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3.

Supuestos y Contradicciones de la Democracia

a. El Gran Ausente en la Democracia moderna es el pueblo.


Aquí se presenta una clara disyuntiva entre lo esencialmente participativo y lo
representativo. Dentro de las democracias modernas, encontramos que, el pueblo es
una herramienta de legitimación y de estética democrática universal. Empero, nunca
esencialmente participativo y activo. Mas bien, una frívola condicionante para
establecer apropiadamente las delimitaciones del statu quo de ésta, la democracia
moderna.

b. La Revolución
En esta ocasión, el divorcio con los estándares de la democracia moderna y liberal,
solamente fue posible con el desligue del pueblo como verdadero partícipe de este
modelo, no cayendo en la mera formalidad burocrática de la representatividad.
Dentro de esta corriente, es posible hallar con suma facilidad, los principios
marxistas y abolicionistas de la institucionalidad, de la propiedad privada y de la
imposición economicista como modelo político colectivista.

c. El Desplazamiento hacia el Estado.


En este último supuesto contradictorio, la burocracia como aparato estatal es una
paradoja clarificada de la legitimización popular democrática en términos
weberianos. No obstante, debe entenderse a la burocratización como un instrumento
transversal independientemente del régimen, ideología o sistema imperante, pues
éste, la burocracia instrumentalizada, no es más que la respuesta de la razón política
moderna, dejando como legado, la artificialidad.

4. Una problematización evidente de la democracia dentro del marco de la globalización, es


la concerniente a que la primera y el capitalismo son complementarias y, por lo tanto,
retroalimentativas. Lo anterior, constituye una contradicción tanto de significados teóricos
como prácticos. A su vez, la arremetida de la democracia como bandera hegemónica
capitalista, impuesta arbitrariamente a otras naciones y culturas ajenas a la agenda
globalista. Una empresa echada a rodar, posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando de
manera irrisoria, académicos y demás, proclaman a todo pulmón el triunfo de la democracia
sobre los totalitarismos. Sin embargo, jamás se cuestionan, bajo ninguna circunstancia y/o
causalidad, que la democracia perfeccionada en el sistema capitalista, es la mayor arma de
desestabilización y dominación de la modernidad globalizante.

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