La línea entre los bloques capitalista y comunista primero fue
imaginaria, hasta que el Muro de Berlín hizo verdad lo de “telón de acero” la parte occidental bajo la órbita capitalista y la oriental con influencia soviética. En un primer momento, la línea solo era imaginaria, pero el levantamiento del Muro de Berlín en 1961 materializó la separación de todo un continente. La cortina de hierro estuvo en pie desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro en 1989 y de la Unión Soviética en 1991. BOMBA ATOMICA SOVIETICA
En la mañana del 30 de octubre de 1961, un bombardero soviético
Tu-95 despegó del campo de Olenya en la península de Kola, en el extremo norte de Rusia, para una misión que no tenía precedentes en la historia.
En la década de los 50 la investigación nuclear soviética había
avanzado en forma significativa.
La Segunda Guerra Mundial había colocado a Estados Unidos y la
Unión Soviética en el mismo campo, pero en la posguerra las relaciones congelaron.
Y los soviéticos, en rivalidad contra la única superpotencia nuclear
del mundo, sólo tenían una opción: ponerse al día, y rápido.
El 29 de agosto de 1949, los soviéticos habían probado su primer
dispositivo nuclear -conocido como "Joe-1" en Occidente- en las estepas remotas de lo que ahora es Kazajistán. En los años transcurridos hasta 1961, su programa de pruebas había detonado más de 80 dispositivos. POL POT EN GENOCIDA
De 1975 a 1979, Camboya vivió un experimento político sin
parangón en la historia contemporánea. Los jemeres rojos, dirigidos por un misterioso líder, Pol Pot, establecieron en el país del sudeste asiático un régimen comunista de una radicalidad extrema. Durante tres años y ocho meses impulsaron medidas como vaciar de habitantes las ciudades, suprimir la moneda.
El objetivo era crear la primera sociedad realmente igualitaria del
mundo. El resultado, un genocidio espeluznante. Murió más de la cuarta parte de la población, unos dos millones de camboyanos.
El testimonio de Pin Yathay, un superviviente de esta tragedia
colectiva, resume la devastación y el horror que se cebaron en sus conciudadanos durante el período polpotista. Este fugitivo relata que consiguió escapar al infierno jemer tras vagar un mes por la selva, que huyó “para describir lo que hemos sufrido, para contar cómo se había programado fríamente la muerte de varios millones de hombres, viejos, mujeres y niños. Cómo el país había sido arrasado, hundido de nuevo en la era prehistórica, y sus habitantes torturados.