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Ministerio de Educacion =) Presidencia de la Naci6n ee cei Tee NS ce eee ie aay see | Esta obra fue re 1da por el equipo de Editorial Estrada S.A bajo la coordinacion general de Pedro Saccaggio. Director de coleccion: Alejandro Palermo. Edicion, notas y actividades: Jorge Dubatti y Nora Lia Sormani Seguimiento editorial: Gabriela Comte, Correctora: Cecilia Biagio Realizacion gréfca: Luz Aramburi Documentacion gréfica: Alejandra Ross Jefe dal Departamento de Disefio: Rocrigo R. Carreras. GGerente de Preprensa y Preduccién Editorial: Carlos Rodriguez. Fotograf Jorge Fema. Gentileza del Archivo del Teatro San Martin Bufane, Ariel {La Beliny Ia Bestia, con la version de a leyenda escrita por Jeanne - Mare Le Prince de Heaumont:Coleciones de aula edcion ‘specal para et Ministerio de Educadon de fa Racin | Aret Bufeno, fiutrado por Juan Deleou- 1+ ed. Boulogne : Estrada, 2014, 95 £1L; 19x Hem (Azuljos nos 19) Isa 97-990-01-165033 1. Guentos Cdsces Infantiles. | Juan Deleau, ls Titulo op 863.928 2 Lee Colecci6n Azulejos - Ninos IJ © Editorial Estrada S.A, 2005, EuioralEatrada 5. A forma parte del Grupe Macmillan. ‘Ada, Blanco Encalado 104, San iio, provincia de Buenos Aires, Argentina Internet: www edtoriaestrada.comat ‘Queda hecho el depésit que aspone la Ley 11.723. Inmpresa en la Argentina, Printed in Argentin, IsBN 978-950-01-1650-3 “Colecciones dea IMINISTERIO de EDUCACION dela NACION, eden especial para el Nose permite la reproduccién parcial o total, el almacenamiento, a alquler la trans isin 0 la transformacion de ext libro, en cualauier forma o por cualquier meso, ‘ea electronica 6 mecanco, meciante forocopas, digitalizacion y ottos métodes sin ‘el permiso previo yexrita del editor Su infraccdn esta penada por las leyes 1.723 y 25.6, Indice Una historia de amor Enescena 3 5 El autor .. 6 La Bella y a Bestia (Obra para titeres en dos actos) .. 7 La Bella y la Bestia (Un cuento de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont)... 59 Actividades Para comprender la lectura Para escribir Para integrar Una historia de amor La historia de amor entre la Bella y la Bestia es muy antigua. Algunos dicen que su origen se halla en leyendas que ya se transmitfan oralmente hace casi dos mil afios. El primer autor que present6 este relato por escrito fue el ita- liano Giovanni Straparalo en 1550. Pero, sin lugar a dudas, esta historia se hizo famosa gracias a la versi6n del cuento de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, Jeanne-Marie Leprince de Beaumont (1711-1780) per- tenecia a una familia aristocrética venida a menos. En 1748, se instalé en Inglaterra y trabaj6 como institutriz del Principe de Gales. Alli, en 1757, escribié su obra mas cono- ida: La Bella y la Bestia Con el paso del tiempo, la historia se hizo cada vez ‘més famosa y recorrié el mundo. Es probable que ustedes ya conozean Ia versién cinematografica realizada por los Estudios Disney, que es distinta de las demés versiones. Entre todas las versiones de la historia, una de Tas me- jores es la que preparé en la Argentina Ariel Bufano para teatro de titeres. En su obra, Bufano adapts el cuento de Leprince de Beaumont, que esté repleto de motivos pre- sentes en muchos otros relatos tradicionales, como Blantca- nnieves, La bella durmiente y Cenicienta, entre otros. En escena La Belay la Besta es la obra que consagré a Ariel Bufa- ‘no como director del Grupo de Titiriteros del Teatro San, ‘Martin. Fue estrenada el 12 de marzo de 1981 en la Sala Ca- sacuberta de dicho teatro municipal y recibié inmediata- mente los elogios de la critica y del ptiblico. Bufano no so- lo fue el director de la puesta, sino que también quiso dar vida en escena a algunos de los personajes. La excelente ti tiritera Adelaida Mangani interpret a Bella y, ademés, ‘compagin6 la miisica del espectaculo. La obra permaneci6 en cartel durante dos afios y fue llevada en gira por Cordo- ba, Bahia Blanca, Zarate, Necochea y Uruguay. Fue graba- da para un programa especial transmitido por Canal 13. La intencién de Bufano fue, segtin 61 mismo explicé en ‘una entrevista, “continuar la tradicién del cuento de hadas Y rescatarlo de un olvido injusto”. Curiosamente, Bufano conocid este relato a través del cine, cuando vio la pelicula del mismo nombre ditigida por el cineasta y director fran- cés Jean Cocteau. Con las herramientas del teatro, Bufano logro volver a contar esta hermosa historia, que habla de la importancia de la bondad y la virtud humanas, ms alla de Jas apariencias, Del cuento al cine y del cine al teatro, La Be- Ia y la Bestia depara a los nifios una experiencia de lectura inolvidable. El autor Ariel Bufano (Mendoza, 1931-Buenos Aires, 1992) es un artista muy importante en la historia del teatro de titeres de nuestro pais, Desde nif, estuvo en contacto con el mundo del ar- te porque su padre, Alfredo, era un conocido poeta; y mu- chos talentosos creadores de la época visitaban su casa. Alf, Ariel conoci6 al gran titiritero Javier Villafaite y, sien- do joven, lo acompaié en muchos de sus viajes en carreta mientras aprendfa junto a él el arte de los titeres. La labor més valiosa de Ariel Bufano fue la creacién, en 1976, del Grupo de Titiriteros del Teatro General San Martin: un elenco estable que, desde su creacién, viene ofreciendo obras muy originales. Junto con ese grupo, y en compaiifa de Adelaida Mangani, Bufano levé a escena Cr- rrousel ttiritero (1979), La Bella y a Bestia (1981), El Grant Cir- 0 Criollo (1983), La historia de Guillermo Telly su hijo Gualte- rio (1986) y Pequeio Varieté (1988), entre otras obras. ‘Bufano escribia para los chicos respetando su sensibi- lidad, y por eso, usaba los mejores recursos artisticos. En sus obras, los titiriteros manejaban mufiecos de diversas formas y tamafios a la vista del pablico, lo que represent una verdadera innovacién técnica. LA BELLA Y LA BESTIA (Obra para titeres en dos actos.) Adaptacién libre de Ariel Bufano El relator, la Bestia y Bella. La Bella y la Bestia 9 Personajes Relator Bella Padre Hermanas P4jaro blanco ‘Tres pretendientes 1 Tres pretendientes 11 Bestia Voces de los objetos Marido lindo Marido sabihondo Principe La Bella y la Bestia 11 Primer Acto (La escena esta totalmente enmascarada de negro. EL traje de los titiriteros también es de ese color. Todos los elementos de la escenografia y de ta utileria tienen que ser sutilmente sugeridos y deben ser manipulados por los propios titiriteros, a ta vista del puiblico.) ReLAtoR, —Habfa una vez un mercader que era extremadamente rico... (Aparece el mercader y se pasea. Lo siguen, bailando a fi alrededor; enormes monedas de oro. El mercader, ca- da tanto, las cuenta y las ordena.) ReLATOR, —Este mercader habia dedicado su vida al comercio, a los negocios, y poseia mucho, mucho dinero. Tenia tres hijas. La menor era muy hermosa; tanto es asi que todos la la- maban “Bella”... (Aparece Bella. La acompaiian una guirnalda de flores, una lira y un libro, Bella se sienta a un costado de la es- cena y se pone a leer muy serenamente.) VLINLIVHD NOIDNSIYLSIC 30 TWIdSLWW 12 Asiel Bufano Restor. ~Las dos hermanas mayores tenfan mu- cho orgullo de sus riquezas; eran vanidosas y la hermosura de Bella habia despertado su envidia... (Aparecen las dos hermanas. Se mueven y hablan siempre juntas con voces agudas que parecen chillidos de pajarracos. Van muy cargadas de joyas y adornos. Se pasean aparatosamente. Estn unidas como siame- sas.) Revaror, —Las envidiosas hermanas se burlaban siempre de Bella, porque esta, jay, sefiores!, amaba las flores, la miisica y la poesta. (Las dos hermanas se aceran a Bella y la molestan bur- lonamente. Aparece el padre y las dos hermanas disimu- lan su burla y se acercan ostentosamente a él. Lo rodean yo adulan, Bella también se acerca al padre. Los cuatro hhan quedado ubicados a un lateral de la escena.) Retator. —Esta familia vivia en un puerto, junto al mar. Y vefa transcurrir los dias como todas las familias. Cuando, una vez... LaBella la Bestia 13 (Por el lateral opuesto entra el mar, amplio, celeste y profundo.) Panne. —(Seiialando el mar.) Mirad, hijas mfas: cru- zando ese amplio mar, vienen mis riquezas. ‘Tapices, perfumes y especias comprados en Iejanas. Todos mis dineros estan en Ives que muy pronto tocardn nuestros puertos. jMirad, hijas mias, mirad...! (Los cuatro personajes han ido desapareciendo, Salen re- trocediendo, En el mar, han comenzado a aparecer naves que navegan majestuosamente, Un gran pdjaro blanco cruza los aires y un delfin juguetea entre las olas.) RELATOR. —Las naves surcaban los mares con su cargamento de mercaderias en bus- destino; pero el destino, jay!, les te- ida otra suerte (Lentamente, las olas se van encrespando y las naves se ven enoueltas en un gran temporal. Las embarcaciones, una a una, van desapareciendo bajo las aguas y solo queda el gran mar azul. Renace la calma y, con ella, rea- parece el pdjaro blanco. El mar sale de escena. Solo que- 14 Ariel Bufano da el pajaro blanco, que vuela hacia el puerto. Aparece el padre y el peijaro se acerca a él.) PAJARO BLANCO. —Sefior, todas tus riquezas se han perdido. El mar se ha apoderado de ellas. Ya no te quedan sino el trabajo y tus tres hijas. Eres pobre, viejo mercader! (El pdjaro sale de escena y el padre queda acongojado.) Papre. —(Llamando.) jHijas mias...! jHijas mias. (Aparecen las tres hijas.) {Hijas mias: hemos perdido nuestra fortuna! ;Solo nos queda una ita en el campo, muy lejos de la ciudad! casi jAllt viviremos, trabajando la tierra! Hermanas. —(Muy exageradas,) ;Ohhhh... no! {Qué desgracia! jlrnos a vivir lejos de la ciu- dad! jNo, lejos de la ciudad, no! jY en el cam- po! jEso si que no! jEn el campo, no! ;Quere- mos vivir en la ciudad! No queremos traba- jar! jAy.... trabajar no! (Lloran muy aparatosa- mente.) Papre, —Silencio! ;Callad, hijas vias, callad! jNo nos queda otra posibilidad! Tendremos que ir esa casa y trabajar como campesinos. HERMANAS. —jOh, no! jTrabajar, no! ;Y como cam- pesinos, jamas! ;Nosotras nos quedaremos en Las hermanas de Bella. — 16 Ariel Bufano Ja ciudad! Y nos casaremos con alguno de nuestros muchos pretendientes. ;Son miles los j6venes que nos piden todos los dias que nos casemos con ellos! jS{, si... nos casare- mos con alguno de nuestros pretendientes! (Aparecen los pretendientes. Son tres y se mueven sin- cronizada’ y mecénicamente.) PRETENDIENTES I. —jNo! {No nos casaremos con ellas! ;Solo nos interesaba su dinero! jNadie las quiere en toda la ciudad! Ellas son: jvani- dosas, haraganas, orgullosas, holgazanas! iQue se hagan las damas trabajando la tierra y cuidando ovejas! (Si, si, si, cuidando ovejas! (Por el lateral opuesto, entran otros tres pretendientes.) PRETENDIENTES 1, ~|No nos importa la suerte de las hermanas! {Solo nos preocupa Bella! Es tan buenal jNos aflige su desgracia! jEs hu- milde, sencilla, hermosa! jY habla a los po- bres con tanta bondad! jEs tan dulce, tan ho- 1De modo que coincitlen sus movimientos. La Bella y la Bestia 17 nesta! (Es genial! Bella, quieres casarte conmigo? Bella, ¢quieres casarte conmigo? Bella, {quieres casarte conmigo? BELLA. —Gracias, nobles caballeros. No puedo abandonar a mi padre en su desgracia. Debo afiarlo al campo para consolarlo y idarlo en su trabajo. (Pretendientes 1y 1 se retiran. Tras ellos, el padre y Be- iamente; y las hermanas, cuchicheando desaira- padre y sus tres hijas se fueron a vi- vir al campo. Todo era muy distinto alli... Lejos habfan quedado la ciudad, los carrua- fiestas. En fin, la riqueza... fi relator habla, los titiriteros hacen aparecer algunos drboles y una mesa y un banco muy risticos. El padre y Bella estén trabajando la tierra. Mientras lo hacen, Bella canturrea, Las hermanas rien y holgaza- nean y, cada tanto, se acercan a Bella y se burlan.) Hermanas. ~Miren a nuestra hermana menor: es 18 Ariel Bufano tan estipida que esté contenta con su desgra~ ciada situaci6n... Revator. —Hacia ya un afio que la familia vivia en esa soledad, cuando un dia. (Aparece el pajaro blanco con una carta en el pico. Gran asombro y, luego, gran alboroto de las hermanas. El ave Ie entrega la carta al mercader y se aleja.) Pape, —(Luego de leer ln carta ante la curiosidad de sus hijas.) Hijas mfas: la buena fortuna nos es- ta ayudando. Uno de mis barcos se ha salva- do y regresa con mercaderfas al puerto de la ciudad. jRecuperaremos nuestro dinero! De- bo partir enseguida. HERMANAS. —jOh, qué alegria, padre, qué alegria! iVolveremos a ser ricas! Nos compraras co- sas en la ciudad? iSi! Yo quiero un vestido. Y yo, un sombrero. Y yo, un collar. Y yo, otro vestido. Y yo, otro collar. Y yo, otro... y otro. Y yo, otro... y... jqué sé yol... ;Otro! Las hermanas de Bella. 20 Ariel Bufano Pare, — Basta! ;Callad! ;Ya os he ofdo! Y ta, Bella, no me pides que te traiga nada? Beta. —No, padre, no quiero nada. Si te parece bien, solamente traéeme una rosa. Pape, —2Una rosa, hija? BELLA. —Si, padre: una rosa, porque no crecen ro- sas en este lugar. Papre. — (Con ternura.) jAy... hija mfa...! Hermanas. —{Una rosa? jUna rosa...! jBah... tan solo una flor! ;A quién se le ocurre pedir una flor! (Solo a Bella! ;Claro, lo hace de vanidosa! Solo una vanidosa solicita una rosa! PapRE. —jBueno, hijas, bueno...! No perdamos més tiempo! Me espera un largo camino. De- bo partir. Pronto estaré de regreso. Adi6s, hi- jas mias, adiés... (El padre sale acompariado de Bella, mientras Ins dos her- manas lo hacen por el otro lado cuchicheando entre si.) Retator, —El buen hombre partis feliz, pero bien poco duré su alegria, Al llegar a la ciudad, se enteré de que las mercaderias de su nave apenas alcanzaron para pagar las deudas que Jo acosaban desde el naufragio de sus barcos. Asf fue como, con mucha pena, emprendié el regreso tan pobre como antes... ' (Los titiriteros han cambiado el ambito. Al modificar la ubicacién de los érboles y rtirar la mesa y el banco, el lu- {gar se ha transformado en un bosque, Es de noche, corre un viento frio y se oyen los aullidos de los lobos. Apare- el mercader caminando triste y trabajosamente.) RELAtoR. En el camino, el pobre mercader se werci6 en un bosque. En la noche oscura, lo de muerte el aullido de los lobos, y el frfo. Ya se crefa perdido para cuando vio, més alla de los arboles, una luz. Al acercarse, descubri6 que venia de ran palacio... ‘Hecho aparecer un gran portal que un palacio, una mesa cargada de 'y un hogar con el fuego encendido.) . — (Después de entrar en el palacio.) El duenio de este palacio me perdonaré la libertad que me tomo al quitarme el frio al lado de este hermoso fuego. (Lo hace.) Y también me per- La Bella yla Bestia 21 VLINLVYD NOIONEINLSIC 30 TVIdaLVW 22 Ariel Bufano donaré que me atreva a comer de estos man- jares. (Lo hace.) (Luego de haber comido.) ;Ab, qué cansado me siento! Me acostaré un rato al calor de este hogar... dormido.) (Se acuesta y se queda (Mientras el mercader duerme, desaparecen Ia mesa y el fuego; y la arcada se desplaza, Los érboles conforman un jardin, y les crecen flores. Comienza a amanecer.) Papre. —(Despertiindose y mirando a su alrededor.) 1Oh, qué de cosas extrafias ocurren en este lu- gar! Seguramente, este palacio pertenece a al- gtin ser magico que se apiad6 de mi situa- cidn. Quienquiera que sedis, ser magico y to- dopoderoso, yo os agradezco vuestra bon- dad al permitirme saciar mi hambre, calmar mi frio y poder descansar... (Comienza a salir, pero se detiene al ver wn drbol florecido.) Oh, un rosal! Ahora recuerdo que mi querida hija, Bella, me habia pedido una rosa. Ya que no puedo regresar rico, por lo menos, le Hlevaré la rosa. (Corta la rosa. Al hacerlo, se oye un gran ruido y se ve aparecer imprevista y majestuosa- mente a la Bestia.) El padre junto al arbol. 24 Ariel Bufano Brstia. —jEres muy ingrato! Yo te salvé la vida re- cibiéndote en mi castillo y, para mi dolor, ta me robaste mis rosas, que yo amo més que a toda cosa en el mundo, Debes morir para re- parar tu falta! No te doy més que un instante para pedir perdén a Dios, Papre. —(Arrodillandose.) (Seftor, perdonadme! Yo no crefa ofenderos cortando una rosa para una de mis hijas. Brsia. —gUna de tus hijas? PaprE. —Asfes, sefior, una de mis hijas me ha pe- dido una rosa. ;Perdonadme, sefior! Bestia. —jYo no me llamo “seftor”! ;Soy la Bestia! jNo me gustan los cumplidos! Me gusta que se diga lo que se piensa. {Ti no crees que soy un sefior y mientes al llamarme asf! jEn mi ves a una Bestia! No creas que vas a conmo- verme con tus adulaciones. (Se aleja unos pa- sos y le da Ia espalda.) Pero me has dicho que tienes hijas... (Déndose vuelta y miréndolo.) Yo podria perdonarte la vida a condici6n de que una de tus hijas venga voluntariamente a morir en tu lugar. ;Pero solo si lo hace volun- tariamente, te perdonaré! Voluntariamente. {Has entendido? La Bestia y el padre. 26 Ariel Bufano PADRE. —Pero... es que... Brstia, —jNo discutas! ;Parte ya mismo! Y si tus hijas rehdisan morir en tu lugar, jura que vol- verds ti dentro de tres meses. Papre, — {Lo juro, sefior! Bestia, —jNo me digas “sefior”! Papre, —Est bien, se... (Se interrumpe tapdndose 1a boca.) Vuelvo a jurarlo. Pero es muy duro lo que me pedis. Yo no quiero sacrificar a una de mis hijas, pero me iré, aunque mas no sea para tener el placer de abrazarlas to- davia una vez. Descuidad, {Cumpliré mi promesa! Bestia. —Puedes partir. Papre. —(Saludando,) Adids, senor... Bestia. —jNo me llames “sefior”! Papre. —Si, no os Ilamaré “sefior”. Ya sé... sois una bestia... Bestia. —jVete de una vez...! (La Bestia hace un ade- mén y todo lo que los rodea desaparece, Solo que- dan el suelo la rama con la rosa, La Bestia inicia mutis?.) {Y no olvides tu promesa! (Sale.) 2m el texto teatral, esta palabra indica que el personaje se retira de Taescena, La Bolla y la Bestia 27 (El mercader ha quedado solo, Muy apenado, leoanta la rosa del suelo y sale lentamente.) ReLator. —El mercader parti6 de regreso, con una tristeza tan grande como grande era la alegria cuando salié de casa. Los arboles de Ia flores- tay un péjaro blanco Ie fueron sefialando el camino y, en pocas horas, lleg6 a su hogar. (El padre ha salido, Estin en escena Bella trabajando y las dos hermanas hablando entre si. Aparece el padre y las hijas corren a su encuentro; pero él, en vez de retri- ir sus caricias y saludos, se pone a llorar.) RELATOR. ~Cuando el pobre hombre pudo calmar su Ianto, cont6 a sus hijas como se habia es- fumado el tiltimo suefio de volver a ser ricos y cuén terrible habia sido la funesta aventura que vivi6 en el castillo de la Bestia... Papre. —(Dandole Ia rosa a Bella.) Bella, toma esta rosa. Ella cost6 muy caro a vuestro desgracia- do padre... HiRMANAS. —jMiren lo que produjo el orgullo de esta criaturita! jElla no pidié vestidos, som- __ breros y collares como nosotras! jNo, ella no, 28 Ariel Bufano claro! ;Qué va a pedir! La seftorita queria dis- tinguirse, ;Ser distinta! ;Claro! jElla vaaser la causante de la muerte de nuestro padre! ;Y ni siquiera llora! jNo, qué va a lorar! Beta. —Serfa instil que Horara. Por qué habria de hacerlo? Nuestro padre no moriré, ya que la Bestia tiene a bien aceptar a una de sus hijas. Yo me quiero entregar a todo su furor y me siento enormemente feliz, porque, al morit, podré salvar a mi padre y probarle mi carifio. Hermanas. —Padre, jhay que hacer algo! Hay que destruir a esa Bestia! ;Si, hay que destruirla! jAcabar con ella! (Lloran con gran alboroto.) Ay, nos va a matar, ay, ay, ay! jEsa Bestia nos vaa matar, ay, ay, ay! Papre. —jCalma, calma! Es imposible destruir ala Bestia, hijas mias. Su poder es tan grande que no hay ninguna esperanza de matarla. Yo es- toy agradecido del buen corazén de Bella, pe- ro no quiero exponerla a la muerte. Ya soy viejo; no me queda sino poco tiempo de vida. Me entregaré a la Bestia y lo haré con gusto por mis queridas hijas! HERMANAS. —jAY, gracias, padre, gracias! jEres tan bueno! ;Gracias por ir tty salvarnos a nosotras! OT La Bella y la Bestia 29 BELLA. —jNo! ;Te aseguro, padre, que no irés al pa- lacio sin mi! jNo podras impedirme que te si- ga! jIré a escondidas, corriendo, pero no iras solo! ;Prefiero ser devorada por la Bestia, an- tes que morir de pena por perderte! (Bella ini- cia mutis,) PADRE. —(Siguiéndola.) ;No lo permitiré! jNo per- mitiré que vayas sin mi! Yo te acompanaré, hija mia! ;Yo te acompanaré! (Salen.) (Las hermanas murmuran mientras simulan una acon jada despedida.) LATOR. — jAh{ va corriendo la Bella en busca del palacio de la Bestia! La sigue acongojado su atribulado padre. Y aqui, respetable ptiblico, termina este breve prélogo. Y necesitamos un. intervalo para poder dar vuelta otra de las grandes paginas de este libro que esta con- tando la historia de la Bella y la Bestia. Apagén La Bella y la Bestia 31 Segundo Acto (Gran sala del castillo de la Bestia. Una mesa magnifi- camente servida con dos cubiertos. Entran el padre y Bella temerosamente.) PAaprE. —jMira esto, hija mia! {Cudntos manjares! jParece ser que la Bestia tiene la costumbre de alimentar bien a sus huéspedes. BELLA. —(En un aparte’,) Seguramente, estas comi- das las ha puesto aqui la Bestia, porque quie- , te hacerme engordar antes de comerme! VLINLIVHD NOIONSIYLSIG 3d TWidaLvW (El pacire y Bella miran todo detenidamente, Se oye un gran ruido y aparece la Bestia, El padre y Bella se sobre- saltan y tiemblan de miedo. Se abrazan.) DRE. — (Llorando,) ;Adi6s, hija mial A. —|Callad y separaos! ;Es esa tu hija? 7 PARE. —Si, lo es. mA. —(A Bella.) ¢Cual es tu nombre? 1A. —Me dicen Bella. Tina. — Bella? Bella... Bella... (Se pasea.) ¢Has El padre ante la mesa servida. #1 fexto teatral, esta palabra indlica que el personaje habla para 0, como si los demas no escucharan lo que dice 32 Ariel Bufano venido a mi castillo por tu propia voluntad? BELLA. —Si, sefior. Bestia. —jNo me llames “sefior”! ;Soy la Bestia! PapRe. —(En voz baja.) Si, no le digas “sefior”... Brita. —Si, he venido por mi propia voluntad. Mi padre queria impedirmelo, pero yo he decidi- do venir, Su vida vale mucho més que la mia y éno debe morir. Bestia. —Ti eres buena y yo te estoy agradecido. (Dirigiéndose al padre.) Buen hombre, parte de regreso a tu casa y no intentes jams volver aqui. (Inicia mutis. Se detiene y los mira.) Os de- joa solas para que os despidais para siempre. Adiés. (Sale.) Papre, —(A Bella.) jAy, hija mia! Estoy desesperado de espanto. jHazme caso, Bella: vete rapido y déjame aqui en el castillo, con esta Bestia! BeLLa. —(Firme y serena.) No, padre mio! Partirés ta y me dejarés en este palacio. No temas. Quiza la Bestia se apiade de mi! Vete, pa- dre... vete... vete... (Bella lo va acompaiiando suavemente.) Papre. —(Saliendo con leve resistencia.) No, hija, no. No me voy. No... no... no... jAy, hija mia. No... (Mutis lento del padre.) La Bestia, 34 Ariel Bafano (Bella ha quedado sola, Despide a su padre con la mano.) BELLA. —jOh, padre mio, vete rapido antes que veas todo el miedo que tengo! jNo me preo- cupa mi destino, sino salvar tu vida! Pero no puedo evitar el tener miedo, Qué hara con- migo la Bestia? ;Oh, si siguiera mi impulso, huiria rapidamente de este palacio, pero he dado mi palabra y la cumpliré! ;Debo que- darme en el palacio, en manos de la Bestia! (Mientras Bella habla, a sus espaldas, ha entrado una puerta con un cartel que dice “Aposento de Bella”. Tras Ia puerta, hay una biblioteca, un clavecin' y libros de miisioa. A un costado, un gran espejo.) Beuta. —(Advirtiendo la puerta y leyendo,) “Aposen- to de Bella”, ;Oh, un aposento para mi! (Tras- pone con asombro y cautela Ia puerta.) Oh... creo que voy a desmayarme! ;Qué extrafio es todo eso! Si la Bestia me ha de matar, ¢por qué se preocupa en darme estas cosas? ¢C6- mo sabe la Bestia cuanto yo amo la poesia y ‘4tnstrumento musical de cuerdas y teclado, muy usado antes de la aparicién del piano. VOCES DE LOS OBJETOS. — la misica? {Sera para que cumpla mis tlti- mos deseos, antes de devorarme...? Desead.... mandad...! ;Ta eres, en este palacio, la reina y sefiora! Tus de- seos son érdenes. jj;Desead... mandad!!! BELLA. —jOh, deseos...! ;Ya no tengo deseos! Sola- mente quisiera ver a mi padre por tiltima vez y saber qué es Io que esté haciendo ahora! (El gran espejo se iluminay se ve en él al padre que es- td llegando muy triste a su casa. Y a las hermanas, que reciben entre grandes protestas, Luego, todo desapa- ) /OCES DE Los OBjETOS. —{Desead... mandad...! Ta eres, en este palacio, la reina y sefiora. ;Tus deseos son 6rdenes! ;Desead... mandad...! ILLA. — Qué mas puedo yo desear? jYa he visto que mi padre ha llegado sano y salvo a su ca- sal En cuanto a mi, un destino superior me ha puesto en manos de la Bestia. Yo solo quiero jue mi padre viva, y entregar mi vida para Wvar la de él. ito se ha desplazado, y hay en su lugar una LaBella yla Bestia 35 36 Ariel Bufano gran mesa con manjares, instrumentos que suenan so- Ios y candelabros encendidos.) Voces be 108 OBjETOS. — (Se yen campanadas de re- oj.) Ha llegado la noche, nuestra ama y sefio- ra, Es la hora de cenar. {Todo esta a vuestra disposicién! (Bella se sienta a la mesa. Los platos y las vajillas y los candelabros se mueven solos, apareciendo y desapare- ciendo... Se oye un gran ruido, carncteristico de Ia presencia de la Bestia.) Bestia. —(Apareciendo.) Bella, me permites que te vea comer? ;Solo quiero mirarte! ;Puedo que- darme? BeLLA. —Tu eres el sefor... Brstia, —jNo me lames “sefior”! (Se aleja brusca- mente.) ‘Soy solo una Bestia! (Se aleja mas. Es: #é de espaldas.) Aqui no hay sefiora, sino ta. Si te desagrada mi presencia, solo tienes que de- cirme que me retire, y saldré enseguida. (Déndose vuelta y miréndola.) Dime: zno es cierto que me encuentras muy feo? BELLA. —St, Es cierto. Eres muy feo, En realidad, Bella ante la mesa servida. 38 Ariel Bufano bastante feo. Pero, a pesar de ello, no me pa- reces tan malo... BESTIA. —jQuizas tengas razon! {No solo soy feo; ademas no poseo inteligencia! Ya ves, soy una bestia, y las bestias, como todos saben, no pueden pensar... Bra. —No se es tan bestia cuando se puede creer que uno no tiene inteligencia. Un tonto no pensarfa eso. BrstiA. —jS{, Bella, soy bruto como toda bestia! Pe- to este es mi palacio y te lo ofrezco. Toma, pues, tu cena, Bella, y trata de sentirte como en tu casa, porque todo lo que hay aqui es para ti y yo tendré mucha pena si no te veo contenta. BELLA. — A pesar de ser bestia, eres muy bueno de actitud. Te aseguro que estoy contenta, Pen- s4ndolo un poco, ya no me pareces tan feo... Un poco feo, nada més... Bestia. —jOh, sefiora, si! Yo tengo un buen cora- z6n, jpero soy un monstruo! Beta. —Hay hombres que son més monstruos que td. Y prefiero tu figura a la de aquellos que, con figura de hombre, tienen un coraz6n malvado. Bestia. —jGracias, Bella! Si yo fuese inteligente, te La Balla y la Bestia 99° sabria hacer un regalo, pero como soy solo un tonto, todo lo que puedo decirte es que te lo agradezco. (Pausa.) Pero no me pidas nunca que te deje ir...! (Bella se levanta y Ia Bestia se le acerca, Bella, algo teme- 08a, se aleja y camina, La Bestia se acerca de nuevo y la mira, Bella deouelve la mirada largamente, luego gira la cabeza y oculta el rostro entre sus manos. La Bestia se aleja e inicia el mutis. Se detiene antes de salir.) Bestia. —Bella, quieres casarte conmigo? ,Con la Bestia? BELLA. — (Serena y dulcemente,) No. No quiero ca- sarme contigo. Bestia suspira profundamente y da un gran rugido pena. Inicia un mutis corriendo, se detiene de nuevo mira a Bella muy tristemente.) 14, —Adiés, entonces, Bella. (Sale,) LA. —jOh, qué lastima que sea tan feo, parece tan bueno...! Apagén lento La Bella y la Bestia 41 (En escena, esta Bella ante la mesa comiendo, y la Bes- tia de pie, en un costado, mirdndola.) RELATOR. —Esta escena se repitié todas las noches, durante tres largos meses. (Mientras la voz na- ra, los personajes miman’ la accidn.) Todos los dias, a la hora de la cena, la Bestia se acerca- ba y preguntaba: “;Quieres que te vea co- mer?”. Y Bella contestaba que si. Y, todas las noches, la Bestia volvia a preguntar; “Bella, {quieres casarte conmigo?”. Y Bella volvia a responder: “No. No quiero casarme conti- go”. Y siempre, en ese mismo momento, to- das las noches, una sombra de tristeza cubria el rostro de la Bestia. Hasta que una vez... Brsti. —Bella, gquieres casarte conmigo? BELL. —No. No quiero casarme contigo. (La Bestia suspira profundamente y da un rugido de pe- ia.) Bizelaton, Bella y ie Bee A. —{Por qué me mottificas todas las noches con esa pregunta? {No te basta con tenerme necion con gestos, es decir, eon mimica, VLINLVYDS NOIONEINLSIC 30 TWIdSLVW 42. Ariel Bufano prisionera? Yo podria casarme contigo sin amarte, pero soy sincera y te digo la verdad. No me casaré contigo, pero siempre seré tu amiga. Bestia. —jCudnto te agradezco tu sinceridad, aun- que cuanto dolor me causa! ;Sé que soy horri- bley no puedes quererme, pero yo te amo! jTe amo més de lo que puedas imaginar! jMas de Jo que cualquier hombre es capaz! (Pausa.) Me hace muy feliz. que me permitas quedar- me aqui, solo mirandote. Me parece que, en esos momentos, cuando te miro, toda la belle- za del mundo me cubriera el coraz6n. Por fa- vor, prométeme que no me dejaras nunca. BELLA. —Quisiera tanto volver a ver a mi padre! (Ge ilumina el gran espejo, y en él se ve al padre que ya- ce enfermo.) Papre. —jAy, hija mfa, como te extrafio! jY pensar que solo por mi culpa te he perdido! jAy, Be- Ia! jAy, hija mia...! BELLA. —|Mira! Mi padre est enfermo de pena por mi ausencia... La Bellay la Bestia 43 (El espejo se apaga, y desaparece la figura del padre.) BELLA. —Podria prometerte que no te dejaré nun- ca; pero necesito ver a mi padre, aunque mas no sea una vez. Moriré de dolor sino me con cedes esa gracia, Bestia. —jNo! jNo, Bella! Prefiero morir yo antes que producirte pena. Te enviaré a casa de tu padre; pero tengo mucho miedo de que no vuelvas y te quedes allé, lejos de mi. Y enton- ces, jtu pobre Bestia moriré de dolor...! BELLA. —No temas. Volveré. Te quiero demasiado como para causar tu muerte. Te prometo que regresaré en ocho dias. Por el espejo he visto que mis hermanas estan ya casadas y que mi padre ha quedado solo, enfermo de tristeza. Dame permiso para estar con él, aunque més no sea una semana 1A. —Bien. Creo en tu palabra. Saldrés mafa- na por la mafiana! Bestia hace un gesto. Ante el gesto de la Bestia, apa- volancio un cofre y una rosa que se depositan a los Bella.) 44. Ariel Bufano Bestia, En ese cofre encontraras vestidos y alha- jas. El te acompafiaré. Quiero que luzcas tan bella como lo dice tu nombre. Cuando llegue el momento de tu regreso, solo tendras que poner esta rosa sobre tu cama y retornards a este palacio, |No olvides tu promesa! jSi no la cumples, podras imaginar lo que entonces su- cederd! Te espero. Adiés, Bella... (La Bestia suspira tristemente y sale. Desaparecen la mesa y la utileria’. Los titiriteros colocan en el suelo una fela que sugiere la cama de Bella. Esta se acuesta. Apa- rece el pijaro blanco y se acerca a ella. Bajo sus alas, Ia eva de regreso a la casa del padre. El cofre y In rosa la siguen volando. Los titiriteros arman Ia casa del padre: una cama, una mesa y un banco riisticos. El pdjaro blan- co deposita a Bella sobre la cama, El cofre y la rosa des- cienden a sus pies. El pdjaro sale.) BELLA. —(Despertindose,) ;Oh, estoy en mi casa! jLa Bestia cumplié su palabra! (Llamando,) ;Pa- dre...! ;Padre...! Papre. —(Apareciendo,) {Hija mia! (Se abrazan.) jHi- 6 En el teatro, todos los objetos que se usan en escena, excepto el decorado y el vestuario, Bella y el pajaro blanco. suo 221 ORTAZAR 245) 46 Axi! Bufano ja mia! ;Crefa ya que no te volveria a ver ja- més! {Como has escapado de esa horrible Bestia? BELLA. —Estoy aqui gracias a ella, padre. La Bestia me ha permitido regresar para verte. PapRE, — Qué alegria, hija, qué alegria! Tus herma- nas se pondrén muy contentas al verte nueva- mente. (Llamando.) jHijas mfas... hijas...! HERMANAS. —(Apareciendo,) ;COmo! ;Ya estas aqui de vuelta? ;Cémo es posible! {No te comié la Bestia? Si. zNo te comi6? BELLA. —No. Al contrario. Es ella quien me dio permiso para venir. Hermanas. —2Y ese cofre? BELLA. —En ese cofre hay vestidos y alhajas. Yo no los necesito. Todo lo que hay en él es vuestro, hermanas mfas. Os lo regalo. (Las hermanas se acercan con gran alboroto al cofre; pero cuando estin por tomarlo, este levanta vuelo y se aleja.) HERMANaS. —(Oh... era una burla! jTe has burlado de nosotras! jIngrata! jEres una mala herma- na! (Lloran.) Papre. —jNo, no, no! No ha sido Bella. Este cofre, La Bella y la Bestia 47 con sus vestidos y joyas, es un regalo de la Bestia para Bella. Seguro que la Bestia no quiere que otras manos lo toquen. HerMANas. —(Despechadas.) jNo nos importa! {Que se lo guarde! jNuestros maridos nos re- galardn cosas mejores! Porque, zsabes, Bella?, nos hemos casado con los mas hermosos ¢ in- teligentes jovenes de la comarca. (Llamando,) (Aparecen los maridos, Uno es joven y fatuamente’ her- moso. Lleva un espejo en la mano y se mira constante- te en él. El olvo tiene rostro de sabihondo pedante. 1 lentes y un gran libro bajo el brazo,) HERMANA I. —jMarido, esposo mio! Marido mio, Bella no nos ha querido regalar su cofre y se ha burlado de nosotras. Ta, hermoso marido mio, gpor qué no me regalas unos lindos ves- tidos y unas deslumbrantes joyas? LINDO. —¢Para qué quieres esas joyas? {No te basto yo? {Quieres algo mas hermoso que tu propio marido? ;Qué mejor regalo pa- idad. 48 Ariel Bufano ra tus ojos que la belleza de mi apuesta y re- fulgente figura! (Siempre mirdndose en el espe- jo.) Soy lindo, apuesto, elegante, lo que se di- ce “distinguido”. Buen mozo, tengo encanto, prestancia, donaire®. Soy galano’. {Mi hermo- sura es el mejor regalo! (Va saliendo.) Lindo, bien plantado, precioso, una lindura... (Sale.) HERMANA tl. —Y td, marido, esposo mio, ;qué me darias? Bella no nos ha querido regalar sus trajes y joyas. :Por qué ta no me regalas ves- tidos y alhajas? Magno SABIHONDO. —{Para qué quieres esas co- sas? Ti eres solo una pobre criatura que no ha salido —ni saldré nunca— de las sombras de la ignorancia, No hay nada més importante que la inteligencia. ;Lastima que ti estés tan Igjos de ella! En el encumbrado"” mundo del pensamiento, no caben esas minucias" que te preocupan tanto. (Va saliendo.) Lo tnico que vale en este mundo es la inteligencia; pero so- SDiscrecion y gracia, gentileza 9Gracioso,elegante, buen mozo. 10 tevadlo, reservado solamente a unos pocos clegicos 11 Cosas sin importancia. HERMANAS. —jAy, ay, ay, pobres de nosotras...! mos muy pocos, poquisimos, quiz4 solo yo, el Gnico que puede habitarlo. Mi inteligencia tiene menesteres’” mas altos. No me permite detenerme ante tus pobres pedidos, tus mise- ros pedidos... (Sale,) (Lloran desconsoladamente y se alejan protestan- do. Quedan a un costado quejéndose.) (El cofre vuelve y se deposita a los pies de Bella. Se abre, yun hermoso vestido cubre a Bella, y un collar se colo- en su cuello. Las hermanas, al ver esto, desde su rin- i, Horan més alto.) ’apRE. —(A Bella.) La Bestia ha sido muy gentil contigo. Yo temia que te hubiese devorado. ELLA. —No, padre, No ha tenido un solo mal ges- to conmigo. En su castillo, tengo todo a mi disposicion. Es muy amable y, sobre todo, es muy bueno. (Las hermanas, al oir esto, arrecian con Ianto.) El me ama, padre. Quiere que sea feliz. (Van saliendo con el padre mientras Bella Iuabla,) Me ha pedido que sea su esposa, que duefia y sefiora de su castillo; pero, a mi, LaBella yla Bestia 49 ’ 50 Ariel Bufano él no me gusta. Es muy feo. Si, terriblemente feo; pero, ;sabes, padre?, es tan bueno, tan amable conmigo. Ademés... a pesar de ser tan feo... (Salen.) HERMANAS. ~ Por qué puede ser més feliz que no- sotras? ,Acaso nosotras no somos més adora- bles que ella? zY mas queribles, también? jClaro! ;Por qué ella y nosotras no? {No es justo! Ella nacio para trabajar, y solo le intere- san las flores, la musica y la poesia. Ella no podria disfrutar de todas esas riquezas. jNo- sotras sf que podemos disfrutar del lujo, del oro, las joyas, los castillos, el dinero, los vesti- dos, los sombreros, las plumas, la riquezal ;Si, eso, la riqueza! 2Por qué ella y nosotras, no, eh? (Lloran.) HERMANA 1. —(Sorpresivamente.) {Hermana, tengo una idea! HerMANa 1. —jOh, una idea! (Qué lindo. HeRMaNa 1. —Trataremos de que Bella se quede acd més de los ocho dias que ha prometido y entonces... entonces... jla Bestia se enojaré! HERMANA Tl. —{Si, si, se enojara! (Alegre.) jLa Bestia se enojaré! HERMANA I, —Y entonces... jse la comeré! LaBella ya Bestia 51 |ANA I, —jSi, sf, se la comer! RMANA I, ~Tenemos que tratar de que se quede mis de ocho dias. HERMANAS. —jS{, si, mas de ocho dias! Y al no cumplir Bella su promesa, jla Bestia se enoja- rl (Si, st, si, y se la comeral (Bailan. Ven apare- cer a Bella.) ;Oh, ahi viene Bella! ;Disimule- mos! (Si, si, disimulemos! (Gran cambio. Se acercan a Bella amables y carifiosas.) (Oh, queri- da hermanita! ;Qué alegria de verte nueva- mente! Ven a conversar con nosotras que te queremos tanto. {S{, si, que te queremos tan- to! jEres tan linda... tan buena... tan... tan... tan...! Ven, querida hermanita... las tres.) ‘TOR. —Y pasaron los dias, hasta que se cum- plio el plazo que la Bestia habia dado... . —(Apareciendo.) Ya han pasado los ocho "dias. Debo cumplir mi promesa y volver al castillo de la Bestia. 14s, —jNo... no...! jNo, hermana querida, te vayas! jNo te vayas! ;No nos dejes! ;Mo- de pena si te vas! ;Por favor, no nos VLINLIVHD NOIONIYLSIG 30 TWidaLVN 52 Ariel Bufano LaBellay la Bestia 53 coraz6n esta pena que le estoy dando a la Bestia... (Pausa.) Ya ha pasado un dia...! En la distancia, me he olvidado de su fealdad y he llegado a amarlo de todo coraz6n... {Y ya han pasado dos dias...! {No soy una malva- da al dar a la Bestia una pena tan grande, cuando ella tiene por mi tanto amor...? ;Ya han pasado cuatro dias...! jY yo también su- (Suspira. Se acuesta y se dejes! {Nos moriremos si nos dejas!

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