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El 

rayo es una poderosa descarga natural de electricidad estática, producida durante


una tormenta eléctrica generando un pulso electromagnético. La descarga eléctrica
precipitada del rayo es acompañada por la emisión de luz (el relámpago).
En promedio, un rayo mide 1500 metros; el más extenso fue registrado en Texas y alcanzó
los 190 km de longitud. Un rayo puede alcanzar la velocidad de 200 000 km/h. Siempre va
acompañado de un relámpago (emisión intensa de radiación electromagnética, cuyos
componentes se ubican en la parte visible del espectro), y de un trueno (emisión de ondas
sonoras), además de otros fenómenos asociados. Aunque las descargas dentro de las
nubes y entre las nubes son las más frecuentes, las descargas de nube a tierra
representan un peligro mayor para los humanos. La mayor parte de los rayos ocurren en
la zona tropical del planeta, la más densamente poblada, y principalmente en
los continentes. Están asociados con los fenómenos convectivos, la mayoría de las veces
con tormentas, aunque pueden tener su origen en otros eventos, como erupciones
volcánicas, explosiones nucleares, tormentas de arena o violentos incendios forestales.12
Se utilizan métodos artificiales para crear rayos con fines científicos. Los rayos también
ocurren en otros planetas del Sistema Solar, particularmente en Júpiter y en Saturno.
Algunas teorías científicas consideran que estas descargas eléctricas pueden haber sido
fundamentales en el surgimiento de la vida, además de haber contribuido a su
mantenimiento. En la historia de la humanidad, el rayo fue quizás la primera fuente del
fuego, fundamental para el desarrollo técnico. Así, el relámpago despertó fascinación,
incorporándose a innumerables leyendas y mitos que representan el poder de los dioses.
Investigaciones científicas posteriores revelaron su naturaleza eléctrica, y desde entonces
las descargas han sido objeto de una vigilancia constante, debido a su relación con los
sistemas de tormentas.
Debido a la gran intensidad de los voltajes y de las corrientes eléctricas que propaga, el
rayo es siempre peligroso. Así, los edificios y las redes eléctricas necesitan pararrayos y
sistemas de protección. Sin embargo, incluso con esas protecciones, los rayos todavía
causan muertes y lesiones en todo el mundo.
Cómo se inicia la descarga eléctrica sigue siendo un tema de debate.3 Los científicos han
estudiado las causas fundamentales, que van desde perturbaciones atmosféricas
(viento, humedad y presión) hasta los efectos del viento solar y de la acumulación de
partículas solares cargadas.4Se cree que el hielo es el componente clave en el desarrollo,
propiciando una separación de las cargas positivas y negativas dentro de la nube.4 En
tanto que fenómeno de alta energía, el rayo se manifiesta generalmente por un camino
extremadamente luminoso —en estado plasmático consecuencia de la ionización del aire
por las altísimas tensiones— que recorre largas distancias, a veces con ramas. Sin
embargo, existen formas raras, como el rayo globular, cuya naturaleza se desconoce. La
gran variación del campo eléctrico provocada por las descargas en la troposfera puede dar
lugar a fenómenos luminosos transitorios en la atmósfera superior.
Cada año se registran 16 000 000 de tormentas con rayos.5[cita  requerida] La frecuencia de los
relámpagos es de aproximadamente 44 (± 5) veces por segundo, o casi 1400 millones de
destellos por año,6 siendo la duración media de 0.2 segundos.7 El rayo de mayor duración
fue registrado en marzo del 2018 en el norte de Argentina y duró 16.73 segundos. En
octubre de 2018 se registró en Brasil el de mayor extensión horizontal a nivel mundial,
con 709 km de longitud.8 Un rayo viaja a una velocidad media de 440 km/s, pudiendo
alcanzar velocidades de hasta 1400 km/s.9 La diferencia de potencial media con respecto
al suelo es de mil millones de voltios.

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