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Tribunal de Apelación de Sentencia Penal de Cartago

Resolución Nº 00215 - 2019

Fecha de la Resolución: 28 de Mayo del 2019 a las 11:22 a. m.


Expediente: 17-000063-0569-PE
Redactado por: Xiomara Gutierrez Cruz
Clase de asunto: Recurso de apelación penal
Analizado por: CENTRO DE INFORMACIÓN JURISPRUDENCIAL
Normativa Internacional: Convención americana sobre derechos humanos, Pacto de San José

Normativa internacional

Sentencia con datos protegidos, de conformidad con la normativa vigente

Contenido de Interés:
Tipo de contenido: Voto de mayoría
Rama del Derecho: Derecho Penal
Tema: Apropiación indebida
Subtemas:
Configuración derivada del contrato de comodato y ausencia del instituto de donación en el caso concreto.
Tema: Retención indebida
Subtemas:
Configuración derivada del contrato de comodato y ausencia del instituto de donación en el caso concreto.

"II. [...] Esta Cámara ha revisado la sentencia impugnada y el debate que le precedió y considera que no presenta los vicios ni
produce los agravios alegados. Lo que el recurrente pretende es una interpretación sesgada de la prueba que resulte favorable
sus intereses. El impugnante busca sustituir la valoración probatoria efectuada por el Tribunal por la suya, con la intención de que
se exima de responsabilidad a su representada, pero para ello se concentra en aspectos aislados y, además, los interpreta de
forma antojadiza, ya que la totalidad de su recurso se enfoca en cuestionar cómo se aquilató en la sentencia el dicho de la víctima
y se soslaya que existen otras dos testigos de cargo, [Nombre 003] y Karen Umaña Garita, cuyas deposiciones confirman lo dicho
por la ofendida, conforme se analizará más adelante, además de la prueba documental que fue incorporada legítimamente al juicio
y que, a criterio de esta Cámara, fue ponderada de forma correcta por el a quo, contrario a lo que opina el defensor. El Tribunal
decisor basó la condenatoria en la totalidad de la prueba recibida y justificó adecuadamente, en criterio de esta Cámara, el valor
dado a cada uno de los testimonios y documentos con que se contó, así como a la declaración de la justiciable. A partir de ese
análisis determinó, con certeza, que la imputada cometió los hechos por los que le acusó la representación del Ministerio Público,
por lo que dictó sentencia condenatoria. De la prueba recibida en debate no surge una conclusión distinta, más beneficiosa para
los intereses de la imputada, como pretende el recurrente. Para esta Cámara, tal y como lo analizó la jueza sentenciadora, la
prueba que se recibió en el debate permitió determinar, sin lugar a dudas, que la encartada poseía tanto la motocicleta como el
vehículo con obligación de devolvérselos a su propietaria, la ofendida [Nombre 001]. En este asunto la defensa ha calificado como
falsa la declaración de la víctima por cuanto, según su interpretación, mintió con respecto a la relación que mantenía con la
imputada. Esta Cámara difiere de tal apreciación. Durante su testimonio, la ofendida se refirió en todo momento a la imputada como
una amiga íntima, con quien mantenía una relación muy cercana, al punto que ambas compartían mutuamente con las familias de
una y otra, tenían muchas amigas en común, salían juntas e, incluso, ante pregunta directa del tribunal, refirió haber mantenido
relaciones sexuales con esta. Además, al ser consultada específicamente, en varias oportunidades, sobre el tipo de relación que
mantenían, señaló que ella no consideraba a la imputada como su pareja, pues incluso durante el tiempo en que ambas habitaban
en su casa, la imputada mantenía relación con otra persona que vivía en Alajuela. En cuestiones de parejas, cada persona es libre
de denominar, según su percepción y vivencias, las interacciones que entabla con las demás (salvo el matrimonio o la unión de
hecho que está legalmente definidas, pero no se presentan en este caso), por lo que la ofendida podía tener una visión distinta a la
de la imputada en cuanto al tipo de relación existente, sin que se observe que la denunciante haya omitido describir los términos de
tal vínculo, pues contestó todas las preguntas que al respecto se le hicieron, quedando a la interpretación de cada interviniente el
nombre que podría darle a tal tipo de interacción, de forma que el hecho de que la denominación o percepción que el defensor o la
imputada tengan sobre esa relación humana sea distinta a la que la ofendida le da, no implica que la segunda esté mintiendo.
Incluso, la testigo [Nombre 003] indicó que González Calderón llegó a su casa en calidad de amiga de su hermana (la ofendida) y
que tenía una buena relación con todos los habitantes de la vivienda, a quienes les daba regalos en forma ocasional y la testigo
Karen Umaña Garita, quien indicó que ha sido amiga de la ofendida durante veinte años, señaló que esta no le contó que tuviese
algún afecto por la imputada, que las veía como amigas y que le consta que esta última frecuentaba a una muchacha en Alajuela,
porque ella personalmente se lo contó. Todas estas manifestaciones permitieron a la jueza a quo valorar en forma correcta la
cercanía existente entre ambas y considerar la tesis defensiva en cuanto a que los bienes pudiesen serle obsequiados a la víctima,
tesis que se descartó no sobre la base de la inexistencia de una relación de pareja, sino de que la prueba estableció de forma
contundente que los bienes objeto de este litigio le fueron confiados para que los usase y no para que se apropiase de ellos.
Consta en el expediente electrónico, en el archivo agregado a los documentos, denominado "Juicio 13 de diciembre del 2018" que
la deponente [Nombre 001] refirió que, en diversas ocasiones, la imputada se llevó la motocicleta prestada, para que la usara en la
zona de Batán de Limón y que, cuando dejó de necesitarla porque se trasladó a vivir en la casa de la ofendida en La Unión,
Cartago, esta le requirió varias veces su devolución (c.f. contadores 00:20:00, 00:37:00, 00:41:10, 00:41:45, 00:46:24, 00:59:09,
01:08:00) hasta que a González Calderón le solicitaron marcharse de la vivienda por un conflicto que se suscitó, a raíz de lo que la
víctima le prestó su carro para que se trasladara a Batán con sus bienes y con una mascota que poseía, con el compromiso de que
tenía que devolvérselo en el plazo de un semana (c.f. contadores 00:23:38, 00:25:05, 00:44:54, 00:48:38); además, le reiteró la
solicitud de devolución de la motocicleta, pero la imputada no le entregó ninguno de los dos vehículos, incluso le envió mensajes de
texto a través del teléfono celular, en los que le indicó que no se los devolvería (00:52:54); uno de estos mensajes fue recibido
como prueba documental y valorado correctamente por la juzgadora quien verificó que su contenido es coincidente con lo discutido
en este proceso y constató que el número de procedencia es el que en este proceso consta que pertenece a la imputada, en
cuanto al de la víctima, fue ella misma quien aportó el citado mensaje, corroborando con ello que se trataba de su número
telefónico. También se tiene que la víctima señaló que el día que se concretizó el préstamo del carro estuvo presente su hermana,
la testigo [Nombre 003], quien, en efecto, confirmó que ella la escuchó decir a la imputada que se llevara el automotor para
transportar sus bienes y que se lo devolviera en el plazo de una semana (archivo denominado "Continuación del juicio 19 de
diciembre de 2018", a partir de 03:13:00), sobre la motocicleta señaló que cuando González Calderón llegó a vivir a su casa, no la
traía y que su hermana le dijo que se le había prestado para que fuera a Limón, pero nunca la devolvió. Esta testigo además
corrobora haber visto el mensaje de texto en el cual la imputada refiere que no devolverá los bienes y que los desaparecerá, el cual
de ningún modo deja entrever que la imputada alegase que fuesen suyos, más bien deja claro que, a sabiendas de que pertenecía
a la ofendida, no haría los entregaría. El defensor se enfoca en cuestionar los fines que la ofendida y su hermana indicaron que
tenían la motocicleta y el vehículo adquiridos, en el sentido de que serían utilizados para que la primera aprendiese a conducir y
para una escuela de manejo, pues considera que se demostró que no es cierto que existían esas finalidades porque nunca se
cumplieron, pero deja de lado que lo que determinó que la ofendida no pudiese utilizarlos para ello fue que la imputada no se los
devolvió, además, como bien lo valoró la juzgadora, la testigo de descargo López Valle refirió que Cristina González Calderón sí le
estuvo enseñando a conducir motocicleta a [Nombre 001], con la misma que a la postre retuvo; además, el cumplimiento o no de las
aspiraciones de la ofendida relacionadas con la adquisición de los vehículos, no excluye, como lo ponderó el Tribunal sentenciador,
el hecho demostrado de que se los entregó en préstamo a la acusada. Adicionalmente, conforme lo valoró el Tribunal decisor, el
testimonio de Daisy Icelin López Valle no aportó otra información relevante en cuanto al tema en discusión en este caso, pues se
trató de una testigo de referencia que únicamente dijo lo que le contó González Calderón, pero no le consta directamente nada
sobre la entrega de los bienes y las condiciones en que los recibió la imputada y, en cuanto a la relación existente entre ambas, se
trata de la información que la propia ofendida reconoció, en el sentido de que eran amigas íntimas que salían juntas con sus
amigas y familiares. El otro cuestionamiento realizado por el recurrente a la valoración de la prueba versa sobre el hecho de que
la ofendida le entregara el vehículo a la imputada a pesar de que ya, para ese momento, esta no le había devuelto la motocicleta.
Sin embargo, la acción se entiende a partir del hecho de que existía una relación íntima entre ambas y que lo que motivó la salida
de la imputada de la casa de la ofendida y su familia no fue una situación que directamente se presentara con la víctima, por lo que
es razonable que al ver la necesidad que tenía su amiga de trasladarse a Batán con todos sus bienes y con una mascota, le
prestara el vehículo, tal y como lo declararon tanto la ofendida como la testigo [Nombre 003]. La publicación de la red social
Facebook que aportó la defensa, también fue adecuadamente aquilatada por la jueza decisora, en el sentido de que de esta no
deriva que la motocicleta fuese un obsequio para la imputada, ya que nada dice al respecto y más bien el comentario agregado por
la ofendida permite interpretar que ambas la utilizarían. Tampoco el hecho de que la imputada pagara algún monto por reparación
de la motocicleta determina que le hubiese sido regalada, pues, según la prueba testimonial, la ofendida también contribuyó con el
arreglo y, además, quien recibe un bien en préstamo está obligado a conservarlo en buen estado, de forma que la imputada tenía a
cargo la reparación si el choque se había producido durante su la vigencia del acuerdo verbal. De conformidad con el cuadro
fáctico acreditado en el fallo, la figura jurídica a través de la cual la endilgada entró en posesión legítima, tanto de la motocicleta
como del carro y con obligación de devolverlos y que la jueza consideró en sentencia es el denominado préstamo civil, que en la
legislación costarricense se denomina comodato. Se trata de un préstamo gratuito por medio del que la persona propietaria del
bien no consumible lo deja a disposición de otra para que lo use y posteriormente lo devuelva, no para que entre en posesión
permanente de este. El jurista nacional Alberto Brenes Córdoba, respecto de este contrato señaló “Se refiere siempre a una cosa
que no se consume por el primer empleo natural o civil que se le da. Con motivo del uso, el objeto es susceptible de desgaste o
deterioro, pero no se consume necesariamente por el oficio a que conforme a su natural condición, sea dedicado. De ahí que el
“comodante”, o sea, el que presta el objeto, conserva la propiedad del mismo; y de ahí también que el “comodatario”, nombre con
se distingue al emprestador, esto es, al que toma prestado, está en el deber de efectuar la devolución de la cosa en su
individualidad, precisamente.” (Brenes Córdoba, A. (1985). Tratado de los Contratos. Editorial Juricentro: San José, Costa Rica,
p.285) El comodato lo regulan los artículos 1334 al 1342 del Código Civil. De particular importancia para este caso es el artículo
1341, pues uno de los cuestionamientos realizados por la defensa durante el debate, que la juzgadora abordó correctamente en la
sentencia, fue el relacionado con el tiempo que duró el préstamo de la motocicleta para demeritar que hubiese existido. Sin
embargo, en ese artículo se dispone: “ARTÍCULO 1341.- El comodato expira: 1º.- Por haber llegado el plazo fijado en la
convención. 2º.- Por haberse hecho el uso para el cual se prestó la cosa. 3º.- Por la muerte del comodatario. 4º.- Por el
acaecimiento de circunstancias apremiantes e imprevistas que hagan necesaria la cosa para el comodante. Terminado el
comodato, el comodatario debe devolver la cosa.” Entonces, no necesariamente debe existir un plazo fijado desde el principio,
principalmente en circunstancias como las que mediaron en este proceso, en que la relación interpersonal de confianza entre la
ofendida y la imputada permitía un préstamo por periodo indefinido y no sujeto a formalidades, aunque no por ello ajeno a las
regulaciones de nuestra legislación. Quedó debidamente demostrado en el juicio y analizado en la sentencia, que mientras para el
vehículo sí se fijó un plazo de una semana, en cuanto a la motocicleta se presentó el cuarto supuesto del artículo 1341, pues las
necesidades imprevistas que surgieron estuvieron definidas por el término de la relación cercana las partes de este proceso,
debida a la pérdida de confianza por un conflicto que afectó a la hermana de la víctima, que implicó que la propietaria le solicitara a
González Calderón la devolución definitiva de los bienes que le había prestado que, por tratarse de vehículos, estaban a su nombre
en el Registro Público y por los que se encontraba pagando sendos préstamos. Incluso, también derivó el a quo de la prueba, que
la motocicleta le había sido prestada a González Calderón para que la usara para ir a su trabajo en Batán, uso que luego dejó de
ser necesario porque dejó de laborar allí, ante lo que la ofendida [Nombre 001], en múltiples ocasiones le solicitó la devolución de la
motocicleta, sin resultado positivo. Por otra parte, la estrategia de defensa ensayada en este proceso, en el sentido de que tanto la
motocicleta como el vehículo presuntamente se los obsequió la víctima a su representada, no tiene ningún asidero probatorio, pues
los testimonios de cargo permitieron descartarla y, como lo valoró la juzgadora, de la prueba documental quedó claro que la
propietaria del bien es la ofendida [Nombre 001]. Incluso la testigo de descargo López Valle dijo que la endilgada le contó
supuestamente que eran regalos, pero que también le comentó que los iban a vender y dividir la ganancia entre ambas, lo cual
resulta contradictorio si sabía que se le habían sido obsequiados y evidencia que tal versión no resultó creíble, como concluyó la
jueza a quo El recurrente combate los razonamientos de la sentencia indicando que no es posible exigir un documento que
demuestre que se trató de obsequios. Sin embargo, no toma en cuenta que los regalos u obsequios en nuestro ordenamiento se
regulan por la figura de la donación y que la inscripción de automotores está normada por la Ley de Tránsito por Vías Públicas
Terrestres. Esta última dispone lo referente al régimen de propiedad de los vehículos automotores tutelado por el Registro
Nacional, según el artículo primero. Los artículos 6, 7 y 8 contienen disposiciones de interés para este caso " DE LOS VEHÍCULOS.
ARTÍCULO 6.- Registro Nacional. El Registro Nacional es el órgano estatal encargado de inscribir los derechos de los propietarios
de los vehículos automotores, remolques y semirremolques pesados, así como los de terceros que eventualmente resulten con
derechos sobre esos bienes. La información que conste en la base de datos de dicho Registro se considerará como la oficial del
Estado. ARTÍCULO 7.- Propiedad de los vehículos. La propiedad de los vehículos se comprueba mediante su inscripción en el
Registro Nacional. El Registro otorgará al propietario el correspondiente título de propiedad, las placas de matrícula y el dispositivo
de identificación, en el momento de su inscripción o su reposición. ARTÍCULO 8.- Títulos inscribibles. Son títulos sujetos de
inscripción en el Registro Nacional los siguientes: a) La escritura pública del traspaso del vehículo (...)" De conformidad con la
prueba documental, a la fecha, el vehículo y la motocicleta se encuentran inscritos a nombre de [Nombre 001]. De haber sido
obsequiados a la imputada, tendría que haberse procedido con los trámites de la donación en escritura pública, pues según el
artículo 1397 del Código Civil "La donación verbal sólo se admite cuando ha habido tradición y cuando se trate de bienes muebles
cuyo valor no pase de doscientos cincuenta pesos. La de muebles cuyo valor exceda de esa suma y la de inmuebles debe hacerse
en escritura pública; faltando ese requisito, la donación es absolutamente nula." Al integrar esta norma con las de la Ley de
Tránsito, es claro que el vehículo solamente podría haberse traspasado a la imputada por medio de las formalidades que exige la
legislación. No solo en este caso está ausente la donación, sino que la valoración de la prueba permitió determinar, con certeza,
que la imputada recibió la motocicleta y el automotor debido a un préstamo no mercantil y, por ello, no contaba con ningún derecho
real sobre dichos bienes y estaba obligada a su devolución, la cual no efectuó aunque el Ministerio Público le hizo la prevención
establecida por el artículo 223 del Código Penal. Se concluye de todo lo expuesto, que el fallo no adolece de los vicios alegados
por el defensor, por lo que debe confirmarse."
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Citas de Legislación y Doctrina

Texto de la Resolución
1
*170000630569PE*

Expediente:17-000063-0569-PE

Contra: Cristina González Calderón

Delito: Apropiación y Retención Indebida

Persona ofendida: [Nombre 001]

Res: 2019-215

Exp:17-000063-0569-PE

Tribunal de Apelación de Sentencia Penal de Cartago, sección Segunda. A las once horas veintidós minutos del
veintiocho de mayo del dos mil diecinueve.

Recurso de apelación interpuesto en la presente causa seguida contra Cristina González Calderón, mayor, nacida el
primero de noviembre de mil novecientos noventa y uno, con cédula de identidad número uno- mil cuatrocientos cincuenta y siete-
doscientos noventa, por el delito de Apropiación y Retención Indebida, en perjuicio de [Nombre 001]. Intervienen en la
decisión del recurso la jueza Xiomara Gutiérrez Cruz, así como, los jueces Jaime Robleto Gutiérrez y Marco Mairena Navarro. Se
apersonaron en apelación los licenciados Ronny Taylor Fonseca en calidad de defensor publico de la imputada Cristina González
Calderón y Julián Martínez Madriz, representante del Ministerio Público.

Resultando:

1. Que mediante sentencia número N°1443-2018 de las quince horas del veinte de diciembre de dos mil dieciocho, el
Tribunal Penal de Cartago, resolvió: "POR TANTO: De conformidad con todo lo expuesto, artículos 39 y 41 de la Constitución
Política, artículos 8 y 9 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos,artículos 1, 2, 11, 12, 18, 30, 45, 50, 51, 59 al 63,
71, 216 inciso 1), 223 del Código Penal, artículos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 11, 12, 13, 142, 180 al 184, 360 a 367, 488 del Código Procesal
Penal, 122, 123 de las Reglas de Responsabilidad Civil del Código Penal de 1941, se declara a CRISTINA GONZALEZ CALDERON
autora responsable del delito de apropiación y retención indebida en perjuicio de [Nombre 001] imponiéndosele en tal
carácter el tanto de SEIS MESES DE PRISIÓN, pena privativa de libertad que deberá descontar en el centro carcelario que
determinen las normas y reglamentos de Adaptación Social. De conformidad con los artículos 59 al 63 del Código Penal se concede
a la sentenciada González Calderón el Beneficio de Condena de Ejecución Condicional de la Pena por un plazo de tres años
contado a partir de la fecha en que la sentencia quede firme. Si durante el período de prueba ya indicado, comete nuevo delito
doloso sancionado con prisión mayor de seis meses, se le revocará el beneficio concedido y deberá cumplir la pena de prisión
impuesta en el centro carcelario respectivo. Se rechaza la solicitud de captura de los vehículos involucrados en este proceso. Se
ordena dejar sin efecto cualquier tipo de medida cautelar que se hubiere dictado en éste proceso penal en contra de la
sentenciada. Firme el fallo, inscríbase en el Registro Judicial y envíense los testimonios de estilo ante las oficinas
correspondientes.ES TODO. En este acto quedan notificadas todas las partes.SUSANA WITTMANN STENGEL - JUEZ/A
DECISOR/A "
2. Que contra el anterior pronunciamiento, el licenciado Rony Taylor Fonseca interpuso el recurso de apelación.

3. Que verificada la deliberación respectiva de conformidad con lo dispuesto por el artículo 466 del Código Procesal Penal,
reformado por Ley 8837 publicada el nueve de diciembre de dos mil once (Creación de Recurso de Apelación de la Sentencia), el
Tribunal se planteó las cuestiones formuladas en el recurso.

4. Que en los procedimientos se han observado las prescripciones legales pertinentes.

Informa la jueza de apelación Xiomara Gutiérrez Cruz.


Considerando:
I.- Admisibilidad del recurso: El Licenciado Ronny Taylor Fonseca, en su condición de defensor público de Cristina
González Calderón, impugnó la sentencia número 1443-2018 dictada por el Tribunal Penal de Cartago, a las quince horas del
veinte de diciembre del dos mil dieciocho, en la cual se declaró a su representada autora responsable de un delito de un delito de
apropiación y retención indebida en perjuicio de [Nombre 001] por el que se le condenó a seis meses de prisión. Por cumplir con los
requisitos legales, se admite para su estudio de fondo. El recurso fue presentado en tiempo y de acuerdo con los presupuestos
necesarios para que la impugnación posibilite el adecuado conocimiento de las inconformidades planteadas, en orden al examen
integral de la sentencia impugnada, tal y como lo establecen el artículo 8.2h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
y los artículos 458, 459, 460 y 462 del Código Procesal Penal.
II. En el único motivo de su impugnación, el defensor reclama falta, insuficiente e ilegítima fundamentación probatoria
intelectiva por errónea valoración de la prueba con violación a las reglas de la sana crítica racional e inconformidad
con la determinación de los hechos. Basa su reclamo en los artículos 1, 2, 9, 82, 142, 181 a 184, 361, 363, 365, 458 a 466 bis,
todos del Código Procesal Penal. Alega que la sentencia carece de suficiente fundamentación y que no explica en forma adecuada
por qué consideró que se demostraron los hechos acusados, además el análisis de la prueba es sesgado y se basa en premisas
falaces que irrespetan el principio de derivación. Indica que no existe una valoración armoniosa de la prueba, que se utiliza el
sistema de prueba tasada para otorgar valor a la prueba de cargo y demeritar la de descargo. Considera el tribunal debió dudar de
la credibilidad de la víctima porque fue reticente a decir la verdad sobre el tipo de relación que existió entre ella y su defendida,
aspecto que resultaba esencial pues la relación amorosa que mantuvieron fue la que motivó que ella le obsequiara a su
representada los vehículos y no que se los prestara, como falsamente afirmó en el juicio. Señala que la juzgadora valoró
erróneamente la prueba al considerar que el dicho de la víctima era creíble y restar importancia al ocultamiento de información,
pues este sí era relevante, ya que lo hizo bajo fe de juramento con la advertencia de decir verdad y además versaba sobre un
aspecto de mucho interés, cual era el tipo de relación existente que permitía determinar que era razonable que los bienes los
hubiese recibido la imputada como regalos. Además, cuestiona que no se valoró correctamente lo atinente a la compra de los
bienes, su finalidad y quién dispuso de ellos desde su adquisición, dado que la ofendida fue contradictoria con respecto a dichos
puntos, porque indicó que la motocicleta se compró para que Cristina le enseñara a ella a manejar y para ser utilizada en una
escuela de manejo, lo que no ocurrió, porque desde un inicio fue su representada quien se llevó dicho automotor para Batán y se
trató de un obsequio para que fuera a su trabajo. Añade que la defensa técnica aportó prueba de una publicación de la red social
Facebook, que evidenciaba que la encartada la recibió como regalo, publicación que no habría realizado Cristina si el bien se
adquirió con las finalidades dichas por la víctima. Que la ofendida sea la propietaria registral de los bienes no obsta que se los
hubiese regalado a su representada, ella nunca fue poseedora de la motocicleta ni dispuso de esta, pues la imputada la tuvo desde
el primer día, además, cuando la imputada se trasladó a vivir en la casa de la víctima, la motocicleta permaneció en Batán, lo que
evidencia que no se trataba de un préstamo, pues la ofendida no le pidió que se la devolviera sino hasta que la relación de
noviazgo finalizó, a raíz de que quedaron en malos términos. Indica que, con respecto al vehículo, tampoco es cierto que fuese
adquirido para ponerlo a trabajar en una escuela de manejo ni que el día que se produce el conflicto familiar ella se lo hubiese
prestado para que se trasladara a Batán y se lo devolviera una semana después, pues, desde el inicio, automotor lo adquirió la
ofendida como un regalo para la imputada que era su pareja sentimental. El dicho de la denunciante no es coherente porque no
tendría sentido que, a sabiendas de que la imputada no le había devuelto la motocicleta, le hubiese prestado también el carro y por
el plazo de una semana, en lugar de uno o dos días y que aunque dijo que lo iría a recoger si no se lo devolvía, no lo hizo.
Reprocha que la juzgadora atenuara la mentira de la víctima sobre su relación con la encartada con base en que la primera tenía
vergüenza de reconocer su inclinación sexual, pues considera que es una presunción de la jueza. Además, la sentencia se basa en
que la ofendida es la propietaria registral de los bienes para considerar la existencia del delito, dejando de lado que pudieron ser
obsequiados a su representada; es contrario a la libertad probatoria el hecho de que la jueza exigiera un documento para
demostrar que eran regalos. Aduce que el mensaje de texto valorado por la jueza para condenar no contiene la información
necesaria para establecer que se trataba del número de teléfono de la víctima, pues es distinto a los que ella suministró en el
proceso y, adicionalmente, no tiene fecha por lo que pudo ser sacado de contexto. Considera que la fundamentación del fallo
violenta las reglas de la sana crítica racional, solicita se revoque y se ordene el reenvío para nueva sustanciación. El motivo se
declara sin lugar. Esta Cámara ha revisado la sentencia impugnada y el debate que le precedió y considera que no presenta los
vicios ni produce los agravios alegados. Lo que el recurrente pretende es una interpretación sesgada de la prueba que resulte
favorable sus intereses. El impugnante busca sustituir la valoración probatoria efectuada por el Tribunal por la suya, con la
intención de que se exima de responsabilidad a su representada, pero para ello se concentra en aspectos aislados y, además, los
interpreta de forma antojadiza, ya que la totalidad de su recurso se enfoca en cuestionar cómo se aquilató en la sentencia el dicho
de la víctima y se soslaya que existen otras dos testigos de cargo, [Nombre 003] y Karen Umaña Garita, cuyas deposiciones
confirman lo dicho por la ofendida, conforme se analizará más adelante, además de la prueba documental que fue incorporada
legítimamente al juicio y que, a criterio de esta Cámara, fue ponderada de forma correcta por el a quo, contrario a lo que opina el
defensor. El Tribunal decisor basó la condenatoria en la totalidad de la prueba recibida y justificó adecuadamente, en criterio de
esta Cámara, el valor dado a cada uno de los testimonios y documentos con que se contó, así como a la declaración de la
justiciable. A partir de ese análisis determinó, con certeza, que la imputada cometió los hechos por los que le acusó la
representación del Ministerio Público, por lo que dictó sentencia condenatoria. De la prueba recibida en debate no surge una
conclusión distinta, más beneficiosa para los intereses de la imputada, como pretende el recurrente. Para esta Cámara, tal y como
lo analizó la jueza sentenciadora, la prueba que se recibió en el debate permitió determinar, sin lugar a dudas, que la encartada
poseía tanto la motocicleta como el vehículo con obligación de devolvérselos a su propietaria, la ofendida [Nombre 001]. En este
asunto la defensa ha calificado como falsa la declaración de la víctima por cuanto, según su interpretación, mintió con respecto a la
relación que mantenía con la imputada. Esta Cámara difiere de tal apreciación. Durante su testimonio, la ofendida se refirió en todo
momento a la imputada como una amiga íntima, con quien mantenía una relación muy cercana, al punto que ambas compartían
mutuamente con las familias de una y otra, tenían muchas amigas en común, salían juntas e, incluso, ante pregunta directa del
tribunal, refirió haber mantenido relaciones sexuales con esta. Además, al ser consultada específicamente, en varias
oportunidades, sobre el tipo de relación que mantenían, señaló que ella no consideraba a la imputada como su pareja, pues incluso
durante el tiempo en que ambas habitaban en su casa, la imputada mantenía relación con otra persona que vivía en Alajuela. En
cuestiones de parejas, cada persona es libre de denominar, según su percepción y vivencias, las interacciones que entabla con las
demás (salvo el matrimonio o la unión de hecho que está legalmente definidas, pero no se presentan en este caso), por lo que la
ofendida podía tener una visión distinta a la de la imputada en cuanto al tipo de relación existente, sin que se observe que la
denunciante haya omitido describir los términos de tal vínculo, pues contestó todas las preguntas que al respecto se le hicieron,
quedando a la interpretación de cada interviniente el nombre que podría darle a tal tipo de interacción, de forma que el hecho de
que la denominación o percepción que el defensor o la imputada tengan sobre esa relación humana sea distinta a la que la
ofendida le da, no implica que la segunda esté mintiendo. Incluso, la testigo [Nombre 003] indicó que González Calderón llegó a su
casa en calidad de amiga de su hermana (la ofendida) y que tenía una buena relación con todos los habitantes de la vivienda, a
quienes les daba regalos en forma ocasional y la testigo Karen Umaña Garita, quien indicó que ha sido amiga de la ofendida
durante veinte años, señaló que esta no le contó que tuviese algún afecto por la imputada, que las veía como amigas y que le
consta que esta última frecuentaba a una muchacha en Alajuela, porque ella personalmente se lo contó. Todas estas
manifestaciones permitieron a la jueza a quo valorar en forma correcta la cercanía existente entre ambas y considerar la tesis
defensiva en cuanto a que los bienes pudiesen serle obsequiados a la víctima, tesis que se descartó no sobre la base de la
inexistencia de una relación de pareja, sino de que la prueba estableció de forma contundente que los bienes objeto de este litigio
le fueron confiados para que los usase y no para que se apropiase de ellos. Consta en el expediente electrónico, en el archivo
agregado a los documentos, denominado "Juicio 13 de diciembre del 2018" que la deponente [Nombre 001] refirió que, en diversas
ocasiones, la imputada se llevó la motocicleta prestada, para que la usara en la zona de Batán de Limón y que, cuando dejó de
necesitarla porque se trasladó a vivir en la casa de la ofendida en La Unión, Cartago, esta le requirió varias veces su devolución
(c.f. contadores 00:20:00, 00:37:00, 00:41:10, 00:41:45, 00:46:24, 00:59:09, 01:08:00) hasta que a González Calderón le solicitaron
marcharse de la vivienda por un conflicto que se suscitó, a raíz de lo que la víctima le prestó su carro para que se trasladara a
Batán con sus bienes y con una mascota que poseía, con el compromiso de que tenía que devolvérselo en el plazo de un semana
(c.f. contadores 00:23:38, 00:25:05, 00:44:54, 00:48:38); además, le reiteró la solicitud de devolución de la motocicleta, pero la
imputada no le entregó ninguno de los dos vehículos, incluso le envió mensajes de texto a través del teléfono celular, en los que le
indicó que no se los devolvería (00:52:54); uno de estos mensajes fue recibido como prueba documental y valorado correctamente
por la juzgadora quien verificó que su contenido es coincidente con lo discutido en este proceso y constató que el número de
procedencia es el que en este proceso consta que pertenece a la imputada, en cuanto al de la víctima, fue ella misma quien aportó
el citado mensaje, corroborando con ello que se trataba de su número telefónico. También se tiene que la víctima señaló que el día
que se concretizó el préstamo del carro estuvo presente su hermana, la testigo [Nombre 003], quien, en efecto, confirmó que ella la
escuchó decir a la imputada que se llevara el automotor para transportar sus bienes y que se lo devolviera en el plazo de una
semana (archivo denominado "Continuación del juicio 19 de diciembre de 2018", a partir de 03:13:00), sobre la motocicleta señaló
que cuando González Calderón llegó a vivir a su casa, no la traía y que su hermana le dijo que se le había prestado para que fuera
a Limón, pero nunca la devolvió. Esta testigo además corrobora haber visto el mensaje de texto en el cual la imputada refiere que
no devolverá los bienes y que los desaparecerá, el cual de ningún modo deja entrever que la imputada alegase que fuesen suyos,
más bien deja claro que, a sabiendas de que pertenecía a la ofendida, no haría los entregaría. El defensor se enfoca en cuestionar
los fines que la ofendida y su hermana indicaron que tenían la motocicleta y el vehículo adquiridos, en el sentido de que serían
utilizados para que la primera aprendiese a conducir y para una escuela de manejo, pues considera que se demostró que no es
cierto que existían esas finalidades porque nunca se cumplieron, pero deja de lado que lo que determinó que la ofendida no
pudiese utilizarlos para ello fue que la imputada no se los devolvió, además, como bien lo valoró la juzgadora, la testigo de
descargo López Valle refirió que Cristina González Calderón sí le estuvo enseñando a conducir motocicleta a [Nombre 001], con la
misma que a la postre retuvo; además, el cumplimiento o no de las aspiraciones de la ofendida relacionadas con la adquisición de
los vehículos, no excluye, como lo ponderó el Tribunal sentenciador, el hecho demostrado de que se los entregó en préstamo a la
acusada. Adicionalmente, conforme lo valoró el Tribunal decisor, el testimonio de Daisy Icelin López Valle no aportó otra información
relevante en cuanto al tema en discusión en este caso, pues se trató de una testigo de referencia que únicamente dijo lo que le
contó González Calderón, pero no le consta directamente nada sobre la entrega de los bienes y las condiciones en que los recibió
la imputada y, en cuanto a la relación existente entre ambas, se trata de la información que la propia ofendida reconoció, en el
sentido de que eran amigas íntimas que salían juntas con sus amigas y familiares. El otro cuestionamiento realizado por el
recurrente a la valoración de la prueba versa sobre el hecho de que la ofendida le entregara el vehículo a la imputada a pesar de
que ya, para ese momento, esta no le había devuelto la motocicleta. Sin embargo, la acción se entiende a partir del hecho de que
existía una relación íntima entre ambas y que lo que motivó la salida de la imputada de la casa de la ofendida y su familia no fue
una situación que directamente se presentara con la víctima, por lo que es razonable que al ver la necesidad que tenía su amiga de
trasladarse a Batán con todos sus bienes y con una mascota, le prestara el vehículo, tal y como lo declararon tanto la ofendida
como la testigo [Nombre 003]. La publicación de la red social Facebook que aportó la defensa, también fue adecuadamente
aquilatada por la jueza decisora, en el sentido de que de esta no deriva que la motocicleta fuese un obsequio para la imputada, ya
que nada dice al respecto y más bien el comentario agregado por la ofendida permite interpretar que ambas la utilizarían. Tampoco
el hecho de que la imputada pagara algún monto por reparación de la motocicleta determina que le hubiese sido regalada, pues,
según la prueba testimonial, la ofendida también contribuyó con el arreglo y, además, quien recibe un bien en préstamo está
obligado a conservarlo en buen estado, de forma que la imputada tenía a cargo la reparación si el choque se había producido
durante su la vigencia del acuerdo verbal. De conformidad con el cuadro fáctico acreditado en el fallo, la figura jurídica a través de
la cual la endilgada entró en posesión legítima, tanto de la motocicleta como del carro y con obligación de devolverlos y que la jueza
consideró en sentencia es el denominado préstamo civil, que en la legislación costarricense se denomina comodato. Se trata de un
préstamo gratuito por medio del que la persona propietaria del bien no consumible lo deja a disposición de otra para que lo use y
posteriormente lo devuelva, no para que entre en posesión permanente de este. El jurista nacional Alberto Brenes Córdoba,
respecto de este contrato señaló “Se refiere siempre a una cosa que no se consume por el primer empleo natural o civil que se le
da. Con motivo del uso, el objeto es susceptible de desgaste o deterioro, pero no se consume necesariamente por el oficio a que
conforme a su natural condición, sea dedicado. De ahí que el “comodante”, o sea, el que presta el objeto, conserva la propiedad del
mismo; y de ahí también que el “comodatario”, nombre con se distingue al emprestador, esto es, al que toma prestado, está en el
deber de efectuar la devolución de la cosa en su individualidad, precisamente.” (Brenes Córdoba, A. (1985). Tratado de los
Contratos. Editorial Juricentro: San José, Costa Rica, p.285) El comodato lo regulan los artículos 1334 al 1342 del Código Civil. De
particular importancia para este caso es el artículo 1341, pues uno de los cuestionamientos realizados por la defensa durante el
debate, que la juzgadora abordó correctamente en la sentencia, fue el relacionado con el tiempo que duró el préstamo de la
motocicleta para demeritar que hubiese existido. Sin embargo, en ese artículo se dispone: “ARTÍCULO 1341.- El comodato expira:
1º.- Por haber llegado el plazo fijado en la convención. 2º.- Por haberse hecho el uso para el cual se prestó la cosa. 3º.- Por la
muerte del comodatario. 4º.- Por el acaecimiento de circunstancias apremiantes e imprevistas que hagan necesaria la cosa para el
comodante. Terminado el comodato, el comodatario debe devolver la cosa.” Entonces, no necesariamente debe existir un plazo
fijado desde el principio, principalmente en circunstancias como las que mediaron en este proceso, en que la relación interpersonal
de confianza entre la ofendida y la imputada permitía un préstamo por periodo indefinido y no sujeto a formalidades, aunque no por
ello ajeno a las regulaciones de nuestra legislación. Quedó debidamente demostrado en el juicio y analizado en la sentencia, que
mientras para el vehículo sí se fijó un plazo de una semana, en cuanto a la motocicleta se presentó el cuarto supuesto del artículo
1341, pues las necesidades imprevistas que surgieron estuvieron definidas por el término de la relación cercana las partes de este
proceso, debida a la pérdida de confianza por un conflicto que afectó a la hermana de la víctima, que implicó que la propietaria le
solicitara a González Calderón la devolución definitiva de los bienes que le había prestado que, por tratarse de vehículos, estaban
a su nombre en el Registro Público y por los que se encontraba pagando sendos préstamos. Incluso, también derivó el a quo de la
prueba, que la motocicleta le había sido prestada a González Calderón para que la usara para ir a su trabajo en Batán, uso que
luego dejó de ser necesario porque dejó de laborar allí, ante lo que la ofendida [Nombre 001], en múltiples ocasiones le solicitó la
devolución de la motocicleta, sin resultado positivo. Por otra parte, la estrategia de defensa ensayada en este proceso, en el
sentido de que tanto la motocicleta como el vehículo presuntamente se los obsequió la víctima a su representada, no tiene ningún
asidero probatorio, pues los testimonios de cargo permitieron descartarla y, como lo valoró la juzgadora, de la prueba documental
quedó claro que la propietaria del bien es la ofendida [Nombre 001]. Incluso la testigo de descargo López Valle dijo que la
endilgada le contó supuestamente que eran regalos, pero que también le comentó que los iban a vender y dividir la ganancia entre
ambas, lo cual resulta contradictorio si sabía que se le habían sido obsequiados y evidencia que tal versión no resultó creíble, como
concluyó la jueza a quo El recurrente combate los razonamientos de la sentencia indicando que no es posible exigir un documento
que demuestre que se trató de obsequios. Sin embargo, no toma en cuenta que los regalos u obsequios en nuestro ordenamiento
se regulan por la figura de la donación y que la inscripción de automotores está normada por la Ley de Tránsito por Vías Públicas
Terrestres. Esta última dispone lo referente al régimen de propiedad de los vehículos automotores tutelado por el Registro
Nacional, según el artículo primero. Los artículos 6, 7 y 8 contienen disposiciones de interés para este caso " DE LOS VEHÍCULOS.
ARTÍCULO 6.- Registro Nacional. El Registro Nacional es el órgano estatal encargado de inscribir los derechos de los propietarios
de los vehículos automotores, remolques y semirremolques pesados, así como los de terceros que eventualmente resulten con
derechos sobre esos bienes. La información que conste en la base de datos de dicho Registro se considerará como la oficial del
Estado. ARTÍCULO 7.- Propiedad de los vehículos. La propiedad de los vehículos se comprueba mediante su inscripción en el
Registro Nacional. El Registro otorgará al propietario el correspondiente título de propiedad, las placas de matrícula y el dispositivo
de identificación, en el momento de su inscripción o su reposición. ARTÍCULO 8.- Títulos inscribibles. Son títulos sujetos de
inscripción en el Registro Nacional los siguientes: a) La escritura pública del traspaso del vehículo (...)" De conformidad con la
prueba documental, a la fecha, el vehículo y la motocicleta se encuentran inscritos a nombre de [Nombre 001]. De haber sido
obsequiados a la imputada, tendría que haberse procedido con los trámites de la donación en escritura pública, pues según el
artículo 1397 del Código Civil "La donación verbal sólo se admite cuando ha habido tradición y cuando se trate de bienes muebles
cuyo valor no pase de doscientos cincuenta pesos. La de muebles cuyo valor exceda de esa suma y la de inmuebles debe hacerse
en escritura pública; faltando ese requisito, la donación es absolutamente nula." Al integrar esta norma con las de la Ley de
Tránsito, es claro que el vehículo solamente podría haberse traspasado a la imputada por medio de las formalidades que exige la
legislación. No solo en este caso está ausente la donación, sino que la valoración de la prueba permitió determinar, con certeza,
que la imputada recibió la motocicleta y el automotor debido a un préstamo no mercantil y, por ello, no contaba con ningún derecho
real sobre dichos bienes y estaba obligada a su devolución, la cual no efectuó aunque el Ministerio Público le hizo la prevención
establecida por el artículo 223 del Código Penal. Se concluye de todo lo expuesto, que el fallo no adolece de los vicios alegados
por el defensor, por lo que debe confirmarse.
POR TANTO
Se declara sin lugar el recurso de apelación interpuesto por el defensor público Ronny Taylor Fonseca y se confirma la
sentencia impugnada. NOTIFÍQUESE.

*H0MPHY3KOX861*
H0MPHY3KOX861
XIOMARA GUTIERREZ CRUZ -
JUEZ/A DECISOR/A
*DKDS0VTLG8Q61* *NIDUZ2XSUU461*
DKDS0VTLG8Q61 NIDUZ2XSUU461
JAIME ROBLETO GUTIERREZ - MARCO MAIRENA NAVARRO -
JUEZ/A DECISOR/A JUEZ/A DECISOR/A

EXP: 17-000063-0569-PE

Circuito Judicial de Cartago Teléfonos: 2551-2713 ó 2553-0340. Fax: 2551-2355. Correo electrónico: tapelacionpe-car@Poder-
Judicial.go.cr

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Es copia fiel del original - Tomado del Nexus PJ el: 22-07-2022 00:51:33.

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