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El primer movimiento independentista en Centroamérica se dio

en el 5 de noviembre de 1811, cuando una conspiración


encabezada por los curas José Matías Delgado y Nicolás Aguilar
intentó apoderarse de unas armas que existían en la casamata
de San Salvador. A este movimiento le siguieron revueltas en
Nicaragua, la conjuración de Belén y otros movimientos de 1814
a 1821. Una reunión entre las mismas autoridades coloniales y
una junta de notables compuesta por líderes religiosos y criollos
ilustrados, terminó el 15 de septiembre de 1821 con el dominio
español en la antigua capitanía general de Guatemala, que
comprendía el actual territorio del estado de Chiapas y las
repúblicas de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y
Costa Rica.

Desde 1813 a hasta 1820, no se dieron en Centroamérica otros


sucesos notables en relación a la independencia. Fue hasta
principios de 1821, cuando México a través del plan de iguala
declaró su independencia total de España el 24 de febrero. Este
suceso, aceleró la independencia de Centroamérica, la cual se
consumó el 15 de septiembre de 1821 con una declaración, la
cual fue redactada por José Cecilio del valle.
La euforia de la independencia duró muy poco, ya que, en enero
de 1822, por iniciativa de los conservadores, y del emperador
Agustín de Iturbide, las provincias unidas de Centroamérica se
unieron al imperio mexicano. Esta unión duró hasta la caída del
mismo Iturbide en marzo de 1823.
Algunos de los estados centroamericanos, intentaron varias
veces la reconstitución de la República Federal de Centro
América. Pero estas tentativas fracasaron y costaron la vida a
varios de sus iniciadores. Un último intento se llevó a cabo, por
influencia del Dr. Policarpo Bonilla, presidente de Honduras, se
celebró un tratado con Nicaragua y El Salvador, según el cual, las
tres repúblicas constituyeron una federación bajo el nombre de
República Mayor de Centro América.

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