primera edición
alemana de El capital (1867) -mil ejemplares- tardó cinco años en venderse, pero en 1872 las primeras mil copias de la
edición rusa se vendieron en menos de dos meses.” (Hobsbawm, 2018, p.272). Dentro del público ruso estaría la semilla de
la Revolución bolchevique que cambiaría al siglo XX para siempre. Al decir de Lenin, Las condiciones de la clase obrera
en Inglaterra era una poderosa acusación contra el capitalismo y la burguesía, muchos comenzaron a citar la obra de Engels
como una de los trabajos que mejor representaba la situación del proletariado contemporáneo, afirmando que ni antes ni
después de 1845 nadie realizaría una descripción tan brillante y veraz de las calamidades sufridas por la clase obrera.
8
Engels refiriéndose sobre sí y la escritura del libro expresaba;“He aquí cómo he procedido: he renunciado a la sociedad y a
los banquetes, al vino y al champán de la clase media, he consagrado mis horas de ocio casi exclusivamente al trato con
simples obreros; me siento a la vez contento y orgulloso de haber obrado de esa manera. Contento, porque de ese modo he
vivido muchas horas alegres, mientras al mismo tiempo conocía vuestra verdadera existencia -muchas horas que de otra
5

que serviría para educar a las masas, -destinado en un principio a un público alemán-9, elevando la
consciencia revolucionaria. Engels transitó esta difícil etapa de su vida en un amorío con Mary Burns,
probablemente fue una de las primeras en introducir a Engels en el mundo proletario. “Con Mary, que
conocía desde niña la miseria y las luchas del proletariado, recorría Engels las barriadas obreras de
Manchester. Así conoció a muchas familias obreras, pudo entrar en sus viviendas y compenetrarse de
muchos detalles de la vida de esas familias. También asistía con Mary a reuniones sociales de los
obreros. (Gemkow, 1975, p.23)10
Por último quisiéramos desarrollar en cuanto a esta obra la importancia de los “Blue Books”, y
de los registros realizados por los inspectores de fábrica ingleses.11 Lafargue, quien fue yerno de Marx,
escribió; “De esos Blue Books Marx extrajo una gran riqueza de datos. Muchos miembros del
Parlamento a los que se les distribuyen sólo los utilizan como blancos de tiro, juzgando la potencia del
rifle por el número de páginas atravesadas. Otros los venden por libras y es lo mejor que pueden hacer,
ya que esto permitió a Marx comprarlos baratos a los viejos comerciantes de papel de Long Acre, a los
que solía visitar para revisar sus libros y papeles viejos. El profesor Beesley decía que Marx había sido
quien más había utilizado las investigaciones oficiales inglesas y las había puesto en conocimiento de
todo el mundo. (Lafargue, 2016, p.16)
“¿Jamás han revelado sus modernos Blue Books las verdaderas condiciones de vida de los "libres
ciudadanos británicos"? En absoluto. Estas son cosas de las cuales prefieren no hablar. Ellos han dejado
a un extranjero la tarea” - (Engels, 1844, p.3)

2.2. Cuestiones básicas del pensamiento engeliano.


“Mis lectores recordarán sin duda; que lo que me importaba principalmente era describir la posición
recíproca de la burguesía y del proletariado y la necesidad de la lucha entre ambas clases; se trataba,
especialmente para mí; de probar que el proletariado tenía perfecta razón de librar el combate y de
descartar las flamantes fórmulas de la burguesía inglesa sustituyéndolas por sus actos odiosos. Desde la

manera hubieran sido derrochadas en charlas convencionales y en ceremonias reguladas por una fastidiosa etiqueta;
orgulloso, porque así he tenido la ocasión de hacer justicia a una clase oprimida y calumniada a la cual, pese a todas sus
faltas y todas las desventajas de su situación, sólo alguien que tuviera el alma de un mercachifle inglés podría rehusar su
estima” (Engels, 1844, p.2)
9
Esto puede ser extraído de su introducción en un mensaje a los trabajadores ingleses, del año 1845: “Trabajadores! A
vosotros dedico una obra en la que he intentado describir a mis compatriotas alemanes un cuadro fiel de vuestras
condiciones de vida, de vuestras penas y de vuestras luchas, de vuestras esperanzas y de vuestras perspectivas.” (Engels,
1845, p.2)
10
Durante esta etapa, previo a su relación con Burns tuvo un fugaz amorío que terminó en forma abrupta, y sus relaciones
con su padre iban de mal en peor. Su padre experimentó un auténtico shock al comprender que su hijo no quería hacerse
cargo de los negocios familiares, ni de ir a la universidad, dedicando su tiempo a la actividad revolucionaria. Engels
pospuso la ruptura definitiva con su familia el tiempo necesario para terminar la redacción del libro. Las duras
circunstancias en las cuales escribió el libro son parte del contexto que el autor atraviesa al escribirlo, en especial varias
frustraciones sufridas por el autor en el invierno entre 1844 y 1845.
11
Lafargue al hablar sobre el rol de los blue books y el papel de los inspectores de fábrica ingleses en la obra de Marx
escribiría: “Los leyó de punta a cabo, como puede advertirse en las marcas de lápiz que allí aparecen. Consideraba estos
informes como los documentos más importantes y autorizados para el estudio del modo de producción capitalista. Tenía una
opinión tan alta de los encargados de hacerlos que dudaba de la posibilidad de encontrar en otro país de Europa "hombres
tan peritos, imparciales e intransigentes como los inspectores de fábricas de aquel país [Inglaterra]". Les rindió este brillante
tributo en el Prefacio de El capital. (Lafargue, 2016, p.15)
6

primera hasta la última página, yo redactaba el acta de acusación contra la burguesía inglesa. “ - Engels,
1892, p.400.

Hacia 1844 Marx y Engels llegarían a conclusiones similares. Ambos estaban de acuerdo en que
la clase trabajadora tenía que tomar el poder en el marco de una sociedad de clases en el que las clases
cada vez más se constituían en dos campos antagónicos; el de la burguesía y el proletariado. Marx fue
el primero en señalar la necesidad del estudio científico de la historia como si se tratase de un proceso
único y regular de enorme diversidad, de carácter contradictorio, con la premisa de que la base del
desarrollo de una sociedad humana es el modo de producción de su vida material, constituyendo las
relaciones de producción la estructura económica de una sociedad, siendo a la vez esta estructura lo
que determinaría el régimen social y político de cada sociedad.12
En este sentido, el marxismo formulado por Marx y Engels afirmaba que la sociedad burguesa no
había suprimido ni podía suprimir las contradicciones de clases, y que sin embargo producía nuevas
clases, creando nuevas condiciones de opresión y nuevas formas de lucha.
Del pensamiento marxista se desprende que todos los fenómenos materiales tienen causas
materiales, y que todos los desarrollos de las sociedades humanas están condicionadas por el desarrollo
de sus fuerzas materiales; por lo tanto, sus fuerzas productivas. Y es del proceso de las fuerzas
productivas de donde se desprenden las relaciones de producción; es decir, sobre qué lugares ocupan
los hombres en el proceso productivo, configurándose en este proceso las clases sociales. Desde la
perspectiva marxista las fuerzas productivas terminan creando las relaciones sociales en las que se basa
la propiedad privada. A partir de estas conclusiones; y de que según Marx y Engels en un sistema
basado en el capital privado de los medios de producción el desarrollo de las fuerzas productivas
despoja de la propiedad a las mayorías a medida que se desarrolla el sistema, destruyendo la propiedad,
y concentrando la misma en torno a pequeños grupos de poder.13

2.3. Breve problematización de la fuente.


Todo ello hubiera bastado para dar a los hombres de la década de 1840 la conciencia de una inminente
transformación (...) la conciencia de una inminente revolución social. No dejaba de ser significativo que
esa conciencia no se limitara a los revolucionarios que la preparaban meticulosamente, y a las clases
gobernantes, cuyo temor a las masas es patente en épocas de cambio social. También los pobres la
sentían. Y sus estratos más cultos la expresaban. (...) expresan la creencia de que la crisis actual está tan
profundamente entrelazada con los acontecimientos de esta época, que no es sino el comienzo de la

12
Estas serían las premisas fundamentales del materialismo dialéctico; Lenin lo sintetizaría de la siguiente manera; “Marx y
Engels, conservando la idea de Hegel del perpetuo proceso de desarrollo, rechazaron su preconcebida concepción idealista;
analizando la vida real, vieron que no es el desarrollo del espíritu lo que explica el desarrollo de la naturaleza, sino, a la
inversa, que el espíritu tiene su explicación en la naturaleza, en la materia… Contrariamente a Hegel y otros hegelianos,
Marx y Engels eran materialistas”. (Lenin, 1970, p.55)
13
Por estas razones, para Marx y Engels la solución histórica al planteado antagonismo de clases era la conquista del poder
por parte del proletariado, la fuerza que entendían Marx y Engels como la más avanzada en la sociedad de aquel entonces,
para poner en marcha el socialismo científico. Es a raíz de estas conclusiones que Lenin afirmaría tras la muerte de Engels y
refiriéndose a él; “fue el más notable sabio y maestro del proletariado contemporáneo de todo el mundo civilizado”. (Lenin,
1970, p.53)
7

gran revolución, que consideran habrá de disolver más tarde o más temprano el presente estado de
cosas.» (Hobsbawm, 2009, p.307)

Afirma el The Guardian en pleno siglo XXI, sobre el libro de Engels Las condiciones de la Clase
Obrera en Inglaterra que a pesar de haber sido publicado hace 150 años sigue interpelándonos no sólo
como una crítica a la inestabilidad causada por los problemas de una economía de libre mercado, su
estructura y las desigualdades de la sociedad británica, sino por su sin-rival descripción inhumana del
capitalismo. Hoy -afirma the Guardian-, en potencias emergentes se experimentan este tipo de
transformaciones económicas, el de aldeas convirtiéndose en ciudades, campesinos trabajando en
fábricas, etc. La polémica de Engels resuena con terrible fuerza. (The Guardian, Hunt, 2019).
Sin embargo, si bien la interpretación engeliana fue muy influyente para los historiadores
británicos que abordaron la Revolución Industrial, tiene cuestiones que nos obligan desde la mirada del
historiador a promover una mirada crítica. Esto no busca desautorizar la voz de Engels; sino poner en
cuestión elementos que hay que tener en cuenta a la hora de analizarlo. Primero, quisiéramos referirnos
a que Engels como investigador, estuvo muy cercano a su objeto de estudio, espacial y temporalmente
-el proletariado-. Esta cercanía entre objeto de estudio e investigador impedían a Engels ver elementos
que solo se pueden ver “a la distancia”. No obstante, Engels analizó al proletariado consciente de su
desarrollo como clase “nueva”. Era además influenciado por su propia juventud; se trataba de un joven
de entre 22-24 años el cual estaba lejos de alcanzar su madurez intelectual, algo que él mismo
reconocía.14
Al analizar su obra seriamente, se visualiza que Engels en tanto autor era fruto de una realidad
histórica y mental propia de una época determinada. Fue un pensador del siglo XIX que no pudo tener
en cuenta muchos enfoques incorporados por las corrientes historiográficas del siglo XX, por lo que se
trata de una obra permeable a ser enriquecida con aportes actuales, y fácilmente criticable. Hoy, ciertas
de sus afirmaciones sin duda serían polémicas, en especial en torno a algunas de sus expresiones sobre
las mujeres,15 y que profundizaremos en el apartado 4.3.
Su labor era más la de un sociólogo e investigador y revolucionario que la de un historiador. Por
su carácter político, resulta normal que varios estudiosos, investigadores, filósofos, e historiadores

14
Era un joven que se oponía fuertemente a las ideas religiosas y políticas de su familia; él mismo afirma en 1892 al hablar
de su obra; “En sus aciertos, lo mismo que en sus desaciertos, lleva claramente el sello de la juventud de su autor. En
aquella época tenía yo 24 años. Ahora mi edad se ha triplicado, pero al releer esta obra de mis años juveniles no hallo nada
que me obligue a sonrojarme. Por eso no tengo la menor intención de borrar de ella ese sello de juventud, y vuelvo a
ofrecerla a los lectores sin modificaciones.” (Engels, 1892, p.22)
15
Un ejemplo es cuando Engels al hablar sobre los efectos en las familias en que la mujer trabajaba, y no así su marido,
expresaba; “En muchos casos, la familia no es enteramente disgregada por el trabajo de la mujer pero allí todo anda al
revés. La mujer es quien mantiene a la familia, el hombre se queda en la casa, cuida los niños, hace la limpieza y cocina.
Este caso es muy frecuente; en Manchester solamente, se podrían nombrar algunos centenares de hombres, condenados a
los quehaceres domésticos. Se puede imaginar fácilmente qué legítima indignación esa castración de hecho suscita entre los
obreros, y que trastorno de toda la vida de familia resulta de ello, en tanto que las demás condiciones sociales siguen siendo
las mismas. “ (Engels, 1844, p.216)
8

buscasen refutar muchos de sus resultados y/o producciones, Engels tuvo sus enemigos en vida y
también en muerte. En este sentido quisiera incorporar al trabajo la obra de W. H. Chaloner y W. O.
Henderson en el apartado 4.1, dos historiadores de la Revolución industrial más críticos de la obra de
Engels.16
Consideramos importante para concluir y pensar esta problematización del contenido una de las
apreciaciones que realiza Hobsbawm sobre este período. Afirmaba que era una época de aceleradas
transformaciones sociales y económicas, en la cual emergían los movimientos proletarios.17 En realidad
estos “socialistas” confundían sus esperanzas con la realidad; “pues (...) lo que sucedió no fue la
quiebra del capitalismo, sino su más rápido e indiscutible período de expansión y de triunfo”.
(Hobsbawm, 2009, p.307) Y sin ser injustos con Engels, Hobsbawm afirma; aún así entre 1830 y 1850
no era evidente que la nueva economía pudiese o quisiese superar sus dificultades que parecían
aumentar a la vez que se producían cada vez mayores cantidades de mercancías con más
revolucionarios métodos. Incluso los paladines de la Nueva Economía, resultaba difícil predecir el
futuro del capitalismo, en el que las propias condiciones de existencia, parecían empujar al naciente
proletariado hacia la revolución.

3. Breve contexto general del mundo en el que surge el proletariado.


3.1. Breve contexto del mundo hacia 1840.
El drama más obvio de este período se hallaba en lo económico y lo tecnológico: el hierro,
extendiéndose en millones de toneladas por todo el mundo, serpenteaba como raíles de ferrocarril a
través de los continentes.18 Era el drama del poder europeo y norteamericano con el mundo a sus pies.
No obstante, (...) descubrimos de aquellos que explotaban a este mundo vencido eran hombres sobrios
con trajes discretos, los cuales propagaban respetabilidad y un sentimiento de superioridad racial junto a
las plantas de gases, las líneas de ferrocarril y los empréstitos. (Hobsbawm, 2018, p.16)

Era la época de la burguesía triunfante; del drama del progreso, palabra clave de una época
masiva, ilustradora, segura de sí misma, autosatisfecha, e inevitable.19 Las clases medias de Europa
estaban asustadas y siguieron estándolo del pueblo; se pensaba todavía que la «democracia» era el
16
Estos autores afirmaban que Engels buscaba posicionarse con esta obra como un referente ante el movimiento obrero, y
que por tanto debe restarle su credibilidad en tanto producción histórica. Aseguraban además que Engels era entonces una
figura en total desacuerdo con su familia, un joven iracundo vigilado por la policía, que a través de su apasionada acusación
contra el sistema manufacturero inglés atacaba su propia situación personal. Sostenían también que esto se explica en parte
por las malas condiciones que le tocó vivir a Engels entre el invierno de 1844 y 1845. Asimismo afirmaron que: “Fue a
partir de pruebas incompletas y con un espíritu de prejuicio político que Engels compiló su famoso relato de la condición de
las clases trabajadoras británicas”. (Chaloner, 1956) Acusaban a Engels de ser selectivo con las fuentes utilizadas, “echando
agua hacia su molino” y de vertir comentarios poco equilibrados. En definitiva estos autores creen que estos factores
deslegitiman las acusaciones de Engels.
17
Además que la crisis de lo que quedaba de la antigua sociedad coincidía con la crisis de la nueva, resultaba fácil en las
décadas entre 1840 y 1850 predecir la inminente desaparición del capitalismo.
18
Agrega ejemplos entre ellos los cables submarinos que cruzaban el Atlántico, la construcción del canal de Suez, las
grandes ciudades como Chicago que sacudían el suelo virgen del Medio Oeste norteamericano, y produciendo al mismo
tiempo enormes movimientos migratorios.
19
Hobsbawm en un brillante comentario agrega; el «drama del progreso» es una metáfora. Sin embargo fue una realidad
para dos tipos de personas; para los millones se vieron obligados a emigrar, y por otra parte aquellos que vivían en el
mundo no civilizado y chocaron en resistencia defendiendo sus viejas tradiciones contra la burguesía occidental europea.
9

preludio del socialismo. La revolución en el transporte se daba como resultado de la generalización de


la aplicación del vapor en el rubro20. A esto debe agregarse el rol cardinal de Gran Bretaña. Hobsbawm
afirma; “Jamás en la historia del mundo una sola potencia había ejercido mayor hegemonía que la de
Inglaterra a mediados del siglo XIX, pues hasta los mayores imperios o hegemonías del pasado21
siempre fueron puramente regionales. Nunca desde entonces una potencia sola ha logrado restablecer
una hegemonía parecida ni es probable que pueda restablecerla en el futuro, ya que ninguna pudo ni
podrá ostentar el título de «taller del mundo» (Hobsbawm, 2009, p.306) Y no sólo eso, Londres sería la
capital comercial del mundo.22
Los países y continentes estuvieron más próximos que nunca, por primera vez en la historia
transportar mercadería voluminosa y barata a largas distancias se hacía rentable. Y los ferrocarriles
unían territorios como nunca lo había hecho.23 En este contexto también se profundizó la división
internacional del trabajo, siendo esto acompañado por una serie de medidas tendientes al comercio
libre en todos los rincones del mundo.24

3.2. ¿Qué fue la Revolución Industrial?


Dicha revolución se debió al invento de la máquina de vapor, de las diversas máquinas de hilar, del telar
mecánico y de toda una serie de otros dispositivos mecánicos25. Estas máquinas, que costaban muy

20
Tanto en los barcos a vapor como en los ferrocarriles. La mayoría de las mercancías se transportaban a vela, los rápidos
progresos en la industria naval permitieron la construcción de navíos especializados, petroleros, frigoríficos etc, cada vez
más seguros, capaces y veloces. Al punto de que el trayecto entre Nueva York y Le Havre duraba ochocientas horas en
1832, y ocho veces menos en 1910. El costo del transporte de trigo entre Estados Unidos y Gran Bretaña en 1910 era cien
veces menor que en 1860. (Lucchini, Bubello, 2008, p.17)
21
Aquí cita ejemplos como el caso chino, el mahometano, y el romano.
22
El propio Engels diría sobre el Támesis: “No conozco nada que sea más importante que el espectáculo que ofrece el
Támesis, (...) La masa de edificios, los astilleros de cada lado, sobre todo en la vecindad de Woolwich, los innumerables
barcos alineados a lo largo de ambas riberas, que se aprietan cada vez más estrechamente los unos contra los otros(...), por
el cual se cruzan a plena velocidad un centenar de barcos de vapor -todo esto es tan grandioso, tan enorme, que uno se
aturde y se queda estupefacto de la grandeza de Inglaterra aún antes de poner el pie en su suelo.” (Engels, 1844, p.66).
23
Para 1850 el tendido ferroviario en Europa y Estados Unidos ya disponía de 35 mil kilómetros habilitados. Por otra parte,
el telégrafo, inventado entre 1836 y 1837, su extensión se difundió rápidamente, alentada por la necesidad de control
administrativo de sus propios territorios que tenían los gobiernos de la época. A fines de la década del cuarenta la línea
contaba en Europa con 3.500 kilómetros, y veinte años más tarde con 200.000.
24
En este contexto se profundiza la libertad de comercio. Lo que permitiría a cada país abastecerse de los productos que
necesitase allá dónde fuesen de mejor calidad y a menor costo. Esta especialización por nación a menor costo profundizaría
la división internacional del trabajo, acentuando el rol de cada país sobre determinadas mercancías en el comercio mundial.
A este panorama debe agregarse que “Así, mientras que entre 1800 y 1830 el comercio internacional se incrementó en un
modesto 30 por ciento, pasando de unos 300 a unos 400 millones de libras esterlinas, entre 1840 y 1870 se multiplicó por
más de cinco, y en esa última fecha superó los 2.000 millones de libras “ (Hobsbawm, 1977) Los aumentos cualitativos de
la circulación de las mercancías y la profundización de la división internacional del trabajo llevaban a los países a
abandonar el proteccionismo bregado por el pensamiento mercantilista. El hambre de 1845-46 que afectó a Irlanda acabó
con el proteccionismo británico e inauguró una etapa de librecambismo en Europa. En 1846 se aprobaba en Gran Bretaña la
ley que abolía el impuesto a la importación de granos, y también se abolían las leyes de navegación que impedían el ingreso
al país de mercaderías que no fuesen transportadas por barcos ingleses. El Bank Charter Act en 1844 concedía el monopolio
de la emisión de papel moneda al Banco de Inglaterra, vinculando a la emisión de billetes con el encaje en oro.
Complementaba esta medida otra de 1817 en la cual se establecía la relación en que cada tres onzas de oros equivalían a
tres libras esterlinas, dando así nacimiento a nivel internacional el sistema de relación entre las distintas monedas conocido
como “sistema de patrón de oro”, facilitando el comercio internacional y afianzando a Gran Bretaña como superpotencia.
25
Engels realiza un análisis detallado de las principales invenciones de la época, pero le da una categoría especial al “telar
continuo” junto a la máquina de vapor, sitúandolas como las invenciones mecánicas más grandes del siglo XVIII. “Estos
10

caras y, por eso, sólo estaban al alcance de los grandes capitalistas, transformaron completamente el
antiguo modo de producción y desplazaron a los obreros anteriores, puesto que las máquinas producían
mercancías más baratas y mejores que las que podían hacer éstos con ayuda de sus ruecas y telares
imperfectos. Las máquinas pusieron la industria enteramente en manos de los grandes capitalistas y
redujeron a la nada el valor de la pequeña propiedad de los obreros (instrumentos, telares, etc.), de
modo que los capitalistas pronto se apoderaron de todo, y los obreros se quedaron con nada. Así se
instauró en la producción de tejidos el sistema fabril. (Engels, Principios del comunismo, 1847, p.1)

Al hablar de Revolución industrial al decir de Hobsbawm, se está hablando de forma inequívoca


de Inglaterra.26 Ahora, ¿qué significa la expresión “estalló la Revolución industrial? Al decir de
Hobsbawm significa que un día entre 1780 y 1790 la humanidad por vez primera se libera de las
cadenas al poder productivo de las sociedades humanas, que desde entonces se hicieron capaces de una
constante, rápida y hasta el presente ilimitada multiplicación de hombres, bienes y servicios.
(Hobsbawm, 2009, p.35) Siendo esto lo que comúnmente es denominado por los economistas como
«take-off».27 Bairoch argumentaba que la Revolución Industrial era una gradual transición de
sociedades tradicionales agrícolas a un tipo de economía en el que predominaba la industria; y no
precisamente una revolución. Afirmaba que la Revolución industrial fue en realidad primero y sobre
todo una Revolución agrícola, y sobre esas bases se fomentó el «take-off» sin precedentes del sector
industrial y minero. El propio Engels afirmaba sobre esto;28
La agricultura fue igualmente transformada. Y, como hemos visto, no sólo las tierras pasaron a manos
de otros poseedores y cultivadores, sino que fueron afectadas de otra manera. Los grandes cultivadores
emplearon su capital en la mejora del suelo, derribaron las inútiles cercas de separación, utilizaron
mejores instrumentos e introdujeron una alternación sistemática en los cultivos «cropping by rotation».
Ellos también se beneficiaron del progreso de las ciencias. Sir Humphrey Davy aplicó con éxito la
química a la agricultura, y el desarrollo de la mecánica le produjo gran número de ventajas. (Engels,
1844, p.55)

3.3. ¿Qué es el proletariado para Engels, y qué para los autores?


Las armas con que la burguesía derribó al feudalismo se vuelven ahora contra ella. Y la burguesía
no sólo forja las armas que han de darle la muerte, sino que, además, pone en pie a los hombres

inventos, que después fueron mejorados todos los años, decidieron la victoria del trabajo mecánico sobre el trabajo manual
en los principales sectores de la industria inglesa, y toda la historia reciente de ésta nos muestra cómo los trabajadores
manuales han sido desplazados de sus posiciones por las máquinas. Las consecuencias de ello fueron, de una parte, una
rápida caída de los precios de todos los productos manufacturados, el desarrollo del comercio y de la industria, la conquista
de casi todos los mercados extranjeros no protegidos, el crecimiento acelerado de los capitales y de la riqueza nacional; y,
de otra parte, el incremento aún más rápido del proletariado, destrucción de toda propiedad, de toda seguridad de sostén
para la clase obrera, desmoralización, agitación política, y todos esos hechos que repugnan tanto a los ingleses acomodados
y que vamos a examinar en las páginas que siguen.” (Friedrich Engels, 1844, p.47)
26
Es en el período que estudiamos que la literatura y las artes empiezan a sentirse atraídas por este súbito ascenso de la
sociedad capitalista en el que los lazos sociales se aflojan menos los implacables nexos del oro y los pagarés.
27
Hobsbawm agrega; “Nunca una sociedad antes fue capaz de romper los muros en que la estructura preindustrial, su
ciencia y técnicas defectuosas, el paro, el hambre y la muerte imponían periódicamente a la producción, aunque sus
orígenes pudiesen rastrearse desde mucho antes, incluso hasta el siglo XI. Las transformaciones que supuso la Revolución
industrial fueron enormes. Brown afirma: “en tanto que la sociedad eotécnica era una sociedad de poblaciones pequeñas y
aldeas predominantemente agrícolas, con una industria basada en el trabajo de pequeños artesanos, mercaderes y
campesinos, una religión omnipresente y la condición de sus miembros determinada en gran parte por su nacimiento, la
sociedad paleotécnica resultó algo completamente nuevo en todos esos aspectos. Las grandes ciudades remplazaron a los
pequeños pueblos o aldeas; los trabajadores sin oficio ni domicilios fijos, a los artesanos hábiles; la gran fábrica a la
pequeña industria doméstica; la competencia desenfrenada tomó el lugar de la cooperación” (Brown, 1978, p.48)
28
Lo afirma aunque sin avizorar la transformación de la base agraria sobre la cual se cimentaba la Revolución industrial.
11

llamados a manejarlas: estos hombres son los obreros, los proletarios. (Marx y Engels, Manifiesto
Comunista, 1848, p.58)

Para Engels, el proletariado nació de la Revolución industrial en Inglaterra a partir de la segunda


mitad del siglo XVIII.29 Proceso que creía que se repetiría en todos los países civilizados del mundo.
Para el autor el proletariado se desarrollaría en la misma proporción que se desarrollaba la burguesía y
el capital. La clase obrera moderna solo podía vivir encontrando trabajo en la medida que este
alimentase el incremento del capital de la burguesía, el proletariado entonces estaba obligado a
venderse a trozos, siendo una mercancía más sujeta a los cambios, y a las modalidades de la
concurrencia de las leyes de fluctuación del mercado. Engels entendía al proletariado y su génesis a
partir de las industrias, afirmaba equivocadamente que; “la producción del material, de las materias
primas y de los combustibles no devino verdaderamente importante sino después de la Revolución
industrial, dando así nacimiento al proletariado.” Esta definición de Engels entiende en el
proletariado un funcionamiento cuasi-mecánico, y a la Revolución industrial como un antes-después
cuando en realidad se trató de un complejo proceso con muchas continuidades. En este sentido y en
cuanto a la definición de proletariado tiene mucho que aportar E.P. Thompson.
E. P. Thompson afirmaba que el proletariado no surgió como el sol, a una hora determinada, sino
que estuvo presente en su propia formación. Cuando hablamos de clases trabajadoras se refiere a
fenómenos distintos. Por clase define Thompson a un fenómeno histórico que unifica una serie de
sucesos dispares y aparentemente desconectados como a la consciencia.30 No veía en la clase una
categoría ni una estructura, sino como algo existente en las relaciones humanas. Afirmaba que la
experiencia está determinada por las relaciones de producción en que los hombres nacen o entran de
forma involuntaria. La clase trabajadora era para Thompson, no solo el industrial o el trabajador de las
minas, era el pobre tejedor de medias, el tundidor ulita, y el “obsoleto” tejedor de telar manual.
Otro punto que plantea Thompson es que la consciencia de clase es la forma en que las
experiencias se sintetizan en términos culturales, encarnadas en sistemas de valores, tradiciones, ideas,
y formas institucionales. Nunca surge de la misma forma la consciencia de clase. No son fenómenos
29
Para Engels, la historia de la clase obrera en Inglaterra comienza en la segunda mitad del siglo pasado, con la invención
de la máquina de vapor y las máquinas destinadas a trabajar el algodón. Estas invenciones desencadenaron una revolución
industrial que, simultáneamente, transformó la sociedad burguesa en su conjunto y cuya importancia en la historia del
mundo apenas ahora comienza a comprenderse. (Engels, 1844, p.41) Por esta razón Engels creía que en Inglaterra era
donde el proletariado existía en su forma más pura, por ello consideraba que allí existían los materiales más serios para
realizar un estudio verdadero del asunto que permitiese construir teoría revolucionaria. Engels creía fervientemente que
había que conocer las condiciones de vida del proletariado para poder abordar desde una forma científica la construcción de
teorías científicas del socialismo, para poner fin a las divagaciones y moralejas fantásticas.
30
E.P. Thompson afirmaba que ni el entramado sociológico mejor engarzado puede darnos una muestra pura de la clase, del
mismo modo que no puede dárnosla del amor. La relación debe estar siempre encarnada en gente real y en un contexto real.
No podemos tener dos clases distintas cada cual con una existencia independiente, y luego ponerlas en relación la una con
la otra. La clase cobra existencia cuando algunos hombres de resultas de sus experiencias comunes (heredadas o
compartidas), sienten y articulan la identidad de sus intereses a la vez comunes a ellos mismos y frente a otros hombres
cuyos intereses son distintos de (y habitualmente opuestos a) los suyos.
12

que puedan entenderse como “leyes” o formas mecánicas. La clase aparece así como un conjunto de
relaciones fluyendo entre sí. Si detenemos la historia en un punto determinado, no habría clases sino
una multitud de individuos con distintas experiencias; pero si los observamos a lo largo de un período
suficiente de cambio social; observaremos estas relaciones, ideas e instituciones. Por ende el
proletariado era una formación social y cultural en el período que va desde 1780 y 1832 en el que gran
parte de la población trabajadora inglesa llegó a sentir esa identidad, al punto de que las clases
gobernantes y patronales divididas se cohesionaron para superar el antagonismo. En 1832 la presencia
de la clase obrera era el factor más significativo de la vida política británica.

4. Las condiciones del proletariado industrial en 1840.


4.1. Chaloner y Henderson contra Engels; ¿Tan mal vivían los trabajadores británicos?
Nos pareció pertinente comenzar el análisis de las condiciones de la clase trabajadora en
Inglaterra a partir de una de las tantas polémicas existentes sobre la obra de Engels protagonizadas por
Chaloner y Henderson ya que nos permite visualizar algunas de las hipótesis manejadas sobre el tema.
Ambos realizaron un profundo ataque a la obra de Engels -a veces en contra del autor en sí- consistente
de varios puntos. En las siguientes páginas detallaremos algunos de sus principales aspectos, algunos
de ellos suelen ser realmente pertinentes, mientras que otros no tanto.31
Una de las críticas más acertadas de estos autores es hacia la hipótesis engeliana de que las
condiciones del proletariado industrial empeoraron con el surgimiento y la profundización de la
Revolución industrial, para ellos Engels idealizaba la sociedad preindustrial como sí fuese algo idílico
mientras tiraba todo su fuego contra la sociedad industrial.32 Previamente a la Revolución industrial
existían artesanos y tejedores vinculados al sistema de producción doméstica, pero los mismos podían
llegar a ser enormemente explotados por los empresarios así como lo eran los obreros en fábricas en la
década de 1840 -hombres, mujeres y niños-. Se podría agregar además que las condiciones del

31
Entre los argumentos y/o acusaciones contra Engels y su obra por parte de estos autores es que su obra carecía de
fundamento serio, de convertir a los peores indicadores en lo típico, acusándolo de amarillismo, de caricaturizar las nuevas
sociedades como una polarización entre empleadores ricos y una masa de esclavos asalariados mal pagos, minimizando al
extremo a las capas medias inglesas, y/o de utilizar situaciones individuales de la prensa radicalizada de forma
generalizante. Engels sobre el empleo de situaciones extremo en su libro expresaba; “Yo no pretendo en modo alguno que
todos los trabajadores londinenses viven en la misma miseria que las tres familias citadas; yo sé bien que por un hombre
que es aplastado sin compasión por la sociedad, diez viven mejor que él. Pero yo afirmo que millares de buenas y laboriosas
familia mucho más buenas; mucho más honorables que todos los ricos de Londres se hallan en esta situación indigna, y que
todo proletario, sin excepción alguna, sin que sea culpa suya y a pesar de todos sus esfuerzos, puede correr la misma
suerte.” (Engels, 1844, p.75) Chaloner y Henderson sobre el Engels “amarillista” dirían; por ejemplo; si un investigador
estimaba que en Londres en 1840 había entre 30.000 y 40.000 prostitutas, Engels tomaría solo la cifra más alta, siendo este
un dato que hasta el día de hoy se desconoce. Consideramos que no debe omitirse que la obra de Engels es un producto y
parte de un contexto, así como de una etapa concreta de su vida en la cual había cuestiones que todavía no había
vislumbrado, pero sería mentira afirmar que Engels negase por ejemplo el papel de las capas medias.
32
Considero muy acertada esta crítica que hunde sus raíces en el desconocimiento de Engels en profundidad de la evolución
económica de Inglaterra desde varios siglos atrás.
13

campesinado podrían llegar a ser mucho peores.33 Estos autores afirman que como los obreros
industriales se encontraban bajo un mismo techo, era más fácil detectar las pésimas condiciones de
trabajo en el sistema industrial que cuando se utilizaba el sistema doméstico en viviendas y talleres
aislados.34
Estos autores parten de que la obra de Engels debe ser profundamente revisada, pues si bien
Engels conoció bien centros industriales como Manchester y Salford, -dando cuenta ampliamente de
ello en su obra-, sin embargo no da cuenta de muchas ciudades importantes del período,35 y si lo hace,
es a partir de fuentes de segundos sin mucho rigor, así como tampoco da cuenta del desarrollo de
reformas.36 Afirmaban Chaloner y Henderson que en 1840 la masa británica no estaba más hambrienta
que en las décadas de 1820 y 1830,37 y que Engels tuviera esta visión negativa de la realidad se debe en
gran medida a que llegase a Manchester tras una serie de disturbios que hubo en 1842, donde abundaba
el descontento, agudizado por la labor de agitadores.38
Afirman para concluir; “En suma, existen muchos libros, folletos e informes de la época que son
más exactos, objetivos e imparciales que la descripción de Engels de la Inglaterra de la década de
1840. La importancia del libro de Friedrich Engels radica en que arroja luz sobre el desarrollo

33
Hobsbawm afirmaba que la pobreza era peor en el campo, especialmente entre jornaleros, campesinos en tierras pobres y
estériles, y trabajadores domésticos rurales. Las malas cosechas provocaban grandes hambrunas. Muchas personas se
sustentaban apenas con hierbas, forrajes, y pan hecho con bayas silvestres. Incluso en zonas ricas una hambruna podía
provocar excesos de defunciones. El acontecimiento que mejor representa esta situación es el hambre irlandesa a partir de
1845. En 1847 las condiciones eran tan malas que prácticamente 1 ⁄ 3 de la población dejó el pan para comer tan sólo papas.
En algunos casos los servicios de socorro tenían que enseñarles a comer garbanzos que les suministraban. Muchas veces
esta gente carecía de ropas de cama y bebían en cuencos de barro
34
Hobsbawm afirmaría lo mismo; que los pobres en las ciudades pasaban menos inadvertido aunque su situación era
pavorosa. Si hubo alguna mejora significativa es imposible que se haya dado antes de 1844 -en Inglaterra-. En esta época se
expandió la brecha entre ricos y pobres; mientras la baronesa de Rothschild llevaba joyas de valor de millón y medio de
francos al baile de máscaras del duque de Orleans -1842-, era la misma época en que John Bright describía a las mujeres de
Rochdale: «Dos mil mujeres y muchachas pasaban por las calles cantando himnos; era un espectáculo singular e
impresionante, casi sublime. Terriblemente hambrientas, devoraban una hogaza con avidez indescriptible. Si el pan hubiera
estado cubierto de fango, lo habrían devorado igual». (Hobsbawm, 2009, p.209)
35
En cuanto a esto Chaloner y Henderson afirman que existen informes como el del abogado Culverwell, “mucho más
completo y equilibrado”, afirman que Engels no tuvo conocimiento directo, sino a partir de publicaciones y materiales
impresos de centros industriales tan importantes como Birmingham, Newcastle, Tyne, o Glasgow.
36
Estos autores nombran para ejemplificar esto la reducción de horas de trabajo de mujeres y niños en casi todos los
establecimientos textiles (1833), la prohibición del trabajo de la mujer en minas (1842), y la abolición del sistema de pago
de sueldos con mercancías en vez de dinero (1831), cambios que si bien no daban con las más elevadas esperanzas de los
más radicales reformadores, procuraban el bienestar de los trabajadores. No obstante, E. P. Thompson diría sobre esto que
habría que matizar pues las reformas no implicaban una mejora certera siempre. Sobre la prohibición del trabajo infantil por
ejemplo es sabido que los niños de menos de siete años continuaron trabajando, y cuando llegaban los inspectores en
muchas fábricas los ponían en cestos y los subían a los techos para que no los viesen.
37
Década en la que según Chaloner y Henderson aumentaba el consumo per cápita de alimentos en forma firme y constante
38
Estos “agitadores” según Chaloner y Henderson denunciaban la Nueva Ley de Pobres de 1834 y propugnaban “panaceas”
como “la Carta Constitucional del Pueblo”, la derogación de las -Leyes de Granos- y el proyecto de ley de una jornada de
labor de diez horas. Esta aseveración que sin dejar de ser una verdad -la obra de los agitadores- pretende simplificar una
realidad compleja y más profunda, buscando enmascarar las injusticias y responsabilizando de los males al movimiento de
la naciente clase trabajadora que profundizaremos en el apartado 4.2. Luego sostenían que sólo hacia 1844 el comercio se
comenzó a recuperar realmente bajo el impulso del "boom" ferroviario, procurando restar peso a las afirmaciones de
Engels.
14

intelectual de un joven revolucionario que estaba llamado a convertirse más tarde en uno de los más
estrechos colaboradores de Karl Marx” (Chaloner, Henderson, 1989) Algunas de las consideraciones
que hacen Chaloner y Henderson, podrían ser muy poco serias; afirman que es debido al legado de
Engels que se visualiza en la década de 1840 una gran miseria, siendo su libro antes que nada un
panfleto político y no una monografía académica. Explicaremos esto en más detalle en las siguientes
páginas.39
Hobsbawm afirmaba que ningún observador razonable negaba que las condiciones de los
trabajadores pobres entre 1815 y 1848 era espantosa, y que hacia 1840 esos observadores eran muchos
y no cesaban de advertir que la situación era cada vez peor. En la propia Inglaterra surgían diversas
teorías apocalípticas sobre esta situación.40 Existía un deterioro general que abarcaba a grandes zonas
de Europa, no alcanzaban las pocas instituciones urbanas y servicios sociales correspondientes a la
expansión de la pobreza. El dinero y los jornales tendían a bajar desde 1815, así como los alimentos en
las ciudades hasta la llegada del ferrocarril. Los malthusianos fundaban buena parte de ese pesimismo
en esos empeoramientos, por ejemplo a la dieta alimenticia, que llevaban en muchos casos a debilitar
la salud y a la desnutrición de muchos trabajadores. Un ejemplo; en 1842, el 50% de los pulidores de
metales de treinta años, el 79% de los de cuarenta, y el 100% de los de más de cincuenta años estaban
enfermos de los pulmones.
Por otra parte, es importante señalar que el propio Engels de 24 años reconocía avances y un
desarrollo profundo de la sociedad y la economía, afirmar que Engels veía todo en “blanco y negro”
también significa generar una caricatura del autor completamente equivocada, esto es lo que
comúnmente se denomina como «falacia de hombre paja», y es que estos autores hacen con Engels lo
mismo que afirman que Engels hacía con la época que estudiaba; Engels afirmaba; “La historia del
Lancashire meridional conoció los más grandes milagros de los tiempos modernos, pero nadie ha
hablado de ello, y todos estos milagros los realizó la industria textil (Engels, 1844 p.49). Y también

39
En esta línea aseguraban que Engels no sólo buscaba condenar al capitalismo industrial, sino acusar constantemente al
burgués; los autores realizan una caricaturización de Engels afirmando que “si la tarea del patrón era dura, Engels
acusaría de arruinar la salud de sus obreros; si el patrón mandaba a realizar trabajos livianos, Engels acusaría de
provocar trastornos nerviosos al ejecutar tareas monótonas y aburridas; si el industrial no aseguraba confort a sus
obreros, era un monstruo inhumano; si el dueño construía casas para sus artesanos, era un terrateniente codicioso y
tiránico; si un industrial construía escuela para los hijos de los obreros, era para formar obedientes esclavos. Un
empleador nunca podría actuar con rectitud, siempre sería el villano de la obra”. Utilizaron Challoner y Henderson
argumentos poco serios, falacias de hombre de paja, fruto de una acusación infructuosa que en todo caso busca legitimar las
desigualdades que Engels condenaba, atacando la caricatura realizada sobre Engels no con una perspectiva de conocer más
sobre el pasado sino de arremeter contra Engels.
40
Las teorías malthusianas por ejemplo, sostenían que el crecimiento de la población iba a superar los medios de
subsistencia se reforzaban en los argumentos de los economistas ricardianos. En la mayor parte de los casos las perspectivas
eran muy pesimistas, todo lo contrario a Engels quien vislumbraba un futuro próspero en que la clase trabajadora
gobernaba. La depauperación del pueblo era todo un tema que circulaba por muchos medios de prensa y publicaciones
académicas, el predominio de tales opiniones evidencia la miseria universal y al decir de Hobsbawm; “la apariencia
desesperada de los pobres”. (Hobsbawm, 2009, p.210)
15

afirmaban en conjunto a Marx en una obra como el Manifiesto Comunista en 1848 a lo que cabe
preguntarse ¿Dónde está la caricatura de Engels sobre la burguesía?
“La burguesía ha producido maravillas mucho mayores que las pirámides de Egipto, los acueductos
romanos y las catedrales góticas; ha acometido y dado cima a empresas mucho más grandiosas que las
emigraciones de los pueblos y las cruzadas.” (Engels, Marx, Manifiesto del Partido Comunista, 1848.
p.52).

4.2. Las condiciones del proletariado inglés industrial según Engels y los autores.
“Yo quería veros en vuestros hogares, observaros en vuestra existencia cotidiana, hablaros de vuestras
condiciones de vida y de vuestros sufrimientos, ser testigo de vuestras luchas contra el poder social y
político de vuestros opresores.” (Engels, 1844, p.2)

La fase inicial de la revolución industrial no impulsó a los trabajadores hacia la gran producción
mecanizada como afirmaba Engels, sino en torno a unos pocos sectores mecanizados y a gran escala,
multiplicándose el número de artesanos preindustriales, de pocos trabajadores expertos y un ejército de
trabajadores domésticos a menudo mejorando su condición -especialmente a razón de la escasez de
mano de obra durante las guerras-. Sin embargo, hacia la década de 1830 el poderoso avance de la
máquina empezó a darles de lado, muchas veces los hombres independientes se convertían en
dependientes, las personas en “manos”, y en el peor de los casos el hambre arrastraba a multitudes en
degradados trabajos. La mayoría de los que caían en estas situaciones no eran sino los mejores
artesanos y tejedores, los más educados.41
El proletariado fabril podía llegar a tener mejores condiciones, pero estaba bajo estricto control y
la más estricta disciplina impuesta ya sea por el patrón o sus representantes. No tenía posibilidad de
presentar recurso legal alguno, y apenas contaban con rudimentos de la protección pública. Tenían que
trabajar la cantidad de horas que se les impusiera, aceptar los castigos y las multas con que los
sancionaban, a la vez que los patronos aumentaban sus beneficios. Muchas veces se veían obligados a
comprar en la tienda del dueño -en zonas sobre todo aisladas-, en otras recibían los jornales en especie,
permitiendo a algunos patronos aumentar aún más sus ganancias. Quien era proletario e hijo de
trabajadores agrícolas no iba a encontrar una vida mejor que la de sus padres; pues se trataba de un
régimen algo mejor que el de la esclavitud en que los niños y las mujeres eran preferidos por los
patronos porque el resto trataba de evitar este tipo de trabajos.

“En la década 1830-1840 y en parte de la siguiente, puede afirmarse que incluso la situación material del
proletariado industrial tendió a empeorar. Cualquiera que fuese la situación del trabajador pobre, es indudable que todo el
que pensara un poco en su situación -es decir, que no aceptara las tribulaciones del pobre corno parte de un destino
inexorable y del eterno designio de las cosas- tenía que advertir que el trabajador era explotado y empobrecido por el rico,
que se hacía más rico mientras el pobre se hacía más pobre. Y que el pobre sufría porque el rico se beneficiaba. El
mecanismo social de la sociedad burguesa era profundamente cruel, injusto e inhumano.” (Hobsbawm, 2009, p.213)

41
Estos no sabían con claridad que les ocurría, lo lógico era que se volcaran hacia la protesta social, algo que se abordará
más en profundidad finalizando este apartado.
16

Como afirmara Hobsbawm, las clases trabajadoras crecían en número de forma vertiginosa,
incluyendo a aquella de las minas y los ferrocarriles. Sin embargo contrario a los criterios que utiliza
Engels para contarla, no podía contarse por millones sino por miles salvo la excepción de Inglaterra,
sin embargo, su importancia política y social era ya inmensa y desproporcionada a su número a pesar
de su desorganización42 (Hobsbawm, 2009, p.304) Sobre esta desorganización pasaremos a desarrollar
al final de este apartado.
En aquel panorama afirma Hobsbawm, resulta difícil negar que existía una pobreza espantosa.
Era complicado no pensar que iba a seguir aumentando y ahondando; en este sentido resulta una
conclusión evidente; este es un factor que debió impresionar fuertemente al joven Engels; sin embargo;
la propiedad material de los trabajadores pobres no era con frecuencia mayor que en el pasado. Por otra
parte, existían los paladines del progreso quienes aseguraban que las malas condiciones de la clase
trabajadora no se debían a la nueva sociedad burguesa, sino a los obstáculos que imponían los rezagos
feudales, monárquicos y aristocráticos a la iniciativa libre. Unos y otros coincidían en que la situación
era más penosa; unos creían que la situación podía transformarse desde el marco del capitalismo, y
otros, que se precisaba de una nueva sociedad.
Hay que hacer una contextualización necesaria al pasar a abordar al proletariado industrial; en el
mundo de las décadas de 1840 y 1850 la mayoría de los habitantes de la humanidad seguían siendo
campesinos, incluso en la industrial Inglaterra,43 existía la esclavitud (Brasil y EEUU principalmente),
estimulados por el progreso de la industria y el comercio. Se profundizaba también sistemas de
semiesclavitud como la exportación de «trabajo contratado» desde la India a las islas del azúcar en el
océano Índico. La servidumbre seguía existiendo, en Sicilia, Andalucía, y en Europa del este.44 Por otra
parte, «las clases medias» existían y crecían rápidamente,45 se trataba entonces, de una sociedad de
muchos contrastes. Y sobre estos contrastes, se daban testimonios como este de Engels sobre las
trabajadoras industriales;
“Casi siempre son mujeres de 15 a 20 años y más, las que trabajan en el telar mecánico; también hay
algunos hombres, pero raramente conservan ese empleo después de los 21 años de edad. En las
máquinas de prehilar, no se encuentran sino mujeres, a lo sumo algunos hombres para afilar y limpiar
las máquinas de cardar. Además, las fábricas emplean a un gran número de niños para quitar y poner
bobinas (doffers) y algunos hombres adultos como capataces en los talleres, un mecánico y un obrero
especializado para la máquina de vapor, así como carpinteros, un portero, etc. Pero el trabajo
propiamente dicho es realizado por las mujeres y los niños. Eso también lo niegan los industriales, y el

42
Sobre esta desorganización Hobsbawm afirmaría “Hasta 1840, el proletariado -ese hijo de la Revolución industrial- y el
comunismo, unido ahora a sus movimientos sociales -el fantasma del Manifiesto comunista-. no se ponen en marcha sobre
el continente.” (Hobsbawm, 2009, p.35)
43
Recién en 1851 la población urbana superaría a la rural en Inglaterra.
44
En Rusia hacia la década del cuarenta la rebeldía campesina iba en aumento, en Rusia hubo 148 tumultos campesinos en
1826-1834, 216 en 1834-1844, 348- en 1844-1854
45
En 1801 había en Inglaterra unas 100.000 personas que pagaban impuestos por ganar más de 150 libras anuales, hacia
1851 van a ser unas 340.000, contando a sus familias, van a ser hasta un millón y medio de personas en una población total
de 21 millones (1851).
17

año pasado publicaron estadísticas importantes, tendientes a demostrar que las máquinas no suplantan a
los hombres. Los datos publicados muestran que más de la mitad (52%) del conjunto de obreros fabriles
son del sexo femenino y alrededor del 48% del sexo masculino, y que más de la mitad de ese personal
es de más de 18 años de edad. Hasta ahí, es perfecto. Pero esos señores industriales se han cuidado
mucho decirnos cuál es, entre los adultos, la proporción de hombres y mujeres. Ahora bien, ahí es
donde está precisamente la cuestión.” (Engels, 1844, p.212)
En Inglaterra el constante desarrollo hacia nuevas formas de maquinaria y la automatización del
trabajo profundizaba el desempleo y la pauperización de salarios. Pero las malas condiciones laborales
y/o vivir en condiciones de subsistencia no era lo peor, sino quedarse sin empleo. Estas situaciones
pronto devinieron en una de las primeras formas de protesta organizada del mundo industrial, muchas
veces analizadas como sí se tratase de un fenómeno antirracional, el ludismo. Este movimiento de
protesta encontraba la solución al problema destruyendo las máquinas.46 Hay dos asuntos-problema
que Hobsbawm le da vital importancia; relacionados a la miseria y al desempleo47 a la que se sumían
muchos trabajadores, que empobrecidos, explotados, y sin entenderla, hacinados en el frío y en la
inmundicia de las ciudades industriales, o en los extensos complejos de los pueblos industriales, se
hundían en la «desmoralización» en contexto de crisis de las instituciones tradicionales y guías de
conducta. “El alcohol era «la salida más rápida de Manchester»”, podía calificarse al alcoholismo casi
como una variable de la industrialización y la urbanización brusca e incontrolada, expandiendo «Una
pestilencia de fuertes licores», siendo una de las más comunes tentativas para “escapar” de ser
trabajador pobre, o aunque sea, aceptando u olvidando la humillación. Por otra parte, atemorizaban el
aumento de la promiscuidad sexual y la prostitución. 48
46
El ludismo se ganó rápidamente la simpatía de pequeños negociantes y granjeros ya que las máquinas rápidamente se
convirtieron en el enemigo visible. Era común que los granjeros dejasen sus máquinas al alcance de los amotinados para
que las destrozasen, y en 1830 Hobsbawm señala que el gobierno lanzó una lacónica afirmando que las máquinas «están
protegidas por la ley como cualquier otra clase de propiedades» (Hobsbawm, 2009, p.205) Relacionándose con el ludismo
Engels expresa sobre la automatización: “La única utilidad que las máquinas, han tenido para los trabajadores es que les han
mostrado la necesidad de una reforma social que haga trabajar a las máquinas, no contra los obreros, sino para los obreros.”
(Engels, 1844, p.209) El paro y el desempleo fue sin duda uno de los peores males que azotó la época. 2 ⁄ 3 de los obreros
textiles en Bolton -1842-y Roubaix -1847- fueron despedidos a consecuencia de las crisis económicas. Así también
ocurriría con el 20% de los de Nottingham y 1 ⁄ 3 de los de Paisley. Movimientos enteros como el cartismo se desplomarían;
pero se levantarían por la propia hambre. Engels sobre este punto afirma; “Las consecuencias del perfeccionamiento técnico
no son, en el régimen social actual, sino desfavorables al obrero y con frecuencia agobiantes; cada nueva máquina provoca
desocupación, miseria y angustia, y en un país como Inglaterra donde, sin eso, existe casi siempre "una población
excedente", el desempleo es en la mayoría de los casos, lo peor que puede suceder a un obrero.” (Engels, 1844, p.209)
Engels sobre las tasas de desempleo y las repercusiones de la automatización del trabajo ejemplificaría mencionando a
Leach, quien citaría datos espeluznantes, entre estos casos alude que existieron casos análogos en cuanto a Stockport, donde
en 1835, 800 hilanderos estaban empleados y solamente 140 en 1843, pese al desarrollo sensible de la industria de
Stockport en los últimos 8 o 9 años. Se han hecho perfeccionamientos análogos en las máquinas de cardar, lo cual ha dejado
a la mitad de los obreros sin trabajo. En una fábrica, se han puesto en servicio máquinas de torcer que han dejado sin trabajo
a 4 obreros de cada 8 y, además, el industrial ha rebajado el salario de las otros cuatro, de 8 a 7 chelines. Lo mismo ha
ocurrido en cuanto al tejido. (Engels, 1844, p.205)
47
Eran muchos los factores que llevaban a estos procesos, las ciudades crecían rápidamente, sin plan ni supervisión, y no
existían muchos de los servicios más elementales de vida, prácticamente eran inexistentes la limpieza de las calles, el agua
no llegaba hasta los hogares, las viviendas obreras estaban en pésimas condiciones, y la sanidad resultaba penosa.
48
A razón de esto existieron en la década que nos ocupa campañas sistemáticas de templanza impulsadas principalmente
por las clases medias y trabajadoras. Estos fenómenos de “promiscuidad” y “alcoholismo” no estaban limitados a una sola
clase, y fueron fenómenos efímeros de una época que da cuenta del shock que atravesaba una sociedad por sus vertiginosas
transformaciones económicas. Luego Hobsbawm añade; “el resto del siglo la hostilidad a los licores fuertes fue algo que los
18

Otra cuestión que merece ser señalada de las malas condiciones higiénicas, fue la reaparición de
grandes epidemias de enfermedades contagiosas como el cólera desde 1831 abarcando todo el
continente, y motivadas fundamentalmente por las condiciones de hacinamiento y la falta de agua.49
Ver también como fenómeno referido a las condiciones del proletariado la segregación territorial que
durante este periodo se expandía,50 se trató de un gigantesco proceso de segregación de clases en el
cual se empujaba a los trabajadores en concentraciones alejadas de los centros de gobierno y de
negocios, se comenzaban a dividir las ciudades europeas en un «hermoso» oeste y un «mísero» este. Y
una gran parte de la población permaneció al margen, de hecho algunas permanecieron completamente
al margen, como un sustrato de permanente pobreza y desesperación. Por no olvidar que las grandes
masas se veían periódicamente afectadas por el paro y las crisis -no siempre tan pasajeras-. Solo a
partir de que en 1848 las epidemias empezaron a matar a los ricos, y que las asustadas masas asustaban
a los poderosos, se profundizó y se le dio prioridad a las mejoras urbanas.
No es de extrañar que unas épocas después de escrito el libro, el «espectro del comunismo»
horrorizaba a Europa. Como afirma Hobsbawm el miedo al proletariado dominaba no sólo a los
propietarios de fábricas, sino también a los funcionarios civiles, incluso en zonas rurales, al clero en
Roma y a los profesores en todas partes. Esto no se debía a la propia obra de Marx y Engels, que
fueron muy poco influyentes para esa época, sino especialmente a las condiciones de vida de la clase
obrera. En los primeros meses de 1848 estalló una revolución social que movilizó a todas las clases
sociales, supuso el levantamiento de los trabajadores pobres de las ciudades, y principalmente su
fuerza -especialmente en Europa central y Occidental- derribó los antiguos desde Palermo hasta las
fronteras de Rusia.
Hobsbawm al hablar del movimiento obrero en esta época afirma que no era estrictamente
proletario, sino más bien un frente común de todas las fuerzas y tendencias de trabajadores pobres
-principalmente urbanos- en el que el proletariado era una fuerza muy inmadura.51 Sin embargo los

movimientos de los patronos y obreros ilustrados tuvieron en común” (Hobsbawm. 2009, p.207) Existían además otras
cuestiones relacionadas al “cataclismo económico y social” tales como el infanticidio, el suicidio, y el desequilibrio mental.
Sabemos de esto gracias a los precursores de la “medicina social” que empezaron en este contexto. La criminalidad sin
finalidad determinada podía ser interpretada como una ciega afirmación contra fuerzas que amenazaran a la humanidad.
Emergieron sectas y cultos apocalípticos, místicos y supersticiosos.
49
Para poner un ejemplo -afirma Hobsbawm, al tifus en Glasgow «no se le dio consideración de epidemia grave hasta
1818». Luego aumentó. En la ciudad hubo dos grandes epidemias (tifus y cólera) en la década 1830-1840, tres (tifus, cólera
y paludismo) en la siguiente, dos en la década de 1850, hasta que las mejoras urbanas acabaron con una generación de
descuido.” (Hobsbawm, 2009, p.209)
50
Engels sobre este punto diría; “es frecuente que la pobreza resida en callejuelas recónditas muy cerca de los palacios de
los ricos; pero, en general, se le ha asignado un campo aparte donde, escondida de la mirada de las clases más afortunadas,
tiene que arreglárselas sola como pueda. En Inglaterra, estos "barrios malos" están organizados por todas partes más o
menos de la misma manera, hallándose ubicadas las peores viviendas en la parte más fea de la ciudad.” (Engels. 1844, p.70)
51
Hobsbawm afirma que ladronzuelos, borrachos, lunáticos, comerciantes, y muchos trabajadores compartían la condición
de encerrarse en sí mismos y por fuera de su condición colectiva, eran apáticos respecto a la posibilidad de accionar
colectivamente. Esta apatía en la masa jugó un rol mucho más grande de la que solemos pensar, no es casualidad que los
menos organizados y menos instruidos fuesen los más apáticos, y esto se reflejó en la escasa participación electoral.
19

obreros del siglo XIX no pueden ser vistos como una víctima pasiva del sistema advierte Thompson,
ellos hicieron a la historia británica; menos se los puede ver cómo estadìsticas y números; puede que
hayan sido sus conspiraciones insurreccionales temerarias, pero ellos vivieron en esos tiempos de
graves trastornos sociales y nosotros no, por lo que sus aspiraciones eran válidas en términos de su
propia experiencia. En este contexto el socialismo aparecía como la única crítica intelectualmente
válida y alternativa, y quienes encabezaban las organizaciones de trabajadores “los más conscientes”,
no eran proletarios sino maestros artífices, artesanos independientes, trabajadores a domicilio, y
aquellos que vivían como antes de la Revolución industrial52 aunque con una presión mucho mayor,
siendo lo contrario a lo que expresaba Engels al decir que el elemento más avanzado era el
proletariado.
Los avances de la industria minaban la fortaleza de esta primitiva clase trabajadora, entre 1820
y 1850 el movimiento creó una red de instituciones para la educación social y política de la clase
trabajadora como los Halls of Science owenistas -había 700 en Inglaterra- y en poco tiempo cayeron en
un letargo o habrían muerto. El relevo del movimiento lo empezaron a tomar de a poco proletarios.53 El
movimiento obrero debía pensarse sobre todo como una organización de autodefensa, de protesta y de
revolución. Y no sólo eso, era también una fuente ilimitada de valores y de formas de vida. El
movimiento les daba una forma de vivir distinta, colectiva, comunal, combativa, y de lucha, coherencia
y objetivos.54 Generalmente existía la noción burguesa de que los sindicatos estaban formados por los
más toscos trabajadores, pero en realidad los más toscos eran los menos partidarios de la unión, y los
más inteligentes y competentes la defendían con ardor (Hobsbawm, 2009, p. 220).
El sentimiento de clase,55 la combatividad, el odio y el desprecio al opresor eran valores inmersos

52
Los primeros sindicatos trade unions, fueron formados por impresores, sombrereros, sastres, libreros, sastres a mano, y el
núcleo de sus líderes correspondieron al carlismo en ciudades como Leeds. Lo mismo ocurría con quienes adoptaban las
doctrinas cooperativistas de Owen, en su mayor parte eran mecánicos, trabajadores manuales y artesanos. Los hombres que
se alzaron contra la burguesía en la Comuna de París de 1871 eran del viejo barrio artesano de Saint-Antoine, por lo que
este es un proceso que no se dio sólo en Inglaterra.
53
Como el owenista algodonero John Doherty, o los mineros Tommy Hepbum y Martin Jode.
54
Hobsbawm afirma que ante el trabajador pobre solo se abrían tres posibilidades de margen en la sociedad burguesa;
esforzarse para convertirse en burgués -técnicamente casi imposible- desmoralizarse, o rebelarse. Engels sobre esto afirma
casi que en total sintonía; “Aquí también el obrero no tiene más que dos salidas para escapar a la desesperación: la rebelión
interna y externa contra la burguesía, o bien la bebida, el vicio. Y a esas dos soluciones los obreros pueden recurrir. La
historia del proletariado inglés cuenta por centenares los motines contra las máquinas y la burguesía en general; en cuanto al
vicio, ya hemos hablado de ello. Él mismo sólo es en realidad otro aspecto de la desesperación.” (Engels, 1844, p.209)
55
Si bien muchos elementos son de larga data en cuanto a los que conforman la identidad del proletariado consciente; tiene
según Hobsbawm algo completamente nuevo; la consciencia de clase y la ambición de clase; la Revolución industrial
imprimió en esta clase el sello de la movilización permanente; se necesitaba de vigilancia continua, organización, actividad
del “movimiento, sindicatos, periódicos, agitación en pos de construir una sociedad distinta opuesta al modelo de los
“opresores”, colectivista, cooperativa, socialista, no representando un sueño y/o conjunto de sueños de pobres, sino una
alternativa permanente y real del sistema. Agregaría Hobsbawm; “La conciencia de la clase trabajadora no existía en 1789,
ni siquiera durante la Revolución francesa. Fuera de Inglaterra y Francia tampoco existía apenas en 1848. Pero en los dos
países que incorporaron la doble revolución; “industrial” y “político-liberal” existía desde luego entre 1815 y 1848, y de
manera especial hacia 1830. (...) En Inglaterra, los intentos de reunir a todos los trabajadores en sociedades generales de
obreros, es decir, en entidades que. superaran el aislamiento local de los grupos particulares de obreros llevándoles a una
20

en el movimiento trabajador, nada debían a los ricos, excepto sus males, la rebelión era un camino
obligado frente a la apatía en la que caían muchos. Este proceso de autoorganización se reflejó en la
«unión» de trabajadores, en sociedades de socorro mutuo de obreros y/o las huelgas generales como
práctica de presión y lucha. Se reflejaba esto en aquellas manifestaciones cartistas en Lancashire en la
que mujeres y niños llevaban antorchas andando, y en la rapidez con la que se desplegaron los
almacenes cooperativos de Rochdale entre 1840 y 1850. Sin embargo su fuerza, a pesar del «espectro
del comunismo» que tanto atemorizaba a los ricos, radicaba en una forma de organizarse que era más
un movimiento que una organización, cuya dificultad más grande fue el problema de la unidad más que
el de la disciplina, y la organización y/o sus jefes, cuyas consignas tradicionales y radicales que sin un
programa claro, pobremente dirigido y coordinado, y a cuyos intentos de fortificar fracasaron
rápidamente, terminó por derrotarlos en 1848.56 Sin embargo el hambre, la desgracia y el odio, los
hacían volver a unir.
Por último y a modo de resumir; entre 1830 y 1840 ya existía un proletariado con conciencia de
sí y con aspiraciones sociales, siendo la misma reforzada por una herencia jacobina -la suma de
experiencias durante la Rev. Francesa-,57 aunque con menor consciencia y unidad que la que podía
tener la burguesía y la clase media. La protesta una vez adquirido cierto aire de conciencia política
transformó al bloque proletario en una masa fuerte y estable, donde la tradición jacobina y la proletaria
se reforzaban siendo la dinámica común la de la protesta ocasional de gentes desesperadas.58 Algunas
de las prácticas de protesta, y el crecimiento del proletariado y de su consciencia, convirtió a esta masa
de hombres y mujeres muchas veces políticamente inmaduros en una fuerza decisiva en las grandes
ciudades a partir de 1830 y especialmente a partir de 1848, siendo muchas veces sectores en estado
insurreccional.59

4.3. Las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras.


“Pero todo eso no es nada. Las consecuencias morales del trabajo de las mujeres en las fábricas son
mucho peores aún. La reunión de personas de ambos sexos y de todas las edades en un mismo taller, la
inevitable promiscuidad que resulta de ello, el apiñamiento en un espacio reducido de personas que no
han tenido ni formación intelectual ni formación moral, no están precisamente hechas para tener un
efecto favorable sobre el desarrollo del carácter femenino” (Engels, 1844, p.220)

solidaridad nacional y hasta quizá universal de la clase trabajadora; empezó en 1818 y prosiguió con febril intensidad entre
1829 y 1834” (Hobsbawm, 2009, p.215)
56
Lo que terminó por derrotar al movimiento en 1848 fue la pobre organización y madurez capaz de hacer de la rebelión
algo más que una sublevación espontánea, sin ser nunca un verdadero peligro para el orden social.
57
La importancia de la Revolución francesa merece ser subrayada, pues por primera vez el pueblo llano se convertía en
protagonista más que como víctimas, deseaban respeto, reconocimiento e igualdad, y creían muchos poder conseguirla.
58
Las prácticas de destrucción de máquinas, las tiendas y/o la destrucción de casas de los ricos, tienen una larga data en la
historia de occidente, y expresan el hambre, y el sentimiento de personas irritadas frente por ejemplo; al desempleo masivo
que según su lógica se debía a la introducción de nuevas máquinas. Muchos de estos movimientos combinaron inclusive la
moderación política con un terrorismo sistemático contra los compañeros no unionistas.
59
Sobre esto Hobsbawm refiere; “Cuando el polvo se asentó sobre sus ruinas, pudo verse a los trabajadores -en Francia
decididamente trabajadores socialistas- que en pie sobre ellas exigían no sólo pan y trabajo, sino también una nueva
sociedad y un nuevo Estado. (Hobsbawm, 2009, p.308)
21

Consideramos que la situación de la mujer requiere un tratado aparte pues es importante su


análisis para comprender la situación de una gran parte del proletariado industrial. La mujer
trabajadora como tal existe desde mucho antes del surgimiento del capitalismo industrial, pero es a
partir de esta época que empieza a adquirir una notable preeminencia. A partir del siglo XIX las
mujeres trabajadoras son observadas y documentadas con una atención sin precedentes. La historiadora
Joan Scott afirma que la mujer trabajadora es un producto de la revolución industrial, no tanto porque
la mecanización del trabajo crease trabajo allí donde no lo había, sino en tanto fue visibilizada como un
problema nuevo a resolver el cual implicaba la compatibilidad entre feminidad y trabajo asalariado.
La discusión se planteó en términos morales y categoriales. El discurso dominante categorizó al
trabajo fabril como una violación a su naturaleza femenina.60 Las preguntas que se solían hacer eran;
¿Cómo influía el trabajo asalariado en el cuerpo de la mujer y en la capacidad de ésta para cumplir sus
funciones maternales y familiares? ¿Qué clase de trabajo es idóneo para una mujer? ¿Se contrapone la
feminidad y el trabajo? Llegaban al punto de afirmar que aquella mujer que se convirtiese en
trabajadora dejaba de ser mujer. Todo el discurso del siglo XIX presentaría a la mujer trabajadora como
a una trabajadora de segunda categoría61 y le negaría su capacidad de productora, lo cual podría
asegurarle un reconocimiento social y económico.62 Estaba tan instalada esta cuestión que incluso
autores como Engels, o el propio Paul Lafargue, diputado del Partido Obrero Francés, y yerno de
Marx, propuso en 1892 una política de permiso por maternidad para las trabajadoras francesas por las
cuales se les asignase un estipendio diario a partir del cuarto mes del embarazo teniendo que pagar los
empleadores un impuesto para sostener el parto ya que aseguraba que se trataba de la “función social”
de las mujeres.63
La historia de la separación del hogar y trabajo selecciona y organiza la información de tal modo que
ésta logra cierto efecto; el de subrayar con tanto énfasis las diferencias funcionales y biológicas entre
mujeres y hombres que se termina por legitimar e institucionalizar estas diferencias como base de la
organización social (...) sería mejor describirla como el discurso que en el siglo XIX, concebía la

60
No sólo eran vistas como agentes maltratados de producción, sino que eran presentadas como una patología social; no se
presentaba en términos de satisfacciones y/o dificultades que el trabajo ofrece a las mujeres individualmente y/o la historia
larga de la participación femenina como fuerza de trabajo y/o la desigualdad salarial por debajo de niveles de subsistencia;
sino en términos de efectos del esfuerzo físico sobre las capacidades reproductivas y de las consecuencias que provocarían
la ausencia de la mujer en el hogar para con la familia -limpieza, disciplina del hogar, crianza de los niños-.
61
La mano de obra femenina aparecía así como una fuente de mano de obra barata adecuada sólo para determinados tipos
de trabajo pautado por hechos sociales objetivos derivados de la naturaleza.
62
No es un hecho nada menor que el hombre “tuviese que ganar para mantener a toda una familia”, y las mujeres apenas
para su propia subsistencia. Se puede visualizar aquí una preocupación en esta época por el “problema de la mujer” que no
sólo era de intelectuales y teóricos burgueses, sino que también existía en el movimiento obrero de esta época, viendo a las
mujeres más como un adversario que como un posible aliado.
63
Hasta el propio Engels señala esto, afirmando; “El trabajo de las mujeres disgrega completamente la familia; porque
cuando la mujer pasa diariamente 12 ó 13 horas en la fábrica y el marido trabaja también allí o en otra parte, ¿qué será de
los niños? Ellos crecen libremente como la mala hierba, o se dan a cuidar fuera por 1 ó 11/2 chelines a la semana, y uno se
imagina cómo son tratados. Por eso en los distritos industriales se multiplican de una manera horrorosa los accidentes de los
cuales los niños son víctimas por falta de vigilancia.” (Engels, Las condiciones de la clase obrera, p.213)
22

división sexual del trabajo como una división «natural» del mismo.”- Scott, La mujer trabajadora en el
siglo XIX.
La división sexual del trabajo es un tema sobre el cual se podría escribir un río de tinta; un
delegado francés a la Exposición de 1867 describía las distinciones de acuerdo al sexo, los materiales,
y las técnicas; «Para el hombre, la madera y los metales. Para la mujer, la familia y los tejidos».64 Este
discurso patriarcal producía división sexual en el mercado de trabajo. La división de tareas en el siglo
XIX se juzgaba como el modo más eficaz, racional y productivo de organizar el trabajo, los negocios, y
la vida social.65 Scott afirma que esto no se debe a procesos “naturales”, sino a procesos discursivos;
las distinciones relativas al sexo existían de antes, pero a partir del siglo XIX se articulaban de nuevas
maneras con consecuencias sociales, económicas, y políticas, que afectaban a la clase trabajadora
toda.66
En época pre-industrial e industrial las mujeres en búsqueda de salarios ingresaban a una amplia
gama de trabajos y cambiaban de un empleo a otro. Existía como en nuestros días el trabajo no
remunerado. La mayoría de las mujeres trabajadoras que vivían lejos de sus casas eran jóvenes y
solteras, y las casadas también formaban parte activa de la fuerza de trabajo, ya fuese en la granja, la
tienda, en el taller, en la calle, y/o en sus propias casas. El sector doméstico siguió siendo inmenso, en
Inglaterra hacia 1851, la primera nación industrial del mundo el 40% de las mujeres trabajadoras eran
criadas, y solo el 22% eran obreras textiles y en promedio de edad en 1841 era de apenas 21 años.
En las ciudades textiles escaseaban los empleos para varones, por lo que las mujeres debían
comúnmente emplearse en algún tipo de trabajo asalariado. Estas cuestiones, las de cambios y
permanencias desmienten la tesis de que las mujeres pasaron del trabajo y la producción hilandera
artesanal y doméstica al trabajo asalariado en fábricas, sino que las mujeres en realidad pasaban de un
lugar de trabajo a otro, implicando este traslado una disciplina horaria, el convivir con una maquinaria
ruidosa y salarios que dependían de las condiciones del mercado y los ciclos económicos, así como de
los empleadores explotadores. 67

64
Si bien existían discusiones sobre qué era y qué no apropiado para las mujeres, siempre entraba en consideración el sexo,
el trabajo que emplease a mujeres era «trabajo de mujeres», -entiéndase adecuado a sus capacidades físicas y a sus niveles
innatos de productividad-
65
Al observar y analizar las leyes en el contexto del empleo industrial, se observa esta segregación entre trabajadores y
trabajadoras con turnos de diferente longitud, y separando el turno diurno del nocturno, justificando además, las diferentes
remuneraciones y la asignación de características y cualidades distintas a hombres y mujeres.
66
La meta más deseable entonces parecía la eliminación de las mujeres en lo máximo posible del trabajo asalariado
permanente, aunque esta política parecía imposible de llevar a la práctica. El orden patriarcal parecía asignar como natural
la distinción de las mujeres trabajadoras como trabajadoras de segunda clase, dando a entender que nunca tendrían las
actitudes naturales para ser trabajadoras en pleno derecho con salarios decentes.
67
Afirma Scott; “En la manufactura en pequeña escala, el comercio, y los servicios, mujeres casadas y mujeres solteras
mantenían las pautas del pasado: trabajaban en mercados, tiendas o en su casa, vendían comida por la calle, transportaban
mercancía, lavaban, atendían posadas, hacían cerillas y sobres para cerillas, flores artificiales, orfebrería o prendas de vestir.
La localización del trabajo era variada, incluso para una mujer”. Scott. La mujer trabajadora.
23

Se desdibuja otro mito, la separación entre el trabajo asalariado y el hogar, un ejemplo podría ser
quien trabajase en una temporada como criada, o en tareas de aguja, y/o trabajos en fábrica, existía una
ligazón permanente entre el hogar y el lugar de trabajo. La mayoría de trabajos tenían una paga pobre e
irregular, y en condiciones pésimas.68 Se vuelve importante señalar que en el siglo XIX persistieron
formas de la producción manufacturera del siglo XVIII, y que muchas de las formas de trabajo
sobreexplotado a domicilio se profundizaron en el negocio de la vestimenta. No lo veamos como algo
lejano, hoy existen muchas ciudades y centros de subcontratación dónde las mujeres son explotadas en
formas no muy diferentes a aquellas del siglo XIX.69
Se argumentaba que las mujeres dependían de los hombres por naturaleza basándose en
diferencias de género, concepciones elaboradas socialmente y no biológicamente, alegando que las
mujeres eran más dadas al hogar y a los cuidados. Lo que se generaba con esto era el relegamiento de
la mujer en la esfera familiar y sus sueldos debían ser suplementarios, incluso si eran solteras y/o
pobres. Dónde más fuertes fueron las mujeres en organizaciones sindicales fue en las ramas donde las
mujeres eran más. Pero sin embargo estaban siempre subordinadas incluso en el movimiento obrero a
los esquemas patriarcales dominantes. Las mujeres que no tenían que trabajar se convirtieron en un
ideal de respetabilidad entre la clase obrera. A las mujeres y los niños se los consideraba como
vulnerables y dependientes, y por ende, con necesidad de protección. Por último debe considerarse que
para la proletaria -así como para cualquier mujer- el trabajo en casa no se consideraba un trabajo
productivo.70 Las amas de casa no eran supuestas como trabajadoras, incluso en los casos que recibían
salarios por ello, los encuestadores gubernamentales ni las consideraban, gran parte del trabajo
remunerado de las mujeres fue ignorado en las estadísticas oficiales siendo el mismo invisibilizado.
Así podría afirmarse que existía una forma sexuada de las relaciones de producción, un estatus
secundario a las trabajadoras, y falsas dicotomías entre hogar-trabajo, producción-reproducción.

68
No obstante se hace pertinente mencionar la existencia y la profundización de trabajos de “cuello blanco”, ya sea en
oficinas gubernamentales, empresas, compañías de seguro, se contrataban a secretarias, archiveras, operadoras, vendedoras,
maestras para los sistemas escolares, y enfermeras para los sistemas de salud. Si bien estos trabajos compartían la cuestión
de ser relegados sus salarios a condiciones de subsistencia; se reflejaba la existencia de distintas capas sociales en el mundo
laboral de las mujeres.
69
Esta cuestión pone en tela de juicio la idealización que supone la descripción del trabajo doméstico como algo
especialmente adecuado a las mujeres, pues se le permitiría dedicarse al hogar y al trabajo rentado, esta afirmación se
vuelve insostenible cuando se toma en cuenta los niveles de salario, las mujeres apenas sobrevivían con unos ingresos a un
ritmo de trabajo intenso, poco tiempo les quedaba para sus responsabilidades domésticas. En algunos casos con jornadas
desde las 4 y hasta las 10 PM. Scott asegura que no debe tomarse en serio el argumento de que la industrialización provocó
una superación entre hogar y el trabajo forzando a las mujeres a elegir entre la domesticidad o el trabajo asalariado fuera del
hogar, como tampoco fue la industrialización la causa de los problemas de las mujeres al restringirlas a empleos marginales
y mal pagos, en cambio afirmaciones y discursos de carácter axiológico orientaron las decisiones de contratación de los
empleadores concentrando a las mujeres en determinados empleos, relegándolas de otros haciéndolas ocupar los últimos
peldaños de cualquier jerarquía ocupacional relegando los salarios generalmente a condiciones de subsistencia.
70
Incluso cuando al parecer que la domesticidad realzaba el estatus social de las mujeres, era un trabajo sin valor
económico, no podía mejorarse o prestarle atención al mismo sí no se le daba ningún estatus.
24

4.4. Por qué tendría sentido el análisis de fragmentos de la obra de Engels en el aula.
Artagaveytia y Barbero afirman que la narración en la enseñanza de la historia tiene fuertes
fundamentos epistemológicos, psicológicos, pedagógicos y didácticos que orientan sobre para qué y
cómo trabajar en la escuela a partir de relatos" (Artagaveytia, Barbero, 2007, p.7) Somos "animales
narradores" según Artagaveytia y Barero, damos sentido a nuestras propias vidas a medida que
contamos y nos cuentan historias. Los mismos ayudan a pensar históricamente, a no dividir la historia
en buenos y malos, a ver una inmensa gama de matices, a profundizar y complejizar nuestros
conocimientos. Los textos y las narraciones son recursos que permiten atrapar y motivar a formas de
comprensión superiores a los estudiantes, se hace necesario que las explicaciones conceptuales e
interpretaciones que integran la narración se den de forma conectada con la lectura del texto y no a
espaldas del mismo pues el rol del docente de historia es ayudar a pensar "históricamente".
En este sentido, la obra Las condiciones de la clase obrera en Inglaterra está llena de citas que
podrían sacarle provecho en este sentido; buscando la empatía en situaciones complejas, para enseñar a
que pueden juzgar el pasado con valores del presente pero siendo conscientes de ello, y a partir de esto
buscar comprender el pasado, analizarlo, problematizarlo, convertirlo en algo transformador que invite
a reflexionar nuestro mundo actual.71

5. Reflexiones.
Las condiciones de la clase obrera es un libro que remite temas económicos, sociales, de género,
de mentalidades, ambientales, de urbanidad, estadísticas de todos los tipos en un trabajo que es muy
amplio para la época. Engels plasma su indignación ante una realidad que lo conmueve y que quiere
transformar. Se pone del lado del proletariado, y dice buscar conocer mejor las condiciones materiales
de vida del proletariado para poder construir una teoría sólida sobre la que transformar la realidad.
No, no fue un testimonio imparcial, fue un testimonio humano y juvenil en un mundo en el que
las desigualdades indignaban y conmovían a muchas personas. Varias de las afirmaciones que lanzaría
el joven Engels estarían equivocadas sin dudas, pero dan cuenta de su contexto convulso, que tenía
sentido en su propia existencia, en un medio de transformaciones que cambiarían para siempre a

71
Un ejemplo perfecto podría ser el siguiente párrafo: “La muchedumbre de las calles tiene ya, por sí misma, algo de
repugnante, que subleva la naturaleza humana. Estos centenares de millares de personas, de todas las condiciones y clases,
que se comprimen y se atropellan, ¿no son todos hombres que poseen las mismas cualidades y capacidades y el mismo
interés en la búsqueda de la felicidad? ¿Y no deben esas personas finalmente buscar la felicidad por los mismos medios y
procedimientos? Y, sin embargo, esas personas se cruzan corriendo, como si no tuviesen nada en común, nada que hacer
juntas; la única relación entre ellas es el acuerdo tácito de mantener cada quien su derecha cuando va por la acera, a fin de
que las dos corrientes de la multitud que se cruzan no se obstaculicen mutuamente; a nadie se le ocurre siquiera fijarse en
otra persona. Esta indiferencia brutal, este aislamiento insensible de cada individuo en el seno de sus intereses particulares,
son tanto más repugnantes e hirientes cuanto que el número de los individuos confinados en este espacio reducido es mayor.
Y aún cuando sabemos que este aislamiento del individuo, este egoísmo cerrado son por todas partes el principio
fundamental de la sociedad actual, en ninguna parte se manifiestan con una impudencia, una seguridad tan totales como
aquí, precisamente, en la muchedumbre de la gran ciudad” (Engels, 1844, p.68.)
25

occidente. E.P Thompson afirmaba que en algunas de las causas perdidas de las gentes de la
Revolución industrial podemos aún hoy descubrir las percepciones de los males sociales que todavía
tenemos que sanar.
Al ver los temas del trabajo comprobamos rápidamente que muchas cuestiones siguen siendo
vigentes; no sólo la explotación del hombre por el hombre, sino también la construcción discursiva de
la división sexual del trabajo y en cómo estas construcciones modificaban las relaciones de producción
dominantes; lo importante sigue siendo poder problematizar y/o cuestionar, abriendo la historia a
múltiples explicaciones e interpretaciones, permitiéndonos pensar el pasado de nuevas maneras,
ayudándonos también a interpretar el presente mejor. ¿O acaso no sería útil poder plantearse de qué
manera podría hoy organizarse el trabajo de miles y miles de personas?, ¿Y/o preguntarse si acaso no
existen actualmente quienes trabajan en condiciones similares a las de aquellas personas del siglo XIX
y sí acaso no se podría organizarse de otra forma? Más allá de la seriedad que pueda tener hoy el libro
de Engels, se trata de una obra abierta, que interpela, que desgarra y conmueve al lector, y de la cual
algunas de sus reflexiones siguen atronando con terrible vigencia.
Cuando un individuo hace a otro individuo un perjuicio tal que le causa la muerte, decimos que es un
homicidio (...) Pero cuando la sociedad pone a centenares de proletarios en una situación tal que son
necesariamente expuestos a una muerte prematura y anormal, a una muerte tan violenta como la muerte
por la espada o por la bala; (...) de modo que les resulta imposible subsistir; cuando ella los obliga por el
brazo poderoso de la ley a permanecer en esa situación hasta que sobrevenga la muerte, (...) cuando ella
sabe demasiado bien que esos millares de seres humanos serán víctimas de esas condiciones de
existencia, (...) entonces lo que se comete es un crimen, (...) salvo que en este caso es más disimulado,
(...) un crimen contra el cual nadie puede defenderse, que no parece un crimen porque no se ve al
asesino, porque el asesino es todo el mundo y nadie a la vez, porque la muerte de la víctima parece
natural. (...) Ahora pasaré a demostrar que la sociedad en Inglaterra comete cada día y a cada hora lo
que los periódicos obreros ingleses tienen toda razón en llamar crimen social; que ella ha colocado a los
trabajadores en una situación tal que no pueden conservar la salud ni vivir mucho tiempo; que ella mina
poco a poco la existencia de esos obreros, y que los conduce así a la tumba antes de tiempo; (...) la
sociedad sabe hasta qué punto semejante situación daña la salud y la existencia de los trabajadores, y
sin embargo no hace nada para mejorarla: En cuanto al hecho de que ella conoce las consecuencias de
sus instituciones y que ella sabe que sus actuaciones no constituyen por tanto un simple homicidio, sino
un asesinato. (Engels, 1844, p.155)

6. Bibliografía y webgrafía.
6.1. Bibliografía.
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6.2. Webgrafía.
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cuestión de la vivienda (1872) Revisitando; por su relevancia en la antropología urbana. Link:
https://bit.ly/3yJnC21

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