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Nathalia Hernández Burbano

El cambio climático: un asunto interdisciplinar

Desde la aparición del ser humano se han presentado una serie de cambios importantes a nivel
ambiental y social a lo largo de la historia. La primera forma de asociación de los seres humanos se
conoce como sociedad de cazadores y recolectores, organizaciones nómadas, pequeñas, en las que
no existían jerarquías sociales y cuya economía se basaba principalmente en la caza de animales
salvajes y la recolección de frutos que se encontraban en el entorno. Hace aproximadamente 10.000
años con la domesticación vegetal y animal empezaron a surgir poblados sedentarios pequeños
basados en el autoconsumo aún muy primitivos que con el tiempo crecen, aumentan en número,
complejidad social y económica, surgen jerarquías, desigualdad y con ello empieza el impacto hacia
el medio ambiente [1]. Impacto que se profundiza con el desarrollo tecnológico, la producción a
gran escala y la industrialización en el siglo XIII, donde empieza a surgir la idea de “dominación de
la naturaleza”.

Algunas hipótesis plantean que la vegetación comenzó a tener cambios hace ~4.500 millones de
años cuando aumentaron los poblados sedentarios, lo que implicó el aumento de la agricultura y
ganadería y con ello los fenómenos como la desforestación y la quema de terrenos [2]. Es certero
afirmar que el calentamiento de la atmósfera, del océano y la tierra ha aumentado de manera rápida
y a gran escala por la influencia humana. Además del calentamiento, las actividades humanas han
afectado fenómenos meteorológicos y climáticos a nivel mundial hasta condiciones extremas que
tienen como consecuencia olas de calor, precipitaciones fuertes, sequías, aumento en el nivel del
mar y derretimiento de los glaciales [3].

Estos cambios en el sistema climático no tienen precedentes a lo largo de por lo menos dos mil años,
así, por ejemplo, las concentraciones de gases de efecto invernadero han alcanzado promedios
anuales de 410 ppm para el dióxido de carbono, 1866 ppb para el metano y 332 ppb de óxido
nitroso, en 2019 las concentraciones de 𝐶𝑂2 en la atmósfera fueron mayores que en cualquier
momento desde hace 2 millones de años y las concentraciones de 𝐶𝐻4 y 𝑁2 𝑂 fueron mayores que
en cualquier momento desde hace 800.000 millones de años. Por otro lado, cada una de las últimas
cuatro décadas ha sido cada vez más cálida que la década anterior desde 1850 y la temperatura
global de la superficie ha aumentado más rápidamente desde 1970 que en cualquier otro período
de 50 años durante al menos los últimos 2000 años. El nivel mundial del mar tuvo un aumento de
0,20 m entre 1901 y 2018, lo que quiere decir que ha aumentado más rápidamente desde 1900 que
en cualquier siglo anterior en por lo menos 3000 años, además el calentamiento de los océanos ha
aumentado sin antecedentes desde hace 11.000 años al final de la última transición glacial. Se sabe
que la capa de hielo y de masa glacial fueron la causa principal del aumento del nivel medio del mar
entre 2016 y 2018, entre 2011 y 2020 la zona media anual del hielo marino del Ártico alcanzó su
nivel más bajo desde al menos 1850 y a finales del verano, la zona de hielo marino del Ártico fue
más pequeña que en cualquier otro momento en al menos los últimos 1000 años [3].

Los anteriores cambios climáticos traen consecuencias graves sobre la salud y el bienestar de la
sociedad, pero también sobre el equilibrio del ecosistema y ponen en peligro a la biodiversidad del
planeta. Los niveles de contaminación en el aire influyen en las enfermedades cardiovasculares y
respiratorias, pues aumenta el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas,
derrames cerebrales y cáncer de pulmón, siendo la contaminación del aire uno de los principales
riegos para la salud pública al igual que las temperaturas elevadas, que pueden provocar daño
cerebral irreversible e incluso la muerte [4]. Además de que las condiciones climáticas y la
biodiversidad tienen una relación directa con las enfermedades transmitidas por el agua, insectos y
microorganismos como virus y bacterias pues se pierden los sistemas biológicos que evitan la
dispersión de dichas enfermedades [5]. El cambio climático ha modificado los suelos, los ciclos
biogeoquímicos y ha destruido los hábitats de diferentes especies, lo que ha interrumpido el
equilibrio del ecosistema, del cual también hace parte el ser humano, pero que además lo necesita
para sobrevivir pues es quien lo provee de los bienes y servicios que le permiten tener la calidad de
vida actual [6]. El Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM) como introducción a la serie
Metamorphosis del Intitute of Queer Ecology planteó que “las diferentes formas de vida en la Tierra
están interconectadas desde hace 3.500 millones de años, cuando comenzó la vida; por eso, cada
desastre ecológico y cada extinción, más que una tragedia individual es una pérdida colectiva ante
la que nos debemos unir para la regeneración y lograr así un mundo equitativo y habitable.”

Por otro lado, es importante plantearse cuales son en concreto las actividades humanas que tienen
mayor influencia en la degradación del ecosistema y quienes son los principales generadores de
contaminación, pues el tema del cambio climático abarca más disciplinas que la científica, dado que
son las estructuras sociales, económicas y políticas las que definen en gran parte el estilo de vida
que se ha construido en la actualidad. Estilo de vida que refleja una sociedad antropocéntrica,
patriarcal, excluyente, inconsciente, consumista, desigual, abusiva y violenta. Y es que, aunque
quienes tienen mayor responsabilidad en el cambio climático son los grandes sectores de
producción industrial, las regiones insulares, costeras y montañosas al igual que las poblaciones en
vías de desarrollo y en condiciones de pobreza son las más vulnerables y quienes tendrán mayores
retos a la hora enfrentar las consecuencias producidas por el cambio climático. Por lo que no es
posible hablar de sostenibilidad ambiental sin justicia social.

En conclusión, es urgente realizar un trabajo interdisciplinar que ponga en marcha planes de acción
que contengan y frenen los fenómenos meteorológicos y climáticos que ponen en riesgo la vida y el
bienestar de los seres humanos y de las demás especies que habitan en el planeta. Dicho trabajo
requiere cuestionarse, incomodarse y cambiar las estructuras y ritmos de vida actuales, lo cual
implica sociedades más empáticas, incluyentes y equitativas en las que se tengan en cuenta los
diferentes saberes y maneras de ser, pensar y sentir para que sean escuchadas y puedan aportar a
la edificación de nuevas formas de co-habitar en el planeta.

Bibliografía

[1] FUNDACIÓN PALARQ. (10 de 01 de 2022). De cazadores-recolectores nómadas a


agricultores y ganaderos sedentarios. Obtenido de https://fundacionpalarq.com/de-
cazadores-recolectores-nomadas-a-agricultores-y-ganaderos-sedentarios/

[2] Hodges, G. (2021). Los efectos de la actividad humana sobre la Tierra habrían sido más
drásticos y comenzado mucho antes de lo que se creía. National Geographic.

[3] IPCC, 2021: Summary for Policymakers. In: Climate Change 2021: The Physical Science Basis.
Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental
Panel on Climate Change [Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S.
Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R.
Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.)]. In Press.
[4] Organización Mundial de la Salud. (10 de 01 de 2022). Cambio climático y salud. Obtenido
de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/climate-change-and-health

[5] Jiménez, G. (2021). Biodiversidad y salud humana. PESQUISA Javeriana.

[6] Martín, B., Gonzáles, J., Díaz, S., Castro, I., & García, M. (2007). Biodiversidad y bienestar
humano: el papel de la diversidad funcional. Ecosistemas, 69-80.

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