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3.

Parámetros del diseño

3.1 Calidad y composición del aire


En la determinación del aire que respiramos debemos tener en cuenta la composición
que contiene y la calidad sujeta a sus características según los compuestos que lo
constituyen.
“La atmosfera en la que vivimos o aire atmosférico, está formado por un gran número de
componentes gaseosos, vapor de agua y mezclas contaminantes. Se considera como
aire seco al aire atmosférico del que se ha eliminado en su totalidad tanto el vapor de
agua como los contaminantes. La composición del aire seco, es prácticamente
constante, pero pueden existir pequeñas variaciones dependiendo del tiempo
atmosférico, de la localización geográfica o de la altitud a la que se efectúa la medición

Los gases que constituyen el aire seco y los porcentajes aproximados de esos
elementos en volumen son el nitrógeno, con un 78%, y el oxígeno, con casi el 21 % del
volumen total del aire, son los constituyentes principales. Particularmente importante es
el dato del anhídrido carbónico, el 0.0314%, ya que el aire exterior deberá actuar como
diluyente del CO2, interior, y su concentración influirá en los caudales de ventilación. De
este conjunto da gases el más interesante desde el punto de vista fisiológico es el
oxígeno, imprescindible para la respiración. El nitrógeno actúa de soporte diluyente ya
que es casi inerte, y el anhídrido carbónico supone un elemento de desecho en la
respiración de los seres vivos.

La mezcla de dos componentes, el aire seco y el vapor de agua, constituyen el aire


húmedo. El vapor de agua, segundo componente de la mezcla, tiene una influencia
fundamental en nuestro bienestar, a pesar de que su porcentaje en peso del total del
conjunto es inferior al 3% incluso en los climas húmedos.

En un espacio exterior, los olores, humedad y anhídrido carbónico producidos por las
personas no inciden en la composición ambiental, sin embargo, en un ambiente cerrado
su efecto se empieza a notar inmediatamente y resulta imprescindible su renovación. El
aire respirado contiene aproximadamente el 16% de oxígeno, un 4% de anhídrido
carbónico y una cantidad de vapor de agua que prácticamente lo satura. Está
concentración de anhídrido carbónico es muy alta, ya que a partir del 0.15% en volumen
ya se considera aire viciado*, a partir del 5% se produce una notable aceleración del
ritmo respiratorio y al llegar al 10% nos situamos en el límite crítico” (…)

Nota:
-Aire viciado: Aire de un recinto cerrado sin renovar cargado de diferentes elementos
contaminantes, sobre todo si existe una fuente de combustión.
Así mismo debemos decir que la calidad del aire se degrada día con día debido a las emisiones
de diferentes fuentes contaminantes. Esto incluye: fuentes estacionarias, como plantas de
poder, plantas maquiladoras, fundidoras, máquinas de motor, quema de madera y carbón;
fuentes móviles, como camionetas, autobuses, aviones y autos. Y fuentes naturales, como
erupciones volcánicas y tormentas de polvo. Los contaminantes que estas fuentes liberan en el
ambiente no solo dañan la salud de forma inmediata, también aumentan el efecto invernadero y
destruyen la muy necesaria capa de ozono de la atmósfera.

Considerando los datos recabados por la OMS (Organización Mundial de la Salud) en


septiembre al año 2016:
- La reducción de las emisiones domésticas derivadas de sistemas energéticos basados
en el carbón y la biomasa, así como de la incineración de desechos agrícolas (por
ejemplo, la producción de carbón vegetal), permitiría limitar importantes fuentes de
contaminación del aire en zonas periurbanas y rurales de las regiones en desarrollo

- Cuanto más bajos sean los niveles de contaminación del aire mejor será la salud
cardiovascular y respiratoria de la población, tanto a largo como a corto plazo.

- La disminución de la contaminación del aire reduce las emisiones de CO2 y de


contaminantes de corta vida tales como las partículas de carbono negro y el
metano, y de ese modo contribuye a mitigar el cambio climático a corto y largo
plazo.

- Además de la contaminación del aire exterior, el humo en interiores representa un


grave riesgo sanitario para unos 3000 millones de personas que cocinan y calientan
sus hogares con combustibles de biomasa y carbón.

Son puntos que se deben considerar en una viabilidad del diseño arquitectónico pues
la reducción del aire contaminante genera un confort y bienestar a la persona. Y es
que, según consideraciones de la OMS, “La mayoría de las fuentes de contaminación
del aire exterior están más allá del control de las personas, y requieren medidas por
parte de las ciudades, así como de las instancias normativas nacionales e
internacionales en sectores tales como transporte, gestión de residuos energéticos,
construcción y agricultura” (2016)

La construcción, en teoría debe denotar un carácter de renovación del aire en su


diseño puesto que esto le compete según la normativa que maneje cada
institucionalidad nacional o internacional. En los parámetros a tomar, según las
composiciones que posee el aire exterior al cual estamos expuestos, en un ambiente
cerrado, deben poseer un flujo que libere y renueve este aire respirado al interior, pues
una definición de los limites o vanos a considerar en nuestro diseño debe tener una
coherente viabilidad del aire del lugar, considerando su volatilidad.
3.2 Eliminación del riesgo de condensación mediante la ventilación
En las condiciones con respecto a la ventilación y flujo interior de nuestro ambiente
que debemos considerar, van desde las superficies por las cuales el material se
compone hasta las temperaturas superficiales que adopta nuestro ambiente es así
como nos confiere el autor (…)
“Las condensaciones superficiales son aquellas que se producen en la superficie de los
materiales cuando tienen una temperatura inferior a la de roció del ambiente. Este efecto
es el que se produce cuando se empaña un vaso recién sacado del frigorífico, ya que al
estar sumamente frío se encuentra por debajo de la temperatura de roció. Lógicamente
este es un hecho anecdótico sin mayor trascendencia, sin embargo, si el material sobre
el que se producen las condensaciones es la superficie interior del cerramiento el
problema es real, pues se deteriora de acabado, se reducirá la capacidad de aislamiento
de los materiales y se producirán manchas y mohos, perjudiciales para la salud. Dado
que el problema depende tanto de la temperatura superficial del cerramiento, como de la
temperatura de roció del ambiente, el problema es achacable a ambos efectos.

La temperatura de roció es la menor temperatura a la puede estar un ambiente antes de


que empiecen a producirse condensaciones, es decir, la temperatura a la que un
ambiente tendría una humedad relativa del 100%, sin modificarse la humedad específica.
Las condensaciones superficiales se producen por el efecto conjunto de la temperatura
de roció y de la temperatura superficial interior. Para evitarlas, por tanto, hay que actuar
al menos sobre una de ellas. Para actuar sobre la temperatura superficial, basta
aumentar la resistencia térmica del cerramiento, ya sea incorporando material aislante o
incrementando el espesor de alguno de los materiales que lo conforman.

El segundo factor que determina el riesgo de condensaciones es la temperatura de


roció. Para reducir su vapor debe disminuir la humedad específica del ambiente,
eliminando vapor. Para ello la técnica más sencilla y eficaz es la ventilación del local, ya
que el ambiente exterior, aunque tenga una humedad relativa más alta tiene realmente
menos cantidad de humedad que el interior, donde las fuentes continuas de humedad
(sudor, cocinas, cuartos de baños, plantas, animales, etc.) provocan su
sobrehumectación con relación al ambiente exterior. Esta ventilación para ser adecuada
no basta con que tenga un caudal suficiente, sino que se debe batir todas las superficies
con riesgo de humedad, ya que de no ser así se producirán condensaciones en las
zonas de remanso*”

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Nota:
Zonas de remanso: Zonas de las aguas someras cercana a los bordes donde la velocidad del
agua es lenta
Algunos ejemplos en cómo se puede generar un flujo de aire al interior generando sistemas de
aire en la edificación, así generando un confort térmico ideal al interior

Ejemplos de sistema de ventilación (Laminas realizadas por la profesora Dolores García L.)
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Nota:
Zonas de remanso: Zonas de las aguas someras cercana a los bordes donde la velocidad del
agua es lenta

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