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PARA ENTENDER LA FOTOGRAFIA JOHN BERGER Edicion e introduccién de Geoff Dyer GG’ Titulo original: Understanding a Photograph publicado por Penguin Classics, 2013 Traduccién: Pilar Vazquez Fotografia de la cubierta: André Kertész, Amantes, Budapest, 15 de mayo de 1915 © Legado de André Kertész / Higher Pictures. Disefio de la cubierta: Toni Cabré/Evitorial Gustavo Gili, SL Cualquier forma de reproduccién, distribucién, comunicacién publica 0 transformacién de esta obra solo puede ser realizada con la autorizacién de sus titulares, salvo excepcién prevista por la ley. Dirjase a Cedro (Centro Espafiol de Derechos Reprogréficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algin fragmento de esta obra. La Editorial no se pronuncia ni expresa ni implicitamente respecto a la exactitud de la informacién contenida en este libro, razén por la cual no puede asumir ningun tipo de responsabilidad en caso de error u omisién. © de la traduccién: Pilar Vazquez © seleccién, introduccién y notas: Geoff Dyer, 2013 © John Berger, 2013 de la presente edicié: © Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2015 Todos los derechos reservados Printed in Spain ISBN: 978-84-252-2792-9 Depésito legal: B. 9.086-2015 Impresién: agpograf impressors, Barcelona 31 37 45 61 61 69 81 117 125 131 139 159 INDICE Introduccién CHE GUEVARA ENTENDER UNA FOTOGRAFIA LOS USOS POLITICOS DEL FOTOMONTAJE FOTOGRAFIAS DE LA AGONIA EL TRAJE Y LA FOTOGRAFIA PAUL STRAND usos DE LA FOTOGRAFIA Sontag APARIENCIAS HISTORIAS EL CRISTO DE LOS CAMPESINOS iui Luskatova: "Per 3” Ww. EUGENE SMITH N ANDRE KERTESZ: “LEER” JITKA HANZLOVA: “BOSQUE” Jitka Hanzlova, Sin titulo, tomada de la serie “Forest”, 2002-2005. El bosque en cuestién esté muy lejos de aqui, en las cercanlas de los montes Carpatos, al lado del pueblo donde vivid de nifia, en Checoslo- vaquia. Las imagenes podrian haber sido tomadas en otro bosque, pero no para Jitka. Lleva afios retornando a su bosque. Se interna sola, y si no esta sola, no saca fotos. ij ' {verias Fan sido tomades desde lo mas recéndito de un bosque, pé ic Muchos fotdgrafos de la naturaleza se asemejan a los fotégrafos de moda. No se trata de un juicio de valor, sino de que registran y admiten el placer de la misma manera que aquellos. Se les pide a las cumbres, cascadas, praderas, lagos y hayas otofiales que posen, vestidas de si mismas y mirando a la camara con gesto caprichoso. éY por qué no? Nos recuerdar eI placer de Tegar al tn doops de las horas pasadas en los aeropuertos. La naturaleza como anfitriona. Las fotografias de Jitka no son acogedoras. Se diria que son intro- lo igual que percibe el interior de un guante la mano que lo lleva. Jitka nos habla del “entre”, del entre bosques, porque en el mismo valle donde se encuentra su pueblo se unen dos bosques. PeraJa pra-_ posicién entre pertenece a los bosques, en general. De eso se trata. Un bosque es lo qué existe entre sus Arboles, entre su densa maleza y sus claros, entre sus ciclos vitales y sus diferentes escalas temporales, que van desde la energla solar los insectos que solo viven un dia. Un bosque es también i de encuentro entre quienes entran en él y lo que de ello se deriva, algo imposible de identificar que le aguarda a uno detras de un arbol o en la maleza. Algo intangible que, sin. embargo, esta al alcance de la mano. No es silencioso ni audible. No solo los visitantes sienten ese algo que acompafia al acto de entrar en el bosque; los caza- dores y los guardabosques, que saben leer los signos no escritos, son todavia mas conscientes de ello. Fui a pasear por las colinas por la mafiana, muy temprano, cuando el boque se des- pierta. Respiré hondo para absorber ol aire, las voces pldcidas de los péjaros y ese silencio que amo. Y entonces, cuando estaba concentrada tomando una foto, dejé_ de olt el silencio a mi alrededor. Era como si yo estuviera en otra parte, como en una pelicula o algo asl. EI bosque empezé a moverse y, al mirar a través del visor de la cémara, me entré miedo. Puede que no fuera més que la quietud de la hora y el encuadre, Era como si los pajaros y los grillos hubieran dejado de cantar y el viento hubiera dejado de soplar en el valle, No se ofa nada, pero nada de nada. Nilos péja~ ros ni el viento, ni voces humanas ni grillos. La oscuridad de la luz y este otro silencio me puso los pelos de punta... No era capaz de localizar el miedo, den- corriendo! éDe dénde sale este miedo mio? &Por qué tengo miedo? No me asustan ni los animales ni el bosque. Son para mi un lugar seguro. BS tro, Fue la primera vez que lo senti de una forma tan intensa, pero no la titima. ISali JITKA HANZLOVA: "BOSQUE 238 Alo largo de la historia y de la prehistoria, los bosques han ofrecido cobijo y un lugar donde esconderse, al tiempo que han sido lugares en los que un paseante o un trotamundos podrian perderse para siempre. Nos obligan a reconocer todo lo que esta oculto. Se Es un lugar comin decir que las fotografias interrumpen o detienen el | curso del tiempo. Pero el caso es que asi es, lo interrumpen o lo detie- nen de mil maneras distintas. El “instante decisivo” de Cartier-Bresson es diferente de la ralentizacién, hasta alcanzar una especie de punto muerto, propia de Atget, o de esa detencién ceremonial del tiempo caracteristica de Thomas Struth. Lo peculiar de las fotografias de Jitka cuando su tema es el bosque —no asi cuando la tematica es otra— es que parece queno detienen nada. —_= Ein espacio sin gravedad no hay peso, y estas fotografias suyas son, como si dijéramos, ingravidas desde un punto de vista temporal. Es como si hubieran sido tontatas“enire” tiempos, entre un tiempo y otro, di is jun - sk En el bosque, lo intangible y, simultaneamente, tan cercano que se puede tocar podria ser la presencia de una especie de intemporalidad. ~Q NO se trata de la intemporalidad abstracta de la especulacion metafisica, ni de la intemporalidad metaférica de la repeticién ciclica, estacional. Los bosques existen en el tiempo, y estan, bien lo sabe Dios, sujetos a la his- toria: la catastrofe, hoy, es que se esté haciendo desaparecer muchos de ellos simplemente en aras de unos beneficios instantaneos. Sin eml , hay “acontecimientos” que no han encontrado su lugar en ninguna de las innumerables escalas temporales de los bosques y que existen entre esas escalas. 4Qué acontecimientos?, podria pre- guntar alguien. Algunos aparecen en las fotografias de Jitka. Son aquello alo que sigue siendo imposible darle nombre después de que hayamos hecho un inventario de todo lo que reconocemos cuando vemos las foto- graflas, x Los antiguos griegos llamaban a este tipo de acontecimientos driades. s. Tengo unos amigos lefiadores en Bérgamo para quienes el bosque es un reino se| lo, un “dominio” ismo. Wilfredo Lam pinté acon- tecimientos equivalentes a estos en su jungla imaginaria. Pero seamos claros. No estamos hablando de fantasias. Jitka hablaba del silencio del bosque. Lo diametralmente opuesto a ese silencio es la musica. En la musica, todos los acontecimientos se acomodan en una escala temporal simple y perfecta. En el silencio del bosque, algunos acontecimientos no encuen’ od jituar en el tiempo. Esto des- concierta al tiempo que seduce a la imaginacién del observador: pies: se parece ala experiencia del paso del tiempo de otras criaturas. Nos damos cuenta de que suceden, sentimos su presencia, pero no pode- mos hacerles frente, pués, para nosotros, ocurren en algun lugar entre el pasado, el presente y el futuro. EI filésofo Heidegger, para quien el bosque era una metéfora de toda la realidad —y la tarea del fil lefadores, 8, para atravesarlo— hablaba de “entrar en la cercanla de di 2X _laditancit yy y yo creo que era su manera de plantear el fendmeno del que que intento definir. Como lo es también la formulacién de Jitka. “El sendero por el que voy me lleva hacia atrds para ver el futuro.” Los d dos le dan la vuelta al reloj de arena. Para entender lo que estoy sugiriendo es necesario rechazar la idea de tiempo que se impuso en Europa en el siglo xvi y que esta estrecha- mente ligada al positivismo y a las explicaciones lineales del capitalismo moderno: la idea de que un tiempo Unico, unilineal, regular, abstracto e irreversible lo contiene todo. Todas las demas culturas han propuesto la coexistencia de varios tiempos, rodeados, de alguna manera, por lo intemporal. Volvamos a los bosques que pertenecen a la historia. En el de Jitka se da muchas veces una sensacién de espera. Pero Jqué o quiénespera? Y des espera la palabra correcta? Paciencia. ¢Quién o qué es paciente? Un incidente en el bosque. Un incidertte q que no podemos nombrar, des- ribir ni situar. Y, sin.embargo,estd ahi, La complejidad de los caminos que se cruzan y de las energias que se cruzan en un bosque —los caminos de los pajaros, los insectos, los mamiferos, las esporas, las semillas, los reptiles, los helechos, los liquenes, los gusanos, los arboles, etcétera— es nica; puede que en ciertas zonas del fondo marino se dé una complejidad semejante, pero en ese caso el hombre es un intruso muy reciente, mientras que_el bos- que es de donde salid, con todas sus percepciones sensoriales, el ser humano. Los humanos somos las unicas criaturas que vivimos dentro de dos escalas temporales. La bioldgica, del cuerpo, y la de la conciencia St * JITKA HANZLOVA; “BOSQUE 241 (eso es, tal vez, lo que nos confiere un sexto sentido), Todas y cada una de las energlas cruzadas que operan en un bosque tienen su propia 2 escala temporal. Desde la hormiga al roble. Desde el proceso de la fotosintesis al proceso de la fermentacién. En esta compleja conglo- meracién de tiempos, energla e intercambios, se dan incidentes, inci- dentes contumaces, que no se acomodan en escala temporal alguna y, por consiguiente, esperan (temporalmente) “entre”, entre una y otra. Estos incidentes es lo que fotografia Jitka. Cuanto mas tiempo mira uno las fotograflas de bosques de Jitka Ac 4 Hanzlova, mas claro le parece que es posible escaparse de la prisién del “*'*° | tiempo modero. Las driades le hacen sefias. Uno se puede colar por un C",” intersticio... pero solo. — Imrstles 2005 ro wbree \

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