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Año lV - Nº 1

 
 
Editorial

En segundo término, sumándonos al Homenaje por el 150ª Aniversario del nacimiento de


Sigmund Freud,  incluimos  el artículo Sigmund Freud vuelve al diván que sitúa la actitud
ambivalente del Estado y Comunidad Austríaca frente al acontecimiento, la actualidad
del antisemitismo y la dimensión política de la clínica psicoanalítica, hechos de los
cuales en ocasiones no están advertidos los propios psicoanalistas. En este punto este
texto confluye con el anterior, cuando precisamente Bejla nos dice Esta película es un
homenaje al esfuerzo por rescatar la verdad y el deseo que va a contracorriente de las
políticas globalizadas en la actualidad, tanto de sus dirigentes al mando como de las
nuevas terapéuticas en medicina, de los lazos entre humanos, las neurociencias y
porqué no, de las nuevas orientaciones psicológicas.  

Nota aparecida el día domingo 8 de enero de 2006, en el diario español El


País, en el suplemento Cultura y difundida por la lista electrónica elp-
debates.
 

REPORTAJE

Sigmund Freud vuelve al diván

Viena celebra los 150 años del nacimiento del fundador del psicoanálisis
con un amplio programa

Viena celebra el 150º aniversario del neurólogo, psiquiatra, escritor y


fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud (1856-1939), con una serie de
conferencias, cine, lecturas, simposios y una exposición que pone de
relieve el diván como icono de una corriente de pensamiento que
revolucionó la percepción del ser humano en el siglo XX. Es un dicho
popular en Viena que "no es casualidad que a Freud se le ocurrieran todas
esas cosas aquí". La misma ciudad que despreciara a Freud por transgresor
y lo repudiara por judío prepara un programa de actividades sobre el
pensamiento freudiano, con sus aspectos más polémicos y su dimensión

literaria, como ha destacado la premio Nobel Elfriede Jelinek     

JULIETA RUDICH  -  Viena


EL PAIS -Cultura- 08-01-2006
El lugar de la desesperación
 
El humus fértil para el surgimiento del psicoanálisis en Viena fueron los desgarres
del fin de siglo, vividos en el ambiente represivo de una monarquía en decadencia
que predicaba moral mientras sembraba brutalidad y que llevarían al
desmoronamiento de la sociedad en dos guerras mundiales.

A esto se suma, según el escritor Robert Schindel, que "Sigmund Freud era vástago
de un pueblo, el judío, a caballo entre una realidad medieval y la emancipación, y
en la ilustración veía él la oportunidad de dar un gran salto en su propia biografía".
Muchos le criticaron más tarde por su intento de adaptar sus ideas a un entorno
muy estrecho. El dilema del autor de La interpretación de los sueños (1900) era
que "llevaba una vida de burgués convencional y le asustaban sus propios
descubrimientos. Fue revolucionario contra su propia voluntad", dijo Schindel.

Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, en la región de Moravia -


por aquel entonces parte del Imperio Austrohúngaro y ahora de la República
Checa-, pero ya a los tres años se trasladó con su familia a la capital austriaca,
donde estudió, desarrolló contra viento y marea sus hipótesis de la libido y del
inconsciente, practicó con pacientes, escribió trabajos clínicos y ensayos filosóficos
y formó a sus discípulos, hasta que la amenaza nacionalsocialista le obligó a huir en
1938 a Londres, donde falleció al año siguiente. Sus cuatro hermanas, deportadas
por los nazis, murieron en campos de concentración. En su autobiografía Freud ya
anotaba que sus ideas tenían mejor recepción en Estados Unidos, Suiza o Francia
que en Viena, la cual ocupaba, según él, un lugar "excéntrico" en Europa.

Ahora, la ciudad que otrora despreciara a Freud por transgresor y lo repudiara por
judío, y que hasta hoy no le ha dedicado más monumento que un busto en el
recinto universitario y una lápida casi escondida en un claro de los Bosques de
Viena, se dispone a celebrar el 150º aniversario de su nacimiento. Lo hará con
exposiciones, conferencias sobre temas como "psicología y violencia", con lecturas
en público, publicaciones, cine de referencia freudiana y otras manifestaciones
culturales. Y dadas las coincidencias de la vida, estos actos se verán eclipsados por
las pomposas conmemoraciones del 250º aniversario Mozart.

Un simposio organizado por la Fundación Sigmund Freud y el Instituto Da Ponte


intentará vincular a los dos genios, para tratar de las dinámicas conscientes e
inconscientes en la ópera de Mozart Don Giovanni. La exposición más destacada
llevará por título El diván. Sobre el pensar acostado y podrá visitarse del 4 de mayo
al 29 de octubre en el antiguo apartamento y consultorio del psicoanalista en la
calle Berggasse 19, desde 1971 convertido en Museo Sigmund Freud por iniciativa
de una fundación privada. A través de la perspectiva del diván se pueden
vislumbrar la trayectoria, el entorno, las deducciones y las repercusiones de Freud
hasta llegar a la actualidad, en que el psicoanálisis vuelve a ser, una vez más, muy
cuestionado.

No obstante, no ha tenido mucho eco en Austria la polémica suscitada por la


publicación en París, el pasado verano, del Libro negro del psicoanálisis, en el que
el autor, Serge Tisseron, defensor de la línea cognitivista y conductista, acusa a
Freud de farsante. Según explicó la comisaria de esta exposición, Lydia Marinelli,
"aquí no han estallado las feroces guerras contra Freud como en EE UU y otros
lados. Pero es que en Viena ni siquiera se plantea el debate, dado que, después de
la II Guerra Mundial, tampoco ha renacido el ímpetu investigador que caracterizó al
maestro del inconsciente. Los círculos psicoanalíticos se dedican más a recordar y
conservar que a explorar. Quizás por excesiva precaución, porque ven en Freud un
subcapítulo del Holocausto".

La dictadura nacionalsocialista, que arremetió contra todo pensamiento crítico e


ilustrado, obstruyó el desarrollo del pensamiento freudiano. Hasta hoy se perciben
las repercusiones, ya sea en la falta de amplitud de esta corriente como en el
desconocimiento del alcance cultural y político que en otros lugares se le ha dado a
la crítica freudiana de la civilización, que se destaca en su ensayo Del malestar en
la cultura.

Pero sobre todo llama la atención que en esta ciudad que vio nacer el psicoanálisis
no exista hasta hoy la docencia psicoanalítica en las universidades. "Es grotesco",
dijo el filósofo Robert Pfaller, miembro de un comité que desde 2003 intenta
establecer el psicoanálisis en la Universidad de Viena. "Hasta ahora hemos
encontrado muy poco interés".

El presidente de Austria, Heinz Fischer, socialdemócrata, ha asumido el patrocinio


de la celebración de Freud, al que admira también como escritor. A Elfriede Jelinek,
premio Nobel, le gusta el estilo literario de Freud, a quien considera, junto con
Nietzsche, uno de los más grandes estilistas de la lengua alemana. El mismo Freud
admitía que se emocionaba al notar que "los historiales clínicos que escribo se leen
como novelas".

El lugar de la desesperación

La historiadora Lydia Marinelli, comisaria de la exposición El diván. Sobre el pensar


acostado, explica que, después de escuchar a sus pacientes, Freud percibió que el
diván era "el lugar del desplome". Ellas, sus primeras pacientes histéricas,
provenientes de la alta burguesía, solían tener un elegante diván en el salón, sillón
de evocación erótica sobre el que aprendían a sentarse según los buenos modales
de la época para no parecer indecentes. Pero era también sobre el diván donde, a
solas, se desplomaban llorando, desesperadas, cuando estaban en crisis. En un
principio, el padre del psicoanálisis ya usaba este mueble para el tratamiento
mediante hipnosis. No suponía nada peculiar, ya que en los consultorios médicos
del siglo XIX era normal encontrar un diván cubierto de tapices orientales como el
que más tarde usó Freud. Una costumbre que la medicina eliminó cuando surgió el
miedo a las bacterias. El pionero de la "cura de descanso" fue, hacia 1870, en EE
UU, el precursor de la neurología Silas Weir Mitchell (1829-1914). La inmovilización
en posición horizontal se empezó a aplicar en muchos países para tratar la
neurastenia, pero numerosos expertos la consideraban arriesgada porque,
acostado, el paciente podía perderse fácilmente en fantasías. Precisamente esas
fantasías tan temidas fueron las libres asociaciones que Freud apreció como
material para explorar la psique. No tardó mucho el diván en convertirse en icono
de lo freudiano. Y sirvió de promoción del psicoanálisis dada su fácil representación
visual, muy bien reciclada por Hollywood y por caricaturistas. La muestra
presentará en este contexto también algunos cuadros de pintores surrealistas. En
una serie de entrevistas con psicoanalistas se intentará averiguar cuán
indispensable puede ser el diván, dado que muchos consideran que es un distintivo
del psicoanálisis en comparación con otro tipo de terapias. "Las respuestas son muy
variadas. Tenemos expertos muy fieles al diván y otros que lo rechazan por
contraproducente. Así, la exposición se deriva ya sea hacia una crítica al
psicoanálisis clásico como hacia una defensa de éste".

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