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Y, por supuesto, a nuestro Dios, quien siempre vela a nuestro lado para
guiarnos por sus caminos.
Dedicatoria
Agradecimientos
Dedicatoria
Indice
Prologo
Introducción
El perfil ideal
¿Qué es un pastor?
Nuestro adversario
1 – El Profesional
El peligro de la Caracterización
Conclusión
2 –Centrado en su Congregación
Los mo vos
Las consecuencias del aislamiento
Conclusión
¿Qué visión?
Conclusión
El peligro de la descontextualización
El equilibrio
Conclusión
5 – La Unción
Definición
La prevención
Conclusión
6 – La Excelencia
El problema de la falsa excelencia
La Excelencia Bíblica
Conclusión
7 – El Equipo Fiel
El peligro
Consecuencias
La enseñanza de Jesús
Conclusión
Conclusión
9 – Resumen
10 – Epílogo
Agradecimiento Final
El perfil ideal
Por ejemplo, si se le pregunta, a cualquier consejo de iglesia,
cuál es el perfil de su pastor ideal, es probable que surja una lista
como la siguiente:
¿Qué es un pastor?
Entonces, ¿qué es un pastor? Si observamos el desarrollo de la
Iglesia primi va vemos que lo que los apóstoles hicieron en las
congregaciones era establecer obispos, o episkopos, es decir
tutores o supervisores de los miembros de la congregación con el
obje vo de acompañarlos en su crecimiento espiritual.
Eran personas llamadas por Dios para velar por sus hermanos
menos maduros, siendo los encargados de animar e impulsar este
proceso, así como los responsables de corregir las ac tudes
erradas y poner en evidencia las falsas doctrinas o los falsos
hermanos, aplicando las disciplinas correctoras necesarias.
Nuestro adversario
Por otra parte, Satanás solo ha tenido, y ene, un obje vo en
mente: Destruir la obra de Dios. Y cuando entras al servicio de
Dios te conviertes en el primer obje vo de nuestro adversario.
Para ello no duda en u lizar todo el poder que aún conserva. Sin
embargo, él juega una baza todavía mejor: nuestros propios
miedos y nuestro orgullo. Y para esto se sirve de tres estrategias
diferentes.
La primera estrategia consiste en asustarnos cuando aún
estamos lejos de nuestra meta. Intenta hacernos creer que no
vamos a poder desarrollar nuestro llamado porque no tenemos los
medios o dones necesarios para llevarlo a cabo, que las
dificultades a enfrentar van a ser muy superiores a nuestras
fuerzas o sabiduría, o que por qué vamos a triunfar nosotros
donde otros muchos, con más capacidad, han fracasado.
Así que cuando nos insisten una y otra vez que nos guardemos
de cues ones como la lujuria, el dinero, el poder, el sexo, la
pereza, etc. hacen bien, porque van a ser los ataques más
recurrentes y efec vos para destruir nuestro ministerio personal;
pero recuerda también que, muchas veces, van a ser señuelos que
Satanás emplee para hacernos sen r vencedores, seguros y firmes.
Y entonces comenzará la verdadera batalla del ministerio.
Hechos 13:22
El peligro de la Caracterización
Cuando un escritor comienza a formarse, una de las primeras
cosas que aprende es que no es lo mismo un personaje que una
caracterización.
Conclusión
Dice un viejo refrán castellano que "el hábito no hace al
monje”, y en el caso del pastor “profesional” hemos de recordar
que, mientras que nosotros apenas entrevemos lo que tenemos
delante de los ojos, Dios “mira el corazón”.
Porque ser un buen pastor es algo que se logra con la prác ca,
y esta es mejor desarrollarla cerca de alguien con un ministerio
experimentado y probado. De este modo podrás aprender de su
propia vida y ejemplo, y podrás ser corregido antes de que tus
errores puedan derivar en algo grave para o para tu
congregación.
Los mo vos
Sin embargo, esta solicitud suele surgir, básicamente, en tres
pos de congregaciones. El primer po corresponde a aquellas
iglesias que han sufrido en sus carnes la presencia de un pastor
que ha usado la congregación local como un trampolín para
alcanzar sus intereses personales. El segundo po corresponde a
aquellas iglesias que han pasado por una situación traumá ca, tal
como una división o una falta grave en el liderazgo. El tercero
corresponde a aquellas congregaciones que han perdido el fuego
del primer amor y su llamado a ser luz y sal para este mundo.
En el primer caso, puede ser que el llamado real del ministro
anterior fuera el de evangelista o misionero y que “no encontrando
nada mejor” aceptase el encargo de pastorear una iglesia,
pasándose el día desentendido de la misma y de sus necesidades y
centrado en aquello en lo que se encontraba más cómodo. O
puede haber sido un pastor “profesional” tan centrado en alcanzar
sus propios intereses, y tan alejado emocionalmente de las
necesidades de su congregación que acababa con la confianza de
los creyentes.
Jeremías 1:5
A los pastores Dios nos llama para hacer Su obra, pero algunos
se limitan a saquear a las familias para engordar las arcas de
organizaciones o supuestos ministerios, a fin de crear emporios
personales o para llevar a cabo grandes eventos que solo hacen
ruido mediá co, olvidando el trabajo silencioso de pastorear y
capacitar a los nacidos de nuevo para la obra a la cual Dios les
llama. Se olvidan del compromiso contraído ante Dios para con esa
congregación.
¿Quiere decir que ene muy claro lo que Dios pide de él? ¿O
que ene muy claro lo que Dios puede hacer? ¿O que sabe
exactamente lo que hay que hacer en esa comunidad?
Si haces esta pregunta lo habitual es que te respondan que una
persona con una visión poderosa es alguien capaz de imaginar y
emprender grandes proyectos que atemorizarían a muchos;
alguien con el don de saber lo que hay que hacer en cada
momento y con la valen a de llevarlo adelante. Y cuando lo
encontramos pensamos que hemos encontrado “al hombre” (o a
“la mujer”).
Pablo tenía muy claro lo que él quería hacer, sin embargo, Dios
tenía otros planes. Y lo encaminó a Macedonia.
¿Qué visión?
Porque si bien es cierto que el ministro ene que tener una
visión clara del llamado de Dios para su vida, y de su implicación
para con la congregación en la que Él le ene, no es menos cierto
que Dios también ene unos obje vos específicos, dentro de sus
planes, para dicha congregación.
Y más aún:
Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que con a en el
hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de
Jehová” (Jeremías 17:11).
Mateo 5:43-44
El peligro de la descontextualización
Por otro lado, tengamos presente que muchas de las formas
litúrgicas y de los métodos de trabajo que u lizamos en las iglesias
responden a costumbres y condicionantes de la época en la que se
instauraron. Al fin y al cabo, como ya hemos visto, todas las
tradiciones tuvieron un principio y se conservaron en el empo
porque fueron eficaces en su contexto. Pero fuera de dicho
contexto esas mismas tradiciones pueden perder todo el sen do, y
empeñarnos en mantenerlas “porque siempre se ha hecho así” o
importar las que usan otras congregaciones porque “a ellos les
funciona”, pero sin analizar el porqué, sería una grave negligencia.
Es como si los hoteles de carretera mantuvieran cuadras y corrales
con abrevaderos y heno para las monturas de los viajeros. Hace un
siglo y medio tenía sen do, pero hoy no pasaría de ser una mera
atracción turís ca que, por cierto, no sería visitada si no contase
con un buen área de estacionamiento cerca.
El equilibrio
¿Quiere esto decir que hay que desechar todo lo an guo? Por
supuesto que no. Las tradiciones y los ritos también enen su
función en la vida congregacional.
Conclusión
El respeto a la tradición y a las señas de iden dad de una
congregación es algo muy importante, ya que nos ayuda a
transmi r una imagen de coherencia y fomenta el sen do de
pertenencia.
Mateo 16:17
Es importante tener esto claro, porque hay quien teme que las
cuentas se le pedirán por las decisiones de los creyentes puestos
bajo su responsabilidad, y esta interpretación errónea puede llevar
a esos pastores a la ansiedad y a caer en alguna de estas dos
presunciones erróneas:
Definición
Asimismo, también tenemos un problema rela vo a lo que
algunos creyentes y ministros en enden con la expresión de
“pastor ungido”. Porque lo cierto es que hay mucha confusión con
respecto al verdadero significado de esta caracterís ca.
La prevención
¿Cuál sería entonces la verdadera definición de “pastor con
gran unción”? Pues la de una persona comprome da con su
llamado. Una persona que reconoce sus limitaciones e
imperfecciones, y que las suple buscando cada día el rostro de su
Señor, profundizando en el conocimiento de las Escrituras,
buscando la guía del Espíritu Santo en cada paso o servicio,
rogándo a Dios que le ayude a amar más y más su Palabra, a los
miembros de su congregación y al resto del Cuerpo de Cristo, y
pidiendo sabiduría para saber apreciar los dones y los llamados de
las personas de su congregación. En otras palabras, un cris ano
sencillo y verdadero.
Conclusión
Un verdadero siervo de Dios siempre será una persona con una
unción especial de parte de Espíritu Santo. Su propio anhelo de
búsqueda diaria de Dios, su aversión a todo lo pecaminoso, el
amor de Dios manifestado a través de su vida, y la presencia del
Espíritu Santo actuando a través de él, son elementos más que
suficientes para que esa unción divina esté sobre su vida.
Por ello, no es correcto buscar evidencias de una hipoté ca
“unción especial”, para establecer la valía de un ministro, sino que
lo que hemos de buscar son las evidencias de una vida fiel y
some da a la voluntad de Dios.
Hechos 11:18
Dios tuvo que repe r este proceso varias veces hasta dejar a
Pedro realmente perplejo. No tenía ni idea de lo que Dios estaba
intentando decirle. Por un lado las leyes le prohibían comer de
algunos de aquellos animales y, por otro, Dios le decía que, aquello
que Él san ficaba, Pedro no debía llamarlo inmundo.
La Excelencia Bíblica
Entonces, ¿no es necesaria la excelencia? Por supuesto que sí,
pero una excelencia bíblica.
Conclusión
Dios demanda excelencia, pero no la excelencia de este
mundo. Una excelencia basada en el amor a Dios y a los
semejantes. Una excelencia entendida como un acto sacrificial por
el que nos entregamos sin contrapar da.
Los peligros
Por otro lado, es cierto que toda congregación necesita de una
cierta organización. El error viene cuando se ve a la propia
congregación como una organización que necesita de estructuras
rígidas para cumplir sus obje vos, cuando en realidad una
congregación necesita ser vista como un organismo, como
personas que crecen juntas y que se apoyan, y que lo que
necesitan son estructuras de soporte que les ayuden en esa labor
mientras recorren el camino en el que Dios les ha puesto.
Consecuencias
Las consecuencias no se harán esperar, porque afectarán todo
desde el primer momento. Algunas de ellas:
El ejemplo de Jesús
El mejor ejemplo de ello lo tenemos en nuestro Señor. Él tenía
una labor que realizar: traernos el mensaje de salvación. Esto
requería tanto una labor a corto plazo (predicaciones, señales,
denuncia, etc.), como una labor a largo plazo (preparación de los
que debían con nuar la tarea, formación, maduración, etc.).
Conclusión
La labor pastoral es una responsabilidad personal, pero en
modo alguno ene por qué ser una labor solitaria. La Biblia nos da
múl ples ejemplos de la importancia del cuidado mutuo y del
trabajo en equipo.
Conclusión
Como ministros, y como vimos en el ejemplo del profeta Elías,
nuestra responsabilidad no se circunscribe solo a la congregación
en la que nos encontremos.
Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su
manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he
hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien,
porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado
vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los
unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como
yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto
os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es
mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas,
bienaventurados seréis si las hiciereis (Juan 13:12-17).
Profesional
Centrado en su Congregación
Ahora bien, ese respeto nunca debe ser un corsé que impida a
la congregación avanzar y adaptarse a las nuevas realidades
sociales; sin que ello suponga, evidentemente, comprometer las
verdades del Evangelio.
La Unción
La Excelencia
El Equipo Fiel
En el caso de Adán fue Eva. Ni Adán sin Eva, ni Eva sin Adán. No
se podría entender la obra del uno sin la otra. Del mismo modo un
ministro necesita ayuda para llevar a cabo la obra de Dios.
Por úl mo, sé una persona leal. Pero no leal a uno u otro líder.
Sé una persona leal a Dios, al Evangelio y a la verdad. Si haces esto
serás un obrero ú l, que con misericordia y jus cia ayudará,
apoyará y corregirá a sus consiervos y que será un verdadero
pastor preocupado por el bienestar de las ovejas de nuestro Señor.
Recuerda que cuando Jesús tomó la toalla para limpiar los pies
de sus discípulos la usó para secar sus pies después de lavarlos, y
no para encubrir la suciedad. No se trata de ocultar el pecado ni
encubrirlo, sino de ayudarnos a mantenernos limpios. Porque, en
caso contrario, no tendremos parte con Cristo en su reino.
Conclusión final
Hasta siempre.
(Auto) Biogra a del Autor
Hola, mi nombre es David Gómez y soy ministro auxiliar de las
Asambleas de Dios de España (FADE), con una amplia trayectoria
de servicio y proveniente de una familia de larga tradición
protestante que se remonta a antes de la Guerra Civil española.
Un saludo