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Regimenes Patrimoniales Familia Peru
Regimenes Patrimoniales Familia Peru
intereses económicos, por lo demás todo forma parte de una vida familiar
indivisible ya que corresponde a la familia las comunes aspiraciones e ideales,
la exigencia relativa al sostenimiento de la alimentación y educación los hijos;
por lo cual unificar bienes e intereses económicos hace deseable la fusión del
patrimonio.
De otro lado, el amplio margen que cabe en orden a la libertad de pacto, bien
absoluta, bien limitada, a elegir entre varios sistemas, pero generalmente con
posibilidad de modificaciones sobre los regímenes típicos, da a esta materia un
aspecto plenamente contractual, pudiendo llevar a la idea de que el llamado
pacto nupcial es un contrato más.
Derecho de familia Regímenes patrimoniales
Este aspecto aparece destacado en los Códigos que, a imitación del francés,
regularon esta materia entre los contratos bajo la denominación de contrato
sobre bienes con ocasión del matrimonio. Pero la doctrina reacciona contra
esta configuración legal, considerando que existe en el régimen matrimonial un
preferente aspecto institucional. “El régimen matrimonial tiene en realidad un
carácter institucional. Esta institución es, desde luego, accesoria a la del
matrimonio. Tiene su principio y fundamento en un acto de voluntad de los
esposos cuando ellos mismos han elegido su régimen, y es puramente legal si
no han celebrado contrato” (PLANIOL, RIPERT-BOULANGE). “es más que
contractual, institucional. Se trata de un complejo que puede recibir sus reglas,
según los casos, de la voluntad de los esposos o puramente de la ley, pero que
siempre está vinculado a la institución del matrimonio, constituyendo un
accesorio de ella” (CASTÁN,). Puesto que estas son argumentaciones
comparativas de ver el régimen patrimonial
responde al principio del que puede lo más, puede lo menos: por ley, los
padres deben autorizar el matrimonio de sus hijos menores de edad, en
consecuencia deben integrar la incapacidad de éstos para otorgar una
convención PRE matrimonial.
Resulta claro que la eficacia del régimen patrimonial adoptado por los
contrayentes queda subordinada a la celebración del matrimonio. Se está
frente a una condición suspensiva que no es contemplada por voluntad de las
partes sino que está establecida en la ley. En tal sentido, su naturaleza
corresponde a una condición suspensiva legal con una determinación de
tiempo y que surte efecto tan solo desde la celebración del matrimonio.
De otra parte, si los contrayentes desean optar por el régimen legal supletorio,
resultará innecesario el otorgamiento de una escritura pública ni la inscripción
en el registro correspondiente, por cuanto la previsión legislativa se impondrá
inmediatamente de celebrado el matrimonio. De otra parte, si la convención
matrimonial en la que consta el régimen patrimonial elegido es invalidada, sea
por defecto de forma o de fondo, el régimen supletorio legal completará la
deficiencia y los ahora cónyuges se someterán a sus disposiciones.
Derecho de familia Regímenes patrimoniales
Para calificar los bienes como propios de uno de los cónyuges o comunes, el
Código derogado recurrió en ambos casos a una enumeración casuística con el
riesgo de omisión inherente a ese tipo de enumeraciones que en algunos casos
además, devino anacrónica.
BIENES PROPIOS
El artículo 302 den nuevo Código califica como propios de cada cónyuge los
siguientes bienes:
Señala que la ley distingue entre los derechos de autor e inventor y las
rentas que de esos derechos puedan derivarse. Lo que califica como
bien propio de cada cónyuge son aquellos. No éstas. La creación misma
de una obra científica, literaria o de otra índole, como la invención
técnica o de otro tipo.
BIENES SOCIALES
El mismo artículo 3010 precisa que entre los bienes sociales se cuentan los
que cualquiera de los cónyuges adquiera por su trabajo, industria o profesión,
así como los frutos y productos de toso los bienes propios o de la sociedad; las
rentas de los derechos de autor e inventor; y los edificios construidos a costa
del caudal social en suelo propio de uno de los cónyuges, abonándose a éste
el valor del suelo al momento del reembolso.
Cargas y responsabilidades
El nuevo texto manda al artículo 308, que “los bienes propios de uno de los
cónyuges no responden de las deudas personales del otro, a menos que se
pruebe que se contrajeron en provecho de la familia”.
Las deudas propias de uno de los cónyuges son aquellas que contraídas
solamente por él, no han servido para atender las cargas del hogar. Estas se
pagan con bienes propios del cónyuge deudor. Deudas sociales son las que
contraídas por los cónyuges o por uno de ellos han tenido por objeto atender a
las cargas del hogar. Estas se pagan con bienes sociales, en las cuales figuran
los frutos y productos de los bienes propios de cada cónyuge, así como el de
uno de ellos o de ambos.
Los bienes propios de cada cónyuge pueden responder por deudas que no son
personales, y es aquél en que los bienes sociales no bastan para cancelar las
deudas que son de cargo de la sociedad, en el cual responden los bienes de
cada cónyuge en proporción a sus respectivos montos (Art. 3 17).
Deudas de la sociedad
El carácter social de esta carga se deriva pues tanto del hecho de que los
cónyuges están obligados a alimentar a sus hijos.”Art. 287”. Como de la
circunstancian de que la atienden con el producto de su trabajo o con las rentas
de sus propios bienes y aquel producto y estas rentas son bienes comunes.
Los alimentos que uno de los cónyuges está obligado por ley a dar a otras
personas. Puede presentarse ciertos casos en que la aplicación de esta norma
repugna al sentido de equidad. Tal seria por ejemplo el del hijo adulterino que
exige alimentos a su padre siendo así que este carece de bienes propios, no
trabaja y no existen otros bienes comunes que las rentas del patrimonio propio
de la mujer o el producto de su trabajo
El divorcio que pudiese tener la mujer en tal caso para ahorrarse la obligación
de alimentar a tal hijo de su marido, no sería aceptado. La ley no obstante
tiene que evitar los mismos casos. El importe de de lo donado o prometido a
los hijos comunes por ambos cónyuges.
Las cargas que pesan sobre los usufructuarios respecto de los bienes propios
de cada cónyuge desde que conforme al sistema de comunidad de gananciales
los bienes propios de cada cónyuge son usados y disfrutados por la sociedad,
es evidente que esta queda convertida en usufructuaria de aquellos bienes.
Presunciones
la razón es muy clara, sin esta presunción el patrimonio propio de uno de los
cónyuges se vería colocado ante un dilema cuyas dos soluciones son
indeseables: permanecer siempre en poder de su dueño, extrayéndosele del
comercio de los hombres, o involucrarse paulatinamente en el patrimonio
común. Lo primero es inadmisible porque perjudicaría considerablemente el
desarrollo comercial e implicaría un retorno a las viejas vinculaciones. Lo
segundo sería injusto hasta el punto de significar un freno al matrimonio mismo,
pues equivaldría al despojo de uno de los cónyuges y al indebido
enriquecimiento de la sociedad y del otro cónyuge.
Hay que distinguir dos grupos el que podría llamarse acabamiento normal y el
fenecimiento excepcional o extraordinario
PROCEDIMIENTO DE LIQUIDACION
Cundo se debe a la muerte de uno de los cónyuges, se explica por una razón
de equidad que pide no despojar de los muebles, enseres o utensilios qué
forman el ámbito intimo del hogar a quien uso ellos durante su matrimonio con
el fallecimiento acaso por largos años.
En cambio no son aplicables a los bienes de concubinos las reglas del régimen
de gananciales referente al fenecimiento de este, sino que lo son las
específicamente contenidas al respecto en el penúltimo párrafo del artículo
326.