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Las armas como derecho

Reflexión

Felipe Avalos

La masacre en Texas ha traído de rebote a México -otra vez- el debate acerca del derecho a la
posesión y portación de armas para la defensa
Como se puede ver, el problema no es la posesión de un arma lo cual es perfectamente posible, el
problema es el permiso de portación, pero, ¿es realmente necesario? ¿cuales son las razones que
han llevado a gente que normalmente no buscaría un arma a estar de acuerdo con la necesidad de
portarla?

En su base la sociedad ha establecido un contrato en donde el individuo otorga el monopolio de


la violencia al estado, esto asegura que el estado como entidad podrá hacer valer los acuerdos a
los que llegaron los mismos individuos; esto incluye como mínimo la no agresión, el respeto a la
propiedad, al honor y a la posibilidad de expresar desacuerdos.

Cuando el estado no cumple con este contrato, o peor aún cuando abdica del monopolio de la
violencia el contrato se rompe de facto, en USA y en México el estado ha abdicado al monopolio
de la violencia de diferentes maneras, veamos.
En México es perfectamente legal poseer armas en casa en tanto se registren ante la Secretaría de
la Defensa Nacional (SEDENA), de hecho la misma SEDENA vende armas a la población previa
verificación de datos personales, la única limitante es el calibre y la capacidad de fuego
automático; las armas automáticas; las armas cortas superiores al calibre .380; las escopetas
mayores al calibre 12 o con cañón inferior a 635 mm; además los fusiles calibre 30, .223, 7 y 7.
62 están reservadas para el ejército, además se prohiben las armas modificadas.

Los permisos de porte se pueden obtener a partir de la comprobación de su necesidad por razones
de trabajo o demostrando el riesgo personal, aquí ya se complican las cosas.

En USA la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) ha repartido dinero
entre candidatos de representación popular para apoyar una agenda en la que la posesión y
portación de armas sea vista como un derecho basándose en un confuso (no tan confuso desde mi
punto de vista) artículo de su constitución política, la segunda enmienda que dice "Siendo
necesaria una milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo
a poseer y portar armas no será infringido.".

A partir de aquí el estado renuncia a regular la posesión y portación de armas, no es el propósito


aquí validar o invalidar las razones dadas solo hacer patente la renuncia del estado a el
monopolio de la violencia, en USA es más difícil conseguir una licencia para manejar un
vehículo que comprar un arma, el resultado es que el año pasado hubo 45,100 muertos por arma
de fuego de los cuales 20,920 fueron homicidios y 24,090 suicidios. ¿Son muchos? si,
¿estadísticamente? bueno, sin minimizar los muertos y para el número de armas de fuego
disponibles y el tamaño de la población no lo parece tanto. Probablemente lo mas chocante sea la
violencia sin sentido de los asesinatos masivos con casi la tercera parte de los que ocurren a nivel
mundial.

En México la gente no ha presionado tanto para la liberalización en la posesión de armas aunque


se empieza a ver una tendencia en ese sentido, hasta ahora se había mantenido la ilusión de la
protección del estado, los anteriores gobernantes suplieron la falta de condenas judiciales con
frecuentes rondines militares y mucha publicidad a las capturas de capos, en algunos sitios se
observó un decremento de la violencia en la estadística pero la oposición política negó eso
variando la percepción de la población.

Se agrega que aunque la gente no confía en la policía para su protección, si lo hace en las fuerzas
armada, esto está cambiando drásticamente con la declaración del presidente de que es una
prioridad proteger a los delincuentes, si a esto se suman los videos de soldados huyendo, las
notas en redes sociales de que se niegan a intervenir en eventos violentos, el aumento de asaltos a
mano armada y secuestros en varios estados del país y en general el aumento del delito de orden
común, estamos llegando a una renuncia de facto del monopolio de la violencia por parte del
estado.

La población ya está validando la violencia inmediata para su defensa, lo vemos en los


linchamientos y en la aparición de justicieros en algunas partes del país, sobre todo lo vemos en
la reacción en redes sociales ante las notas anteriores.

Cuando el estado abdica del monopolio de la violencia no hay apoyos para sustentar el estado de
derecho -aparte del discurso- y el individuo buscará la protección propia, de su familia y
posesiones y el retorno a la venganza.

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