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Defensa del relativismo epistémico

¿Hay una única manera de formar creencias como respuesta ante la evidencia?

Relativista epistémico: No hay hechos epistémicos universales, es decir, los hechos acerca de
cuál creencia está justificada por una determinada pieza de evidencia pueden variar de una
comunidad a otra.

Tesis más débil: No se refiere a los hechos sino a que te lleva a estar justificado a creer algo.

Galileo vs Belarmino

Galileo: Heliocentrismo.

Belarmino: Geocentrismo.

Para Rorty: no hay hecho objetivo alguno acerca de cuál de estos contendientes tiene la razón,
pues no hay hechos absolutos acerca de qué justifica qué cosa. No hay hecho objetivo que
determine cuál de los dos sistemas es el correcto.

Aceptamos el sistema de Galileo y rechazamos el de Belarmino, pero esto solo es una cuestión
de preferencia.

Ojo: Esta concepción relativista propone relativizar sólo aquellos hechos que se refieren a las
creencias justificadas.

Soporte a la tesis de la validez igual.

Los sistemas epistémicos y sus prácticas

Principios de nuestro sistema epistémico (“Moderno occidental”)

Principios generativos: Genera una creencia justificada basándose en algo que no es en sí


mismo una creencia sino un estado perceptivo.

Observación: Para cualquier proposición observacional p, si a un pensador S le parece


visualmente que p, y se cumplen las condiciones circunstanciales D, entonces S está prima
facie justificado en creer que p.

Principio generativo: Genera una creencia justificada basándose en algo que no es en sí mismo
una creencia sino un estado perceptivo.

Principio transmisor: Como pasar desde ciertas creencias justificadas hacia otras creencias
justificadas.

Inferencias deductivamente válidas: Si sus premisas son verdaderas, sus conclusiones también
han de serlo. Ejemplo:

(Modus ponens lluvia) Si S cree justificadamente que lloverá mañana, y cree justificadamente
que si llueve mañana las calles estarán mojadas mañana, entonces S está justificado en creer
que las calles estarán mojadas mañana.
(Principio de eliminación de la conjunción lluvia) Si S cree justificadamente que mañana hará
frío y lloverá, entonces S está justificado en creer que hará frío mañana.

Más generalmente, suscribimos el principio de que todo pensador está justificado en creer en
las consecuencias lógicas obvias de aquellas creencias que está justificado en tener:

Deducción: Si S está justificado en creer que p, y p implica q de manera aceptablemente obvia,


entonces S está justificado en creer que q.

Otro principio que no es deductivo es el de inducción, el cual apela a nuestra experiencia.

Inducción: Si S ha observado de manera suficientemente frecuente que un evento del tipo A ha


sido sucedido por un evento del tipo B, entonces S está justificado en creer que todos los
eventos del tipo A serán sucedidos por eventos del tipo B.

Tomadas en conjunto, la Observación, la Deducción y la Inducción cubren una parte


considerable -si bien no la totalidad- de los principios fundamentales de nuestro sistema
epistémico «posgalileano»

Principio fundamental: Aquellos cuya corrección no puede ser derivada de la corrección de


otros principios epistémicos.

Ejemplo de principio derivado:

Supóngase que al usar algunos de los principios epistémicos ordinarios que he venido
describiendo llego a la conclusión de que Nora es una guía muy fiable acerca de qué música en
vivo se ofrece en Nueva York todas las noches. Cada vez que la he preguntado al respecto, ella
ha demostrado tener a mano toda la información relevante, información que ha resultado ser
siempre exacta, según he podido verificar por la observación y otros métodos.

Basándome en ello, estaría justificado en operar de acuerdo con un nuevo principio


epistémico:

(Nora) Con relación a proposiciones acerca de qué música en vivo se ofrece en Nueva York
todas las noches, si Nora dice que p a S, entonces S está justificado en creer que p.

¿Qué principios fundamentales tienen el sistema de Belarmino?

(Revelación) Para ciertas proposiciones p, incluyendo las proposiciones sobre los cielos, está
justificado prima facie creer que p, si p, según lo que dice la Biblia, es la palabra revelada de
Dios.

Caso de los azande:

(Oráculo) Para ciertas proposiciones p, está prima facie justificado creer que p, si un adivino de
envenenamiento declara que p.

Los azande parecieran manejar una lógica deductiva diferente:

Si x es un brujo, entonces todos los varones que desciendan de x por vía paterna serán brujos;
x es un brujo.

Los azande no aceptan este razonamiento.

Los azande aceptan únicamente que sólo aquellos familiares cercanos que descienden por vía
paterna de un brujo conocido son también brujos.
Defensa del relativismo epistémico:

Asumamos que sistemas que se presentan como alternativas genuinas: Dado cierto rango de
proposiciones y dado un contexto de evidencias invariable, nuestro sistema y los de ellos
producen veredictos mutuamente incompatibles acerca de lo que estamos justificados en
creer.

Argumento:

1. Si hay hechos epistémicos absolutos acerca de qué cosa justifica cuál otra, entonces debería
ser posible tener creencias justificadas sobre ellos.

2. No es posible tener creencias justificadas sobre qué hechos epistémicos absolutos hay.

Luego,

3. No hay hechos epistémicos absolutos. (Antiabsolutismo epistémico).

4. Si no hay hechos epistémicos absolutos, entonces el relativismo epistémico es verdadero.

Luego,

5. El relativismo epistémico es verdadero.

Poner a prueba la solidez del argumento.

Aceptemos la premisa 4.

Lo que debemos evaluar es si es plausible aceptar el antiabsolutismo epistémico.

Verifiquemos (1)

Si hay hechos epistémicos absolutos, deberá ser posible alcanzar creencias justificadas que nos
permitan identificarlos.

Para que esta premisa pueda funcionar, basta con que seamos capaces de conocer tales
hechos en términos aproximados, es decir, que seamos capaces de excluir alternativas
radicalmente distintas, aunque nos asalte la duda cuando las opciones disponibles sean muy
parecidas.

Verifiquemos (2)

No es posible tener creencias justificadas sobre qué hechos epistémicos absolutos hay.

Imaginemos una situación en la que no hay unanimidad en la identificación de los hechos


epistémicos absolutos.

Si aquí estuviera involucrado algún hecho objetivo, deberíamos ser capaces, como ya dijimos,
de dirimir la cuestión de una forma u otra.

Paso 1:

Tales y cuales consideraciones que justifican la teoría copernicana se siguen de los principios
epistémicos generales que suscribimos.

Problema: ¿Por qué pensamos que nuestro sistema epistémico es correcto y el de ellos no?

Paso 2:
Solución:

Demostrar que nuestros principios son superiores.

Problema: Todo argumento que busque hacer debe apelar a un sistema epistémico. ¿Qué
sistema podemos emplear?

Una forma es que nuestros propios principios se pronuncien a favor de su utilización y en


contra del sistema contrario.

Cuando decimos que nuestros principios se pronuncian a favor de ellos, decimos que dichos
principios no se autodestruyen a tomarse en conjunto.

Problema: Puedes tener dos sistemas que cumplan con lo anterior.

Respuesta de Wittgenstein:

1) Aunque hayas logrado demostrar que tu sistema es superior al de tus adversarios, tu


demostración es dialécticarnente inocua: ellos no se habrán dejado convencer, y con
toda razón, pues tu demostración habrá incurrido en una petición de principio. Podrás
haber demostrado algo sustantivo desde tu punto de vista pero no desde el de ellos.

Respuesta del objetivista:

Mi oponente esta desorientado al no aceptar mis argumentos completamente razonables.

2) Nuestro alegato no habría logrado mostrar nada sobre la corrección de nuestro


sistema incluso desde nuestro propio punto de vista, y no sólo desde el punto de vista
de nuestros adversarios.

Es decir:

Si realmente pensamos que nuestra confrontación con un sistema epistémico extraño arroja
serias dudas sobre la validez del nuestro, y que por consiguiente exige justificar genuinamente
este último, ¿cómo podemos pretender realizar esa tarea mostrando que nuestro sistema ha
emitido un veredicto favorable sobre su propia corrección? Si tenemos razones para dudar de
que nuestros principios nos permitan obtener creencias genuinamente justificadas, ¿por qué
habría de tranquilizarnos la posibilidad de avalar estos principios por medio de un argumento
basado en ellos mismos? Pues dudar de esos principios no es, después de todo, otra cosa que
dudar del valor de las creencias a las que llegamos cuando partimos de ellos.

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