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Entre la realidad y la fantasía, la Casa de Julieta es una casa que se ha convertido en una leyenda y
un símbolo para los enamorados de todo el mundo.
Para sumergirse por completo en la atmósfera de la tragedia narrada por William Shakespeare en su
obra maestra Romeo y Julieta, es imprescindible visitar la Casa de Julieta. Se trata de una casa-torre
del siglo XII, que muestra, en una pared, un bajorrelieve de un sombrero, que se cree que es el
escudo de armas de los Cappelletti o Capuleti, la familia de Julieta. A lo largo de los siglos, la
estructura ha sufrido numerosas renovaciones, pasando por las manos de diferentes propietarios.
Mientras tanto, la leyenda crecía y el interés del público, que la identificaba como el lugar de
nacimiento de la heroína de Shakespeare. Por eso, en 1907 el Ayuntamiento de Verona decidió
adquirir parte del complejo para restaurarlo y devolverle su antiguo aspecto medieval. La
incertidumbre sobre su originalidad no ha hecho más que acentuar el halo de magia que rodea a esta
casa, que inmediatamente se convirtió en un lugar emblemático para todos los amantes del mundo.
En el corazón del centro histórico, pasando por una puerta de hierro forjado se entra en un pequeño
patio, donde ya se puede ver el famoso balcón de Julieta, así como una copia de la estatua de bronce
de la chica, realizada por el escultor Nereo Costantini, y que se convirtió en uno de los símbolos de
Verona (la leyenda dice que, tocándola, se puede asegurar la buena suerte en el amor). El interior de
la casa, completamente reconstruido siguiendo las líneas de las casas señoriales del siglo XVI, es un
verdadero museo, donde se pueden admirar hermosos frescos, una fina colección de cerámica, así
como el atrezzo y el vestuario de la famosa película «Romeo y Julieta» de Franco Zeffirelli,
dedicada a la tragedia de los dos jóvenes amantes. Subiendo las escaleras hasta la primera planta se
encuentra el vestíbulo desde el que se puede acceder al balcón. Sin embargo, si quiere tomarse un
selfie aquí, tenga paciencia porque suele haber una larga cola.
En la segunda planta se encuentra lo que se ha rebautizado como «salón de baile«, una gran sala en
la que no es difícil imaginar bailes y banquetes, como aquel en el que Romeo y Julieta se
encontraron por primera vez. En el interior de la torre, en cambio, se encuentra la habitación de
Julieta, con una evocadora cama de madera con sábanas y almohadas de encaje blanco, tan
evocadora que uno espera ver a la joven salir bostezando de entre las sábanas. Los más románticos
también pueden presentar sus penas de amor directamente a Julieta. Desde 1930, de hecho, algunos
voluntarios responden a las cartas que amantes de todo el mundo depositan en el buzón de la casa o
envían a dearjuliet@julietclub.com.
Para visitar este sitio sombrío, lleno de connotaciones literarias y románticas, hay que
dirigirse hacia los sótanos del claustro de San Francisco del Corso para admirar la tumba
de Julieta.
Se trata de un sepulcro abierto fabricado en mármol rojo ubicado dentro de una cámara
de techo de cañón apuntado. Para acceder a este espacio frío, plagado de piedra y
ladrillo, hay que bajar por estrechas escaleras y recorrer pasillos oscuros (como los de
los cuentos de Poe). Por otro lado, en la habitación contigua se pueden apreciar placas de
diversos tamaños sobre las que están inscritos fragmentos del texto original, en inglés y
en italiano.
tumba de julieta
La tumba de Julieta está protegida por una serie de rejas y barrotes.
Hay que destacar que este sitio es mucho más que el féretro. De hecho, si uno ya compró
su boleto para entrar, vale la pena detenerse en el Museo de los Frescos que ocupa los
espacio de la iglesia de San Francisco. Asimismo, se recomienda contemplar una
multitud de esculturas que se exhiben a lo largo del patio y jardines interiores del recinto.